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Teoría de las relaciones laborales
Fundamentos
Teoría de las relaciones
laborales Fundamentos
Josep M. Blanch Ribas (Coord.) María Jesús Espuny Tomás
Carolina Gala Durán Antonio Martín Artiles
Dlsetlo del. Ubro, de Lt poru.U. y de la colecdón: Mmd. Andma Prtmera td..ldón: ~brtl ZOOJ
O fund¡dó pera La Univtr51W Oberu de úWunya C Josep M. Stanch R1bas, Marú. J~ E.spuny Tomás. CuoUna G,¡J;a Owán, Antonio MMtin Antks, del texto e EdltorW uoc. de ~ tdkt6n
Azq6, 182. 08011 &rce:loiUI -.edltorlaluoc.com
Matert.a.l realiudo por Eum:3 Mtdla. SL lmpresl6n.: Grtll.cas Rey, S.L
lSBN: 8+3318-301·3 Depósito lqal: S-26564-2003
Coordtruulor
Joscp M. lllaDcb Rlbas Catedrático dt P!Icologfa Sodal ApUc.ada en la UnJvmidad Autónoma de Barcelona (UAB). Doctor en Ps.lcología y diplomado en Clendas Sociales.
Autores
Joscp M. BI&Qcb Rlba> Catedrático de Psico\ogfa Social Aplicada m la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). Doctor l!n Psicología y diplomado en Clenct.as Sociales.
Maria Jmu EspaDy T...W Doctora en ~o. Profesora titular de Historia del DerKho y de las Instituciones en la Univenidad Autónoma de Barcelona (UAB).
CaroiiDa Gala Dur6n Doctora en Dffec"ho. Pro~ra titular de Derecho del Trabajo y de la Sf:guridad Soda.l en la Unlvcnidad Autónoma de Barcelona (UAB).
Antonio Martín Art:Ucs Doctor en Sod.ologfa y Ucendado en Historia y Antropologia Culnual. Profesor titular de Sociología del Trabajo en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).
e Edltorl~! uoc 9 lndi"
índice
Presentación . . . . . . . . . .. .. .. . . . . . . . . ... . . . . ... . . .. . . . . . . . . . .. . .. . . . .. . . . . .. .. . . . . . . .. . .. . . . .. . ... . . . . . .... . . .. . . . 13
Capítulo l. TrabaJar en la modernldad Industrial ............................ 19 josep M. Blanch Rlbas
l. Concepciones del trabajo .......................................................................... 23
1.1. Etimología ........................................................................................... 29
1.2. Definidón ............................................................................................ 34
1.3. ModaUdades ........................................................................................ 36
2. Aspectos de la realidad laboral.. ............................................................... 40
2.1. Condiciones de trabajo ....................................................................... 42
2.2. Significados ......................................................................................... 45
2.3. Dimensiones ........................................................................................ 52
2.4. Divisiones ............................................................................................ 54
3. Organización y cultura ............................................................................. 57
3.1. La metáfora organizadonal ................................................................. 58
3.2. La vida organizada ............................................................................... 59
3.3. La organización ................................................................................... 60
3.4. Visiones clásicas de las organizaciones laborales ................................ 61
3.5. Calidad de vida laboral... ..................................................................... 67
3.6. Cultura organlzacional ........................................................................ 68
3. 7. Recursos humanos y conducta organizacional ................................... 69
3.8. Retrospectiva de los cambios en la organización del trabajo ............. 71
4. Experiencia laboral y calidad de vida ..................................................... 7Z
4.1. Presupuestos sobre empleo y bienestar ............................................... 73
4.2. Investigaciones sobre desempleo y malestar ....................................... 75
4.3. Esquemas de funciones y disfunciones del empleo
y del desempleo ................................................................................... 86
e Edltonal uoc 10 T~ria de las ~ladones laborJia ..
5. Teorizaclones sobre trabajar y bienestar............................................... 94
5.1. Construcción social del trabajo......................................................... 96
5.2. Función social del trabajar ................................................................ 110
5.3. Generación de recursos psicosociales en el ecosistema laboral ........ 116
5.4. Producción de estrés y bumouten el trabajo ..................................... 122
Conclusiones ................................................................................................ 14 7
Capítulo 11. Teoria sociológica de las relaciones laborales ........... 149 Antonio Martín Artiles
!. Breve perspectiva histórica de las relaciones laborales
y desarrollo de las teorías ....................................................................... 155
1.1. Etapa del capitalismo salvaje y orígenes de los sistemas
de relaciones laborales: 1870.1914 ................................................... !56
1.2. La etapa de entreguerras, 1919·1938 ................................................ 163
1.3. Institucionalización de las relaciones laborales,
1950 en adelante ............................................................................... 167
2. Emergencia de la teoría de las relaciones laborales ............................. 171
2.1. La Escuela de Oxford: el pluralismo .................................................. 172
2.2. La escuela de Wisconsin .................................................................... 176
2.3. La escuela de relaciones humanas ..................................................... 181
3. Consolidación de la teoría sociológica de las relaciones
laborales . ... . . . ... . ... . . .. . . . . . . .. . . . .... ....... .. ............... .. . . . . .. . .. . . . . . . .. . .. . ..... .. ... . . . . . . . . . 183
3.1. La teoría de sistemas de relactones industriales
en el estructural.funcionalismo ........................................................ 184
3.2. La revisión neomarxlsta de las relaciones laborales .......................... 200
3.3. Teorías del neocorporatismo ............................................................ : 206
4. lnteracclonismo, estrategias de confllcto y negociación .................... 214
4.1. Definición de negociación ................................................................ 215
4.2. Desarrollo de las estrategias la negociación ...................................... 216
4.3. La mediación, conciliación y arbitraje .............................................. 223
5. Aportaciones recientes: la teoría en las relaciones laborales .............. 224
5.1. Teorías de la acción orientada ........................................................... 225
e Editorial UOC 11
5.2. Globallzación e integración europea: convergencia
frente a divergencia ........................................................................... 243
5.3. Auge de las teorías institucionalistas ................................................ 252
5.4. ¿Un nuevo marco teórico? ................................................................ 255
Conclusiones ................................................................................................. 260
Capítulo U!. Ordenación jnrídlca de las relaciones laborales ....... 265
María jesús E.spuny Tomás carolina Gala Durin
1. Introducción ............................................................................................ 269
1.1. La regulación del trabajo después de la Revolución industrial:
la codificación de los derechos laborales .......................................... 269
1.2. El objeto actual del derecho del trabajo: trabajo voluntario,
personal, dependiente, por cuenta ajena y remunerado .................. 277
1.3. El sistema de fuentes ......................................................................... 289
2. La relación individual de trabajo: el contrato de trabajo (0 ............... 291
2.1. Del arrendamiento de servicios al contrato de trabajo ..................... 291
2.2. El contrato de trabajo en la actualidad: concepto, elementos, forma y figuras afines ....................................................................... 295
2.3. Los sujetos del contrato de trabajo: concepto de trabajador
y de empresario ................................................................................. 301
3. La relación individual de trabajo: el contrato de trabajo (11) ............. 304
3.1. Los poderes del empresario y los derechos y deberes existentes
entre las partes del contrato .............................................................. 304
3.2. Modalidades contractuales ................................................................ 313
3.3. Vicisitudes, suspensión y extinción del contrato de trabajo ............ 316
Conclusiones ................................................................................................. 329
Bibliografía .................................................................................................... 331
Glosarlo ......................................................................................................... 343
e Edltorlal uoc 13
Presentación
En esta obra vamos a estudiar los marcos de referencia teóricos y temáticos que nos facilitarán un conocimiento interdisciplinario del trabajo y ¡te las rela
ciones laborales. Desarrollaremos nuestra labor partiendo de una serie de premi
sas y de acuerdo con unos criterios que especificamos a continuación.
Lo real y su génesis
Desde que los seres humanos habitamos este (nuestro) planeta, el aire, el
agua, el luego, la tierra, el clima o el universo no han cambiado de forma sus
tancial su entidad física. Sin embargo, desde el paleolítico, pasando por los presocráticos, hasta la posmodemidad, no han dejado de sucederse las más va
riadas y pintorescas visiones y narraciones sobre su naturaleza y sus funciones respectivas. En lo que concierne a la vida laboral y a las experiencias y relacio-,
nes sociales que ésta conlleva, no sólo se han sucedido, a lo largo del tiempo;
los discursos, valores y normas sobre la misma; sino que, además, las modali- \ dades y las condiciones del trabajo están sometidas a una metamorfosis ince
sante por lo que respecta a su división y organización, sus escenarios y sus 1
protagonistas; así como sus formas de articulación con la vida social y cultural, :_
con la política, la moral, la religión y la vida cotidiana de las personas y de los ,
pueblos.
Por todo esto, no comprendeóamos bien la naturaleza, fundones y tampoco
el signlficado del trabajo y de las relaciones laborales si nos centrásemos en el
análisis de una foto fija de sus manifestaciones contemporáneas. Este procedi
miento nos induciría, además, a considerar reaUdades casi naturales lo que una pelicula de su emergencia y desarrollo nos presenta en su devenir histórico, so-
.C EdHorW LiOC Teori.l de l.a.s ~ladones laboral~ ...
ciocultural y, por tanto, cambiante, en fundón de los contextos y situaCiones. Pues bien, este enfoque sociohistórico será una característica dominante en nuestro estudio. En la presente obra, nos disponemos a analizar el presente del
trabajo y de las relaciones laborales a la luz de sus raíces pretéritas, como heren
cia Y cristalización provisional de un proceso en constante cambio. Sólo sobre
esta base estaremos en condidones de estudiar, con posterioridad, el presente a la luz de los futuros posibles, esto es, de las oportunidades y amenazas, dUernas
y desafíos latentes en el porvenir de las relaciones de trabajo.
Lo obJetivo y Jo subJetivo ·
El mundo del trabajo presenta una doble faceta: por un lado, encierra una
compleja síntesis de fenómenos y procesos diversos y heterogéneos (económi
cos, tecnológicos, SOciales, jurídicos, políticos, culturales, psicológicos, histó
ricos, etc.) que configuran la cara más objetivable y directamente visible de la /
realidad laboral. Por otro, tiene una lógica interna -estructurada sobre la base
de sistemas de representaciones, significados, valores, normas, motivos e in· cluso emociones- que da cohesión y sentido a la experiencia laboral, en tanto que realidad socialmente consensuada y compartida, creída y contada. Es la
cara más oculta e invisible, aunque no por ello menos real, del trabajo y de las
relaciones laborales.
Ambas vertientes se implican recíprocamente, y no podemos entender la una sin la otra. La historia de las ciencias SOciales y humanas está saturada de
discusiones, planteadas en términos disyuntivos, en tomo al dilema de si la primada le corres¡xmde al huevo o a la gallina: ¿cómo se nos hace más compren· sible la realidad, a partir del análisis de estructuras y procesos de la vida ma\erial
o del estudio de formas de conciencia y de discursos que acompai\an a tal expe
riencia? Enfocaremos la cuestión en términos conjuntivos: trataremos, pues, del trabajo Y de las relaciones laborales en lo que suponen de experiencia intersub
jetiva y, al tiempo, de dinámica objetiva; asimismo, repasaremos las Institucio
nes sociales y jurídicas que las encauzan y los paradigmas metateóricos que les
confieren significado y sentido.
Cl Edltor!.al uoc " El bosque y los oirboles
Supuesto el carácter multlfacético del trabajo y de las relaciones laborales, y
procurando evitar, en la medida de lo posible, que la observación pormenoriza
da de la gran cantidad de árboles impida ver el panorama del bosque, obviare
mos el análisis específico de aquellas dimensiones más visibles y, en cierto modo,
consabidas del mundo laboral (como, por ejemplo, la económica y la tecnológica)
y estructuraremos nuestra perspectiva en tomo a tres vertientes prindpales: la antropológico-psicosocial, la sociológica y la jurídica.
En primer lugar, analizaremos el trabajo como categoría antropóloglco-cul
tural y la actividad laboral en tanto que fuente de experiencia psicosocial. Ex
ploraremos, pues, una dimensión que trasciende el ámbito de lo meramente
politicoeconómico y que, sin embargo, se hace sentir con una fuerza creciente en la propia dinámica contemporánea de las relaciones laborales.
Asumimos, entonces, que una persona se convierte efectivamente en traba· jadora cuando firma un contrato laboral, entra en una empresa, ocupa un pues
to de trabajo, viste el uniforme correspondiente, toma una herramienta y se
pone manos a la obra. No obstante, no damos menos por supuesto que esto sólo
acontece y cobra sentido en el marco de una socialización laboral previa, en la
que aquélla se ha hecho una cierta idea de lo que significa e implica trabajar en
abstracto, de lo que representa para ella (y para la gente "normal") el hecho de
lograr o perder, conservar o mejorar un empleo, de lo que ella misma vale, sabe,
quiere y puede hacer en el plano laboral, y, por último, de lo que le importa, com
porta y aporta el empleo en los órdenes económico, social, jurídico, político, cul
tural o psicológico.
Una vez perfilado este escenario implícito de la experiencia laboral, que pro
porciona elementos y criterios de inteligibilidad del funcionamiento del mundo
del trabajo, procederemos al estudio de la dinámica social de las relaciones la
borales propiamente dichas y de los paradigmas sociológicos que la fundamentan
y la hacen comprensible, así como de los desarrollos progresivos en la ordena
ción jurídica de esas mismas relaciones. Y todo ello contextualizado en el marco
de la modernidad industrial y centrado, básicamente, en los procesos que han
tenido lugar a lo largo de los siglos XIX y xx.
e Edhort.1.1 uoc 16 Teoria de In ~ones Laborales. ..
Resumen de contenidos
El capítulo 1, "Trabajar en la modernidad Industrial", nos Introducirá con
ceptual, histórica e lnterdisdplinartamente al trabajo como actividad económi
ca, práctica soda!, producto cultural, experienda p5icológica y sustrato sobre el
que se construye un tipo especial de reladones sociales: las laborales. A la luz de
este enfoque, las relaciones laborales no aparecen como un proceso u natural", sino como algo !ndisodable de su génesis sodohistórica e incomprensible si no
atendemos a su contexto sociocultural. Los primeros apartados propordonan elementos para la definidón de un
concepto integrado de trabajo, una tipologia de sus modalidades y una visión
esquemática de las condldones en que se desarrolla la actividad laboral, de los
significados que ésta adquiere y de sus dimensiones, divisiones y formas de or
. ganizadón. El dedicado a la reladón entre experienda laboral y calidad de vida nos acer
ca a unos fenómenos y procesos (representaciones, discursos, valores, normas sociales, necesidades, motivaciones, etc. referidas a trabajo, empleo y desempleo) que, no figurando de forma expüdta en el orden del dia de ninguna mesa
de negodadón, ni estando implicados directamente en los conflictos colecti
vos, sin embargo, pertenecen al núcleo de la trama implídta de estos procesos
y de sus resultados.
Aquí veremos de manera resumida los datos sobre la asodadón empírica e ideológica entre empleo y bienestar: por una parte, y entre desempleo y males
tar, por otra. Finalmente, estudiaremos algunas claves para la comprensión teó
rica de estos hechos, releyéndolos a la luz de tres paradigmas:
• El construcdonismo social, que trata de los procesos mediante los cuales las
personas "normales y corrientes" pensamos, sentimos, contamos y justificamos nuestra experiencia de la realidad laboral. Este enfoque pone al descu
bierto que lo que concebimos en términos de problemas y de soluciones, de
causas y de efectos de nuestra experienda laboral no se fundamenta tanto en
la validez empirica de sus enundados, como en el consenso soda! que los ali
menta. Aplicado con perspectiva histórica, dicho enfoque nos descubre cómo
diferentes discursos sobre la realidad laboral dan lugar a distintas formas prác
ticas de actuar y de reaccionar ante la misma.
e Ed1torlal UOC 1 ¡
• El funcionalismo social, marco conceptual en el que se inscriben varios modelos analíticos que nos aportan explicaciones acerca de determinados efectos asociados a experiencias de empleo o de desempleo. Entre ellos destacamos
I<Y.i de la anomia y la deprivadón.
• El ecologismo, perspectiva teórica que enfatiza la importancia de los diferentes aspect<Y.i del entorno laboral a la hora de explicar la pluralidad de expe
riencias y de efectos laborales. En ella se inspiran básicamente modelos analíticos, como el de las vitaminas psicosociales y el del mrés psicosocial, y ope
rativos, como los de la prevencí611, [a intervenci6n en crisis y el fortalecimiento sodolaborales.
El capítulo 11, "Teoria sociológica de las reladones laborales", se desarrolla
desde una múltiple perspectiva histórica, teórica, descriptiva y comparativa. En
él descubriremos cómo estas teorías hunden sus raíces en macroparadigmas que llegaron a su pleno desarrollo en el siglo pasado: funcionalismo, estructural-fun
cionalismo, marxismo e interaccionismo. La exposidón está estructurada sobre la base de dos hilos conductores, en
torno a los cuales giran buena parte de las discusiones sociológicas sobre las reladones laborales: El primero de ellos es el que confronta dos modos clásicos
de comprender las reladones laborales, en tanto que modalidades especificas de
relaciones sociales; los paradigmas sociológicos del conse11so y del conflicto. El
segundo trata sobre el papel que desempeñan, en la regulación de las relaciones
laborales, por un lado, el mercado (función subrayada por la economía clásica)
y, por otro, determinadas instituciones sociales (según sostienen varias corrientes sociológicas).
A lo largo del capítulo, observaremos cómo se combinan e implican, en los diferentes modelos teóricos presentados, distintas orientaciones disciplinares (sodología, economía, derecho, psicología soda!, etc.), perspectivas metateóri
cas (consensualismo frente a conflictivismo), sesgos ideológicos y tendencias sociales (mercantilismo, sindicalismo, etc.) e incluso diferentes tradiciones culturales (anglosajona, alemana y francesa, entre otras).
El capítulo 111, "Ordenación jurídica de las reladones laborales" nos propor
donará una doble visión (histórica y sistemática) del núcleo central del derecho
del trabajo -la actividad laboral que se realiza de modo voluntario, personal,
dependiente y por cuenta ajena- y, más en concreto, de la reladón individual
e EdltoriJI uoc 18 Teoria de las ~&done! llborales.. ..
de trabajo, vehiculada mediante el contrato de trabajo establecido entre los dos
actores prtndpales de las reladones laborales: trabajador y onpresario. El desarrollo de la temática nos permitirá estudiar los efectos redprocos de la
evoludón sodoeconómica, el cambio sociolaboral y el desarrollo de las doctri· nas jurídicas reguladoras de las relaciones laborales.
En el estudio específico del contrato de trabajo, tendremos oportunidad de
profundizar en el análisis de sus componentes, de sus modalidades, de los de
rechos y deberes respectivos de las partes implicadas y de los procesos que pueden derivar en la suspensión y extindón del mismo.
Uegados a este punto de nuestro itinerario, haremos un alto en el camino
para realizar un balance retrospectivo del desarrollo sociohistórtco del trabajo y de las re ladones laborales. "Sólo después de esta meredda pausa, estaremos en condidones de preguntamos por el futuro de los mismos.
Capítulo 1
TrabaJar en la modernidad lndostrial jo..p M. Blanch 1 Ribas
•
e Edltorl.l.l uoc 21 úpitulo l. Tr¡b.aj,¡¡r ~ U modmtldacL.
Las ciendas del trabajo y las relaciones laborales remiten a una actividad !un· damentalmente económica, que conlleva una determinada forma de interactuar
con Las cosas, con las personas y con La sociedad. Hablamos de esta experiencia
como de algo tan natural, concreto, normal y co_rrlente, que no dudamos en nin· gún momento de que nuestros interlocutores tienen ideas tan precisas y claras como las nuestras acerca de lo que estamos tratando. Lo mismo suele ocurrimos cuando conversamos sobre el amor, la felicidad, el dolor, La vida o La muerte. Sin
embargo, si a alguien se Le ocurre pedimos que Le contemos en pocas palabras en qué consiste la actividad laboral. podemos encontramos en el mismo aprieto que Agustín de Hipona a propósito del tiempo:
"¿Qué es el tiempo? -Sé bien lo que es, sl no se me pregunta. Pero cuando quiero ex· plicárselo al que me lo pregunta, no lo sé".
Agustin de Hipona (387). Con(<Sion<S (pág. 327). Madrid: Alianza. 1990.
Y si en Lugar de esto nos preguntan por qué y para qué -actualmente y en casi todo el mundo- tantas personas nos creemos con el derecho a trabajar y con el
deber de hacerlo, La dificultad de dar con una respuesta razonada y razonable nos pondrá, acaso, aún más en evidencia.
En este capítulo vamos a estudiar sistemáticamente algunos fenómenos, procesos y representactones que constituyen la materia prima de la experiencia social del trabajo y de las mismas relaciones Laborales.
En primer lugar, enfocaremos el trabajo como fenómeno socloeconómico e histórico-cultural. Sintetizaremos su concepto en clave contemporánea y
serl.alaremos Las modalidades más significativas de este tipo de actividad humana, analizando sus condiciones y significados, sus dimensiones básicas,
e EditorUI l.iOC 22 Teoria de lu rdadones Labonles ...
sus principales divisiones y la evolución de sus formas tradicionales de orga
nizadón.
Posteriormente, centraremos la atención en uno de los rasgos más sobresa
lientes de la llamada civilización del traba¡o: la institudón de la actividad laboral
como eje no sólo de la economía, sino también de la vida social, política, cul
tural, urbana, moral, jurídica e, incluso, psicológica. Trataremos esquemática
mente de la relación del trabajo con la calidad de vida y, más concretamente,
de la asociación entre empleo y bienestar, por una parte, y enne desempleo y malestar, por otra. Para ello, resumiremos la evidencia empírica acumulada por
la investigadón científicosocial sobre determinados efectos económicos, socio
políticos y psicosociales de la experiencia laboral, de las variables que los mo
dulan y de los marcos teóricos que los hacen comprensibles. Enne estos últimos,
destacaremos los nes siguientes:
1) El constiUccinnismo, que nos fadlita la comprensión del proceso a navés del
cual nuesna dvilizadón ha llegado a observar, perdbir, consensuar y constituir el
desempleo como la caja de Pandora, de la que emanan todos los males sodales, y el empleo como la gran panacea, madre de todas las soludones sodales.
2) El funcionalismo, que nos aporta dertas claves para la lectura de los datos em
píricos sobre los efectos latentes de la experienda laboral
3) El ecologismo, que nos descubre, en las condidones físicas, técnicas y, sobre
todo, sodales, connactuales, salariales y organizadonales del entorno de trabajo,
la fuente principal de los más diversos efectos que, a su vez, Influyen en la ca
lidad de vida laboral, en la eficada y efidenda de las organlzadones y, como no,
en las mismas reladones laborales.
Los objetivos generales de este capítulo son los siguientes:
- Familiarizar con el estudio lnterdisdplinar y multiparadlgrnático del
mundo del trabajo y de las experiencias y reladones que Implica.
- Explorar la dimensión latente de la experienda laboral, a menudo eclip
sada por sus manifestaciones tecnoeconómtcas.
- Profundizar en el carácter sociohistórico y cultural de fenómenos y pro
cesos laborales que, a menudo, aparecen ante el sentido común como
realidades naturales.
e EditorW UOC Capitulo l. T~jar en la mcxkrnl~ ...
Los objetivos espeóficos consisten en fadlitar la realizadón de las siguientes
operadones:
- Utilizar adecuadamente el vocabulacio básico desarrollado en el texto y
resumido en el glosarlo. - Estructurar los componentes prindpales del concepto de trabajo.
- Distinguir el empleo de otras formas de trabajo. - Desarrollar un esquema taxonómico de los prindpales ámbitos e indica-
dores de las condiciones de trabajo. - Visualizar las grandes lineas de la evolución cultural del significado de la
actividad laboral. - Identificar las dimensiones y divisiones básicas del trabajo.
- Conocer diversos modos de organizadón del trabajo.
- Valorar las complejas interacdones de variables organlzadonales y psicoso-
dales en la dinámica laboral. - Extraer Implicaciones teóricas y prácticas de la adopción del trabajo
como centro de la vida personal, social y cultural.
- Determinar, desde una óptica in ter y multidisciplinar, fundones y disfun
dones respectivas del empleo y del desempleo.
- Describir y aplicar unos marcos de referencia teóricos relevantes para la
comprensión de los efectos sodopolíticos y psicosodales de la situadón so
do laboral: el paradigma construcdonista y los modelos fundonalistas de
la anomia y de la deprivación; así como los ecológicos de los recursos vita
minicos psicosodales, del estrés laboral y del bumout.
L Concepciones del trabajo
A lo largo de la historia y a lo ancho de las culturas, el trabajo figura como
un referente clave en la vida de las personas y de los pueblos. Hesíodo, por
ejemplo, describe la vida de su tiempo y lugar en Los traba;os y los días; dos
milenios antes de que Cervantes hiciera lo propio con Los traba;os de Persiles y
Segismunda. A las puertas de la Edad Media, San Benito organiza las reglas de
la vida monástica en tomo al binomio ora et labora, mucho antes de que, en
11.: Witorial UOC Ttorú. áe W r~ones W>or.11Jes.. ..
plena modernidad industrial, Freud propusiera, como paliativo del malestar humano, una equilibrada combinación de "amar y trabajar". En el esplendor del
Imperio Romano, San Pablo, decreta que "quien no quiera trabajar, que no coma", casi dos milenios antes de que, en la cresta de la ola del siglo xx, un rockero mediterráneo cantara aquello de fjquien no trabaja, no hace el amor''; en una época en que más de un analfabeto anónimo ha legado a la posteridad aquello de "mi
padre trabaja; mi madre no", en que el nazismo ha insultado a la humanidad al
rotular, en el pórtico de acceso al campo de extenninlo de AuschWitz, lo de que
"el trabajo libera" y én que un soldado aliado, después de soltar unas bombas
racimo sobre personas civiles iraquíes a las que va a nlibenir•, declara a un periodista que 11We'rt just doing our job".
Mientras tanto, seguimos hablando, con Durkheim (1893), de "división del
trabajo"; con Weber (1905), de 'ética del trabajo"; con Marx (1844), de la mi
seria de un trabajo alienado y de la utopía de un trabajo humaniiador y ~on
su yerno Lafargue (1880) de la esclavitud que conlleva el "amor al trabajo", pa
sión que, s~gún Franklin (1729), conduce hacia la virtud y la fortuna; con
Battaglia (1980), de 'alergia al trabajo" y, sin embargo, con Machlowitz (1981), de
trabajoholismo; con Zeiinski (1997) del "placer de no trabajar" y con Killinger (1991)
de 'adicción al trabajo"; con la Constitución Espallola y otras muchas, de "de
recho al trabajo" y de "deber de trabajar'~; con la economía, de "mercado de
trabajo"; con Gorz (1988), de la 'invención del trabajo" por la modernidad,
y con Meda (1995) del trabajo como valor en peligro de extindón; con Bidet y
Texier (1995) de crisis del trabajo; con Rifkin (1996), del "fin del trabajo", y con
Castillo ( 1998) del descubrimiento de nuevas fonnas de trabajo fluido e invisi
ble; con Sennet (1998), de corrosión del carácter por el trabajo en el nuevo ca
pitalismo; con Hirigoyen (2001), de acoso moral en el trabajo favorecido por la
organización flexible del mismo; con Howard (1995), de la naturaleza cambiante
del trabajo; con Castells (2000), de transfonnación del trabajo y del empleo en la
sociedad red y, con manifestactones sindicales de un reciente 1 de Mayo~_ de que sin "trabajo no hay futuro".
A esta pluralidad de contextos de uso cabe alladir el carácter polifacético del mismo trabajo:
"Nos referimos al trabajo como una actiVidad o una tarea ("estoy trabajando duro"'), como una situación ocupacional ("he encontrado un trabajo"), como un ambleme o contexto físico ("trabajo al aire libre, puesto de trabajo"), como una técnica o método
e Edüori.al\XK: CJ.pitulo l. Traoajll en 13 modem!<bd. ...
de producdón ("trabajo artesanal, trabajo a destajo"), como un significado subjetivo ("tengo derecho a trabajar"'), como una actitud o creenda ("es bueno trabajar}, como un resultado ("he hecho un buen trabajo"'), como un valor (•eJ trabajo es lo más imponante en mi vida"), como estructuradón temporal ("es hora de trabajar"). como sim· bolo social y cultural ("posee un buen trabajo, los japoneses son trabajadores .. ), como coste o esfuerzo ("ha supuesto mucho trabajo"), como lntercamblo social y económico ("lo ha recibido a cambio de su trabajo, vive de su trabajo"), como ética ("el trabajo redime"), etc.".
Peiró, ). M.o Prieto, F. (eds.) (1996). Trarado de Pricalagía <kl Traba¡o (vol. 1). Madrid: Síntesis.
Esta apariencia de fenómeno universal, ubicuo y eterno, que todo lo invade
y todo lo atraviesa, confiere al trabajo la connotación de fenómeno tan natural
como la misma vida humana, al que cada cultura da sólo su toque característico. La cuestión que se nos plantea al respecto es la de si trabajar significa lo mismo
para todo el mundo en no importa qué contexto. En otros términos:
Este significante universal ¿remite a una misma y sola experienda básica o se refiere a muchas realidades distintas? ¿Se trata, al menos, de un denominador co
mún o de un cajón de sastre que alberga realidades heterogéneas?
Las múltiples variedades dialectales habladas en la India contemporánea disponen de un amplio repertorio le:d.cal para significar la rica gama de facetas y matices de lo que en Occidente solemos denominar amor. En inglés, por ejemplo, para referirse a todo ello, suele bastar una palabra. los idiomas empleados por pueblos esquimales suelen contar con una extensa variedad de términos para significar las múltiples facetas de lo que nosotros simplemente denominamos ni~. ¿Estamos unos y otros hablando de lo mismo? ¿Sirve un único significante para significar una multiplicidad de significados? ¿Caben todos éstos en el campo semtmtico de aquél?
las variedades idiomáticas y dialectales que confluyen en lo que en Occidente solemos denominar lengua china no emplean el género gramatical tal como lo aplicamos en las lenguas de origen europeo. ¿Cómo rraductmos al chino la ideología patriarcal y androcéntrica que tan bien se vehicula a través de nuestro lenguaje? ¿Cómo tradudmos al nuestro la suya?
En suma, tenemos motivos para sospechar que nuestra visión y nuestra vivencia de la realidad están cond.idonada.s y mediatizadas por las categorías lingüistlcas y por los códigos semánticos que usamos cuando pensamos en ella y hablamos de ella.
Cuando, en el lenguaje que se expande desde el centro del mundo global, se
habla de trabajo, ¿se está significando una experienda humana universal y casi
26
natural o se está tratando etnocéntricamente de lo que es trabajar para esa sub
espe<:ie en regresión que viene a ser el actual hombre blanco occidental, mode
lado según el prototipo masculino, anglosajón, de clase media, de mediana edad,
protestante y urbano (alto, guapo, rico, elegante, competente, asertivo e Insacia
ble, etc.), inserto en una sodocultura dominada por el mercantilismo, el indi
vidualismo, el productivismo y el consumismo? Esta imagen economicista y trabajista de la naturaleza humana ¿es válida igualmente para el sur y para el
este, para las mujeres y para las personas jóvenes, o resulta una simple proyec
ción retórica del paisaje observado por los ojos y construido por la mirada de
quien suele hablar en primera persona del plural y desde la posición de mando
sobre el tema?
Acabamos de planteamos la necesidad de profundizar en el análisis del con
cepto y del significado del trabajar, para ir más allá de lo que ya sabemos por
sentido común, por cultura básica y por experiencia cotidiana inmediata. Em
pezaremos definiendo el trabajo y describiendo sus múltiples facetas; pero an
tes nos aproximaremos al tema a través de un supuesto práctico.
EJ1a revisa en casa el lavavajillas que no fundona satisfactoriamente, manejando su caja de herramientas, como lo baria el personal técnico del servicio de mantenimiento de la compatúa. ~prepara la cena,. utilizando un05 materiales, unos instrumentos, una informadón, unos criterios, unas técnicas y un arte ti picos de la afamada cocina del restawante de la esquina. En algunas ocasiones, se entretienen en el pequei'l~ huerto de la casa, cultivando tomates y claveles, con un dominio del ofido que no tiene nada que envidiar a la profesionalidad que se supone en el centro de jardinería más importante de la zona.
Por las noches, bailan a los nin05, les sirven la cena, los acompaftan a la cama y les cuentan un cuento, antes de darles un beso de buenas noches. Sin embargo, 105 martes y los jueves estas tareas las desarrolla una persona joven, que finanda sus estudios hadende de canguro, mientras nuestra pareja acude a su ctta con el aeróbic, donde tratan de lmltar 105 rítmicos movtmlent05 de quienes lo dirigen. Alguna que otra noche, hacen el amor, una práctica que tiene algo en común con la que otras persa~ realizan habitualmente en una conocida casa de dtas del barrio.
El domingo por la maftana, mientras ella repasa un texto bíblico que leerá en la misa
ofidada por un sacerdote, a él le da por cantar ópera, al tiempo que trata en vano de aj~tar el nudo de su corbata. De regreso a casa, preparan el almuerzo al son de su disco preferido de 105 "Tres Tenores". Por la tarde, colaboran con una ONG dedicada a atender necesidades de personas sin "papeles", ayudándoles a preparar una documentadón que deberán tramitar a trav~ de un gabinete de abogados.
e Ed!torul UOC 27 Upitulo l. Trana~ en La modernidad ...
A ella, economista de profesión, le divierte desmontar los electrodoméstl.cos de la casa y dejarlos como nuevos. Él, profesor de Uteratura, se olvida de los Líos de su instituto disfrazándose de cocinero e inventando un plato nuevo cada dia. A ambos les encanta ver crecer lo que han sembrado o trasplantado en su pequet\a parcela. Quieren a sus hijos e intentan mantener su forma física con su dosis de aeróbic. Gozan haciendo ti amor 'f se sienten bien, él tarareando a Verdi y eila leyendo a lsaías.
Con todas estas actividades, se mantienen ocupados y entretenidos fuera de 5U t1empo y lugar de trabajo. Precisamente desarrollando tareas que recuerdan m~cho a_ la de 105 profesionales: los de la compai\ia de mantenimiento de electrodomésticos e¡ercen su labor desmontando lavavajillas, 105 de la cocina del restawante cocinando sus platos, los del cenrro de jardinería rulttvando sus productos, los canguros cuidando a los ninos, los profesores de aeróbic dando sus da.se5, los de la casa de dtas del barrio practicando el consabido ofido más viejo de la hlstorta, el cura ofidando la misa, los Tres Tenores cantando ópera, que es lo suyo, y los abogados tramitando papeles.
Si a partir de la consideración de este caso tuviéramos que explicarle -con
frases sencillas y en términos humanamente inteligibles- a un selecto grupo de
visitantes extragalácticos en qué diferenciamos los habitantes de este precioso
planeta azul la actividad laboral de la no laboral (es decir, el Trabajo en mayús
culas de otras tareas análogas, pero no idénticas a él), probablemente nos ha
llaríamos en un buen aprieto. Suponiendo que después de nuestra reflexiva, sistemática y rigurosa exposi
ción nos quedara la incómoda impresión de no habemos hecho suficientemente
comprensibles, acaso podríamos culminar nuestra labor didáctica recurriendo
esta vez a términos operadonales, se~alando los ítems de la lista siguiente que,
a nuestro juicio, caracterizan espe<:íficamente la actividad laboral, el Trabajo en
mayúsculas:
• El lugar donde se realiza
• El horario establecido • La compensación económica recibida
• La aplicación de habilidades profesionales espe<:íficas
• La dirección y el control por otra persona
• El carácter obligatorio de la tarea
• El grado de esfuerzo invertido
• El provecho obtenido por una tercera persona
• La motivación económica de la actividad
• El manejo de herramientas o máquinas
e Editol'lal uoc 28 Teorú. de Lu reladones 1.1borilles.. ..
• El contexto organizadonal
• El sometim1ento a supervisión, control y evaluadón
• La fatiga resultante de la ejecución
• La compraventa de tiempo
• El nivel de placer experimentado
• La calidad del producto final
• El reconocimiento social que conlleva
• La finalidad mercantil de la tarea desarrollada
• La autorrealización personal percibida
• El sentido de un deber moral y social
• La explotación objetiva pnr alguien
• El cumplimiento de un contrato
• Etc.
A estas alturas ya hemos tomado nota de la sutilidad de los matices que dife
rencian las prácticas laborales de las que no lo son. Vamos a aproximamos al tema
con mayor precisión.
La base de la distinción entre lo laboral y lo no laboral radica en las finalida
des, las condiciones y las circunstancias específicas de la tarea desarrollada: en
las sociedades socioeconómicamente avanzadas, la meta de esta actividad con·
siste en la compraventa de sus productos o servicios; función que tiene lugar en
el marco de un contrato explícito, por el que la persona se compromete y se obli
ga a un trabajo, a cambio de la compensación económica correspondiente.
•Lo que nosotros llamamos 'trabajo' es una invendón de la modernidad. La forma en que lo conocemos, lo practicamos y lo situamos en el centro de la vida lndi.ViduaJ y social fue inventada y lue-go generalizada. con el industrialismo. El 'trabajo' en el sen· tido contemporáneo no se confunde ni con las tareas, repetidas día a dfa, que son indispensables para el mantenimiento y la reproducción de la vida de cada uno; ni con la labor, por muy obligada que sea, que un Individuo lleva a cabo para realizar un co-metido del que él mismo o los suyos son los destinatarios y los benefidarioS; ni con lo que emprendemos de motu propio, sin tener en cuenta nuestro tiempo y nuestro esfuerzo, con un fin que solamente tiene importanda ante nuestros propios ojos y que nadie podría realizar en lugar de nosotros. Si hablamos de trabajo a propósito de esas actividades -del 'trabajo doméstico', del 'trabajo artístico', del 'trabajo' de auto-producdón- lo hacemos en un sentido fundamentalmente distinto del que tiene el traba¡ o situado por la soctedad en los cimientos de su existenda, a la vez medio cardinal y fin supremo.
e Editorial uoc CJpírulo l. Tr.~~jar en la modeml~ ...
Porque la característica esendaJ de este trabajo -el que 'tenemos', 'buscamos', 'ofrece· mos'- es la de ser una actividad en la esfera pública, demandada, definida, reconodda como útil por otros y, como tal, remwterada por e U os."
Gorz, A. (l988). M<lilmorfi>sis d<l Traba¡o (págs. 25-26). Madrid: Sistema.
Para que en la próxima visita que recibamos podamos explicamos con más
propiedad y mayor eficacia comunicacional, nos será útil preguntarnos ahora
de dónde proviene nuestra ciVilización basada en el trabajo, cuáles son los ci·
mientas arqueológicos de nuestra cultura laboral, en qué consiste la estructura
de significados a la que nos remitimos cuando pensamos y hablamos sobre re
laciones laborales, qué incrustaciones terminológicas y qué lastres ideológicos y
morales arrastran nuestro lenguaje sobre el trabajo y el orden social vertebrado en .
tomo a las relaciones laborales. Además, cualquier proyecto prospectivo de definición de los futuros pnsibles
del trabajo y de las relaciones laborales, al igual que todo plan estratégico orien
tado a encauzarlos hacia una determinada dirección, han de basarse en el cono
cimiento sistemático de cómo se ha llegado a la situación presente. Para ello,
vamos a empezar pnr un repaso etimológico, descriptivo y sociohistórico.
1.1. Etimología
Los dicdonarios etimológicos de las más diversas lenguas propordonan una
idea de la pnlisemia del vocablo trabajo (y equivalentes); así como de la evolución
de su significado. La hlstoriografia y la sociologia del trabajo pnnen de relieve una
evolución desde una pluralidad de trabajos concretos y específicos hasta la repre
sentación del trabajo genérico y en mayúscula (ver jaccard, 1960; Parias, 1960; De
Ruggiero, 1977; Cartier, 1984; Hall, 1986; Gorz, 1988; Pahl, 1988; Tripier, 1991;
Aizpuru y Rivera, 1994; Castel. 1995; Meda, 1995; Bauman, 1998; Castells, 2000).
El uso cotidiano y científico contempnráneo del traba¡o como concepto abs
tracto, referido a cualqujer tipo de actividad productiva o generadora de valor
económico y susceptible de intercambio mercantil, tiene una corta historia, un
largo período de incubación social y cultural y está sometido a un proceso de in
novadón permanente.
~ Eallorlal UOC 30
En efecto, con anterioridad a la era moderna industrial -<oncretamente an
tes del siglo xvru- ni en las lenguas europeas ni en las del resto del mundo re
sulta observable indido alguno de un término genérico que cumpliera esta
functón. Más bien aparece una pluralidad de voces que remiten a parcelas espe
cíficas del amplio espacio semántico abarcado por aquel referente global.
"E.l griego antiguo no disponía de un ténnino unificador para significar los conceptos expresados por las palabras 'trabajo' y 'trabajar' [ ... ].Tampoco el iatin ni las otras lenguas clásicas, ni la mayor parte de las lenguas extraeuropeas poseen propiamente un término o un concepto correspondientes a la idea abstracta de una actiVidad indiferenctada orientada hacia la pnxl.ucción, la transformación o. la manipulación de valores de uso y creadora de valor económico.
la historia de las lenguas modernas de Ewopa nos muestra, por el contrario, que no es más que al final de una larga evoludón, después de deslizamientos semánticos diversos, que las palabras 'trabajo', 'rravaif, 'labour' o 'arbtit' han quedado confinadas a acepciones exdwivamente económicas."
Cartier, M. (1984). Le Travail "ses Rtpr<senwtions (p.lg. 15). Paris: Archives Contemporaines.
En general, los diversos significantes y sus correspondientes significados
denotativos y connotativos se extienden a lo largo de un eje bipolar, en cuyos
extremos figuran la representación de algo bueno, positivo y deseable, por un
lado, y la de algo malo, negativo e indeseable, por el otro. Sobre ese heterogé
neo subsuelo cultural arraigan los modernos conceptos de trabajo y de activi
dad laboral.
Al compás de la irrupción de la era industrial, los diversos universos sodolin
güísticos, a la par y en la medida en que han sido colonizados por la civilización
del trabajo, han ido adaptando su léxico y su semántica, inventando, transfor
mando o importando los significantes y significados correspondientes.
Por civilización del trabaio entendemos la vertebradón del orden social y cul
tural en tomo al trabajo y a las relaciones laborales. Hablamos en términos de
dvilización para referimos a una especie de maaocultura que abarca una serie
de culturas específicas más o menos homogéneas en cuanto a sus principios es
tructurales básicos. Por ejemplo, podemos hablar de civilización industrial para
referirnos a lo que constituye el denominador común de las culturas japonesa,
europea y norteamericana del siglo xx.
G f.dllor1al UOC 31 Cilpitulo l. Trablju en la model:nldad ...
Más que la evoludón de los significantes, nos interesa observar la de los es
quemas de significados. Centrándonos en el ámbito europeo, podemos consta
tar que algunas lenguas aparecen equipadas con términos que, aún refiriéndose
todos ellos a actividades que tienen algo que ver con lo que hoy entendemos
por traba¡o, les permiten relativamente la función de significar y diferendar al
tiempo los polos positivo y negativo del mismo. Podemos verlo en la tabla l.
Tabla 1. Polaridades semánticas del lenguaje laboral
. _leug!lo Thlúlos ~· ' -. -
(-)Pone< Penalidad, fatiga, malóldón, combate, dobr físico o moral
(-)Banausl<> Tarea ~ica y, por eflo, tu.manamen~ degradante Grie9<> Clisico
(+) Ergón Energía, fuerza, acción, rufizaóón
(+) Sjolé Actividad contemplativa, outM, ñJosótica
(-) l.aboor Acd6n estO<Uda desarrollado boja d signo de~ necesidad y de los imperativos de la subs.istenda material inmediatll
Inglés (+)Wo<k ActMdad productiva, de arácter 6tratégico, que contn"buye
i la construcción o al mantenirrie'lto de la intraestructura de la vtda material
(-)Mloól Faena, tarea dura y esforzada Alemjn
(+)Wm Acción útil y eficaz inóMdual y socialmente
Sin embargo, en el latín clásico y en las lenguas directamente derivadas del
mismo, nos resulta más dificil hallar esos pares dicotómicos. Más bien descu
brimos en ellas unos términos que, a lo largo de la historia, han ido cargán
dose de polisemia y metamorfoseando su significado dominante. Es lo que
ocurre con los vocablos que han acabado imponiendo su hegemonia: trabajo
y labor.
EJ que hoy funciona como el término más genérico en la mayoría de estas
lenguas (trabajo, travail, treball, trabalho ... ) deriva del sustantivo latino tripalium
(a su vez, emparentado con el griego tripassalon). El tripalium consiste en un ins
trumento compuesto de tres palos a los que se ata a las personas condenadas a
un castigo corporal (normalmente esclavos infractores de las normas que los
duei\os han establecido para ellos). De esta raíz deriva el verbo tripa liare ('tortu
rar') y el adjetivo tripaliator ('torturador').
e fdlrorl.lll uoc 32 Te-aria de las relaciones laborales ...
Más modernamente, 17ipalio ha llegado a significar un dispositivo similar,
usado esta vez por los herreros para sujetar las patas de los caballos, a la hora de
implantarles la herradura. En italiano moderno, travagliare conserva esa acepción
de un estado personal asociado a la penalidad y al dolor del preparto. Nuestro tra
bajo encama la herencia y la integración en un campo semántico más amplio de
los significados arcaicos de tortura, penalidad, sumisión, dolor, humillación, ago
bio, coerción y necesidad.
Para reforzar est.a idea, basta recordar lo que ha ocurrido en la evoludón del
griego a propósito del tema que nos ocupa: en el idioma antiguo, doulos significa
'esclavo' y douleia se refiere a 'esclavitud'. Pues bien, el griego moderno recurre
al término doulia para hablar del 'trabajo'.
Un proceso análogo y paralelo al del latino tripalium y al del griego doulia
se ha desarrollado a partir del vocablo chino arcaico lao, que está en el origen
de algunos de los términos más comúnmente empleados en lenguas modernas
del Extremo Oriente para referirse al trabajo. En síntesis, a esta raíz lao Cpena
lidad1 se le une la de rung ('moverse1; de donde deriva una representación del tra
bajo asociada a la idea de moverse penosamente o de desarrollar una actividad
penosa (ver el Dicdonario español de la ltngua china de F. Mateas, M. Otegui e
l. Arrizabalaga, 1977). Una exposición más detallada del proceso podemos ob
servarla en la tabla 2.
Tabla 2. Terminologfa china referida al trabajo
TérmiDo Slgid!kadoo
Tung
rung
l.ao Tung
(a) Fatiga, pena
(b) Trabajo, faena, labor
(e) Mo&estar, incomodar, fastidiar
(d) Debilidad, agotamiento
(e) M~rito, ~io importante
(a) Movene
(b) Hacer
(e) Comenzar
(a) Sufrir, sentir dolor
(b) Sufrimiento, tristeza, afllcción
(a) Trabajar
(b) Tcabajo
<O F.dltorlal UOC
En el marco de la cosmovisión moderna occidental, el trabajo es conside
rado principalmente como fuente de valor, utilidad, riqueza, dignidad, senti
do e identidad y como factor de desarrollo social. organizacional, familiar y
personal. En tal contexro, se considera rrabajadorn roda persona que 'trabaja' y. más es
peáficamente, la que lo hace 'asalariadamente'. En sentido coloqulaJ, trabaja
dora es la que trabaja con motivación, esfuerzo, constancia y disciplina.
Labor, en latín, significa actividad agrícola. En plural, labores remite tanto a
los trabajos agrarios como a sus medios de producción (las semillas) y a sus pro
ductos (la cosecha). Labarare consiste en cultivar los campos y /abaratar ('labra
dor') es el personaje agricultor. De esa raíz labor derivan contemporáneamente
términos como laboriosidad y laboratorio (que connotan virtud, esfuerzo, disci
plina, método, rigor, saber hacer, compromiso, responsabilidad, aplicación e
implicación) y no obviamente, actividad /abara/ y relaciones /abara/es.
Los labradores o agrirultores han sido considerados, durante un tiempo, un sector de la poblaCión especializado en un tipo de actividad económica distinto, por ejemplo, del de los pastores. A partir del siglo XVI, en Inglaterra, 1~ labourm se conVierten en un estamento social (la 'clase baja'), por encima de la cual figuran los ótoyens (burgueses, 'clase media1 y los gentlemen (aristócratas, 'clase alta'). Algo similar acontece en la Espal'l.a de la época, donde los labradores son tenidos por 'villanos'. por el consabido carácter vil y mecánico de su actiVidad; de la que obviamente quedan dispensados los hidalgos (que, sin ser burgueses, se ganan la consideración social de 'hijos de algo') y , por supuesto, los nobles.
En inglés, el término labour va asociado tradicionalmente al trabajo que rea
lizan los obreros (labor1ring me11, labo11r chus? labour party, etc). Lo mismo acon
tece con el alemán Arbeit (el Arbeiteres el obrero, Arbeiter Klasse remite a la clase
obrera, etc.). En italiano, domina el término lavoro como significante principal
del trabajo asalariado¡ si bien en las regiones del sur de !a península itálica tam
bién se usa el de travaglio. Del latín proviene asimismo el sustantivo opus-acción y su resultado, la obra
(plural: opera). El verbo operare significa el 'desarrollo de tareas e¡ecutadas bajo el
signo de la presión social', más que por el placer que pudiere conllevar la acción.
Operarius es el personaje obligado, por sus drcunstancias sociales y económicas,
a actuar bajo el signo de la penalidad (en latin, poenía -derivada del griego penin
significa 'pobreza'). El operario {obrero, obre1~ ouvrier, 'Jptrario, operaio, etc.) mo-
e Edltorl.ll uoc Teoria de las II!Lacione:s Laborali!S. ..
demo se convierte, a partir del siglo xvw, en el trabajador asalariado; esto es,
en el pobre ser humano que sólo tiene manos para obrar (cuyo ser social se re
duce a su condición de 'mano de obra1 y que se ve obligado a vender su trabajo
manual a cambio de un salarlo. La clase obrera pasa a ser, en el siglo XIX, sinóni
mo de población trabajadora; es decir, 'asalariada'. Este adjetivo hunde sus raíces
etimológicas en el sustantivo latino salarium , que significa la ración periódica de
sal que recibe el esclavo de su amo. En este contexto, las relaciones laborales son las que mantienen dos agentes
principales: la parte contratada obrera asalariada ('trabajo1 y la contratante patro
nal ('capital'). En el umbral del siglo XXI, formar parte de la población trabajadora equi
vale, prácticamente, a la carta de ciudadanía; hasta el punto en que multitud
de naciones-estado conceden la residencia y, a la larga, la ciudadanía y la na
cionalidad a la población inmigrante que ha logrado obtener un contrato la
boral. Para las tradiciones marxista y neohumanlsta formar parte del mundo del tra
bajo es casi un atributo de la misma condición humana.
1.2. Definición
Una vez realizada una primera aproximación a las raíces etimológicas de los
significantes, vamos a proceder a la construcción de un mapa conceptual de la
versión contemporánea del concepto trabajar (tabla 3). Tomado en su acepción
más abstracta y genética, el trabajo tiene la capacidad de funcionar como el de
nominador común a todas las representadones cotidianas de los trabajos con
cretos y específicos. (Ver Agulló, 1997; Agulló y Ovejero, 2001; Blanch,l990;
Cartier, 1984; De Ruggiero, 1973; Drenth, 1991; Drenth y otros, 1998; Hall,
1986; MOW, 1987; Pahl, 1988; Peiró, 1990; Peiró y Prieto, 1996; Tripier, 1991
y Warr, 1987).
Cuando hablamos de trabajo, nos referimos a una actividad humana, in
dividual o colectiva, de carácter social, complejo, dinámico, cambiante e irre
ductible a una simple respuesta instintiva al Imperativo biológico de la
supervivencia material. Se distingue de cualquier otro tipo de práctica animal
~ Editonal UOC úpirulo l. Tubajar en la modun.Jo;Wi. ..
por su naturaleza reflexiva, consciente, prepositiva, estratégica, instrumental
y moral.
Tabla J. Concepto de trabajo . .,.
- . - . -. -de conodll'llentos
por .. irv:frviduos
de modo consde'lte 11!! Intencional
con """"= en un marco tecnoeconómico
mediante materiales
sobre objetos
""'' obten..- !>enes
quo""' = y generar riqueza
yasf satisfacer nii!!CII!!:Sidad~
de car.ictef' bóológKo
habiBdades
grupos
sistemático y ~nido
<iompo
juridicopoiftko
técnicas 11!! instrur-nentos
pmonasu orglll1izadones
elabo<a• productos
-.-utilidad
recibir cornpen:saóones
económico
. enegías
organizaciones
:. ¡ . --¡
llutónomo o ht:teróoomo
comprom;so
500ocultl.-al
informadones
conocimientos
¡nstar servidos
"""""' sentido
akl.IRZZir objet:Nos
p,;co.ooal
Existe una linea tradicional de enloque de la particularidad del trabajo humano
que destaca el uso (social) de instrumentos laborales. Dentro de ella, uno de los más
insignes profetas de la cultura moderna del trabajo, &njamin Franlilin (1729) defi
ne al hombre como el animal productor de instrumentos (toolrnaking animal). Y el
más ilustre psicólogo soviético, Alexander Luria (1975), considera que la fabdca
dón de herramientas no sólo supone la pdmera forma de actividad consciente;
sino también el salto dedsivo desde la histoda natural de los animales a la histolia
cultural humana. Desde esa transictón decisiva, nuestra especie no ha dejado de in
ventar ni de manipular toda suerte de herramientas, máquinas y artifidos. En efec
to, desde el estadio del homo faber hasta el del horno digitalis, la histolia de la
humanidad va unida indisociablemente a la del trabajo y a la de las tecnologias de
la producdón, hasta el punto en que éstas se han convertido en el criterio funda
mental de tipificación y pedodizadón de las civilizaciones: de las edades de Piedra
('tallada', 'pulida1 y de los Metales ('bronce', 'hierro1 a la era de la información; de
la invendón de la rueda a la extensión de Internet; de las sodedades organizadas
l'J Edltori.ll uoc 36 Teoril dt las rt"ladones übor.Jlel ...
en tomo a las economías de la caza, la recolección, el pastoreo y la agricultura, al
sistema industrial y a lo que Castells (2000) denomina sociedad red.
•tnctuso un personaje tan poco convendonal en el discurso sobre los fundamentos de la cultura como Sigmund Freud (1930) asume sin complejos que el prtmero de los actos culturales que distanctan nuestra vida de la de nuestros antecesores animales no fue (como acaso cabria presuponer desde su perspectiva meta teórica) un acto de incesto, ni un crimen pasional o Wla orgía sexual en una noche de luna llena, sino el empleo de herramientas; es decir el uso de instrumentos de trabajo".
Blanch,j. M. (2001). •Empleo y desempleo, ¿Viejos conceptos en nuevos contextosr. En: E. Agullo; A. Ovejero (coonis.). Traba¡o, individuo y soci<dod (pág. 28). Madrid: Pirámide.
Modernamente, el trabajo significa, además de un medio racional de lograr el
sustento material, una fuente de riqueza para Individuos, familias y naciones, según Adam Smith (1776). Por su parte, Marx y Engels (1848) matizan que, en so
ciedades clasistas como la capitalista, lo es más para unos (propietarios de los
meclios de producción) que para otros (proletarios). Marx recupera del latín la raíz
del término proletario para referirse a quien no puede acreclitar otra propiedad que
su 'prole' y, obviamente, su fuerza de trabajo.
E.n el mundo del trabajo actual, sólo un determinado sector pri>ilegiado de
la población trabajadora parece estar relativamente en condiciones de vivir su actividad laboral como un medio de enriquecimiento y, además, de autoexpresión y de realización personal, como la oportunidad de poner en escena su
querer, su saber y su poder.
"Trabajar no es sólo aplicar una serie de conocimientos y habilidades para lograr lasatisfacdón de las propias necesidades. Trabajar es, primero y fundamentalmente, hacerse a sí mismo, transfonnando la realidad, encontrándose o enajenándose en este quehacer sobre la telarai\a de las relactones interpersonales e intergrupales.'"
Martin Baró (1998). Psicologú¡ de la libmuión (pág. 168). (A. Blanco ed.) Madrid: Trotta.
1.3. Modalidades
Como aparece en la tabla 4, el trabajo, en tanto que modo de lograr el sus
tento material, es una práctica tan antigua como la misma humanidad. La modalidad actualmente dominante de actividad laboral -la normal estadística y
(1 Ed.Jtortal UQC Upirulo l. Trab.il¡ar en l;r, modtmld..ad.. ..
socialmente- es el empleo o trabajo asalariado -expresión que, a partir de la lla
mada Revolución Industrial, funciona como sinónimo de traba¡o a secas. En las crisis cíclicas del mercado laboral capitalista decimonónico, cobra for
ma un nuevo problema social, la enésima versión de la pobreza: el desmrpl<a.
Ya en pleno apogeo del sistema industrial, el s11bempleo (o empleo de baja
calidad) llega a constituir, junto al desempleo, la parte fundamental del núcleo
duro de la llamada nueva cuestión social, que amenaza el progreso de la calidad
de vida laboral y el del mismo trabajo como factor de bienestar, tanto en la escala
local como en la global.
Empleo, desempleo y subempleo son categorías puras, o tipos ideales. La rea
lidad SOcial concreta incluye infinidad de formas híbtidas, mestizas, fractales, Ji.
minales, con características de más de una de tales categorías abstractas. El mismo
subempleo, por ejemplo, encierra propiedades del empleo y del desempleo.
Tebla 4. Cronología de la aparición de fenómenos sociotaboraii!S
Contexto de sU paesb_.,. .scena
Aparee.~ con la mism.11 humanidad
Empleo Em~rgl!! l!!n 1!!1 siglo :w~u
Desempleo Irrumpe tn la 2' mitad~ siglo ;(1)(
Subempleo Estalla en la 21 mitad d!!!l siglo :o:
En las sociedades económicamente avanzadas del siglo XX, se observa fácil
mente la fractura sociolaboral empleo/desempleo. E.n las de principios del XXI,
esta discontinuidad social tiende a dejar paso a un continuo en uno de cuyos polos aparece el superempleo o 'empleo de alta calidad', en el otro el desempleo
puro y duro y, en un espacio intermedio cada vez más extenso y difuso, las múltiples modalidades emergentes de subempleo.
Por empleo entendemos una modalidad de trabajo desarrollada en el marco
de una relación contractual de Intercambio mercantil, de naturaleza jurídica, establecida, pública y voluntariamente, entre dos partes:
1) la persona trabajadora contratada que vende su esfuerzo, tiempo, conoci
mientos, destrezas, habilidades, rendimientos y múltiple subordinadón a imperativos funcionales de naturaleza térnica, jurídica, ecológica, contable, evaluativa,
productiva, burocrática y organizacional.
C1 Ed.l!orUI UOC 38 Teoría de l.u rclactone:s laboral~-·-
2) y la contratante que compra todo ello, a cambio de un salario y, eventual
mente, además, de otras compensadones en forma de bienes o servicios.
La modernidad capitalista industrial no sólo ha construido y constituido el
trabajo (asalariado) como categoría abstracta, sino que ha reorganizado su sig
niftcado, destacando entre sus ejes principales los siguientes:
• "Su contrapartida salarial. El dinero recibido a cambio de la actividad laboral
constituye la versión moderna del antiguo salarium o ración diaria de sal que
el amo daba a los esclavos para su alimentación.
• Su carácter contractual: el empleo (del latín implicare) conlleva el compromiso
de la persona trabajadora con los términos del contrato, con sus correspon
dientes componentes normativos (jurídicos, sociales, morales y subjetivos).
• Su función mercantil, en tanto que "valor de cambio". La fuerza laboral es
convertida en mercancla intercambiable y en objeto de plusvalía.
• Su naturaleza productiva. La maximiLlción capitalista del valor económico de
la producción de cosas, tradicionalmente asociada al rol de género masculino
y la correspondiente mlnimiLldón de la reproducción de la vida (vinculada
al rol femenino), ha reforzado tradicionales desigualdades en las relaciones
entre hombres y mujeres, al tiempo que intensificado la colonización por la
economía del resto de 145 dimensiones de la existencia humana [ ... ].
• Su dimensión pública. Se desarrolla en un ámbito que trasciende el espado
tiempo propio de la vida privada y de las interacciones familiares y vecinales,
que está socialmente estructurado y funciona de acuerdo con unas normas ju
rídicas, morales, económicas y técnicas sustantivas, autónomas y específicas; confiriendo, por todo ello, a la persona trabajadora, estatus laboral, identidad
social y roles profesionales; así como sentido de pertenencia, participación,
afiliación e inserción a grupos y organizaciones laborales"l
Sintetizando esta perspectiva, Bauman (1998) concibe el trabajo como una
actividad que las demás personas consideran valiosa y merecedora de una recompensa económica.
l.J.M. Blanch (2001). •Empleo y desempleo: ¿VIt!!jos conceptos en nul!!vos contl!!.'(tos?". En: E. Agulló: A. Ovejero (coords.). Trabajo, Individuo y socWaJ (pág. 30). Madrid: Ptrámldl!!.
C EdlloriJI UOC 39 Cl.pltulo l. Tr.~b,i,j~r en la modernidad ...
En la actualidad, al constituir el trabajo una categoría central de la experten
da humana individual y social, el conjunto de la población de una dudad, de
una nación o del mundo global es objeto de claslficadón en función de su si
tuación sociolaboral, tal como se refleja en la tabla S.
Tabla 5. Categorías sociolaborale.s
1' - ., autoempleada • Interviene l!!n el proceso productivo, tnJbajando por cuenta propia
' __ -_ empie~i: • Trabill}a por cuenta ajena, asalllriadamentl!! y con cootrato
= - <>gul"
.2oblad6a subempluda • Ocupa un puesto de trabajo de r.~ngo inferior a su categoría - profesional y/o l!!n condiciones de precariedad contractual, wlarial, y/o temporal
desempleada • Tiene edad, capacidad y disponibilidad para la actividad . laboral, carece di!! em~, desea ocupar un puesto de tnbajo y así consta en t!!l organismo correspondiente, donde su ficha
, está <>gistrada y actuaDuda
pructNa • Está en minoria de edad lllboral o mantil!!ne el estatus
; de t'!tuáiDilrt
1- pasivo • Consume, tienl!! edad y capWdad para I!!:Star laboralmente ocupada; pero ni está empleada, ni procura ni desea I!!:Starlo
¡~ panactM • Ejecuta labores dl!!l hogar y, por ello, particlpa m~s o ml!!nos
1 --- .. ~· activa y directamente l!!n t!!l prrxeso productivo; sitndo, sin
f " l!!mbargo, ofldalmentl!! categorizada como aferla al mundo
lilboral
' desanlnw!o . Está en condiciones de ocupar un puesto di!! trabajo; pero se resignaa la inactividad, dese.spl!!ranzada di!! l!!ncontrar un
' .. l!!mpleo, que y;s ha dejado de buscar ,..-, ·- - • Padece algUna disca~cidad qul!! la inhabilita para la actividad
lafxnl COfflefKHloal
' p<ntactMo • Disfruta di!! la jubililclón o de la edad di!! retiro laboral
'
La entronización del trabajo asalariado como componente central del concep
to de trabajo obliga a se~alar la relevancia social y económica de otras formas
de trabajo que no encajan dentro de los estrechos márgenes de lo que se concibe
como actividad laboral en sentido estricto. En la tabla 6 se reflejan, someramente
resumidas, algunas de ellas.
oO Ealtorial UOC r«<ri.to dt las relacton~ laborales ...
Tabla 6. Modalidad~ de trabajo no osolariodo
r ...... domésticas
Auto producción
VotunUirlado social
Pro sumo
• Actividades diYe!'lM y hettrogmeas, de carácter privado, relacionadas con el m;¡ntenimiento cotidiano del propio hogar
• Ecooomfa de producción orientada fundamentalmente al consumo de los propios productores; típic.a dt las sociedades agrlcalas preindustriaies
• Tareas con efectos económicos. e~uL:ldas desinleres.adamente. sin la compensación salarial ni el car~cter obligatorio que conlleva un contrato laboral
• Actuación económica en la que el mismo agente es, a la "'e.l.Y en parte, productor y consumidor del servKio que recibe (como ocurre en un cajtro automático o en un restaurante de autoservicio)
2. Aspectos de la realidad laboral
El concepto abstracto de trabajo nos resultaría ininteligible si no lo con
sideráramos como el resultado provisional de un complejo proceso sociocul
tural a través del cual han ido cristalizando y organizándose los elementos
que configuran nuestras comunes representaciones sobre esta actividad. Este
desarrollo histórico ha discurrido por un doble raíl: el de los modos de pro
ducción de la vida material y el de los modos de ver y de vivir la existencia
social y cultural. En definitiva el de la economía y el de la ideología, estre
chamente entrelazados por la tupida red de sus recíprocas influencias y de
terminaciones.
La noción de trabajar remite, por un lado, a unas formas específicas de ac
tividad humana desarrolladas en determinadas condiciones socioeconómicas
y, por otro, a! significado, sentido y valor socioculturales de esta experiencia.
Antes de proceder a una breve síntesis panorámica de las condiciones en que
se realiza la actividad laboral y de la evolución histórica de sus significados,
observaremos los contrastes en cuanto a la experiencia y a la concepción del
trabajo entre las enseñanzas respectivas de dos importantes personajes que
han vivido en tiempos y lugares distintos: Cicerón y FrankJin. Las ideas de
ambos filósofos, políticos y moralistas constituyen hitos de la cultura occi
dental.
.e EdltorJ¡[ uoc <1 ~pilulo l. TaWru en 1.11 modemicbd ...
Marco Tulio Cicerón (106-43 a.C.). Resumirnos y extractamos las ideas básicas
que sobre el tema expone el autor en su obra dedicada a "los oficios", que versa
sobre las obligaciones civicas y que escribe para su hijo, a modo de guía del pen
samiento y de la acción para el buen ciudadano romano:
"Condenamos todo ofido odioso, como el de los cobradores y usureros. También es bajo y servil el de los jornaleros Y el de todos aquéllos a quienes se compra, no sus artes, sino su trabajo; porque en éstos, su propio salario es su titulo de servidumbre. Asimismo, se ha de tener por ofido bajo el comerdo de los que compran a otros para volver a vender; pues no pueden tener algún lucro sin mentir mucho, y no hay victo más feo que la mentira~.
Marco Tulio Cicerón (1968). Los oficills (pág. i9). Madrid: Espasa C.lpe.
Tampoco merecen la aprobación del moralista latino el resto de los oficios
mecánicos, como los de pescadores, carniceros, cocineros,etc. Sólo le parecen
aprobables aquellos que, además de utilidad, incluyen altas dosis de honestidad
y talento, como la arquitectura y la medicina. A propósito del comerdo, matiza
que la actividad de quien se dedica a "distribuir mercancías sin engallar a nadie
[ ... ) no se ha de condenar enteramente". Y, de todos los oficios por donde se ad
quiere alguna cosa, no duda en señalar el de la agricultura como el mejor y pro
pio de un hombre de bien. Obviamente, y siguiendo la senda de sus admirados filósofos griegos, sitúa
en lo alto del pedestal a la sabiduría, que, según él, une a los seres humanos con
los dioses, con la sociedad y consigo mismos. La sabiduría, en Cicerón, no se li
mita a una pura contemplación estática y prudente del mundo, sino que debe
ser dirigida también por el criterio de la ¡ustida, que impone a veces la obliga
ción de actuar a favor de la patria, de la familia o de la amistad (es por ello que
el maestro salva de la quema el oficio militar).
Ben;amin Franklin (1706-1790). Presentamos una antología de sentencias
proverbiales publicadas en su famoso Almanaque del Buen Ricardo (entre 1732
y 1757), en los huecos que aparecen entre los días del calendario. Se trata de
consignas que dieron la vuelta al mundo de su tiempo, calando profundamen
te en el sentido común contemporáneo. Están orientadas genéricamente a fa
cilitar la instrucción del pueblo (norteamericano) y, más específicamente -
o Editorial UOC Teoria de las relaclon~ LaborJies ...
según las propias palabras del autor-, a "Inspirar el amor al trabajo y a la eco
nomía, como medio de llegar a la fortuna y, por consiguiente, de fortalecer la
virtud".
• El tiempo es oro. El tiempo es dinero. Sea el trabajo vuestro inseparable compa:nero
• Dios dice al hombre: ayúdate y te ayudaré • Dios nada niega al trabajo • la zorra que duerme no caza gallinas • Sin trabajo, no hay benefldo • la pereza hace que todo sea dlftdl; el trabajo lo vuelve todo fádl • L.a pereza marcha con tanta lentitud que la pobreza no tarda en alcanzarla. • E1 hambre no se atreve a entrar en la casa del laborioso • No dejes para manana lo que puedas hacer hoy • Más vale pájaro en mano que dento volando • Una profesión es una propiedad que rinde honor y provecho
B. Franklln (1964). El libro dellwmbr< de bi<n. Madrid: Espasa-Calpe.
2.1. Coudlcloues de trabaJo
Por condidones de trabajo entendemos el conjunto de drcunstanctas en el
marco de las cuales se desarrolla la actividad laboral y que inciden significativa
mente tanto en la experiencia del trabajo como en la dinámica de las relaciones
laborales.
Varían y cambian, según los tiempos y lugares. Veremos, a modo de ejem.
plo, en primer lugar, cómo han ido cambiando las circunstancias laborales a
lo largo del proceso de la Revolución Industrial. Posteriormente, realizaremos
una sinopsis de algunos de los principales indicadores de las condiciones de
trabajo en las sociedades socioeconómicamente desarrolladas contemporá
neas. La historiografía económica, social y tecnológica de la actividad laboral pone
de manifiesto la constante evolución del escenario, del guión, de los actores, de
los instrumentos, de la organización y de la misma lógica por la que se rige la
actividad laboral (ver Jaccard, 1960; Parias, 1960; De Ruggiero, 1977; Cartier,
1984; Hall, 1986; Gorz, 1988; Pahl, 1988; Tripier, 1991; Drenth, 1991; Aizpuru y
~ Editorial UOC Capitulo l. Tra~ioir en la modernidad. ..
Rivera, 1994; Castel, 1995; Meda, 1995; Glarini y Liedttke, 1998; Bauman, 1998;
Drenth y otros, 1998). Para visualizar esta dinámica permanente de cambios, basta con observar al
gunos contrastes significativos entre los panoramas laborales observables, por
ejemplo, en las sociedades europeas del siglo XVII (antes de la llamada Revo
lución Industrial) y del xx (después de este proceso). En cuanto al sector económico predominante, se da un salto desde el pri
mario al secundario; el lugar de trabajo se desplaza del campo a la fábrica; el
protagonismo pasa del agricultor al obrero industrial; la propiedad de la tie
rra cede la primacía a la del capital; la cotización de los bienes baja en la me
dida en que sube la de los productos; la actividad económica evoluciona
desde la autoproducción y el autoconsumo hacia el intercambio mercantil
generalizado, el régimen salarial y las relaciones laborales reguladas por la ló
gica del mercado; la dependencia del clima y de la meteorología deja de ser
determinante en el espado cerrado y protegido donde se desarrolla la pro
ducción industrial; de un trabajo ritmado por los ciclos naturales se pasa a
una actividad regida por el reloj; la racionalidad económica fundamentada
en el principio del equilibrio entre recursos y necesidades es sustituida por la de la escasez; de una economía de subsistencia se progresa hacia una de
excedente, etc. Estas transformaciones interactúan, generando efectos sinérgicos nuevos
e inauditos: baste considerar lo que supone, por ejemplo, el paso de la de
pendencia de la luz solar para trabajar en el campo (al aire libre y a la intem
perie, a merced de la meteorología) a la autonomía con respecto a la misma,
dentro del espacio cerrado y protegido de la fábrica, con la implantación de
la luz de gas. Las jornadas laborales cambian de formato. Se puede y se logra
alargar la jornada y la semana laborales, trabajando además por turnos o por
rotaciones, si se quiere (si se impone), todos los días del af'lo. Obviamente, tales cambios en las condiciones de trabajo repercuten en la
vida cotidiana de las personas, de las familias y de las comunidades, confi
riendo además nuevos significados a la misma experiencia laboral. Actualmente, existen diversos criterios de clasificación de las condiciones
de trabajo. Siguiendo básicamente el esquema adoptado en Peiró Y Prieto
(1996), ofrecemos un Inventario de las mismas en la tabla 7.
" Editorial UOC T ~ria de La' rtladones laborales.. ..
Tabla 7. Inventario de condiciones actuales de trabajo
~. lndkadora - .. ' 1
Contrato • Modatidad (indefinido, temporal, ]omi:da compl~t.. parcial, ~te.)
• Salario
• Prestaciones sociales y sanitarias.
Ami>¡ent~ fislco • T~mper.!ilur.!l. hum~d. iiWTlinadón, ruido, calidad del air~. Umpieza, tugi~~. ~te.
' • Equipam~to, mobiliario, instrumentos, ergonomí.!, ~te.
Ambl~nt~ social • Estructu111 y configur1.1ción del espacio Laboral, privaddad, h.lldnamiento, distribución t~nitorial, ~te.
Seguridad e hlgi~n~ • Riesgos ffsicos (accidentes, contagios, ttc.) y psicosociales (bumout, acoso moral o sexual, ~te..)
• Di!positivm de prevención, etc.
r .... • Autonomfa, respollY!billdad, iniciativa, exigencia, variedad, interis, creatividad, control, complejidad, ~te.
Rol • Ambig~ad. confliCtO, sobrecarga, vaciedad, ~te.
Pn>eeso • OrganiZJción y división
n~mpo • Duración de la actlvidad (jornadas, horarios, tumos, ritmos, desc.an.sos, vacaciones, etc.)
• lnt~sidad, presión de calendario, ~te.
Cllm01 orgomb:acional • Coh~sión grupal, apoyo mutuo, cooperación, empatfa, cordialidad, armooia, ~te.
• Estilo de dirección y d~ comunicación, competitividad, conflictividad, ~te.
Las condiciones de trabajo inciden especialmente sobre la calidad de vida la·
boral en general y sobre la salud y el bienestar psicológico en particular; sobre
la motivación y la satisfacción laborales y sobre la implicación con ei trabajo;
sobre patologías profesionales (desgaste físico y psicológico por un trabajo en
condiciones estresoras y qt1emndoras); sobre el rendimiento laboral de las perso
nas empleadas; sobre disfunciones organizacionales, como los conflictos, el ab
sentismo, la rotadón, los accidentes o las bajas laborales; así co~o sobre la eficada
y la eficiencia de la misma organizadón.
~ E.dltort.al UOC OpituiQ l. Tr.lbajar ~~~ 1,¡ modemH1ad ...
2.2. Significados
Si, en las condiciones materiales y económicas de trabajo, se puede hablar de
cambios cualitativos, algo similar cabe decir con respecto a los significados del
trabajo. En todas las épocas de la historia humana aparecen indidos de diferen
tes concepciones y valoradones de la actividad laboral, que se extienden a lo
Largo de un continuo bipolar en el que, a efectos didácticos, vamos a diferenciar
tres posiciones:
2.2.1. Polo negativo
Representación del trabajo como maldición, castigo, yugo, estigma, caer·
dón, esfuerzo y penalidad. De esta valoradón existen abundantes y relevantes
ejemplos en la actualidad occidental: desde el bíblico "comerás el pan con el su·
dor de tu frente" (Génesis 3, 19) hasta la tópica visión aristocrática de Importan·
tes filósofos griegos y latinos clásicos de la era esclavista -con Platón (1969;
!981) y Aristóteles (1970; 1985) a la cabeza y Cicerón (1968) siguiéndoles la es
tela. Para éstos, la actlvidad laboral, por estar sometida a la lógica de la necesi·
dad, resulta tan degradante que una persona sólo puede lograr la dignidad de la
ciudadanía y la libertad en la medida en que unos seres infrahumanos -la clase
trabajadora-laboran para ella, condenados al trágico destino de no ser más que
meros instrumentos al servicio de la libertad de las personas ociosas, libres y libera·
das por ellos del trabajo necesario. La indignidad de la esclavitud no proviene de la
falta de derechos dvicos, sino del deber de trabajar para quien puede permitirse así
el privilegio de no hacerlo.
E.sta mentalidad, que ha dejado una fuerte huella en la cultura preindustrial, tiene muy poco eco en cambio, en la época moderna. Uno de los más insignes portavoces del anHtrabajlsmo de la era indwtrial es Paul Lafargue (1880). Cubano de nacimien· to, de abuelos franceses y abuelas mulata e india, es el primer parlamentario comu· nlsta en Francia, el intrcxiuctor del comunismo en E.spat'la y el yerno de Karl Marx (a quien trae no pocos quebraderos de cabeza). En pleno siglo XIX, contra viento y ma· rea, proclama el Daecho a la Pereza como contrapunto, correctivo y alternativa al De· recho al Trabajo, reivindicado por los socialistas utópicos revoludonartos franceses y asumido por el conjunto de los trabajadores de la época. Para est~ pecuJiar comunista, •at d[a siguiente de la revoludón, habrá que pensar en divertirse"', y propone (a fina·
.(o Edltom.l UOC Teorá de W ~nes L¡boJales ...
les del siglo XIX) "no trabajar más de tres horas diarias• (puesto que las máquinas pue. den liberamos de las largas jornadas laborales), "holgando y gozando el resto del dfa y de la noche•. Para ello, propone lnsplrarse nada menos que en una relectura de la Biblia; según él, Cristo, "'en su sennón de la montafla, predica la pereza" y el mismo Dios Creador proporciona a los creyentes el suprmw ejemplo tk patza idtal. No se trata de trabajar seis dias a la semana, todas las remanas de la Vida; sino de seguir el ejem· plo divino: concentrar todo el trabajo de la vida en una semana e instalarse indeftnJ. damente en un gozoso sábado ocioso: "Dios, después de seis días de trabajo, se entrega al reposo para toda la eternidad."
2.2.2. Centro del continuo
Representación del trabajo como componente del principio de la realidad hu
mana, como una mera función instrumental al servido de la supervivenCia ma
terial, a la que cabe dedicar toda y sólo la atención necesaria para el logro de este
objetivo: "Si alguien no quiere trabajar, que no coma", les dice el apóstol san Pa
blo a los cristianos de Tesalónica (ll Tes. 3, 10). Ni apología del trabajo, ni de la
comida, ni de la riqueza, ni del ocio, ni del hambre, ni de la pobreza. Una simple
relación estratégica entre un medio y un fin. En la Grecia antigua preesclavista,
Hesíodo (1984) expone, en el siglo vm a. C., cómo los trabajos forman parte de
la vida humana, al igual que los días. En esta linea, Ulises narra en la Odisea los
trabajos que desarrolla su padre en el huerto como algo normal y cotidiano.
También la mitología popular griega está llena de ejemplos de cómo las más di
versas divinidades se dedican a la tarea pedagógica de adiestrar a los seres huma
nos en los oficios cotidianos (Atenea es experta en la técnica del cultivo del olivo;
Deméter lo es en la del de la vid, etc.).
las mismas sociedades neoliticas, según el antropólogo M. Sahliru (1977), se dedican a la caza y la recolecdón nada más que lo justo y sufidente para satisfacer unas necesidades mi_nlmas socialmente establecidas. El resto del tiempo y de las energías las dedi· can sendllamente a Vivir. Ello permite al autor hablar de opulmda primitiva, desde el doble supuesto de que una sociedad es opulenta cuando sus miembros encuentran completa satisfacción de sus necesidades matertales y de que a tal estado opulento se puede Uegar o bien produdendo mucho o blen deseando poco.
En los textos prindpales de las sabldurlas y religiones asiáticas -hinduismo
budismo, taoísmo, contuctonJsmo, etc.-, así como en los libros sagrados y en ¡~ tradiciones orales fundamentales del islam, las referencias al trabajo son escasas
e Edltorta.l uoc Clpítulo l. Tnbalou en 13 !l'lode!nkbd ...
y en ellas abunda esta visión de una función social que hay que desempeilar, una
tarea ni especialmente noble ni degradante, sino simplemente instrumental.
En esra linea, Ali, primo del Profeta, cuarto (alifa para los sunnltas y primer lider de los shlltas. proclama, en su Na¡yolbalagh<h/632, Alxi<h/43J.lo "Oh siervos de Alá! Levantaos hoy a trabajar; puesto que vuestras lenguas pueden hablar y vuestros cuerpos estin sanos". Para Confudo (!981, pág. 24), por ejemplo, "el hombre superior está centrado
en la justicia; el hombre vulgar en el benefido'".
El uabajo productivo no figura en los rangos elevados de las actividades hu
manas consideradas excelentes desde tales perspectivas. Tampoco el Senn6n de
la Montana cristiano dedica una categoría especial de bienaventuranzas a las
personas que trabajan. Sencillamente no parecen relevantes a efectos del men·
saje evangélico. En ninguna de estas cosmovisiones tradicionales aparece el
más mínimo indicio de la lógica económica de la escasez o de la productivi
dad, ni de la pasión por el ahorro, por la inversión o por el crecimiento. Tam
poco se vislumbra el menor asomo de exaltación del trabajo como medio de
enriquecimiento personal, como fuente de placer o de realización, ni de sufri
miento o de castigo. Más bien existe una coincidencia a la hora de condenar
el afán de lucro o el ideal del beneficio.
2.2.3. Polo positivo
Visión del trabajo como misión, vocación, camino, valor, fuente de satisfac
ción y de autorrealizaclón. En la antigüedad, las referencias al respecto son es
casas cuantitativamente, pero cualitativamente significativas:
• El Génesis se hace eco del imperativo divino de u someter la tierra y de cultivar
y cuidar el jardín" (1,2). • En la misma línea, el capítulo 18 del Bhagavad-Gita (1972), del Mahabaratta
(milenio 1 a.C.), presenta el trabajo como la misión natural de una casta (la
de los agricultores, artesanos y comerdantes; nacidos, como se sabe, de los
muslos de Brahma): "la tarea del Vaisya, derivada de su propia naturaleza,
consiste en el cultivo de los campos, la guarda del ganado y la práctica del
comercio."
~ Edltort.t.l UOC Teoría de la$ reladones tolborales ...
• La valoración del trabajo por los dramaturgos griegos dista bastante de la de
los filósofos clásicos: así, es conocido el pasaje de laAntígona de Sófocles (1936),
siglo V a.C., donde la protagonista exalta la capacidad humana de servirse de
las más diversas artes y técnicas para mejorar la producción y para desarrollar obras tan deseables como casas, embarcadones o arados.
• No menos conocida resulta la sentencia atribuida por la tradidón oral al Pro
feta (Mahoma); pero no contenida en el Corán: "el sudor del trabajador es más
sagrado que la sangre del mártir" 2.
• Una tradición azteca del siglo xv pone de manifiesto que los habitantes del
continente que fue redescubierto, a finales de este mismo siglo, por los espa
ñoles y al que se impuso el nombre del cartógrafo Américo Vespudo, valora
ban positivamente el trabajo, mucho antes de recibir el impacto ideológico
y moral del puritanismo protestante anglosajón:
"Haz algo: corta lei\a, labra la tierra [ ... ] Tendrás qué beber. qué comer, qué vestir. Con esto estarás de pie (serás verdadero), con eso andarás. Con eso se hablará de tí, se te alaban. Con eso te darás a conocer a tus padres y parientes".
UNESCO (1968). El dem:ho del hombr< (pág 298). Salamanca: Sígueme.
En la civilización moderna industrial, este sentido positivo del trabajo es el
que domina en la ideología por la que se rige la vida cotidiana de las personas y de las comunidades. El protestantismo de orientación neocalvinlsta, el liberalis
mo socioeco-nómico, la mentalidad industrial y lo que Max Weber denomina el
espíritu del capitalismo convergen en una nueva vislón de la actividad laboral,
caracterizada por los siguientes rasgos principales:
• La idealización de la laboriosidad, del oficio, de la profesionalidad y, en
definitiva, de la ética del trabajo.
• La exaltación del esfuerzo, la constancia, la disciplina y el ascetiSmo intramundano.
2. Del arraigo cultural de esta concepción -incompatible con ciertos est~reotlpos qu~ drculan por Occidente sobre el mundo bl..ám..ico- da una Idea el que nos la hayan recitado, en Barcelona, con mínimas variaciones Hngllístic.as, Ulld. mujer universitaria Jrani y ~n~ según la tradldón shií y un ~ombre. de origen ma.grdlí. Inmigrante sin pa~les, y soctallz.ado rellgiosamen~ en un medio surut:a.
e Editonal uoc úpitulo l. Trab.l¡;lf ~11 la modemtdad ...
• El levantamiento de la censura moral concerniente al afán de lucro y a la persecución del beneficio económico.
• La condena cultural de la pereza y del ocio.
• La pasión desenfrenada por el dinero y la riqueza.
• La incitación al ahorro y a la iniciativa inversora. • La radonalización instrumental de la actividad productiva.
La moderna ética del trabajo ha sido presentada como una victoria de la ra
ctonalizadón moralizadora y modernizadora sobre la presunta indolencia arcaica e irracional que se manifestaba, según ciertas crónicas, en la resistencia de las primeras generaciones de obreros industriales a someterse a las duras y antinaturales condiciones laborales que les imponía la ideología del capital aplicada
en el nuevo entorno de la fábrica. En este sentido, el régimen Industrial no sólo
conlleva una especie de dominio de la naturaleza por el ser humano (que, por
este desempeño, se autorreall..za. supuestamente como productor), sino sobre todo el sometimiento y la disclplinización de la miSma naturaleza humana -de lo que
resta de ella en la persona del proletario- en aras de los imperativos de la pro
ducción fabril capitalista. Según Bauman (1998), la ética moderna del trabajo se apoya sobre las siguien
tes bases ideológicas:
1) Dos premisas explícitas:
• Para vlvtr hay que trabajar. Sin trabajar, no se logra sobreVivir. • Trabajar es bueno. No hacerlo es malo.
2) Dos supuestos t.ldtos: • Trabajar es la forma normal de existir. No hacerlo es anormal. • Sólo tiene valor moral superior aquel trabajo cuyo mérito es reconoci
do y recompensado por los demás.
La santa alianza liberalismo -protestantismo, al tiempo que difunde la verdad del valor del trabajo como fuente de riqueza individual y colectiva, econó
mica y moral, critica, minimiza, denuncia y condena la riqueza que no proViene directamente del trabajo: las rentas de la propiedad de la tierra, en manos de la
aristocrada ·y de organizaciones religiosas tradidonales (se pretende cazar, así,
dos pájaros de un sólo tiro).
1:l EdltorUI UOC "' Ttoria de W relaciones labor.ill!'l ...
La U amada ética protestante del troba¡o, en tanto que corriente ideológica, ex
tiende su campo de influenda hasta la misma tendencia ultracatólica del Opus Dei, que participa de una relectura del Génesis en la que el imperativo de ganarse
el pan con sudor ya no es interpretado como un corolario del pecado, sino más
bien como una precisión del mandato de dominar la tierra: el único "Camino"
es el del trabajo duro. Éste acaba siendo el núcleo del imperativo moral de los
tiempos modernos.
El efecto final de este proceso se refleja en el informe del primer estudio so
bre los valores del tiempo presente impulsado por la European Values Systems
Study Group Foundation, según el cual, en la actualidad, "nadie en Europa
considera la obligación·de trabajar como un escándalo o una maldición"
(Stoetzel, 1983, pág. 163).
El trabajo no constituye, pues, sólo un valor económico, de carácter instru
mental; sino t~mbién un valor cultural de primer orden, de carácter expresivo
y final, como Indica el prefacio a un informe de la Oficina Internacional del Tra
bajo:
"Una oportunidad de trabajo productivo no es meramente un medio para conseguir ingresos[ ... ] es un medio de autoestirnadón, para el desarrollo de las potencialidades del ser humano y para alcanzar un sentimiento de participación en los objetivos de la sociedad".
OIT (1961). El emplro como objetivo de desarrollo taJnómico. Ginebra: OIT.
Así como lo que domina en el mundo antiguo (preindustrial y precapitalista
en general) es una visión del trabajo que oscila entre el centro del continuo bi
polar y el polo negativo, la perspectiva que caracteriza la modernidad industrial
es precisamente la contraria: la que se extiende entre ese centro del continuo (la
adopción del trabajo como simple actividad instrumental al servicio de la super
vivencia material) y el polo positivo (el trabajo y la actividad económica en ge
neral como ejes vertebradores y organizadores de la Vida IndiVidual, social, política
y cultural).
}accard (1960, pág. 23) resume su visión de la historia general del trabajo
en los siguientes términos: "Según los lugares, los tiempos y las circunstandas,
el trabajo ha sido honrado o despreciado, pero casi siempre amado y odiado
al mismo tiempon.
--+ e Edltortai UOC ll Capitulo l. rr.~baj;u en la modern!d~-·
Desde un punto de vista histórico, la máxima expresión de la distanda entre
tos dos polos de la ambivalenda humana ante el trabajo la encaman personajes
como Aristóteles y Marx. Para el primero, la actividad laboral deshumaniza hasta
tal punto que la simple pertenencia a la clase trabajadora conlleva la automática
exclusión de la ciudadanía. Para el .segundo, el ser humano se hace a sí mismo
en tanto que productor y la historia universal no es otra cosa que la autoproduc
ctón humana mediante el trabajo. Lo que para Platón y Aristóteles es malo, por
que responde a la lógica de la nece'Sidad, para Franklln y Marx es tan bueno como
para orientar hacia ello la lógica del deseo. Desde un ángulo ideológico, dentro de la misma modernidad industrial, esta
ambivalenda la vemos reflejada en los textos de dos lideres revolucionarlos: el
polo aristotélico, de rechazo total del trabajo, lo encama Paul Lafargue, con su
manifiesto de finales del siglo XIX sobre El Derecho a la Pereza. El marxista, de apo
logía del trabajo, se refleJa en un discurso pronunciado por Ernesto Ché Guevara,
en el acto de entrega de C.rtificados de Trabajo Comunista a los obreros del MI
NINO, pronunciado el 15 de agosto de 1964.
El rechazo del trabajo
"Una extrai!.a pasión invade a las clases obreras de los países en que reina la civilización capitalista; una pasión que en la sociedad moderna tiene por consecuencia las miserias individuales y sodales que, desde hace dos siglos, torturan a la triste humanidad. Esta pasión es el amor al trabajo, el furibundo frenesí deJ trabajo." (pág. 117)
"los hijos de los héroes de la Revolución se han dejado degradar por la religión del trabajo hasta el punto de aceptar, en 1848, como una conquista revolucionaria, una ley que limitaba el trabajo en las fábricas a doce horas por dia. Proclamaban como un principio revolucionario el Derecho al Trabajo[ ... ] Solamente esclavos podían ser capaces de semejante bajeza." (pág. 122)
uMás valdría sembrar la peste o envenenar las aguas que erigir una fábrica en medio de una población rural. Introducid el trabajo fabril, y adiós alegrías, salud, libertad; adiós todo lo que hace bella la Vida y digna de ser viVida." (pág, 127)
•El fin de la revolución ( ... es ... ] trabajar lo menos posible y disfrutar intelectual Y físicamente lo más posible." (pág. SI)
P. lafarge (1880). El d<m:ho a la pereza. Madrido Fundamentos, 1973.
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La apologia ckl trabal<>
"Hoy, en nuestra Cuba, el trabajo adquiere cada vez más una slgnJflcadón nueva, se hace con una alegria nueva [ ... ] Y les podñamos invitar a los campos de cai"la para que vieran la fuerza viril de nuesuos trabajadores cortando la cai"la con amor, para que vieran una actitud nueva frente al crabajo, para que vieran que no es el trabajo lo que esclaviza al hombre, sino que es el no ser po~or de los medios de producción; y que cuando la sociedad llega a cterta etapa de su desarrollo[ ... ] adquiere frente al trabajo{ ... } la alegria de estar cumpüendo con un deber, de sentirse importante dentro del mecanismo S:Octal { ... }Y junto con eso, junto con el trabajo que está todos los días realizando la tarea de crear nuevas riquezas para distribuir por la sodedad, el hombre que trabaja con esa nueva actirud se está perfeccionando".3
La amblvaleucla del trabajo
"Lo que hoy entendemos por trabajo ha sido, a lo largo de la historia humana, un referente para toda suerte de tabúes y de imperativos morales, así como de prescripciones y proscripciones diversas. Esta ambivalenda fundamental que ha venido suscitando ha acabado haciendo de ~1 objeto del deseo y del rechazo más profundos, del miedo a tenerlo y a perderlo, deJ amia por 11tJerarse de él y del horror a quedarse sin éJ, vía de emanctpadón y de alienadón, potencial Uberador y deshumanizador, don y mercanda, factor tranquilizante y estresante,[ ... } fuente de beneficios y de malefidos".
j. M. Blanch (2001) "Empleo y desempleo: ¿Viejos conceptos en nuevos contextos?. Ene E. AguUo; A. Ovejero (coords.). Trabajo, individ11o y 5txi<rlad (pág. 31). Madrid o p¡.
rámide.
2.3, Dimensiones
El trabajo es una realidad compleja, heterogénea y polisémica, que presenta
configuraciones distintas según los diversos espacios y tiempos, situaCiones y contextos; siendo por ello objeto de un estudio multi e interdisciplinar. En un
sentido meramente descriptivo y tópico, suele hablarse de dimensiones del fenó
meno; mientras que cuando se trata de aportar, además, claves para la lectura
no sólo de las diferentes vertientes horizontales, sino también de las desigual
dades verticales, se tiende más bien a aplicar el término divisiones.
3. Ernesto "Che~ Guevara (1964). "Discuno de lS de agosto de 196-1~. Citado por J. del Turta (comp.) (1977). Temdrica del mar.rlsnw {tomo 11, pág. 14i). Barcelona: Cinq d'Oros.
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e Edltortal uoc 53 Ú¡Jitulo l. rrilbajlr '!ll lil modmudad ...
Desde las más diversas disciplinas científicas, se habla de dimensiones del
trabajo (ver Hall, 1986), atendiendo a dos criterios principales:
a) La perspectiva disciplinar (económica, sociológica, jurídica, politológi
ca, ecológica, psicosocial, biomédica, etc.). Cada especialidad aporta a la tarea
interdisciplinar sus paradigmas, sus modelos teóricos y su caja de herramien
tas conceptuales, metodológicas y técnicas, para la investigación e interven
ción sobre el campo de los fenómenos y procesos laborales.
b) El nivel de análisis, que incluye dimensiones que abarcan desde el ám
bito Individual hasta el macrosocial, pasando por el grupal y el organizacio
nal. Cuando se analiza la experiencia laboral desde el punto de vista del sujeto
individual, la mediCina y el derecho, la psicología y la pedagogía, al igual que
otras ramas científicas y profesionales, enfocan el comportamiento humano
en el entorno laboral, así como los mecanismos y procesos jurídicos, biológi
cos, psicológicos, pedagógicos, etc. que lo posibilitan, facilitan, limitan, con
dicionan o determinan. En este nivel, se trata de las necesidades y recursos
biológicos de la persona para interactuar con su medio laboral, de los dere
chos y deberes individuales con respecto al empleo, de valores, actitudes,
creencias, normas, roles, motivos, aspiraciones, expectativas, actitudes, habi
lidades, destrezas, cogniciones autorreferenciales (autoconcepto, autoestima,
autovaloración, autoeficacia, etc., personales y profesionales) concernientes
al trabajo, etc. Esta perspectiva da cuenta de fenómenos y procesos tan diversos como los
relativos a ergonomía, salud, higiene, seguridad y bienestar en el trabajo; a
selección, eValuación, formación, orientación, desarrollo y promoción del
personal laboral. Por otra parte, el polo de la sociedad atrae la atención de multiples disci
plinas científicas y profesionales, que analizan temas tan variados como fas
condiciones físicas, materiales, políticas, jurídicas, sociales e ideológicas del
trabajo; la g~nesis y el desarrollo histórico de las estructuras y procesos soCio
laborales, la cultura y la socialización organizacionales, las tensiones, crisis y conflictos que emergen en este ámbito; así como las estrategias aplicadas a la
resolución de los mismos.
:tl Edltori.ll uoc ,, T ~de !u rel.l.dono laborales. ..
2.4. Dlvblones
La divisiñn social del trabajo consiste en una distribución de las tareas que las
personas individuales cumplen en la sociedad. A mayor complejidad de la orga
nizadón social, se desarrolla una mayor sofisticación en la división del trabajo.
En el ámbito de las ctendas sociales en general, suele distinguirse entre formas primitivas Y modernas de esta división. Entre las primeras, aparecen las conside
radas más naturales: en esta categoría destaca, en primer lugar, la sexual, que asig
na a los hombres las tareas productivas y a las mujeres las reproductivas. A ella
pertenecen también la división por Criterios de edad (jóvenes frente a adultos) y
de tarea (manual frente a intelectual) (ver Pahl, 1984).
Entre las forroas llamadas modernas, destaca la llamada división técnica del
trabajo, que induye diversas modalidades:
a) reparto de tareas dentro de un mismo proceso productivo (por ejemplo, en el seno de una cadena de montaje del automóvil)
b) distribuctón de espacios de trabajo entre profesiones (en functón de la res
pectiva espectalizactón)
e) clasificactón de la producctón atendiendo a diversos Criterios específicos:
• por sectores (primario, secundario, terdario, etc.) • por subsectores (por ejemplo, dentro del secundario, el metalúrglco, el tex
til, el químico, etc.)
• por espacios geográficos, según las características del entorno (espectaliza
ción en pesca, agricultura, minería, servidos, etc.).
Las formas concretas de reladones sociales derivadas de la división del traba· jo no se producen en el vacío social, ideológico y político; sino que dependen
directamente de las condiciones y contextos sociales en las que se desarrolla di· cha división. Así, cuando la división del trabajo se produce en el contexto de una
desigual distribuCión del poder, asociada a un también desigual reparto de la pro
piedad, la división sexual disminuye su carácter natural en la misma medida en
que aumenta su componente sociocultural de división de género, dentro de un orden patriarcal de desigualdad y dominación.
Asimismo, cuando una división entre el trabajo intelectual y el manual se pro
duce en el marco de una sociedad desigualitaria (por ejemplo, de tipo esclavista),
e Ed!torW uoc Sl ~pítulo l. Trabajar en J¡ mt>dtmld4d ...
adquiere un significado social nuevo: el de la explotación y dominación de una
categoría social por otra ('amos/esclavos'). Igualmente, la división técnica de tareas en una cadena de montaje fordista
no responde básicamente a una supuesta lógica natural de espeCializaCión de
tuneiones decidida en una asamblea de trabajadores motivados por su tarea, sino
a la lóglca social de la productividad de un trabajo convertido en mercanóa. Esta
IógJca no ha sido concebida atendiendo prioritariamente a las necesidades de la
llamada fuerza de trabajo; sino, básicamente, a las de los intereses del capital y,
por tanto, a los criterios por los que se rige un determinado modelo de redistri
bución social de los beneficios del trabajo socialmente dividido. Responde a una
estrategla minima, de minimización de los costes (tiempo y esfuerzo) de produc
ción y de maximizactón de los beneficios del capital, una vez descontado el sala
rio asignado a la fuerza de trabajo. La contradicción básica entre la economía politica clásica (Smith, Ricardo, etc.)
y el marxismo con respecto a la división del trabajo se pone de manifiesto en que
aquélla enfatiza el carácter casi natural de esta división en las sociedades humanas,
mientras que, para éste, las formas de tal división responden a la lóglca de la do
minadón propia de una sociedad dividida en clases sociales. Consideractones si
milares resultan oportunas a propósito de cualquier tipo de división espacial del
trabajo (desde la local hasta la mundial). Por ejemplo, la división internactonal del
trabajo contemporánea puede ser explicada atendiendo a diversas lóglcas; pero di
fícilmente alguna versión resultará creíble y convincente si no tiene en cuenta
contextos como el colonialismo, el imperialismo o la globalización neo liberal.
Para profundizar en esta reflexión, vamos a centramos en la consideración del proceso de la natural división sexual del trabajo a la división social de gé11ero. Enten
demos por sexo la constitución anatomofisiológica natural que diferencia los ma
chos de las hembras. Y por género la definición cultural de los patrones masculino
y femenino de funcionamiento socialmente normales. En una conocida postal editada por la Organización de las Naciones Unidas,
se resume un panorama significativo, a escala mundial, en la entrada al tercer
milenio:
Las mujeres constituyen la mitad de la pobladón mundial, desarrollan la dos terceras partes de sw h.oras de trabajo, reciben la décima pane del salarlo mundlal y controlan menos de la centésima parte de la propiedad mundial.
"' Editorial UOC 56 reoria de las relaciones laboral~ ...
Esta situación ¿es el resultado de la evolución natural de la relación entre los
sexos o de la historia sociocultural de las relaciones entre géneros?
Entre los mitos fundadonales de casi todas las culturas, que persisten arraigados en ellas hasta la actualidad, drcula el relativo a la expllcadón y legitimación -o, si se prefiere, al origen y al sentido- de las diferenctas entte hombres y mujeres, entre mujeres y hombres. Asi, por ejemplo, la sabiduría china distingue el Yin del Yang. Uno es la energía femenina, de carácter pasivo y lunar; el otro la masculina, activa y solar.
En la tradldón judeoc:rtstiana ocddentaJ, el G¿n~is lo deja claro desde el prindpio: Dios crea primero al hombre, Adán, y luego forma a la mujer, Eva, a partir de una de las costillas de aquél. En hebreo Issah (mujer) deriva de ls (hombre). Adán, con per· miso divino, le pone nombre ('sena! de dominio') a su compai'\ia ('compai'\era'). No cabe duda acerca de dónde se supone que radica la primada y donde la subordinación. Después del pecado, la pareja recibe como castigo la imposición de los roles de género:
• Adán es condenado a la fundónproductiva, a comer el pan con el sudor de su treme, labrando una tierra maldita.
• A Eva se le encomienda la rtproduct:iva; esto es, parir con dolor y lo que siga después
del parto.
Los estudios sobre el género ponen de manifiesto que, tras la división sexual
del trabajo, se esconden los estereotipos culturales del género: el varón se realiza
masculinamente cumpliendo el rol agéntico (Deaux, 1985); esto es, vertebrando
su identidad y su actividad en la dimensión pública, centrada en el desempel'io
laboral del rol profesional ('job model', Dex, 1988) y en la generación de valores
de cambio. La hembra humana hace lo propio femeninamente, desempel'iando
su rol comunal (Deaux, 1985), desarrollándose como mujer en el ámbito priva
do, ejerciendo el rol doméstico ('gmder model', Dex, 1988) y en la producción de
valores de uso.
El rol masculino ha estado asociado tradicionalmente a la asertividad, la au
toafirmación y la voluntad de dominio. El femenino, por su parte, a la empatía,
la complacencia y el interés por el bienestar de la familia.
En suma, la división sexual del trabajo se asienta sobre el sustrato arqueológi
co de una relación de poder y de dominación labrada a lo largo de mllenlos. En
el mundo laboral, en el mercado de trabajo y en las mismas relaciones laborales,
están tendiendo a desaparecer _,n los países socialmente más avanzados-las ba
rreras jurídicas e ideológicas que impiden la igualdad entre hombres y mujeres.
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e EditorW uoc " Capítulo l. Tr;~~;u en ta modmlJ.di¡d ...
Sin embargo la persistencia de los estereotipos de género en la vida económica,
social, politica y cultura! Indica que existe un largo trecho a recorrer hasta ello
gro de una igualdad real de oportunidades ante el trabajo.
3. Organización y cultura
Podemos introducimos al concepto de organización del trabajo a través de una
metáfora: la de la Asamblea en la carpinttria.
"Cuentan que, en la carplnteria, hubo una vez una ex tralla asamblea. Fue una reunión de herramientas para arreglar sw diferendas.
El martillo ejerció la prestdenda, pero la asamblea Le notificó que tenía que renunciar. ¿La causa? ¡Haáa demasiado ruido!. Y, además, se pasaba el tiempo golpeando. El martillo aceptó su culpa, pero pidió que también fuera expulsado el tomillo; dijo que había que darle muchas vueltas para que sirViera de algo.
Ante el ataque, el tomillo aceptó también, pero a ru vez pidió la expulsión de la llja. Hizo ver que era muy áspera en su traro y siempre tenia frícdones con los demás. y la lija estuvo de acuerdo, a condidón de que fuera expulsado el metro que siempre se la pasaba midiendo a los demás según su medida, como si fuera el único perfecto.
En eso entró el carpintero, se puso el delantal e irúdó su trabajo. Utilizó el martillo, la lija, el metro y el tomillo. Flnalmente, la tosca madera inicial se
convirtió en un fino mueble. Cuando la carpintería quedó nuevamente sola, la asamblea reanudó la deliberadón.
Fue entonces cuando tomó la palabra el serrucho, y dijo:
'Sefl.ores, ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con nuestras cualidades. Eso es lo que nos hace valiosos. Así que no pensemos ya en nuestto:s puntos malos y concenttérnonos en la utilidad de nuestros puntos buenos'.
La asamblea encontró entonces que el martillo era fuerte, el tomillo unía Y daba fuerza, la lija era especial para afinar y limar asperezas y observaron que el metro era preciso y exacto. Se sintieron entonces un equipo capaz de producir muebles de calidad. Se sintieron orgullosos de sus fortalezas y de trabajar juntos. •
In (Daba. Bolerin iberoamericano de psicologia organizacional y RRHH Núm. 0002 Septiembre/2000. (texto reproduddo con la autortzadón del editor) htrpo//www.abacolombia.org.co/dlv/organiz/lndex.htm
~ E.dltOn.al UOC Teoria d~ lis rdadones ~--
A lo largo de su historia como especie, el ser humano ha ido desarrollando di
versas formas de actividad laboral que, desde el Paleolítico hasta la Era de la In
formación, no han dejado de evolucionar. En la actualidad, en el marco de las
sociedades complejas, las modalidades primitivas de división de trabajo han dado
lugar a formas sofisticadas de organización del mismo. No sólo pasamos una parte
importante de nuestra Vida trabajando; sino que, además, lo hacemos en el marco
de organizaciones laborales.
Abordaremos la temática de la organización del trabajo definiendo, en pri
mer lugar, lo que entendemos por organización y valorando la aplicación de esta
noción al campo socio laboral. Posteriormente, reVisaremos esquemáticamente al
gunos modelos y conceptos que han marcado la evolución de las formas de orga
nización del trabajo a lo largo del último siglo.
3.1. La met;ifora organizadonal
Etimológicamente, organización significa la acción y el efecto de organizar;
esto es, de preparar la realizadón de algo. El término ha sido importado por las
ciendas sociales desde la biología. Un organismo es una entidad biológica inte
grada por un conjunto de órganos que funciona coordinadamente como un todo conjuntado, indiVidual, con vida propia, diferenciado del mundo exterior
(con el que interactúa constantemente) y de los otros organismos. Si un IndiVi
duo puede ser contemplado como un organismo, ¿por qué no reallzar un salto analógico, considerando un colectivo social como un supraorganismo biológicamente integrado, con diferendadón de estructuras y fundones, y regido por los
principios sistémlcos de interdependencia, jerarquía y control? Antes de su incorporadón al quehacer dentífic05odal, la metáfora organismica
ha sido utilizada desde las más diversas perspectivas (como la consagración por los
Vedanta del sistema de castas sociales, tomando como referencia el modelo del
cuerpo humano en posidón vertical, o la imagen paulina de la Iglesia como cuerpo místico) para significar la realidad de un todo complejo, polifacético, Vivo, autorre
gulado, en interacción permanente con el entorno, manteniendo homeostática
mente la constancia de su medio interno y adaptándose pennanentemente a las fluctuaciones del ambiente exterior.
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Cl Edlwrtll uoc 59 Clpitulo l. Tr~l.ar en lJ modfin.ldad. ...
El trasplante de modelos biológicos a las ciencias sociales encierra riesgos notables de simplificación y de reducdonismo. La lógica de las estructuras y
procesos sociales es (aún) más compleja y flexible que la biológica. lo que en
biología se define como problema o como solución no conlleva una traducción
automática al terreno de lo sociocultural (el modo de afrontar lo que en medi
cina se considera una crisis, una patología o una disfunción no tiene porqué sesgar -ideológicamente- el modo de afrontar las carencias, los conflictos o las contradicciones socioculturales). Así, mientras un cuerpo humano en el que falla el corazón está al borde del colapso, una ciudad con un mercado central en
crisis puede disponer de alternativas funcionales que garantizan la superviven
cia de sus habitantes. Por otra parte, la analogía organismica induce a representar la realidad labo
ral a escala micro; es dedr, considerando cada organización en su dinámica In
tema y en sus particulares interacCiones con su medio externo. La relativa desatención a lo macrosocial implica, sencillamente y en resumen, que el enfoque organizacional permite comprender todo y sólo lo que abarca: lo que alcan
za la perspectiva adoptada; ni más ni menos.
3.2. La vida organizada
En las sociedades contemporáneas, la mayoría de las personas nace y muere
en hospitales, pasa períodos importantes de su vida infantil y juvenil en escuelas
y universidades; durante su Vida adulta, trabaja en empresas y ocupa parte de su
tiempo libre desarrollando actividades organizadas en función de metas sociales,
políticas, sindicales, recreativas, culturales, religiosas, deportivas, etc. de carácter
público o privado. En suma, una de las características más relevantes de la vida hu
mana contemporánea es su carácter eminentemente organizado. SJ casi toda nuestra vida esta organizada, ¿en qué se distingue el vivir organi
zadamente del viVir a secas? En otros términos, ¿cuál es la utilidad teórica y prác
tica del concepto de organización? Organización presupone la existenda de un sistema social complejo, estable,
en pennanente interacción con sus medios externo e interno, integrado, con estructura de poder, división de papeles entre sus miembros, definición operativa
de roles, delimitación de co~petendas y reglamentadón de su fundonamiento
~ Edito!Ut UOC 60 Teoti.t de t.n rdaclon~ laborales ...
ordinario, estando todo ello orientado a la eficada de tal organismo social; esto es al logro de metas organizadonales, conscientemente perseguidas por el colec
tivo organizado. Toda organizactón soda! tiene, por tanto, su propia lógica, sus
objetivos y estrategias, su escenario, sus actores, su guión y su direcdón. Estas consideradones nos permiten establecer una precisa diferencta, desde un
punto de vista organizactonal, entre dos ejemplos de nuestra actividad cotidiana:
la de tomar el sol en la playa, en medio de mucha gente durante el tiempo libre, y la de fundonar como profesionales dentro de la empresa que nos paga, con la que
mantenemos un vínculo contractual y en la que nos desarrollamos profesionalmente, ejerctendo un tipo de conductas acordes con lo que se espera de nosotros.
Las organizaciones son objeto de análisis y de lntervenctón desde una óptica
lnterdisciplinar. En efecto, la teoría y la práctica organizacionales se enriquecen
de aportaciones y sinergias de las más diversas disciplinas: economla, SOciología,
politología, psicología, derecho, historia, antropología, ergonomía, ingeniería y
un largo etcétera.
3.3. La organización
En términos simples, una organización consiste en un colectivo de personas asociadas para trabajar conjuntamente de cara al logro de objetivos comunes. Las tipologías organizaclonales han sido construidas atendiendo a los más di·
versos criterios: tamaño, complejidad, estructura, fundones, fines, medios, actividad, protagonistas, beneficiarios, etc. (ver Gil y Alcover, 1997; Munduate,
1997; Peiró, 1990; Quijano, 1993; Rodríguez, 1998; Salgado, 1997). Un ejemplo
de definición matizada del concepto nos lo propordona Quijano, quien sin te·
tiza algunas de las principales aportaciones al respecto:
Las organizaciones (Quijano, 1993, pág. 181) "son formaciones sociales com·
plejas y plurales, compuestas por individuos y grupos, con límites relativamente
fijos e identificables, que constituyen un sistema de roles, coordlnado mediante
un sistema de autoridad y comuniCación, y arti<:_ulado por un sistema de significados compartidos (que incluye interpretaciones de la realidad, normas y va
lores) en orden a la integración del sistema y a la consecución de objetivos y
fines. Estos fines, O el modo de conseguirlos, no siempre son aceptados por tO·
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dos sus miembros, por lo que deben ser negodados o impuestos, lo que pennite entender las organizaciones como coalidones de poder en lucha, a veces por el cómo conseguir los objetivos, y a veces por la fijación de los objetivos mismos.
De duración relativamente estable y continua, estas formaciones sociales se hallan inmersas en un medio ambiente con el que mantienen mutuas relaciones
de influencia".
3.4. Visiones clásicas de las organizaciones laborales
El sistema fabril es el paradigma de la organizactón moderna del trabajo, el eje
vertebrador de la ctvilizadón industrial, que integra y trasciende la herenda de
modelos anteriores, como el doméstico y el gremial. Buena parte de las relado
nes laborales contemporáneas tiene lugar dentro de empresas que desarrollan su
acrividad en el marco del sistema capitalista. El objetivo principal e invariable de
tales organizaciones laborales se puede expresar en diferentes términos; pero, en
definitiva, consiste en la maximización de los benefidos del capital (propiedad,
acctonariado, etc.). A esta meta del rendimiento económico se subordina buena parte de la es
trategia organizadonal, que dertamente ha evolucionado a lo largo del último siglo, desde la llamada gestión científica ('sciendfic managemenr) del trabajo has·
ta modelos más red entes, como los centrados en el desarrollo de los llamados re
cursos humanos y de la calidad de vida laboral. Una visión esquemática de este
salto nos dará pie a considerar algunos de los elementos principales de la orga
nizadón del trabajo.
3.4.1. Organización científica del trabajo
A principios del siglo XX, entra en escena en Estados Unid_os, una nueva propuesta de mejora del rendimiento de la actividad laboral y, con ello, de su
peración de la crisis de estancamiento económico que padecen los países industrializados: la organización taylorista. Ingeniero de formación y de profesión,
e Ed..ltorW uoc Teoría de W relaciones laborales ...
Taylor (1911} concibe la fábrica como una inmensa máquina, siendo los
obreros unos meros componentes de la misma. Tal mecanismo sólo !un dona adecuadamente si se le aplica un nuevo modelo
de diseno y de gestión. El empresario debe renundar al manejo intuitivo de su empresa, para conducirla científicamente. Esto le exige un mejor conodmiento de las piezas de tal engranaje, que son los obreros que, con su propensión natural a la pereza y a la holgazanería, sólo se mueven organizadamente bajo el yugo de un doble control: el salario y la dlsdplina.
La remuneración económica, por unidades de producción, debe garantizar el mínimo suficiente para la reposición necesaria de la fuerza de trabajo; pero no deb€ ser ~xcesiva, para no estimular la consabida indolencia obrera. El modelo impone una rigida separación entre los que diseñan y dirigen el trabajo
y quienes lo ejecutan. No todo el mundo encaja en el perfil requerido para la
mano de obra taylorista: la minoria de las personas más inteligentes y ágiles
mentalmente no podría soportar la agotadora monotonía de un trabajo espedal
mente diseñado para ser extremadamente rutinario. El perfecto obrero fortna parte de la mayoría de la pobladón, supuestamente más cercana al perfil psico
lógico de una bestia de carga que al de la persona que practica la filosofía: pasivo,
apático y reactivo, con pocas luces, habituado a no pensar, dispuesto y resignado
a confonnarse a los imperativos de la tarea que se le imponga, a cambio de unos medios de satisfacción de sus elementales instintos egoístas.
La organización cientifica del trabaio consiste en el estudio, el diseño y la im
plementadón portnenorizados de tiempos, métodos, tareas y movimientos. Lo
que redunda en una intensificación del proceso de trabajo y, por tanto, en un in
cremento de la productividad de la mano de obra y en una mejora de la eliden da del sistema.
La fragmentación y subdivisión de tareas genera, de paso, un doble efecto añadido:
• La disminución del poder de la minoría de obreros con ofiCio y co~ potencial reivindicativo.
o La facilitadón del proceso adaptati.-o del personal no calificado, nortnalmente reCién inmigrado a Estados Unidos de principios del siglo XX.
Después de una fuerte resistencia, tanto del sector empresarial como, obviamente, del sindical, acaba imponiéndose y culmina con la línea de mon-
e Edltorlal uoc 63 üplruJo l. Trabajar en la mOdern~ ...
taje diseñada por Henry Ford para la producción en masa de automóviles.
Este modelo es posteriormente aplicado a otros subsectores de la industria y también a organizaciones de servicios.
El taylorismo ha sido considerado una espede de "segunda" Revoludón lndus
trial. Dado su pretendido carácter dentifico (y presuntamente no ideológico),
ha dejado sentir su impacto incluso en la misma Unión Soviética leninista. Asímismo, forma parte de la leyenda del cine, al haber sido objeto de una genial
caricatura (superando lo que la propia realidad tiene de caricaturesco) en Los Tim~pos Modernos de Chaplin.
3.4.2. La burocracia, modelo de organización racional
Si Tay!or ofrece un modelo de organización del trabajo pensado para las fá
bricas, pero que se puede adaptar a otros tipos de organizadones laborales, el
sociólogo alemán Max Weber (1922) presenta el modelo burocrático de orga
nizadón del trabajo, tlpico de las administraciones públicas y de determinadas
empresas de servicio¡ pero que igualmente puede ser adoptado por empresas de
producción Industrial. Se trata de un modelo que enfatiza la dimensión racional-legal de la organi
za.ctón y se caracteriza, entre otros, por los siguientes rasgos:
o Conducta organizadonal ajustada a unos protocolos reglamentados, escritos,
objetivos, impersonales, públicos, estables y previsibles.
o Estructura jerárquica del poder, con una precisa ordenadón vertical de atribu
ciones, responsabilidades y obligaciones, con unidad y escala de mando.
o Régimen funcionarial del personal laboral, con contrato estable, a tiempo
completo, con unos precisos criterios y procedimientos de selección, remuneración y promodón.
Ya en el primer cuarto del siglo XX, Fayol (1920) realiza en Franda un Intento
de síntesis de las aportadones de Taylor y de Weber, con su modelo de Adminis
tración General e Industrial. A partir de los años cincuenta, tiene lugar una reactuallzación de la tradidón
weberiana, con la propuesta del modelo ttcnobrmxrático, que supuestamente en-
,o EdltorW UOC .. Teorta de tu rd.aCJones Laborales ...
riquece la racionalidad del esquema clásico, al subrayar el papel del nuevo pro
tagonista de la toma de decisiones organlzacionales: se llega a creer que, en las organizadones cada vez más complejas y sofisticadas, donde el tradidonal po
der de los propietarios unipersonales parece diluirse en una masa de acdonistas anónimos, el nuevo sujeto del poder terno-racional-legal es el experto -el 'hom
bre organización'- (White, 1956), cuya autoridad reside en la excelencia de su
conocimiento y de su competencia técnica. Tal instancia tomaría supuestamente las decisiones no en función de los intereses particulares de una de las partes (capital frenta a trabajo, potencialmente conflictivos), sino de la misma organi
zación. Sería, supuestamente, un modelo ideal, vacío de Ideología y de intereses
partidistas, ladlitador al máximo de la armonía en las relaciones laborales.
3.4.3. El factor humano en la organización del trabajo
A lo largo del segundo tercio del siglo XX, surgen diversos planteamientos al
ternativos, entre los que destacamos los clásicos modelos basados en las relacio
nes humanas, en las concepciones humanistas de las personas trabajadoras y en los enfoques que integran las dimensiones sociales y tecnológicas en un punto
de vista sociotécnico. A estas orientaciones acampanan y suceden otras perspectivas centradas en el grupo de trabajo, en el capital humano, en la calidad de vida
laboral, en los recursos humanos y otras tendencias posteriores.
• Las reladones humanas. En una serie de in'lestigaciones, de carácter interdisdplinar, realizadas en la empresa Western Electric Co;_ en Hawthorne, Chicago,
Elton Mayo (1933) y sus colaboradores descubren que la productividad obrera
en la empresa que investigan no depende fundamentalmente de la modifica
ción de las condidones materiales y técnicas de producción (realizadas de
acuerdo con esquemas tayloristas: horarios, incentivos salariales, descansos, iluminación, ruidos, decoración, etc.); sino del ambiente social del grupo de
trabajo. El efecto Hawtiwme remite al incremento de la productividad derivado
del aumento de la motivación laboral, asociado, a su vez, al buen ambiente
creado en el grupo social informal de trabajo. Este descubrimiento pone en cri
sis el modelo tayloriano de mano de obra como especie de mecanismo asocial,
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que no piensa, ni siente, ni resulta sensible a otra cosa que al dinero y a la disciplina. Y propone como alternativa la atenctón al factor humano (psicosocial)
de las experiencias socio-cognitivo-emocionales que se desarroilan en las inte
racciones personales dentro del ambiente de trabajo (amistad, comunicactón,
empatía, reconocimiento, apoyo mutuo, etc.). Tal descubrlmien to, objeto de
notable discusión teórica y metodológica en el campo de las ciencias sociales,
ha derivado en la escuela y en el movimiento de las Relaciones Humanas. Humanismo. En una línea paralela, la tradición humanista de la psicologia pre
senta una alternativa al modelo X de organización, que trata a las personas trabajadoras como meros organismos pasivos, reactivos, indolentes e irresponsables. El nuevo modelo Y (McGregor, 1960) se fundamenta en una con
cepción de la persona como sujeto agente y activo, dotado de necesidades,
capaddades y motivaciones de orden superior (aspiradones y expectativas de autorrealización, de toma de decisiones responsable, de autonomía, de autoimplicación y de participación en las tareas organizacionales, etc.). Y propone el disetlo de ambientes de trabajo acordes con este modelo, capaces
de responder tanto a las necesidades organizacionales como indiViduales. • Enfoque sociotécnico. Enfatiza ellmpacto sobre el comportamiento laboral (pro
ductividad, absentismo, conflictividad, etc.) de la Interacción de las condicio
nes técnicas del trabajo con la organización de las relaciones sociolaborales. En
el plano práctico, trata de armonizar la eficacia y la eficiencia organizaclonales
con la satisfacción de las personas empleadas. Obviamente, en este modelo
(Walker y Guest, 1952) como en los anteriores, se presupone que la armo
nía es el estado normal dentro de una organización (organismo vivo) y que
cualquier conflicto no forma parte de la norma, sino de la disfunción pato
lógica. Esta perspectiva refuerza las aportaciones de diversas disciplinas sobre
el grupo de trabajo y sobre el clima laboral. abriendo, de paso, la puerta a desa
rroilos posteriores sobre la calidad de vida laboral y a modelos de organización
como sistema abierto, de carácter político y cultural, cuya eficacia y efidencta dependen, en un grado importante, de sus recursos humanos.
Las orientaciones humanísticas han contribuido de algún modo a humanizar el deshumanizado mundo del trabajo; tanto en la dimensión horizontal de
las relaciones entre personas trabajadoras como en la vertical del trato que reciben de la dirección empresarial. Sin embargo, ello no implica un cambio de los
:= Edttort.111 UOC 66 Teoría de W ~taclones IU!orales ...
fines de la empresa (en definitiva, la optimización de los benefidos de sus due·
i!os, que siguen poseyéndola, dominándola y controlándola); sino, simplemente, de la estrategia organizacional, que evoluctona desde el modelo de palo seco
al de guante blanco. Es por eUo que las relaciones laborales (entre patronal y trabajo, los unos y los
otros) no se reducen a unas simples reladones humanas (dentro de un nosotros in
tegrado por iguales); por mucho que patrones y empleados compartan el munid·
pio, las aficiones, los victos, las fiestas patronales o los olidos religiosos.
3.4.4. Los grupos y el clima de trabaJo en las organizaciones
La corriente lnterdisciplinar de la dinámica de grupos hace notar su influenda en el análisis y la intervención sobre la organizadón del trabajo.
Un grupo es un todo dinámico, que fundona como un campo social de fuerzas,
y cuyas propiedades no se reducen a la suma ni al promedio de las características
de los miembros que lo componen. La escuela lewiniana presupone que los grupos humanos están en todas partes, movilizando fuerzas poderosas, que pueden
producir efectos positivos o negativos y que, para promover los primeros y preve
nir los segundos, hay que comprenderlos y gestionarlos adecuadamente. Las profundas transformadones en el mundo laboral imponen la implanta
dón a gran escala de grupos y equipos de trabajo; no sólo para provocar siner
gias, a partir de la cooperación interindividual; sino también para mejorar la capacidad de dar respuestas flexibles ante entornos complejos y cambiantes. En
tre las numerosas aportadones de la perspectiva de la dinámica grupal al estudio
de fenómenos y procesos organizacionales, figura el tópico del cUma organiza
dona!. (Ver Silva, 1992; Peiró y Prieto, 1996; Mallas, González y Peiró, 1999).
En sentido meteorológico, el cUma remite a un conjunto de circunstandas atmosféricas que influyen en la vida de las poblaciones y organlsmos·que habi
tan una determinada región geográfica. Metafóricamente, se refiere a caracterís
ticas del ambiente psicosocial que inciden en los procesos que se desarrollan en una región social, como, por ejemplo, una organizadón laboral. Algunos estudios clásicos sobre este tipo de clima ponen de manifiesto la influencia del estilo
de liderazgo (democrático, autoritario, /aissez-faire) sobre el funcionamiento ge·
neral de un grupo.
e Ed.Horlat t:OC 67 Clpirulu l. Tr.abaj;u en t.¡ modernidad ...
Entre los modelos teóricos del clima organizacional figura el que lo representa como determinado por la interacción de propiedades objetivas (atributos estructurales de la organización) y de construcciones subjetivas (percepciones,
representaciones, creencias, valoradones, etc.) del ambiente laboral, en lo concerniente a aspectos y dimensiones relevantes de la vida social de la organización, corno cohesión, confianza recíproca, transparencia informativa, estilo de comunicación, apoyo mutuo, autonomía individual, implicación emocional, compromiso organlzacional, reconodmiento y recompensas, presión experimentada, reglas tádtas de funcionamiento, grado de transparencia, de "juego limpio" y de equidad, etc.
Existe una importante linea de investigación e intervención que pone de
relieve la importanda del clima organizadonal como variable explicativa y pre
dictiva de procesos como rendimiento, productividad, absentismo, rotación, confliCtividad, satisfacctón, calidad de vida laboral, eficada y efictencia organi·
zadonales, etc. Así pues, el conocimiento y la actuadón sobre el clima laboral
son importantes de cara a la planificadón y al desarrollo organizadonales.
3.5. Calidad de vida laboral
Si los movimientos humanistas seflalan la importancia de la satisfacción de las necesidades del personal empleado en la organización, en orden a la efica
cia y eficiencia organizacionales, los modelos y movimientos que toman como bandera la calidad de vida laboral apuntan, en los últimos lustros, con reno·
vados argumentos, en la misma dirección. Por calidad de vida laboral entendemos el grado de satisfacctón y bienestar
físico, psicológico y social experimentado por las personas en su puesto y en su entorno de trabajo. Abarca una doble dimensión:
• Objetiva, relacionada con las condiciones de trabajo (ecológicas, materiales,
técnicas, contractuales, salariales, de seguridad e higiene, de protección so
cial, de estabilidad en el empleo, de estructura organizacional, de diseño de
puesto, etc.). • Sub¡rova, asociada a las percepciones y valoraciones sobre la mejorabilidad de
las condiciones laborales, sobre el estrés laboral experimentado, sobre el am-
~ Edltori<ll uoc 68 Teorfa d~ la.s relaciones laborn~ ...
bien te SOCial (tanto en lo concerniente a las re ladones horizontales con compai\eros de trabajo como en las verticales, del trato recibido de la direcdón),
sobre el clima organizacional. sobre la estructura perdbida de oportunidades
de promoción, sobre el grado en que se siente que el trabajo contribuye al pro
pio desarrollo personal, etc.
En los últimos lustros, se ha desarrollado una ftlosofía organizacional según la
cual el desarrollo de la calidad de vida laboral (CVL) mejora el functonamiento de
la organización (Ver Davis y Chems, 1975; Munduate y Barón, 1993). En virtud
de ello, se establece la CVL como objetivo político del desarrollo organizadonal
y al tiempo como medio estratégico para aJcanz;¡rlo. En esta línea, por ejemplo,
la European Foundation for Quality Management ( 1999) ha elaborado el Mode
lo EFQM de Excelenda, que incluye nueve criterios para la autoevaluadón orga
nizadonal del propio progreso hada la excelencta. Entre ellos, figuran los
concernientes a las personas, tanto en la categoña de los agentes facilitadores como en la de lCYS resultados de la misma organizadón.
3.6. Cn1 tura organlzaclonal
La incorporadón de la Teoría General de Sistemas a los modelos organizado
nales induce a la localización de las relactones que se dan en la dinámica organi
zadonal entre dentro y fuera ( inputs-outp11ts) y dentro de la misma (procesamiento
o transforrnactón, retroalimentadón, homeostasls, integración, etc.). En este mar
co se ha presentado el modelo de organizadón como un sistema cultural comple
jo, en tanto que conjunto de creencias, significados, experiendas y presupuestos compartidos, negociados y consensuados por los miembros de la misma (entre los que se incluyen valores, ideologia, normas e incluso mitos, símbolos y ritos organizadonales) (Ver Katz y Kahn, 1966; Rodríguez, 1992).
La cultura convierte la organización en un sistema sociocognitivo y socio
afectivo, en el cual la socialización desempei\a un papel decisivo a la hora de pro
porcionar a los individuos un marco de referenda estable para orientarse en su entorno laboral y para adaptarse al mismo, desempei\ando los roles prescritos
en función del puesto asignado.
e Edlrort01t uoc 69 CJ.pirulo l. TnbJ.Iar en l¡ modentidad ...
"Sociallzadón [ ... es ... } un proceso a través del cual el ser humano aprende, adquiere e lntertortza, a lo largo de todo el ddo vital, los elementos socioculturales de su medlo ambiente, los incorpora a la estructura de su personalidad, influido por las experiencias y por Jos agentes sodaJes (agencias de socializaCión) mas slgniftcatlvos, y se adapta al entorno social en cuyo seno debe vivir."
Agulló, E. (1997). fávmes, trabajo< idmtidod (pág. 118). Oviedo: Univmidad de Oviedo, Servido de Publicaciones.
El Tratado de Psicología del Trabajo de Peiró y Prieto (1996) distingue un doble
tipo de socialización:
• Socialización para el trabajo, que tiene lugar antes de la incorporación efectiva
al mundo laboral. Entre los agentes socializadores principales figuran la fa
milia, la escuela y las amistades. Sus contenidos son valores, creendas, aspiraciones, expectativas, normas y modelos de comportamiento.
• Socialización en el trabajo, que acontece espedalmente durante la inidadón a
la vida organizacional; si bien se extiende a lo largo de toda la carrera laboral.
Sus contenidCYS incluyen todos los elementos de la cultura organizadonal que
capacitan para desempei\ar el rol laboral dentro de la propia organización.
3.7. Recursos humanos y conducta orga.nlzacional
Desde la consideradón tayloriana de la mano de obra como parte de un art
ilugio mecánico susceptible de optimización y también de sustitución hasta la
valoración de los llamados recurSos humanos como joya de la corona de la organizactón, ha llovido bastante. Una de las fundones más importantes de la organi
zación en la actualidad consiste preclsamente en el reclutamiento, selección, formación y desarrollo de estos recursos.
Peiró y Prieto (1996) conciben los recursos humanos como el conjunto de
compromisos, experiencias, competencias, conocimientos, aptitudes, actitudes, habilidades, destrezas, energías, etc., que los miembros de la organización
aporran para que ésta pueda alcanzar sus objetivos.
El trabajo ha pasado de ser considerado un mero factor de coste a adquirir el ran
go de recurso sostenible y de ventaja competitiva para toda organización que sepa
e Editorial uoc Tea~ de l.u relaciones l.1borales ...
desarrollarlo y conservarlo; por esto, actualmente, las organizadones no sólo selec
donan, sino que también planifican y gestionan sus recursos humanos. En la selec
dón de los mismos, no sólo se evalúan rasgos individuales (conocimientos,
aptitudes, actitudes, destrezas, etc.), sino que, a través de los assessment centers, se
valora tanto la capaddad actual de funcionamiento como las capacidades poten
dates de afrontamiento de situaciones nuevas y complejas. A ese respecto conviene precisar que, en los actuales modelos de empresas ligeras y flexibles, los recursos hu
manos objeto de desarrollo son más bien los centrales (un sector imprescindible e
insustituible). Los periféricos gozan o padecen de otra consideración y de otro trato,
por ser fádimente recambiables e incluso, en determinadas clrcunstandas, des
echables.
Entre los modelos de articuladón individuo-organizadón, figura el de McGrath
y Kelly, que considera la conducta OTganizacional como el punto de intersecdón de
tres sistemas en interacdón: el en tomo fisico y tecnológico, el medio social y el sis
tema personal .. Los modelos actuales de desarrollo de los recursos humanos con
templan los múltiples aspectos de la conducta organizadonal que aparecen
reflejados en la figura siguiente, tomada y adaptada de McGrath y Kelly (1986).
Rgura 1. Sistemas implicados en la an:iculación conducta-organización
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e Edltori¡J uoc 7l üpl1uto 1. Trab.l¡ .. ;11 en 1.1 modern~ ...
3.8. Retrospectiva de los cambios en la organi.za<:lón del trabajo
Las organizaciones son entidades omnipresentes en la vida humana sOCial, cultural y laboral, y fundonan para bien (como Médicos sin Fronteras o las Her
manitas de los Pobres, etc.) o para mal (como los cárteles de la droga o las redes
terroristas). A lo largo de la modernidad capitalista industrial, las organizadones laborales
han evoludonado formalmente desde modelos de sistema cerrado, rígido, mo
nolítico, jerárquico y vertical hada modalidades de signo más abierto, flexible,
reticular, autorregulado y horizontal. Efectivamente, del taylorísmo a la reinge
niería de procesos, del fordlsmo al toyotismo, del modelo militar a la empresa red,
etc., el formato organizadonal ha experimentado cambios sustandales. El sentido
y la medida en que estos cambios -fundamentalmente destinados a mejorar la efl
denda, la competitividad, la excelenda, las cotas de mercado y la calidad del tra
bajo como mercanda- contribuyen también a la mejora del bienestar individual,
social y laboral, así como a la emanctpación y al desarrollo humano, es algo que
constituye un objeto ya tradicional de discusión.
En definitiva, las organizadones sociolaborales no son ontológicamente bue
nas o malas por su propia racionalidad económica, sino más bien según los fines que persiguen (criterio teleológico) y los efectos que producen (criterio funcional).
Del mismo modo, la verdad, el saber, la ractonalidad, la efectividad y el valor
de una organización no emanan de ningún tipo de automatismo epistemológl· co intrinseco, sino que resultan en cterto modo Indisoctables del poder que los
genera e incomprensibles sin referirlos a los efectos de poder que a su vez generan.
En otros términos, los modelos teóricos y operativos sobre la organizadón
del trabajo han sido construidos y aplicados a partir de preguntas y problemas
planteados desde determinadas posiciones de interés, normalmente más cercanas al capital que al trabajo. En este campo, como en el del desarrollo de las
ctenctas y de las técnicas, al Igual que en el de las artes y de las letras, •quien
paga manda" y también pregunta -a veces, incluso dicta- y establece la agenda
de prioridades. Así pues, las ciencias de la organización tampoco están por en
cima del bien o del mal del sistema que contribuyen a pensar, disel\ar y gestio
nar. El hecho de que en el siglo XXI, en la jerga organizadonal, se siga hablando,
e Edtmrial uoc n Ttoria ~ l.u re!Kionts laboralts ...
por ejemplo, de recursos humanos denota una filosofía implícita de signo eco
nornidsta y connota unos detenninados criterios axiológicos en función de los cuales la organización planifica, gestiona y desarrolla ese tipo de recursos.
4, Experiencia laboral y calidad de vida
El trabajo ocupa una parte importante del espado y del tiempo en que se des
envuelve la vida humana contemporánea, tanto al nivel de los individuos como
al de las familias, comunidades, ciudades y pueblos. De él obtenemos buena par·
te de las cosas que nos son objetivamente necesarias para la supervivenda material y también de las que hemos llegado a considerar (inter)subjetivamente
imprescindibles para desenvolvernos normalmente y sentirnos bien en la vida
cotidiana, en los planos personal, social, político y cultural.
En este apartado revisamos el estado de las relaciones entre expetiencia laboral
y calidad de vida. En primer lugar, tomamos en consideración la estrecha relación
que se da en nuestra dvilizadón entre trabajo y bienestar en general. Sobre esta
base, estudiamos esquemáticamente lo que la investtgadón empírica interdisdplinar nos permite conocer acerca de las funciones y disfunciones económicas,
sociopolíticas y psicosociales de dos modalidades concretas y antagónicas de ex
periencia laboral: el empleo y el desempleo. Ello nos facilita, a su vez, vislumbrar
y comprender la importancia del desempleo, no sólo como problema social que
afecta a un sector más o menos numeroso y marginal de la pobladón laboralmente
activa, sino también como un referente sin el cual no se puede comprender la hi~
toria social del siglo XX, ni la dinámica del mercado de trabajo, ni tampoco la evo
ludón de las relaciones laborales en nuestra época. El fantasma del desempleo se
haUa instalado no en la periferia, sino en el mismo núcleo central del sistema sodoeconómico.
En segundo lugar, revisamos algunos marcos teóricos que pueden aportarnos
claves para la inteligibilidad del panorama descrito y criterios para responder,
en reladón al tema que nos ocupa, al triple interrogante que plantea el Kant de
la Crítica de la razón pura a la modernidad: ¿qué podemos saber?, ¿qué debemos
hacer?, ¿qué nos cabe esperar?
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1 1 t i
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e Edltorial uoc 73 CJ.pirulo l. Trabajar en 1.1 wodcm!d~ ...
4.1. Presupuestos sobre empleo y bienestar
Todos los sistemas sociales han fundamentado su orden sociopolítico, jurí
dico, moral y cultural en algún principio básico profundamente anclado en la
mentalidad colectiva. Unas veces ha sido el poder, otras la religión. En la mo
dernidad industrial, esta función la desempei\a el trabajo (asalariado), centro de
gravedad de la economía y de la política y eje vertebrador de la actividad indi
vidual y social, referente principal del deseo y de la necesidad, núcleo del dere.
cho y de la moral, marco de referencia de la cultura y de la coridianidad.
A lo largo de la segunda mitad del siglo XX, ha sido un tópico en todo tipo de
publicaciones periódicas el salto a la fama de personas más bien pobres a quienes
la suerte (lotería, quiniela, herencia de un pariente lejano, etc.) ha convertido sú
bitamente en muy ricas. Cuando, pasado un tiempo, alguien se acuerda de ellas
en alguna crónica de sociedad, genera en el público lector una derta perplejidad,
acompafl.ada de admiradón e incredulidad: en numerosos casos, los nuevos ricos, luego de un periodo de celebraciones, regresan al trabajo (si no en el puesto
anterior en otro de características más o menos similares). Cuando, en numerosos trabajos de investigación social, se pregunta a personas de la calle qué harian
con su tiempo si un golpe de fortuna les propordonara suficiente dinero como para vivir confortablemente el resto de su vida, sin necesidad de trabajar, se en
cuentran con respuestas que generan un grado parecido de estupor: la mayoría de las personas entrevistadas afirma que dedicaría una parte importante de su
tiempo al trabajo.
Un amplio estudio sobre los valores del tiempo presente, impulsado por el European Value System Study Group, pone de manifiesto que, en el último cuarto del siglo pasado, para las personas de la calle europeas, el trabajo constituye un valor de. primer orden, la profesión su más caracteñstlca sena de Identidad y el empleo retribuido el factor aglutinante de sw aeendas, actitudes y opciones fundamentales (ver Harding. S.; Phillips, D.; Focarty, M., !986).
Estas constataciones plantean una cuestión clave y tópica, que se expresa de diversas maneras:
¿Vivir para trabajar o trabajar para vivir?, ¿qué beneficios no materiales nos aporta el trabajar?, ¿qué misteriosos motivos y qué ocultas necesidades subyacen
a la imperiosa y compulsiva manía de trabajar, que afecta a tantísima gente medianamente inteligente y sana de nuestro mundo?, ¿para qué tantos dedicamos
e EtlltorW UOC Teoria de W reiX'I.on~ LU~or•l~---
tanto tiempo, espacio y esfuerzo a esta actividad?, ¿de qué demonios nos sirve
tanto frenesí?, ¿qué funciones latentes desempeña la actividad laboral?
En las páginas siguientes buscaremos respuestas a estas preguntas. De entra
da, todo el mundo parece tener claro que eso de trabajar es necesario para (so
bre)vtvir. La cuestión que plantean casos como los antertonnente comentados
puede formularse en los siguientes términos: ¿y para qué más?
Ya en el siglo xm, Santo Tomás de Aquino (1272) resumía, en la parte Secunda
Secundae y concretamente en la Quaestio CLXXXVII de su Summa Theologica, la vi
sión medieval al respecto:
o para la obtención del sustento,
o para la prevención del ocio, del cual proceden muchos males;
• para el refreno de la concupiscencia
o para la práctica de la limosna
A finales del siglo XJX, Durkheim, uno de los patriarcas de la sociología,
constata en su estudio sobre la diVisión del trabajo social que la civilización in
dustrial ha generado un nuevo imperativo categórico de la conciencia moral:
"el de ponte en condidón de cumplir útilmente una función determinada a tra
vés del ejercicio profesional" (1893, pág. 42). En el pasado siglo, Freud (1930)
presentaba el trabajo como un medio de ajustar las tendencias naturales a los
imperativos morales de la cultura y de vincular el individuo a la comunidad y
a la misma realidad. Poco más tarde, uno de los diseñadores del Estado del
Bienestar, Lord Beveridge (1944) propone "un puesto de trabajo para todo el
mundo" como base de una 11sodedad libre, justa e igualitaria". Recientemente, en
los libros blancos de 1994 sobre política económica y social, la Comisión Euro
pea presenta el trabajo como el mecanismo básico de integración sociaL
La investigación social pone de manifiesto que, en las sociedades económi
camente desarrolladas, las personas empleadas experimentan una enorme satis·
facción por el hecho de trabajar ('working'), independientemente del grado de
satisfacción que experimentan por sus puestos de trabajo ('jobs') concretos (ver
Blanch, 1990; !996).
En su análisis de la experiencia subjetiva del trabajo en un mundo en transfor
mación, Serrano, Moreno y Crespo (2001) reflexionan sobre la paradoja de que
~ f 1
1
1
Q Editorial uoc 1S Clpí1ukll. lfaba~f en l.! modernidad_.
hemos llegado no sólo a valorar positivamente, sino incluso a amar, "algo tan
penoso como el trabajo":
"Para los pensadores clásicos, el trabajo produCtivo, obligado, no era en sí nada valioso, por !o que se consideraba perfectamente coherente el buscar cómo eludirlo. dejándolo para los esclavos y no humanos. Para el pensamiento premoderno, cristiano, el dolor del trabajo está compensado con el fruto que se obtiene[ ... } en el otro mundo; pero ¿qué ocurre cuando la perspectiva vital e intelectual se hace intramundana?, ¿por qué hemos de implicamos en algo que es fuente de sufrimiento? (pág. 50)
La mlsma idea del reparto del trabajo, que en los últimos allos tanto se ha extendido en los medios socialistas europeos, supone un cambio notable en la concepción del trabajo. Hasta ahora se nos había hablado del reparto de la riqueza, pero no de la actiVidad que la generaba; en todo caso, se había hablado y luchado por la reducción de la jornada laboral, como mejora de las condiciones de trabajo, pero lo que ahora se nos plantea no es que es:tem05 trabajando mucho (sobre todo, mucho para lo que nos pagan), slno que el trabajo es, en sí, un bien escaso que hay que repartir." (pág. 52)
A. Serrano; F. Moreno; E. Crespo (2001). "La experienda subjetiva del trabajo en un mundo en transformactón". En: E. Agulló; A. Ovejero (coords.) (2001). Trabajo, individuo y sociedad. Madrid: Pirámide.
Probablemente, una parte del aparente sinsentido de esta alta valoración del
empleo y del amor al trabajo, que induce a la exigencia de repartírselo, como si se
tratara del mejor botín, encuentre una explicadón plausible en un doble movi
miento de push & pu/1: el atractivo por las fundones positivas (económicas y de otro
tipo) del empleo y la aversión, el vértigo y el horror ante el inmenso agujero negro
social del desempleo. En un apartado posterior retomaremos estas consideradones.
4.2. Investigaciones sobre desempleo y malestar
El desempleo esta en la calle, como hecho social, experiencia personal, fan
tasma político, dato estadístico y tema deJas conversaciones cotidianas. En un
mundo que enarbola la bandera de los derechos humanos, entre los que destaca
el relativo al trabajo, la falta estructural de empleo es no sólo un asunto de las
personas desempleadas, sino también una clara sel\al de alerta roja para el Esta
do de derecho, un síntoma de crisis del sistema del Bienestar, un reflejo de las
tensiones, contradicdones, conflictos y transfonnaclones que afectan a las SO·
e Editorial uoc 76 Teoría d~ bs reladanes labo~l~ ...
ciedades contemporáneas económicamente desarrolladas, un punto crucial del
debate ideológico y un desafío fundamental para los sistemas políticos. No hace falta un máster en ciencias políticas para poder evaluar lo que signi
fica para un país como Espai\a que, desde que estrenó la Constitución de 1978
hasta el umbral del siglo XXI, ha venido arrastrando una alta tasa de paro, y que,
en esta Carta Magna, establece que "todos los espai'loles tienen el deber de tra
bajar y el derecho al trabajo" (art. 35) y que corresponde a los poderes públicos
el "facilitar la participación de todos los ciudadanos en la vida política, econó
mica, cultural y social" (art. 9,2) y desarrollar "una política orientada al pleno
empleo" (art. 40, 1).
El desempleo es un <ampo de estudio interdisciplinar, sobre el que tienen
mucho que decir las ciencias económicas, sociales, políticas, psicológicas, etc.
La figura 2 resume las más importantes variables que pueden concurrir en la si
tuación de desempleo de una persona.
Figura 2. Factores pott!nciates de situadon~ individuales de desempleo
de categoñas soctales {por sexo, edad, raza,
etnia, etc.)
i e EdrtartaJ uoc Capi!Uio l. Trabaj¡r en La modernidad ...
Los múltiples barómetros de la opinión pública europea vienen detectan·
do, a lo largo de los últimos decenios, la consideración del desempleo como
uno de los más importantes problemas sociales perdbidos. Así mismo, en los
últimos lustros, la dimensión empleo-desempleo no suele faltar en ninguno
de los numerosos sistemas de indicadores sociales de calidad de vida. Tam.
bién se hace visible en los más diversos inventarios de acontecimientos vita·
les estresores. En esta misma época no hay institución relevante en los
planos económicos, social, político, cultural, Ideológico o religioso que no
haya realizado manifestaciones públicas de reconocimiento de la gravedad y
urgencia del problema: de la UNESCO a la OIT, del Banco Mundial al Papa
de Roma, del G-8 a la Organización Mundial de la Salud (que no duda en ca
lificarlo, en uno de sus informes anuales, como la mayor catástrofe epide·
miológica para muchas sociedades (WHO, 1986) y en otro, como uno de los
principales factores subyacentes al devenir socialmente vulnerable (WHO,
1985). En la década anterior, la American Psychological Association había se
ñalado, en su meeting anual, el desempleo como el mayor problema en salud
mental de América. En la misma línea, el Manual Diagnóstico y Esradfstico de
los Trastornos Mentales de la American Psychlatric Association (2000) incluye
el desempleo como uno de los principales factores socioambientales del es
trés psicosocial. El desempleo ha sido estudiado desde una óptica interdisctplinar y multimeto
dológlca. La mayor parte de la Información generada por la investigación empírica
al respecto se centra en los efectos económicos, sociales, políticos, psicológicos y
sanitarios de la falta de empleo. El denominador común de la evidencia acumula
da indica que esta experiencia repercute negativamente sobre la calidad de vida, el
ajuste social y el funcionamiento psicológico de la persona desempleada y de su
entorno familiar. Históricamente, el desempleo ha atraído preferentemente la atención clen.
tífico-social en los grandes periodos de crisis en el mercado laboral de los últi
mos tiempos; esto es, entre los años veinte y los cuarenta del siglo XX Y en los
últimos decenios. La rabia 8 esquematiza los principales tipos de causas socialmente objetivas
del desempleo.
Cl EdlrortJI UOC 78 Teoria de las relactonts L.1boraks.. ..
Tabla 8. Tipos y causas del desempleo por défidt de puestos de tnbajo (job/tss)
. c.us...·.w desealpleo
• ~se enue las respectivas ter~dendas evolutivas de la pobLidón activa y de la situación económica: - En contextos expamivos de la economía, se acelera el trasvase de población no
!Ctiva hacia la demanda de empleo; - En periodos de recesión económicll, se mantiene un núcleo estable de
población ¡diva demandante de empleo.
• Paro fricdonal ('de búsqueda'), estacional, o ódico.
Estructural • Desencuentro entre oferUJ y demanda de empleo: ap.arKen puestos <h trab.t;o en unas lugares geogrificos, en unas tipos de especializadón o en unos niYe4es de cualiticWón prof~, mientras las persorlM desempleadas los buscan en otros
• Rigidez del mercado interno de trabajo, por interacción de múltiples factores: - Estrategia empre-sarial - Legislación laboral - Organización del trabajo - Polftíca de empleo - Planificación educativa y formativa - Dispositivos de protección social - ~term fiscal - Presión salarial - Pol.ftica monetaria
• Deficiencias en la a.rticutación del mercado loc.al con el global por: - Saja competitividad del sistema - Alta competencia internacional y glob.!ll - Retraso tecnológico - IMUfidencia de la demanda
T eadógko AsincronLa entre el ritmo de creación y el de destrucción de empleo; por las diferencias de velocidad entre el progreso tknico (que impone cambios y reajwtes laborales) y la innovación cultural (fadlitadora de la emergencia de nuevas necesidades y de la concienci.!l de nuevas oportunidades para el empleo) Incapacidad del mercado para absorber el aumento de producción generado po4' la innovación tecnológica
Desde el punto de vista metodológico, la investigación empírica puede ser
categorizada atendiendo a rres criterios principales:
• el enfoque (cualitativo-cuantitativo)
• el nivel de análisis (individuo-agregado)
• el disei\Q (transversal-longitudinal)
En los aftas comprendidos entre las dos guerras mundiales, predomina el aná~
lisis cualitativo, la observación participante, el informe sociográfico y el estudio
de casos (de Individuos, familias y comunidades). En los últimos lustros, se com
bina el análisis cuantitativo con el cualitativo, con cierto predominio del prime~
ro sobre el segundo y de los estudios transversales sobre los longitudinales (que,
en los últimos tiempos, entran en una fase de mayor desarrollo).
e EdltiJn<~l uoc 79 Capitulo l. Tr¡bal<~r en la modeml~ ...
Vamos a exponer una selecctón de ejemplos ilustrativos de algunas de las
más significativas lineas de investigación sobre el tema .
4.2.1. Soclografía del desempleo
jahoda, Lazarsfeld y Zeisel (1933) realizan un clásico estudio multimetodo
lógico sobre el impacto del cierre (en !930) de una fábrica textil sobre la vida
cotidiana de la villa austriaca de Marienthal, de unos 1.500 habitantes. Cerca
del 80% de la población activa de la localidad pierde el puesto de trabajo, no
pudiendo ser reabsorbido por el mercado del trabajo local ni por el de la comar
ca, ni disponiendo de ningún recurso de protección sodal.
"La presión material crece lenta, pero implacablemente[ ... } Los deseos son cada día más restringidos; el campo de los objetos y de las lnstitudones a las cuales se recurre se reduce sin parar. La energía que queda se Invierte en el mantenimiento de un espado Vital cada día más limitado.·
M. jahoda; P.F. Lazarsfeld; H. Zeisel, (1993). Marimthal: The Sociogrophy of an Un<mplay<d Community (pág. 129). Londres: Tavlstock, 1972.
El equipo analiza los cambios que se producen, entre el antes y el después del
cierre, en las condiciones de vida per.;onal, familiar y local. Los indicadores uti
lizados son múltiples y heterogéneos: desde la cesta de la compra hasta las tasas
de matrimonios, nadmientos y defunciones, o de consultas médicas y de asis
tencia a la biblioteca pública; incluyendo además los trastornos psicológicos, los
temas de conversación en los locales recreativos, los comentarios de los maes~
tras en las clases, los tópicos de las redacciones escolares y las mismas cartas in~
fantiles a Santa Claus.
Entre los principales efectos que el grupo de investlgacíón atribuye al desem
pleo masivo destacan los siguientes:
• Descenso en el nivel y en la calidad de vida familiares
• Empobrecimiento de la dleta alimenticia
• Deterioro de la salud física de las personas
~ Editon~l L:OC 80 Tcori;a de: las rel.ldOnes L.;¡bor~l~ ..
• Aumento de las tensiones intrafamiliares
• Elevadón de la tasa de trastornos psíquicos menores (ansiedad, estrés y de-
presión) • Dlsminudón de los intereses y de las actividades sociales y culturales
• Desafiliadón a partidos politices y organizaciones sindicales
• Vaciedad percibida de la existenda soda! • Desestructuración del tiempo cotidiano individual. familiar y local
Una de las observaciones más lúcidas de los investigadores es precisamente
esta última, concerniente al impacto del desempleo en la experiencia cotidiana
del tiempo:
"Cualquiera que sepa con qu~ determinadón han luchado, desde sus !nidos, las organizaciones del movimiento obrero por la reducdón de la jornada de trabajo podria llegar a pensar que toda La miseria derivada del desempleo queda en parte compensada por ese tiempo libre prácticamente Ilimitado que conlleva. Pero una observación atenta pone de manifiesto que éste es un regalo envenenado.
Desligados de su trabajo, sln contacto con el mundo exterior, los trabajadores han perdido toda posiblidad material y psicológ1ca de utilizar este tiempo. No teniendo nada que les estimule a progresar, no emprenden nada y se deslizan, poco a poco, de una Vida reglada a una exi.stenda vacia y sin incentivos. Cuando se les solicita que den cuenta de sw quehaceres en un periodo concreto, no encuentran nada que merezca la pena de ser contado."
M. jahoda; P. F. l.azar>feld; H. Zeisel. (1993). Marimthal: Th< Sociography an U!lmlploy<d Community (pág. 104). Londres: Tavistock, 1972.
El síndrome Marienthal culmina -luego de un largo periodo de apatía, desor
ganización y anomla- con la bienvenida que una ciudadanía (que había confia
do, en 1932, el 80% de sus votos al partido socialdemócrata) da al nazismo, el
cual, en 1938, le promete "trabajo y pan". la lectura que el equipo de investigación hace de las consecuencias del
desempleo masivo ha sido criticada por no estar basada sobre una suficiente
distinción entre los efectos del desempleo y los de la pobreza. Sin embargo
innumerables estudios posteriores, aplicando otras metodologías en otros
contextos socioeconómicos, han venido a corroborar, en ténninos generales,
las tesis establecidas por ]ahoda, lazarsfeld y Zeisel, quienes dejan constancia
Cl Ediron.,¡J L:OC 81 Clpí!ulo l. Tr:~bJ.~r ~ Lil modernidad ...
escrita no sólo de su saber hacer científico, sino también de su sensibilidad
social:
"Llegamos a Marienthal con un propósito científico. Nos vamos de ahi con un solo deseo: que desaparezcan rápidamente las ocasiones de investigación tau trágicas."
M. jahoda; P.F. Laz.mleld; H. Zeisel ( 1933). Murimthal: Th< Sociosraplry oi an Ummploy<d Community (pág. HS). Londres: TaVistock, ( 1972).
4.2.2. Análisis macroestadísticos
Mediante la aplicación de la técnica de las serits temporales se relaciona una
variable independiente macro-socioeconómica (por ejemplo, la tasa de desem·
pleo) con una variable dependiente epidemiológica (tasas de morbilidad y mor·
talidad, delincuencia, drogodependencia, etc.) referidas a un macroagregado
soda! (nación, estado, región, etc.). El análisis multivariable facilita la detección
de eventuales relaciones significativas entre los cambios operados en la variable
independiente y los que se manifiestan en la dependiente, a lo largo de una serie
de varias decenas de aflos.
Brenner (1973; 1985) presenta, en los años setenta y ochenta, numerosos in·
formes, algunos de eUos basados en estudios internacionales, que abarcan di ver·
sos países, en los que relaciona la evolución de la tasa de desempleo con la de
múltiples Indicadores de patología biopsicosocial. Su obra encuentra eco en el
Congreso de los Estados Unidos, en reuniones de comités de expertos de la OMS,
en prestigiosas publicaciones médicas y, cómo no, en titulares de periódicos y re
vistas sensacionalistas.
En t~rminos generales, el autor y sus colaboradores detectan una significati
va incidencia causal del desempleo sobre los siguientes fenómenos:
• Corto plazo: trastornos fisiológicos y psicopatológicos menores.
• Medio plazo: tasas de ingresos en centros hospitalarios y penitenciarios, de
conducta antisocial, de abusos de droga, de trastornos cardiovasculares y
de mortalidad infantil.
• largo plazo: tasa de mortalidad general asociada a patologia cardlovascular.
O Ed!toriill UOC "' Sus aportaciones han sido discutidas desde múltiples puntos de vista sin que
ello signifique que su obra haya quedado globalmente descalificada, sino más
bien matizada. La criticas provienen de los siguientes frentes:
• epistemológico (cierto grado de confusión causalidad-correlación)
• metodológico (lagunas en la selección, operacionalización y control de vana.
bies)
• empirico (datos no confirmatorios -ni refutatorios- de las hipótesis manejadas)
• teórico (hechos inexplicados por el modelo y ausencia de explicaciones alter
nativas)
4.2.3. Diseños transversales
Investigaciones como las que acabamos de describir sugieren e indican que
el desempleo constituye un importante factor de riesgo de patología. Sobre
ello abundan también los innumerable estudios de disello transversal, en los
que la relación desempleo- trastornos biopsicosociales deriva de la compara
ción entre dos categorías sociolaborales de personas: las empleadas y las des
empleadas.
En conjunto, estas aportaciones refuerzan la evidencia de que el desempleo
es una circunstanda que afecta no sólo a la Importante dimensión económica
de la vida, sino también al conjunto de las relacionadas con el bienestar psi
cológico y social. Sin embargo, plantean un interrogante fundamental a pro
pósito de los efectos del desempleo: ¿dónde radica la causa de tales efectos> En
términos más concretos, ¿es la situación sodolaboral el factor determinante
de los sin tomas y trastornos detectados en los ~studios o bien esta circunstan
cia simplemente encubre y enmascara la influencia de fuentes caUsales más
profundas? Aún se puede formular la cuestión de forma más precisa, en térmi
nos sociológicos y psicológicos:
• ¿Qué nos impide pensar que los síntomas no estén causados por la experien
cia social de la pobreza; de la que el desempleo no sería más que una pantalla
enmascaradora?
' -
Cl EdltorUI UOC S3 üpltulo l. Tra.b.aj.u en La moden~ ...
• ¿Pueden provenir de una vulnerabilidad psicológica previa los trastornos que salen a la luz en la situación de desempleo? La evidencia empírica, por
ejemplo, de la correlación desempleo -<lepresión- ¿significa que el desem
pleo resulta deprimente o bien que una depresión previa tiene efectos des
emplean tes (que predisponen a caer en el desempleo o a cronificarse en el
mismo)?
Más aún: el reiterativo descubrimiento de que el colectivo de las personas desempleadas presenta medias, en cuanto a estado de ánimo y a autoestima, significativamente inferiores a las del colectivo que disfruta de un contrato laboral,
puede tener, al menos, tres explicaciones razonables:
1) El desempleo deprime y rebaja la autoestima.
2) El empleo eleva los niveles de estado de ánimo y de autoestima.
3) Se da un efecto combinado de ambos procesos; lo cual hace aún más com
prensibles las significativas diferencias constatadas entre los colectivos de personas
empleadas y los de las desempleadas.
Éstas y otras parecidas preguntas no pueden encontrar una respuesta adecua
da ni elevando al infinito la evidencia empírica acumulada en cientos de investlgadones como las que hemos descrito. Para responderlas, hace falta seguir la
pista de los estudios longitudinales prospectivos.
4.2.4. Enfoques longitudinales
Los estudios transversales detectan diferendas entre distintos espadas dentro de un mismo tiempo. Los longitudinales detectan cambios entre distintos tiem
pos dentro de un mismo espacio. Existen dos tipos de estudios longitudinales:
• Los retrospectivos son apllcados una sola vez, en el mismo momento, a la mismas personas, a las que se invita a que reconstruyan, desde el momento presen
te, la memoria de sus vidas, o de una parte reciente de las mismas. Ello permite
e Edhorla.l uoc .. T~ria de Lu reladOne! laboral~ ...
dete<:tar los cambios (recordados) operados y, eventualmente, atribuirles un
significado teórico.
• Los prosp<ctivos son aquéllos en los que, a partir de un tiempo cero (f.()), se va
siguiendo, en diversas etapas ff·l. T-2, T-3, etc.), la dinámica de los cambios
operados en las variables consideradas.
Los estudios longitudinales prospectivos han sido desarrollados principal·
mente en dos campos clásicos:
• El del cierre (anunciado) de empresas -que pertllite establecer dispositivos
metodológicos de observación antes, durante y después del acontecimiento
estresor. • El de los (largos y complejos) procesos de transición de la escuela al empleo,
que abarcan desde los últimos ailos del período escolar hasta los primeros de
la vida laboral activa. Esta perspectiva permite observar no sólo tránsitos de la
escuela al empleo, sino también al desempleo, o a la escuela superior, o bien
del empleo al desempleo y de éste a aquél, etc.
1) Cierre de empresas
La sociografia sobre Marienthal es un buen ejemplo de estudio sobre cierre de
una empresa en el contexto de la Gran Depresión. E.n los Estados Unidos de Amé·
rica existen investigaciones sobre el impacto patológico del cierre de empresas en
un contexto de bonanza económica y de casi pleno empleo, como el de finales de
los at\os sesenta.
Coob y Kas! (1977) y Kas!, Gore y Coob (1975), por ejemplo, analizan lo que
le ocurre al personal de empresas sobre las que se ha anunciado con antelación.
que van a cerrar. Las personas empleadas en las mismas son, en su mayoría, hombres, de mediana edad, casados, con cargas familiares y trabajadores de
"cuello azul" (esto es, 'mano de obra Industrial', que trabaja en la línea de pro
ducción, de características distintas de las del personal de "cuello blanco", dedi
cado a tareas de gestión o de administración). Sobre ellas se realiza una toma de
datos a nivel fisiológico y psicológico en varias etapas: la primera tiene lugar dos
meses antes del cierre de la empresa, una vez producido el anuncio oficial del mismo. Las siguientes se desarrollan a los 3, 6, 9, 12 y 24 meses después de este
acontecimiento vital estresante. En todos estos tiempos, se toma también medi-
e Editorial u oc
das en un grupo de control. Está integrado por personas empleadas con el mis
mo perfil sociodemográfico que las anteriores (el grupo experimental) y que, a
lo largo de todo el periodo, permanecen estabilizadas en su puesto de trabajo.
Entre las consecuencias que los investigadores dete<:tan en el grupo experimen
tal y de las que no aparece rastro alguno en el grupo control, destacan los si·
guientes:
• Un efectJJ anUdpatorio del desempleo, que se manifiesta en el grupo de perso
nas empleadas pertenecientes a la empresa que acaba de anundar el cierre, en contraposición con la normalidad observada en el grupo control. Los que ven
que el desempleo se les echa encima presentan unos niveles de presión arte·
rtal significativamente altos, así como de ácido úrico y norepinefrina en la ori
na, y de colesterol en la sangre. Esto pone de manifiesto, según los autores, la
naturaleza del desempleo como una drcunstanda estresora de primera mag. nitud y como un factor de riesgo de patologia cardiovascular.
• Un Indicio de vulnerabilidad previa al desempleo en una categoría de emplea
dos que presentan mayor nivel de trastornos físicos y de patologia depresiva
antes de perder el empleo y que, una vez lo han perdido, muestran mayores
dificultades a la hora de encontrar uno nuevo. • Un Importante efectJJ amortiguador del apoyo soda!, que reduce el impacto psi
copatológico del desempleo.
• Ausencia de datos significativos sobre la lncidenda del desempleo en trastornos como la depresión.
Este último dato, que contrasta con la inmensa mayoría de los hallazgos em
píricos sobre los efectos del desempleo, puede ser interpretado como la excep
ción estadística que confinna la nonna o bien ser comprendido atendiendo al contexto socioeconómico específico de la investigación: la mayoña de las investigaciones que detectan relación desempleo-<lepresión se realizan en contextos
de crisis económica y tienen como sujetos estudiados personas en situadón de desempleo de larga duración. En cambio, los sujetos del presente estudio tienen
expectativas de reempleo próximo, acaban de recibir compensaciones económicas por cierre de la empresa y además son despedidos en bloque (nadie tiene
motivos para autoculpabilizarse individualmente del problema).
~ Edllortal uoc 86 Ttorla de W; rdlc:lon~ laboral~ ...
2) Transición de la escuela al mercado de trabajo
En los últimos lustros, han sido publicados, especialmente en Australia y en
el Reino Unido, informes de investigación longitudinal prospectiva sobre la
evolución de la salud biopsicosoclal de jóvenes que transitan desde el período
final de la escolaridad obligatoria hacia otras situadones sociales (el empleo, el
desempleo, la enseilanza superior y los correspondientes saltos de uno a otro de
estos esta tus).
Antes del final del período escolar obligatorio (hacia los 16 al\os) se realiza
una toma de datos en las muestras de escolares en una serie de indicadores sanitarios y psicosociales. En fases sucesivas, separadas por lntérvalos de uno
a dos al\os, se repite la misma medición en todos los sujetos. Los cambios ge
nerales observados en el conjunto de estos estudios (Tiggeman y Winefield,
1984; Winefield y Tiggeman, 1990) permiten sostener afirmaciones como las
siguientes:
• El estado de desempleo genera un efecto de bloqueo en el desarrollo psicoso
dal de las personas, retrasando la normal transición desde la adolescencia y
la juventud hada la adultez.
• El desempleo produce sentimientos de aburrimiento, irritación, Infelicidad,
indefensión y depresión; disminuyendo -tanto más cuanto más crónico se
vuelve-las expectativas de encontrar empleo y la búsqueda aCTiva del mismo.
• El acceso al empleo eleva la autolmagen y la autoestima personales así como
la motivación para el logro y las creencias en la propia competencia y en la
autoeficacia. • A partir de un nivel de base de salud mental promedio, medido en el final
del periodo escolar obligatorio, el empleo eleva este nivel y el desempleo lo
rebaja.
4.3. Esquemas de funciones y disfunciones del empleo y del desempleo
Con las reservas que impone la consideración de la naturaleza compleja, heterogénea, histórica y contextua! de la experiencia sociolaboral y, desde el
presupuesto de que cualquier efecto observado al respecto está mediatizado
1
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e Edltori<ll uoc 87 C4pfrulo l. Tr..OOI;Jr ~n la m~mld~d ...
por una extensa y diversa gama de variables intervinientes, vamos a exponer, a continuadón, una serie de cuadros descriptivos, fundamentados en la eviden~ cta empírica interdisciplinar y multimetodológica sobre los efectos funcionales
y disfundonales respectivos de las situaciones de empleo y de desempleo (ver
Alvaro, 1992; Blanch, 1996; 1990; Buendía, 1987; Garrido, 1996; jahoda, 1982;
Kahn, 1981; Kelvln y jarrett, 1985; MTSS, 1987; O'Brien, 1986; 1987; Peiró y
Prieto, 1996; Warr, 1987).
Antes de proceder a esta exposidón esquemática, vamos a realizar unas con
sideraciones generales introductorias:
• Aquí hablamos de efectos detectados por todo tipo de investigaciones (cuan
titativas y cualitativas, de disel\o transversal y longitudinal, sobre personas
individuales, colectivos organizadonales y muestras representativas de poblaciones globales)
• 5e trata de efectos significativos, que tienen valor descriptivo, explicativo y predictivo en términos macroestadísticos, pero que no son aplicables auto
máticamente para explicar o predecir lo que ocurre o puede acontecer al nivel
de cada caso individuaL
• Las múltiples funciones del empleo tienen impacto diferente, según las cir
cunstancias generales de cada sociedad y parriculares de cada persona. Algu
nas de ellas cambian, se metamorfosean, se diluyen o reaparecen con nuevo vigor. Este es el caso, por ejemplo, de la relaCión del empleo con la Identidad
personal y social: mientras, por un lado, parece detectarse una derta tenden
cia general de las personas a expresar su identidad ya no tanto a través de su
estatus de productoras cuanto mediante el de consumidoras; por otro, un contrato de trabajo (el estatus de empleo) se ha converrido en la panacea para
la obtención de la ctudadanla, de la residenda, de la nacionalidad -factores
identitarios importantes en los tiempos que corren- y de los consiguientes de
rechos sociales (donde los haya) para oleadas incesantes y crecientes de per
sonas inmigradas, en los dnco continentes.
Por ejemplo, en Cataluna se ha definido políticamente como catalana toda aquella persona •que Vive y trabaja" en este pals. Y en Espafla, como en tantos otros estados ewopeos, el contrato de trabajo constituye, para las personas inmigradas de origen extranjero, un medio fundamental de obtendón de la res.idenda y, en último térmi
no, de la nacionalidad comunüarias.
o E.dltoru.l UOC .. Teori.1 de lils relaciones labor.Lies ...
E.n la tabla 9, esquematizamos las funciones positivas del empleo.
Tabla 9. Funciones del empleo en la cultura del trabajo
Económico
SodopolftJco
P5ko>oclol
Psicológico
Mediación uniYers..~~l: 11av~ maestra qu~ abre todas las pu~rtas
Enriquecimiento inárvidwl y ~mltfa de uso y coruumo de b~es. productos y ~rvidos necesarios para l.a supervivencia material
Acce'>O d~ la ciudadania, a la esfera pública, a la normalidad sodopolítka y a l.a Integración cultural Soporte fundamental dt-1 estado social y de la KJCied.Jd del bi~nestar Prevención de tensiones y conflictos derivables de la desigualdad, la duaflz.adón y la exdu~ socialts Optimización de recursos humanos para el d6arrollo comunitario Fundamento de la calidad de vida
Organizadón del tiempo cotidiano {joml.ldas, semanas, ai'los y ddo vital de las po<>anas)
Estructuración del6p3Cio vivido y socialmente construido (deúmitación de los polos público-lolbor.d-social frente a privado-familiar-personal) Facilitación y regulación de interacciorles sociales que tnscienden los ámbitos familiar y vecinal Participación, afiliación e inserción en gn.~pos laborales socialización organizacional
Asignacl6n de n:*!s, estatw, poder, pre:stlgio, reconocimiento e Identidad soci;!les (por la via directa. mediante el tftulo profesional, y por la indirecta, gracias a la capacidad de consumo que posibiUta el salario) Reinserción sociocultural de peoooas con antecedentes de conducta antisocial o de situaciones de ~dus.ión social
Bienestar subjetivo y satisfacdón con la vida presente Optimismo ante el futuro Certidumbre, estabilidad, seguridad, plenitud y sentido existenciales Autonom~ financiera, social, ideoiógica y moral Aspiraciones, expectativas, actitudes, conducw, proyectos y experiencias profesionales
Experiencias emocio~le.s positWas y cogniciones autorreferenciales subyacentes a situ.adones de éxito, conll'Ol y eficacia Percepción de utilidad social y de cumplimiento de un deber moral Aprendizaje y dominio de destrezas, habUidades y conocimientos básicos para la ~presión personal, lil comunicadón social y la aut.orreaUzación profesional Articulación de mew personales, profesionales y organizaciooales
Resultados ergot~l'ilpéuticos, en tanto que dispositivo d~l principio de la realidad social, en personal afect4das por determinados problemas plicopatológicos
•• 89 ~pitulo l. TrW;~]ii.I en liJ modenúd.ad ...
En la tabla JO, presentamos la contrapartida de lo que se refleja en la anterior:
las disfunciones del desempleo.
Tabl• 10. Disfunciones del d6empleo en la cultura del trabajo
.._:.._. ~-~-¡._ .. -<'-'' "•DbModones·.·c·,c·· . . . . .. ,. .; . ... Genenl . Fuente d~ muchos mllles sociales . Cerrojo universal, que bWquea todas las puertas
.
Económico . Empobrecimiento individual, f21miliar y comunitario . Disminución dtl nivel de vida del país
Sodopolftko • o.sJgualdad. dua[;zadón, desinttgradón. oxdusión y conlflctMdad social«
• Anemia, desorientación ideológica y desencanto polftico . Dreslegitimaci6o del estado de derecho . (inoperancia del derecho al trabajo y del deber de trabaj.a.r) . Crisis de confianz¡ en el sistema e inétc.acia de las instituciones públicas . Sobrecarga del esado social y riesgo de colapso de l.a sociedad del bienestar . Desaprovecham~to de recursQ5 humanos para e desarrollo comunit.trio
Sociopolftko • Saturación del aparato educativo • Refuerzo artificial de las redes ~ parentesco . Tensión en las rt'LJcione:s famiflare:s
Pslcosodal • Desorganización del tiempo cotidiano • Aislamiento e incomunicación • Vulnerabilidad social . Inmoralidad personal e inutilidad social percibidas . Déficit de role:!, status, poder, p~io. reconocimiento e identidad
sociales • Restricción de Interacciones sociales a los ámbitos famíliar y vecinal . Imposibilidad de afiliación y vincuiadón a grupos laborales . Bloqueo de la socializadón secundaria y de la transidón normal
de la juventud a la adulte.z . Alienación profesional. pot" obsolescencia y degradación de conocimientos, destrtza.s y habilidades laborales y por invlabijidad del desarrollo d< plan<S de trabajo . lnarticulaclón de proyectos personales, proftsiONies y organizacionales . Evasión del paro hada refugios sociales (prtjubilación, enf~rm~ • invalidez. stalw estudianti~ profe.slón ama de casa, etc.) y hacia paraísos artificiales, de la mano de alcohol, tabaco, firmacos u otras drogas
Psicológico • Malestar e insatisfu.dón con la vida p~te . Depresión, desinterés, desesperanza y desmorallz:ación . Incertidumbre, pesimismo y de1conderto existenciales . Sentimientos de fracaso, frustración, re:s.entimiento y hostilidad • ConcienCia d~ injusticia, inseguridad e indefemlón . Autoimagen, auloevaluadón, autoestima y wtoefteada negativas . Dependenda y ~terononúa económica, social, ideológiu y moral
:
1 •
:. EdilOria.l UOC 90
Sobre este punto, debemos hacer, como en eJ anterior, unas precisiones preVias:
• Los efectos del desempleo indican una línea causal; lo cual no significa que
remitan a monocausas aisladas; sino má.s bien a factores que interactúan y se refuerzan redprocamente (desempleo y pobreza, desempleo y flexibilidad
organizadonal,etc.).
• Tales efectos no constituyen calamidades necesarias, inevitables e ínescapables; sino más bien riesgos asociados al estatus de desempleo.
• La selección de efectos' realizada incluye sólo ítems sobre los que hemos ha
llado un consenso significativo entre los centenares de investigaciones y revisiones consultadas.
• Los efectos observados en la persona desempleada genérica enmascaran la
realidad histórica, compleja y heterogénea del desempleo que, en poco tiem
po y en el mismo lugar, puede cambiar de causas, circunstancias, actores y significados, en tanto que situación soda!, experienda subjetiva y fenómeno
cultural.·
Con respecto a este último punto, y tomando el caso del mercado laboral
espailol de los últimos decenios, podemos observar el ejemplo de un entorno
soda! complejo y dinámico, donde se combinan y confunden diversos tipos de
desempleo y de personas desempleadas, altas tasas de desempleo, de empleo
sumergido y de subempleo, situaciones de jobless ('déficit estructural de pues
tos de trabajo') con otras de workless ('défidt individual de capacidades para
trabajar en los puestos ofertados'); todo ello aderezado por estrategias de ambi
güedad calculada, motivadas por determinados intereses económicos, sociales y políticos en juego.
A pesar de que, ante el sentido común, la persona desempleada suele aparecer
como una mera unidad estadística anónima, perteneciente a un colectivo homo
géneo afectado por una epidemia, un análisis mínimamente detenid,o de la per-
4. Sobre los efectos del desempleo circulan algunos tópicos de carácter tan espectacular como discutido y discutible que, presentados sin matlct5 ni contextualtzadón, merecen m.á.s bien figurar en una antología de disparates (aunque muchos de ellos han aparecido en titulare:s a varias columnas, especialmente en prensa amarilla). Fntre ellos, destacan los de que el desempleo mata (o suldc1a), disminuye la potencia sexual, conduce a la locura, desencadena violend.a doméstica, provoca el divorcio, causa el alcoholismo, induce a la droga, Impulsa a la prostirudón, genera dellncuenda y aimüulidad, ere. AJgunas de tales afirmaciones han sJdo deliberadamente e-cduidas de las tablas que presentamos a continuación. Otras aparKen en ellas sólo tangendalmente.
J • -- T"
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1
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.~ EdlrorW UOC 91 Capitulo l. Tr.J~jJr en ~ modt:mtdal1 ...
sona protagonista tipica del desempleo en este mercado de trabajo, a lo largo de
lOS últimOS decenios, permite observar la sucesión de los cambios operados en el
perfil de la misma:
, En la era dorada de finales de los sesenta, de casi pleno empleo (gradas a los
procesos migratorios interiores y exteriores), destaca el tipo hard core. Se trata
de una persona desempleada con un perfil que la hace difícilmente emplea
ble; puesto que, por sus particulares características personales o curriculares,
no puede, no quiere o no sabe acceder a los puestos de trabajo ofertados.
• La crisis abierta en los setenta abre paso a la figura del hombre adulto, prln
dpal proveedor económico de su familia, trabajador de "cuello azul", que aca
ba de perder su puesto de trabajo en una Industria en reconversión.
• A mediados de los ochenta, más de la mitad de las personas desempleadas
son jóvenes (de ambos sexos) en busca de su primer empleo. A finales de este
decenio, y durante buena parte del siguiente, el núcleo duro del colectivo sin
empleo lo encarna la categoría de las mujeres de mediana edad, madres de
familia y amas de casa, con marido empleado e hijos en edad escolar. Los no
venta contemplan la emergenda de un nuevo tipo, que se mezcla con todos
los anteriores: el de hombres mayores de cuarenta y cinco años con especia
les problemas de reubicación laboral.
• En los inicios del nuevo siglo, tienden a confundirse cada vez más las fron
teras del empleo y del desempleo, por el peso que adquiere la situación del
subempleo, que tiene características de ambos. Esta nueva situadón viene
impulsada en parte por la implantadón a gran escala de te<:nologías de la in
formación y de la comunicadón y muy reforzada por el marco estructural de
la globallzadón económica,_ así como por la lnfluenda ideológica del pensa
miento único neoliberal y su plasmación práctica en modelos (flexibles) de
organización empresarial y de legislación sociolaboral.
Asi pues, la misma etiqueta genérica del desempleo encierra realidades perso
nales y sociales muy diversas, que dan lugar a una inmensa variedad de formas
de reacción a una misma experienCia de logro o de fracaso en la consecución de
un empleo. Además del panorama descrito, cabría aiiadir la consideradón de la
distancia sociotemporal que se puede observar, por ejemplo, entre el mercado la
boral espailol de los ailos 2000 y el de la década de !920; así como la de la dis-
e Edito~ UOC " Tmria de W rel.lctones LU!or.llo ...
tancia sodoespactal entre este mercado y los contemporáneos de Brasil, de Rusia,
de Slngapur o de Nigeria.
Estas consideraciones acerca de la extraordinaria variabilidad interpersonal
dentro de la macrocategoria estadística que engloba al colectivo de las personas
desempleadas son aplicables, aún con mayor fundamento, al macrocolectivo de
las per>onas empleadas.
En la tabla 11 resumimos datos que moderan las razones para una idealización
del empleo: también en esta situación se producen (no pocas) disfunciones.
Tabla 11. Disfunciones del empleo en la cultura del trabajo
~aldades sociales
SobretxpHnación de persona-s empleadas
ConflictMdad sodal, b.Jcha de da-ses y huelgas
Accidentalidad, enfermedad y mortalidad laborales
Subempleo, en tanto que modalidad de trabajo que suele conlleYar, a la vez. los inconvenientes del emp{eo y los del desempleo
Défidu en 111 caridad de vida liberal, derivados de precarias condiciones sociales, tknicas, contractuales, salari.Jies, temporales, materiales o prolesionaJes del trabajo
Mercantilizadón de lu relaciones humanas (sociales e interpetWnales); por el arraigo social del paradigma impliCito di! las relaciones laborales
Minimización del valor dl!l trabajo no asa!ariado (por ejl!mplo: doméstico); como efl!i:to de la sobreval~dón del empleo
Discriminación sociolaboral por razón de sexo-género, raza, l!tnia, nacionalidad, !!dad, etc.
Sobre trabajo
Ambi9Uedad, conflicto, sobrecarga o vaóo dl!l rol laboral
Caru.ancio o aburrimiento Fracaso o frustración laborall!1
Oistrés y "quemamiento" (bumout) m 1!1 trabajo
ICaros/Jj, o muerte por 6Ce.so de trabaio Gestión mediante I!Sttés (~C by stress) en nuevas modalidades de organización laboral basadas en la saturación y la compresión del tiempo la.bof'al y la consiguiente intensificación del proceso de trabajo, que suele conll~.ar desga~e ffs.ico y psicológico
E.llpansión de personalidades rrpo A ('hiperactivadallaboralmente')
Adlcción ~ o.bajo, ~-. 9<'"'-" de dope ocle"" poicológO y o uro;:¡.,.,,. (""'*"'uL). o drogodopondencia 1abo<aJ. con su ~te síndrome de abninencia en vacaciones y fines de semana Acoso sexual en el trabajo
Acoso moral y maltrato psicológico (mobbing. bul/ying, harossmtlll. ijitrw, etc.)
t f 1 ¡
o Edltori:.l UOC 93
En la tabla 12, ponemos de relieve que el desempleo -como el pedrisco, la gue
rra o la droga- no resulta dlsfuncional para todo el mundo; sino que genera fun
ctones positivas para determinados intereses particulares.
T•bla 12. Funciones de desempleo desde el prisma neoliberal
r-SodoecOJ!Ó~!co_ • Contención s.alari.JI
Sodopolltico
• Reducción de los costes de la mano de obra • Abilratamiento del de'sptdo laboral • E.:<pectativa de benefiCios del capltlll (sube el paro, sube la bolsa) • Caldo de cultivo del empleo sumergido • Ei~rcito indu-strial de re:seM como
- recurso estructural del sistema de acumulación de capital, - dispositivo de control y dtsdpliniución sociola.bof.al - fantasma legitimador y coartada ideológica de estrategias de re6truetur<Kión
em pres.arial • CaplAdón, dentro del espacio sodaJ europeo, de recurws financieros (.subsidios
al desempleo individu.al, fondos de cohesión soda! y de compensación interterritorial) por comun.id«!es con alta tasa de desempleo y por municipios con programas para combatirlo
• Flexibilización contractual y organizacional • De:sactivación, disua.s.ión y desmovlliutión sind"tcal • Oportunidades de empfeo para especillist.as en formaci6n
ocupaóonal,orientación. acompar\1miento e inserdón sociolaborales. dirección de centros y gestión de programas de fomento del empleo, etc.
• Confonnismo organizacional, por miedo al desempieo y al despido • S.Ubordlnación de la caftdad de 'lida laboral .11 mantenimiento a toda costa
del puesto de trabalo • Sumisión del pe~nal empleado a las leyes del mercado, a los lmper21tivos
del subempleo y a lo que mande la empresa
En la tabla 13 presentamos un inventario de variables moduladoras de los
efectos del desempleo.
Tabla 13. Variables moduladoras del Impacto del desempleo
Blodernográfko Sexo Edad
• Estado civil Cargas familiares Nivel educativo y prolesjonal Trayectoria sociolaboral anterior npo de desempleo Duración del desempleo bperiencia previ• de desempteo
' ,, ' j ., '
~
•¡
:: Edllorilll uoc
Sodoecoc t6rnko
PJ!cosodal
N:osodal
..
Situadón fin.Jndera penonaJ Nec.~ y capacidad de COIUWllO familiar Proi:JjernJtica económica general del entamo Estructura de oportunidades del mercado laboral
Tasa contextua! de desempleo Prt:stacion~ por desempleo u Ob'aS ayudas simil.ues
Género Ideologías sobre empleo y desempleo Estigm.ltizadón del dosempjeo
Presión social al empleo Cohesión social
Importancia subjetiva del empleo Autoconcepto personal y profesional Emplubilidad indivfdEUI percibida Atribución del propio desempjeo Salud fisica y mental Rasgos de personalidad Tolerancia al~ y modo de afrontarlo
Vulnerabilidad social
Apa¡o social recibido y perdbido C~ma f•millar División doméstica del tr.lbajo Estilo de vkla Repertorio de roles no laborales disponibles Recursos para la organización del tiempo cotidiano
5. Teorizaciones sobre trabaJar y bienestar
l
Hemos considerado la Importancia de la institución social del empleo y el ca
rácter socialmente problemático del desempleo en la sociocultura contemporá
nea y descrito esquemáticamente múltiples efectos positivos y negativos de la
experiencia laboral, en los niveles económico, sociopolítico, psicosocial y psie<>·
lógico, así como las múltiples variables que modulan estos efectos. La temática
de la relación entre situación laboral y bienestar humano ha dado lugar, a lo lar
go del último siglo, a una gran variedad de estudios empíricos y descriptivos. De
ellos se desprende la visión de esta temática como una realidad compleja, mul-
Cl Edlrortal UOC Upltulo l. Tn.b,aja¡ n-~ Ll modemld.iid ...
tidimensional y heterogénea, sobre la que queda mucho por investigar científi
camente y por intervenir en el marco de los programas y políticas sociales.
Sobre el conjunto de esta Investigación podemos hacer, de entrada, algunas
afirmaciones generales:
• La cantidad de observaciones empíricas no se ha traducido automáticamente en calidad de conocimientos teóricos.
• La abundancia de observadones sobre efectos no compenSa la escasez de teo
rias sobre causas. • Lo que se conoce actualmente sirve para orientar las intervendones prácticas
en este terreno; pero hace falta saber más y mejor sobre el tema para poder de
sarrollar políticas y estrategias mejor orientadas teóricamente y más eficaces y
eficientes en la práctica.
En efecto, existe una desproporción entre lo descriptivo y lo teórico; lo cual
incide significativamente en las dificultades del diselto de programas de inter
vención preventiva fundados en teorías capaces de explicar causas y de predecir
efectos.
Esta relativa pobreza teórica facilita la aplicación por defecto de una idea
de sentido común que inspira muchas políticas sociolaborales e ideologías cotidianas que laten en la dinámica de las relaciones laborales: la de que empleo
y desempleo son la cara y la cruz de una misma moneda, que representa "la realidad, toda la realidad y nada más que la realidad". Esta representación en
cierra un círculo vicioso epistemológico, que Impide pensar una cosa sin la otra. Por esto ya casi nadie pone en discusión la tesis de que "el empleo es la
solución del problema del desempleo ni la de que el desempleo es e[ problema
de la falta de empleo".
A continuación exponemos, pues, algunas de las aportaciones teóricas con las
que se trata de llenar este vacío. Vamos a tratar, en primer lugar del construcdonis
mo social, que enfatiza la importancia de los significados que los seres humanos
creamos, compartimos y reproducimos en nuestras interacdones sociales. Esta perspectiva nos induce a hipotetizar que ciertas consecuencias de la experiencia
laboral no derivan tanto de la naturaleza objetiva de la misma cuanto del modo
como las personas protagonistas la perciben, se la representan, la interpretan y la
valoran, siguiendo patrones socialmente consensuados.
O EdltotUI UOC 96 Teoria de L;u reladone laborale$ ...
En segundo lugar, procederemos a resumir esquemáticamente una serie de mi
aomodelos teóricos inspirados en el fundonalismo, e3pectalmente aplicables a la
explicación de los efectos del empleo y del desempleo. Analizaremos el concepto
de norma sociocultural y revisaremos la teoria durkheimlana de la anomia, la mer
toniana de la ambivalencia sociológica, la de la deprivactón, aportada por }ahoda,
y la de la agenda, de patente etogénica.
Finalmente, tomaremos en consideración dos modelos arraigados en el eco
logismo, que subrayan las determinaciones socioambientales de la experiencia
laboral: el vitamfnico, que Integra y supera aportaciones como las teorías fun
ctonalistas de la deprivación y de la agencia, y el del estrés psicosocial en con
textos laborales. Este último tópico remite a un modelo teórico y también a un
campo de Investigación e intervención amplio y complejo, sobre el que existe
abundantístma lnformactón dentífica; que sirve de base para un conoctmiento
empírico-descriptivo del fenómeno y también para una aproximación provisio
nal a la explicactón, a la predicdón y, por tanto, al tratamiento y a la prevenctón
de la problemática del distrés laboral.
S. l. Construcción social del trabajo
¿Las cosas son lo que son o bien son más bien lo que se perctbe, lo que se cuen
ta, lo que se recuerda, lo que se concuerda de ellas? La verdad ¿es la fuente o el
efecto del consenso social?
¿Existe una única realidad objetiva, positiva, verdadera y lógica (y, por tanto,
descubrible, explicable, prededble y controlable mediante la aplicactón del méto
do dentífico), o bien existen tantas realidades como experiendas subjetivas, ver
siones, visiones, narradones y perspectivas compartidas sobre Jo real (y tantas
ontoiogias y epistemologias como vertientes, niveles y dimensiones sodales e
históticas de la realidad)?, ¿sólo lo real es realmente real, o bien "' real todo
aquello que tenga consecuencias reales, aunque sólo exista en las ideas, en los
discursos o en los mitos socialmente construidos y reproduddos?5
5. En ~1 plano optrativo, ¿qué nos proporciona una uplicadón más plausibl~ acerca del suictdlo masivo d~ d~ los miembros d~ una secta apocaliptto.: su creencia en qu~ la vt.sita de determinado cometa ua~ la reaUdad d~l ftn d~l mundo o ~1 grado de correspondencia de tal ~ncta con la r~alldad fislca objetiva?
T J.
1 1 • 1
t· t 1
Cl Editorial uoc 97 Upitulu J. Trabol¡ar ~n 1¡ lllodo!Itlld..:.d ...
La experienda cotidiana de nuestro mundo y de nuestro tiempo nos propordo
na motivos sobrados para planteamos cuestiones como éstas que, a primera vista,
podrían parecemos demasiado etéreas, abstractas e impertinentes a la hora de tra
tar sobre la cultura del trabajo y sobre la relación entre la experiencta laboral y el
bienestar psicosocial.
A las puenas del tercer milenio, en determinados paises (que nos pueden parecer teja· nos en el espado y en el tiempo) se lapida hasta la muerte a mujeres que han mostrado públicamente partes tan impúdicas y pornográficas de su cuerpo como los cabellos o el antebrazo. ¿Dónde radica el arrtbuto de lo pornográfico o de lo sexualmente exdtante: en aquello que resulta visible ante los ojos de todo el mundo o en la mirada de la manada de sujetos denundantes?
No lejos de alú, la Violación sexual es causa automática de matrimonio entre la mujer (nli\a, a veces) violada y su maldito violador, que se transforma. por esta espede de sacramento sacrílego, en su marido protector para el resto de sw días. Un poco más allá, en cambio, a la víctima de la violación no le cabe otra suerte que la de ser asesinada por algún pariente varón y varonil, para "limpiar", asi, el honor manchado de la dichosa parentela. Por algunos de esos lares, la Vi.oladón sexual de una mujer casada conlleva además el agravante del adulterio; lo que refuerza, si cabe, los motivos de su ejecución. ¿Dónde se encuentra el fundamento de tales monstruosidades: en la realidad de lascosas o en la manera socialmente compartida de mirarlas, definirlas y valorarlas?
En plena modernidad decimonónica, en países de lo que hoy Uamamos Primer Mundo y de la autoperctbida vanguardia del progreso, las columnas de mármol de ciertos reta· b!os barrocos de numetosas iglesias, al igual que las patas de muchos pianos ubicados en casas de gente moralmente intachable, revestían su desnudez con púdicos velos para alejar malos pensamientos. Una vez más: ¿dónde radica la causa del morbo, en la morbosidad objetiva de la pata de madera y de la columna de mármol o en la mentalidad de las subjetividades puritanas que las miran morbosamente?
En buena parte de la historia de Occidente, la eK\aVitud, la dictadura o el patriarcado (así como la manifestadón de éste en las más diversas funnas de Violenda doméstica} han sido ViVidas y vistas como realidades naturales no problemáticas. No hace muchos siglos, en estas "tierras de Dios .. , uno de los ofiCios más respetables era el de pasarse la Vida matando infieles. Siguiendo esta vía, numerosos profesionales del ramo -reyes o mendigos- han sido elevados hasta los altares de la santidad. Mientras, en los mismos tiempos y lugares, la gente se santiguaba ante pecados tan supuestamente graves y antinaturales como Ja homosexualidad, la mastwbactón, la infidelidad matrimonial o el divorcio. Hasta ayer, lo que hoy emerge bajo las múltiples formas del acoso sexual o moral en el trabajo ha pennanectdo oculto, enmascarado y legitimado por toda suene de tradictones morales, jurldicas, rellgtosas y sociales.
e Editorial uoc 98 Teori.l. d~ Ion ~Llctones Llbor.alts.. ..
Actualmente, en un país que exporta orden, valores y cultura multimedia por los cuatro puntos cardinales y que se autoconcibe como la punta de lanza del progreso de la ctvtliz.adón, genera casi más escándalo social el que un maestro levante la voz a un alumno adolescente que el que un juez lo ponga ante el mismo corredor de la muerte. A los ojos de muchos turistas y televidentes, parece como si en él fueran objeto de una mayor reprobación social el cultivo y la distribución de marihuana que la producdón indwtrial y la exportación masiva de minas antlpersona. Y parecen merecer en él más rechazo moral el top-lru o el amor libre que la asistencta a un ofido religioso con una pistola en el dnto o que la venta de artefactos armamentísticos a dictaduras que oprimen y explotan a sus pueblos. Y resulta en ~ casi más fádJ comprar un arma de fuego que una asplrlna o un preseiva:tlvo. Y queda en él más impune atencar a gran escala contra la capa de ozono que orinar en la calle. Y suscita en él mayor aprobadón política la inversión de bHiones de dólares en la prevendón de "guerras galácticas" (que no proporcionan seguridad alguna contra maletas-bomba, cartas-antrax o aViones-misiles) que en salud,· educación, protección SOCial o desarrollo ecológtcamente responsable y sostenible.
Una vez más, y por fin, debemos preguntarnos dónde reside el principal factor explicativode tantos y tantos fenómenos y procesos sociales que suscitan un notable grado de consenso social y que no siempre parecen del todo racionales ni razonables, atendiendo a la lógica de los intereses de la mayoria de la población: ¿en la estructura objetiva de las cosas o en la de la construcción Intersubjetiva de las realidades?, ¿en los mismos fenómenos en sí o en su relación con
códigos Socioculturales?
Las perspectivas sobre la construcción Social de la realidad pueden aportamos algo al respecto. Entendemos por constrocdoni.smo social un paradigma a la luz del cual las experiencias, las cosas, los acontecimientos y los procesos no tienen
un significado totalmente independiente por sí mismos; sino que lo adquieren, en buena parte, en el contexto de las prácticas e interacciones sociales mediante
las que los seres humanos construyen y comparten representaciones, imágenes, lecturas e interpretaciones de su mundo. Ello determina el que un mismo fenómeno empírico pueda tener significaciones diversas en diferentes situaciones y constituir, por ello, realidades y verdades, de algún modo y en cierto sentido, distintas.
Esta perspectiva (ver Berger y Luckman, 1966; Gergen, 1994; Burr, 1996, Ibáñez, 2001) presupone que las cosas no están objetivamente ahí, aguardando simplemente a que alguien se ubique frente a ellas, con un método adecuado, para poder luego apresarlas y explicarlas correctamente, en ténninos neutros, rigurosos y positivos. Enfatiza lo que la realidad conlleva de relativa (es decir, de relacional) con respecto al enfoque, al marco conceptual o al código de lenguaje adoptados y al
o Edltorl.ll UOC 99 úpítuio J. Tr.~ba[;u ~n la mod~l'nkad ...
contexto conversacional en que emerge y se configura. Según este punto de Vista, el miSmo quehacer cientiflco no descubre, sino que más bien construye la realidad. Sus teorias, generadas en la matriz lingiüstlca, crean los hechos que analizan, describen, interpretan, explican y predicen. Toda forma de conOcimiento de las cosas acaba anclada en el saber de sentido común, que es la base de la comunicadón y de la acción Social cotidiana. De este modo, las evidencias Socialmente consensuadas, compartidas y comunicadas, mediante convenciones lingüísticas, hacen que la imagen de la realidad que emana de ellas sea vivida (pensada, justificada, sentida y actuada) como realmente natural; esto es, como algo dado e incuesti.9nable, como punto de partida, como marco de referencia y como guia de la acción.
En suma, mientras el sentido común presupone que tenemos una experiencia
física y objetiva de lo real, desde este otro ángulo, tal experiencia es más bien realidad social; es decir, algo que se da por supuesto desde determinadas perspectivas y que cobra naturaleza objetiva a través de prácticas lingüísticas desarrolladas en situadones y contextos sociales.
Así, pues, un análisis de la construcción social del trabajo nos debe facilitar la comprensión del proceso a través del cual hemos llegado a vivir como realidades naturales fenómenos tan dispares como la centralidad personal, social y cultural del empleo, la mercantilización del mismo trabajo, los roles soctolaborales de género, el estrés laboral, la flexibilidad organizado na! o la lógica del intercambio en un proceso de negociación colectiva.
Sin entrar en la valoración de si el construcc;lonlsmo social representa una alternativa, un correctivo o un complemento de otros modos de enfocar la realidad -como el positiVismo-, damos por supuesto que constituye una perspectiva útil, st la incorporamos al protocolo socrático, que se desarrolla en dos fases:
• Jronfa, o crisis, cuestlonamlento, desenmascaramiento, deconstrucción del discurso del saber falso, ambiguo, inconsistente, ilusorio o Interesado.
• Mayiutica, o facilitación del 'alumbramiento', inicio del camino del pensamiento orientado hacia el horizonte Ideal de la verdad y de la acción encaminada hada el de la virtud.
Aplicada esta perspectiva a los campos del trabajo, del empleo y del desempleo, induce a considerar que tales realidades han sido Socialmente construidas; de modo que carecen de signiflcado intrínseco objetivo. A lo largo y a lo ancho de los marcos Sociohlstóricos, adquieren naturalezas y significados distintos. De modo
e Edttorial uoc 100 Ttoria dt tas rel.adonts laboralel ...
que sus respectivas fundones y consecuendas deben ser así mismo interpretadas
con textualmente. Observamos una doble historia real del trabajo: como proceso soctoeconó
míco y como representación sociocultural. A lo largo de la era moderna, además
de los cambios sustanciales en la estructura productiva y en las relaciones socia
les de producdón, se ha desarrollado una nueva construcción soda! del trabajo
(asalariado) en tres líneas prindpales:
• Una centralización cultural, que desemboca en la entronización del empleo
como categoría antropológica fundamental y de la profesión como núcleo de .
la identidad psicosocial.
• Una normalización del empleo, mediante una reconsideración ideológica de la
actividad productiva que, de simple medio de subslstenda material, pasa a ser
instituida como meta final de la acdón soda!.
• Una polarizadón moral, resultante de los procesos anteriores, consistente en
una reorgánización de la moral pública, que incluye en su polo positivo una
sactalizadón de la actividad productiva y en el extremo contrario una anate
matizadón social de la inactividad económica.
En la tabla 14 podemos observar algunos aspectos Ilustrativos de este proceso
de cambio:
Tabla 14. Metamorlosis del lenguaje y del signifrcado del trabajo en Occidente
Antigüedad u d nldad
Si<>" Employmmt . Ref.....oa poWva • Rdmncia poWva
• Contemplaóón filosófica . ActMdad laboral
Griego AsjoGa Un<mp/oym<nl
Inglés Negadón del Ideal medW!nte: . Negación del Kie~ . ponen. T1<1bajo necesario, . Nuevo rostro de la pobrua
penoso, duro yde\ae:ccfus¡ónsociai . bornJsí:¡_ Tarea manual, en La era induruial
mec.lnica, deg<odan!e
OWnr. iOOI a>pi<>do ~-a>pi<>do
""""""" "'9i'dón del -· ~ "'9i'dón del ideal p.-incipal
ea.t.llono Uotfn modW11e- económico problema social bajo el impemNo de lo y alelo de C\AtM) de "" de<Ms ne<osidad
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e Edltorill uoc 101 ú¡>~tulo L Tr.~ba¡ar ~n I.J modtrntdul ...
T•bla 14. Metamorlosis del lenguaje y del significado del trabajo en Occidente (coot.)
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T~ Instrumento de torb.Jra pon los esd.wo<, estigma pac.> lo clase lrabajado'll
TripaB<R ActMdad bajo el signo del "'-zo,lo faóg<o y lo coacdón
llod nec:1
Troba¡o OerKho y deber constilLicional (ConstiiUción bpafoola, ..u. 15 y -40)
Trobajcv Prirdpal...,.lran>ideol6<jco contemporáneo6
Para el sentido común, a menudo, la dimensión socioeconómica del trabajo
enmascara el papel que desempeñan la ideología y los estereotipos lingüísticos
sobre el mismo, en la experlenda que las personas concretas tienen de su situa
ción laboral. En el presente apartado, vamos a explorar la representación soda!
del trabajo, del empleo y del desempleo en tanto que factor explicativo de la ex
perienda sociolaboral de las personas, así como de los componentes no econó
micos de la misma dinámica de las reladones laborales.
No se puede comprender adecuadamente lo que ocurre en una mesa de ne
gociación ni lo que implica un manifiesto sindical atendiendo sólo a la verriente
manifiesta del significado del trabajo remunerado. Nuestra exposidón parte de
una serie de premisas como las siguientes:
• El empleo y el desempleo constituyen, por un lado, situaciones personal y
socialmente objetivas y, por otro, representaciones socialmente construidas
(como lo son la vejez, la locura, la violencia o la homosexualidad). Los efec
tos euforizantes del empleo y los deprimentes del desempleo en la sociedad
industrial deben ser explicados teniendo en cuenta, pues, las implicaciones
económicas de estas situaciones laborales y, además, los códigos Ideológicos
por medio de los cuales son interpretadas y vividas estas experiencias.
• El mismo hecho sociolaboral del empleo o del desempleo constituye realida
des distintas según los significados que adquiere en los diversos contextos so
c!oh!stóricos: trabajar por cuenta ajena en los ambientes por donde discurrían
Aristóteles o Cicerón podía resultar para muchas personas tan deprimente
6. •surgueses y proletarios, capltallst;u y comunislas, fascistas y demócratas, sociall5W y liberales, protenantes y católicos, machistas y feministas... convienen en considerar el trabajo com~ una coordenada principal de la moral, el derecho, la polirlca. la cultura y el humanismo . (Bianch, 1996: 93).
" l:d.ilorlll UOC 102 T eoria de las ~laciones l.;r.borales.. ..
como puede serlo ahora y aquí el no encontrar a nadie para quien trabajar re. muneradamente y por quien ser "explotado" laboralmente.
• El lenguaje sobre el trabajo, el empleo y el desempleo realiza dos funciones principales:
- Refleja la presunta realidad, significando lo que se supone que es. - Construye realidad, haciendo que ésta sea lo que significa para la gente
que habla de ella.
5.1.1. La cmtrallzación cultural y personal del empleo
La experiencia y el significado contemporáneos del empleo son el efecto re
sultante de un proceso de centralización -y de la consiguiente normalización y
moralización- moderna del trabajo remunerado, según se desprende de las más
diversas historiografias (ver Aizpuru y Rivera, 1994; Anthony, 1977; Cartier, 1984;
De Ruggiero, 1973; Garraty, 1978; Gorz, 1988; jaccard, 1960; Meda, 1995; Pahl,
1988; Parias, 1960). La mentalidad moderna industrial protagoniza el salto cui
tural desde la consideración antigua de la actividad laboral como valor periférico
y secundarlo hasta la construcción del trabajo asalariado como valor central y
principal de la actividad humana individual y social.
Entre los indicadores generales de los puntos de partida y de llegada de este salto figuran los siguientes:
• De la consideración de la actividad productiva como simple función instru
mental de la supervivencia material a la de medio de autoexpresión personal. • De la concepción de las tareas laborales como algo humanamente degradan·
te a su valoración como actividades autorrealizadoras. • De la imposición coercitiva del trabajo a una clase social a la reivindicación del
mismo como derecho y como deber del conjunto de la ciudadania.
• De la motivación e.xtrinseca del trabajo de esclavos y siervos (miedo al casti
go, necesidad de pan y de protección) a la motivación intrínseca de profesionales modernos (autorrealización y autoestima).
• De la abstención del trabajo por los grupos sociales dominantes antiguos a la
ostentación y exhibición de la actividad productiva por los contemporáneos.
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e E.d!Lorial uoc 103 Capitulo l. Tr~b.l¡o,r ~n la mO<kmkb .. :L.
Esta centralidad sociocultural del trabajo aparece enfatizada en la figura 3.
Rgun J. Centralidad moderna del trabajo en la vida sociocultural
Economia
5.1.2. Significación del trabajar
En los anos ochenta del pasado siglo, se realiza una investigación trans· cultural, de diseño transversal, sobre el significado del trabajar ('meaning o{
working', MOW, 1987) El equipo internacional estudia las respuestas que
unas quince mil personas, pertenecientes a ocho paises, distribuidos en tres continentes, dan a la pregunta sobre qué significa para ellas trabajar (asalaria
damente). Parte del presupuesto de que trabajar constituye una categoría cen
tral de la experiencia humana personal y social, una actividad cuya finalidad
-.!:.al tonal UOC '"" T ~rll. de [¡j relaciono l.abor;¡Jo;,,,
trasciende ampliamente el ámbito de la e<:anomía. Las definiciones aportadas
por las respuestas son agrupadas en tres ejes semánticos:
• la importancia y la valoración asignadas al trabajar como rol vital
• las normas sociales sobre el trabajar vinculadas al desempei\o del rol laboral
• los resultados esperados y las metas preferidas del trabajar
El <:anstructo work centrality incluye la identificación con el trabajo, la im
plicación con el empleo y la adopción de la actividad laboral como modo prin
cipal de autoexpresión. El índice de centralidad del trabajo es el resultado
combinado de dos medidas:
1) La comparación de la Importancia asignada al trabajo con la atribuida
a otros ámbitos de la vida cotidiana (familia, ocio, religión, etc.)
2) La valoración del trabajo en una escala de siete puntos
El de las normas sociales sobre trabajar sintetiza las atribuciones referidas al de
recho al trabajo (recompensas merecidas por la persona trabajadora) y al deber de
trabajar (obligaciones con respecto a la organización para la que se trabaja y para
con la sociedad en general).
Los resultados esperados y las metas preferidas del trabajar incluyen cualquier
efecto, preferenda, incentivo, finalidad, necesidad o valor que una persona empleada asocia a su actividad laboral (remuneración, autoexpresión, reconocimien
to SOcial, contactos interpersonales, etc.).
Del conjunto de la investigación destaca la conclusión general sobre la alta
centralidad del trabajo en todas las categorías de edad, sexo y país, en el marco
de una considerable variabilidad al respecto en los niveles interindlvidual, inter
nadonal e interprofesional. Así mismo, la muestra concede una alta importancia a los derechos laborales y también reconoce la de los correspondientes deberes.
En cuanto a lo que se desea de un trabajo, destacan, entre otros aspectos, por or
den de importancia, el interés de la tarea, la buena paga, la capacidad de autono
mía, el ambiente laboral, la seguridad e higiene, la adecuación a las habilidades,
las oportunidades de aprender, la variedad, el horario, el entorno fislco y las pers
pectivas de promoción.
La figura 4 Ilustra respectivamente la centralidad del trabajo en el ciclo vital
de las personas en la modernidad industrial.
e Edltotlal uoc 105 Clpítulo l. Trabaj.:lr en La modernitud ...
Figura 4. Centralidad del traba ;o en el ciclo vital de la5 persona5 modema5
Trabajo
5.1.3. Representaciones y disCUJ'SOS del empleo y del desempleo
La experiencia laboral y las mismas relaciones laborales son fruto de las cir
cunstancias socioeconómicas y están mediatizadas por el modo en que los protagonistas se las representan, las interpretan y las valoran, echando mano del conocimiento cotidiano de sentido común. Y todo ello se refleja, condensa
y cristaliza mediante categorias lingüísticas y se expresa a través de los estereotipos sociales. Vamos a repasar someramente algunos aspectos significativos del panorama al respecto.
1) Connotaciones positivas del empleo y negativas del desempleo
El discurso que presenta la laboriosidad en términos positivos y la ociosidad
como su contrapartida negativa no remite a una realidad en estado natural. sino a construcciones socioculturales de significado y de valor.
Hemos visto que el griego dásico concibe la actiVidad laboral como la negación del tiempo libre y que ellatfn presenta las tareas productivas y mercantiles como una ne-
~ E.dl10ru.l UOC \06 Teorb dt 145 rd.ldones labor.~Les.. ..
gactón del estado deseable del oda. Y que, por el contrario, idiomas modernos como por ejemplo, el castellano y el inglés, presentan el desempleo como un estado~ de la situadón ideal definida en términos de empleo. Abundando en esta línea, la Q\Ís..
ma Uteratura dentifica anglosaJona sobre el tema suele utilizar, a la hora de slgnlflcar el desempleo, partículas Hngüisticas de signo negativo, acampanando a t~nnlnos positivos, como rotploymmt, work, o job: ya se trate de prefijos (como de o un), de terminaciones (le:ssntSS), de adverbios (out, without. trc.) o de sustantivos {lact, loss, etc.).
Este lenguaje no realiza una función meramente descriptiva de algo~ está ahf; sino que además construye la realidad del desempleo como estado carencial. En efetto el lenguaje común que utilizamos para referimos a esta experiencia (y que obvia: mente también tienen que manejar sw propios protagonistas) no deja otra opción a la persona desempleada que la de autoconcebirse, autoldentificarse, autopresentarse y autovalorarse e~. términos negativos.
La misma lengua que permite a las personas con empleo la satisfacdón de pre
sentarse positivamente como profesionales es la que induce, casi irremediablemente, a las que están sin empleo a tratar de escapar o de ocultar su desagradable
experiencta social de Identidad deteriorada.
2) La crua de laboriosidad en el empleo; la cruz de ociosidad del desempleo
Al igual que los códigos lingüísticos, dertos discursos morales refuerzan los estereotipos ideológicos de la bondad del empleo y la maldad del desempleo y con
tribuyen poderosamente a la estigrnatizactón social de esta situactón sociolaboral.
Varias son las vías que conducen a este re>ultado final. Entre ellas, destaca la que
asocia el empleo a la laboriosidad, a la virtud y al éxito y, el desempleo a la odosi
dad al victo y al fracaso en tanto que maldad moral.
La historta viene de lejos: uno de los libros de la tradición sapiendal del Antiguo Testamento, el EcltSiástico, compara la persona perezosa a una "bola de estiércol" (22:2) y recomienda al amo que mantenga al sJervo pennanentemente ocupado laboralmente; puesto que "la ociosidad ensei'la muchas maldades• (33:29). Pocas Ideas biblicas han tenido mayor Impacto cultural en la era moderna ocddental.
3) La categorizactón lingüística de los pobres ... desempleados
Hasta el final de la Edad Media, en el mundo cristiano ocddental coexisten dos
grupos Sociales de personajes económicamente inactivos: los ricos y los pobres.
Los primeros pueden acceder al delo dando limosna a los segundos, que sobrevi
ven gradas a esa práctica de la caridad, en e>pera de alcanzar el ctelo que tienen
prometido, como buenos ttijos de Dios y vivas imágenes del Cristo sufriente. En
~ -- . _._ ' ~ '-
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CEditortaiUOC 107 c~pirulo l. Tr~b.JI~r en!¡ modcrnldad ...
pleno siglo xm, el Obispo de Barcelona ostenta el título de Gubemator ac Generalis pauperum Christi Administrator ('Gobernador y Administrador General de los Po
bres de Crtstol Sin embargo ya en esta época, en la que entran en escena las ór
denes mendicantes, de reforma religiosa, que adoptan las condidones de vida y
la misma estética de la pobreza, se empieza a perfilar un cuestionamiento de este
estado como imagen moralmente deseable y se abre la puerta a una distindón
que se ha arraigado en los siglos siguientes, extendiéndose hasta la actualidad: los
"pobres de Dios" y los "del Diablo". Los primeros son aquellos que, además de pobres, ostentan la condictón de inválidos económicos y soctales; lo cual, al incapad
tarles para el trabajo, les hace merecedores de la tradictonallimosna. Los segundos
son aquellos que, pudiendo trabajar, viven de la mend.iddad, holgazaneando, sin
sel\or ni olido, "esclavos del octo, la pereza y el victo".
En el siglo XIV un franciscano catalán, Francesc Eiximenis (1382), da por sen
tado que "la ociosidad hace al hombre inútil (y) peligroso para la cosa pública"
(López, 1986, pág. 549). A lo largo de este siglo, se van extendiendo por toda Eu
ropa di.sposictones legales de prohibictón y castigo de la mendicidad. Ello cobra
espectal fuerza a partir del al\o 1349, con la Ordenanza de los Trabajadores
(Ordinana of Labourers), promulgada por el rey de Inglaterra Eduardo 111 y
complementada un al\o más tarde por la Ley de los Trabajadores (Statute of
Labourers), emanada del Parlamento inglés (Garraty, 1978). Después de la última
epidemia de peste negra que asola Europa entera, se trata, con di.sposidones le
gales como éstas, de movilizar toda la fuerza de trabajo disponible para hacer
frente a una situadón social de emergencia. Para ello, hace falta una buena jus
tificactón teológica, y se echa mano de las doctrinas bíblicas sobre el octo como
ocasión de pecado. A efectos de clasificación administrativa, se introduce una
categorizadón lingüístico-jurídica dicotómica de los pobres. que será recupera
da y definitivamente consagrada por las primeras Leyes de Pobres (Poor Laws),
que arrancan en la Inglaterra de 1601. Los Deserving Poors ('inútiles para el tra
bajo' y merecedores de compasión soda! y cristiana) y los Undeserving Poors o
sturdy btggars, ('útiles para el trabajo, mendigos obstinados, defictentes morales',
a los cuales se moviliza, vigila, controla y, eventualmente, se corrige con severos
castigos, ante cualquier mue>tra de indisciplina laboral).
Haciéndose eco de la nueva mentalidad, el Edicto Real de la creadón del Hos
pital General de París (27 de abril de 1656) fundamenta sus ordenanzas de poli da
en la necesidad de impedir "la mendictdad y el victo como fuentes de todos los
desórdenes" (cit. en Foucault, 1964; vol. 1, pág. 102). El espíritu de los nuevos
tiempos desviste la pobreza de connotadones positivas, al tiempo que la InViste
de las negativas de la mendicidad, el odo y la pereza. En esta linea, el mismo San
VIcente de Paul, Arzobispo de Tours, en una pastoral (LO de julio de 1670) califica
a los pobres de su diócesis como "la hez de la República, no tanto por sus mise.
rias corporales, que deben Inspirar compasión, cuanto por las espirituales, que
causan horror" (citen Foucault, 1964; vol. 1, pág. 97). Un siglo más tarde, Mon
tesquieu (1748) llega a afirmar que "un hombre no es pobre porque no tiene na
da; sino porque no trabaja" (cit. en la UNESCO, 1968).
Al refuerzo de esta nueva visión contribuye decisivamente el protestantismo, especialmente el de patente calvinista (Calvino, 1535), con su conderia explíCita
de la ociosidad como ocasión de pecado, su exaltación del trabajo como medio
de prevención del mismo y su despenalización de la riqueza y de los negocios
mundanos -siempre que florezcan no como resultado de la codicia, sino como indicio de la acción providencial de la "mano de Dios"-. Sin salirse del Génesis,
Calvino desplaza el acento desde la consideración del trabajo como castigo del
pecado hada la de la vocaCión: recordemos que, antes de la expulsión del Paraíso
y de la condena a ganarse el pan con sudor, el Creador había colocado al ser hu
mano en el jardín para que se ocupara de él.
Como observa Max Weber (1905) entre las doctrinas morales protestantes
del predicador Richard Baxter y la filosofía liberal de Benjamln Franklin se da ya
una perfecta sintonía en lo que respecta al trabajo como imperativo religioso y
a la inactividad económica como estado moralmente indeseable. Este nuevo "evangelio del trabajo" presenta la actividad laboral como una misión religiosa,
como un imperativo moral y como un servicio a Dios, al estado, a la familia y a uno mismo. Tanta Influencia tienen estas ideas que, en los Estados Unidos de América
de los siglos XVTII y XIX, los mendigos reciben la misma consideraCión legal y soCial
que los negros y que los indios {lo que implica, a su vez, que seres humanos ne4
gros e indios, por el hecho de serlo, son tratados como mendigos).
En pleno siglo XX, un tratado de teología moral católica justifica el deber de
trabajar a partir de la "obligación de evitar el ocio, que suele ser el origen de to
dos los males" (ferreres, 1920, pág. 180). Otro moralista de la misma tradiCión,
el "santo" fundador del Opus Dei, afirma que "parece como si todos los pecados
estuvieran al acecho del primer rato de ocio. El mismo odo debe ser ya un pecado" (Escriv~, 1959, pág. 111).
Sobre el sustrato de esa condena moral del ocio por motivos religiosos, se construye un discurso paralelo de carácter soctoeconómico. Uno de los patriar.
cas de la sodología, Salnt-Simon (1820) elabora una categorizaCión dicotómica
de los Ciudadanos: los Industriales (obviamente los "buenos") y los odosos (los
•malos" de la pelicula).
Si el estatus de empleo va asociado a una posición económica, social y moralmente deseable, no resulta extraño que tenga efectos gratificantes. Por la misma razón, a la inversa, el desempleo -percibido como un estado de inactividad- está más cerca de la valoración social negativa correspondiente al ocio como circunstancia de riesgo, de vicio, de pecado y de parasitismo social. Esta vinculación se realiza históricamente por la articulación social y conceptual
que existe entre la realidad del desempleo y la de la pobreza.
4) El desempleo y la herencia cultural de la pobreza
La mentalidad contemporánea no ha dejado de contemplar la doble cara de
la pobreza: la de la miseria por una ctrcunstanda desgraCiada, que susCita com.
pasión y solidaridad, y la de la mendiCidad, que suele generar aversión y rechazo
social. El desempleo, en tanto que versión contemporánea de la pobreza en las
soCiedades económicamente desarrolladas, recibe este mismo trato, siendo obje
to de la misma ambivalencia actitudinal, alimentada por la ambigüedad latente
en la representaCión soda! de la persona desempleada, la que Induce a sospechar
que en toda situadón de desempleo existe una sutil combinación de no poder,
no saber y no querer trabajar. 7
Esta representación social del desempleo como situación sospechosa de pe
reza y de parasitismo social aparece, a menudo, asociada a la imagen de fracaso social que conlleva el esta tus de desempleo, en una sociedad regida por el indi
vidualismo y los estereotipos liberal-puritano-capitalistas ("Dios ayuda al que se
ayuda", "quien quiere puede", "quien la sigue la consigue", etc.), según los cua
les el éxito económico es un mérito individual y, por tanto, el fracaso económi
co no puede ser más que un demérito de la propia persona.
7. ·~m trabajadores no debm mamener a los que no quieren traba}ar- argumenta en tono rhatchutn1w el Presidente Aznar (El Mwuto, Z.2 de mJ.yo de 2002) para justificar, ante el Congre.o de los Diputados su estrategia de rerorma del modelo de subsidio del desempleo.
~ E.dlcorl.&l uoc 110 Teorll de las relaciones labou.Jes.. ..
La estigmatización social del desempleo opera por una doble vía:
• lingüística, mediante el manejo verbal de unos significantes saturados de con
notadones negativas, e • id•ol6gica, a través de la cual, la representación social del desempleo recoge la
pesada herencia de su matriz original de la pobreza, que lleva asociada la per
manente sospecha de pereza, parasitismo y fracaso individual, que confieren
a la imagen de la persona desempleada cierta aureola de víctima culpable.
Veamos una ilustración de ello en la tabla 15.
Tabla 15 . . Efectos psicosoci.iles de la atribución del desempleo al déficit de aptitudes laborales (worti<u)
. Domontos coonpar11t1vos Núcleo Connot.dono. l sanántlco
Expllcadones No 1Dbt ~ .. ,.,,_ lmpoUnd:¡ No,_ ,_ trabajM -Conclusión No""" -para d ttabajo social
lmplkación soda! Exdu,;ón E<tigmatiLKión
Impacto psicológico Olscriminatión lndeloruión
5.2, Función social del trabaJar
En este apartado, nos detendremos en unas teorías que tienen como común de
nominador su referenda, más o menos directa, a determinados supuestos funda
mentales del {uncionalismo, paradigma inte!disciplinar que presenta el sistema
sociocultural como un todo integrado, entre cuyos elementos estructurales figuran
los roles, las instituciones, las normas y los valores. La dinámica de funcionamien
to de tal sistema se rige por los imperativos de la adaptación al ambiente, la in
tegración por consenso, la eficacia en el logro de los objetivos y la homeostasis
garantizadora del equilibrio y la estabilidad del conjunto. Y así, gracias a la socia-
e EdltotU.I uoc 111 üpitulo l. Trabi!AI en ll m~~ ...
[izadón, los individuos interiorizan los valores culturales y se confonman a las nor
mas sodales, asumiendo los modelos institudonales de acdón (ver Parsons, 195 1).
La ideología implldta de esta perspectiva ha sido crlticada por su fasdnación
por el orden establecido y por su idealización del equilibrio en el estado actual
de las cosas; por su sutil exaltación de las virtudes de la integración orgánica y de
la estabilidad mecánica; por su valoración negativa de cualquier síntoma o factor
de caos, confusión, contradlcdón y, en último término, de anarquía, desorden
y anomía; así como por su incapacidad de atender y dar cuenta de los procesos
de crlsls, de cambio y de conflicto que, desde otras perspectivas, no tienen por
qué tener consecuendas inevitablemente negativas.
5.2.1. Normalidad y anomla soclolaborales
Como cualquier otro animal, el ser humano nace en un entorno físico. Pero su vida, a diferencia de la de aquél, se desarrolla en un ambiente eminentemen
te social y culturaL Por ello, la estructura y la dinámica de su personalidad y de su
actividad están más determinadas por los factores socioculturales que por los es
trictamente biofislológicos. Cada sistema cultural establece, a su manera, las reglas del juego de la vida so
cial (ver Goffman, 1959), por dos vías dllerentes y complementarias, que suelen
reforzarse mutuamente:
• en un nivel visible, por medio del ordenamiento jurídico, que refleja y sintetiza
explícitamente los valores y los criterios morales domiryantes en el sistema, o en un nivel latente, mediante la influenda social, esto es, a través de un com
plejo sistema de reglas y procedimientos que presionan y repercuten sobre el
sentido común, la vida y la actuadón cotidiana de las personas normales y co
rrientes.
Las diferentes perspectivas del Derecho tratan del primero de estos niveles.
Otras disciplinas, como la Psicología Social enfocan especialmente el segundo.
En este apartado, no trataremos del papel de la legalidad en la determinación de
la conducta humana individual y colectiva, sino de los efectos de la nonnalidad
(en cur>iva y en minúscula) sobre la misma; esto es, de se~alizaclones, prescrtp-
e El:lltorill uoc 112
ciones y proscripciones que toda cultura introyecta en la personalldad de cada
miembro Individual de la sociedad a través del mecanismo de la socialización (y
que, por esto mismo, no quedan recogidas en ningún texto legal).
1) La norma social del trabajo
Como resultado del proceso de socialización, una parte importante de los va.
lores culturales del entorno pasa a ser parte constitutiva de la misma estructura de la personalidad de la gente que convive en una comunidad. Convertidos en
conciencia moral,' en sentido del deber, en compromiso y obligación subjetivos,
se ponen de manifiesto en las formas nonnales de pensar, de sentir, de comunicarse y de actuar. Las personas normales o normalizadas son la viva expresión de
la gente adaptada a su entorno (ver Cialdini, 1990).
Las normas sociales informales no suelen prescribir o proscribir conductas específicas -<:omo hace, por ejemplo el Código de Circulación-, sino que, más
bien, definen los límites de lo que se puede considerar socialmente aceptable
en una conducta; lo que el grupo, la organización o la sociedad consideran es
perable y deseable.
Así como la ley positiva prevé y establece sanciones para las transgresiones
de la legalidad, también a e.ste nivel informal e implícito existen sutiles disposi
tivos y mecanismos de presión sobre el comportamiento anormal. los roles sociales son modelos socialmente consensuados del comporta
miento personal juzgado normal; esto es, 'apropiado' para cada situación y
circunstancia. Se espera, por ejemplo que, a una determinada edad, las perso
nas normales desempeñen un rol laboral y organicen su vida alrededor del
mismo. El trasfondo homogeneizador y uniformizante de esta norma social, ideológica y moral del empleo -profundamente arraigada en la cultura del
trabajo- confiere sentido a la satisfacción de la gente empleada por el hecho
de estarlo y a la desolación que suele acompañar al desempleo, con su pro
funda carga de anormalldad, desviación, vulnerabilidad, indefensión y pato
logía sociales.
2) Anomía y contradicciones socioculturales
A finales del siglo XIX, Durkhelm (1893) interpretaba la melancolía de la
persona desempleada como una reacción individual al estado social de ano
mía. A mediados del XX, Merton (1957) insiste en el tema: su clave teórica es
113 üpi1ulo l. TriD¡¡ar en la modemldao.l ...
el principio de tensión entre dos estructuras, la social y la cultural. Ésta dicta las metas que los miembros de una comunJdad asumen como legítimas (aquellas cosas por las que vale la pena esforzarse) y aquélla establece las normas o
medios institucionales socialmente admisibles para alcanzar los objetivos cultwales perseguidos.
El sociólogo estadounidense presupone que la conducta de las personas se
desarrolla normalmente cuando éstas viven en un contexto que permite una adecuadón de los medios sociales a los fines culturales. Por la misma razón, entiende que la anomia no puede ser más que el síntoma de la quiebra del sistema
sociocultural; esto es de "disociación entre las aspiraciones culturalmente prescritas y los caminos socialmente estructurados para realizarlas" (1957, pág. liO).
Según él, •no se trata, pues, de conflicto cultural ni de conflicto social; sino de
contradicción entre la estructura cultural y la social" (1976, pág. 25). Merton (1957) distingue cuatro tipos de reacción individual a un conflicto
sociocultural:
1) Ritualismo, o renuncia a los fines culturales, sin perder el respeto formal a los
medios sociales.
2) Innovación, o asunción de los fines prescritos, combinada con la adopción
de medios proscritos.
3) Rebelión, o búsqueda activa de una alternativa sociocultural sobre la base de
un rechazo tanto de los fines como de los medios convencionales.
4) Rttraimiento, o rechazo pasivo de las metas culturales y de los medios insti
tucionales.
El modelo mertoniano, al tiempo que permite comprender el confort psico
lógico que puede experimentar toda persona empleada, capaz de llegar por ella
misma a las metas culturales a través de los medios que la sociedad le propor
ciona, es una referencia clave para comprender esa forma típica de reacción a un estado de anomia como el desempleo estructural. Durkheim la caracteriza en tér.
minos de melancolía; la investigación empirica la descr!be en los de la depresión
y Merton en los del retraimiento. Las personas retraídas se comportan, a los ojos de este autor, como extrafias:
están "en" la sociedad; pero no se sienten parte "de" ella. Al tratar de explicar las
causas sociales de este modo individual de reacción a las circunstancias sociocul-
O Edl1orl.ll UOC 11<
turales -típico de personas en situación de exclusión soctal-, Merton sostiene que
la persona retraida habría asimilado, en su proceso de socialización, tanto las me
tas culturales como los medios sociales, habiéndose comprometido moralmente
con ambos. Ante la inaccesibilidad de los fines a través de los recursos disponi
bles, la persona trata de resolver su conf1icto renunciando a las metas y abandonando los medios.
La persona empleada y satisfecha por estarlo encarna la normalidad so
ciocultural; esto es, el éxito de un proceso de socialización y la eficacia de un
sistema que prop.orciona los medios adecuados para el logro de los fines es
tablecidos. Del mismo modo, la persona desempleada retraída encarna una paradoja: el
éxito de la SOcialización individual y el fracaso de la estructura SOciocultural, que
le niega (no le proporciona) los recursos sociales que le permitirían culminar sus
metas culturales. Desde esta perspectiva, puede comprenderse la experiencia rei
teradamente contada por personas desempleadas referente a su impresión de va
do existencial: y de carencia de sentido de la vida y de legitimidad SOcial.
El modelo mertoniano sitúa la fuente del problema psicosoctal del desempleo
no en la persona, sino en la misma estructura del entorno SOciocultural.
Combinando este modelo con el de la construcción social de la realidad, podemos hacernos la siguiente consideración:
Puesto que no consta que, en las sociedades precapitalistas, las personas sin
empleo (trabajo remunerado) hayan dado especiales muestras de melancolía,
depresión o retraimiento por no poder trabajar, cabe pensar que estas reacciones
sólo resultan comprensibles atendiendo a la especial característica de un sistema
SOciocultural que ha establecido el trabajo-empleo como centro y norma de la vida
personal, SOcial y cultural.
5.2.2. Deprlvactón de la experiencia laboral
Marte jahoda (1982), inspirándose en la psicologia de Freud y en la SOciologia
de Merton, afirma que el empleo constituye el núcleo del principio de realidad de
la civilización Industrial. Como categoría central de la experiencia psicológica
y social humana, cumple una serie de funciones: a nivel manifiesto, proporcto-
l ¡
Cl EdltorW uoc liS CtpíiUio l. T~ba¡ar en L1 modt'rnldxl ...
na recursos para la subsistenda económica y, a nivel latente, satisface otra serie de necesidades humanas:
• Estructura el tiempo cotidiano • Facilita contactos sociales extrafamiliares • Asigna roles, status y identidad personal
• Impone metas supraindiViduales • Se~ala cauces para la acción SOcial
Siendo el empleo la principal estructura que posibilita la satisfacción de ta
les necesidades psicosociales, el desempleo constituye una circunstancia soda! de privación de tales categorías de experiencia. Así explica el modelo de la de
privación el hecho de que el desempleo no sólo conlleve consecuencias econó
micas sobre la persona -disfunción manifiesta- (en forma de empobrecimiento
de su capacidad adquisitiva); sino también numerosos efectos relacionados con
el deterioro psicosocial. como cierto grado de desorganización existencial, de
desorientación ideológica, de aislamiento SOcial, de crisis de identidad y de dé
ficit de planes de acción. En ello consiste la disfunción latente8, imputable a la
deprivadón de las experiencias extraeconómicas positivas que suele conllevar el empleo.
La teoria de jahoda permite comprender por qué los efectos del desempleo
afectan de modo distinto a las diferentes clases de personas desempleadas: así, por
ejemplo, la falta de estructura temporal se deja notar especialmente en personas
jóvenes, la de falta de contactos SOciales en personas adultas y con largos anos de
empleo a sus espaldas, la de crisis de identidad entre personas que habían disfru
tado de un empleo prestigioso y bien remunerado, etc. También permite com
prender la razón por la que el desempleo no produce disfunciones en los casos en
que la persona desempleada dispone de recursos alternativos para satisfacer sus
necesidades psicosociales. Así, por ejemplo, una persona joven que acaba de per
der su empleo o que está buscando el primero en su carrera laboral dispone nor
malmente de una buena agenda de contactos SOciales, desarrollada en la etapa
anterior de su vida escolar y complementada con las acTividades típicas del tiem-
8. Además dt!! la distinción entre fundones manifiestas y líUI!!ntes, en algunos estudios se dlferencta las fundones Instrumentales (orientadas al sustento material) de las expresivas (relactonJdas con la autoima~n, La o~utoestima y la autorreallz.adón profeslonale1) deJ empleo.
~ Edlton,¡J UOC 116 Teoria de lu relacion.:s labot,¡Je:s_.
po de ocio. Del mismo modo, una persona adulta desempleada que esta afiliada
a una organización no gubernamental muy activa no tiene por qué padecer efec
tos de aislamiento social ni de falta de metas para la acción.
jahoda se basa en el modelo psicológico de un ser humano reactivo; esto es,
dependiente de sus circunstancias externas. De acuerdo con este enfoque, en
la medida en que el empleo posibilita el logro de ciertas experiencias positivas,
el desempleo las imposibilita. Este hecho refuerza la imagen trágica de esta ex
periencia personal y social.
A esta representación de una persona pasiva y paciente, víctima de sus cir
cunstancias sociales se contrapone la que deriva de otro modelo psicológico:
el de la agmda, que parte de una representación de la persona humana como su
jeto activo, con relativa aptitud para controlar su ambiente vital; orientado por
valores, propósitos y expectativas; dotado de cierto grado de racionalidad prácti
ca y de un margen considerable de capacidad de autodeterminación. Desde esta
premisa, Fryer y Ullah (1987) ofrecen una explicación en parte alternativa y en
parte complementaria y correctiva de la aportada por jahoda.
Para ellos, el desempleo no imposibilita, sino que dificulta la ejecución de de
terminados planes de acción en ~rsonas desempleadas, que se enfrentan a un
ambiente amenazante, restrictivo y desafiante. Desde esta óptica, la situación del
desempleo no es de bloqueo absoluto, sino de dificultad ai\adida, de obstáculo
importante en el camino de la propia vida personal y social. El empleo deja de ser
considerado un medio necesario e indispensable y pasa a ser visto simplemente
como un recurso útil y facilitador. Por lo mismo, el desempleo, sin dejar de cons
tituir una circunstancia de riesgo de deterioro psicosocial, no aparece como una
circunstancia fatalmente insuperable, sino como una crisis y al tiempo como una
oportunidad de crecimiento, en la medida en que la persona agente movilice con
eficacia sus recursos objetivos y subjetivos de afrontamiento.
S.3. Generación de recnrsos pslcosociales en el ecosistema laboral
En este apartado, vamos a tratar con detalle del modelo vitamfnico como mar
co de referencia para la comprensión de una serie de fenómenos y procesos con
cernientes a la relación del trabajo con la calidad de vida.
e Edltorial UOC 117 ~pitulo l. Tra~¡ar en la modt-rntd..ld ...
5.3.1. Un modelo ecológico
¿Quién no ha oído o dicho alguna vez aquello de que "trabajar es estresan
te'" o de que "ciertos empleos estresan mucho"?, ¿y quién no ha leído infor
mes científicos sobre "el estrés del ama de casa" o sobre "el carácter estresor
de la jubilación"? Hilando más fino, nuestra generación sabe que estar em
pleado suele estresar y que caer o permanecer en el desempleo aún estresa
más; y que el estrés del ama de casa y el de la jubilación son peores que los de
la mayoría de empleos. ¿En qué quedamos?, ¿dónde está la raíz del problema y dónde la via de la so
lución', ¿seria razonable rebajar el estrés de un emplee dejando a la persona sin
trabajo', ¿cabría alguna opción más imaginativa que la solución del estrés de la
jubilación consistente en poner a la persona jubilada en un nuevo puesto de tra
bajo?, ¿no estaremos utilizando la misma palabra tstris para significar cosas dis
tintas e inciuso contrarías?, ¿cómo nos explicamos que causas de signo contrario
produzcan los mismos efectos? La Psicología Social del Trabajo ha tratado de descubrir, explicar, prevenir
y paliar el estrés en el empleo. Y la especialización de la psicología social que
investiga e interviene sobre problemas sociales procura hacer lo mjsmo ante
experiencias como el desempleo. Durante mucho tiempo, no ha resultado fá·
cll integrar sus respectivos hallazgos teóricos. En los ai\os ochenta del pasado
siglo, Peter Wan (1987) ha tratado de ensamblar en un único modelo ele
mentos que parecían contradictorios y de explicar datos ciertamente descon
certantes. Veamos algunos aspectos significativos de su aportación.
·Se trata de un modelo teórico sobre la influencia general del entorno so
cial y, más concretamente, de la situación sociolaboral, en la salud mental.
Basándose en el saber acumulado sobre los factores sociales de la salud r so
bre los efectos del empleo y del desempleo en el funcionamiento psicológico
de las personas, elabora una teoría ecológica inspirada en el papel que des
empei'lan las vitaminas en la salud física de los organismos. Para él, el entorno sociolaboral fundona como una fuente de vitaminas
psicosociales. La relación de las vitaminas con la salud fisica, al igual que la
de la experiencia laboral con la salud mental se rige por un modelo no lineal.
En efecto, para un organismo, un déficit vitaminico tiene siempre repercu
siones negativas. Para todas las categorías de vitaminas existe una dosis de-
" Edlton¡l uoc 118 T~rla de las ~done! Labor ale! ...
terminada que se corresponde con un estado óptimo de salud. Cuando se
dan niveles excesivos de vitaminas, el impacto en la salud del organismo
puede corresponder a una de las dos siguientes modalidades: en casos como
en el de las vitaminas C y E, ante cualquier exceso vitamínico, el organismo
reacciona devolviendo al ambiente la parte excedente. En casos como el de
las vitaminas A y D, el organismo no está equipado de los dispositivos que
le permitirían liberarse de estos sobrantes, por lo que sufre trastornos a causa
de los efectos tóxicos de tal exceso. jugando con esta analogía y con las le
tras, el autor utiliza la abreviación CE para significar el constant effect ('efecto
constante') y la AD para referirse al additional decrement ('disminución adicional'), tal como se refleja en la figura siguiente:
Agura S. Ambiente laboral y bien~tar psicológico
+
CE E Efecto ConstAtlte (Constant Elftd) MJ = Disminución Adicional (Addilionol O«mnent)
Según el modelo, el ambiente sociolaboral puede proporcionar hasta nue
ve categorías de "recursos vitamínicos" relacionados con la salud mental y
con el bienestar psicológico en general. Al igual que con las vitaminas fistcas,
un déficit en las pslcosociales va asociado a trastornos en salud mental y a
un malestar psicológico general. En cuanto a los niveles excesivos, en la per-
e Edltori.11 uoc 119 Capitulo l. Tr~baj;u en la rnodtmldad ...
so na pueden ocurrir procesos de tipo CE y de tipo AD. Son las que figuran en
la tabla 16:
T•bla 16. Factores del bienestar psicosocial
CE
AD
Dinero
~"'"" Posición socia:lrrl6lte valorada
Oportunidades de control del entorno Ocn.Jones p.Bra el desarrollo de habilidades Finafldades generadas por e medio externo
Variedad de alt=ativas
Al tipo CE corresponden tres de las categorías vitamínicas: dinero, seguridad
y estatus. Efectivamente, sl bien la carencia de recursos financieros, la lnseguct
dad física o la falta de reconOCimiento social son fuente de malestar psicológlco y factor de riesgo de trastornos mentales, a partir de un nivel suficiente de aprovisio
namiento de tales recursos vitaminicos, la salud psicológica permanece normal. Y
no consta que un aumento indefinido de la riqueza, la seguridad o el prestigio se
traduzcan en aumentos significativos del bienestar psicológico. En la medida en
que el desempleo va asociado a pobreza económica, inseguridad física y despresti
gio social, puede considerarse que es factor de déficit vitaminico y, por tanto, cir
cunstancia de riesgo de trastornos psicológicos y de malestar con la vida presente.
El empleo encierra menos peligro de lnsuficiencia vitaminica en estos ámbitos.
Al tipo AD pertenecen las seis restantes: control, habilidades, fines, varie
dad, claridad y relaciones interpersonales. Niveles óptimos de tales categorías
vitaminicas comportan los correspondientes efectos en salud menta} positiva.
En efecto, cuando una persona sabe y siente que está en condiciones de pre
decir y prevenir, de cambiar y controlar su entorno sociolaboral, su calidad de
vida en el trabajo resulta envidiable. También experimenta efectos psicológi
camente beneficiosos en su autoimagen y autoesttma cuando su entorno le
ofrece oportunidades para desarrollar sus conocimientos y aplicar sus habili
dades. Resulta igualmente deseable para la salud mental el tener la agenda re-
-Q Edltonal UOC 120 Teorla de las re~one:s l1borales ...
lativamente pautada con metas laborales, siempre que sean compatibles con
la puesta en marcha de proyectos personales, que dejen un margen adecuado
para la elección entre diversas alternativas de actuación y que todo ello se de
sarrolle en un marco de referencia que permita saber de donde se viene, donde
se está y a donde se puede ir. Así mismo, un entorno facilitador de relaciones
interpersonales proporciona al mismo tiempo oportunidades de apoyo social
y recursos contra la soledad y el aislamiento.
5.3.2. L<» excesos en el empleo y los drtlclb en el desempleo
Las deficiencias en tales categorías vitaminicas resultan rrlás probables en el
marco del desempleo, normalmente asociado a falta de oportunidades de control
o de ejercido de habilldades; a carenda de finalidades impuesta• por el medio
externo; a repertorios conductuales carentes de variedad; a ambigüedad o insufi.
denda de la Informadón sobre el entorno (con la consiguiente desorientación);
a reducctón de las ocasiones para los contactos sociales extrafamiliares, etc.,
como se muestra en la tabla 17.
Tabla 17. E1 desempleo como factor de déficit vitamínico.
. Tipo
CE Dinero. Rebaja de! niv!!!l d!!! ingresos personales y famirLare..s; asr como la capacidad de control sob~ el .1mbiente ~uridad ffsica. Incremento de la inseguridad material (en cuanto a ~íos de subsistencia y de vM!!!nda) y de la ine-stabilidad tempor.!l Posición socia~tt ...aloroda. Devaluación del propio estatus, det!!!riOC"o de la identidad social y descenso del nivel de la autoertlma personal
AD Opottunidadts dt control dtl enromo. Disminución de la capacidad de dominio de las propias circtJnstandas, !!!n un mundo que resulta poco predecible y, por tanto, menos controlable Ocaslonts poro ti dnarrollo dt habilidadn.. Reducdón de los espacios y d!: los tiempos para la aplicación de habilidades adquiridas, para el aprendizaje de capacidadés nuevas 'i par.! la autoexpreslón y !!!l CJ'Kimiento personal Fi'natidrxks gtnmldas por d m~io WtmO. Evacuación de fa escructur<!l de metds externas, con la consiguiente inhibición de los planes di! acción orientados" lograrlas VoMdad dt alttmOtNas. Umitación del repertorio de roles socil!les Claridad ambttntal. Confusión y desQrienfACión existenci.lles, en un entamo impreciso e impred~iblt:
Conl.otas poro las rrlodc:Jnn int~onalts. Agotamiento de imporuntes fuentes de COI'Tlpal'l¡¡¡, amistad, cooperación y apoyo social
.e Edllorta.l uoc l2l Clpiru\o l. Tr3b.ajar en 1.1 modeml!Ud. ..
Por el contrario, la sobreabundancia de oportunidades de control de la situa
dón laboral o de autorrealizadón personal, mediante el desarrollo de habilida
des profesionales desmotiva, aburre y puede resultar agobiante; la multiplicidad
de metas fatiga y desorienta; la extrema variedad de alternativas, en lugar de au
mentar los grados de libertad Individual, perturba la serenidad, confunde y pue
de llegar a obstaculizar los procesos de decisión; la hiperclaridad del marco de
referencia ambiental desincentiva cualquier proyecto de actuación y el exceso
de interacctones sociales marea e insensibiliza.
Si la hlpovitaminosis pslcosodal en todos los tipos vitamínicos (CE y AD)
subyace a menudo a la experiencia del desempleo, la hipervitaminosis tipo AD
constituye un factor explicativo de muchas situaciones de estrés psicosocial en
situaciones de empleo. El modelo de Warr permite comprender no sólo por qué el desempleo va aso
dado a déficit y el empleo a exceso vitamínico, sino también por qué, en todas
las comparaciones epidemiológicas realizadas entre muestras de personas emplea
das y de desempleadas, aparece el desempleo como una situación que conlleva
mayores trastornos que el empleo: en el balance global, pesan más los efectos positivos en el empleo y los negativos en el desempleo; puesto que, mientras éste
puede conllevar défidts en hasta nueve categorlas vitamínicas, aquél comporta
como máximo el exceso en seis de ellas.
Además fadlita la explicación de la enorme variabilidad interindividual en
cuanto a recursos vitamínlcOS1 tanto en situaciones de empleo como de desem
pleo. Es el único de los modelos expuestos que aporta claves para comprender
por qué algunas personas desempleadas gozan de una salud mental envidiable,
aunque el desempleo constituya epidemiológicamente un desastre social de pri·
mera magnitud, y también para explicar los trastornos mentales que emergen
en determinadas situactones de empleo, a pesar de que éste aparezca en ténninos
generales como una panacea social.
En definitiva, establece bases para el diagnóstico y la interpretación de la exis
tencia de buenos y malos empleos, de buenos y malos desempleos y también de
buenas y malas transiciones del empleo al desempleo y viceversa. Con ello, penni·
te superar el mito transideológico moderno según el cual el desempleo es un pro
blema absoluto y la fuente de muchos males sedales y psicológicos; al tiempo que
el empleo representa la madre de todas las soluciones. Además, supera la ctrculari·
dad viciosa en la que está atrapada la teoría de la d'l'rivad6n -al igual que la filoso-
Teoriil de W rclaclon~ L.lboulo: ...
fía subyacente a la mayor parte de las políticas sociales contemporáneas- según la
cual el problema del desempleo reside en la falta de empleo y, consiguientemente,
la solución no puede consistir más que un puesto de trabajo para todo el mundo.
Son las vitaminas psicosociales (necesarias para satisfacer unas determinadas necesidades humanas) las que importan, más que las fuentes de donde se obtienen (en
la civilización del trabajo provienen básicamente del empleo; en otra, pueden ser
extraídas de otras fuentes alternativas). Estas consideraciones resultan igualmente
aplicables a los problemas vitamínicos que suelen afectar a personas jubiladas y a
otras que se dedican básicamente a las labores del hogar, sin contrato laboral.
También permite superar el relativo subjetivismo e individualismo que ca
racteriza el punto de vista etogénico, sobre el que se basa la teoría de la agencia,
al poner de relieve la importancia de los factores del ambiente social objetivo.
Otro mérito indiscutible del modelo radica en su superación del enfoque pato
legista, que enfatiza los efectos negativos tanto del empleo como del desempleo,
al articular la temática del empleo y el desempleo con la de la calidad de vida.
5.4. Producción de estrés y buntout en el trabajo
La Unión Europea es un espacio socialmente avanzado, donde no dejan de
aparecer signos de este progreso en los más diversos ámbitos: la legislación sobre
las condiciones de trabajo y sobre las relaciones laborales, los observatorios del
mercado de trabajo, los informes oficiales periódicos sobre la evolución del em
pleo, del desempleo y de la dinámica cambiante de las relaciones industriales,
los dispositivos de protección social de la población trabajadora o la !unción de
organismos como la Agencia Europea de la Salud y de la Seguridad en el Trabajo.
Pocas personas, de dentro o de fuera de las fronteras de la Unión, con una me
diana información sobre la realidad europea, dudan en reconocer que, en el plano de las condiciones del trabajo y de las relaciones laborales, "Europa va bien"
y que, puede que incluso esté "mejorando".
En el seno de la misma Unión Europea, funciona un organismo autónomo
(con sede en Dublín), la European Foundation !or the Improvementof Living and
Working Conditions, con la tarea -<amo su propio nombre Indica- de informar,
e Ed.ltorlaJ uoc 123 ú.pi1ulo 1. Traba[ill en La m~ ...
inspirar y orientar la definición de politicas concernientes a la calidad de vida y
del trabajo. Desde su fundación en 1975, no ha parado de emitir todo tipo de do
cumentos, especialmente informes. La publicación del tercero de los que, con ca
rácter quinquenal (1990, 1995, 2000), aparecen con el título European Surwy on Working Conditions, induce a reVisar denos mitos autoevidentes, tan arraigados en el sentido común como, a menudo, en el conocimiento experto. Sus datos provienen de una muestra de 21.500 personas empleadas, representativa de los 195
millones que lo están en el conjunto de la Europa de los 15. De este informe (Eu
ropean Foundation, 2001), destacan algunas conclusiones como las siguientes:
• En el decenio 1990-2000, en Europa, las condiciones de trabajo en general
no sólo no han mejorado sino que, en algunos aspectos, han empeorado.
• En lo que concierne a los electos de las condiciones de trabajo sobre la salud,
tanto en 1990 como en 2000, el 28% de la muestra entrevistada declara tra
bajar bajo los electos del estrés (atribuido principalmente a la intensificación
del ritmo y a la fiexibilización de las condiciones de trabajo). A lo largo del
decenio, el estrés se ha venido manteniendo en el segundo puesto del ran
king de los !actores de impacto negativo de las condiciones laborales sobre
la salud. Le precede el dolor de espalda y está seguido a corta distancia por
una patología que puede ser considerada la apoteosis del mismo estrés: el
burnout (el 23%), por la 'fatiga general y por la variedad de dolores de cabe
za'. Esta alta tasa de estrés repercute negativamente sobre la calidad de las di
mensiones no laborales de la vida (familiar, cotidiana, etc.) de las personas
afectadas.
• Un porcentaje considerable de la muestra declara estar trabajando en circunstancias difíciles, duras, penosas y agotadoras.
• Muchos millones de personas empleadas en Europa trabajan en un clima de violencia o de acoso sexual, cuando no de intimidación y maltrato psicológicos. Y muchos más padecen alguna de las múltiples formas de discrimina
ción o los electos de la precariedad laborales; las cuales, a su vez, disminuyen
la calidad de vida en general y los niveles de la salud y del bienestar psicoló
gico en particular de los sectores sociales afectados.
Vamos a aplicar el modelo del tSITés psicosocial al análisis del estrés sociola
boral. Empezaremos valorando la relevancia social y teórica del tema y procede-
(1 E.dllorial L'OC 12-1
remos, después, a sintetizar las principales aportaciones a la investigación y a la
Intervención sobre el estrés, especialmente en lo que condeme al ámbito laboral.
En este apartado, dedicaremos particular atendón al bumout profesional. Final
mente, describiremos esquemáticamente lo que da de sí la actual caja de herra
mlentas para la intervención sobre el estrés laboral, enfatizando unos elementos
cada d[a más visibles en las reivlndicadones laborales: dispositivos para hacer
frente a los problemas relacionados con la salud y el bienestar en el trabajo, como
la prevención y el fortalecimiento.
5.4.1. Estrés y trabaJ.o
A lo largo del último cuarto de siglo, el estrés ha constituido uno de los temas
centrales de la investigación y de la intervención en el campo de las ciencias hu
manas y sociales. Lo atestiguan las decenas de miles de Informes publicados al res
pecto, provenientes de las más diversas disciplinas (ver Hombradas, 1997; Glaser
y Kiecolt-Glaser, 1994; Zeidner y Endler, 1996). Dentro de este amplio y complejo
panorama, las aportaciones de la psicología social del trabajo y de las organizacio
nes ocupan un lugar central (ver MfSS, 1987; Peiró, 1992; Peiró y Salvador, 1993;
Gil-Monte y Peiró, 1997; Buendía, 1998; Buendía y Ramos, 2001).
La problemática del estrés laboral tiene una doble relevancia:
a) teórica, porque en ella se condensan las complejas relaciones entre las con
diciones de trabajo y la salud;
b) práctica, por su incidencia sobre la calidad de vida individual y colectiva y
sobre la eficacia, la eficiencia e incluso la viabilidad y la sostenibilidad de las orga
nizaciones.
SI esto es asi en el presente, de cara al futuro, su potencial expansivo debería
activar todas las alarmas sociales: además de la importancia cualitativa que acaba
mos de subrayar, merece una consideración aparte su capacidad de propagadón.
Puede convertirse en una epidemia de masas, si se consolida la aparentemente imparable tendencia del mercado laboral a terciarlzar el conjunto del sistema
productivo; esto es, a organizar todas las relaciones económicas siguiendo cier-
e f.dltortal uoc 12.1 úp¡ru!o l. rr.ab.;l¡ar en 1.1 modentidad ...
to modelo implantado en el sector servicios: cada cual debe tratar a todo el
mundo como si fuera el mejor cliente, el más distinguido usuario o el más apreciado paciente; es decir, como a alguien de la familia o como a una amistad de
toda la vida. De hecho, se habla ya del tema <n términos de pandemia; esto es,
de •un proceso que se desarrolla en una amplísima extensión geográfica, afec
tando a una significativamente alta proporción de la población'. Precisamente
a propósito de esa forma grave de estrés laboral que es el bumout, Golembiewski
y otros ( 1996) publican un Informe con el significativo título de Global Bumout:
A Worldwide Pandemic, en el que describen unas constantes culturales en cuanto
a fases del proceso, sintomatología, sectores profesionales y prácticas de riesgo.
La fábrica o la mina permiten separar perfectamente el espacio-tiempo laboral
del privado. Esta circunstancia facilita la recuperación en la vida perwnal de las
tensiones acumuladas en la profesional. Por el contrario, una organización de servicios que ofrece una atención perwnallzada a cada usuario (cliente, paciente,
etc.) induce a diluir cada vez más lo privado en lo público, lo perwnal en lo pro
fesional y lo no laboral en lo laboral. Debido a esta confusión creciente, la vida
privada de toda perwna que debe colmar de atenciones profesionales a sus clien
tes suele resultar vulnerable a múltiples formas de Intrusión, de invasión y de vio
ladón laborales por clientes a los que se debe captar y retener con todo tipo de
cumplidos, hasta el punto de hacerles aefble que serán atendidos cordialmente
en cualquier circunstancia, como si pertenecieran al circulo íntimo de las relaciones perwnales de quien lo sirve profesionalmente. A esto contribuyen decisiva
mente el teléfono móvil, el correo electrónico y otros artefactos tecnológicos de
la Informadón y de la comunicación en general, que facilitan una estresante in
tercomunicación permanente (a lo largo de todas las horas del día, durante todos
los días del año) y de confuso Intercambio de papeles entre persona y profesión,
entre hogar y empresa, entre vida pública y vida privada. Todo ello añade un plus
de potencial estresor y quemador laboralmente.
5.<1.2. Concepto y modelos de estrés
Estrés es un término polisérnico, un constructo interdlsdplinar Y multiparadig
mático. En el plano del sentido común cotidiano, cuando hablamos de estris, nos
referimos a la imagen de desbordamiento, cansando y agotamiento que suelen damos personas que sostienen una particular relación con su entorno, marcada por la presión, los nervios, la ansiedad, el agobio, la Irritabilidad, el descontrol y,
en definitiva, la falta de los medios adecuados para dominar la situación serena y tranquilamente.
Una persona no entra automáticamente en un estado de estrés como simple consecuencta del gasto de energía física y mental que ha realizado a lo largo de
una intensa y extensa jornada laboral, ni como resultado de la fatiga que le sobreviene después de haber jugado un buen partido de fútbol, ni como efecto
sobreai1adido a la punh.Jal resaca subsiguiente a una "noche loca" o a unas desenfrenadas fiestas de carnaval.
Lo que resulta estresante no es la cantidad de esfuerzo que implica una tarea;
sino el (supuesto) desequilibrio entre lo que exige una situación y lo que se tiene (o se cree tener) a mano para realizarlo.
En térntinos.psicológicos, se define el.strés como la experiencta sostenida de
una persona que afronta demandas ambientales que le resultan o le parecen ex
cesivas, con unos recursos disponibles que son o considera insufidentes para satisfacerlas.
Entre las innumerables perspectivas desde las que se ha enfocado el estrés, destacan las tres siguientes:
• El estrés como respuesta personal. Aquí, se foca liza el proceso interno de la persona estresada, según el modelo de organismo estresado descrito por Selye (1956).
• El estrés como estimulo ambiental. El modelo centra su atención en los procesos externos del entorno, como los acontecimientos vitales (Ji fe eYents)
estmores. Holmes y Rae (1967) Inician la tradición en el ámbito clínico y los Dohrenwend (1974) la desarrollan en el ámbito psicosocial.
• El estrés como modo específico de interacción ambiente-persona. En sU versión clásica, el modelo ha sido expuesto por Lazarus y Folkman (1984).
Sí bien actualmente, en los árculos expertos, se asume básicamente el modelo interacción ambiente-persona, nos es menos derto que, en tales medios especializados, no ha dejado de pensarse, al tiempo, en personas estresadas ni en
ambientes estresores; ni tampoco ha dejado de utllizarse el constructo selyano de
e Edltodal uoc 127 Capitulo J. T~jlr en la moderrudad ...
Sindrome General de Adaptación (SGA) ni de aplicarse la escala de aconteci
mientos vitales estresores elaborada por Holmes y Rae.
Asumiendo esta visión en parte integradora y en parte ecléctica, podemos
considerar, pues, que la naturaleza del estrés no se reduce a una simple característica objetiva de la situación estresante ni a una mera reacción subjetiva de la persona estresada que se enfrenta a ella. Es un proceso complejo, en el que resulta
destacable la interacción ambiente-persona. Veamos cómo se desarrolla esta di
námica: un cambio en una situación ambiental (inducido por una circunstancia puntual o por una serie de episodios) genera, en la persona que lo Vive, una reac
ctón natural y transitoria de sobreactlvactón adaptativa. Como cualquier organis
mo, pone en marcha sus dispositivos fisiológicos de alerta (aumento de la tensión
muscular y del ritmo cardíaco, aceleradón de la respiración, etc.) que le fadütan
afrontar, de modo saludable y fundonal, situaciones puntuales que pueden repre
sentar para ella una amenaza, un desafio, un peligro de desbordamiento o, sim
plemente, una modificactón significativa de las caracteristicas de su entorno. En este sentido, se habla de eustTés, o 'estrés positivo', que acompalla a ejecudones
de calidad y que comporta condenda de eficada y sentimientos de bienestar.
Sin embargo, una situadón de alerta máxima que se alargue indefinidamente,
que se produzca con notable frecuenda o intensidad, o que tenga lugar por la ocu
rrencia simultánea de varias d.rcunstandas estresoras, puede derivar en el Síndrome General de Adaptación (SGA): un conjunto de reacctones globales lnespeáficas
de un organismo afectado por una experienda continuada de estrés. El proceso se
inicta en la fase de "alarma" y puede proseguir en la de "resistencta" (enfrenta
miento activo al agente estresor) y derivar en la de "agotamiento". Lo que se inida
como una respuesta natural de estrés va aparejado, en esta fase, a un aumento significativo de la vulnerabilidad a potenctales trastornos físicos y psicológicos. Es lo
que se conctbe como distTés que suele estar en la base de ejecudones de baja calidad
y conllevar conciencia de ineficacia y sentimientos de malestar. En la vida social en general y en el mundo laboral en particular, destacan dos
escenarios principales de estrés pslcosocial:
• Transiciones vital.,;, o procesos de transformactón de la relación de la persona
con su entorno, como, por ejemplo, los que conducen de la escuela al trabajo,
del empleo al desempleo o a la jubilación, o bien los cambios de empresa, de
puesto de trabajo o de profesión.
~ EdltorW UOC 12:8
• Acontromientos vitales (li(e evl!rlts), hechos puntuales de signo traumático (ac
cidente laboral, despido, acoso sexual o moral en el trabajo, etc.) y todo tipo
de situaciones laborales y profesionales que aparecen como importantes y, al
tiempo, peligrosas y amenazantes, al ser percibidas como impredecibles e in
controlables, o bien como ocasión de demandas ambiguas, conflictivas, excesivas o Insuficientes (ante las que no se percibe la viabilidad de una respuesta
funcional y satisfactoria).
En tales contextos vitales, lo que hace estresante la experiencia no es la transictón ni el acontecimiento en sí; sino los eventuales efectos crónicos de la exposición a los mismos combinados con la incapaddad (real o percibida) de
responder adecuadamente a la situadón con los recursos disponibles.
En la tabla 18, presentamos los elementos básicos de la secuencia del estrés:
T obla 18- Esquema del desarrollo del estres
FactOres antecedentes Procesos~ Efectos resultanW
Ambiente Vakndón Salud/J"tologia dernmda5 de ~ dOcr.pancia
demandasl...:ursm <=""'
Crlsis vitales Repuesta> Bien/malestar acontecimientos de afront:arniento
transiciones (ctyling)
Penona
perfil psicosocial
5.4.3. Contexto sodai del estrés laboral
El estrés laboral no se produce en el vacío social; sino que interactú¡J con otras fuentes de estrés con las que se reladona cada persona (entorno familiar, vecinal,
económico, legal. politico, etc.). Por ejemplo, quien sufre graves tensiones en el
ámbito doméstico probablemente resulte más vulnerable al estrés laboral, en la
medida en que su relativa capacidad objetiva de afrontamiento se vea llmltada
por las energías que Invierte enfrentándose a la> demandas provenientes del en
tomo familiar (y, viceversa, el estrés laboral repercute en el estrés familiar).
1 1
1
1
t 1
1
Q Edltort.ll uoc 129 üpirulo l. Tr¡¡bJI¡ar en l.J mod~mLd.ld ...
Por afrontamiento (coping) entendemos el conjunto de estrategias y actuaciones
mediante las cuales una persona trata de responder a una situadón estresante ges
tionando, por un lado, las demandas ambientales (que valora como amena
zantes, desafiantes o desbordantes) y, por otro, su propio proceso emocional
y los recursos disponibles.
Asimismo, dentro de la misma persona, aparte de los estresores especificas
provenientes, por un lado, del mundo laboral y, por otro, del familiar, puede
darse otro factor de tensión: la dificultad expresada o percibida de compatibili
zar las exigencias laborales y las familiares (horarios, tareas, roles, etc.). La típica,
y no por ello menos grave, situación de la mujer que lleva una "doble carrera" (co
mo profesional y como ama de casa). El colmo de la problemática se manifiesta
cuando los dos miembros de una misma pareja, con hijos menores y con recursos
económicos escasos, tratan de armonizar sus respectivas responsabilidades profe
sionales y familiares: además de los consabidos conflictos intrapersonales, esta di
námica puede activar los interpersonales.
5.4.4. Teorill5 e Ideologías del estrés laboral
Tres son la> referencias clave, tanto a la hora de expllcar las causas del estrés
laboral como a la de prevenir y pallar sus efectos indeseables: el ambiente (A),
la persona (P) y la interacción A-P. La elección de cualquiera de tales alternativas
no es una simple cuestión de preferencias estéticas; ya que conlleva profundas
implicaciones epistemológicas, teóricas, Ideológicas y prácticas9
1) El estrés laboral como factor ambiental
Cuando hablamos de algo estresante, pensamos en una causa exterior; es decir, en un factor de un entorno -como el sociolaboral- que conlleva demandas y exigencias que amenazan con desbordar los recursos disponibles. Esta visión
induce a orientar las estrategias preventivas y pallatlvas de los efectos de ese es-
9. Esta triple alt~mativa ambiente, persona, \nteracdón A-P nos induce a reflexionar sobre la (im)poslbU!dad de modelos ctentífiros (sobre todo en el campo de las cienctas humanas Y sociales) libres de connoU.dones ~ lnC1U3tadones ideológicas. En este ámbito. cabe, aaso, la tngenuld.ld; pero no la Inocencia.
" E.dltorlal UOC 130
trés laboral actuando preCisamente sobre la misma fuente estresora. Lo cual, de paso, libera y exonera al individuo de toda responsabilidad de la situación que
padece, presentándolo como simple víctima Inocente de su problema, a la que
cabe proteger, restablecer y compensar. Se trata de un modelo de análisis y de intervención de corte neoilustrado, iz.
quierdista y socialista, que tiende a atribuir determinados efectos que se mani
fiestan a nivel individual a causas sociales; esto es, externas a las personas de quienes los padecen. Desde esta óptica, se da por supuesto que el desempleo o el
fracaso laboral-al igual que la pobreza, la drogodependencia o la delincuencia
son problemas que deben ser resueltos a nivel sociaL De acuerdo con esta linea de pensamiento y de actuación, el sector sindical
enfatiza la causalidad ambiental (social, económica, organizacional) del estrés
laboral y propone cambios en esas dimensiones para prevenirlo y paliarlo. En la
tabla 19, aparecen reflejados algunos de los principales factores ambientales del
estrés laboraL .
Tabla 19. Factores ambientales del estrés laboral
aparecen como importantes, amenalllntes, desafiames, cambiantes, natectosas, durabies, intensas, ambiguas, contradictorW, etc.
ffsicas (ruido, luminosidad. calor, humedad, hacinarnienlO, inconfortabilldad, etc.) tknic.ts (monotonía o extmna va~d; dé&it o e.::cceso de responSl.lbllidad, creatividad, autonomfa, control, rendimiento, productividad, etc.) salariales (baja rm1unención, injusticia percibida, etc..) cantractui!lles (inestabilidi!ld, precariedad, condic.iones de movilidad o de fte:t.ibilldad, etc.) temporales (howios, jornadas, ritmos, tumos. descaruos, etc.) organizadonales (dlma aut~ño: cultura de tensión pe~nente, ~~ia rígida, vigilancia e:strfcta, detiOt:noas en cuanto a autonom&a, p.udclpacron, comunicación o recompensas sociales, limitación de oportunidades de control, de toma de decisiones, de desolrrollo de habUidades, etc.) sociales (conflictMdad, competitividad, lnsolidaridad, desigualdad, indMdualls.mo, incomunicación, aislamiento, carencia de apoyo social, etc.) higiénicas (riesgo de contagio o de accidente, tox.Jciditd, Insalubridad, .. etc.) etc.
conflictividad (incompatibilidad de tareas, demandas contradictorias, incumplimiento de expectativas profesionalt.s o de promoción, dificultades .articu~Klón de lil vida profesional y la persooal, etc.) ambigUedbd (indefinición) saturación (sobrecarg.a de demanda, exceso de rtsponsabitidad, etc.) ViK.led.ad (txigencia mínima, aburrimiento, etc.) negatividad (mala imagen públiu de la profesión, de la empresa, del puesto, etc.) etc.
~ Edltort~l UOC 131 ú.pítu!o l, Tr:lbaj¡r en LJ modi!!Tlld3d ...
2) El estrés laboral como respuesta individual
En el extremo contrario, aparece otra perspectiva teórica, con su correspon· diente base ideológica implícita, que tiende a localizar la causalidad individual
de problemas como el estrés profesional (o de cualquier otro tipo, como losan
teriormente citados). Según este punto de vista, el entorno físico o social puede
desbordar objetivamente a personas con recursos limitados para responder ade
cuadamente a las exigencias que el mismo les impone. En este sentido, el estrés consiste en el impacto personal de este desbordamiento. La investigación empírica
pone de manifiesto una gran variabilidad interindividual en cuanto a las respues
tas de afrontamiento a las situaciones estresantes: las personas con escasos recursos sociales tienden más bien a adoptar estrategias de eVitación; mientras que las que disponen de mayores recursos suelen inclinarse hada el afrontamiento activo.
Al realce del protagonismo de la persona individual en el estrés, como agente
y como paciente, como culpable y como víctima, se Viene apuntando, a lo largo de los últimos lustros la parte patronal y gerencial de las organizaciones labora
les, desde donde se tiende a enfatizar el diagnóstico y el tratamiento individuali
zado del estrés laboral. Desde esta óptica, se insiste efectivamente en destacar
como causas fundamentales del estrés laboral factores individuales como los ras
gos de personalidad, el estilo de vida y los problemas individuales de articulación
familia-empleo. Este planteamiento resulta -como era esperable- congruente con el ya mencionado punto de vista neoliberal, que reduce los llamados problemas
sociales a simples sumas de problemas individuales, ante los que el sistema -léase
el mercado y sus satélites- no puede ni debe hacer más que lavar5e las manos. Este
enfoque no considera otra propuesta razonable de intervención que la de buscar
soluciones individuales a tales supuestos problemas individuales. Este enfoque, al tiempo que deja el entorno libre de causalidad (responsabili·
dad, culpabilidad) del estrés laboral, descubre en los rasgos, trastornos, deficien
cias, valoraciones o estrategias individuales la fuente de todos los males que
conlleva el estrés profesional. De acuerdo con este planteamiento, la madre de to
das las soluciones a esta problemática no puede ser otra que la de cambiar la mis
ma persona estresada, capacitándola para enfrentarse adaptativamente a los
Imperativos de su entorno laboral. Para ello, acaso habrá que modificar su modo
de ver y de vivir las discrepancias entre demandas ambientales y recursos dispo
nibles, su concepción personal del mundo socio laboral, su estilo de vida, la orga-
1
' 1·
e EditorL1i uoc 13Z T~ria d~ W ~Lldon~ t.lbor.lles. ..
nizadón de su agenda o su gestión de las relaciones empleo-hogar y, sobre todo,
habrá que inidarla al manejo de las técnicas de relajadón y de autocontrol.
Obviamente, si no se logra este objetivo, siempre queda la opción de sustituir
a la persona problemática por otra más adaptable; más idónea profesionalmen
te, por estar menos estresada (o parecer menos estresable) laboralmente. A estas alturas, no hace falta apuntar que esta modalidad de análisis y de intervención
encaja en las tradicionales y estereotípicas tendenctas de la derecha neoliberal, para la cual el indi~duo es la causa principal de su propio destino; para lo bueno
y para lo malo y, por tanto, sólo a él le corresponde celebrar sus éxitos o asumir
las consecuencias de sus fracasos soctolaborales.
3) El estrés laboral como interacción ambiente-persona
Esta opción representa una especie de '~tercera vían teórica e ideológica, que trata de Integrar las aportaciones positivas de las perspectivas centradas respec
tivamente en el ambiente y en la persona y, al tiempo, de compensar los sesgos
y riesgos de reducdonismo, pardalidad y simplificación que conllevan. Al foca
llzar la causalidad del problema en la misma interacdón e influencia reciproca
ambiente-persona (ambiente estresante donde trabaja una persona estresable o
estresada), se orienta también la intervendón hada un cambio en el ambiente, en la persona y, sobre todo, en la dinámica de sus reladones. É.ste es el modelo
que suscita actualmente mayor consenso entre especialistas.
5.4.5. Burnout, o quemarse psicológicamente por estrés laboral
Si el estrés puede ser considerado como la patología mental dominante en el
cambio de milenio, el síndrome del "quemarse" por el trabajo constituye el prin
dpal foco de la investigadón del estrés laboral, especialmente en lo que conder
ne a profesiones asistenciales de servido a personas (sanitarias, educadonales, sociales, polidales, etc.).
El bumoutes un estado persistente de desgaste físico y psíquico que represen
ta la apoteosis del distrés laboral y la certificación del fracaso en la gestión de
este tipo de estrés. Constituye el resultado acumulativo del estrés intenso y eró-
. .J
e Edllortal UOC D.pitulo l. Tr~b.a¡ar ~n Ll moderru~ ...
nico vivido como una experiencia de crisis lnescapable, asodada a un déficit de dispositivos de amortiguadón de la misma (por ejemplo, de falta de apoyo so
cial). De hecho, la culminadón del estrés laboral llevada al extremo del paroxis
mo es el karoshi, o muerte física por "exceso de trabajan, en el se combinan hiperestrés, hipertensión y apoplejía.
Freudenberger (1974) inida, en los ai\os 70, una linea de investigadón sobre el
trabajo que desgasta y quema psicológicamente y, más concretamente sobre los
efectos especialmente estresantes de las condidones laborales de determinadas
prácticas profesionales; en particular, de las que implican una interacción soda! di
recta, intensa y a veces tensa con los más diversos tipos de usuarios (padentes,
alumnos, clientes, etc.). En estos contextos, el síndrome tiende a hacerse más visi
ble, dado que en ellos resulta altamente probable la emetgenda de demandas, as
piradones, intereses y expecrativas ambientales incompatibles (por ejemplo, las
respectivas de usuarios, familiares, direcdón, colegas, proveedores, asociadones privadas o adrninistradones públicas implicadas en el servido, etc.), de conflictos
y contradicdones entre la ética y el interés personal, entre condiciones laborales,
deontología profesional e imperativos otganizadonales, etc. En tales circunstan
das, no suele ser fácil afrontar las múltiples demandas cruzadas del ambiente con
los recursos personales disponibles y perdbidos.
Adoptando una perspectiva interacciona) persona-ambiente, Gil-Monte y Peiró (1997) presentan, por un lado, los factores del ambiente sodolaboral de la
organización como desencadenan tes del bumout y, por otro, las variables demográficas, de personalidad y de estilo de afrontamiento como factores anteceden
tes y facilitadores del síndrome.
Estos autores clasifican \a5 variables organizacionales desencadenantes del proceso de bumout en cuatro categorías principales:
!) Ecosistema laboral y contenido del puesto (ruido, horario, confort, sobrecar
ga laboral objetiva o percibida, défidt de oportunidades de control, de desarrollo
de actividades y de retroalimentadón sobre el propio desempeilo, escasez de re
compensas soctales y salariales, sobreesfuerzo, cansando, aburrimiento, exposi
ción a riesgos físicos, etc.).
2) Desempeilo de roles, reladones interpersonales y desarrollo de carrera.
Concebido el rol laboral como el conjunto de expectativas y demandas concer
nientes al desempeilo de la persona que ocupa un determinado puesto, el distrés
1-1
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-" t:'.ditonal UOC "" TeocW de: l.u reiaclorttS Llbor.Jio.. ..
y, a La Larga. el bumout pueden ser el efecto resultante de un .strés d• rol, por am
bigliedad, conflicto, sobrecarga o vaciedad del mismo. También figuran entre Las
fuentes potenciales del estrés Laboral Las relaciones interpersonales horizontales
y verticales con mandos y colegas de trabajo o con usuarios del servicio. Se in
cluyen en este apartado así mismo el déficit objetivo o percibido de oportunida
des de estabilización y de promoción en el seno de La organización.
3) Demandas desbordantes de adaptación permanente y urgente a la innova
ción tecnológica y organizactonal.
4) Clima organizactonal negativo, caracterizado, por un Lado, por deficiencias
en comunicación, participación, autonomía, autoridad, compai\erismo, apoyo sociaL etc. y, por otro, por excesos de competitividad, individualismo, conflictividad
e insolidaridad por conductas de abuso o de acoso moral o sexual.
En la tabla 20, resumimos las dimensiones ambiental y personal, los procesos
y los indicadores del impacto del estrés Laboral negativo o distrés.
T•bla 20. Impacto d~l distrés JaboraJ y d! su culminación~ ~1 bumourt
lllrÍienslor>os -. ·._. .· lndlcodons ! ' ·- --Ambiente Descenso . ca~dad de los productos y de los servicios
sigrOfiotM> . productividad y rendimi~nto laborales • calidad organi.zWon.¡¡l y de la vida laboral
...,.,,o . iruatisácción de usuarios, dientes y profesional~s significa""' • absentismo, retrasos, ~ueas, permisos y bajas por ~nf~I'TTiedad
• abdlcadón de respa~ilidad6 profesionales • incumpjirniento de tu~as • petidones de jubilación anticipada o de excedencia . abandono d~ la organización . cambio de puesto o de trabajo . accidentalidad laboral . inte:racdones soda~ negativas con clientes y usuarios en general . aispilción y conflictividad laborales
Pvsona Cuadro< . s.índrome general de adaptaciórl gencnre. . bumoor profesion.!ll
• kmoshl
Penono Tcastornos . Flsiclógicos (disfunciones cardiovasc.ulares, gastrointestin~les,
especfficm ~ratoria.s; fatígll, insomnio, cefaJeas, fatiga, agotamlento,etc.) . Emodonales (malesUJr, insatWacdón, desmotivación, apatía, indiferencia, irritabilidad, aburrimie:nto, pesimismo, etc.)
• Conductuales (abuw de psicofármacos y de cualquier tipo de drogas)
• Cognitivos (visión negativa de la realidad, del entorno, del futuro, de la profesión, de la propi.!l persona, etc.)
• Psko~les (rettiirniento, incomunlaóón, traro despersonalizado en las inter.teciones laborales, familiares y cotidianas, etc.)
e Editorial uoc "' úpítulo l. Tcaboljar n1 L.l mode:rruda(l ..
El bunwut consiste en una reacción al estrés Laboral crónico, especialmente
característico de profesiones asistenciales. Aparece como un síndrome complejo
Integrado por Los componentes principales siguientes:
• Agotamiento físico y emocional, con los correspondientes síntomas de abati
miento, apatía, estupor, Lentitud, pasividad en la ejecución de Las tareas La
borales ordinarlas, etc.
• Sentimimtos de ma/.star y de falta de realizad6n lalx>ral asociados a percepcio
nes de insatisfacctón, fracaso, incompetencia, lneficada, inadecuactón, in
utilidad y desilusión profesionales.
• Tratamiento despersonalizado m~~ servido profesional, con la consiguiente in
cidencia sobre La calidad de La atención prestada a las personas usuarias del
mismo. Todo ello acampanado de conductas de distanciamiento o de retrai
miento social, de actitudes cínicas ante el trabajo y de expectativas negati
vas hada La profesión, La organización, el ambiente sociolaboral e, incluso
hacia La propia persona, la vida y La sociedad.
El bumout ha sido objeto de eva.Iuactón mediante La aplicación de técnicas
diversas, que incluyen desde observaciones clínicas y entrevistas estructuradas
hasta cuestionarios estandarizados. Entre estos últimos destaca el MBL (Maslach
Burnout lnventory), de Maslach y Jackson (L 997).
Como ocurre a la hora de describir procesos como la experiencia del desem
pleo crónico, el bumout ha sido presentado como un Largo camino recorrido en
diversas etapas, como las que Edelwich y Brodsky (1980) detectan en Las profesio
nes asistenciales de ayuda:
• Ilusión inicial, derivada del espíritu vocacional que suele motivar a muchos
profesionales de Las áreas sanitaria, educacional, de trabajo social, etc., y re
forzada por Los valores y actitudes que suelen influir en La elección de tales
carreras.
• Bloqueo. El choque entre Las expectativas iniciales y Las Limitaciones impuestas
por la realidad cotidiana del entorno Laboral induce a moderar el ímpetu y a
reorientar proyectos y estrategias en una linea plana, de aguardar al desarrollo
de Los acontecimientos.
1 1
1 1 1 1
'. "
.O WltorW.l UOC 136
• Decepción, ante el reiterado incumplimiento de las expectativas profesionales y reajuste de las actitudes en fundón de la situadón. '
• Desilusión y r.signación, distandamlento del servido y desimplicadón profesional.
Existen asimismo diversos modelos secuendales de los tres componentes bási
cos del síndrome (ver Gil-Monte y Peiró, 1997, Buendía y Ramos, 2001). En algu
nos, por ejemplo, se presenta la despersonalizadón como un efecto final induddo
por la baja realizadón y por el agotamiento ernodonal; en otros, éste último apare
ce como la culminadón de un proceso que se inicia en los otros dos factores 1 etc. Los efectos del estrés laboral no son automáticos, ni se reparten aleatoriamen
te; sino que están mediatizados por una serie de variables moduladoras, como las
que aparecen en la tabla 21.
Tabla 21. Factol'!s moduladores del distrés laboral y del bumouc
Dlmu"'"''"' F<octons _.....-_del~ -y dd """""". :1 Ambiente • Recursos materiales disponibles (dinero, empleo, vivienda, Me.)
• Apo)'o social (formal e Informal), #tl•amet •te recOdo y/o subjettvamente ~bdo, ., '"' múitlple> rae.... de ayuda fisica. e<al6mka. ~. teórica, tecnica. l!!mooon.J~ informativa, oritrlLltiYa, etc..
lnteracdón • Valoradón del grado di!! desajuste demandaHecul'lOS, atl!!fldlel'ldo persona- a tres aspectos: unfiiente - la situadón genel'll
- las dl!!m.~~ndas sitJ.Jaclona~ - los recul'lOS di!! afrontamil!!nto
Penon.a • Carrera profesional (formación, I!!Xpl!!rienda, !!!te.) • CurriculcJm vit.!ll (experiencias de l!!.!tré:s y di!! afrontamiento) • P!!!rfil pskosodolaboral (pl!!l'lOI'Ialidad laboral, centralidad~ trabajo,
compromisoslaborall!!l, l!!tc.) • Perfil psicológico:
- Pmonalidad "rristentl!!" (rtSJlitndo, harr:Jirrns) - auto~epdón, .tutov.Jklra.ción . .w~ia, autoconflanza,. autoe.stima,
autoc.ontrol, etc. - habilidaOO, competencias, fortale.za, vulnerabilidad - inteligencia emocional, estilo atribucional y cognitivo - control pl!!rdbido, lugar de cootrol - estrategias de afrontamiento (coping) - niveles de ansiedad, depresión, frustnción, culpabilidad, nl!!uroticismo ~~ .
- va~. normas, roles. Ktitudes, motivos. .upiradool!!s, upectalivas, lntenCJones, etc.
- funcionamil!!nto fis.io4óglco, grado di!! activación (arowa~ - ~racterfsticas ~ráficas ~ (sexo, l!!d«<, estado civil, cargas famili.!lres,
nivel de estudio, tipo de contrato, 1ntigÜI!!Ciad l!!fl el puesto y l!!flla. profesión, m:.
e EditoriAl üOC 137 ú:p.itulo l. Trabalu ~n L;i moderm~.-
El modelo de .strls psicosacial destaca la importancia del apoyo sodal, en su doble vertiente de la ayuda objetivamente redbida y de la subjetivamente perdblda. Desde esta óptica, el apoyo soda! fundona como mecanismo de prevención primaria y como factor paliativo de trastornos psicológicos: en el plano preventivo, actúa reforzando conductas saludables e inhibiendo comportamientos de riesgo. En el paliativo, minimiza el impacto patológico del estrés, al aumentar el control perdbido, el bienestar psicológico, la autoestima y el sentido
de comunidad (ver Barrón, 1996).
s.4-6. Cata de herramientas para la Intervención sobre el dlstrés laboral y el burnout
usamos la metáfora "caja de herramientas" para significar un continente que normalmente incluye una pluralidad de instrumentos relativamente homogé· neos, que tienen en común el haber sido disenados con fundonalidad operativa y el ser susceptibles de utillzadón conjunta, con potendales efectos slnérgicos.
El modelo del .strés psicosocial, presenta la vida sodolaboral como un escena
rio de experiendas de tensión psicológica, que trata en diversos planos:
• En el explicativo, atribuye esta tensión a las dificultades de ajuste entre tas demandas y los recursos respectivos de la persona y de la organización.
• En el predictivo, identifica espadas (contextos y situaciones físico-soda les) de riesgo de ocurrenda de experiencias estresantes y tiempos (procesos, fases) en que aumenta la probabilidad de tales disfunciones psicológicas.
• En el preventivo, orienta la actuación sobre esas circunstancias.
En la vertiente teórica, explica el porqué suelen producirse dertas crisis y predice cuándo, dónde y cómo tienden a desarrollarse. En la operativa, sei\ala los
correspondientes tiempos, espadas y modos de la práctica preventiva. Por la naturaleza compleja y cambiante del mundo del trabajo y por el carác
ter lnterdísciplinar con que es tratada la problemática del estrés laboral, en la actualidad, no disponernos propiamente de un sistema Integrado de dispositivos teóricos, metodológicos y térnicos para la intervendón en este ámbito; sino más bien de un repertorio de recursos diversos, susceptibles de aplicadón a diversos
niveles, desde el unipersonal hasta el macrosocial.
1
138
El dlstrés laboral y el /Jumout son objeto de investigación y de intervenCión
desde muchas perspectivas disciplinares. Atendiendo a las vertientes psicológicas,
la clínica aporta notables recursos teóricos para la evaluación y prácticos para el
tratamiento de los problemas relacionados con el estrés. En este apartado va
mos a enfatizar la perspectiva psicosocial, que atiende más directamente a las variables organlzactonales, tanto a la hora del análisis como a la de la actuación.
Como observan Gil-Monte y Peiró (1997), la psicología clínica enfoca el bur
noutcomo un estado final al que ha accedido la persona que "ya está quemada";
en tanto que la psicología social subraya la vertiente dinámica del proceso de la
persona que "está quemándose". Como diría Ortega, la primera conjuga, pues,
el participio y la segunda el gerundio. En las propuestas que ofrecemos a conti
nuactón tendremos en cuenta sólo tangenctalmente el amplio repertorio de es
trategias psicoterapéuticas aplicables a personas estresadas; ya que trataremos
de fijamos prindpa!mente en lo que se puede hacer sobre el entorno sociolabo
ral estresor y sobre su interacción con personas empleadas estresables.
Dos son los constructos teóricos y operativos que vamos a desarroUar:
• La prevmcidn de lo potendalrnente disfunctonal, patológico y negativo. Y, den
tro del marco giobal de un esquema preventivo, la intervenctón en crisis como
dispositivo operativo espeáfico.
• El forta/edmitmto o capadtaddn (empowermtmt), orientado a la preparación para
el afrontamiento de las demandas ambientales, para la resolución de proble
mas y para el cambio positivo.
1) Prevención
Como la etimología del vocablo indica, prevenir es un modo de actuar que se
dirige a las causas más que a los efectos y que, por tanto, se interesa más por el
antes que por el después de los problemas del estrés laboral.
La lógica preventiva está impulsada por los desarrollos contemporáneos en
los ámbitos epidemiológico y de la salud pública y cobra conslstencta teórica y
política a partir de numerosas directivas de la OMS publicadas en los últimos lus
tros. Por todo lo cual, la prevención ha llegado a constituir una de las señas de
identidad no sólo de las den das de la salud y de las polit!cas soclosanltarias con
temporáneas, sino también de las soctolaborales.
Cl Edl1orlal UOC 139 üpirulo l. Tnba¡.;~r oen !.ol modunill~.--
Prevenir no consiste fundamentalmente en teorizar o interpretar, ni tampo
co en aplicar un método o una técnica de lntervenctón espectficos. Se trata más
bien del efecto combinado de una aCtitud, una perspectiva, un modo de ver la
realidad y una opción estratégica, que inducen a pensar y a actuar de una forma
característica: modificando intenctonalmente el previsible devenir natural de los acontecimientos, actuando sobre los factores generadores de su proceso.
Aplicando la clásica sentencia de Kurt Lewin -según la cual, en numerosas ocasiones de la vtda, u nada resulta más práctico que una buena teoría"-, podemos establecer que la calidad de toda práctica preventiva en el ámbito sociola
boral depende de su grado de fundamentación en una buena teoría predietiva.
La prevención en mayúsculas es la primaria. Dentro de ella, se distingue una
triple vertiente:
• Gmmca, dirigida al conjunto de la población, pretende mejorar la calidad y
las condictones de vida en las vertientes material, social y biopsicológica.
• /ntspeá{ica, que apunta a eliminar circunstandas favorables a la aparidón de
disfunciones (fracaso profesional u organizactonal, desempleo, estrés y bur
nout laborales, etc.). • Específica, aplicada a problemáticas particulares, como por ejemplo la del
abuso del alcohol o de otras drogas en determinados sectores profesionales,
donde se trabaja bajo una intensa presión soctal.
Contemplada desde otro ángulo, la prevenctón primaria presenta una doble
faceta:
• Proactiva, cuando se orienta a eVitar la irrupctón de los factores estresantes. • Reactiva, cuando procura reforzar las competencias y recursos de personas y
grupos en situadón de riesgo de experiencias estresantes.
Si pasamos del puro tratamiento clínico (reparador, paliativo, curativo) de la
disfundón patológica de distrés a una intervención orientada a evitarla o a mi
nimizar anticipadamente sus efectos potenciales, adquieren una importancia primordial el conocimiento del ambiente social donde se desenvuelven perso
nas y grupos en situación de riesgo, así corno la comprensión de sus lnteracdo
nes con el entorno.
"ldltori.a.l UOC 1<0
El ambiente sociolaboral tiene dos vertientes principales:
• Objetiva (la estructura de la empresa, el mercado de trabajo, la legislación la
boral, los sistemas de prote-cción social, las redes de apoyo mutuo entre el personal de la organización, etc.).
• Subjetiva (la ideología sociolaboral dominante en la sociedad, los valores y normas de la organización, el clima en el grupo de trabajo, etc.).
El enfoque psicosocial del estrés laboral vincula la salud y la calidad de Vida
en el trabajo a la economía y a la cultura, a la política y al derecho, al mercado
laboral y al clima social, a" las condiciones de trabajo y a las redes y núcleos or
ganizativos de las tnteracctones sociolaborales, a los valores y a las normas que rigen la Vida cotidiana de las personas y grupos inmersos en los procesos organizacionales.
Así como la- prevención primaria actúa sobre las circunstancias en que previsiblemente se producen reacciones estresantes antes de que tengan lugar, la intervención en crisis hace lo propio durante el proceso de reacción de estrés.
La Tabla 22 esquematiza el modelo operativo de la prevención.
Los modelos de prevención primaria y de intervención en crisis (ver Tabla 23)
son en parte alternativos y en parte complementarios.
Son alternativos en la medida en que una prevención primaria eficaz haría absolutamente innecesaria la intervendón en crisis. Y son complementarios en dos sentidos principales:
En primer lugar, porque no siempre funciona la prevención primaria del es
trés laboral; por lo que se hace urgente una intervención en crisis para evitar el mal mayor de la intervención terciaria; cuando la patología puede haberse desarrollado, consolidado y cronificado.
Y en segundo lugar, porque no todos lo,s trastornos psicológicos derivados de
experiencias de estrés psicosocial son igualmente prevenibles en la práctica. Si
la predicción teórica resulta relativamente fácil de aplicar tanto a tiempos (tran
siciones Vitales) como a espacios (acontecimientos Vitales), la Viabilidad de la
prevención práctica de los mismos depende de la tipología de los factores estresores.
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e EditorW uoc 1<1 úpitulo J. Trab;tjar en la modanw.d ...
Tabla 22. Esquema General de la Prevención del distrés laboral
'"""" ~- . r -m:-to1a T~- J :._ ObfOto c.us.s Crisb Er.ctos
~~-- Prooc!M>yreactlvo ActiYo -r.empo Antes de la emergencia Durante la irrupción Después do b apanoón de problema de p<Oblema do! problema
Objetivo> • Reducir incidencia • Disminuir prevalencia • Minimizar Impacto (núm. casos nuevos) (nüm. total (detrrioro
• ~illtar el potendal estre:sor casos existentes) patol6glco) del ambiente • Detectarnuevosca.sos • Rebajar síntomas
• Desactivar factom de riesgo • Restablecer nivel • Evitar rKatdas • R~orzar la capacidad habitual • Rehabilitar
de afrontamiento • Reparar trastornos biopsicosodalmente
Campo • Población general • Personas, grupos . Personas afectad.u • Grupos ~ riesgo y organi.zadooes por tr1Jstomos • Ambientes y e~endas Inmersos en procesos agudos o crónicos
de riesgo (sucesos estres.lntes y trans.Jciones vitales)
Estntoglas • Ree-structUración y dtsarrollo • Intervención en crisis • Terapia organizaclonales, en fundón y c.lpadtadón • Coosejo de la calidad de vtda laboral organiz.acional • Recunmdo
• Mejora de W condiciones para una atendón afronwniento de trabajo (contrato, salario. s.ltistactoria (entrmarniento entorno físico, ergonomía, a las necesidades en asertividad, horarios, tumos, tareas, etc.) personale habifidades >OCialeo,
• Redefinición de las políticas • Asistencia primaria solución de de ~tión de recursos humanos • Consulta, consejo problemas, reajación, y de su incidencia en el clima • Orientación,
gestión do! -y la culb.Jra de la organiución acompa""miento autocontrol, etc.) • Grupos autoayudl
Estntegias •Redi:stftodepuetos, • Apoyo social • Resocia~zadón -de roioslaborn~ Ol"ganizacional optimizad6n de sistemas de comUllicadón y de mecanismos de partidpaóón onpniz>donales
• Auo'l'!mtodell~ de los procesos de sdección y do fonnación del ~. de asignadón de put<tos de ~. del ajuste rtóproc:o pononai>JOSU>, de desam>llo de planes de arrera, etc.
• Cmdón de rede> apoyo social • Comité:! de salud y ~uridad en ~ oabajo ·~(~~do
bcapaddad do._,.,.~ a demandas sociolaborales y capadtadOO 019"'~ P"' una atención satisfactoria a las necesidades penonales
e Edltor1al uoc '" T•bl• 23. Modelo de intervención en crisis en c.ootexto!. sociolaborales
P-.... Un estado Iemj><nl di! 1r>s1omo genero~, ICIMdo poo- algún aconieCin>ento (o proceso) ...tvido como arnenaz;mtt,. des¡fiante o desbordante y~ po< una mojltiple ~ fisiológica. omodonal. conductwl, cognrtivo y psicosoóal, que lmabilitl a la persona para responder efkazmentt,. con los~ dbponibles (que tiene y/o percibe a su alcance), a las demandas de su situación labornl......,,.
0bfet1vo general Ralbiar a la pmona en La situación ¡naftb; esto es, en su nNel de fundonamiento habrtual en su entorno s.ociol.llboral
Obfetivos Eliminar el malestar presente ~ Restablecer el autoc.ontrol cognitivo y emocional
Rtcuperar el nivel de funcion,miento habitual Dotar de recursos personales y sociales capaci~ para afrontar con competencia futuribles situaciones estre:s.z~ntes Prevenir eventuales recafdas en estrés y bumout
Estrategia Actuación Í"'terdiscip/"1Jlc1r, directiva, por.wlente, ftexible. próUna .al contexto lnterventiva de eme ge¡ ICia del proi::J'ema. a un doble n.ivtl:
lndMdual - Modificación de las percepciones sobre el desajuste entrt las dermndas
sítuadonales y los recursos personiUe:s - Tratam~to especffico de 1.!1 slntomatología fisiológica, emocional,
cognitiv.l, coodi.ICtWII y p~l - Refuerzo de los recursos personales para afrontar eficazmente la presión
de:l entorno sodo!aboral Ambtnlta/ (~ruo/mtntt) - RediseOO de elementos de la cultura y del dima organizadonales
- - Reettructuración de ~utas de interacdórl soci.al hada dentro y hacia fuera dt ill organización
- Optimización de redes y med"IOS organizacionales de apoyo social
En general, ciertas transiciones (saltos hacia delante en la catrera profesional,
reconversión organizacional, jubilación, etc.) y algunos acontecimientos vitales
(el cierre de la empresa largamente anunciado, el fracaso profesional como culmi
nación de un mrriculum de fracasos académicos puntuales, etc.) pueden ser con
templados con cierta perspectiva que hace relativamente fácil la aplicación de
dispositivos preventivos. Sin embargo, algunas experiencias sociolaborales traumatizantes (grave acd·
dente de trabajo inhabilitan te, catástrofe orgartizacional por cambio inesperado
en la coyuntura del mercado, pérdida del empleo o caída en el escalafón por re
ducción de plantilla, intensificación de un proceso de acoso sexual o moral en
el trabajo, etc.) pueden producirse súbitamente, sin previo aviso. De modo que,
por mucho que sea predictible que en tales circunstancias se da un alto riesgo
de trastornos psicológicos asociados al estrés laboral, al no poder predecirse con
e EdttorlOIJ uoc IU úpirulo l. Tro~~¡u tn la modwlld.;ad. ..
facilidad ni precisión cuándo y dónde se producirá la experiencia estresante, no
parece caber otra alternativa que la de ir a remolque de los acontecimientos mediante una intervención en crisis. Esta modalidad de actuación apunta a una do
ble meta: paliar los potenciales efectos psicopatológicos inmediatos de una
reacción transitoria de estrés y, al tiempo, prevenir su impacto negativo poste· rior en personas y grupos afectados, que permanecerán en un estado de especial
vulnerabilidad biopsicosocial.
2) Fortalecimiento (Empowennent)
En las teorías organizacionales, se habla de fortalecim1ento para referirse a determinadas estrategias de descentralización de la gestión, en forma de un re
lativo traspaso (cesión) de poder, desde arriba hacia abajo; del centro a la peri
feria. Los enfoques comunitaristas de la Intervención en los campos de los
problemas sociales y de la calidad de vida han dado un giro al significado de
este término, enfatizando la doble dimensión objetiva (ambiental) y subjetiva
(personal) de la intervendón fortalecedora. En la Tabla 24 se resume el modelo general de aplicación del fortalecimiento
en el campo del estrés laboral. Su puesta en práctica se basa en la siguiente pre
misa: para la resolución de determinados problemas de estrés laboral, que afectan
a sujetos individuales o colectivos, se requiere la concurrencia simultánea de
dos condidones igualmente necesarias:
• Ob¡etiva (oportunidades y recursos estructurales adecuados y suficientes).
• Sub¡etiva (actitudes y expectativas positivas al afrontar el problema).
Intervenir exclusivamente sobre la primera de ellas es una forma de mecanicismo ingenuo y estéril. Hacerlo sólo sobre la segunda, simple idealismo vulgar.
La estrategia de empowerment apunta hacia la doble vertiente:
• Objetiva, a base de crear, mantener o reforzar las oportunidades y medios so
cioestructurales de control o cambio de la situación estresante. • Subjetiva, tratando de ajustar las percepciones, valoraciones, aspiraciones, ex
pectativas e intenciones subjetivas en la linea correspondiente.
Esta segunda función requiere, en algunas ocasiones, como punto de partida, problemattzar la visión (construcción social) de una rtalidad soctolaboral est:re:sante considerada por quienes la padecen como "natural" y, por tanto, incuestionable.
e E.dlto~l uoc 1+1 Teori.l de Las rrladones taboraics ...
Se trata, en definitiva, de operar una reestructuración cognitiva generadora de un cam. blo on el control percibido de la situación (del •no puedo/no podemos• al "puedo/podemos"; del "no deponde de mí/nosotros• al "deponde tambtffi de mi/nosotros•; del uno tiene sentido intentarlo, puesto que no hay nada que hacer", al •vale la pena in· tentarlo, puesto que hay mucho que ganar").
La intervención capacttadora no termina, pues, en la puesta en marcha del
proceso de control del ambiente por la persona, sino en el fortalecimiento de re
cursos personales, grupales y organizacionales que garantizan la eficacia y la con
tinuidad del proceso activado.
Cambiado el componente cognitivo-ideológico de la actitud de inhibición y
pasividad ante una situación estresora, perdbida como fatalmente incontrolable
e inmodificable, se genera la toma de conciencia sobre la posibilidad ( expecta
tiva positiva) de controlarla (cambio positivo) y se alimenta finalmente la volun
tad y la dedsión de hacerlo en la práctica.
Tabla 24. Modelo de fortalecimiento (tmpow~n() para afrontar el distrés laboral
Premisa
ObjetiYo
E5tnt<glas de lnterwndón
Proceso • !rMs del cual un sujotD (ponona, 9"4'0, e<ganizaóón) adqum control y dominio sobre su entorno vital soc:iOOboral.
Determinados ~ Individuales, grupales u organizacionales no son ~tos porque quiere; los padecen t:lftn no saber ni poder~ y/o bien carecen de ._wnidades y de med""" """""'*'adecuados P'"' logr.,.lo.
. La ~ración del sujeto y del medio pa:ra un afrontamiento de las dem.mdas ambientales con garantías otljetivas y su~ de éxito 1'1!Q!Jiere actuar a un doble nn.e¡,
CJbitrM> - Eliminación de obstáculos (materiales o sociales) que dificultin el control
de ~ situación. - Cruclón de oportunidades y medios e.structl.Jrales necesarios para el
dominio efectivo ~ entorno. Subjftho - Cuestion.amiento y desmitificación de (falsas) cretnci.!ls actru~ del su~to
car.4icter ~U~tul'<11, normal, necesario, inevitabll!,. ine:supabll!,. lnmOdific.!lb~. fatal, etc. de un entorno cuyas demand;n aptJrecen como •merazantes, desafiantes y desbordo!lnte.s.
- Generación y refuerzo de exptCto!ltivas de control (creenci.Js acerca de Ll poiib~idad y la viabilidad de enfrentMW • una sltuación problem:ático!l, evitándola, esca~ de ella o, simplemente, dominándola).
- DotKión 111 individuos, grupos y organizaciones, de las informaciones, conocimientos, valores,. actitudes, ;rspiOOones, proyectos, h.Jbilidades, destr!.us y otros recurws neceso!lrios para que puedan ~nder, con competenda y eficacia, a lal dei'Twlnd;n de su medio laboral.
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l !
e E.dlre)ri.¡¡l uoc '" Capitulo l. Trab.l¡ar ~n la m.:xkm~ ...
5.4.7. Claves para una relectura del estrés laboral
Como acabamos de ver, lo que resulta estresante no son exclusivamente las
características de la situación ni las de la persona; sino el fracaso de ésta a la
hora de afrontar aquélla. Este efecto está, a su vez, condicionado por la valo
ración que cada cual hace de su capacidad para afrontar exitosamente las de
mandas ambientales, con los recursos disponibles. Tal valoración personal no
consiste en un acto espontáneo de reacción automática a las características de
la situación: está notablemente condicionada e influendada por la cultura
(valores, creencias, códigos ideológicos, jurídicos, lingüísticos y morales, etc.)
de la que se ha nutrido intelectualmente la misma persona, así como por el
perfil resultante del proceso histórico de metabolización de las propias expe
rienctas biopsicosociales. El modelo del estrés psicosoeia/ nos permite establecer que la clave del estrés en
el trabajo no radica en la cantidad de energía que cabe invertir en una situadón
laboral, sino en el desequilibrio (real y/o percibido) entre las exigendas de la si
tuación y los recursos disponibles para afrontarlas. Por esto el estrés de la persona
desempleada con cargas familiares suele ser más alto que el de cualquier profesio
nal con una agenda más apretada y físicamente agotadora, pero ejecutable. Y por
lo mismo se puede explicar el que, a menudo, un ama de casa convencional se
vea inmersa en situadones de mayor desequilibrio perdbido entre las demandas
que le impone su situación social y los recursos de rol con que cuenta para afron
tarlos que las que pueda vivir su marido, que suele llegar a casa fatigado después
de una dura jornada laboral (obviamente, aquí el estrés de rol viene mediatizado
por la variable género). También facilita la comprensión del por qué determinadas profesiones resul
tan más estresantes que otras: la calidad, cantidad, complejidad, ambigüedad,
incompatibilidad, etc. de las demandas que comportan para la práctica laboral
hace que algunas especializaciones resulten objetivamente y/o sean percibidas
subjetivamente como más inalcanzables con los recursos disponibles que lo que
resulta habitual en otros ámbitos profesionales.
Las consideraciones anteriores son también aplicables a los modos de gestión
organizacional del trabajo de las personas: no es el modo de gestión lo que de
termina el estrés, sino más bien la valoración personal de la discrepancia entre
' l. 1 ¡ l
(1 EdJlOfW IJOC
demandas y recursos. En unas mismas situadones, ciertas personas pueden sentirse bloqueadas e indefensas, mientras otras se mueven dentro de ellas como un pez en el agua. A algunas les van ciertas características de los modelos orga
nlzadonales de tipo neotaylortsta o fordlsta, que imponen la ejecución de tareas
monótonas, repetitivas, dl.sclpUnadas, vigiladas y controladas, mientras muchas
otras se sienten en tales situaciones como aquel mismo pez fuera del agua. Lo
mismo puede dedne de modelos organizadonales basados en la flexibilidad, la
autonomía, la agilidad, la iniciativa, la polivalencia, la creatividad y la implica
ción profesional del personal laboral.
Por idénticos motivos, unas mismas transiciones o acontecimientos Vitales
(pérdida del empleo, cambio de puesto de trabajo o de profesión, reconvenión
profesional, jubllactón anticipada, modificación de la sltuactón contractual o de
las condiciones de trabajo, ctclo de conflictividad laboral, etc) pueden resultar
extremadamente estresantes para unas personas y, en cambio, no serlo, o incluso constituir factores de credmiento y de mejora de la propia calidad de vida,
para otras.
1
1 1-
+ 1 l 1
e EdltorU.J uoc Clpirulo l. Trab.al-"r en Ll modernidad. ..
Conclusiones
En la primera parte, hemos estudiado el trabajo, en su doble faceta socioeco
nómica e histórico cultural y como experiencia al tiempo objetiva y subjetiva.
Hemos identificado sus diversas modalidades, entre las que sobresale el empleo,
anallzado las condidones en que se desarrolla la actividad laboral y distinguido
los principales significados de la misma en diversas drcunstandas socioculturales. También hemos desctito sus dimensiones, reflexionado sobre sus divisiones
y seguido la evoluctón histórica de algunos de sus modelos clásicos de organlza
ción a lo largo del pasado siglo.
En la tabla 25, aparece un esquema de esta primera parte de nuestro recorrido
por el campo del trabajo.
T•bla 25. Dobles facetas del trabajo
Realidad • sodoeconómic.a • histórico-cultural
E.qlorienda . obfetiva • subjetiva
Modafidadec . empleo . otns (autoproducción, prosumo, tareas domésticas, 'o'OlunLlrias, etc.)
Condldones • contr3Ctual~ salariales. etc . • ecológias, organizaóonales, etc .
Significados . medio de subsis.tencii: (función manirteSta, iruli'Umental, etc.) . modo de autorreali.ulción (función latente, exp.m.iva, etc.)
Dlmet tslol tes • disciplinares (económica. social,juridlca, médica, psicológica,. etc.) • .malíticas (individual. grupal, organlzadona~ macrosocial, etc.)
lllvhlones . técnica (entre sexos. generaciones,~. prolesiones. etc.) . social (entre clases, géneros, n.cione.s, etc.)
o.g.nlzacl6n . modelos mecánico y burocrático . disellos centndos en el faclOI' humano
e ülltotl.ll uoc 1~8
En la segunda, hemos revisado sistemáticamente los resultados de la investt
gadón empírica sobre los diversos tipos de efectos de La experiencia sociolaborat,
desde el nivel más manifiesto ~1 económico- hasta el más oculto ~1 psicológi
co-, pasando por el sociopolítico y el pslcosocial. Finalmente, hemos explicado
y valorado estos efectos a la luz de diversos modelos teóricos, insCritos respecti
vamente, en los paradigmas construccionlsta, funcionalista y ecologista.
Un resumen de las principales aportaciones al respecto viene rene¡ado en la
tabla 26.
Tabla 26. Modelos tMricos sobre el impacto psicosocíal del estatus sociolabol'ill - .
~de kn ~ ~ies de'-~ icj.a •111liWIII 1 ModelO
Constr\Kdonlsmo lA ~ dtJ rrobo¡o se fundamenta en el doble mito del empleo como panKea social unMnal y det desempleo como caja de Pandonl ele todos lo$ males soci*s. Esa visión ~'~!fuerZa lo5 efectxl5 psicosociales positMl5 del empleo y 1m negalivos asociados ,. desempleo
- . fundonal1smo El empleo es La fonna norTNI de existencill sodal (aquí y ahora); lo cuai reulta ~ patll La peneN~ empltada. El desempleo es un estado de ~ social, en el que lo5 mecios socialmente a!SpClflibies no permiten alcanz¡u l¡¡s met.l$ OJtb.Jra!mente prescritas: lo cual reu1ta desespera~ pa111 La penona desempleada
Deprtnd6n 8 empleo pmibaita y el desempleo imposibilita el acceso a determinadas ategoñas de experiencia psjcosocialmente funcionalts
Agenda 8 empleo facilita y el desempleo dificulta la culizaciórl de planes de acción pslc~ saludables
ReoOJnos El mundo laboral es una fuente de vitaminas ~bies para el bielestar vitamínicos psic050Cial
En el ~- el estrés ~ derivar de défic.i~ vitamlnicos; en e4 empleo, de 1m efectos t6.U:os ele ~ vitamlnicO$
Eslrés pslcmodal 8 ambiente laboral es escenario de demandas •~tes. ~tes y clesbordalltes. ~tendiendo a kx rK\nOS (objetivo$ y/o pen:ibidos) cfuponibles; lo cual~ ~runa c;,scadi de distuncioo6 atganizadoN!es y penonales