AL GOZO DE “CRECER” HOY EN LA TERCERA EDAD

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considerar la 3ra. y 4ta. edad una fuente de recursos, una oportunidad

¿cuál es el valor de la persona anciana en la actualidad?

GERONTOFOBIA

La ancianidad está marcada por estereotipo negativos

- cultura juvenilista

- hedonista

- eficientista

- triunfalista

- esteticista

¿para qué sirve a los ancianos tener más medios de vida,

si al mismo tiempo se les quitan las razones de vivir?

NO BASTA AÑADIR AÑOS A LA VIDA SINO VIDA A LOS AÑOS

ESTÁ SURGIENDO UN INTERÉS POR ESTA ETAPA DE LA VIDA Y UNA CONSIDERACIÓN MÁS POSITIVA:

. que hay que descubrir, cultivar y desarrollar creativamente,

. una etapa más de la vida, con sus características propias

sigue siendo responsable de su propia existencia:

LO QUE YO NO HAGO NO LO HACE NADIE

La persona de la 3ra edad sigue creciendo…

Es el sentido de la vida que se coloca en las ondas largas del SER y no en las cortas del TENER

Por aquí circula la vida consagrada como proyecto de vida asumido en profundidad

“Estos son los años cimeros, el tiempo en que toda una nueva vida está otra vez en ciernes. Pero el don de estos años no se reduce a estar meramente vivos: es el don de

llegar a estar vivos con mayor plenitud que nunca” (J. Chittister)

Es posible envejecer “saludablemente” cuando se

descubre, no obstante el decaimiento físico, un modo nuevo

de mirar la vida, el entorno y a sí mismo, es decir, cambiar la mirada.

Mirar la vida con los ojos de la novedad que Cristo nos ha regalado, y desde esta visión, más que un epílogo, la ancianidad es un prólogo, es tiempo de plenitud.

… Durante toda la vida, y particularmente al

comenzar esta etapa, se requiere que la persona

cultive una actitud creativa, constructiva,

optimista y llena de esperanza, a través de

una continua autoeducación y

formación permanente.

Envejecer es una tarea y una aventura que sólo termina con la muerte, cargada de dificultades, no exenta de

riesgos.

Una experiencia cuyo color depende fundamentalmente de las actitudes con que se afronta

“Si no le damos el sí, si no nos entregamos a lo que la

naturaleza requiere de nosotros, jóvenes o viejos,

perdemos el valor y el sentido de nuestros días y

defraudamos la vida” (H. Hesse).

CAUSAS QUE LLEVAN A VER LA PROPIA VIDA COMO ALGO CARENTE:

cansancio interior agravado por la situación de dependencia a que se ve sometido

La baja autoestima provocada por la pérdida - en la jubilación - del “mundo”

La sensación de tedio, aburrimiento y hastío que provoca la inactividad

incapacidad para realizar viejos sueños, diferidos para el tiempo de la jubilación.

nuevas posibilidades y luminosidad

Todo esto implica superar los conflictos y

elaborar los duelos, para dar nuevos pasos en

el crecimiento

Pérdidas ylimitaciones

El crecimiento del ser humano es búsqueda

permanente

Se da en un proceso que no

termina nunca

“Quien tiene un por qué y un para qué de la

existencia, encontrará

seguramente un cómo" (Victor Frankl).

La clave es encontrar nuevos propósitos para la vida en cada

nueva etapa…

LÓPEZ QUINTÁS PROPONE EL CAMINO DE LA ASCENSIÓN

camino del crecimiento, un camino de desidealización,

- de descentramiento del propio yo,

- de relativización de lo humano,

- de encuentro de nuevos por qué y para qué

ir superando un yo ilusorio, narcisista,

omnipotente

para ir creciendo en un yo más profundo

donde mora el Espíritu de Dios

Camino lento y doloroso que se va haciendo a lo largo del crecimiento

La baja autoestima se supera creando tramas de actividades cargadas de ilusión

Para ir superando la dolorosa situación de dependencia, descubrir que, si importante es saber cuidar a los demás, no lo es menos aprender a dejarse cuidar, como lo es, amar y ser amado.

El aburrimiento se supera fomentando la creatividad, en cualquiera de sus formas.

Para superar la desilusión de no poder realizar deseos largamente acariciados aprender a poner ilusión en las tareas que ahora la vida permite realizar.

Las pérdidas, las desilusiones, el desasimiento, las limitaciones,

que sufre la persona en esta etapa de su vida constituyen la crisis

que transforma, ilumina y enriquece.

Son una especie de “pre-parto” para ir mirando la vida con la mirada de Dios, para ofrecerle la mejor respuesta de amor al regalo que Él hace a la persona, que es la propia vida.

Se trata de convertir la experiencia en

sabiduría y de crecer en el

decrecer como tareas sucesivas en

los últimos años.

Toda la vida humana es un camino incesante hacia la madurez

estar en camino,

no ser plenitud y caminar hacia la plenitud

Es el drama de la vida humana que así expresa San Agustín:

“DESCANSAREMOS EN TI EL SÁBADO DE LA VIDA ETERNA”

El proceso espiritual lleva en su entraña la ley del crecimiento espiritual continuo

toda persona debe y puede hacer fructificar los dones recibidos de modo progresivo bajo la acción

del Espíritu Santo

La vida espiritual va unida a aquel continuo trabajo sobre sí mismo a lo largo de la infancia, de la adolescencia, de la adultez y de la ancianidad el hombre madura en el tiempo mientras cambia de una edad a otra

La vida humana es un “capital” que se consume día a día. Como se consume

una vela, se va agotando mientras

se quema.

La vida cristiana por el contrario, puede crecer continuamente y esta está destinada a vivir eternamente.

La vida cristiana es un proceso sin interrupción salvo cuando se interpone nuestra infidelidad, nuestro pecado

La ancianidad es la etapa culminante, aquella en la que el Espíritu Santo está

terminando su trabajo, como el artista que da los últimos retoques al retrato, el rostro de Cristo, único modelo de

todo discípulo.

La ancianidad es tiempo de unirse más estrechamente a

Cristo crucificado y resucitado

Esta vida que crece se manifiesta sobre todo a través de dos canales:

DIOS Y EL HOMBRE

En la ancianidad puede llegar a su madurez una vida contemplativa

La ancianidad es tiempo del abandono: acepta lo que el Padre le da con inmensa gratitud.

¿Cómo superar el tiempo de la enfermedad con todo lo que acompaña la longevidad?

La respuesta a este interrogante llama en

causa no solo la esperanza y el amor, sino sobre todo las

raíces de la fe

Ante el problema del mal y del dolor Dios no nos ha dado una explicación racional sino que

ofreció una solución vital, compartiendo nuestra vida: cansancios, tristezas, esperanzas

y alegrías, angustias, dolor y la muerte por los hombres…

“Mi alma está triste hasta la muerte”.

Y la tristeza se transformó en gozo! Con su muerte en la cruz, Jesús convierte la tristeza en gozo, el fracaso en

triunfo, la muerte en vid a, el dolor en amor.

Y este misterio debe prolongarse en la

existencia del creyente fiel:

tomar cada día la cruz y morir con Él para después

resucitar con Él

La vida del anciano enfermo se transforma entonces en el sacerdocio del sufrimiento y

del dolor para contribuir a la santificación de la Iglesia y del mundo

La ancianidad es el tiempo de vivir la propia muerte

en Cristo.

En la tercera y cuarta edad la

muerte se convierte en la expectativa del propio morir

más o menos inminente.

El envejecimiento es un ejercicio para la muerte y a la vez un dejarse penetrar

por la luz divina que procura

resplandecer en el interior del que

cree.

Para el cristiano no es simplemente el fin de la vida.

Es un nuevo comienzo: aguarda la vida eterna.

Es la noche oscura contra la cual

también Jesús tuvo que reaccionar en

la agonía del Getsemaní.

La muerte destruye siempre una experiencia única e irrepetible; una persona que pensaba,

sentía, creaba y amaba se marcha hacia un destino jamás experimentado.

El anciano, aproximándose la muerte, ha de afrontar esta oscuridad

Gracias a la fe en la resurrección de Jesucristo, el cristiano es capaz de dar el salto en el vacío. Y de forma incomprensible entra en una nueva relación de amor y comunión consigo mismo,

con los otros, con Dios.

La ancianidad comporta el

crecimiento de la fe y de la

esperanza, que fortifican y

preparan el amor eterno.

Vivida desde esta perspectiva, la tercera edad y los años que le

siguen, adquieren una valencia altamente significativa