Post on 31-Oct-2015
EXPERIMENTOS CON LA LIBERTAD
Entornos de lo humano
Por Aihwa Ong
Traduccin de Rosendo Gonzlez Nez
1. Introduccin: Libertades efervescentes
Hace 150 aos Karl Marx proclam que el capitalismo haba abierto fracturas y fisuras en la
solida corteza de la sociedad europea. Ms all de la aparentemente solida superficie, subyacen
ocanos de materia lquida, pendientes de una expansin que haga desgarrar en fragmentos
continentes de dura roca (577). La famosa frase de Marx y Friedrich Engel, todo lo que es solido
se funde en el aire (Berman 5), resume los constantes trastornos polticos y culturales que
caracterizan la modernidad global. Hoy, las rupturas y revoluciones son asociadas a contradictorios
fenmenos globalizantes. La interaccin, entre un mundo caprichoso y los experimentos con la
libertad, amenaza con convertir en intiles las normas modernas de ciudadana y los derechos
humanos, quedando ambos anticuados antes de que puedan siquiera osificarse (Marx y Engels
70).
El explosivo crecimiento y desaparicin de los mercados globales se asocia con varios tipos
de libertades: libertad frente a las viejas tradiciones, las viejas obligaciones, los confinamientos
espaciales y los arreglos polticos. Los experimentos con la libertada niveles polticos, sociales e
individualeshistricamente han acompaado la expansin capitalista. El surgimiento de los
estados-nacin en el orden global ha sido correlativo al crecimiento de la economa mundial. Estos
desarrollos paralelos han complicado enormemente el significado de la libertad y oscurecido
nuestra comprensin de las varias formas que puede tomar. Que es la ciudadana si no la
institucionalizacin de los derechos humanos como forma de pertenencia a un estado-nacin? Que
son los derechos humanos si no la libertad que un humano bsico quiere ver garantizada por la
comunidad global? En efecto, los conceptos de ciudadana que se nos presentan como normas
globales perdurables de existencia humana permanecen en flujo constante, reflejando los continuos
trastornos de la sociedad y la eterna inquietud del capitalismo.
La globalizacin contempornea abre, de nuevo, cuestiones acerca de la naturaleza de la
libertad, al mismo tiempo que tambin inaugura nuevas reivindicaciones humanas en ambientes de
incertidumbre y riesgo. Las inseguridades ligadas a los desplazamientos masivos, las crisis
econmicas y las exclusiones de ciertos mercados ponen de relieve los lmites proteccionistas de la
ciudadana y los derechos humanos frente a una variedad de adversidades. Y aqu podemos
distinguir entre dos categoras de libertades individuales. En primer lugar, la libertad positiva
encuadra los derechos y demandas realizados al gobierno para proveer de medios fundamentales de
subsistencia, como comida, refugio, trabajo, etc. La libertad positiva tambin incluye derechos
individuales para un tratamiento igualitario, al igual que proteccin por parte del estado. En
segundo lugar, la libertad negativa significa libertad respecto a la intervencin estatal en la
expresin, el comportamiento y el movimiento, es decir, los derechos a las capacidades humanas.
Esta libertad es libertad frente a la intromisin y limitacin estatal de la libertad humana. La libertad
negativa puede incluir el ejercicio de prcticas autnomas neoliberales ms all de las fronteras
nacionales, o incluso la libertad de rechazar la democracia. Estas dos acepciones de libertadla
proteccin de derechos individuales en la nacin-estado democrtica, y los derechos negativos a
ejercer las capacidades humanas liberadas del poder estatalestn en constante articulacin por
parte de los movimientos transnacionales que recorren el mundo.1
La globalizacin econmica es leda habitualmente por los humanistas como una
oportunidad de transformar la ciudadana y resituar reivindicaciones y derechos en redes
transnacionales. Sus argumentos consisten en que la intensificacin de la interconexin asociada al
capitalismo ha creado oportunidades para el surgimiento de sentimientos y instituciones de
solidaridad global (cosmopolitismo). La proliferacin de agencias multilaterales como las Naciones
Unidas (un) y las organizaciones no gubernamentales (ONGs), sugieren estos autores, esta
entretejiendo comunidades polticas en complejas constelaciones para la realizacin de un bien
comn y global.
Una linea discursiva afirma que cierta ciudadana cosmopolita se viene desarrollando en
base a las normas de intercambio, dialogo, mediacin y entendimiento mutuo que vinculan
diferentes lugares como un tipo de solapamiento de comunidades de destino (Held et al. 445).
Otras visiones tambin sealan que las libertades espaciales ligadas a mercados y movilidad son la
llave para la formacin de identidades posnacionales liberadoras. En dichas discusiones
permanecen ausentes el tipo de libertades negativaslibertad de los controles estatalesdesatados
en entornos globales.
Los experimentos con la libertad individual no siempre dan como resultado la realizacin de
ideales ilustrados de cosmopolitismo o la expansin de los derechos humanos. Podriamos decir que
la facilidad a la hora de cruzar fronteras se vincula, inicialmente, no con el fin de realizar un bien
comn global sino con metas especficas individuales o con agendas polticas que buscan visiones
no-democrticas. Este artculo discutir estos dos modelos de libertad negativaafiliaciones
espacialmente dirigidas y la accin autnoma dirigida a el mercadoque estn rehaciendo el
significado de la ciudadana. Estos procesos paralelos de libertad frente a los estados-nacin estn
desensamblando elementos propios de la ciudadana respecto a la territorialidad del estado-nacin.
Las formas y normas emergentes de lazos y reivindicaciones transnacionales tienden a ser
contingentes, cambiantes y reactivas a varias metas polticas y ticas, no solo a los derechos
humanos.
Un cierto ethos neoliberal esta hoy en da transformando ciudadanos en sujetos autnomos
cuyo capital humano se convierte en un pasaporte hacia la realizacin de la libertad individual en
diversos reinos transnacionales. Las nociones extremistas de libertad individual (ciudadana)
que actualmente estn siendo forjadas por la accin autnoma de individuos librespueden ser una
amenaza a la democracia. Mientras tanto, otros tipos de agentes transfronterizos se insertan en
actividades clandestinas y terroristas en nombre de la liberacin frente a valores y prcticas
impuestas desde Occidente. Esto dos tipos de actividades transfronterizaslas agencias libre
econmicas en mercados sin fronteras y las redes terroristas para la creacin de polticas
alternativasfiguran actualmente como las ms poderosas formas de ciudadana transnacional y
tambin como las formas menos analizadas por los humanistas. Resumiendo, las prcticas y normas
de libertad emergentes son diversas, y suelen presentarse en menor medida como los precursores
inevitables de los derechos humanos universales que como soluciones situadas, conflictivas y
contingentes a problemas de vida contempornea que no son precursores inevitables de derechos
humanos universales.
2. Dispora: Cosmopolitismo
Las disporas y los contingentes lazos transnacionales poseen, supuestamente, metas
normativas que apelan a la solidaridad global, un tipo de naciente ciudadana transnacional, o
Cosmopolitismo con C mayscula.2 Los acadmicos han tomado las migraciones masivas
producidas por el capitalismo global como si fueran portadoras de ideales cosmopolitas per s
expresados en sentimientos antiestatales y anticapitalistas. Stuart Hall y Paul Gilroy, entre otros, han
atribuido una dimensin humanista y liberadora a estas actividades transfronteriza, especialmente
aquellas formadas por grupos subalternos pero tambin han tenido en cuenta a aquellas integradas
por migrantes de clase-media en metrpolis occidentales. La tendencia general ha consistido en
proyectar en cosmopolitismos actualmente existentes (Malcomson 238) rasgos polticos que
subvierten las agendas del capitalismo global y/o luchan contra prcticas opresivas de los estados-
nacin. Cierta perspectiva explora como las culturas subalternas que tienen que ver con la
colonizacin, el desplazamiento o la resistencia se comprometen con ideales normativos de
sentimientos solidarios ms all de los lazos particulares de culturas localizadas. Por ejemplo,
James Clifford argumenta que entre los isleos del Pacfico dispersos y conectados (482), la
dispora se entrecruza con el indigenismo. Sus relaciones laterales de intercambio y alianza se
articulan en la fabricacin de una regin subalterna fuera de los circuitos capitalistas. Las
migraciones en marcha se vinculaban, entonces, a la preservacin y/o la recuperacin de tradiciones
indgenas, por ejemplo entre la gente del cuarto mundo como en el Noroeste canadiense y los
Maores en Nueva Zelanda.
Otras perspectivas parecen influenciadas por el ejemplo de Salman Rushdie, que se convirti
en una heroica figura de la dispora despus de que un clrigo Iran redactar una fatwa, o edicto
religioso, demandando su muerte por blasfemia contra el Islam, todo ello debido a lo que haba
escrito en una de sus novelas. Rushdie ha conseguido fuerte proteccin en Inglaterra y los EEUU y
ha llegado a ser proclamado como una fabulosa figura diasprica de libertad frente a la antigua
tirana del viejo mundo. Los sujetos diaspricos en el sur de Asia son comnmente construidos
como figuras liberadoras en las sociedades capitalistas, unas figuras que subvierten culturas
nacionales opresivas e incluso amenazan al mismo capitalismo que sostiene su estatus de elite.
Estas aproximaciones encuentran en las identidades diaspricas y transfronterizas los inicios
normativos de una ciudadana posnacional.
Los discursos acadmicos ms populares sobre la dispora tienden a romantizar los
movimientos globales, presentando estas comunidades transnacionales como oportunidades
invariables para una actualizacin transfronteriza de la libertad humana. En estos discursos se ha
valorizado, fundamentalmente, la aventura, llevada a cabo por los oprimidos, que supone la
bsqueda de libertades positivas en espacios democrticos metropolitanos. Pero la cuestin es qu
tipo de libertades se buscan, puesto que hay diferentes visiones y prcticas de libertad que pueden
no ser liberadoras en el sentido democrtico del trmino. Algunos flujos de refugiados y expatriados
buscan otras visiones de libertad, esto es, libertades negativas frente a instituciones y valores
polticas occidentales y libertades positivas cara a fundar naciones e identidades alternativas. As, de
forma paralela a la pauta cosmopolita transnacional existen estas otras poderosas re-imaginaciones
diaspricas que interaccionan con los ideales Ilustrados al mismo tiempo que los rechazan.
3. Dispora: Nacin Desterritorializada
Si las naciones son construcciones imaginarias, siempre pueden ser re-imaginadas de forma
que, partiendo del presente orden de las naciones-estado modernas, apuesten por polticas
separatistas. Benedict Anderson, que acu el concepto de comunidades imaginarias en su libro de
1983 del mismo nombre, no confa demasiado en la promesa liberadora de las culturas y
reivindicaciones de los expatriados. Advierte que el nacionalismo a larga distancia (73) entre
compatriotas en el extranjero puede ser peligroso porque carece de la responsabilidad
institucionalizada por el sistema internacional. Anderson afirma que los flujos acelerados de los
ricos y pobres, de elites profesionales y migrantes poco cualificados, de inversores y refugiados, ha
engendrado una multiplicidad de solidaridades imaginarias basadas en un tipo de libertad poltica
que proviene de la desterritorializacin. Scott Malcomson ha establecido, por su lado y a
regaadientes, lmites a la universalizacin de este aspecto de la cultura Occidental. Tiendo a
pensar que la extensin de las practicas ticas cosmopolitas, provendr del mundo no-occidental, el
cual es hoy en da el terreno de crecimiento ms natural para el cosmopolitismo. Entre otras
razones, porque aquellos fuera de Occidente tienen un inters mucho mayor en un verdaderoesto
es, no-imperialista (y no-racional)cosmopolitismo (241-42).
En trminos generales, los grupos transnacionales no-occidentales se organizan de acuerdo a
lazos de etnia, nacin, religin o cultura especialmente concretos que ahora saltan libremente las
fronteras convencionales. Las reivindicaciones transnacionales de ciudadana pueden ser, muy bien,
precursoras de nuevas (o muy viejas) formas de construccin alternativa de naciones. Entre los
migrantes contemporneos, la experiencia global puede generar no solo consciencia respecto a las
diferencias entre el viejo y nuevo mundo3 sino tambin cierto deseo de recuperar las glorias de
antiguas culturas. En una era de emergencia econmica asitica, los espectros precoloniales sobre
de la grandeza de la civilizacin China, las glorias del Indostn o el poder del imperio Otomano se
han intensificado, especialmente entre emigrantes-elite relocalizados en espacios Occidentales
metropolitanos. Algunos grupos transnacionales han desarrollado agendas chovinistas para actuar a
favor de su propia gente, un agrupamiento que ya no figura circunscrito a las fronteras de un
nico estado-nacin.4 La serializacin universal de las categoras tnicas, raciales y culturales por
parte de los medios de comunicacin globales y la cultura popular ha proporcionado la gramtica
institucional necesaria para movilizar poblaciones a una escala global.5 El nacionalismo Ciberntico
combinado con el capitalismo esta creando oportunidades para construir formas de pertenencia
tnica sin fronteras y naciones desterritorializadas.
Por ejemplo, tras la crisis financiera asitica, algunos profesionales chinos situados en el
lado oeste del mar inauguraron una web, que reivindicando la Huaren (comunidad china) Global,
quera actuar en beneficio de los chinos-indonesios afectados. Desplazados de diferentes pases a
centros metropolitanos Occidentales, estos profesionales se imaginan a s mismos como miembros
de la misma comunidad tnica, e invocando la dispora, amplan la categora china de huaren
para incorporar diversas poblaciones en una red tnica global. Las ciber-intervenciones en la
situacin Indonesia se producen al mismo tiempo que se recibe con bienvenida las atrocidades de
ataques instigados por estados, amenazando con ello desbaratar los intentos Indonesios de
reconstruir sentimientos de pertenencia a una comunidad despus del evento.6 Esta deseo de
etnicidad global, basada en redes de bienes tnicos y educacin adquirida en espacios globales,
muestra que no hay nada natural en los grupos diaspricos. Ms bien, tienen que ser
construidos por actores que invoquen una gramtica tnica y permanezcan conectados a travs de
medios tecno-materiales que permitan un alcance global.
Los ejemplos ms vvidos de identidades transnacionales son promovidos por redes
radicales que buscan rehacer los actuales estados-nacin y establecer nuevas naciones.7 A parte de
tomar en consideracin la advertencias de Anderson acerca de algunas inexplicables polticas
expatriadas, es necesario no ver todas las formas de nacionalismo a larga-distancia como una
amenaza potencial para el futuro (Anderson 72). Algunos movimientos de expatriados pueden
instalar, y han instalado, reformas democrticas en sus pases natales. An as y de cualquier
manera, unas cuantas redes de militantes radicales tienen metas universalistas distintas. Es, por lo
tanto y nicamente, una pequea fraccin de musulmanes en la dispora la que permanece
involucrada en polticas jihaidistas violentas, pero sus actividades transnacionales representan, an
as, un tipo de globalizacin poltica alternativa.
La red islamista radical Al Qaeda, analizando con cierta simpleza, puede tener una meta
jihadista dual: tomar cuenta de la presencia Americana en Oriente Medio y encontrar,
eventualmente, formas ms puras de poltica islmica libre de la influencia secular occidental.
Dichos grupos poseen una visin religiosa-militar de las identidades transfronterizas inspiradas por
la dispora geogrfica y espiritual. Las redes radicales Islmicas movilizan adherentes musulmanes
de mltiples pases para una meta que es al mismo tiempo amplia y simple y por consiguiente
fcilmente traducible entre culturas. Por un lado, los militantes profundizan en un sentimiento
intenso de hermandad islmica ya existente y, por otro lado, estimulan el sentimiento de deber, entre
algunos musulmanes, a la hora de responder ante la llamada de la jihad y morir por la causa
(istimata). Al Qaeda y sus grupos afines han reclutado musulmanes descontentos que residen en
Europa y Norte Amrica. Estan demostrados los casos en que musulmanes diaspricos originales de
Marruecos, Egipto, Siria, Palestina, y Algeria y residentes en Espaa, Francia, Inglaterra y Holanda
estaban vinculados a travs de una secta ultraortodoxa fundada por Takir wal Hijra en Egipto
durante los aos sesenta. Miembros de esta red, de hecho, llevaron a cabo los atentados de Madrid
en 2003 y tambin estuvieron involucrados en el asesinato reciente de un Holands, culpable de
realizar una pelcula donde cruelmente satirizaba a musulmanes.8 Ms all de los ataques terroristas
en entornos occidentales, los militantes asociados a Al Qaeda buscan recrear un califato rabe en
Oriente Medio como forma de defensa contra la dominacin Occidental.
En la dispora, la actividad jihadista se realiza proveyendo de formacin, entrenamiento
militar y recursos a grupos afines y a sus diversas agendas regionales. Al Qaeda esta en trminos
generales conectada con Jenmaah Islamiyah (Nacin Musulmana), una red radical establecida en
Java, Indonesia. Junto a Osama bin Laden, la figura militante diasprica paradigmtica fue
Hambali, o Riduan Isamuddin, un miembro Indonesio de Jemaah Islamiyah que era, al mismo
tiempo, jefe de operaciones de Al Qaeda en el Sureste asitico. Hambali era sospechoso de
orquestar una serie de ataques, incluyendo los atentados en Bali de Octubre de 2002, con el fin de
expulsar a los occidentales de la regin. Las pretendidas metas de Jemaah Islamiyah son atacar
estados seculares y eventualmente conseguir la restauracin de un estado califa en el sureste
asitico. El poder de las redes terroristas sugiere, as, una visin de la ciudadana transnacional que
rechaza los modernos estados-nacin, que busca reterritorializar estados-naciones actualmente
divididos por fronteras polticas como comunidades transnacionales asentadas sobre una gran
religin.
La solidaridad jihadista que atraviesa espacios amplios se formula frecuentemente a travs
mujeres locales. La atencin meditica se ha centrado, en este caso, en los atentados suicidas hechos
por mujeres militantes en Israel, Chechenia y el Sur de Asia. Pero yo me refiero a la mujeres
ordinarias que en varias localizaciones menos espectacularizadas, pero definitivamente ms
valiosas, dan apoyo a operaciones militantes transnacionales. El comercio precolonial entre el
mundo rabe, sur de Asia y el sureste asitico tradicionalmente reposaba en el matrimonio con
mujeres locales cara a formar vnculos econmicos, recibir migrantes y extender el Islam. Esta
prctica ha sido usada por redes radicales como Al-Qaeda como una estrategia efectiva a la hora de
aliarse a grupos locales, ganar recursos e influenciar acciones polticas. Algunos operativos
extranjeros se casan con familiares de lderes locales, consiguiendo por lo tanto legitimidad,
permisos de residencia, traductores, nuevas identidades y cobertura para llevar a cabo acciones
encubiertas en el extranjero. Otros militantes aln del mar se casan con jvenes desconocidas en el
sureste asitico. Por ejemplo, la indonesa Mira Agustina fue presentada por casamenteros al
operativo de Al-Qaeda Omar Al-Fruq, un kuwaiti que sera ms tarde arrestado en Tailandia y
trasladado a custodia americana. Cuando Mira se enter de que su marido haba planeado
bombardear los EEUU, en Septiembre de 2001, declar: Mi marido no puede ser un terrorista!
(Married 3). Sin saberlo ella, el pueblo de su padre estaba siendo usado para planear ataques
sobre la regin.9 El ms famosos terrorista de Al Qaeda en el sureste asitico fue el indonesio
Riduan Isamuddin que se cas con una musulmana chino-malaya a pesar de que ya tena mujeres en
Camboya y Pakistn, las cuales aparentemente no estaban al tanto de sus actividades. El hincapi
islmico en la sacralidad de la familia, la cultura propia y el sacrificio es clave para el apoyo
femenino que suscita en todo el mundo. As, estas prcticas de matrimonio y parentesco insertan
operativos extranjeros en entornos amigables, proveyendo traduccin cultural y cohesin social e
integrando polticas diaspricas de larga distancia. La religin y el matrimonio, ms que los aviones
y la internet, posibilitan la libertad espacial necesaria para diversas y cambiantes formas de
coalicin que buscan, a travs del secreto y la violencia, fundar naciones desterritorializadas.
La visin popular que analiza la dispora como etnicidad ha eludido el hecho de que la
dispora es realmente una formacin poltica en bsqueda de su propia nacin. Los anhelos
diaspricos estn comnmente basados en deseos polticos que hablan de vuelta a un hogar
espiritual que puede ser realizado en esta cultura y geografa global. Como acadmicos, nos hemos
centrado en esas comunidades diaspricas que estn presuntamente imbuidas con universales
racionales occidentales y en cuyas practicas transfronterizas podemos ver cierta promesa
cosmopolita. Pero los espectros poscoloniales intensificados por los desplazamientos culturales y
transnacionales tambin pueden inspirar metas antihumanistas y antiracionales. Surgen as otras
consideraciones ticas, que nacen ya no del deseo de solidaridad como ciudadanos del mundo sino
del deseo por el tipo de segregaciones tnico-raciales o religiosas que amenazan una comunidad
global. Uno no necesita adherirse al choque de civilizaciones de Samuel Huntington, ttulo de su
libro de 1996, para observar que las aspiraciones actualmente existentes de ciudadana
transnacional no siempre estn enmarcadas en trminos cosmopolitas sino que, ms bien, buscan
consolidar poderes tnicos y religiosos transnacionales. No solo los diversos militantes sino que
tambin movimientos musulmanes transnacionales, tanto fundamentalistas como moderados, estn
respondiendo a profundos anhelos que piensan una renaciente sociabilidad islmicaUmmaque
ignore las fronteras hechas por el hombre y sus estados-nacin. Este nuevo mundo islmico no es
un espacio geogrfico sino un meta-reino, una satwhal o realidad emergente basada en las
aspiraciones de muchos musulmanes en el sur global que desean fusionarse como comunidad
internacional.10
Parece, entonces, ms acertado considerar la dispora no como un instrumento preado de
polticas cosmopolitas sino ms bien como una estrategia contingente de poder que busca diferentes
tipos de libertad, incluyendo libertad frente a la cultura secular occidental. Algunas comunidades
diaspricas pueden buscar emancipacin subalterna fuera de los estados-nacin, en los espacios
transnacionales ya preparados por fuerzas capitalistas. Mientras que otros grupos migrantes ms
poderosos constituidos en la movilizacin transnacional de recursos pueden habitar vas alternativas
de pertenencia global basadas en categoras exclusivas de etnicidad, raza y religin. Por
consiguiente, tambin las naciones diaspricas pueden amenazar los valores Occidentales de
libertad, democracia y derechos humanos que sostienen el sistema global contemporneo de
estados-nacin. Las identidades transfronterizas, afiliaciones y nacionalismos emergentes, dan fe,
hoy en da, ms de los lmites que de la universalidad de los ideales cosmopolitas. Mientras tanto,
las nociones occidentales sobre libertad individual no se han mantenido sin cambios, atravesando
permutaciones ligadas a las fuerzas del mercado global.
4. Libertad Individual como Lgica Neoliberal
Mientras las aproximaciones anteriores se centraban en poblaciones migrantes que generan
nuevas nociones de ciudadana, ahora considero el movimiento global de tecnologas sociales
como un componente igualmente importante en las mutaciones que la categora de ciudadana ha
venido sufriendo. Por tecnologa social o humana, entiendo procedimientos racionales
diseados con el fin de producir resultados deseados en la conducta humana. Nikolas Rose ha
argumentado en Poderes de Libertad (1999) que en las democracias liberales avanzadas, como las
de Reino Unido, las lgicas dirigidas a mercado han invadido el pensamiento y la prctica del
gobierno. El Estado de Bienestar post-2GM est despreocupndose, nominalmente, del cuidado de
todos los ciudadanos, queriendo ahora que acten como sujetos libres que se auto-actualizan y se
moldean a travs de sus propios comportamientos. El gobierno a distancia (Rose 49) es un modo
de poder descentralizado que depende de una red amplia de agencias y actores sociales dedicados
a diseminar valores y normas claves de conducta para la autogestin. Un ensamblaje de
institucionesescuelas, museos, corporaciones, ONGsideas y tcnicas difusas destinados a
actuar y remodelar el yo cara a enfrentarse a inseguridades y desafos globales.
Se genera, as, un profundo giro en las ticas de formacin del sujeto, o ticas de
ciudadana, a medida que el gobierno presta menos atencin a la gestin colectiva y social de la
poblacin (biopoltica) y ms atencin en infundir comportamientos basados en la autogestin
individual (tico-poltica). La palabra tica no se aplica aqu en en el sentido de directrices
morales sino como prctica de auto-cuidado que determina como lo individual se constituye a s
mismo como sujeto moral dentro de una comunidad poltica. Por consiguiente, un rgimen tico
puede ser construido como un estilo de vida guiado por valores dados y orientado a constituirse a
uno mismo en sintona con un determinado cdigo moral.11 El rgimen tico neoliberal demanda a
los ciudadanos que se comporten como sujetos auto-responsables y auto-emprendedores. Dicha
tica se encuadrada como soporte de varias capacidades de libertad individual, expresadas en
libertad respecto a la proteccin y gua estatal y en la libertad para realizar elecciones calculadas
como respuesta racional a incertidumbres globalizadas.12 Estas ideas fueron inicialmente
promovidas por Frederic Von Hayek, elaboradas en la figura del homo economicus, una figura auto-
maximizadora forjada en las condiciones efervescentes de competicin en el mercado.13 La tica de
la accin econmica individual como una manera eficiente de distribuir recursos pblicos
(neoconservadurismo) fue gradualmente implementada bajo economas reaganistas en los EEUU
y el rgimen thactherista en Inglaterra. Pero mientras Rose y otros como Ulrich Beck en La
Sociedad del Riesgo (1992) atribuyen estas nuevas ticas de libertad individual obligatoria a las
sociedades capitalistas avanzadas, por mi lado mantengo que dichas racionalidades de gobierno y
ticas de formacin ciudadana no estn confinadas a Occidente sino que han migrado a espacios
emergentes de hipercrecimiento.
Habitualmente llamo a dichas tecnologas tico-poltica neoliberal con n minscula, y
considero que su adopcin esta cambiando las bases ticas de la ciudadana en diversos
emplazamientos polticos. La figura universalizante y mvil del neoliberalismo interacta as con
diversos regmenes polticoscapitalistas, autoritarios y possocialistas, entre otros.14 Las nuevas
lgicas individualistas dirigidas a mercado subvierten las libertades consagradas en la ciudadana,
rompiendo las viejas garantas de proteccin que ofreca esta. En los EEUU, cada vez ms gente
esta perdiendo, junto con recetas de bienestar, sus derechos como ciudadanos. Los modos de vida
de la clase media estn en peligro mientras que sus individuos titulados sigan perdiendo proteccin
frente a decisiones corporativas que quieren externalizar trabajos bien-pagados. En la China
socialista, las autoridades ya no proveen subsidios para casa, comida o salud, provocando que
millones de campesinos migren a las ciudades para buscar trabajo en el sector privado.
Actualmente, en la autoritaria Singapur, los servicios sociales extensivos dependen de altos logros
individuales en educacin y de la adquisicin de habilidades empresariales. Progresivamente, los
ciudadanos de diversos entornos polticos son obligados a ser liberados de los apoyos estatales y
desarrollar habilidades como libres agentes de sus vidas.
En diversas zonas de crecimiento asiticas, los valores ciudadanos estn hoy plegados a las
demandas y el dinamismo del mercado. Ya hablemos de Singapur, un nodo emergente de
biotecnologa, de las megaciudades en la costa china, o los cibercomplejos en la India, los
ciudadanos ideales son entendidos como talentos globales, esto es, locales y extranjeros que
han adquirido un saber destinado al mercado global y las habilidades necesarias para contribuir al
crecimiento de determinados espacios. Singapur ha venido siendo una parte de dichas zonas
especializadas, movilizando tecnologa y actores extranjeros que ayudan a crear un entorno propicio
para la acumulacin de capital intelectual en la forma de ciencia y tecnologa. En China, la atencin
se centra tambin hoy en desarrollar talento humano (ren cai) y concentrar profesionales y
expertos en unos pocos focos de crecimiento, en las industrias que desarrollan tecnologa de la
informacin. Por ejemplo, Shenzhen, en el lmite con Hong Kong, esta atrayendo a expertos
tcnicos de todos los rincones del pas para construir una industria de los medios global. Shanghai,
la Manhattan de China, ser el lugar de una feria mundial que servir de muestrario de sus
estndares internacionales en muchos campos. Hyderabad y Bangalore en la India son zonas de
ingeniera de software que han atrado trabajos cualificados desde los EEUU. En estos entornos,
global significa no tanto extranjero como un tipo de saber globalmente relevante y ciertas
habilidades que pueden ser adquiridas por sujetos auto-emprendedores. Los clculos neoliberales se
dirigen, ahora, a los problemas provenientes de la gestin laboral y vital en estos centros dispares
con diferentes tradiciones polticas. Por consiguiente, este globalismo entendido como un tipo de
saber relevante para el mercado es, en s mismo, una fuerza cosmopolita (universalizadora), sin
portar o promocionar necesariamente valores democrticos.
La nueva norma de pertenencia a ciudades mundiales asiticas no toma la forma del
ciudadano que hace demandas al gobierno sino la de individuos que toman la iniciativa como
actores mviles, flexibles y reflexivos capaces de responder autnomamente a las fuerzas del
mercado. Existe, por consiguiente, un giro en la tica ciudadana, que desde un enfoque en el acceso
igualitario a derechos y reivindicaciones por el estado cambia hacia un nfasis en las obligaciones
individuales para maximizar el auto-inters en condiciones econmicas turbulentas. La ciudadana
responsable ser promulgada, de ahora en adelante, en acciones autnomas de individuos auto-
emprendedores y arriesgados, sin ningn tipo de soporte estatal. Aun es ms, existe la necesidad de
que estos ciudadanos auto-emprendedores sean capaces de interactuar con sistemas tecnolgicos y
capaces, tambin, de rehacerse a s mismos como trabajadores reflexivos del saber.
En los entornos del este y sur de Asia, esta tica de ciudadana neoliberal se vincula a
obligaciones sociales ligadas a la construccin de la nacin. En la India y Malasia, los discursos
sobre trabajadores del saber y sociedad del saber impulsan a la ciudadana a auto-mejorarse
para as desarrollar industrias de alta tecnologa.15 La acumulacin de capital intelectual como
obligacin de la ciudadana an es ms extrema en Singapur. Los ciudadanos ordinarios son
obligados a desarrollar nuevos marcos de pensamiento y desarrollar capacitaciones digitales,
mientras los profesionales son obligados a alcanzar normas de ciudadana tecno-flexibles o perder
terreno frente a expatriados mas habilidosos y ser reducidos, as, a una ciudadana de segunda clase.
Un periodista me cont que los singapurenses estn acostumbrados a que les digan que compiten
con los extranjeros en su propia casa. Es un asunto de merito, no de raza o etnicidad, como ella
dice: Si no eres bueno, no eres bueno. El trabajo va para la gente mejor educada, sin importar de
donde vengan.
A pesar de tener una poblacin de cuatro millones de habitantes que ya tiene un tercio de
emigrantes, Singapur posee un agresivo programa de seleccin que recluta expertos en todos los
campos para convertirse en un frtil suelo donde cultivar creatividad (Contact). Esta imagen de
Singapur quiere representarse a s misma como una especie de enfermera globalizada capaz de
generar capital intelectual. Los sujetos no cultivables se convierten en sujetos sin valor. Los
emigrantes con talento disfrutan de mejores salarios, prestaciones al alquiler y recortes de impuestos
que van ms all de los del resto de ciudadanos. Consecuentemente, el problema de la vida, el
trabajo y la productividad gira, cada vez ms, alrededor del talento individual auto-actualizable en
vez de en reivindicaciones ciudadanas convencionales. El influjo de extranjeros exticos,
arriesgados y creativos posiblemente har temblar a los ciudadanos escasamente entrenados y a
aquellos hogareos encerrados en normas confucianas y pensamiento en grupo. La tica
neoliberal frente a la tica confuciana como tecnologa de gobierno busca incentivar a sujetos auto-
gobernables capaces de hacer inversiones vitales calculadas en tiempos revueltos. La moral de los
ciudadanos, emigrantes y habituales de espacios globalizados sigue ahora las pautas cambiantes de
los mercados globales. Los residentes de dichos espacios globalizados son valorados y protegidos
no en funcin de su estatuto de ciudadana sino por sus capacidades de autogestin y sus
habilidades innovadoras que mantienen la competitividad de zonas en crecimiento.
Resumiendo, esta forma de ciudadana transnacional esta ligada a una definicin
instrumentalista de libertad individual, entendida como optimizacin econmica en el reino de los
mercados sin fronteras. Estos ciudadanos globales, prcticamente hablando, no poseen un estatuto
especfico de ciudadana que articule su vida sino que viajan por el mundo realizando funciones
globalizadas en los nodos de un archipilago disperso. Substituibles unos por otros en cualquiera de
los nodos dados, son miembros de unaaristocracia laboral intelectual circulante (incluyendo a
escritores y profesores) que sirve las demandas contemporneas del capitalismo global. En las zonas
de crecimiento asitico, el discurso de constantes auto-mejoras se quiere vincular con
contribuciones a la sociedad civil, como si fuera una forma de solidaridad poltica con la comunidad
nacional. La caracterstica comn es que sin importar el marco, los estndares de la ciudadana son
progresivamente negados a la mayora. Especialmente en lugares como Singapur, aquellos que no
pueden escalar en habilidades y alcanzar las ticas neoliberales de ciudadana son crecientemente
marginalizados como sujetos desviados o incluso peligrosos que amenazan la nueva normatividad.
La adopcin del criterio neoliberal sistemticamente cercena principios jurdicos de ciudadana que
prometen derechos universales a cada uno de nosotros.
5. Entornos de lo Humano
Pero que ocurre con la ciudadana cosmopolita, esa especie de buena solidaridad global
que se vincula a los derechos humanos? Brevemente, existen dos cuestiones a resaltar en esta
discusin. Primero, en las democracias occidentales, el discurso sobre el cosmopolitismo ha girado
alrededor de las vas para incorporar no-ciudadanos. En la Unin Europea, donde una federacin de
estados-nacin ha creado las condiciones sociales para una sociedad civil ampliada, los debates
sobre la integracin de diversas comunidades con orgenes no-europeos ha girado entre el intento
por equilibrar un imaginario concreto de civilizacin europea y la necesidad de dar a las
comunidades migrantes alguna proteccin legal. Dndose as un proceso de ciudadana
desagregante en diferentes paquetes de derechos y beneficios, a travs del cual los trabajadores
migrantes pueden experimentar una racin limitada de representacin poltica. En Limites de la
Ciudadana (1994), Yasmin Soysal mantiene que el discurso de los derechos humanos ha
influenciado a los estados europeos a la hora de incorporar diferencialmente migrantes y no-
ciudadanos. Dichos paquetes de beneficios y derechos civiles limitados constituyen una forma de
ciudadana parcial, una especie de membresa poltica posnacional. Parece claro, finalmente, que
una versin fuerte de ciudadana cosmopolita que ofrezca asilo permanente a refugiados esta aun
lejos de ser implementada o, incluso, puede no ser posible en pases que se sienten superados por el
nmero de inmigrantes que provienen de fuera de Europa.
En cambio, el cosmopolitismo como solidaridad intra-europea basada en la democracia
liberal y los derechos civiles parece ser ms fcil de alcanzar. Jurgen Habermas recuerda que el
ataque divisivo de los mercados desregulados ha amenazado los logros democrticos de las
sociedades europeas, creando un deficit democrtico en la vida pblica (14). Habermas
argumenta que los derechos europeos distintivossistemas inclusivos de seguridad social,
normas sociales sin importar la clase o el gnero, inversin en servicios pblicos sociales, rechazo
de la pena de muerte, etcconstituyen una concepcin sustantiva de la ciudadana que debe ser
protegida. El invoca la imagen de una esfera pblica transnacional y una constitucin europea que
puedan dar peso simblico a una cultura poltica comn. Pero a pesar de la proliferacin de
conexiones transnacionales, un cosmopolitismo en el sentido de solidaridad transnacional capaz de
proteger la distintividad de la cultura europea puede lograrse ms fcilmente que un verdadero
cosmopolitismo que absorba migrantes ilegales y buscadores de asilo ajenos al continente.
Observadores como Douglas Holmes en Integral Europe (2000) han llamado la atencin sobre la
emergencia de identidades subnacionales en el amanecer de las demandas para la integracin
Europea.
Segundo, el cosmopolitismo como universalizacin del rgimen de derechos humanos puede
ser representado por ciertas convenciones de Naciones Unidas (NU) en defensa de los torturados,
los desplazados, los nios explotados, la trata de mujeres y trabajadores migrantes, entre otros
grupos globalmente desfavorecidos. Pero los ideales de los derechos humanos bsicos nicamente
pueden ser llevados a cabo (ms all de la ocupacin por parte de otro poder soberano) por
naciones-estado dentro de sus propios territorios. En la prctica, el ensamblaje de cuerpos de las NU
y las ONGs que busca extender derechos, realiza fundamentalmente dos funciones: ejercer presin
en gobiernos descarriados para detener abusos contra sus propios ciudadanos (usando la ayuda
como una zanahoria frente a la estrategia del palo) o intervenir en crisis humanitarias proveyendo
fondos de auxilio. Por consiguiente, y a pesar de la legitimacin y coordinacin de las NU, las
prcticas de las ONGs tienden a ser especficas, estratgicas y temporales. Las ONGs privadas
como Greenpeace, Doctores Sin Fronteras y Oxfam Internacional tambin pueden ser descritas
como partes constitutivas de los vnculos que se establecen en una emergente sociedad civil global.
La respuesta global de las ONGs al desastre del tsunami asitico de 2004 es un emotivo e
impactante ejemplo de como estas ONGs, al confluir en una crisis particular, ofrecen un sentido del
mundo que no se corresponde con el de naciones divididas, sino con una serie de comunidades de
destino (Held et al. 445) superpuestas. El nfasis que los medios de comunicacin han ejercido,
tanto en las vctimas de diez diferentes pases, como en la competicin global que se produjo a la
hora de donar generosamente, cre una imagen de intensos sentimientos de solidaridad global. Pero,
sin embargo, y a pesar de los alegatos en favor de una emergente sociedad civil transnacional
(452), las intervenciones de ONGs tienden a ser espordicas, irregulares y cambiantes, dirigidas
ms por crisis particulares que por un acuerdo sostenido que pretenda implementar valores o
derechos de igualdad social. Las ONGs transnacionales, numerosas como son, no convergen en un
sistema de gobierno global que pueda actualmente salvaguardar los derechos humanos de los
habitantes del globo, como algunos tericos europeos tienden a proclamar. El discurso dice que los
derechos humanos deben ser protegidos, pero las ONGs actualmente no estn capacitadas repartir
derechos humanos.
Tiendo a ver las intervenciones de las ONGs en trminos contingentes y limitados, como
intervenciones situadas y estratgicas en problemas de diversos entornos vitales. Las ONGs son
practicantes de humanidad, y, en un sentido cotidiano, luchan continuamente con las implicaciones
ticas de situaciones particulares de la vida y el trabajo. ticamente hablando, su idea de ciudadana
trata sobre resolver problemas de la vida y el trabajo en entornos particulares, creando soluciones
que son contingentes, provisionales y variadas, en conexin con incertidumbres polticas y
econmicas.16 En situaciones ordinarias pero especialmente en emergencias, las ONGs generan
diferentes categoras de seres humanos, determinando quien debe ser ayudado, quien debe vivir o
quien morir. El sistema de prioridades en intervenciones humanitarias desesperadas invariablemente
grada la humanidad en diferentes categoras de valor biolgico. Por ejemplo, las ONGs locales que
luchan a favor de los trabajadores domsticos extranjeros en el sureste asiticomuchos de ellos
son tratados como esclavosno se apoya en los derechos humanos. Ms bien, las ONGs buscan
asegurar condiciones minimalistas para la mera supervivencia. Las ONGs malasias hacen esto
apoyndose en la economa moral de las sociedades anfitrionas, argumentando que el bienestar
biolgico de los trabajadores migrantes proveer mayor productividad laboral. Hay, por
consiguiente, una convergencia entre las reivindicaciones por la proteccin moral de los derechos
de los migrantes a la supervivencia biolgica y cierta preocupacin en vincular este bienestar a los
intereses econmicos de los hogares acomodados que los contratan.17 Estas ONGs no estn
haciendo juicios absolutos sobre el acceso igualitario a los derechos humanos, ni pidiendo que estos
migrantes contratados reciban la ciudadana en estados-nacin que rechazan absorber a trabajadores
pobremente cualificados. Como mencion anteriormente, incluso en Europa existe una resistencia
extrema a garantizar la ciudadana a migrantes del sur. Las ONGs promigrantes de Francia han sido
capaces de reivindicar la biolegitimidad de los migrantes VIH-positivos como unos cimientos
estables que posibiliten la futura reclamacin de la ciudadana. Pero, de nuevo, esta no es ni de lejos
una practica institucional establecida.18 Las diferencias entre el atraso biopoltico de los migrantes
y la relativa salud de la sociedad anfitriona afectan a las capacidades de las ONGs en el sureste
asitico a la hora de realizar reivindicaciones efectivas en beneficio de los migrantes pobres.
Resumiendo, las intervenciones de las ONGs toman (nicamente) decisiones bajo el terreno sobre
quien puede o debe sobrevivir, como puede hacerse, y como y cuando hacer reivindicaciones,
dependiendo de las constelaciones de fuerzas ticas y polticas que existen en una zona concreta.
Los humanistas continan sosteniendo que los derechos humanos son un ideal global,
permaneciendo mientras tanto ciegos a las actuales polticas transnacionales. Los experimentos con
la libertad en el reino transnacional incluyen la bsqueda de libertad individual al igual que la
realizacin violenta de identidades particularistas o exclusivistas. Los regmenes transnacionales de
derechos humanos nicamente pueden extender una delgada y frgil proteccin sobre la nuda vida.
Mientras tanto, el nmero de poblaciones globalmente excluidas sobrepasa diariamente al planeta y
su consciencia.
Los mercados cambiantes, el saber, y las prcticas humanas han ampliado las grietas que ya
existan en el concepto de ciudadana y lo que significa ser humano. Los avances en biotecnologa
estn creando seres poshumanos y con ello una amplia variedad de formas de vida que desafan el
concepto de individualismo, subjetividad individual y la propia naturaleza de lo humano.19 Estas
nuevas articulaciones estn sucediendo en laboratorios muy concretos y actan a escala realmente
planetaria poniendo en juego nuestra existencia como humanos. Parece que estamos en el amanecer
de una discusin sobre los complejos, contingentes y tenues vnculos entre humanos individuales y
derechos individuales,. Las formas de vida humanas y no-humanas han entrado en flujo.
Teniendo en cuenta nuestras predicciones, la igualdad de derechos humanos solo puede ser
alcanzada con un gran acuerdo, ms difcil pero comparable a aquel de la declaracin de derechos
humanos despus de la Segunda Guerra Mundial. La conversin de reivindicaciones por la mera
supervivencia en derechos polticos, desde el estatuto propio de una alienigena a aquel de una
ciudadana legitimizada, es ms contingente que nunca. Podra parecer, entonces, que la libertad y
los movimiento espaciales que asociamos con la dispora y las movilidades dirigidas por el
mercado sean garantas a la hora de extender los derechos humanos pero ocurre al contrario: estos
movimientos transfronterizos frecuentemente revelan el surgimiento de formas no-democrticas de
libertad negativa. Las ONGs transnacionales solo pueden entonces intervenir en entornos
especficos, operando al borde de la nuda vida, permaneciendo alejados de las reivindicaciones de
un estndar de derechos normativos nicos (Ignatieff 318).
Notas
1. Para consideraciones sobre las libertades negativas y positivas en un rgimen de derechos
humanos, ver Amy Gutmanns Introduction to Human Rights as Politics and Idoltary/Michael
Ignatieff, ed. Amy Gutmann (2001) viixxvii, esp. ix.
2. Ver Immanuel Kant, Perpetual Peace: A Philosophical Sketch, Political Writings, ed. Hans
Reiss (1991).
3. El concepto de doble consciencia popularizado por Benedict Anderson y Paul Gilroy debe ser
ampliado para incluir adherentes ms all de trata de esclavos en la modernidad temprana, los
lideres anticoloniales y la gente que participa de la dispora. De hecho, otras poblaciones migrantes
pueden experimentar mltiples consciencias, como las ejemplificadas por las experiencias chinas en
ultramar. Ver Donald Nonini y Aihwa Ong, Introduction: Chinese Transnationationalism as an
Alternative Modernity, Ungrounded Empires, ed. Aihwa Ong and Donald Nonini (1997) 336.
4. Israel es el ejemplo preeminente de una nacin-estado fundada a travs de los devenires
diaspricos de una gente, pero algunos grupos diaspricos contemporneos buscan recobrar
polticas que a ambos lados de las divisiones nacionales contemporneas.
5. Ver The Spectre of Comparison de Anderson.
6. Ver Aihwa Ong, Cyberpublics and Diaspora Politics among Transnational Chinese,
Interventions 5.1 (2003): 82100.
7. Uno puede pensar que Israel como una nacin-estado fundada por grupos diasporicos, cuya
existencia depende de la violencia endmica contra otros habitantes de la tierra.
8. Ver, por ejemplo, New Terror Threat in EU: Extremists with Passports, The Wall Street
Journal, 27 Dec. 2004: A1, 5.
9. Ver tambin Zuraidah Ibrahim, Jemaah Islamiyah Wives: Supportive Bystanders or Ignorant
Partners? M.A. thesis in Asian Studies, University of California, Berkeley, Fall 2005.
10. Ver Yasushi Kosugi, Islamic Regionalism, presented at the Regions in Globalization
conference, Kyoto University, 2527 Oct. 2002.
11. Ver Michel Foucault, The Ethics of the Concern for Self as a Practice of Freedom, Ethics, Vol.
1, Essential Works of Foucault, 19541984, trans. Robert Hurley et al., ed. Paul Rabinow (1994):
281302.
12. Ver Rose 188.
13. Ver The Essence of Hayek, ed. Chiaki Nishiyama and Kurt R. Leube (1984).
14. Ver Aihwa Ong, Neoliberalism as Exception, Exception to Neoliberalism, Neoliberalism as
Exception: Mutations in Citizenship and Sovereignty (2006).
15. Ver Aihwa Ong, Ecologies of Expertise: Assembling Flows, Managing Citizenship Global
Assemblages: Technology, Politics, and Ethics as Anthropological Problems, ed. Aihwa Ong and
Stephen J. Collier (2005): 33753.
16. Ver Stephen Collier and Andrew Lakoff, Regimes of Living, Global Assemblages:
Technology, Politics, and Ethics as Anthropological Problems, ed. Aihwa Ong and Stephen J.
Collier (2005): 2930.
17. Ver Aihwa Ong, A Bio-Cartography: Maids, Neo-Slavery, and NGOs, Neoliberalism as
Exception.
18. Ver Didier Fassin, The Biopolitics of Otherness, Anthropology Today 17.1 (2001): 27782.
19. Ver, por ejemplo, Sarah Franklin, Stems R Us: Emergent Life Forms and the Global
Biological, Global Assemblages, ed. Ong and Collier: 5978.