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INTRODUCCIÓN
En el presente trabajo de investigación Monográfico, se desarrollara los
diferentes conflictos en El Salvador de los años 1832, 1933, 1969 y 1980. Así
como también conocer las causas, conflictos y sus personajes históricos por la
cual en su totalidad, por ende es necesario desarrollar su contenido
relacionándolo a los conflictos que se mencionan.
Comprendiendo la naturaleza del nivel académico profesional, el
presente trabajo se desarrollara partiendo de la comunicación humana en un
aspecto amplio relacionado a los conflictos que El Salvador cruzo en 4 etapas,
en la primera etapa se desarrollara el conflicto de 1832, como segunda etapa el
conflicto de 1933, como tercera etapa el conflicto de 1969 y como cuarto
conflicto el de 1980. En los cuales se pretenderá mostrar sus antecedentes
históricos en lo cual afecto y beneficio al país.
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Objetivos
Objetivos General
Conocer y analizar las causas de los conflictos en El Salvador en
las etapas correspondientes y su impacto en el desarrollo
humano, lo cual se pretende analizar de como surgieron sus
causas.
Objetivos Específicos
Identificar y conocer los conflictos de El Salvador en los años de
1832, 1933, 1969 y 1980.
Explicar y puntualizar los problemas antagónicos que cruzo El
salvador en los conflictos de los años 1832, 1933, 1968 y 1980.
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Planteamiento del problema
Antecedentes o determinación del objeto de estudio.
El Salvador vivió conflictos en 1832, 1932, 1969 y 1980 producto de la
diferencia de pensamientos entre el gobierno de la república y varios sectores
de la población.
En estas épocas varios grupos de personas se organizan en armas y se
convierten en grupos subversivos que luchan sin tregua contra el gobierno
representado sus derechos.
Los conflictos ocasionaron en todo el territorio nacional consecuencias y
es allí donde los grupos subversivos se ven en la necesidad de utilizar sus
objetivos, no solamente internos sino también para dar indicaciones a la
población en general y así tener una comunicación constante con todos los
sectores involucrados en el conflicto.
En estas épocas se transmitían comunicados clandestinos, música de
protesta además, información motivadora y persuasiva para los jóvenes
combatientes y para invitar a formar parte de la revolución en El Salvador. Los
medios de comunicación clandestinos además de ser usados para transmitir
información, también fueron usados para confundir al alto mando de la fuerzas
armadas salvadoreñas que difundían a través de medios oficiales información
irreal con el objetivo que la población interpretara qué situación estaba siendo
controlada.
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Delimitación del tema.
Conflictos en el salvador en 1832, 1933, 1969 y 1980
Límite Teórico.
En esta investigación serán recolectados datos sobre la radio clandestinidad en El Salvador durante los conflicto a tales como, la insurrección indígena hasta la guerra civil.
Límite Temporal.
Es de gran importancia recalcar que los datos recolectados hacen referencia a los hechos pasados, ocurridos durante los años de conflicto en El Salvador (1832-1980).
Límite Espacial.
La información que será recopilada en el estudio bibliográfico abarcará todo el país.
Unidades de Observación.
Las unidades de observación que se tomarán en cuenta en el siguiente estudio bibliográfico, se desempeñaron como, programadores, además se obtendrá información a través de ex –combatientes guerrilleros que ahora se desempeñan como funcionarios públicos en los diferentes partidos políticos. Otro medio de recolección de datos serán los diferentes libros de texto, además de tesis e información recabada a través de Internet.
Contexto.
Luego de años de conflicto y de muchas negociaciones entre el ejército y la guerrilla, El Salvador firma el Acuerdo de Paz en 1992. Con esto comienza la desmovilización de los ejércitos clandestinos y al mismo tiempo la formación del partido FMLN. Todos los elementos clandestinos utilizados en la guerra son desarticulados y modificados a los nuevos tiempos de paz.
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Sistema de Hipótesis y su variable
Nuestra hipótesis tentativa está formulada de la siguiente manera: "Los conflictos que surgieron en el país son una forma de revolución en El Salvador"
La hipótesis presenta una relación a comprobar: la relación existente entre factores de carácter social derivados de la revolución y las causas predominantes de Violencia en el país.
La situación por la que atravesaron los salvadoreños después de los conflictos, es decir, las insurrecciones, la post- guerras y guerras civiles, constituyen la Variable Independiente. Las causas determinantes que originan causas de enorme relevancia, la relación se produce cuanto una tiene incidencia en otra.
Unidad de Análisis:Modalidades de Violencia Intrafamiliar y sus causas determinantes.
Variables:
Variable Independiente: Los conflictos en El Salvador ocasionaron arreglos en el país.
Variable Dependiente: Causas determinantes que originaron los conflictos en El Salvador.
Operacionalización de la Hipótesis
En las variables planteadas de la hipótesis se tiene: que la Variable Independiente: "La situación de la Post-guerra ha generado más Violencia Intrafamiliar; y la Variable Dependiente: "Causas determinantes que originan la Violencia Intrafamiliar".
Las Variables fueron estructuradas de acuerdo a los indicadores identificados, mediante la revisión y análisis documental, la observación y acercamiento al fenómeno que se produce en los diferentes hogares a través de encuestas y entrevistas.
Indicadores de la VariablesIndicadores de la Variable Independiente:Escasas oportunidades de empleo
Insurrección campesina Irresponsabilidad salarial Decretos Mayor auge de pobreza Carencia de valores Guerras Levantamientos Nivel de tratados de paz
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MT: Conflictos en El Salvador 1833
Causas
Insurrección indígena
Según la historia oficial, con la "independencia" de España el 15 de septiembre
de 1821, se logró bienestar económico, político y social para la población
indígena de El Salvador, sin embargo, fue exactamente lo contrario, los únicos
beneficiados fueron los hacendados o terratenientes que eran de origen
extranjero.
La "independencia" empeoró la situación del indígena cuscatleco, los
terratenientes los trataban peor que a animales, no hay que olvidar, que estos
hacendados vinieron de Europa a saquear a este país y apoderarse de la tierra
que era propiedad de los indígenas, además que los despojaron de su madre
tierra los esclavizaron.
Después de la "independencia" de España, las provincias
centroamericanas y al interior de la mayoría de ellas, se suscitaron guerras
entre conservadores y liberales, entre unionistas y separatistas de la
Federación de las Provincias de Centro América, las fuerzas armadas de las
facciones políticas estaban constituidas por indígenas, que habían sido
reclutados forzosamente, es decir, llegaban a los poblados indígenas y para
reclutarlos a la fuerza, recurrían prácticamente a la cacería humana para
obligarlos a enlistarse en los ejércitos, e ir a pelear guerras que no le
pertenecían y que si eran derrotados o salían victoriosos el ejército que lo
había reclutado, el indígena en ambos casos no ganaba absolutamente nada,
sólo lo habían instrumentalizado, si es que no quedaba mutilado o perecía en
combate.
La voracidad de los europeos era insaciable y les despojaron a la fuerza
y de manera "legal" de las tierras propiedad de las comunidades indígenas con
la ley de privatización de tierras baldías o realengas, el 27 de enero de 1825.
Los indígenas ya no soportaron esta situación dantesca y se sublevaron
de forma esporádica y aislada en 1832, en las localidades de Izalco,
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Sonsonate, Ahuachapán, Tejutla, Chalatenango, Zacatecoluca, Santiago y San
Juan Nonualco, y San Miguel.
Levantamiento de Anastasio Aquino
La oligarquía con el afán de crear aversión a la gesta heroica del caudillo
indígena, a través del Ministerio de Cultura ahora llamado de Educación, han
propagado y todavía difunden desinformación histórica, sobre Anastasio y la
sublevación indígena, por ejemplo la gesta de Anastasio tuvo por causa
principal el amor que le profesaba a Matilde Marín una mujer ladina, la otra era
porque por el patrón terrateniente (propietario de la Hacienda la Jalponguita),
tenía a su hermano Blas Aquino castigado en un cepo, pero la difamación y
satanización más conocida es que Anastasio Aquino cometió el sacrilegio de
quitarle la corona a la imagen de San José, en la iglesia El Pilar, en la ciudad
de San Vicente, y se coronó rey de los Nonualcos, según la tradición oral que
se ha transmitido de generación en generación.
Anastasio no se coronó y además no tenía necesidad de hacerlo, de
todas maneras con corona y sin ella, fue y es considerado el rey de los
nonualcas.
De los niveles de injusticia el indígena solo se podía liberar con la
muerte, se llegó a un límite de aguante, y los indígenas de las tribus nonualcas
del departamento de La Paz y de San Vicente, se alzaron en armas liderados
por el caudillo Anastasio Aquino, en enero de 1833.
Anastasio Aquino
Anastasio Aquino nació el 16 de abril de 1792, en Santiago Nonualco,
departamento de La Paz, fue conocido por ser un hombre amable, caritativo,
padre ejemplar, fraternal y sobre todo devoto cristiano, era muy querido,
respetado y popular entre los Nonualcos.
Anastasio Aquino logró formar un ejército de aproximadamente diez mil
hombres, inclusive había combatientes que provenían de San Salvador,
Ilopango y Soyapango, según sus enemigos eran solo unos tres mil
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combatientes, y si así hubiera sido ni Francisco Morazán tuvo un ejército de
esas proporciones.
Anastasio Aquino fue el comandante general de las armas liberadoras
de los indígenas, venció cuatro veces a la fuerza armada salvadoreñas, las
huestes de Anastasio tenían una moral alta, luchaban por sus derechos y sus
tierras, y tenía la alternativa de morir o vencer.
El cuartel general del comandante Anastasio lo tenía en una enorme
cueva, situada en el Caserío Los Lobatos, Cantón Santa Cruz Loma, Santiago
Nonualco, departamento de La Paz, denominada popularmente "la Cueva de
Anastasio Aquino".
La lucha del comandante Anastasio no fue por el cambio de poder
político, porque de ser así se hubiera encaminado a San Salvador y deponer al
presidente Mariano Prado, de todos modos ya había derrotado varias veces la
fuerza armada.
Anastasio llegó hasta Olocuilta, ciudad que estaba bajo su control militar,
su lucha revolucionaria se circunscribía únicamente por la devolución de la
tierra (que les habían robado los terratenientes, y que por ciento la gran
mayoría de ellos eran curas), y el trato humano para con los indígenas (eran
tratados peor que bestias de carga), su objetivo era la liberación de los
indígenas y de los mestizos.
Decretos de Tepetitán
El comandante Anastasio dictó decretos en la ciudad de Tepetitán, el 16
de febrero de 1833, en ellos se manifiesta el respeto a las personas, de igual
forma a los bienes públicos y privados, que contrasta con la difamación
histórica que ha hecho la oligarquía, al presentar al caudillo como un
delincuente, bandolero, terrorista, sacrílego, violador, borracho, poseído del
demonio, y otros calificativos, con el propósito de desacreditar y deshonrar el
levantamiento indígena y al caudillo en particular.
En los decretos de Tepetitán se estipula mantener en el territorio
controlado el orden público y el irrestricto respeto de los bienes, por ejemplo al
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ladrón se le castigaba la primera vez con cortarle la mano, liberó de pagar a los
deudores que se encontraban en territorio liberado, se prohibía ingerir bebidas
alcohólicas, los que atropellaren a las mujeres casadas o recogidas eran
castigados con arreglo a las leyes.
Eran leyes severas si contextualizamos que en esos momentos se
libraba una guerra. De tal forma que las estructuras del poder económico han
llegado al absurdo de crear héroes como a Gerardo Barrios, Manuel José Arce,
incluso hasta de inventarlos por ejemplo Atonal y a Atlacatl.
El levantamiento indígena inconcluso de 1833, liderado por Anastasio
Aquino fue continuado un siglo después en 1932, con la insurrección indígena
de igual forma inconclusa liderada por el indígena Feliciano Ama.
Mariano Prado Baca
Mariano Prado Baca (León, Nicaragua, 1776 - Antigua Guatemala, 1837)
fue un político y abogado centroamericano, cuatro veces Jefe de Estado de El
Salvador, mientras este país era un estado de la República Federal de América
Central (1823-24, 1824, 1826-29 y 1832-33). Se desempeñó también como
vicepresidente de dicha Federación (1830-1832).
Antecedentes
Después de la declaración de independencia de las provincias del Reino
de Guatemala en 1821, se formó la República Federal de Centro América
(1824), que tuvo una difícil existencia.
Los encuentros entre liberales y conservadores, entre los caudillos
locales, la falta de recursos y una organización precaria, entre otros, eran caldo
de cultivo de violencia a lo largo y lo ancho del istmo.
La necesidad de llevar recursos al Estado obligaba a aplicar una serie de
medidas económicas que eran de total desagrado a las mayorías, entre ellas
los tributos y expropiaciones. Esta última, especialmente, golpeaba a los
indígenas que durante la época colonial al menos tenían asegurada una
parcela de tierra. Así, este grupo, que ya desde los primeros años de la llegada
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de los españoles se encontraba en desventaja dentro de la organización social,
lo estaba aún más debido a la agitación de los primeros años de
independencia.
El gobierno de El Salvador tuvo que implementar medidas antipopulares
en 1832, tales como una contribución directa sobre la propiedad inmueble y la
renta. También el constante reclutamiento forzoso era de desagrado general.
Todo esto dio paso a que el descontento se desatara, dando lugar a la
proliferación de alzamientos populares y asaltos a cuarteles. Una de las
principales rebeliones ocurrió en San Miguel, pero acaecieron otros intentos en
Chalatenango, Izalco y Sonsonate que fueron controlados.
Fue en Santiago Nonualco donde se realizó el principal alzamiento a
comienzos del año 1833 encabezado por Anastasio Aquino, quien exhortaba a
desobedecer al gobierno. A finales de enero, el caudillo logró reunir un ejército
de proporciones suficientes para presentar batalla.
Es probable que reuniera unos 3.000 hombres. El comandante de la
vecina ciudad de San Vicente, J.J. Guzmán, recibió órdenes de sofocar la
rebelión, pero en el primer intento terminó emboscado. Otro ataque, realizado
el 5 de febrero, también fracasó. Al tener noticia de esta última derrota el
comandante Guzmán huyó.
Mientras tanto, en la ciudad capital de San Salvador, el jefe político
Mariano Prado, al verse incapaz de sostener la situación, depositó el poder en
el Vice Jefe Joaquín San Martín. Este nombramiento provocó descontento
entre las filas militares, por lo que la tropa abandonó la ciudad.
Conflictos en El Salvador 1932
El malestar social en El Salvador había crecido durante toda la década
de 1920 a causa de los abusos por parte de la clase política y la amplia
desigualdad entre los terratenientes y el campesinado, producto de las políticas
aplicadas sobre latifundios. Dicho malestar se vio agudizado por la tremenda
baja de los precios del café y el creciente desempleo; debe tenerse en cuenta
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que durante las dos últimas décadas del siglo XIX y las primeras tres décadas
del siglo XX, la economía salvadoreña se sostuvo gracias al cultivo del café, de
tal forma que dicha época se conoce como la "república cafetalera".
Causas
Fruto de café, principal producto agrícola de El Salvador entre 1880 y
1920.
El sector cafetalero nacional había surgido por la acumulación de
riquezas por parte de un pequeño grupo de hacendados y comerciantes , los
cuales, aprovechando el negocio cafetalero, habían acaparado una gran
cantidad de terrenos, dando empleo a campesinos, buena parte de
ellos indígenas.
Sin embargo, debe tenerse en cuenta que el empleo brindado por los
hacendados fue deformándose hasta convertirse en explotación, ya que la
paga era muy poca y el trato hacia los campesinos era despótico. Para finales
de 1930, la paga en las haciendas consistía en dos tortillas y dos cucharadas
de frijoles salcochados al inicio y al final de la jornada.
Como agravante, las fichas (monedas locales) con que se pagaba en las
haciendas, solo podían ser cambiadas por productos en la tienda que
pertenecía al mismo dueño que el cafetal, por lo cual existían monopolios
locales que encarecían el alimento. Se calcula que la alimentación en la época
para un jornalero no sobrepasaba el costo de $0.01 al día, por lo cual los
beneficios de los hacendados eran bastante considerables. De hecho, para
1924, la producción total de café variaba entre 32 y 53 millones de kilogramos.
Sueldo bajo
El precio por cada quintal (46 kilogramos), oscilaba entre 42.55 colones;
el cálculo de costos de producción para un quintal era de 13 colones, de los
cuales dos iban a las manos del trabajador, uno a las arcas del Estado, uno a
los vendedores de insumos y nueve a los grandes hacendados El valor que el
hacendado daba al trabajador era bajísimo.
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Por otro lado, la situación económica mundial causada por la crisis de
1929 fomentaba la falta de oportunidades en países como El Salvador, al grado
de marcar los años de menor progreso en el país en la primera mitad del siglo
XX. Pese a que la crisis afectaba a la población entera del país (y de casi
toda Latinoamérica).
En el occidente de El Salvador la crisis era más aguda puesto que las
políticas de los presidentes Pío Romero Bosque y Arturo Araujo habían llevado
al casi total despojo de las tierras a los campesinos locales. Generando gran
malestar, lo cual se unía a las acciones militares que de manera tácita
amedrentaban a los campesinos para que se abstuviesen de protestar. Dicha
zona estaba altamente poblada por indígenas de origen pipil.
Los indígenas, sistemáticamente separados del escaso progreso
económico, intentaron obtener ayuda de las autoridades reconocidas por su
centenaria tradición jerárquica.
Feliciano Ama
Feliciano Ama, por ejemplo, era uno de los caciques más activos y
estimados por la población indígena; había hecho gestiones de ayuda
económica con el presidente Romero a cambio de la colaboración en su
candidatura. Por otro lado, la crisis se agudizaba por el conflicto permanente
entre las poblaciones indígenas y los habitantes de la zona que no pertenecían
a su etnia.
Evidentemente, las poblaciones de "no indígenas" estaban mejor
relacionadas con las urbes gubernamentales, por lo cual, cuando ocurrían
revueltas o combates, el ejército arrestaba a los líderes indígenas y se les
condenaba a muerte.
Otro elemento que antecedió a la rebelión campesina fue la inestabilidad
política del país. Durante las elecciones de 1931, fue elegido Arturo Araujo,
quien redujo los salarios en más de un 54%.Tras diversas acciones de rebelión
militar, el presidente Arturo Araujo fue derrocado y sustituido por un Directorio
cívico; luego se dio la llegada al poder del General Maximiliano Hernández
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Martínez en diciembre de 1931, la cual marcó el inicio de lo que se conoce
como "dictadura militar".
La gestión de Hernández Martínez se caracterizó por la severidad de sus
leyes y de sus juicios. La pena por robar era la amputación de una mano, por
ejemplo. Martínez fortaleció los cuerpos de seguridad y se mostró
especialmente agresivo en materia de rebeliones, decretando la muerte para
cualquiera que se levantase contra el régimen.
Gozaba de una popularidad muy alta, tanto que hasta la fecha, algunas
personas añoran sus medidas en materia de seguridad; muy poco se escribe
de tal sentimiento popular, pero es fácilmente verificable al conversar con
ancianos que vivieron su gestión. Sus más fieles defensores fueron sus
empleados directos, tal es el caso del empresario Luis Escalante Arce, quien se
desempeñó como ayudante en una de las secretarías de Estado durante la
gestión de Hernández Martínez.
Coadyuvantes al conflicto
Con anterioridad a los eventos de mayor magnitud se acumularon
acontecimientos y situaciones que finalmente incidirían directamente sobre el
conflicto.
Por un lado, el ejército salvadoreño estaba organizado para repeler
cualquier levantamiento. Los campesinos (indígenas y no indígenas)
empezaban a levantarse contra las autoridades locales de manera
desorganizada; por otro lado, el PCS realizaba actividades a nivel oficial que
les llevarían a incluirse en el alzamiento.
El ejército salvadoreño en 1932
El ejército estaba organizado en regimientos de infantería, artillería,
ametralladoras y caballería. Las armas más utilizadas fueron
los fusiles Máuser de fabricación alemana. En aquel momento el papel de la
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fuerza aérea no fue determinante, puesto que su participación se limitó a tareas
de reconocimiento.
El ejército estaba bajo las órdenes directas del presidente de la república
y tenía por objetivo fundamental la defensa del Estado. Los cuerpos de
seguridad eran la Policía Nacional (PN), la Guardia Nacional (GN) y la Policía
de Hacienda (PH), las cuales habían sido entrenadas por personal militar
español.
Levantamientos campesinos previos
Dadas las circunstancias de pobreza y desigualdad, algunos de los
campesinos despojados de sus tierras y sometidos a trabajo mal remunerado
empezaron a rebelarse contra los terratenientes y contra las autoridades. Al
inicio fue de manera individual, lo cual facilitaba que las autoridades detuviesen
o amenazasen a los rebeldes. Los grandes terratenientes estaban fuertemente
ligados a las autoridades militares, por lo cual la defensa de las haciendas era
realizada por cuerpos oficiales de seguridad.
Después de varios arrestos, los campesinos iniciaron un proceso de
organización de bajo perfil, es decir, con un objetivo común pero sin ningún
modelo jerárquico; en tal sentido, los esfuerzos seguían siendo aislados y
dispersos, fácilmente sofocados por los cuerpos de seguridad, que arrestaban
a los rebeldes y los ponían a disposición de las autoridades, quienes los
condenaban posteriormente al paredón de fusilamiento o a la horca.
Actividades del Partido Comunista Salvadoreño
Agustín Farabundo Martí, líder del Partido Comunista Salvadoreño y
fusilado por el gobierno de Hernández Martínez Paralelamente a los conflictos
entre indígenas, campesinos, terratenientes y autoridades, la actividad del PCS
se extendía al reparto de panfletos, inscripción de nuevos miembros y
realización de amplias concentraciones.
Las actividades se veían alimentadas por la frustración de las ofertas no
cumplidas de gobiernos y partidos políticos. Los líderes comunistas, dirigidos
por Agustín Farabundo Martí, habían construido una organización política que,
si bien carecía de una estructura bien definida, lograba obtener la simpatía de
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parte de la población, al llevar al plano político las necesidades más sensibles
del sector menos protegido de El Salvador.
Tras el golpe de Estado de 1931, la prensa tuvo mayor libertad para la
expresión de ideas, por lo cual el PCS multiplicó su accionar por medio de sus
medios revolucionarios de difusión.
Pese a que no tenían un plan de gobierno definido, los dirigentes del
PCS se propusieron participar en las elecciones municipales convocadas para
el 3 de enero de 1932 y en las legislativas del 10 al 12 del mismo mes, para lo
cual inscribieron a sus candidatos.
Los procesos electorales de la época estaban sometidos a serias
críticas, puesto que para inscribirse en el padrón electoral había que declarar
ante las autoridades la intención de voto. Dicha práctica coartaba la
participación democrática ya que sembraba el miedo entre los electores y
favorecía de manera amplia a los candidatos oficiales.
Levantamientos
Se planeó el levantamiento para mediados de enero de 1932, incluyendo
en el plan a militares simpatizantes de la causa comunista. Antes del
alzamiento, la policía arrestó al líder del PCS, Farabundo Martí, y a los
dirigentes de agrupaciones estudiantiles universitarias, Alfonso Luna y Mario
Zapata. Se les decomisaron documentos que probaban los planes de
insurrección, los cuales fueron usados posteriormente en juicios militares.
Pese al golpe moral y organizacional sufrido por el PCS, la insurrección
no se canceló. La dirigencia comunista se reintegró a los planes originales en la
medida de la posibilidad de realizarlos. A finales del mes de enero de 1932, la
situación nacional tomó tintes caóticos; los cuerpos de seguridad arrasaban
con cualquier agrupación o individuo que se involucrase en actos subversivos o
revolucionarios.
Tras los eventos de finales de enero, Martí, Luna y Zapata fueron
sometidos a un consejo de guerra y condenados a muerte. La sentencia fue
ejecutada el 1 de febrero de 1932.
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El levantamiento campesino
En las últimas horas del 22 de enero de 1932, miles de campesinos en la
zona occidental del país se alzaron en rebelión contra el régimen. Armados
principalmente de machetes, atacaron las haciendas de los grandes
terratenientes y varios cuarteles, obteniendo el control de algunas poblaciones
como Juayúa, Nahuizalco, Izalco y Tacuba.
Por otro lado, cuarteles como los de Ahuachapán, Santa
Tecla y Sonsonate resistieron el ataque y se mantuvieron al servicio del
gobierno nacional. Los asesinatos realizados por los rebeldes campesinos
fueron veinte civiles y treinta militares.
Según el testigo Alberto Shul, habitante de Nahuizalco, "habían
saqueado todo el pueblo". El líder sublevado Francisco "Chico" Sánchezordenó
que le entregaran todos los títulos de propiedad de la ciudad.
La primera ciudad en ser tomada fue Juayúa, donde fue asesinado el
terrateniente Emilio Radaelli; además, su esposa fue violada y posteriormente
asesinada. También fue ejecutado el coronel Mateo Vaquero, comandante
local.
En Izalco, el saldo del levantamiento incluyó la ejecución del alcalde,
Miguel Call, y del alcalde electo, Rafael Castro. En la población de Colón,
fueron ejecutados Efraín Alvarenga, secretario municipal, Damasio Cruz,
agente de la policía Otra polémica acerca de aquel levantamiento se vincula a
la relación entre los campesinos y el PCS.
La coincidencia temporal de ambos levantamientos y la similitud de las
causas de cada uno hacen pensar que estaban vinculados e incluso,
coordinados. De cualquier manera, el gobierno no hizo distinción entre uno y
otro movimiento, por lo cual actuó de la misma forma en ambos casos.
Reacción del gobierno
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El gobierno no tardó en reaccionar, recuperando el control del territorio
salvadoreño en un par de días, por medio de un despliegue militar con el
objetivo de someter a todos los rebeldes.
El general José Tomás Calderón gozó de armamento y efectivos en
abundancia
El empleo del armamento superior fue el elemento decisivo en la
confrontación y los relatos hablan de "oleadas de indígenas, barridos por las
ametralladoras". En seguida vino una severísima represión, ejecutada tanto por
unidades del ejército, la policía y la Guardia Nacional, como por voluntarios
organizados en "guardias cívicas".
Las guardias civiles eran personas voluntarias que se ponían al servicio
de los cuerpos de seguridad para colaborar en las labores de patrullaje y en
caso de necesidad, combatían junto a los militares.
Los cadáveres apilados en la calle fueron un cuadro común en aquellos
días; pese a los esfuerzos por aproximarse a una cifra fidedigna de fallecidos
en las setenta y dos horas posteriores al levantamiento, no puede asegurarse
un número en concreto, aunque varios historiadores coinciden en que fueron
alrededor de veinticinco mil personas fallecidas. Aquellos que sobrevivieron
pero fueron capturados, se sometieron a juicio y acabaron inevitablemente
condenados a muerte.
Daños colaterales
En los alrededores de Izalco, a todos los que se les encontraba portando
machete, a todos aquellos que tenían fuertes rasgos de raza indígena o que
vestían trajes indígenas, se les acusaba de subversivos y eran encontrados
culpables.
Para facilitar la tarea de los cuerpos de seguridad, se invitó a todos
aquellos que no habían participado en la insurrección a que se presentaran a la
comandancia para obtener documentos que les legalizaban como inocentes.
Cuando llegaron fueron examinados, y los que presentaban las características
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indígenas, fueron apresados. Fueron fusilados en grupos de cincuenta en el
muro de la Iglesia de la Asunción.
En la plaza frente a la comandancia, varios fueron obligados a cavar una
tumba común, a la cual fueron arrojados tras ser ametrallados.
Las casas de los encontrados culpables fueron quemadas y sus habitantes
sobrevivientes fueron ametrallados. Según el comandante de la operación, el
saldo de miembros del PCS asesinados fue de 4.800, aunque dicho dato es
muy difícil de verificar.
José Tomás Calderón
Tras el conflicto, los sobrevivientes buscaron huir hacia Guatemala;
como respuesta, el presidente Jorge Ubico, ordenó acordonar la frontera,
entregando al ejército salvadoreño a todo aquel que intentase cruzar al país
vecino.
A manera de solución del conflicto, el 11 de julio de 1932, el parlamento
salvadoreño emitió el decreto legislativo 121, cuyo artículo No. 2 reza:
Asimismo, se concede amplia e incondicional amnistía a favor de los
funcionarios, autoridades, empleados, agentes de la autoridad, y cualquiera
otra persona civil o militar, que de alguna manera aparezcan ser responsables
de infracciones a las leyes, que puedan conceptuarse como delitos de
cualquier naturaleza, al proceder en todo el país al restablecimiento del orden,
represión, persecución, castigo y captura de los sindicados en el delito de
rebelión del presente año.
Conflicto en el salvador 1969
La Guerra del fútbol o Guerra de las cien horas
El Mundial de México 70’ estaba cerca y las selecciones de Honduras y El
Salvador se iban a enfrentar en una de las semifinales de la clasificación para
el Mundial en la zona CONCACAF. El vencedor se vería las caras con el
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ganador del Haití-Estados Unidos. El primer enfrentamiento se llevó a cabo el 8
de junio de 1969 en Tegucigalpa, capital de Honduras.
Los salvadoreños llegaron el día anterior al partido, para preparar con
tranquilidad el encuentro, sin embargo, la tranquilidad que se esperaba no fue
la obtenida. Los aficionados hondureños rodearon el hotel, empezaron a lanzar
piedras contra los cristales, tiraban petardos, proferían insultos, tocaban los
cláxones de los coches, todo ello, para impedir el descanso de los jugadores de
El Salvador, quienes no pudieron pegar durante toda la noche.
Al día siguiente, la selección hondureña venció a El Salvador por 1-0,
con gol de Roberto Cardona en el último minuto. Este gol de Honduras, teñiría
de luto el país salvadoreño, ya que una joven muchacha de 18 años se suicidó
tras no poder soportar la humillación que sufrió su país. Al entierro acudió en
masa toda la capital salvadoreña, incluyendo los jugadores de la selección.
El fútbol ayudó a acrecentar la rivalidad entre los dos países enfrentados
por un fuerte proceso migratorio. La reforma agraria de 1969 que elaboró
Honduras inició la persecución sobre los inmigrantes salvadoreños, quienes
habían emigrado al país vecino en busca de tierras cultivables. Este acoso
supuso un regreso masivo de población a El Salvador. Ante la presión
socioeconómica del campesinado, el gobierno salvadoreño no tuvo otra opción
que declarar la guerra a Honduras.
Por suerte o por desgracia la Guerra del Fútbol duró más de cuatro días,
cien horas, con un balance de 6.000 muertos y 20.000 heridos. 50.000
personas perdieron sus casas y muchas aldeas fueron arrasadas. La
intervención de los países de América Latina fue primordial para el cese de las
hostilidades. Tras todo lo ocurrido, el partido decisivo se disputaría el 27 de
junio de 1969 en la ciudad de México. Las dos hinchadas fueron ubicadas en
sitio distantes con 5.000 policías armados entre medias. El Salvador vencería
por 3 goles a 2 en la prórroga, pero el fútbol, tristemente, había quedado en
segundo Guerra del Fútbol.
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Guerra de las cien horas
Mensaje del Presidente Fidel Sánchez Hernández del 18 de julio de 1969.
La Guerra del fútbol o la Guerra de las 100 horas fue llamada así por
la coincidencia de este hecho con los derivados de un partido de fútbol que
enfrentó a las selecciones nacionales de El Salvador y Honduras, con motivo
de las eliminatorias para la Copa Mundial de Fútbol de 1970. El nombre con el
que se conoce a esta guerra fue acuñado por el reportero polaco Ryszard
Kapuściński.
En ella se evidenciaron las tensiones políticas entre estos países que los
llevaron al conflicto armado. Fue una guerra breve (cuatro días). La situación
social en ambos países era explosiva y se buscaba por parte de los militares
gobernantes una salida conveniente para los grupos en el poder político de
cada país.
En meses previos a la denominada guerra surgió un escuadrón
clandestino hondureño llamado la “Mancha Brava”, para aterrorizar a más de
300 mil salvadoreños que se habían afincado en los años 60 en Honduras para
trabajar en plantaciones bananeras y establecer negocios en ese país estos
asesinaron y detuvieron a una gran cantidad de salvadoreños en la zona
fronteriza lo que agudizo aún más la situación entre los 2 países.
Daños colaterales
Los hacendados controlaban la mayor parte de la tierra cultivable en El
Salvador durante los años 1920. Esto llevó a la emigración constante de
campesinos pobres a regiones de Honduras cercanas a la frontera con El
Salvador. En 1969, Honduras decidió realizar una reforma agraria, para lo cual
expropiaron y expulsaron a los salvadoreños que habían vivido ahí durante
varias generaciones y los que se habían hecho propietarios a base de esfuerzo
propio.
Esto generó una persecución de salvadoreños
en Honduras principalmente por el denominado grupo clandestino la mancha
brava que asesino a una gran cantidad de salvadoreños y atemorizo a otros ,
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esto ocasiono un "regreso" masivo a El Salvador .Esta escalada de tensión fue
aprovechada por los gobiernos de ambos países para orientar la atención de
sus poblaciones hacia afuera, en vez de los conflictos políticos internos de
cada país. Los medios de comunicación de ambos países jugaron un papel
importante, alentando el odio entre hondureños y salvadoreños.
Los conservadores en el poder en El Salvador temían que más
campesinos implicarían más presiones socioeconómicas en El Salvador (cosa
que finalmente ocurrió afectando la calidad de vida en esa región de El
Salvador) , fue esta la razón por la cual decidieron intervenir militarmente
en Honduras.
El 14 de julio de 1969, el ejército salvadoreño lanzó un ataque
contra Honduras y consiguió acercarse a la capital hondureña Tegucigalpa.
La Organización de Estados Americanos negoció un alto el fuego que entró en
vigor el 20 de julio. Las tropas salvadoreñas se retiraron a principios de agosto.
Al final de la guerra, los ejércitos de ambos países encontraron un
pretexto para rearmarse y el Mercado Común Centroamericano quedó en
ruinas. Bajo las reglas de dicho mercado, la economía salvadoreña (que era la
más industrializada en Centroamérica), estaba ganando mucho terreno en
relación a la economía hondureña.
Consecuencias de la guerra
La muerte de entre 4.000 y 6.000 civiles, y más de 15.000 heridos
dependiendo de la fuente.1
Entre 60.000 y 130.000 de los 300.000 salvadoreños
indocumentados que vivían en Honduras fueron forzados a regresar
a su país.1
La finalización del esfuerzo de integración regional conocido
como Mercado Común Centroamericano (MCCA), diseñado por EE.
UU. como una contraparte económica regional para contrarrestar los
efectos de la revolución socialista en Cuba.
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Conflicto de El Salvador 1980
La guerra civil en El Salvador
(1981-1992)
Entre los años 1981-1992, El Salvador vivió una etapa de su historia que no
había experimentado nunca. Una guerra civil prolongada y sangrienta que dejó
como resultado miles de muertos, el estancamiento del desarrollo económico,
la destrucción de una buena parte de su infraestructura y la migración de miles
de salvadoreños que abandonaron el país. El fin de la guerra llegó en enero de
1992 con la firma de los Acuerdos de Paz entre el Frente Farabundo Martí para
la Liberación Nacional (FMLN) y el gobierno salvadoreño, con lo que se refunda
el Estado y se sientan las bases para un proceso de democratización.
Causas de la guerra civil
Una guerra civil es cualquier enfrentamiento bélico cuyos participantes
no son en su mayoría fuerzas militares regulares, sino que están formadas u
organizadas por personas generalmente de la población civil. En la guerra civil
salvadoreña el enfrentamiento armado se llevó a cabo entre las fuerzas
guerrilleras del FMLN y la Fuerza Armada de El Salvador (FAES).
El objetivo del FMLN era tomar el poder a través de la vía armada, sacar
a los militares del control del gobierno e instaurar una sociedad de corte
socialista; mientras la FAES tenía como objetivo conservar el estado de cosas
existentes. Es decir, mantener el control del gobierno y proteger los intereses
de los grupos económicamente más poderosos que por años se habían
beneficiado económicamente a partir del control del aparato gubernamental.
Los análisis sobre lo sucedido entre 1981 y 1992 son diversos. Estos se
pueden resumir en tres posiciones analíticas: la primera, sostenida por los
gobiernos de la época, los intelectuales miembros de los grupos dominantes,
los militares y el gobierno de los Estados Unidos; para ellos la guerra era
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resultado del éxito de hábiles agentes externos que pretendían imponer en El
Salvador un gobierno comunista.
Según esta postura los problemas en El Salvador no eran locales; sino
causados por Fidel Castro y la Unión Soviética quienes pretendían expandir el
comunismo en Centroamérica. La segunda postura era sostenida por el FMLN,
para quien la guerra era producto del descontento por la desigualdad social, la
concentración de la riqueza en pocas manos y la dictadura militar que a lo largo
del siglo XX había frustrado todo intento democratizador en el país.
La tercera posición era concebida desde la academia, según los estudiosos, el
conflicto militar era el resultado de la pérdida de legitimidad por quienes dirigían
la sociedad salvadoreña, por su incapacidad para integrar políticamente a los
sectores subordinados.
Las causas estructurales de la guerra pueden encontrarse por un lado,
en la larga permanencia de un régimen político autoritario, la falta de un
gobierno civil resultado de elecciones competitivas libres, un sistema legislativo
representativo, falta de independencia del poder judicial, total irrespeto a los
derechos humanos, ausencia de una prensa independiente o de un organismo
electoral autónomo.
Por décadas lo que prevaleció fue el ejercicio del poder arbitrario, la
intolerancia frente a la oposición política, el uso de la fuerza ante las demandas
de democracia, los golpes de Estado, la persecución a los opositores políticos.
Por otro lado, una estructura económica que profundizaba la inequidad. Por
largos años El Salvador fue un país dependiente de la agro-exportación
principalmente de café, azúcar y algodón.
La distribución equitativa de la riqueza producida por la economía
agroexportadora nunca fue un tema discusión entre los grupos dominantes, a
pesar del constante crecimiento económico que alcanzó el país, un 5.2 % entre
los años sesenta y setenta. Junto a ese crecimiento marchó paralelo un
empobrecimiento y un retraso de importantes segmentos de la población.
Si bien es cierto que el régimen político autoritario y el sistema
económico inequitativo, rasgos de larga duración, pueden ser considerados
como causas estructurales del conflicto militar, no hay que dejar de lado las
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causas inmediatas, entre las que podemos mencionar: los fraudes electorales
de la década de los setenta (1972 y 1977) y la represión contra el movimiento
social y la oposición política.
A principios de los años setenta, el debate dentro de la izquierda
salvadoreña se centró en las ventajas de la vía electoral sobre la lucha armada.
Pero al mismo tiempo que las elecciones fueron más y más fraudulentas, la
lucha armada apareció a muchos necesaria y justificable.
El desenvolvimiento de la guerra civil
La mayoría de estudiosos de la guerra civil establecen su inicio en 1981.
Sin embargo, hay que hacer notar que desde principio de los años setenta
surgieron varias organizaciones armadas revolucionarias, tales como las
Fuerzas Populares de Liberación (FPL, en 1971), el Ejército Revolucionario del
Pueblo (ERP, en 1972) y a mediados de la década las Fuerzas Armadas de
Resistencia Nacional (FARN, en 1975) y el Partido Revolucionario de los
Trabajadores Centroamericanos (PRTC en 1976) que ejecutaron acciones
militares en contra de los cuerpos de seguridad, secuestros de prominentes
empresarios y políticos y asaltos a bancos.
El tiempo que duro la guerra
Desde 1981 hasta Los Acuerdos de Paz de Chapultepec fueron un
conjunto de acuerdos firmados el 16 de enero de 1992 entre el Gobierno de El
Salvador y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) en el
Castillo de Chapultepec, México, que pusieron fin a doce años de guerra civil
en el país.
Consecuencias
Se estima que la guerra dejó un saldo de 75.000 muertos, en su mayoría
civiles. Si se tiene en cuenta que en la década de 1980 la población de El
Salvador rondaba los 4,5 millones de habitantes, ello equivale a decir que casi
el 2% de la población perdió la vida en el conflicto. Decenas de miles de
personas resultaron heridas físicamente (como consecuencia de armas de
fuego, explosiones, minas antipersonales, etc.) y miles de ellos quedaron con
mutilaciones que los incapacitaron de por vida. Miles, también, resultaron con
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graves secuelas psicológicas (si se tiene en cuenta las violaciones a las que
fueron sometidas incontables mujeres y las torturas y vejaciones que
padecieron otros tantos hombres). Numerosos niños quedaron huérfanos de
padre, madre, o ambos.
Daños colaterales
Los daños materiales fueron cuantiosos. Puentes, carreteras, torres de
transmisión eléctrica, etc. resultaron destruidos o severamente dañados; la
fuga de capitales, y la retirada del país o el cierre de innumerables empresas
hicieron que la economía del país se estancara durante más de una década. La
reconstrucción de la infraestructura se ha prolongado hasta la actualidad.
Desde el punto de vista social, el costo también ha sido muy alto. La
desmovilización de los ex-combatientes y su reinserción a la vida civil han sido
una dura labor que aún continúa. Como consecuencia de la guerra, quedaron
en manos de la población civil miles de armas de fuego, lo cual propició el
surgimiento de las pandillas de jóvenes y adultos denominadas maras,
dedicadas a la delincuencia y al tráfico de drogas, y que han hecho de El
Salvador uno de los países (con ausencia de guerra) más violentos del mundo.
Por otro lado, cerca de 500.000 salvadoreños se vieron obligados a
abandonar el país. La mayoría se radicó en el estado norteamericano de
California, donde los emigrados y sus descendientes se han convertido en una
importante fuerza económico-laboral, y las remesas de dinero que envían a sus
familiares en El Salvador se han transformado en uno de los principales
motores de la economía nacional.
La paz
En 1990 las dos partes aceptaron que la ONU oficiara de mediador en el
conflicto y se iniciaron conversaciones a fin de encontrar una solución a la
guerra.
Tras intensas negociaciones, la ONU diseñó un plan, a cumplirse por etapas,
según el cual: Los rebeldes debían destruir sus armas e indicar la localización
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de todos sus arsenales y municiones. Asimismo, debían desmovilizarse y
permitir el paso de las autoridades y la policía.
El gobierno debía, por su parte, desmovilizar al ejército, la policía y desarticular
a los escuadrones de la muerte.
A fines de 1991 la ONU certificó que ambos bandos habían cumplido con sus
compromisos y los convocó a la firma de los Acuerdos de Paz de Chapultepec
el 16 de enero de 1992 en el Castillo de Chapultepec, Ciudad de México,
México. El ministro de defensa en la época del cumplimiento del Acuerdo de
Paz fue el General Humberto Corado Figueroa.
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Conclusión
Los conflictos que vivió nuestro país, nos han dejado una huella que será muy difícil de borrar, nos dejó toda una cultura de guerra y que necesitará mucho esfuerzo de todos los sectores de la sociedad para cambiar y convertirla en una cultura de paz, pero no determina que la Violencia Intrafamiliar se iniciara en la guerra, ya que esta se ha generado antropológicamente desde los inicios de la humanidad y la sociedad Salvadoreña no es la excepción.
Con base a la experiencia obtenida atravez de nuestra investigación, se podría decir que la Legislación de Familia y la Ley Contra la Violencia Intrafamiliar son un cuerpo legal de avanzada en nuestro marco jurídico, muy eficaz, ya que presenta un proceso ágil y seguro, dándole protección a la Familia Salvadoreña, respetando la Teoría del Género. El problema principal radica en su aplicabilidad a nuestra Sociedad.
El problema de conflictos se encuentra en casi todos los lugares en el mundo, no importando su esfera social, credo o condición política, son muy pocos los estados que no sufren algún tipo de Violencia. El estrato alto no denuncia la Violencia, en la medida como lo hacen los estratos sociales marginales, es obvio que los primeros se sientan presionados por acondicionamiento social.
El sujeto activo de la Violencia, no agrede solamente cuando está bajo los efectos de régimen, si no por diferente situaciones en el estado, tales como, lo económico, cultural, falta de comunicación, demasiados reducidos, generalmente se observa esto en los estados que paso El Salvador en los años de 1832 con su insurrección, en 1933 con sus decretos, en 1969 con una fuerte guerra y en 1980 con un momentos de caos civil.
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Recomendaciones
Con base a la experiencia obtenida como grupo de investigación se recomienda lo siguiente:
La Violencia que se vive en nuestro país es a todos los niveles, desde la delincuencia común hasta los grupos armados ilegales, en muestra de cómo la familia Salvadoreña se está deteriorando y conviene a todos los sectores de la sociedad, civiles, religiosos, políticos, económicos, hacer algo para cambiar. Porque esto podría convertirse en una sociedad cuya base principal es la familia agresora y por ende, el fruto social sería personas desviadas a la violencia, es por eso que sugerimos a las instituciones encargadas desvelar por la protección de los derechos de humanos sigan emitiendo políticas específicas que permitan mayor grado de paz, mayor accesibilidad a la justicia.
Se recomienda al estado que realice programas participativos en donde se involucren a todos los sectores de la sociedad.
Se recomienda al estado crear tribunales de ley contra la Violencia, que trates específicamente el problema de Conflictos.
Se recomienda principalmente a la Universidad Tecnológica, y demás Universidades, incluir en el pensum de la carrera de Jurisprudencia y Ciencias Sociales seminarios de Violencia Intrafamiliar y la aplicación de su normativa, que se incluya como temática en la materia de Derecho de Familia.
Se recomienda al estado que por medio del Ministerio de Educación siga concientizando al joven, con programas culturales que ayuden desde la infancia a cambiar un patrón cultural ya establecido.
Se recomienda a las instituciones que velan por los intereses de la familia darle un mayor auge de publicidad a la Ley contra la Violencia en conflictos sea en El Salvador o mundial mente.
Finalmente, reconocemos que de alguna u otra manera se ha tratado de controlar el problema de la Violencia Intrafamiliar, con la implementación de nuevas leyes, pero esto no es suficiente, es mejor utilizar medidas de prevención.
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Bibliografía
Libros:
REALIDAD NACIONAL: AUTOR: RENE EDGARDO VARGAS VALDEZ
Internet:
EBOOK: Conflicto de El Salvador de 1833 http://books.google.com.sv/books?
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nflictos%20en%20el%20salvador%201832&f=false
Monografías: Conflicto de El Salvador 1932
http://www.monografias.com/trabajos57/reforma-agraria-el-salvador/reforma-
agraria-el-salvador2.shtml
Monografías: Conflicto de El Salvador 1969
http://www.monografias.com/trabajos77/proyecto-guerra-sesenta-nueve/
proyecto-guerra-sesenta-nueve.shtml
Monografías: Conflicto de El Salvador 1980
http://www.monografias.com/trabajos57/reforma-agraria-el-salvador/reforma-
agraria-el-salvador.shtml