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Contenido
Movimientos sociales y resistencia al capitalismo global. Perspectivas desde Immanuel
Wallerstein, Martín Beristain ......................................................................................... 2
El movimiento alterglobalización en las Relaciones Internacionales, Carolina Cepeda . 2
Movimientos sociales y problemáticas globalizadas en 2011, Daniela Miranda & María
Julia Spigariol ............................................................................................................... 2
Globalizando la democracia: las organizaciones trasnacionales de partidos políticos,
Fernando Pedroza ........................................................................................................ 2
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Movimientos sociales y resistencia al
capitalismo global. Perspectivas desde
Immanuel Wallerstein
Beristain, Martín Universidad Nacional de Rosario
3ras. Jornadas de Relaciones Internacionales
FLACSO | 25 y 26 de Octubre de 2012
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Resumen.
En un sistema – mundo capitalista que ha sido monopolizado históricamente por el
estado-nación como el principal actor en las relaciones internacionales, la aparición de
los movimientos antisistémicos presupone un cambio paradigmático en términos
kuhnianos, ya que el surgimiento de estos nuevos actores, con sus nuevas respuesta
organizativas de alcance mundial, nos permite considerar que el sistema-mundo
capitalista actual ha dejado de ser un sistema unitario.
Sin embargo, la noción “antisistémico” nos ubica en un dilema teórico que intentamos
abordar en este trabajo, porque el concepto nos ubica por fuera de las luchas que se
dan dentro del sistema-mundo capitalista y es por esto que a lo largo de esta
investigación consideramos pertinentes llamar a los nuevos movimientos sociales
como “movimientos de resistencia”, resistencia al orden establecido y a la dominación
imperante que se da en el sistema-mundo capitalista.
El análisis de los movimientos de resistencia realizado en este trabajo nos obliga a
pensar su reconstrucción histórica y la manera en la cual se han parado frente al
funcionamiento global de la economía-mundo capitalista y al proceso histórico de la
historia del capitalismo, hecho conocido como globalización.
Palabras Claves: sistema-mundo capitalista, economía-mundo capitalista, movimientos
sociales, movimientos antisistémicos, movimientos de resistencia, resistencia.
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Introducción.
Históricamente las Relaciones Internacionales han ubicado a los Estados como el
principal y único actor. Por actor hay que entender toda autoridad, todo organismo,
todo grupo e, incluso, en el caso límite, toda persona capaz de desempeñar una
función en el campo social; en nuestro caso concreto, en la escena internacional.
Tener una función puede consistir en tomar una decisión, iniciar una acción e incluso,
simplemente, ejercer una influencia sobre los detentadores del poder decisorio y de la
fuerza material (Merle, 1991: 341). Sin embargo, a partir del mayo del ´68 se produce
un cambio en el sistema internacional con la irrupción de los nuevos movimientos
antisistémicos como actores institucionalizados.
Este momento histórico no es un hecho aislado de la realidad que estudiamos, el
descontento que deriva en la revolución del ´68 venia de larga data, los viejos
movimientos antisistémicos había logrado dar el primer paso de lo dos que constaba
su proyecto político, es decir, alcanzar el poder en las estructuras estatales. Sin
embargo, el segundo paso de la formula, cambiar el mundo, parecía haber sido
abandonado o relegado.
Fue esta última cuestión la gran desilusión y lo que llevo al mundo al terremoto cultural
del mayo del ´68. La explosión contenía dos temas: el rechazo al poder hegemónico
de los Estados Unidos y que los viejos movimientos antisistémicos no habían cumplido
con su palabra una vez alcanzado el poder en la esfera estatal. Todo esto supuso que
el sistema-mundo capitalista era un sistema que podía ser alterado, es decir, se
abandona la idea de que este sistema es inmutable y los oprimidos del mundo
comienzan a ver que la historia no siempre estaba de su lado. En suma, el sistema-
mundo capitalista pierde su principio estabilizador oculto, el optimismo de los
oprimidos. Y esta perdida llega en un momento clave, cuando la reducción de las
ganancias comenzaba a hacerse sentir de manera pronunciada, en otros términos,
comenzaba a manifestarse el comienzo del ciclo B de Kondratieff.
El sistema-mundo capitalista entra en una etapa de transición, en donde tanto la
derecha como la izquierda buscaban sacar ventajas de la situación para asegurar que
sus ideas prevalecieran. Todo parecía indicar que los valores de la izquierda
prevalecerían. Sin embargo, la derecha enfoco sus fuerzas en las cuestiones
económicas, ya que eran temas en los cuales se sentían más cómodos e intento
liberarse de las cuestiones sociales y culturales, en donde la izquierda buscaba
hacerse fuerte. Como resultado, la reacción pos mayo del ´68 fue una división, por un
lado restaurar el orden establecido y resolver las dificultades resultantes de la
disminución del margen de ganancia y por el otro lado, una contrarrevolución cultural.
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Pero los problemas económicos hicieron que los estados gobernados por los antiguos
movimientos antisistémicos no pudieran resistir el avance de los ajustes estructurales
planteados por los gobiernos de derecha (Estados Unidos y Gran Bretaña).
Es ante este panorama que, aquello que quedaron en el medio de esta dicotomía,
plantearan la necesidad de organizarse y generar lo que se conoció como “un
movimiento de movimientos”, que fuera identificado con el Foro Social Mundial, que se
reuniría inicialmente en Porto Alegre. Es imperante aclarar que el Foro no es una
organización política, sino que es un lugar de encuentro militante de muchos tipos de
ideas, que se dedican a una variedad de tareas desde demostraciones colectivas
mundiales o regionales a organizaciones locales en todo el mundo (Wallerstein, 2006:
118). Su lema, “otro mundo es posible”, es expresión de que el sistema-mundo
capitalista se encuentra en crisis estructural y que las opciones políticas en enmarcan
en dos espíritus de lucha: el espíritu de Davos y el espíritu de Porto Alegre.
Un Recorrido Necesario.
A partir de este punto, es necesario adentrarnos en los lineamientos teóricos de
Immanuel Wallerstein, es decir, adentrarnos en lo que se conoce como Sistema-
Mundo.
Wallerstein sostiene que un sistema-mundo no es el sistema del mundo si no un
sistema que es un mundo y que puede ser, y con mucha frecuencia, ha estado
ubicado en un área menor a la totalidad del planeta. El sistema-mundo es una
creación social, con una historia, con orígenes que deben ser explicados, mecanismos
presentes que deben ser delineados y cuya inevitable crisis terminal necesita ser
advertida (Wallerstein, 2006: 32).
El análisis de sistema-mundo arguye que siempre han existido solo dos variedades de
sistema-mundo: economías-mundo e imperio-mundo. Actualmente, nos encontramos
inmersos en una economía-mundo capitalista porque una economía-mundo debe ser
necesariamente capitalista y el capitalismo solo puede existir dentro del marco de una
economía-mundo. Por ende, el sistema-mundo moderno es una economía-mundo
capitalista (Wallerstein, 2006: 33).
Wallerstein llega a esta caracterización del sistema-mundo haciendo un recorrido
histórico que comienza en el periodo que va de 1945 a 1970, en donde cuatro debates
prepararon la escena para la emergencia del análisis de sistema-mundo: el concepto
centro-periferia desarrollado por la CEPAL y la elaboración de la “teoría de la
dependencia”; la utilidad del concepto marxista de “modo asiático de producción”; la
discusión entre los historiadores de Europa Occidental acerca de la “transición al
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Feudalismo” y el triunfo de la escuela historiográfica de los Annales en Francia y en
distinta partes del mundo después.
Ninguno de estos debates según el autor era nuevo, pero en el periodo ocuparon el
centro de la cuestión y a diferencia de los tres primeros, el cuarto debate, el del Grupo
de los Annales, tuvo poca resonancia en el mundo intelectual. Dicho grupo había
surgido en los años veinte como protesta, encabezado por Lucien Febvre y Marc
Bloch, contra el perfil altamente ideográfico y empirista que dominaba la historiografía
francesa, determinando su dedicación casi exclusiva a la historia política (Wallerstein
2006: 30).
El grupo de los Annales enuncio varias contradoctrinas: la historiografía debía ser
“total”, es decir, debía lograr una imagen integrada del desarrollo histórico en todos los
ámbitos sociales y las generalizaciones a largo plazo sobre los fenómenos históricos
eran de hecho, no sólo posibles sino deseables.
A partir de 1945 la poca influencia del Grupo de los Annales cambia, debido a la
aparición de la segunda generación de intelectuales, encabezada por Fernand
Braudel, quien critico la historia del “acontecimiento”, la búsqueda de verdades
atemporales y eternas e insistió en que existía una marcada distinción entre la esfera
del libre mercado y la esfera de los monopolios, denominando a esta última
capitalismo y que lejos de ser la misma cosa que el libre mercado, afirmaba que el
capitalismo era el “antimercado” (Wallerstein, 2006: 30).
Braudel proponia volver al tiempo estructural (o de larga duración pero no eterno, las
estructuras básicas que subyacen a los sistemas históricos), y a los procesos cíclicos
dentro de las estructuras (o tendencia de mediano plazo) e introdujo una nueva unidad
de análisis que llamó “economía-mundo”.
La perspectiva de análisis de Braudel, la longue dureé y los procesos cíclicos dentro
de las estructuras, reforzó la afirmación que la ciencia social debía ser histórica,
observando los fenómenos por largos periodos a la vez que en amplios espacios. Por
lo tanto, al no respetarse las fronteras tradicionales de las ciencias sociales, los
analistas de sistema-mundo comenzaron a realizar análisis en materias que en
algunas oportunidades habían sido consideradas dominio exclusivos de otras ciencias.
Los cuatro debates que se mencionaron anteriormente, tuvieron lugar entre 1950 –
1960 y ocurrieron por separado y sin conocimiento el uno del otro. Sin embargo,
representaban una crítica central a la estructura existente que derivo en el choque
cultural de 1968.
La revolución mundial de 1968 se ocupo de una serie de asunto políticos centrales: la
hegemonía de los Estados Unidos y su política internacional; la pasiva actitud de la
Unión Soviética, a la que los revolucionarios de 1968 vieron en “colusión” con los
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Estados Unidos; la ineficacia de los movimientos tradicionales de la Vieja Izquierda en
oposición al status quo (Wallerstein, 2006: 31).
Es a principio de los años setenta, cuando se comienza a hablar sobre los sistemas-
mundo de análisis como una perspectiva teórica. Esto quiere decir que, los sistemas-
mundo de análisis fueron un esfuerzo por combinar de manera coherente las
preocupaciones respecto a la unidad de análisis, la preocupación por las
temporalidades sociales y las preocupaciones por las barreras que se habían erigido
entres las diferentes ciencias sociales.
Los sistemas-mundo de análisis significaron en términos de Wallerstein la sustitución
de una unidad de análisis llamada “sistema-mundo” en vez de la unidad estándar de
análisis denominada “estado nacional”.
En lugar de hablar de estados nacionales como objeto de estudio, se comienza a
hablar de “sistemas históricos” que, se argüía, habían existido hasta ese momento en
solo tres variantes: minisistemas, y “sistema-mundo” de dos tipos: economías-mundo e
imperios-mundos.
Actualmente, nos encontramos en una economía-mundo capitalista y tal como lo
aclara Wallerstein, no es la primera economía-mundo pero sí la primera economía-
mundo en sobrevivir y florecer durante tanto tiempo, y logró esto al convertirse en
completamente capitalista (Wallerstein, 2006: 40).
Pero todo sistema tiene sus problemas y cuando las contradicciones al interior del
sistema se agravan se produce una crisis sistémica. Las verdaderas crisis son
aquellas dificultades que no pueden ser resueltas dentro del marco del sistema, sino
que deben resolverse por fuera y más allá del sistema histórico del cual las dificultades
son parte. Hasta tomar una definición de que hacer con el sistema, se navega por un
periodo de tiempo que se denomina transición y cuyo resultado es totalmente incierto
(Wallerstein, 2006: 106).
El sistema-mundo moderno en el que vivimos, el de una economía-mundo capitalista,
se encuentra precisamente en una crisis semejante, y lo ha estado durante ya un
tiempo.
Un posible comienzo de esta crisis es la revolución mundial de 1968, que sacudió
considerablemente las estructuras del sistema-mundo. Esta revolución mundial marco
el fin de un largo periodo de supremacía liberal, desarticulando por lo tanto la
geocultura que había mantenido las instituciones políticas del sistema-mundo intactas.
Y al dislocarse esta geocultura saco de quicio los basamentos de la economía-mundo
capitalista y expuso a la fuerza de los impactos políticos y culturales a los cuales
siempre había estado sujeta, pero contra los cuales había estado previamente,
protegida por partes.
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Fue esta combinación de factores la que llevo al mundo a la revolución de 1968. Este
giro en los sentimientos de la población mundial, lejos de reforzar el status quo, retiro
el apoyo político y cultural a la economía-mundo capitalista.
La Aparición del Movimiento de Movimientos.
A lo largo de la obra de Immanuel Wallerstein, la cuestión de los “movimientos”
atraviesa todo su trabajo.
Considera que la historia política del sistema-mundo moderno en los siglos XIX y XX
se convirtió en la historia de un debate sobre la línea que divide a quienes están
“incluidos” de los “excluidos”, pero este debate estaba teniendo lugar dentro del marco
de una geocultura que proclamaba la inclusión de todos como la definición de una
sociedad justa. Este dilema político fue disputado en tres arenas diferentes: la
ideología, los movimientos antisistémicos y las ciencias sociales (Wallerstein, 2006:
86).
Las ideologías nacieron a la sombra de la Revolución Francesa y la primera ideología
en nacer fue la “conservadora”. Esta fue la ideología de quienes pensaban que la
Revolución Francesa y sus principios eran un desastre social. Los conservadores
eran, pues, contrarrevolucionarios. La estrategia política era clara: restaurar y
mantener la autoridad de las instituciones tradicionales. Los conservadores aborrecían
la democracia, porque para ellos marcaba el fin del respeto por la jerarquía. La fe en la
jerarquía es la marca del conservadurismo (Wallerstein, 2006: 86).
Quienes pensaban que cualquier retorno al antiguo régimen era tanto indeseable
como imposible tuvieron que reagruparse y desarrollar una contraideología. Esta
contraideología fue lo que se llamó “liberalismo”.
Los liberales insistían que el cambio no era tan sólo normal sino inevitable, porque
vivían en un mundo de progreso constante hacia una sociedad justa. Reconocían que
los cambios apresurados podían ser, y de hecho lo habían sido, contraproducentes.
Los liberales trazaban una distinción entre los distintos tipos de jerarquía. No estaban
en contra de lo que consideraban jerarquías naturales; estaban en contra de las
jerarquías heredadas. Sostenían que quienes debían asumir el liderazgo debían ser
los especialistas (Wallerstein, 2006: 89).
En la primera mitad del siglo XIX, la escena ideológica era un conflicto básico entre los
conservadores y los liberales. No había un grupo que abrazara una ideología más
radical.
Fue la revolución de 1848, la que transformo el panorama ideológico de uno con dos
contendientes ideológicos en otro con tres: conservadores a la derecha, liberales en el
centro y radicales a la izquierda (Wallerstein, 2006: 90).
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Lo que sucedió en 1848 fueron dos cosas. Por un lado, tuvo lugar la primera
“revolución social”. Por otro lado, se sucedieron una serie de revoluciones que se
denominaron “las primeras de las naciones”. Según Wallerstein, esta combinación
marcó el comienzo de un esquema con el que funcionaria el sistema-mundo durante
los siguientes ciento cincuenta años y aun más: movimientos antisistémicos como
actores políticos claves (Wallerstein, 2006: 90)
Cabe hacer mención aquí que se entiende con el uso del término “primavera”.
Siguiendo a José Seoane y Emilio Taddei, utilizamos el termino “primavera” para
referirnos a hechos políticos-sociales contestatarios del orden existente, portadores de
nuevas ilusiones e ideales sociales. Estas “primaveras” suelen caracterizarse por un
alto grado de espontaneidad y solidaridad social, por su originalidad política y por una
radical practica democrática. El uso metafórico del término, refiere en el campo
político-social, a la voluntad de cambio y transformación, de gestación de un nuevo
orden solidario que emerge para sobreponerse a un presente aciago y cargado de
injusticias para las mayorías populares (Seoane y Taddei, 2001: 105).
Sin embargo, la revolución mundial de 1848 fue una llamarada repentina que fue
ahogada. Entretanto los radicales sacaron conclusiones estratégicas y la encontrarían
en la organización, una organización a largo plazo, sistemática, que preparara
políticamente el terreno para un cambio social fundamental (Wallerstein, 2006: 91).
Finalmente, los liberales también sacaron sus lecciones. Se dieron cuenta de que era
insuficiente predicar las virtudes en los especialistas. Tenían que operar activamente
en la arena política. Y para ello había que lidiar con los conservadores y los radicales.
Entonces, los liberales comenzaron a trabajar en un programa que fuera “centrista” en
sus demandas, y con una serie de tácticas que los ubicara en algún lugar a medio
camino entre la resistencia conservadora a cualquier cambio y la insistencia radical por
cambios expeditivos (Wallerstein, 2006: 92).
Lo curioso fue, en palabras de Wallerstein, que el programa liberal fue llevado a la
práctica en buena medida por otros. Los liberales tendieron a retraerse. Los
conservadores decidieron que el programa liberal era modesto y sensato, por lo tanto,
comenzaron a legislarlo. Y los radicales comenzaron a aceptar estas reformas
limitadas, incluso a abogar por ellas, mientras construían su base organizativa para un
acceso futuro al poder gubernamental (Wallerstein, 2006: 92).
La combinación de estos tres giros tácticos determino que el programa liberal se
convirtiera en efecto en la característica definitoria común de la geocultura. El triunfo
del liberalismo en definir la geocultura del sistema-mundo moderno en el siglo XIX y la
mayor parte del XX fue institucionalmente posible por el desarrollo de los basamentos
del estado liberal. Pero también fue posible por el alza y la creciente importancia de los
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movimientos antisistémicos. Wallerstein sostiene que esto puede ser paradójico,
puesto que los movimientos antisistémicos existen, en principio, para socavar el
sistema, no para sostenerlo. Sin embargo, las actividades de estos movimientos
sirvieron en conjunto para reforzar considerablemente el sistema (Wallerstein, 2006:
93).
Es así que surgen dos clases de movimientos antisistémicos, aquellos que están
“incluidos”, como los sindicatos y los partidos socialistas; y los “excluidos”, aquellos
que tenían muy poco espacio en las organizaciones socialistas o de trabajadores y
que tenían que organizarse en categorías de grupos de estatus.
Desde 1830 hasta 1970, la historia de las relaciones entre estos dos tipos de
movimientos antisistémicos fue de una gran tensión. Pero luego de treinta a cincuenta
años de debate, los proponentes de la opción política ganaron la batalla interna en
todos los movimientos antisistémicos (Wallerstein, 2006: 97).
A comienzos del siglo XX, uno podía decir no sólo que la opción política había
triunfado en el debate sobre la estrategia sino que los movimientos antisistémicos
habían acordado un plan de acción de dos pasos: primero, la obtención del poder
estatal; segundo, la transformación del mundo/el estado/ la sociedad.
En los años posteriores a 1945, la economía-mundo vio la mayor expansión de las
estructuras productivas. Al mismo tiempo, los movimientos antisistémicos realizaron
avances en la consecución de sus objetivos: acceder al poder en las estructuras
estatales. Parecía pues que los movimientos antisistémicos estaban logrando sus
objetivos. Sin embargo, esto era sólo un espejismo porque existía una gran desilusión
subyacente al respecto. El segundo paso parecía en la práctica estar mucho más lejos
de ser realizado que lo que la mayoría había anticipado (Wallerstein, 2006: 114).
Fue la combinación de un descontento de larga data sobre el funcionamiento del
sistema-mundo y la desilusión respecto a la capacidad de los movimientos
antisistémicos de transformar al mundo que llevó a la revolución mundial de 1968.
Es interesante marcar que Wallerstein, en un trabajo anterior, realizado en conjunto
con Arrighi y Hopkins, establece que a lo largo del siglo XIX emergieron también, dos
variedades de movimientos antisistémicos: aquellos que se denominaron,
respectivamente, movimientos sociales y movimientos nacionales. La principal
diferencia existente entre ellos radicaba en su definición del problema que
enfrentaban. Por un lado, el movimiento social definía la opresión remitiéndose a la
que los patrones ejercían sobre los trabajadores asalariados, la burguesía sobre el
proletariado. Por el otro, el movimiento nacional definía la opresión como la de un
grupo etnonacional sobre otro (Wallerstein, Arrighi, Hopkins, 1999: 30). Sin embargo,
ambos movimientos, tras un considerable debate interno, crearon organizaciones
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formales. Como tales, estas organizaciones tuvieron que desplegar una estrategia
básica para transformar el mundo en la dirección que ellos deseaban. En ambos caso,
el análisis fue idéntico. Ambos entendieron que la estructura política clave del mundo
moderno era el Estado. Si estos movimientos pretendían cambiar algo, tenían que
controlar el aparato estatal, lo cual significaba pragmáticamente “su” aparato de
Estado. En consecuencia, el objetivo primario tenía que ser obtener el poder del
Estados (Wallerstein, Arrighi, Hopkins, 1999: 31).
El hecho de que ambas variedades de movimientos definieran los mismos objetivos
estratégicos explica su sentido de reciproca rivalidad.
Es interesante mostrar que en el caso de los movimientos sociales, dieron por
terminado el debate con los movimientos nacionales, al momento de llevarse a cabo
las Segunda y la Tercera Internacional en donde ambos movimientos coincidieron en
lo que se conoció como la experiencia de los “Frente Populares”, que en algunos
casos lograron acceder a la estructuras estatales. Esta situación particular hace
pensar, en términos de los autores, que el objetivo primario, llegar al poder en un
numero relativamente importante de estados que componen el sistema-mundo
capitalista, puede ser considerado un éxito estratégico para los movimientos
antisistémicos desde 1848 hasta fines de los años setenta, pero esta situación cambia
rotundamente con dos acontecimiento, la guerra de Vietnam y el mayo del ´68, que en
la posterior obra de Wallerstein solo hace referencia sustancial al mayo del ´68 como
el principio del fin para el sistema-mundo capitalista tal cual lo conocemos hoy.
De Seattle a Porto Alegre. El Camino de la Resistencia.
Tal como se viene sosteniendo a lo largo de este trabajo, la revolución social del mayo
francés, es el principio del fin. Pero para poder hablar definitivamente del fin de este
largo proceso, la historio ha asestado diferentes golpes que debilitan cada día que
pasa, al sistema-mundo capitalista.
Podemos hacer un recontó enorme de hechos que se han ido sucediendo, pero
consideramos determinante, para fines de este trabajo, solamente dos hechos, nos
referimos a la “Batalla de Seattle” y a la posterior convocatoria y realización del “Foro
Social de Porto Alegre”.
El primero de estos acontecimientos logro reunir en las calles de esta ciudad
norteamericana, a miles de estudiantes, ecologista, feministas, campesinos y
defensores de los derechos humanos, entre muchos otros actores organizados de la
sociedad civil.
Las fuerzas de represión, al igual que los desprevenidos funcionarios
gubernamentales, se vieron sobrepasados por la magnitud de la protesta que
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bloqueaba la ciudad de Seattle. El objetivo principal, hacer fracasar la apertura de la
reunión de la OMC, fue cumplido. Además, toda esta situación exacerbo los ánimos de
los participantes, ya que muchos de los representantes de los países del Tercer
Mundo, alzaron su voz contra las negociaciones refiriéndose a la a las misma como
“La Farsa del Milenio” y a la vez, quedaron plasmada las diferencia comerciales entre
los Estados Unidos y la Unión Europea (Seoane y Taddei, 2001: 112).
En este sentido, los días de protesta contra la OMC mostraron al mundo la emergencia
de un nuevo movimiento radical y democrático en los Estados Unidos que, sobre
nuevas bases y temáticas, reactualiza la experiencia de los movimientos de la década
del ´60 y del ´70 (Seoane y Taddei, 2001: 113).
A escala mundial, Seattle fue “el bautismo de fuego” y el momento de consolidación de
este vasto, diverso y novedoso movimiento planetario contra las injusticas de la
economía-mundo capitalista. Desde nuestro punto de vista, este es el puntapié para
renombrar a estos movimientos, como “movimientos de resistencia”, ya que todas las
acciones llevadas a cabo respondían a la necesidad de “resistir” a los cambios
inminentes que se producirían en el sistema-mundo capitalista si es que la reunión de
la OMC se llevaba a cabo sin mayores contratiempos.
Mucha agua corrió bajo el puente desde 1999 hasta 2001, sin embargo, la “primavera”
de Porto Alegre fue el resultado y la expresión de los procesos que se habían gestado.
En principio el Foro Social se había pensado como una contraposición al Foro
Económico Mundial que se realizaba como todos los años en Davos, pero la amplitud
y el significado que tuvo la convocatoria en Porto Alegre hizo pensar a quienes lo
habían impulsado desde las bases, que el mundo se enfrentaba por vez primera a una
verdadera confrontación de ideas e ideales, es decir, que dos imágenes se retrataban
en el sistema-mundo capitalista, “el Mundo según Porto Alegre” y “el Mundo según
Davos”.
Es de importancia remarcar que Foro Social sirvió también como un ámbito, en donde
por vez primera, los movimientos de resistencia pudieron articular y convenir cuales
iban a ser los debates y las acciones a futuro.
El documento final del Foro Social fue un verdadero manifiesto internacional que
condenaba a la “globalización neoliberal” y convocaba a un número más amplio de
movimientos de resistencia a participar en las próximas reuniones para demostrarle a
todos los ciudadanos que habitan este planeta que “otro mundo es posible” (Seoane y
Taddei, 2001: 122).
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Conclusión.
Los nuevos movimientos antisistémicos, se están convirtiendo paulatinamente en
movimientos de resistencia. Estos nuevos actores, entienden a la resistencia como la
“resistencia al cambio”, ya que una de las características fundamentales del sistema-
mundo moderno es la adaptación. Wallerstein, sostiene que en el periodo de
transición, el sistema-mundo moderno busca adaptarse a los cambios que se generan
al interior de sistema-mundo.
Esta clase de ajuste busca se resistida por los nuevos movimientos antisistémicos. Y
el camino que se busca es el de introducir grandes variaciones que generen una
bifurcación, que obviamente, busca como resultado profundizar la crisis estructural y el
nacimiento de una nueva alternativa con resultados inciertos.
Las características de los nuevos movimientos antisistémicos o de resistencia, son la
participación de las mayorías de manera colectiva organizándose de manera
horizontal, expandir las libertades de las minorías y contribuir de manera creativa a la
construcción de un nuevo modelo que pueda satisfacer nuestras posibilidades
colectivas (Wallerstein, 2006: 122).
Bibliografía.
- ARRIGHI, G; HOPKINS, T.K; WALLERSTEIN, I (1999), Movimientos
Antisistémicos, Madrid, Akal, pp. 128.
- ECHART MUÑUZ, E (2008), Movimientos sociales y relaciones internacionales.
La irrupción de un nuevo actor, Madrid, los libros de la Catarata, pp. 320.
- MERLE, M (1991), Sociología de las relaciones internacionales, Trad. Roberto
Mesa, Madrid, Alianza, pp. 592.
- SEOANE, J y TADDEI, E (2001), Resistencia Mundiales. De Seattle a Porto
Alegre, Buenos Aires, CLACSO, pp. 208.
- WALLERSTEIN, I (2006), Análisis del sistema mundo. Una introducción, Trad.
Carlos Daniel Schoroeder, Buenos Aires, Siglo XXI, pp.160.
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El movimiento alterglobalización en las
Relaciones Internacionales Cepeda, Carolina Universidad de los Andes
3ras. Jornadas de Relaciones Internacionales
FLACSO | 25 y 26 de Octubre de 2012
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El Movimiento Alterglobalización en las Relaciones Internacionales
Carolina Cepeda Másmela*
El movimiento alterglobalización irrumpió en la escena política durante los años 90 cuando
organizaciones y activistas sociales de diferentes nacionalidades, ideologías y trayectorias
de luchas convergieron en escenarios comunes mediante el uso de nuevas herramientas
tales como internet. Desde entonces varios académicos de las relaciones internacionales
han analizado el movimiento desde el constructivismo y la teoría crítica neogramsciana,
entendiéndolo como un agente de cambio, bien sea porque los actores involucrados en él
generan nuevas normas internacionales o porque éstos quieren transformar el orden
hegemónico.
Sus aproximaciones son útiles dado que reconocen y muestran algo de la influencia política
que estos actores han llegado a tener tanto en la política nacional como en la internacional;
sin embargo no toman en cuenta la diversidad al interior del movimiento y tienden a
generalizar sin prestar mayor atención a las diferencias ideológicas, a las metas y a las
estrategias de los actores involucrados en dicho proceso.
A partir de ello se plantean dos objetivos en el desarrollo de esta ponencia: en primer lugar,
presentar las aproximaciones generales que en la literatura en relaciones internacionales se
han hecho sobre el movimiento alterglobalización y, en segundo lugar, proponer una
aproximación que permita analizar el movimiento tomando en cuenta las diferencias entre
los actores que hacen parte de él.
Así, esta ponencia se estructurará de la siguiente forma: en la primera sección se
presentará una breve contextualización de los orígenes, acciones y principales obstáculos
del movimiento alterglobalización; en la segunda sección se discutirán los trabajos más
importantes dentro de la disciplina de las relaciones internacionales que han analizado el
movimiento alterglobalización desde el constructivismo y la teoría crítica neogramsciana, así
como los debates que entre ellos se han generado; finalmente, en la cuarta sección, se
planteará una aproximación alternativa para el análisis de este tipo de actores, recogiendo
los aportes más significativos de los enfoques mencionados.
* Candidata a doctorado en ciencia política, Universidad de los Andes, Bogotá- Colombia. E.mail:
yc.cepeda29@uniandes.edu.co
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El Movimiento Alterglobalización
El movimiento alterglobalización irrumpió en el escenario internacional impulsando un
debate alrededor del orden hegemónico, que se creía superado gracias a la afirmación de la
economía de mercado, proceso en el cual la difusión de ideas sobre su organización y su
desempeño deseable desde los centros del poder económico, especialmente Estados
Unidos e Inglaterra, fue fundamental (Harvey, 2007). Instituciones internacionales –como el
Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional-, el sector privado y segmentos
académicos han desempeñado la triple labor de formación, asesoramiento y coacción de las
clases dirigentes de otros Estados para que implementen sus recomendaciones, que a
grandes rasgos han sugerido la reducción de las funciones del Estado con el fin de ceder
muchas de éstas al mercado (Harvey, 2007; Klein, 2010).
De esa forma, la provisión de bienes y servicios sociales, que desde el final de la II Guerra
Mundial había estado a cargo del Estado, pasó a estar en manos del mercado a partir de la
década de 1980. Como resultado de ello se ha generado una inequidad en el acceso a
éstos, lo cual ha aumentado la brecha entre países e individuos ricos y pobres,1y ha
profundizado problemas de desigualdad estructural heredados desde tiempos coloniales en
Estados como los latinoamericanos.
Como consecuencia se han propiciado levantamientos sociales en diferentes partes del
mundo y se ha impulsado la construcción de organizaciones que buscan subsanar las
desigualdades, producto de la economía de mercado, mediante una pluralidad de
estrategias que van desde la autogestión hasta el lobby frente a Estados, compañías
transnacionales e instituciones internacionales. Muchas de estas organizaciones y
estrategias han confluido en el denominado movimiento alterglobalización, entendido aquí
como un proceso en el cual convergen distintos movimientos, organizaciones y otros
actores sociales que cuestionan el proceso de globalización neoliberal y desde el que
buscan formular y construir alternativas al orden actual.
Los orígenes de este movimiento están en la década de 1990, teniendo como actores
centrales a los campesinos y a los indígenas. Ya hacia inicios de la década de los 90
algunas organizaciones campesinas se habían pronunciado en contra del Acuerdo General
de Tarifas y Comercio –GATT- y en 1993 convergieron en La Vía Campesina, una red
1 Un ejemplo de ello es el aumento en el índice de gini en América Latina y Asia entre 1970 y 2000, pasado de
48,4 a 52,2 y de 40,2 a 41,2 respectivamente (Cifras en: PNUD, 2010)
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global orientada a la promoción de la justicia social y a asuntos relacionados con el trabajo
rural. Los indígenas, por su parte, fueron los grandes protagonistas en el Levantamiento
Zapatista de 1994, donde el Ejército Zapatista de Liberación Nacional–EZLN- cuestionó al
Estado mexicano por excluir a las comunidades indígenas del sur del territorio de todo el
proceso “modernizador”, y por propiciar la profundización de su exclusión a partir del tratado
de libre comercio con Estados Unidos y Canadá.
Posteriormente el EZLN construyó vínculos de solidaridad con organizaciones y
movimientos sociales de distintas partes del mundo, gracias a lo cual organizó el I
Encuentro por la Humanidad y Contra el Neoliberalismo en 1996, mejor conocido como I
Encuentro Intergaláctico. Allí convergieron diferentes movimientos y organizaciones sociales
con el fin de discutir y proponer alternativas frente al neoliberalismo, dando las primeras
bases para el proceso del movimiento alterglobalización al abrir el espacio y enfatizar la
necesidad de reunirse periódicamente (Seoane y Taddei, 2001).
En 1997 se iniciaron campañas en contra del Acuerdo Multilateral de Inversiones –AMI-,
impulsadas dentro del marco de una red de activistas sociales del primer mundo que se
oponía a los efectos negativos de la liberalización económica (Seoane y Taddei, 2001). De
igual forma se iniciaron campañas por la condonación de la deuda externa de los países del
tercer mundo, promovidas por la organización cristiana Jubileo 2000, cuyo planteamiento
central se enmarcaba en la tradición bíblica de perdón y olvido de las deudas y culpas al
finalizar cada milenio (Della Porta, 2005).
Estas campañas estuvieron acompañadas por grandes manifestaciones en contra del G-8 y
las instituciones de Bretton Woods durante 1998, y por la creación de ATTAC2 (Pleyers,
2010), pero la atención mediática no llegó sino hasta diciembre de 1999, cuando tuvo lugar
una de las más grandes protestas transnacionales en contra de la Organización Mundial del
Comercio –OMC- en Seattle. A partir de este momento, conocido como la batalla de Seattle,
se hizo evidente el proceso de alterglobalización, en el que diferentes activistas opuestos al
esquema de globalización neoliberal convergían para manifestar su descontento y señalar
los efectos negativos de dicho esquema y, en últimas, del capitalismo (Klein, 2002).
La batalla de Seattle es un hito muy importante para el movimiento alterglobalización
porque, por un lado, generó un enorme impacto mediático y, por el otro, “fue la primera gran
2 Asociación por la Gravación de las Transacciones Financieras para la Ayuda de los Ciudadanos. Esta
asociación francesa apunta a gravar las transacciones financieras de las grandes compañías con el 1% de sus ganancias anuales, con el fin de subsanar la deuda externa de los países más pobres y mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos excluidos.
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protesta en contra del sistema global como un todo, la primera convergencia real de
innumerables quejas contra las injusticias y las desigualdades del sistema global, y abrió un
ciclo de protestas similares” (Hardt y Negri, 2004, p. 286). Desde este momento no
solamente se intensificó la atención que los medios de comunicación le prestaron al
movimiento sino también las interacciones entre los activistas sociales, llegando en los años
siguientes a la construcción de escenarios globales de activismo.
A partir de ello, de las propuestas del I Encuentro Intergaláctico y de las iniciativa de actores
como ATTAC y el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra3 –MST- se organizó el
Foro Social Mundial –FSM- en 2001, como un espacio para reunir activistas sociales
opuestos al proceso de globalización neoliberal y acordar algunas propuestas, avanzando
hacia la discusión y definición de alternativas. De igual forma hacia 2005, dentro del marco
de la invasión a Irak, se incorporó un nuevo tema dentro de las reivindicaciones y
movilizaciones alterglobalización: la guerra. Los activistas lograron convocar una gran
megaprotesta en contra de la invasión y las acciones militaristas, que tuvo lugar de manera
simultánea en diferentes ciudades del mundo (Tarrow, 2007).
Este proceso ha implicado una ampliación tanto de sus reivindicaciones como de sus
estrategias, y ello ha conllevado algunas disputas internas. Un primer ejemplo radica en la
difusión de los foros sociales que, desde 2001 y gracias a la iniciativa del FSM, han
proliferado y han adoptado un carácter temático o regional. Esta difusión ha implicado una
ampliación en el acceso a la participación de un mayor número de activistas y la
incorporación de nuevos temas al proceso. Sin embargo la forma en que se han constituido
estos foros y la decisión de no adoptar el comportamiento de un actor unitario desde el FSM
han permitido que se formulen críticas dentro del mismo movimiento alterglobalización que,
de manera general, tildan este espacio de conformista y poco contestatario ante la ausencia
de herramientas puntuales para presionar en aras de la transformación social (Glasius,
2005).
Las megaprotestas también constituyen un escenario de debate y controversia. Para
algunos activistas, como los tute bianche,4 la forma más adecuada de participar en estas
movilizaciones es a través de marchas pacíficas, acompañadas de algunas consignas y
3 El MST es un movimiento social brasilero conformado por trabajadores del campo (campesinos, agrónomos,
veterinarios, ingenieros y profesores, entre otros), que exigen una reforma agraria y una mayor presencia del Estado en términos de saludo, educación, protección de los derechos humanos y generación de empleo. 4 Los tute bianche son un movimiento italiano de desocupados, cuyas estrategias consisten en acudir a prácticas
simbólicas tales como el vestir overoles o sudaderas blancas y gigantes, trepar edificios, irrumpir en museos o traspasar los cercos policiales con un pequeño paso. Todo ello con el fin de manifestar su descontento y hacer públicas sus reivindicaciones sobre empleo y condiciones de vida dignas.
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representaciones artísticas. Para otros, como el bloque negro,5 deberían priorizarse las
confrontaciones directas con las autoridades policiales y la destrucción física de los
símbolos del capitalismo global –ej. McDonalds, tiendas nike, instituciones bancarias
(O’Neill, 2004).
Estos debates internos sugieren entonces que el movimiento alterglobalización es un
proceso caracterizado por una pluralidad de actores, reivindicaciones, estrategias e
ideologías. No puede ser definido como un proceso unificado y homogéneo; por el contrario,
está minado por la diversidad, tanto en términos de visiones de mundo, como en términos
estratégicos. Adicionalmente carece de una estructura organizativa unitaria, una sola
afiliación ideológica y unos líderes visibles, por lo cual es más acertado hablar de un
proceso horizontal, del que hacen parte diversos actores sociales que participan y se
adhieren sólo a las causas y movilizaciones con las que se sienten identificados y a las que
sus recursos materiales e inmateriales les permiten hacerlo.
Ello no quiere decir que no pueda encontrarse algún elemento común a todos los actores de
este proceso, como lo son los significados sociales compartidos -la crítica a la globalización
neoliberal o la oposición a la guerra- o la afirmación de la agencia social y política para
luchar en contra del proceso de globalización económica (Pleyers, 2010, p. 11). Su base
está dada por mínimos comunes como los señalados, pero no existen acuerdos sobre
cuáles son sus objetivos centrales, cuáles deberían ser sus acciones y estrategias, y hasta
qué punto deberían propender por una transformación o una reforma del orden social
hegemónico.
A partir de este contexto de novedad y divergencia en la resistencia contra la globalización
hegemónica, se han realizado diversos trabajos dentro del marco de las relaciones
internacionales que buscan analizar diferentes dimensiones de este movimiento,
enfatizando aspectos tales como su relación con instituciones internacionales, su rol como
promotor de una sociedad civil global o su potencial emancipador.
A continuación se presentan algunos análisis sobre el movimiento alterglobalización que se
han elaborado desde distintos enfoques de las relaciones internacionales con el fin de
resaltar su utilidad y sus limitaciones.
5 El bloque negro es el nombre con el que se han designado los grupos anarquistas que participan en distintas
movilizaciones, donde actúan con gran autonomía frente al resto de los activistas, emplean la violencia contra espacios u objetos físicos y se enfrentan con policía.
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El Movimiento Alterglobalización desde el Constructivismo y la Teoría Crítica
El movimiento alterglobalización ha sido abordado desde diversas disciplinas y enfoques
teóricos. En esta ponencia se retomarán solamente aquellos aportes hechos desde
diferentes enfoques de la teoría de las relaciones internacionales como el constructivismo y
la teoría crítica neogramsciana, los cuales coinciden en señalar la importancia política de
este movimiento, aunque cada uno de ellos se concentra en una de las múltiples
dimensiones que puede éste tener: capacidad de influencia en las discusiones y en el
comportamiento de diferentes actores en la política internacional, vocación transformadora
del orden hegemónico, rol protagónico en el desarrollo de una democracia global o la
manifestación de expresiones diversas de descontento producto del mismo proceso
globalizador.
Dentro del marco de las relaciones internacionales el constructivismo da cuenta de actores
no estatales dentro del sistema internacional tales como ONG, redes y coaliciones,
movimientos sociales, redes de políticas públicas globales, comunidades epistémicas y
corporaciones multilaterales (Karns y Mingst, 2004, pp. 213-222). Estos actores inciden en
el comportamiento tanto de los Estados como de las OI en áreas socialmente relevantes,
como por ejemplo los derechos humanos, el medio ambiente, la liberalización comercial y
el combate a la pobreza, entre otros.
Dentro de estas aproximaciones una de las más sobresalientes es la propuesta de Margaret
Keck y Katrhyn Sikkink (2000). El eje central de su trabajo lo constituyen las redes de
defensa transnacional, entendidas como “formas de organización caracterizadas por
modelos de comunicación e intercambio voluntario, recíproco y horizontal (…) Se organizan
para promover causas, ideas basadas en principios y normas, y con frecuencia involucrar a
individuos que defienden cambios de política que no pueden vincularse fácilmente con una
comprensión racionalista de sus intereses” (Keck y Sikkink, 2000, pp. 26-27).
Estas redes emplean cuatro tácticas en la defensa de sus causas: 1) política de la
información, generar y acumular información que pueda ser utilizada políticamente; 2)
política simbólica, apelar a símbolos o acciones que hacen más comprensible una
circunstancia para una sociedad lejana; 3) política de apoyo y presión, buscar alianzas con
actores más poderosos para que puedan ejercer presión; y 4) política de la
responsabilización, buscar que los actores más poderosos mantengan sus compromisos
frente a determinados acontecimientos. A través de estas estrategias las redes de defensa
transnacional han logrado incidir en los debates sobre medio ambiente, derechos humanos,
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derechos de las mujeres, salud infantil y derechos de los pueblos indígenas. Su influencia
se ve en la creación de un problema o un tema que es importante discutir, en las posiciones
de Estados y OI frente a dicho tema, en los procedimientos institucionales para abordar el
problema y en el comportamiento de los Estados (Keck y Sikkink, 2000).
Desde este marco las redes de defensa transnacional tienen la capacidad de reestructurar
la política internacional, mediante los cambios en la estructura de normas. Esta capacidad
puede definirse como poder suave,6 un poder que radica en la información y la persuasión,
y que carece de los atributos tradicionales como el dinero o las armas. Adicionalmente, una
vez estas redes logran mostrarse como actores imparciales, confiables, representativos y
transparentes, pueden utilizar sus tácticas eficientemente (Sikkink, 2001); esto es, difundir
información, presionar OI y Estados para que se formulen y se incorporen las normas, y
vigilar el cumplimiento de éstas.
Siguiendo esa misma línea de análisis se pueden ubicar los trabajos de Kahagram et al.
(2001), Walter (2000) y Levy y Egan (2000). Estos autores hacen referencia a diversos
temas de la agenda internacional como el medio ambiente y las finanzas, e identifican
distintos tipos de actores sociales transnacionales, a partir de su grado de cohesión y las
estrategias que emplean para alcanzar sus objetivos. Al margen de esto, han coincidido con
Keck y Sikkink en que estos actores constituyen una fuente importante de gestación y
generación de normas desde organizaciones internacionales, y un tipo de actores con poder
suave que logran influir en las discusiones sobre temas como los acuerdos multilaterales de
inversiones y el cambio climático.
Dentro de este mismo marco se ha planteado que este tipo de organizaciones incrementan
las posibilidades para la adopción de un esquema cosmopolita y el establecimiento de una
democracia global. La sociedad civil global –SCG- o transnacional podría definirse como
aquellos grupos que no hacen parte de los gobiernos ni buscan beneficios para entidades
privadas, establecen nexos a través de las fronteras y adoptan formas diversas y variadas
(Florini y Simmons, 2000).
Dentro de este enfoque, Mary Kaldor (2005) realiza un trabajo en el que recoge diferentes
acepciones de la noción de sociedad civil y su posible rol como actores globales, con el fin
de mostrar como el proceso de globalización ha creado nuevas oportunidades gracias a las
herramientas de interconexión para que los distintos grupos de sociedad civil puedan unirse
6 El concepto de soft power o poder suave ha sido elaborado por Joseph Nye (1990) y es retomado
posteriormente por Kathryn Sikkink (2001).
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entre sí y establecer una relación de interlocución con otros Estados y con OI, a quienes
también dirigen sus reivindicaciones.
Como ya se señaló, este tipo de trabajos coinciden en señalar que el desarrollo de una
sociedad civil global facilitaría el establecimiento de una democracia global, en tanto la
organización de estos actores ayudaría a profundizar la democracia en los Estados, las
regiones y las redes globales (Held, 2006). Una vez alcanzado tal nivel de democracia, se
podría constituir un sistema de normas e instituciones intergubernamentales,
supranacionales y globales, que a su vez fortalecerían el rol de la SCG (Kaldor, 2005); y
esto se lograría en la medida en que los grupos de sociedad civil organizados gozan de una
fuerte legitimidad ante amplios sectores de la población mundial, gracias a que abogan por
causas que se consideran globales y manifiestan un fuerte compromiso en sus actividades
(Beck, 2004).
Estas perspectivas y este tipo de estudios han sido ampliamente debatidos. En primer lugar,
se han formulado críticas con respecto a las dificultades que la definición misma de
sociedad civil entraña (Baker, 2002) y frente a las cuales se ha tendido a privilegiar una
noción liberal, que busca despojar a la sociedad civil de sus relaciones con el Estado y el
mercado, razón por la cual resulta insuficiente para comprender los procesos que se han
adelantado en torno a la conformación de redes y movimientos sociales transnacionales
(Chandler, 2004).
Por otro lado, se ha evidenciado una comprensión limitada de lo que podría ser la SCG,
tanto desde esta perspectiva como desde las aproximaciones constructivistas: solamente
aquellos grupos de ciudadanos organizados para promover objetivos y valores socialmente
deseables. Sin embargo, nociones más amplias darían cuenta de toda una gama de grupos
de ciudadanos cuyas orientaciones y acciones variarían desde aquellas que propenden por
un mundo más progresista hasta aquellas extremistas que impulsan retrocesos en términos
de democracia (Florini, 2004). En el mismo sentido, estas dos perspectivas han tendido a
concentrar la mayor parte de su atención en redes y movimientos que se consideran
homogéneos, horizontales y casi que “buenos” por naturaleza,7 omitiendo el hecho de que
en su interior existen tensiones y que no hay mucha claridad frente a los grupos sociales
que dicen representan (Amoore y Langley, 2004; O’Neill, 2004).
7 Es pertinente aclarar que si bien esta crítica es contundente, Kathryn Sikkink (2001) sí ha planteado la
existencia de asimetrías dentro de estas redes y una falta de transparencia en los procedimientos que emplean, como un problema para su funcionamiento adecuado.
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Desde algunos sectores de la teoría crítica neogramsciana en relaciones internacionales se
ha señalado como este enfoque limita el campo de acción de actores como las redes
transnacionales, las ONG o los movimientos sociales al enfatizar su rol como generadores
de normas y, en el fondo, legitiman los procesos de cooptación por parte de OI como el FMI
o el BM en la incorporación de este tipo de actores a sus procesos de toma de decisión
como asesores y consultores, en aras de “democratizar” las instituciones (Paterson, 2009).
La generación de normas supone una relación entre los movimientos y organizaciones
sociales, y los organismos e instituciones internacionales, entendidas desde el enfoque
neogramsicano como bastiones del orden de la globalización neoliberal. En esta relación las
OI abren espacios para que ONG y otro tipo de actores se vinculen como “consultores” para
que, de esa forma, puedan incidir en los discursos y en las decisiones de política de
organizaciones como por ejemplo la OMC.
Estos procesos de “inclusión” han generado dos tipos de efecto: en primer lugar, algunos
académicos constructivistas han proclamado triunfos de las organizaciones de la sociedad
civil global, dándoles el ya mencionado título de generadores de normas y restándole
importancia a sus potencialidades para generar una transformación radical del orden
hegemónico y no solamente un cambio en el comportamiento de unos actores determinados
frente a temas específicos ; en segundo lugar, algunos miembros de la sociedad civil han
visto en eso una victoria, cuyos efectos se han traducido en la desmovilización social de
algunos sectores que han perdido incentivos para movilizarse y que, eventualmente,
habrían podido abonar el camino hacia la transformación social (Paterson, 2009).
Es en ese sentido que muchos de los estudios que se han hecho sobre el movimiento
alterglobalización desde la teoría crítica neogramsciana encuentran en ellos un potencial
para retar y transformar el orden existente. Tal es el caso de la mayoría de los trabajos que
se publicaron en un número especial de la revista Millenium en enero de 2000,8 donde se
veía en la batalla de Seattle todo el potencial de transformación del orden hegemónico.
Stephen Gill (2005), por ejemplo, define el movimiento alterglobalización como un príncipe
posmoderno, es decir, como “formas emergentes de agencia política asociadas con luchas
sobre la naturaleza y la dirección de la globalización” (Stephen Gill, 2005, p. 150),
otorgándole las mismas características y funciones que Maquiavelo le había otorgado al
príncipe y que Gramsci había sugerido para el Partido Comunista –como un príncipe
8 Muchos de estos trabajos fueron compilados por Louis Amoore (2005) en su texto The Global Resistance
Reader, del cual se extraen las referencias que se hacen en esta propuesta de investigación.
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moderno. Robert Cox (2005), por su parte, plantea que los efectos negativos de la
globalización conducen inevitablemente a la organización de grupos de sociedad civil que
apuntan a retar el orden hegemónico, otorgándole casi que naturalmente un rol
empancipador.
Siguiendo en la línea del marco de teoría crítica neogramsciana, pero abordando las
diferencias internas del movimiento, Catherine Eschle y Bice Maiguashca (2005) compilaron
una serie de trabajos que articulan esta teoría y distintas experiencias alterglobalización,
incluyendo aspectos como el género y la etnicidad, y teniendo en cuenta prácticas de esta
naturaleza en diferentes regiones del mundo. El propósito de estos trabajos y de la
compilación es cuestionar si tales experiencias constituyen un solo movimiento unificado y
con una identidad antiglobalización. De acuerdo con las compiladoras, estos trabajos
coinciden en definir el movimiento alterglobalización como política de la resistencia, aun
cuando para algunos autores sea claro que el movimiento puede ser definido como tal
(Eschle, 2005; Rupert, 2005), mientras que para otros sólo se pueda hablar de la
emergencia de una conciencia política colectiva, opuesta al proceso de globalización
hegemónico (Gruffydd Jones, 2005).
Ya sea que las resistencias contra la globalización se definan como parte de un solo
movimiento social o como ejemplo de la emergencia de una conciencia colectiva, ha habido
esfuerzos por teorizarlas y categorizarlas. En el trabajo de Chin y Mittelman (2000) se
sugiere que la resistencia contra la globalización se representa de diversas formas,
involucra diferentes agentes, se produce en distintos sitios y emplea una pluralidad de
estrategias (Chin y Mittelman, 2000).
Los autores proponen que estas expresiones diferentes pueden adoptar la forma de:
contrahegemonía, grupos que retan y resisten la hegemonía bien sea empleando acciones
directas con el Estado –huelgas- o a través de mecanismos no violentos –boicots- (ver:
Gramsci, 1972; Gramsci, 1975); contramovimientos, actores organizados para
autoprotegerse de las fuerzas del mercado y su legitimidad (ver: Polanyi, 2003); e,
infrapolítica entendida como formas cotidianas de resistencia que no llegan a ser formas de
contestación abiertas (ver: Scott, 2000). Sin embargo, no proporcionan elementos empíricos
para reforzar su propuesta teórica, lo cual impide una comprensión más amplia de las
diferencias entre estos tres tipos.
Así, estos trabajos han contribuido a mostrar la importancia del movimiento
alterglobalización en el cuestionamiento del estado actual de cosas y en la posible
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formulación de alternativas que conduzcan hacia “un mundo mejor”. Sin embargo, todos
parten del supuesto que el movimiento representa una fuente de cambio social, sin explorar
a fondo los objetivos de los actores que han tomado parte en este proceso.
En esta ponencia se comparte la presunción de que el movimiento alterglobalización puede
ser una fuente de cambio social importante, pero se plantea que tal afirmación carece de
fundamentos si no está acompañada por una serie de argumentos que den cuenta de los
objetivos de los actores parte del movimiento alterglobalización y de las estrategias que
éstos emplean para promover y alcanzar sus objetivos.
De igual forma se comparte la tesis sobre la relevancia política de este proceso y su
capacidad de influencia, no sólo en la política internacional sino también en la política
doméstica de algunos Estados, como lo sugieren el constructivismo y la teoría crítica
neogramsciana; pero en ello es necesario tener en cuenta que la naturaleza de la influencia
de estos actores no puede limitarse a una asignación de roles previa, como por ejemplo la
generación de normas o la transformación del orden social, sino que debe comprenderse en
función de sus objetivos, interacciones y estrategias.
A continuación se presentará una propuesta para abordar y analizar en movimiento
alterglobalización en la política internacional -y también en los marcos regionales y
nacionales- que permite dar cuenta de su diversidad interna.
Estudiando el Movimiento Alterglobalización desde la Diferencia
Si bien esta ponencia ha planteado algunas de las limitaciones del constructivismo y la
teoría crítica neogramsciana, reconoce que este último enfoque es el más adecuado para
comprender y analizar un proceso como el movimiento alterglobalización y los actores que
en el toman parte, en la medida en que este proceso implica un cuestionamiento al orden
establecido. Cuestionamiento que en muchos casos va más allá de la necesidad de generar
normas alrededor de temas de relevancia global como la protección del medio ambiente y el
respeto por los DDHH, por lo que es pertinente partir de un marco que en el que se indague
por la forma como el orden actual llego a constituirse de la forma como lo hizo (Cox, 1981).
Robert Cox (1981) recoge algunos de los aportes teóricos de Antonio Gramsci para analizar
la política internacional, pese a que para muchos académicos éstos no sean del todo útiles
o relevantes para la disciplina (Femmia, 2009). Buena parte de la utilidad de los aportes de
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Gramsci en relaciones internacionales radica en la forma como se aproxima al sistema
capitalista y lo entiende en términos de sus especificidades históricas y no como algo
puramente dado, al tiempo que contempla la acción social dentro de unos límites que no
son fijos ni inmutables (Gill, 1993).
Al no tomar las relaciones sociales ni las formas organizativas como algo puramente
objetivo, el uso de la teoría de Gramsci permite ver aspectos fundamentales de diferentes
situaciones de la política internacional que otras corrientes oscurecen y “hace a aquellos
que analizan el cambio en relaciones internacionales más conscientes de las fuentes de
cambio más importantes en la vida humana y da la capacidad de pensar en los límites del
Estado más como estrategias en las luchas sociales que como hechos sociales
preconcebidos” (Augelli y Murphy, 1993, p. 139).
Cox (1986) propone una estructura histórica, entendida como una configuración particular
de fuerzas que imponen presiones y constreñimientos a las acciones sociales, con tres
esferas de actividad:
1. Fuerzas sociales: donde se organiza la producción y se hallan las fuerzas comprometidas
en su proceso;
2. Formas de Estados: son entendidas como diferentes complejos Estado/sociedad
3. Órdenes mundiales: configuraciones particulares de fuerzas que definen las
problemáticas de la guerra y la paz.
Las tres esferas están interrelacionadas en la medida en que, por ejemplo, “los cambios en
la organización de la producción generan nuevas fuerzas sociales que, a su vez, ocasionan
cambios en la estructura del Estado; y la generalización de cambios en la estructura del
Estado altera la problemática del orden mundial” (Cox, 1986, p. 220). Un orden mundial
hegemónico se configura como:
“Un orden dentro de una economía mundial con un modo de producción dominante que
penetra en todos los países (…) Es también un complejo de relaciones sociales
internacionales que conectan las clases sociales de diferentes países (…) se expresa en
normas, instituciones y mecanismos universales que dictan reglas generales de
comportamiento para los Estados y para aquellas fuerzas de la sociedad civil que actúan a
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través de los límites nacionales, reglas que soportan el modo de producción dominante”
(Robert Cox, 1996, p. 137).
Una vez se ha configurado un orden hegemónico, éste necesita de mecanismos de
expansión y profundización. Un ejemplo de tales mecanismos son las organizaciones
internacionales, cuyo rol principal es desarrollar las instituciones y la ideología de la
hegemonía. Sus características fundamentales podrían resumirse en que son el producto
del mismo orden hegemónico; expresan las reglas que facilitan la expansión de los órdenes
mundiales hegemónicos; legitiman ideológicamente las normas del orden mundial; cooptan
a las elites de los países periféricos, y, absorben las ideas contrahegemónicas (Robert Cox,
1996).
El orden hegemónico que se había configurado hasta mediados de los años 90 había sido
el del sistema capitalista o “el mundo libre” consolidado a partir de las clases dominantes de
Estados Unidos y de Gran Bretaña (Augelli y Murphy, 1993; Harvey, 2007). De acuerdo con
Stephen Gill (2008) tal orden hegemónico no ha sido otra cosa sino la expansión de la
hegemonía de Estados Unidos a través del capital transnacional; es decir, reformar la
economía política global de tal forma que el poder del capital se ha incrementado a escala
mundial, resultando en el fortalecimiento de las fuerzas neoliberales.
A partir de la década de los 90 dicho orden ha empezado a ser cuestionado profundamente,
dando paso a una nueva fase de lucha histórica en la cual “movimientos contrahegemónicos
emergieron precisamente como las contradicciones de la reafirmación de la dominación de
Estados Unidos” (Gill, 2008, p. 249), con lo cual surgen preguntas sobre el rol de la
sociedad civil en la constitución, sostenimiento y decaimiento de órdenes mundiales
hegemónicos.
Retomando los aportes de Gramsci, la sociedad civil puede definirse como el espacio donde
el orden social logra sustentarse o donde uno nuevo puede gestarse, lo cual supone la
existencia de un potencial emancipatorio en toda sociedad civil y la necesidad de que
cualquier tipo de revolución o transformación ocurra primero en este nivel antes que en la
forma del Estado (Cox, 2005); esto es, cualquier proceso de cambio o transformación
debería impulsarse “desde abajo” con el fin de que sea realizable y sostenible una vez
llegue al Estado.
Cox (2005) argumenta que actualmente el concepto de sociedad civil sólo incluye a la gente
que se expresa colectivamente en oposición al poder establecido, o que al menos plantea
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algún tipo de crítica frente a él –distanciándose así de los planteamientos constructivistas.
Sin embargo los actores comprendidos dentro de esta concepción se mantienen en el doble
movimiento planteado por Gramsci, siendo por un lado la fuente de las protestas contra la
globalización –principalmente quienes no han sido favorecidos por ella- que buscan
alternativas y, por otro, el blanco de las acciones de los Estados y las compañías
transnacionales que buscan legitimar y estabilizar el statu quo (Cox, 2005).
Dentro de ese marco, el movimiento alterglobalización es una expresión organizada en
contra del poder establecido que, en términos de Stephen Gill, representa una fuerza
alternativa de sociedad civil global. La fuerzas alternativas se definen como aquellas
vinculadas a iniciativas globales o regionales contra el neoliberalismo que incluyen
organizaciones progresistas, de base y de ciudadanos, que en algunos casos sí buscan
transgredir y trascender el capitalismo (Gill, 2008).
En este punto es importante entonces preguntarse ¿hasta qué punto los actores
alterglobalización quieren transgredir y trascender la globalización neoliberal? ¿Buscan
transformar el orden existente? ¿Buscan reformarlo, manteniendo su esencia? ¿Buscan
crear nichos de resistencia sin transformar el orden social?
La respuesta a estos interrogantes no se encuentra dentro de esta literatura, pero para
avanzar en ese sentido esta ponencia plantea que es necesario construir una aproximación
alternativa tomando como base este marco conceptual, dado que éste permite indagar por
las fuentes de cambio y continuismo en la política internacional más allá de los Estados.
Este marco teórico brinda herramientas con las cuales abordar las organizaciones de
sociedad civil que cuestionan el orden hegemónico actual y buscan generar algún tipo de
alternativa, analizar las relaciones que establecen este tipo de actores con sus pares, con
Estados, con las corporaciones transnacionales y con OI, y comprender el rol de las ideas y
las instituciones en el proceso de cambio-continuismo.
Como se ha afirmado a lo largo de esta ponencia, el movimiento alterglobalización está
lejos de ser un actor unificado y homogéneo, siendo más adecuado hablar de él como un
proceso histórico en el que convergen distintos actores que buscan retar el orden
hegemónico actual, caracterizado por las ideas y políticas neoliberales. Dada la pluralidad
de actores que hacen parte de este proceso, es acertado afirmar que éstos tienen un
alcance transformador diferente.
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El alcance transformado9 se define acá como las distintas aspiraciones que tienen los
actores del proceso alterglobalización con respecto a su contradicción del orden
hegemónico, en términos de sus objetivos, la relación con sus interlocutores y la incidencia
política de sus estrategias. Este alcance varía entre los diferentes actores del proceso
alterglobalización y, con el fin de conceptualizar tales variaciones, se propone la siguiente
tipología:
1. Contrahegemónicos: aquellos actores que se encuentran en total oposición al orden
hegemónico actual y buscan transformarlo. En su relación con interlocutores como el
Estado y OI privilegian estrategias disruptivas, dentro de las cuales contemplan la
toma del poder o la alianza con actores afines para tales propósitos –ej. El MST de
Brasil.
2. Reformistas: actores que cuestionan algunas dimensiones del orden hegemónico
actual pero no se oponen totalmente a él y no pretenden transformarlo. Privilegian
estrategias de negociación y persuasión frente a los Estados y las OI, sus
interlocutores principales, para alcanzar sus objetivos, pero no necesariamente
excluyen de su repertorio las acciones disruptivas –ej. OXFAM.10
3. Secesionistas:11 estos actores se oponen radicalmente al orden hegemónico actual,
pero su objetivo central está orientado hacia la construcción de espacios autónomos
en los márgenes de ese orden, por lo cual privilegian estrategias de autogestión y no
desarrollan relaciones constante de interlocución o negociación con el Estado y las
OI, tratando sí de construir vínculos fuertes de solidaridad con otros movimientos
sociales –ej. El EZLN.
9 Alcance transformador es un concepto propio de la autora de esta ponencia, que ha sido desarrollado dentro
del marco de su investigación doctoral y que es un componente central de la misma. 10
OXFAM es una ONG internacional con presencia en cerca de 100 países, donde trabaja con las comunidades marginadas ejecutando programas para combatir la pobreza, al tiempo que presiona o persuade a los diferentes gobiernos para que actúen en la formulación e implementación de políticas públicas que permitan superar la situación de pobreza y exclusión de sus comunidades. 11
El término secesionista es tomado de la clasificación que propone Juan Carlos Puig para describir diferentes niveles de relación de los Estados menores con los Estados poderosos antes de llegar a un punto de máxima autonomía. Él describe la autonomía secesionista como aquella en la que las élites gobernantes rompen relaciones con el centro (ver: Puig, 1980).
30
30
Esta tipología no pretende ser un esquema hermético de clasificación, sino una herramienta
que permita comprender que no todos los actores que hacen parte del movimiento
alterglobalización se oponen a la globalización neoliberal ni ejercen su resistencia de la
misma forma; por el contrario, ofrecen diversas formas de aproximación y de construcción
de alternativas que, valga la pena decirlo, no son necesariamente estáticas sino que
pueden variar entre las tres formas acá planteadas.
La importancia de una aproximación en estos términos radica en que reconoce el
movimiento alteglobalización como un proceso heterogéneo que, si bien no posee una
alternativa única, sí ofrece una riqueza invaluable de lecturas, comprensiones, análisis y
posibles soluciones a problemas globalmente compartidos, pero con matices regionales,
nacionales y locales. Esto, a su vez, permite superar la crítica recurrente contra el
movimiento alterglobalización basada en su supuesta falta de propuestas políticas
concretas –las hay en los actores que hacen parte de él-y conduce a un ejercicio de
autoreflexión académica en el cual es posible plantearse el hecho de que las herramientas
disponibles hasta ahora han impedido un análisis diferencial de los actores
alterglobalización y sus estrategias políticas, que ha ensombrecido y ocultado la riqueza de
alternativas no sólo formuladas sino implementadas en distintos contextos.
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Movimientos sociales y problemáticas
globalizadas en 2011
Miranda, Daniela &Spigariol, María Julia
3ras. Jornadas de Relaciones Internacionales
FLACSO | 25 y 26 de Octubre de 2012
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Resumen:
¿Es la realidad actual un escenario donde emergen nuevos procesos que aumentan la conflictividad
social? ¿Tienen las protestas sociales puntos de encuentro e identificaciones compartidas? Son las
preguntas iniciales para intentar poner en palabras los hechos más relevantes del último año que han
sido tema de debate y controversia mundial.
Nuevas y viejas dinámicas aparecen en el centro de la escena política internacional. Por un lado,
generando modalidades novedosas de protesta y movilización. Por el otro, apelando a corregir las
desigualdades y las prácticas perjudiciales para la convivencia pacífica.
A partir de observaciones generales intentaremos acercarnos a los problemas sociales que se nos
presentan en la segunda década del siglo XXI, en diferentes regiones del mundo, poniendo en debate
algunas explicaciones dadas y una diversidad de fenómenos que pueden tener puntos de contacto.
Asimismo intentaremos describir a los agentes centrales, las motivaciones, valores que defienden y los
tipos de cuestionamiento al régimen político, que caracterizan al mundo socialmente convulsionado.
Finalmente, esperamos poner en cuestión dos conceptos centrales que aparecen a menudo asociados
a la época actual como son la gobernanza y la incertidumbre.
Palabras claves: movimientos sociales- identidad- política internacional
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El último año se caracterizó por un alto grado de protesta y movilización social en el mundo occidental.
También podemos contar ejemplos que han determinado cambios históricos en las sociedades del
mundo árabe. Generalmente se recurre a pensar en la globalización como el factor principal que ha
promovido cambios en distintos órdenes de la vida humana y que ha conllevado la emergencia de
nuevas formas de protesta y movilización social. También se esbozan correlaciones con la
incertidumbre generada por los cambios, la vorágine capitalista internacional, las crisis de gobernanza,
etcétera.
No es nuestra intención comenzar el análisis partiendo de dichos lugares a menudo utilizados como
excusa para obviar ciertos aspectos que aparecen una y otra vez enmascarados en los procesos
actuales. Tampoco minimizarlos. No obstante, intentamos generar una mirada diferente, a partir de
poner el lente sobre aquellos factores que suelen ser relegados por los análisis políticos actuales, pero
que atraviesan el entramado social y aparecen cada vez con más fuerza.
En primer lugar, los movimientos actuales parecen estar impregnados por nuevas lógicas y prácticas
sociales. Marcando sustanciales diferencias con las experiencias movimientistas del siglo XX.
En segundo lugar, las formas de ejercicio del poder y los regímenes políticos han consolidado prácticas
poco democráticas incluso en aquellas sociedades cuya tradición parecen/demuestran serlo.
En tercer lugar, la aparición de nuevas redes sociales, entramados innovadores, contribuye a
conformar una cultura compartida, con ciertos valores comunes e internacionalizados, y climas de
opinión cada vez menos disímiles.
En cuarto lugar, el aumento de las desigualdades y las crisis cada vez más abarcativas del sistema
mundial constituyen flagelos difíciles de combatir en tanto y en cuanto sobreviven gracias al
consentimiento de quienes toman las principales decisiones a nivel internacional, en lo político y en lo
económico, rigiendo con reglas ajenas a la realidad social la vida de millones de personas.
En quinto lugar, el exceso en la utilización del justificativo realista de que la política no se rige por
cuestiones éticas, que la política “es lo que es” y los valores pueden ser objetivamente apartados del
comportamiento y las decisiones de índole política y económica de tipo más bien utilitarias.
Finalmente, por el desarrollo de procesos invisibilizados, implícitos pero muy presentes en todos los
espacios -más allá de las distinciones de públicos y privados-, institucionalizados como prácticas
comunes pero sin tratamientos coherentes que reconozcan las dificultades y la negatividad de su
persistencia. Impulsados por los grandes negocios y la ausencia de valores, vemos como cada día se
acrecientan fenómenos de tipo mafioso como el narcotráfico, la trata de personas y la corrupción, que
tienen mucho en común y existen gracias a su exitosa combinación con el poderío económico y político
mundial. Están ahí pero pocos hablan realmente de ellos. Están ahí pero pocas veces encuadran en
las teorías sociales y políticas existentes.
¿Es un problema de gobernanza e incertidumbre? ¿Acaso de globalización? O en cambio estas
categorías a las que constantemente recurrimos son insuficientes para comprender la sociedad actual.
Nuestro análisis queda sesgado a menudo, por el uso de términos de moda en la comunidad científica
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social pero no bastan para abordar los fenómenos de hoy en día que son cada vez más graves,
complejos y difíciles de sobrellevar para el conjunto de la población.
Nos planteamos dos preguntas iniciales ¿Es la realidad actual un escenario donde emergen nuevos
procesos que aumentan la conflictividad social? ¿Tienen las protestas sociales puntos de encuentro e
identificaciones compartidas?
Para tener respuestas posibles, nos proponemos analizar dos casos concretos de movimientos
trasnacionales: los ambientalistas que protestan contra la megaminería y los indignados, que en el
último año han logrado ocupar los principales espacios de debate internacional.
Como ejes de análisis consideramos los siguientes: las bases y mecanismos de las demandas y
protestas, el carácter de los protagonismos, la forma de movilización adoptada, las razones que se
esgrimen, las creencias ideológicas, los límites materiales y simbólicos que intentan transformar, las
reacciones que provocan y el posicionamiento de otros actores, especialmente estatales -o lo que
entendemos como régimen político-. De esta manera, intentamos describir a los agentes centrales, las
motivaciones, valores que defienden y los tipos de cuestionamiento al régimen político, que
caracterizan al mundo socialmente convulsionado.
Entendemos que nuevas y viejas dinámicas aparecen en el centro de la escena política internacional.
Por un lado, generando modalidades novedosas de protesta y movilización. Por el otro, apelando a
corregir las desigualdades y las prácticas perjudiciales para la convivencia pacífica.
Los problemas sociales que se manifiestan en la segunda década del siglo XXI, en diferentes regiones
del mundo, han puesto en debate algunas explicaciones dadas y una diversidad de fenómenos que
pueden tener puntos de contacto. Por un lado, la idea de gobernanza es muy utilizada para brindar
explicaciones sobre el alto nivel de conflicto social. Por el otro, la apelación al contexto actual de gran
incertidumbre se ha convertido en una constante de la incapacidad para responder ante las demandas
generadas por la población.
Movimientos sociales, régimen político y gobernanza
Partimos de la idea que los nuevos movimientos sociales son portadores de nuevas subjetividades
políticas. Implican formas de participación política a menudo innovadoras, que intentan reivindicar una
serie de demandas, en situaciones que se revelan intolerables. En este sentido, entendemos a los
movimientos como “aquellas formas de acción colectiva que saliendo de los canales institucionales
preestablecidos, plantean una demanda, señalan una carencia, un derecho que no se cumple o una
realidad que se revela intolerable” (Alonso; 2010).
En general, dicha demanda está dirigida al Estado aunque puede implicar reclamos (cuando no la
impugnación) a actores no estatales. De esta manera constituyen interpelaciones al poder, que
39
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perturban el orden establecido, y que al ser contrarios a la lógica política dominante, “tienden a ser
neutralizadas, invisibilizadas, descalificadas, desactivadas y/o integradas” (Alonso; 2010).
Las acciones colectivas generadas “tienen un carácter múltiple y multidimensional así como diferentes
sentidos que impiden una caracterización demasiado estricta” (Calderon y Jelín; 1987), pero a partir de
su cuestionamiento del orden vigente presentan un “carácter autónomo en relación con el Estado, los
partidos y las corporaciones” (Alonso; 2010).
En cuanto a los que suelen distinguirse como movimientos transnacionales, debemos reconocer que su
caracterización suele ser ambigua y dificultosa, ya que están atravesados por diferentes tipos de
acciones colectivas y lógicas cambiantes de acuerdo a las fronteras nacionales que pretenden superar.
Por ello, entendemos que el adjetivo de “transnacional” está sujeto a relaciones complejas y
condicionamientos estructurales de las diferentes regiones en las que aparecen. Una simplificación de
esta idea consiste en entenderlos como movimientos que exceden los límites de un Estado particular,
como si fueran modas exportadas.
Tanto en la ciencia política como en las relaciones internacionales, el abordaje de las cuestiones
transnacionales merece una profundización y mayor tratamiento teórico que, siendo tan novedosas,
está pendiente. Su principal característica es la referencia a lo global, a la construcción de un sentido
global de las acciones colectivas, donde la extensión de las problemáticas sociales implica, además,
compartir ideas sobre el desarrollo de las personas y los derechos humanos. Al mismo tiempo, y
aunque dichas problemáticas emergen en contextos locales y nacionales, las redes de comunicación
permiten que las acciones colectivas, así como su visión, se refieran a cuestiones globales. Y pueden
conllevar formas de organización formales como informales12.
En este sentido, para que exista una acción colectiva es necesario que arraigue en las mentes de los
activistas, o movilizados, un sentido compartido. Pero también que la aparición en el espacio público
interpele al orden vigente.
Por ello, consideramos que aquello que interpelan, implica una matriz sociopolítica que puede ser
identificable a pesar de las diferencias institucionales a las que se enfrentan. De algún modo, interpelan
un orden, un régimen político, que consolida una matriz de dominación y la legitimidad de las
decisiones políticas que se toman en su marco. Los movimientos sociales, entonces, interpelan al
poder político, económico, cultural que se revela hegemónico y que, en consecuencia, influye sobre las
relaciones sociales, políticas, económicas de las personas.
En este marco, consideramos al régimen político como el “conjunto de instituciones que regulan la
lucha por el poder y a los valores que las legitiman”. Así entendido, el concepto nos permite incluir tanto
“los aspectos organizativos que determinan como se selecciona al grupo dirigente y se accede a los
medios para tomar decisiones”, como “las normas, valores y procedimientos que garantizan la
12
Tomamos algunos aspectos esbozados por Horacio Almanza-Alcalde sobre los movimientos sociales transnacionales. Ver: http://vinculando.org/comerciojusto/mst_comercio_justo/movimientos_transnacionales_solidarios_estrategias.html
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40
repetición de determinados comportamientos y hacen posible el ejercicio del poder”. En cuanto a la
legitimidad, “su ausencia o debilidad pone en cuestión al orden existente” (Alonso; 2010).
Para el caso de la matriz sociopolítica o “matriz de constitución de la sociedad” nos referimos a la
“relación entre Estado, o momento de la unidad y dirección de la sociedad; sistema de representación o
estructura político-partidaria, que es el momento de agregación de demandas globales y de
reivindicaciones políticas de los sujetos y actores sociales, y la base socioeconómica y cultural de
éstos, que constituye el momento de participación y diversidad de la sociedad civil. A la mediación
institucional entre estos elementos Garretón13 la llama ‘el régimen político’” (Alonso; 2010).
La configuración de las relaciones entre Estado, régimen y partidos políticos, y sociedad civil o base
social muestra “un tipo de sociedad que funciona bajo ciertas normas o ‘reglas de juego’ que son
determinadas en gran medida por el régimen político”, que a su vez, resulta dinámico y cambiante
(Alonso; 2010).
En este punto es pertinente incluir el concepto de gobernanza. Generalmente se lo utiliza para referirse
a un gobierno eficiente, de buena calidad, donde las instituciones juegan un rol central. Dicho concepto
engloba las acciones del Estado, el mercado y la sociedad civil, que siendo virtuosas tienden al mejor
desenvolvimiento de las personas.
De acuerdo a la perspectiva de la Organización de Naciones Unidas (ONU), la gobernanza es
condición de credibilidad y eficiencia en los procesos de toma de decisiones, acaso una propiedad
emergente del sistema internacional que su filosofía propone. En una comunidad de naciones “la
gobernanza se considera «buena» y «democrática» en la medida en que las instituciones y procesos
de cada país sean transparentes”, ya “que promueve la equidad, la participación, el pluralismo, la
transparencia, la responsabilidad y el estado de derecho, de modo que sea efectivo, eficiente y
duradero”14.
Como contrapartida, la principal amenaza para que exista gobernanza, está dada por “la corrupción, la
violencia y la pobreza”, ya que debilitan “la trasparencia, la seguridad, la participación y las libertades
fundamentales” que se afirma están presentes en los países “gobernados adecuadamente” 15.
Al mismo tiempo, se valora a la gobernanza como una forma específica de gobierno de lo público,
virtuosa, que caracteriza a los países desarrollados y es protagonizada por el Estado, el mercado y la
sociedad civil. Sin embargo, es preciso entender que la utilización del concepto de esta manera no
permite visualizarlo como un resultado de las óptimas condiciones de una sociedad concreta en
términos de desarrollo sino como una virtud que sólo algunos poseen.
13
se cita a Manuel Antonio Garretón. 2002. “La transformación de la acción colectiva en América Latina” en
la Revista de la CEPAL. Separata Nº 76. pp 7-24. La cita se encuentra en el proyecto de investigación
dirigido por Osvaldo Alonso “E pur si muove. Nuevas (y viejas) dinámicas en la ciudad: los movimientos
sociales en Viedma/Patagones”. UNCo CURZA. Viedma. 2010-2013. 14
Ver: Página de la Organización de Naciones Unidas. http://www.un.org/es/globalissues/governance/ 15
Ídem anterior.
41
41
Ante estas apreciaciones, los movimientos sociales que aparecen en el escenario público y cuestionan
el orden establecido pueden implicar una amenaza sistémica, ya que sus demandas no son
canalizadas mediante las instituciones formales sino que toman el espacio público a partir de acciones
colectivas disruptivas. Las relaciones de fuerza se trastocan y se modifican generando altos niveles de
conflictividad social.
Por otra parte, es común la caracterización del contexto internacional como incierto. Es decir, la
“incertidumbre” es una característica inherente al mundo global que no permite proyectar a largo plazo
sino buscar soluciones inmediatas ante contextos variables y en constante transformación.
Esta sobreutilización de la idea de incertidumbre tiene su raíz en las teorías económicas que ponen de
relieve la alta volatilidad del sistema económico mundial ante la mayor liquidez de los capitales que se
mueven de un lado a otro del mundo y junto a la especulación financiera desencadenan crisis como la
de 2008 hasta la actualidad.
Los “ambientalistas” contra la megaminería
Las protestas sociales de tipo ambientalistas, en contra de la actividad minera a gran escala -o
megaminería-, se han acrecentado en el último año. Si bien no está claro el origen de estas
movilizaciones, entendemos que es a partir de la expansión de las explotaciones mineras a cielo
abierto en el continente latinoamericano, así como los proyectos de explotación y extracción de este
tipo, que la dinámica de movilización se ha consolidado16. Existen antecedentes de movilización en
distintos continentes, sin embargo nos enfocamos en la intensificación vista actualmente en América
Latina.
Si bien, tradicionalmente las protestas de tipo ambientalistas no habían logrado masividad en la
población, conociéndose casos puntuales de notoriedad, el cuidado del medioambiente no era una
demanda importante de la ciudadanía latinoamericana. Las nuevas generaciones han ido incorporando
paulatinamente la idea de un medioambiente limpio, habitable, aproximándose a lo que se suele
denominar “desarrollo sostenible”. De todas maneras, es aún muy difícil hablar de una conciencia
ecológica del conjunto de la población.
Lo que hoy los regímenes políticos asumen como protestas aisladas muestra una tendencia a
consolidarse como un movimiento que trasciende las fronteras nacionales que cuestiona de diversas
maneras la actividad política y los gobiernos.
En parte, es el resultado de los efectos producidos por la contaminación y el deterioro del medio
ambiente -a menudo englobado en lo que se refiere al calentamiento global-, que perjudica a los
sectores más vulnerables y disminuyen la calidad de vida y bienestar general. Ante la nocividad que
16
Se suele argumentar que el rol de América Latina en el mundo, como región proveedora de materias primas es uno de los factores que impulsan actividades extractivas de este tipo.
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causan numerosas actividades productivas cada día se pone más en cuestión la matriz productiva y el
modelo de sociedad en que vivimos. Así como existen vastas regiones del mundo donde una gran
mayoría de población no tiene acceso al agua potable, también aparecen otros rasgos desiguales
como la carencia de servicios de salud, educación y alimentos. En este sentido, podemos observar un
mundo diferenciado entre quienes acceden a la satisfacción de necesidades básicas y quienes sufren
las peores carencias que los terminan condenando a la muerte prematura.
En particular, estos movimientos surgen aisladamente debido a detonantes locales. Es decir, a partir de
los proyectos y puesta en marcha de actividades de extracción intensiva y a cielo abierto, con la
aparición de efectos reales sobre los ecosistemas. Por ejemplo, con el desvío de cursos de agua dulce,
la desaparición de algunos ríos y arroyos, el agravamiento de la sequía, las enfermedades de los
pobladores de zonas aledañas (sufriendo distintos tipos de cáncer y enfermedades respiratorias, entre
otras), la desaparición de fauna y flora autóctonas, la transformación (o más bien deformación) de
montañas y relieves que se convierten en escombros. Estos “síntomas” son en realidad la
consecuencia más grave y visible de la megaminería.
Al mismo tiempo, las corporaciones que se dedican a la actividad, en general logran obtener las
licencias de los gobiernos locales y nacionales, así como su “visto bueno”, consolidándose como
actores protagonistas que definen los procesos de toma de decisiones en diversas políticas públicas.
De este modo, influyen en las actividades productivas, en las prioridades y agendas de los gobiernos
respecto de las políticas monetarias y económicas, de las políticas medioambientales y laborales,
manejo de recursos, etcétera.
En este contexto, los habitantes que se ven afectados comienzan a movilizarse para poder hacer frente
al avance de una actividad que modifica sustancialmente sus formas de vida, y donde su participación
activa es relativa. Un ejemplo de esta situación es el caso de Famatina, un pequeño pueblo de La Rioja
(Argentina), que se levantó desde hace siete años en contra de la megaminería enfrentando a la
corporación “Barrick Gold”, empresa de capitales canadienses. En el último año las puebladas y los
cortes de ruta han tomado vigor y se reclama el cese de las actividades de este tipo en la zona y en la
región. Este es un caso que ha adquirido gran notoriedad y adhesión en Argentina, que incluye el
apoyo de artistas latinoamericanos reconocidos, pero que ha sufrido constantemente el desprestigio de
los gobernantes de orden provincial y nacional.
Otro caso reciente es el proceso de resistencia popular a la megaminería que ocurre en la provincia de
Río Negro (Argentina). Ante el recambio de autoridades de gobierno, el 29 de diciembre de 2011, el
poder legislativo de la provincia derogó la ley nº 3981 que prohibía el uso de cianuro en las
explotaciones mineras17. Esta ley había sido sancionada en 2005 a partir de movilizaciones de
17
La llamada megaminería o “minería a cielo abierto” se refiere a la actividad extractiva de minerales y metales, en especial oro, que utilizan cianuro, mercurio o uranio, como insumo principal. El proceso consiste en dinamitar las porciones de terreno montañoso para separar el material de la roca que se haya distribuido en la constitución de las montañas a la vez que utiliza grandes cantidades de agua con solventes químicos altamente contaminantes para la operación.
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pobladores de la región sur, en contra de la megaminería. A partir de su derogación, se habilitó la
instalación en el territorio provincial de las grandes empresas mineras, ya radicadas en otros lugares
del país, cuyos efectos más inmediatos son la destrucción del ambiente, los pocos puestos de trabajo
generados y la alta rentabilidad obtenida por las corporaciones. Este nuevo escenario político conllevó
al avance de las exploraciones en Calcatreu (Jacobacci).
La derogación de la ley, implicó a su vez, que las comunidades de Viedma, General Roca, Jacobacci y
San Carlos de Bariloche, desarrollaran procesos de organización y movilización repudiando esta
medida. Se realizaron numerosas protestas callejeras, bajo las consignas: “el agua vale más que el
oro”, “hace más de 500 años vinieron por la plata y el oro, hoy los espejitos de colores son los puestos
de trabajo”, “no es no” a la minería a cielo abierto.
A través de las consignas se sintetizaron los costos reales de este tipo de emprendimientos; en primer
lugar, se emplean grandes cantidades de agua que terminan contaminadas con cianuro, uranio y/o
mercurio. En segundo lugar, es cuestionable el argumento de la generación de empleo, para lograr
aceptación en las poblaciones donde el empleo escasea, ya que la experiencia indica que ocurre lo
contrario; mientras aparecen algunos puestos de trabajo de tipo técnicos –que no suelen emplear mano
de obra local- las actividades agropecuarias se ven drásticamente reducidas por el impacto negativo en
el medioambiente18.
Asimismo las expresiones públicas de rechazo a la megaminería, han producido cierto impacto en el
régimen político. A veces, los poderes ejecutivos –principales soportes de las políticas mineras que
facilitan la puesta en marcha de la megaminería-, y legislativos –que habilitan y sancionan leyes
beneficiosas para las corporaciones- plantean la cuestión en términos de la importancia de la minería
para la vida humana; de la utilización de los distintos minerales para el desarrollo de la humanidad.
Discursivamente, subestiman las posturas ambientalistas, estableciendo una dicotomía entre la vida
con o sin minería: “no a la minería significa volver a la edad de piedra”, sin ella “la humanidad no
tendría el desarrollo que alcanza hoy”19.
En este sentido, si bien las movilizaciones a favor del medioambiente impactan en el régimen político,
las posturas de los gobernantes implican posicionamientos que favorecen a las corporaciones y están
arraigados en políticas nacionales y latinoamericanas de desarrollo de la actividad.
En este caso, la derogación de la ley que restringía el uso de cianuro en Río Negro obtuvo el apoyo e
inmediata felicitación de la Secretaría de Minería de la Nación Argentina en virtud de que esta provincia
18
La actividad es desempeñada a cielo abierto y produce hoyos de grandes dimensiones en el terreno además de que se suelen construir diques contenedores del agua mezclada con solventes como el cianuro luego del lavado de la roca o proceso de “lixiviación”. 19
Comentarios del gobernador de Río Negro Alberto Weretilneck, ante las manifestaciones contra la meaminería. Ver: Diario Río Negro, edición del 17 de febrero de 2012. Disponible en: http://www.rionegro.com.ar/diario/weretilneck-la-mineria-y-las-contradicciones-817296-9701-nota.aspx
44
44
se incorporaba “plenamente al desarrollo de la minería nacional”, habilitando un “mejor escenario para
minería rionegrina”20 .
Finalmente, esta cuestión también recibió el apoyo de los presidentes latinoamericanos afianzando una
postura común ante los proyectos y explotaciones existentes. Aunque las declaraciones conjuntas del
Mercosur se manifiestan en términos de la minería como factor de “desarrollo económico y social” de
los países de la región, es importante subrayar el contexto en el que se ratificó esta postura21. La
presencia y extensión de focos de movilización y protesta social contra la megaminería en Argentina-
con la consecuente aparición en los medios de comunicación masiva de la cuestión ambiental y de los
excesivos beneficios recibidos por las corporaciones extranjeras-, así como el encuentro Río +20 que
se desarrollaría posteriormente22, no fueron cuestiones menores. Por el contrario, implicó un
espaldarazo para los inversores extranjeros, un revés para los movimientos ambientalistas contra la
megaminería y puso en primer plano el aval regional para que la explotación minera a cielo abierto
continúe su crecimiento23.
El 15-M: los indignados de España al mundo
El caso de los movimientos de indignados muestra diferentes vertientes. Por un lado, aparecen en la
escena pública del continente europeo manifestaciones que protestan contra los efectos negativos de
la crisis económica, en especial, contra la corrupción y las medidas de ajuste tomadas por los
gobiernos nacionales24.
Bajo la consigna de tomar las plazas y espacios públicos importantes, el 15 de mayo de 2011, en
Madrid se ocupó la reconocida “Puerta del Sol”. El éxito de esta iniciativa derivó en lo que se conoció
como movimiento 15-M, y se repitió en otras ciudades como Barcelona y Málaga. La novedad fue que
20
En Diario Bariloche 2000, edición del 29 de diciembre de 2011. Disponible en: http://www.bariloche2000.com/la-ciudad/gobierno/64772-via-libre-para-el-uso-de-cianuro-en-la-mineria-de-rio-
negro.html 21
Nos referimos al encuentro de presidentes del 29 de junio de 2012. 22
El encuentro Río +20 es la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible realizada en la ciudad de Río de Janeiro entre los días 20 y 22 de junio de 2012. 23
Es importante destacar el discurso de José “Pepe” Mujica, presidente de Uruguay en Río +20. Entendemos que su postura constituye una excepción entre los presidentes latinoamericanos ya que remarcó la necesidad de revisar los modelos de desarrollo actuales. Un discurso histórico para un presidente. “Y uno se hace esta pregunta: ¿ese es el destino de la vida humana? Estas cosas que digo son muy elementales: el desarrollo no puede ser en contra de la felicidad. Tiene que ser a favor de la felicidad humana; del amor arriba de la Tierra, de las relaciones humanas, del cuidado a los hijos, de tener amigos, de tener lo elemental. Precisamente, porque ese es el tesoro más importante que tenemos, la felicidad. Cuando luchamos por el medio ambiente, tenemos que recordar que el primer elemento del medio ambiente se llama felicidad humana. Disponible en: http://www.textosypretextos.com.ar/Discurso-de-Pepe-Mujica-en-Rio-20 24
Uno de los antecedentes que se reconoce como precedente del 15-M, es el Movimiento por una vivienda digna desarrollado en España, que se caracterizó por la utilización de las redes sociales y las nuevas tecnologías para organizarse. Ver: Haro Barba, Carmen. 2011. “Activismo político en la sociedad red: el caso del movimiento por la vivienda digna en España”. Universidad Rey Juan Carlos. Madrid.
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un número considerable de personas reunidas se manifestaron pacíficamente y ocuparon –o
acamparon- por varios días las plazas públicas.
Esta consigna fue luego retomada por los movimientos Occupy que sucedieron en los Estados Unidos,
incluyendo ciudades como Nueva York, Los Ángeles, San Francisco, Boston (por ejemplo, en el
emblemático campus de la Universidad de Harvard). Así también se sumaron las principales capitales
de Europa como Franckfurt.
Por una parte, este movimiento cuestionó la representación política, que en el término “indignados”
refiere a la corrupción política y el favoritismo político hacia los sectores financieros frente a los
populares. El salvataje de los bancos y el deterioro de la calidad de vida de los españoles fueron
aspectos centrales de la discusión. Establecieron además la modalidad de acampe por varios días y el
funcionamiento de asambleas de ciudadanos, mesas temáticas y protestas con cacerolazos.
Las convocatorias se difundieron mediante redes sociales y comunicación virtual, donde Facebook,
Twitter, algunos blogs y los teléfonos celulares fueron los más importantes. De esta manera y a través
de la conformación de redes de intercambio de información, los movimientos coparon los espacios
virtuales, aunque si los gobiernos los consideran peligrosos quedan expuestos al procesamiento de
información que realizan los centros de espionaje de las potencias25.
En el primer aniversario del 15-M, se convocó a una manifestación mundial que sumó cientos de
ciudades a la protesta. Esto demuestra la masividad y la repercusión internacional que logró este
movimiento en poco tiempo26. La cantidad de manifestantes por ciudad fue variable pero el epicentro lo
constituyó la ciudad madrileña que se vio masivamente invadida por manifestantes.
Es destacable el componente joven de quienes participan de las protestas, a los que se suman los
adultos y mayores, las familias y parejas que no pueden proyectar su vida diaria por la crisis.
En síntesis, el 15 M apela a la mejora institucional y a la defensa de la democracia, ante el avance de
una crisis económica que produce efectos negativos y deteriora las condiciones de vida de las
mayorías de la población, al tiempo que beneficia a los especuladores y a los más ricos del planeta.
Pero también se suma a causas como el cese de la violencia y la generación de cambios en el mundo
árabe. Sus consignas apelan a una población mundial comprometida que se reconoce como el 99%
más pobre frente al 1% más rico y poderoso que es beneficiado por un sistema capitalista para pocos.
Ante este panorama los gobernantes actúan reprimiendo y negando las demandas de quienes
protestan en los espacios públicos. Suelen minimizar los reclamos y la participación masiva como por
25
Tanto Facebook, Twitter como Blackberry registran los comentarios de los usuarios mediante softwares que interceptan mensajes sospechosos de atentar contra la seguridad de las personas. Ante los disturbios de Londres en agosto de 2011, el gobierno británico se amparó en las leyes antiterroritas para que Blackberry ayudara a descrifrar los mensajes de texto encriptados y se encontrara a los iniciadores. Esto colisionó con el derecho a la privacidad y la protección de datos de otros usuarios del servicio que no tenían ningún vínculo con los hechos. Ver: Diario El País y ABC noticias. En: http://internacional.elpais.com/internacional/2011/08/08/actualidad/1312754402_850215.html; http://www.abc.es/20110817/internacional/abci-scotland-yard-blackberry-disturbios-201108170825.html 26
De acuerdo a una publicación de Wikinews, el número de ciudades en el mundo se elevó a mil. Ver: http://es.wikinews.org/wiki/Indignados_protestan_en_mil_ciudades_a_nivel_mundial
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ejemplo en el caso español, advirtiendo sobre las restricciones para las concentraciones de personas,
prohibiendo las acampadas en los espacios públicos27. De este modo, se intenta remarcar la condición
de ilegalidad de las acciones de protestas masiva infundiendo el temor y las posibles represalias contra
el propio pueblo.
Coincidencias entre los casos
En referencia a las formas de organización, en ambos casos no son organizaciones específicas sino el
pueblo, los ciudadanos, los habitantes que sin responder a pertenencias organizacionales o partidarias
determinadas –aunque individualmente las posean- se vinculan en red, se reúnen en asambleas y se
proponen revisar los fundamentos del modelo de vida actual. Unos ponen el centro de la cuestión en el
ambiente, otros, en la indignación que les genera la crisis, pero ambos se preocupan por el deterioro de
la calidad de vida.
En este punto también existe una correspondencia ética entre ambos movimientos. Puesto que los
valores que se reivindican tienen que ver con construcciones colectivas, de todos y para todos, a partir
del cuestionamiento a los modelos de vida consumistas y una matriz de producción extractiva y
agresiva para la población.
El sistema capitalista y la globalización aparecen en el nudo de la cuestión, y los gobiernos, los
políticos, las corporaciones y los organismos financieros son los principales actores cuestionados, ya
que establecen vínculos entre sí para mutuo beneficio y acumulación de poder, decidiendo sobre la
vida de millones de personas que quedan atadas al orden establecido entre unos pocos.
Cabe destacar la similitud del discurso de los gobiernos en torno al terrorismo, justificando la represión
y los límites impuestos a los manifestantes a partir de legislaciones que pretenden mantener el orden y
la paz social28. También es evidente la confrontación, la negación y el desconocimiento de las
demandas de los movimientos que realizan los gobernantes, puesto que cuestionan su autoridad y
capacidad de gobierno, su transparencia, o bien su proyecto político.
Finalmente, también se observa que la organización inicial de las protestas se juega a través del uso
de las nuevas tecnologías de comunicación -Internet y celulares-, y las redes sociales virtuales como
Facebook y Twitter. Estos espacios habilitan el intercambio pero no son libres. Sino que son soportes
que comercializan productos y como empresas quedan expuestos a las legislaciones de las potencias
que posibilitan el procesamiento y espionaje de la información intercambiada.
27
Ver: http://www.librered.net/?p=17540 28
El 14 de octubre de 2011 el Congreso de la Nación Argentina sancionó, a partir de un proyecto del poder ejecutivo, la Ley Antiterrorista, que posibilita interpretaciones ambiguas sobre lo que debe considerarse potencialmente peligroso como actividad terrorista. Consultar Ley Nº 26.268. Congreso de la Nación. Buenos Aires.
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Observaciones finales
El análisis de los movimientos nos abre a nuevos interrogantes acerca de la viabilidad del sistema
económico y social actual, y en relación a su capacidad de integración de los habitantes, no solo de los
países "en desarrollo" sino también de los "desarrollados".
Es importante destacar el aumento de la capacidad de comunicación y de activación de gran número
de ciudadanos, en pos de la defensa de los recursos naturales y de las condiciones de vida, a través
de las nuevas tecnologías. En ese sentido, la información pública y libre, que generan las redes
sociales, arroja luz sobre temas que ya no pueden seguir ocultos en círculos estrechos de poder
económico y político.
El poder no es sólo una relación sino una trama, un entretejido de relaciones, una red que se revela en
las nuevas dinámicas sociales y movimientistas que activan la participación de gran número de
personas. El poder se institucionaliza por nuevas vías formales e informales, que trascienden los
partidos políticos, los sindicatos, el Estado y las corporaciones. Exceden incluso la conceptualización
de la sociedad civil como conjunto de organizaciones no gubernamentales y privadas. Puesto que la
sociedad se revela compleja, libre de pertenencias tradicionales, abierta al cambio y sustentada en
nuevos principios construidos colectivamente.
En este sentido los movimientos sociales transnacionales resultan innovadores. Una novedad dentro
de la visión sistémica que a menudo es percibida como amenaza. Amparados en la idea de
gobernanza los discursos políticos se proponen canalizar la activación política para prevenirnos de la
“incertidumbre”. Sin embargo, resguardan los intereses de las corporaciones económicas, justificando a
través de los mecanismos del mercado la eficiencia y sanidad del orden mundial.
Por el contrario, tanto los indignados como los ambientalistas contra la megaminería son pruebas de la
creatividad humana para plantear soluciones ante la crisis. A partir de sus acciones y propuestas se
replantea la historia, lo establecido, se piensan alternativas y estrategias para superar las
desigualdades y mejorar la calidad de vida.
Sin embargo, a partir del abordaje de este trabajo más que afirmaciones queremos continuar
proponiendo interrogantes.
¿Se puede pensar una economía real, una matriz productiva, que no deba “exclusivamente” pedir
permiso al “mercado” para satisfacer las necesidades de las personas?
Si la incertidumbre mundial no es otra cosa que la volatilidad económica y, revisando el concepto de
gobernanza, un orden mundial virtuoso permitiría que ante situaciones complejas, de cambio, se
puedan generar acciones colectivas para sostener la calidad de vida de las personas ¿no es la
persistencia de las desigualdades –no sólo de la pobreza, sino la existencia de ricos cada vez más
ricos y pobres cada vez más pobres-, la que mantiene los altos niveles de violencia e inequidad social?
¿Y al mismo tiempo habilita las prácticas corruptas puesto que los dirigentes políticos se prestan a la
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manipulación de las corporaciones, negociando sus intereses económicos frente a los de millones de
personas?
¿Hasta qué punto los discursos vigentes entre los políticos del mundo occidental no continúan siendo
intentos de fortalecer a los más poderosos en detrimento de los pueblos? La instalación de ciertos
temas como la incertidumbre, el miedo a lo inesperado, la incapacidad para cambiar el curso inestable
que de ello se deriva implica cargar al ciudadano de desesperanza y de una falta de autoestima para
enfrentar los procesos de complejización de la sociedad actual. Si la incertidumbre es económica,
ocasionada por la especulación financiera de los más ricos, ¿por qué debiera el ciudadano hacerse
cargo de esta preocupación?
Lo que estamos poniendo en cuestión no es la transformación del mundo actual y la globalización sino
las respuestas brindadas para paliar los efectos nocivos de los cambios inesperados y especialmente
de la crisis. Aquella crisis que es consecuencia de las recetas, discursos y teorías económicas
neoliberales, que propagan una matriz productiva poco proclive al desarrollo integral y sustentable de la
humanidad.
Así también se especula con la utilización discursiva del término gobernanza. Se asume que la
gobernanza es resultado de una articulación virtuosa del Estado, del mercado y la sociedad civil.
Institucionalizada y garantizada por un sistema eficiente y concertado. Sus predadores –la corrupción,
la pobreza y la violencia- son los elementos nocivos del sistema. Sin embargo, no aparecen en este
esquema las corporaciones, los oportunistas financieros y las mafias que son los ejes de este mal
funcionamiento. Es decir, entendemos que la corrupción es perjudicial pero no es exclusiva de los
políticos. Muchos empresarios participan de las negociaciones y definen políticas en su favor a cambio
de inversiones y favores que incluyen pagos, bonos personales y sostenimiento de campañas políticas.
Al mismo tiempo, la pobreza no es una simple condición social, sino que las condiciones de
desigualdad económica y política de vastos sectores de la población conllevan a que las mayorías
permanezcan en condiciones paupérrimas de vida y vean imposibilitado su desarrollo integral y
sustentable. Por su parte, la responsabilidad de las crisis económicas no es culpa del gasto “ineficiente”
de los Estados, sino que muchos especuladores a nivel internacional manejan la economía según su
conveniencia y conocen las formas de ganar dinero mientras las economías de los países entran en
recesión. Finalmente, el recrudecimiento de las diversas formas de violencia no es exclusiva de las
actividades terroristas o de los pobres y sus desdichadas vidas cotidianas, sino que existe una
escalada de violencia estatal que permite que los presupuestos en armamentos militares se
acrecienten año a año, así como las redes mafiosas y el narcotráfico se vinculan al poder político y
económico para extender sus actividades.
Por estos motivos, vemos que los movimientos sociales transnacionales se constituyen en nuevos
espacios sociales que suelen reivindicar valores y formas de vida que tienden a modificarse y a
empeorar. Las promesas de desarrollo integral y sustentable cada día parecen más inalcanzables, o al
menos posibles para unos pocos.
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Sencillamente porque los movilizados perciben que su propia felicidad está en juego la situación es
intolerable. Salir a la calle, tomar el espacio público es liberador, es salir del letargo individualizante del
neoliberalismo, es movilizarse por una causa común y pensar alternativas para aquello que se asume
tan incierto.
Bibliografía:
- Alonso et all. 2010. “E pur si muove. Nuevas (y viejas) dinámicas en la ciudad: los movimientos
sociales en Viedma/Patagones”. UNCo CURZA. Viedma.
- Alonso, Miranda, Spigariol y otros. 2008. Viedma: la construcción de un proyecto colectivo. Actores y
desarrollo local. EDUCO. Neuquén.
- Calderón y Jelín. 1987. “Clases sociales y movimientos sociales en América Latina”. En:
Proposiciones. Nº 14.
- Ciuffolini, Alejandra y De la Vega, Candela. 2011. “Conflictos ambientales en América Latina: un
desafío teórico y práctico”. En: XXVIII Congresso Internacional da ALAS. Recife.
- Diario El País. Diversas ediciones. 2011-2012. Disponibles en www.elpais.com/global
- Diario Noticias. Diversas ediciones. 2011-2012. Disponibles en: www.noticiasnet.com.ar
- Diario Río Negro. Diversas ediciones. 2011-2012. Disponibles en www.diariorionegro.com.ar
- Haro Barba, Carmen. 2011. “Activismo político en la sociedad red: el caso del movimiento por la
vivienda digna en España”. Universidad Rey Juan Carlos. Madrid.
- Los indignados. 2011. blogspot. En: http://losindignados.wordpress.com/ Creative commons.
- Paule, Clément. 2011. “La estructuración sociopolítica de la indignación. El movimiento transnacional
de los indignados”. En: CHAOS International. Nº 45. http://www.chaos-
international.org/index.php?option=com_content&view=article&id=395%3A-la-estructuracion-sociopolitica-de-
la-indignacion-el-movimiento-transnacional-de-los-indignados&catid=50%3Alista-de-pac&directory=85&lang=fr
- Reportajes TELESURtv. 2011-2012. Disponibles en:
http://exwebserv.telesurtv.net/secciones/afondo/especiales/Indignados/
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Globalizando la democracia: las
organizaciones trasnacionales de
partidos políticos
Pedrosa, Fernando UBA
3ras. Jornadas de Relaciones Internacionales
FLACSO | 25 y 26 de Octubre de 2012
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1- Introducción
Entre todas las actividades que desarrollan los políticos profesionales hay algunas que han
recibido escasa atención en los estudios académicos. Este es el caso del desarrollo de
organizaciones trasnacionales que nuclean partidos, dirigentes y activistas de distintos países,
más conocidas como las “internacionales partidarias”.
Estas organizaciones trasnacionales de partidos (en adelante OTP) han tenido una destacada
trayectoria en la política mundial de gran parte del siglo XIX y XX. Esto no significa que sean
actores del pasado, todo lo contrario, en la actualidad siguen funcionando activamente
integrando en ellas una gran cantidad de partidos políticos, líderes y dirigentes políticos de todo
el mundo.
Convertidas en redes donde circula información, recursos materiales y simbólicos y
convenientemente alejadas de estrictos contralores legales o electorales, las OTP son actores
que reclaman una mayor atención ya que proveen incentivos que interesan a los políticos y se
convierten en actores relevantes a la hora de permitir la intervención de actores nacionales en
el sistema internacional (y viceversa). Por ello, el objeto de estudio de este trabajo son las
organizaciones trasnacionales de partidos desde un punto de vista que privilegia sus propias
formas organizativas y estrategias de acción.
2. Organización de la ponencia
El trabajo estará dividido en varios apartados pero que se agrupan en tres partes: En la
primera, se analiza la importancia de las OTP en el marco de un proceso de
transnacionalización de la política con el objetivo de justificar la magnitud del tema propuesto y
reclamar un mayor interés académico de la ciencia política para este conjunto de instituciones
políticas.
En segundo lugar, se presentará un mapa ordenado de las organizaciones existentes en la
actualidad a partir de los siguientes interrogantes: ¿quiénes las integran?, ¿cuando y como
fueron fundadas? ¿Quiénes participan en ellas y quienes las lideran? A partir de esta
información se podrá analizar en forma comparada las diversas estrategias de expansión de
las OIP y las características de su membresía lo que finalmente ayudará a responder sobre que
tipo de modelo organizativo representa cada una de ellas También se planteará una cuestión
que quedará pendiente a nuevas investigaciones que es ¿cuánto hay de internacionalismo y
cuanto de maximización de políticas internas de los partidos en el funcionamiento de estas
organizaciones?
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En tercer y último lugar, se presentan una serie de análisis comparados de aspectos
organizativos de las distintas OTP y que representan un comienzo en la agenda de
investigación en el tema.
2- La política frente a la globalización
Aunque fragmentadas e inestables, desde época temprana existen relaciones entre partidos y
dirigentes de distintos espacios geográficos. Las que importan para este trabajo son aquellas
que han logrado formalizarse en algún tipo de organización, definición que no implica
desconocer la existencia de otro tipo de relaciones informales. Por ejemplo redes construidas a
partir de la afinidad ideológica o amistad entre líderes. Hoy en día observamos la existencia de
una “internacional chavista” que abarca varios países de América Latina y que integran
políticos afines al presidente de Venezuela, Hugo Chávez.
En Europa Occidental se inicia a en las ultimas décadas del siglo XIX, adquiriendo diversas
formas organizativas a la vez que una importante presencia política. Fundamentalmente las
denominadas Iº Internacional (1864-1876) y IIº Internacional (1889-1920). En América Latina
este es un proceso tardío, que se produce a partir de la segunda mitad del siglo XX. A partir de
1950 comienzan a formalizarse diversos espacios liderados por los partidos democráticos de
Costa Rica y Venezuela, en muchas ocasiones en relaciones con EE.UU. o la Internacional
Socialista. Por otros motivos, los países de descolonización reciente y los de la ex cortina de
hierro, comienzan a integrarse a estas organizaciones en forma aun más tardía.
En los años de las décadas de 1970 y 1980 las prioridades de las OTP estuvieron centradas en
los países de Europa del sur, América Latina y en África. En Portugal, Grecia y España y
en Latinoamérica en función de las transiciones pero particularmente en Centroamérica
y Chile. En África fue importante su actuación frente a Sudáfrica por la política de
discriminación racial conocida como “apartheid”. En cambio, durante la década de 1990 fue el
momento en que las diversas OTP fijaran sus estrategias priorizando el crecimiento en Europa
del Este y tratando de obtener respaldos entre las nuevas organizaciones que allí nacían ante
el derrumbe de la URSS y el bloque socialista.
Desde comienzos de la década de 1970 los políticos se enfrentan a dilemas globales, a
problemas y desafíos que no se originan directamente en su territorio y ello requiere de nuevas
formas de acción política que aporten a consolidar la gobernabilidad de Estados nacionales,
cuyas competencias parecen disminuir día a día. A esto se agrega que, como consecuencia de
las migraciones, numerosos grupos de electores se encuentran en territorios de otros países y
aun así pueden ejercer su derecho a voto, lo que obliga a los partidos a extender sus redes de
influencia y movilización más allá de las fronteras nacionales.
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Sin embargo, existe una suerte de prejuicio en la literatura que reduce la política internacional a
la que hacen los estados, sus líderes y los organismos internacionales gubernamentales y en
ella, los partidos políticos y sus dirigentes, parecen no tener lugar, al menos no un lugar
trascendente, menos aún si no son partidos de gobierno.
Esta situación comenzó a revertirse a partir de la aplicación de la idea de “política
transnacional”. De este modo se hacía referencia a las interacciones que se registraban en el
plano internacional donde, al menos, uno de los participantes es de carácter no estatal
(Keohane y Nye, 1971). La aplicación sistemática de este concepto dio lugar a una prolífica
literatura. Para el caso de las transición de la tercera ola que comenzaron en Europa del sur en
1974 y se extendieron por todo el mundo hasta mediados de los noventa, se reconocía habían
tenido un marcado carácter regional y que, en muchos casos, la importancia de los actores
trasnacionales había sido decisiva para su culminación exitosa (Farer, 1996; Leagler et al
2007).
La idea de un activismo trasnacional comenzó a ocupar mas espacio en los estudios
académicos y esto reflejó un nuevo nivel de intervención política (Tarrow (2005; Tilly and
Tarrow, 2006). Posteriormente, el concepto de “redes trasnacionales de defensa” (Keck y
Sikking, 2000) aumentó la capacidad de observar y explicar las zonas de interacción entre
actores nacionales y el sistema internacional, sin embargo, no alcanzó a integrar en esas
investigaciones a los partidos políticos y las redes que ellos conformaron, apuntando
generalmente a las organizaciones trasnacionales dedicadas a los derechos humanos,
mujeres, pueblos indígenas y al medio ambiente. Sin embargo, aun este nuevo auge de
estudios sobre política trasnacional, la bibliografía sobre las OTP continua siendo muy escasa
(una excepción podría ser Grabendorff (1996).
3- Las Organizaciones Trasnacionales de Partidos (OTP)
Una OTP es una asociación de segundo grado (una federación, una organización de
organizaciones), donde el cemento que une a sus miembros es la adhesión a determinados
principios de carácter ideológico y político en el ámbito internacional. Pertenecer a una OIP
obliga a sus miembros a respetar esos presupuestos ideológicos y también determinadas
líneas políticas coyunturales que cada internacional partidaria va determinando. Por esto, la
pertenencia a una u otra organización de este estilo, al implicar la admisión de determinadas
directrices ideológicas, puede llegar a funcionar como argumento de ataque o defensa en una
disputa discursiva o en una campaña electoral interna o externa.
El estudio sobre las organizaciones de segundo grado no está desarrollado en su costado más
teórico, como sí el de las de primer grado o de base. Por lo tanto, adentrarnos en estudios de
caso de las diversas OTP es también un inicio y un aporte para el conocimiento teórico en este
campo del estudio de las organizaciones. Entre las peculiaridades de las OTP podemos citar
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dos. Primero, son organizaciones de carácter voluntario (como las Organizaciones no
gubernamentales y los propios partidos políticos) pero, formalmente, sus miembros no son
personas físicas que se representan a si mismas ni a terceros, sino partidos políticos,
organizados y legalmente reconocidos.
Segundo, quienes participan de ellas, en tanto delegados partidarios o autoridades, en
ocasiones, son personas con altos cargos gubernamentales, frecuentemente presidentes,
primeros ministros y legisladores, aunque no están allí por sus responsabilidades oficiales, sino
por ser miembros de la conducción de alguna organización partidaria. De este modo, en la
acción política de una OTP se entremezclan diversos tipos de representatividades e intereses
que dificultan aun más la comprensión de sus estrategias sin una mirada a su dinámica
organizacional.
Como cualquier otro club selecto, son los propios miembros los que deciden si el candidato a
ingresar puede ser “uno de ellos”, esto es, si cumple con los requisitos exigidos por el colectivo.
Los partidos, en muchas ocasiones, deben esperar importantes lapsos de tiempo, haciendo
todo tipo de gestiones y “méritos”, antes de ser aceptados por sus pares que los someten a
diversos exámenes formales e informales.
Así, las decisiones que se toman en las organizaciones de base (el partido político nacional)
pueden tener repercusiones en las relaciones con los otros miembros de la OTP. Por ejemplo,
la decisión del APRA de apoyar la pena de muerte o del laborismo inglés de participar de la
ocupación de Irak, produjo sendas crisis en sus relaciones con la Internacional Socialista. De
hecho, partidos y dirigentes han sido expulsados o suspendidos de su membresía (por ejemplo
la expulsión del Partido SMER (socialista eslovaco) del Partido Socialista Europeo por su
alianza con un partido de extrema derecha) y el Partido Liberal Constitucional de Nicaragua
expulsado de la Internacional Liberal por la corrupción de sus líderes.
4- Las relaciones internacionales de los partidos políticos
En muchos organigramas partidarios existen espacios destinados exclusivamente a las
relaciones internacionales o son parte de las atribuciones establecidas para algunos de los
cargos de la conducción. En ocasiones este lugar es uno de los más apetecidos, luego de
repartidos los principales lugares. Sobre todo en aquellos partidos donde el responsable del
área es un miembro de la dirección y debe llevare adelante un programa elaborado por los
organismos colectivos del partido. Esto es así sobre todo en los partidos europeos.
Los partidos políticos permanentemente generan discursos y acciones sobre el quehacer
internacional, lo que además puede tener fuertes implicancias para el desarrollo de sus
estrategias y su posicionamiento público. Entre las diversas actividades que se desarrollan en
este ámbito podemos mencionar que muchos partidos poseen oficinas y militancia en terceros
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países y generan estrategias para obtener el voto de los ciudadanos que residen fuera de su
país de origen o que, incluso, no han nacido allí pero poseen derecho a voto.
En algunos casos como Italia, los emigrantes cuentan con representantes en el parlamento. En
España los últimos resultados de elecciones autonómicas, muy ajustados, aumentaron la
importancia de realizar campañas electorales en países de America Latina. En países de
Centro América, con gran cantidad de emigrantes con derecho a voto, la actividad de los
partidos fronteras afuera también es muy importante, sobre todo, como en el caso de
Nicaragua, donde las migraciones, se producen también en países limítrofes y los emigrantes
pueden regresar a emitir su voto.
Diversos partidos europeos y también los norteamericanos poseen fundaciones que actúan en
otros países y que tienen como fin influir sobre los políticos locales a través de diversos planes
y proyectos. Los dirigentes políticos actúan como observadores en comicios, convocados por
una multiplicidad de organismos incluyendo las OTP o partidos con los que mantienen
relaciones históricas o estrategias afines. También es común que miembros juveniles de los
partidos viajen y participen de instancias grupales donde concretan redes de relaciones a las
que podrán apelar en el futuro; al igual que colectivos de mujeres, universitarios o legisladores.
Del mismo modo ocurre con la multiplicación de la oferta de espacios internacionales de
capacitación de líderes y dirigentes, como también la difusión de los posgrados y otras
titulaciones universitarias.
A priori, podría pensarse que estos espacios son más valorados para aquellos partidos que se
encuentran en el gobierno. Estas cuestiones forman parte de las muchas que se ignoran sobre
esta parte de las actividades de los políticos y es que el espacio internacional no es ajeno a las
necesidades electorales de los políticos ni, como veremos más adelante, a sus propias
carreras. Una de las formas de avanzar en el estudio de las políticas internacionales de las
organizaciones partidarias es adentrarse en las instituciones que crean con el objetivo de
ocupar el escenario internacional, de relacionarse con pares de otros países y obtener diversos
incentivos materiales y colectivos.
5. Las OTP ¿Organizaciones de segundo grado o de segunda clase?
Los Organismos Internacionales (Gubernamentales y no gubernamentales) son espacios
clásicos para los dirigentes que han cumplido ciclos políticos (pero no necesariamente
biológicos). Las OTP incluidas en este conjunto mayor de organizaciones, también son parte de
este fenómeno, sobre todo, cuando las carreras políticas se encuentran ya avanzadas o
cuando, por distintos motivos, no pueden someterse a nuevos desafíos electorales en sus
países.
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Las OTP cumplen diferentes funciones que los políticos consideran importantes a la hora de
planificar sus estrategias, al punto de crearlas, comprometerse a financiarlas, financiarlas,
gestionarlas, invertir tiempo en diversas (y regulares) reuniones y pelear por acceder a sus
puestos de conducción. Entrevistada para este trabajo una importante dirigente de un partido
latinoamericano, candidata a presidente de su país y a presidir una OTP en la que además
ocupó espacios de gestión, afirmó que “… (ser dirigente de una OTP) prestigia y da a un
dirigente un complemento en su formación que es muy valioso. Lo digo por experiencia propia.
Para mí la convivencia en la directivas de las dos internacionales en las que he actuado ha sido
muy útil. Mirar experiencias ajenas, el ver que está pasando en otros países, hace que la
formación política que uno tenga sea mas integral”.
En este sentido pelear por un cargo en una OTP puede responder a un cálculo estratégico de
los dirigentes para mantener o acumular poder en tanto gobernantes (Por ejemplo, José M.
Aznar presidió la Internacional Demócrata Cristiana mientras aun era presidente del gobierno
español. La Internacional Democratic Union fue presidida hasta hace poco por el primer
ministro australiano), o para fortalecerse con vistas a disputas internas con dirigentes de un
mismo espacio, un espacio previo desde donde intentar ocupar cargos políticos en el país de
origen, incluso, una salida con honores para una carrera política, un último peldaño por el que
también vale pelear, como fue el caso de Willy Brandt en la Internacional Socialista.
La dirigente anteriormente citada manifestó que “Hay dos casos [...] interesantes, el del
dirigente mexicano Manuel Espino. Resulta clarísimo que él ha buscado la presidencia de la
Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA) ante su enfrentamiento con el
presidente Felipe Calderón (de su mismo partido). Él ha tratado de consolidar su poder como
presidente del Partido de Acción Nacional (PAN) con un título internacional, precisamente,
porque sabía que su margen de acción en el gobierno de Calderón era muy limitado. El otro
caso es del italiano Pierre Ferdinando Cassini, presidente de la Internacional Demócrata
Cristiana, que quiere retener el cargo en la esperanza que eso lo fortaleciera en las
negociaciones con Silvio Berlusconi en la conformación de la alianza de centro derecha
italiana”.
Como cualquier otra organización, la dinámica interna de las OTP se encuentra condicionada
por sus mismas disputas internas y las formas de liderazgo que poseen. Pero también, al ser
una organización de segundo grado, es necesario tomar en cuenta las necesidades y
coyunturas por las que atraviesa cada partido en su propio país. Un dirigente que ocupó el
cargo de responsable de las relaciones internacionales de un importante partido europeo,
manifestó en una entrevista realizada para este trabajo “¿Porqué va a tener un partido belga,
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57
holandés o ingles interés en AL? ¿Por qué? ¿Por qué vamos a pagar miles de dólares de
cuota de afiliación para que se gasten en un partido político latinoamericano? ¿Por caridad?
¿Por voluntarismo? No. La única razón por la cual nosotros tenemos interés y deberíamos
tener interés es porque los políticos latinoamericanos y la política latinoamericana tienen
decisiones que también nos incumben a nosotros. Ya sea en la ONU en el Banco Mundial, ya
sea en la discusión sobre como combatir al terrorismo o al turismo sexual. Tenemos agendas
políticas comunes”.
Un primer indicador de la vitalidad del espacio internacional como arena de acción para
dirigentes y partidos políticos, es la cantidad de grupos y organizaciones donde conviven
conjuntos numerosos de partidos políticos de distintos países. El cuadro 1 muestra un total de
veinte organizaciones internacionales que agrupan políticos y partidos políticos.
Un criterio adoptado para la construcción de este cuadro fue que las organizaciones incluidas
en él existan aun en la actualidad y se encuentren activas, más allá del tamaño de sus partidos
integrantes. El Transnational Radical Party's, no será tenido en cuenta como una OTP, porque,
a pesar de su nombre, se ha convertido en una red de dirigentes a la que no pertenecen
partidos políticos aunque fue fundada por uno de los líderes históricos del Partido Radical de
Italia, Marco Pannella.
De este modo también resolver la situación que presentan la Internacional Socialista (IS) y la
Demócrata Centrista (IDC) que son un producto “evolucionado” de otras OTP. La Internacional
Demócrata Cristiana se conforma en 1983, aunque anteriormente poseía una fluida actividad a
través de organizaciones regionales. En 1961 se fundó su antecesora directa, la Unión Mundial
Demócrata Cristiana (UMDC). Otro criterio para la su conformación es que las OTP incluidas en
el cuadro 1 se organicen voluntariamente en virtud de algún tipo de afinidad ideológica o
geográfica y no por estímulos institucionales formales como el caso de los grupos
parlamentarios europeos que no se incluyen en el conjunto de OTP.
El cuadro siguiente sistematiza la información al respecto y aporta un poco a clarificar el
universo de las internacionales partidarias presentando una información comparativa valiosa
que permitirá observar preliminarmente algunas cuestiones que serán descriptas en el
siguiente apartado.
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58
Organización Cantidad de
miembros/cantidad de
países
Algunos partidos miembros Lideres y autoridades, pasados y actuales
International Conference of
Asian Political Parties
326 partidos/56 países Indian National Congress, Democratic Party of Japan, United Democratic Party, Republic of Korea;
Liberal Party of Australia, Kadima Party, Islamic Iran Independent Association Party,
Iran National Union Party; United Russia Party; Communist Party of Russian Federation.
Jose de Venecia jr., Chung Eui-yong; Shane L. Stone,
Hassan Ghafouri Fard, Konstatin Kosachev; Karan
Singh, Sok An
Internacional Socialista
148 partidos/122 países
Partido Socialdemócrata Alemán, Partido Laborista Ingles, Partido Socialista Francés, PPD, (Chile), Partido
Liberal Colombiano, PRI (México), UCR (Argentina), Congreso Nacional Africano (Sudáfrica), Partido
Laborista Australiano e Israelí .
Willy Brandt, Olof Palme, Carlos Andrés Pérez, Alan
García, Yorgos Papandreu, Jose Luis Rodríguez
Zapatero, Francoise Hollande.
Foro de San Pablo 142 partidos/45 países PT (Brasil), FSLN (Nicaragua), FMLN (El Salvador), PC (Cuba), Frente Amplio (Uruguay), Lula, Fidel Castro, Tomás Borge,
Internacional Demócrata de
Centro
100 partidos/83 países
Partido Popular (España), PDC (Chile), COPEI (Venezuela) Partido Nacional (Uruguay) CDU (Alemania e
Italia,) PAN (México) Partido Conservador Colombiano, Partido Socialdemócrata Brasileño, Partido
Justicialista (Argentina) Partido Popular Cristiano (Perú)
Rafael Caldera, Eduardo Frei, José M. Aznar, Felipe
Calderón, Lourdes Flores, José Barroso, Pier
Ferdinando Casini, y Gloria Arroyo
Internacional Democrat
Union 80 partidos/60 países
Partido Republicano (USA), Partido Popular (España), ADN (Bolivia), UDI y RN (Chile), UMP (Francia);
ARENA (El Salvador), Partido Conservador (Colombia e Inglaterra), CSU y CDU (Alemania), Union of
Right Forces (Rusia), Partido Moderado (Suecia).
John Howard, José Aznar, Mariano Rajoy, Jan
Petersen, Margaret Thatcher, George Bush, Jacques
Chirac, Helmut Kohl
The Green Federations
79 partidos/75 países
Australian Greens, Partido Verde Oxígeno (Colombia), Partido Verde Ecologista (México), The
Interregional Green Party (Russia); Iniciativa per Catalunya Verds; Green Party of England and Wales;
Bündnis 90/Die Grünen (Alemania); Green Party of South Africa; Pakistan Greens
Jorge Melo Viana, Jorge Gonzalez Torres, Grazia
Francescato, Ctherine Greze, Satoko Watanable,
Solomone Fifita.
Internacional Liberal
73 partidos/50 países
Partido Socialdemócrata (Portugal) Partido Liberal Radical Auténtico (Paraguay), Movimiento Libertario
(Costa Rica), Liberal Democrats (Inglaterra), Partido Liberal Democrático (Angola).
Salvador de Madariaga Frits Bolkestein, Annemie
Neyts-Uyttebroeck, Charles Kennedy,
European People’s Party 73 partidos/36 países Christlich-Soziale Union y Christlich Demokratische Union (Alemania); Partido Popular (España), Forza
Italia, Partido Moderado (Suecia); Fine Gael (Irlanda); EVP (Suiza). Wilfried Martens, Michel Barnier, Mario David.
Conferencia Permanente de
Partidos Políticos de AL y C.
(COPPPAL)
56 partidos/30 países
PJ y UCR (Argentina); MNR y MIR (Bolivia), PT y PMDB (Brasil), PRI (Mexico), PPD y PS (Chile), PL y
PDI (Colombia), FSLN (Nicaragua), FA, PC y PN (Uruguay); Acción Democrática, MAS y Movimiento V
República (Venezuela), Partido Comunista (Cuba).
Jaime Paz Zamora, Antonio Cafiero, Ricardo Nuñez,
Tomas Borge, Martín Torrijos, Shafik Handal.
Liberals Democrats in
Europa 47 partidos/ 30 países
Italia Dei Valori-Lista Di Pietro (Italia); Liberal Democratic Liberal Democrats (UK); Convergència
Democràtica (España); Centerpartiet (Suecia); Freie Demokratische Partei (Alemania)
Annemie Neyts Uyttebroeck, Markus Löning, Calin
Popescu Tariceanu y Johannes Lebech
European Green Party 42 partidos/ 37 países Iniciativa per Catalunya Verds (ICV) y Verdes (España, Francia, Finlandia y Dinamarca); Green Party
(Inglaterra), Zelenaya Alternativa (Russia), Federazione dei Verdi, (Italia).
Ulrike Lunacek, Philippe Lamberts, Juan Behrend,
Johanna Sumuvuori, Daniel Cohen Benditt,
Partido Socialista Europeo 38 partidos/37 países PS (Francia, Portugal y Suiza); SPÖ (Austria); PS/SPa-(Bélgica); EDEK (Chipre); CHP (Turquía); Labour-
Meretz (Israel); SDE (Estonia); SPD (Alemania); LSAP (Luxembourgo).
Robin Cook, Poul Nyrup Rasmussen, George
Papandreou, Francois Hollande, Josep Borrell
Organización Demócrata
Cristiana de América 33 partidos/25 países
PFL y PSDB (Brasil); PJ (Argentina); PDC (Chile); Partido Conservador Colombiano; Partido Unidad
Social Cristiana, (Costa Rica) PAN (México) y PN (Uruguay).
Eduardo Frei Montalvo, Lourdes Flores, Gutemberg
Martínez, Manuel Espino
Internacional Humanista 22/partidos/22 países Partido Humanista (Chile, Argentina, Inglaterra, Brasil, Alemania y Finlandia) Tomas Hirsch, Luis Ammann, Giorgio Schultze
59
59
Unión de Partidos
Latinoamericanos 18 partidos/14 países
ARENA (El Salvador), Partido Conservador Colombiano, PJ (Argentina), UDI y RN (Chile), Partido
Conservador (Nicaragua), ADN (Bolivia).
Andrés Pastrana, Jorge Quiroga, Antonio Saca,
Hernán Larrain, Armando Calderón
África Liberal Network
17 partidos/ 17 países
ANADER Democratic Republic of Congo; CUF Tanzania, DA South Africa MDC Zimbabwe, MP
Morocco, PDD Mozambique, PDS Senegal, PLD Angola PSDL Tunisia. Nelson Muffuh
Coordinación Socialista
Latinoamericana 15 partidos/ 12 países PS (Uruguay, Ecuador, Argentina, Chile); PT y PDT (Brasil), MAS (Venezuela); PRD (México)
Reinaldo Gargajo, Guillermo Estévez Boero, Leonidas
Rodríguez Clodomiro Almeida.
Federación de Partidos
Verdes de las Américas 10 partidos/ 10 países
Partido Verde (Estados Unidos, Canadá, Chile, México y República Dominicana); Partido Verde
Ecologista (México); Partido Verde Oxígeno (Colombia).
Julia Willebrand, Jorge Gonzalez Torres, Ingrid
Betancourt
The Council of Asian
Liberals and Democrats 8 partidos/8 países
Democrat Party of Thailand, Democratic Progressive Party of the Republic of China (Taiwan), Liberal
Party of the Philippines Democratic Party of Singapore
Fidel V. Ramos, John Joseph S. Coronel, Neric
Acosta, Chen Shui-bian y Hsiao Bi-khim
Red Liberal de América
Latina (RELIAL) 5 partidos/5 países
Recrear (Argentina), Partido Nueva Alianza (México), Partido del Frente Liberal (Brasil), Movimiento
Libertario (Costa Rica) Ricardo López Murphy, Otto Guevara
Cuadro 1. OTP ordenadas según cantidad de miembros, fecha de origen, integrantes y líderes. Elaboración propia en base a datos obtenidos en las Web oficiales.
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6- Las OTP y las estrategias internacionales de los partidos: Resultados preliminares de
un análisis comparado.
A continuación se presentarán algunas puntualizaciones que, sin querer ser normativas, arrojan
un esbozo bastante gráfico de las estrategias internacionales de los partidos y que son
producto del análisis de información provista por el cuadro 2 pero también de un seguimiento
puntual realizado sobre cada OIP.
La gran mayoría de los partidos políticos con representación parlamentaria están incorporados
a alguna u otra organización internacional. Dentro del continente americano, los grandes
partidos de Estados Unidos parecen ser de los más reacios a la hora de participar en estas
organizaciones. El Partido Republicano lo hace desde época muy reciente, integrado en la IDU.
El Partido Demócrata no pertenece a ninguna.
El Green Party está afiliado a la Federación de Partidos Verdes de las Américas, aunque es
una representación poco trascendente en EE.UU., como también lo son los Socialistas
Democráticos de América (DSA) y Socialdemócratas USA (SDUSA), expresiones menores que
integran las Internacional Socialista, pero que, a pesar de su escaso pelo electoral, han tenido
una importante influencia en la política interna de la organización durante la década de 1980.
El Partido Comunista Cubano participa de dos OTP, pero ambas exclusivamente
latinoamericanas (el Foro de San Pablo y la COPPPAL); lo mismo que el movimiento por la V
República venezolano, el FMLN de El Salvador y el PT brasileño. Este último si bien ha
recibido la oferta de ingresar a la Internacional Socialista, ha desistido de hacerlo por alto el
costo que dicha decisión representaría entre los sectores más radicales del partido.
Llamativamente, el Partido Liberal Colombiano pertenece a la Internacional Socialista, el
Partido Socialdemócrata Brasileño a la Internacional Demócrata Cristiana y el Partido
Socialdemócrata Portugués a la Internacional Liberal, lo cual nos remite a especificidades
nacionales que deben ser entendidas a la luz de los diversos desarrollos históricos de cada
sistema partidario. Los “europartidos” (Partido Socialista Europeo, Liberals Democrats in
Europa, European People’s Party y el European Green Party), también integran sus filas con
partidos de países europeos que no son parte de la Unión Europea e incluyen, en algunos
casos, partidos de otras regiones (Los verdes cuentan con partidos de Ucrania, Rusia, Kosovo
y Noruega, los socialistas de Noruega, Israel, Turquía, y Macedonia y los Liberales de
Noruega, Bosnia Herzegovina, Kosovo, Serbia y Montenegro, Albania y curiosamente
Cataluña, considerada como país. Por último el European People’s Party integra partidos de
Albania, Noruega, Armenia, Bosnia Herzegovina, Georgia, Montenegro, Moldavia, Ucrania,
Serbia y Turquía).
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El Partido Comunista Chino y el Partido del Congreso de la India, lo mismo que los restos del
Partido Comunista ruso, se integraron recientemente a la ICAPP y no integraron ninguna otra
organización anteriormente, a pesar de ser de los partidos políticos más grandes del mundo.
Taiwán se encuentra representado por partidos en la IDU y la Internacional Liberal. Sólo la IDU
tiene entre sus miembros plenos a partidos de EE.UU y Rusia.
La Internacional Socialista fue la que más partidos integraba hasta que apareció la ICAPP. La
Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA) es la que más partidos de la oposición
cubana aglutina: cuatro (Directorio Democrático Cubano, Proyecto Demócrata Cubano, Cuba,
Partido Demócrata Cristiano Cubano y Movi miento Cristiano Liberación), seguido por la
Internacional Liberal con tres (Partido Liberal de Cuba; Partido Solidaridad Democrática y la
Unión Liberal Cubana (ULC).
Cuba es uno de los países que posee más partidos integrados en el sistema de OIP, ocho en
total, a pesar de ser un sistema no poliárquico y de partido único. Resulta llamativo que tantos
partido cubanos participen de estas instancias, aunque no tanto que lo hagan en OIP de centro
y centro derecha.
La International Democratic Union (IDU) es un caso especial en el mundo de las OTP ya que
se conforma con un gran número de partidos que anteriormente integraban (y aun lo hacen) la
Internacional Demócrata Cristiana. Si bien nace en la década de 1980, es hacia el año 2001
que tiene un nuevo impulso en la búsqueda de partidos de gobierno de construir un espacio
más ejecutivo y con un perfil ideológico más definido.
La IDC era una OTP con un variado tipo de partidos, tanto en lo que refiere a su tamaño y
poder como a sus posiciones programáticas. Incluso, algunos de sus miembros podían situarse
en posiciones cercanas al centro izquierda. La IDU, en cambio, se posiciona en un espacio de
derecha y es convocada, principalmente, en torno al Partido Republicano de EE.UU. Así, reúne
a partidos que comparten las ideas neoliberales puestas en práctica durante la década de 1990
y que son, a la vez, partidos de gobierno o con amplias posibilidades de obtenerlo. Tiempo
después conformarían la coalición política-militar que intervino en la segunda guerra de Irak.
En organizaciones de larga data y con marcos simbólicos arraigados, muchas veces, el poder
interno de los miembros no se condice con su poder territorial y esa igualdad de influencia
puede generar diferencias con aquellos que sí son organizaciones poderosas. En este sentido,
la IDU, parece ser un modelo de organización muy selectivo a diferencia del modelo de la
Internacional Socialista que prioriza extender lo máximo posible sus redes aunque en el
camino, las coincidencias ideológicas sean menores.
La ODCA es la OTP más antigua de las creadas a partir de la posguerra y que aun se
encuentra en actividad. La COPPPAL nace como una reacción a la expansión acelerada que
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venía generando la Internacional Socialista en América Latina y es creada a instancias de
diversos partidos con fuertes tradiciones nacionalistas, fundamentalmente el PRI mexicano,
que buscaban crear un foro que agrupe a los partidos democráticos de la región pero sin
prerrequisitos ideológicos o políticos.
Esta tendencia asociativa de los partidos de América Latina es uno de los datos más
importantes que surge de la comparación general. En esta región son muy pocos los partidos
que alguna vez han ejercido el gobierno desde el inicio de la tercera ola de democracias y que
no pertenezcan a ninguna OTP (Por ejemplo el partido del ex presidente brasileño Fernando
Collor de Mello, Lucio Gutiérrez en Ecuador o Alberto Fujimori de Perú). No casualmente los
tres políticos son considerados outsiders en sus respectivos países y de los cuales dos, no han
terminado sus mandatos. En la actualidad, se puede mencionar a Rafael Correa, presidente
ecuatoriano. Pero esto ya parece ser una característica del sistema político de Ecuador.
En algunas de estas OTP participan más de un partido por país, por ejemplo, en la
Internacional Socialista el PRI y el PRD mexicanos o AD y el MAS de Venezuela y dentro de
ella se pueden reproducir los conflictos que mantienen los partidos en sus relaciones
nacionales. Por ejemplo, el Partido Nacionalista Vasco fue expulsado de la Internacional
Demócrata Cristiana a instancias del Partido Popular Español en función de las rencillas y
diferencias que ambos mantenían en temas domésticos. Este fenómeno de más de un partido
por país, se observa mayoritariamente entre partidos pertenecientes a América Latina y dentro
de la Internacional Socialista.
7. Las OTP por dentro. Cuestiones organizativas
Las OTP intentan abarcar grandes extensiones de territorio y coordinar el trabajo de un
importante número de organizaciones políticas que funcionan en sus respectivos países. En
función de esto y de los desafíos planteados por el entorno en el que actúan, las OTP generan
distintas respuestas adaptativas a través de las cuales intentan aumentar su control sobre este
medio ambiente en el que compiten con otras organizaciones.
El tipo de estrategia también estará condicionado por la forma y los objetivos con que las
organizaciones fueron creadas como también según las tradiciones organizativas de los
mismos partidos que las fundaron. Como se observa en el cuadro 2 la mayoría de las OTP
poseen un organigrama vertical, traducido en cuerpos ejecutivos, colectivos e individuales, que
dirigen la organización centralizadamente, más allá del tamaño del entorno y la cantidad de
miembros que posean.
Con los matices propios de cada organización, la conducción de las OTP se encuentra
estructurada en torno a un presidente y vicepresidentes, acompañados por un secretario
general que es quien lleva adelante el trabajo cotidiano. La asamblea de todos los miembros
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(con sus diversas denominaciones) es el órgano máximo de decisión, pero además se
encuentran otros organismos que pueden ser importantes dependiendo de la dinámica interna
de cada OTP, por ejemplo, comités de finanzas, reuniones de líderes partidarios, consejos
ejecutivos, comités especiales y reuniones regionales y en le caso de FPVA y Global Greens
organismo mediadores para posibles conflictos entre los miembros.
Cuadro 2. OTP según tipo de organización
Tipo de
organigrama
OTP
Centralizado ICAPP - Internacional Socialista - IDU - COPPPAL- Coordinadora
Socialista de Latinoamérica - ODCA - African Liberal Network - Liberals
Democrats in Europe - The Council of Asian Liberals and Democrats
UPLA Partido Socialista Europeo - European Green Party - European
People’s Party - RELIAL - Internacional Demócrata Cristiana -
Internacional Liberal - Internacional Humanista - FPVA
Descentralizado Foro de San Pablo – The Green Federation
Fuente: Elaboración Propia en base al estudio de los estatutos
El alto nivel de centralización en las OTP resulta comprensible porque su objetivo declarado es
coordinar y apoyar el trabajo de sus miembros que en ocasiones son numerosos, distantes
entre sí y con fuertes carencias o demandas en su permanente competencia con otros partidos
del mismo país. Las OTP centralizadas, además, replican el modelo clásico de los partidos
europeos y de las viejas internacionales. Allí, el poder está en los órganos directivos centrales y
los regionales son apéndices territoriales de estos, creados a posteriori y con el fin de organizar
mejor las políticas expansivas.
Por el contrario, las OTP que responden a modelos descentralizados, con organismos y
liderazgos regionales autónomos, son una minoría (el Foro de San Pablo y The Green
Federation) y asociados a visiones contemporáneas de la izquierda. En el caso del Foro con la
aplicación práctica de la idea de democracia directa como método de decisión y en el caso de
The Green Federation buscando maximizar recursos de partidos que son bastantes
minoritarios fuera de Europa a través de una estructura de red más flexible, descentralizada y
menos costosa de sostener. En este caso estamos ante una asociación de tercer grado, cuyos
integrantes son las asociaciones regionales más que los partidos. Este es un método
organizativo distinto al resto de las OIP.
La African Liberal Network, Liberals Democrats in Europa y The Council of Asian Liberals and
Democrats, están relacionadas directamente con la Internacional Liberal (IL), pero sin ser
organismos dependientes de ella. Según el estatuto de la IL, las tres se encuentran asociadas
en una categoría especial, denominada “organizaciones cooperantes”, con derecho a
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64
representación pero no a voto, el cual está reservado a los partidos políticos miembros. En
algún sentido están guiadas por el modelo descentralizado de la IDC y cuentan con un
importante margen de autonomía.
8. Estrategias de incorporación de miembros
En función de esta estrategia organizativa podemos dividirlas en cuatro grupos. En primer lugar
las que generan políticas flexibles, donde lo prioritario es su expansión territorial y la
incorporación de la mayor cantidad posible de miembros, aunque a veces estos no se ajusten
exactamente a las líneas políticas de la organización. En este ítem encontramos con diverso
grado de flexibilidad a la Internacional Socialista, la Internacional Demócrata Cristiana y la
Internacional Liberal.
Luego se encuentran todas las otras OTP a las que podemos agrupar según el tipo de criterios
predominantes a la hora de conformar su membresía. Estos criterios de admisión pueden
distinguirse entre geográficos, ideológicos o ambos a la vez.
Cuadro 3. OTP según el tipo de incorporación de miembros
Tipo de estrategia
organizativa para
conformar la membresía
OTP
Flexible Internacional Socialista - Internacional Liberal – Internacional
Demócrata Cristiana
Ideológica IDU – Foro de San Pablo – The Green Federation –
Internacional Humanista
Geográfica COPPPAL ICAPP
Ideológica y geográfica ICAPP - African Liberal Network - Liberals Democrats in Europe
- The Council of Asian Liberals and Democrats - Coordinadora
Socialista de Latinoamérica – RELIAL – UPLA – FPVA –-
Partido Socialista Europeo - European Green Party - European
People’s Party – ODCA
Fuente: Elaboración propia
En el caso de la Internacional Socialista, desde su 13º congreso realizado en la ciudad de
Ginebra en 1976, priorizó el tamaño y la extensión de su influencia por sobre la “pureza
ideológica” de sus miembros. Esta decisión la llevó a convertirse en la organización más
grande y en uno de los “franchising” políticos más exitosos. Sin embargo, esto le ha traído
aparejado otro tipo de conflictos, producto de incorporar organizaciones de tendencias muy
diferentes y de no disponer de una estructura organizativa que pueda hacer frente a las
demandas de tantos miembros.
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65
La Internacional Demócrata Cristiana y la Liberal replican este modelo pero priorizando, más
que la IS, las afinidades ideológicas de sus miembros. En este sentido estas OTP también son
creadoras de partidos allí donde no encuentran socios afines, a diferencia de la IS que muy
raramente funda nuevos partidos y coopta entre aquellos ya existentes. Esto se observa en las
etiquetas de los partidos de cada internacional, mientras que en la IL e IDC la mayoría de sus
miembros poseen la palabra “Liberal” o “Cristiana”. En la IS, a excepción de los partidos
europeos, son muy pocos los que se denominan socialistas o socialdemócratas.
La IDU, el Foro de San Pablo, The Green Federation, RELIAL, la Internacional Humanista y la
Coordinadora Socialista Latinoamericana (CLS) parecen priorizar las coincidencias
programáticas de sus miembros a pesar que eso implique constituir una red de menor cantidad
de nodos o aceptar partidos sin peso específico en su respectivo país. De estas la CSL parece
ser la menos activa, en tanto la RELIAL, apoyada fuertemente por la “Fundación Friederich
Naumann para la Libertad”, se ha convertido en un actor que, además de partidos, nuclea
ONG´s y medios académicos y de prensa. La COPPPAL sólo acepta partidos de América
Latina y el Caribe aunque luego es muy flexible en cuanto a las exigencias programáticas.
Las OTP que se han constituido en último término, han seguido un modelo más limitante en su
membresía, sea por ideología, por ámbito geográfico o por ambos a la vez. En la actualidad el
modelo de gran internacional al estilo clásico parece haber entrado en una fase de declive que
podría asociarse con los cambios que van sufriendo los viejos partidos de integración de
masas. Estas nuevas internacionales son más dinámicas, menos burocráticas y apuntan a
apoyar a sus miembros a través de capacitación y de la socialización de recursos técnicos,
como por ejemplo, el diseño de herramientas informáticas o el intercambio de experiencias y
formación de cuadros o el estimulo para la formación de redes sostenidas en las relaciones
personales de sus integrantes.
9. Las OTP según su espacio ideológico político
Intuitivamente podría pensarse que, por una mayor tradición histórica internacionalista, la
izquierda fuese más proclive conformar este tipo de agrupamientos. El cuadro 3 divide las OIP
según el espacio político que pretender abarcar sus programas de acción.
Cuadro 4. OTP ordenada por familia política
Familias políticas OTP
Liberales (5)
Internacional Liberal
The Council of Asian Liberals and Democrats
African Liberal Network
RELIAL
Liberals Democrats in Europa
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66
Demócratas cristianos (5)
Internacional Demócrata Cristiana
IDU
UPLA
Organización Demócrata Cristiana de
América
European People’s Party
Socialistas e izquierda (5) Internacional Socialista
Partido Socialista Europeo
Coordinadora Socialista Latinoamericana
Foro de San Pablo
Internacional humanista
Verdes (3) The Green Federation
Federación de Partidos Verdes de las
Américas
European Green Party
Geográficos (20)
COPPAL/ ICAPP
Fuente: Elaboración propia a partir del análisis programático
Como muestra el cuadro anterior, existen más OTP de tendencia liberal, de centro y centro
derecha. Si bien los comienzos históricos de las OTP, en el siglo XIX y principios del XX,
estaban básicamente relacionados con la izquierda, hoy en día el panorama es más pluralista.
La fórmula fue imitada y esto habla de la importancia que puede tener para los políticos
conformar espacios de cooperación interpartidarios internacionales. Como se mencionara
anteriormente a partir de las coyunturas que se observan en Venezuela y Cuba, algunas de las
OTP están tomando un fuerte protagonismo en América Latina tanto a partir su acción directa
como a través del apoyo a los partidos de oposición asociados a ellas.
10. Las OTP según su origen temporal
Con respecto a la fecha de fundación de cada una de las OTP hay también bastante
información significativa. El cuadro 4 las muestra agrupadas según su fecha de fundación.
Cuadro 5. OTP por fecha de fundación
Organización Demócrata Cristiana de América 1947
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Internacional Liberal 1947
Internacional Socialista 1951
Liberals Democrats in Europa 1976
COPPPAL 1979
European People’s Party 1983
Internacional Democrat Union 1983
Internacional Demócrata Cristiana 1983
European Green Party 1984
Coordinadora Socialista Latinoamericana 1986
Internacional Humanista 1989
Foro de San Pablo 1989
Unión de Partidos Latinoamericanos 1992
Partido Socialista Europeo 1992
The Council of Asian Liberals and Democrat 1993
Federación de Partidos Verdes de las Américas 1997
International Conference of Asian Political Parties (ICAPP) 2000
The Green Federations 2001
Red Liberal de América Latina (RELIAL) 2003
África Liberal Network 2003
Fuente: Elaboración propia según datos extraídos de las Páginas Web oficiales
Este cuadro también contradice otra intuición sobre que el origen de las OTP estaría ubicado
en los comienzos de la segunda mitad del siglo XX, cuando comienza a generalizarse el
proceso de internacionalización de la política. Sin embargo, como se observa, el fenómeno de
las OTP es mucho más reciente. Quince de las dieciocho OTP son creadas a partir de la
década de 1980, y la mitad de de estas son fundadas entre las décadas de 1990 y 2000.
Las OTP exclusivas de América Latina y el Caribe, excepto la ODCA, se fundan a partir de
1976. Incluso, para las internacionales más antiguas, la ampliación de la membresía a partidos
del resto del mundo es un fenómeno reciente. Una hipótesis posible es que los líderes y
partidos que abrieron y luego dirigieron las transiciones (y aquellos que podían llegar a hacerlo
en un futuro cercano) tenían dificultades y cierta falta de credibilidad y flexibilidad (falta de
apoyo político, aislamiento nacional e internacional, entornos económicos negativos, alto
desarrollo de fuerzas antidemocráticas), para conducir los procesos de consolidación
democrática iniciados durante la década de 1980 y posteriormente, las reformas neoliberales
durante la de 1990.
Para sostener esos procesos y a ellos mismos, generaron estrategias de diverso tipo en el que
la inserción internacional tuvo un lugar importante. Confiaron, entonces, en que el poder de las
OI y las OTP los ayudará a realizar las reformas democráticas y económicas especialmente en
organizaciones compuestas de miembros democráticos.
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11. Las OTP según su espacio geográfico
A pesar que las OTP son en su origen un fenómeno exclusivamente europeo, encontramos que
los partidos de América Latina y el Caribe son lo que presentan un espíritu más gregario,
aunque la historia del continente sea más pródiga en dictaduras y gobiernos autoritarios, o
quizás por eso mismo. Como antecedentes encontramos que la ODCA es la OTP más antigua
de las que hoy funcionan pero también que ya en 1951 los Partidos Socialistas de Argentina,
Chile y Uruguay poseen contactos con la Internacional Socialista y envían delegados a sus
primeros congresos.
Cuadro 6. OTP según su espacio geográfico
Origen geográfico de los partidos
OTP
Organizaciones de todos los continentes
(6)
Internacional Socialista
Internacional Liberal
Internacional Demócrata Cristiana
The Green Federation
IDU
Internacional Humanista
Sólo países de América Latina (7)
UPLA,
RELIAL
Organización Demócrata Cristiana de
América
Coordinadora Socialista Latinoamericana
Federación de Partidos Verdes de las
Américas
Foro de San Pablo
COPPAL
Sólo países de Europa (4)
Liberals Democrats in Europa
European People’s Party
European Green Party
Partido Socialista Europeo
Solo países de Asia ICAPP, The Council of Asian Liberals and
Democrat,
Solo países de África África Liberal Network
Fuente: Elaboración propia
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Este cuadro muestra un dato llamativo: De las veinte asociaciones comparadas hay
participación de partidos de América Latina en trece de ellas. Siete de las diecinueve OTP
existentes (casi un 40%) son exclusivas de partidos de América Latina y el Caribe. Esto
muestra una cifra por encima de las OTP específicas de otros continentes ya que,
exclusivamente europeas hay cuatro, dos de Asia y una sola África.
Existe una tendencia mayor de los partidos de América de participar en estos ámbitos
supranacionales (y que no reconoce diferencias por ideología u origen nacional), al mismo
tiempo resulta paradojal que las OTP sean espacios activos y que, paralelamente, los espacios
de integración regional (como el MERCOSUR o el Pacto Andino) estan sumidos en el
estancamiento o en el fracaso.
12- Conclusiones
Como se señalaba en la introducción, este trabajo se propuso argumentar sobre la importancia
de realizar investigaciones acerca de las organizaciones internacionales de partidos como
actores significativos de la vida política nacional e internacional. Así como los partidos políticos
son organizaciones que deben ser analizadas bajo el prisma organizacional, las organizaciones
internacionales de partidos también lo son y por esto requieren el estudio que reciben otras
organizaciones internacionales y la atención de las disciplinas que tienen a la política entre sus
intereses centrales.
Al mismo tiempo se ofrece un primer estudio comparativo de estas organizaciones a través de
una sistematización de las OTP existentes en la actualidad, presentando un mapa ordenado de
ellas y algunas de sus principales características formales (año de fundación, miembros,
líderes, tendencia política), para avanzar posteriormente, en comparaciones preliminares.
El estudio empírico presentado muestra que un importante numero de partidos políticos
pertenecen a una u otra asociación y que sus más importantes líderes también las integraron.
Las OTP parecen tener algún impacto en las carreras políticas de los dirigentes que eligen el
escenario internacional como una forma de acumular algún poder hacia dentro del partido. Las
OTP se convierten también en verdaderas redes de recursos simbólicos y materiales que
pueden ser aplicados tanto en disputas intra como interpartidarias.
Profundizando en el análisis organizativo de manera comparada, encontramos que las OTP se
organizan verticalmente a través de órganos ejecutivos que intentan coordinar a múltiples
integrantes. Frente a las primeras OTP, de mayor tamaño y más flexibles ideológicamente, en
los últimos tiempos se han formada espacios menos numerosos pero con características mas
definidas, sean geográficas ideológicas o políticas. Este punto nos permite ver que las OTP
también son organizaciones que interactúan con su ambiente y que van cambiando y
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adaptándose según los desafíos de sus entornos de modo similar a los partidos que las
integran, incluso como parte de las estrategias de estos.
Quizás el hallazgo más importante sea que las OTP son un fenómeno de fuerte impacto en
América Latina, ligadas principalmente a las décadas de 1980 y 1990 y con igual o mayor
desarrollo en la derecha que la izquierda. De todos resultará necesario abocarse a realizar
estudios de caso y a profundizar la visión comparativa en vistas de comenzar a avanzar en el
conocimiento de actores políticos que han sido de gran trascendencia y cuyo accionar parece
volver a resurgir en los próximos años.
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