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Arte, cultura y sociedad | José Cardoso
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Neolítico y civilización en la América precolombina.
Como ya quedó establecido, nos ocuparemos en este curso —a fin de no hacerlo
interminable— de las culturas y su arte más o menos hasta el año cero. En América las
principales culturas (en lo que hace a las huellas que dejaron y su influencia) que vamos a
encontrar en este período, que abarcaría hasta el formativo, según la periodización
americana, son:
Mesoamérica
Tlatilco (México -1500/-500); Olmeca (México, -1200/-500); Maya (México, Guatemala,
Belice, Honduras, El salvador -1000/1700) y Zapoteca (México, -500/700).
Andes Centrales
Cupisnique (Perú, -1500/-1000); Chavín (Perú, -1200/200) y Paracas (Perú, -700/200).
Surandina
Chinchorro (Sur de Perú y norte de Chile, -7000/-2000), Condorhuasi (República Argentina,
-300/200) y Tafí (Argentina, -300/800)
Aquí se me (nos) presenta un problema: yo mismo, me veo impelido por alguna
extraña fuerza cultural, a lograr que el desarrollo humano pueda seguir cierta línea. Y a
cada paso me doy de cabeza. Pensemos lo siguiente. El paso al neolítico implica —
supuestamente—: piedra pulida, cultivo, ganadería, telar y cerámica; sin embargo, en
América prevaleció el cultivo y en Europa la cría de animales; en Europa la piedra pulida
está ligada a la cerámica, y en América la cerámica apareció mucho más tardíamente que
la piedra pulida, aquí se liga el progreso más a los textiles que a la cerámica. Cuando
hablamos de neolítico, comparando aquí y allá, casi que en común nos quedan las piedras
nomás. Y nos quedan en las regiones donde había piedra, en las que no había, hubo que
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progresar sin ella, y se progresó lo mismo. Otra muestra de que quizá este grado de
desarrollo humano, basado en un solo elemento (la piedra) que debe implicar a todos los
demás, se queda corto por todos lados. Y, por si fuera poco, se queda mucha gente afuera
de la historia por escasez o falta de piedra en su región. Si tomamos como base el
desarrollo social (Morgan o el materialista histórico) todos caben en alguna categoría.
No debemos olvidar que, según la periodización arqueológica convencional,
ninguna cultura americana pasó del neolítico; recién con la llegada de los españoles se
comenzó a usar el metal para fines productivos o militares. De nuevo los problemas;
ninguna pasó del neolítico, pero tenían impresionantes civilizaciones con tecnologías
desconocidas para Europa. Estuvieron al mismo tiempo en el neolítico y la civilización
¡Qué lío!
Y otro problemita, si mencionamos las dataciones (aunque todo está en discusión),
se han hallado restos de sociedades complejas en Huaca Prieta, Perú, las que utilizaban
los textiles y las cerámicas, hace 13.500 años , por lo que podríamos estar hablando del
paso al neolítico más o menos por esas fechas, que por lo demás, son las fechas en que se
supone ingresaron los primeros seres humanos según la teoría del poblamiento tardío –a
través del puente de beringia (hoy estrecho de Bering) la más aceptada socialmente—,
aunque creo, empíricamente, así como muchos científicos, científicamente, que hace
agua por todos lados. De hecho, buscando material al respecto, acabo de dar con un
estudio del equipo internacional de investigadores, dirigido por el profesor Eske
Willerslev, genetista evolutivo de Centro de GeoGenetics de la Universidad de
Copenhague y de la Universidad de Cambridge, publicado en la revista Science (DOI:
10.1038/nature19085) y citado por la Agencia SINC, que sostiene, mediante un estudio de
ADN antiguo del lugar donde se hallaba el puente de beringia, que fue totalmente inviable
su uso hasta hace 12.600 años, dada la inexistencia de flora y fauna.
Otros estudios, en California, EEUU (equipo del Museo de Historia Natural de San
Diego, dirigido por Tom Deméré)1 y Chile (Fundación Monte Verde)2, sitúan al hombre
1 Publicado en la revista Nature: Holen, S. R. et al. Nature 544, 479–483 (2017).
2 http://fundacionmonteverde.cl
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mucho más tempranamente habitando américa (hasta con una antigüedad de 100 mil
años)
Sea como fueran estas dataciones, podemos decir entonces que América y Eurasia
marcharon juntas hacia la neolitización, y aun así, de modos en apariencia bien diferentes:
América junto a los textiles y Eurasia junto a la cerámica. Y hasta allí llegó su amor;
diferentes caminos de desarrollo social, político y económico tomarían América, por un
lado, y Asia, África y Europa por el otro. Es muy importante remarcar que no debemos
dejar de observar estas diferencias; con unos pocos ejemplos podremos ver claramente
como fue de diverso el desarrollo social y las relaciones humanas entre Eurasia y América.
Por supuesto, las desiguales pautas culturales derivaron en unas formas de lenguaje, arte
y desarrollo tecnológico muy diferentes, como pronto veremos.
En el camino de tratar de comprender estas divergencias y, de paso, rescatar
aspectos de las antiguas culturas americanas que pasan bastante desapercibidos en el
imaginario actual, donde se percibe más al “hombre primitivo” que a civilizaciones con un
grado de desarrollo superlativo, vamos a centrarnos en tres formas, de manera amplia y
general, solo para ver como “funcionaban” algunos aspectos de las culturas
precolombinas y sus diferencias clave con las europeas: los tejidos, la cerámica y algunas
menciones a tecnologías particulares del continente. Todas estas consideraciones tendrán
el sentido general de que podamos pensar en las formas del lenguaje como expresión de
las relaciones sociales de las diversas culturas americanas, mucho más preocupadas, tanto
en el espacio como en el tiempo, por el conocimiento y la cooperación que por el dominio
y la imposición; por lo colectivo y cooperativo frente a la competencia y lo individual.
Para dimensionar en su conjunto este planteo, leamos un momento que nos dice
Jurgen Golte sobre el lenguaje:
“…y hay que ver que esta gracia de los sistemas de escritura como la
escritura cuneiforme, la jeroglífica egipcia, la griega, la cretense o
finalmente la romana tienen una base mayor para personalizar
información, es decir, como dicen los latinos, se puede transmitir la obra de
una persona. Pero esto es una cosa relativa, porque en sociedades como la
moche, la china, la japonesa o la hindú, el individuo no tiene esa
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importancia que tiene en el pensamiento europeo. entonces, para la
sociedad moche o para la sociedad hindú o la china, es más importante la
transmisión del sentido general de la totalidad que ese dato personal: que
ese señor que, vivió en tal y tal fecha, y murió en tal y tal fecha, e hizo la
batalla por allí. esto no importa mucho porque todo es incluido en un
pensamiento que engloba las cosas, organiza las cosas, sistematiza las
cosas y eso es lo importante para la transmisión. allí uno no debe de ser
eurocéntrico y tampoco en lo que debe ser el contenido de lo transmitido.”
(Pazos: 2008)
Y vamos a comenzar, no por los más antiguos sino por los de más abajo,
geográficamente hablando, los de nuestra zona, Argentina, Uruguay, Chile, sur de Brasil.
Aún sin haber formado ciudades ni civilizaciones, las etnias tribales de estas regiones (y
toda la amazonia) no estaban exentas de un complejo sistema de conocimiento,
transmitido no solo oralmente, a través de diversos mitos, sino, como ya hemos
mencionado, a través de los textiles, y de la cerámica y su profusa decoración. Muchas
culturas aún sobreviven, y sus orígenes se pierden en el tiempo.
Tejidos que hablan: telar y lenguaje.
Indudablemente en Sudamérica, y sobre todo en la región andina, los textiles fueron quizá
la más importante vía de comunicación, ya sea de conocimientos, como marcador social,
como objeto de altísimo valor altamente apreciado para los regalos (de hecho, cuando se
pretendió agasajar a los españoles, no se les ofreció oro sino textiles).
Nos da una pista de su importancia la voz quechua awakhuni que significa “tejer
para sí”, estarse tejiendo. Tejerse a uno mismo, agrego.
Unas cuantas páginas más atrás, vimos alguna imagen de los textiles Wichi, las
volvemos a ver aquí debajo.
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Como ya hemos visto, estos
diseños son una forma de transmitir
conocimientos sobre el entorno, el
cual, complementado con la
experiencia y la palabra, dará como
resultado un conocimiento más
profundo del mismo y de las
relaciones que en este se
encuentran, seres humanos incluidos. Debemos entender, por lo demás, que para estos
pueblos hombre y naturaleza son una y la misma cosa, no dos entidades separadas, como
lo entendemos nosotros, de ahí el respeto por la tierra y quienes la habitan, porque de
algún modo son parte del hombre también.
En fin, que sin recurrir a la escritura tal como nosotros la entendemos, hay aquí un
sistema para asentar conocimientos. Un sistema que se aprende naturalmente, así como
la lecto-escritura se aprendía antiguamente, previo a la difusión del sistema educativo
moderno. Pero como ya veremos, este sistema no es el único.
Para el caso de los Wichí, la textilería funcionaba así: tomemos como ejemplo el
diseño del pecho de pájaro carpintero. ¿Cuándo utilizan las tejedoras este diseño? Tenía
su razón y no era mero capricho, pues lo usaban cuando tejían unas especies de bolsos a
los que les llaman Huilú, y que se utiliza para guardar la recolección de semillas del
mistol,3que es el árbol del cual se alimenta el huishuis (para nosotros, pájaro carpintero),
la relación es fácil.
3 Árbol de 3 a 10 m de altura de ramas abundantes y espinosas, flores pequeñas y fruto castaño ovoide, con
el que se suele elaborar arrope y otros alimentos; se utiliza también con fines medicinales; su madera se
emplea para elaborar carbón.
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Siguiendo con los textiles, especial mención merecen los famosos mantos de
Paracas, cultura que floreció en la costa sur de Perú, entre los -700 y 200; herederos de la
cultura Chavín, sus mujeres tejieron, a veces durante años, los mantos funerarios que
utilizarían sus familiares o ellas mismas al momento de morir y ser enterrados, guardando
a través de sus diseños, quién sabe cuánta información sobre los difuntos y su cultura,
información que lamentablemente nos está vedado, al menos por ahora, conocer.
En el sitio arqueológico Paracas necrópolis, se han hallado 429 fardos funerarios,
algunos de los cuales tienen hasta diez mantos superpuestos. Para tomar dimensión de la
importancia que éstos tenían, vamos a destacar que para la confección de un solo fardo
Detalle de un bordado paracas
Manto de Paracas 286 cm x 142 cm
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funerario se necesitan unas 20.000 horas de trabajo4 (833 días completos; si pensamos en
seis horas de trabajo por día, se necesitan 3.333 días, poco más de nueve años).
Otro bellísimo ejemplo de los textiles y el lenguaje, lo vamos a encontrar en los
gorros andinos, y nuevamente, la escritura. No lo digo yo, lo ha dicho don Pedro Cieza de
León allá por el 1553:
“... andaban al uso de sus tierras, y aunque hubiese cien mil hombres,
fácilmente se conocían con las señales que en las cabezas se ponían”. (Cieza
de Leon: 1553, 242)
4 Museo Chileno de arte precolombino: 2006
Gorro anillado policromo, cultura Alto Ramírez.
Gorro de “cuatro puntas” bicromo, cultura Cabuza.
Gorro con coleta, cultura Nasca.
Casco, cultura Wari. Gorro discoidal, cultura Picá-Tarapacá.
Gorro hemisférico, cultura Arica.
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Llegados a este punto, podemos aseverar sin mucho margen de error, que las
culturas sudamericanas, sobre todo en la costa del pacífico y la cordillera de los andes, se
han influenciado unas a otras y, por tanto, vamos a encontrar similitudes desde Colombia
hasta chile y argentina.
Sólo en el ejemplo de los gorros, podemos ver claramente cómo, además de las
particularidades de cada región y cultura, hay un lenguaje, unas formas que son
reconocidas, que están de algún modo pautadas en un sistema compartido a través del
espacio y el tiempo. Piénsese que solo las culturas de los ejemplos más arriba,
transcurrieron entre el 600 aC. (Alto Ramírez) y la llegada de los españoles, hacia el 1532
(Arica, Pica) y entre el centro norte de Chile por el sur y casi la frontera entre Perú y
Ecuador, hacia el norte. Si trazáramos una línea que recorriera la región, desde el centro
norte de Chile hasta tocar Ecuador, y la trasladáramos a Europa, podríamos hacer un
recorrido que pasaría por Portugal, España, Francia, Suiza, Italia, Alemania, Austria,
Croacia, Eslovaquia y finalmente Hungría.
En la construcción de una bestia salvaje, que esa es la imagen que se transmite
sobre los antiguos habitantes de américa, uno de los pilares es que no tenían escritura,
brutos que eran. Ahora hemos visto que no lo eran tanto. Pero sigamos, que esto no es
todo.
Cacharros que cuentan: barro y lenguaje.
Hemos visto que en américa la construcción de sentido a partir de los objetos de uso
cotidiano es sumamente importante. Así sucedió con los textiles, de los que hemos visto
unas pocas muestras e igualmente sucede con la cerámica. Vamos a ver entonces algunos
ejemplos, pero antes me gustaría mencionar algo que es característico de las culturas que
se desarrollaron en los andes y la amazonia cercana, y es el hecho de que hay una
transmisión de conocimientos, de estructuras para entender el mundo, una continuidad
a través de los siglos. La hemos rastreado en los textiles y la seguimos rastreando,
precisamente, a través de la cerámica.
La cultura Cupisnique, que se desarrolló a partir del 1500 aC., nos ha legado una
cerámica importante, donde ya están plenamente desarrollados los esquemas parentales
que ligan a los hombres y las fuerzas de la naturaleza.
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Si comparamos esta cerámica con la
Chavín, —cultura importantísima que se
desarrolló entre el -1200 y el 200—, pero cuyo
principal centro ceremonial, Chavín de Huántar
siguió activo y con un prestigio inigualable
incluso a la llegada de los españoles, vamos a
encontrar que las principales líneas estéticas y
de sentido siguen presentes.
Finalmente, trasladémonos unos
cuantos años delante, hacia la exquisita cultura
Moche -o Mochica-, que floreció entre los años
100 y 700, y llegaremos a ver plenamente
desarrollada la construcción de sentido a través de su cerámica.
El antropólogo Jürgen Golte lo resume así durante una entrevista, justamente,
sobre la cerámica moche:
“(…) Primero hay que ver que moche, si uno lo quiere mirar del lado de la
historia larga es algo como un cupisnique tardío, es decir, como que hay
antes de los moche como tres mil años, que van delante en lo cual se
desarrolla la sistematización del conocimiento y, su expresión en un sistema
semántico, que en cupisnique es bastante parecido a lo de moche,
solamente que los moches perfeccionan gracias a la tremenda destreza de
los artesanos, perfeccionan la finura de la transmisión del mensaje, es decir,
Tres ejemplos de cerámicas Cupisnique
Cerámica Chavín, felino y cactus.
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los moches pueden ubicar en una vasija a cincuenta personajes, mientras
los recursos técnicos de los cupisniques, quizás te ponen dos, tres, cuatro
personajes en una vasija. entonces, se puede ver en cupisnique que los
elementos básicos de moche están presentes, el orden básico está presente,
pero la complejidad de los mensajes es mucho mayor en moche, es decir,
allí quiere decir que especialmente en las fases moche IV y V, logran una
capacidad de expresión que no se alcanzó antes.
(…) visiblemente, los moches tenían un sistema para pasar información de
un emisor a receptores bastante coherente, que se mantiene a lo largo de
siglos. entonces, el moche del S. VII que encuentra un huaco del S. II,
entiende perfectamente qué tiene delante de sus ojos. Incluso eso es
interesante, en el Brujo en el valle de chicama se encontró una tumba
donde se había enterrado a una sacerdotisa, es una tumba reutilizada,
donde se saca los huesos del anterior se le pone el nuevo con sus nuevas
vasijas, pero también se ponen las antiguas, porque sabían que cabían en
ese contexto. es decir, eran comprensibles a través de varios siglos, y eso
significa que es un sistema de expresión bastante pautado, que sirve para
las cosas…” (Pazos: 2008)
Para vislumbrar, apenas, de qué medios se valieron los moches en su cerámica,
veamos los siguientes gráficos, recreados a partir de los del mismo Golte.
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A la izquierda, vemos una representación de la cosmovisión moche, y a su lado,
cómo las regiones de esta cosmovisión se disponen al ubicar los personajes sobre la
cerámica. El asa de la vasija representa el tinku, que sería el lugar de encuentro, de fusión
entre las dualidades, sean físicas, geológicas, de género etc.
Lo interesante a tener en cuenta aquí, y en la cerámica precolombina en general,
es que lo representado e incluso la forma física de la vasija, nunca es caprichoso, sino que
está en función de una intención muy concreta. Muchas veces tendemos a pensar que las
decoraciones o dibujos, obedecen al capricho e imaginación del alfarero, un puro
divertimento (el arte por el arte), pero qué lejos están de allí.
Bajo estas líneas, tres ejemplos de la cerámica Moche. En la imagen de la izquierda
vemos un ceramio que responde al esquema presentado por Golte; al centro y derecha,
dos muestras de la llamada “cerámica erótica”, tan denostada y poco comprendida. Sin
embargo, el tema erótico o sexual es secundario. El recipiente del centro es un recolector
de semen para hacer ofrendas a la tierra (representada como una mujer, la vasija
“fecundada” se enterrará). Según la cosmogonía moche, es necesaria la intervención de
los habitantes del mundo de abajo, el de los muertos (imagen de la derecha), para poder
producir el futuro; los muertos por su condición son débiles, siempre se presenta a los
masculinos con el pene fláccido indicando esa condición. Es por eso que debe ofrecerse
semen para que estén fuertes. Recordemos que a esta cultura pertenece el enterramiento
del Señor de Sipán, llamado el Tutankamón americano por lo fastuoso de su sepulcro,
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quizá tan fastuoso como el del faraón egipcio.5 Bueno, pero esto es una anécdota, lo que
sería interesante rescatar, es la cosmovisión, compartida también por toda América, que
incluye a los muertos como parte de la vida y necesarios para poder producir el futuro.
Aquí no hay infiernos ni castigos, sino la continuación de la vida en otro plano, pero
que, aun así, no pierde en absoluto el vínculo con los humanos vivos ni con los habitantes
del mundo de “arriba” (las entidades abstractas o representaciones simbólicas de
elementos de la naturaleza). Todos son necesarios y deben trabajar en conjunto para
producir y reproducir la vida, no solo humana, sino de la naturaleza toda.
Vemos, a la izquierda, una pieza de la región de Colima, México (500/200) y una de
la región de Paracas, Perú (700/200), a la derecha. En ambas encontramos la serpiente de
dos cabezas, símbolo que atravesado américa desde EEUU hasta Chile y Argentina. No
podemos menos que pensar que evidentemente hubo un intercambio cultural que
permaneció a lo largo del tiempo y, lo interesante de esto, es que ha sido compartido en
cuanto bien cultural con connotaciones precisas que, acaso dada su utilidad, fueron
asimilándose a lo largo del tiempo y el territorio.
Junto a estas cerámicas finamente trabajadas encontraremos otras más
elementales pero que aún van transmitiendo a sus usuarios ciertos conocimientos
necesarios. Vemos a continuación cerámicas Guaraníes y Chanás, del litoral Argentino, en
la que se puede observar decoración a través de incisiones, en el caso de la chaná, las
líneas van a representar los tres mundos, el de arriba (los aires, el cielo), el del medio
(donde vivimos nosotros) y el de abajo (bajo la tierra, los muertos), como vemos, a pesar
5 Otra vez la cabecita europea. Bien podría ser Tutankamón el Sipán africano.
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de las tremendas diferencias entre Moche y Chaná, el sistema es recurrente en toda
américa, al igual que las representaciones de felinos y serpientes de dos cabezas.
FOTOS CERAMICA CHANA
Aquí hagamos un alto para pensar una cuestión. La cerámica chaná, si la
comparamos con la de otras culturas es, evidentemente, elemental. Eso nos lleva a
concluir, según la forma habitual de mirar y entender las cosas, que los chaná fueron “más
primitivos” que, por ejemplo, los Paracas o Chavín que vimos anteriormente. No
analicemos las cosas en capacidades y habilidades, en más y en menos, en superior e
inferior. Si las estudiamos en función de la vida material y de las necesidades que se van
generando con arreglo a la forma de obtener el sustento y sobrevivir, podemos ver
también que los chaná, hubieran gastado inútilmente recursos, tiempo y energía en algo
que les sería absolutamente inútil. Los chaná eran nómades, se trasladaban de aquí para
allá por los ríos, y cada vez que lo hacían, rompían y abandonaban todos sus enseres, para
volver a realizarlos nuevamente en el nuevo asentamiento, de modo que viajaban en sus
canoas con lo estrictamente necesario. Hasta donde sabemos, no propagaban su cultura
ni conocimientos con otras etnias, como tampoco tuvieron, obviamente, centros
ceremoniales ni sociedad urbana. En esto tenemos que pensar a la hora de establecer el
porqué de las diferencias, sería muy torpe pensar que su cerámica expresaba falta de
habilidad o inteligencia. Entonces tenemos que pensar y valorar sus productos en función
de sus pautas culturales; así, la cerámica paracas responde a una necesidad, por una parte,
de transmitir saberes —incluyendo su parte utilitaria, por supuesto— más un aspecto
social que se expresaba en que algunos tipos de cerámica se utilizaban en muchas culturas
como objeto de valor utilizado en el intercambio de regalos, justamente el mismo atipay
de los quechuas que vimos en el capítulo anterior; los chaná por su parte, no tenían esa
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forma de relacionarse ni para formar pareja ni para vincularse con otros pueblos. Por
tanto, y considerando que las utilizaban y descartaban a cada rato, ningún sentido tendría
hacer complicados diseños y pinturas sobre ellas.
Los chaná tenían otras habilidades; por ejemplo, frecuentemente se veían
envueltos en escaramuzas belicosas, y entre sus estrategias de combate estaba el uso de
perros, a los que cortaban las cuerdas vocales, a fin de que pudieran moverse con el mayor
sigilo, cosa que no sabían hacer otras culturas. Lo mismo podríamos decir de sus
características mujeres guerreras.
Es interesante descubrir cómo las pautas culturales en un aspecto de las relaciones,
luego repercuten en otro; en el caso de la relación hombre-mujer entre los chaná, estaba
totalmente vedado a un hombre levantarle la mano a una mujer, y esta regla era cumplida
escrupulosamente. Algunos de sus enemigos advirtiendo esta característica, enviaban en
las guerras a combatir a mujeres, cosa que causaba una total debacle entre los chaná, que
al no poder hacerles frente eran fácilmente derrotados. Fue así que, para solucionar este
grave problema, se vieron en la necesidad de, a su vez, tener escuadras femeninas para
repeler el ataque femenino contrario, y así la batalla se daba hombres contra hombres y
mujeres contra mujeres.
En la cultura Tafí, (agricultores y cazadores del
noroeste argentino, -300/800) vamos a encontrar, además de
las cerámicas, monolitos de piedra bellamente trabajados; no
nos es dado saber el significado de las inscripciones o
motivos, al igual que sucede con la urna funeraria de la
imagen debajo (guarda ciertas similitudes con la cerámica
Tafí), perteneciente a la cultura La Aguada (600/900),
Urna funeraria y dibujo de su iconografía. Cultura La aguada
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agricultores y caravaneros de llamas (caravanas con productos para intercambio). Tan
complejo diseño nos invita a pensar en significados precisos y concretos.
El arte de la guerra
Anteriormente dijimos que la esclavitud en América, hasta donde podemos conocer, no
era una forma social de la industria con vistas a la subsistencia, como sí lo fue entre griegos
y romanos, donde era la base de la economía, tanto en la industria como en el campo.
Tampoco el saqueo fue una forma de garantizar la subsistencia. ¿Cómo se iba a expresar
esto en las formas de relación social? Pues una parte que está poco estudiada pero que
es más que interesante, es la forma en que se hacía la guerra y con qué fines, lo que me
parece, era bastante diferente. Debo aclarar que aún me faltan un par de viajes por Perú
y México para terminar de aclarar —si es que es posible— estas cuestiones, pero por los
datos que tenemos a disposición y lo que he podido recabar personalmente en Perú, creo
que la base de esta teoría está más que fundamentada. Les cuento.
Como veremos en el capítulo siguiente, apenas se desarrollaron las fuerzas
productivas, el intercambio y las diferencias entre ciertas tribus, no tardaron los hombres
europeos en darse cuenta de que la fuerza de trabajo humana era capaz de producir más
de lo necesario para su mera subsistencia, así es que rápidamente algunas tribus optaron
por apropiarse de los excedentes de otras (saqueo y rapiña) y de paso llevarse algunos
“brazos” para trabajar y liberarse ellos mismos del trabajo manual a la vez que multiplicar
su producción con miras al intercambio (esclavitud)6. Para ello fue necesario desarrollar
6 Si no pensamos en producir mercancías sino simples bienes de consumo, la esclavitud es totalmente
innecesaria y hasta contraproducente (más bocas que alimentar); prueba de ello son los grandes
latifundistas romanos que, durante la crisis del siglo III, al no poder comerciar ni exportar sus mercancías,
rápidamente manumitieron a la mayoría de sus esclavos, quedándose solo con los domésticos y los
necesarios para una economía de subsistencia, e incluso acordando con los nuevos libertos y ciudadanos
pobres, la posibilidad de que se conviertan en colonos de sus propias tierras, lo que vino a ser el germen del
sistema feudal. En el reverso de la moneda, cuenta L. Morgan que los iroqueses norteamericanos, cierta vez
se enfrentaron con otra nación, la de los Erios, por disputas territoriales. Finalmente los vencieron y les
propusieron incorporarse a la nación iroquesa; solo cuando los vencidos declinaron la oferta, fueron
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una fuerza militar apta para estas tareas, capaz además de subyugar y exterminar al
enemigo. Hachas, cuchillos y espadas hicieron del combate cuerpo a cuerpo algo de lo que
uno querría más bien cuidarse, pues el objetivo era indudablemente eliminar físicamente
al adversario, así las crónicas nos hablan del exterminio de pueblos enteros, miles de
personas en un solo día. En este momento me viene a la memoria la masacre de
Tesalónica (ordenada por el emperador romano Teodosio en 390, contra los sublevados
pobladores de dicha ciudad), donde según cuentan fueron asesinadas 7.000 personas ese
día. Hay muchos ejemplos más, y peores. Bueno, mencionemos también a julio César,
quien cuenta en sus Comentarios a la guerra de las Galias:
“…Al día siguiente, rompiendo las puertas sin que nadie pudiese resistirse,
e introducida nuestra tropa, César vendió como esclavos a todos los
moradores de este pueblo con sus haciendas. El número de personas
vendidas, según la lista que le exhibieron los compradores, fue de cincuenta
y tres mil.”7
En fin, que, de este lado, pareciera que las cosas no fueron del mismo modo. La
información que circula es profundamente contradictoria y hay que separar la paja del
trigo. En las culturas de que aquí nos ocupamos, no parece que la guerra fuera una
actividad de exterminio, sino más bien un intento de asegurar nuevos territorios,
productos y tecnologías, para lo cual sus habitantes eran incorporados al estado
vencedor, como hemos visto en el capítulo precedente. De hecho, el intercambio cultural
era promovido por todos y siempre aprovechado por los vencedores, cosa que no sucedía
en Europa, al menos de forma intencional, aunque por supuesto, algunos pueblos
influenciaban, por las buenas o las malas, sobre otros.
Conocemos muy bien cómo se manejaba el tributo en Europa, pero resulta
sumamente contradictorio en américa, pues no puedo hallar información acerca de cómo
despojados de su territorio. De nada les servía capturarlos y tenerlos como esclavos. De hecho, ni se les
ocurrió semejante locura.
7 Cayo Julio César, Libro segundo, crónica 33 (Sobre la victoria en la guerra contra los aduáticos).
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se organizaba el mismo, pues pareciera que no era un tributo a cambio de conservar la
vida, como en el viejo continente8; estoy más tentado a creer que había alguna forma de
reciprocidad, aunque fuera en un principio forzada. Por lo demás, el hecho de que no
existiera moneda, implica la imposibilidad de atesorar fortuna, incluso a través de la
posesión de la tierra, pues eran comunales.
Regresando a los esclavos, generalmente son mencionados como al pasar (excepto
cuando fueran utilizados para sacrificios, en cuyo caso, el contenido del concepto
“esclavo” cambia radicalmente, pues según nuestro modelo grecorromano, el esclavo es
alguien que es utilizado para la producción o el servicio doméstico; la producción
americana estaba en manos de las tribus o familias de campesinos, con lo cual la
incorporación de esclavos a las tareas agrícolas no tendría sentido ni rédito económico,
además como hemos visto, sin producción de mercancías ni propiedad individual, serían
imposibles los latifundios. Sea como fuere, si se hubieran utilizado para tal fin,
evidentemente no constituirían la base de la economía, por lo que hacer guerra para la
captura de mano de obra tampoco tenía sentido.
Más adelante, cuando avancemos en el tiempo, llegando a la época de la conquista
de América, en el siguiente volumen, nos detendremos a analizar las similitudes y
diferencias entre la producción agraria europea y americana.
Armas que cuentan: guerra y lenguaje
Veamos entonces, que nos dicen las armas sobre este tema. Si consideramos el
armamento para lucha cuerpo a cuerpo (no encuentro información alguna acerca del uso
del asedio y el saqueo para la extracción de botines como método de guerra en esos
tiempos) las armas más mencionadas son la maza y, posteriormente el macuahuitl.
Como podemos observar en las imágenes, este armamento sirve más bien para
8 Volvamos a utilizar de referencia César: “Tengo en la Galia los terrenos concedidos por los mismos
naturales y los rehenes dados voluntariamente. Por derecho de conquista cobraba el tributo que los
vencedores suelen imponer a los vencidos.” (libro I, crónica 43). “Su objetivo era atravesar aquel camino,
cuyo paso solía entrañar mucho peligro y gran costo para los mercaderes debido a los tributos que estas
tribus les obligaban a pagar.” (Libro III, crónica I) Cayo Julio Cesar: La guerra de las Galias y la guerra civil.
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incapacitar al enemigo que para eliminarlo. Más aún si pensamos en que los guerreros
utilizaban protección (cascos de lana y cuero, escudos de cuero y/o madera, cotas de
cuero o algodón y sal, llamadas ichahuipilli entre los mexicas).
El hallazgo en diversas culturas de restos óseos de cráneos trepanados (se han
hallado cráneos con hasta cinco trepanaciones cicatrizadas) da cuenta de que el
exterminio no contaba evidentemente entre las
intenciones de los combatientes; además nos muestra
la capacidad médica de los precolombinos. En la
imagen a la derecha, un cráneo de la cultura Paracas;
como puede observarse, la trepanación ha cicatrizado
perfectamente, lo que indica obviamente, la sobrevida
luego de la operación. Hasta donde yo sé, no vamos a
encontrar este tipo de prácticas en Europa, en donde
el enemigo era eliminado sin más.
Recientes estudios9 liderados por David Kushner, de la Universidad de Florida, han
comparado las tasas de mortalidad entre pacientes trepanados en la era Inca (siglos XIII y
XIV) y pacientes trepanados en la guerra civil americana (siglo XIX). Entre los
norteamericanos la mortalidad fue de entre el 46 al 56%, entre los de la era Inca, el
porcentaje de mortalidad fue de entre el 17 al 25%.
9https://www.sciencemag.org/news/2018/06/south-america-s-inca-civilization-was-better-
skull-surgery-civil-war-doctors
Masa de piedra y reconstrucción moderna de un macuahuitl
Arte, cultura y sociedad | José Cardoso
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Tecnología: un poco de lo que transmite y conserva el arte
Acabamos de ver que, en materia de medicina, no estaban para nada atrasados nuestros
antiguos americanos; al igual que tantos pueblos de la antigüedad (los egipcios por
ejemplo) eran grandes conocedores de remedios para los más diversos males que
pudieran aquejarles. Pero eso no es todo, veamos algunos (solo algunos) desarrollos
tecnológicos que hoy nos asombran, pues estamos orientados a pensar que lo que no se
realiza con tecnologías contemporáneas, es irrealizable. Es importante tener en cuenta,
que nuestra “visión” de estos hechos, está determinada por el pensamiento europeo. Y
no es de extrañar que así piensen, pues gran parte de los conocimientos de las sociedades
antiguas, han sido despreciados y olvidados a causa de las pautas culturales del
cristianismo que, como sabemos, consideraba diabólico cualquier intento de penetrar en
los misterios y razones de la naturaleza —esta era obra de dios y nada debía hacer el
hombre para conocer los secretos del creador—, por lo cual todo conocimiento previo al
medioevo fue directamente abolido. Fue así que, a partir de la llegada del iluminismo y el
fin de la escolástica y el renacer del método experimental —siglo XVII—, parece que se
hubiera aprendido todo de nuevo, por ejemplo, que la tierra es redonda, cosa sabida por
cualquier pueblo antiguo que se dedicara, por ejemplo, a la navegación, o a la cría de
ganado y al cultivo.
Mucho, pero mucho antes de las culturas previamente vistas, en la zona de lo que
hoy es el norte de Chile y sur de Perú, encontramos a la cultura Chinchorro (-7000/-2000)
de quienes poco se sabe, pero sí con certeza que fueron la primera cultura en el mundo
que realizó procesos de momificación artificiales para sus muertos y complejos ritos
funerarios; por lo demás ya utilizaban los quipus, (khipu en quechua; se traduce como lazo
o nudo) que serían algo así como un sistema de archivo extremadamente sofisticado; en
palabras de José de Acosta:
“Son quipos unos memoriales o registros hechos de ramales, en que
diversos ñudos y diversas colores significan diversas cosas. Es increíble lo
que en este modo alcanzaron, porque cuanto los libros pueden decir de
historias, y leyes, y ceremonias y cuentas de negocios, todo eso suplen los
quipos tan puntualmente, que admiran.” (Acosta: 1595, Cp. VIII)
Arte, cultura y sociedad | José Cardoso
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Esto implica una sociedad compleja y de amplios conocimientos. El solo hecho de
que surgiera la necesidad de desarrollar tan complejo sistema de “archivos” da cuenta de
un importante caudal de conocimientos e información que requería ser registrada.
Contrariamente a lo que en algunos sitios se dice, el quipu no era un sistema de cálculo,
sí se registraban los resultados de los cálculos realizados con una especie de ábaco
construido con piedras.
El quipu más antiguo (4500 años de antigüedad) hallado hasta el momento, se
encontró en el sitio arqueológico de Caral, cultura que anteriormente mencionamos, en
el capítulo VII.
Al igual que lo visto para los ceramios, el quipu no registraba letras, sino que era
una escritura tridimensional, y para registro de conceptos o palabras y números,
siguiendo parecido sistema lógico.
Veamos otro ejemplo, este
relacionado no ya con el arte, sino
con la tecnonología, el maíz
original y los derivados que
obtuvieron los pueblos
precolombinos. En la imagen de la
derecha, vemos sobre la izquierda
comparado con una moneda, el
Teocinte, la planta de morondanga a partir de la cual y en sucesivos pasos, los antiguos
desarrollaron el semejante maíz que vemos a la derecha (comparado con la misma
Quipu Inca y momia de la cultura Chinchorro
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moneda). Ingeniería genética de la mejor, natural, sustentable, respetuosa del
medioambiente, etc. etc. Nada que ver con las porquerías que nos venden hoy en día.10
Finalmente, mencionemos a la cultura Olmeca, muy conocida por ser la creadora
de las famosas “cabezas colosales” —dentro de un arte sumamente rico y complejo—
pero que aquí mencionamos por
otras cuestiones, no menos
“colosales”. Los olmecas se
desarrollaron entre el 1500 y el 500
aC., entre los actuales estados de
Veracruz y Tabasco, en México. Se la
considera una cultura “madre” para
toda la región de Mesoamérica, es
decir, estamos hablando de la
civilización más antigua hallada
hasta hoy en la región. No por
antiguos, eran primitivos, vamos a
destacar aquí dos cuestiones: una, el
hallazgo de la pieza llamada M-160,
una barra de hematita, actualmente
en la Universidad de Michigan, que
es muy probable que los olmecas utilizaran como brújula. Esta hipótesis se ve reforzada
por el hecho de que los Omecas, como así las posteriores civilizaciones mesoamericanas,
ubicaron sus construcciones orientadas hacia el norte magnético, tal como lo postularan
las hipótesis de los Norteamericanos R. H. Fuson y el geofísico Sheldon Breiner (quien
10 Para muestra basta un botón. La Association interprofessionnelle du coton du Burkina (AICB), Burkina
Faso, demandó a Monsanto, luego de diez años de fracasos en sus cosechas sumados a los problemas
ambientales: la transnacional terminó por retirarse del país. En la primera cosecha sin semillas
genéticamente modificadas (temporada 2016-2017), y a pesar del bajo rinde debido a la falta de lluvias,
esta ha superado en un 17% a la del año anterior.
Fuente: http://www.canarias3puntocero.info/2017/05/08/burkina-faso-se-libera-del-yugo-de-monsanto/
Cabeza colosal Nº1 (2,9 x 2,1 metros y aprox.. 25 toneladas)
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además fue quien halló dos de las cabezas colosales olmecas) y luego comprobadas por la
expedición, en el año 2.003, encabezada por los geodestas Frantisek Vítek y Jaroslav
Klokocník, del Instituto Astronómico de la República Checa. Todo esto, junto a muchos
otros elementos, nos muestran que ya en aquellos
lejanos tiempos, el conocimiento en los campos de la
física, la ingeniería y la astronomía eran más que vastos,
y por lo demás, con importantes implicancias en el
desarrollo tecnológico agrario de estos pueblos. Nos
daremos una idea de su avanzado estado de la ciencia, si
pensamos que esta brújula se utilizó mil años antes de
que los chinos la “inventaran”.
Pero para ser de los primeros, nuestros olmecas
no se quedaron allí; también se supone fueron los
pioneros en desarrollar un calendario y utilizar un
alfabeto, tal como el descubierto en el bloque de
Cascajal, el cual tiene grabados sesenta y dos pictogramas, y que se ha datado en una
antigüedad de tres mil años, lo que lo hace uno de los alfabetos más antiguos del mundo.
Basta (por ahora)
Quizá nuestra percepción de la diferencia entre nuestro avanzado conocimiento y
tecnologías frente a los “primitivos indios” sea también una cuestión de palabras, en
algunos aspectos. Si en lugar de “diversas variedades de maíz” que es lo que se suele
poner en los pies de fotos como la de la
izquierda, dijéramos “variedades de maíz
obtenidas a través de manipulación genética”
quizá los percibiéramos de diferente manera.
Fíjense qué lindo suena esto: “Acumulador de
energía cinética. Permite diferentes controles
de flujo, direccionamiento y potencia de
salida”. Uno se imagina un semejante aparato lleno de cables y botones, pero no. Son los
viejos arco y flecha. Creo que esto también da cuenta de una “orientación” al utilizar el
Glifos del bloque de Casacajal.
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lenguaje; la terminología y solemnidad con que solemos referirnos a la “ciencia” moderna,
dista mucho de la utilizada frente a la ciencia antigua. Generalmente no nos referimos a
esta como “conocimiento” (y menos científico) sino como “saberes” (en el mejor de los
casos).
Todos estos ejemplos descubren varias cosas, por nombrar solo un par, podemos
decir que nos ponen frente a todo lo que no sabemos sobre lo que sabían los antiguos;
también podemos entrever una forma de desarrollo muy diferente entre Europa y
América, en lo relacionado a las formas de relación entre los pueblos, mucho más dadas
a la cooperación que a la confrontación. Si
nos detenemos un momento en los
Olmecas, podemos buscar información
sobre ellos en internet o en variada
bibliografía impresa, y sin margen de error
van a sostener que la muy extensa área de
influencia Olmeca, como podemos
apreciar en el mapa, se debió o bien a
guerras de conquista, o bien al desarrollo
de rutas comerciales que ayudaron a extender su cultura. Nuevamente estamos pensando
en términos europeos, sin ver lo que a cada paso se nos presenta tanto en Mesoamérica
como en el área andina: el permanente intercambio de conocimientos y tecnologías,
expresados tanto en los textiles como en las cerámicas; entonces, podríamos pensar
también a la inversa: rutas culturales, formadas a partir de la creciente influencia en las
ciencias por parte de los Olmecas, más avanzados científicamente que otros pueblos.
Aquellos más rezagados podrían recurrir a los “casos de éxito” Olmeca, por decirlo en
terminología actual, para desarrollar sus potencialidades productivas, tanto en la
generación de alimentos como en ingeniería para obras públicas, con las que
evidentemente colaboraron para su realización.
Y si de conocimiento hablamos, también en los textos se menciona a una élite
Olmeca poseedora de ciertos conocimientos a través de los cuales mantenía sujeto al
pueblo y obtenía privilegios. De nuevo aquí el sistema de relaciones europeo,
trasplantado a América. Bien podría ser que “el pueblo” formara científicos que se
En blanco, asentamiento Olmeca. En verde, área de influencia.
Arte, cultura y sociedad | José Cardoso
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ocuparan de mantener en orden y mejorar la producción, para lo cual, por supuesto,
estarían exentos del trabajo cotidiano, lo cual se reflejaría obviamente en sus ropas e
insignias y atributos y hasta, si se quiere, en determinados privilegios. Pero ello no tiene
porqué conducirnos a “ver” una elite rica que vive lujosamente frente a un pueblo pobre
que trabaja y trabaja para mantenerla. Si algo no había en América, por lo que parece,
eran pobres a causa de ser desposeídos.
Podríamos llenar bibliotecas hablando de los pueblos americanos, pero
seguiremos en el próximo volumen, incluso regresando a otros aspectos de los Moches,
pues están, por las fechas de su desarrollo, a caballo entre los dos primeros volúmenes.
Aquí la intención es invitar a pensar las culturas y el arte de los pueblos americanos
desde otra mirada; no utilizando con la mirada europea, sino intentando mirar con sus
ojos, cosa imposible, es verdad, pero una hermosa aventura intentarlo. Espero que estos
pocos datos despierten la curiosidad de los lectores sobre estos pueblos, tan poco
comprendidos y valorados en nuestros ámbitos académicos y “culturales”.
Ahora, crucemos el charco, hacia la edad de los metales euroasiática.