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El Imperio otoniano frente al paganismo eslavo: miradas acerca del conflicto y las alianzas en torno al levantamiento liutizo de 983 y sus consecuencias.
Dra. Andrea Vanina Neyra
CONICET / UBA / CEICAM / GIEM avaninaneyra@yahoo.com.ar
Introducción El proceso de cristianización de Europa centro-oriental ha atraído
durante décadas a investigadores provenientes del mundo eslavo y de
Alemania, cuyas indagaciones han reflejado en gran medida las instancias de
los acontecimientos políticos y bélicos del último siglo. Por el contrario,
constituye una problemática que ha sido descuidada casi por completo en
nuestros medios académicos en gran parte a causa de las dificultades que
impone el propio trabajo de investigación. El acceso a las fuentes, a la
bibliografía especializada y la discusión con investigadores formados en el área
es limitado en los ámbitos nacionales. No obstante, son múltiples las aristas
aún no exploradas que, pese a los obstáculos mencionados, resultan de
interés.
En este contexto, hemos encarado una investigación a largo plazo que
se propone explorar algunas de las estrategias puestas en marcha con el fin de
cristianizar la amplia geografía de Europa centro-oriental en los siglos X y XI.
Nos interesa en particular analizar la acción de distintos misioneros y obispos
que llevaron adelante la trabajosa tarea de convertir al cristianismo a las
poblaciones paganas de origen eslavo que habitaban en la región.
Dos figuras destacadas por sus actividades cristianizadoras a inicios del
siglo XI son Thietmar, obispo de Merseburg entre los años 1009 y 1018, y Brun
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de Querfurt, obispo misionero entre 1002/4 y 1009, el año de su martirio.
Ambos mencionaron en sus escritos la compleja relación entablada entre el
Imperio, la dinastía piasta y una unión de pueblos eslavos occidentales, los
liutizos, asentados entre los ríos Elba y Oder en los actuales estados federados
de Mecklemburgo-Pomerania Occidental y Brandenburgo.
Los liutizos fueron protagonistas de un gran levantamiento eslavo en el
año 983, que provocó el derrumbe de la organización eclesiástica episcopal y
de la dominación otónida en la región (debe tenerse en cuenta que los intentos
de control político imperial sobre la zona van ineludiblemente intrincados con el
programa de cristianización de la Iglesia), así como una renovación de la
identidad pagana unida a un sentimiento de pertenencia a una comunidad que
se enfrentaba al Imperio y a la institución eclesiástica en un mismo movimiento.
Las etapas del conflicto y las reacciones de distintos sectores vinculados al
poder político y religioso fueron presentadas en una reciente ponencia.1
Durante décadas las consecuencias del levantamiento liutizo -que puso
freno a la actividad misionera en la zona arriba mencionada y cuestionó la
autoridad política imperial- se hicieron presentes, generando una redefinición
de relaciones de poder, objetivos, vínculos entre el Imperio y los pueblos
eslavos vecinos, así como de las diversas alianzas entre estos últimos.
Sin embargo, la complejidad de estos acontecimientos y procesos queda
de manifiesto en un momento clave en la redefinición de relaciones pos-
levantamiento, marcado por una alianza temporaria concretada entre el
emperador Enrique II y el conjunto de pueblos denominados liutizos para hacer
frente al poder creciente de Bolesław Chrobry (Boleslao el Bravo) de la dinastía
polaca piasta. Tal acuerdo, que pretendió de los liutizos apoyo militar, les
permitió mantener vivas sus prácticas y creencias paganas, puesto que Enrique
1 La ponencia Cristianismo y reacciones paganas: conflicto y negociación entre el Imperio y los liutizos fue presentada en el marco de las V Jornadas Experiencias de la diversidad, IV Encuentro de discusión de avances de investigación sobre diversidad cultural, organizadas por el Centro de Estudios sobre Diversidad Cultural de la Facultad de Humanidades y Artes - Universidad Nacional de Rosario, 15 y 16 de Agosto de 2012 y será publicada a la brevedad.
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II decidió privilegiar sus metas políticas por sobre la recuperación del control
efectivo de las marcas y de la organización eclesiástica.
Esta sociedad coyuntural condujo a diversas reacciones por parte de los
personajes implicados en la cristianización en la región del Elba. Así, el obispo
Thietmar de Merseburg y el misionero Brun de Querfurt manifiestan distintas
posiciones frente a tal novedad en las relaciones entre el Imperio y un pueblo
pagano con motivo de hacer frente a un gobernante cristiano. Consideramos
que la formación que recibieron dichos eclesiásticos, las posiciones de poder
detentadas y las metas de sus respectivas actividades cristianizadoras juegan
un papel significativo en las diversas miradas sobre el conflicto inicial y la
posterior negociación entre las partes.
El objetivo de nuestro trabajo es analizar tales posicionamientos a partir
de la lectura crítica de las obras de Brun y Thietmar. Haremos un recorte de la
Crónica de este último (redactada entre los años 1012 y 1018) en torno a los
pasajes centrados en la problemática de los liutizos, la dinastía piasta y las
relaciones de ambos con el Imperio.2 En el caso de Brun de Querfurt nos
basaremos en la carta que le envió a Enrique II en el año 1008 con motivo de
intermediar en el conflicto entre el emperador y Bolesław Chrobry, criticando su
alianza con los eslavos paganos.3
Una aproximación al desarrollo del conflicto (o conflictos)
Presentaremos el desarrollo del conflicto haciendo hincapié solamente
en los acontecimientos más destacados y sus implicancias, puesto que ya
hemos hecho una presentación más exhaustiva en otro escrito en el que
hemos detallado las distintas instancias.4
2 THIETMAR VON MERSEBURG, Chronik, ed. Werner TRILLMICH, Darmstadt, Wissenschaftliche Buchgesellschaft, 2001. Ausgewählte Quellen zur deutschen Geschichte des Mittelalters, Band IX. 3 Epistola Brunonis ad Henricum Regem, ed. Jadwiga KARWASIŃSKA, Warszawa, Państwowe Wydawnictwo Naukowe, 1973, pp. 94-106. Pomniki dziejowe Polski, Seria II - Tom IV Część 3. 4 Ver nota N° 1.
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Conviene dedicarles algunas palabras a las partes -enemigas o aliadas
según las circunstancias. El término “liutizos” (Lutici, Liutizi)5 describe a una
comunidad de pueblos eslavos occidentales, asentados en la región de
Mecklenburgo oriental, actualmente Pomerania Occidental. Recién son
mencionados por las fuentes en el paso del siglo X al XI, si bien estudios
arqueológicos e históricos aluden a cierta identidad gentil con los vilzos de los
siglos VIII y IX -un hecho no comprobado.6
Con el reinado de Enrique I de la dinastía otónida, se inicia un período
de expansión hacia el este. En realidad, ya los carolingios habían hecho
intentos en este sentido, cuando bajo Carlomagno los francos destruyeron el
Imperio ávaro, extendiendo la frontera hasta incluir el Elba, el bosque de
Bohemia y la llanura de Panonia.7 En dichas tierras se establecieron marcas
que servirían de base para las futuras conquistas.8 Sin embargo, hasta el siglo
X no parece registrarse un conflicto evidente entre cristianos y eslavos paganos
en la región.9 Es entonces cuando cambios en algunas condiciones habrían
5 En dos trabajos, Christian Lübke ofrece etimologías posibles: LÜBKE, Ch. und BRATHER, S., “Lutizen”, Reallexikon der Germanischen Altertumskunde, Bd. 19, ed. Heinrich BECK, Dieter GEUENICH & Heiko STEUER, Berlin, New York, 2001, pp. 51-56; LÜBKE, Christian, “Christianity and Paganism as Elements of Gentile Identities to the East of the Elbe and Saale Rivers”, en GARIPZANOV, Ildar H.; GEARY, Patrick J. Geary, and URBAŃCZYK, Przemysław, Franks, Northmen and Slavs: Identities and State Formation in Early Medieval Europe, Belgium, Brepols, 2008, pp. 189-204. Cursor Mundi, vol. 5. 6 LÜBKE, Ch. und BRATHER, S., “Lutizen”, p. 51. 7 En cuanto a los objetivos, “The Franks were content with supremacy over, and control of, both the frontiers at the Elbe and Saale and the highest representatives of the Slavic tribes. In relation to this policy, the Carolingians renounced Christianization as possible means to secure their domination over the Polabian Slavs.” LÜBKE, Christian, “Christianity and Paganism …”, p. 193. 8 La Marca Sajona se enfrentaba a obodritas y polabios; la Marca Turingia o Sorbia, a los sorbios; la Marca Oriental, a los checos y moravos; la Marca Friuliana, a los croatas. MAGOCSI, Paul Robert, Historical Atlas of East Central Europe, Seattle & London, University of Washington Press, 1993, p. 10. A History of East Central Europe Volume I. 9 Una posible explicación radica en la “tolerancia” religiosa de los eslavos, para quienes cada gens tenía sus propios dioses, de igual poder, y el dios de los francos y sajones era sencillamente interpretado según esta mirada. Por su parte, pese a que para estos últimos la religión era universal, no se verificó un impulso misionero en la región hasta el siglo X. LÜBKE, Christian, “Christianity and Paganism …”, p. 194. En esta línea, consideramos que el factor político parece haber primado, de manera tal que la principal preocupación hasta entonces habría sido la de asegurar la dominación, mientras que la cristianización habría quedado en un segundo plano.
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generado un conflicto en ascenso. De acuerdo con el historiador alemán
Christian Lübke, se trata de dos procesos: por un lado, la alteración en la forma
de vida de los eslavos polabos,10 debida al asentamiento permanente en sus
tierras, la formación de estructuras vinculadas a las esferas de la ley y la
administración, el crecimiento de la diferenciación social y los contactos con
extranjeros en las rutas comerciales; por otro, la intensificación de la presión
político-militar sobre dichos pueblos a partir del traslado del centro de poder
franco a Sajonia bajo la dinastía otoniana. Así, “Christianization increasingly
took the role of a strategic element that was applied to the expansion of the
Saxon rulers to the east, across the Elbe and the Saale. The difference from the
gentile, ‘barbarian’, Slavs became a criterion for military arguments against
them. At least for the educated elite of the Saxons the fight against them
seemingly took on the character of a common task.”11
Como hemos dicho anteriormente, no entraremos aquí en los detalles ni
haremos referencia a cada una de las instancias que llevan a la escalada del
conflicto entre el Imperio y los liutizos, que estalló en el año 983 y cuyas
consecuencias cierran un ciclo recién en 1147 con la Wendenkreuzug.12 Dado
que nos interesa el período posterior al levantamiento, señalaremos
simplemente que está vinculado con el aumento de la presión sajona en manos
de los representantes de las marcas limítrofes y de la Iglesia cristiana por
medio de la creación de obispados. 10 “Polabo” es una de las denominaciones aceptadas actualmente para los eslavos del Elba; “wendo” o “vendo” es rechazado por la connotación adquirida entre los alemanes de la primera parte del siglo XX para justificar que aquéllos eran parte integrante del estado y la nación alemana (que parcialmente hablaban una lengua eslava) en el contexto del régimen nazi y la Segunda Guerra Mundial. “Polabo” proviene de “Elba” -es decir Łaba o Labe en polaco y checo, respectivamente. LÜBKE, Christian, “Slaven zwischen Elbe/Saale und Oder. Wenden – Polaben – Elbslaven ? Beobachtungen zur Namenwahl», Jahrbuch für die Geschichte Mittel- und Ostdeutschlands, Band 41, 1993, pp. 17-43. 11 LÜBKE, Christian, “Christianity and Paganism …”, p. 201. 12 Wendenkreuzug es el nombre que recibe en la historiografía alemana la cruzada contra los vendos. LOTTER, Friedrich, Die Konzeption des Wendenkreuzzugs. Ideengeschichtliche, kirchenrechtliche und historisch-politische Voraussetzungen der Missionierung von Elb- und Ostseeslawen um die Mitte des 12. Jahrhunderts, Sigmaringen, Jan Thorbecke Verlag, 1977. Vorträge und Forschungen, Sonderband 23. LÜBKE, Christian, “Slaven zwischen Elbe/Saale und Oder…»
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Nos interesa destacar cuáles fueron las consecuencias concretas del
levantamiento, puesto que implicaron un cambio en las relaciones de poder en
la zona. De este modo, la organización eclesiástica y la dominación otónida se
vio quebrada -con algunas pocas excepciones.13 Esto se manifestó en la
destrucción de los obispados de Havelberg y Brandenburg, en la destrucción
del monasterio de Calbe an der Milde (actualmente en Sajonia-Anhalt); la
propia sede del arzobispado de Magdeburg se vio amenazada en el verano de
983, siendo ésta conjurada por el margrave Teodorico, quien de todos modos
debió abandonar los fuertes del otro lado de las orillas del Elba. También los
obispos de Oldenburgo (Holstein), Schleswig, y los obispos daneses de Ribe y
Aarhus fueron expulsados.
Para los liutizos, por su parte, el movimiento significó la organización de la
fuerza militar, la reafirmación de una organización político-social acéfala y el
reavivamiento de las creencias y prácticas paganas en torno al santuario
conocido como Riedegost o Rethra,14 situado en la región ocupada por los
redarier (riadri), cuya localización exacta no ha logrado ser identificada. La
mayor descripción de este centro cultual fue proporcionada por Thietmar de
Merseburg en los capítulos 23-25 del Libro VI. Allí se describen rituales
relacionados con el dios Swarożyc (Zuarasici), el espacio sagrado y ciertos
13 KÖRNTGEN, Ludger, Ottonen und Salier, Wissenschalftliche Buchgesellschaft, Darmstadt, 2002, pp. 38-39. Geschichte Kompakt Mittelalter. 14 LÜBKE, Christian, “Ein Fall von `challenge and response´? Die autochthonen Bewohner des südlichen Ostseeraums gegenüber Macht und Pracht des Christentums”, en AUGE, Oliver; BIERMANN, Felix und HERRMANN, Christofer (Hg.), Glaube, Macht und Pracht. Geistliche Gemeinschaften des Ostseeraums im Zeitalter der Backsteingotik. Beiträge einer interdiszipilären Fachtagung vom 27. bis 30. November 2007 im Alfried Krupp Wissenschaftskolleg Greifswald, Rahden/Westf., Verlag Marie Leidorf, 2009, pp. 39-47. Archaeology and History of the Baltic 6. El trabajo señala la reacción de los habitantes al sur del Báltico frente al contacto con el cristianismo, marcada por el afianzamiento de la identidad pagana. Consultar también DRALLE, Lothar, «Rethra. Zu Bedeutung und Lage des redarischen Kulturortes», Jahrbuch für die Geschichte Mittel- und Ostdeutschlands, Band 33, 1984, pp. 37-61; SŁUPECKI, Leszek Paweł, Slavonic Pagan Sanctuaries, Warsaw, Institute of Archaeology and Ethnology, Polish Academy of Sciences, 1994; ESCHER, Felix, “Slawische Kultplätze und christiliche Wallfahrtsorte. Bemerkungen zum Problem der Christianisierung des Raumes zwischen Elbe und Oder”, FRITZE, Wolfgang H. (Hg.), Germania Slavica II, 1981, pp. 121-141.
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aspectos de la práctica socio-política.15 En efecto, la comunidad liutiza
caracterizada por la acefalía, encontraba en los rituales realizados por las
asambleas supra-regionales de las elites locales en Riedegost/Rethra, un lugar
para la toma de decisiones relevantes para la comunidad y para la afirmación
de la identidad.16 En este caso, “…religion helped stabilize the world around
and legitimized new institutions as elements of stability”,17 puesto que quedaba
establecida una relación entre la esfera política, manifiesta en la reunión de las
asambleas y en la toma de decisiones, y la religión pagana, en la práctica ritual.
El proceso de recuperación de las estructuras administrativas y eclesiásticas en
la región por parte del Imperio y la Iglesia cristiana fue largo y se vio influido por
las alianzas cambiantes entre los interesados (a saber, el Imperio, la dinastía
piasta, los gobernantes de Bohemia y los distintos pueblos que conformaron la
confederación de los liutizos), a la vez relacionadas con los objetivos propios y
las respectivas posiciones de poder. Por ello, el levantamiento liutizo del año
983 ha sido presentado como un quiebre en el desarrollo de la cristianización,
así como en las relaciones entre los eslavos del Elba y los otónidas: “For the
Reich, a period of territorial and political consolidation followed. Active
expansion would not be taken up again until the the twelfth century, and then
chiefly under the sponsorship of great lords rather than the monarchy.“18 David
Warner se refiere con estas palabras específicamente a la región en cuestión,
puesto que Polonia, Bohemia y Hungría fueron incorporadas a la cristiandad
latina bajo el imperio otónida. Según Christian Lübke, que postula que el
levantamiento se explica por la idea de challenge and response (“desafío y
15 THIETMAR VI, 23-25, pp. 266-270. 16 Hiis autem omnibus, qui communiter Liutici vocantur, dominus specialiter non presidet ullus. Unanimi consilio ad placitum suimet necessaria discucientes, in rebus efficiendis omnes concordant. THIETMAR VI, 25, pp. 268. Además, debe tenerse en cuenta que la conformación de un espacio cultural en forma de edificaciones religiosas y la personalización de las divinidades es una instancia que se desarrolla entre los siglos X y XI entre los miembros de la confederación liutiza como resultado de los contactos con el mundo cristiano. 17 LÜBKE, Christian, “Christianity and Paganism…”, p. 199. 18 WARNER, David, “Introduction. Thietmar, bishop and chronicler”, en Ottonian Germany. The Chronicon of Thietmar of Merseburg, trad. David WARNER, Manchester University Press, Manchester, 2001, p. 7.
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respuesta”), el éxito del mismo se debió en buena medida a que ofrecía una
alternativa a la realidad circundante: frente a la conquista territorial y la
centralización de poder en torno a varios núcleos de Europa centro-oriental
(Polonia, Bohemia, Moravia, Hungría, Rus´ de Kiev) liderados por príncipes
cristianizados, los liutizos proponían una comunidad acéfala y pagana.19
Modificaciones en los objetivos políticos imperiales y en las fuerzas de poder
en la región20 (particularmente el expansionismo polaco) llevaron a la
concreción de una alianza -hasta entonces inimaginable y que provocó
reacciones variadas- entre Enrique II (en el trono entre 1002-1024) y los
liutizos, sellada en 1003 en Quedlinburg.21 Bolesław Chrobry, el gobernante de
la dinastía piasta polaca, tenía un rol activo en la región y había forjado
alianzas con la aristocracia sajona, incluido el matrimonio entre su hija y el hijo
del margrave Ekkehard de Meißen y el matrimonio del hermano de este último,
Gunzelin de Kuchenburg con la hermana de Bolesław.22 Ekkehard fue uno de
los aspirantes al trono luego de la muerte de Otón III junto con Enrique IV de
Bavaria y Hermann II de Suabia,23 pero al fallecer,24 tanto Bolesław Chrobry
como Boleslav de Bohemia apoyaron a Enrique en la sucesión,25 Sin embargo,
las relaciones entre el piasta y el nuevo rey sajón dieron un vuelco
rápidamente: por una parte, Bolesław había tomado tierras de los márgenes
19 LÜBKE, Christian, “Christianity and Paganism…”, p. 200. 20 “Denn Heinrich wollte keine konkurrierende slawische Macht im Osten dulden, er drang auf die Anerkennung seiner Oberherrschaft über die slawisch-christlichen Dynasten in Polen und Böhmen. Dass er sich zu diesem Zwecke auch nicht davor scheute, ein Bündnis mit den slawisch-heidnischen Liutizen einzugehen, die seit dem großen Slawenaufstand von 983 als ‘Erzfeinde’ des Reiches empfunden wurden, brachte ihm keine ungeteilte Zustimmung.” LUDWIG, Matthias, “Konfrontation und Koexistenz bei Sachsen und Slawen”, en Auf den Spuren der Ottonen III. Protokoll des Kolloquiums am 22. Juni 2001 in Walbeck/Hettstedt, Halle, Landesheimatbund Sachsen-Anhalt, 2002, p. 92. Beiträge zur Regional- und Landeskultur Sachsen-Anhalts, Heft 23. 21 Nuncios quoque Rederariorum et horum, qui Liutici dicuntur, misericorditer suscepit hactenusque rebelles munerum dulcedine promissionumque iocunditate sedavit et de inimicis familiarissimos effecit. THIETMAR V, 31, pp. 224-226. 22 WARNER, David, “Introduction…”, pp. 23-24. 23 KÖRNTGEN, Ludger, Ottonen und Salier, pp. 46-48. 24 THIETMAR V, 7. p. 200. 25 THIETMAR V, 10-11, pp. 202-204.
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imperiales, afirmando que tenía el consentimiento de Enrique;26 por otra, de
acuerdo con Thietmar, el primero acusa al segundo de una emboscada.27 Por
consiguiente, Bolesław Chrobry, que había sido denominado cooperator
imperii28 durante el viaje a Gniezno (al. Gnesen) de Otón III en el año 1000 con
motivo de la visita a las reliquias de San Adalberto de Praga,29 se convirtió en
el enemigo principal, cuyo expansionismo Enrique II pretendió contener.
A las miradas sobre estos cambios en las relaciones entre los enemigos
y aliados del Imperio nos dedicaremos luego de un breve apartado en el que
presentaremos a los autores de las fuentes seleccionadas.
Brun de Querfurt y Thietmar de Merseburg: las funciones episcopales y la cristianización de los eslavos Las biografías de los dos personajes cuyos textos aportan miradas diversas en
ciertos aspectos acerca de los avatares en torno al levantamiento liutizo y sus
consecuencias comparten algunos elementos: la formación en la Magdeburger
Domstift, el título de obispo, la proveniencia de familias sajonas y relacionados
familiarmente con emperadores otónidas, la redacción de obras que arrojan luz
sobre la cristianización de Europa centro-oriental.
No obstante, existen algunas divergencias en la formación, las ocupaciones y
los proyectos de ambos obispos, caracterizadas especialmente por las
preocupaciones ascéticas y misioneras de Brun y las funciones de tinte 26 En el capítulo 9 del Libro V Thietmar afirma que Bolesław -a quien caracteriza como un hombre muy inferior (longe inferior) a su padre Mieszko I- se alegró con la muerte de Ekkehard y que tomó la marca del margrave Gero (970-1015), la Marca Sajona del Este, hasta el río Elba. THIETMAR V, 9, p. 202. En el siguiente capítulo se denuncia la estratagema: Hac elatus prosperitate Bolizlavus omnes regionis illius terminos usque ad Elstram fluvium preoccupavit presidiisque suimet munit. Congregantibus se tunc unanimiter ad haec prohibenda nostris dolosus ille legatum obviam misit, qui se protestaretur cum gratia Henrici ducis ac licencia haec incepisse; in nullo se incolis nociturum et, si quando is in regno vigeret, voluntati eiusdem in omnibus assensurum; sin autem, quod his tum placeret, libenter facturum. THIETMAR V, 10, pp. 202-204. 27 THIETMAR V, 18, pp. 210-212. 28 Regesta imperii, ed. Mathilde Uhlirz, Verl. H. Böhlaus Nachf., Graz/Köln, 1956, Regest 1349d. 29 En dicho viaje, además, se creó el obispado de Gniezno. THIETMAR IV, 45, pp. 160-162.
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administrativo-político de Thietmar en su obispado lindante con la frontera
eslava.
Brun de Querfurt30 nació alrededor del año 974 en Querfurt y falleció el 9 de
marzo de 1009 probablemente en Sudauen, zona fronteriza entre los territorios
de Lituania y la Rus’ de Kiev. A partir del año 995 fue miembro de la Hofkapelle
(capilla imperial) de Otón III (980-1002), con quien viajó a Italia. Allí, influido e
impresionado por la noticia el martirio de San Adalberto de Praga (Vojtěch) en
manos de los prusianos el 23 de abril de 997, siguió sus pasos y decidió entrar
en el monasterio Santi Bonifacio e Alessio, donde había permanecido su
inspirador, tomando el nombre de Bonifacio. También se convirtió en eremita
en Pereum en las cercanías de Rávena hasta que en el año 1002 fue
nombrado como obispo misionero (arzobispo de los paganos) por parte del
papa Silvestre II (945-1003),31 aunque pasarían dos años hasta su
consagración (1004) en Merseburg en manos del arzobispo Tagino de
Magdeburg.
El modelo de Adalberto, que conocía bien puesto que redactó vitae del santo
de origen checo,32 lo llevó a privilegiar los aspectos ascéticos y misioneros de
la vida religiosa. En consecuencia, llegó a tierras de los húngaros negros
(1003/1004) y de los pechenegos (1005). Posteriormente, el gobernante polaco
Bolesław Chrobry le brindó su apoyo -tal como lo hizo con la misión de
Adalberto- para avanzar sobre territorio prusiano, indócil al expansionismo
30 Los datos biográficos presentados a continuación provienen de: MIKOLETZKY, Hanns Leo, “Brun von Querfurt“, en: Neue Deutsche Biographie 2, Behaim – Bürkel, Berlin, 1955, p. 674 f.; URL: http://www.deutsche-biographie.de/pnd118674749.html 31 Gerberto de Aurillac, conocido como el papa Silvestre II, nació en Auvernia y falleció en Roma. Fue una personalidad de gran influencia sobre Otón III, junto al mencionado Adalberto de Praga: «Die Ideen Adalberts, eine Integration der slawischen Völker in die Christianitas des Reiches, und die Gerberts, eine Erneuerung des Reiches unter römischen Vorzeichen, konnten sich somit in Ottos Reichsplänen verdichten.» ESSIG, Michael, Europäische Identitätsfindung. Das Reich als europäische Vision, Hildesheim/Zürich/New York, Georg Olms Verlag, 1999, p. 108. 32 Se trata de una versión larga y una corta de la Vida de San Adalberto: KARWASIŃSKA, Jadwiga (ed.), Św. Wojciecha biskupa i męczennika żywot drugi napisany przez Brunona z Kwerfurtu. Warszawa, Państwowe Wydawnictwo Naukowe, 1969. Pomniki Dziejowe Polski, Seria II – Tom IV Część 2.
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piasta.33 También Brun encontró la muerte al ser decapitado y, pese a no
haber sido oficialmente canonizado, su santo se celebra día el 15 de octubre.
Asimismo, tal como sucedió con el cuerpo de San Adalberto, el de Brun fue
comprado por Bolesław.
Mientras Brun gozó del título de arzobispo misionero sin una sede territorial que
lo arraigara, Thietmar de Merseburg,34 nacido el 25 de julio de 975
probablemente en Walbeck y fallecido el 1 de diciembre de 1018, fue una figura
que desarrolló sus funciones episcopales con firme preocupación por la
administración de la diócesis y sus vinculaciones con el poder político imperial.
Tras su formación en la Domstift de Magdeburg, alrededor del año 1000 fue
miembro del capítulo catedralicio y en 1002 se convirtió en preboste de la
Familienstift en Walbeck y en sacerdote en 1004 en presencia del rey Enrique II
en Allstedt. La consagración como obispo de Merseburg tuvo lugar el 24 de
abril de 1009. Entre 1012 y 1018 compuso la Crónica dedicada a los
gobernantes de la dinastía otónida (919-1024) en el trono real e imperial. Sus
preocupaciones específicas incluían la consolidación territorial de la diócesis -
que había sido anulada entre el año 981 y restablecida en 1004- y la relación
33 «The port in Gdańsk built in the second quarter of the tenth century was the Baltic vanguard of the Polish state. The Vistula became the spine of the expanding state of Mieszko I., who converted to Christianity in 966, thus founding a stable dynastic state. He tried to subjugate groups in the estuaries of both large rivers -Vistula and Oder- which ran from his territory to the Baltic. His son Boleslav the Great (992-1025) enlarged his domain in all directions, with only one exception: the Prussian lands, where he gained no success whatsoever. The reason for this was the different territorial organisation of the Prussians, who had no political centres and developed a system of boundary defence that was difficult to break. They themselves actively raided the Polish territory. They rejected the ideological and organisational characteristics of their neighbours, including Christian faith. Therefore, the Polish monarch applied a strategy of partial measures. He tried to promote indirect cultural and ideological expansion by organising Christian missionary activities. The first missionary campaign was led by Bishop Voitech-Adalbert, who came from Rome especially for this purpose.» URBAŃCZYK, Przemysław, “The lower Vistula area as a ‘region of power’ and its continental contacts’, en DE JONG, Mayke; THEUWS, Frans and VAN RHIJN, Carine, Topographies of Power in the Early Middle Ages, Leiden/Boston/Köln, Brill, 2001, p. 530. The Transformation of the Roman World. A Scientific Programme of the European Science Foundation, Volume 6. 34 Los datos biográficos provienen especialmente de: WATTENBACH, Wilhelm, „ Thietmar.“, en: Allgemeine Deutsche Biographie 38, Thienemann - Tunicius, 1894, pp. 26-28; URL: http://www.deutsche-biographie.de/pnd118757083.html?anchor=adb; WARNER, David, “Introduction…”, pp. 1-64.
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con los eslavos del Elba, a los cuales consagra numerosas líneas. Dentro de
éstos, los liutizos son asiduamente mencionados, tanto por la relevancia de los
acontecimientos vinculados con el levantamiento y sus consecuencias a largo
plazo como por la propia historia familiar del obispo: sus dos bisabuelos (el
materno, Liuthar I de Walbeck, y el paterno, Liuthar de Stade) cayeron frente a
los redarii en el año 929.35
Miradas sobre los conflictos y las alianzas Como veremos en este apartado, los liutizos hacen su aparición en numerosos
capítulos a lo largo de la Crónica de Thietmar de Merseburg. En particular, el
levantamiento de 983 fue tratado en los capítulos 17-19 del tercer libro.36 Las
acciones de éstos están marcadas por la violencia de la destrucción y el pillaje,
si bien no se hace demasiado énfasis en la impiedad e infidelidad de aquella
unión de pueblos polabos. En cambio, en la epístola de Brun de Querfurt, el
levantamiento en sí no ocupa ningún lugar, aunque aparece indirectamente en
los reclamos al rey sajón, así como en la continua mención de la impiedad, el
paganismo y la idolatría, que experimentaron un renacimiento a partir de aquél
acontecimiento, que profundizaba el desagrado por el acuerdo del Imperio con
los anteriores enemigos.
En cuanto a la alianza de Enrique II y los liutizos frente al piasta Bolesław
Chrobry, ésta no fue aceptada sin cuestionamientos. Por el contrario, no 35 Thietmar hace referencia al hecho en el décimo capítulo del primer libro de la Crónica: con halagos señala las acciones del rey Enrique I, entre las cuales se encuentra el haber conseguido que algunas regiones ocupadas por eslavos pagaran tributo; cuando éstos se rebelaron y generaron una respuesta de los sajones, resultaron muertos ambos guerreros llamados Liuthar, los bisabuelos del cronista. Sed quaedam intersero, quae dictu maxime necessaria puto. Has regiones sibi fecit tributarias: Boemiam, Deleminci, Apodritas, Wilti, Hevellum et Redarios. Qui statim rebelles aliosque ad hec concitantes, urbem Wallislevo oppugnant, destruunt et in/cendunt. Ad hoc vindicandum noster convenit exercitus, et Lunzini civitatem obsidens, socios eorumdem, eos defendere cupientes, invadit et, paucis effugientibus, postravit; urbem quoque prefatam acquisivit. Ex nostris autem duo abavi mei, uno nomine, quod Liutheri sonat, signati, milites optimi et genere clarissimi, decus et solamen patriae, Nonas Septembris cum multis aliis oppeciere. THIETMAR I, 10, p. 14. Sobre las vinculaciones entre los redarii, los vilzos y los liutizos, ver LÜBKE, Christian, “Christianity and Paganism…”, p. 198. 36 THIETMAR III, 17-19, pp. 104-106.
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resultaba sencillo explicar o justificar que un rey cristiano se aliara a una
confederación de pueblos paganos frente a otro rey cristiano, máxime cuando
dichos paganos habían puesto en jaque la autoridad imperial y la organización
eclesiástica en la cuenca del Elba. Además, el segundo era un personaje que
apoyaba activamente la expansión de la cristianización -imbricada con sus
propios intereses-, incluso con gran ímpetu en el marco de la creación del
obispado de Gniezno, que fue resultado de la ya mencionada visita de Otón III
y que colocó en un lugar de relevancia a la región, reconfigurando la estructura
episcopal.
De esta manera, Brun de Querfurt desplegó una dura crítica en la carta que le
dirigió al rey Enrique II. Ésta comienza con halagos describiéndolo como un
gobernante bueno y católico, un dirigente piadoso y enérgico.37 Luego destaca
su propia labor, la de llevarle el Evangelio de Cristo a las gentes, en un relato
que recorre las instancias más significativas de su trabajo misionero (contacto
con los húngaros, pechenegos, húngaros negros, prusianos y la Rus’ kievana).
La peligrosidad, ferocidad y crueldad de todos aquellos paganos son
constantemente señaladas.
Antes de arrojar sus duras palabras contra el rey, Brun le ruega a Dios que lo
corrija en tanto pecador, y que haga de Enrique un monarca cada día mejor:
Dico pro oratione: omnipotens et misericors Deus et me corrigat, antiquum
peccatorem, vosque faciat de die in diem, nunquam mortuo bono opere,
meliorem regem.38 A continuación, declara su amistad y amor por el piasta
Bolesław Chrobry -deseando no perder la gracia del rey sajón-, basada en el
apoyo concreto para las tareas evangelizadoras de Brun, ya comenzadas por
Adalbert y otros misioneros39 que se convirtieron en mártires, tal como el
destino deparaba al autor de la epístola.
37 Epistola Brunonis, pp. 97-98. 38 Epistola Brunonis, p. 101. 39 Entre los misioneros martirizados, además de San Adalberto, Brun destaca a un grupo al que le dedicó una obra: Vita quinque fratrum eremitarum (seu) Vita uel passio Benedicti et Iohannis
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Veamos los cuestionamientos concretos a través de la siguiente cita: …
bonumne est persequi christianum et habere in amicitia populum paganum?
Quae conventio Christi cum Belial, quae comparatio luci ad tenebras?
Quomodo conveniunt Zuarasi vel diabolus et dux sanctorum vester et noster
Mauritius? Qua fronte coeunt sacra lancea et, qui pascuntur humano sanguine,
diabolica vexilla? Non credis peccatum, o rex, quando christianum caput, quod
nefas est dictu, inmolatur sub demonum vexillo? Nonne melius esset talem
hominem habere fidelem, cuius auxilio et consilio tributum accipere et sacrum
christianismum facere de populo pagano posses! 0 quam vellem, non hostem,
set habere fidelem, de quo dico, seniorem Boleszlavum!40 Brun pone de
manifiesto las contradicciones implícitas en la alianza entre Enrique y los
liutizos contra Bolesław: Cristo y Belial, la luz y la oscuridad, Swarożyc
(Zuarasiz) y san Mauricio son los opuestos que aparecen unidos por las
vicisitudes de la política. En efecto, el misionero querfurtense identifica
acertadamente la problemática en otra de sus preguntas: Nonne melius
pugnare cum paganis propter christianitatem, quam christianis vim inferre
propter saecularem honorem?41
Por otra parte, la preocupación fundamental de Brun, la misión, es el marco en
el que son comparados Bolesław y Enrique: mientras el primero apoya
materialmente las campañas dirigidas a los prusianos, al segundo se le
reclama la ausencia de tiempo y medios al servicio de la evangelización -éste
es uno de los males que persiguen a la Iglesia. Incluso se presenta la imagen
de Bolesław como un protegido por el mártir San Adalberto de Praga, cuyas
reliquias había adquirido de los prusianos.42 El otro mal se deriva de la alianza:
Enrique no ha escuchado el llamado glorioso de conquistar a los liutizos,
paganos adoradores de ídolos, para el cristianismo. Por el contrario, la alianza
sociorumque suorum auctore Brunone Querfurtensi ed. Jadwiga KARWASIŃSKA, Warszawa, Państwowe Wydawnictwo Naukowe, 1973. Pomniki dziejowe Polski, Seria II – Tom IV Część 3. 40 Epistola Brunonis, pp. 101-102. 41 Epistola Brunonis, pp. 102-103. 42 Epistola Brunonis, p.103.
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les ha permitido revivir, mantener y reforzar sus creencias y rituales paganos,
viéndose interrumpida la labor cristianizadora entre ellos. Por esta razón, las
últimas líneas de la carta tienen como propósito convencer al rey sajón de
llevar sus esfuerzos a la evangelización de los paganos duros de corazón y le
solicitan consejo o ayuda en la conversión tanto de liutizos como de
prusianos.43 Se apela también a las figuras de Constantino el Grande y
Carlomagno, como grandes emperadores al servicio de la religión cristiana: en
contraposición, Enrique persigue al cristiano, en lugar de convertir al pagano.44
Por su parte, Thietmar de Merseburg ofrece una mirada contraria sobre
Bolesław: éste es arrogante y es detestado por el obispo en tanto amenaza al
poder sajón por las razones que mencionamos más arriba.45 A la vez, la
función episcopal -en su caso, más ligada a la gestión que a la reflexión
teológica- lo deja inserto de tal modo en las relaciones de poder, que debe
interpretar los conflictos en términos políticos e institucionales, más que
doctrinales. El paganismo de los liutizos, que denuncia y rechaza, no le impide
entender la insólita alianza entre éstos y el Imperio como una jugada política,
vinculada con la supremacía y con el dominio territorial.
Consideramos que esta valoración de la amenaza creciente que constituía el
gobernante piasta debe haber jugado un papel en la mirada sobre la alianza
con los liutizos, donde la religión pasa a un segundo plano. Las siguientes
palabras, en las que se desliza una crítica a la reunión del año 1000 entre Otón
y Bolesław en Gniezno son significativas: Deus indulgeat imperatori, quod
tributarium faciens dominum ad hoc umquam elevavit, ut, oblita sui genitoris
regula, semper sibi prepositos auderet in subiectionem paulatim detrahere
43 Epistola Brunonis, p.106. 44 Post sanctum imperium magnum Constantinum, post exemplar religionis optimum Karolum est nunc, qui persequatur christianum, nemo prope, qui convertat paganum. Epistola Brunonis, p. 104. 45 TRILLMICH, Werner, “Einleitung”, en THIETMAR VON MERSEBURG, Chronik, p. XX.
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vilissimoque pecunie transeuntis inescatos amo in servitutis libertatisque
detrimentum capere.46
Esta interpretación se fundamenta en que el obispo de Merseburg también
manifestaba una posición muy crítica frente a los nuevos aliados del Imperio.
Como hemos comentado, en los capítulos 17 a 19 del Libro 3 se detalla el
levantamiento del año 983: los liutizos son responsables de la captura de
pueblos, destrucción de iglesias y pillaje; el culto de sus dioses es
caracterizado como demoníaco y ellos, como infieles.47 En el Libro 6, los
capítulos 23 a 25 se extienden sobre la vana superstición, la adoración sin
sentido a los ídolos, sobresaliendo Swarożyc, los sacerdotes encargados del
culto, los rituales desarrollados en el santuario de Rethra/Riedegost, tradiciones
falsas como el echar suertes, los sacrificios humanos y animales con los que
pretendían mitigar la “furia indecible” de sus dioses y la inexistencia de un
dominus que presidiera sobre la comunidad.48 Los siguientes pasajes en los
que Thietmar informa sobre el desarrollo del conflicto entre Bolesław y Enrique
a lo largo de la crónica, los liutizos son mostrados contribuyendo militarmente a
la causa imperial, en ocasiones calificados con el adjetivo profanus (impío), si
bien no hay mayor insistencia en ello.49
Así, a pesar de la presencia de una crítica basada en las creencias religiosas
gentiles, Thietmar desprecia la alianza entre Enrique II y los liutizos, pero la
contextualiza en la realidad circundante y en la necesidad de enfrentar el
expansionismo polaco. Apenas pocas líneas advierten a los cristianos de entrar
en sociedad con los nuevos aliados: Hii milites, quondam servi nostrisque
iniquitatibus tunc liberi, tali comitatu ad regem auxiliandum proficiscuntur.
Eorum cum cultu consorcia, lector, fugias, divinarum mandata scripturarum
auscultando adimple: et fidem, quam Athanasius profitebatur episcopus,
46 THIETMAR V, 10, p. 204. 47 THIETMAR III, 17-19, pp. 104-106. 48 THIETMAR VI, 23-25, pp. 266-270. 49 THIETMAR VIII, 5, p. 444.
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discens memoriterque retinens, haec, quae supra memoravi, nil esse probabis
veraciter.50
Palabras finales Hemos intentado rescatar algunos aspectos sobre las configuraciones de las
redes de poder en la región de Mecklenburgo-Pomerania entre fines del siglo X
y comienzos del siglo XI, de acuerdo a la presencia de tres instancias que se
vieron involucradas en conflictos y alianzas: los liutizos -confederación de
pueblos polabos paganos-, el Imperio y la dinastía piasta polaca. Lo hicimos a
partir de contextualizar dos fuentes que relatan una de las instancias más
destacadas y polémicas de aquellos desarrollos, es decir, la redefinición de los
enemigos y aliados del Imperio en un momento marcado por el cambio de
fuerzas políticas y las dificultades de la obra evangelizadora cristiana, que se
vio interrumpida entre los eslavos del Elba a causa del levantamiento liutizo de
983.
Hemos visto que incluso los relatos de los dos autores de las fuentes hacen
énfasis en distintos aspectos del conflicto -o los distintos conflictos
interrelacionados-, aunque giran en torno a las mismas cuestiones: las
consecuencias del levantamiento liutizo, el conflicto entre Bolesław y Enrique,
la redefinición de las redes de poder en la región del Elba y entre el Imperio y
los nuevos reinos emergentes (en este caso en particular, el que se configura
alrededor de la dinastía piasta), la alianza entre este último y los polabos.
Brun argumenta en relación con la dicotomía paganismo-cristianismo y
denuncia fervientemente la posibilidad de continuar en el error pagano que
gozaban los liutizos a inicios del siglo XI, facilitada por el vuelco imperial. La
misión recorre todo el texto epistolar: en ella se enmarca la labor
evangelizadora del misionero de Querfurt, las críticas a Enrique II, los halagos
a Bolesław Chrobry y el intento de reconciliar a ambos gobernantes. Brun es un 50 THIETMAR VI, 25, p. 270.
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obispo, pero un obispo misionero, enfrentado diariamente a la dura y peligrosa
realidad de la evangelización.
Thietmar, en cambio, se muestra incómodo con la alianza, aunque lo hace con
base en estrategias políticas, administrativas y territoriales, más que pensando
en la evangelización y en objetivos pastorales. En todo caso, le preocupa más
el expansionismo piasta y la situación de la diócesis, aunque más a nivel de la
gestión que en los aspectos religiosos. No discurre sobre cuestiones
dogmáticas, solamente adjetiva despectivamente a los liutizos (infieles,
paganos, impíos, idólatras). Además, el género cronístico al que pertenece su
obra privilegia la narración de los hechos y se presta comparativamente menos
que la epístola a la crítica y/o al convencimiento de un cambio de conducta -
como en el caso de Brun. El rol de Thietmar en la estructura eclesiástica
determina sus preocupaciones: también es un obispo, pero un obispo que
necesita estar en buenos términos con el poder político, ya que es la cabeza de
una sede recientemente restituída y que funciona como margen entre el
Imperio y los eslavos.
A modo de cierre, consideramos que probablemente, en lugar de hablar de
conflicto, deberíamos hablar de distintos conflictos superpuestos: el
antagonismo paganismo-cristianismo, las disputas territoriales y las vinculadas
a la autoridad política, la organización y la estructuración eclesiástica. La
cuestión liutiza se mantuvo y en años posteriores recrudeció: otra vez volvieron
a ser un problema para el Imperio, dejando de ser aliados, y la cristianización
volvió a ser una causa impulsora de las campañas hacia la región del Elba.