Post on 07-Jul-2022
26-05-2018
«La mía es una apuesta por la cultura»
Silvia Marsó estará hoy en Avilés. / E. C
La actriz catalana llega hoy al Niemeyer con
'Veinticuatro horas en la vida de una mujer', una
obra que da forma de teatro musical a la novela de
Stefan Zweig
M. F. ANTUÑA Gijón Viernes, 25 mayo 2018
Hoy llega a Avilés con '24 horas en la vida de una mujer', teatro musical que va más allá de ese género, que se adentra en territorios inéditos para el espectador. Por eso Silvia Marsó (Barcelona, 1963) está feliz de meterse en el pellejo de la Señora C, una mujer que coge la riendas de su vida. A partir de la novela del austriaco Stefan Zweig convertida en dramaturgia por Christine Khandjian y Stéphane Ly-Coug, se representó en París. Allí lo vio la actriz. Y allí decidió producirlo. Felipe Ansola, Germán Torres y Gonzalo Trujillo la acompañan en el reparto. -¿Se ha metido a productora para poder hacer lo que le da la gana?
- Los mejores personajes de mi carrera, en 'Yerma', 'Casa de muñecas' o 'Doña Rosita la soltera', me los han ofrecido otros productores. Cuando yo apuesto por un proyecto diferente, tengo que abanderar la producción, porque los productores se mueven por la rentablidad y la mía es una apuesta y un compromiso con la cultura. Este es un espectáculo diferente, que no se ha visto en España y tenía que apostar por sacarlo adelante. -¿Por qué es tan especial? -Aúna un gran libro de Stefan Zweig, uno de los autores más importantes del siglo XX, con una gran historia, y al mismo tiempo una composición original para trío de cámara de Sergei Dreznin, la interpretación, el canto, la danza, la pintura... Son muchas artes juntas, por eso es tan especial. -Es un musical, pero no al uso. Defínalo. -No se puede caer en el estereotipo. No es un espectáculo al uso, escena-canción-escena. La música envuelve a los personajes desde el principio, cantan y hablan y no sabes cuándo están haciendo una cosa y otra, es como si el transcurrir emocional de la historia se hiciera a través de la música. No se puede definir, hay que verlo. -Fue a verlo a París y decidió hacerlo. ¿Por qué? -Porque me tocó profundamente su belleza. -¿Cómo fue el proceso para llevarlo al español? -Lo primero fue encontrar al director, Ignacio García, que desde el minuto uno apostó por él. A partir de ahí se creó el equipo artístico y decidí producirlo para facilitar que se pudiera estrenar en España. -¿Qué tiene de reto este rol? -Es el más difícil de mi trayectoria. Tengo que mezclar distintas disciplinas artisticas, la danza, el canto y la interpetación y todo en directo, pasando por dos edades, la vejez y los últimos estertores de la juventud. -Y la música es su aliada. -Ignacio García, que es musicólogo y ha dirigido óperas por todo el mundo, decía que cuando los personajes no saben expresar lo que están sintiendo recurren a la música; cuando es tan importante el sentimiento por el que están pasando es cuando recurren a ella. La obra es un transitar por la música, por el cantar, por el hablar, el recitar, de una forma tan fluida que cuando empieza la función el público sabe que es un musical pero al minuto tres se olvida y lo que ve es a unos seres humanos a los que les están pasando cosas muy importantes y se están dando cuenta de que la vida es algo que pasa y muchas veces perdemos en el camino las oportunidades. -Eso le ocurre a su personaje. -Ella es aristócrata y mujer, y desde su cuna su vida ha estado planificada; nunca tomó una decisión hasta que en un momento dado acaba de enviudar, sus hijos han
abandonado el hogar familiar y se ve por primera vez ante las riendas de su destino. Decide viajar a Europa y se encuentra en el casino de Montecarlo con un jovencísimo ludópata que se está jugando una fortuna y, tras perderla, intenta suicidarse. A partir de ahí empiezan esas 24 horas. -¿Una historia muy común entre las mujeres? -El autor eligió un ser humano sin libre albedrío, manipulado y condicionado por la sociedad, y hay muchos en esa situación. También hombres. -¿No hay lectura feminista? -Sí, claro, pero el autor no es que fuera feminista, era humanista, siempre cuestionó la condición humana, reflexionó sobre la moral, sobre los preceptos que condicionan al hombre. -¿Cómo vive estos tiempos de movilización femenina? -Soy ejemplo de lo que es empoderamiento de la mujer sacando adelante sola este espectáculo con un elenco de nueve personas en gira. Como la Señora C, todas tenemos que tomar las riendas de nuestro destino. -Hay que ser valiente para producir un espectáculo con nueve personas en gira. -Sí. Está mal que lo diga pero es verdad. Tengo mucha fe en el público, cuando le das calidad sabe responder, está ávido de propuestas distintas y de productos más culturales. -Es catalana. ¿Queda sentido del humor por allí? -No lo sé. Las circunstancias no son muy proclives para el humor. Si se ha perdido ya se recuperará, todo es cuestión de tiempo. -¿Qué otros proyectos tiene? -Voy a estrenar el 31 de mayo una película en el Festival de Cine de Alicante, 'Sin novedad', de Miguel Berzal de Miguel, un 'thriller' psicológico. -¿Televisión? -No le cierro las puertas a nada. Procuro estudiar las propuestas para encontrar personajes interesantes. -¿Le quedan muchos personajes interesantes? -Todos. -¿Sufre mucho con ellos? - Todos los personajes son devastadores cuando son dramáticos. Con la Señora C hay momentos muy lúdicos, de pasión, eróticos, y hay otros trágicos, pero todos ellos hacen que sea una especie de montaña rusa emocional; es una lección de vida.
"24 horas en la vida de una mujer" en el Teatro
by fernando muñoz jaen on abril 26, 2018
Imaginen la historia de un pájaro enjaulado que parece como si en determinados instantes pudiera
morir de tristeza o de angustia sis nadie que quizá sintiese su ausencia al morir. Imaginen tenerlo todo,
comodidad, una vida predecible, ninguna preocupación mundana, pero ante todo esto tener un vacío
existencial y una pena más enorme que todos los bienes materiales que se poseen. Este es el adelanto
metafórico de la bella puesta en escena a la que asistimos en el Infanta Isabel, tras haber sido encumbrada
con un gran éxito de público en el Teatro Abadía.
De la mano de Christine Khandjian & Stéphane Ly-Coun surge la adaptación a teatro musical de esta
hermosa novela, escrita en 1927 por el escritor austríaco Stefan Zweig "24 horas en la vida de una
mujer", varias veces llevada al cine, en esta íntima adaptación sonarán tintes de Mahler, pinceladas de
Shostakovich y algunos otros que vendrán a nuestra mente en este abanico ecléctico y superlativo,
manteniendo un exquisito respeto por la composición y estructura de la novela de Zweig.
El autor no nos acerca únicamente una historia de principio y fin, transmite rabia, ansias de denuncia
latente ante una sociedad en la que la mitad está destinada a vivir en estado de paroxismo,
inmovilizados por la rutina y la desidia y la otra mitad a vivir entre adicciones y corazas para poder
sobrevivir a la angustia. Sin duda, haber vivido horrores de la Primera Guerra Mundial y una vida asolada
por la persecución ante el enfrentamiento contra los horrores de la guerra, transmiten en la obra de Zweig
una postura social altamente crítica y pesimista.
En este caso, una adinerada aristócrata que hace muchos años perdió a su marido, vivió un pasado y un
presente que parece no corresponderle. Pero en su rutinaria vida, tendrá lugar un suceso harto
inesperado. Una noche, decide acudir al casino de Montecarlo, lugar en el que tendrá en inicio un
encuentro cuasi fugaz con un joven jugador, que esa misma noche lo perderá todo en la ruleta. A
consecuencia de este delicado azar, el joven delata sus intenciones de suicidarse, pero de algún modo
irracional, Mrs. C. irá a su encuentro y conseguirá que el joven frene su impulso y no se suicide. Todo
podría acabar aquí, pero de hecho es aquí donde verdaderamente comienza la historia. La aristócrata
decide quedarse con él las siguientes 24 horas, para que no vuelva a intentar perder la vida.
Nos relata como la vida se basa en instantes, que no es un todo en sí mismo, que la suma de vivencias la
constituyen, que un instante o quizás 24 horas, sean suficientes para cambiar el rumbo del destino, y más
aún de uno mismo. Darle la vuelta a toda una construcción pasada e incluso futura de una vida, en este
sentido aunque se vuelva a las rutinas habituales, ya nada podrá ser igual que antes de la última
vivencia. Influencias de Baudelaire, tintes freudianos inundan esta magnífica obra dirigida de forma
excepcional por el laureado y reconocido internacionalmente Ignacio García, reciente director del
Festival de Teatro de Almagro.
García moldea a Mrs. C., protagonizada por la maravillosa Silvia Marsó, con dos acompañantes a la
altura de un musical de cámara íntimo y cercano en el que Marsó trasladará una historia de vida rota
por la soledad, la angustia y la rutina, un círculo de desasosiego del que no puede salir. Marsó
interpreta a una desolada y frágil que increíblemente le permite desplegar a la actriz su máximo esplendor
como actriz y cantante, sin perder en ningún momento el tono intimista existencial y cercano del que se dota
su personaje.
Germán Torres y Gonzalo Trujillo interpretan al misterioso narrador, una correa de transmisión entre
lo que sucede en escena y el público. A lo largo de la función será revisor de tren, maestro de ceremonias,
croupier... pero ante todo su presencia generará una inquietante tensión en el espectador que no nos
dejará indiferentes, con él sabremos que algo inesperado siempre está por ocurrir. Un magnetismo que
transmite el punto de incertidumbre sobre lo que va a pasar en escena.
Felipe Ansola interpreta al joven ludópata, un personaje impactante con el que de algún modo genera
una enorme ternura, y que sin duda se amolda a la perfección a su compañera de escena, de la mano de
Marsó, pero otorgando la justa y merecida presencia a su compañera, este joven atormentado por la mala
suerte y las adicciones parece de algún modo enamorarse de Mrs. C., llegando a momentos de promesas e
intimidades que quizás nunca llegarán a cumplirse a causa de sus desmanes.
La composición musical de la mano de Sergei Dreznin completan una puesta en escena de una belleza sin
duda indiscutible. Con la dirección musical y piano por parte de Josep Ferré, el piano invitado de
Carlos Calvo Tapia, al violín Silvia Carbajal o Sara Vaquero y al violonchelo Irene Celestino Chico o
Álvaro Llorente.
Junto a este conjunto que suma un todo inconmensurable en escena, existe un todo absoluto detrás de ella
que hace posible que se genere una calidez que llega a las entrañas del espectador. Un equipo técnico que
parece uno por el modo en el que ha sabido compactar cada detalle. Un resultado global en el que todo
está medido al milímetro, todo encaja en perfecta armonía, tanto en escena como fuera.
La escenografía de Arturo Martín Burgos y el diseño de iluminación de Juanjo Llorens, que nos
situará en diferentes planos y lugares a lo largo de la historia. Con el trabajo de Carlota Ferrer
(coreografía) nos harán sentir cada movimiento de los actores, ha conseguido que nos llegue cada
emoción, cada sentimiento en movimiento, su compañera en el diseño de vestuario Ana Garay y
el espacio sonoro creado por Nacho García con su compañero de diseño de sonido, Albert Ballbé,
hacen de esta una obra musical que sin duda les cautivará y apasionará a partes iguales.
Con Silvia Marsó en un estado de forma espectacular, la obra es una tierna historia, cargada de
fuerza y ternura por el magistral trabajo de los actores. Una elegante pieza musical que hará las delicias
de los amantes del género, pero acompañado con unas interpretaciones soberbias, cargadas de fuerza y
sensualidad. Si a todo esto le sumamos la belleza de tener a una banda interpretando la música en
directo, podemos concluir diciendo que estamos ante una obra redonda, en la que todo ocupa su justa
medida, dejando el montaje final al nivel de la gran novela de Zweig.
25 de abril de 2018
El musical de Stefan Zweig con Silvia Marsó… gana con el tiempo
Por Horacio Otheguy Riveira
Cuando acierta en el orden de propósitos y resultados, cada función teatral es un milagro de armonía de
mucha gente, de diversas técnicas y estados de ánimo sumados a los estados de ánimo de los espectadores y
de los cronistas de espectáculos. Y en esas que esta joya intimista, encantadoramente romántica,
poéticamente trágica, estrenada en el otoño de 2017 expande su talento en larga gira con nueva parada y
fonda en Madrid hasta el 3 de junio en el Infanta Isabel. Sin duda, 24 horas en la vida de una mujer, el
musical francés protagonizado y producido en castellano por Silvia Marsó se repone con el impacto de un
estreno rutilante, tocado por la gracia del talento bien entrenado, aunando la pura energía de ciertos jóvenes
con la noble fuerza de los expertos.
Hay una frescura que sólo los grandes pueden aportar en el teatro: esa obcecada pasión que les lleva a estar
una y otra tarde y otra más, a lo largo de meses, a veces de años, representando lo que parece siempre igual
y que, sin embargo, es cada jornada diferente, pendiente de muchos factores internos y externos a la escena.
Y tanto que el propio silencio o incomodidad del público, desde el primer momento, una vez iniciada la
acción, puede marcar la carga y sobrecarga emocional de los intérpretes. Todo ello, constante en las artes
escénicas, se multiplica cuando se trata de un musical, y mucho más en un espectáculo intenso en pequeño
formato: sólo tres músicos, dos actores y una actriz protagonista. Cada uno modelando como un escultor su
participación. Nada puede fallar, están al descubierto, balanceándose de una partitura compleja, que oscila
entre la ópera contemporánea y un estilo ecléctico que se permite gozosas libertades, ya que, con un
personalísimo método rememora ya legendarias fórmulos entre tangos, clasicismo y jazz, cincelando su
propia razón de ser, su propia voz.
Crónica ensoñada y desesperada que reúne con preciosa síntesis los extremos emocionales de una relación
clave entre una mujer rica que procura distraerse de una fuerte depresión al morir su marido, y un joven
atribulado: una relación formal que la protegerá del aburrimiento, la desolación existencial. El
deslumbramiento ante un jugador joven, muy joven, en el hipnótico despliegue de las fuerzas del azar y su
capacidad destructiva… alientan en la Señora C unas emociones desconocidas… que la llevan a ejercer de
madre, hermana, amiga, y sobre todo apasionada amante de un muchacho adicto a la autodestrucción de
manera vertiginosa. Una pasión romántica muy destacada en la narrativa de Stefan Zweig (1881-1942), un
hiperactivo escritor judío en la era dorada del imperio austrohúngaro que creó una indagación muy
interesante sobre el cuerpo y la mente de unos personajes en los que podría identificarse él mismo: suicida
en Brasil con su joven esposa, exiliados del nazismo.
La novela 24 horas en la vida de una mujer, publicada en 1929, llevada al cine en 1944 y en 2002, fue
convertida recientemente en teatro musical por un trío de vigoroso talento; dos franceses de orígenes
diversos: Christine Khandjian y Stéphane Ly-Cuong, en libreto y canciones, con música del moscovita
Sergei Dreznin. Una unión imperecedera de fuerza multicultural, ahora en castellano en traducción y
versión de Ignacio García.
“SEÑORA C: Cuando cumplí los cuarenta, perdí a mi marido, fulminado por una enfermedad tropical. De
repente, me encontré sola. Mis hijos ya habían abandonado el hogar. Y yo, yo me quede inerte en una casa
desierta, donde todo me recordaba el pasado. Nada me interesaba, no tenía ningún anhelo, solo deseaba
morir, Entonces decidí partir, viajar intensamente para tener ocupada la mente, y dejar atrás mi estado de
profundo abatimiento.
EL HOMBRE ¿Y después?
SEÑORA C: (cantando) Le quiero ahora contar
un día de mi vida,
que consiguió cambiar el resto de mis días
Fue un día de pasión, una noche febril
En mi desolación, sin darme cuenta hui…
SEÑORA C: En principio fue París, su luz, sus museos, sus calles…pero en medio de tanta animación me
sentía ociosa como una vagabunda. Una extraña en medio de la vida… fui entonces a Montecarlo; a mi
marido le gustaba frecuentar los casinos. Cuando se está vacía, la diversión de los otros puede ser
estimulante, como el teatro, la música…
(Cantando) Le quiero confiar
un día de mi vida
que consiguió cambiar el resto de mis días”
Una reposición de extraordinario valor tanto para el que repite, como es el caso de este entusiasta cronista,
como para quien asiste por vez primera. Y llama mucho la atención que la promoción del mismo alcance a
un público muy variado, que incluye a espectadores que rara vez van al teatro, atraídos por el tema y sobre
todo el carisma de la actriz, lo cual resulta especialmente interesante, ya que en los últimos años se ha
ocupado de obras muy diferentes, la mayoría dramas del repertorio del teatro universal como Casa de
muñecas, de Henrik Ibsen, El zoo de cristal, de Tennessee Williams, versión de Eduardo Galán, y Yerma, de
Federico García Lorca. Luego, una sola comedia de humor contemporáneo, La puerta de al lado, del
francés Roger-Lacan en todas ellas con trabajos admirables con variados y sorprendentes recursos. Alterna
con series de televisión, de allí la popularidad, pero “su gente” no hace distingos, la sigue y llega
embelesada a esta gran representación poseedora de un dulce y amargo romanticismo.
Una calidad exquisita muy alejada de los musicales de primera hornada. Hay aquí una profundidad sutil y
una creación coral de gran rigor para resolver las complejidades de una trama literaria llevada al teatro con
la sabiduría de un director experimentado también en el mundo de la ópera, Ignacio García, y actores-
cantantes de impecable trayectoria: el joven Felipe Ansola (también inolvidable en su reciente lobo poco
feroz de Caperucita roja, el musical de la Sala Sanpol, y en la misma sala, en la actualidad en horario
familiar, el legendario Billy Bones de La isla del tesoro) y Gonzalo Trujillo —alternando con Germán
Torres, en estas semanas como el implacable policía Latouche de El concierto de San Ovidio en el María
Guerrero—.
Lo dicho, sin duda 24 horas en la vida de una mujer se repone con el impacto de un estreno rutilante,
tocado por la gracia del talento bien entrenado, aunando la pura energía de ciertos jóvenes con la noble
fuerza de los expertos.
El amor y lo mejor duran un segundo | Cultura | EL PAÍS
CULTURA
El amor y lo mejor
duran un segundo
La música del ruso Serguei Dreznin sobresale en esta
adaptación de la obra de Stefan Zweig, dirigida con
buen pulso por Ignacio García
JAVIER VALLEJO 27 DIC 2017 - 23:51 CET
Un momento de la obra '24 horas en la vida de una mujer'.
Un musical harto diferente de los que pueblan la Gran Vía. Serguei
Dreznin, su autor, ha compuesto anteriormente un cabaret inspirado
en el campo de concentración de Terezin, un Romeo y Julieta en
Sarajevo estrenado durante la Guerra de los Balcanes, una sátira
sobre el ascenso y la caida del ultranacionalista austriaco Jörg
Haider, una partitura nueva para Victoria sobre el sol,ópera
futurista de Malevich... La que ha escrito en esta ocasión, tiene
enjundia y mantiene una relación fértil con el texto de Stefan
Zweig.
En 24 horas en la vida de una
mujer, el escritor vienés habla
de cómo las decisiones más
íntimas se toman con el
corazón, a menudo
abiertamente en contra de lo
que la razón aconseja. Con un
sencillo trío instrumental
(piano, violín y violonchelo),
Dreznin pone de relieve la
discordancia entre la joven
viuda protagonista y la
atildada burguesía ociosa
inquilina de la Costa Azul,
entre su anhelo íntimo y el
piélago de convenciones
sociales abrazado por los de
su clase, entre su idealización
del joven jugador y lo que en
su fuero interno este es.
24 HORAS EN LA VIDA DE
UNA MUJER
A partir de la obra homónima
de Stefan Zweig. Música:
Serguei Dreznin.
Dramaturgia: Christine
Khandjian, Stéphane Ly-
Cuong. Intérpretes: Silvia
Marsó, Felipe Ansola, Víctor
Massán, Germán Torres.
Músicos: J. Ferré, Carlos
Calvo Tapia, Gala Pérez
Iñesta, Silvia Carbajal, Irene
Celestino Chico, Álvaro
Llorente. Entrenamiento
vocal: Maribel Per. Vestuario:
Ana Garay. Coreografía:
Helena Martín. Luz: Juanjo
Llorens. Escenografía: Arturo
Martín Burgos. Dirección
musical: Josep Ferré. Versión
y dirección: Ignacio García.
Madrid. Teatro de la Abadía,
hasta el 7 de enero.
En la adaptación escénica de Christine Khandjian y
Stéphane Ly-Cuong se pierde inevitablemente la observación
minuciosa y el detalle característico de la escritura de Zweig,
pero se conservan los hitos argumentales y los giros emocionales
por los que va pasando. El adelgazamiento de lo textual se
compensa mediante el recorrido fértil por el que nos lleva la
música, cuya presencia no se reduce a los cantables sino que
puntúa también los diálogos, sostiene la acción, conduce las
transiciones e informa el espectáculo entero.
Situado en escena, el trío instrumentista se conduce con
pulcritud vienesa, construye y descompone el vals del casino,
entreteje el tango de la pensión de mala muerte y se aventura con
el mejor gusto en un universo de disonancias sutiles, guiado por
Josep Ferré. Los primeros cantables, de carácter centroeuropeo,
dejan paso a otros de estilo manifiestamente anglosajón una vez
que la protagonista ha cedido al amor, como si el espejismo
romántico de la pareja no pudiera explicarse hoy más que
refiriéndolo al musical de Broadway, cuyo lenguaje Dreznin
domina también (tras escuchar su Ophelia in blue, Alfred
Schnittke le llamó “el Gershwin soviético”). ¿No hubiera sido
más oportuno llevarlos al lenguaje de la opereta?
Silvia Marsó, adalid de esta empresa, posee una voz lírica con
agudos expresivos y una plasticidad que le permite pasar sin
esfuerzo y con parecida solvencia de lo hablado a lo cantado.
Está espléndida en el recitativo de las manos de los jugadores.
Felipe Ansola tiene físico, voz y presencia para encarnar con
brillo al Adonis ludópata. Víctor Massán es eficaz comodín en
un narrador polimorfo inspirado en el Diablo de La historia del
soldado, de Ramuz y Stravinski. La verticalidad de la
escenografía de Arturo Martín Burgos le da al montaje un
empaque esloveno (estos cortinajes recuerdan los del Hamlet de
Tomasz Pandur) o austríaco.
© EDICIONES EL PAÍS S.L.
ENTREVISTA
Silvia Marsó: "Me han acosado un médico y un taxista;
nunca nadie de la profesión"
• La actriz produce y protagoniza '24 horas en la vida de una mujer', un musical que adapta una novela
de Zweig sobre una aristócrata que se atreve a vivir un día de total libertad
JOSÉ LUIS ROMO 12/12/2017
Hace y tiempo que Silvia Marsó (Barcelona, 1964) decidió tomar las riendas de su
carrera y producir sus propios espectáculos para poder interpretar los personajes que le
apasionan. El último es el de l señor C, la protagonista de 24 horas en la vida de una
mujer, una novela de Stefan Zweig transformada en exquisito musical por el tándem
galo Christine Khandjn y Stéphan Ly-Cuong.
Dirige el montaje Ignacio García, recientemente nombrado director del Festival de
Almagro.
P. ¿Qué te llevó a París para esta pieza?
R. Yo soy muy seguidora de Stefan Zweig y conocía su novela, así que cuando me
dijeron que estaban haciendo el musical no me lo quise perder. Llevaba mucho tiempo
queriendo volver a ese género. Desde Te quiero, eres perfecto, ya te cambiaré, con la
que ganamos el MAX en 2001 no había vuelto y tenía muchas ganas. Aunque he
cantado en obras como Doña Rosita o Yerma, quería hacer un musical de verdad y
esto lo es.
P. ¿Cómo describirías su partitura?
R. A través de la música se definen los estados de ánimo que transitan los personajes
así que tiene una gran paleta de estilos. A veces, suena a Wagner, otras a Debussy, a
Piazzolla... Es muy completa.
P. Comentabas que eres muy fan de Zweig, ¿Qué te atrae de su escritura?
R. Su lucidez, su modernidad y su profundidad. Como actriz, siempre he visto que en
la obra de Zweig hay un gran conocimiento psicológico de sus personajes. Incluso
cuando hace una biografía para que estas conociendo al personaje no por los datos que
te da, sino por el análisis que hace de su personalidad. Él fue muy amigo de Freud en
su juventud y eso se nota. Analizaba la condición humana de una forma profunda y
muy lúcida. Sus personajes están llenos de contradicciones pero es muy fácil
entenderles.
P. Interpretas a una aristócrata que se atreve a vivir un día de total libertad, ¿es una
heroína?
R. Mi personaje no es una heroína. Es una mujer que ha vivido sin vivir. Ha seguido
un camino planificado por su familia, su estatus y la moral de la época. En el fondo, es
una víctima. Primero por ser mujer en aquella época y, luego, por su condición social,
que la oprime. Como intérprete me conmueve esa reflexión sobre la incapacidad del
ser humano para ser libre por mucho que creamos que lo somos. Yo me he preguntado
con esta obra: ¿Verdaderamente estoy viviendo la vida como la quiero vivir? Espero
que el público también se lo cuestione. Porque ahora seguimos estando oprimidos ya
sea por la hipoteca, por los trabajos precarios...
P. Esa libertad que se concede tu personaje, ¿convierte al montaje en una función
feminista?
R. Yo creo que Zweig iba más allá. Hay una reflexión sobre la imposibilidad de la
mujer para ser ella misma, es cierto, pero habla de algo más universal: de la falta de
libertad en el ser humano.
P. Otro de los temas que aborda la obra es el prejuicio que hay en las relaciones de una
mujer madura con un chico joven, algo que también sigue levantando sospechas en
nuestra época...
R. Sólo hay que ver cómo trataron a Macron y su esposa por este motivo... y estamos
en el siglo XXI. No ha cambiado nada en este aspecto, por desgracia. En la función
ambos se unen porque son seres perdidos. Él es un ludópata, esclavo del juego, que no
puede salir vicio. Ella está en el vacío absoluto. Ha enviudado y tiene el síndrome del
abandono del nido, que es algo terrorífico. Nadie nos avisa a las madres de lo duro que
es ver partir a los hijos.
P. Desde hace un tiempo emprendes tus propios proyectos como empresaria, ¿Esto es
importante para poder llevar las riendas de una carrera?
R. Yo hubiera querido que esto lo produjera otro. Soy actriz, no productora. Pero
como era un espectáculo incatalogable nadie quiso apostar por él. No le veían
rentabilidad económica. Artísticamente les parecía maravilloso pero a nivel
esconómico, no. Así que lo he tenido que sacar adelante yo sola. En un año que se
conmemora el 75 aniversario de la muerte de Zweig, somos los únicos que estamos
haciendo algo para recordarle.
P. Antes de llegar a Madrid, la función ha girado por muchas partes de España, pero
no por Cataluña, tu tierra natal. ¿Por qué?
R. Eso me gustaría a mí saber (ríe). Tengo la intención de hacer esta obra en catalán y
lo haré, si todo va bien, en 2018. Me hace mucha ilusión poder trabajar en mi lengua
materna puesto que llevo toda mi trayectoria ubicada en Madrid.
P. Hubo un momento en el que podías haber seguido con la televisión y apostaste por
el teatro. ¿Alguna vez te has arrepentido?
R. No. A nivel económico, fue una ruina porque renuncié a ser millonaria. Era una
época en la que las televisiones privadas ofrecían contratos blindados a sus
presentadores y la gente que era la imagen de la cadena. Pero yo lo rechacé, aún
siendo muy joven. No quiero ser rica, quiero ser actriz, una actriz querida y respetada
por la profesión. Y la verdad es que no me puedo quejar porque he hecho todos los
grandes personajes que se pueden hacer en teatro.
A otros no he llegado pero los haré.
P. ¿Por ejemplo?
R. Me gustaría hacer La loca de Chaillot, La visita de la Vieja Dama... o la Bernarda
Alba, ¿por qué no?
P. Ahora, se habla mucho del acoso en la industria del showbusiness. Como veterana
en el medio, ¿es algo que te pilla de nuevas o es algo que siempre estuvo ahí?
R. He tenido la suerte de que no me ha pasado nunca. A mí me han acosado fuera de
la profesión. Tuve problemas con un médico y un taxista... pero nunca con un
compañero, un director o un productor. He tenido esa fortuna. En cualquier caso, ya
era hora de que se abriera esta caja de pandora y podamos hablar de este tema sin
tabús. Son muchas las compañeras que han tenido que sufrir estos acosos. Yo conozco
gente que lo ha pasado muy mal. Y hablo tanto de mujeres como de hombres, a los
que también acosan.
P. ¿Cómo se puede acabar con esta situación?
R. La Unión de Actores ha establecido un protocolo ante el acoso. Que lo sepan mis
compañeros, tienen un protocolo al que aferrarse para denunciar. Antes te lo tenías que
callar y aguantar o irte del trabajo. Pero esto no tiene por qué aguantarse.
CULTURA / 05/08/2017
Silvia Marsó brilla en el Festival Internacional
de Teatro y Títeres de Torralba de Calatrava
Silvia Marsó recibe el V Premio Patio de Comedias en la apertura del VII Festival
Internacional de Teatro y Títeres, la actriz ha sido premiada por su trayectoria,
profesionalidad y dedicación a las artes escénicas
El VII Festival Internacional de Teatro y Títeres de Torralba de Calatrava se ha estrenado con lleno absoluto. La obra „24 horas en la vida de una mujer‟, protagonizada por la actriz Silvia Marsó, ha sido la encargada de abrir este festival que ha despertado los aplausos y admiración del público asistente.
Tras la representación de la obra y en un emotivo acto, la actriz española, ha recibido el V Premio Patio de Comedias de manos de la alcaldesa del municipio, María Antonia Álvaro, “por su trayectoria, profesionalidad y dedicación a las artes escénicas‟. Así lo explicaba la alcaldesa torralbeña, quien además ha destacado que “Silvia es un ejemplo de mujer que, con esfuerzo, tesón y humildad, ha llegado a la cima profesional como actriz, trabajando en todos los géneros del teatro, cine y televisión, además de inmiscuirse en producciones de festivales de música y teatro”. Por su parte, Silvia Marsó, además de agradecer el galardón, ha aprovechado la ocasión para felicitar al Ayuntamiento de Torralba por apoyar este festival y mantener el Patio de Comedias de la localidad, ya que “es un lugar mágico, lleno de historia y muy importante para la cultura”. Los actores Felipe Ansola y Víctor Massan han acompañado a la actriz premiada en el estreno de „24 horas en la vida de una mujer‟, un espectáculo musical basado en la célebre novela de Stefan Zweig, cuyo estreno mundial ha tenido lugar en el Patio de Comedias. Música, dramaturgia, cine y danza han combinado a la perfección para ofrecer un espectáculo trepidante, donde los personajes centrales han expresado sus miedos, pasiones y dudas en una intensa obra que ha atrapado al público. La alcaldesa ha recordado también que “este mes de agosto Torralba se viste de gala para recibir a todos aquellos a los que les apasiona el mundo del buen teatro, a los que se quieren divertir y les gusta disfrutar con una cultura del más alto nivel artístico”.
Torralba de Calatrava / 5 agosto, 2017.
Silvia Marsó recibe el V Premio Patio de Comedias en
la apertura del VII Festival Internacional de Teatro y
Títeres. El VII Festival Internacional de Teatro y Títeres de Torralba de Calatrava se ha estrenado con lleno absoluto. La obra „24 horas en la
vida de una mujer‟, protagonizada por la actriz Silvia Marsó, ha sido la encargada de abrir este festival que ha despertado los aplausos y admiración del público asistente.
Tras la representación de la obra y en un emotivo acto, la actriz española, ha recibido el V Premio Patio de Comedias de manos de la
alcaldesa del municipio, María Antonia Álvaro, “por su trayectoria, profesionalidad y dedicación a las artes escénicas‟. Así lo
explicaba la alcaldesa torralbeña, quien además ha destacado que “Silvia es un ejemplo de mujer que, con esfuerzo, tesón y humildad, ha llegado a la cima profesional como actriz, trabajando en todos los géneros del teatro, cine y televisión, además de
inmiscuirse en producciones de festivales de música y teatro”.
Por su parte, Silvia Marsó,además de agradecer el galardón, ha aprovechado la ocasión para felicitar al Ayuntamiento de Torralba
por apoyar este festival y mantener el Patio de Comedias de la localidad, ya que “es un lugar mágico, lleno de historia y muy
importante para la cultura”.
Los actores Felipe Ansola y Víctor Massan han acompañado a la actriz premiada en el estreno de „24 horas en la vida de una mujer‟,
un espectáculo musical basado en la célebre novela de Stefan Zweig, cuyo estreno mundial ha tenido lugar en el Patio de Comedias.
Música, dramaturgia, cine y danza han combinado a la perfección para ofrecer un espectáculo trepidante, donde los personajes
centrales han expresado sus miedos, pasiones y dudas en una intensa obra que ha atrapado al público.
La alcaldesa ha recordado también que “este mes de agosto Torralba se viste de gala para recibir a todos aquellos a los que les
apasiona el mundo del buen teatro, a los que se quieren divertir y les gusta disfrutar con una cultura del más alto nivel artístico”.
Silvia Marsó: El teatro es sagrado
y por eso no me conformo con
proyectos fáciles y reconocibles 31 Julio 2017
Julia Yébenes / Torralba de Calatrava
La actriz abrirá el día 4 el Festival Internacional de Teatro y
Títeres de Torralba con el musical '24 horas en la vida de una
mujer', donde recibirá el V Premio Patio de Comedias. "Será
un honor recibir el galardón", afirma
Es una de las artistas más conocidas en España desde hace décadas pero quizás es
menos popular su capacidad para enfrentarse a retos interpretativos que ponen a prueba
su cuerpo, imaginación y sensibilidad. Mujer talentosa y todo terreno, Silvia Marsó se
desenvuelve con frescura en los musicales pero, sobre todo, ha sellado grandes
actuaciones en personajes profundos y de gran personalidad de autores comprometidos
como Tennessee Williams, Edward Albee, Dario Fo, Yasmina Reza, Henrik Ibsen, o
García Lorca. La actriz acaba de embarcarse en un nuevo y ambicioso proyecto como
protagonista y productora que será estreno absoluto en Torralba de Calatrava el próximo
4 de agosto, con el que espera recorrer toda España. Se trata „24 horas en la vida de una
mujer‟, una adaptación en formato de teatro musical de la obra de Stefan Zweing que
aborda uno de los tabús más desiguales de la sociedad como es la diferencia de edad
entre una mujer madura y un hombre joven. Será en el Patio de Comedias de la
localidad ciudarrealeña, donde tras el espectáculo recibirá el V Premio de su Festival
Internacional de Teatro y Títeres.
PREGUNTA.- ¿Qué reflexión propone ‘24 horas en la vida de una mujer’?
RESPUESTA.- Habla de las relaciones del ser humano y cómo estamos sometidos al
entorno social, a las costumbres propias culturales de donde hemos nacido, y a otros
condicionantes del ser humano.
P.- ¿El texto habla de moralidad, no?
R.- La diferencia de edad en el amor entre una mujer madura, y un muchacho sigue
siendo un tabú, todos tenemos en la mente el caso del presidente francés Emmanuel
Macron. La obra se centra en la historia de una respetable y aristócrata madre que deja a
su familia por un atractivo francés alojado en el hotel de la Riviera al poco de
conocerse. Se critica la falta de libertad. A un hombre se le permite. También reflexiona
sobre la vida, el destino, el paso del tiempo y el conseguir la dignidad por encima de
todo.
P.- ¿Y cómo aborda el estreno absoluto del montaje en el Patio de Comedias de
Torralba?
R.- Me gusta mucho porque me vanaglorio de recorrer todos los rincones de España, de
representar en casi todas las provincias. Prácticamente, conozco el país como la palma
de mi mano porque nunca he querido hacer las obras sólo en Madrid, he querido que el
público de toda España pudiera disfrutar de los espectáculos y por eso noto el cariño
que me dan y me siento muy orgullosa de ello. Estoy muy contenta y me hace mucha
ilusión por el esfuerzo que hacen por mantener el festival, primero Teresa González
(exalcaldesa) y ahora María Antonia Álvaro (actual primera edil), y que apuestan por la
cultura.
P.- ¿Y qué supone para su carrera el premio que le han otorgado?
R.- Me estimula muchísimo porque es un gran galardón, y además lo voy a recibir en un
espacio de siglos de historia, que es un legado cultural. Será un honor recibir el premio
y será un honor realizar la representación, aunque no se pondrá colgar toda la
escenografía por falta de espacio.
P.- ¿Ya tiene gira para el espectáculo?
R.- Sí, viajará por diferentes teatros antes y después de que recale en diciembre en el
Teatro de la Abadía. Como siempre, lo quiero llevar por todo el país.
P.- También produce el proyecto, ¿cómo estima que va a funcionar?
R.- Espero que a la gente le guste tanto como a mí me sedujo cuando lo vi París, y
además de llevar a cabo mi tradición de viajar por distintos teatros, como productora,
espero recuperar el dinero que he invertido. Es un espectáculo para todos los públicos,
con una parte dramática y otra más divertida, porque es muy completo.
P.- Por cierto, Torralba está muy cerca de Almagro, donde se celebra uno de los
festivales de teatro clásico más importantes del mundo y donde usted también
actuó con la CNTN en ‘La gran sultana’. ¿Qué opina de este tipo de circuitos?
R.- Junto con el de Mérida (allí representó „Hécuba‟) son unos certámenes muy
importantes, porque no se impone tanto lo comercial. Su organización requiere mucho
esfuerzo, y es acertado que se haya establecido una relación de la cultura del teatro en
espacios que son vestigios de este arte y que preservan, protegen y cuidan el teatro.
P.- Cuenta con una larga carrera de más de 30 años, y está llena de papeles
comprometidos y reivindicativos, ¿por qué?
R.- Me gusta buscar el más difícil todavía, porque como el teatro es sagrado no me
conformo con proyectos fáciles y reconocibles. Como intérprete apuesto por lo más
difícil y este espectáculo es uno de los proyectos más arduos, pues también soy la
productora, pero al mismo tiempo es maravilloso, conmovedor y está lleno de vida.
P.- ¿Qué opina del teatro que se hace en España?
R.- Ha habido mucha crisis por la subida del IVA y eso lo ha hecho mucho más
inabordable, aunque la calidad del producto no ha disminuido gracias a las entrega de
los artistas y al sacrificio de la profesión.
P.- ¿Debe ser el teatro un instrumento social?
R.- Tiene que motivar el pensamiento con sentido crítico. Como espectador hay que ir a
verlo para pasarlo bien, como un divertimento, pero también tiene que emocionarte,
sacar tus propias conclusiones y que te remueva.
P.- Se nota que prefiere el teatro a la televisión
R.- He trabajado en televisión cuando he tenido ofertas interesantes como en las series
„Gran Hotel‟, „Gran Reserva‟ o „Velvet‟, y priorizo las tablas porque los personajes de
actrices de más de 40 años son más demandados. En televisión y en el cine suelen
ofrecer papeles más jóvenes, de 30 años para abajo, y eso es un hándicap que tenemos
las actrices maduras.
P.- Hablando de ese tema, en la última gala de los Premios Max se denunció el
déficit de mujeres dramaturgas, intérpretes o guionistas ¿Cree que en las artes
escénicas también hay desigualdad?
R.- Sí, sigue reinando el machismo, sobre todo en los puestos directivos, aunque cada
vez estamos más concienciados. Yo pertenezco a CIMA, la Asociación de Mujeres
Cineastas y de Medios Audiovisuales, que lucha por tener más presencia de la mujer en
los ámbitos técnico, actoral y directivo. Y de alguna manera se están logrando, porque
la prensa ya se hace eco si hay discriminación en el equipo del jurado de un festival, o si
hay pocas películas de mujeres en un palmarés. Todo esto se ha conseguido con el
trabajo de Cima y de otras asociaciones internacionales que luchan por la igualdad y que
se hacen eco de esas irregularidades. No es verdad que haya más varones directores,
porque en las escuelas los alumnos están al 50%, lo que pasa es que las oportunidades
posteriores son peores para las mujeres. A la hora de financiar un proyecto, los
directivos apoyan a los hombres, los que seleccionan las programaciones de las cadenas
son hombres… Por eso se creó la asociación.
P.- Usted ha encarnado a mujeres muy reivindicativas, ¿no?
R.- Todo tiene que ir cambiando, y yo me he sentido muy cómoda en los papeles de
Nora en „Casa de muñecas‟, una de la primeras feministas; en „Yerma‟, con la obsesión
de ser madre; como Amanda Wingfield, la dominante madre sureña que es abandonada
por su marido, ahora aquí con Mrs. C, una mujer que se enfrenta a los
convencionalismos.
P.-¿Qué otros proyectos tiene?
R.- He participado en la película „Sin novedad‟ de Miguel Berzal, peor no sé cuando se
estrenará.