EL COCHE

La novia mecánica

… el coche se ha convertido en una prenda de vestir sin la cual nos sentimos inseguros, desnudos e incompletos en el conjunto urbano.

… es la potencia del coche la que nivela todas las diferencias sociales y convierte al peatón en ciudadano de segunda.

… puede que los cambios eléctricos de la tecnología estén a punto de hacer desmontar al automovilista de su coche y de devolvernos a la escala pedestre. “Ir a trabajar” podría ser sólo una fase de transición, como “ir de compras”.

El coche y la cadena de montaje se habían convertido en la última expresión de la tecnología Gutemberg; es decir, procesos uniformes y repetibles aplicados a todos los aspectos del trabajo y del vivir. La televisión hizo que se cuestionaran todos los supuestos mecánicos respecto a la uniformidad y la estandarización, y todos los valores del consumismo.

… el auto-móvil, más que cualquier caballo, es una extensión del hombre que convierte a su conductor en un superhombre. […] Y la televisión, al enfriar los gustos norteamericanos y al crear nuevas necesidades de un espacio único y envolvente, casi desarzona al motorizado jinete norteamericano.

“¿Va a perdurar el automóvil?” La respuesta, por supuesto, es “No”. En la edad eléctrica, la rueda en sí es obsoleta…, [lo que] no supone su desaparición. Significa que, como la caligrafía o la tipografía, la rueda será desplazada hasta un papel secundario en la cultura.

El coche, pues, ha reconfigurado todos los espacios que unen y separan a los hombres y seguirá haciéndolo al menos durante una década, y, para entonces, habrá aparecido el sucesor electrónico del coche.