Post on 12-Dec-2015
description
EL MOVIMIENTO OBRERO EN
LA DICTADURA DE PRIMO DE
RIVERA
JESÚS SÁNCHEZ RODRÍGUEZ
El movimiento obrero en la dictadura de Primo de Rivera
1
INTRODUCCIÓN* El objeto del siguiente trabajo es el análisis de la actuación del movimiento obrero, sus
partidos y sindicatos, durante el régimen de Primo de Rivera, con el objeto de comparar
la, que podríamos denominar , anómala actuación de la izquierda española durante la
dictadura.
Para ello, es necesario previamente encuadrar la dictadura de Primo Rivera, su
significado, en el escenario europeo de entreguerras, las condiciones políticas que la
hicieron posible, la base social en que se sustentaba y las políticas que practicó, con
especial interés en el aspecto socioeconómico, por la influencia directa con el tema de
estudio.
Igualmente se hará un análisis de la evolución del movimiento obrero hasta la dictadura,
en busca de las posibles claves explicativas de la actuación de las organizaciones
obreras, al objeto de resaltar la actitud especial de la izquierda durante el periodo
estudiado.
(*)Este trabajo fue desarrollado para el programa de Doctorado “Sociedad y poder en la
España contemporánea, 1875-1994” de la UNED
El movimiento obrero en la dictadura de Primo de Rivera
2
I EL GOLPE DE ESTADO DE PRIMO DE RIVERA
I.A SIGNIFICADO
El ascenso de los regímenes autoritarios
En el periodo de entreguerras surgen en Europa diversos regímenes dictatoriales que
hay que relacionarlo con un amplio periodo histórico de transición de regímenes
liberales-oligárquicos a regímenes democráticos, transición en la que se entrelazan dos
procesos: 1) en el orden económico, el desarrollo de la industria y su consecuencia
social, la aparición como protagonista de la clase obrera; 2) en el orden social, el
acceso de las masas a la vida política, lo que se ha denominado, la transformación de las
relaciones entre la sociedad civil y el Estado y la de los órganos de representación de la
una en el otro, los partidos políticos.
Existían un conjunto de factores que provocan en diversos países europeos de esa época
una situación de crisis, estos factores eran : 1) la fragmentación y descomposición
política de los sectores sociales dominantes, 2) la situación de crisis latente en la que
una minoría gobierna ante la indiferencia o el divorcio de las masas, 3) el predominio
militar en las relaciones civiles-militares, 4) la permanencia de una legitimidad
tradicional vinculada al Monarca, 5) la falta de consolidación de una nueva legitimidad
con base en la soberanía popular y que se exprese a través de los partidos políticos y, 5)
la pérdida de legitimidad y el fracaso en la gestión de los gobiernos. En esta situación
de crisis el derrocamiento de los gobiernos por los militares por la fuerza o por la
amenaza del uso de la fuerza no encontró resistencia y frecuentemente fue popular, al
menos inicialmente.
Este proceso produjo en los países que se convirtieron en autoritarios dos resultados
distintos: en Alemania e Italia regímenes dictatoriales civiles, y en el resto, dictaduras
militares de uno y otro signo.
Visto desde el contexto europeo, el régimen de Primo de Rivera tiene, pues, una
similitud con las dictaduras reales de los Balcanes que se implantaron en el período
entre las dos guerras mundiales. A diferencia del fascismo o del nazismo, estas
dictaduras eran sincréticas ideológicamente. No eran dictaduras totalitarias, pero
tampoco eran sistemas autoritarios elementales. Apoyándose en preceptos tradicionales,
El movimiento obrero en la dictadura de Primo de Rivera
3
respondían más a la necesidad de fiscalizar el cambio que a la de construir una sociedad
enteramente nueva. Cuando llegaron al poder , Primo de Rivera , Pilsudski, Metaxas
Antonescu, Stojadinovic, etc., mostraron temor a la movilización de masas, pues su
toma de poder era, en cierto modo , una reacción defensiva contra la politización
incontrolada. Pero se dieron cuenta pronto de que las bayonetas y los decretos no
bastaban como instrumentos de gobierno y recurrieron a prácticas de movilización,
como un medio de manipular a la opinión pública. Sus instrumentos fueron partido
político . A diferencia del fascismo y el nazismo, estos partidos políticos no se
utilizaron para la toma del poder, sino que se concibieron como modo de conservarlo.
Estas dictaduras, aunque hayan podido iniciarse como campeones de un status quo
determinado, se acercaron en diversos grados al umbral de un "nuevo Estado ".
En muchos sentidos, no obstante, fue una revolución frustrada. Primo de Rivera
destruyó los fundamentos del viejo régimen sin sustituirlos por un Estado nuevo, con lo
que dejo tras de sí un peligroso vacío de poder.
Primo de Rivera no era sólo un sucesor en la línea de pronunciamientos españoles, pues
había indicios de la incorporación de España a los procesos sociopolíticos europeos,
como la llamada crisis de la democracia.
Sobre el telón de fondo de una sociedad cuya estructura cambiaba, el intervencionismo
militar había comenzado a adquirir caracteres nuevos.
El primorriverismo empezó como un intento de sostener por medios violentos y
métodos no democráticos, que gradualmente adquirieron rasgos fascistas, los intereses
de las clases propietarias, la unidad y la dignidad de la patria. Como las dictaduras
griega, yugoslava y rumana, el éxito inicial de Primo de Rivera descansaba en el apoyo
activo del Rey.
Dictaduras como las citadas llegaron al poder durante la transición de sus países de la
tradición a la modernidad y fueron producto de la misma
Fue la peligrosa erosión de la legitimidad del viejo orden lo que llevó al poder a esos
regímenes. Las Dictaduras que produjeron fueron el último aliento de un
conservadurismo temerosos de las tensiones sociales y políticas que acompañaban a la
industrialización.
El movimiento obrero en la dictadura de Primo de Rivera
4
Interpretación de la actuación de la Dictadura
No parece existir una clara interpretación sobre el efecto del golpe del 23 de septiembre
sobre el sistema político español. Así mientras para unos autores "La Dictadura vino a
rematar un cuerpo enfermo, no a estrangular a un recién nacido"1 , para otros, se trató
de la frustración de un intento democratizador : "El pronunciamiento de Primo de
Rivera tuvo lugar precisamente en un momento en que el sistema parlamentario daba
muestras de volverse auténtico. El gobierno se lanzó a una política democratizadora y
de reforma que alarmó a los intereses creados. El programa reformista de Melquíades
Álvarez se integró por primera vez en un programa gubernamental. No era decadencia,
sino reforma y cambio lo que estaba en el orden del día cuando Primo de Rivera puso
fin al régimen constitucional".2
Los principio de la dictadura
La Dictadura de Primo de Rivera se caracterizaría por ser un régimen que se considera
provisional a lo largo de todo su desarrollo, pero que evoluciona desde la idea de
resolver unos problemas y volver a la situación política anterior a la concepción de
instaurar una nueva Constitución y un nuevo régimen civil, planteándose objetivos de
cambios políticos y económicos de largo alcance.
La Dictadura se pudo permitir el lujo de la carencia (o la búsqueda) de una ideología
durante los primeros meses, mientras duró la tarea más específicamente "destructiva" de
la organización política del régimen anterior a septiembre de 1922
La ambigüedad, sobre todo de los primeros meses, resultará aparte de difícilmente
evitable, sumamente útil para los propósitos dictatoriales. En España no existió en 1923
la necesidad de una ruptura radical y violenta con el sistema anterior. Las características
de la crisis de los últimos años de la Restauración no ponían en cuestión el propio
sistema, sino el funcionamiento degenerado del mismo.
Con la institucionalización de la Dictadura los ecos regeneracionistas de los primeros
meses pasarán al reino del olvido y se afirmarán unas líneas ideológicas que girarán en
torno al corporativismo político y social.
1 María Teresa González Calbet, La Dictadura de Primo de Rivera, Madrid, 1987, págs. 105-111 2 Shlomo Ben-Ami, La Dictadura de Primo de Rivera, 1923-30, Barcelona, 1984, págs. 24-8
El movimiento obrero en la dictadura de Primo de Rivera
5
Para Primo de Rivera la eficacia iba ligada al apoliticismo, y también se complementaba
con el autoritarismo, lo que iba acompañado de la defensa a ultranza de los valores del
orden y la ley.
El nacionalismo se presentaba con sus contenidos básicos y tradicionales y sin ser
especialmente agresivo; acompañado de un antirregionalismo cada vez más creciente.
Otras propuestas doctrinarias del régimen de Primo de Rivera serían las clásicas de la
derecha : defensa de la religión, de la familia y de la propiedad privada.
Una dictadura sincrética
Es cierto que entre el fascismo y el régimen primoriverista existieron similitudes como
en el objetivo : apartarse del viejo concepto del Estado y acercarse a uno nuevo. Ambos
regímenes, además constituían sus sistemas respectivos sobre los sólidos fundamentos
de la tradición nacional ambos utilizaban la modernización al servicio de la causa de la
nación orgánica.
Ahora bien, Primo de Rivera no era un Mussolini y su régimen no fue fascista, los dos
regímenes diferían en aspectos importantes como el propio sujeto de la revolución (la
clase media en Italia y el ejército en España ). El primorriverismo, lo mismo que los
regímenes militares balcánicos, descansó, en sus etapas iniciales, en los cuadros
conservadores que pretendía proteger de las amenazas de cambio. En cambio, el
fascismo, surgía de una revolución desde abajo, cuyo campo de reclutamiento se hallaba
entre elementos sociales enajenados, revolucionarios
Primo de Rivera acabaría siendo el fundador de una dictadura sincrética. Tenía varios
mentores históricos. Combinó su propia tradición militar con el mito regeneracionista
del "cirujano de hierro" de Costa, la revolución desde arriba de Maura y la urgente
necesidad de desarmar al sindicato anarquista.
Consecuencias de la dictadura de Primo de Rivera
Durante la Dictadura de Primo de Rivera se modificaron los mecanismos de las dos
instituciones en las que se sustenta primordialmente la estabilidad del sistema político
de la Restauración con unas consecuencias irreparables para dicho sistema : El Rey,
por su papel en el golpe de Estado mismo y en el apoyo prolongado al régimen
dictatorial; el Ejército, por su intervención directa y diaria en la vida política.
El movimiento obrero en la dictadura de Primo de Rivera
6
El resultado final del gobierno dictatorial fue la caída de la Monarquía y la destrucción
de las oligarquías políticas y partidos tradicionales.
I.B LAS CONDICIONES POLÍTICAS
Las condiciones política e ideológicas para el triunfo de un golpe tienen su base en la
crisis del sistema de la Restauración. Esta crisis se expresaba en forma de constantes
cambios de gobierno y de frecuentes crisis dentro de cada uno de ellos.
Pero la crisis del sistema parlamentario (que, por otra parte, era bastante general en la
época) a su vez generó y fortaleció a las ideologías que veían fuera del Parlamento y del
sistema liberal-democrático. A lo largo de 1923 se fueron sentando las condiciones
ideológicas para el triunfo del golpe en tres sectores. El Rey, el Ejército y la opinión
pública.
I.B.1 PROBLEMAS ENQUISTADOS QUE AGRAVAN LA CRISIS DEL SISTEMA Existían una serie de problemas cuya falta de solución política contribuiría
decisivamente a precipitar el golpe de Primo de Rivera, estos problemas eran :
Marruecos.
El problema del Protectorado marroquí, después del desastre de Annual en 1921, va a
ser la pesadilla de todos los gobiernos y se convierte en un factor clave para explicar la
vida política española. Este problema tendría efectos sobre diversos sectores sociales :
1)A raíz del desastre de Annual, los soldados de cuota fueron movilizados e
incorporados a las tropas con destino en África, cosa que no había sucedido hasta
entonces. Las familias de las clases medias españolas se vieron por primera vez
envueltas en la guerra de África, contribuyó a restar el apoyo de las clases al sistema de
la Restauración.
2)La política de los gobiernos de 1922 y 1923, en relación con Marruecos, consiguió el
definitivo enfrentamiento con la familia castrense.
3) Marruecos provocó además, unas gravísimas divisiones en el seno de la
concentración liberal durante el año 1923.
El movimiento obrero en la dictadura de Primo de Rivera
7
Las responsabilidades.
El problema de las responsabilidades a exigir a los dirigentes militares y políticos en el
momento del desastre de Annual y del posterior de Monte Arruit, sería otro de los
factores agravantes de la crisis del sistema.
El asunto de las responsabilidades enfrentaba a dos sectores :1) el Rey y una buena
parte de los conservadores, que eran a quienes afectaban directamente las
responsabilidades políticas y militares; 2) un sector de la opinión pública, principal
motor de todo el asunto ( con los socialistas como representantes), los liberales y una
buena parte del ejército.
El orden público.
En Barcelona, el crecimiento y la fuerza de la CNT había sido respondida con la
violencia patronal, a la violencia de los grupos de acción anarquista de la CNT se había
opuesto la creación de los Sindicatos Libres y los pistoleros a sueldo, política que había
sido favorecida por la pareja Martínez Anido-Arlegui.
Importantes sectores de la burguesía catalana, indignados, pedían la suspensión de las
garantías constitucionales y una política más firme de lucha contra el terrorismo. A
partir de primeros de junio de 1923, la burguesía catalana se alinea con el capitán
general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, frente a los gobernadores civiles y el
Gobierno de concentración liberal.
La burguesía catalana entendía que le era necesario que se le solucionara el problema de
orden público y social; y para ello apostaba por la solución Primo. Esta necesidad no
sólo se sentía por parte de la burguesía catalana, sino también por la mayor parte de la
burguesía industrial.
El nacionalismo.
En julio de 1922 se produjo la escisión de la Lliga que dio lugar a Acció Catalana. El
relativo éxito electoral de Acció Catalana de 1923, muestran una crisis grave de la Lliga
Este proceso también mostraba la progresiva radicalización del movimiento catalanista,
y alarmaba al Ejército
El ascenso de Acció Catalana fue, pues, otro de los factores del apoyo de la burguesía
catalana al golpe del 13 de septiembre.
El movimiento obrero en la dictadura de Primo de Rivera
8
La crisis económica.
La crisis económica que atraviesa la economía española en los primeros años 20, en un
elemento clave que influye en que los enfrentamientos entre diversos intereses
económicos se agudicen en estos años
El terreno principal de esta lucha será el de los aranceles y los tratados de comercio. El
tipo y la cuantía del proteccionismo se convierte, pues, en una cuestión de importancia
primordial.
El pacto que llevaría a la burguesía catalana a apoyar el golpe de Primo tenía como uno
de sus pilares la intensificación del proteccionismo, y otro tanto podríamos decir de la
oligarquía vasca.
I.B.2 LA OPOSICIÓN AL GOBIERNO EN DISTINTOS SECTORES Con estos graves problemas gravitando sobre al política española y con el fracaso del
gobierno de concentración liberal, se produce, por distintos motivos, una oposición
global al gobierno en los distintos sectores sociales en vísperas del golpe de Estado.
1) El Ejército se oponía por distintas razones. Los africanistas no creían que los civiles
pudieran dar una solución militar al problema marroquí. El conjunto del ejército no
aceptaba la carencia de orden público, las manifestaciones nacionalistas y el modo de
enfocar la exigencias de responsabilidades por parte del gobierno.
2) En la Iglesia existía preocupación por el intento de reforma del art. 11 de la
Constitución por parte del gobierno liberal.
3) Los socialistas, principales movilizadores de las responsabilidades, estaban
convencidos de que el gobierno estaba retrasando la exigencia de aquellas de forma
premeditada.
4) Los republicanos habían vinculado la lucha por las responsabilidades a la lucha por
la república.
5) Los conservadores, como responsables políticos del desastre de Annual, no querían
correr el riesgo de que avanzase el proceso en el que serían los primeros perdedores.
6) La burguesía industrial se oponía debido a la política arancelaria del gobierno y
además porque éste no resolvía el problema del orden público.
7) El Rey boicoteaba, bajo cuerda, al gobierno liberal, temiendo el avance de las
responsabilidades en las que él podía verse implicado.
El movimiento obrero en la dictadura de Primo de Rivera
9
9) Las clases populares, que habían sido el motor de las responsabilidades desconfiaban
de que se resolviesen estos problemas por la vía parlamentaria.
10) Los partidos no turnantes, al no tener esperanzas de reforma dentro del sistema,
intentarán alcanzar sus objetivos por otras vías; por eso apoyarán el golpe. Es el caso de
los mauristas, el PSP y la Lliga.
II LA BASE SOCIAL DEL RÉGIMEN El apoyo de las clases dominantes
El conjunto de la burguesía española acogió con enorme simpatía el golpe,
destacándose especialmente la burguesía industrial catalana .
La burguesía financiera-industrial vasca mantendría en un principio una actitud menos
decidida que la catalana, pero pronto se adheriría a Directorio Militar y apoyará, si cabe
con mayor energía, la figura del dictador. De cualquier manera, este sector no tenía
tanta necesidad de reforma del sistema, ya que se encontraba mejor representado que la
burguesía catalana en el poder central.
Todos los organismos representativos de la industria y el comercio se irán adhiriendo al
golpe
La Iglesia y los sectores sociales vinculados a ella también le prestaron su apoyo.
Que un partido político inspire y hasta sea cómplice activo de un golpe fue una
característica inherente del pronunciamiento español a lo largo de todo el siglo XIX. El
de Primo de Rivera sin embargo, fue apoyado y de hecho llevado a la victoria por una
clase definida: la alta burguesía catalana.
La alianza de Primo de Rivera con la burguesía catalana se selló con su promesa de
dotar a la industria catalana de altos aranceles protectores y garantizarla la paz social.
La confianza general de las clases medias en el nuevo régimen tuvo por resultado
inmediato una subida en flecha del cambio de la peseta y de las acciones de las
empresas españolas en el mercado internacional. Equivalía de hecho , a una bendición
de la dictadura por las clases poseedoras.
El nuevo régimen recibió también el caluroso aplauso de los adversarios de derechas del
sistema constitucional, muchos mauristas vitorearon a la dictadura.
La toma del poder por Primo de Rivera despertó una amplia gama de esperanzas y
aspiraciones entre los conservadores impenitentes, regeneracionistas de derechas y las
llamadas clases acomodadas.
El movimiento obrero en la dictadura de Primo de Rivera
10
La base social.
En España, país agrario por excelencia, el primorriverismo iba a arraigar entre los
propietarios agrícolas pequeños y medianos, clase que formó la columna vertebral
castellana de la Unión Patriótica.
Las clases medias baja y mediana del campo, que dieron al primorriverismo su base
popular, representaban la transformación de un espíritu conservador tradicional en un
empuje prefascista, a la vez antisocialista y anticapitalista, y que aspiraba de modo
militante a una sociedad integracionista, orgánica y socialmente armoniosa, eufemismo
con que se aludía a la supresión por la fuerza si fuera necesario, de la lucha de clases.
El ruralismo, la aspiración de un paraíso agrario en la tierra era un tema frecuente en la
propaganda de la Unión Patriótica.
En España, los pequeños campesinos del Secretariado Nacional Agrario proporcionaron
a la dictadura una ideología ruralista.
Del apoyo a la oposición.
En 1925, el régimen primorriverista disponía de legitimidad, es decir, el Dictador creía
que tenía derecho a gobernar y los gobernados de alguna forma reconocían ese derecho.
Esa legitimidad tenía su base en el éxito de la Dictadura en la resolución de los
problemas para los que había sido implantada: el orden público y social y guerra de
Marruecos principalmente. El Directorio Civil inició una política de ampliación de
dicha legitimidad impulsando el desarrollo económico y acometiendo una política de
reforma económica y social.
Una serie de medidas adoptadas por el régimen de Primo de Rivera le llevarían a
enajenarse gran parte del apoyo social obtenido en 1923 :
1) Las severas medidas adoptadas contra la evasión fiscal ( Decretos de Calvo Sotelo
contra el fraude fiscal). Con ellas, la dictadura minó el apoyo a su régimen de las clases
medias, los hombres de negocios y los propietarios rurales.
2) La cuestión de los aranceles, que produjo profundas divisiones. La política
proteccionista de la dictadura perjudicaba sobre todo a los comerciantes y los
exportadores agrícolas.
3) El intervencionismo económico del régimen. En 1929, la oposición al
intervencionismo se extendió a todos los sectores económicos. Ya no se trataba sólo de
El movimiento obrero en la dictadura de Primo de Rivera
11
los productores modestos, ahora se oponían también los grandes intereses que en el
pasado se habían beneficiado con el intervencionismo.
4) Los comités paritarios eran rechazados duramente por los patronos, que en unión de
la prensa católica y conservadora mantenían una fuerte campaña en contra.
III LA POLÍTICA DE PRIMO DE RIVERA
III.A PRIMERA ETAPA : LA SOLUCIÓN DE LOS PROBLEMAS HEREDADOS
La primer etapa del régimen transcurre entre septiembre de 1923 y abril de 1924. En
ella se propuso solucionar los problemas pendientes del régimen anterior (orden
público, Marruecos, "responsabilidades" y nacionalismos) y proceder al descuaje del
caciquismo. Se puede hablar en esta etapa de una dictadura de corte clásico, respetuosa
del sistema liberal-parlamentario, al que pensaba retornar una vez culminada su labor.
La visión regeneracionista ingenua no veía necesario impulsar organización política
alguna. Para cumplir esta tarea no se requería una ideología elaborada. La Dictadura, en
realidad, representaba en sus comienzos la reacción defensiva de las "fuerzas del
orden". En este tipo de situaciones los regímenes se legitiman por su ideología, sino por
sus realizaciones, por sus hechos.
A esta primera etapa de la Dictadura correspondió un régimen estrictamente militar, de
gobierno directo y abierto de las Fuerzas Armadas y durante esta primera etapa, el
régimen se enfrentó con éxito a los problemas pendientes.
La Dictadura durante esta etapa cumplió con sus objetivos, se legitimó por sus hechos.
Durante esta etapa los principales esfuerzos se centraron en establecer un Gobierno de
autoridad y eficacia. Lo que es característico de esta fase desde el punto de vista
ideológico es el regeneracionismo político ingenuo. Se trataba de liberar a España de la
vieja política y de los viejos políticos, de acumular el poder en pocas y decididas
manos. Eliminados esos dos tapones, el pueblo proporcionaría automáticamente los
nuevos políticos y la nueva organización política de la derecha española.
El catalanismo.
Quizá en ningún tema fue el dictador tan versátil como en el catalán. No llevaba ni una
semana en el poder cuando empezó su campaña represiva contra las manifestaciones
catalanas. Los límites entre regionalismo y separatismo se fueron haciendo, para Primo
El movimiento obrero en la dictadura de Primo de Rivera
12
de Rivera , borrosas. El 18 de septiembre se publica un Real Decreto con el que
comienzan las prohibiciones al catalanismo.
El problema catalán se podía considerar resuelto a finales de 1925, desde el punto de
vista de la Dictadura . Como en el caso del orden público, la represión fue un arma
eficaz contra los catalanistas. La obra institucional catalana, la Mancomunidad, acabó
sus días en manos de Primo de Rivera . La Dictadura dejó un vacío que en el año 1930
llenaron radicales y republicanos.
Marruecos.
El éxito en la guerra marroquí fue casi el único de la Dictadura primoriverista. Durante
la primera época del Directorio Militar, Primo de Rivera mantuvo la postura
abandonista. La creación de una línea llamada "línea de Primo de Rivera " paralela a la
costa, con la consiguiente retirada de todos los puestos avanzados, fue la primera
premisa que puso en marcha. Sólo cambiaría a principios de 1925, cuando conciba la
idea de que es posible implicar a los franceses en la lucha contra Abd-el-Krim, que
finalizaría en el desembarco conjunto de Alhucemas.
Con el feliz termino de esta campaña varios sectores quedaban contentos : a) el Ejército
cumplía sus ideales en relación con Marruecos; b) los inversores tenían a salvo sus
negocios; c) la Hacienda se desprendía de la carga marroquí; d) la diplomacia británica
veía conseguidos sus objetivos de que una potencia menor, y no Francia, estuviera
frente a las costas de Gibraltar.
El problema marroquí se zanjaba definitivamente el 4 de julio de 1927 cuando el
dictador, olvidando sus promesas anteriores de ocuparse de las responsabilidades
marroquíes, firmó una amnistía completa para cuantos habían sido sentenciados por sus
faltas en Marruecos.
El éxito de Marruecos llevó al dictador a considerar que había terminado su paréntesis.
la creación de un directorio civil, el comienzo de la institucionalización de la dictadura
tiene mucho que ver con el halo de popularidad que primo y su régimen habían
conseguido acabando con la guerra en el protectorado.
Orden público.
Para hacer frente a los problemas de orden público, se implantó un estado de guerra que
duró casi dos años ( hasta el 17 de mayo de 1925 ) con prohibiciones de reuniones y
El movimiento obrero en la dictadura de Primo de Rivera
13
manifestaciones, censura de correspondencia y de prensa, ilegalización de
organizaciones, etc.
Hay dos etapas diferentes en el ejercicio represivo dictatorial. En una primera época,
hasta los primeros meses de 1924, hay una escalada inicial que intenta barrer todo el
legado del régimen anterior. Después de haber conseguido pacificar el país, la Dictadura
mantendrá una tónica represiva durante casi siete años de vida que variará según el
grado de conflictividad.
En la primera época, la represión ira dirigida especialmente contra la CNT y los
catalanistas.
La reforma administrativa : el golpe al caciquismo.
Se trataba de liberar al país de la "vieja política" y de los "viejos políticos" destruyendo
todo el aparato político viciado de la Restauración. En este sentido, la dictadura , se
considera una etapa necesaria pero transitoria.
El objetivo era el caciquismo, que anidaba en todos los escalones de la vida del país.
Este no era observado por Primo de Rivera como fruto de unas estructuras políticas
vinculadas a unas determinadas estructuras socioeconómicas, sino como un hijo
exclusivo de la vieja organización política. Se trataba, en la visión de Primo de Rivera ,
de limpiar todos los escalones de la Administración de abajo a arriba del caciquismo
imperante (Ayuntamientos, Diputaciones, Ministerios, etc.). Al mismo tiempo había que
abordar la depuración de los órganos de justicia.
Con el advenimiento de la Dictadura, se dio un golpe definitivo al caciquismo. El
gobierno dictatorial ya no necesitaba el apoyo de los caciques para ganar las elecciones
y para mantener una mayoría parlamentaria.
Ello permitió la destrucción del caciquismo político y el establecimiento de una
estructura de poder absolutamente centralizada.
Una estructura en que el poder básicamente se ejercía por una élite militar-burocrática
aparentemente neutral y apolítica que defendía la virtud de la eficacia en la gestión
frente a las ideologías política
El movimiento obrero en la dictadura de Primo de Rivera
14
III.B SEGUNDA ETAPA : LA BÚSQUEDA DE LA PERMANENCIA
La segunda fase transcurre desde abril de 1924 hasta fines de 1926, los esfuerzos se
centraron en el reformismo social y el desarrollo económico, al tiempo que se produjo
la transición del primitivo regeneracionismo a la consideración de que era necesario
abordar de forma activa la tarea de movilizar y organizar políticamente a los grupos de
apoyo a la dictadura . Se trata, en definitiva, de formar un bloque de fuerzas que llenará
el vacío político-ideológico del que hasta ese momento adolecía la dictadura, que hasta
entonces venia pregonando su condición de provisional. El resultado sería la formación
de la Unión Patriótica en abril de 1924.
Dicho partido debía servir durante la Dictadura como instrumento coyuntural de unidad
de las fuerzas de orden y debía permitir a éstas acumular fuerzas para salir de la
Dictadura en las condiciones más favorables.
En esta etapa se plantean tareas orientadas al desarrollo económico y la reforma social.
Con ello se buscaba un doble objetivo, sacar al país de su atraso económico y hacer
frente a las reivindicaciones sociales con objeto de ganarse al proletariado urbano.
El régimen primorriverista durante esta etapa siguió manteniendo, de una manera
formal, el respeto al sistema liberal y a la Constitución de 1876, pero, también se
acentúa el conservadurismo político del régimen.
Con la solución en marcha de la mayoría de los problemas heredados, a finales de 1925
y principios de 1926, la Dictadura atravesaba uno de sus mejores momentos.
Durante esta etapa, se produjo una progresiva retirada del ejército de cargos políticos, y
el régimen, sin dejar de ser militar, fue adquiriendo formas de apariencia civil.
III.C TERCERA ETAPA : EL FRACASO
Esta tercera etapa discurre entre mediados de 1926 y finales de 1928. En ella es patente
ya el objetivo de crear un nuevo Estado, que sustituiría a la dictadura y que suponía una
ruptura clara con el parlamentarismo liberal anterior, basándose en una intensificación
del reformismo social y la puesta en marcha del corporativismo social.
La convocatoria de la Asamblea Nacional Consultiva en septiembre de 1927 es el
ejemplo más claro de la nueva orientación del régimen. A esta se le encargó la
redacción de un proyecto completo de Constitución y leyes complementarias.
El movimiento obrero en la dictadura de Primo de Rivera
15
Para la creación del nuevo Estado se hacía necesario el dotarse de una ideología y de un
partido que articulara y orientara los apoyos sociales necesarios. En este sentido, los
resultados obtenidos no fueron satisfactorios., pues no se llego a alcanzar la coherencia
y unidad ideológica entre los distintos agentes políticos del régimen (Rey, Primo,
Gobierno, Ejército, Unión Patriótica) para llevar a buen puerto la aprobación del
proyecto de Constitución, y la Unión Patriótica tampoco consiguió su despegue como
partido.
La Dictadura, se mostraba incapaz ideológica y políticamente de institucionalizar un
nuevo régimen y de preparar una salida desde el régimen primorriverista.
El otro aspecto que caracteriza la tercer etapa de la Dictadura es la implantación del
corporativismo social. Se buscó reestructurar las relaciones entre el Estado y la
sociedad, de manera que el Estado actuara como integrador, mediador y árbitro entre los
distintos intereses económicos y sociales.
El régimen buscó, a través de su política social y del corporativismo social, desactivar
el movimiento obrero revolucionario, incorporar de alguna forma al régimen a los
sectores reformistas del movimiento obrero y conseguir una cierta legitimación
internacional. En este aspecto, los resultados obtenidos fueron más positivos.
Pero, a finales de 1928 comenzó a romperse el pacto social implícito en que se basaba
la política social de la Dictadura, que en su estructura básica era un pacto entre las
organizaciones patronales, la UGT y el régimen.
Por un lado, a partir de 1927, la UGT, inició un tímido distanciamiento político, que no
sindical, del régimen, que en todo caso nunca le llevó al enfrentamiento.
También, a partir de 1928 las organizaciones patronales comenzaron a romper este
pacto al surgir en ellas una creciente desconfianza frente a distintos aspectos de la
política gubernamental y muy especialmente hacia su política social e iniciaron una
política de enfrentamiento con él. Los sindicatos obreros católicos, también a partir de
1928, se distanciaron del régimen debido a su política social, que, en su opinión,
favorecía a los sindicatos socialistas. En su distanciamiento del régimen arrastraron
consigo a buena parte del catolicismo social y político.
La política social de la Dictadura produjo, pues, hacia 1928, un distanciamiento y
enfrentamiento con el régimen primorriverista de dos sectores que habían sido decisivos
apoyos sociales del mismo
El movimiento obrero en la dictadura de Primo de Rivera
16
Los sindicatos libres, constituyeron el único aliado natural y estable, aunque débil, del
régimen dictatorial en el campo sindical.
El Rey que se había venido distanciado de él desde 1926, a partir de 1929 comenzó a
pensar y a buscar alternativas. En el ejército, se inició o agudizó un proceso de
politización y división interna provocado por diferencias en temas estrictamente
políticos y por la ruptura de la jerarquía militar.
III.D CUARTA ETAPA :DESCOMPOSICIÓN Y CRISIS
A lo largo de 1929, la dictadura entra en una etapa de crisis y descomposición que la
llevaría a su caída en enero de 1930.
Los conflictos de estudiantes y profesores universitarios que se sucedieron a lo largo de
1929, el levantamiento militar de Valencia encabezado por Sánchez Guerra y el de
Ciudad Real en enero de 1929, el recrudecimiento del conflicto de los artilleros en
febrero, la discusión pública y la crítica generalizada al anteproyecto de Constitución, y
el intento -fracasado- en agosto de 1929 de ampliación de la Asamblea Nacional
Consultiva, constituyen muestras variadas de la crisis, aislamiento y oposición
crecientes a las que se enfrentaba el régimen primorriverista.
Ante esta critica situación, la reacción de la dictadura fue cerrase sobre sí misma e
intensificar las medidas represivas hasta convertirse en un régimen policial.
A lo largo de 1929, en el seno del ejército continuaron y se incrementaron los
movimientos de oposición al mismo.
Las organizaciones patronales se movilizaron cada vez con mayor intensidad y unidad
en contra de un régimen que ya no servia a sus propósitos, como también lo hicieron los
Sindicatos Católicos. El proletariado industrial, en cambio, fue uno de los pocos
sectores que no se movilizó políticamente en contra de la Dictadura.
A finales de 1929. La Dictadura estaba condenada. Únicamente hacía falta encontrar la
excusa y éste se lo proporcionó Primo al Rey cuando el 26 de enero de 1930, sin
consultarle previamente, reclamó la opinión y el apoyo de los altos mandos militares
para la continuación del Régimen. la respuesta de éstos fue tibia y distante, y el Rey
sacrificó al Dictador nombrando al General Dámaso Berenguer nuevo jefe de Gobierno.
El movimiento obrero en la dictadura de Primo de Rivera
17
IV LA POLÍTICA SOCIOECONÓMICA
IV.A UNA DICTADURA DESARROLLISTA
Como sus mentores regeneracionistas, Primo de Rivera estaba embargado por una
honda frustración en cuanto al retraso económico de España. La burguesía española y el
Estado liberal no habían sabido empujar al país hacia el siglo XX. Correspondía, pues,
al Estado centralizador y coactivo asumir la tarea histórica de la burguesía. Un rasgo
notable en la actuación económica de Primo de Rivera consistía en el hecho de que
formuló una ideología económica coherente para la derecha española, basada en un
enfoque productivista y nacionalista, y así como en planes estructurales corporativistas
y orgánicos.
Intervencionismo, dirigismo y tutela.
La autarquía y la supresión de los principios liberales como el libre comercio y la libre
competencia alcanzaron dimensiones sin precedentes bajo la dictadura . Primo de
Rivera era un intervencionista fanático. El corporativismo y el intervencionismo eran
los salvadores indispensables contra la competencia ruinosa.
La economía española se sometió a un alto grado de dirigismo y tutela. Los monopolios
eran ayudados por el Estado , y una amplia serie de comisiones reguladoras
excesivamente burocratizadas supervisaban las actividades económicas hasta los
últimos detalles. Se presto especial atención al fomento de la industria
Primo de Rivera soñaba con una España autosuficiente, autárquica. Ahora bien, el
intervencionismo de Primo de Rivera , en la medida que imponía desde arriba una
economía planificada, en defensa de los intereses nacionales, equivalía a un sistema
para la defensa del capitalismo y de los propietarios agrarios del país.
La economía de Primo de Rivera era un intento de limitar la economía liberal por ser
ésta incompatible con una dictadura desarrollista.
Los intereses que apoyaban a Primo de Rivera.
Los monopolios no eran el único cebo ofrecido por Primo de Rivera al capitalismo
español. Su plan de obras públicas era en beneficio de los industriales y banqueros que
los habían solicitado (tanto los banqueros como la Federación Nacional de
Industrias).Pero también la clase trabajadora estaba tan interesada como la plutocracia.
El movimiento obrero en la dictadura de Primo de Rivera
18
Se puede decir que la busca de modernización económica iniciada por la dictadura
resultaba perfectamente compatible con la filosofía gradualista del socialismo .
Como otras dictadura desarrollistas de este siglo, su régimen se consagró mucho más a
la tarea brillante de la expansión industrial que a las necesidades de la agricultura.
Proteccionismo
La dictadura no alteró el consenso proteccionista de la Restauración que descansaba en
la defensa de la industria catalana y vasca y de los productos agrícolas castellanos. Para
Primo de Rivera , el proteccionismo constituía un compromiso doctrinal antiliberal
plenamente congruente con las ideas políticas de la dictadura . El dictador estaba
convencido de que el proteccionismo era la mejor defensa de España contra las
agitaciones sociales.
Valoración de la política desarrollista.
A la hora de valorar la política desarrollista del régimen hay que decir que no era una
aventura extravagante, más bien fue una comedida empresa elemental, que no llevó la
carga financiera de la nación más allá de su capacidad productiva y de ahorro. En
conjunto, la política económica de Primo de Rivera era equilibrada. Pero ningún sistema
económico, por mucho éxito que en apariencia tenga, puede mantenerse con
credibilidad en un vacío político.
IV.B REFORMISMO SOCIAL
El dictador se hallaba motivado por una tosca preocupación por el bienestar de las
clases trabajadoras y se esforzaba en lograr un cierto equilibrio entre los poseedores y
los desposeídos.
Legislación social.
La legislación social generada por la dictadura fue objeto de una vasta publicidad que
sobrepasaba su más bien modesta aplicación. Esta legislación social exigida por los
socialistas para su colaboración contemplaba fondos para la formación profesional,
subsidios a las familias numerosas, retiro de los trabajadores, impedimentos al trabajo
nocturno de las mujeres, etc. Toda esta legislación se reunió y se racionalizó en un
Código de Trabajo.
El movimiento obrero en la dictadura de Primo de Rivera
19
La dictadura, a diferencia del favor que mostró por los obreros urbanos a costa de sus
patronos, exhibió un espíritu reaccionario tradicional en la España agraria.
La política rural reaccionaria del régimen ayuda a explicar porque millares de
trabajadores agrícolas abandonaron los sindicatos rurales de la UGT durante la
dictadura.
Mejora de las condiciones de los trabajadores urbanos.
En conjunto puede afirmarse que el nivel de vida de la familia obrera urbana fue estable
durante la dictadura. La expansión de la economía y los grandes planes de obras
públicas ayudaron a mantener un nivel óptimo de empleo. El ingreso per capita mostró
una tendencia a la estabilidad e incluso a la mejora hasta 1925, Después se discierne una
tendencia a un suave descenso.
A lo largo de la crisis financiera de 1929 se puso aún más de relieve la dificultad
principal del régimen, que era, como financiar los planes sociales y de desarrollo sin
provocar la ira del mundo de los negocios y los terratenientes. A medida que se hacían
evidentes los fracasos financieros del régimen, se acentuó la pérdida de confianza de la
gente adinerada en su futuro político.
Dos líneas de política sindical.
En el Directorio Civil existían dos líneas en lo tocante a la política social : 1) La
defendida por Aunós, Calvo Sotelo y Guadalhorce, propugnaba una política de reforma
social y de intervención del Estado en los conflictos sociales con un papel regulador y
de arbitraje. 2) La encabezada por Martínez Anido entendía la política social más bien
como elemento de represión y de control social.
El régimen de Primo de Rivera desde su instauración practicó alternativamente ambas
políticas, respondiendo a los movimientos sociales dirigidos por la UGT, los Sindicatos
Libres y los católicos con la política de reforma social, y a los movimientos
encabezados por la CNT o los comunistas con la represión. Pero a partir de 1926
predominó la puesta en práctica de aquella : en primer lugar, porque la CNT y los
comunistas habían perdido fuerza; y en segundo lugar, porque el régimen, a medida que
se estabilizaba e institucionalizaba, fue concediendo un mayor peso en su ideología y en
su práctica al regeneracionismo socioeconómico y al corporativismo social.
Razones del reformismo social
El movimiento obrero en la dictadura de Primo de Rivera
20
1) El régimen de Primo de Rivera tenía una constante necesidad desde sus mismos
inicios de legitimación por los hechos.
2) Además, permitía aislar a los sectores revolucionarios del movimiento obrero y
neutralizar y buscar la colaboración de los sectores reformistas.
3) A través de la política de reformismo social el régimen de Primo de Rivera podía
conseguir su legitimación y aceptación internacional.
A mediados de 1926 esta necesidad de reformismo social del régimen se intensificó ante
las amenazas interiores que cuestionaban la legitimidad interna del régimen (
Sanjuanada, conflicto artillero, etc. ) y el aislamiento exterior. La aprobación del
Código de Trabajo en agosto de 1926 y de la Organización Corporativa Nacional en
noviembre del mismo año son la demostración más clara de ello.
IV.C LA ORGANIZACIÓN CORPORATIVA
Tanto Primo de Rivera como Aunós eran muy conscientes de la necesidad de imponer
en la coyuntura de 1923 un Estado fuerte y controlador que implantara la disciplina
social, reprimiera a los sectores obreros revolucionarios, impulsara la participación de
los sectores reformistas, facilitara la movilización y organización social de contenido
profesional y llevara a cabo una política de reforma social que permitiera desactivar la
explosiva situación política eliminando los estímulos inmediatos de ésta.
De la voluntad de tender puentes políticos hacia el sector reformista del movimiento
obrero fueron muestra los contactos del gobierno con el PSOE y la UGT.
La incorporación progresiva de elementos corporativos al régimen de Primo de Rivera a
partir de 1924 y sobre todo desde 1926 se debía a un planteamiento consciente, a una
voluntad de utilizar el Estado para reconstruir la sociedad civil sobre nuevas bases.
En noviembre de 1926 el régimen estableció una organización corporativa destinada a
ocuparse de los conflictos laborales y de la legislación social, por medio de comités
mixtos, los comités paritarios de obreros y patronos.
El nuevo "Estado Fuerte" debía basarse en la "solidaridad funcional" entre todos los
elementos de la producción, más que en partidos políticos, símbolo de la guerra civil
permanente.
El sistema ideado por Aunós no era, como pretendía ser el italiano, un sistema
corporativista global y obligatorio. Pero difería del ensayo corporativo español de 1919
en que tenía un alcance mayor para ocuparse a la vez de las relaciones y de la
El movimiento obrero en la dictadura de Primo de Rivera
21
legislación laborales. A diferencia del sistema fascista, que prohibía la existencia
independiente de sindicatos, se reconocía en España la personalidad jurídica de éstos,
pero sólo si actuaban dentro del marco de la maquinaria corporativa.
Mientras el sistema italiano selló la destrucción de los sindicatos marxistas y los
sustituyó por burocracias fascistas, la maquinaria de Aunós se basaba en la
consolidación y expansión de los sindicatos socialistas y creaba las condiciones para
ello.
La agricultura quedó enteramente excluida del sistema. Este consistía , en lo esencial,
en comités mixtos de obreros y patronos, comités que se ocupaban lo mismo de
conflictos de trabajo que de legislación social.
Los anarcosindicalistas, rechazaron estos comités paritarios.
Objetivos a conseguir por el corporativismo.
1) Con el corporativismo económico y social se concedía un papel protagonista al
Estado como impulsor del desarrollo económico.
2) Con la incorporación de elementos corporativos al sistema de representación política
se pretendía conseguir eliminar los "excesos" del sufragio universal.
3) Este corporativismo facilitaba la representación e intereses económicos y sociales en
el sistema político.
4) contribuía a la movilización y organización social al tiempo que éstas se realizaban
de forma controlada por el Estado. El régimen de Primo de Rivera buscó e impulsó el
asociacionismo obrero y patronal de tipo profesional al tiempo que reprimió y cercenó
el asociacionismo político.
5) Pretendía suprimir, o al menos disminuir, la conflictividad social anterior. Combina
la política de represión con la integración hacia los sectores obreros.
Las condiciones preexistentes para el desarrollo del corporativismo.
1) Se disponía de un amplio sector reformista dentro del movimiento obrero y de un
empresariado industrial articulado y en proceso de organización creciente.
2) Se contaba con la experiencia de una política corporativa y con un pensamiento
dotado de numerosos elementos corporativos, a lo que se sumaría en los años siguientes
una favorable situación económica.
El movimiento obrero en la dictadura de Primo de Rivera
22
3) Existía una voluntad de reforma social del régimen y de un pensamiento corporativo
disponible en el que sustentar el régimen.
Los precedentes.
La política social de conciliación y arbitraje del régimen de Primo de Rivera no hacia
más que recoger, continuar y ampliar las experiencias de corporativismo que se habían
dado en España desde muchos años antes.
Los Comités Paritarios no fueron una invención de Primo de Rivera , estaban en la
realidad española desde hacia 20 años.
Con la creación de la Organización Corporativa Nacional, se inició un proceso en el
pensamiento de Aunós que le llevó primero (1926) a la plasmación y concreción de
dicho pensamiento en la idea de corporatizar sistemáticamente el trabajo y las
relaciones laborales, para llegar más tarde a proponer la idea de un Estado Corporativo.
Esta concepción de un Estado corporativo pleno, sin embargo, no terminó de ser
asumida totalmente por el régimen.
Estructura y funciones.
Las relaciones industriales se estructuraban sobre la base de profesiones que se
organizaban en cuerpos especializados, las Corporaciones, clasificándose éstas en 27
grupos. Cada uno de estos grupos debía constituir la corporación de la industria
respectiva. Los diferentes oficios o especialidades profesionales que integraban aquellos
grupos constituirían los Comités Paritarios respectivos.
Estructura de la organización corporativa.
Los Comités Paritarios, formados en igual número por patronos y obreros, estaban
encabezados por un presidente y un vicepresidente primero, nombrados libremente por
el Ministerio de Trabajo. Los representantes de los patronos y de los obreros eran
elegidos por las asociaciones correspondientes legalmente constituidas.
Los Comités Paritarios, tenían como base los oficios, si bien las asociaciones
profesionales o los sindicatos servían como organismos electorales de la organización
corporativa. Ahora bien, la organización corporativa estaba por encima de los
sindicatos.
El movimiento obrero en la dictadura de Primo de Rivera
23
Las funciones de los organismos corporativos eran muy amplias, y, de hecho,
prácticamente el conjunto de las relaciones industriales quedaba en sus manos. No
obstante, el Estado se reservaba una considerable capacidad de controlar a dichos
organismos, por una doble vía: primero, a través del nombramiento de los presidentes y
vicepresidentes y, segundo, a través de Ministerios de Trabajo, que se reservaba la
competencia para resolver todos los recursos contra los acuerdos adoptados por los
organismos paritarios.
Contradicciones.
En el régimen primorriverista, el corporativismo social pretendía propiciar sindicatos
profesionales, apolíticos, e independientes del gobierno y del partido del régimen. En la
práctica, el modelo de corporativismo social que se impulsó favoreció el desarrollo
principalmente de la UGT y, secundariamente y en sectores aislados, de los Sindicatos
Libres, perjudicando de forma clara a los Sindicatos Católicos. Al mismo tiempo,
politizó a todos los sindicatos sin una dirección clara ni definida. Con ello se introdujo
un elemento de contradicción en el seno del propio Régimen por el hecho de que su
política social perjudicaba a sus sectores naturales de poyo político, para favorecer
principalmente al sindicato socialista.
El rechazo patronal a la Organización Corporativa Nacional.
La aparición del decreto-ley de noviembre de 1926 creando la Organización
Corporativa Nacional provocó distintas reacciones entre las organizaciones patronales.
La Confederación Patronal lo recibió con elogios. Estudios Sociales y Económicos
mostró desde el principio su reticencia y distancia.
La crítica más impórtate a la Organización Corporativa Nacional se refería al carácter
general y obligatorio en el establecimiento de los comités y al hecho de que éstos
elaborasen normas de obligado cumplimiento para patronos y obreros.
En su visión, el surgimiento de comités paritarios suponía una cesión de los patronos,
implicaba un gratuito regalo para las organizaciones obreras, que los utilizarían para
movilizar y organizar a las masas obreras. Además, se concedía preponderancia a los
sindicatos socialistas frente al resto.
Desde el mismo momento de la aparición del decreto de la Organización Corporativa
Nacional se produjo, por tanto, un enfrentamiento ante la estrategia que subyacía a la
El movimiento obrero en la dictadura de Primo de Rivera
24
política social de Aunós, la consolidación y extensión de las organizaciones sindicales
reformistas, para integrarlas en el sistema político-social, y la estrategia de las
organizaciones patronales, que carecían de una perspectiva política y de una visión a
medio plazo de la política social.
Así a los largo de 1927 tanto la asociación de Estudios Sociales y Económicos como la
Confederación Patronal dedicaron sus esfuerzos a intentar frenar la constitución de
comités paritarios.
Conforme avanzaba 1927 se fueron intensificando las críticas de las organizaciones
patronales hacia la Organización
A lo largo de 1928 el conjunto de las organizaciones patronales, exceptuando la
Confederación Gremial Española, unieron sus fuerzas y adoptaron posiciones comunes
y activas en contra de la Organización Corporativa Nacional.
En noviembre de 1928 se había conseguido la unidad y la movilización de todas las
organizaciones patronales - excepción de la Confederación Gremial - en contra de la
Organización corporativa.
Se trataba en suma, de un enfrentamiento con la concepción de la política social que se
intentaba poner en práctica desde el Ministerio de Trabajo y, en última instancia, de un
enfrentamiento con el modelo político de la Dictadura en lo que ésta suponía de un
Estado crecientemente intervencionista y volcado hacia una política de reforma social.
A lo largo de 1929 la actitud de oposición de las organizaciones patronales, se
endureció y se extendió a la única patronal que todavía no se había sumado al coro de
las críticas, la Confederación Gremial.
La consecuencia fue que las organizaciones patronales se enfrentaron al Régimen
mismo y que cuando éste entró en crisis en 1928-1929 no contó con su apoyo.
V LAS ORGANIZACIONES OBRERAS EN ESPAÑA
V.A EVOLUCIÓN HASTA LA DICTADURA
V.A.1 PRIMERA ETAPA :
1) LA PRIMERA INTERNACIONAL EN ESPAÑA La AIT fue fundada en Londres el 28 de septiembre de 1864, pero, los posibles
contactos de la AIT con España, antes de la revolución de 1868, fueron tan leves como
efímeros y nada permite hablar de un movimiento obrero español relacionado con la
El movimiento obrero en la dictadura de Primo de Rivera
25
AIT. El fenómeno hispano de la Internacional se presentara a partir de 1869 y con
preponderancia bakuninista.
Tras los sucesos de la Comuna de París se produce una psicosis de terror en los medios
conservadores europeos y españoles y como consecuencia de ello se declara
inconstitucional a la Internacional en España. (octubre de 1871).
Entretanto, en la AIT la gran querella que enfrentaba en su seno entre bakuninistas y
marxistas se había agudizado. En España la gran mayoría de los dirigentes de la AIT se
inclinaban por la Alianza para la Democracia Socialista, la organización creada por
Bakunin, que encuadraba a los militantes anarquistas.
Con la llegada a España de Paul Lafargue y tras el Congreso de Zaragoza de la FRE de
abril de 1872, se desgajo de aquella la Nueva Federación Madrileña de orientación
marxista.
En el V Congreso de la AIT celebrado en la Haya en septiembre de 1872 se produjo la
definitiva ruptura entre marxistas y anarquistas, que formarían su propia Internacional
(la Internacional de Saint Imier).
Entre el 25 de diciembre de 1872 y el 3 de enero de 1873 se celebró el Congreso de
Córdoba de la FRE que adoptó una serie de resoluciones netamente anarquistas. Es
decir, la gran mayoría del movimiento obrero español se inclinaría por las tesis
anarquistas, lo que le diferenciara de la evolución del resto de Europa, donde las
tendencias marxistas se irían imponiendo .
A partir de la Nueva Federación Madrileña, se creó en mayo de 1879 el Partido
Socialista. A partir de este momento, el movimiento obrero español sigue dos líneas
distintas, prácticamente enfrentadas, que sólo en especiales circunstancias le llevaría a
acciones unitarias.
Por su parte, la FRE, en la clandestinidad, se disolvería en febrero de 1881 minada por
una crisis interna. El retorno del anarquismo a la legalidad se produjo con la FTRE, en
el Congreso Obrero de Barcelona del mismo año, en él, se declara colectivista en cuanto
a la propiedad y anarquista en cuanto a la organización social. De nuevo se produce un
ascenso vertiginoso de la FTRE en la legalidad y un crecimiento del numero de huelgas.
Pero, las luchas internas debilitaron cada vez más a la organización (colectivistas y
anarco-comunistas) y el Congreso de 1887 celebrado en Madrid testimoniaba el final
virtual de la Federación, si bien, servía también de impulsión a una nueva etapa al
decidir la convocatoria de un Congreso amplio, en Barcelona, para el siguiente año.
El movimiento obrero en la dictadura de Primo de Rivera
26
Condicionantes del movimiento obrero español.
En la conformación orgánica e ideológica del movimiento obrero español aparecen
diversos condicionantes , entre los que destaca el marco económico. En efecto, nos
encontramos con un predominio mayoritario del mundo agrario, una configuración del
mercado interior tardía, una industrialización focalizada y la pervivencia de un mundo
de pequeñas ciudades donde predominan las formas de producción tradicionales. Esta
situación implica un desfase respecto al entorno europeo, que se reflejará tanto en la
constitución política del país como en las ideologías populares y las maneras de
intentar la revolución.
En efecto, el movimiento obrero español sufre los efectos de ese marco económico que
se traduce en un lento desarrollo del movimiento sindical, que sólo alcanzará un nivel
de masas por efecto de una coyuntura excepcional generada por la Primera Guerra
Mundial; en una supervivencia del anarcosindicalismo hasta la guerra civil y, en el lento
desarrollo del PSOE, con su rigidez ideológica y su falta de representatividad
parlamentaria.
Otro condicionante importante sobre el movimiento obrero español es el lenguaje
obrerista que desde el mundo de los oficios se trasmite, a través de la AIT , a las
corrientes socialista y anarquista. Se trata de la visión utópica de la nueva sociedad
como la extrapolación de los valores y la configuración de las sociedades obreras de
oficios. De esta visión proviene el modelo de relaciones entre obreros y patronos sin
intervención del Estado y el culto a la organización concebida como algo capaz de dar
respuesta global a los problemas de la clase trabajadora.
2) EL ANARQUISMO HASTA FINALES DE SIGLO
Hemos visto como en la primera etapa de desarrollo del movimiento obrero español el
anarquismo es la ideología que conquista mayoritariamente a los trabajadores urbanos
y rurales españoles.
La progresiva desintegración del movimiento anarquista determina la aparición de
fracciones ninguna de las cuales logrará reunir un congreso que sea reconocido como
representativo y cuyas decisiones sean seguidas por las agrupaciones locales, que caen
como por consiguiente, en el desconcierto.
El movimiento obrero en la dictadura de Primo de Rivera
27
Al concluir el S XIX, el anarquismo continental, y con él, el español, se encuentra en un
callejón sin salida. La organización específica no logró hacer del terrorismo un medio
para la conquista revolucionaria del poder, en tanto la organización basada en el Pacto
no proporciona a sus miembros la influencia necesaria para contrarrestar las exigencias
de los capitalistas, dado el carácter local de las sociedades de resistencia y la falta de
coordinación en sus actos. El resultado es un sentimiento de frustración, que se deriva
de la impotencia de la masa del proletariado frente a la minoría burguesa. Como
respuesta a esta situación, se produce una conversión doctrinal, abandonando la
esperanza en una revolución inminente protagonizada por un puñado de activistas, en
beneficio de una acción colectiva, merced al encuadramiento del proletariado en una
organización sindical. En 1895, Pelloutier defendía la nueva línea que, en definitiva, no
es más que la vuelta a las fórmulas aplicadas por la I Internacional.
El renacimiento del sindicalismo anarquista se produce en los años finales del siglo y
tiene su primera manifestación pública con el congreso ampliado que se celebró en
Barcelona del 18 al 20 de mayo de 1888 crea el "Pacto de Unión y de Solidaridad".
El anarquismo, en esa época, se proyecta en tres direcciones . actividad societaria,
terrorismo y propagandismo de matriz intelectual, con harta frecuencia desconectadas
entre si.
A partir de 1898 la propaganda anarquista de la huelga general va a ser el nuevo mito
que abracen los campesinos andaluces y que se traducirá prácticamente en los primeros
años del siglo XX.
3) EL SOCIALISMO HASTA FINALES DE SIGLO
Aunque el PSOE se había constituido en 1879, hasta 1888 no tuvo lugar los Congresos
fundacionales que darían lugar al PSOE y a la UGT, con ello se plantea por primera vez
en España la distinción entre partido y sindicato, siendo la misión del primero la
conquista del poder, y la del segundo, la defensa de los intereses de los trabajadores en
sus relaciones de producción.
Los núcleos de implantación en esta primera etapa serán Madrid, Vizcaya y Asturias.
Si nos centramos en el cuerpo doctrinal que orienta al socialismo, nos encontramos con
que la incidencia del marxismo es epidérmica. La actividad organizativa es presentada
como prioritaria frente a los problemas del régimen político, mientras se recusa el
dilema monarquía o república. La estrategia que sigue es la de clase contra clase, con el
El movimiento obrero en la dictadura de Primo de Rivera
28
resultado de otorgar prioridad a la crítica de los partidos republicanos. Pero, a pesar de
la declaración de intransigencia y de las menciones a la lucha política, la mentalidad
internacionalista sigue pesando, con la prioridad otorgada a organizar con solidez las
fuerzas proletarias.
El movimiento socialista quedará vinculado a las posiciones de Pablo Iglesias, en cuyo
pensamiento subyace un determinismo histórico, que en un principio proporciona la
seguridad de una pronta revolución; más tarde, de la conveniencia de fortalecer la
organización para preparar el cambio y, pasada una docena de años, la necesidad de
reforzar dicha organización y obtener reformas dentro del sistema
capitalista.(Redacción propia)
Posiblemente, la lentitud y penuria de los trabajos de organización, el asentamiento del
régimen político nacido de la Restauración y la perspectiva favorable de la implantación
del sufragio universal fueron los factores que, actuando conjuntamente, hacen girar a
Iglesias hacia posturas más moderadas en la década de 1890. Sigue hablando de
necesidad de organización , pero las perspectivas de revolución a corto plazo
desaparecen y, en cambio, surge la exigencia de aprovechar a fondo la posibilidad
electoral.
En adelante, la organización considerada cualitativamente, se convertirá en el indicador
de la marcha del partido y de la Unión. Incluso depende de ella la consideración teórica
de las relaciones políticas con la burguesía.
La primera experiencia electoral socialista se produce en febrero de 1891. De 1891 a
1907, período en el que PSOE presenta candidaturas exclusivas, no llegará en ningún
momento a los treinta mil votos, sin obtener ningún acta de diputado.
Al cabo de una década de esfuerzos infructuosos, el V Congreso de septiembre 1899,
inicia un giro en su exclusivismo electoral y comienza a considerar las eventuales
ventajas que se derivarían de una colaboración con los republicanos, hasta entonces
considerados como sus más acérrimos enemigos.
A partir de 1906 la Ley de Jurisdicciones, a la que siguieron los proyectos de ley de
Admón. Local, coligaciones y huelgas, y terrorismo, elaboradas por el gabinete Maura,
amenazaban restringir el sistema político en vigor. El PSOE se vio obligado a iniciar
una apertura hacía las fuerzas que coincidían en la oposición a las nuevas leyes.
Tras la represión subsiguiente a la Semana Trágica, los socialistas se deciden por la
conjunción de fuerzas con los republicanos.
El movimiento obrero en la dictadura de Primo de Rivera
29
V.A.2 EL MOVIMIENTO OBRERO A COMIENZOS DE SIGLO
1) LA PRÁCTICA DEL MOVIMIENTO OBRERO
A comienzos de siglo convergen el factor del nivel de vida y el factor organización
obrera para hacer aumentar la curva de los conflictos. Sin duda, hay que contar también
con la propaganda anarquista de la huelga general revolucionaria que fuerza y precipita
numerosos actos de huelga
Se observa en este periodo que el movimiento obrero no está en condiciones de lanzar y
dirigir una acción coordinada a nivel nacional. El anarcosindicalismo no tiene todavía
estructuras nacionales; el socialismo recela cada vez más de este género de acciones y
cuando se decide a hacerlo, en 1909, por simples razones de solidaridad, se ve que no
esta preparado para ello.
El año 1910 refleja un espíritu sindical de ofensiva creado por los resultados electorales
y el crecimiento de las organizaciones. Ese año, se realizan huelgas generales en La
Coruña y Gijón , a las que seguirían otras importantes en los años siguientes.
Con el comienzo de la guerra mundial se inicia la especulación, la escasez de algunos
productos alimenticios y la subida de precios, dándose una nueva ola de conflictividad
social.
Este periodo se caracteriza por el ascenso vertiginoso del movimiento sindical . En 1913
casi el 20% de la población asalariada está afiliada a organizaciones sindicales,
destacando la tendencia a cristalizar el movimiento en grandes centrales sindicales y a
la desaparición del antiguo societarismo
En el periodo estudiado hay una evidente falta de unidad interna en cada una de las
organizaciones obreras. En la corriente socialista hay diferencias internas en torno al
problema de la Conjunción, ya apuntan las diferencias entre los que se contentan con
reformas parciales al sistema social vigente y los que quieren provocar una alternativa
global revolucionaria. Sólo después de la revolución rusa se van perfilando esas
tendencias.
En el anarcosindicalismo los problemas internos son todavía mayores.
El movimiento obrero en la dictadura de Primo de Rivera
30
2) EL NACIMIENTO DE LA CNT
Como hemos visto, esta etapa se caracteriza, en los medios anarquistas, por la idea
dominante de que una huelga general podrá acabar con el sistema capitalista. Este punto
de vista los vincula más al sindicalismo y se va produciendo una conjunción entre las
ideas bakuninistas y las del sindicalismo revolucionario del francés Fernand Pelloutier
que tiene su punto de referencia en la CGT francesa de principios de siglo.
Esta vez, el intervalo de una organización a la siguiente fue más corto. El 1 de agosto de
1907 se crea una Federación de Sociedades Obreras de Barcelona bajo el nombre de
Solidaridad Obrera, que en sus inicios no es una organización netamente anarquista,
sino una federación sindical de todos los obreros de Barcelona, en la que participan
anarquistas, socialistas y radicales.
El anarquismo tiene el control real de las sociedades de resistencia catalanas y del
inmenso movimiento agrario andaluz, además de otras zonas como La Coruña, La
Felguera, etc.
En este clima de renovación sindicalista se convoca su Segundo Congreso; pero los
sucesos de la Semana Trágica provocaron un aplazamiento; y así en 1910 se produce la
transformación de Solidaridad en la CNT. Su primer congreso se celebró en septiembre
de 1911; coincidiendo con él, se desarrolla una huelga en Bilbao, circunstancia que
lleva a los obreros vascos a sugerir al Congreso la conveniencia de desencadenar la
huelga general. Las autoridades responden disolviendo la CNT.
Durante los tres años siguientes no hay ninguna noticia de la CNT. Más que
clandestinidad se trata del retorno a fórmulas más simples de organización, que por lo
mismo, resultan más resistentes. Se abandona la asociación nacional, pero se mantienen
los sindicatos de base.
El desarrollo de la CNT se inicia a partir del momento en que, en 1914 puede
reorganizarse públicamente. Su implantación principal se da en Cataluña, Zaragoza,
Valencia, Alicante, Gijón, La Coruña y Vigo.
3) SOCIALISTAS
En 1910-11 la UGT sigue teniendo su triángulo fundamental en Madrid-Vizcaya-
Asturias, situándose en Madrid la mitad de la organización.
En 1909 se produce la Semana Trágica y el fusilamiento de Ferrer. En esta peculiar
coyuntura se sitúa la Conjunción republicano - socialista, acto de unidad que venía
El movimiento obrero en la dictadura de Primo de Rivera
31
madurando lentamente, dejando atrás los años de la intransigencia explicables en cierto
modo cuando el joven PSOE necesitaba afirmar su propia personalidad. Se trata de una
alianza a largo plazo cuyo primer acto va a ser la presentación de candidaturas
conjuntas para las elecciones municipales de diciembre de 1909. Las elecciones
municipales dan el triunfo a la Conjunción en la mayoría de las grandes ciudades.
La alianza con los republicanos dará al Partido Socialista los votos necesarios para
alcanzar, por primera vez un lugar en el Parlamento, en las elecciones de mayo de 1910.
A partir de este momento se inicia un rápido crecimiento de los votos socialistas, hasta
alcanzar un máximo próximo a los 140.000 en febrero del 18, para caer nuevamente,
tras el abandono de la Conjunción, a cifras próximas a las de comienzo de siglo.
La conjunción : el interés nacional frente al régimen
Provocada en principio por la conducta reaccionaria del gobierno de Maura y
especialmente por la represión de la Semana Trágica, la alianza con los republicanos -
fórmula de la Conjunción republicano-socialista - determina un giro teórico en el PSOE
a partir de los meses finales de 1909. Se hace necesario la definición de unas nuevas
relaciones políticas y de clase al proclamar el movimiento socialista como objetivo
prioritario la lucha contra la monarquía.
Su primera característica es la sustitución de la bipolaridad burguesía-proletariado. El
PSOE se ve forzado a buscar una nueva dualidad sobre la que fundamentar sus juicios
sobre la coyuntura política del país. Lo que ahora se contrapone, son los intereses de
modernización de España, personificados en el cambio de régimen, y el
anquilosamiento y la reacción que encarna a sus ojos la monarquía y, de un modo aún
más radical, el maurismo.
La antigua argumentación del proletariado versus burguesía, se aplican ahora en el
nuevo enfrentamiento entre las "fuerzas progresivas" (la Conjunción republicano-
socialista) y el régimen monárquico.
Aún no se agotan aquí las derivaciones teóricas de la Conjunción. El socialismo
republicano implica, en primer término, asumir la posibilidad de que exista una política
burguesa nociva a la clase obrera, y otra, al menos hasta cierto punto, armónica con
ella. Este cambio de orientación política, e incluso en la concepción de las relaciones de
clases, no afecta a los objetivos internos del movimiento socialista, que siguen
residiendo en conseguir el desarrollo de una organización coherente. Por mucha
importancia que Iglesias conceda a la lucha contra la monarquía o los avances
El movimiento obrero en la dictadura de Primo de Rivera
32
electorales del socialismo, lo primero sigue siendo fortalecer las dos organizaciones
política y sindical, que integra el movimiento socialista.
En noviembre de 1918 el XI Congreso renovará por última vez la alianza con los
partidos burgueses de izquierda. Enfrentado al problema de redefinir sus relaciones con
la izquierda burguesa, el XI Congreso formuló una declaración de principios, que hará
del derrocamiento de la Monarquía el objetivo prioritario de la acción socialista.
A pesar de la evidencia de los triunfos electorales de 1918 y 1919, seguirá existiendo en
el partido una fracción contraria a la colaboración con los republicanos, grupo cuya
influencia se reforzará, de resultas del triunfo de la revolución bolchevique y de la
constitución de la III Internacional. En el Congreso extraordinario de diciembre de
1919, el PSOE decidió finalmente dar por finalizada la colaboración con los
republicanos a través de la Conjunción.
V.A.3 LA CRISIS DE 1917 Y LA POSGUERRA El periodo está marcado, desde el punto de vista del movimiento obrero, por dos hechos
claves, uno interno, la crisis económica de la posguerra, y otro internacional, la
aparición de una nueva Internacional que dividirá la adhesiones.
Una vez más, el problema de la organización internacional, gravita sobre el movimiento
obrero español; la consecuencia orgánica será una tripartición de las corrientes obreras.
Cuando la guerra pasó, se perdieron los mercados exteriores ocasionales y se produjo la
crisis europea de posguerra; no sólo se perdió el terreno ganado, sino que se fue al
desbarajuste económico.
A finales de 1920, la reorganización económica de los países beligerantes va
desplazando los productos españoles del mercado internacional. A este hecho, que daña
directamente la economía española ( que tras 5 años de pingues ganancias, no había
ampliado el mercado interior), se une la baja de precios de la crisis de todo el mundo.
La situación material se agravó extraordinariamente en 1917. También se caldeó el
clima político y emotivo. El ultimátum de las Juntas de Defensa y la convocatoria de la
Asamblea de Parlamentarios indujo a los socialistas a creer que el Ejército y los
partidos burgueses no gubernamentales se desentendían de la suerte del régimen. En
estas circunstancias, buscaron reforzar sus relaciones con aquellos.
Mientras los representantes de los sindicatos se reunían en Madrid el 27 de marzo de
1917, los grupos republicanos y reformistas se disponían a aprovechar la coyuntura
El movimiento obrero en la dictadura de Primo de Rivera
33
critica para, con el apoyo de la fuerza obrera, llegar a un movimiento destinado a
posibilitar el cambio de régimen político. Debe quedar, pues, claro que la corriente
socialista articulaba simultáneamente dos tipos de pactos . con la CNT y con los
republicanos y reformistas.
La reunión socialista con la CNT del 27 de marzo de 1917 da lugar a una declaración
firmada en común. El documento es casi una declaración de guerra con un objetivo de
orden político : la huelga general indefinida para lograr cambios fundamentales del
sistema.
El PSOE era el eje de las fuerzas de oposición al sistema, y como tal reacciona desde el
primer día, articulando la acción : por un lado, con los republicanos y reformistas, y por
otro, con los confederales.
El PSOE y la UGT eran orgánicamente la fuerza iniciadora y la fuerza articuladora,
pero, sin embargo, no se reservaban ninguna fuerza de dirección en los cambios
proyectados.
La huelga general de 1917, calificada virtualmente de revolucionaria no tuvo, en
realidad, este carácter.
En junio, la crisis general del sistema parecía abierta en todo el país. El 11 se formaba
otro gobierno, conservador. Es el momento que la Liga de Cataluña escoge para lanzar
la campaña por la autonomía catalana que, unida a la petición de convocar una
Constitución, dará pie a la Asamblea de parlamentarios.
El desfase entre el movimiento de agosto de 1917 y la agitación campesina de 1918 es
una de las claves para explicarse lo ocurrido. Pese a la violencia del choque y el fracaso
de la huelga de agosto, no se produjeron repercusiones graves para el desarrollo del
movimiento obrero.
A partir del verano de 1918 se produce una de esas llamaradas del movimiento agrario
andaluz. Las noticias, por lo general inconcretas, de la Revolución rusa, contribuyen a
caldear la situación. El proceso de organización fue creciente hasta la primavera del año
siguiente.
1919 fue el año de mayor número de conflictos sociales hasta entonces (el año punta
debía ser 1920). Las organizaciones obreras están más nutridas que nunca y se sienten
fuertes. La Revolución rusa, Alemana, Húngara y la creación de la Tercera
Internacional son otros tantos factores que coinciden para que la coyuntura de 1919 sea
a todas luces excepcional.
El movimiento obrero en la dictadura de Primo de Rivera
34
Desde diciembre de 1918 gobernaba Romanones, la agitación crecía en Andalucía, pero
era aún mas tensa en Barcelona.
La marea creciente va a llegar al grado máximo en el campo andaluz. A los pocos
meses se produce el conflicto de la Canadiense, febrero - marzo de 1919, en el que la
CNT va a demostrar el poderío de su nueva organización La patronal responde con la
creación de sindicatos libres y el look-out generalizado. La dureza del enfrentamiento
lleva a la aparición del pistolerismo.
La situación se endureció todavía más en Barcelona con el nombramiento de
gobernador a Martínez Anido.
Con las detenciones en masa que se producen en Barcelona, y acosada por el
pistolerismo de la patronal, la CNT decide declarar la huelga general en toda España y
pide a la UGT que secunde la huelga, in embargo la dirección de UGT se negó en
redondo. El paro allí donde se intentó fue un fracaso y no cejó la represión en
Barcelona.
De 1916 a 1920 se ha atravesado el periodo más agudo de conflictividad. 1917 era una
coyuntura prematura para un cambio de poder. Sin las dispersas confrontaciones de
poderes del año 1917, pudo haber existido un 1919 decisivo. Sin embargo, la coyuntura
1916-20 afianzó las estructuras sindicales, dio experiencias a nuevos equipos e
individuos, abrió en realidad una nueva época.
En 1923 se inicia la recuperación económica. En Europa y en España hay un evidente
reflujo revolucionario; los poderes que representan el orden establecido se encuentran
consolidados.
En las elecciones legislativas de 1923, los socialistas obtienen 7 diputados de los cuales
5 lo son por Madrid. El anarquismo hace acto de presencia a través de fuerte
abstencionismo en Barcelona, Cádiz y Zaragoza.
El período que va desde mediados de 1920 a 1923 es de descenso de la tensión
conflictiva. Las organizaciones obreras están dominadas por sus problemas internos. El
período agudo de conflictividad 1919 - 1920, deja paso a un descenso de conflictos,
aunque sigue reinando la violencia, y Salvador Seguí es asesinado en marzo de 1923.
Un año después, el reflujo en toda Europa es claro.
Solamente guardan su organización intacta el PSOE. Los comunistas son débiles
orgánica e ideológicamente; los anarcosindicalistas han perdido gran parte de su base
sindical, no tienen verdadera dirección y se deslizan por el camino del terrorismo
El movimiento obrero en la dictadura de Primo de Rivera
35
individual. En estas condiciones no hay presente ni un solo factor que pueda hacer
temer una revolución en el año 1923.
El 13 de septiembre de 1923 se produce el golpe de estado de Primo de Rivera.
1) LA CNT : LOS AÑOS VIOLENTOS
La CNT tiene bastante más del 50% de entidades y afiliados en Cataluña. En segunda
lugar viene Levante. Andalucía viene en tercer lugar con el 13% de afiliados. La
implantación en el Norte es mínima (salvo Gijón y la Felguera), así como en Madrid. En
Aragón ha crecido poco desde 1911. Galicia es importante. La nueva organización se
basa en el sindicato único, que queda confirmado oficialmente en el Congreso de 1918.
En el Congreso de la Comedia, celebrado el 10 de diciembre de 1919, en representación
de más de 700.000 trabajadores, se va a marcar un viraje hacia el extremismo y el
comunismo libertario.
Sobre la revolución rusa y la III Internacional se optó por la adhesión provisional a la
Internacional comunista, mientras tanto la CNT debería organizar y convocar el
Congreso Obrero Universal. Era una decisión confusa y alejada de la realidad.
Los acuerdos del Congreso descubren una línea de fractura entre anarcosindicalistas y
una minoría marxista ( Nin, Arlandis, etc.).
En la Conferencia de Zaragoza de julio de 1922, tras los informes de Pestaña en contra
de la III Internacional, y Arlandis, a favor, se decidió separarse de la III Internacional y
adherirse a una Internacional anarquista AIT, cuyo primer congreso debía celebrarse en
Berlín.
En este momento las tendencias existentes de la CNT son: 1) El posibilismo de Seguí,
Peiró, etc.; 2) Un grupo indeciso, pero cercano a aquél, representado por Pestaña y
Buenacasa; 3) El grupo filocomunista de Nín, Maurín, etc. y, 4) Los grupos secretos
anarquistas de Durruti, Ascaso etc.
En el CNT es precisamente en esta época cuando va a comenzar el desbordamiento de
los sindicalistas puros (Seguí, Pestaña, Buenacasa, etc.) por los partidarios de la acción
violenta de grupos minoritarios, tendentes a reemplazar la acción multitudinaria.
El Congreso de Sants de la CNT, en julio de 1918, revolucionó la estructura del
anarcosindicalismo, al establecer sindicatos de industria. La huelga de la Canadiense de
44 días, que estalló en febrero de 1919, mostró a la burguesía catalana la eficacia de la
nueva organización. Ello reforzó la determinación de los patronos catalanes de acabar
El movimiento obrero en la dictadura de Primo de Rivera
36
con la CNT. Se formó una banda de pistoleros pagados por los patronos, con la misión
de acabar con la CNT. A finales de año, 200.000 obreros perdieron su empleo por un
lock-out coordinado, lo que marco la deriva hacia un pistolerismo sin límites, al que
ambos lados aportaron su parte.
Después de noviembre de 1920 se introdujo en Cataluña el terrorismo oficial dirigido
por el gobernador civil de Barcelona, Martínez Anido. Los agentes del nuevo
gobernador detuvieron a millares de militantes sindicalistas; se llevaron a cabo por
orden suya centenares de atentados. De aquel ciclo infernal, consentido por el gobierno,
iba a ser víctima su propio jefe Eduardo Dato, que caería el 8 de marzo.
Alentados por Martínez Anido y la patronal catalana, se formaron en Barcelona los
Sindicatos Libres, una de las manifestaciones más próximas al fascismo que surgieron
en suelo español antes de la República. Su programa descansaba en el anti-
internacionalismo, el propósito de reestructurar la sociedad según orientaciones
orgánicas y la decisión de enfrentarse en la calle a los marxistas y anarcosindicalistas.
En el enfrentamiento de ambos terrorismos, la organización sindical, y en especial los
líderes moderados, serán quienes sufran las consecuencias de la represión (Boal, Seguí,
Pestaña, etc.).
Sin embargo, el objetivo de quebrantar a la CNT se estaba logrando ampliamente, hecho
al que coadyuvaban los extremistas alejando con sus métodos a muchos antiguos
afiliados.
La CNT sufría una profunda crisis ideológica : la lucha a muerte entre sus diversas
fracciones y el pistolerismo la llevaron al borde del colapso antes del golpe de Primo de
Rivera. La CNT estaba ideológicamente dividida; la desaparición de los líderes más
calificados, las profundas divisiones internas entre puros y sindicalistas y la política
terrorista de la patronal habían logrado casi dar al traste con la organización.
La histeria burguesa no desapareció con el agotamiento de la CNT. Los patronos
catalanes sólo se tranquilizaron cuando Primo de Rivera tomó el poder.
Así pues, la CNT, llega a 1923 prácticamente sin dirección. Las dificultades de vida
legal en Cataluña facilita la acción violenta de grupos anarquistas y hacen que éstos
terminen por sustituir a la organización sindical.
El movimiento obrero en la dictadura de Primo de Rivera
37
2) LOS SOCIALISTAS : LA ESCISIÓN
La organización del PSOE está mucho más esparcida por el territorio nacional. El
núcleo más importante está ahora en Andalucía (zonas agrarias); luego en Asturias.
En 1919, más del 50% de los efectivos están en Andalucía. El centro de gravedad
parece desplazarse hacía el mediodía latifundista.
La distribución de la UGT es la siguiente: Andalucía, 21,5%; Asturias y León 19,5%;
Madrid 20%; Levante, 14%, etc. La correspondencia con el PSOE es bastante grande.
En el socialismo y "ugetismo" se asiste a un relevo de generaciones, aparecen Besteiro,
Prieto, Araquistaín, etc. El peso de los intelectuales es mayor que en otros tiempos lo
que no quiere decir ni mucho menos, que todos ellos hubieran estudiado y asimilado la
teoría socialista. Bajo la inmensa apariencia de fuerza del PSOE en 1920, se escondía
un fragilidad de dirección. En el momento más álgido de la coyuntura española, los
cuadros del PSOE se hallaban netamente divididos en cuanto a filiación internacional,
política de alianzas, reforma o revolución, etc., no tiene unidad interna y la carencia
ideológica mella sus instrumentos de acción.
La revolución bolchevique y la creación de la Internacional Comunista había provocado
que en el seno del PSOE y de sus juventudes se formaran pronto grupos llamados de
"partidarios de la III Internacional".
La fractura en el seno del PSOE era un hecho cierto. En provincias se creaban grupos de
terceristas. Los minimalistas, por su parte, estaban seguros de dominar los puestos de
mando de la UGT y la mayoría de las delegaciones de las zonas agrarias de Andalucía y
Extremadura.
La lucha por la adhesión a alguna de las tres Internacionales existentes en ese momento
(la II Internacional, la Internacional comunista y la Internacional de los
"reconstructores") ocupó tres congresos extraordinarios del PSOE entre 1919 y 1921.
Partiendo de una mayoría tercerista, sin embargo, tras las 21 condiciones de adhesión
formuladas por la Internacional comunista y la vuelta al redil de la II Internacional, de
la Internacional de los "reconstructores", el PSOE decide finalmente seguir adherido a
la II Internacional, produciéndose en su seno una escisión, como también en las
juventudes socialistas, que daría lugar a dos partidos comunistas.
El 23 de junio se abrieron las sesiones del Congreso de la UGT. Aquí los
"minimalistas" tenían sólidas posiciones ancladas en los sindicatos.. Los partidarios de
El movimiento obrero en la dictadura de Primo de Rivera
38
la Federación Sindical de Amsterdam (filial sindical de la II Internacional) obtuvieron
un triunfo total.
Como consecuencia de la lucha que siguió para hacerse con el control de las distintas
agrupaciones, los afiliados del PSOE, que al comenzar 1921 eran 58.000, quedaron
reducidos en diciembre a 21.000.
Los núcleos fuertes comunistas se centraron en el Norte y en Levante. Los socialistas se
apoyaban en Madrid, Andalucía, Castilla la Vieja y Galicia.
En el período 1920 - 21, conoció el PSOE el máximo de efectivos; ahora bien, en 1923,
tras la escisión, la Andalucía agraria y Madrid son los nuevos puntales del PSOE, que
junto con Levante tienen el 50% de los afiliados.
3) LOS COMUNISTAS : ESCASA IMPLANTACIÓN
De las escisiones producidas entre los años 1919-21 en el seno del PSOE y de sus
juventudes se crearon dos partidos comunistas, a su vez enfrentados entre ellos y sin
gran ascendencia sobre el proletariado español y sus organizaciones de masa. En
noviembre de 1921, y bajo la presión de Moscú, se produjo la unificación de las dos
organizaciones comunistas, pero sus esfuerzos por penetrar en las dos grandes
organizaciones sindicales fueron infructuosos.
V.A.4 CONCLUSIONES El movimiento obrero español empieza a influir en la vida política nacional con
personalidad propia, a través de sus organizaciones, partiendo del núcleo inicial de la I
Internacional. De este tronco común nacen dos ramas claramente diferenciadas, pero
marcadas ambas por el modelo original.
El anarquismo tiene una vida convulsa, buscando continuamente una llamarada
espontánea para transformar la sociedad, pasa de crisis en crisis hasta que el
sindicalismo revolucionario, transformado en anarcosindicalismo, le de la forma
definitiva de influencia. Buscando la revolución y sometido a la represión
continuamente, las luchas internas y la imposibilidad de dotarse de una dirección
estable con proyectos definidos le llevan al final del periodo estudiado a encontrarse
extenuado y descabezado cuando se implante la dictadura. El activismo anarquista,
necesitado de un movimiento de masas para operar, solo florece cuando la sociedad
burguesa , que combate, establece un régimen de libertades. Es su paradoja.
El movimiento obrero en la dictadura de Primo de Rivera
39
El socialismo es más estable, pero su contradicción entre los objetivos teóricamente
perseguidos, la revolución, y una práctica reformista, se ira agudizando hasta que,
después de la revolución rusa, le lleve a la escisión. Ni capaz de obtener los éxitos de
sus homólogos alemanes o franceses, ni de decantarse por el modelo comunista, su
obsesión por mantener la organización por encima de todo, que le lleva a rechazar
cualquier movimiento arriesgado, se agudizará tras la salida de los terceristas y le
llevará a su extraño comportamiento con la dictadura de Primo de Rivera.
V.B EL MOVIMIENTO OBRERO DURANTE LA DICTADURA
En 1923 la recuperación económica era ya un hecho; el sector industrial crecerá durante
varios años hasta que, entrado ya el año 1930, empieza a repercutir en España la crisis
económica mundial.
Las dificultades experimentadas por la dictadura con el movimiento obrero, que había
desempeñado un papel crucial en la agitación y el desorden producidos entre los años
1919 y 1923, fueron relativamente escasas.
No hubo por parte de la dictadura una represión durísima o indiscriminada; a los
socialistas les solicitó colaboración, que logró,, y si empleo respecto a los anarquistas y
comunistas una actitud más severa, también fue discriminada y no todos los sindicatos
de esta significación fueron ilegalizados.
Se produjo una drástica disminución de la conflictividad durante el período,
especialmente perceptible en la radical disminución del número de atentados.
V.B.1 REACCIÓN ANTE EL GOLPE Posición del Movimiento Obrero ante el golpe
En Bilbao, el PCE llama a la huelga general con el apoyo socialista y cenetista. La CNT
llamará a la huelga general y será un fracaso. En Madrid, cenetistas y comunistas
forman un Comité de acción contra la dictadura, pero la ausencia del PSOE y la UGT le
hace ineficaz.
El PSOE y la UGT se limitaron a sacar dos manifiestos de protesta contra el golpe,
llamando a la tranquilidad y a no aceptar provocaciones.
El Movimiento Obrero se había hundido y fracasado.
El movimiento obrero en la dictadura de Primo de Rivera
40
Pasividad obrera.
En 1923, la reacción del proletariado organizado no fue precisamente revolucionaria. A
los anarcosindicalistas, los tomó por sorpresa. La CNT, estaba agotada por años de
represión brutal y era ya casi inútil como instrumento de combate. La huelga general
que declaró fue ineficaz.
En cuanto al movimiento socialista, estaba dirigido por un equipo fundamentalmente
reformista. No se radicalizaría de modo significativo hasta la gran desilusión de la clase
obrera y de los militantes de base ante el resonante fracaso de la Segunda República en
mejorar las condiciones sociales.
Los comités ejecutivos del PSOE y de la UGT, encarnaron este espíritu de
complacencia cuando advirtieron a sus afiliados que no se unieran a ninguna iniciativa
revolucionaria, pues sólo servirían de "pretexto a represiones"
Los socialistas, se sentían inquietos por el apoyo eufórico dado al dictador por los
patronos, pero esta inquietud socialista no se iba a traducir en una acción
revolucionaria. Más bien motivaron una clara política colaboracionista con el nuevo
régimen.
V.B.2 DESARROLLO DE LAS ORGANIZACIONES OBRERAS DURANTE LA DICTADURA
1) La CNT
El movimiento obrero revolucionario, representado por la CNT, era una de las bestias
negras del régimen dictatorial. Se cerraron sus centros de reunión y una parte de sus
líderes pasaron largas temporadas en el exilio y la cárcel. La CNT, si bien no prohibida
oficialmente en los primeros días, si estuvo continuamente presionada por la policía. La
Federación de Barcelona decidió pasar a la clandestinidad en el mismo mes de octubre,
obligada por las disposiciones que había puesto en vigor la dictadura.
No se puede decir que hubiera una persecución a ultranza de la CNT. En buena medida,
el sindicato había sido desarbolado antes de la llegada al poder de Primo de Rivera y el
sector terrorista se encontraba cada vez más distanciado de los sindicatos. La política de
la dictadura no fue en un principio muy duramente represiva sino que consistió en
aumentar la presión gradualmente a fin de que los sindicatos cumplieran con la
legalidad vigente en lo referente a la publicidad de sus cotizaciones. La dictadura
El movimiento obrero en la dictadura de Primo de Rivera
41
agravó más la discordia existente en su seno entre quienes practicaban el terrorismo y
aquellos sindicalistas que mantenían una postura cada vez más posibilista.
La posición moderada, defendida por Peiró y Pestaña, que controlan lo que subsiste de
la organización confederal en el interior, mantiene la necesidad de reforzar la unidad
moral del movimiento y un sindicalismo que sus enemigos calificarán de neutro y
oportunista. La posición sindicalista fue combatida, desde el primer momento por los
anarquistas, que optaron por el exilio y la acción clandestina.
En el primer momento, después del golpe de Estado, hubo una división entre los
dirigentes anarcosindicalistas cuando se decidió pasar a la clandestinidad sin que todos
aceptaran esta táctica.
La cuestión de los Comités Paritarios dio lugar a que se expresara la corriente del
sindicalismo posibilista dirigida por Pestaña; enfrentado en esta cuestión a Peiró,
Buenacasa, etc. Como consecuencia de ello, Pestaña dimitiría del Comité Nacional.
Casi sin dirección, la CNT se ve desbordada por los grupos llamados "de acción".
Mientras los grupos anarquistas actúan así, los hombres de dirección guardan contacto
con los conspiradores republicanos.
Grupos de origen anarquista intentaron asaltar, el 6 de noviembre de 1924 el cuartel de
Atarazanas de Barcelona, en combinación con otros que debían franquear la frontera
hispano - francesa por la parte de Vera de Bidasoa. Todo se saldó en un fracaso.
Mientras tanto, otro grupo anarquista asesinaría en el mes de mayo al verdugo de
Barcelona.
Estas acciones fueron contestadas por el Gobierno de forma fulminante : se practicaron
más de 200 detenciones, se suspendió la publicación de Solidaridad Obrera y en
Barcelona se cerraron los locales de los sindicatos.. En noviembre de 1924 continuaron
los intentos de los sindicalistas que preconizaban la acción directa.
Para los grupos anarquistas la única esperanza de triunfo exige, como condición previa
la captación de las organizaciones proletarias, al menos de la CNT. Para lograrlo,
formulan la idea de la trabazón, que importan de la Argentina, y que conciben como el
lazo de unión entre la organización sindical y la libertaria. En el pleno de la Federación
Regional de grupos anarquistas de Cataluña (marzo 1927) se acordó establecer los
primeros contactos a este fin con el Comité de la CRT de Cataluña, al tiempo que se
lanzaba la idea de crear la FAI. Ésta nacería en junio de ese año en una Conferencia
nacional de grupos anarquistas celebrada en Valencia.
El movimiento obrero en la dictadura de Primo de Rivera
42
La creación de la FAI y su penetración en las organizaciones sindicales determinó un
recrudecimiento de la vieja rivalidad entre sindicalistas y ácratas, a la que vinieron a
añadirse las que surgieron entre los primeros en relación a la fórmula sindical. El
conflicto entre los sindicalistas se centró en torno a dos posiciones: la de los partidarios
de la reconstrucción de la CNT y la de los que propugnaba el movimiento obrero
anarquista que resultaría de la trabazón. Ante el Pleno Nacional de la CNT celebrado en
Madrid a finales de 1928, la FAI envió una delegación proponiendo la trabazón
federativa, fórmula que no prosperó.
2) LOS SOCIALISTAS
El PSOE , se encontraba todavía muy afectado por la reciente escisión comunista. Otros
aspectos que van a influir en su posición ante la Dictadura serán el fracaso de la alianza
con los republicanos, que se dará por terminada en 1919, la rotura de los acuerdos
sindicales con la CNT a finales de 1920, y el reflujo del movimiento obrero que tuvo
lugar a partir de 1921.
Durante cinco años de Dictadura la posición del socialismo puede resumirse en el
convencimiento de que la lucha sería un suicidio y que había que salvar las
organizaciones a trueque de algunas concesiones, correspondiendo el papel esencial en
ese período a la UGT.
El problema de las relaciones del socialismo con la Dictadura se centra en dos
cuestiones fundamentales: la participación en el Consejo de Estado y la actitud ante la
Asamblea Nacional Consultiva
La actitud inhibicionista en un primer momento y colaboracionista mas tarde que el
PSOE-UGT adoptó hacia la Dictadura, le permitirá convertirse en un único partido,
fuera de Unión Patriótica. con un funcionamiento regular y una estructura organizativa
asentada. Como consecuencia de esta actitud no se ejerció ningún tipo de represión
contra él.
El dictador parecía querer dotar al país de un sistema bipartidista con división de
funciones: la Unión Patriótica. dirigiría la acción política, el PSOE-UGT la parte social.
La posición de la UGT y de los socialistas
Para comprender la posición de la UGT hay que partir de su conciencia de extremada
debilidad, a ello hay que sumar el hecho de que la dictadura no se planteaba como un
régimen absolutamente represivo y fascista, sino como un paréntesis hacia una situación
El movimiento obrero en la dictadura de Primo de Rivera
43
liberal más perfecta. Si por un lado se postulaba no apoyar al movimiento, por otro, al
aconsejar abstenerse de movimientos estériles se repudiaba cualquier tipo de actuación
en contra del régimen.
La posición de los socialistas era menos clara entre otros motivos porque tenían en las
relaciones con la dictadura un importante elemento de división interna en el partido.
Quienes habían actuado en el Parlamento eran partidarios de la alianza con los
republicanos o se consideraban herederos de la tradición liberal (Indalecio Prieto y
Fernando de los Ríos, por ejemplo), y fueron siempre opositores a la dictadura; en
cambio, los sindicalistas practicaron el colaboracionismo desde una fecha muy
temprana. Por otro lado había quien, como Largo Caballero, fue adoptando una postura
según los cambios producidos en el seno del movimiento obrero : muy colaboracionista
al principio, acabó siendo partidario de la República.
En la actitud de la UGT y el PSOE respecto a la dictadura cabe apreciar toda una
evolución. El predominio de la actitud colaboracionista fue manifiesto hasta el
momento de la Asamblea Nacional e incluso duró más allá de esta fecha para sólo
modificarse de manera drástica en los últimos meses de la vida del régimen. Dos
factores pudieron influir de manera importante en el predominio de esa inicial estrategia
colaboracionista. En primer lugar, la victoria de los laboristas en Gran Bretaña daba la
sensación de ser un argumento en favor de quienes practicaban el gradualismo. Por otro
lado, la desaparición en 1925 de Pablo Iglesias situó en el primer plano de la dirección
del socialismo a Julián Besteiro, quien si por un lado repudiaba cualquier régimen
burgués, al mismo tiempo se mostraba dispuesto a una colaboración parcial en aspectos
concretos; con ello en la práctica no establecía diferencia alguna entre un régimen
constitucional y otro que no lo fuera, como el dictatorial.
La UGT venia colaborando desde el principio de la Dictadura en ciertos organismos
como la Junta de Subsistencia , etc., pero, la ocasión en que se hizo más patente el
colaboracionismo socialista con el régimen fue cuando en junio de 1924 se liquida el
Instituto de Reformas Sociales y se crea el Consejo de Trabajo dentro del Ministerio del
mimo nombre. El gobierno propuso y la UGT aceptó que los mismo vocales del
Instituto pasasen al nuevo Consejo (Largo Caballero, Lucio Martínez).
En el PSOE esta situación provocó el enfrentamiento con la minoría contraria a la
colaboración con la Dictadura (Fernando de los Ríos, Indalecio Prieto, etc.). Prieto
dimitiría de su cargo en la ejecutiva del PSOE en disconformidad con esta política.
El movimiento obrero en la dictadura de Primo de Rivera
44
En 1929 tuvo lugar una ruptura más radical cuando Primo de Rivera, cuyo régimen ya
estaba en declive, estuvo dispuesto a aceptar en la Asamblea a cinco representantes de
la UGT, que esta vez si serian elegidos por el sindicato.
Causas de la colaboración de los socialistas.
Las causas que llevaron a las organizaciones socialistas, en la coyuntura política de
1923, a una franca disponibilidad para colaborar en la política corporativa del régimen
de Primo de Rivera fueron :
1) La crisis política y organizativa del PSOE y la UGT, producida por la escisión y el
abandono de los partidarios de la III Internacional, lo que dio lugar a una derechización
de ambas organizaciones y al ascenso a las posiciones de poder dentro de ellas de
dirigentes de tendencias más moderadas.
2) La crisis y reflujo de los movimientos obreros a partir de 1921.
3) La hostilidad de los socialistas hacia los partidos dinásticos y hacia el sistema de la
Restauración.
4) El fracaso de las experiencias revolucionarias entre 1917 y 1919.
5) La consolidación en la dirección de ambas organizaciones socialistas de una cúpula
dirigente con una ideología reformista sólidamente asentada, encabezada por Besteriro,
Largo Caballero y Fabra Ribas.
6) La primacía de un principio estratégico - la salvaguarda de las organizaciones
socialistas - , según el cual, lo que importaba no era el régimen político, sino que se
permitiera crecer a dichas organizaciones.
Los dirigentes reformistas.
A partir de 1919, Besteiro iría decantándose progresivamente hacia posiciones cada vez
más reformistas y hacia una influencia cada vez mayor del fabianismo y del laborismo
ingles. Besteiro asumió como idea central del proceso revolucionario el progreso de los
individuos a través de la educación, idea tan querida de los institucionistas y del
krausismo, subordinando ahora el cambio estructuras a la revolución educativa.
Besteiro tratará de posponer todo proceso revolucionario a la educación política y
técnica del trabajador, cuando Besteiro habla de revolución social se refiere sobre todo
a las precondiciones para una reforma social.
El movimiento obrero en la dictadura de Primo de Rivera
45
Largo Caballero, había elaborado su pensamiento sobre la base de su experiencia de
líder sindical, una ideología organicista evolutiva que considera al socialismo como
resultado natural y orgánico del crecimiento de las sociedades obreras de oficio, la
posición a adoptar ante los distintos regímenes políticos venía principalmente
condicionada por la consideración de si éstos contribuían a consolidar los avances de su
organización y mejorar la situación social de las masas trabajadoras. De aquí su actitud
ante la implantación de la Dictadura y su disponibilidad a mantener la neutralidad, en la
defensa de los avances sociales de los trabajadores y las organizaciones socialistas. El
régimen primorriverista, podía contar, pues, con este sector obrero siempre y cuando
respetara esos dos objetivos centrales e irrenunciables del mismo.
La UGT y la Organización Corporativa
Tras el golpe del 13 de septiembre las organizaciones socialistas mantuvieron una
política de neutralidad. Después, entre los meses de noviembre de 1923 y junio de 1924,
se produjo un cambio hacia esa clara línea de colaboración en la política social del
régimen y de participación en alguno órganos de la Dictadura. En este cambio de
actitud desempeñó un papel decisivo la OIT, a través de Albert Thomas.
Asimismo, contribuyó a este cambio el congreso de la Federación Sindical
Internacional, celebrado en Viena en 1924, en el que los sindicatos de orientación
socialista se plantearon la conveniencia de intervenir directamente en la política para
garantizar los derechos de los trabajadores. En resumen, a mediados de 1924 los
socialistas, a través de la UGT, establecieron una línea de colaboración con la política
social de la dictadura, participando en alguno de los órganos de la misma (Consejo de
Estado, Consejo de Trabajo, etc.), con el objetivo de la defensa de las condiciones de
vida de los trabajadores y, sobretodo, de fortalecimiento de sus propias organizaciones.
Esta política de colaboración, permitió al gobierno a lo largo de 1924 incrementar su
ofensiva contra los sectores revolucionarios del movimiento obrero - comunistas y
anarquistas -. De ello se beneficiaba, la UGT que, intentó en muchos casos desplazar a
la CNT de sectores que tradicionalmente habían estado bajo control de ésta. Con ello la
organización socialista, que contó con el beneplácito oficial, intentaba ampliar su
infraestructura organizativa sindical y convertirse en el sindicato de la clase obrera
española.
El movimiento obrero en la dictadura de Primo de Rivera
46
La UGT participó activamente en los primeros intentos del régimen en 1924, y sobre
todo en 1925, para poner en práctica mecanismos corporativos de conciliación y
arbitraje social.
Cuando en noviembre de 1926 se aprobó la creación de la Organización Corporativa
Nacional, la UGT tenía una amplia experiencia práctica de colaboración en la política
social del régimen y disponía de amplios contactos con éste, principalmente con el
sector de los reformistas sociales. En este contexto, la UGT adoptó una postura
favorable ante la Organización Corporativa nacional basada en las posibilidades de
utilización que ofrecía al proletariado.
Esta actitud favorable de la UGT, estaba condicionada a que se mantuviera un sistema
democrático de elección de los comités paritarios y a que a través de la Organización
Corporativa se pusiera en práctica una política de reformismo social, de cesiones
mutuas, y de colaboración de clases.
De los Comités Paritarios, la UGT, defendió, su carácter democrático por el hecho de
reconocer la libertad de asociación y celebrar elecciones . Además, se estableció el
sistema mayoritario de representación que favorecía la voluntad de la UGT de
convertirse en el sindicato único de la clase trabajadores española. Por todas estas
razones, la UGT apoyó calurosamente la implantación de la Organización Corporativa
Nacional.
La UGT ocupaba en 1928 alrededor del sesenta por ciento de las representaciones
obreras de los comités paritarios y una proporción todavía mayor en los órganos
superiores de la organización corporativa.
La colaboración de la UGT en las política social de la Dictadura y su apoyo al
corporativismo social se extendió hasta el final del mismo, si bien dicho apoyo alcanzó
su momento máximo en 1928. Esta situación unida a la represión ejercida sobre la CNT
y el PCE, facilitó al régimen un cierto margen de maniobra política. Con ello el régimen
consiguió que los trabajadores industriales no figurasen el la oposición activa al mismo
en sus momentos de crisis en 1929.
Se puede llegar a afirmar que el PSOE, en los años que transcurren desde 1923 a 1928,
dejó de funcionar en la práctica como partido al no asumir las funciones propias de un
partido político y haber abandonado este terreno a la UGT. Por ello, se puede dar por
buena la idea de Primo de Rivera de considerar al movimiento socialista no como un
partido político, sino como "organización económico-social".
El movimiento obrero en la dictadura de Primo de Rivera
47
El distanciamiento.
En el seno de la UGT, y más acusadamente en el seno del PSOE, comenzó a producirse
a partir de 1927 un progresivo distanciamiento político, que no sindical, del régimen.
1927 fue el año de la Asamblea Nacional Consultiva. Las huelgas aumentaron ese año a
un nivel como no se había conocido en los años precedentes de la Dictadura.
En la lista de los 400 asambleístas, propuesta por el régimen, figuraban varios
socialistas; el PSOE y la UGT rechazaron los nombramientos, proponiendo al gobierno
que si dejaba libertad a la UGT para designar a sus representantes, la oferta podía ser
aceptada.
En 1928, los socialistas, pudieron celebrar sus congresos ordinarios. El Congreso de
1928 del PSOE confirmó el predominio de la concepción societaria e inhibitoria en el
conflicto político. El problema de la actitud a seguir frente a la Dictadura se convirtió
en el centro de los debates. Teodomiro Menéndez expresó el punto de vista de la
minoría que creía necesaria una lucha activa contra la Dictadura y, para ello un
entendimiento con los republicanos, y la inmediata retirada de los socialistas de los
ayuntamientos y del Consejo de Estado, tesis que apoyó Prieto, y que combatieron
Saborit, Largo Caballero y Besteiro, para quienes la participación no podía confundirse
con la colaboración, doctrina que triunfó.
En 1929 la crisis política de la Dictadura era un hecho; es también el año que marca el
viraje social - ugetista. El asunto que da pretexto al debate es la proposición de Primo
de Rivera de 26 de julio de 1929, ofreciendo a la UGT que nombrase cinco
representantes en la Asamblea Nacional Consultiva que el gobierno se proponía
ampliar, Largo propugnó que no se aceptasen los puestos frente a la posición de
Besteiro, que en su línea habitual propuso que se aceptase la propuesta. Pero la crisis de
la Dictadura era muy honda. Esta situación fue captada por los restantes dirigentes
socialistas. Todos votaron contra la propuesta de Besteiro, que pidió que decidiese un
Congreso extraordinario, lo que no consiguió. A partir de este momento el control
absoluto de Besteiro sobre el Socialismo español empieza a decaer.
El frente Besteiro-Largo Caballero se había roto y este último, con mayor intuición, se
distanció políticamente del régimen, convirtiendo en posición mayoritaria en el seno de
la UGT la que hasta entonces había sido minoritaria.
El movimiento obrero en la dictadura de Primo de Rivera
48
Los lazos con el régimen se rompieron pero no se puede olvidar que éste ya se
encontraba en franca crisis.
Consecuencias para la UGT y el PSOE.
El corporativismo social impulsado por la dictadura tuvo como consecuencia una
expansión del sindicalismo cuyo principal beneficiario fue la UGT, aunque, más que
aumentar el número de afiliados, lo que hizo fue extender su estructura sindical entre
1926 y 1929, coincidiendo con la implantación de la Organización Corporativa
Nacional.
Ya se ha visto como la dictadura, en su política social, benefició a los trabajadores
urbanos en detrimento de los trabajadores del campo. En consecuencia, al colaborar la
UGT con la dictadura en este aspecto, lo que ocurrió fue que el sindicato socialista
perdió cerca de la mitad de sus efectivos en las provincias rurales, mientras los
incrementaba en las zonas urbanas.
En cuanto al PSOE, si bien es cierto que durante la dictadura su crecimiento fue
proporcionalmente mayor que el de la UGT, hay que tener en cuenta que dicho
crecimiento se produjo durante los años 1928 y 1929, es decir, en los años en que el
régimen entra en crisis y se produce su distanciamiento político respecto a la dictadura.
Dicho crecimiento, por otra parte, se produjo en las zonas rurales, lo que viene a
significar sectores con baja conciencia política, como lo demuestra el hecho de que en
las elecciones de 1931, las provincias con mayor número de candidatos socialistas (y
diputados electos) fueran Badajoz, Jaén, Córdoba, Madrid y Granada, confirmándose la
preeminencia agraria y andaluza en el PSOE.
En los años anteriores, el protagonismo del movimiento socialista es copado por la
UGT, en tanto que el PSOE entraba en un periodo de hibernación , lo que produciría,
como consecuencia, la extensión de una concepción sindical de la política, y ello
explicaría, en gran parte, la incapacidad del PSOE para encabezar en esos años la lucha
por la República, dejando, de esta manera, a los partidos republicanos un enorme
espacio político.
A la ruralización del PSOE, siguió en los años siguientes la de la UGT, y esta
ruralización del movimiento socialista, unida a la concepción sindical de la política, que
se había extendido durante los años de la dictadura, contribuyen a explicar el
comportamiento de las organizaciones socialistas durante la II República .
El movimiento obrero en la dictadura de Primo de Rivera
49
3) LOS COMUNISTAS
La tercera de las agrupaciones de clase el Partido Comunista, con unos efectivos
limitados y unos líderes cuyas posiciones no siempre revelaron una continuidad
doctrinal, quedó reducido a una inactividad casi total. El PCE ilegal desde finales de
1923, pasa por una auténtica crisis de dirección. Las persecuciones le afectan
duramente, y el extremismo izquierdista se desarrolla fácilmente en aquellas
condiciones.
En 1927 consiguió un importante éxito con la incorporación al partido de un importante
sector del sindicalismo confederal sevillano, encabezado por Adame.
La participación de elementos comunistas en las huelgas generales que, en 1927 se
produjeron en Vizcaya y Asturias, provocaron la reacción policial, que llevó a la cárcel
a los miembros del comité ejecutivo.
En agosto de 1929 se reunió en París el III Congreso, con ausencia de las figuras más
representativas manifestándose de forma pública las diferencias existentes frente a la
organización catalano-balear.
4) OTROS SINDICATOS
Que Primo de Rivera marginara a comunistas y anarcosindicalistas no es sorprendente.
Pero su política laboral ofrecía el curioso rasgo de que, siendo, como era, antimarxista y
relacionada fundamentalmente con la enseñanzas sociales de la Iglesia, no mostró
ninguna preferencia por los Sindicatos Libres ni los Sindicatos Católicos. La política
sindical de Primo de Rivera no les permitió desafiar la hegemonía de los socialistas.
A diferencia de los socialistas, los sindicatos católicos trataron de justificar los comités
paritarios con argumentos "doctrinales", dada su identificación ideológica con el
dictador, se sintieron hondamente frustrados por la negativa de Primo de Rivera de
apoyar sus peticiones.
El dictador no quería sacrificar su alianza con los socialistas para complacer a los
católicos.
Domesticando la "amenaza roja" y neutralizando el "peligro social", Primo de Rivera,
en cierto modo, había reducido la importancia de los sindicatos católicos como
organizadores contrarrevolucionarias.
La frustración de los Sindicatos Libres era tan profunda como la de los católicos.
El movimiento obrero en la dictadura de Primo de Rivera
50
Con todo, para colocar las cosas en su justa perspectiva, no ha de suponerse que la
dictadura trató de minar la fuerza de los sindicatos confesionales. Y cuando, en 1929,
los socialistas comenzaron a apartarse de la alianza inicial con el régimen, se consolidó
la posición de los Libres y los Católicos.
En vez de apoyarse en un movimiento obrero impregnado de la filosofía del régimen y
defenderlo en sus momentos de crisis, Primo de Rivera prefirió la alianza de los
socialistas.
Los Sindicatos Libres.
Los Sindicatos Libres habían sido creados en Barcelona en 1919 por el requeté Ramón
Sales con el apoyo de las autoridades y de la Federación Patronal, como fuerza de
choque para combatir a la CNT. Durante el periodo de represión de 1920 a 1922
consiguieron una cierta extensión en Barcelona. Su posición ante la dictadura pasó de
una inicial ambigüedad a una rápida colaboración
Su fuerza estaba principal y casi exclusivamente radicada en Barcelona donde
funcionaron hasta 1923 bajo el nombre de Corporación General de Trabajadores -
Unión de Sindicatos Libres. En diciembre de 1923 se fusionaron con la Confederación
Nacional de Sindicatos Libres del Norte de España que contaba concierto peso en el
País Vasco y sobre todo en Navarra.
De la fusión nació la Confederación Nacional de Sindicatos Libres de España con sus
principales focos en Barcelona, Navarra y País Vasco. Su crecimiento a lo largo de la
dictadura se produjo principalmente en Cataluña debido al hecho de que la dictadura , al
reprimir y poner fuera de la ley a la CNT, eliminaba a su competidor y les dejaba el
camino libre. El régimen los utilizaba para impulsar la representación de los
trabajadores en los órganos corporativos allí donde la UGT carecía de fuerza.
Los Sindicatos Libres aprovecharon la dictadura para poner en práctica un tipo de
sindicalismo de corte profesional.
La posición de los Sindicatos Libres ante la política social de la dictadura fue
totalmente favorable. En primer lugar, porque el régimen impulsaba el sindicalismo
profesional y, en segundo lugar, porque con la represión sobre la CNT , les dejaba el
camino libre. Sin embargo los Sindicatos Libres no dejaron de quejarse en todo
momento del favoritismo de que disfrutaban los socialistas.
El movimiento obrero en la dictadura de Primo de Rivera
51
La coincidencia de los Sindicatos Libres con la política social de la dictadura se basaba
principalmente en su común idea de la necesidad de sindicatos profesionales y de
comisiones mixtas y paritarias entre patronos y obreros. Si hasta 1926, los Sindicatos
Libres no tenían gran esperanza en el arbitraje obligatorio, desde entonces, con la
creación de la Organización Corporativa Nacional, los Sindicatos Libres dieron un
viraje en sus planteamientos sociales, consolidándose en su seno las ideas de
conciliación y armonía social.
Los Sindicatos Libres apoyaron desde sus inicios la Organización Corporativa y los
Comités Paritarios, ocupando buena parte de estos (30%-35%).
Entre 1926-9 los Sindicatos Libres evolucionaron desde una posición que consideraba
el corporativismo como un elemento de conciliación y arbitraje en los conflictos
sociales, a otra en la que el corporativismo era considerado como la clave de la
reestructuración de la vida política, económica y social de España. En este proceso de
politización el sindicato se alejaba más que nunca de una posición apolítica y
profesional y se aproximaba a los planteamientos de la derecha radical española y
relegaba a segundo termino su obrerismo, poniendo en primer plano las ideas de la
armonía de clases, la colaboración entre las mismas, el nacionalismo y el
corporativismo.
Sin embargo, este proceso de politización del sindicalismo libre hacia un
corporativismo político no elimino las críticas al modelo y a la práctica corporativa de
la dictadura .
Los Sindicatos Católicos Obreros.
La Confederación Nacional de Sindicatos Católicos de Obreros fue creada en 1919 por
iniciativa del cardenal Guisasola con el objeto de luchar contra la creciente influencia
de socialistas y anarquistas. Su escasa incidencia entre la clase obrera les convertía en
una fuerza marginal dentro del movimiento obrero.
La implantación de la dictadura en 1923 y la crisis de los sindicatos católicos-libres , les
llevo pocos meses después a la unificación con la Confederación Regional del Levante.
La posición inicial de los sindicatos católicos ante la dictadura fue de un apoyo total,
basado tanto en la esperanza de que el régimen pondría en práctica sus teorías como en
el hecho de que sus hermanos del catolicismo social y político ocuparon desde los
primeros momentos puestos claves decisivos en el mismo. Sin embargo, no tardaron en
El movimiento obrero en la dictadura de Primo de Rivera
52
producirse las primeras discrepancias que revelan alguna de las claves de los
enfrentamientos del sindicalismo católico con el régimen primorriverista : la crítica a la
política social de éste, favorecedora de las organizaciones socialistas, que les impedía
tener representación propia en los organismos decisorios de la misma, y la critica a su
relativo laicismo.
Las ideas corporativas habían prevalecido en el sindicalismo católico desde sus
comienzos, pero su concepción era mucho más estrecha que la del propio régimen
dictatorial.
Tanto los Sindicatos Libres como la dictadura reconocían la existencia de clases y sus
conflictos y pensaban en el corporativismo como medio de conciliación y arbitraje, pero
los sindicatos católicos negaban la inevitabilidad del conflicto de clase y propiciaban la
unión entre ellas. La declaración expresa de confesionalismo por parte de los sindicatos
católicos también les distanciaba de los Sindicatos Libres y del régimen de Primo de
Rivera . Ello hacia muy difícil la colaboración entre estos dos sindicatos, sólo se
consiguió en Vizcaya en 1928 con una experiencia que no consiguió extenderse.
No obstante, lo que produjo el enfrentamiento de los sindicatos católicos con el régimen
fue la forma en que éste puso en práctica la política social, no contando con ellos para
nada.
Las criticas de los sindicatos católicos a la Organización Corporativa se centraron
principalmente en dos aspectos : en como se entendieron y se pusieron en práctica los
mecanismos de representación obrera y en las funciones que se atribuyeron a los
Comités Paritarios y al papel del Estado en los mismos. La elección de los Comités
Paritarios por las asociaciones obreras legales y a través de un sistema mayoritario
favorecía a los sindicatos socialistas y perjudicaba ostensiblemente a los sindicatos
obreros católicos. En definitiva, todas las criticas no eran más que acusaciones contra la
excesiva preponderancia de los sindicatos socialistas y libres. Esto se demostró cierto
como se pudo comprobar al aprobarse la Organización Corporativa de la Agricultura,
pues para las zonas agrarias y para las industriales se establecieron sistemas de
representación diferentes, pero casualmente siempre favorables a los sindicatos
socialistas y perjudiciales para los católicos.
También criticaban el exceso de funciones de los comités paritarios y la falta de una
definición clara de ellos, lo que junto a la critica del excesivo intervencionismo estatal,
no hacia más que reflejar la visión cristiana del pensamiento orgánico-estatista, según la
El movimiento obrero en la dictadura de Primo de Rivera
53
cual debe de existir un equilibrio entre el Estado y los órganos componentes del mismo,
que deben de conservar autónomamente su esfera de acción natural.
En consecuencia, se produjo un progresivo distanciamiento del régimen, que se
acrecentó en 1928 con la promulgación del decreto referente al corporativismo agrario.
En su distanciamiento arrastraron consigo a buena parte del catolicismo social y
político, incluyendo al influyente núcleo del periódico El Debate . El distanciamiento de
estos sectores tendría graves consecuencias para el régimen, ya que habían sido su
principal base de apoyo social y político en los primeros años.
V.C EL MOVIMIENTO OBRERO EN LOS PLANES DE PRIMO DE RIVERA
Primo de Rivera dejó claro desde un principio la distinción que hacía entre trabajadores
anarcosindicalistas y comunistas, y trabajadores socialistas. Primo de Rivera estaba
decidido a atraer a los socialistas a un modus vivendi con el Estado , tanto porque con
ello se aislaba a los anarcosindicalistas, cuanto porque buscaba desesperadamente una
alianza con la clase obrera que garantizara el éxito de sus planes de desarrollo.
El socialismo en los planes de Primo de Rivera
Primo de Rivera pensaba en la domesticación del socialismo, en su nacionalización, su
absorción por las premisas del Estado nacionalista. Llamando en su ayuda la tradición
socialcatólica, anticipó la integración falangista del nacionalismo y el socialismo como
el mejor medio de detener el avance del comunismo. Primo de Rivera domesticó a la
clase obrera organizada atendiendo a las necesidades de los trabajadores sin abandonar
el ultrapatrioterismo. Inauguró una política social, que buscando el apoyo de la clase
obrera, no se comprometió a respetar la santidad de los intereses creados. Dados los
compromisos sociales de la dictadura y dada la orientación esencialmente pragmática
del PSOE y la UGT, no tiene nada de extraño que los socialistas estuvieran de acuerdo
en colaborar con la dictadura.
La alianza con los Socialistas.
Los socialistas tenían motivos sobrados de ser los principales defensores de los comités
paritarios. A través de la organización corporativa, la dictadura pudo sellar su alianza
con el movimiento socialista. Les concedió contratos de trabajo favorables y convirtió
sus sindicatos en la principal organización obrera del país, reflejaba la satisfacción del
El movimiento obrero en la dictadura de Primo de Rivera
54
régimen por su alianza con los socialistas, aunque resultaba embarazosa para estos
últimos.
La paz social.
Se mantuvo durante la dictadura porque las condiciones de vida de los trabajadores
urbanos no se deterioraron de manera espectacular. La amenaza latente del paro, las
obras públicas, la influencia pacificadora de los comités paritarios y el descenso casi
constante de los precios de los artículos de primera necesidad son otros factores que
explican esa tranquilidad. La relativa satisfacción de la clase obrera se reflejó en la
notable disminución de huelgas durante la dictadura , en comparación con períodos
anteriores y posteriores. Con la caída de la dictadura , los conflictos de trabajo
volvieron a ser muy intensos Una explicación del descenso del número de huelgas
durante la dictadura está en las relaciones conciliatorias establecidas entre la UGT y el
gobierno de Primo de Rivera , la orientación social manifiesta del régimen y el peligro
latente de paro forzoso.
El colapso de la estrategia obrera de Primo de Rivera.
Hacia finales de 1929 los socialistas le abandonaron también. Los motivos no fueron el
deterioro de la situación de la clase trabajadora, sino de índole política. A pesar de las
dificultades económicas en el ocaso de la dictadura , ésta siguió siendo, hasta sus
últimos días un régimen atento a las necesidades de la clase obrera. Nadie, entre los
socialistas, pensaba que pudiera haber una alternativa a Primo de Rivera que fuese más
favorable a los trabajadores. Ya en 1927, la UGT había rechazado entrar en la
Asamblea, porque el gobierno no le permitía designar a sus propios representantes. La
razón de la postura anticolaboracionista adoptada en 1929 por los socialistas hay que
buscarla en la creciente conciencia de que la dictadura era una causa políticamente
agotada, y los socialistas tenían en sus historial la mancha de colaboración con la
dictadura que estaban ansiosos de borrar. Así, al final, la estrategia obrera de Primo de
Rivera se derrumbó ante sus ojos y reprochó a los socialistas que actuaran como
políticos.
El movimiento obrero en la dictadura de Primo de Rivera
55
V.D CONCLUSIONES
Como se ha visto más arriba, en el proceso para acabar con la dictadura jugaron
factores tales como la retirada del apoyo de la base social inicial con que contaba el
régimen, el enfrentamiento con el mundo intelectual y universitario o el conflicto
creciente con el ejército. Pero, el proletariado y sus organizaciones no tuvieron
prácticamente protagonismo alguno.
La trayectoria seguida por las organizaciones obreras durante el régimen primorriverista
contrasta fuertemente con la mantenida en la época anterior. Frente a los continuos
desafíos , a la alta conflictividad e incluso la violencia mantenida especialmente en la
segunda parte del régimen de la Restauración, ahora, en un régimen de fuerza, que
enviaba mensajes de complicidad a la clase obrera industrial, las organizaciones obreras
parecían renunciar a sus objetivos transformadores, bien por adaptación, bien por
quedar desarboladas.
El sector revolucionario, representado especialmente por el anarcosindicalismo, había
llegado desarticulado a la dictadura. Con la represión y la falta de libertades para
,mantener en activo una organización de masas, se agudizará la tendencia de los años
inmediatamente anteriores al golpe de Estado, en la que los grupos anarquistas de
acción, desde la clandestinidad, sustituyen a los sindicatos. Vuelve a renacer esa
tendencia, siempre presente en el anarquismo, a los grupos secretos de activistas que
prefieren la propaganda por el hecho en busca de provocar una insurrección espontánea,
al trabajo de la organización, la reivindicación y el establecimiento de programas y
estrategias.
Como en otras ocasiones, las acciones de estos grupos provocan la represión sobre los
elementos más visibles, los sindicatos y los líderes que actúan públicamente, y la CNT
se descompone más todavía.
Es durante la dictadura cuando se crea la FAI, pero ello no representa ningún problema
para el régimen.
Si es claro que de estas experiencias, tanto la de los años 1919-21, como la de la
dictadura, no son capaces de extraer ninguna lección los anarquistas puros, como se
verá más adelante con su actuación durante la II República; sin embargo, si parece
influir dichas experiencias en la trayectoria de los dirigentes más sindicalistas, como
Pestaña, Peiró, etc, a juzgar por sus actuaciones posteriores.
El movimiento obrero en la dictadura de Primo de Rivera
56
Pero, en definitiva, la dictadura parece contribuir a la victoria del sector anarquista
sobre el sindicalista en la pugna que venían manteniendo por el control y la orientación
de la CNT, victoria que se plasmaría con la reconstrucción de la CNT en la II
República.
El sector reformista representado por el PSOE-UGT se adapta y convive con la
dictadura en una actitud ambigua y oportunista. La dictadura les ofrece, a cambio de su
asentimiento a la usurpación del poder político y de la renuncia a la oposición, tres
ventajas claras, el mantenimiento de las condiciones de vida de la clase trabajadora
urbana ( siempre que se olviden de la rural); la eliminación de la competencia sindical
real con la represión de la CNT (católicos y libres no suponen una competencia real,
pero, de todas maneras, también les ofrece ventajas respecto a ellos); y una posición
privilegiada de representación en los comités paritarios.
Con ello, el socialismo renuncia a la acción política y transformadora, en favor del
monopolio de la acción socioeconómica centrada en motivos profesionales.
No tiene, quizás, sentido plantearse que hubiese sido de la izquierda obrera española
caso de que la dictadura se hubiera estabilizado por un largo tiempo, pero si es evidente
la brutal diferencia de actuación con los años de la Restauración, plagados de continuos
enfrentamientos y desafíos, y después en la II República, donde los enfrentamientos son
ya insurreccionales, tanto por parte del anarquismo como del socialismo.
El movimiento obrero en la dictadura de Primo de Rivera
57
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
Artola, Miguel, Partidos y Programas Políticos. 1808-1936, I. Los Partidos Políticos,
Madrid, 1991
Bar, Antonio, La CNT en los años rojos, Madrid, 1981
Ben-Ami, Shlomo, La Dictadura de Primo de Rivera. 1923-30, Barcelona, 1983
Elorza, Antonio y Ralle, Michel, La Formación del PSOE, Barcelona, 1989
García Queipo de Llano, Genoveva, Los Intelectuales y la Dictadura de Primo de
Rivera, Madrid, 1988
Gómez-Navarro, José Luis, El Régimen de Primo de Rivera, Madrid, 1991
González Calbet, María Teresa, La Dictadura de Primo de Rivera. El Directorio
Militar, Madrd, 1987
Tuñón de Lara, Manuel, El Movimiento Obrero en la Historia de España, I y II,
Madrid, 1985