Post on 10-Jan-2016
description
475
cazar y recolectar en la selva: cotidianidad y paisaje en los cazadores-recolectores en la transicin pleistoceno terminal-holoceno
temprano en chiapas, mxico
Guillermo Acosta Ochoa*
La vida cotidiana no est fuera de la historia, sino en el centro del acaecer histrico
Agnes Heller (1985: 42)
introduccin: los cazadores en regiones tropicales, juicios y prejuicios
Dentro del estudio de las sociedades denominadas como cazadoras-recolectoras, posiblemente las regiones con mayor marginalidad en arqueologa sean las de las reas tropicales (Acosta 2003). En Mxico, en particular, los proyectos que se han abocado al llamado periodo precermico en los trpicos del sureste po dran contarse con los dedos (e. g. Lorenzo 1977; Garca-Brcena 1978; Garca-Brcena et al. 1976; Garca-Brcena y Santamara 1982; Acosta 2005; Acosta y Bate 2006) y su trascendencia acadmica hacia el resto de los colegas nacionales y extranjeros es limitada. Entre las condicionantes del estudio de las sociedades precermicas en estas regiones podran citarse el escaso inters institucional de la arqueologa oficial y las difciles condiciones de preservacin y visibilidad, entre otras.
No obstante, el estudio de los primeros pobladores de las regiones tropi-cales ha tenido un inters creciente en otras regiones de Centro y Sudamrica (Guidon 1986; Cooke y Ranere 1992; Roosevelt et al. 1996; Lohse et al. 2006), lo que si bien ha permitido un mejor conocimiento de los procesos globales del poblamiento inicial, ha generado ms preguntas que respuestas sobre las ca-rac te rs ti cas internas de las comunidades que colonizaron las selvas tropicales
* Instituto de Investigaciones Antropolgicas, Universidad Nacional Autnoma de Mxico
476
GUILLERMO ACOSTA OCHOA
(Acosta 2008a). Por otro lado, an parece importante el nmero de colegas que asumen una posicin de determinismo ecolgico al hablar sobre la posibi-lidad de habitar estas regiones marginales desde hace 10 000 aos. Entre los juicios deterministas los cuales intentar evaluar en el resto del ensayo, estn:
a) Que los cazadores recolectores no pudieron habitar las selvas tropicales sin el desarrollo de la agricultura (Bailey et al. 1989).
b) Que los primeros habitantes de las reas tropicales de la Amrica media eran paleoindios Clovis (Fiedel 1996; Morrow y Morrow 1999; Ranere y Cooke 1991)
c) Que al ser los trpicos reas marginales, la estrategia debe ser de alta movilidad y demografa baja (Cook y Ranere 1992).
Aunque se podra enumerar muchos otros planteamientos derivados de un paradigma ecologista, bastan los anteriores ejemplos. Es innegable que estos modelos explicativos tienen su origen en las propuestas tericas que domina ron en arqueologa el desarrollo de la teora de los cazadores-recolectores desde mediados de los sesenta (en particular, Lee y DeVore 1968; Binford 1965, 1983, 1996) y sobre los cuales tratar ms adelante.
Estos juicios son particularmente interesantes para ser evaluados en una regin donde, desde hace cinco aos, iniciamos un proyecto de investigacin para evaluar las caractersticas econmicas, tecnolgicas, subsistenciales y del pai sa je arqueolgico vinculado con los primeros pobladores de los trpicos del sures-te de Mxico. El rea de investigacin cubre mayormente los municipios de Ocozocoautla, Cintalapa y Jiquipilas, Chiapas (Acosta 2008a) (figura 1). Como resultado de este proyecto de investigacin se localizaron 37 sitios arqueol-gicos entre cuevas y abrigos, talleres, campamentos y sitios rupestres (Acosta y Bate 2006; Acosta y Mndez 2006; Acosta 2008a). En tres cavidades se han efectuado excavaciones: Santa Marta, Los Grifos y La Encaada. No obstante, haremos en lo subsecuente referencia principalmente a Santa Marta por ser el sitio mejor estudiado hasta el momento en sus superficies de ocupacin.
la vida cotidiana del cazador: teoras y vacos explicativos
Para iniciar la discusin sobre los aspectos tericos que respaldan este trabajo, debo otorgar una definicin de vida cotidiana. En mi caso, retomo la defini-cin de una sociloga marxista, Agnes Heller (1985, 1998) quien explica: La vida cotidiana es el conjunto de actividades que caracterizan la reproduccin de los hombres particulares, los cuales, a su vez, crean la posibilidad de la re-produccin social (Heller 1998: 19).
Consideramos entonces la vida cotidiana como la totalidad de actividades vinculadas a la reproduccin particular de los individuos (personas), debo aclarar
477
CAZAR Y RECOLECTAR EN LA SELVA: COTIDIANIDAD Y PAISAJE EN LOS CAZADORES
que estas actividades integran los aspectos productivos (econmicos en el sentido estricto), reproductivos (que incluyen tanto la reproduccin biolgica como el ocio y la recreacin, en fin, la restitucin de la fuerza de trabajo) e i deo l gi cos (a su mien do que ideologa es ms que simplemente falsa conciencia).
Esta reproduccin social al nivel particular, por otro lado, debe observarse como una dialctica continua, resultado de la tensin entre el conjunto de las limitantes y restricciones operantes en la estructura misma de la comunidad, y los aspectos de creatividad, innovacin y liderazgo. Este planteamiento pretende una reconsideracin sobre las caractersticas fuertemente deterministas de algu-
30 - 100
101 - 200201 - 300301 - 400
401 - 500
501 - 600
601 - 700701 - 800
801 - 900901 - 1 000
1 001 - 1 100
1 101 - 1 2001 201 - 1 300
1 301 - 1 400
1 401 - 1 500
1 501 - 1 6001 601 - 1 700
Elevacin
Golfo deMxico
25
20
15
105 100 95 90
rea de estudio
Ro La Venta
Ro Grijalva
Tuxtla Gutirrez
Ocezocuautla
Chiapade Corzo
San Cristobalde Las Casas
Jiquipilas
ntaOcezo
Jiquipilasasii
Villa CorzoTonal
Cintalapa
La Concorda
0 50 km
0 2 4 8 12 16 km
Figura 1. rea de estudio al oriente de Chiapas, Mxico.
478
GUILLERMO ACOSTA OCHOA
nos modelos materialistas histricos (por lo menos en el sentido estructural), los que dejan poco margen de accin para los sujetos, con excepcin de los sujetos de clase, estableciendo modelos individualistas en los que la ontologa del sujeto debe mantenerse fija (Gndara 1994: 101). De esta forma, la cate-gora de proceso de trabajo permite una mejor explicacin de las denominadas creaciones artsticas y proezas tcnicas evidenciadas en un objeto o material arqueolgico cuya singularidad le otorga en ocasiones el mrito diletante de pieza digna de museo, y en donde los logros tcnicos individuales y las creaciones estticas que salen de los cnones establecidos por la tradicin, as como los roles de liderazgo, pueden explicarse satisfactoriamente mediante la relacin dialctica entre lo individual y lo colectivo (Acosta 1999).
Si bien las propuestas tericas sobre cazadores siguen siendo fuertemente deterministas en un sentido ecolgico, principalmente en modelos del tipo forrajeo ptimo, donde se observa a los cazadores como inevitablemente destinados a maximizar los recursos energticos y minimizar los riesgos (Bet-tinger 1987), hay un creciente inters por evaluar la causalidad interna de estas sociedades, asignando un rol ms activo en los procesos histricos y no sim-plemente verlas como en una actitud pasiva (o en todo caso reactiva) donde, si cambia el medio, cambia la sociedad.
Por otro lado, distintos autores coinciden en que no existe una sola forma de cazadores, sino que se puede distinguir cierta variabilidad en sus caracters ti cas estructurales, las cuales generalmente se han agrupado en dos tipos de so cie da-des. En lo que difieren estas propuestas es si tales diferencias pueden atribuirse a factores ecolgicos o sociales, por ello, las tipologas que se resumen en el siguiente cuadro no son precisamente equivalentes, pues toman en cuenta factores causales distintos para su clasificacin (cuadro 1).
Cuadro 1. Tipos de sociedades cazadoras (Service 1962; Testart 1982; Ingold 1983; Binford 1996; Bate 1986; Woodburn 1982)
Autor 1er. Grupo 2o. GrupoService Banda TribuBinford Foragers CollectorsTestart Caz. sin almacenamiento Caz. con almacenamientoIngold Modo de prod. cazador Modo de prod. pastorWoodburn Soc. de retorno inmediato Soc. de retorno retardadoBate Caz.-rec. pretribales Caz.-rec. tribales
Desde la perspectiva marxista, asumimos que el devenir de la sociedad humana implica distintas formaciones sociales. Y que el concepto cazador-recolector define simplemente aspectos de la tecnoeconoma de una sociedad, por ello, preferimos distinguir otros elementos fundamentales que los caracte-
479
CAZAR Y RECOLECTAR EN LA SELVA: COTIDIANIDAD Y PAISAJE EN LOS CAZADORES
rizan, como son las relaciones sociales. En particular las relaciones sociales de produccin (Marx 1946, 1984).
Entonces, optamos por caracterizar a los cazadores sin almacenamiento (Testart 1982) o de retorno inmediato (Woodburn 1982) simplemente como una comunidad primitiva de cazadores recolectores (Bate 1998: 83), con el fin de diferenciarlos de las sociedades de cazadores tribalizados. A estos cazadores pretribales los define una forma que ha sido comparada con un comunismo primitivo (Morgan 1891; Testart 1982; Lee 1988) dado que las relaciones de produccin estn fundamentadas en la ausencia de propiedad privada del territorio.
Otro de los elementos centrales de esta formacin social es la precariedad de la economa (Bate 1986). Dado que estas sociedades dependen totalmente de la produccin natural, su productividad se supedita a las condiciones de dispo-nibilidad de los recursos. Por ello, los ciclos produccin-consumo son breves y con una prctica ausencia del almacenamiento social (Ingold 1983). Para disminuir los riesgos de carencias, las unidades domsticas establecen fuertes relaciones de reciprocidad (Sahlins 1965), las cuales les dan el derecho de ser asistidas en caso de escasez, obligndolas, a su vez, a otorgar el mismo favor a quienes estn en situacin equivalente (Bate 1998: 84).
Por otro lado, la alta movilidad y baja densidad demogrfica son aspectos muy interrelacionados con los anteriores. La baja densidad demogrfica no se debe slo a las limitantes del sistema de produccin supeditado a la producti-vidad estacional, sino que es una estrategia social vinculada a no sobreexplotar los recursos, empleando sistemas contraceptivos y aticonceptivos. Adems, aun-que la ausencia de almacenamiento permite una elevada movilidad, la lactancia tiende a reducirla, por lo que el espaciamiento entre los nacimientos conduce a una menor tasa de natalidad.
Por ltimo, si bien la precariedad de la economa tiende a generar reglas so-ciales muy estrictas, particularmente destinadas a la reduccin de las diferencias sociales, el control de la natalidad y las reglas de apareamiento, la observancia de los roles definidos por sexo y edad o el acato a los tabes, siempre hay espacio para la accin de los agentes. No obstante, esta accin opera a un bajo nivel en los individuos, dado que no hay verdaderos gobernantes; pero en un mayor nivel de accin como grupo, en tanto que las decisiones suelen ser consensua-das o consultadas con los ancianos o personajes con rol de liderazgo. En este sentido, los cazadores recolectores votan con los pies (Lee y Daly 2004), y la fisin y migracin son un medio para resolver conflictos en el interior de las comunidades y, posiblemente, una base para la divergencia cultural e histrica.
480
GUILLERMO ACOSTA OCHOA
el paisaje del pleistoceno final: un mundo cambiante en el mosaico de la diversidad
Para iniciar nuestra negacin de las propuestas de determinacin ecolgica para los primeros habitantes de las regiones tropicales de Mxico, empezaremos con la que asume la imposibilidad de habitar el bosque tropical por grupos de caza-dores sin agricultura. En particular, sta parece haber sido negada ampliamente, incluso en reas tan marginales como la selva del Amazonas, donde se han lo-ca li za do ocupaciones de ms de 11 000 aos por cazadores que explotaban los recursos de la selva hmeda (Roosevelt et al. 1996). Desgraciadamente, los datos sobre la ocupacin inicial a fines del Pleistoceno para el sureste de Mxico y Centroamrica son escasos, pues generalmente aparecen como datos indirectos, mientras que las ocupaciones en cuevas y abrigos son efmeras. En una poca en que el clima fue ms seco y fresco que el actual, de acuerdo con los datos obtenidos principalmente para la pennsula de Yucatn (Leyden et al. 1996, 1998; Hodell et al. 1995; Curtis et al. 1996), estos primeros colonizadores de Amrica Central se enfrentaron a condiciones de una brusca sucesin entre el Pleistoceno y el Holoceno, con una marcada aridez del primero que hizo que en regiones bajas dominaran pastizales y matorrales espinosos, mientras que en regiones ms elevadas los bosques de pino pudieron retroceder altitudinalmente con respecto de su lmite actual (Bush et al. 1992; Leyden et al. 1996).
No obstante, estos primeros habitantes no parecen haber adoptado una estrategia pasiva adaptndose a las condiciones imperantes, pues los datos paleoecolgicos obtenidos en La Yeguada, Panam (Bush et al. 1992), indican que desde fines del Pleistoceno (ca. 11 000 ap), las regiones que pudieron ser do mi na das por bosque tropical perennifolio parecen haber sido ampliamente per tur-ba das por agentes humanos, como lo indican los altos contenidos de par tculas de carbn obtenidas de los ncleos, las cuales no pueden ser explicadas por simples procesos estacionales de incendios naturales. Bush et al. (1992: 272) sugieren que los anteriores datos indican que no hay razones para suponer a priori que los grupos paleoindios evitaran las regiones de selva. Es posible, por tanto, que los cazadores pleistocnicos que explotaron las selvas tropicales cen troa me ri ca nas desempearan un papel central en dar forma a los ecosiste-mas tropicales del rea, influyendo en los rangos de diversificacin del bosque, reduciendo la probabilidad de dominancia y teniendo un pronunciando efecto en la abundancia, distribucin y migracin de los mamferos mayores.
Algo es seguro, que en la transicin Pleistoceno-Holoceno (la cual pare-ci darse entre 10 500-9 800 ap en esta regin), diversas reas del sureste de Mxico y Centroamrica ya estaban pobladas plenamente o eran frecuentadas por grupos de cazadores-recolectores (cuadro 2), los cuales parecen haber de-sarrollado sistemas econmicos que les permitan explotar de manera eficiente los diversos ecosistemas tropicales, selva hmeda, bosque deciduo y sabana,
481
CAZAR Y RECOLECTAR EN LA SELVA: COTIDIANIDAD Y PAISAJE EN LOS CAZADORES
desde las tierras costeras hasta los 900 msnm; y bosques de pino o incluso pramo en las tierras altas de Chiapas hasta Honduras.
El clima del Holoceno tambin permiti que las comunidades de bosque tropical y caducifolio avanzaran sobre otros ecosistemas al aumentar gradual-mente la temperatura y, principalmente, al incrementar la precipitacin anual. De esta manera, la vegetacin del bosque perennifolio debi alcanzar la regin donde ahora se encuentra Santa Marta, o hallarse mucho ms cerca de lo que actualmente est. Estas condiciones se reflejan en los estudios polnicos y sedi-mentarios preliminares de esa regin, los cuales indican un clima ms hmedo que el actual entre el 10 500 y el 9 800 ap alternado con periodos ms secos (Hernndez 2008). Esto tambin clarifica la abundancia de especies vincu la das con bosques hmedos o estacionales en el registro arqueozoolgico, los cua les fueron ampliamente explotados por los habitantes del abrigo.
Un punto que no se puede resolver an en Santa Marta es el origen de estas poblaciones plenamente adaptadas a un medio tropical; por un lado, porque las ocupaciones iniciales del sitio indican una aparicin sbita en la re-gin, posiblemente por periodos muy cortos de exploracin en la zona (capa xvii-nivel 2, anterior a 10 460 50 ap). Desgraciadamente, el abrigo parece no haber presentado las condiciones ideales para ser habitado sino hasta el Pleistoceno terminal, en parte por su abrupta pendiente que parece haberse rellenado a fines del mismo periodo, pero tambin porque la sedimentacin no fue muy amplia durante esta poca, y procesos erosivos pudieron borrar cualquier ocupacin efmera durante el final del periodo glacial. En todo caso, el estudio del polen de Santa Marta sugiere marcados cambios en la vegetacin presente en el registro sedimentario.
el pleistoceno final: cazadores especializados o recolectores generalistas?
Sobre la nocin de que fueron Cazadores Clovis los primeros habitantes de las regiones tropicales de Amrica Central, como lo han postulado diversos autores, en particular para Panam y Belice (Ranere y Cooke 1991; Lohse et al. 2006), aunque los estudios son an escasos, la regin de estudio nos otorga un buen punto de comparacin. En particular, si bien en el abrigo Los Grifos se ha de-finido una ocupacin a inicios del Holoceno vinculada a cazadores del puntas acanaladas (Santamara y Garca-Brcena 1989; Acosta, 2008b), la cual parece compartir caractersticas con otros sitios de Centroamrica, como Belice (Kelly 1982; Lohse et al. 2006), los altos de Guatemala (Coe 1960; Brown 1980), Honduras (Bullen y Plowden 1968) y Costa Rica (Snarskis 1979; Pearson 2004) las puntas acanaladas, ms que un caso tpico de cazadores tempranos en las regiones tropicales de Amrica tropical, constituyen un caso difcil de explicar si consideramos que presentan dimensiones generalmente reducidas y ligeras
482
GUILLERMO ACOSTA OCHOA
Lug
arSi
tioN
o. L
abFe
cha
14C
Mat
eria
lO
bser
vaci
nR
efer
enci
a
Chi
apas
Sant
a M
arta
Bet
a-23
3470
1046
0
50Se
mill
a C
elti
s sp.
Cap
a x
vii N
ivel
1A
cost
a 20
08b
Chi
apas
Sant
a M
arta
UN
AM
-07-
2210
055
90
Car
bn
Con
tact
o C
apas
xv
i-x
vii
Aco
sta
2008
a
Chi
apas
Sant
a M
arta
Bet
a-23
3476
9950
6
0C
arb
nC
apa
xv
i, ni
vel 6
Aco
sta
2008
b
Chi
apas
Sant
a M
arta
Bet
a-23
3475
9800
5
0C
arb
nC
apa
xv, n
ivel
1A
cost
a 20
08b
Chi
apas
Sant
a M
arta
I-92
6093
30
290
Car
bn
Cap
a x
vi
Gar
ca-
Br
cena
y
Sant
amar
a 1
989
Chi
apas
Sant
a M
arta
I-92
5992
80
290
Car
bn
Cap
a x
vi
Gar
ca-
Br
cena
y
Sant
amar
a 1
982
Chi
apas
Sant
a M
arta
I-89
5587
85
425
Car
bn
Cap
a x
vG
arc
a-B
rce
na y
Sant
amar
a 1
982
Chi
apas
Sant
a M
arta
M-9
8087
30
400
Car
bn
Cap
a x
v?
Mac
Nei
sh y
Pet
erso
n
1962
Chi
apas
L
os G
rifo
s I-
1076
295
40
150
Car
bn
Baj
o la
s pu
ntas
Clo
vis
y C
dPSa
ntam
ara
198
1
Chi
apas
Los
Gri
fos
I-10
762
9460
15
0C
arb
nB
ajo
las
punt
as C
lovi
s y
CdP
Sant
amar
a 1
981
Chi
apas
Los
Gri
fos
-93
30H
idra
taci
n d
e
Obs
idia
na
Baj
o la
s pu
ntas
Clo
vis
y C
dPSa
ntam
ara
y G
arc
a-
Br
cena
198
9
Chi
apas
Los
Gri
fos
I-10
760
8930
1
50C
arb
n E
ncim
a de
las p
unta
s Clo
vis y
CdP
Sant
amar
a 1
981
Gua
tem
ala
Los
Tap
iale
s G
aK-4
885
4730
1
00C
arb
nR
echa
zada
G
ruhn
et a
l. 19
77
Gua
tem
ala
Los
Tap
iale
s G
aK-4
886
4790
1
00C
arb
nR
echa
zada
Gru
hn e
t al.
1977
Gua
tem
ala
Los
Tap
iale
s G
aK-4
887
7150
1
30C
arb
nR
echa
zada
Gru
hn e
t al.
1977
Gua
tem
ala
Los
Tap
iale
s G
aK-2
769
7550
1
50C
arb
nR
echa
zada
Gru
hn e
t al.
1977
Gua
tem
ala
Los
Tap
iale
s G
aK-4
888
7820
1
40C
arb
nR
echa
zada
Gru
hn e
t al.
1977
Gua
tem
ala
Los
Tap
iale
s B
irm
-703
7960
1
60C
arb
nR
echa
zada
Gru
hn e
t al.
1977
Cua
dro
2. F
echa
s de
l Ple
isto
ceno
tar
do
y H
oloc
eno
tem
pran
o en
Chi
apas
y C
entr
oam
ric
a
483
CAZAR Y RECOLECTAR EN LA SELVA: COTIDIANIDAD Y PAISAJE EN LOS CAZADORES
Lug
arSi
tioN
o. L
abFe
cha
14C
Mat
eria
lO
bser
vaci
nR
efer
enci
a
Gua
tem
ala
Los
Tap
iale
s T
x-16
3088
10
110
Car
bn
Gru
hn e
t al.
1977
Gua
tem
ala
Los
Tap
iale
s G
aK-4
890
9860
1
85C
arb
nG
ruhn
et a
l. 19
77
Gua
tem
ala
Los
Tap
iale
s T
x-16
3110
710
17
0C
arb
nE
dad
acep
tada
del
siti
o G
ruhn
et a
l. 19
77
Gua
tem
ala
Los
Tap
iale
s G
aK-4
889
1117
0
200
Car
bn
Gru
hn e
t al
. 197
7
Gua
tem
ala
Pied
ra d
el C
oyot
e T
x-16
3353
20
90
Car
bn
Gru
hn e
t al.
1977
Gua
tem
ala
Pied
ra d
el C
oyot
e T
x-16
3594
30
120
Car
bn
Sin
arte
fact
os d
iagn
stic
osG
ruhn
et a
l. 19
77
Gua
tem
ala
Pied
ra d
el C
oyot
e T
x-16
3410
020
26
0C
arb
nSi
n ar
tefa
ctos
dia
gns
ticos
Gru
hn e
t al.
1977
Gua
tem
ala
Pied
ra d
el C
oyot
e T
x-16
3210
650
13
50C
arb
nSi
n ar
tefa
ctos
dia
gns
ticos
Gru
hn e
t al.
1977
Pana
m
La
Yegu
ada
Ml
tiple
s m
uest
ras
1105
0C
arb
nE
dad
prom
edio
de
la p
ertu
rbac
in
del b
osqu
e tr
opic
al
Pipe
rno
et a
l. 19
91
Pana
m
Cor
ona
Roc
kshe
lter
Bet
a-19
105
1044
0
650
Car
bn
Sin
arte
fact
os d
iagn
stic
osC
ooke
y R
aner
e 19
92
Pana
m
Alv
ina
de P
arita
FS
U-3
0011
350
25
0H
ogar
, car
bn
Cru
soe
y Fe
lton
1974
Pana
m
Agu
adul
ce R
ocks
helte
rN
ZA
-926
210
529
18
4Fi
tolit
os
Pipe
rno
et a
l. 20
00
Pana
m
Agu
adul
ce R
ocks
helte
rN
ZA
-109
3010
725
80
Fito
litos
Pipe
rno
et a
l. 20
00
Pana
m
Cue
va L
os V
ampi
ros
Bet
a-51
0185
60
650
Car
bn
Sin
arte
fact
os d
iagn
stic
osC
ooke
y R
aner
e 19
84
Cua
dro
2. (
cont
inua
cin
). F
echa
s de
l Ple
isto
ceno
tar
do
y H
oloc
eno
tem
pran
o en
Chi
apas
y C
entr
oam
ric
a
484
GUILLERMO ACOSTA OCHOA
concavidades laterales que las distinguen notablemente de las llamadas Clovis t-pi cas. Estas puntas parecen constituir una variante intermedia entre las Clo vis ms tradicionales y las puntas cola de pescado, y han sido de no mi na das Clovis de cintura por Ranere y Cooke (1991) (figura 2).
Los Grifos tambin destaca por presentar puntas cola de pescado, similares a las localizadas en otros sitios de Belice o Panam (figura 3), pero las puntas cola de pescado de Amrica central, aunque son similares en dimensiones a sus homnimas de Sudamrica, presentan el pednculo recto en lugar de dos pequeas orejas (Cooke 1998). De hecho, el material asociado a puntas acanaladas en Los Grifos y otros sitios similares en Centroamrica son ms cer-canos a los sitios tempranos (cola de pescado) de Sudamrica que a los sitios Clovis de Norteamrica. Por ejemplo, las puntas Clovis son manufacturadas con ba se en ndulos de lminas grandes (Bradley 1993), las cuales son reducidas mediante percusin y, posteriormente, retocadas mediante presin, donde las lminas suelen cubrir de borde a borde, ocasionalmente sobrepasadas (Ranere y Cooke 1991). En cambio, las puntas cola de pescado son manufacturadas me-diante macrolascas cuyo espesor no fue mayor a las puntas ya terminadas (Bird 1969), las cuales tienden a ser ms anchas en su extremo distal y se traslapan en el centro de la misma (Ranere y Cooke 1991: 239). Las fechas obtenidas para Los Grifos (ca. 9 500-8 900 ap) (Santamara y Garca-Brcena 1989: 88) parecen ubicar la aparicin de las puntas acanaladas en la Amrica media
ab
c
d e f
0 1 2 3 4 5 cm
Figura 2. Puntas Clovis. a. Oaxaca, b. Los Grifos, c-d, altiplano de Guatemala, e. Lago Madden (Panam), f. Ladyville (Belice).
485
CAZAR Y RECOLECTAR EN LA SELVA: COTIDIANIDAD Y PAISAJE EN LOS CAZADORES
hasta entrado el Holoceno. La coexistencia en Los Grifos de una punta Clovis convdos fragmentos de Cola de pescado parece relacionarlas entre s, pero no hace ms que oscurecer an ms sus vnculos.1
Por otro lado, la relacin directa entre puntas acanaladas y caza de fauna pleistocnica tampoco parece ser directa, como se puede observar en el caso de las puntas Clovis de Norteamrica asociadas a proboscdeos; o en el de las puntas Cola de pescado de Argentina y Chile, asociadas con el caballo, con el gliptodonte, el mylodon y con el guanaco (Borrero et al. 1998). Para el caso de las regiones tropicales, slo en Falcn, Venezuela, y Los Grifos se han localizado posibles restos de megafauna extinta (Cooke 1998: 185; Garca-Brcena 1978: 3-4), aunque en este ltimo tambin aparece fauna moderna.
El abrigo de Santa Marta, en contraste con el de Los Grifos, no presenta puntas acanaladas o de otro tipo, y el instrumental ltico es expeditivo: esto es, poco elaborado y empleado para fines poco especializados (Acosta 2008a). Por otro lado, los materiales asociados a la subsistencia indican que no eran cazadores especializados, sino que explotaban un amplio espectro de recursos faunicos y botnicos. En fin, no encajan en el estereotipo que se asuma para
1 Si bien las puntas acanaladas son ubicadas como contemporneas en la regin centroamericana, las fechas de radiocarbono asociadas son escasas. Para las Clovis, Gruhn et al. (1977: 224) sugieren que la fecha 10 710 170 ap de los Tapiales es tambin aplicable al sitio Piedra del Coyote; mientras que en la cueva de Los Vampiros, Panam, Pearson y Cooke (2002: 932) reportan un extremo distal de una punta acanalada (cola de pescado?) en un piso de ocupacin en la base de los depsitos culturales. Aunque esta ocupacin no se fech directamente, las fechas inmediatas debajo y encima la ubican entre 11 500 y 9 000 ap.
a b
d
c
0 5 cm
Figura 3. Puntas Cola de pescado. a) Los Grifos, b-d) Lago Madden (Panam), c) El Inga (Ecuador).
486
GUILLERMO ACOSTA OCHOA
Cueva S. Marta 2005
A
B
C
ES03
ES05
ORA
ES04
ES02
ES01
ORN
Estaciones y puntos de orientacin
Lnea de goteo
PerfilesA, B, C
rea de excavacin 2005
Leyenda
Proyecto Cazadores del trpico.Temporada 2005
0 10 20 m1:200
Figura 4. Santa Marta, rea de excavacin y fechamiento de las ocupaciones.
487
CAZAR Y RECOLECTAR EN LA SELVA: COTIDIANIDAD Y PAISAJE EN LOS CAZADORES
los primeros cazadores de megafauna con puntas acanaladas, no obstante que Santa Marta es parcialmente contempornea de Los Grifos y se encuentra a escasa distancia. Por lo anterior, emplearemos como caso ejemplar a Santa Marta para evaluar otros aspectos a nivel domstico de los cazadores de la transicin Pleistoceno-Holoceno temprano.
el nmada en la selva: movilidad, espacios domsticos y lugares para habitar
El anlisis de los espacios domsticos del abrigo Santa Marta (figura 4), centrn do-nos en los niveles de ocupacin de fines del Pleistoceno e inicios del Holoceno (Capas xvi y xvii; ca. 10 500-9 300 ap), nos permite tener una mejor idea sobre su territorialidad, ciclo de actividades y accin sobre el medio. Los resultados permiten considerar que el abrigo fue ocupado como un campamento base en los niveles 2 a 7 de la capa xvi, mientras que el nivel 1 de la capa xvi y el nivel 2 de la capa xvii parecen ser las ocupaciones iniciales y finales del principal periodo de habitacin del abrigo. La densidad y variabilidad de los artefactos indican que el lugar fue empleado como refugio durante una poca en la que el clima era ms hmedo, fresco y boscoso que el actual.
No descartamos que otros sitios a cielo abierto hayan complementado el ciclo de movilidad durante las pocas de estiaje; desgraciadamente, la dificultad para fechar los sitios en superficie nos deja solamente con un bosquejo de este ciclo de movilidad. El anlisis de las materias primas y las cadenas operativas con base en los artefactos lticos de Santa Marta indica que los yacimientos-talleres localizados al oeste del abrigo fueron explotados desde esta poca y formaron parte de un recurso importante para estas comunidades en una zona rica en especies de bosque tropical, mesfilo y deciduo para el periodo precermico.
Los animales explotados sugieren que la poca de lluvias fue una estacin donde el abrigo tuvo su mayor densidad habitacional. Por otro lado, las reas de ribera, posiblemente cercanas a arroyos fueron frecuentadas para la recoleccin de presas abundantes y de fcil obtencin, como caracoles, almejas, cangrejos y tortugas, adems de plantas que crecen a la orilla de cuerpos de agua, como Paspalum o Fimbristylis. Otras presas de mayor dificultad fueron cazadas prefe-rentemente en biomas tropicales forestados, posiblemente selva perennifolia y caducifolia, ecosistemas entre los cuales Santa Marta pudo conformar el lmite, y, si bien las especies de ungulados (Odocoileus y Mazama) parecen conformar las presas principales, el estudio arqueozoolgico indica una gran variabilidad de especies cazadas (Eudave 2008; Valadez et al. 2007) (cuadro 3).
La recoleccin de frutos y, al parecer, tubrculos debi complementar la dieta de los habitantes del sitio, el cual fue elegido por sus condiciones de un refugio amplio y cercano a distintas zonas ecolgicas, con fuentes adyacentes de materia prima para la manufactura de artefactos. Por otro lado, la movilidad
488
GUILLERMO ACOSTA OCHOA
hacia campamentos al aire libre debi alterar constantemente la vegetacin tro-pical, favoreciendo aquellos recursos de mayor utilidad al auspiciar su dispersin y cuidado por encima de otros recursos y generando modificaciones mediante la presin selectiva. Algo similar parece suceder con frutos como el nanche (Byrsonima crassifolia), pues las semillas muestran un aumento importante en su tamao entre el 9 800 y el 7 500 ap. Los resultados preliminares del material ltico (Acosta 2008a) indica la presencia de granos de almidn de Zea en el
Nivel
Taxa 1 2 3 4 5 6 7Caracol 1 1 5 1Almeja 1Sapo 1Rana 1 2 3 3Serpiente 5 1 21Vbora de cascabel 1 5 4 6 7 7Tortuga 2 2 9 6 6 12Ave 3 1 3Ave grande 4Ave mediana 1 2 1Ave pequea 1 2Ganso 1Mamfero 1 1 15 4 4Mamfero grande 1 4 6 8 2 24Mamfero mediano 5 2 6 13 3 8Mamfero pequeo 1 3Ratn 2 2 1Ardilla 1 3 1 3Lagomorfo 2Liebre 1 1 1Conejo 1 3 2 2 4 5Armadillo 4 9 9 23 24Cacomixtle 2Cnido 2 1 1Zorro gris 2Artiodctilo 13Crvido 14 20 16 18 17 3 30Venado cabrito 2 1 1 3Venado cola blanca 9 17 8 9 31Pecar 1 2 4N.I. 1 1
Cuadro 3. Concentracin de nmero de huesos por taxa, capa xvi.
489
CAZAR Y RECOLECTAR EN LA SELVA: COTIDIANIDAD Y PAISAJE EN LOS CAZADORES
material de molienda en niveles fechados circa 9 800 ap en Santa Marta, mien-tras que desde los niveles del Pleistoceno (10 050 ap) est presente en el registro se di men ta rio polen de Zea Mays (suponemos un teosinte alctono), adems de se mi llas de tomate (Physalis sp.), nanche (Byrsonima crassifolia) e higo (Ficus cooki). El anlisis de polen asociado con el estudio de los macrorrestos botni-cos indica que, junto con especies asociadas a entornos alterados, se localizan especies de bosques diversos, como bosque de niebla (Alnus), bosque tropical (Theobroma) y bosque deciduo (Ficus, Byrsonima), junto a especies arvenses asociadas a entornos alterados (Panicum, Oenotera, Iris) por lo que se podra interpretar una alteracin de reas especficas de los bosques tropicales para la conformacin de agrilocalidades en las que se pudieron cultivar especies silvestres y semidomesticadas (horticultura), un proceso que ya ha sido sugerido para otras reas tropicales de Colombia (Gnecco y Aceituno 2004; Gnecco 2006) o Ecuador (Piperno et al. 2000).
La distribucin de rasgos y material de las superficies de ocupacin en Santa Marta indica la diversidad de actividades que se realizaban de manera cotidiana en el lugar (figura 5). Estas actividades tenan como punto focal el hogar, como se ha advertido en estudios etnogrficos de cazadores en regiones tropicales (Politis 1996). Alrededor de ellos, las actividades ms evidentes son la manufactura de artefactos lticos y el consumo de restos animales (figuras 6 y 7). En particular, el anlisis de cadenas operativas indica que los ar te fac tos ma nu fac tu ra dos en el abrigo eran poco elaborados, con escasa preparacin de los ncleos, y la talla era poco sistemtica, preferentemente sobre lascas modi-ficadas de manera muy concreta, y empleada muchas veces como filos vivos o con simple retoque marginal (figura 8). La aparicin constante de raspadores cncavos o muescas (spoke shavers) y las caractersticas de las huellas de uso en los artefactos remiten al trabajo regular de la madera u otros elementos vegetales (Prez 2010). La ausencia de puntas de proyectil lticas puede indicar que, o bien fueron manufacturadas en otros materiales, o que posiblemente las presas eran capturadas mediante trampas o el uso de tcnicas que no han sido consideradas previamente, como la cerbatana.
Por otro lado, los anlisis qumicos nos permiten, adems, inferir otras ac-tividades que no dejan huella en macrorrestos y que sugieren reas discretas de trnsito, procesamiento de vegetales y posiblemente de presas animales (Corts en prep.). Otros estudios, an en curso y de los cuales aqu slo ex po ne mos re sul ta dos preliminares, como el anlisis de microfsiles en las herramientas de pie dra (almidn y fitolitos) o el estudio de huellas de uso en la ltica, nos han per mi ti do ampliar nuestras observaciones y tener una idea an ms completa de los grupos humanos que habitaron hace diez mil aos en Santa Marta, dejando patente que salen del estereotipo de los cazadores especializados de puntas acanaladas que se han supuesto como los colonizadores de las regiones tropicales centroamericanas.
490
GUILLERMO ACOSTA OCHOA
comentarios finales
Hasta el momento se han presentado algunos de los resultados de un proyecto de investigacin que intenta reevaluar el papel de los pobladores tem pra nos de la re gin tropical del sureste mexicano. Sin embargo, esta contribucin puede pa recer mnima en comparacin con el desafo que implica el tener una imagen desarrollada sobre los primeros habitantes de las regiones tropicales del Nuevo Mundo. La percepcin generalizada del poblamiento temprano en Amrica suele ser la de amplios pastizales o reas abiertas plagadas de fauna ma yor y de grupos de cazadores con amplia movilidad y puntas acanaladas que seguan manadas de fauna rancholabreana en su trnsito hasta el fondo de saco que implica el cono sur.
Se dibuja, en cambio, un mosaico ms amplio y diverso sobre el inusitado auge poblacional en el periodo de la transicin entre el Pleistoceno y el Holoce-no. Por supuesto, este reconocimiento de la diversidad de culturas desarrollada
N4E1
N4E2
N4E3
N4E4
N3E1
N3E2
N3E3
N3E4
N2E1
N2E2
N2E3
N2E4
N1E1
N1E2
N1E3
N1E4
Rocas derrumbe
Carbn y ceniza
Artefactos
CuadroN2E20 1 m
Planta capa XVI, nivel 6
Figura 5. Nivel de ocupacin del Holoceno inicial en Santa Marta (9 950 60).
491
CAZAR Y RECOLECTAR EN LA SELVA: COTIDIANIDAD Y PAISAJE EN LOS CAZADORES
hace 10 000 aos no puede an resolver el asunto sobre cul o cules fueron las poblaciones ms tempranas de las que se origin tal diversidad; ms an, tampoco sabemos los mecanismos que promovieron esta diversidad regional. No dudamos, en cambio, que estemos en el camino correcto para que estos puntos puedan resolverse en un futuro cercano. Por el momento, bastar con poder enmarcar el material y contextos domsticos de la transicin Pleistoceno final-Holoceno temprano de Santa Marta en una estructura ms general y saber el papel que desempe este grupo en los procesos socioeconmicos del ltimo periodo glacial. En este sentido, es difcil que las diferencias tan marcadas en tecnologa ltica, racionalidad de explotacin y sistemas de subsistencia entre los cazadores de puntas acanaladas y los de tecnologa ex-peditiva, como los que se observan en la costa de Ecuador (Stothert 1985), la sabana colombiana (Correal 1990) y Santa Marta (Acosta 2008a), pueda
N4E1
N4E2
N4E3
N4E4
N3E1
N3E2
N3E3
N3E4
N
N2E4
N1E1
N1E2
N 3
N1E4
0 1 m
Percutor
Ncleo
Hogar
Distribucin de rasgos y artefactosCapa XVI, nivel 7
Rocas
Hogar
Cuadro
Ltica
Hueso
Material botnico
Figura 6. Distribucin de materiales de hueso, capa xvi nivel 7 (10 055 90).
492
GUILLERMO ACOSTA OCHOA
deberse slo a diferencias en la disponibilidad de materia prima de las distintas regiones, como ha sugerido Richard Cooke (1998: 186).
El primer punto en contra de esta propuesta se encuentra en Santa Marta y la regin aledaa, pues las fuentes de pedernal de buena calidad se localizaban a escasos kilmetros del sitio y los habitantes del Holoceno temprano en Santa Marta, no obstante, preferan emplear tcnicas de manufactura relativamente sencillas para elaborar sus instrumentos de trabajo. Esta misma materia prima, en cambio, era empleada en Los Grifos (a escasos 500 metros de Santa Mar-ta) para confeccionar puntas Clovis y otros artefactos ms elaborados como raspadores aquillados (Santamara y Garca-Brcena 1989; Acosta 2008b). No obstante este material de calidad, los cazadores de Los Grifos tambin emplea-ban materia prima que deban obtener a mayor distancia, como la obsidiana con la que se manufactur una punta Cola de pescado. En Santa Marta, en cambio, la obsi diana est presente slo a partir del Preclsico.
N4E1
N4E2
N4E3
N4E4
N3E1
N3E2
N3E3
N3E4
Hogar
N
N2E4
N1E1
N1E2
N 3
N1E4
0 1 m
Rocas
Hogar
Cuadro
Ltica
Hueso
Material botnico
Distribucin de rasgos y artefactosCapa XVI, nivel 7
Figura 7. Distribucin de material ltico, capa xvi nivel 7 (10 055 90).
493
CAZAR Y RECOLECTAR EN LA SELVA: COTIDIANIDAD Y PAISAJE EN LOS CAZADORES
Por ello, el patrn de racionalidad econmica de los grupos cazadores de tec-nologa expeditiva, como el de Santa Marta, no parece haber empleado mucho esfuerzo en obtener buenas fuentes de materia prima, muchas veces extica, como se observa en los grupos Clovis. En cambio, emplearon constantemente
SM2541SM2235
SM2659
SM2313
SM2338
SM2472SM2733
SM2353
SM2481
0 1 2 3 4 5 cm
0 1 2 3 4 5 cm
Figura 8. Ltica tallada en pedernal, Santa Marta.
494
GUILLERMO ACOSTA OCHOA
materiales de mucha menor calidad, como la lutita y la cuarcita, a pesar de la disponibilidad de pedernal de grano fino. Adems, estos grupos parecen haber empleado constantemente el trabajo de la madera, y posiblemente prefirieron cazar mediante trampas y recolectar sistemticamente presas fciles de zonas ribereas, como caracoles y cangrejos. La aparicin de instrumentos de molienda, tanto en nuestro estudio como en las excavaciones de MacNeish y Peterson (1962) y en investigaciones del extinto Departamento de Prehistoria (Garca-Brcena y Santamara 1982), sugieren que la recoleccin y procesamiento de tubrculos y frutos o plantas comestibles era mayor de lo que se haba pensado inicialmente, y permite suponer el inicio de tcnicas de procesamiento que puedan anteceder la organizacin de sistemas de almacenaje. Adems, por supuesto, de un conocimiento creciente sobre los sistemas de obtencin que anteceden a la produccin de alimentos.
De esta manera, es posible que se tenga que empezar a valorar el papel que desempearon estos grupos tempranos en procesos posteriores, como la domesticacin temprana, el desarrollo de tcnicas de conservacin y almace-namiento, as como el del desarrollo de la llamada complejidad social en las mismas regiones tropicales donde se desarrollaron las primeras aldeas (Mazatn, Chiapas) y sociedades clasistas como la olmeca, maya y zoque. Esperamos, con esto, contribuir al menos un poco a tal labor.
bibliografa
acosta, guillermo1999 Procesos de trabajo determinado: la configuracin de modos de
trabajo en la cultura arqueolgica, Boletn de Antropologa Ameri-cana 35: 17-35.
2003 Sobre la llamada prehistoria en Mxico: una evaluacin del estado de conocimiento de las sociedades de cazadores recolectores en nuestro pas, Actualidades Arqueolgicas 2(nueva poca): 26-31.
2005 Proyecto cazadores del trpico americano, primer informe parcial de actividades (recorrido de superficie), informe entregado al Consejo de arqueologa para su evaluacin, Instituto de Investigaciones Antro-polgicas, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, Mxico.
2008a La cueva de Santa Marta y los cazadores-recolectores del Holoceno tem-prano en las regiones tropicales de Mxico, tesis, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, Mxico.
2008b Los cazadores del puntas acanaladas: una perspectiva desde el sureste de Mxico, ponencia presentada en el iv Simposio Internacional, El hombre temprano en Amrica, Museo Nacional de Antropologa e Historia, Mxico.
495
CAZAR Y RECOLECTAR EN LA SELVA: COTIDIANIDAD Y PAISAJE EN LOS CAZADORES
acosta, guillermo y luis felipe bate2006 Ocupaciones en cuevas y abrigos de Ocozocoautla, Chiapas: de
la prehistoria a las sociedades clasistas, Cristina Corona, Patricia Fournier y Alejandro Villalobos (coords.), Perspectivas de la investi-gacin arqueolgica ii: homenaje a Gustavo Vargas, Escuela Nacional de Antropologa e Historia, Mxico: 89-100.
acosta, guillermo y enrique mndez2006 Representaciones rupestres de la regin de Ocozocoautla, Dolores
Aramoni, Thomas Lee y Miguel Lisbona (coords.), Presencia zoque, Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, Consejo de Ciencia y Tecnologa del Estado de Chiapas, Universidad Autnoma de Chia-pas, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, Mxico: 307-321.
bailey, robert c., g. geniKe, m. oWen, r. rechtman y e. zechenter1989 Hunting and gathering in tropical rain forest: is it possible?, Ame-
rican Anthropologist 91: 59-82.
bate, luis f.1986 El modo de produccin cazador recolector o la economa del sal-
vajismo, Boletn de Antropologa Americana 13: 5-32.1998 El proceso de investigacin en arqueologa, Crtica, Barcelona.
bettinger, robert1987 Archaeological approaches to hunter-gatherers, Annual Review
of Anthropology 16: 121-142.
binford, leWis r.1965 Archaeological systematic and the study of culture process, Ameri-
can Antiquity 31: 203-210.1983 In pursuit of the past, Thames and Hudson, Nueva York.1996 Willow smoke and dogs tails: hunter-gatherer settlement systems and
archaeological site formation, Robert Preucel e Ian Hodder (eds.), Contemporary archaeology in theory, Blackwell, Londres: 39-60.
bird, junius1969 A comparison of south Chilean and Ecuatorian , projectile
points, The Kroeber Anthropological Society Papers 40: 52-71.
borrero, luis a., marcelo zrate, laura miotti y mauricio massone1998 The Pleistocene-Holocene transition and human occupations in the
souther cone of South America, Quaternary International 49/50: 191-199.
496
GUILLERMO ACOSTA OCHOA
bradley, bruce1993 Paleoindian flaked stone technology in the North American high
plains, O. Sodder y N. Praslov (eds.), From kostenki to Clovis: upper paleolithic-paleoindian adaptations, Plenum, Nueva York: 251-261.
broWn, Kenneth l.1980 A brief report on paleoindian Archaic occupation in the Quiche
basin, Guatemala, American Antiquity (45)2: 313-324.
bullen, robert y W. W. ploWden1968 Preceramic archaic in the highlands of Honduras, American An-
tiquity 28(2): 382-385.
bush, michael, paul colinvaux, paulo de oliveira, peter KrisseK, laura miller y W. roWe
1992 A 14,000-yr paleoecological profile of a lowland tropical lake in Panam, Ecological Monographs 62: 251-275.
coe, michael d.1960 A fluted point from highland Guatemala, American Antiquity 25:
412-413.
cooKe, richard g.1998 Human settlement of central America and northernmost south
America (14,000-8,000 BP), Quaternary International 49/50: 177-190.
cooKe, richard, y anthony ranere1984 The Proyecto Santa Maria: a multidisciplinary analysis of prehistoric
adaptations to a Tropical watershed in Panama, Lange, F. W. (ed.), Recent Developments in Isthmian Archaeology, British Archaeological Reports, International Series 212, Oxford: 3-30.
1992 Prehistoric human adaptations to the seasonally dry forests of Panama, World Archaeology 24(1): 114-133.
correal urrego, gonzalo1990 Evidencias culturales durante el Pleistoceno y Holoceno de Colom-
bia, Revista de Arqueologa Americana 1: 69-89.
corts, josefa[en prep.] Anlisis qumicos de suelos del Holoceno temprano en el abrigo Santa
Marta, Chiapas, tesis, Escuela Nacional de Antropologa e Historia, Mxico.
497
CAZAR Y RECOLECTAR EN LA SELVA: COTIDIANIDAD Y PAISAJE EN LOS CAZADORES
crusoe, daniel y james felton1974 La Alvina de Parita: A paleoindian Camp in Panam, Florida
Anthropologist 27: 145-148.
curtis jason h., david a. hodell y marK brenner 1996 Climate variability on the Yucatan peninsula (Mexico) during the
past 3500 years, and implications for maya cultural evolution, Qua-ternary Research 46: 37-47.
eudave eusebio e itzel natgely2008 Subsistencia de los cazadores-recolectores, un estudio de los restos fauns-
ticos de la Cueva de Santa Marta, Chiapas, tesis, Escuela Nacional de Antropologa e Historia.
fiedel, stuart j.1996 Prehistoria de Amrica, Crtica, Barcelona.
gndara, manuel1977 Excavaciones en el rea de Ocozocoautla, Chiapas, durante 1976,
Archivo tcnico, Instituto Nacional de Antropologa e Historia, M-xico.
1994 Consecuencias metodolgicas de la adopcin de una ontologa de la cultura: una perspectiva desde la arqueologa, J. Gonzlez y J. Galindo (eds.), Metodologa y cultura, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Pensar la Cultura), Mxico.
garca-brcena, joaqun 1978 Excavaciones en la cueva de Los Grifos, Ocozocoautla, Chiapas, en
noviembre y diciembre de 1977, Archivo tcnico, Instituto Nacional de Antropologa e Historia, Mxico.
garca-brcena joaqun y diana santamara 1982 La cueva de Santa Marta Ocozocoautla, Chiapas. Estratigrafa, cro-
nologa y cermica, Instituto Nacional de Antropologa e Historia, (Coleccin Cientfica 111), Mxico.
garca-brcena, joaqun, diana santamara, ticul lvarez, manuel reyes y fernando snchez
1976 Excavaciones en el abrigo de Santa Marta, Chiapas, Departamento de Prehistoria, Instituto Nacional de Antropologa e Historia, Mxico.
498
GUILLERMO ACOSTA OCHOA
gnecco, cristbal 2006 Agrilocalidades y territorialidad en el Pleistoceno tardo del norte de
Sudamrica, Jos Concepcin Jimnez, O. J. Polaco, G. Martnez y R. Hernndez (eds.), ii Simposio Internacional, El hombre temprano en Amrica, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Instituto Nacional de Antropologa e Historia, Mxico: 221-230.
gnecco, cristbal y francisco j. aceituno2004 Poblamiento temprano y espacios antropognicos en el norte de
Suramrica, Complutum 15: 159-161.
gruhn, ruth, a. bryan y j. nance1977 Los Tapiales: A Paleo-indian Campsite in the Guatemala Highlands,
Proceedings of the American Philosophical Society 121: 235-273.
guidon, nide1986 Las unidades culturales de Sao Raimundo Nonato, sudeste del Es-
tado de Piau -Brasil, Alan Bryan (ed.), New evidence for the Pleistocen peopling of the Americas, University of Maine, Orono: 157-171.
heller, agnes1985 Historia y vida cotidiana. Aportacin a la sociologa socialista, Gri-
jalbo, Mxico.1998 Sociologa de la vida cotidiana, Pennsula, Barcelona.1995 Possible role of climate in the collapse of Classic maya civilization.
Nature 375: 391-394.
hernndez valenzuela, laura elisa2008 Anlisis estratigrfico del abrigo rocoso de Santa Marta, Chiapas: un
enfoque geoarqueolgico, tesis, Escuela Nacional de Antropologa e Historia, Mxico.
2010 Anlisis estratigrfico del abrigo rocoso de Santa Marta, Chiapas: un enfoque geoarqueolgico, tesis, Escuela Nacional de Antropologa e Historia, Mxico.
hodell, david a., jason h. curtis y marK brenner1995 Possible role of climate in the collapse of Classic maya civilization,
Nature 375: 391-394.
ingold, tim1983 The significance of storage in hunting societies, Man (New Series),
18(3): 553-571.
499
CAZAR Y RECOLECTAR EN LA SELVA: COTIDIANIDAD Y PAISAJE EN LOS CAZADORES
Kelly, charles1982 Preceramic projectile-point typology in Belize, Ancient Meso-
america 4: 205-227.
lee, richard1988 Reflections on primitive communism, T. Ingold, D. Riches y J. Wood-
burn (eds), Hunters and gatherers, vol. 1, Berg, Londres: 200-216.
lee, richard e irven devore1968 Man the hunter, Aldine, Chicago.
lee, richard b. y richard daly (eds.)2004 The Cambridge Encyclopedia of hunters and gatherers, Cambridge
University, Nueva York.
leyden, barbara, marK brenner, t. Whitmore, j. h. curtis, dolores piperno y bruce dahlin
1996 A record of long and short-term climatic variation from northwest Yucatan: cenote San Jose Chulchaca, Scott L. Fedick (ed.), The ma-na ged mosaic: ancient maya agriculture and resource use, Univer sity of Utah, Salt Lake City: 30-50.
leyden, barbara W., marK brenner y bruce h. dahlin1998 Cultural and climatic history of Cob, a lowland maya city in Quin-
tana Roo, Mexico, Quaternary Research 49: 111-122.
lohse, jon, jaime aWe, cameron griffith, robert rosensWig y fred valdez2006 Preceramic occupations in Belize: updating the paleoindian and
ar chaic record, Latin American Antiquity 17(2): 209-226.
lorenzo, jos luis1977 Un conjunto ltico de Teopisca, Chiapas, Instituto Nacional de An-
tropologa e Historia, Mxico.
macneish, richard s. y frederich a. peterson1962 The Santa Marta rock shelter, Ocozocoautla, Chiapas, Mxico, New
World Archaeological Foundation (Papers 14), Brigham Young University, Provo.
marx, carlos1946 El capital, tomo i, Fondo de Cultura Econmica, Mxico.1984 Contribucin a la crtica de la economa poltica, Quinto Sol, Mxico.
500
GUILLERMO ACOSTA OCHOA
morgan, leWis1891 La sociedad primitiva, Colofn, Mxico.
morroW, juliet y toby morroW1999 Geographic variation in fluted projectile points: a hemispheric pers-
pec tive, American Antiquity 64(2): 215-231.
pearson, georges a.2004 Pan-american paleoindian dispersals and the origins of fishtail pro yec-
ti le points as seen through the lithic raw-material reduction stra te gies and tool-manufacturing techniques at the Guardira Site, Turrialba Valley, Costa Rica, M. Barton, G. Clark, D. Yessner y G. Pearson (eds.), The settlement of the American Continents, University of Ari-zona, Tucson.
pearson, georges a. y richard g. cooKe2002 The role of the Panamanian land bridge during the initial coloniza-
tion of the Americas, Antiquity 76: 931-2.
prez martnez, patricia2010 Arqueologa experimental, anlisis de huellas de uso e identificacin de
microresiduos en el conjunto ltico de la capa xvi del abrigo de Santa Marta, Chiapas, tesis, Escuela Nacional de Antropologa e His to ria, Mxico.
piperno, dolores, m. bush.y p. colinvaux1991 Paleoecological perspectives on human adaptation in Panama I:
The Pleistocene, Geoarchaeology 6: 201-26.
piperno, dolores, thomas andres y Karen stothert2000 Phytoliths in Cucurbita and other neotropical cucurbitaceae and
their occurrence in early archaeological sites from the lowland ameri-can tropics, Journal of Archaeological Science 27: 193-208.
politis, gustavo1996 Moving to produce: nukak mobility and settlement patterns in
Ama zo nia, World Archaeology 27(3): 492-511.
ranere, anthony y richard cooKe1991 Paleoindian occupation in the Central American tropics, Bonnich-
sen R. y K. Turnmire (eds.), Clovis: origins and adaptations, Cen ter for the Study of the First Americans, Corvallis: 237-253.
501
CAZAR Y RECOLECTAR EN LA SELVA: COTIDIANIDAD Y PAISAJE EN LOS CAZADORES
roosevelt, anna c., m. lima da costa, c. lopes machado, m. michab, n. mertier, h. valladas, j. feathers, W. barnett, m. imazio da silveira, a. henderson, j. silva, b. chernoff, d. s. reese, j. a. holman, n. toth y s. schicK
1996 Paleoindian cave dwellers in the Amazon: the peopling of the Ame-ri cas, Science 272: 373-384.
sahlins, marshall1965 On the sociology of primitive exchange, M. Banton (ed.), The Re-
levance of models in social anthropology, Tavistock, Londres: 139-236.
santamara, diana1981 Preceramic occupations at Los Grifos Rockshelter, Chiapas, Memo-
rias X Congreso UISPP , Joaqun Garca-Brcena y Francisco Snchez (eds.), Instituto Nacional de Antropologa e Historia, Mxico: 63-83.
santamara, diana y joaqun garca-brcena1989 Puntas de proyectil, cuchillos y otras herramientas sencillas de Los Grifos,
Instituto Nacional de Antropologa e Historia, Mxico.
service, elman1962 Primitive social organization, Random House, Nueva York.
snarsKis, michael1979 Turrialba: a paleoindian quarry and workshop site in eastern Costa
Rica, American Antiquity 44: 125-138.
stothert, Karen e.1985 The preceramic Las Vegas culture of coastal Ecuador, American
An ti quity 50(3): 613-637.
testart, alain1982 The significance of food storage among hunter-gatherers: Residen-
ce patterns, population densities and social inequalities, Current Anhropology 16: 121-142.
valadez, ral, itzel eudave y gilberto prez 2007 Una metodologa para el anlisis de los materiales faunsticos pro-
venientes de contextos de cazadores, ponencia presentada en la xxix Mesa Redonda de la Sociedad Mexicana de Antropologa, Mxico.
Woodburn, james1982 Egalitarian societies, Man (New Series), 17: 431-451.