Post on 09-Mar-2021
MISIONEROS VICENTINOS
150 AÑOS EN COLOMBIA 1870-2020
MISIÓN EN GUATEQUE, BOYACÁ
Julio 7-14 de 2019
OBJETIVO “Honrar a Dios, a la Virgen y a la tierra boyacense por las
vocaciones que ha dado a la Provincia a lo largo de los 150
años de la presencia misionera en Colombia, por medio de la
misión en la Diócesis de Garagoa, compartiendo la
Espiritualidad Vicentina, en la parroquia San José de
Guateque”
TEMAS:
• Lunes 8 María servidora de Jesús y de su pueblo.
• Martes 9 María servidora de la Iglesia.
• Miércoles 10 María mediadora.
• Jueves 11 María abierta al futuro.
• Viernes 12 María la perfecta creyente.
• Sábado 13 María discípula que se abre a la Palabra.
HORARIO
6.00 a.m. Rosario, Viacrucis…(opcional)
7.00 a.m. Oración. Preparación de la Eucaristía y del tema
8.00 a.m. Desayuno
9.00-10.30 a.m. Catequesis
9.00-12.30 p.m. Visitas domiciliarias
12.30 p.m. Almuerzo y descanso
2.30 – 4.30 p.m. Visitas domiciliarias
5.30 p.m. Cena
6.30 – 9.30 p.m. Rosario, Eucaristía, Asamblea familiar para
tratar el tema
Que al culminar la misión:
- Se han identificado líderes que animen la vida espiritual de la
comunidad dentro del plan diocesano de evangelización, SINE.
- La comunidad parroquial ha conocido y valorado la
Espiritualidad Vicentina (Procurar dejar organizada alguna rama
laical de la Familia Vicentina).
- Se ha fortalecido la devoción mariana en la parroquia.
María servidora de la Iglesia
Págs. 23 - 26
CANTO: Madre del Salvador.
LECTURA BÍBLICA: Lc 1, 26-38; 2, 1-19.
ANÁLISIS POR GRUPOS
1. ¿Qué ideas falsas ha escuchado Ud., con relación a la Virgen
María?
2. ¿Qué pasajes del Evangelio (otros fuera de la lectura) nos
muestran a María sirviendo a Jesús?
3. ¿Qué enseñanza nos deja María como servidora de Jesús?
PLENARIA: Para hacer la síntesis del trabajo en grupos.
ORIENTACIONES PARA EL MODERADOR
1. María, Servidora de Jesús en el Nacimiento.
⎯ En la Virgen María hay que referirlo todo a Cristo (M.C. 25), y
esta referencia o subordinación contribuirá a hacer más sólida y
auténtica la devoción hacia la Madre de Jesús (L.G. 67).
⎯ Todo depende de Cristo pues con miras a El, Dios Padre,
desde toda eternidad eligió a María como Madre del Redentor
del mundo (M.C. 25; L.G. 52-55).
⎯ “Alégrate, tú, llena de gracia” (Lc, 1.28). Ese estar “llena de
gracia” corresponde en María a su servicio de Madre de Dios,
asociada a la salvación. Y el que honra a la “llena de gracia”
está honrando y apreciando en sí mismo el estado de gracia, es
decir, la presencia amistosa y liberadora de Dios que trans-
forma al hombre.
⎯ Es toda la vida de María la que se compromete a la obra
salvífica de Cristo (L.G. 57). Y lo específico de su maternal ser-
vicio es que, nacido de la Virgen María, Jesús se hizo verda-
deramente uno de los nuestros, semejante en todo a nosotros,
menos en el pecado (Hb 4,15; G.S. 22).
⎯ María no es un instrumento pasivo, sino que coopera activa-
mente con su fe y obediencia: “He aquí la esclava del Señor,
hágase en mí según tu palabra” (Lc 1,38). Es la esclava servidora
(M.C. 35).
⎯ El sí de María es para todos los cristianos lección y ejemplo
para hacer de la obediencia al Plan del Padre un camino y medio
de santificación personal (M.C. 21).
⎯ Al aceptar el mensaje divino, María se convierte en Madre de
Jesús, en la mujer que contribuye a la vida, en la “madre de los
vivientes”. (San Epifanio L.G. 56).
2. María, servidora de Jesús en la vida oculta.
— Después del nacimiento de Jesús el servicio maternal de María
fue el de consagración total a las necesidades de su Hijo que
“crecía y se iba haciendo hombre” (Lc 2,52). Fue presencia de
sacrificio ante el misterioso desarrollo de la vocación de su Hijo.
— Con José huyeron a Egipto para liberarse de la crueldad de
Herodes (Mt 2,14).
— De retorno a Nazaret compartieron los tres la realidad de una vida
pobre y oculta (Mt 2,23; Lc 2, 51-52). La humildad de una vida
común y corriente, de gente de pueblo, de familia de obreros. Fue
la, gran escuela en donde quiso Jesús prepararse para su misión
y María se constituyó en silenciosa servidora de tal designio.
— Cuando Jesús llegó a la edad en que cada cual comprende quién
es, tomó independientemente una decisión (Lc 2, 43-50) que
inicialmente recibieron con sorpresa sus padres, pero que luego
reconocieron y respetaron.
— A partir de entonces y a lo largo de 30 años se corre una valiosa
etapa en la vida de María: asimila el mensaje de su Hijo y lo
vive; el recuerdo de tantas experiencias a su lado (Lc 2,51) la
perfecciona y define para una actitud que le será muy peculiar
hasta la cruz y que leemos entre líneas en el Evangelio: es la
presencia dulce y silenciosa al lado de su Hijo. Su fe iba en
aumento constante. Su conocimiento y penetración, siempre
renovados, de los misterios de su Hijo la llenaban de alegría.
— Bienaventurada María que, guiada por el magisterio del Espíritu
que la invadía, se sometió siempre y en todo a las exigencias de
su Hijo y nos enseñó a entrar en el templo de nuestro propio
corazón para estar atentos a las insinuaciones internas de la
sabiduría, hija de la fe, y conformarnos a ellas.
3. María, Servidora de Jesús en la Cruz. ...
— “Junto a la cruz de Jesús estaba su Madre” (Jn 19,25). Así se
colocaba la vida de María en el centro del misterio pascual y se
constituía modelo y origen de nuestra esperanza en la gloria.
— Así avanzó María en la peregrinación de la fe y mantuvo fiel-
mente su unión con el Hijo, hasta la cruz... asociándose a su
sacrificio, consintiendo amorosamente en la inmolación de la
víctima que Ella misma había engendrado (L.G. 58).
— La unión de la Madre con el Hijo... alcanza su culminación en el
calvario, donde María se asoció con ánimo materno al sacrificio
de su Hijo (M.C. 20).
— Por haber cooperado con su amor (L.G. 53) en el momento en
que del corazón traspasado de Cristo nacía la familia de los
redimidos, (P. 287) se une luego como Madre a nosotros (Jn 19,
26-27).
— Y viene aquí lo incomprensible de gestos que se repiten: en Belén
María tiene en sus brazos a su Divino Hijo lleno de vida, en
actitud de ofrecerlo como primicia de nueva vida para el hombre.
Al pie de la cruz la insensatez del mismo hombre se lo devuelve
y ella lo recibe en sus brazos, pero ya muerto.
ORACIÓN DEL SESQUICENTENARIO
CANTO FINAL: Madre mía que estás en los cielos.
María servidora de Jesús y de su pueblo
Págs. 16 – 22
CANTO: Santa María del camino; Madre de todos los hombres.
LECTURA BÍBLICA: Lc 1, 39-56; Jn 2, 1-12; Hch 1, 12-14.
ANÁLISIS POR GRUPOS:
1. ¿Dé ejemplos de que María sí se interesaba por su pueblo?
2. ¿Cómo podemos demostrar que María estuvo de parte de los
pobres y oprimidos?
3. ¿Qué enseñanzas podemos sacar de las relaciones humanas que
vivió María?
4. Algunos grupos cristianos, no católicos, rechazan la devoción a
María. ¿A qué cree Ud. que se deba este rechazo?
5. ¿Si acabáramos con la devoción a la Virgen, qué podría suceder
en la Iglesia?
6. ¿Qué enseñanza nos da María como Madre de la Iglesia?
PLENARIA: Para hacer la síntesis del trabajo en grupos.
ORIENTACIONES PARA EL MODERADOR
— La gloria de María “Ennoblece a todo el género humano... María
es de nuestra raza, verdadera hija de Eva... y verdadera hermana
nuestra, que ha compartido en todo, como mujer humilde y
pobre, nuestra condición”. (M.C. 56).
⎯ Este valor pastoral del culto a la Virgen nos lo expresa con
hermosa discreción y reverencia el Evangelio en textos que
conocemos de sobra y en donde la sencillez se identifica con
naturalidad y sentido humano:
⎯ Lucas (1, 26-27) nos presenta a una mujer del pueblo: “Dios
envió al ángel donde una joven virgen que vivía en una ciudad
de Galilea, llamada Nazaret y que era prometida de José, de la
familia de David...”
⎯ Y lo importante que tiene para comentar luego (Lc 1, 39-56) es
su encuentro con otra mujer del pueblo: “María partió apre-
suradamente a una ciudad de Judá en la región montañosa.
Entró a la casa de Zacarías y saludó a Isabel... María se quedó
cerca de tres meses con Isabel y después volvió a su casa”.
⎯ Sin pensar en un momento que este salir hacia los demás
interrumpiera la contemplación de los misterios salvíficos que
en ella se estaban obrando, María se acerca a su prima Isabel
para brindarle su oportuno servicio: quien está llena de Dios por
la humildad, el recogimiento y el amor tiene siempre algo y
mucho que dar a los demás como servicio.
⎯ San Juan (2, 1-5) nos narra un hecho significativo que hoy
llenaría las páginas sociales en nuestros modernos medios de
comunicación: “Se celebraron unas bodas en Caná de Galilea.
La Madre de Jesús se hallaba allí. También fue invitado a las
bodas Jesús con sus discípulos... El vino se acabó y la Madre de
Jesús le dijo: ¡no tienen vino! Jesús respondió: mujer, tú no
piensas como yo. Todavía no ha llegado mi hora”.
⎯ Definitivamente María es una magnífica vecina, en su pueblo,
en la comarca, por su afabilidad, complacencia, espíritu de
colaboración y servicio: acepta invitaciones, comparte alegrías,
se mezcla con su pueblo, contribuye con lo que puede y como
puede... Nazaret es el hogar abierto... se rompen ciertos es-
quemas de vida familiar para ir en busca de los demás. No se
piensa solo en lo propio y personal sino también en lo ajeno y
comunitario.
⎯ He aquí una actitud de María ante los demás decididamente
abierta, liberadora, en busca de soluciones cuando afloran los
problemas. No solo ve, descubre o denuncia, sino que, por
sentirse comprometida con la comunidad en la que vive y en
condiciones de responsabilidad para determinarse y tomar de-
cisiones, interviene.
⎯ ¿Y nosotros?... ¿fomentamos el amor, la fraternidad?... ¿Es-
tamos dispuestos a servir con sacrificio personal y sin esperar
recompensa?... Nos sentimos decididamente comprometidos en
la liberación cristiana de nuestro pueblo (ignorancia, miseria,
injusticia...).
⎯ “Ahora, cuando nuestra Iglesia Latinoamericana quiere dar un
nuevo paso de fidelidad a su Señor, miramos la figura viviente
de María. Ella nos enseña que la virginidad es un don exclusivo
a Jesucristo, en que la fe, la pobreza y la obediencia al Señor se
hacen fecundas por la acción del Espíritu. La virginidad
maternal de María conjuga en el misterio de la Iglesia esas dos
realidades: toda de Cristo y con El, toda servidora de los
hombres. Silencio, contemplación y adoración, que originan la
más generosa respuesta al envío, la más fecunda
Evangelización de los pueblos” (P. 294).
— “Pablo VI señala la amplitud del servicio de María con palabras
que tienen un eco muy actual en nuestro continente: Ella es “una
mujer fuerte que conoció la pobreza y el sufrimiento, la huida y
el exilio (cf. Mt. 2, 13-23): situaciones estas que no pueden
escapar a la atención de quien quiere secundar con espíritu
evangélico las energías liberadoras del hombre y de la sociedad.
Se presentará María como mujer que con su acción favoreció la
fe de la comunidad apostólica en Cristo. (Cf. Jn 2, 1-12) y cuya
función maternal se dilató, asumiendo sobre el calvario
dimensiones universales” (M.C. 37) (P. 302).
El gran servicio de María a la Iglesia tiene su fuente en el misterio
del verbo Encarnado (L.G. 54-60) y el principal agente de este
misterioso servicio es el Espíritu Santo con su intervención
santificadora, (L.G. 56).
1. María, Madre de la Iglesia.
— “Para gloria de la Virgen María y consuelo nuestro proclamamos
a María Santísima MADRE DE LA IGLESIA, es decir, Madre
de todo el Pueblo de Dios” (Pablo VI, 21 Nov. 1964).
— Cristo quiso que su Madre estuviera muy unida a Él para la obra
de nuestra salvación.
— María, como Madre de Cristo, es Madre también de los fieles y
de los pastores, es decir de la Iglesia. “El pueblo sabe que
encuentra a María en la Iglesia católica” (P. 284). Ella “el gran
signo del rostro maternal y misericordioso de la cercanía del
Padre y de Cristo” (P. 282).
2. El Espíritu Santo en María.
— “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te
cubrirá con su sombra” (Lc 1,35).
— De El brotó como de un manantial la plenitud de la gracia y la
abundancia de dones que adornaron a María (Lc 1, 28).
— Es obra del Espíritu Santo lo que ha engendrado Ella (Mt 1, 18-
20) El Espíritu le dio fuerza y vigor para mantenerse fiel en su
singular vocación... El dio sagrada unción a sus labios y a su
corazón para propiciar la prodigiosa fecundidad de la Iglesia.
— “En las primeras comunidades de la Iglesia, los discípulos de
Jesús perseveraban en la oración y con un mismo Espíritu, en
compañía de María la Madre de Jesús”. (Hechos 1,14).
— Conviviendo con estos grupos, María tiene la experiencia, con
los apóstoles, de la venida del Espíritu Santo. “Cuando llegó el
día de Pentecostés estaban todos reunidos en un mismo lugar... y
quedaron llenos del Espíritu Santo” (Hch 2, 1-14).
— Mientras se obra el prodigio de un lenguaje universal al alcance
de todas las personas y que hace posible la comunicación total de
Dios con los hombres, y mientras se cumple el anuncio valeroso
del Evangelio por parte de los apóstoles, todas las esperanzas
mañanas hallan su confirmación. María adquiere una nueva
comprensión de Dios y del servicio que debe cumplir con los
hombres.
— Se establecen nuevos niveles en el conocimiento de Dios, pero
también en el conocimiento de los hombres y de sus apremiantes
necesidades.
— María, con la fuerza del Espíritu Santo, asume las mismas
inseguridades de los primeros cristianos, siempre perseguidos,
siempre valerosos en su fe.
3. El Espíritu Santo a través de María.
— María se constituye en servidora incondicional de una Iglesia que
empieza a crecer, a desarrollarse y que lucha por su liberación,
dentro de una sociedad que rechaza a Jesús.
— María valiosa alternativa en el seguimiento de Jesús. “María
modelo perfecto del cristiano, imagen ideal de la Iglesia” (P.
285). María será la madre educadora de la Fe (L.G. 63).
— No se puede hablar de la Iglesia si no está presente María (M.C.
28)... Se trata de una presencia femenina que crea el ambiente
familiar, la voluntad de acogida, el amor y el respeto por la vida
(P. 291).
— María, Madre, despierta el corazón filial que duerme en cada
hombre. En esta forma nos lleva a desarrollar la vida del Bau-
tismo por el cual fuimos hechos hijos. Simultáneamente ese
carisma maternal hace crecer en nosotros la fraternidad. Así
María hace que la Iglesia se sienta familia (P. 295).
— “Esta es la hora de María, tiempo de un nuevo Pentecostés que
ella preside con su oración, cuando, bajo el influjo del Espíritu
Santo, inicia la Iglesia un nuevo tramo en su peregrinar. Que
María sea en este camino “Estrella de la Evangelización siempre
renovada”. (EN 81 P. 303).
4. ¿Y el Espíritu Santo en nosotros?
— ¡El Espíritu Santo, su persona, su obra... una de las realidades
grandes de nuestra fe, en la que pensamos tan poco!
— Él nos dará la prontitud que tuvo María para el servicio... Esa
capacidad suya de orar con humildad y fervor: “Celebra todo mi
ser la grandeza del Señor...” (Lc 1, 46-55).
— El Espíritu Santo nos infundirá sentimientos nobles que pare-
cerán extravagancia al ojo mundano o cosa fuera de la realidad:
castidad, generosidad, amor, prudencia y entrega total.
ORACIÓN DEL SESQUICENTENARIO
CANTO FINAL: Oh María tu amparo; María tú eres mi madre.
María mediadora
Págs. 33 – 35
La Santísima Virgen siempre está ubicada en una posición
intermedia entre Dios y nosotros para interceder por nosotros ante
el Señor y para ofrecerle lo que nosotros valemos y podemos
presentarle. En la Medalla se nos presenta esa mediación ascendente
figurada por el globo que tiene María en sus Manos, en la actitud
que llamamos de la Virgen poderosa, Virgo Potens; y la mediación
descendente figurada por los rayos que de sus manos bajan sobre el
globo terráqueo ubicado bajo sus pies. Este es el contenido que hoy
vamos a analizar en la Medalla y que nos dará tema para nuestro
estudio y reflexión.
CANTO: Santa María de la Esperanza.
EVANGELIO. Jn 2, 1-11.
MONICIÓN: En este Evangelio se nos presenta a María como
aquella que se atreve, ante la cortedad de los
dueños de casa y su ignorancia del poder de Jesús, a solicitar de este
el primer milagro en bien de una familia. Es
un momento humanamente muy expresivo y espiritualmente clave
en la vida de María, este del ejercicio activo
de su mediación entre su Hijo y nosotros.
ANÁLISIS POR GRUPOS:
1. Comentar la presentación de la mediación de María en la
Medalla: mediación ascendente, mediación descendente.
2. ¿Hemos tenido nosotros alguna certeza o precisión del cuidado
y presencia de María en alguna situación difícil de alguna
persona?
3. ¿Qué actitudes nos pide a nosotros esa capacidad mediadora de
María entre nuestras situaciones y el poder de su Divino Hijo?
PLENARIA: Para hacer la síntesis del trabajo en grupos.
— La devoción a María no es únicamente para pedirle favores y
gracias, sino para entregar por ella y con ella la vida al servicio
de Dios. Pero también están abiertos los caudales divinos de las
gracias y favores en beneficio de quienes los necesitan y los
imploran humildemente.
— La mediación de María en la Medalla Milagrosa es una de
aquellas verdades importantes del dogma católico que se per-
ciben a través de imágenes o signos en el contenido de la
Medalla: el globo que la Virgen presenta a Dios expresa muy
bien lo que nosotros somos, lo que necesitamos, y cómo todo se
lo queremos presentar y decir al Señor por medio de María. Y
los rayos que descienden sobre el mundo a partir de sus manos
benditas nos hablan de la presencia suplicante de María sobre
cada uno de nosotros, sobre cada situación nacional
o local.
— En la vida de Catalina Labouré la Virgen se mostró por demás
solícita de su vidente y de las personas que la rodeaban y de las
que tenían cierta importancia para el país y la Iglesia: el Rey, el
arzobispo de París. O sea que en la historia de la Medalla
tenemos un capítulo muy interesante de esa solicitud cuidadosa
y maternal de la Virgen por las personas.
— La situación social de los países es especialmente un terreno al
cual es sensible la Madre de Dios: las mayorías abandonadas y
sufrientes tienen un lugar especial en su corazón. Nuestro
corazón debe volverse como el de Ella y en pos de sus rayos
luminosos a iluminar y calentar esos rincones tenebrosos de
nuestro mundo latinoamericano.
— En la historia de muchos países se leen datos sobre la protec-
ción especialísima de María con respecto a una nación o grupo
humano. Por eso hay tantos países especialmente consagrados a
la Madre de Dios y dedicados públicamente a agradecer los
beneficios de su celeste protección.
ORACIÓN DEL SESQUICENTENARIO
INVOCACIONES
— Concédenos, Señor, por mediación de tu Madre, las gracias de
que tenemos necesidad en este momento.
Todos: Escúchanos Señor
— Acoge, Señor las ofrendas y dones espirituales que en este mo-
mento te dirigimos por mediación de María.
— Bendice, Señor, a nuestros gobernantes y hazlos esforzados y
prudentes defensores de los derechos humanos.
— Conserva, Señor, en el amor y en el mutuo servicio a los es-
posos cristianos.
— Que nuestras juventudes hallen, Señor, en la devoción a tu
Madre, el camino hacia un porvenir más libre y esplendoroso.
CANTO FINAL: Reina de Colombia.
María abierta al futuro
Págs. 36 – 38
Las apariciones del santuario de la Rué du Bac, en París, son una
puerta abierta al futuro. La Virgen no viene a llorar tiempos pasados
sino a hacer un juicio del presente y a exhortar para que se abran al
porvenir con confianza y con desenvoltura. Ella confía plenamente
en su Divino Hijo y confía también en los hombres, en estos
mortales a quienes Ella ama tanto y por quienes se ocupa de
comunicarse con Catalina. La Virgen en sus apariciones le habla a
Santa Catalina acerca del futuro y le plantea planes para el mismo
en una visión confiada y optimista del porvenir, que nosotros
debemos percibir y analizar en esta reunión.
CANTO: María tú que velas junto a mí.
EVANGELIO: Lc 1, 46-55
MONICIÓN: Maravilloso nos resulta a nosotros, tan pesimistas con
respecto al futuro escuchar a María que lo ve sonriente y abierto a
la alabanza del señor: “Me llamarán bienaventurada todas las
generaciones porque hizo en mí cosas grandes el Todopoderoso”.
Dejémonos impregnar de la confianza en el Señor que respira este
cántico.
ANÁLISIS POR GRUPOS:
1. ¿Qué visión del futuro tiene el Magnificat?
2. ¿Qué visión del futuro tiene la Medalla Milagrosa?
3. ¿Qué visión del futuro tenemos nosotros en nuestro modo de
valorar las cosas, de juzgarlas, de comportamos?
PLENARIA: Para hacer la síntesis del trabajo en grupos.
— En el Magnificat hallamos nosotros una proyección muy per-
sonal de María en el futuro, en su futuro: “Me llamarán biena-
venturada todas las generaciones”... Pero también hallamos allí
una proyección altruista de María cuando ella piensa en la
misericordia de Dios que se despliega de generación en gene-
ración sobre todos los que lo temen, y cuando su visión optimista
se refiere a Abraham y su descendencia por los siglos. Es una
perspectiva plenamente equilibrada la de María.
— Desde su santuario de la Rué du Bac María ha sido plenamente
fiel a las promesas de acogida que ofreció a Sor Catalina: a lo
largo de este siglo y medio la Virgen ha atendido y acogido allí
a cuantos han acudido con fe a implorarla y en todos los rincones
del mundo ha escuchado las preces de quienes por medio de la
Medalla se sienten atraídos a su devoción.
— Nuestro planteamiento del futuro tiene que ser optimista, apo-
yado en María nuestra Reina Celestial y en su Medalla, como
prenda de sus gracias y favores. Somos hijos en manos de una
Madre maravillosa que no nos abandonará jamás.
— La Iglesia es muy amada por el corazón inmaculado de María: en
su jerarquía y en sus fieles laicos Ella está en su corazón y recibe
de él un aliento y un calor muy particular para que cumpla su
misión alentadora y vivificante en el seno de los pueblos.
INVOCACIONES
— María, tu que anduviste siempre abierta al futuro y confiada en la
gracia de Dios, ayúdanos a imitarte en esta actitud de veras
cristiana.
Todos: Madre de misericordia, escúchanos.
— Ayúdanos, oh Madre, a discernir en el presente los valores y los
desvalores en la edificación del Reino de Dios.
— Danos tu equilibrio y tu luz, oh María, para discernir en el
presente los valores del reino y poderlos construir eficazmente.
— Concédenos, oh Madre, la gracia de tener siempre la mirada del
espíritu proyectada al futuro, esperando siempre con tu ayuda
mejorar para tu servicio y tu gloria.
— No permitas, Oh Madre, que decaigamos o nos desanimemos en
nuestro empeño de mejorar y progresar; antes bien apóyanos
siempre en nuestro ánimo de progreso y de triunfo.
CANTO FINAL: Alégrate Hija de Sión.
María la perfecta creyente
Págs. 40 – 42
CANTO: Madre de los pobres.
LECTURA BÍBLICA: Lc 1, 34-46.
ANÁLISIS POR GRUPOS:
1. ¿Para Ud. qué es un creyente?
2. ¿Cómo se debe entender hoy la fe?
3. Trate de describir los valores que reconozca en la fe de María.
PLENARIA: Para hacer la síntesis del trabajo en grupos. Para
confrontar con lo que piensa la Asamblea.
⎯ Cuando decimos que María es la “perfecta creyente” estamos
afirmando que Ella es la criatura (después de Jesús) que de una
manera más perfecta dio en su vida y con su vida la respuesta
más clara al plan de Dios.
⎯ Después de la Anunciación, cuando María va presurosa a servir
a su prima Isabel, esta, llena del Espíritu Santo exclamó “Feliz
la que ha creído que se cumplirán las cosas que fueron dichas de
parte del Señor” (Lc 1,45) “Feliz la que ha creído” es uno de los
más claros elogios a María y la explicación de por qué Dios la
hizo bendita entre las mujeres (Lc 1,42).
⎯ Porque María era “la perfecta creyente” Dios la escogió para ser
su Madre y nuestra Madre. Por eso se dice que María antes de
engendrar a su Hijo en su carne, ya lo había engendrado en su
espíritu por la fe
⎯ María vive su vida en la cotidianidad y el anonimato, pero su
vida de verdad y de amor, de servicio y de responsabilidad,
expresan “su fe práctica, su fe viva”.
⎯ No tenemos muchos datos en los Evangelios sobre la fe de
María como respuesta al plan de Dios, pero el hecho de la
Maternidad divina nos hace comprender que Ella fue la “perfec-
ta creyente” porque realizó en su vida, de la manera más res-
ponsable, su vocación.
⎯ “María es reconocida como modelo extraordinario de la Iglesia
en orden a la fe. Ella es la creyente en quien resplandece la fe
como don, apertura, respuesta y fidelidad” (P. 296).
⎯ La Iglesia que somos nosotros los creyentes en Jesucristo, debe
imitar la fe de María; debe reconocer por tanto lo gratuito de su
fe, de su condición de “cristiano”; debe maravillarse ante el don
de la filiación que se nos da por pura misericordia de Dios sin
mérito de nuestra parte. La fe es gratuidad y admiración ante las
bondades de Dios.
⎯ Como María, la Iglesia (nosotros), debe tener una actitud de
apertura, de disponibilidad a la voluntad de Dios.
⎯ Como María, la Iglesia (nosotros) debe responder con
generosidad al plan de Dios y dedicar toda su vida a ello; por
eso se nos repite que “la misión de la Iglesia es evangelizar” (P.
1.4, 75, 85, 224, 348, 562), que no es otra cosa que anunciar a
Jesucristo resucitado y salvador.
⎯ Porque para María, la “perfecta creyente” el diálogo con Dios
nacía de su actitud de fe que le daba la certeza de que Dios no la
engañaba, aunque a veces la hiciera caminar por entre sombras,
Ella sabía en quién había puesto su confianza... por esa fe en
medio de las oscuridades de la vida, permanece siempre fiel y
sube al calvario donde se cumple en Ella, una vez más, la mayor
bienaventuranza: “Feliz la que ha creído” (Lc 1,45).
⎯ Como María, la Iglesia (nosotros) debe ser fiel, y la fidelidad es
un don de Dios. La Iglesia se realiza en la historia y ésta nos
enseña que el camino no siempre ha sido luminoso; espe-
cialmente en nuestra América Latina ha habido muchas som-
bras, pero a pesar de ello el Señor ha dado a su Iglesia el don de
la fidelidad.
⎯ Al considerar a María como la “perfecta creyente” la que mejor
ha realizado en su vida el plan de Dios, entendemos que mien-
tras peregrinamos, María será la Madre educadora de la fe. (P.
290).
ORACIÓN DEL SESQUICENTENARIO
CANTO FINAL: Santa María de la esperanza.
María discípula que se abre a la Palabra
Págs. 43 – 46
CANTO: Madre mía.
LECTURA BÍBLICA: Lc 8, 19-21; 9, 27-28; Mt 12, 46-51; Mc 3,
31-35.
ANÁLISIS POR GRUPOS
(cf. Constitución Dei Verbum) No. 5 a 11.
1. ¿Qué entiende Ud. por Palabra de Dios, quién ayuda a com-
prenderla y quién puede interpretarla debidamente?
2. ¿Cómo influyó la Palabra de Dios en la vida de María y Ella
cómo respondió a esa palabra?
3. ¿De qué manera llega hasta Ud. la Palabra de Dios y cómo
influye en su vida?
PLENARIA: Para hacer la síntesis del trabajo en grupos.
⎯ La tradición y la Escritura constituyen el depósito sagrado de la
Palabra de Dios y su interpretación está encomendada
únicamente al Magisterio de la Iglesia. Pero el Espíritu Santo es
quien perfecciona constantemente la fe en nosotros para
comprender más profundamente la Palabra de Dios (D.V. 5 y
10).
⎯ La Palabra de Dios es un elemento fundamental de la vida cris-
tiana y un medio excepcional para hacemos comprender el “plan
de Dios” (filiación-fraternidad-señorío del mundo) y animarnos
a vivirlo y hacerlo vivir.
⎯ La Palabra de Dios impregna la renovación de la Iglesia... pero
esa Palabra de Dios no siempre es clara, no siempre es
comprensible para todos... Muchas veces se pierde sin penetrar
en los corazones de los hombres.
⎯ Puebla dice de María que “Ella es la perfecta discípula que se
abre a la Palabra de Dios y se deja penetrar por su dinamismo:
Cuando no la comprende y queda sorprendida, no la rechaza o
relega; la medita y la guarda. Cuando suena dura a sus oídos,
persiste confiadamente en diálogo de fe con el Dios que habla;
así en la escena del hallazgo y en Caná, cuando su Hijo rechaza
inicialmente su súplica. (P. 296).
⎯ María, no obstante ser “llena, de gracia” (Lc 1,28), es “Dis-
cípula” y se abre a la Palabra de Dios y se deja penetrar por su
fuerza... María es la Madre de Jesús por haberle dado la
naturaleza humana y también por haber hecho la voluntad de
Dios (Mc 3,35) por haber escuchado la Palabra de Dios y haberla
practicado (Lc 8,21), es decir, por haberla hecho vida de su vida.
⎯ María deja que la Palabra de Dios penetre toda su vida y pu-
diéramos decir que toda su vida fue un Evangelio vivido.
⎯ La fe está íntimamente unida a la Palabra (Rm 10,14); por eso
María, “Educadora de la fe”, cuida de que el Evangelio nos
penetre, conforme nuestra vida diaria y produzca frutos de
santidad. Ella tiene que ser cada vez más la pedagoga del
Evangelio en América Latina (P. 290).
⎯ La vida de María estuvo totalmente vivificada por la Palabra de
Dios que es Jesucristo. El Evangelio era su Hijo. Ella hizo que
el “mensaje recibido en la Anunciación se volviera vida de
servicio y de entrega. En Ella fue verdad que la Palabra se hizo
carne, primero en la Anunciación y Encarnación del Hijo de
Dios y luego durante toda su vida dejándose penetrar y
transformar por el mensaje de amor y de fraternidad del Evan-
gelio de su Hijo, en plena comunión con El. (P. 292).
⎯ Su misión es hacer que su Hijo sea amado y conocido. “Todo su
servicio a los hombres es abrirlos al Evangelio e invitarlos a su
obediencia”. (P. 300).
⎯ Sin María el Evangelio se desencarna, se desfigura y se trans-
forma en ideología, en racionalismo espiritualista (P. 301).
⎯ La Iglesia que quiere Evangelizar en lo hondo, en la raíz, en la
cultura del pueblo, se vuelva a María para que el Evangelio se
haga más carne, más corazón en América Latina. Esta es la hora
de María... (P. 303).
⎯ María es la “Estrella de la Evangelización siempre renovada”.
(Pablo VI, E.N. 81).
ORACIÓN DEL SESQUICENTENARIO
CANTO FINAL: Aleluyas a María.
Bendición e Imposición de la Medalla
La bendición e imposición de la Medalla se puede realizar después
de
• la celebración de la Misa
• una asamblea mariana
• una celebración de la Palabra
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ministro: Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
R/. Que hizo el cielo y la tierra.
Ministro: Oremos. Oh Dios, Padre bondadoso que, por las nume-
rosas apariciones en la tierra de la Inmaculada Virgen
María, te has dignado obrar maravillas para el bien de tus
hijos, derrama tu bendición sobre esta(s) medalla(s)
(imagen), a fin de que quienes la veneren con piedad y la
lleven con devoción sientan tu protección y obtengan tu
misericordia. Por Cristo nuestro Señor.
R/. Amén.
Ministro: Reciban esta Medalla; llévenla fielmente; hónrenla con
la veneración que se merece, para que la Virgen María,
nuestra Madre, los acompañe y los libre de todo mal, y,
renovando los prodigios de su amor, les obtenga
misericordiosamente del Señor aquello de que están ne-
cesitados, y así, puedan vivir y morir bajo su maternal
protección.
Oh María sin pecado concebida... (Ave María...)
Todos: Señor Jesucristo, te damos gracias porque nos dejaste a
María como Madre nuestra; y porque ella nos demuestra
su amor de Madre con innumerables milagros. Concede a
quienes nos alegramos de ser sus hijos, vivir en la justicia
construyendo la paz, por medio del amor. - AMEN.
Se termina entonando un canto a la Virgen María.
MADRE MIA
Coro: Madre mía que estás en los cielos, envía consuelos a mi
corazón. Cuando triste llorando te llame tu mano derrame feliz
bendición.
1. Luna bella de eternos fulgores, manojo de flores
de aroma inmortal.
Embalsame mi pecho tu ambiente y alumbre mi mente y alumbre
mi mente tu luz celestial.
2. Delicioso raudal cristalino que hallé en el camino rendido de
sed; el ardor de mi pecho mitiga, que horrible fatiga, que horrible
fatiga no acose otra vez.
SANTA MARÍA DEL CAMINO
1. Mientras recorres la vida tu nunca solo estás, contigo
por el camino Santa María va.
Coro: Ven con nosotros a caminar Santa María, ven (bis)
2. Aunque te digan algunos que nada puede cambiar, lucha
por un mundo nuevo, lucha por la verdad.
3. Si por el mundo los hombres sin conocerse van, no
niegues nunca tu mano al que contigo está.
4. Aunque parezcan tus pasos, inútil caminar, tú vas haciendo
caminos, otros los seguirán.
OH MARÍA TU AMPARO
Coro: Oh María, tu amparo, danos pues te juramos amor;
danos, pues te juramos amor.
1. Soberana del cielo. Señora, Virgen
bella cual mística flor; hoy tus hijos
te elevan sonora tierna voz a Ti,
Madre de amor.
2. No desprecies de amor el tributo que tus hijos
rendidos te dan: es de pechos amantes el fruto viva
llama de ardiente volcán.
3. Quien podrá no quererte María si de
amor es tu vida y tu ser; si dulzura y
bondad a porfía de ti efluyen con
tanto poder.
4. Nuestros votos humildes y tiernos Madre, dígnate
siempre admitir.
y haz que un día en los goces eternos te podamos sin fin
bendecir.
SANTA MARÍA DEL AMEN
Coro: Madre de todos los hombres enséñanos a decir: Amén.
1. Cuando la noche se acerca y se oscurece la fe.
2. Cuando el dolor nos oprime y la ilusión ya no brilla.
3. Cuando aparece la luz y nos sentimos felices.
4. Cuando nos llegue la muerte y tú nos lleves al cielo.
MARÍA TU ERES MI MADRE
Coro: María, tu eres mi madre, María, tu eres mi amor, María, madre
mía yo te doy mi corazón.
1. María cuyo nombre es música más suave, que el
cántico del ave y que del agua el son. Tu nombre
sea fuente do beba el alma mía, y halle la alegría
mi pobre corazón.
2. María, luz del cielo cuya brillante esencia es luz de
toda ciencia y del saber raudal; tu nombre sea
antorcha cuyo fulgor ahuyente de mi ofuscada
mente la lobreguez letal.
MADRE DE LOS POBRES
Coro: Madre de los pobres, los humildes y sencillos, de los tristes
y los niños que confían siempre en Dios.
1. Tú, la más pobre porque nada ambicionaste,
Tú, perseguida vas huyendo de Belén,
Tú, que en un pesebre ofreciste al rey del cielo, toda tu
riqueza fue tenerle solo a El.
2. Tú, que en sus manos sin temor te abandonaste, Tu, que
aceptaste ser la esclava del Señor,
Vas entonando un poema de alegría:
“¡Canta, alma mía, porque Dios me engrandeció!”.
3. Tú, que has vivido el dolor y la pobreza,
Tú, que has sufrido en la noche sin hogar,
Tú, que eres Madre de los pobres y olvidados eres el
consuelo del que reza en su llorar.
SANTA MARÍA DE LA ESPERANZA
Coro: Santa María de la esperanza mantén el ritmo de nuestra
espera, (bis)
1. Nos diste al esperado de los tiempos mil veces prometido a
los profetas y nosotros de nuevo deseamos que vuelva a
repetirnos sus promesas.
2. Brillaste como aurora del gran día, plantaba Dios su tienda
en nuestro suelo; y nosotros soñamos con su vuelta,
queremos la llegada de su reino.
3. Viviste con la cruz de la esperanza tensando en
el amor la larga espera; y nosotros buscamos con
los hombres el nuevo amanecer de nuestra tierra.
REINA DE COLOMBIA
Coro: Reina de Colombia por siempre serás; es prenda tu nombre
de júbilo y paz. (bis)
1. La nación entera con culto filial tus glorias pregona, tu
imagen venera; y en tu honor entona un himno triunfal, (bis)
2. A tu paso extienda su invicto pendón la patria querida que
hoy te da en ofrenda la noble acogida de su corazón (bis)
3. A tal soberana jurando lealtad, hijos de la hermosa tierra
colombiana con voz fervorosa sus triunfos cantad, (bis)
MARÍA TU QUE VELAS JUNTO A MI
Coro: María tu que velas junto a mí y ves
el fuego de mi inquietud María
Madre, enséñame a vivir con ritmo
alegre de juventud (2)
1. Ven Señora a nuestra soledad ven a nuestro
corazón
a tantas esperanzas que se han muerto a nuestro caminar sin
ilusión.
Ven y danos la alegría, que nace de la fe y del amor.
El gozo de las almas que confían en medio del esfuerzo y
del dolor.
2. Ven y danos tu esperanza para sonreír en la
aflicción
la mano que del suelo nos levanta la gracia de la paz en el
perdón.
Ven y danos confianza sonrisa que en tu pena floreció
sabiendo que en la duda y las tormentas jamás nos
abandona nuestro Dios.
MADRE DE LOS JÓVENES
1 Madre, óyeme, mi plegaria es un grito en la noche,
Madre, mírame, en la noche de mi juventud,
Madre, sálvame, mil peligros acechan mi vida Madre,
lléname de esperanza de amor y de fe.
Madre, guíame, en las sombras no encuentro el camino;
Madre, llévame, que a tu lado feliz cantaré.
Coro: Virgen, Tu eres la Madre, Madre de la juventud, (bis)
2. Madre, una flor, una flor con espinas es bella
Madre, un amor, un amor que ha empezado a nacer. Madre,
sonreír, sonreír aunque llore en el alma,
Madre, construir, caminar aunque vuelva a caer,
Madre, sólo soy el anhelo y la carne que luchan,
Madre, tuyo soy en tus manos me vengo a poner.