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Estas tardes

llevan tu alma,

llevan mi voz.

Estas tardes

de imágenes

llevan mi oración.

1

Quiero desangrar

el alma del hombre,

de cada pared,

de cada color,

de cada rincón donde habite el silencio.

Quiero desangrar

las intenciones,

la voz del niño

la voz del hombre, esta flor.

Quiero desangrar

esta cuna olvidada de sensaciones,

su pasión.

2

I

FORMAS

En una estampa,

la luna sonroja

al tiempo venidero.

En una estampa,

los nombres y los objetos,

quedan como eternos,

dioses sin pasillos.

En una estampa

la primera daga

entre el hombre y el mundo,

entre sus sentimientos

y sus actos.

En una estampa,

junto a la hostia de plata,

los primeros cómicos

perennes, solitarios.

3

HORAS

Con las mismas horas,

con los mismos segundos,

con el mismo frío,

con el mismo calor.

Con las mismas tardes,

con las mismas lágrimas,

con los mismos ojos alrededor,

en al misma habitación.

Con el mismo pecado,

sin el mismo amor,

Sin el mismo amor,

con el mismo hombre,

la misma piel y

el mismo yo.

(Con todo esto,

venimos y vamos,

sin premonición)

4

ORÍGENES

Ellos, ellos,

nos miraron a nosotros.

Ellos, solitarios inmortales,

aburridos malhechores,

engañaron a los hombres,

con fiestas sin vino

con altares sin sangre,

nos engañaron

en el sueño de la tarde.

Nos quitaron el fuego,

nos quitaron las manos

y, con el tiempo quemado,

nos engañaron.

Ellos, nos miraron,

ellos,

envidiaron nuestra sabiduría,

nuestros colores y

nuestros pasos.

Ellos, fueron ellos

los primeros que miraron.

5

ADMIRACIÓN

Las cartas no tienen rostro,

y jugamos…

La pelota no vuelve de la pared,

y jugamos…

¿Jugamos?,

jugamos a juntar

la monotonía de los movimientos

de las aves enjauladas,

de nuestros sentidos.

Jugamos a sumar

figuras y rostros

en el palomar oculto del pasado.

Jugamos

a descifrar

la belleza del agua

o el sabor de los números.

Jugamos,

con el rostro limpio de la naturaleza

y con la cicatriz del pasado.

Jugamos

6

con el rostro sin rostro,

con la manos y manjar.

7

SENCILLEZ

La paloma

bebe en al agua de anís,

la paloma,

coqueta y curiosa,

picotea letras

del manuscrito de la Biblia.

La paloma,

maquillada por los mismo colores,

es deseada

por el amor y la paz,

por los dioses

y el sentido.

La paloma

agachada dentro de los difuntos

no deja de volar

por los caminos,

ni por las calles desconocidas

de anís.

La paloma,

coqueta y curiosa,

que busca entre los vestidos,

que busca entre la ropa confusa

8

y amontonada,

está sola.

9

AGUA

El milagro de una capa

oculto y,

tal vez despreciado,

es la herida de la ciencia

bautizada,

y es,

el sudario del pecado,

del pecado de la ciencia.

En el milagro,

el milagro de una capa,

que se ajusta

a mi alma hampa,

sofocada

por el aire herido,

menospreciado y

masturbado de intenciones protervas.

El milagro

que se escapa de mis manos,

de la ciencia

y del pecado solitario. El milagro,

desnudo,

por el opio de vino

y de la sabiduría. El milagro.

10

11

INDESCRIPTIBLE

I.E.S.G.M.

Siempre me trae el vino,

siempre

los mismos pasos

envueltos de licor,

de ese aroma sólido

que persigue mis noches.

Siempre, siempre

soy atraído,

por esta luz blanca,

sin espejos,

transparente dentro de una barra.

Siempre,

cubierto por las mismas

bajas mesas,

por las mismas

rotas sillas.

El vino.

Este alcohol de sangre,

esa espada

de sufrimiento y sensatez. El vino,

de cuerpo sin mármol,

e sentido sincero.

12

Siempre, siempre,

el mismo vino,

con la misma salud

a las puertas de un aula vacía.

13

EL DESCONOCIDO

Es un nuevo santo

cubierto de piel,

cubierto de cuero, y

es una mano invisible

cogiendo el color cansado.

Un nuevo santo,

nacido fuera del calendario,

lleno de aire,

y de sentido. Es,

el segundo intento de llevar,

al espíritu después del agua.

14

CADA DÍA

Cada día

lo veo amanecer

lleno de sangre,

cubierto por una bufanda de colores,

que arrancada de su hoja,

llora, por mis días,

desesperada.

Cada día, cada día

con el brío díscolo

de la edad,

desaparece exangüe,

y se marchita

sin agua.

Cada día,

acaba oliendo

a tallos

podridos y mojados,

por el sol que se ha bebido

su sangre.

15

AIRE

De rostro en rostro,

la ternura de la brisa boreal,

peina sus mejillas.

Occidente,

arropado por el mar,

abre los ojos para soñar

con el aire

en sus mejillas de paz.

De rostro en rostro,

se perdió el principio,

se perdió el agua,

se perdió la sal dolorosa.

De rostro en rostro,

un aroma de pez,

se perdió por los pasillos de la mar.

de rostro en rostro

los ojos suspiran

tranquilidad.

16

NÚMEROS

¡Qué salados

están estos hijos míos!

¡Qué salados!

Tan lejanos,

tan anónimos y despistados,

¡qué salados!

No supieron

mostrar el horizonte,

¿qué?,

No, no,

no supisteis dibujar

los mismos ladrillos

que ahora contáis. Sal.

Qué salados,

hombres sin rostro

ni figura,

yertos en el tiempo

aventureros de la nada,

hijos del infinito.

17

VOZ

Si mi voz fuera

de papel…

Si mi voz

supiera cortar

cada tarde que amanece,

si mi voz…,

dejase de estar sola

y si hablase con la plata

de cada sueño, de cada noche.

Si mi voz,

no hubiese aprendido

ni a ver ni a pasear,

sino a recordara

los patios de la infancia.

Si mi voz,

supiera alejar las horas

de este segundero.

18

DEVENIR

Qué te llevó

a ver

que el agua corre

en cada objeto,

en cada espejo

vacío de lo interior.

Qué te llevó

a salir de casa,

a oscurecer más

cada sombra. Qué te llevó

a mirar con sospecha

al sol y a las estrellas.

Qué te llevó,

a separarte de los colores inmóviles,

a perseguir agujas

y a quemar la ignorancia.

Qué te llevó, qué te sacó

de la eternidad de tu casa.

19

MI TRISTE ESTADO

El aroma yerto de

mis papeles.

El aroma astuto de

mis agujas.

El aroma

de mi vino quemado.

El aroma

es la sospecha

de los ojos y de los espejos,

es

la salud de cada objeto, solo,

enterrado,

y es,

la plétora de un libro cerrado.

El aroma es

la no-vida,

el no-sentimiento,

es el botón

caído de unas cortinas ensuciadas.

El aroma de

20

mis papeles, de

mis agujas,

de mi vino quemado.

21

TIERRA

Mis pies,

como mi alma,

se han calzado

de marrón,

de una niebla de madera clara.

Mis pies,

como mi alma,

dejan su huella desnuda

en las bolsas de tierra

que hay sin montañas.

Mis pies,

desnudos y abiertos,

al calor de esta estampa,

descansan tumbadas

junto a la fuente

-sin alma-, de las ideas.

Mis pies,

en la orilla de Occidente,

ya no preguntan,

duermen y duermen

cansados,

agotados por la hipocresía.

22

Mis pies,

sin tierra,

sin gustos,

sin inquietud y sin alma.

23

FUEGO

Dame aire,

aire sin luz,

con el badil que coloque

las palabras sanas

en el fuego, fuego del alma.

Dame aire,

aire opaco,

que fuera de la chimenea

pueda apreciar el oro que se quema.

Dame aire,

aire oscuro

que alumbre

la noche de palabras quemadas,

la noche de versos secos.

Dame aire,

aire sin aliento.

24

SEMILLAS

En mi camino,

entre las lindes de mi alma,

entre la arena dura y

la piedra blanda,

han sembrado mis espinas.

¿Quién?

El agricultor despistado,

o, tal vez,

Pometeo descuidado. ¿Quién?

El ángel cansado

o Edipo amargado.

En mi camino,

entre las curvas sosas, de mi alma,

han sembrado

un orden inmaterial

de deseos y esperanzas.

En mi camino,

en el camino de mi alma.

25

ASÍ LA SOMBRA

La sombra amarilla

que, en cada atardecer,

que, en cada amanecer,

se extiende

por los rincones de mi fruta,

es una sombra

tranquila y larga,

serena y algo cansada.

La sombra, amarilla,

de párpados cerrados,

tiene su alma yedra,

tiene su nostalgia refugiada.

La sombra, amarilla,

muere extendiendo el naranja,

y muere abriendo

cada bombilla del limonero de mi alma.

La sombra, amarilla,

roja,

naranja,

parece que muere sola y pálida.

26

ÁTOMOS

Si…,

ser fuera ser.

Si…,

mirar fuera mirar.

Si…,

sentir fuera sentir.

Si…,

yo fuera yo.

Si…,

mis sueños fueran para ti,

entonces

no existiría el átomo de amor,

ni el del silencio,

ni el átomo de la acaricia.

No existirían

las promesas redondas,

ni los pintores sin ideas,

sólo existirías tú

entre mis sueños,

desteñidos por los números,

desteñidos por el tiempo,

27

tiempo de silencio.

28

ÚLTIMAS TINTAS

Si pudiera,

cada día, desarroparme

del frío…

Si pudiera

hacer volver al sol, dormir

dentro de su casa,

Si pudiera…,

esconder la luna muerta, dibujarla y dibujarla.

Si pudiera…

sacar toda la nieve

de tu primavera.

¡Ay, si pudiera!

Entonces me escondería

entre la sombra de la nieve, fe.

Me escondería

entre la sombra

del sol o de la luna muerta,

me escondería

del frío que me arropa,

del frío que me ahoga.

Si pudiera…, no volver.

29

EL CUADRO

El cuadro sucede

a las imágenes y al tiempo.

Sucede…,

al movimiento de ser tú,

al odio del alcohol

y a los ojos mortales

que desmienten cada voz.

El cuadro,

ese tiempo perdido,

de jardines y paraísos

llenos de tu yo embriagado,

de tu piel de cera.

El cuadro,

entre la soledad

y la penumbra,

entre las canas del alma…,

es mi cuadro

de mi rostro sin rostro,

de mis colores sin color.

30

“Luna buena,

luna flor,

luna de amor”

31

II

IDIOMAS

El lenguaje ajenjo

Está lejos…,

Lejos de la zubía del sentimiento.

El lenguaje,

Muerto de tinta,

Muerto de voz,

Está lejos,

Muy lejos del calor de estas páginas,

De la mariposa despistada

Que juega con la fe cobriza.

El lenguaje,

Sabio de mentiras,

Está lejos

De esta verdadera mentira.

32

AVENTURA

Siempre amanece desnuda

de vida y de sensaciones.

Siempre amanece,

entre la lejanía y

la proximidad,

Entre mi pasado

y su presente. Amanece,

amanece desnuda,

sin colores ni rasgos,

sin la sensación ni la vida.

Siempre amanece desnuda.

Los dados envueltos de azar,

para el momento de la aventura.

Los dados

envueltos de negro, sol y sangre,

esperando sin más.

Los dados, tristes dados que

mueren lejos de la probabilidad.

Y aquí,

en la puerta de mis aventuras

amanece el color solo

junto a los dados solos,

olvidados por el azar.

33

OTRO DESTINO

Occidente ya no tiene cajas. No.

no posee

el sueño del mago

disfrazado de realidad,

de plenitud o creencia.

Occidente no mira. Perdió

la locura de las cajas

de los sueños y

del destino trágico.

Demasiada memoria

para el poeta triste de Grecia.

demasiada, para un Occidente

cargado de olvidos rojos

y de cajas, ahora,

sin imaginación.

Occidente no ama la eternidad

ama

su inmortalidad opaca

quebrada por estatuas fijas y firmes

por el mundo que nunca hemos conocido.

Debe volver a los mitos,

a los dioses envidiosos,

34

a la tragedia,

al destino.

35

CULPA

¡Qué abundancia de hombre!

¡Qué abundancia de ser!

Y cuanto más hombre,

más ser. ¡Qué abundancia de ser!

Hombre de hombre,

hombre de madera,

de cera, de luz,

de ceniza, de sal…, hombre.

Ser de saber,

de conocer

cada árbol,

cada fruto,

cada cielo con nubes de arena.

Ser, de límites

y de obras,

de páginas oscuras y rotas, ser.

Y, ¡qué abundancia de hombre!,

¡qué abundancia de ser!,

¡qué sed de saber!

36

EL LAPICERO

El lapicero oscuro y rojo,

tiene la memoria rota.

El lapicero,

incansable viajero,

incansable compañero

de ideas pusilánimes.

Con la memoria rota

de tanto entrar y salir

en el cielo, sí,

en el cielo de los idiotas.

Si el arte no tiene nombre,

si el arte no tiene hijos,

el lapicero tampoco

tiene ningún padre

ni más palabras

para más nombres.

El lapicero,

oscuro y rojo,

como las tardes del pasado

tiene la memoria rota,

y tiene

las maletas

en las puertas de otra calle,

calle de la Aurora.

37

LLAVES

Déjame tus llaves,

y déjame

saltar entre las gavetas,

entre los estuches cerrados

entre los armarios cerrados, pero

déjame,

déjame tus llaves.

Déjamelas para sacar

de allí

todos tus colores,

todo el canto de la primavera y

la inquietud

del pájaro despistado.

Déjamelas,

porque quiero abrir las palabras

y guardar,

guardar en ellas

los nuevos sentimientos de la Creación,

los nuevos rasgos del Paraíso.

Una nueva voz, déjamelas por favor.

38

EL CAMINO

Las calles abiertas

dejan paso a los ojos,

ojos abiertos,

dañados por la moral,

por la religión, por la necesidad.

Las calles cerradas,

entre cipreses,

dejan paso a los ojos,

ojos cerrados sin sal,

sin moral, sin religión,

sin necesidad.

39

JUSTICIA

Se nos ha acabado la justicia,

se nos ha ido

de las manos,

la creencia sin ilusión. .

Mas allá,

donde las piedras viven sin ojos,

donde el metal

construye para los ajenos,

más allá,

sólo están los dioses sentados, cansados

de dormir,

ansiosos de mortalidad.

Y la justicia mortal,

se nos ha ido de las manos,

siempre precisa de necesidad,

con los ojos abiertos,

no sabe bajo qué legitimidad. El hilo,

hilo de la mortalidad.

40

INSTANTES

En cada instante agotado,

en cada línea

perdida,

como las canas ancianas,

en cada gota de tinta,

sin música,

sin la voz de cada “yo”.

Dejo vacío cada sentido,

los dejo cansados

sin protección interior.

Los dejo

en cada instante,

todos los días,

se alejan de mí

estas letras,

hijas perdidas,

de cada sensación.

41

CUIDADO

Acercándome, acercándome

al calor del nido,

al nido del alma,

veo

la sencillez

de un pétalo cuidado

por el aire fresco.

Acercándome,

con paso lento,

al borde del camino,

intento no despertar

el sabor de hierba,

el rocío de mi malestar.

42

LA LLUVIA

La lluvia trae

tu primavera a mis páginas, (secas de amor).

La lluvia,

inquieta y monótona,

golpea el cristal de mis páginas.

¡Qué silencio, tan hondo,

tan profundo,

tan monótono! ¡Qué silencio,

en qué tarde

sin primavera,

sin tu rostro!

La lluvia

se acerca a mis páginas

doblándolas de amor. Se acerca, secándola,

con el paso desnudo

de tu alma y de mis nostalgias.

La lluvia te trae

a la tintas secas de estas sábanas,

a estas puertas sin casa ni oración.

43

OLVIDÓ

Olvidó el pájaro su nido,

y olvidó,

la tarde seca del alma alzar

su vuelo y bajar

a la alfombra de estas páginas.

Olvidó

coquetear

con el pecado de la mirada,

y saltar

entre el rencor de las palabras.

Olvidó,

esquivar el aire

y los suspiros. Olvidó

buscar, entre nosotros,

la semejanza y la ansiedad.

44

DOMINIOS

Nunca supe entender

la mañana. No supe

entender

la intranquilidad de

las horas frágiles en mi bolsillo.

No supe, tampoco,

entender

la suavidad de la tierra

ni la aspereza de la madera.

Nunca supe nada.

Sólo sé

que salí desnudo

para caminar

abrazado constantemente

a mi pasado. Que,

a lo lejos,

me encuentro dominado

por no sé qué color negro malvado.

Sólo sé,

que mi tranquilidad fetal

fue interrumpida

por el sentimiento de nostalgia,

nostalgia de ésta, mi capa.

45

CALLES

Olvidada cada esquina,

cada paso,

inmortal e inconsciente,

que abre las puertas del destino

o de la sabiduría opaca.

Olvidada,

cada calle empedrada,

cada sol en la pared

dispuesto a controlar almas.

Olvidada, olvidada…

Cada rincón oscurecido,

cada sueño de almagre

cada letra dibujada

en la pared de las calles.

Olvidada, olvida

ese futuro insensato,

estas horas amorosas,

este pasado cansado.

46

OSCURIDAD

La oscuridad de los ojos,

fría e inerte,

la oscuridad

de tu pupila muda,

de tu piel inmortal.

La oscuridad,

de los ojos,

yerta e inmóvil

aprieta las imágenes,

comprime las figuras. La oscuridad sola.

47

CIUDAD

Hemos creado círculos inmortales,

y en ellos,

entre cipreses y crisantemos,

hemos construido

un camposanto de papel,

teñido de nuestras vergüenzas,

teñido de celosías falsas,

de murmullos con olor a cuervo.

Hemos creado

edificios de cobre,

pájaros de madera mojada, y

árboles artificiales. Hemos sacado

nuestro tiempo

y lo hemos llevado

al camposanto muerto,

muerto de olor,

muerto de dolor,

mientras nuestra ciudad,

eterna pasajera de pareceres,

ahí se queda, sola,

deshabitada de círculos y

de edificios,

de árboles y de pájaros. Sola

se queda

con el campo-muerto

48

de colores,

de dolor,

de cipreses y crisantemos.

49

DEL SOL

Se alzó en silencio.

¡Voz!

voz que llama,

que oculta, que tapa.

Se alzó, se alejó…,

en la lejanía durmió,

en silencio y sin voz. Tapando

cubriendo las sombras con las sombras,

el rostro con el rostro,

la voz sin la voz.

50

MONEDA

La moneda muda,

muda de ropa.

La moneda sola,

sola derrota.

La moneda,

esa serpiente de bolsillos,

de egoísmos sin atar

de gavillas abiertas. Ese

roedor mortal

del espíritu inmortal. La moneda,

muda,

muda de ropa.

Árida y vacía,

opulenta y odiosa, la moneda

sola,

sola derrota.

51

EN LO INTERIOR

La voz tapa a la voz,

la sombra tapa a la sombra,

¿qué tapará mi amor?

Un camino que huye

al infinito veloz,

un jardín

que abraza la pasión,

mi amor…

qué tapará mi amor.

Un sonido cubre s otro sonido,

un color…,

un color destiñe

mi sensación de amor,

amor segoviano y dulzón. Y

qué…,

qué tapará mi amor.

52

ACUERDOS

Demasiadas manos sobre manos.

Demasiado acuerdo inútil

entre árboles caducos. Demasiada impureza

en el acuerdo posterior.

Lazos, demasiados lazos ciegos

de manos hipócritas.

Demasiada palabra sobre palabra. Demasiada arena

seca

sobre arena

para cubrir la mentira de la promesa,

el futuro irreal

de tantos lazos sin atar.

53

CAUSALIDAD

Un golpe sigue a otro.

Causalidad.

Un pétalo marchito,

la miel seca

y mi alma en el olvido.

Causalidad.

La realidad sin espaldas,

el futuro sin campo

y mis páginas olvidadas.

Causalidad.

El golpe con el golpe,

el pétalo con el pétalo y

el tiempo…,

el tiempo con el tiempo yerto.

Causalidad.

54

FRÍO

Las mantas del hombre,

las mantas del alma,

¡cuánto frío,

traen estas mantas!

Tan cansadas de dormir,

tan cansadas,

desveladas,

vienen llenas de frío,

tiritando vienen,

por el camino de la nada.

55

III

DIÁLOGO

Prefiero menos luz en la azotea.

Prefiero

los márgenes de tu palabra

a las intenciones mismas. Prefiero

la oscuridad para creer,

la noche para llorar

y la vida…,

la vida

para amar.

Prefiero alejarme

de cada letra,

de cada vocal rota

en los espejos de la vida.

Prefiero,

vivir sin luz

y amontonar la soledad

en un haz de poemas sin atar.

Prefiero, prefiero

que mi azotea

no muera sola

ni desesperada.

56

Prefiero dialogar

con cada cristal roto,

con cada noche que dejó

sin dibujar.

57

UNA VEZ MÁS

Una vez más llené

mi pensamiento solitario,

de leche,

de aire de ricino,

una vez más,

volví a jugar

con el misterio dentro mi jaula.

Volví

a sentir el día

abierto en un papel,

cerrado en mi pluma.

Una vez más…,

volví a buscar

la sonrisa de las mesas, (olvidadas),

por lo párrafos de mi ser.

Una vez más,

volví a no entrar, (a no ser).

58

VASOS

¡Qué me ha faltado coger con mis vasos!

El frío,

la voz,

el sueño…, qué me faltó.

La música,

la soledad,

el tiempo…, qué me faltó.

Nunca la nada tuvo en sí tanta nada.

59

JUEGOS

No me engañes

y llámame

como quieras.

Al color

lo llamé tristeza,

al amor

“soledad” o “penas”,

y a mí…

A mí no me llames,

que me destierras.

No me engañes,

por favor,

y llámame como quieras.

60

OTRA ISLA

Aquí, entre mis piedras,

no veo las gaviotas.

no veo el mar,

ni la Concha de los sueños.

No huelo la humedad

ni la sal

de cada día.

Aquí,

(en mi Toledo),

no hay luces grises,

ni voces desconocidas

que llaman a la muerte.

Aquí no hay miedo porque

bastante,

bastante vértigo produce la vida.

Bastante vértigo

produce la nostalgia,

la soledad y el desencuentro.

Aquí,

entre mis piedras,

no tengo miedo.

61

INDIVIDUALIDAD

La flor de la flor.

Pasa, y pervive

el calor rojo y lento

de un día,

de mis días,

en su alma.

La flor de la flor.

Desata ese olor

a vida,

mi vida, y

a pasión astuta con color.

La flor. La flor de la flor,

acompañada por mi alma vestida,

por lo pétalos viejos

del recuerdo,

(no sé),

o de la nostalgia. Flor.

La flor de la flor.

62

POR CORRER

Por correr,

por no mirar,

por vencer al pasado,

cogí frío en mi aliento,

en mis palabras,

en el espíritu de mis letras.

Por querer ser y no ser,

por alcanzar

por no llegar y

olvidar,

cogí frío en mi presente,

en la nitidez de mis folios,

en mi ser.

Por correr demasiado

me cansé

de buscar y buscar

en la tranquilidad de la luz,

en la intranquilidad

del sol, de la noche,

de mi desesperación.

63

OTRA VEZ

Camino y camino,

Juego,

Me canso,

Duermo y me alzo. Camino,

Y camino

Entre las horas,

Por los días,

Camino, y camino,

Con la esperanza de ver

Cambiados,

¡sí cambiados!,

todos estos espejos de sangre,

de dinero. Mientras que yo

juego,

me canso, duermo y sueño.

64

ATARDECER

El huevo soro de oro

se cae de las paredes,

pisa,

el batel de las calles,

la falúa que navega por mis días.

El huevo soro,

de oro,

se aleja entre intervalos

y nos deja

mirar su embarazo,

la lágrima de queso de su regazo.

El huevo soro,

rojo y rojo,

de oro

paraliza los cristales

con las nubes y las fotografías

de su despedida.

65

LO MISMO

Cómo podemos hablar

del mismo vacío,

de la misma oscuridad.

Cómo podemos,

en esta habitación,

hablar del mismo exterior. Sueño

contra sueño sin voz.

Cómo podemos

degradar el mismo color

a un juego de líneas

sin pétalos ni flor.

Cómo podemos

ocultar la risa

bajo el amarillo o

encenderla con

las bombillas del limonero.

Cómo podemos

salir de la escuela

y escuchar

el martirio inquietante

de la arena a nuestros pies.

Cómo podemos no salir y olvidar

y olvidar

66

el teatro de los hombres,

la sangre

de sus luces y el olor,

el olor a herida seca

que abre la puerta de madera,

que llama al crisantemos sin voz.

Como podemos hablar

de lo mismo

di no somos el mismo yo.

67

ESE ESPACIO

Hay un espacio. Vacío

lleno

de hojas envueltas en lágrimas,

lleno

de una mirada atenta,

débil,

frágil e inquieta.

Hay

un espacio

en el aula de mi alma

donde tus lapiceros

y pinceles

describen el rostro de la esperanza.

Hay,

un vacío yerto

de estos días, o años,

sin otros, sin tu descanso.

Hay,

una silla vacía

llorando a las puertas

del aula de mi alma.

68

LO QUE GUARDAMOS

No podemos, no

guardar

tantos segundos

bajos los pies. No podemos

esconder

más

las lágrimas secas

que salen del frío de nuestras manos.

Yerto el tiempo, yerto el hombre,

¿quién soy yo?

69

QUÉ SOMOS NOSOTROS

Huele a rosa,

huele,

a una playa masificada,

a un color caído,

virgen,

en manos de una prostituta.

Huele

a un jardín

que rodea el alma,

de una ciudad pasajera.

Un jardín vestido

de calor y olor a rosa,

vestido

por una brisa

de calor y olor a malva cuidada

por vírgenes prostitutas

que aún no me han besado.

70

QUÉ ME CIEGA

Un árbol roto,

caído

ante mis ojos,

abierto,

de par en par,

con la madera amordazada.

Un árbol,

lleno de vino blanco,

con las estrías propias

que la sabiduría ha dejado en su regazo.

Mi árbol,

mi recuerdo,

mis ojos tapados,

siempre por las tintas

del vino blanco.

71

COMO COMÚN…

Se nos antoja caprichoso. Se nos

antoja,

triste, solitario y pensativo.

Se nos antoja

azul sin color

y color sin azul. Se

nos antoja

envuelto de cristal,

lleno, hasta el alma,

de vidrio,

de papeles sin melodía. Se

nos antoja,

inaprehendido,

común y cotidiano,

lleno de vino crisantemo.

72

REMORDIMIENTO

Un mueble en medio del salón,

un mueble,

atado con gasas

y sangre en sus puertas . Un mueble

dentro del alma,

inmóvil, quieto, imperecedero.

Un mueble,

vacío y seco,

dentro, y dentro,

cada vez más dentro

del alma.

73

II

Música sorda sobre

música atada por

las gasas de sangre,

por el tiempo,

por mi voz cansada.

¡Música sorda!,

vete de mi alma,

y sal,

¡sal!,

de la habitación del mueble

de mi alma.

74

POEMA SIN NOMBRE

Dedicado a un hombre desconocido

Detrás del agua,

a lo lejos de este espejo,

un voz santa,

agoniza

entre el amor, entre

la sabiduría,

entre la nada.

Lejos de aquí,

cerca de mi casa,

los ojos del santo,

ya no están abiertos,

están cerrados.

Lejos, lejos

de la tierra

de la madera y la mortaja,

su voz,

solitaria,

se apaga y apaga.

Lejos de aquí,

tal vez,

en mi alma,

muere un santo sin casa.

75

INDIVIDUALIDAD

Las mismas calles,

plastificadas,

se han llenado

de tinieblas grises. Las mismas,

las mismas calles,

dejaron de ser de madera,

dejaron de ser de piedra, para ser

de carne o de amor.

Las tinieblas cubren

ventanas y visillos,

cubren

el llamador ronco, seco, roto.

Las tinieblas, solas,

de la carne,

del amor.

76

SALIR

Nos hemos llenado

de tantos

y tantos muros,

de tantas y

tan altas figuras

que no podemos salir.

No podemos,

abandonar el pozo,

los vasos, y los besos

donde vivimos, dormimos

y descansamos. Y, sin embargo

tenemos que salir

de los números,

de las frases y la razón.

77

BOLSOS

Las maletas,

redondas y cuadradas,

marrones y azuladas,

están cerradas. Y lo están

para poder

viajar…,

viajar y viajar. Las maletas,

fúnebres y silenciosas,

llevan tantos silencios

como espejos. Estas maletas,

pegadas al suelo y a los pies,

hermanas

del cielo y de los sueños.

Las maletas

interrumpen cada sala,

llena cada destino y

se vacían en el alma

de la esperanza.

78

ESPERANZA

En tus brazos vivo,

de ellos, me alejo. En tus brazos,

juventud ciega y sonora

duermo y

en ellos

me desvelo hipnotizado .

juventud de juventud,

alegría desparramada entre espirriaca,

de ti me alejo

para llegar al saber de la nada.

Juventud de fuego,

sin ceniza,

de oro y espada,

en tus brazos

ya no dormiré

porque de mí no esperas el sueño tranquilo. Nada.

79

Un niño azul,

Un niño del alma

Grita desconsolado

Dentro de los ojos, dentro de la nada.

Un niño azul,

Desconsolado,

Persigue esa voz de la esperanza

80

IV

El cristal donde tú pintas,

el cristal

donde juegan tus dedos,

tiene el vaho de mis lágrimas.

Ese cristal,

lleno de gotas,

que corren, unas detrás de otras.

Ese cristal

bobo y envejecido

en el que quedan

tus letras dibujadas. Ese cristal

tiene mi nombre escrito,

tachado y borrado

a sus espaldas.

No dejes de dibujar,

no dejes

de trazar líneas infinitas, ni

de buscar

el significado del amor

en mi alma.

81

AMANECER

Cada mañana

mis manos se llenan de sangre.

Cada mañana

mis manos, abiertas,

se llenan de huevo

y miel. Mis manos,

las mismas que recorren

el borde de tus besos,

el borde de la espalda del deseo.

Cada mañana,

mis manos,

intentan juntarse con el ruido,

con la luz y el agua

que llegan a cada rincón, a cada

sombra, a cada alma. Mis manos,

abiertas,

son las manos del hombre,

de sus pecados,

del espanto. Mis manos,

son la vía cerrada

del querer, del poder,

de la sangre secada.

82

VOCES

Dos voces,

dos,

necesito para salir.

Dos voces,

dos,

necesito para amar.

Un imperativo,

abierto, triste,

pero sincero.

Un imperativo

redondo, firme,

amable sin reposo, pero,

sobre todo,

sincero, muy sincero.

Dos voces,

dos,

necesito para amar.

Dos voces,

dos,

necesito para ser.

83

ENTENDIMIENTO FEROZ

Sólo entiende de amor,

sólo entiende

de esa sensación

ciega y veloz. Sólo,

sólo entiende

de amor.

Como el árbol frondoso

busca

la luz interior, busca

la primera pregunta

de este camino veloz. El entendimiento,

mago de niños,

alfil de inventos y comprensión, feroz.

84

GOLPES

¡Qué golpes de eternidad son esos!,

¡callad!, ¡callad!,

dejad esa música mortal.

Que el silencio sea el amo

Y dueño de su silencio.

Que la paz,

Que la paz sea paz. ¡Callad!

85

La puerta quedó abierta,

pasa, pasa sin llamar,

aquí

no se encuentra la eternidad.

Aquí,

entre los árboles mortales,

sólo existen golpes de ansiedad,

movimientos enfermos

de locos buscando inmortalidad.

Pasa hijo, pasa

sin llamar. El silencio,

oscuro como la piedra,

abre sus alas a la calma,

a la paz.

Entra sin llamar, deja

el bosque de ramas y motes

en el mundo mortal.

86

PRINCESA

No necesito

tejer y destejer,

con cada uno de tus cabellos,

el cristal

de mi ciudad y de mi alma.

No necesito

salir del metro donde nos conocimos.

No necesito

tomar el sol

cerca

de la arena llena de deseo. No.

necesito,

volver a llorar

por mis cristales rotos,

necesito

romper el alma de la sabiduría

y vivir,

vivir

en la arena de tus colores,

en tus manos,

en la perfección del amor.

Necesito,

volver al metro del olvido,

donde la gente corre, donde la luz

87

se apaga dentro de un túnel.

Necesito

hablar

del jardín de Eva

de sus flores muertas.

88

CAMINOS Y CAMINOS

El mismo sabor a farmacia,

Con color verde,

Falto de esperanza. Éste es

El camino

Que me enseñó la nada.

Con los bolsillos vacíos,

Con el olor

A corazón quemado,

Con la lágrima en la pared,

La nada me enseñó

Que debo volver sobre mí.

Mis amigos,

Cogieron el mismo balón,

Pisamos la misma hierva,

El sol,

De un día sin nombre

Ni consuelo. Pero yo,

Abril sin amarillo,

Sentido sin signo,

Busqué los caminos llenos de la nada,

Busqué la farmacia

Del color verde,

De la esperanza rota, del dolor de la sota.

89

CAMISAS

A mi mujer

¡Qué blanca es tu camisa!

y, cuanto más blanca,

más

se me pega al alma. ¡Qué blanca!

es tu sonrisa

en mis páginas,

tus pensamientos, siempre,

siempre

arañando mis llagas.

¡Qué blanca es la sal!, la sal

de tus intenciones,

del sabor de tu amor,

de tu calma. ¡Qué blanca!,

¡qué blanca! Es la cal

con la que curas nuestra casa,

con la que ordenas

los objetos de mi recreo,

mi alma.

Blanca armonía, blanca paz,

blanca rosa buena.

90

AGOTADOS

Se ha agotado el té. La noche

prosigue

el curso del deseo

sin té. El hombre,

fuera del paraíso,

busca la excitación, el pecado,

el cristal

para dejar aún más

la realidad agotada.

Se ha acabado

la tinta,

podemos marchar, ¡salgamos!,

salgamos a la luz

a la plaza redonda de la edad.

Se ha acabado el hombre,

se ha muerto

el dios de Dios.

91

CUIDADO

Demasiado cuidad por lo exterior,

demasiada,

demasiada atención.

Por la flor marchita,

por el rostro inútil,

por el tiempo insensato,

demasiada atención.

Por la amistad frágil,

por la voz acabada,

por las imágenes muertas,

demasiada atención.

92

2

Necesitamos salir a lo interior,

necesitamos,

abrir las puertas de dentro,

las puertas del mar,

de la vida,

del ocaso y la pesadumbre,

de la voz.

93

3

Necesitamos un hombre de hombre,

sin ilusión.

Un hombre perpetuo

atado a una sola sensación.

Necesitamos más,

más tiempo

para los dos,

el hombre y Dios,

Tú y yo.

94

DESPEDIDA

Lleno con mis lágrimas

los aromas de tu ausencia.

Y cuando pienso

lo tristes que están mis horas,

no soy capaz de dormir,

ni de soñar,

no soy capaz de ser

ni de existir.

Cuando miro

el ruido impertinente

de mi soledad

lleno los vasos vacíos

con lágrimas de limón, para

jugar…,

para jugar, sí,

con la monotonía

del tiempo roto por tu ausencia.

Ya no es bello vivir,

no es bello sentir ni existir.

No son bellos los colores

ni las tardes abrazadas al sol.

95

PUEBLO CANSADO

Hace tiempo

que el sol no sale por Oriente.

Y hace tiempo,

que el mar de espigas

no golpea

la pared blanca del cementerio.

Hace tiempo que

la hoz yace yerta

en el suelo,

en la tierra del cementerio.

Los niños

no salen al recreo,

y los pájaros

se han dejado de enamorar.

¿Qué sucederá?

El hombre,

hace tiempo,

que ha dejado de inventar. Mar sin sal.

96

HASTA LLEGAR

No sabemos el tiempo que queda

sólo para amar.

No sabemos

cuántas gavetas rotas

tenemos que llenar.

No sabemos el tiempo que queda

para hablar

de los sentidos condiciones,

de la mujer, del niño,

de la mancha,

del todo, de la nada,

de más.

97

VINO DE VOZ

Tu figura, la caída de tus cabellos.

No pasan los años por tus caderas,

el movimiento,

tenue, suave, liso, lento,

tergiversa

cada mirada que robo de tu cuerpo.

No pasan en ti

los años,

ni el deseo de volver a ser

la dama del sexo.

Rígido tu saludo, rígida tu figura,

rígido el licor,

frío, rápido, inquieto.

Tu figura, la caída de tus cabellos.

No pasan los años

por tus vestido ajustados,

por tus paseos,

por la afición de verte saludar,

por tus gestos.

Me embriaga tu salud,

98

cada uno de tus movimientos,

el vestido movido

por mi mirada, por el deseo,

por mis sueños llenos de café.

Tu figura, la caída de tus cabellos.

Me embriagas de deseo,

de vino perpetuo.

Tu figura, la caída de tus cabellos.

99

SOLOS

En un rincón sin existencia,

solos,

contaremos todos los segundos

como si fueran pétalos inocentes,

pétalos interminables.

Juntos,

desharemos el hilo de la razón,

el vestido de la moral,

el sentido de la obligación.

Solos,

amontonaremos las palabras

junto a una manzana,

junto a nuestra almohada. Apagaremos

la luz que nos mira,

nos envolveremos

con la alfombra de la piel

que nos pide el deseo.

Solos,

acabaremos allí,

entre la fruta y las sábanas,

con el sentido del tiempo

100

OPINIONES

Qué verdad trae la razón.

Qué verdad trae el amor.

Arropada en un paño,

de seda,

húmedo, cálido,

denso,

viene la verdad de cera,

la luz de aceite.

Hojas de otoño,

cantos de primavera

y olor

a la ceniza mojada

de la verdad de cera,

de la luz de aceite.

Qué verdad, qué verdad

traen el amor y la razón.

Qué niña, dibujada,

viene andando de su mano.

Será que no vienen sola, será

que nos están, tal vez,

engañando.

101

CERCA

Acerca tus labios

al agua bendita. Mójate

de agua fría,

de agua de piedra y sal. Sal

con la mirada rota,

sal

con las manos mojadas

y el espíritu húmedo. Sal

al patio secreto de tu alma y

mira

cómo el círculo verde

está lleno de versos tiernos.

Mira,

como el silencio golpea al silencio,

como la planta

abraza la piedra de mi alma.

Deja que en tu patio

llueva, y llueva lágrimas coloradas

y más lágrimas

benditas de mi alma.

102

QUIETUD

La profunda belleza

es quietud,

es sostener

un verso con otro verso blanco,

un lapicero con otro lapicero,

y yo. Yo

con mis manos abiertas,

con mis manos cerradas

apretando al sol de agua

que se desvanece,

que se escapa

de la quietud del momento,

de las cortinas lisas, (tus labios),

quietas, mojadas

sin tiempo.

103

SERENO

Sereno anda el tiempo.

sin prisa,

camina y camina,

agotando el café,

el licor frío

en los labios estrechos.

Sereno anda

como la paloma coqueta

en el borde de la ventana. Sereno,

entre la multitud,

nos atrapa,

nos besa, nos suelta

y nos ama.

Sereno borde,

limpio precipicio de tinta y colores.

sereno anda

con la piel yerta,

con la camisa de mi alma.

104

OCASO

Silencio rojo,

rojo

envuelto de soles,

caídos silenciosos.

105

CIELO ROTO

Una gota de sangre

golpea,

y golpea

con la monotonía que da mi segundero,

en el techo del cielo.

Una gota,

rota y roja,

cala

el papel de los cigarros,

el papel del trabajo al sol.

Una gota, sin memoria,

con la máscara y el pasado,

golpea

en el techo del cielo,

en el papel del tiempo.

106

ENCUENTRO

Por casualidad,

tu tiempo y el mío,

por casualidad

encontraron

la misma inquietud,

el mismo sitio. Por casualidad

venimos

a pintar, sin ojos,

el mismo alma, el mismo mundo.

Venimos

a jugar

con las cortinas del deseo,

con los números

con la ciudad dormida

ante la luz de nuestro encuentro.

Por casualidad,

la fotografía del mismo parque

abrió

los mismos libros,

rompió

los mismos versos. Por casualidad.

Un día y tú,

107

otro día y yo,

la casualidad y el amor.

108

TIENES

Tienes ojos de aceituna,

y tu olor

bendice el agua.

Tienes ojos verdes,

Verdes oscuros,

ojos

de oración y sueño. Tienes,

la intención levantada

y las piedras redondas

que pisas,

oprimiendo mi alma. ¿Por qué?

Porque no sé,

no sé

si llevarte en el magín

de mis letras rotas,

en mis paseos de rosario

o en cada color verde

que se siente a mi lado.

109

SALIMOS

Los pies cuelgan

fuera de la cesta de agua.

Salpican notas

de espíritu fío,

de aliento sin tiempo,

en el rostro de las manzanas.

Salpican,

gotas blancas,

gotas de alma.

Los pies

mecen lentamente

la esfera y el reposo,

el descanso y la tranquilidad. Los pies

mojados

fuera de la cesta

vuelven a mojarse, vuelven al mimbre,

no quieren salir,

no quieren

secar su tranquilidad

envuelta

por las gotas.

110

PRIMER OCASO

Me atraen los motivos.

La jaula del hombre,

las líneas

ocupadas que beben

del vaso de nuestro futuro. Me atraen,

las fresas sin morder,

los papeles blancos, limpios

y los cristales

que contienen las imágenes

dentro de la isla mortal.

Me atrae tropezar,

sacar de los cuadros

las figuras inmóviles que piden

más vida,

más sufrimiento, más realidad.

El equilibrio,

sí, la danza pertinente

del artista en manos de la juventud,

en manos

de la vejez sonora. Me atrae

crear,

ser dios de Dios

111

y morir,

morir siendo siervo

de mis líneas, de mi interior.

112

SEGUNDO OCASO

Canta, hombre, canta

en tu interior

y deja

que los pájaros duerman

allí

en el fondo de la Parca.

Pájaros

de madera adornada, de alma,

pájaros

inquietos solitarios para ti,

por eso

canta, hombre canta.

113

TERCER OCASO

Ser es pintar,

es amar,

olvidar y beber,

beber de la no-sabiduría.

Ser es perder,

es caer,

soñar y beber,

beber otra vez de la no-sabiduría.

Ser es tener

pintada la piel de gris,

de polvo seco y sed. Ser

es tener sed.

114

CUARTO OCASO

No cambiamos nada.

El pozo

sigue estando igual,

la misma altura lateral,

la misma piedra,

y el estanque siempre igual,

todo,

absolutamente todo,

sigue estando igual.

Son irremediables los hombres,

los sentidos oscuros

y los versos

roídos

por la voz del mismo tiempo.

No cambiamos nada,

la ilusión,

como siete notas verticales,

en manos de la melancolía vertida

de la partitura sin piedad ni color. Todo

igual.

115

QUINTO OCASO

Entre los olivares

hay agua gris,

un espejo lunar

y viento,

sin norte ni paz. Entre

los olivares

hay absurdos y

trozos de tierra,

hay piedras de sal

y un mochuelo buscando paz.

Entre los olivares

hay

demasiado ruido,

demasiada gente sin paz.

Entre los olivares

hay

oraciones y murmullos,

carboneros hijos, sueño

y padres

hechos para amar.

Entre los olivares

hay

demasiado silencio, miedo,

y una brisa de niebla

en la que navegar.

116

SEXTO OCASO

Es bonito,

tal vez,

no ser ni sentir. Es bonito,

callar, vivir y morir

acurrucado por el silencio,

por el estanque yerto,

mirar

y ver del cielo nevar.

Es bonito amanecer

con la flor,

tu piel.

Tal vez

también sea bonito

no ser y no despertar.

117

SÉPTIMO OCASO

Hay veces que

el vacío es una consolación,

cuando

las paredes inertes

nos miran con odio,

nos alzan demasiado

la voz con sus colores,

y nos obligan

a salir,

salir al exterior,

al vacío lleno de nada,

al vacío lleno de profundidad.

118

OCASO FINAL

¡Qué rojas hemos pintado las nubes!

¡Qué roja!

La nicotina ha manchado

la piel de la luna.

Demasiado

hemos fumado para tranquilizar la mar,

para olvidar…

Qué roja está

la noche que acoge

el eco y el gemido,

el nacimiento y el rey mortal.

Demasiado roja está

Esta luna de sal.

119

LAS HERIDAS

Voy a taparte

Tu rostro y tus heridas.

Voy a enjugar

Con el vino del espíritu

Cada uno de tus golpes,

Cada una de las maderas

Que a tu alma

Has pegado.

Voy a taparte, amigo,

Que tus hijos no hablen de mí.

120

El infinito duerme,

en las ramas redondas,

en mi muñeca,

en mis paredes.

El infinito

descansa junto a Ulises,

y espera

ser tejido por

Cloto, Láqueris y Átropo.

Duerme, duerme

inquieto y revoltoso.

121

Estas tardes

llevan tu alma,

llevan mi voz.

Estas tardes

de imágenes

llevan mi oración.

122

Hay un niño,

yo mismo,

cerrado en el fondo del alma.

Mi niño,

opaco,

encerrado en su mundo,

el cristal inmortal,

azul,

de temor yerto

por tener

el tiempo contado.

Hay un niño,

que aún no se ha cortado,

encerrado en el fondo del alma.

123

I

TEMOR

Me da miedo

llegar

y no alcanzar,

abrazar

y no querer.

Me da miedo salir,

esperar

llegar…, llegar

y no alcanzar.

Me da miedo

cada trozo del alma,

y cada grano de su tierra.

124

ORDEN

Deja de colocar objetos,

deja que salga el sol

y tiñe

mis sentidos

del ocaso perfecto con el me veo.

Pon las cajas de la realidad

al borde

de las sombras disfrazadas

de ficción o irrealidad. Pon

en la misma sensación

mi huevo rojo roto,

con el que me veo.

Pon la salud,

la savia y la sangre

cerca de la sombra disfrazada,

lejos,

muy lejos del calor.

125

CALLES SOLITARIAS

Vacíos están los espejos,

las calles

y el cristal,

opaco,

donde ocultas

el mar de leche,

el mar de odio.

Vacío. Vacío contra vacío,

vacío con la ilusión,

de agua,

nadando en el aceite de ricino.

Vacío

de hombre y de pasión,

de espejos,

de cristales y siempre,

vacío,

de ilusión.

Vacías están las calles de sensación.

126

VENIR

-De dónde vienes,

hijo mío,

fatigado y cansado.

-De buscar sal.

-¿Sal?

-Sí, nieve blanca seca,

fe

con semillas de grandeza. Sal.

-Y has traído algo de sal.

-No, los bolsillos del corazón

se me han roto.

-Entonces, vuelve, hijo, vuelve, no pierdas la ilusión.

127

SALE EL SOL

Nunca los caminos

se han cerrado. Ni

la luz llana

ha llegado tan lejos

de nuestra mano, sino

como el sol,

el único sol,

nos la ha confiado.

Monótono y risueño,

alegre y cansado,

constante,

siempre está ahí

a nuestro lado.

Obligándonos

a girar la vista,

a soñar

con los vacíos astros.

Siempre

nos llega la luz de su mano.

128

SOMBRAS

Somos una sombra de sombra

y vivimos

en las alas diáfanas de la nada.

Somos

una brisa nocturna

vacía de hojas,

llena de inquietud y

sombra,

somos

sombra de sombra. Nada.

129

TUS NOCHES

Me dices que sueñas,

que destilas,

el licor del poeta

y del enamorado,

mientras los demás descansan.

Me dices que sueñas

con el amor triste,

con la tristeza enamorada,

con seres inmortales,

con tantas y tantas

flores

del campo de mi alma.

Yo quiero conocer

el agua de plata

que hay en cada uno de tus sueños,

quiero mojar mis labios

y el licor

de tus sueños,

en cada rincón de su tristeza enamorada.

130

UNA CANCIÓN

Una canción,

entre los cristales de casa,

me trae a la memoria

tantas noches solas,

tantos días de madrugada.

Esa canción

contiene el brío yerto

de mi juventud pasada. Una sombra,

la última copa

de madrugada,

yo, tú, nosotros

en la misma canción,

en la misma fiesta,

y ahora

en la misma nada.

Una canción,

sin autor, sin título,

esta canción desgarrando

el velo de los cristales de mi casa.

Pasado de hoy,

futuro de ayer,

la canción,

131

mis recuerdos, y nada

sobre nada en mi ser.

132

EN MI MESA

Hay, encima de mi mesa,

gotas rojas

del paraíso

y lágrimas blancas

de pájaros solitarios.

Hay, encima de mi mesa,

una sombra roja

redonda,

lejana, tibia e inquieta

que viene del paraíso cansada.

Hay, en mi mesa,

tinta rota

congelada, ¡son cristales!,

cristales rojos

de las ventanas del paraíso.

Y hay, en mi mesa,

trapos rojos,

llenos de colores

y de lágrimas,

trapos enlutados,

trapos enjugando mi alma.

133

MIRADA

Dedicado a todas las bellas personas

que, desgraciadamente,

viven dentro del siempre difícil

mundo de la droga.

¡Qué jaula llevan esos ojos!,

cuál es el dolor

de esa mirada cansada. Respira,

amigo, respira

tú no has pecado en nada.

Suben y bajan,

con pasos inciertos,

del mismo autobús

con las mismas cadenas enlutadas,

¡Estos hombres,

inocentes sin esperanza!

Hablan despacio,

del mismo dolor,

de la misma sociedad

que le damos envasada. Hablan,

siempre,

sin memoria,

134

con penas y llagas.

¡Qué jaula llevan esos ojos,

cuáles es el dolor,

de su mirada!

Respira, amigo, respira

y no dejes, cuando te vayas,

nada de lo tiene tu alma.

Llévatelo todo

que allí, en el reposo alargado,

curarán cada una de tus llagas,

135

DESAPARECE

No sé quién

recoge

el humo

de cada alma.

Ese aroma

disuelto en nuestros actos,

esa leche

que baña

la orilla de nuestra infancia.

No lo sé. No sé

si volverá

dentro de la cuna,

dentro de las primeras manos.

Tampoco sé

si pasarán

las mismas páginas

con las mismas imágenes. El alma.

No lo sé,

no sé nada de su aroma,

hace demasiado calor.

136

CUANDO VOLVERÉ

Necesito volver

a la primera

de tus estrechas calles, y

necesito ver

cómo te buscan

en tus piedras y museos.

Necesito ver

al hombre que pasea,

admirado,

volviendo los siglos

en segundos imaginarios. Lo necesito.

Y necesito,

sentirme preguntado

por desconocidos,

por extraños

que buscan

un rótulo,

un fotografía,

una impresión de tus rasgos.

Necesito sentir, tu frío,

el calor de tus tardes,

la niebla en mis labios.

137

Necesito ahogarme

con tu lazo de agua,

con tus calles

en mis venas dibujadas.

138

EN MI JARDÍN

¿Por qué viniste,

tan pronto,

tan pronto, a mi jardín? ¿Por qué?

Viniste a tranquilizar

las hojas de mis árboles,

la sabiduría de mi arena,

sus estatuas.

Viniste

a calmar el azul de mis nubes

los colores de mis bancos.

¿Por qué? ¿Por qué

viniste tan temprano

a mi jardín? ¿Por qué

tan temprano?

Me trajiste

tantos y tantos sueños

que has desfigurado

el rostro de mi pensamiento.

¿Por qué,

por qué tan temprano?

139

Así como los pájaros

me hablaron de tu presencia,

mi corazón enjuto

se despertaba de un letargo,

el letargo de la inocencia.

¿Por qué viniste

tan pronto? Mar.

140

TENER

Tener, tener

no tengo nada.

El agua de mi reloj

en las manos del paraíso,

la brisa de las horas

en el rostro de la infancia,

pero tener,

tener,

no tengo nada.

Muchos paseos solitarios,

y pensamientos inanimados,

lágrimas dibujadas,

y mucha melancolía desesperada,

pero tener,

lo que es tener,

no tengo nada.

141

AQUÍ

Cómo quiero

extender mi piel en la tierra,

de mis sueños,

Postrar allí,

todos mis pensamientos

y gozar,

con el aire,

el frío, el calor, la niebla,

el hielo.

Cómo quiero

dejar en cada besana

el sudor de tinta

de los conceptos. Cómo quiero

viajar desde aquí

a lo más profundo del hombre,

a lo más tierno de su sentimiento.

A la seca, seca,

tierra de mi alma,

de mi destino,

cómo quiero…,

no lo sé.

142

CERCANO

El cuerpo con su cuerpo,

abrazado,

sediento, inquieto.

Jugando,

como el mar y la ola,

como el cielo y la luna.

Cuerpo y cuerpo,

enamorados,

vistiendo segundos desnudos,

corazones desalmados,

dentro de tu jardín demasiado habitado.

143

SALIR

Salí del aula

y dejé

los márgenes vacíos. Limpios,

limpios,

tan limpios

que los pétalos allí pegados

nunca se cayeron de mi lado.

Salí del aula

recordando

la infinitud y la delicia

de los pétalos que hablaron.

Pétalos solos,

bellos,

para la posterioridad atados.

144

CAÍDOS DE SOL

El sor arcano,

debajo de cada sombra

levanta

el precio caído

del humo nostálgico del pasado.

El sol,

con sus rayos caídos,

buscando

la sonrisa cerrada

de mi tiempo nostálgico.

El sol,

caído, cansado, dormido,

anonadado

vuelve a los recreos

de la sombra, del amor barnizado.

145

De piel de piel,

De carne de mi carne. Hiel.

La muerte es

El oscuro limpio sin sabor.

146

PRIMAVERA

Una flor

siembra el calor

de otra flor.

Descalzos e inocentes

llenan los espacios

vacíos, interiores y exteriores

de la noche fértil.

Una flor por la flor,

trayendo

nuevas canciones envueltas en licor.

Esa flor,

por mi flor,

mengua en el cielo,

entre la luz y la oscuridad,

entre el día y la noche.

¡Mi flor!,

desterrada del paraíso,

del jardín

y del pupitre teñido.

147

LLÉVAME

Llévame y verás,

verás cómo los dados,

del alma,

de nuestra canción,

dejan de jugar, dejan

de verter

y comienzan a soñar.

Llévame, llévame,

al “nunca” de nuestro lago,

al “volver”

inspirado en tu sonrisa.

Llévame, llévame,

donde tú estás,

donde tus sueños y

tu jardín es

de cristal. A esa plaza

redonda, redonda,

donde nuestras miradas

no pueden escapar.

Llévame y verás.

148

UNA HABITACIÓN

Escribimos en todas las paredes,

escribimos

con nuestros labios,

con la pasión más redonda que nunca,

con la voz

agachada y en silencio.

¿Qué sentirán?

¿Qué sabrán estas paredes de amor y de sal?

La vida en nuestras manos,

entre las sábanas protervas

y piadosas,

llenas de cal.

¿Qué sabrán? Nada,

absolutamente nada.

Las paredes de la habitación,

las paredes cercanas

de los dibujos de nuestro deseo.

149

II

VOLVAMOS

Volvamos a Occidente. Volvamos

al centro de las palabras,

a las manos rojas

de tanta

y tanta sangre derramada.

Pero volvamos,

volvamos,

al centro de sus ojos,

a los conceptos,

al ser oculto,

solitario,

al ser delicado.

Volvamos a Occidente,

al mar hecho tierra,

a la tierra de nadie

llena de vacío.

Volvamos a sus líneas,

a la pureza y a la inmortalidad

de sus preguntas,

a las viudas matemáticas. Volvamos,

150

llenos de impresión

a los conceptos desangrados. Volvamos

al inicio de la desesperación.

151

UNA CAPA

Una capa de dentro,

lisa, suave y abstracta.

Mi capa.

En el interior abierto,

solo y nostálgico

en el vino incierto,

busca la blanca sabiduría.

Una capa, mi capa,

callada,

silenciosa,

oculta nuestros márgenes,

oculta

la tiza del alma.

152

Por los objetos,

por sus caminos,

hemos llegado a ser

dioses sin nada de la nada.

153

Tranquilo está él,

tranquila la madrugada

que no quiere

perderte

entre un montón de tierra arrugada.

Descansa por favor,

descansa,

que nadie viene a pesar tu alma.

La luz es más luz,

¿la ves?, tranquilo hijo, tranquilo,

que yo sostengo tu alma,

mi paz.

154

DOLOR

Nunca he llevado, nunca

tanto dolor en mis horas,

nunca,

nunca como ahora.

155

Detrás de la pared,

y por mí,

y por ser,

mis objetos no tienen sombra.

Por mí, y

por ser,

te busca desmayado

entre el color,

entre la brisa y la sombra,

entre el dolor.

156

LLEVARNOS

Qué nos podemos dejar.

El pañuelo lleno de juegos,

lágrimas sobre lágrimas,

calma de calor.

Nos podemos dejar

el color de la música,

los sentidos dañados por la luz,

la voz…,

podemos dejar nuestra voz

dentro de un vaso de agua sin sensación.

¿Qué podemos dejar?

Las manos tan atadas

que mi dolor

sea tu dolor,

y el amor, todo el amor

de los dos.

157

El amor es

una hora sobre otra. Es

salir de tu sombra,

nadar, soñar,

vivir sin pensar.

Tu hora sobre la suya,

tu belleza sobre la suya,

sin que haya más

que una misma sombra desnuda.

El amor,

es empezar, siempre empezar

a ocupar los márgenes

de otro corazón,

de otro reloj.

Hora sobre hora, eso es el amor.

Horas sin aliento, con devoción,

horas

dulces y amargas,

tristes y saladas. Horas son

y horas serán,

cuando haces el amor

a la sombra del mar.

158

YA LLEGA

El calor cansado,

llega…,

la brisa mareando

el oro de mi campo,

el mar amarillo de la luna de pan.

Ese mar amarillo

lleno de olas y silencio. Dentro de él

una perdiz

busca el vuelo,

se levanta el polvo seco

de camino azotado.

Días de sal,

días de calor

junto al amarillo mar.

159

QUÉDATE

Quédate, ¡abuelo mío!,

quédate

contándome,

enseñándome esas horas tranquilas,

inamovibles y quietas

No quiero dejar de escuchar,

cuéntame,

cómo eran esas noches sin pan,

esos días,

largos días,

de ayuno y religión.

Enséñame, y

dime

que la vejez nunca llega sin avisar,

sin quitarme este pan,

dime

que como nacemos,

morimos

sin aprender

ni romper

el cristal de la inocencia. ¡Abuelo!,

cuéntame, cuéntame.

160

EN EL POZO

Aquí mastico el silencio.

cortinas verdes por el suelo,

junto a los montones

y montones de tierra

contándome el tiempo.

El infinito matemático

es el llano horizonte manchego. Pozos

y desierto.

Silencio,

silencio de hombres cansados

por la labor de invierno, por el pozo

y el desencuentro.

161

DEJARTE

Cuánto mar dejaste

en el corazón del hombre.

¡Cuánta tinta,

cuánta profundidad!

Allá, en el horizonte,

se unen el cielo y el mar,

la geometría y el amor.

Allá,

en el seno de lo infinito,

se dibujan tus labios,

mi inquietud, paz.

El corazón del hombre lleno de amor.

¡Cuánta sal de plata

dejaste junto al mar!,

¡cuánta tinta sin derramar!

162

MIRAR DE NUEVO

¡Qué ojos tienen la salud!

La sabiduría,

el interés y la intención

vienen de la mano

de la salud. ¡Qué alegría!,

romper el más allá,

vaciarse de ideas y

conducir,

conducir la pasión

lejos de los deseos misteriosos.

¡Qué ojos tienen la salud!

Fuera de las horas,

de la primavera,

que es,

siempre es,

el ojo de la salud, el tiempo de la mirada,

el corazón llorando por tener.

163

SABER

Dónde conoceremos la sabiduría,

dónde estará,

la manzana del saber. El otoño

llega a las manos del hombre

prudente.

El otoño

nos sienta alrededor

de cada atardecer. El otoño

nos mueve a buscar

la madurez del saber.

Donde conoceremos la sabiduría,

dónde…,

calmaremos la sed.

164

PLUMA

Quieres agotar

toda mi libertad,

el azul de mi infancia,

todo

en una pluma azul

como el mar.

Me quieres condenar dentro de un color,

quieres

que te dibuje

con la tinta, quieres

que deje junto a una fuente

cada uno de tus rasgos.

Me quieres llevar,

desde ti,

a la profundidad del azul,

al mar de mar.

Quieres tocar,

con el verso, con la voz,

quieres tocar el timbre sordo,

la mirada interrumpida,

la mirada llena de imágenes,

de abrazos y besos solitarios.

165

CORAZÓN

Sencilla y blanca es

la belleza

de tus palabras,

de tus manos en la fuente de mi voz.

Sencilla es,

tu intención dorada,

tus pequeños pasos,

tu mirada, llena de tiza,

de sabiduría, de inquietud.

Pasan los días, pasan las horas

y el vértigo

de tener que contar

con más pasado que futuro

asusta a mis pájaros

de tinta y sal.

No quiero asomarme más

al precipicio del tiempo,

al precipicio de tu belleza,

a este hombre que ama,

que busca sin buscar.

166

NOMBRES

Tantos y tantos nombres

por los pasillos de mi casa,

por las gavetas

de mis libros. Tantos

y tantos alumnos, tantos

rostros, todos, todos juntos

a tu lado,

y junto a ti también

mis locos rasgos.

Tantos amigos olvidados,

tantos amigos

que se llevaron

la figura de mis intenciones,

mis ojos. Y tú junto a mí,

tu jardín, tus sueños, mi alma.

Tantos nombres sobre nombres,

y el tuyo

encima de todos,

ninguno tan cercano,

y el tuyo, sólo el tuyo

sobre mí besándome. Para mí escrito

en los cristales de casa,

en las horas sin números de mi alma,

167

en la cinta de tinta

de mis palabras.

168

DÉJAME

Si pudiera sostener

las cortinas de tu belleza,

el alma

llena de color y de paz. Oración.

Si pudiera

acariciar los lunares

de tu paz estrellada. Oración.

Mi silencio

saldría de su silencio

y con mis labios mojados

apagaría la luz

de la pasión que nos ha enjaulado.

Si pudieras dejarme

me disfrazaría de mago,

de pintor de lunares,

de estrellas y de amor.

169

SALIR

Desde que amanece

las sábanas son el olvido

de tu noche en mis brazos.

Ola sobre ola,

arena disecada

después de mojar

la arcilla de tus labios.

¡Qué sabio! ¡Qué olvido!

Saber para preguntar,

saber para olvidar

tus sábanas del amanecer.

¡Abrázame!, que no

llegue

la anónima mañana.

que no salga la luz

detrás del espejo

donde nos amamos, que

mi voz siga dormida

en el fondo de tus sábanas.

170

MISTERIO

Cuánto misterio puso Él

en tus ojos,

en tu mirada.

No son los objetos,

no son las palabras, es la mirada.

Es el camino alto,

verde, frondoso

de la moral encogida.

Es la ropa mojada,

blanca,

tendida en la mirada.

¡Cuánto misterio!, en tu habitación,

en los momentos de la nada.

171

NO MÁS LÁGRIMAS

Por no ser,

por dejar de creer,

por olvidar,

por perder…,

no más lágrimas sin el atardecer.

Por el hombre,

por la razón,

por el amor,

por esta oración…,

no más lágrimas, por favor.

Por los objetos,

por tu piel dorada,

por los ojos,

por las miradas…,

no más lágrimas sin mi anochecer.

172

QUÉ HACER

Podemos anotar todas

las sensaciones,

el sudor,

las horas sobre las horas. Es.

Podemos anotar

el vértigo del orgasmo,

la piel acariciada

por el hielo. Voz.

Podemos,

vestir desnudo la luz

que nos atrapa,

esa frontera donde los labios

miden el espacio interior. Amor.

Podemos seguir

el espacio curvo

de la almohada,

del algodón o el alcohol, pero no podemos

no,

consumir la pasión.

173

ABRIR

He abierto

un nuevo libro

de adolescencia.

El aula verde,

cansada por la mañana,

recibe el papel arrugado de la sabiduría.

¿Por qué?

porque ya no corrompemos la juventud,

porque queremos

que el odio de nuestros sueños

se realice

en el poso de nuestras promesas. Porque

buscamos

la identidad

en el pasado acumulado.

He abierto el a aula,

sin ventanas,

con las persianas agachadas.

174

SUSTO

Me rodeo de paredes,

me rodeo

de la tiza goteando sobre

cada una de mis ideas. ¡Qué!

Es la admiración

por la calma de la prisión,

es la misma sensación

del mundo cerrado sin rey.

¡Qué!

No quiero salir, ni ser más,

quiero vivir sin delito, paz.

Me rodeo, asustado,

y tembloroso de nervios

consolados en la oración.

La misma oración

y un oráculo

empujándome al precipicio

de tus labios,

que me besan junto al agua de sal. ¡Qué!

Quiero vivir encadenado,

con los ojos cerrados,

quiero vivir,

en la fuente de la bondad.

¡Qué!

175

Me has asustado,

entra sin llamar.

176

ESPACIOS

Tratamos la misma soledad,

la misma melancolía.

Tratamos,

de lejos, el corazón del vacío,

el corazón

de las hojas marchitas,

de los pétalos helados

sin sensación.

Vacío, vacío, en la voz.

Vacío, vacío, en el calor.

Tu mano,

diosa,

mi mano,

hombre mortal.

Entre nosotros,

el infinito horizonte,

el espacio curvo,

y la línea azul del otro mundo sin color.

177

III

MI CASA

Mi casa desnuda,

vacía,

abierta y en silencio,

escucha el abanico,

rojo,

cerrado y en silencio.

Mi casa desnuda,

escucha tus pasos

por la azotea,

por el sótano,

por los labios. ¡Mi casa!

Con el albero esperando

en la habitación del tiempo,

del deseo.

Mi casa derrotada

por tu cuerpo

frente al mío,

por tu tinta en mi deseo.

Mi casa, abierta

a tu luz,

a las plantas tumbadas de mi alma.

178

NEGACIÓN

El murciélago niega la luz,

el poeta al sol,

el niño a la Parca.

El principio

lleno de palabras,

el principio,

como la mujer tumbada,

entre calles

y jardines, entre la nada.

Niega, niega,

que los colores no tienen alma,

que la luz

es hija del tiempo que se escapa.

Niega,

la pregunta,

la afirmación, el sentido,

niega…,

la esperanza del murciélago,

del poeta, del niño sin espalda.

179

¿POR QUÉ?

I

Por qué no puedo comer

de la figura,

de tus ojos en mí parados.

Por qué no pudo pensar

la inocencia del pasado

en mis manos.

Por qué nacemos con tanto ruido,

con tantas piedras que irán

despertando dentro del alma. Por qué,

queremos ocultar

nuestro deseo entre las celosías

de un confesionario.

180

II

Ser es ser. Y ser

es morder

el tiempo enjaulado. Ser

es traer cerca de sí

los minutos en una gavilla

y atarlos al pasado.

Ser es negar

la vocación de la ceniza,

la vocación de ser sepultados.

Ser es ser,

mirar,

oler,

sentir,

tocar

cada espacio de manzana,

cada vicio virtuoso del pecado.

Ser es ser.

181

PREGUNTA

I

Pon tus dedos

encima de la mesa.

Las manos de la música,

del espacio

rota la masa sonora de tu pregunta.

Pon, todas las cicatrices,

al socaire del abanico,

sobre el mantel azul,

de un ajedrez triste,

triste como mi pasado.

Pon todos las preguntas

fuera del jardín mortal,

fuera de la escritura condenada.

El movimiento de las palabras,

la quietud de la luz dorada. Más,

es querer poner los dedos

sobre el ajedrez oscuro y triste,

triste como mi pasado.

182

II

El niño nunca está cansado.

Su voz

rompe las paredes. Necesita pan,

necesita salir

del vértigo del dolor,

del no-saber

cuando llegará la figura

de cartón mojado,

triste y gris

como el ajedrez.

183

DEFINICIÓN

I

Si ponemos las manos,

todas juntas,

esquivaremos la razón

mortal,

su piedad y el montón

de mentiras que trae cada definición.

No podemos limitar el borde del sabor,

no podemos,

nunca,

llegar a esa frontera mortal,

a la oración cerrada

que cada tarde nos trae a Dios.

No podemos agotar la ambrosía

ni la inquietud del vino de metal.

No podemos desnudar

ni un solo objeto más.

Aquí y allí,

nada, absolutamente nada,

la definición nos traerá una sensación más.

184

II

Y si amar

es ocultar. Si…,

es poner la luz de la pasión

debajo de las cortinas,

es…,

poner la música y salir

de la habitación.

Y si amar

es…,

destejer cada definición,

deshacer el mundo mortal,

y salir,

salir de la palabra y la voz,

de la razón mortal,

del dolor.

Y si amar…,

es ocultar la forma

de la flor,

de la pasión,

del anillo de la sensación.

Y si amar es

guardar cada dibujo

debajo del tren del reloj.

185

PASEO

I

Nuestros paseos buscas un camino,

tal vez,

tal vez,

sea el mismo.

Nuestros pies,

escritos en cada taza,

en cada corbata

nos hicieron olvidar, la fuente de paz. Nuestros

pies bañados de vino,

de sal,

de amanecer y atardecer,

de dolor de paz. Buscar,

buscar,

andar y andar

en el horizonte mortal,

en Occidente,

en tu mirada fija en mi pizarra.

186

II

Nuestros pies

en la caverna de la forma,

entre la tentación

y el primer beso. ¿Vocación?

Tiempo de sal,

tiempo de arroz, mi vocación,

junto a los pies

vestidos de vértigo,

vestidos de tijeras y de voz.

Salir,

sí, salir,

es la primera sensación,

mientras que cada verso

ocupa su sitio en el interior.

Nuestros pies…,

en la caverna de la fortuna,

del destino aciago,

yerto de calor.

Nuestros pies…, fuera,

fuera de la sensación.

187

MENSAJERO

Qué hielo ha traído

este dolor.

La penumbra del dolor,

del sufrimiento opaco.

¡Qué dolor!

Ninguna respuesta,

ningún sabor

en las manos mortales del dolor.

Cada recuerdo

es una semilla sellada

que no se aparta,

que no se aparta, de mi dolor.

Nada te llevará

más lejos de donde estás,

nada más,

que mi poesía,

que mi amor,

que mis besos llenos de pasión,

que mi amanecer lleno de voz.

188

COMPAÑÍA

No son las mimas paredes,

es

la misma oración. Nuestros pasos,

nuestros caminos,

siempre bajo la misma amenaza feroz.

Me llevas junto a ti, oración,

me atraes a tu compañía, oración.

¡Qué triste son,

mis paredes!

¡Qué fría esta sensación!

El hombre pierde al hombre,

el hombre

pierde

el mismo hilo de la ilusión.

¡Qué fría esta sensación!

189

II

Las mismas lágrimas

empapando

el detalle infinito

de tu rostro, del mío,

del arte disfrazado de dolor.

Maquillaje y maquillaje

alrededor de ordenadores secos.

Maquillaje y maquillaje,

sin oración, sin cuerpo, sin sensación.

Las mismas lágrimas,

el mismo vacío salado de espesor.

Lágrimas sin origen,

sin opinión.

Y venderemos juntos,

las mismas lágrimas del alma,

el mismo amanecer,

la misma oración.

190

DIÁLOGO

Una pregunta.

Precisa, sonora, clara, concisa.

Una pregunta lejana,

vacía,

nostálgica

que nos lleva y nos trae,

que nos recoge el pelo del dolor.

La misma pregunta,

en el mismo hilo,

en el mismo hombre, en el mismo ser.

Una pregunta

de sensación redonda,

sin márgenes, del oro de la vid.

Una pregunta,

como el caracol escondido,

como el caparazón del sol.

191

II

Esa pregunta vacía,

nostálgica sin ser,

que tras el ser

y la boda de la nada,

mira al juez de la caridad.

¿Es sólo ser?

192

PALABRAS, PALABRAS…

Los rasgos de cada día,

los mismos olvidos

del momento y la sensación.

La palabra

es un cuadro sin pared,

es un trozo de vela oculto,

o mojada luz. La palabra,

es una venda

que no nos deja ver los rasgos

de cada día.

La misma palabra, los mismos rasgos,

la misma oscuridad.

193

II

Aléjame de la vida,

de la razón mortal

llena de dioses sin hogar.

Aléjame de los rasgos

infinitos, de la vela encendida,

del yerto movimiento de una

luz sin voz interior.

Aléjame,

apártame de los rincones tranquilos. Yo temo,

como tú,

al SER. Temo

la sensación desvirtuada,

la misma oración en el mismo banco.

Aléjame, por favor,

aléjame

de la importancia cotidiana,

de la lentitud

que me ahoga, que me tienta,

que me separa y destroza. Aléjame,

de este montón de paja caído de mi reloj.

¿No será mejor dibujar?

¿No será mejor

comer tierra sin sal?

194

VOZ

¿Qué ruido traen las cortinas?

¿Quién ha entrado?

El susurro intranquilo

de una anciana

con rostro de madera.

¿Quién? El ángel aire

nómada de la misma guitarra,

de la misma voz.

¿Quién ha entrado?

Siéntate.

El suelo está lleno de páginas,

blancas,

¡písalas!,

ensucia el color sin color

que no hay más voz,

en mi casa, que tu voz.

195

II

Oí el eco del paraíso,

oí,

el golpe de tu voz en la pared.

Oí la espuma de tu voz,

el vértigo de un orgasmo

lento, lento,

largo, largo. Te oí.

Te oí entre mis sábanas,

buscando

la figura de mis figuras,

el vino de mi tinta,

la pasión,

(digo que fue nuestra pasión)

Te oí, te oí,

abriendo mi temor,

mis manos ignorante

en tu pizarra. Te oí,

al mover las cortinas del amor.

196

NO-SABER

El niño tiene un globo.

El globo es,

grande, grande,

rojo, rojo. El niño tiene,

tiene un globo

sin sujeto ni predicado,

sin manzana ni oro.

El un globo,

grande, grande,

rojo, rojo.

Tan grande para no olvidar,

tan rojo para no recordar.

Es su globo, sólo su globo,

grande, grande,

rojo, rojo.

197

II

Sin anuncios,

sin intermedios,

sin atención,

el globo cotidiano

que habla del tiempo,

de la intención,

de la mentira,

de la consolación.

No tiene pantalla,

no tiene márgenes,

no tiene ningún botón,

el globo solo,

desde el inicio de la primera sensación,

desde el primer pecado por una oración.

198

OTRA HISTORIA

Tal vez su vida sea un cuento,

tal vez,

no sea otra cosa

sin color que

un cuento bello de amor.

Tal vez me cuente

como lo que más amó

lo que más olvidó,

lo que más…

Ocuparé la conversación

de una tarde,

de un café, de un conjunto de palabras

entre esos labios mojados,

bellos, bellos,

lejanos, lejanos.

Tal vez me vea en un jardín

paseando entre lágrimas

por el recuerdo

de la luz entre los posos del café.

199

II

Quise ser una sábana blanca,

larga, suave,

mojada, empapada.

Quise ser el hombre mojado,

la pasión llena de olor,

de un cuerpo sobre cuerpo,

de mi pelo despeinado.

¡Cuánto calor! ¡Qué sensación!

Mi amor narrado,

mi espíritu solitario

cantado como un recuerdo,

olvidado por el olvido.

No será más

que aquel susurro que quedó

entre tú y yo.

200

NO-QUERER

La piedra ha recogido

silenciosa entre la arena,

todas las lágrimas,

todo el rocío de mi alma. La piedra,

como la nostalgia, blanca,

llena de asientos

de las ideas tergiversadas.

La piedra anciana,

habla a los niños

de fechas, de recuerdos,

del vértigo que da la distancia.

La piedra amiga,

la piedra anciana,

no quiere aprender,

no quiere llevarse el calor del sol,

el sabor de la virgen playa.

201

II

Los pinceles caídos,

el margen sin margen

y mi voluntad oscura.

Los pinceles caídos

no se quieren mover,

no quieren ensuciar

el color, `

la piedra de mi interior.

El margen cosido,

por el hilo de la pasión,

deshace cada uno de los besos prohibidos,

cada color cansado,

mi piedra interior.

Y mi voluntad…,

derretida como un helado

en manos de la pasión,

del consuelo de las sábanas desgarradas.

202

NO-SER

La manzana estúpida,

sin árbol,

el naranjo

sin bombillas,

y la flor sin atención.

Como ellos,

como el verde en el mar,

como el amarillo sin olor,

así, así,

estoy yo.

Sin luz,

camino por el día,

tachando conceptos. Sin luz,

ando por la hoguera del árbol

sin manzanas, sin bombillas naranjas,

sin pasión por nada.

203

II

Es tiempo de ser,

no es tiempo de nada.

Es tiempo de extender

los libros debajo el dolor

y el alcohol de la nada.

Es tiempo de olvidar, de volver

y volver a la oscuridad,

a la caverna,

al ser desamparado,

a las líneas deshabitadas,

al nombre y al poder

desheredado.

204

APAGAR

Unos ven pasar el tiempo,

otros esperamos,

en la cuna

del momento, en el instante,

en cada intervalo.

Unos miran objetos

como si vieran

cuadros sobre cuadros,

otros esperamos

la hora de las horas,

el conocimiento sin engaño.

Siempre lo mismo,

siempre acumulando

más y más oscuridad,

más y más pasado.

205

II

La mano sobre el banco

nunca, nunca

alcanza la vela,

nunca

apaga la luz del cuadro.

La mano sobre el banco,

sobre la madera cristiana

acariciando

las estrías de su voz,

las arrugas del banco.

La mano sin la luz,

lejos,

del banco solitario.

206

INJUSTICIA

Un niño acostado

respira

el aliento y el lodo

del mercado,

del ruido infinito del odio.

Un niño,

acostado,

recogido en su piedad

sufre en las manos

el dolor del desván abierto,

la almohada rota,

el aliento,

¡sí el aliento!,

del mercado del ruido,

del mercado del odio.

Mi niño tierno,

sereno,

mi infante recuerdo del infinito

en mis manos.

No te asustes, no te alejes,

los colores de su pupila

cambiarán y serán

los rasgos de tu arte. Niño de niño,

mi niño del recuerdo.

207

II

Lejos de la fotografía,

de la imagen yerta

que día a día,

momento a momento,

pierde el pan del color.

Lejos de la ley,

del acuerdo,

del libro rojo lleno,

el niño vive

sin salir de casa,

solitario.

Lejos de la particularidad,

de la cortina apartada,

del momento,

el niño vive amando

el dolor del silencio.

208

SU MUERTE

Todos los ojos

miran al ágora de la juventud,

la juventud de púrpura,

rota, caída,

por la DECADENCIA,

por el inicio del orgasmo.

Caída, tergiversada,

soberana,

pesada y bonita. La juventud,

del hombre,

del niño, del sabor sin lujo,

de la habitación sin estancia.

La juventud

en el foro de los ojos,

en el diálogo amante,

en la envidia que nos amortaja.

209

II

Una espina en las manos de Occidente.

Una espina

en la cuna griega,

entre las columnas y las diosas

deshabitadas.

Una espina sin sangre,

sin tinta,

cayó pesante y dolorosa

entre los hombres y la mentira.

Una espina atea,

tal vez,

una espina podrida,

tal vez,

sin ojos, ni dolor,

sin sabor,

en las manos de Occidente.

Tierra sin sol,

amante de tanta

y tanta muerte.

210

PASIÓN

Desnudamos el rojo

entre las orillas

donde haces el amor,

entre el amanecer y el atardecer. Desnudamos

el agua entre nuestros labios,

el calor de la piel y del barro,

nadando en tus pechos,

en mi espalda.

Desnudamos el día,

la noche,

el cansancio inconsciente.

211

II

He logrado besar

cada verso que sale de tu mirada.

Sujeto, lleno de vértigo,

tus besos

en mis versos.

He logrado dejar

que los juegos suden en la arena,

que tu mano sobre mi mano,

pueda pintar los trozos de

nuestro destino

en la misma imaginación,

en la piel de nuez,

en el mismo deseo.

No iré más allá,

no,

de las sábanas azules,

del día blanco, blanco,

en el que me has dejado habitar.

No saldré

de la caverna de los sueños,

del jardín de tu deseo.

212

RESPETO

Hay una línea blanca,

con unos bordes

sinceros, añojos, viejos.

Hay una palabra rota

escrita en la pared,

entre los árboles enamorados.

Hay…

un silencio azul,

una profundidad en calma,

mi imagen

colorada, enfrascada en un sistema,

dentro de las líneas

redondas, blancas.

213

II

He aprendido a tocar, con las manos de ceniza,

la pared de la pizarra.

He aprendido

a despojar la luz,

a despojar,

al martillo de la luna,

a la sal de la miel,

a mis ojos de tus manos.

He aprendido

a satisfacer la oscuridad

pelando manzanas,

abrazando hojas y pieles,

rezando, rezando

por el agua seca de una celda,

por las ideas nocturnas

enclaustradas, por el ir y el venir

por el salir de mi alma desesperada.

He aprendido a morder

la luna dentro de mi cuna,

el olor de tu cuerpo,

abrazándome entre la hierva

del desamparo.

214

SINCERIDAD

Pecado.

Hemos vertido el agua

de los cubos de sal.

Pecado.

Hemos tergiversado el color

de las imágenes saladas.

Pecado sobre pecado.

215

II

Cuando salen mis pasos,

cuando,

por los pasillos de mi pueblo,

me encuentro

a mis pensamientos y

a mis pasos. Cuando,

la botella sin color,

sin razón

se atreve a desdibujar

cada uno de los rasgos del pasado,

cada una de las líneas del camino

que nos seguirá susurrando.

216

TRANQUILIDAD

Me he cortado,

con la cal del hombre,

con la calma de la arena.

Me he cortado

con el ser,

con la pregunta,

con el color blanco. Por

querer,

por salvar la inquietud y la sabiduría,

me he cortado

asomándome al pozo,

al precipicio de mi nombre olvidado.

Me he cortado

en la cuna de Occidente,

en el amanecer sabio

de los dioses con nombre,

envidiosos e ignorados.

Me he cortado

con la tranquilidad del reloj,

con la ceniza de mi futuro sin pasado.

217

IV

SOLEDAD

a)

Me siento otra vez

en el camino

equivocado.

En el césped verde

del relativismo,

en la juventud

ansiosa del nostálgico.

Me siento,

debajo del techo del tiempo,

entre los trapos del pasado.

entre las nueves de arena,

entre los azules-grises

que lloran en mi alma

el desamparo.

Me siento

dañado.

218

b)

Ocuparemos la ciudad

insensata,

el destino aciago,

el dolor,

la mano negra

del color de luto tergiversado.

Ocuparemos

un pijama de madera,

sin nombre ni rostro,

el olor a cera sin flor.

Ocuparemos

la canción nostálgica

del que no deja morir la memoria

sin más.

El rectángulo del precipicio,

del vértigo que tanto,

tanto nos ha preocupado.

219

c)

Nada sujeta mejor el dolor

que los párpado cansados.

Bolsas de agua,

mirada estrecha,

prolongada, larga y, sin embargo,

nada sujeta mejor el dolor

que los párpados callados.

Noches de olivos,

preguntas desconsoladas,

rosarios sobre rosarios

que cortan los dedos,

que calman el alma, ¿para qué?,

para mantener

en el aceite de los ojos

los párpados cansados.

220

d)

Cualquier color,

para la piel,

es una sombra para el alma.

Cualquier resquicio de luz

es un golpe

en el tambor de la oscuridad.

Al hombre le conviene

no-ser. A la razón

le conviene callar,

y no protestar porque

la vida es sola

y sola

es la soledad.

(Soledad del alma,

paz)

221

e)

En la piel negra

de las cortinas negras,

en el alma.

La soledad seca

atormentada,

por la figura y su espejo,

por el cuadro redondo.

Nada.

En la piel negra,

de las cortinas negras,

en el alma.

El árbol,

sin hombre,

dormido.

La mar,

sin hombre,

marchitada, y la soledad,

en la piel negra,

de las cortinas negras,

en el alma.

222

f)

Si apagásemos la luz del hombre,

su color,

el dolor de su sonrisa sería…

Si cubriésemos su olor,

la canción de su despedida,

las hojas de su otoño.

Si mojásemos

la cera que nos quema,

la lumbre que aguanta…,

si…

Encontraríamos el pozo

de la niebla,

el cubo de las penas,

la garrucha de la desesperanza.

223

g)

El sitio se aleja

del ángulo,

de la nube oscura, se aleja

se aleja

pintado de carmín geométrico. Pintado.

Es un reclinatorio

antiguo,

roto. Es un pasillo

cerrado,

sin aliento,

oscuro y largo.

Es un reloj

sin lugar ni segundos,

sin voz,

silencioso. Menospreciado por el sitio

estrecho, oscuro, callado.

Es una metáfora

de palomas olvidadas,

de paja seca, rota,

corta. Es el lugar,

colgado, profundo,

que espera, inerte,

ser ocupado.

224

h)

Como la piel del árbol,

como la nuez,

como el barco cansado.

Como el pan mojado,

como mis versos,

como la estera cansada.

Como la suela del zapato,

como los dedos mojados,

como el invierno cansado…,

es el rostro de mi soledad quemada.

225

i)

Una cadena de hielo,

un espíritu

en las ramas descansando,

un poema olvidado,

un recuerdo sin pasado.

Un montón de piezas,

un montón de cuadrados

y rectángulos,

(un nombre sobre ellos),

el dolor sin sabor,

la espera a mi lado.

Un hombre sin hombre,

un cristal opaco es,

la señora del alma,

la del pentagrama desesperado.

226

j)

En un jardín triste,

con flores rotas, me encuentro.

Sin pétalos,

las flores,

cerrado, el jardín,

sin ventanas. Odiado

por mi tierra,

por el amargo sabor

de la distancia,

del desencuentro,

de desencanto.

Me encuentro

entre acervas piedras,

entre oscuros amaneceres,

sin manos, dentro

del jardín podrido,

de la espirriaca envenenada.

Me encuentro llorando

a los pies de mis alma,

destrozado. Nada.

227

k)

No pueden seguir jugando,

los cordones del tiempo,

alrededor de mi cuello,

con mis manos. ¡Sal!

Suelta el vacío,

suelta

la nada profunda disfrazada,

el rectángulo adusto,

el rectángulo de ceniza amordazado.

No puedo, no

seguir dejando más

y más huellas,

del dolor de mis pies, de mi cuello,

de mis manos.

Estos cordones,

invisibles, limpios,

cercanos y lejanos,

son la proís de mi temor,

el miedo a cada minuto atado.

228

l)

A esta pared,

a este columbario,

cuántos hombres, ¡Cuántos!,

han subido y

bajado.

A esta pared de cal negra,

a esta pared

de tierra y paja,

de oraciones yertas, sin color,

sin aliento,

frías como esteras.

A esta pared anónima,

sin siglos ni pasado,

sin frutos,

eterna por mandato.

A esta pared

que se acerca y acerca,

que me empuja ciego

y aniquila sin descanso.

A esta pared, a ésta

quiero yo quitar,

todos sus dolores

con el frío de mi soledad,

con el frío de mis manos.

229

Desmontaré sus cimientos,

paja a paja,

grano a grano. Sembraré

su frío en mi invierno,

taparé sus agujeros

con la sequedad de mis manos.

le pondré

en el hilo del tiempo,

(como todos los que estamos en este hielo),

y la amordazaré,

(como todos estamos amordazados)

230

m)

No quiero perder

ninguna lágrima,

ninguna.

Llevarlas todas,

sin ruido,

silenciosas.

¡Qué humildad!

¡Qué paz de alma!

¡Qué alegría en su vejez!

Por ello,

por lo que he visto,

por lo que me has enseñado,

quiero llevarme todas,

todas,

las lágrimas sin ruido,

silenciosas, con toda,

toda

tu amargura,

con todas sus espinas.

Un beso amigo, porque no te conozco,

por tu prudencia,

por la belleza de tus gestos

y de tu alma.

Lo que me has enseñado

Tranquilizará, sí,

231

El sofoco de mi alma.

232

n)

Sentado entre piedras

me gusta ver

la tierra plana,

el horizonte fragmentado

y mi corazón sin alma.

Sentado,

no quiero conocer

más rostros,

más pasajeros sin nombres

que, a mi lado, mueren.

Todos sabemos lo mismo que todos.

Todos estamos sentados

entre las piedras que hemos colocado.

Y todos,

tenemos los mismos nombres,

los mismos ojos. Todos

hemos tocado y saboreado

los mismos momentos,

la misma piedra,

el mismo color,

la misma soledad y

su daño.

Nadie escapa

de estos folios blancos

sospechosos,

sin tinta, demasiado ensuciados

233

por los tachones de mi náusea.

Y aquí estamos, entre

la tierra plana,

el horizonte, en soledad,

fragmentado. Solos, estamos solos.

234

Necesito la inmoralidad,

mirar al fondo,

y no ver,

no ser,

sentirme perdido

y olvidar…,

y olvidar…,

que es lo que se vive

en la jaula de la soledad.

235

Queremos descubrir

el momento que no vuelve,

que nos cambia

y nos separa,

que nos arrastra a la mar.

Queremos tratar

el silencio de lo oculto,

la calma del que,

prudente,

no quiere hablar, porque

hay tardes que llevan tu alma,

que llevan mi voz.

Estas tardes de imágenes,

llevan mi oración. Soledad de amor.

236