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La revista online del Colegio de Abogados de Madrid
24 de marzo de 2014
Adictos al trabajo; por Enrique Rojas, Catedrático de psiquiatría01-10-2013
El día 2 de octubre de 2013, se ha publicado en el diario ABC, un artículo de Enrique Rojas,
en el cual el autor opina que la adicción al trabajo se puede curar. Pero es condición sine
qua non que esa persona tenga conciencia de lo que le ocurre con todas sus
consecuencias.
EN los últimos tiempos ha aparecido con fuerza una nueva enfermedad psicológica: la
adicción al trabajo. Es un concepto relativamente reciente que aparece hacia 1970, y fue
Oates el primero que habló de Workaholism, que se define como una necesidad
incontrolable de trabajar, en donde el sujeto va dedicando cada vez más horas a su
actividad profesional sin tiempo para nada más. Es un trabajar incesante que como una
mancha de aceite se va extendiendo en la vida de la persona y no puede hacer nada por
frenarlo.
He comentado con alguna frecuencia que el proyecto de vida debe albergar en su interior
cuatro grandes argumentos: amor,trabajo, cul
tura yamistad. Los dos grandes acompañantes de la vida son amor y trabajo. Entre todos
ellos debe haber una armonía y un equilibrio que cada uno debe encontrar en el arte de
vivir.
Aquí aparece el amor por el trabajo y la vocación por las tareas que tiene entre manos,
pero se va colando poco a poco de forma sinuosa, zigzagueante e imprecisa un amor
desordenadoal
trabajo. Hay una frontera poco clara en sus comienzos entre trabajar mucho, por un lado,
y no
tener tiempo na da más que para trabajar. De tal manera que se va produciendo un cambio cuantitativo y cualitativo en esa persona:
se vive para trabajar.
Voy a tratar de hacer un inventario de los principales síntomas que se hospedan en esta enfermedad:
1. Se trata de sujetos que son buenos profesionales, pero que por un afán de mejorar y de ascender en su tarea van dedicando cada
vez más horas a esa actividad, para terminar siendo personas que viven por y para el trabajo. Su trabajo se convierte en una cárcel de
oro de la que no pueden salir. Uno de los síntomas más importantes es que estas personas están siempre agotadas, desbordadas,
cansadas, pero no saben decir que no, ni poner freno a demandas profesionales que van surgiendo.
2. Nosuelentenerconcienciadeenfermedad. O dicho de otra manera: no aceptan ese diagnóstico, se resisten a él, y piensan que los
comentarios de familiares cercanos o amigos son exagerados, y recuerdan que a mucha gente cercana le pasa más o menos lo mismo.
3. Tienen gran dificultad para delegar. Y esto es por miedo a que no se hagan las cosas tal y como ellos quieren que se lleven a cabo.
Uno de los éxitos de las personas que trabajan en equipo es el arte de delegar: saber distribuir las funciones de forma equilibrada,
estimulando a cada uno de ese equipo para que haga la tarea de la
mejor manera posible.
4. Esto suele darse en un terreno abonado que suele ser el siguiente: personas bastante perfeccionistas, exigentes, obsesivas, con un
ansia desbordante de ascender, demejorarenesetraba
jo. Lo que en un principio es positivo, trabajar bien y trabajar mucho, se va convirtiendo en un activismo incesante y esa persona se ve
envuelta en un bucle en donde el trabajo se lo come todo y no hay resquicio ni espacio para nada más. Esto se da especialmente en el
mundo de los abogados, los periodistas y los hombres de negocios... pero no están exentas otras profesiones que se apuntan al carro
de esta adicción.
5. Apareceelestrés. Es el ritmo trepidante de vida profesional sin tiempo para nada más que para trabajar. Estas personas están
siempre quejándose, y aparece ansiedad, inquietud, desasosiego, nerviosismo... con cambios frecuentes de humor y oscilaciones del
ánimo. Un buen amigo mío me dijo de un abogado de Madrid conocido de ambos: “A nuestro amigo se lo ha comido el trabajo”. 6. Son
personas que han perdido el sentido
del descanso. Y el tiempo libre se puebla de relaciones y contactos profesionales. Ahí aparece el móvil. La gran mayoría de adictos al
trabajo
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hablanmuchashorasporelteléfono. Todos justifican esta conducta como un elemento más en su vida laboral y no llegan a ser conscientes
de que cualquier conversación familiar o con amigos se ve interrumpida una y otra vez por el teléfono; no hay continuidad, ya que no
saben ha----
cer una administración inteligente del mismo.
7. Uno de los síntomas mas característicos de esta curiosa enfermedad moderna es que esas personas se llevan trabajo a casa
enelfindese
mana. Esto quiero subrayarlo. Esto lo justifican con razonadas sinrazones: se trata de un tema apremiante, una cuestión de urgencia...
con lo cual también el tiempo libre se puebla de actividades profesionales.
8. Como consecuencia de todo eso se produce un distanciamiento de la relación conyugal y de los hijos. En nuestro medio la gran mayo
ría de los que padecen profesionalitis son hombres. En ese caso, la esposa se va volviendo una persona desencantada, que ve la
distancia psicológica que hay con su marido, la falta de diálogo, de comunicación, sintonía... de complicidad, y aparece de forma
magistral la figura de
el padre ausente. Que tiene una realidad física, pero que no tiene una actividad educativa ni de cercanía,
quenotienetiempoparasumujerni para sus hijos.
Hago un alto en el camino para hacer esta observación: unbuenpadrevalemásquecienmaes
tros. Muchas personas adictas al trabajo tienen tres amenazas en su evolución: la posible ruptura conyugal, el estrés con
manifestaciones psicosomáticas y alguna enfermedad física que pueda ir asomando... como el infarto de miocardio o la úlcera de
estómago.
9. En muchos casos, si uno bucea en la ingeniería de la conducta de estas personas, descubre que son egocéntricos, con un amor
desordenado a sí mismos y con una ambición desmedida. Se entra de este modo en una espiral competitiva, voraz y trepidante, de la
que va siendo cada vez más difícil salir... Asoman ahí el afán enfermizo de éxito, la pasión económica... olvidándose de que
lavidaesunarteentre trabajo y descanso, entre amor y cultura, con unapinceladahacialaamistad.
10. Laadicciónaltrabajosepuedecurar. Pero es condición sinequanon que esa persona tenga conciencia de lo que le ocurre con todas sus
consecuencias. Los psiquiatras y psicólogos sabemos muy bien que los alcohólicos niegan su adicción al alcohol o la minimizan o le
quitan importancia... Mutatismutandis aquí sucede lo mismo.
Trabajar bien es una noble aspiración. Dice el Eclesiástico: “Ama tu oficio y envejece en él”. En la catedral de Burgos, que fue
construida durante varios siglos, en la parte alta hay unas blondas de piedra trabajadas por los canteros medievales, que son una obra
de artesanía arquitectónica. No se ven desde abajo, sino que hay que subir a la parte alta de la ciudad para poder contemplarlas. Ese
era un trabajo de categoría. Amor y trabajo conjugan el ver
bo ser feliz. Aprender a trabajar con profesionalidad pero sin adicción es un reto al que hay que aspirar.
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