Cronica de un Abedul

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Una cronica sobre un abedul

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  • n Egipto, Ibn el-raasa es un insulto. Significa eres un hijo de bailarina. Me lo explic una bailarina de la danza del vientre antes de entrar a escena con un luminoso traje de

    lentejuelas, un velo sobre su cabeza y el seudnimo de Farha. Fuera de los escenarios,

    Farha es Teresa Gonzlez, una chica con el pelo recogido, gafas de aumento y un promedio

    de nueve durante su doctorado de Qumica en Barcelona, la ciudad donde naci. No es

    fcil para m hacer amigos aqu, me dijo la bailarina de Egipto. Desde las ventanas del

    Memphis, el barco para turistas cuyo nombre en ingls corresponde al que antes tena la

    antigua capital del pas de las Pirmides, los pasajeros vean pasar El Cairo iluminado

    mientras disfrutaban del show de Farha sobre el ro Nilo. En su camerino, Teresa Gonzlez

    tena un cubo que eventualmente le serva de retrete. No me dejan salir ni para ir cenar me dijo. Me traen la comida. Una de las reglas del barco donde presentaba su show deca: Se prohben los movimientos trepidantes que inciten sexualmente. En un pas

    donde segn estadsticas de la ONU el noventa y nueve por ciento de las mujeres han

    sufrido acoso sexual, Teresa Gonzlez haba elegido dedicarse a la danza del vientre. Otra

    regla ms del barco Memphis deca: Se prohbe a cualquier miembro del grupo musical

    que acompaa a la bailarina, especialmente al encargado del ritmo, que realice

    movimientos o gestos durante el baile que tengan connotaciones sexuales. Su jefe, el

    tecladista de la orquesta que toca con ella, prefiere que la bailarina no hable con nadie. Un

    cantante flaco de voz gruesa la presentara con su nombre artstico: Farha significa alegra.

    Ella es una optimista. Tambin Farha, alegra, define su doble identidad.

    En escena, Teresa Gonzlez, la estudiante de Qumica, se converta en otra mujer: sus

    pechos se erguan y su cintura se curvaba. Para salir a bailar en el Memphis se soltaba el

    cabello, alzaba el mentn y su figura de ciento sesenta y dos centmetros luca ms alta y

    estilizada. La primera noche que la vi bailar en el barco, se mova al ritmo de una banda de

    cuatro msicos y el cantante flaco de voz gruesa. Cuando a mediados del siglo XIX

    Gustave Flaubert visit El Cairo, se enamor de la bailarina Kuchuk-Hanem pequea dama y la describi como una criatura de altura. Por la misma poca, el escritor estadounidense George William Curtis se encandil con la misma mujer. No es un retoo

    escribi. Pero an no es una flor completamente abierta. Una bailarina puede encarnar una imagen de deshonra en el mundo musulmn. Pero en los momentos de mayor

    incertidumbre entre 2011 y 2013, Egipto pas por una revolucin y un golpe de Estado, los sitios de Internet ms frecuentados en Egipto presentaban clips de danza del vientre:

    Safinaz, una bailarina de origen armenio y pechos exuberantes, lleg a tener ms de cuatro

    millones de visitas en un mes, segn advirti el escritor egipcio Alaa Al Aswany. Los

    vdeos de la bailarina libanesa Haifa Wehbe han superado las diez millones de entradas en

    YouTube. Sus cuerpos recuerdan la metfora que desde hace siglos los poetas rabes usan

    para describir la belleza de una mujer, la de la duna y la rama: caderas anchas y cinturas

    estrechas y flexibles. Aunque el profeta Mahoma consider la msica como el almudano

    del demonio, el Corn no prohbe expresamente la danza. Pero los pases rabes viven la

    paradoja de adorar el baile y detestar en pblico a las bailarinas que admiran en silencio. La

    interpretacin radical de la Sharia, la ley islmica que rige los cdigos de conducta y los

    criterios de la moral, es la que evita que el poder llegue a manos femeninas. El placer de

    bailar es ms intenso que un orgasmo me dijo la bailarina catalana en su camerino del barco. Es un desahogo y eso se transmite. La revolucin y el golpe de Estado haban causado ms de cuatro mil muertos en Egipto. Ver el contoneo de una bailarina en una

  • danza tan ligada al instinto y a la fecundidad, puede ser, ms all de los insultos, un

    remanso secreto en medio de tanta tragedia.

    Teresa Gonzlez haba dejado sus estudios de Qumica para bailar en El Cairo cuando la

    Primavera rabe comenz con una muerte: un vendedor ambulante de frutas y verduras

    llamado Mohamed Bouazizi se incendi a lo bonzo en Sidi Bouzid, al sur de Tnez, en

    protesta por su precariedad laboral y el maltrato que reciba de la polica por ser un

    trabajador sin permiso legal. En 2010, su suicidio provoc la indignacin en su pas que se

    extendi en forma de revolucin a otros diecisiete pases de Oriente Medio y frica. Ese

    mismo ao, Teresa Gonzlez haba viajado a Egipto para bailar en un festival de danza del

    vientre, donde un cantante que la vio en escena le prometi un contrato. Nadie me hablaba

    cuando llevaba gafas y el pelo recogido recuerda ella. Hasta que me vieron en el escenario. Mientras se agitaba el alzamiento popular de la Primavera rabe, la estudiante

    de Qumica comenzaba una revolucin personal. Hasta entonces el baile de la danza del

    vientre haba sido para ella un pasatiempo que comenz cuando tena nueve aos y un

    trabajo eventual en sus das de universitaria. Viva con sus padres, tena un novio y de vez

    en cuando bailaba en restaurantes rabes de Barcelona. Era hija nica y sus padres la

    alentaron a viajar. Haba estado antes a San Francisco, Estados Unidos, como estudiante de

    intercambio cultural, y luego en Sdney, Australia, para acabar sus estudios de ingls. Con

    el dinero necesario tuvo la seguridad de que, si las cosas no salan bien, poda volver a casa.

    Mi padre siempre me ayud y por eso uno tiene miedo de decepcionar a la gente que

    quiere me dijo. Sientes inseguridad, pero yo tambin senta un dolor en el pecho. Senta angustia. De todos los pases que haban iniciado su revolucin, slo cuatro

    derrocaron a sus dictadores. En Egipto, tras la Primavera rabe, el primer presidente

    elegido en elecciones democrticas, Mohamed Morsi, un islamista del partido Hermanos

    Musulmanes, fue derrocado por militares golpistas. La promesa de un contrato para bailar

    en El Cairo le bast a Teresa Gonzlez para romper con su novio y los tubos de ensayo. Su

    padre la haba animado a que dejara sus estudios de Qumica. Quera que su mente

    creciera, pero que creciera desde ella misma, me dira Felipe Gonzlez, el padre de la

    bailarina, un empleado de banco alto y canoso quien le comprara un departamento en El

    Cairo. Una bailarina no puede tener tabes me dira su hija. Este baile consiste en interpretar tu vida con el cuerpo. No puedes bailar con el pecho hacia adentro. Cuando

    todo el mundo miraba con desconfianza hacia Oriente Medio, Teresa Gonzlez vea en

    Egipto una gran oportunidad para bailar.

    Egipto se empea en recordarnos la imagen rgida de una gran pirmide. Para una bailarina

    de la danza del vientre, en cambio, Egipto es el ombligo ms flexible del mundo. Un

    inversionista podra verlo como un lugar estratgico: un pas con cerca de noventa millones

    de habitantes, vecino de Libia e Israel, costa en el Mediterrneo y el Mar Rojo, y con la

    capital ms poblada de frica que durante la revolucin de 2011 fue para el mundo el eje y

    el smbolo de las nuevas democracias por venir. Un pas que siempre ha bailado. Cuando

    una mujer egipcia se casa, recibe como regalo de parte de su marido un traje de baile, y en

    las bodas lo habitual es que una bailarina de danza del vientre inaugure la pista a la hora de

    bailar. Un refrn egipcio reza: Quien no sabe bailar dice que el suelo est inclinado.

    Unos dos mil aos antes de Cristo, en un tallado en piedra de la dinasta XVIII del Imperio

    Medio, las protagonistas son mujeres que bailan semidesnudas en posturas que

    reconocemos en la danza del vientre actual. Aquella pieza arqueolgica, hoy en el Museo

  • Britnico de Londres, es evidencia de que Egipto fue el origen sacro de este baile que hoy

    es universal. Teresa Gonzlez haba tomado sus primeras clases de danza en una escuela de

    barrio en Barcelona, cercana al templo Sagrada Familia. En Oriente Medio la danza del

    vientre propicia insultos, pero es el centro de la cultura popular.

    En la supersticin egipcia, si una mujer baila en sueos, es seal de que caer en un

    escndalo. Bailar ha fascinado siempre por lo que muestra y oculta. Platn catalag a las

    danzas en honestas y sospechosas: unas servan para acompaar el canto y el culto al

    cuerpo mientras las otras eran usadas en ritos religiosos como un pretexto para entregarse a

    los excesos de la fiesta. Las danzas siempre fueron sospechosas de tener un doble

    propsito. Una de las pelculas ms vistas en Egipto, Shabab emraa, joven mujer, narra la

    historia de un muchacho de provincias que llega a vivir a El Cairo, donde su casera lo

    seduce hasta hacerlo olvidar de sus estudios. La protagonista es Tahia Carioca, una famosa

    bailarina en el mundo rabe. La historia de Mata Hari, la legendaria bailarina que los

    franceses ejecutaron despus de la Primera Guerra Mundial luego de acusarla de espa,

    inspir a inicios del siglo XX a mujeres y directores de cine. El Nobel de Literatura egipcio

    Naguib Mahfuz aliment la leyenda de mujeres espas con novelas y cuentos donde las

    bailarinas eran amantes de militares y terratenientes poderosos, y a travs de ellas narr la

    corrupcin poltica del pas. En la poca de los califas, el sistema de gobierno de los

    primeros administradores del Islam despus de Mahoma, lo habitual era que los sultanes

    recibieran de regalo a bailarinas esclavas que tenan acceso a las reuniones privadas y se

    dedicaban al trfico de informacin. Ibn el-raasa es un insulto que agravia a las bailarinas, pero danza y poltica se han movido en Egipto al mismo ritmo.

    Cuando Teresa Gonzlez bailaba en el barco Memphis, en slo siete das de julio de 2014

    explotaron tres bombas en Egipto. Una de ellas en El Cairo, y dos en Sina, la pennsula

    inhspita que hace frontera con Israel y la Franja de Gaza, un territorio frtil para los

    grupos yihadistas, los militantes ms violentos del Islam poltico que libran la Guerra

    Santa, la Yihad, contra los infieles, el mundo que no es musulmn. Abdelfatah Al-Sisi, el

    presidente actual de Egipto que comand el golpe de Estado de 2013 y que al ao siguiente

    fue legitimado con el voto popular, ha sido responsable de la muerte de ms de tres mil

    manifestantes y de encarcelar al menos veinte mil ciudadanos a quienes acus de espionaje,

    conspiracin o terrorismo. Tambin encarcel a medio centenar de periodistas disidentes y

    clausur una docena de programas televisivos de debate poltico. En 2014, un canal de

    televisin local, propiedad del cuado del presidente Al-Sisi, anunci un concurso para

    nuevos talentos de la danza del vientre. A la bailarina Teresa Gonzlez no le interesaba

    competir. En un laboratorio de Qumica de la Universidad de Barcelona, Teresa Gonzlez

    haba trabajado con otros cientficos para crear una sntesis orgnica que ayudara a crear

    un nuevo frmaco contra el cncer. En Egipto, en cambio, slo buscaba entender el pas

    donde eligi vivir.

  • Al rededor de la plaza Tahir, que concentr las mayores movilizaciones de la revolucin en

    2011, las bocas del metro estaban tapiadas con alambre de pas. La primavera rabe no

    fue una revolucin se indignaba el poeta sirio Adonis en una entrevista. Los opositores jams hablaron de laicidad, de liberacin de la mujer, de cambiar la ley cornica. Solo

    queran cambiar de rgimen, y cambiar de rgimen no sirve de nada cuando permanece la

    misma mentalidad

    ***

    En el departamento de Teresa Gonzlez haban maletas abiertas con sujetadores de piedras

    brillantes, salsa de tomate en envases aluminio, velos de seda, faldas con lentejuelas, aceite

    de oliva embotellado, maquillaje, embutidos ibricos. Tres aos antes la bailarina haba

    viajado a El Cairo para comprar ese departamento con la ayuda de su pap. Era el

    departamento de alguien que, gracias a la ayuda de su padre, no renda cuentas a nadie. No

    haba fotos de familiares a la vista. Todo estaba cubierto por una fina capa de polvo. Su

    nica compaa era una chica japonesa de apellido Sunami, una bailarina de danzas rabes

    en la Opera House de El Cairo. Teresa Gonzlez le alquilaba una habitacin.

    La bailarina clasifica a sus amigos en categoras: amigo, mejor amigo, amigo cercano,

    segundo mejor amigo, conocido, ex amigo. Esa noche en su camerino de artista del barco

  • Memphis, haba recibido un mensaje de uno de ellos. Era de Ramy Mohamed El Telbany,

    un chico a quien la bailarina llama Ramy, el mejor de sus amigos egipcios. Teresa

    Gonzlez es buena con los idiomas y con los nmeros. Pero es muy desorientada y tiene

    problemas de lateralidad: nunca recuerda qu lado es el derecho o el izquierdo y siempre

    que sale a caminar se pierde. Cuando llegu me perda en la calle y un da en un bus me

    puse a llorar. No entenda nada me dijo. Con Ramy aprend a caminar la calle y a hablar con la gente en las cafeteras, en los buses, aprend a volver sola a casa. Ella era

    una recin llegada a Egipto y en las calles de la capital comenzaban las manifestaciones al

    grito de pan, libertad y justicia social, la consigna de la revolucin. Egipto se paraliz, y

    Ramy Mohamed El Telbany, su mejor amigo, perdi su trabajo. La revolucin haba cado

    entre ellos como una bomba de humo negro y dejaron de frecuentarse. Ramy Mohamed El

    Telbany era recepcionista en un hotel de El Cairo y migr a Dubai para trabajar de asistente

    de recepcin de un hotel. Haca tres aos que no se vean y l acababa de volver a la

    ciudad.

    Teresa Gonzlez tom clases de rabe en una academia en Barcelona. Pero dice que donde

    ms aprendi fue en Egipto, con sus amigos y en las calles de El Cairo. Para practicar la

    lectura compra revistas fciles de leer como las que traen recetas para hacer comidas

    rpidas, bajas en caloras, o sobre maquillaje moderno que explican como pintarse las uas

    y los ojos en pocos minutos. Hoy Teresa Gonzlez habla bien el rabe, aunque an

    confunde algunas palabras: dice mierda cuando quiere decir picante; dice pene cuando

    quiere decir noticias. A los egipcios les hace gracia. Ramy Mohamed El Telbany le haba

    enseado sus primeras palabras en su nueva lengua: Un t de menta, por favor. La

    bailarina catalana se refugi en sus amigos egipcios. Aqu a las extranjeras los tipos nos

    llaman open mind porque creen que nos acostamos con cualquiera, y quieren seducirte para

    conseguir pasaporte europeo me dijo. Un vecino ya me ofreci matrimonio. El segundo mejor amigo de la bailarina se llama Mohamed Abdel Moez, y el hermano mayor

    de l fue asesinado por la polica durante el golpe de Estado, en 2013, en una protesta

    callejera. Moez trabajaba en una tienda de venta de papiros, y cada tanto quedaba con ella

    para tomar el t. Siempre me dice: yo no podra estar con una bailarina o una chica que

    haya estado con otros hombres. Teresa Gonzlez me lo contaba mientras mova hacia un

    sof un cubo con agua que llevaba un motor elctrico. Era su mini jacuzzi personal y,

    como parte de su rutina despus de bailar, lo usaba para calmar el dolor de sus pies. Hunda

    sus pies en las burbujas con gesto de alivio, y as desinflamaba sus tobillos de bailarina

    cansada. Al da siguiente vera a Mohamed Moez en la cafetera frente a su departamento.

    Esa noche me pidi que fuera delicado al hablar con l de poltica y religin, adems de

    explicarme una regla que deba acatar para poder hospedarme en su casa. Si sus vecinos me

    preguntaban por ella, deba decir: Trabaja con un ordenador. O: Ella es traductora.

    Medir las palabras es conveniente en El Cairo. Decirle a alguien Ibn el-raasa no son palabras vacas: nadie quiere tener una madre ni una vecina que baile la danza del vientre.

    Teresa Gonzlez llevaba ms de tres aos hablando con los vecinos de su barrio y nunca le

    pudo decir a nadie que se dedicaba a bailar.

    ***

    El baile y la guerra siempre hicieron buena pareja. Desde los primeros pasos en ceremonias

    de muerte, caza y fecundidad, la danza se ali con la poltica y la religin. En el antiguo

  • Egipto, la muerte y la resurreccin de Osiris eran representadas con una danza. A fines del

    siglo XIX, cuando en Egipto se inauguraba el canal de Suez que une el Mediterrneo con el

    mar Rojo, una bailarina cuyo nombre suena como el desgarro de un vestido, Shawq, fue la

    protagonista de una fiesta con invitados ilustres. Shawq tambin actu como invitada

    especial en el estreno de la pera Ada, de Giusepe Verdi, en la Opera House de El Cairo.

    Egipto era uno de los pases rabes ms liberales: las primeras mujeres del mundo rabe en

    ir al colegio, pilotar aviones o conducir coches, haban sido egipcias, y tambin las que

    llegaron a formar parte del Parlamento y del Gobierno. La activista egipcia Hoda Shaarawi

    fue la primera en quitarse el velo en pblico en una manifestacin: en El Cairo de 1923

    Hoda Shaarawi inaugur el movimiento feminista rabe. Ibn el-raasa es un insulto que agravia a las bailarinas, pero no siempre haba sido as. En los aos veinte, Egipto era

    gobernado por una monarqua y en aquella poca, Bada Masabni, una bailarina de origen

    libans, era propietaria de uno de los casinos ms famosos de El Cairo, prximo a uno de

    los puentes que cruzan el ro Nilo. Hoy la gente llama al puente por su nombre: Bada.

    Las bailarinas egipcias haban llegado a ser parte de la vida poltica y un smbolo nacional.

    En los aos setenta, tras la guerra entre Egipto e Israel, en cada una de sus visitas a El

    Cairo, el secretario de Estado estadounidense Henry Kissinger reservaba un show privado

    de la bailarina Nagwa Fouad, quien tambin haba bailado para el ex presidente francs

    Valerie Giscard dEstaign y para el de los Estados Unidos Richard Nixon, y que tambin bailara para el presidente Jimmy Carter. Nadie cuestionaba, al menos por ello, su moral.

    Hoy, en nombre de la moral pblica, un polica en Egipto puede detener a una bailarina en

    el escenario porque su traje muestra ms de lo permitido o por bailar de manera demasiado

    provocativa. Abrir las piernas o tumbarse de espaldas en el suelo est prohibido. Tambin

    subirse a una silla.

    La bailarina egipcia Fifi Abdou fue condenada en 1991 a tres meses de crcel por practicar

    movimientos depravados. Una dcada despus, Fifi Abdou propuso crear en Egipto la

    primera asociacin profesional de bailarinas de la danza del vientre. Los musulmanes ms

    conservadores de Al Azhar, el centro del Islam oficial de Egipto, se opusieron. Eso sera

    como legalizar la prostitucin, dijeron. La danza del vientre siempre fue ms rechazada

    por las religiones que por los gobiernos. Todas quieren bailar en las fiestas que organiza el

    Club Militar me dijo Teresa Gonzlez sobre las fiestas de los oficiales del ejrcito egipcio. Ah bailan las mejores y es donde mejor pagan.

    En 1981, tres aos despus de haber ganado el premio Nobel de la Paz por ser el primer

    gobernante rabe que firm la paz con Israel, el presidente militar de Egipto Anwar el-

    Sadat fue asesinado. La revolucin iran de 1979 no slo haba restaurado la repblica

    islamista en ese pas, sino que la influencia de su lder el Ayatollah Khomeini se extendi

    hacia el resto de los Estados rabes. Con la interpretacin radical de la ley islmica, la

    danza fue perdiendo el significado religioso heredado de la poca faranica y tambin las

    bailarinas comenzaron a ocupar el ltimo peldao del escalafn moral. Hoy en Egipto la

    danza del vientre slo se puede practicar con autorizacin del gobierno. En 2014 el

    gobierno de Irn conden a unos jvenes a una pena de seis meses de crcel y noventa y un

    latigazos por haber subido a YouTube un vdeo donde bailaban al ritmo de una cancin

    soul de Pharrell Williams: Happy.

  • Teresa Gonzlez an no tena un contrato para bailar en El Cairo. Aunque la ley egipcia

    condena a los infractores con penas de hasta un ao de crcel, el lder de su orquesta la

    consenta. Ser hijo de una bailarina en Egipto es deshonroso, pero la bailarina catalana

    trataba a su jefe como una hija bien educada. Durante los aos que siguieron a La

    Primavera rabe, Egipto ha vivido con un alto ndice de desempleo. La bailarina Gonzlez

    deba cuidar su trabajo. Donde antes aparcaban un promedio de cuarenta buses diarios de

    turistas que queran ver las pirmides, ahora slo llegaban dos. La guerra interna entre el

    gobierno y sus opositores ahuyentaba a los turistas. Haba escaso trabajo en El Cairo y ella

    suplantaba a una bailarina norteamericana de vacaciones. Yo pens que la revolucin sera

    algo pasajero me dijo la catalana. La qumica me sigue gustando, pero no me arrepiento de haberla dejado. Aunque econmicamente me vaya peor, soy ms feliz

    bailando. Lo dijo cuando llegamos a su departamento en un piso del barrio Marrioteia, una

    zona popular de El Cairo. Desde el ventanal de su departamento se ven las cspides de

    Keops, Kefren y Micerinos, las sepulturas ms famosas del mundo, envueltas en una nube

    de arena y polucin que parece bruma.

    Acostumbradas a ellas, la bailarina ya no les presta atencin. Desde donde vive, para llegar

    al centro de El Cairo, se viaja una hora en bus y en metro por autopistas elevadas sobre

    basureros y fachadas de edificios a medio terminar. La plaza Tahrir, que en rabe significa

    Plaza de la Liberacin y que haba concentrado las mayores movilizaciones de 2011, estaba

    sitiada por el ejrcito egipcio. Las bocas del metro estaban tapiadas con alambre de pas y

    en cada esquina haba policas con armas largas. Junto al Museo Egipcio de El Cairo, donde

    se conserva en un cofre de cristal la mscara dorada de Tutankamn, descansaba entre

    vidrios rotos y ventanas carbonizadas la mastodntica sede del Partido Nacional

    Democrtico, el smbolo del partido poltico militar que gobern Egipto durante treinta y

    tres aos. Lo haban incendiado los manifestantes en 2011, un da que en la historia ha

    quedado como el Viernes de la Ira. El centro de El Cairo recordaba un inmenso saln de

    baile donde hubo una fiesta que acab mal. En 2013, lo que haba sido un smbolo de la

    movilizacin libertaria, lo tom el Ejrcito de nuevo en el poder. En la plaza Tahrir haba

    un monumento a los mrtires de las revoluciones, erigido por los mismos militares que

    en 2011 haban martirizado a los revolucionarios.

    La bailarina catalana lleg a una ciudad que durante ms de dos mil aos haba sido

    territorio romano, turco, francs y britnico. El Cairo, la ciudad ms poblada de frica, es

    un territorio en disputa crnica donde las identidades se superponen como las capas de

    pintura en una puerta vieja. Con la revolucin los egipcios vivieron la paradoja de cambiar

    todo para que nada cambie. En un pas que nunca vivi en democracia, las dos

    organizaciones polticas que se impusieron eran dogmticas. Una islmica y la otra militar.

    La primavera rabe no fue una revolucin se indignaba el poeta sirio Adonis en una entrevista. Los opositores jams hablaron de laicidad, de liberacin de la mujer, de cambiar la ley cornica. Solo queran cambiar de rgimen, y cambiar de rgimen no sirve

    de nada cuando permanece la misma mentalidad. Los rabes tienen que hacer su revolucin

    interior. El presidente de Egipto Al-Sisi fingi virtudes democrticas: despus de hacer un

    golpe de Estado dej de vestir su uniforme militar. Segn un informe de Human Rights

    Watch, el gobierno de facto de Al-Sisi cometi una de las peores masacres desde la tragedia

    de la plaza Tianannmen en Pekn. En la mezquita Rab Al-Audawiya y la plaza Al-Nahda,

    el ejrcito egipcio mat a ms de mil seguidores de los Hermanos Musulmanes, el partido

  • poltico que gan las primeras elecciones democrticas de la historia de Egipto y que fue

    derrocado por los militares al ao siguiente, en 2013, los que protestaban contra el rgimen

    de Al-Sisi. Un hermano de Mohamed Moez, el segundo mejor amigo de la bailarina, fue

    uno de los asesinados.

    Mohamed Moez es un chico alto y tmido que habla ingls y espaol. Haba estudiado

    periodismo, y tena veintisis aos, el pelo peinado con gel y una expresin de sorpresa en

    sus ojos redondos, como la de quien espera que le cuentes algo divertido. La bailarina lo

    haba invitado a tomar el t en el bar que est frente a su edificio. l es muy religioso me adverta su amiga. Me saluda con la mano y ms de una vez me dijo que yo soy inteligente y no debera bailar. Mohamed Moez sala de trabajar de la tienda de papiros.

    De la muerte de mi hermano prefiero no hablar me dijo Moez con su taza de t.

    Le dije que de poltica se habla en voz muy baja en Egipto.

    Pero al menos hablamos respondi. Si la revolucin sirvi para algo, fue para eso: la gente antes no hablaba de poltica.

    Mohamed Moez me mostr la foto de un amigo a quien la polica haba matado en un acto

    de protesta. Era un fotgrafo compaero suyo en la facultad. Lo asesinaron mientras

    tomaba fotos en una manifestacin. Tena la imagen de su amigo en su Facebook. Se vea a

    un chico sonriente, con la barba crecida y ropa de colores. Lo mataron el 5 de julio de 2013.

    Otros dos amigos de Mohamed Moez estaban presos. El vendedor de papiros hablaba del

    miedo y del gobierno militar de Al-Sisi. Mohamed Moez prefiere no hablar de temas

    polticos con la bailarina. Ni de religin. Acaba enfadndose con ella.

    He ido a tiendas donde tenan un cartel con una mujer sin velo con una X encima, y al lado haba otra foto con una mujer con velo y pona SI le dijo Teresa Gonzlez en el bar frente a su casa. Yo entr a esa tienda y pens: me van a matar.

    T tienes un punto de vista malo exclam Moez. Yo nac aqu. Aqu la religin para la gente es diferente que en Europa.

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