Post on 13-Jul-2015
Desembarco
156,000 – Total de Soldados que participaron en el desembarco.
132,000 – Número de soldados aliados desembarcados el día D.
73,000 – Número de soldados británicos desembarcados el día D.
59,000 - Número de soldados americanos desembarcados el día D.
34,250 - Número de soldados americanos desembarcados el día D en Playa Omaha.
28,845 - Número de soldados británicos desembarcados el día D en Playa Sword
24,970 - Número de soldados británicos desembarcados el día D en Playa Gold
23,250 - Número de soldados americanos desembarcados el día D en Playa Utah.
21,400 - Número de soldados canadienses desembarcados el día D en Playa Juno.
10,500 – Número de bajas de soldados aliados el Día D (muertos, heridos, desaparecidos y prisioneros)
10,000 – Número estimado de bajas alemanas durante el día D.
117 – Número de soldados francese del comando Kieffer que desembarcaron el día D en Playa Sword.
La Conferencia de Teherán
Otra cosa que se vio necesaria fue que el ataque comenzaría desde Inglaterra por
razones logísticas
cuando el Primer Ministro de Gran Bretaña, Winston Chuchill, junto con el Presidente
de Estados Unidos, Franklin Delano Roseevelt, prometieron un abrir un segundo
frente al líder de la Unión Soviética, Iósif Stalin, con el fin de aliviar la presión del Eje
sobre el Frente Oriental.
eográficamente el avance de las fuerzas aliadas fue una verdadera pesadilla logística
Esta batalla se distinguió por la inmensa cantidad de ingenios utilizados. Tanques que flotaban,
camiones transformados en lanchones de desembarco, tanques que tendían puentes o un camino
para transitar sobre la arena, o que abrían brechas en campos minados, muelles prefabricados
“Mulberry” y el sistema “Pluto”(Pipe Under The Ocean) o sistema de tuberías de combustible que
traía combustible bajo el agua directamente de Inglaterra a Cherburgo y de ahí hacia el interior de
Francia, son quizás los más notables ejemplos del ingenio para resolver problemas en este tipo de
operaciones.
Dwight D. Eisenhower al mando de la operación, como comandante supremo de las Fuerzas
Aliadas Expedicionarias (SHAEF).
Finalmente, ¿por qué los aliados fueron exitosos? Por la conformación de un “sistema de sistemas”
que incluía mando único y conjunto, junto a un acertado liderazgo, el buen uso de la inteligencia,
medios de apoyo terrestres, aéreos y marítimos en cantidad y calidad suficientes, una logística
nunca antes vista, ingenio y, lo más importante, soldados que, superando los temores la fatiga y
los horrores propios de la guerra, pudieron mantener el ímpetu necesario para lograr los objetivos
previstos para la primera parte de la conquista de Europa. Ello permitió, pese a las diferencias de
doctrina, idioma, especialidad y otros factores, conformar la fuerza conjunta y combinada que sería
decisiva en la derrota de las fuerzas alemanas y, de paso, sentar un modelo de conducción que
hoy es el adoptado por casi todas las fuerzas armadas del mundo: la conducción conjunta, que
bajo un mando único permite usar la capacidades centrales de cada institución (ejército, armada,
fuerza aérea) y aprovechar su sinergia para lograr el éxito en cualquier empresa estratégica.
Gracias a que toda la industria de Estados Unidos y Canadá se puso al servicio de la
invasión, se construyeron ingenios de todo tipo para albergar las casi 2 millones de
toneladas de suministro. Por ejemplo estaban los puertos artificiales “Mulberries” que
se colocarían cerca de Arromanches y Saint-Laurent para repostar barcos. Se
fabricaron rompeolas móviles que pudiesen ser transportados por mar. Pero lo más
novedoso era un ingenioso cable flexible acuático por el que se bombearía petróleo
desde Inglaterra a Francia, curiosamente la estación de bombeo de este oleoducto se
camuflaba como una fábrica de helados. Tal cantidad de material acumulado en
Inglaterra hizo que Churchill llegará a decir: “Si Ias Islas Británicas no se hunden por
el peso es gracias a los globos cautivos”. Para suplir los problemas de
almacenamiento venidos por aire se hubieron de construir 133 aeropuertos ideados
por los mejores expertos en logística procedentes de Texas, California y Arkansas.
Los puertos para guardar el material y también el factor humano fueron principalmente
los de Dover, Plymouth, Portsmouth y Southampton, aunque en menor medida
también Harwich, Liverpool, Eastbourne, Falmouth, Cornualles, Belfast, Clyde y Scapa
Flow en las Islas Orcadas. Los acuartelamientos y campos de entrenamiento, a veces
muy parecidos a la orografía francesa, se ubicaban básicamente en Oxford, Reading,
Exeter, Wiltsh, Sussex, Dorset, Devon, Birmingham y Nottingham, recintos en los
cuales los soldados no podían salir más que a los restaurantes, bares o pubs más
cercanos.
Por qué se necesitaban puertos artificiales?
Desde el primer momento de la invasión, la
zona tomada por los aliados debía ser
reforzada a toda costa por una gran cantidad
de armas, municiones, comubstible, comida,
material sanitario, equipo, etc. Para llevar a
tierra esa cantidad de material era necesario
contar con un puerto con suficiente
profunidad como para anclar grandes buques
sin tener problemas con la marea.
Sin embargo, solo había dos puertos con
esas características en Normandía, Le Havre
y Cherbourg, ambos muy alejados de la
zona de desembarco, y el segundo de ellos
de acuerdo al plan inicial no estaría en
manos aliadas sino hasta 8 días después del
Día D.
Durante este periodo la zona de desembarco
debía ser consolidada a toda costa.
Mountbatten, un Lord inglés y prestigiado
marino tuva la idea de crear los puertos
artificiales y tomó sobre sí la
responsabilidad de crear dos puertos móviles
que pudieran ser ensamblados rápidamente
en la zona de invasión. El nombre clave de
esta operación fue “Mulberry”.
Mountbatten formó un equipo de ingenieros
ingleses y americanos y se propuso una
fecha límite para estudiar el problema.
Posteriormente mando producir 230 bloques
gigantes de concreto bautizados
como“Phoenix”, los cuales debían ser
ensamblados uno a uno para formar un
semicírculo de 7 km de largo. El objetivo de
estos bloques era formar un dique que
protegiera de las corrientes y tormentas.
Dentro de esta Barrera semicircular debía
generarse una superficie de agua tan
calmada como la de un lago, donde los
buques podrían descargar el material de
manera continua en otras plataformas
Se fabricó todo el equipo necesario para
construir dos “Mulberries”, uno localizado
en los Arromanches y otro en Saint-
Laurent-sur-Mer. Por este motivo, la ciudad
de los Arromanches no sería bombardeada
por la artillería naval aliada el día D, ni se
planearon labores de desembarco en la zona
donde estaría el puerto para facilitar los
trabajos de instalación a los ingenieros.
Instalación de los Puertos Artificiales
Los bloques Phoenix, las Ballenas y los
puentes flotantes serían remolcados uno a
uno por el Canal de la Mancha. Los
remocadores recibieron una serie de
informaciones imprecisas de las
comunicaciones de radio de los soldados en
Omaha, así que durante barias horas, los
encargados del traslado creyeron que el
desembarco había sido un fracaso.
Por la tarde del Día D, los Arromanches
fueron rodeados de fuego de infantería y
artillería, y los primeros botes cargados
para ser hundidos (conocidos como
“Gooseberries”) y generar una zona
protegida del flujo llegaron a su posición y
se comenzaron a construir los dos puertos
artificiales de los Arromanches y Saint-
Laurent-sur-Mer.
conocidas como“ballenas”, de 60 por 18
metros, las cuales estaban diseñadas para
subir y bajar uniformemente con la marea
mediante un mecanismo, lo cual permitiría
un flujo continuo de desembarco de material
a toda hora.
Los bloques
Phoenix
, de tamaño variable, de los cuales el más
largo era de 60 metros de largo y 20 de
altura, estaban equipados con torretas de
cañones antiaéreos para repelear ataques
aéreos alemanes. El material descargado en
las ballenas sería trasladado con vehículos
por medio de puentes flotantes. Tres
plataformas fueron proyectas, dos de las
cuales sólo permitían flujo de vehículos en
un sentido.
ENSEÑANZAS
Como en toda operación conjunta, se reunieron fuerzas de distintos componentes (aéreas, navales
y terrestres) bajo un mando único, conformándose las Fuerzas Aliadas Expedicionarias, con el
mando concentrado en el Cuartel General Supremo de la Fuerza Expedicionaria (SHAEF), del cual
el general Dwight D. Eisenhower era el comandante en jefe. En resumen, se contó con un total de
12 divisiones acorazadas, 23 divisiones de infantería, 8 brigadas acorazadas y 3 divisiones
aerotransportadas, apoyadas por 188 escuadrones de caza, 42 escuadrones de bombarderos
medianos, 7 escuadrones de cooperación, 56 escuadrones de transporte y 233 escuadrones de
bombarderos pesados, y la fuerza naval, que contaba con cerca de 76 buques de guerra y una
fuerza de transporte y apoyo de 5000 barcos y 4000 embarcaciones de desembarco de varios
tipos. En total eran cerca de 3.500.000 efectivos.
El frente oeste alemán estaba defendido por el Grupo de Ejércitos del Oeste, al mando del general
mariscal de campo Gerd von Rundsted. El Grupo de Ejércitos B estaba en el frente de Normandía,
al mando del general mariscal de campo Erwin Rommel, con 12 cuerpos de ejército. Entre sus
fuerzas destacaban 12 divisiones acorazadas Panzer, 5 batallones acorazados pesados, 23
divisiones de infantería, de las cuales 10 estaban asignadas al “Muro del Atlántico”. La Luftwaffe
tuvo una escasa, sino nula, participación en la batalla.
La inteligencia
La capacidad aliada de descifrar los códigos alemanes le permitió conocer el despliegue de las
fuerzas en el frente oeste. Por otra parte, los aliados realizaron una gigantesca operación de
diversión, creando un ejército fantasma dirigido a Calais, o sea, a la parte más angosta del Canal,
con campamentos imaginarios y otros medios de engaño, como tráfico de telecomunicaciones y
modelos de caucho inflables de vehículos y tanques. Lo anterior mantuvo a los alemanes, hasta el
último momento, indecisos sobre el real lugar del desembarco.
El terreno
En el norte de Francia, entre la península de Cotentin y el puerto de Calais, se definieron las playas
para el asalto anfibio. Todas ellas eran de acceso fácil, salvo la playa designada como Omaha, con
acantilados y fuertemente defendida. El terreno inmediatamente al interior de las playas estaba
constituido por ciénagas y pantanos, como especialmente en el Merderet (sector oeste). Los
alemanes se preocuparon de anegarlas para dificultar el avance de las fuerzas aliadas y evitar que
fueran usadas como zonas de lanzamiento de paracaidistas y de aterrizaje de planeadores.
Además, toda esta zona de la campiña francesa, conocida como el “bocage” por sus grandes
setos, arbustos y árboles que servían como cercos divisores de potreros y caminos, constituían un
obstáculo formidable para la movilidad, tiro y maniobra de las fuerzas.
El tiempo atmosférico
El clima también jugó en contra. La decisión final se tomó pocas horas antes del 6 de junio cuando,
finalmente, se abrió una ventana de buen tiempo dentro de la peor tormenta que había azotado a
las islas británicas y al Canal de la Mancha en muchos años.
Los aliados sabían del creciente riesgo de que se supieran los detalles del desembarco, así que prepararon la Operación Fortaleza, encargada de engañar a los alemanes. En esta operación se creó una “armada fantasma” equipada de “vehículos blindados” inflables y armas de madera entre otras cosas. Estos señuelos se colocaron a gran escala en las costas cercanas al Pas-de-Calais, cerca de Dover. Los aviones de reconocimiento alemán observaron este incremento de armamento falso, y los analistas de inteligencia llegaron a la conclusión de que eran divisiones reales dirigidas por el general Patton.
Por este motivo, el 15 ejército fue estacionado cerca del Pas-de-Calais, preparado para una invasión. De esta manera la Operación Fortaleza fue un éxito completo, pues al mismo tiempo engañó a los alemanes sobre el punto de ataque, y mantuve alejadas a las mejores guarniciones alemanas.
Durante la primera mitad de 1944 el espionaje americano e inglés estuvo intentando
hacer creer a Adolf Hitler que la invasión sería en el Paso de Calais. Entre los
divagadores de la noticia estaba el espía español Juan Puyol, apodado “Garbo” que
hablando con el mismo Hitler le convenció en parte. Otro hábil movimiento a destacar
fue el del general estadounidense George Patton que colocó fuerzas no destinadas a
la invasión en el sur de Gran Bretaña para despistar al enemigo, entre las cuales
incluyó tanques hinchables que confundieron a los espías del Eje haciéndoles creer
que eran divisiones blindadas. Algo parecido se simuló con una falsa actividad
radiofónica muy intensa en el condado de Kent. También los continuos bombardeos
sobre objetivos alejados de Normandía hicieron creer a los alemanes que ese lugar no
interesaba a los Aliados, pero lo cierto es que los ataque aéreos tenían esa misma
intención de bajarles la guardia y de paso dañar seriamente nudos ferroviarios que
enlazaban con la costa normanda como los de Le Mans, Angers, Saumur, Tours,
Vierzon, Orlènas, Arpajon, Trappes, París, Pontoise, Rouen, Amiens, Creils, Meaux,
Fargniers, Laon, Reims, Mézières, Hirson, Le Cateau, Leval, Mons, Cambrai, Lille,
Arras, Boulogne, Metz, Chaumont, Belfort, Epinal, Estrasburgo, Sarreguemines,
Courtrai, Brujas, Gante, Malines, Bruselas, Charleroi, Lieja, Lovaina, Hasselt,
Amberes, Luxemburgo, Colonia, Aquisgrán, Bitburg y Treveris.
Así es como el primer ministro británico propuso la creación de las primeras unidades
especializadas de asalto (llamadas ahora comúnmente “comandos”), que comenzaron a
operar desde julio de 1940. Las primeras operaciones exitosas de estas unidades se
efectuaron en la isla de Guernesey.