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de VILLA GOBERNADOR GÁLVEZ
“ El Canto es un gesto del alma que el hombre emite
cuando es feliz, por eso la vida debería ser un canto.”
J.L.R.
Historia de “LA CASA DEL CANTO”, de Villa Gobernador Gálvez
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Prologo
A medida que se alejan en el tiempo los acontecimientos de que trata la historia, ésta parece confundirse cada vez mas
con la leyenda, mientras sus protagonistas se truecan poco a poco en estatuas. Pero basta con que un gran escritor
aplique su talento a la evocación de los hechos y de los seres de ese lejano pasado, para darle actualidad al
acontecimiento y para que la estatua cobre vida, convirtiéndose en una persona extrañamente parecida a las de
nuestra época.
Del libro Cicerón. De Taylor Caldwell.
Este sencillo documento intenta resguardar la memoria de hechos y circunstancias que se
vivieron en tiempos en que las personas todavía practicaban la vocación de servicio.
La cultura en nuestra ciudad siempre a sido menospreciada como elemento de cambio y
evolución de nuestra sociedad. Casos aislados como el del recordado doctor Raúl
Malatesta, creador del museo que lleva su nombre, son de los pocos referentes de una
idea de cultura social profunda. La Casa del Canto intento continuar ese camino.
Los hombres y mujeres que participaron de esta experiencia lo hicieron con un profundo
amor por nuestra ciudad. La mayoría eran simples trabajadores que comprendieron la
importancia de la cultura para el lugar donde vivían.
La Casa del Canto es hoy un recuerdo, un hermoso y sano recuerdo, porque no fue
prostituido por la corrupción que afecto a tantas personas e instituciones en la
desgraciada década de 1990. Cerro sus puertas para no prostituirse.
Ojala este nuevo tiempo, donde los jóvenes vuelven a participar en lo social, esta pasada
experiencia pueda servir de incentivo para emprender nuevos desafíos lejos del egoísmo
y la corrupción y como aquellas personas puedan manifestar con amor y libertad su
vocación de servicio.
José Luis Riveras
Historia de “LA CASA DEL CANTO”, de Villa Gobernador Gálvez
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Sobre la casa del canto de Villa Gobernador
Gálvez
La casa del Canto: Institución y Proyecto de cultura para Villa Gobernador Gálvez. Creado
por José Luis Riveras y llevado a cabo por un grupo de personas amantes de la ciudad y su cultura.
Significado de La Casa del Canto: Metáfora en la cual se entiende el canto
como un gesto del alma que el hombre emite cuando es feliz. Porque en definitiva la vida debería ser
un canto. Deriva del texto de José Luis Riveras que dice:
“El Canto es un gesto del alma que el hombre emite cuando es feliz, por
eso la vida debería ser un canto.”
Fecha de nacimiento: 22 de diciembre de 1987.
Lema de la casa del Canto: Cultura, Trabajo, Solidaridad.
Objetivos: Crear conciencia de la importancia de la cultura en la ciudad, Defensa y fomento de la
integridad moral, intelectual y física del individuo. Defensa y fomento de la identidad como ciudad de
Villa Gobernador Gálvez. Defensa y fomento de nuestras costumbres y tradiciones. Crear conciencia
de la importancia de la unión de las instituciones y los trabajos inter-institucionales. Apoyo a toda
manifestación que a través del trabajo y la solidaridad tienda al bien común.
Cultura para La Casa del Canto: Uno de los conceptos clásicos de cultura es:
Desarrollo y perfeccionamiento de las propiedades morales, intelectuales, espirituales y físicas del
individuo, nosotros le agregamos “Con miras al bien común”. Es por eso que pensamos que lo
importante debe ser el desarrollo moral del individuo. El ejemplo de la virtud y los valores que la
sustentan y la defensa de la familia como gestora de buena gente. Como pensamiento cristiano el
desarrollo de la persona debe ser acompañado de un proceso de evolución moral si se busca lograr
un ser a imagen y semejanza de su creador. Bajo este concepto la educación, la música, el arte, el
deporte son herramientas que ayudan a crear una sociedad mejor.
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El acta de fundación el 22 de diciembre de 1997.
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Integrantes originales de “La Casa Del Canto De Villa
Gobernador Gálvez”.
Arriba: José Luis Santamaría, Oscar Días, Norberto Álvarez, Raúl Giacomini, Daniel Aquino.
Abajo: José Lencina, José Luis Riveras, Alfredo Leiva. En esta fotografía falta don Clemente Arce
integrante que falleciera siendo secretario de la institución.
Entre otros participaron o colaboraron: Yolanda Carou, Marisel Borda, Mabel Bayni, Jorge López,
Analía Dalleva, Oscar Sandrigo (Luego Presidente de Bomberos), Jorge López, el poeta Mito
Bermúdez, Luis Almada, Gabriel “Chochi Dure”, Ernesto Rodriguez, Marcelo “El Chelo Medina”,
Ismael Pedro Brea, Oscar Ercoli, Ricardo Lara, Eduardo Llanes, Oscar Azcua, Oscar García, José Miño.
Sería imposible nombrar a todas las personas que durante años colaboraron con La Casa del Canto.
Pedimos disculpas si olvidamos algunas.
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En el año 1988 La casa del Canto y el Sr. José Luis Riveras fueron distinguidos por la organización
“Llamamiento de los cien” de Argentina con la distinción Mensajero de la Paz que otorga la
Organización de las Naciones Unidas en reconocimiento a su contribución al programa y objetivos
del año internacional de la paz.
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En el año 1988 La Casa Del Canto crea el primer grupo de danzas folclóricas independiente de la
ciudad.
La Casa del Canto creó el escenario itinerante Jorge Nastta en homenaje al recordado actor y
recitador local.
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La Casa Del canto realizó intercambios culturales con otras ciudades, representó a nuestra ciudad en
los festivales de Cosquín. Presentó La Cantata a Villa Gobernador Gálvez y el espectáculo teatral y
musical “Hubo Pago en el Obraje”.
. teatral
Teatralización de la obra de Luis Landrisina “Hubo pago en el obraje”. Llevada a cabo por el Grupo
“Coraje Galvecino” Dirigido por Daniel Aquino.
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La Casa del Canto creo y llevó a cabo la idea de homenajear a las personas e instituciones más
destacadas por su trabajo y solidaridad. Entre los distinguidos estuvieron: Mauricio Luis Fillipini, ex
intendente de la ciudad, Oscar Paiz Rotario, Rodolfo Rodríguez Sánchez, Pintor y Escultor, Cuerpo
Activo de Bomberos Voluntarios, Omar Simón, Liga Infantil de Futbol LIFA
Reconocimiento al Dr Raúl Malatesta.
UN HOMBRE ALGUNA VEZ
Hubo un hombre alguna vez
Con el corazón abierto
Hubo un hombre alguna vez
Sembrador en el desierto
Entrerriano y buen doctor
De las almas y del cuerpo
Que dejara en este pueblo
Mas que su vida un ejemplo
Hubo un hombre alguna vez
Con el alma entre los pobres
Que le gustaba leer
La historia de otros hombres
Otros hombres como él
Constructores en silencio
Promotores del saber
Que es el mejor de los remedios
Estoy hablando de usted
Don RAUL MALATESTA
Galvecino de los buenos
Hoy su nombre es un jardín
Y un museo su recuerdo
No supieron comprender
Aquellos que lo lastimaron
Que en su vida era un deber
Ayudar a sus hermanos
Sus hermanos que al final
De un camino de decencia
De trabajo y humildad
Con cariño lo recuerdan
Le dedico esta canción
En nombre de tantos niños
Que hoy saben de su valor
Como hombre y como amigo
Como amigo del dolor
Que curo como Dios manda
Con la ciencia y el amor
El saber y la esperanza.
J.L.R.
A la memoria del doctor RAUL MALATESTA Médico, político, profesor de historia y el mas
importante de todos los títulos,
buena persona.
Evento solidario Junto a Sandra Lingua, Ciclista no vidente de la ciudad, que se realizaba para juntar
juguetes para el día de reyes.
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La Casa del Canto organizó certámenes literarios a nivel nacional, en los que participaron poetas de
distintos lugares del país, organizó ferias artesanales, creó programas radiales y organizó los
festivales anuales Casa del Canto en la Plaza a la Madre que reunió a miles de personas.
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Desde 1988 a 1996 La Casa Del Canto colaboró desinteresadamente con escuelas, parroquias,
vecinales, dispensarios, Hospital Dr. Anselmo Gamen, Clubes infantiles, Centro de jubilados,
Bomberos voluntarios, Rotary Club, todo lo recaudado por cada evento se entregaba a las
instituciones beneficiadas.
La Casa del Canto en el Colegio “Alicia Moró de Justo”
La Casa del Canto en el día del metalúrgico, actuando para los obreros de la empresa Montenegro.
La Casa del Canto presentando Cantata a Villa Gdor. Gálvez, en la parroquia Virgen del Rosario de
San Nicolás, barrio Alto Verde.
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La Casa del Canto, en un día del abuelo, de visita en un geriátrico.
La Casa del Canto en el colegio Rafael Obligado.
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Durante el periodo de existencia de La Casa Del Canto se crearon La Casa de la Cultura y El Anfiteatro
Municipal.
Durante toda la existencia de La Casa Del Canto ninguno de sus integrantes cobró sueldo o tuvo plan
alguno. Todo lo recaudado fue destinado a las instituciones con las cuales colaboró.
El proyecto más preciado de La Casa del Canto fue que se crease en la Municipalidad local una
Subsecretaria de cultura, con un presupuesto propio, un proyecto consensuado junto a los artistas
locales, con un equipo idóneo de entendidos en la materia. Hasta el día de hoy(Año 2011) eso jamás
fue tenido en cuenta por los distintos gobiernos. No existe secretaría o subsecretaría de cultura en
V.G.Gálvez.
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La Casa del Canto cerró sus puertas en el año 1996. Dos años después de su desaparición, dos de sus
integrantes ganaron el Pre-Cosquin Nacional, varios años después uno de sus bailarines fue Campeón
Nacional de Malambo y uno de sus músicos integrantes triunfó en España.
A continuación se agregan algunos testimonios del trabajo de La Casa del Canto. Fotografías, afiches y
documentos. Sería imposible recopilar todos los trabajos de La Casa del Canto ya que son muchos.
Primer festival de La Casa del Canto, Centro de Jubilados, febrero de 1988.
Primer festival y entrega de premios, Casa del Canto 1990.
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Fiesta familiar De La Casa del Canto 1990
Folk-Rock, en la Plaza San Martín. El rock y el folklore juntos en un espectáculo. 1994
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Último Festival de La Casa del Canto 1994 en Plaza a la Madre.
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Nuestra cultura nacional y popular.
Necesitamos trabajar, promover, incentivar una cultura nacional y popular que nos represente como hijos y
nietos del país profundo, del interior del país , esos que hemos venido a poblar desde hace mas de 50 años
Villa Gobernador Gálvez, a concluir lo que otros abuelos empezaron, aquellos inmigrantes europeos
originales.
Necesitamos crecer desde una cultura nacional y popular, pensar en argentino, al decir de nuestros grandes
referentes culturales nacionales como Atahualpa Yupanqui.
La cultura como la identidad son elementos fundamentales para el crecimiento y el desarrollo de una
comunidad sana y próspera.
No debemos renunciar a nuestras costumbres, nuestra tradición, nuestra historia.
Los pueblos mas antiguos y civilizados del mundo protegen como un tesoro su identidad.
En gran medida, nuestra ciudad de hoy esta habitada por gente que vino de distintas provincias en busca de
trabajo. Nuestras fábricas, frigoríficos, industrias, comercios se mueven y producen con mano de obra que
vino de Corrientes, Santiago del Estero, Entre Ríos, Chaco y otras provincias. No tener en cuenta esto es
ignorar algo elemental para nuestro futuro.
Bregamos por una cultura nacional y popular, nuestra, sin desmedro de todas las demás. Porque en nuestra
cultura están presentes nuestros próceres, nuestros símbolos patrios, nuestra espiritualidad, nuestra
historia, nuestra tradición y lo mas profundo e importante, nuestra bandera.
Nuestros hijos deben crecer escuchando nuestra música, leyendo a nuestros poetas, respetando a sus
mayores, imitando a nuestros grandes hombres como el Doctor Raúl Malatesta que era entrerriano y se
quedo en Villa Gobernador Gálvez y comprendió la importancia de nuestra cultura y nuestra historia por eso
creo un museo que guarda nuestra memoria .
El concepto de cultura nacional y popular es importante rescatarlo en este momento de la historia donde
nuestro país como la mayoría de los países latinoamericanos están recuperando su cultura.
Somos una ciudad de trabajadores, de obreros, la mayoría provincianos, no debemos olvidar eso, si
partimos de entender y comprender quienes somos tendremos un futuro brillante.
José Luis Riveras
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Afiche de un espectáculo a beneficio, La Casa del Canto 1988.
Panorámica del espectáculo en el ex Salón Recreativo de V. Gdor. Gálvez, en la calle Filippini.
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Feria artesanal, Casa del Canto 1988, en La Plaza A La Madre
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Una simple reflexión. La Casa del Canto fue para mi una experiencia única e irrepetible, me dejo muchas experiencias. En
los ocho años que trabajamos juntos aprendí de mis compañeros cosas que si no los hubiese
conocido hoy no formarían parte de mi madurez como persona.
Aprendí de Raúl Giacomini, la responsabilidad, de Daniel Aquino la identidad, del Negro Leiva La
alegría, de Norberto Álvarez la decisión firme, de José Lencina la paciencia, de Oscar Díaz la
bondad, de don Clemente Arce la honestidad, y de mi compadre Santamaría el profundo amor por
la amistad, el canto y la música.
Además, pienso hoy, que como para sellar un sueño tan bello como fue La Casa del Canto, cada uno
de nosotros, mas allá de las dificultades, cumplió sus sueños como persona en su vida particular.
Raúl Giacomini, antes de partir, llego ser Presidente de Bomberos Voluntarios, que era su sueño,
Presidente de la Subcomisión de Seguridad y Vicepresidente de la Asociación de Comercio e
Industria de V.G. Gálvez y un hombre muy importante en el ámbito institucional de la ciudad,
Daniel Aquino se transformo en un gran difusor de folclore, querido y respetado por el ambiente, El
Negro Leiva creó su propio grupo de Danzas, Sendas Argentinas, el que luego se transformo, bajo
su dirección, en el Ballet Municipal, Norberto Álvarez cumplió su sueño de volver al vivir al pueblo
que lo vio nacer, Puerto Gaboto, allí vive feliz junto a su familia y anda por las islas que son su
mundo, José Lencina, creo un grupo musical con sus dos hijos, infundio en ellos el amor por la
música y tiene su propia empresa, Oscar Díaz dejo el canto y se dedico a su trabajo, en el que le va
muy bien y tiene una hermosa familia, Don Clemente Arce es recordado con respeto y cariño y uno
de sus alumnos tiene la academia de música mas importante de la ciudad, mi compadre José Luis
Santamaría no la paso bien con el trabajo pero siguió cantándole a la ciudad, en 1998 presento su
material El Suicero y esa canción se transformo en un icono de muchos trabajadores y con el
mismo tema llego a la final del concurso de canciones inéditas organizado por SADAIC a nivel
nacional, el es parte insustituible de la cultura de Villa Gobernador Gálvez, quien no conoce al
cabezón Santamaría; en mi caso no fue fácil despréndeme de La Casa del Canto, me aferre a mis
hijos y me metí en el mundo del futbol Infantil, con otro grupo de amigos creamos el Club
Defensores de LT3, fui técnico e integre varias comisiones, en el año 1998 una canción mía junto a
otro amigo, el Chochi Duré gano como Canción inédita en Cosquin y fue grabada por los Tucu Tucu,
me dedique a mi negocio y hoy trabajo en él con mi esposa y mis hijos, sigo escribiendo y tengo un
programa de radio.
Quise contar esto porque me pareció rescatable como ejemplo para mucha gente que cree que
todo pasa por lo material y se olvida de vivir. Nosotros compartimos una experiencia maravillosa y
sin ningún interés, todos vivimos de nuestro trabajo, ninguno medro con lo que hiso en La Casa del
Canto y todos terminamos, en mayor o menor medida, cumpliendo nuestros objetivos.
La Casa del Canto hoy es un recuerdo, pero puede servir como incentivo para muchos jóvenes que
no tienen donde sentirse reflejados.
Y por último La Casa Del Canto cerró sus puertas por no rendirse a la corrupción y al egoísmo,
nuestro tiempo había concluido, hicimos con amor y coraje lo que creímos que debíamos hacer y
hoy nos sentimos en paz con nuestra conciencia, por que como dice José Larralde: Algunos viven y
otros duran no mas. Nosotros lo vivimos y hoy podemos contarlo.
José Luis Riveras
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Sobre el folclore en Villa Gobernador Gálvez
Para hablar de folclore en VGG debemos remitirnos a las décadas de 1950 y 1960, anteriormente a
este tiempo, la ciudad, que fuera habitada en su inicio por inmigrantes extranjeros, tenía otro tipo de
cultura, relacionada con los lugares y costumbres de donde eran originarios y que expresaron en todo
tipo de en fiestas, espectáculos y eventos familiares.
La descentralización industrial de la ciudad de Rosario y la posterior llegada de muchas de esas
empresas a nuestra zona en especial metalúrgicas, el florecimiento de la pequeña y mediana
empresa provoco la necesidad de mano de obra, la que se incorporaría desde distintos lugares de
nuestro país como Entre Ríos, Corrientes, Santiago del Estero, Chaco, Salta, Tucumán y otras
provincias...
Aquellos hombres y mujeres, familias enteras, llegaron como los inmigrantes europeos originales, no
solo con sus ansias de progreso material, confort y educación para sus hijos, además acarrearon
inconscientemente lo que los definía, los identificaba, lo que los hacia seres de un lugar, lo más bello,
nos trajeron, como las abejas el polen, su cultura.
El pueblo creció voluptuosamente, yo diría violentamente, aquello que había sido un patrimonio de
los primeros inmigrantes y sus descendientes, quinteros, comerciantes, ferroviarios, de pronto fue
casi asaltado por la nueva bandada, esta vez la de nuestro propio país, la de los cabecitas negras, los
tapes, las guainas y los changos.
La confluencia de culturas tan dispares partió la historia y nació otro pueblo, el que debía cumplir la
impostergable misión de construir una ciudad mas allá de sus diferencias.
Yo tuve la suerte de crecer en plena ebullición del encontronazo de culturas tan dispares, la de los
europeos originales, españoles, italianos, polacos, lituanos, y la de los criollos del interior que recién
llegaban.
Crecí en un barrio donde tanos y españoles convivían con criollos de distinto pelo. Don Hilario
Tassone con don Cayetano Rosa, doña Froilana con doña Dominga, los gallegos López con los
correntinos Bordón; todo era multicolor, policromático, desde la canción de cuna a las distintas
comidas..
Desde el inconcebible éxito de Nicola Paone a la zurda magistral de Yupanqui, de Pedrito Rico a
Transito Cocomarola en el medio navegaba el Club del Clan, la cumbia berreaba en la voz del gordo
de los Wawuanco, nacía Cosquin, caían las democracias, morían Kennedy y Marilyn, se gestaba por
abajo una revolución, el fútbol nos apasionaba y no nos enloquecía, pero nosotros aquí, en realidad,
con nuestra humildad y simpleza nos definíamos hacia un perfil, el que influenciaban los recién
llegados, todos gustábamos de lo nuestro, de nuestra música, nuestras costumbres campesinas, y eso
se notaba en las fiestas patrias, en los colegios, los carnavales, gustábamos de lo tradicional y
folclórico.
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El folclore nos invadió sin que nos diéramos cuenta, entro a esta ciudad en las valijas gastadas de los
soñadores, con el polvo del camino, en el corazón de los que dejaban su pueblo por necesidad y no
por desamor.
Los chamameceros hicieron punta de la mano de Tarrago Ross y toda una plèyade de grandes
músicos de raigambre guaranítica que supieron divulgar su música desde la zona del saladillo y
Pueblo Nuevo y fue tal vez el club Cañonazo uno de los lugares epicéntricos donde el sapucay, la
cadencia y el escobilleo vivieron sus noches de gloria.
A mediados de los sesenta comenzaron a aparecer músicos y cantores que seguían la línea salteña de
poetas como Castilla o Dávalos y músicos como el Cuchi Leguizamón o Eduardo Falú. y hacían su
música casi sin trascender, para los amigos o la familia como se suele decir.
La década del 70 prologó la participación de músicos galvecinos en los certámenes pre-Cosquín a
nivel nacional y así nos representaron en las instancias finales entre ellos: Las Voces del Amanecer,
Los Románticos del Litoral, Los Coyuyos, Las Voces del Salitral y últimamente los hermanos Patricia,
Darío y Gabriel Chochi Dure, este último ganador junto a quien escribe del Pre-Cosquin a nivel
nacional en el año 1998y nuestro siempre recordado Jorge Nasta, actor y recitador de poemas
gauchescos que nos representara en festivales nacionales en todo el país
En la década del ochenta era evidente que mucho o lo más importante de nuestra cultura pasaba por
el folclore.
La ignorancia, los preconceptos y una subterránea discriminación, herencia inconsciente de algunos
inmigrantes trasnochados detenían lo que por gravitación propia debía suceder y sucedió.
En el año 1987 nace La Casa del Canto de V. G. Gálvez, una institución cultural que cimentaba todos
sus proyectos en el folclore y la ciudad se desborda de él por los cuatro costados. Sería muy largo de
contar lo que esta institución provoco culturalmente en nuestra ciudad y será tema para otra
oportunidad.
La danza tradicional, que había tenido un tibio atisbo municipal, se proyecta de la mano del grupo de
danzas Casa del Canto quien llevo esta disciplina a todos los rincones de la ciudad para luego
independizarse y ramificarse en lo que llego a ser un orgullo para nuestra comunidad.
El canto popular, la poesía, la plástica, las artesanías, se encontraron en los multitudinarios festivales
anuales de la mencionada institución.
Hoy en un nuevo siglo el folclore, mas allá de todo, es la manifestación cultural independiente mas
identificadora de nuestra ciudad.
La danza es un fenómeno único para una ciudad como esta, ya que cerca de un millar de personas
llegaron a practicarla guiados por docentes calificados por su preparación y experiencia como: la Sra.
Yolanda Carou, Alfredo Leiva, Sandra Pérez, Luciano Leiva, Laura Contreras o bailarines
independientes como Hugo Moreira.
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Músicos ya clásicos como Las voces del Salitral, El Indio Sosa, José Luis Santamaría, José Lencina, Los
Románticos del Litoral, Graciela Gauna, se proyectan a través de nuevos valores como Ariel
Caporaleti, Diana Bustos o Patricia Dure, otros lograron llegar a lo mas alto como Gabriel “Chochi”
Dure quien a tocado con músicos de la talla de Teresa Parodi, Yamila Cafrune, el dúo Coplanacu o
poetas como Hamlet Lima Quintana para luego instalarse en Europa.
El folclore a muchos años de la llegada de la gente de nuestro interior se a proyectado como ninguna
otra expresión cultural en nuestra ciudad
Encausar con seriedad y responsabilidad esta expresión tan genuina de nuestro pueblo es una
asignatura pendiente
Cuando la realidad nacional se refleja en los noticieros con su perfil más macabro, el de la
drogadicción, la delincuencia, la prostitución y la violencia, nuestra ciudad, no exenta de las
mencionadas miserias cuenta con un elemento que en sí mismo contiene un paliativo: EL FOLCLORE,
sino observemos los festivales folclóricos donde la familia asiste a participar con una alegría limpia de
actitudes vulgares, groseras o violentas.
Creo humildemente que seria tal vez un paliativo a tanto dolor social, entre otras medidas, apoyar los
trabajos independientes que divulguen el folclore y sus distintas expresiones en nuestra ciudad.
Por último, vallan mis respetos a todos los músicos y bailarines que tanto hicieron y
hacen silenciosamente por la salud social y cultural de nuestra ciudad.
José Luis Riveras
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La sombra del decidor Cuando la ciudad era pueblo y los baldíos salpicaban los barrios y el regador sacudía la modorra
del polvo callejero con la caricia de su lluvia, la radio atrapaba la atención de la gente que ejercitaba esa maravillosa propiedad (privilegio solo humano) de la imaginación sumergiéndose
en los apasionantes guiones de los radioteatros. En aquellos radioteatros trabajaba un hombre que llego a ser el más grande recitador de versos
camperos que tuvo Villa Gobernador Gálvez. Sobre el escenario aun caliente por el paso de un gato, un escondido o una chacarera el
presentador anunciaba al decidor, el hombre se elevaba sobre el tablado, la estampa varonil, ataviado en traje oscuro, poncho al tono con flecos, que como claras hebras llovían sobre el
hombro erguido, limpia y alta la segura frente, la mirada firme y el gesto adusto preludiaban todo un mundo de fantasía, de nostalgia, de coraje, de patria heroica y soberana, era la poesía
gaucha que en aquel hombre se hacía presente. Un silencio de respeto enmarcaba la voz grave, detrás la guitarra, solitaria, casi imperceptible,
del privilegiado guitarrero que acunaba sobre una melancólica milonga la voz áspera del decidor. Osiris Rodríguez Castillo, Yamandú Rodríguez, Claudio Martínez Paiva y otros viejos poetas
sobrevolaban imaginariamente la sala a través del hombre que contaba, con el gesto preciso para cada frase, las historias más bellas y emocionantes.
Desde niño pude observar como aquel decidor arrancaba lagrimas de sensibilidad a hombres duros como si fuesen niños con el solo poder de sus historias.
En los escenarios, por las noches colmaba las almas y de día como para no desentonar en su virtuosa existencia, asistía con vocación a los vecinos del pueblo: El hombre era enfermero.
Pasados los años un grupo de idealistas, como queriendo socorrer una cultura en agonía creo un escenario y le puso su nombre, otros años tal vez borren aquel sencillo escenario, la sana intención de su nombre y hasta lo que allí sucediera pero seguro estoy de que no podrán
extinguir el recuerdo de aquel decidor que hoy vaga como una sombra en la memoria de cada guitarrero, cada cantor de mi pueblo galvecino. Aquel hombre lo llamaron: Don Jorge Nassta.
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A la memoria de Don Jorge Nassta, actor y recitador de Villa Gobernador Galvez. Primer gran representante de nuestra cultura folclórica en los escenarios del país como Cosquín, Jesús María, Diamante y en importantes medios y salas de la ciudad de Rosario.
El escenario al que hace mención la nota, es el escenario Jorge Nassta, de los festivales anuales de la Casa del Canto, inaugurado en el mes de noviembre de 1991 en la Plaza a la Madre de Villa
Gobernador Gálvez.
Del libro El Suicero de José Luis Riveras
Adiós bailarín (A Juan Eduardo Figueroa)
Se ha ido el bailarín Para los pagos del silencio
Ese silencio que es música
La misma que el tanto bailo
Se ha ido el bailarín
Y a quedado un espacio vacio
Nadie podrá llenarlo
Y cuando alce su voz la chacarera
Un halito del hombre
Vagara en el aire
Dios lo tenga en la gloria,” Bailarín”
A sido buena su estadía entre nosotros
¡Si lo a hecho bailando!
Adiós amigo Figueroa
Llévele nuestro mensaje
A todos los que ya se han ido
El de los que amamos el folclore
Salude al chúcaro y a don Ata
De nuestra parte
Y prepare las brazas… que vamos en camino.
José Luis Riveras 15-2-10
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Carta a Raúl Giacomini Con quien compartiera, junto a otros amigos, el sueño de La Casa del Canto.
Te escribo esta carta con destino incierto para saludarte en tu imprevista partida. Y vaya mi
saludo en nombre de todos los que te conocimos y los pocos que respetamos tus convicciones.
Quiero que sepas que estamos consientes de la importancia de tu paso por nuestros días, nadie como vos por estos tiempos escasos de honduras para servir de guía y adentrarnos en los tiempos que llegan. Yo supe de tu madera, esa que como los centenarios quebrachos es difícil divisar en esta selva de
yuyos.
Ya no vienen como vos gringo, hechos en la fragua del sacrificio, moldeados en el yunque del
trabajo, con la palabra y la responsabilidad en estado de pureza.
Vos fuiste de aquel V.G. Gálvez de calles barrosas y anduviste por ellas con tu carro de sueños y
viste crecer enferma a esta ciudad que tanto te debe.
Recuerdo que te gustaba aquel verso que decía: “Hay si Evaristo contara las cosas que se callo, no
viviría tranquilo quien vive de ese favor” y cuantas cosas sabias vos del pueblo y las callaste por
prudencia.
Fuiste como un bombero en medio del incendio luchando a brazo partido por que no se quemen
los sueños de una ciudad mejor, ese bombero que siempre albergaste en tu corazón grandote
como tu espalda, una espalda cargada de experiencias vividas y que te llevaste con vos en una
alforja de silencio.
Se que nos volveremos a encontrar amigo, en algún recodo del camino, en el momento menos esperado, cuando Dios decida, para sentarnos y charlar como siempre nos gusto hacerlo.
Te llevare en mi memoria hasta ese encuentro.
Que tu viaje sea de luz querido gringo.
Tu amigo José Luis Riveras “El Negro”
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Don Clemente Arce
Cuando don Clemente Arce partió se quedaron sin escuela los precoces cantores del pueblo.
El maestro, como solíamos llamarlo, era por sobre todas las cosas un hombre bueno.
Músico de alma, de esos que llevan la música como un atuendo, como algo primordial e
identificatorio, algo que transportaba y necesitaba descargar en los demás como quien
cambia de brazos a un niño, con el mismo amor y la misma virtud.
Don Clemente aportaba al pueblo galvecino otros seres. LOS EVANGELIZADOS POR LA
MÚSICA.
El arpa, por sobre otros instrumentos, era su medio de expresión mas preciso y eficaz, a
travez de ella el litoral fluía en polcas, guarañas y chamamés, sus dedos navegaban las
cuerdas del enorme instrumento dándole luz a las fiestas populares.
Don CLEMENTE ARCE, hombre de figura pesada y andar lento y pausado daba lecciones de
canto y primeras nociones en el manejo de distintos instrumentos musicales en su casa de
la calle libertad al 1400 en Villa Diego.
Muchos niños y no tan niños supieron perderle el temor a una guitarra y en breve tiempo
salieron al galope de alguna vieja canción.
En la casa del maestro brotaban como flores los cantores que luego alegraban las fiestas y
breves festivales de la zona .
Poco llegué a saber del pasado de aquel hombre, aunque creo que su vida en gran medida
paso por sus afectos, sus valores, los cuales se distinguían en sus actitudes y el universo
musical que lo marcó de por vida.
Lo conocí a fines de la década del ochenta en aquel torbellino de sueños que fuera La Casa
del Canto de VGG y del que fue secretario hasta su último adiós.
Tuve la suerte de conocer a aquel gran hombre y compartir junto a él momentos
hermosos en los cuales pude aprender lecciones de humildad, solidaridad y respeto.
Don CLEMENTE ARCE vive en la memoria de muchos músicos populares galvecinos que lo
conocieron y compartieron con él su amor por la música.
Como solían decir en otros tiempos, Dios lo tenga en la gloria don CLEMENTE ARCE.
Me tome el atrevimiento de recordar a don Clemente en nombre de todos los que fueron sus alumnos, amigos y los que
compartimos junto a él la bella aventura de La Casa del Canto de VGG. 1987- 1996
Historia de “LA CASA DEL CANTO”, de Villa Gobernador Gálvez
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Paisano de Corazón A Norberto Álvarez, integrante de La Casa Del Canto
Cerquita de donde el río
Carcarañá de deshace
y entre sauces y espinillos
En el Coronda renace
Tengo un amigo señores
Amigo como los de antes
El vive en Puerto Gaboto
Pueblito sencillo y bueno
Aldea de pescadores
Hombres de tanza y bichero
Escopeta no le falta
Pa’ voltear un pato al vuelo
Chiche Álvarez lo llaman
Al hombre que les figuro
Tiene caminos andados
Y un destino bien seguro
Morir en Puerto Gaboto
Junto a un vino sin apuro
Seis mil hectáreas de islas
Lo ven trajinar al hombre
Caballo, perro y distancia
Soledad y sinsabores
Cada quince días regresa
A visitar sus pichones
Como Álvarez hay tantos
Baquianos de aquella zona
Como don Rufino Conde
Que ya es un mojón de historia
La sencillez de mi canto
Los resguarda en la memoria
José Luis Riveras
El Argentino Invisible
(A mi amigo Daniel “ Tape “ Aquino )
De donde viene este hombre
seguro a de haber dolores
callados como la tierra
que en silencio siembra flores
De donde viene este hombre
seguro a de haber coraje
de ese que no se cuenta
se lleva adentro como el linaje
Lo he visto gritar verdades
sin decir una palabra
morderse por dentro el canto
y perseguir una guitarra
Lo he visto esquivar miserias
con su mirada cansada
el tape es ese argentino
que ocultamos en el alma
Moreno y de andar parejo
le tiembla en la voz la idea
pero no le tiembla el pulso
la verdad ni la nobleza
Este hombre es tan grande
que por serlo no se nota
solo si uno le escarba
el alma con una copla.
Esto de “El Argentino Invisible” lo rescato de un libro
de Eduardo Mallea que nos habla de ese argentino que
no sabemos ver, ese que si fuera mayoría cambiaría la
historia.
En este hombre resumo todo lo bueno y grande que
aprendí de mis hermanos norteños, correntinos,
entrerrianos, chaqueños, santiagueños y otras yerbas.
Gracias por todo lo que me dieron y enseñaron.
Historia de “LA CASA DEL CANTO”, de Villa Gobernador Gálvez
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José Luis Santamaria
(Extraido del libro El Suicero)
José Luis Santamaría es mi amigo y es como si fuese mi hermano. Nos conocimos siendo
adolescentes. Eran los años setenta. Nuestra inocencia en aquellos años nos ausentaba de la
historia que se estaba escribiendo con sangre, tal vez por eso estamos vivos.
El cabezón, como todos lo conocemos, nació en Paraná, Entre Ríos, perdió a su madre, Teresa,
siendo muy pequeño y fue criado por una abuela.
Siendo niño se fue a vivir a Hermoso Campo, Chaco, allí aprendió a tocar la guitarra, a rasguear
chacareras con un trozo de madera y cuerdas hechas con cámaras de auto, trabajo en las
cosechas de algodón junto a las familias que venían desde Monte Quemado, Santiago del Estero,
las que se instalaban en los campos para tiempos de cosecha, luego seguían rumbo a la zafra en
Tucumán, de esos paisanos el cabezón aprendió el gusto por la música criolla, el acento , el fraseo
y el fundamento de nuestra música nativa.
Por eso en el tema Evocando el pago decimos:
Yo vengo de los pagos del boyero, caliente sembradío de algodón, soy como tronco e’ tusca de ese suelo de donde el guayacán es un señor
. Cuando nos conocimos yo era un introvertido adolescente que gustaba de los libros y la música
de Serrat y Alberto Cortez y el era un pibe muy alegre que contaba cuentos y cantaba canciones
de aquella época, imitaba a los cantantes de moda y escribía sus propias canciones.
Yo le debo al cabezón mi amor por las canciones , ya que con el aprendí a crearlas . El titulo de
este libro, El Suicero, es un tributo a una canción que un día, casi sin darme cuenta, escribí debajo
del nogal de mi casa. Esa canción tiene mil anécdotas, con El Suicero José Luis Santamaría
represento a nuestra gente en los lugares mas insólitos, como el Sindicato de la Carne de Rosario
en la década del 90 donde los pata de plomo del Sindicato casi nos matan, o en un Festival
Nacional en Mar del Plata donde el conocido sindicalista Barrionuevo nos izo perder una final
nacional que ya estaba ganada.
El suicero dice en una de sus estrofas: La fabrica siempre ordena y el sindicato callado prepara
algún compañero pa’ que sea diputado.
José Luis Santamaría es el referente de nuestra cultura popular, a mi criterio, mas importante,
marginado, despreciado por los poderosos de turno, el cabezón lleva mas de treinta años
cantándole a la ciudad, desde nuestra primera canción que hablaba de un personaje marginal de
Villa Diego, el recordado Mamón, cuando todos se miraban extrañados de que un par de locos le
cantaran a las cosas cotidianas de Villa Gobernador Gálvez .
La Cantata a Villa Gobernador Gálvez y La casa del Canto lo tuvieron a José Luis Santamaría
como porta voz de una idea de cultura popular en nuestra ciudad, una cultura que siempre fue
despreciada como su propio canto.
Historia de “LA CASA DEL CANTO”, de Villa Gobernador Gálvez
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El cabeza, como lo llaman los amigos que lo ven pasar todos los días en bicicleta, que le gritan en
los festivales ¡ El Suicero Cabeza ¡, que lo invitan a comer un asado con la hinchada de Aguirre o a
cantar en una escuela, que se emocionan cuando canta La Gallega, el cabezón Santamaría que
todos conocemos y que tan poco valoramos, ese es mi amigo y mi hermano. Ojala algún día
alguien reconozca su valor y su inmensa contribución a la cultura y la identidad de Villa
Gobernador Gálvez.
José Luis Santamaría junto a José Luis Riveras llevando la Cantata a Villa Gobernador Gálvez a los Colegios
Porque no hay amor mas fundamental
Que aquel que ama sin miedo a la adversidad
Que es el que yo siento por mi ciudad.
JLR