Post on 10-Dec-2015
description
2
3
Los inicios de año siempre parecen luminosos y prometedores. Tras la resaca de las
fiestas, nos sentimos con energía y con ánimo para que este nuevo año, sí que sí, sea
“nuestro año”, el definitivo. Luego para algunos a partir del mes de febrero todas
esas buenas intenciones se van esfumando… Y ya entrando en primavera
comprobamos que en nuestras vidas siguen los problemas de siempre, las mismas
crisis, los mismos pensamientos, las mismas personas que nos hacen la vida imposible
o a las que se la hacemos nosotros, sin querer.
¿Se puede vivir de otra manera? ¿Se puede hacer algo para sentir que vamos
avanzando en el camino de la vida, para que los años nos parezcan más fructíferos,
más llenos de experiencias y aprendizajes?
Desde mi punto de vista, sí. La solución es vivir de forma más consciente. Y llega un
momento en la vida de todas las personas en que tenemos que tomar esta decisión.
Quizás te sientes bastante satisfecho con el camino que has llevado hasta ahora, o
quizás no. Quizás es la hora de empezar con nuevos retos o por el contrario, es hora de
parar. Quizás es hora de organizar más tu tiempo y tus energías, o más bien es hora de
que te “sueltes la melena” un poco y te dejes llevar.
No importa si eliges una opción o su contraria, porque vivir más consciente no es
asumir más retos ni menos, ser más alocado o más tranquilo, ni siquiera es hacer las
cosas “mejor” (para algunas personas, su camino tiene que pasar por equivocarse más
y meter la pata).
4
Vivir más consciente es conocerte de verdad, más profundo cada vez, lo que te
permite darte lo que necesitas en cada momento.
Vivir más consciente es arriesgarte y zambullirte en tu propia vida, atreviéndote a ser y
hacer cosas nuevas, y salir de esa forma de comportarte estereotipada. Y por supuesto,
vivir más consciente significa que tienes que parar de vez en cuando, reflexionar sobre
ti mismo, evaluar lo que tienes, lo que te falta y, a partir de ahí, por dónde seguir.
ESTO ES LO QUE QUIERO RECALCAR A LO LARGO DE ESTE PEQUEÑO
LIBRO: LA NECESIDAD DE PARAR, DE REFLEXIONAR DE VEZ EN CUANDO
SOBRE NOSOTROS Y NUESTRO CAMINO.
Por supuesto habrá quien diga que “no tiene tiempo” para esas cosas. Déjame que me
ría en voz alta. Si misteriosamente sacas tiempo para ver tu serie favorita, depilarte, salir
a correr un rato o hacer esas diez llamadas que crees imprescindibles (pero que no lo
son tanto), ¿de verdad que no tienes una tarde al mes para emplear en ti? ¿O una
hora a la semana? ¿O cinco minutos al comienzo de cada día?
Si vamos por la vida sin reflexión, sin parar, sin ser conscientes de por qué hacemos lo
que hacemos, estamos actuando como robots. Un robot no necesita hacer este
ejercicio de pausa y reflexión, porque otro le ordena lo que tiene que hacer. Pero
entiendo que nosotros no queremos ser robots ¿verdad? Sino personas conscientes,
creativas y libres. No nos queda otra, por tanto, que plantearnos qué momento vamos
a sacar periódicamente para replantearnos nuestra vida.
Ahora bien, una vez que hemos encontrado ese huequito para estar a solas con
nosotros mismos, tomándonos un café, una infusión de hierbas o un ron-cola (eso da
igual) ¿qué hacemos? ¿Sobre qué podemos pensar?
Precisamente, es mi intención en ese ebook que pongo a tu disposición, ofrecerte siete
ideas. Siete temas expuestos de forma breve pero con “mucha miga” y algunos
ejercicios de ejemplo que pueden proporcionarte horas de reflexión y de placer. Sí, he
5
dicho placer, porque la verdad es que cuando uno se acostumbrar a pensar sobre sí
mismo, a reflexionar sobre su vida y sus circunstancias, acaba siendo una actividad
placentera y adictiva (¡os doy mi palabra!).
Hacia el final del texto encontrarás también una plantilla para que te organices y crees
un plan de trabajo que te permita poner en práctica todo lo que has aprendido
durante tus reflexiones. Porque puedes pensar mucho y tener mucha conciencia de
quién eres y lo que te ocurre pero al final, sin acción, no hay cambios verdaderos.
Así pues, espero sinceramente que no leas este libro, sino que lo imprimas, lo
subrayes, añadas tus notas, lo destroces, lo critiques, y lleves tus propias propuestas
a la práctica. Porque quererte a ti mismo no es enviarte besos enfrente del espejo ni
decir ante los demás “ay, cuánto me valoro”. Quererte a ti mismo es empezar a hacer
los cambios que te hagan sentirte más libre y más poderoso.
Asimismo, es un verdadero acto de amor hacia los demás ofrecerles la mejor versión de
ti, ésa que no desprecia, que no los abruma con sus quejas y culpas y que tiene energía
para escuchar sus peticiones.
No voy a desearte un año feliz, porque me parece un mensaje que ni yo misma sé
concretar muy bien y aparte ¿qué es mejor, que te creas feliz y que por tanto no
soluciones esos asuntos de tu vida que gritan ser resueltos? Más bien… te deseo, muy
sinceramente, una travesía por este año llena de descubrimientos y de emociones
fuertes (¡oh sí!), y un final de viaje luminoso y tranquilo.
¡Gracias por dar vida a estas páginas a través de tu lectura!
6
¿Cuál es el error número uno que cometemos todos cuando no conseguimos lo que
queremos en la vida? Ya sea una meta personal, profesional, o mejorar alguna relación
en concreto. Te va a parecer absurdo, e increíble, pero el principal error es este: que no
sabemos concretamente lo que queremos.
Tal vez te has planteado que para el 2015 quieres “tener más dinero”, “tener mejor
salud”, “disfrutar más de las pequeñas cosas” o “ser más feliz”. Todas estas frases
abstractas están bien como punto de partida pero, créeme, no te van a llevar a ningún
sitio si no las concretas y las haces más específicas.
Bien, imagínate que quieres tener más dinero. Pregunta número uno: ¿cuánto más
dinero te haría sentir satisfecho? ¿200 euros más al mes? ¿Dos mil? ¿Superar en 10.000
euros el saldo de tu cuenta ahora mismo, a finales de año? Es decir, ¿de cuánto dinero
y en cuanto tiempo estamos hablando? Si no sabes responder a esta pregunta,
entonces ¿cómo sabrás si has conseguido o no ese objetivo que te planteas?
Después de la pregunta del “cuánto más” viene una segunda cuestión aún más
importante: ¿para qué quieres este ingreso extra? No vale “para vivir con más
tranquilidad” porque eso es algo que no hay forma de comprobar, y además, es
probable que consigas ese dinero extra y en vez de disfrutarlo sigas anhelando más y
más (de hecho, esto le pasa a mucha gente). Piénsalo bien ¿para qué querrías ese
dinero extra? ¿Para hacer un curso de formación, para concederte un viaje con el que
siempre has soñado, para pagar la reforma de tu casa, para invertir en tu negocio, para
apuntar a tu hijo a clases de pintura con un profesor particular? Es decir, ¿en qué va a
mejorar tu vida cuando consigas esto?
7
Este ejemplo concreto muestra dos cosas. La primera es que “queremos cosas en
general” pero nos cuesta muchísimo concretar, que es lo importante. La segunda, que
muchas veces queremos más salud, más dinero, más bienestar, más productividad o lo
que sea y, realmente y si somos sinceros, no nos hemos parado a pensar para qué,
cómo impactaría esto en nuestra vida.
Y aquí aparece la principal diferencia entre un deseo y un objetivo. Un deseo es un ente
abstracto que nos hace suspirar, pero que no tiene ni cantidad, ni forma ni fecha. “Ser
más feliz en el día a día”, “ganar más dinero” o “tener mejor salud” son ejemplos de
deseos.
Por el contrario, los objetivos o metas son algo más o menos concreto, realista,
medible. “Levantarme cinco de los siete días de la semana con buen humor y disfrutar
de mi desayuno” o “descubrir el origen de este problema de salud y comenzar a
superarlo en los próximos 12 meses” o “Ahorrar cada día 5 euros y a final de año
pegarme el viaje de mis sueños con mi familia” son cosas específicas, ancladas a la
realidad, que uno mismo podría medir y, por esto mismo, saber si las ha conseguido o
no.
Así que mi primera recomendación para este año es:
DEDICA UN TIEMPO A PENSAR (1) QUÉ ES CONCRETAMENTE LO QUE
QUIERES, (2) SI ES UN DESEO GENUINO TUYO O MÁS BIEN ALGO QUE “EL
ENTORNO, LA FAMILIA O LA SOCIEDAD DICEN QUE TIENE QUE SER ASÍ”,
(3) QUÉ BENEFICIOS TE VA A TRAER CONSEGUIRLO, Y (4) CÓMO PUEDES
IR VERIFICANDO CADA CIERTO TIEMPO EN QUÉ PUNTO ESTÁS.
Muchas personas que, a priori, creen tener las cosas claras, cuando se les pide formular
objetivos se quedan en blanco y experimentan un pequeño ataque de pánico. Bien
porque quieren muchas cosas y nada en concreto, porque no saben decir para qué
desean eso, o porque no tienen ni remota idea de qué les gustaría conseguir o hacer
el año que viene. Pasa con muchos estudiantes que acaban la carrera y dicen ¿y ahora
qué? Con personas que acaban de experimentar una ruptura y sienten que no saben ni
para dónde tirar. Y también es común en aquéllos que se han pasado la vida
8
respondiendo a exigencias de otros y que se dan cuenta que no sienten ningún deseo
propio y les cuesta tomar decisiones. ¿Qué pasa en estos casos? “¿Qué pasa si no
tengo un objetivo?” como me han preguntado alguna vez.
Precisamente, en estos casos ¡el objetivo es descubrir y desentrañar el objetivo!
Parece un juego de palabras pero no lo es. Para una persona que se sienta perdida y
estancada, no hay mayor meta que determinar quién es, qué le gusta, qué quiere de la
vida, por qué lo quiere y cómo convertir todas estas ideas en propósitos medibles con
los que pueda empezar a trabajar. Un trabajo hermoso y lleno de descubrimientos que,
tengo que decir, es “mi debilidad” como coach.
No lo olvides:
TODOS TENEMOS DESEOS AUTÉNTICOS QUE, CON UN POQUITO DE
TRABAJO Y REFLEXIÓN, PODEMOS TRANSFORMAR EN OBJETIVOS PARA
ESTE AÑO. SE TRATA DE TOMARSE LA MOLESTIA DE AVERIGUAR CUÁLES
SON Y ESCRIBIRLOS
Busca un lugar tranquilo, crea un ambiente agradable (música, velas, luz tenue, algo
para picar) y reserva bastante tiempo para esta actividad. Contesta a las siguientes
preguntas, sin pensarlo mucho, y disfrutando del proceso.
Es importante que sepas que no estás frente a un examen, que no hay respuestas
incorrectas, y que lo ideal es escribir todo, todo, todo lo que se te ocurra, aunque sea
medio absurdo. Ya filtrarás después. Aquí están las preguntas:
1. ¿Cómo era la “vida ideal” que imaginabas cuando eras adolescente, a tus 15
años? Venga, recuerda esa etapa de poesías cursis, grupos de pop-rock y
sueños locos…
2. Date rienda suelta y sueña: ¿cómo sería tu vida ideal de aquí a un año, o de
aquí a cinco años?
9
3. En las circunstancias que tienes actualmente, ¿cómo sería un lunes o un martes
estupendos? ¿Qué tendría que pasar para que ese día fuera “lo mejor posible”?
Descríbelo con detalle desde que te levantas hasta que te acuestas.
4. ¿En qué época de tu vida te has sentido satisfecho con la vida que llevabas, o
con un aspecto de esa vida? ¿Qué pasaba en esa época?
5. Y por último… Haz una lista de 50 deseos o de 50 cosas que te gustaría hacer
antes de morir. Sí, cincuenta, desde “quiero ver esta trilogía completa en video”
hasta “me encantaría vivir en Florencia durante una temporada”.
Disfruta de la sensación de diversión, autoconocimiento y poder que te proporciona
realizar este ejercicio. Cuando lo acabes, lo que puede haberte llevado varias tardes,
léelo todo y tras ello cierra los ojos y piensa en los objetivos/deseos más importantes
que te podrías proponer para este año. Generalmente lo primero que se te ocurra está
bien. Ahora abre los ojos y redacta tus objetivos intentando que sean desafiantes y
realistas a la vez. Retócalos las veces que sea necesario para hacerlos concretos,
medibles y con un propósito claro.
¡Y ya lo tienes: tu maravillosa lista de objetivos listos para ser cumplidos!
10
Como todos sabemos, el tiempo en esta vida es limitado, pero la energía y el enfoque
también lo son, y muchas veces no reparamos en esto. Hay personas que tienen tantos
y tan variados objetivos y deseos, que al final se acaban dispersando y no avanzan
realmente en ninguno de ellos. En otros casos, el exceso de obligaciones y propósitos
hace que otras personas, a pesar de que consigan cosas, se sientan tan cansadas y con
tan poca energía que no tienen tiempo de disfrutar de lo que van consiguiendo.
Las palabras clave que nos ayudarán para ninguna de estas situaciones nos ocurra son:
enfoque y priorizar.
Enfocarse en necesario. Sé que para las personas que tienen muchas pasiones y
muchos frentes abiertos, esta puede parecerles su peor pesadilla, pero no lo es. Cuando
digo “enfoque” no me refiero a centrar nuestra vida o nuestro trabajo en una sola cosa.
A mí, personalmente, me encanta trabajar y he comprobado que puedo hacerlo en dos
o tres cosas muy diferentes entre sí, pero de ahí a trabajar en cinco proyectos, o en
diez a la vez, hay mucha diferencia.
No se pueden tener dos blogs, un trabajo, varios proyectos compartidos con otras
personas, estar haciendo un máster y llevar adelante una vida social y familiar sin que
alguno de estos aspectos se resienta.
PUEDE SER QUE OBJETIVAMENTE HAYA TIEMPO PARA HACER MUCHAS
COSAS. PERO EL TIEMPO NO ES LO ÚNICO LIMITANTE: A VECES NO LLEGA
EL FOCO NI LA ENERGÍA.
11
Por otro lado, hay momentos en la vida en que hay que priorizar un aspecto sobre los
demás. A todos nos gusta tener un equilibrio entre trabajo, formación, ocio, tiempo
para uno mismo y relaciones personales, pero hay etapas en que este equilibrio no
se puede mantener. Hay temporadas intensas de estudio, por ejemplo, en que
debemos de sacrificar el ocio, el trabajo o las relaciones, durante un tiempo. En otras
ocasiones, son ciertas relaciones las que nos llevan a parar o disminuir el trabajo o los
estudios (por ejemplo, cuando nos enamoramos y casi todo el tiempo libre se lo damos
a la otra persona, o cuando una madre tiene un hijo y tiene que poner en pausa
prácticamente todo lo demás). Lo mismo ocurre cuando una persona tiene un
problema de salud importante: puede necesitar invertir la mayor parte de su tiempo,
dinero y energía en mejorarse, aun a costa de todo lo demás.
Por todo ello, es importante saber priorizar qué aspecto es el más importante en este
momento vital en que te encuentras, y dirigir ahí la mayor parte de los esfuerzos. Yo
considero que ni es sano estar siempre enfocado en un aspecto (como las personas
que viven permanentemente adictas al trabajo, a la fiesta, o dependientes de la relación
con otra persona) ni tampoco es sano mantener el “equilibrio” cuando no es
humanamente posible. De hecho, me parece que la vida ideal es aquella que
transcurre durante 4-5 años en equilibrio de todos los factores (trabajo, estudios, ocio,
relaciones, tiempo personal…) y al año siguiente uno de éstos que necesita mucha más
atención toma el protagonismo. Al finalizar este período, la persona vuelve de nuevo al
equilibro, y al cabo de los años aparece otra “crisis” que nos lleva a priorizar otro
aspecto y así sucesivamente.
Hazte la siguiente pregunta:
¿TE ENCUENTRAS EN UNA DE ESAS ETAPAS DE TU VIDA EN LA QUE TIENES
QUE RECOBRAR EL EQUILIBRIO, O MÁS BIEN AL CONTRARIO, EN ESA EN
QUE UN ASUNTO LLAMA PODEROSAMENTE TU ATENCIÓN Y TIENES QUE
ENFOCARTE EN ÉL, AUN A COSTA LOS OTROS?
Por otro lado, cuando empezamos a ser verdaderamente conscientes de lo que
tenemos en nuestra vida, descubrimos muchas cosas que no nos gustan y que
querríamos cambiar. Y entonces viene el síndrome de “querer hacer un cambio
12
radical y rápido”. Francamente, no conozco ningún camino rápido que funcione a la
larga. Y todos los cambios radicales tienen que afrontarse poco a poco. Imaginemos
que nuestra vida es como una casa grande que queremos reformar por completo. En
una casa, no hacemos la obra de electricidad, a la vez que pintamos, a la vez que
restauramos los muebles y a la vez que pensamos la decoración. Vamos etapa por
etapa, paso por paso, primero las obras más gruesas, luego las más finas, y cuando
llega el momento de decorar vamos habitación por habitación, pared por pared, hasta
que al cabo de muchos meses (o años) tenemos la casa al completo.
Así también pasa cuando las personas queremos acometer un cambio radical. No te
empeñes en hacerlo todo a la vez, porque lo que probablemente consigas es formar
“un caos” en tu vida, similar a la casa en la que todas las obras se hacen a la vez. Ve
paso a paso, etapa por etapa, habitación por habitación. Para ello, tendrás que
enfocarte un tiempo en un solo aspecto de tu vida (por ejemplo, conocer quién eres y
de dónde vienes); cuando lo tengas más o menos solucionado, pasar al siguiente
(plantear un cambio de trabajo), y después el siguiente (mudarte de casa), el siguiente
(ampliar tu círculo de amigos) y el siguiente… hasta que al cabo del tiempo, voilà!
descubras que has llegado a la vida que realmente te hace feliz y sientes que te
pertenece.
ELIGE, PRIORIZA Y TRIUNFA.
Todos queremos mejorar muchas cosas en un año, pero como dice el refrán “quien
mucho abarca poco aprieta”. Revisa la hoja de objetivos que has realizado (espero) en
el apartado anterior. Si pudieras elegir hacer una cosa, sólo una, de entre todas las
que te has propuesto ¿cuál sería? Plantéate el resto del año dando prioridad a ese
aspecto de tu vida en casi todo momento. Eso no significa que el resto de objetivos o
de aspectos tengas que dejarlos de lado, claro que no, pero sí que “el que manda” es
uno de ellos, y los demás tienen que ir en función de él.
13
Creo que no hay mejor reflejo más fiel de cómo es una persona realmente que la forma
en que emplea su tiempo, y qué relación tiene con el mismo.
Las personas muy exigentes siempre tienen miles de cosas por hacer, y aunque hacen
bastante, como no llegan a los estándares que se han marcado (que son prácticamente
imposibles de cumplir) siempre están insatisfechas. Por el contrario, hay personas muy
pasivas que se exigen muy poco, cuyas ambiciones parecen no importarles ni siquiera
a ellos mismos, y por tanto su tiempo está plagado de cosas que hacer para los demás
o para nadie en concreto.
Los que son en exceso prácticos y rígidos no pierden ni una hora de su valioso tiempo
en soñar y en pensar otras posibilidades y todo en ellos es una “obligación”. Con los
fantasiosos y los que viven en las nubes sucede al contrario: dedican mucho tiempo a
soñar y poquísimo a poner en práctica, y por ello no avanzan en la vida. Hay personas
que se sienten francamente mal si emplean una tarde a la semana en hacer algo
simplemente por placer, y para otras todo lo que contenga la palabra “trabajo” es un
suplicio.
Para terminar, muchas, muchísimas personas, viven de forma más o menos
automática, ejecutando día tras día las mismas rutinas, haciendo lo mismo en su
tiempo de ocio (mismas personas, mismas aficiones, mismas series de televisión…), sin
atreverse a hacer algo nuevo.
Por supuesto, la famosa frase de “no tengo tiempo” muchas veces sólo es una excusa.
Claro que en nuestras modernas vidas todos estamos muy ocupados siempre, pero
habría que mirar con lupa cuántas de nuestras horas no se podrían aprovechar de
forma más eficiente, cuántas cosas podríamos simplemente dejar de hacer, en qué
14
punto el trabajo o los estudios suponen un auténtico refugio para no ver el vacío de
otras áreas, o si estamos dedicando la mayoría de nuestro tiempo a lo que decimos
que es nuestra prioridad o más bien a otra cosa.
PIÉNSALO: NO HAY MEJOR MANERA DE CONOCERNOS Y CONOCER A
LOS DEMÁS QUE OBSERVAR LA RELACIÓN CON EL TIEMPO Y A QUÉ LO
DEDICAMOS MAYORITARIAMENTE.
¿Te has sentido identificado con alguno de los ejemplos mencionados? ¿Dedicas
tiempo al placer o todo son obligaciones? ¿Y hasta qué punto son obligaciones?
¿Prefieres que el suelo de la cocina esté limpio a tomarte un ratito para reflexionar
sobre tu vida? ¿De verdad que tienes que estar todo el día leyendo y aprendiendo
cosas? ¿Pasas las horas muertas en Internet en vez de comenzar de una vez tu propio
proyecto que, poco a poco, puede cambiarte la vida?
La gestión del tiempo es algo tan personal que es hora de observar con detenimiento y
sin juicios qué relación tienes con el tiempo y cómo lo utilizas: si eres exigente, pasivo,
rígido, lo usas para fantasear, sólo te centras en obligaciones, sólo buscas el placer, o si
te dejas llevar por las necesidades ajenas más que por las tuyas propias (lo cual implica
que emplearás la mayor parte de tu tiempo en hacer “recados” a otros).
PARA GANAR EL CONTROL DE TU VIDA, DEBERÁS GANAR PRIMERO EL
CONTROL DE TU TIEMPO.
Como con cualquier otro aspecto de la vida, tampoco es bueno pecar de exceso de
control. En un mundo ideal, tienen que existir horas de concentración y horas pasadas
mirando el techo; horas haciendo un curso de formación y horas frente al televisor
viendo una serie divertida, horas de conversaciones profundas y horas de charla
intrascendente con desconocidos, horas leyendo grandes obras de la literatura y horas
leyendo revistas de moda o periódicos deportivos en la playa.
15
En resumen:
EMPLEA TU TIEMPO EN LAS COSAS QUE TE HACEN AVANZAR Y QUE ESTÉN
EN CONCORDANCIA CON TUS VALORES PERSONALES, PERO SÉ FLEXIBLE Y
DEJA ESPACIO PARA LOS IMPREVISTOS Y LAS SORPRESAS DE LA VIDA.
Algo muy común y que conlleva mucho caos en la gestión del tiempo es la de dejar
tareas a medias. Dejar muchas cosas pendientes e inacabadas nos sume en el
descontrol, nos crea cierto estrés por saber “que tenemos algo pendiente” y además se
tarda mucho más en completar una tarea en dos tandas que en hacerlo de una vez.
Para ir poco a poco corrigiendo este pequeño “vicio” te propongo que te concentres
durante un tiempo en acabar de una vez las cosas más sencillas. Por ejemplo, no abras
tu correo dos veces (una para leer y otra para contestar) porque se pierde muchísimo
tiempo. Más bien, cada vez que leas un e-mail que requiera tu respuesta, ¡contéstalo en
ese justo momento! Si empiezas a planchar la ropa ¡acaba todo! Si tienes que hacer
una llamada o una visita que no te apetece, pero aun así decides hacerla, ¡que sea lo
antes posible! Si te propones ordenar tus fotos de 2014, ¡reserva toda una tarde y hazlo
de una vez! Y si lo que te has propuesto es escribir un poco cada día, dedica cinco
minutos a escribir cinco líneas, pero hazlo seguido, sin levantarte, sin mirar el móvil, y
luego olvídate.
Es poco a poco, con pequeñas batallas, como se gana la guerra final, así que no
minusvalores el poder de estos pequeños gestos y ejercita el hábito de acabar cosas. Lo
que hoy es solamente acabar de doblar la ropa, mañana será acabar un libro o un
informe antes de tiempo.
16
Al igual que ocurre con el tiempo, la relación que tenemos con el dinero y la forma en
que lo empleamos dice mucho más de nosotros que nuestras propias palabras.
Artículos sobre las creencias negativas que existen en torno al dinero hay muchos por
Internet (y muchos libros buenísimos, y también muchos gurúes falsos que siempre
dicen lo mismo) por eso no es mi intención aquí detenerme sobre este punto.
Más bien, quiero invitarte a pensar hasta qué punto estás empleando el dinero que
tienes en avanzar hacia los objetivos que te has marcado para este año próximo.
¿Estás gastando tu dinero “automáticamente”, en las mismas cosas de siempre, o lo
gastas con conciencia? ¿Te paras a pensar si las cosas que adquieres van a tener un
beneficio o un impacto real en tu vida?
AQUÍ ESTÁ EL QUID DE LA CUESTIÓN. ES MUY FÁCIL “GASTAR POR
COSTUMBRE” O ADQUIRIR UN ARTÍCULO O SERVICIO PENSANDO QUE
NUESTRA VIDA SERÁ MEJOR CON ÉL, PERO LA PREGUNTA ES: ¿REALMENTE
LO ES? ¿REALMENTE CUANDO TENEMOS O DISFRUTAMOS ESO QUE
HABÍAMOS ESTADO SOÑANDO, NUESTRA VIDA HA MEJORADO
VISIBLEMENTE?
Por otro lado, a mí me resulta bastante extraño cuando las personas mantienen la
misma pauta de gastos (esto para la casa, esto para ocio, esto para ropa, etc.) año tras
año. Si cada año nuestros propósitos y nuestras prioridades son distintos ¿no
deberíamos alinear nuestros gastos a estas circunstancias, e invertir más dinero en
aquello que es más importante para nosotros en cierto momento?
17
Además, solemos ser bastante conservadores en lo que al dinero se refiere y si en algo
no estamos habituados a gastar, ni nosotros ni nuestro entorno, entonces lo juzgamos
“inadecuado” o lo tachamos de “locura”. Por ejemplo, muchísimas personas gastarían
3.000 euros más en un coche que es ligeramente superior a otro en cuanto a sus
características, incluso cuando ese coche lo utilicen principalmente dentro de la ciudad,
porque no viajan más de un par de veces al año. Sin embargo, si sugieres a esa persona
que invierta esos 3.000 euros en sí mismo (por ejemplo, en una terapia de coaching, un
cambio de imagen, una mentor de negocios, un entrenador personal, etc.) se echará las
manos a la cabeza y dirá “¡estás loco, eso es tirar el dinero!” aun cuando los efectos de
estas acciones en su vida serían mucho más notables que tener un coche de calidad
superior.
¿Por qué es más “aceptable” gastarse el dinero en un viaje a Nueva York (por mucho
que Nueva York sea una ciudad alucinante) que en solicitar los servicios de un
profesional que nos ayude? ¿Por qué se considera mejor inversión comprar un mueble
para la casa en vez de contratar a una cocinera que nos haga la comida todos los días,
ya que cocinar no nos gusta nada? ¿Por qué si decimos que hemos gastado 1000 euros
en una Thermomix nadie se extraña, y si decimos que eso es lo que nos ha costado un
curso de un mes que nos ha cambiado la vida a los demás les parece “muy caro”? ¿Por
qué se considera mejor compra cuatro pares de zapatos de mala calidad que el mismo
dinero empleado en un solo par, de buenísima calidad?
Empieza a plantearte qué es el dinero para ti, y qué beneficios obtienes de gastarlo
de la forma en que lo estás haciendo. No hay formas “mejores” ni “peores” de invertir
tu dinero, y este patrón no es igual ni para todas las personas, ni para la misma persona
en distintos momentos de su vida.
Y una cosa más: deja que el dinero fluya. Retener y acumular dinero con el único fin de
ver cómo va creciendo el número en nuestra cuenta corriente es un sinsentido. El
dinero únicamente sirve cuando se utiliza. Al igual que tú vives por el dinero que los
demás invierten en ti o en la empresa en la que trabajas, los demás viven del dinero
que tú inviertes en ellos. Dejar que el dinero fluya es una forma de generosidad.
18
Así pues, ahorra todo lo que puedas hasta tener una cantidad que te sirva de colchón y
te dé tranquilidad para los imprevistos que puedan surgir (¿de cuánto sería esta
cantidad para ti?), y a partir de ahí, emplea tu dinero en lo que te dé la felicidad y el
bienestar interior.
Es interesante pararse a observar, detenidamente, qué pensamientos y sobre todo qué
acciones tenemos con respecto al dinero. Para ello, prueba a formularte las siguientes
preguntas. No se trata de que las respondas de inmediato sino que, con una de estas
preguntas en la cabeza, pases un día entero, o una semana, observando cuáles son las
reacciones que te surgen. Después, escríbelo todo en una libreta y pasa a la siguiente.
No hay respuestas correctas o incorrectas, mejores o peores, lo que sí tienes que
buscar son tus propias respuestas, y no lo que los demás “o la sociedad” quieren que
creas.
¿Qué pensamientos tienes del dinero en sí mismo? ¿Lo ves como un vehículo de
intercambio, como algo sucio o como lo más valioso de la vida? Anota las
imágenes o sentimientos que te vienen cuando escuchas la palabra “dinero”.
¿Estás contento con tus ingresos actuales? Si es que no, ¿para qué te gustaría tener
más dinero? ¿Qué comprarías con ese dinero? ¿Podrías conseguir eso mismo de
otro modo?
¿Con qué cantidad concreta de dinero ahorrado te sentirías seguro? ¿Esa cantidad
se aleja mucho de lo que tienes ahora? (Si es que sí, entonces significa que
probablemente nunca en tu vida te sientas seguro…) ¿Qué podrías hacer al
respecto: todo lo posible por ganar más dinero, o bajar tus expectativas?
¿Con qué sueldo mensual podrías vivir la vida que deseas? ¿Es realista alcanzarlo?
(Si es que no, entonces algo dentro de ti siente que “la vida que deseas no va a
19
estar nunca a tu alcance”) ¿Qué podrías hacer si no tienes este sueldo mensual:
intentar ganar más dinero o bajar tus expectativas?
¿Te pone nervioso gastar dinero, porque tienes la sensación de que “tu deber” es
seguir acumulándolo, o porque piensas que se va a acabar y te vas a quedar sin
nada? ¿Sientes esto mismo en otros aspectos de tu vida: con el amor, el cariño, el
tiempo…?
¿Dices que el dinero no es importante y no da la felicidad, pero sin embargo juegas
todas las semanas a la lotería y te pasas el día pensando en el dinero? ¿Qué otras
contradicciones puedes detectar en torno al dinero?
¿Cuánto vale tu tiempo? ¿Eres capaz de hacer una hora de cola, o un largo
desplazamiento, para ahorrarte cinco euros? ¿En cuánto dinero valoras una hora de
tu tiempo?
20
Últimamente, parece haberse instalado en la sociedad un optimismo crónico que dice
que solamente sentirse bien, entusiasta y vital es aceptable, y por el contrario
sentirse triste, rabioso, desesperanzado y con miedo es algo que debe evitarse. Tanto
es así que a estas últimas emociones se las ha llamado “negativas” lo que implica que
sentirlas es algo más bien perjudicial.
Aparte de parecerme una estupidez esto de emociones “negativas” y “positivas” (¿es
recomendable estar feliz cuando alguien acaba de morir, o no sentirse indignado y
enfadado cuando vulneran nuestros derechos?), creo que ese intento de desapegarnos
de lo que sentimos es profundamente dañino.
Nuestras emociones son nuestro barómetro interno. Si nos sentimos bien, es un
síntoma de que todo está en orden, de que en ese momento no hay nada que revisar.
Si por el contrario atravesamos con frecuencia sentimientos tumultuosos (de ira,
tristeza desmedida, culpa, envidia, insatisfacción vital) es que hay algo a lo que
tenemos que prestar atención.
Ignorar nuestras emociones cuando nos sentimos mal, peor aún pretender
“intercambiarlas” por otras más positivas, es una auténtica temeridad que lo único
que consigue es desconectarnos de nosotros mismos y de nuestras verdades internas.
Imaginemos el panel de control de nuestro sistema de calefacción, por ejemplo. Un día,
vamos a encenderla y observamos que una enigmática luz roja palpita sin parar. Como
personas inteligentes, sabemos que algo ocurre y podremos hacer varias cosas: ir a
mirar el libro de instrucciones o Internet a ver qué significa esa lucecita; llamar a un
21
amigo a ver si a él le ha pasado; desmontar el aparato y ver si podemos repararlo o
acudir al servicio técnico para que nos digan qué es lo que pasa. Lo que no creo que se
le ocurriría a nadie, porque sería una opción estúpida, es coger un trozo de cinta
aislante y tapar por completo esa luz roja que palpita, para no verla. Sabemos que
esa luz nos indica algo, que probablemente nuestro sistema de calefacción esté
estropeado, y somos conscientes de que ignorar este problema hoy sólo nos llevará a
un daño mayor en el futuro.
Otro ejemplo aún más claro: imagina que vas conduciendo y de repente se enciende el
piloto que indica falta de combustible. Cualquier persona con dos dedos de frente se
pararía en la próxima gasolinera a repostar, sin dudarlo, pero podría ocurrir que un
individuo “optimista” se sintiera molesto por esa luz inoportuna que se enciende y
opinara que es mejor no hacerle caso, para qué, con lo bien que está transcurriendo el
viaje y la música tan bonita que suena por la radio… No hace falta que os diga cómo
acaba la broma ¿verdad?
Esto que nos parece absurdo en el caso de un sistema de calefacción o un coche, nos
parece lo más lógico cuando se trata de nuestras emociones. ¿Que estoy triste durante
días y días, y no sé muy bien por qué? Bah, no sé lo que quiera significar, mejor me voy
de fiesta o me pongo una película a ver si se me pasa. ¿Que me siento lleno de ira cada
vez que me encuentro con ciertas personas? En vez de indagar en el origen del
problema, trato de apartar de mi cabeza estos pensamientos y “sustituirlos” por otros
agradables. ¿Que siento un vacío tremendo en mi vida y creo que mi existencia es un
sinsentido? No problem, en vez de pensar en que quizás (sólo quizás) tenga que
cambiar algo, o pedir ayuda, me digo que soy un desagradecido por pensar así con el
hambre que hay en el mundo y zanjo el problema. ¿Que la envidia me corroe cuando
observo las vidas de mis amigos o de los famosos de la tele? No lo reconozco ni loco, y
más bien me consuelo con aquello de “ellos también tendrán sus problemas”, en vez
de pararme a pensar qué envidio realmente y cómo podría conseguirlo.
NUESTROS SENTIMIENTOS SON NUESTRO INDICADOR INTERNO, JUNTO
CON NUESTRO CUERPO, Y SU MISIÓN NO ES HACERNOS LA VIDA
IMPOSIBLE O DIFICULTOSA, SINO PRECISAMENTE AVISARNOS DE QUE HAY
ALGO QUE REQUIERE NUESTRA ATENCIÓN.
22
Si dejamos sistemáticamente de hacer caso a nuestras emociones, o si preferimos una
medicación que nos anestesie antes que hacernos cargo de nuestros demonios
internos, estamos matando al mensajero.
Y matar al mensajero, en la guerra o en nuestras vidas, nunca es una opción inteligente.
Te propongo tres pasos que puedes aplicar conscientemente para gestionar todas las
emociones que aparecen en ti. Éstos son:
SENTIR → PENSAR → DECIDIR O ACTUAR
1. SENTIR: Lo primero es permitirnos experimentar cualquier pensamiento, a solas,
sin pensar que otro nos va a castigar o juzgar. No es malo ni dañino sentir, ni la
tristeza más profunda, ni la mayor de las iras. Lo que puede ser malo o dañino es
descargar estos sentimientos sobre los otros (esto es lo que verdaderamente hay
que vigilar) pero nunca, nunca, experimentarlos en soledad. Así pues, dejemos
espacio y para que salga el malestar, el dolor, el alivio, la impotencia, la rabia, la
desesperación, todo lo que nos brote de dentro.
¿Cuánto tiempo dura una emoción? Desde luego, esta es una cuestión muy
personal, pero por lo general tampoco un tiempo excesivamente largo. De hecho,
permanecer eternamente en un estado emocional puede funcionar más bien como
una excusa, porque a veces es más sencillo “estar mal” que enfrentarnos a las
circunstancias que nos provocan el sentimiento y hacer cambios. Muchas personas
que habitualmente se sienten depresivas, enfadadas o culpables, utilizan estos
estados para conseguir la atención de otros o como una excusa para no avanzar
(tipo: “no, yo no puedo hacer tal cosa ¡es que estoy tan triste!”). Una emoción
siempre tiene que darnos información para que pasemos a la siguiente fase que es
pensar en qué es lo que ocurre, qué es lo que va bien o mal. Si nos quedamos
23
estancados en la etapa del sentimiento, y no hacemos nada al respecto ni
entendemos nada, estamos igual de ciegos que los que no reconocen sus
emociones.
2. PENSAR: Una vez que experimentado cierto estado de ánimo, llega la hora de
indagar en lo que ha sucedido. ¿Qué ha pasado o qué he hecho para sentirme así?
¿Qué comportamiento tendría que cambiar? ¿Quizás tengo algún asunto pasado
que resolver? ¿Hay prioridades que no estoy teniendo en cuenta? ¿Hay personas a
las que debería dejar de ver, o ver menos a menudo? ¿Tengo que ser más
precavido? ¿Necesito un tiempo para reponerme de una pérdida? En definitiva: ¿qué
información o mensaje me trae esta emoción y qué puedo aprender de ello?
3. DECIDIR-ACTUAR: Y el tercer y último paso para lidiar con nuestras emociones es
tomar una decisión. Ésta puede ser una simple toma de conciencia, o una acción
muy concreta que solucione el conflicto que originó la emoción. Por ejemplo, la
tristeza desaparece cuando dejamos pasar el tiempo y asumimos la pérdida, y la
culpa cuando hacemos un compromiso firme de hacer o no hacer lo que nos hizo
sentir culpables. La ira se apaga cuando entendemos quién fue el culpable original,
o al alejarnos de ciertas personas que nos hacen daño. Y la envidia se esfuma
cuando tenemos el coraje de reconocer lo que nos encanta de la vida de los demás
e ir a por ello. Por su parte, la insatisfacción vital se va disipando cuando nos
acercamos a lo que genuinamente nos hace felices. En conclusión, tras haber
reflexionado sobre el significado de nuestra emoción llega el momento de hacer
algo, por supuesto algo concreto (y no cosas como “voy a cambiar” o “esta será la
última vez”).
Y así de fácil (o de difícil) es convivir con nuestras emociones. Esta tarea de sentir,
pensar y decidir no se aprende de un día para otro, y requiere mucha práctica, pero si
eres constante en su práctica te sorprenderás de lo sereno, conectado y confiado que
te puedes llegar a sentir al cabo de un tiempo. Merece mucho la pena ¿verdad?
24
Si hay una tarea que tenemos que empezar con urgencia, si es que no hemos
empezado ya, es la de conocernos a nosotros mismos. Desde luego, ni en nuestra casa
ni en la escuela nos educan para esto. Hemos estudiado muchas cosas durante muchos
años, pero ¿alguien recuerda que ni siquiera durante un mes de su vida se haya
dedicado, acompañado por un adulto, a descubrir qué se le da mejor, qué le gusta
más, cómo reacciona ante la adversidad, en qué es bueno y diferente al resto?
Vivimos, por lo general, en un grado de desconexión tan brutal que resulta hasta
cómico. Mucha gente a la que se le hace la sencilla pregunta de: “¿oye y a ti qué te
gusta?” no sabe lo que responder. A muchas personas que atraviesan situaciones
complicadas si les preguntas: “¿cómo crees que has contribuido tú a crear esta
situación?” te dirían que no tienen la más remota idea, que todo es culpa de otros o
de la sociedad. Y ya, si hacemos preguntas más profundas como “¿cuál crees que es tu
don, a qué quieres dedicar tu vida, para qué crees que has venido a este mundo?” lo
más probable es que nos encontremos con un silencio profundo y perplejo.
Sin embargo, lo que a mí me resulta más extraño de todo esto no es que estemos
desconectados (puesto que si de niños lo más importante del mundo era que
“obedeciéramos” en vez de que nos descubriéramos a nosotros mismos, el resultado
era de esperar). Lo más extraño de todo es que esta desconexión no nos sorprenda.
Que no nos cuestionemos que es extraño que no sepamos lo que nos gusta. Tampoco
es lógico no saber lo que uno quiere. Y resulta tremendamente chocante que un
individuo que vive consigo mismo las veinticuatro horas del día, años enteros, ¡no sepa
lo que le sucede, ni lo que desea de la vida!
No es normal que anhelemos que nos digan qué tenemos que hacer, no es normal
sentir que no tenemos el control de nuestra vida, no es normal no entender ni nuestros
25
sentimientos ni nuestro cuerpo, es común en nuestra sociedad pero no debería de ser
así, escapa a la lógica.
Ahora bien, ¿cómo abordar esta tarea de conectar y conocernos de verdad a nosotros
mismos? Es cierto que evaluar quiénes somos hoy y qué nos gusta hacer ahora es
importante, pero desde mi punto de vista también es esencial averiguar en qué nos
hemos convertido. Qué nos ha ocurrido, qué le ha pasado a la persona original que
vino a este mundo. Si nos centramos sólo en el presente podemos estar muy ciegos o
no comprender “por qué somos así”, o “por qué siempre reaccionamos de la misma
(mala) manera”. Necesitamos ver nuestra vida en retrospectiva y esto sólo se consigue
con una mirada a nuestra historia de principio a fin.
Es decir, al igual que los historiadores y los antropólogos profundizan sobre vidas y
civilizaciones antiguas (una tarea muy grata y fascinante, por cierto), nosotros mismos
debemos tomar la tarea de indagar sobre nuestra historia, desde fuera, con una
mirada más amplia.
Cada vez que me refiero, en una conversación formal o informal, a la importancia de
conocer lo que nos ha pasado en estos veinte, treinta, cuarenta, o cincuenta años atrás,
es decir desde que fuimos niños, siempre hay alguien que comenta: “¿Y de qué sirve
esto? El pasado ya pasó, el presente es lo único que tenemos”.
Antes de dudar o no de esa afirmación, pensad lo que ocurre con el estudio de la
Historia: ¿no sería descabellado, y estúpido, afirmar que los acontecimientos históricos
que han tenido lugar hasta ahora no importan? ¿Que no hace falta conocer el pasado?
¿No es un auténtico despropósito olvidar las barbaridades, o las maravillas, que los
seres humanos hemos hecho? El sentido de estudiar Historia en los institutos es el
conectarnos con el “de dónde venimos” para conocernos mejor, prever los peligros que
pueden surgir (es decir, aprender de los errores del pasado) y saber “a dónde vamos”.
Pues bien, esto que todos admitimos para el estudio de la Historia, lo rechazamos de
pleno cuando se trata de nuestra propia vida (nuestra historia, en minúsculas), y ¿acaso
no es lo mismo?
26
Lamento decir que, para bien y para mal, todo lo que te ha sucedido hasta ahora, y
muy especialmente lo que te sucedió en la etapa más frágil de tu vida, en la que todo
lo que sucedía lo absorbías como una esponja (es decir, tu infancia), es la base de
quién eres hoy, y cómo reaccionas. Hay autores que afirman que todo lo que nos ha
sucedido no sólo ha quedado grabado en nuestra mente o en el inconsciente, sino en
nuestro cuerpo físico (de ahí surgen terapias como la antigimnasia o la diafreoterapia).
ESTÁ CLARO QUE EL PASADO NO SE PUEDE MODIFICAR, Y QUE QUIZÁS HA
SIDO TAN DESAGRADABLE QUE NO TE APETECE RECORDAR CIERTAS
COSAS, PERO LO CIERTO ES QUE CARGAS CON SU HUELLA CADA
SEGUNDO DE TU VIDA, LO QUIERAS O NO.
EL INCONSCIENTE NO DESAPARECE PORQUE NO QUIERAS MIRARLO, AL
CONTRARIO, SE HACE AÚN MÁS GRANDE Y MÁS INCONSCIENTE… Y TÚ
MÁS CIEGO Y MÁS DESCONECTADO.
Si eres de los que opina que estudiar Historia nos hace más libres, más lúcidos y nos
permite aprender de los errores del pasado, no hay motivo para que no apliques esta
misma visión a tu propia realidad ¿no crees?
Sobre la importancia de la infancia en el desarrollo psicológico del individuo y la
formación del inconsciente o la sombra hay miles de libros. Como ejercicio para
adentrarte en esta aventura apasionante de conocer tu historia (e incluso la de tus
antepasados, si te animas) te sugiero la lectura de alguno de estos libros que escribo
a continuación. Por supuesto, hay muchísimos más, y quizás no sean estos los mejores,
pero puedo decir que, desde mi experiencia, son excelentes libros que nos ayudan a
tener una mirada más amplia sobre nosotros, nuestra historia personal y nuestro
mundo.
“La biografía humana” de Laura Gutman
“El poder del discurso materno” de Laura Gutman
“Adicciones y violencias invisibles” de Laura Gutman
27
“El cuerpo nunca miente” de Alice Miller
“El saber proscrito” de Alice Miller
“Por tu propio bien” de Alice Miller
“El cuerpo tiene sus razones” de Thérèse Bertherat
“Correo del cuerpo” de Thérèse Bertherat
“La memoria corporal” de Luz Casasnovas
“Encuentro con la sombra” de Jeremiah Abrams y Connie Sweig
“La enfermedad como camino” de Thorwald Dethlefsen y Rüdiger Dahlke
“Reconciliarse con la propia sombra” de Jean Monbourquette
“La sexualidad y el funcionamiento de la dominación” de Casilda Rodrigáñez
“El asalto al Hades” de Casilda Rodrigáñez
“Mujeres que corren con los lobos” de Clarissa Pinkola Estés
“Cuerpo de mujer, sabiduría de mujer” de Christiane Northrup
“La función del orgasmo” de Wilhem Reich
“Felicidad, amor, sabiduría” de José Luis Cano Gil
“La esencia de la neurosis” de José Luis Cano Gil
28
La idea de que es importante y sano tener autoestima y querernos a nosotros mismos
está muy extendida (afortunadamente) en la sociedad. Lo que yo me pregunto es hasta
qué punto nos cuestionamos qué es la verdadera autoestima.
Todos nosotros, por el mero hecho de ser seres humanos, nos merecemos nuestro
amor y el de los demás. La autoestima, por tanto, no tenemos que “ganarla” a través de
nuestros logros o nuestras buenas acciones, sino que es algo que nos pertenece
desde el nacimiento.
Muchas personas crecen con mensajes destructivos del tipo “no valgo nada”, “no
merezco que me pase nada bueno” o “los demás son mejores que yo”. Con estas
creencias en su cabeza, estas personas acaban sufriendo lo indecible, pasando
penalidades, y sintiendo en lo más hondo de su ser que no merecen ser felices y que el
bienestar les está negado. No hace falta decir que si uno cree inconscientemente que
no merece ser feliz, ya se procurará todos los medios para que esto sea cierto, y se
maltratará de una y mil sutiles formas.
Seguramente tú has pensado alguna de estas cosas alguna vez. Y quizás has sentido
que los demás sólo te iban a amar si sacabas las mejores notas, si eras el amigo más
bueno de todos, si siempre lo hacías todo bien, si te comportabas con prudencia y
amor. Por ello mismo, seguro que muchas veces sientes que sólo te amas a ti mismo
cuando consigues retos difíciles o cuando actúas de forma ejemplar. Tremendo
error… Porque precisamente cuanto más necesitamos que nos quieran es en nuestros
peores momentos, cuando sale a relucir nuestro peor yo.
29
Reparar nuestra autoestima dañada es algo que puede llevarnos bastante tiempo
(hablo de años), pero que, por suerte, podemos empezar a hacer hoy mismo a través
de actos muy sencillos.
¿Pero qué es la verdadera autoestima? En mi opinión, una sana autoestima se refleja en
que la persona se trata con verdadero cariño, y como se quiere tanto, hace en cada
momento lo que es mejor para ella, y por ende, para las personas que quiere.
Básicamente:
SI TE QUIERES, NO TE HACES SUFRIR.
Para conseguir una autoestima sana y fuerte, son mucho más efectivas las obras que
las palabras, sobre todo cuando se realizan con mucha frecuencia. Porque podemos
exaltar nuestras cualidades ante los demás y después tratarnos con auténtico desprecio
en los actos de la vida cotidiana y eso NO es autoestima. Cito a continuación un
fragmento de la obra “Mapa para el éxtasis” de Gabrielle Roth, que expresa muy bien lo
que quiero decir:
“UNA COSA ESPECIAL QUE PUEDES HACER ES TENER UN ROMANCE
CONTIGO. TRÁTATE COMO TRATARÍAS A UN/A AMANTE DE QUIEN ESTÁS
APASIONADAMENTE ENAMORADA/O. CÓMPRATE FLORES, PREPÁRATE
COMIDAS DELICIOSAS. APRECIA EL TIEMPO QUE TIENES PARA ESTAR A
SOLAS, DISFRUTANDO DE TU COMPAÑÍA, HACIENDO LO QUE TE GUSTARÍA
HACER. HAZ ESE VIAJE, COMPRA ESE COCHE, ALQUILA ESA CASA CON
LA QUE SIEMPRE HAS SOÑADO.”
Aquí te ofrezco una serie de ejemplos que podríamos denominar “actos de amor” y
que, de practicarlos con frecuencia, pueden ayudar a una persona que se cree con poca
autoestima a amarse progresivamente más y más. Ten ese romance contigo mismo,
como dice Gabrielle.
30
- Rodéate de cosas bellas que te gusten, que al mirarlas te hagan sentir bien. Crea en
casa un ambiente ordenado y limpio, compra adornos bonitos, si te gustan las flores o
las velas olorosas regálatelas cada cierto tiempo y cada vez que las veas recuerda que
fueron un acto de amor hacia ti.
- Dedica un tiempo sagrado a la semana para hacer algo que te encante, que te haga
sentir vivo, una pasión que creías olvidada: leer en la cama, cocinar, escuchar un
programa de radio de madrugada, las películas de fantasía, dibujar, pintar al óleo,
bailar, jugar al balonmano, diseñar accesorios, contar cuentos, escalar… Y por supuesto,
no te sientas culpable por hacerlo. Toda la alegría que obtengas de ese ratito de placer
la podrás repartir a los que te rodean, con lo que ellos también estarán encantados.
- Físicamente, sácate partido. Dedica tiempo (y dinero, si es preciso) a encontrar tu
estilo, tu mejor peinado, con qué ropa te sientes más cómodo y más seguro de ti
mismo. No es banal o superficial tener un aspecto exterior agradable y profesional de
cara a los demás, como muchos pueden pensar. Por otro lado, utiliza un chándal,
camisón o pijama bonito para estar en casa y no una sudadera vieja manchada de
pintura o un pantalón que claramente te va grande.
- Emplea tu tiempo con conciencia. Si para ti es mejor, a largo plazo, estar una noche
trabajando en un proyecto personal que viendo la serie de televisión, pues hazlo.
Tratarte con cariño y respeto también implica, a veces, asumir ciertos sacrificios. Si
tienes que quitar dos horas al día a tus amigos o familia para estudiar un curso que te
apasiona, hazlo durante un tiempo. Y si necesitas que alguien te eche una mano
porque no llegas a todo y te sientes mal y estresado, pues reconócelo y pide ayuda.
- No malgastes el dinero en cosas que luego no utilizas, hecho que después te hace
sentir mal y culpable. Utiliza el dinero para cuidarte a ti y a los tuyos, para crear un
ambiente armónico que te haga sentir bien cada día, para mejorar como persona, para
darle rienda suelta a tus pasiones y para vivir experiencias inolvidables.
- Hazte las cosas fáciles y agradables. La vida ya es bastante difícil y no hay ningún
motivo para ponerte las cosas más complicadas de lo que son (salvo el secreto impulso
de “sufrir por sufrir”). Por ejemplo, si para ti es más fácil ir al gimnasio si te dejas la ropa
31
preparada la noche anterior, hazlo. Si te es más fácil madrugar escuchando una canción
llena de energía, déjate el mp3 al lado de la mesita para oírlo cuando te despiertes. Si
te da mucha pereza cocinar al mediodía, pues cocina por la noche. Si tu despacho te
parece deprimente y no te motiva trabajar ahí, compra láminas y dibujos para alegrarlo.
A veces unos simples pequeños gestos nos facilitan enormemente la vida. Descubre
cuáles son los tuyos y ponlos en práctica.
- Si estás atascado en algún punto, pide ayuda. Una conversación delante de un té con
un amigo o amiga tiene efectos milagrosos. Conoce gente, y contacta con personas
que estén en tu misma situación y en los que puedas apoyarte. Y si lo necesitas, paga a
un terapeuta para que te ayude, porque una persona que se ama verdaderamente a sí
misma no aguanta “por aguantar” o espera el milagro de que las cosas se solucionen
solas.
- Reconócete lo que vas avanzando. Está bien saber nuestros errores y debilidades
pero ¿y nuestras virtudes, y nuestros éxitos? Es tan importante conseguir cosas como
reconocerte lo que vas avanzando. Cambia la lista de las cosas que hay que hacer por
las cosas que has hecho, y prémiate.
- Vigila cómo te hablas. Pon especial atención al lenguaje que empleas contigo mismo
cuando algo te sale mal o cuando las circunstancias te decepcionan. ¿Te insultas
ferozmente, te hablas con desprecio o con condescendencia? Ve cambiando ese tono y
haciéndolo más cariñoso, más compasivo, un poco más cada vez.
Estas son algunas sugerencias, pero seguro que se te ocurren muchas más formas para
tratarte con todo el cariño y respeto que, como persona humana, te mereces.
Y ten siempre en cuenta una cosa: la verdadera autoestima no nos hace egoístas, sino
todo lo contrario. Cuando nos inundamos de ternura, diversión y amor, tenemos
mucho más para ofrecer a los demás.
32
Lee despacio la lista de ejemplos del apartado anterior. Escoge uno, el que más te haga
sonreír, el que te haga pensar “madre mía, si yo hiciera esto con frecuencia, me sentiría
realmente bien” y conviértelo en tu objetivo personal durante un mínimo de un mes.
Al principio te parecerá muy raro, incluso ridículo, tener estos “actos de amor” contigo
mismo sin venir a cuento, pero eso es perfectamente normal (si estás acostumbrado a
maltratarte sutilmente ¿cómo no te iba a parecer raro?). Aun así, persevera. Aunque no
lo creas, con cada una de esas pequeñas acciones te estás mandando un mensaje
subconsciente que dice “yo soy importante y me quiero” y esto por sí solo no tiene
precio…
Cuando haya transcurrido un mes más o menos, observa si te va resultando más fácil
tener esa actitud amable contigo mismo y si te notas más contento, amoroso y feliz.
33
Si leído con detenimiento el libro hasta aquí, mi enhorabuena. Ya ha sido un primer
paso en la tarea de tomarte en serio a ti mismo. Pero si quieres seguir avanzando, no
basta con leer y pensar y decir “ah mira, estoy de acuerdo”.
TIENES QUE PASAR AL SIGUIENTE NIVEL: EL DE PONER EN PRÁCTICA, HACER
EJERCICIOS, OBSERVAR, ACTUAR.
Ha llegado la hora de lanzarte a la piscina y empezar a hacer pequeñas cosas que te
hagan crecer. La primera pregunta que te hago, antes de que te plantees nada más es:
¿CUÁNDO? ¿Cuándo vas a empezar con tu camino personal? ¿Cuándo vas a
emprender la tarea de conocerte más y mejor, de sentirte mejor contigo y con los
demás?
¿POR QUÉ NO… AHORA MISMO?
Si decides que sí, que es el momento, que para qué vas a esperar una semana más, la
siguiente pregunta que te hago es: ¿por dónde vas a empezar?
No es momento de agobiarse ni de proponerse grandes cosas. Has leído muchas ideas
hasta ahora, seguro que algunas te han calado más que otras, y hay algún ejercicio que
te ha despertado más entusiasmo que los demás. Cierra los ojos y piensa en aquello
que, por lo que sea, se te ha quedado grabado.
34
¿QUÉ ES LO PRIMERO QUE HAS PENSADO? ¿QUÉ IMAGEN TE HA VENIDO
A LA MENTE? PUES EMPIEZA POR AHÍ
Ahora proponte un objetivo muy simple, muy pequeño y muy concreto para conseguir
de aquí a un mes, ¡sin miedo! Y disfruta llevándolo a cabo y anotando tu evolución en
las hojas que te adjunto.
Es mucho mejor empezar hoy por algo muy pequeño que dejar “para un futuro” o
“para cuando tenga más tiempo/dinero/ganas/…” (o sea, para nunca) una tarea
grandiosa y compleja que te exija horas de planificación. No dejes para mañana esta
tarea tan emocionante de convertir el 2015 en el año de tu vida, el año en el que
comenzaste a vivir de forma más consciente por primera vez, o continuaste el camino
que se originó años atrás.
TE MERECES SER LIBRE, Y SER FELIZ.
Y SOBRE TODO, LOS DEMÁS SE MERECEN TODA LA LUZ Y BONDAD QUE
SÓLO TU PERSONA CUANDO BRILLA PUEDE DARLES.
35
A continuación te presento un ejemplo de plantilla que puedes utilizar para trabajar
con objetivos concretos. Lo ideal es que utilices esta a modo de ejemplo para el primer
objetivo, y luego crees la tuya personal con lo que mejor te funcione. Puedes rellenarla
en forma digital utilizando Adobe o imprimir varias copias y rellenarlas a mano.
Por supuesto, es importante escribir y estructurar las ideas, porque si sólo llevas tu
objetivo y tu evolución “en la cabeza” es muy fácil que pierdas la motivación, que te
disipes o que olvides los pasos que tienes que dar.
Te explico brevemente cómo rellenar cada una de las casillas:
Tu objetivo: ¿Qué quieres conseguir? Como explico en la idea 1 de esta guía, haz que
sea muy concreto y que se pueda medir. Quizás te cueste un poco pasar del deseo al
objetivo, pero es un primer paso imprescindible si quieres alcanzar el éxito.
Fecha de inicio y fecha de fin (estimada): No te pongas objetivos a más de seis
meses, porque es probable que pierdas el enfoque o el entusiasmo. Si el objetivo es a
muy largo plazo, fragméntalo en varias etapas.
Situación inicial: ¿De dónde partes? ¿Cuál es tu situación ahora mismo? ¿Cómo te
sientes? Sé lo más explícito posible e incluso si quieres, haz un dibujo o un esquema.
Situación deseada: ¿Qué resultados esperas conseguir? ¿Cómo te gustaría sentirte?
Lista todas las consecuencias positivas que va a tener en tu vida el haber alcanzado
este objetivo propuesto.
Tu plan de trabajo. Entramos en el quid de la cuestión, ahora tienes que definir qué
vas a hacer para lograr eso que te has propuesto y cuándo. Haz una lista de tareas o un
36
cronograma y sé lo más concreto posible. Para cada una de las cosas que te propongas
considera esta pregunta: ¿cómo podrías hacerlo más fácil y agradable?
Decide también qué vas a hacer para que no se te olvide cumplir tu plan de trabajo,
por ejemplo poner tu hoja de trabajo en un lugar visible, como la nevera, y repasarla
cada día; ponerte alarmas en el móvil; juntarte con un amigo y hacer cada uno de
vosotros el seguimiento del otro, etc.
Finalmente, decide cada cuánto tiempo vas a pararte para hacer el seguimiento y
verificar que estás siguiendo la ruta correcta: ¿el último día de cada mes, todos los
domingos por la mañana mientras el resto de tu familia duerme?
Analizando obstáculos y resistencias que pueden surgir: Sé realista, ¿qué obstáculos
pueden surgir mientras trabajas para cumplir tu objetivo y cómo los vas a superar? Es
importante que lo sepas de antemano, para que puedas ponerle remedio cuanto antes.
Por ejemplo, si sabes que eres despistado, cómprate una libreta y llévala siempre
contigo para que no se te olvide lo que tienes que hacer. O si te desmotivas con
facilidad, ponte un fondo de pantalla en el ordenador que te recuerde lo importante
que es para ti conseguir lo que te has propuesto. ¡Prevé los baches en el camino,
piensa una posible alternativa y triunfarás!
Una frase que te motive: Inventa un lema que sea original, motivador, gracioso, que te
defina y que pueda acompañarte durante todo el camino. Se trata de que cada vez que
lo veas, tengas una idea mental clara de lo que quieres conseguir o de por qué quieres
hacerlo. Si no se te ocurre nada ingenioso da igual, escribe una frase sencilla y si más
tarde se te ocurre otra cosa, cámbiala.
Evaluación: Cuando llegue la fecha de fin prevista, haz un alto en el camino y evalúa
hasta dónde has llegado. Agradécete cada paso, tanto si has acabado como si no, y
piensa cómo podrías continuar.
37
TU OBJETIVO FECHA DE INICIO
FECHA DE FIN
SITUACIÓN INICIAL: ¿dónde estás ahora? SITUACIÓN FINAL: ¿dónde quieres estar?
TU PLAN DE ACCIÓN: ¿Qué vas a hacer?
RESISTENCIAS U OBSTÁCULOS QUE PUEDEN SURGIR
TU LEMA O FRASE INSPIRADORA
38
Ñ
“HA LLEGADO A LA HORA DE DEJAR DE OCUPAR UN
PAPEL SECUNDARIO EN TU VIDA Y SER EL
PROTAGONISTA: VALIENTE, DECIDIDO, QUE A VECES
SALTA DE ALEGRÍA, OTRAS VECES LLORA, VIVE
AVENTURAS, SUFRE DESENGAÑOS Y ENCUENTRA EL
AMOR Y EL SENTIDO DE SU HISTORIA.
.
HA LLEGADO LA HORA DE TOMAR CON ALEGRÍA EL
CONTROL DE TU DESTINO ¿NO CREES?
F
39
Aquí me tenéis.
Soy Amparo Millán, coach personal y
creadora de la página www.puedoayudarte.es.
Me dedico a ayudar a las mujeres que se
sienten bloqueadas o desmotivadas a
conseguir más claridad, organizar mejor su
tiempo, creer más en sí mismas y lo más
importante… ¡ponerse en acción!
Defino mi trabajo como “coaching
emocional para profesionales” porque sé,
por experiencia propia, lo difícil que resulta
emprender laboralmente o finalizar un
proyecto profesional o académico cuando los miedos, creencias, comportamientos
inadecuados y bloqueos internos ocupan un primer plano en nuestra vida. No
podemos avanzar con alegría y comodidad cuando llevamos una pesada mochila de
piedras a la espalda… Mi enfoque, por tanto, es ayudar a las personas a descubrir
cuáles son estos sabotajes internos (la pesada mochila) y, en segundo lugar, buscar
soluciones para apartarlos del camino o convivir amistosamente con ellos. Créeme, ¡se
puede!
En cuanto a mi formación académica, soy Licenciada y máster en Ciencias Ambientales.
He trabajado durante varios años en investigación en la Universidad y como docente
de Educación Secundaria; también he sido recepcionista y agente de reservas en un
hotel turístico en la ciudad de Toledo. Siempre me ha gustado cambiar y moverme: de
ciudad de residencia, de profesión, de pensamientos sobre la vida, de creencias.
En enero de 2014, llevada por una inquietud interior de varios años (y tras haber leído
decenas, si no cientos, de libros de psicología y coaching) decidí matricularme en un
40
máster universitario de coaching, y además empezar la capacitación profesional en la
técnica de la Biografía Humana de Laura Gutman. Todo ello mientras realizaba (y
realizo) mi tesis doctoral en medio ambiente. Desde luego, no tengo un minuto de
aburrimiento.
En septiembre de 2014 me lancé a la piscina, me hice emprendedora y creé mi negocio
de coaching personal, y he de decir que siento que todas las piezas del puzzle de mi
vida han empezado a encajar. Observo maravillada cómo cada experiencia laboral y
personal, cada persona que he conocido, cada cosa que he aprendido en este tiempo,
he podido ponerla en práctica y me ha servido para crecer como persona y como coach
profesional.
Actualmente vivo en Ciudad Real con mi marido, y tengo en casa mi oficina de trabajo
desde donde realizo sesiones de coaching a distancia (por Skype y por teléfono fijo).
Me encanta escribir casi sobre cualquier tema, cuestionarme las cosas, leer, la
decoración, los misterios, viajar y por supuesto pasar ratos divertidos y entrañables con
mis seres queridos (si es en una plaza, con un vino blanco y unas tapas, mejor que
mejor).
Me haría muy feliz saber tu opinión sobre este libro y si te ha sido de utilidad.
Para ello, puedes escribirme a info@puedoayudarte.es y contarme qué te ha parecido,
qué te ha ayudado más y si has puesto en práctica alguno de los ejercicios. Créeme
que te lo agradeceré mucho.
Si lo que quieres es solicitar información sobre mis programas de coaching y mi forma
de trabajar, puedes consultar el apartado de servicios de mi web
www.puedoayudarte.es/servicios o contactar directamente conmigo en el mail anterior:
info@puedoayudarte.es.
GRACIAS POR ESTAR AHÍ Y MIS MEJORES DESEOS PARA
ESTE AÑO
41