Post on 29-Sep-2018
Estudio de caso
“La formación del sector rural Oro Verde (1967-
ca. 1980). La independización del campesinado y
sus consecuencias”
Autor
Juan Pablo Troncoso Mora
Marco teórico y conceptual
Se ha usado la denominación de “Reforma Agraria” a lo largo del siglo XX a
una serie de procesos desarrollados principalmente en América latina, en los
cuales se buscaba alterar la vetusta y anticuada forma de posesión de la tierra,
con el fin de mejorar la producción de la tierra y lograr una restructuración de la
propiedad rural. Estos procesos se vieron impulsados principalmente en el marco
de la llamada “Alianza para el Progreso”, política de apoyo económico a
Latinoamérica surgida desde el gobierno norteamericano durante el periodo del
demócrata John F. Kennedy.
El caso chileno ha sido estudiado en torno a las altas esferas políticas y las
grandes estructuras, y en consecuencia de manera generalista, por reconocidos
autores como José Bengoa, Arturo Fontaine o Cristian Guerrero, mientras que a
niveles más localistas dentro de la provincia los trabajos realizados se encuentran
originados a raíz de seminarios, tesis o memorias universitarias, como fueron los
consultados por el autor de este escrito.
Temas afines al de la Reforma Agraria han sido escritos al respecto de la
situación del campesinado durante parte del siglo XVIII y el XIX, como lo es la
obra del Premio Nacional de Historia Gabriel Salazar, “Labradores, peones y
proletarios”, o el escenario presentado por José Bengoa en “Haciendas y
campesinos”, el segundo tomo de su “Historia social de la agricultura chilena”, en
el cual se nos presenta una de las causas que originó la aplicación de la Reforma
Agraria en nuestro país, al decir que:
“A partir de la década del veinte, en que comienza una crisis agraria
de carácter prolongado, surgieron diferencias no sólo entre las
regiones (la costa, por ejemplo, que se vio abandonada), sino
también entre las mismas haciendas: unas entraron en un creciente
deterioro rentístico, entregadas a arrendatarios, ocupadas
prácticamente por los inquilinos, con una producción muy poco
tecnificada; otras mantuvieron un nivel moderno de actividad y se
fueron transformando en la base de la producción nacional. Así, al
lado de una hacienda modernizada y bien cultivada, se encontraba
una abandonada y en condiciones penosas de producción. Sin
embargo, en ambos casos se mantuvo el inquilinaje, esto es, no se
modernizaron las relaciones de trabajo.”1
Podemos advertir aquí que no existía un desarrollo común a nivel de
haciendas, permaneciendo muchas de ellas a cargo de administradores ineptos
que no las hacían producir como era de esperar, y cuyos dueños poco les
importaba muchas veces si eran correctamente explotadas, o siquiera la situación
de los inquilinos, históricamente olvidados tanto por el poder económico como por
el poder político.
Este escenario es el cual la “Carta de Punta del Este”, acuerdo surgido de
la Alianza para el Progreso, buscaba combatir cuando señala en sus líneas:
“Impulsar, dentro de las particularidades de cada país, programas de
reforma agraria integral orientada a la efectiva transformación de las
estructuras e 'injustos sistemas‟ de tenencia y explotación de la tierra,
donde allí se requiera, con miras a sustituir el régimen de latifundio y
minifundio por un 'sistema justo', de tal manera que, mediante el
complemento del crédito oportuno y adecuado, la asistencia técnica,
y la comercialización y distribución de los productos, la tierra
constituya para el hombre que la trabaja base de su estabilidad
económica, fundamento de su progresivo bienestar y garantía de su
libertad y dignidad."2
Vemos pues que ya desde las altas esferas políticas se advertía las
deficiencias del sistema latifundista en cuanto peso e importancia económica y
deuda social. Esta es, además, una de las particularidades de la Reforma, ya que
su génesis no estuvo marcada por el movimiento sindical ni las reivindicaciones
sociales impulsadas por el llamado “movimiento obrero”, ampliamente estudiado
en Chile, entre cuyos representantes se encuentra el ampliamente conocido
nombre de Luis Vitale y su obra “Génesis y evolución del movimiento obrero
chileno hasta el frente popular”. No, la Reforma Agraria fue impulsada y apoyada
por los sectores progresistas de la política chilena, y en mucho menor medida por
el conservadurismo nacional, y esto simplemente para evitar que luego fuera
1 Bengoa, José. Haciendas y campesinos. Historia social de la agricultura chilena. Tomo II. Ed. Sur.
Santiago, Chile. 1990. Pg. 8. 2 Fontaine, Arturo. La Tierra y el poder. Reforma agraria en Chile (1964-1973). Ed. Zig-Zag. Santiago,
Chile. 2001. Pg. 38. Las comillas (‘’) parecen ser del autor.
reivindicada por el campesinado de manera violenta o al menos en forma de
protestas.
Metodología
La presente investigación se sustenta metodológicamente en la recolección
de bibliografía afín a la temática estudiada, esto en pos de informarme de la
situación a nivel país del campesinado chileno en las etapas pre, inter y post
Reforma Agraria. Con esta base bibliográfica pretendo dar sustento teórico a mi
investigación, además de servirme de base para la redacción del texto principal. El
análisis de esta bibliografía se hizo tanto en el marco teórico y conceptual como en
el desarrollo del informe.
Las fuentes, en tanto, se dividen en dos tipos: orales y escritas. Las
primeras fueron realizadas en base al método etnográfico y enfocadas en
entrevistas del tipo semiestructuradas. Las segundas, por otro lado, han servido
para comprobar cuanto de lo que se me fue dicho concuerda con los documentos
legales. Estas fuentes, debido a su carácter de documentos legales, no son
citadas en el cuerpo del informe, pero su información se encuentra allí, enlazada
con el análisis.
Este informe se sustenta, en resumen, principalmente en la bibliografía
seleccionada y en las fuentes orales, y son las que le dan la forma.
Capitulo I:
Patriciado e inquilinaje, o la prolongación del sistema colonial
hasta nuestro tiempo.
(Situación de la población de Oro Verde con anterioridad a la Reforma Agraria)
” El latifundismo en Chile ha sido "avaro"
con la tierra y "autoritario" con la mano de
obra. Nunca ha habido una política
generosa de asentamiento de la población
en terrenos que le permitiesen vivir con
dignidad".
(José Bengoa. Haciendas y Campesinos.
Historia Social De La Agricultura Chilena
Tomo II. 1990)
Podría considerarse al actual sector rural de Oro Verde como uno de los
latifundios más importantes de la comuna de Chillán en los años previos a la
aplicación de la Ley N° 16640 de Reforma Agraria, al menos. Originariamente este
sector se encontraba dividido en tres fundos, llamados Sta. Berenice, Sta.
Eufrosina y El Rosario, todos ellos de propiedad de don Luis Martín, mal llamado
Martínez por muchos de los habitantes del actual sector.
Era este latifundista sin duda muy rico, o al menos pertenecía a una familia
patricia, como la llamaría Salazar, de bastante influencia, ya que, dato anecdótico,
fue precisamente la hermana de don Luis quien donó al Estado los terrenos donde
se levanta actualmente el hospital que hoy lleva su nombre, Herminda Martín.
La producción de los terrenos pertenecientes a este latifundista era sin duda
abundante, como lo atestigua el relato de don Emilio Mora San Martín:
“Al menos en estos campos producían harto trigo, papas, legumbres,
ganadería. Era bien… Además que las tierras, la mayoría, eran… son
de riego. Y se producía bastante, tenía unas inmensas bodegas…”
Por tanto, no nos encontramos ante un caso de abandono de tierras, el cual
era una de las causales de expropiación establecidas por la ley N° 16640, que a
saber son principalmente:
Exceso de Superficie (artículo 3), que afectaba a cada predio de una
persona natural y que superara las 80 hectáreas de riego básicas
(HRB).
Mala Explotación (artículo 4), en cuanto a predios abandonados o mal
trabajados (baja producción, malas prácticas agrícolas, etc.).
Predios divididos después del 4 de noviembre de 1964 (artículo 5).
Personalidad Jurídica (artículo 6), donde el o los propietarios fuesen
personas jurídicas de derecho público o privado.
Predios arrendados (artículo 7), cuando dicho arriendo infrinja las leyes
sobre ese tipo de contratos.
Propiedad compartida (artículo 8), siendo dos o más los dueños.
Predios afectos a la Ley de Propiedad Austral (artículo 9).
Ofrecidos por los dueños (artículo 10) y que sea necesario adquirir por
CORA para realizar la Reforma Agraria.
Sería correcto afirmar que la causal de expropiación en este caso se debe,
presumiblemente, a la expresada en el artículo 10 de la Ley, según se extrae de
las palabras de don Fidel San Martín Ortega, quien asegura que don Luis dijo:
“Entrego a la reforma agraria. No peleo más con estos rotos. […] Yo me voy
de aquí, y que me paguen mi fundo”.
Es evidente que para CORA tal donativo era de suma importancia, debido a
la extensión que significaba: en hectáreas cada fundo expropiado medía 310,0 ha.
(Sta. Eufrocina), 354,3 ha. (El Rosario) y 531,8 ha. (Sta. Berenice)
respectivamente, los cuales juntos significaban el no despreciable 21,16% de las
tierras expropiadas entre los años 1965 y 1967, cantidad no superada por ninguna
de las otras expropiaciones del periodo a excepción de la conjuncion de las tres
hijuelas de “Rinconada de Cato”3.
Es escaso lo que se puede extraer de los relatos de los campesinos
entrevistados acerca de la situación previa de los inquilinos y empleados en dichos
fundos, pero sí se puede dar cuenta de que existía una marcada verticalidad de
relación con el patrón (el latifundista), y que no existían muchas distinciones entre
empleado e inquilino, y ni siquiera de los llamados “torrentitos”, personajes
3 Cf. Concha, Juan Manuel et al. Evolución de la Estructura Agraria en Ñuble. Tenencia de la tierra, comuna
de Chillán. Chillán, Chile. 1984. Pg. 46.
trashumantes que llegaban esporádicamente en grupos a trabajar y que eran
alojados en dormitorios construidos expresamente para albergarlos mientras
permanecían allí.
Tampoco es demostrable que el dueño de las tierras actuara de forma
particularmente despótica, como comúnmente se ha achacado a los llamados
patrones de fundo, lo que no necesariamente significa que existiera una relación
de camaradería entre el patrón y los empleados e inquilinos.
Pese a ello, es evidente la desprotección social de la que eran victima los
trabajadores, algo que era la tónica en este tipo de regimenes de propiedad. Mis
propios padres muchas veces me han contado acerca de cómo tenían que vivir en
casa pequeñas, con métodos de iluminación precarios y pasando frío, pese a ser
sus padres, mis abuelos, mayordomo uno y mecánico y chofer el otro.
También la educación era algo que poco y nada se veía, a no ser la
entregada por los propios padres de los niños, y la que una pequeña escuela,
llevada por un solo hombre, Armando Zapata Palma, ubicada a las afueras de los
terrenos de don Luis Martín podía proveer. Ha de tenerse en cuenta que esta era
situación común en los campos chilenos, y aceptada como normal tanto por el
campesinado como por los latifundistas.
Es este un ejemplo de la situación que pudo haber vivido infinidad de otros
campesinos en otros latifundios. Es precisamente con esta situación que se quería
acabar a través de la Reforma Agraria, y así lo expresa el discurso del 21 de mayo
de 1967 del entonces presidente Eduardo Frei Montalva, aunque principalmente
enfocado al factor económico de la Reforma:
“La obra realizada y a realizar por la Reforma Agraria no sólo
pretende la expansión de la propiedad de la tierra con la consiguiente
división de ella, sino que su objetivo es procurar el mejoramiento de
la producción nacional y la incorporación social y económica de los
campesinos a la vida del país"4.
Esta declaración pretendía dejar en claro los alcances y métodos por los
cuales se aplicaría la Ley, además se despejaba así la sombra de duda y
resquemor que tenían los hacendados reunidos en torno de la Sociedad Nacional 4 Garrido R., José et al. Historia de la Reforma Agraria en Chile. Ed. Universitaria. Santiago, Chile. 1990. Pg.
120.
de Agricultura (SNA), como lo expresa la siguiente frase extraída del discurso de
don Luis Larrain M. en el marco de la FISA de noviembre de 1966:
“La Reforma Agraria, más que el desposeimiento de tierras, encierra
el peligro del aniquilamiento de las capacidades empresariales, y esa
es la alternativa dramática a que nos enfrentamos”.5
A lo que don Eduardo Frei contestó en ese mismo discurso del 21 de mayo
con la siguiente frase, en un afán de aclarar las concepciones de los latifundistas,
quienes, como sería normal hacer, defendían sus posesiones (pese a llevarlas de
mal modo muchas veces):
"En relación con el claro propósito de llevar adelante la Reforma
Agraria, el gobierno desea reiterar una vez más que los agricultores
eficientes, que no acaparen tierras, y que cumplan cabalmente con la
legislación social y del trabajo, no sólo serán respetados, sino que
ayudados por el gobierno en su tarea de producir los alimentos que el
país requiere”6.
Es en este ambiente de desencuentro en el que fue aprobada la Ley N°
16640 de la Reforma Agraria, el día 16 de julio de 1967. Todas aquellas
expropiaciones realizadas en los años previos a la aprobación de esta Ley fueron
hechas amparándose en el marco establecido por la Ley N° 15020.
Como veremos más adelante, nunca fue totalmente destruida la idea del
aniquilamiento de las capacidades empresariales de la mente de los latifundistas,
y al acelerarse el proceso de expropiaciones, y al encenderse y polarizarse las
pasiones ideológicas y políticas durante el gobierno de Salvador Allende Gossens,
en el cual el proceso se vio enturbiado por el actuar poco cuidadoso de muchos
funcionarios, estos temores se vieron amplificados, siendo esta una de las tantas
causas que impulsaron el apoyo al posterior Golpe de Estado en septiembre de
1973.
5 Ídem. 6 Ídem.
Capitulo II:
Ascenso y caída de la justicia y equidad, o como una buena idea
es corrompida por la discordia.
(Aplicación y abolición de las estructuras instauradas por la Reforma Agraria)
Parte 1: La calma que precede a la tormenta.
(1967-1973)
”No voy a cambiar de camino por el voto
de una persona, si hay un mal patrón que
ha votado por mi, no voy a titubear en
ponerlo derecho y aplicarle el rigor de la
ley. Si hay un buen patrón, aunque no
haya votado por mi, lo voy a ayudar
porque estoy ayudando a Chile".
(Eduardo Freí M. en La Nación,
agosto 24. 1964.)
Al momento de ser expropiados los fundos que se convertirían
posteriormente en el sector rural Oro Verde fueron entregados de forma
totalmente pacifica por el dueño, sin que ocurrieran hechos de violencia, y
causando cierto desconcierto en los inquilinos, pese a que se encontraban ya
avisados por representantes del gobierno de tal cambio. Don Emilio nos dice:
“… venía un señor de apellido Machuca, don Cristóbal Machuca, y él
venia de Chillán, de a pie me acuerdo, en el invierno, a hacernos
reunión a los trabajadores del fundo […] venia a preparar el camino
de lo que se venia, a ponerle termino al latifundio, como se llamaba
en ese momento. Entonces este señor venia a dar charlas […] él nos
daba a conocer los cambios que se venían y ese tipo de cosas”.
Pese a estar planificado el traspaso, esto no impidió que existiera cierto
desfase en el inicio de las tareas agrícolas de ese año, pero este hecho no pasa
de ser un punto anecdótico.
La estructura que suponía la aplicación de la Reforma Agraria constaba de
dos fases. La primera era llamada Asentamiento, y la segunda era la Cooperativa,
siendo esta ultima de duración indefinida. Durante el asentamiento, don Domingo
Mora, mí abuelo, fue designado de forma provisoria como presidente del
Asentamiento por los funcionarios de CORA, en tanto él fue mayordomo del
anterior dueño y tenía más conocimiento previo del manejo del campo y de los
trabajadores, a diferencia la mayoría de los asentados. Posteriormente fue
ratificado repetidas veces, en elecciones anuales, en dicho cargo. Según atestigua
don Fidel, su gestión fue de las mejores que hubo:
“… fue el hombre que lo hizo mejor en la directiva. El hombre era de
edad pero sabía hacer las cosas. Después vinieron otros, duraban
poquito tiempo, le ponían copete.”
Similar testimonio da don Emilio:
“… fueron funcionarios los que pusieron a mi papá. El quedó como
organizando pa‟ mandar “ustedes van a ir a al viña, ustedes a limpiar,
a arar, los tractores”. Él quedó a cargo de eso. Como él era
empleado entonces sabía más o menos, pero después, no me
acuerdo en qué tiempo más se produjo una elección democrática con
los campesinos, y ahí se eligió y mi papá salió presidente.”
Así fueron sucediendo las cosas a lo largo de los años, mientras se cumplía
la etapa de Asentamiento. Como parte de la Reforma estaba el importante aspecto
de la capacitación de los campesinos para su posterior autogestión en la etapa de
Cooperativa. Esta capacitación no solo significaba el instruir a los asentados en el
uso de la maquinaria o la aplicación de abonos o pesticidas y similares, si no
además mejorar su educación, la cual a lo más llegaba a sexto año básico en el
mejor de los casos. Al respecto nos informa don Emilio:
“Yo vi que las autoridades del gobierno de Frei Montalva venían con
todo bien organizado. Se alfabetizó, se hicieron clases después de
las horas de trabajo, se hicieron charlas, se entregaron documentos.
Yo guardo un documento que le entregaron a mi papá en que salen
claritos los objetivos de la reforma agraria, y uno de esos era
preparar a las personas para que se hicieran responsables al
momento de ser dueños de la tierra. Porque la reforma agraria lo que
perseguía era hacer nuevos propietarios, y eliminar el inquilinaje y los
abusos, y que el país progresara y que se alimentara bien la gente.”
Al respecto de la capacitación y asistencia de CORA en el manejo de la
tierra, don Fidel nos dice:
“…cuando recién se inicio como asentamiento venían técnicos de
CORA. Venia uno pa‟ las viñas, pa‟l huerto que se hizo, pa‟ lechería.
En todo andaban técnicos con nosotros, para todo. La gente aprendió
más, porque antes no teníamos ninguna información del sembrado,
qué le iba a poner a esto… porque todo lo hacía el patrón con sus
empleados […] Y después no, había información. Miles de cosas que
después uno aprendió. Ahí nos abrieron más la mente, porque antes
nada. Era lo mismo que el patrón mandaba al empleado, y el
empleado al obrero y listo. Pero después no, fue cambiando. Y había
que aprovechar este cambio, porque las cosas se dan una vez en la
vida”
Como hemos visto, pese a las habladurías de gente que ha querido
desprestigiar la gestión de aquellos años, e insinúan que nunca se preparó al
campesinado para el cambio de régimen de posesión, el gobierno de Frei
Montalva se preocupó de ese punto completamente, y no se puede pensar distinto
de la gestión de su sucesor, Allende, ya que este estaba imbuido de la ideología
marxista, que precisamente propugna el bien del proletariado, equiparable en este
caso al campesinado.
¿De dónde viene entonces la raíz de estas habladurías y desprestigio? En
parte provienen de la campaña no declarada pero sí tácita de desprestigiar en
todos los niveles al gobierno de Salvador Allende, pero también proviene de la
propia actitud de la gente. De esto nos habla don Emilio:
“A usted le decían „a las 7 de la tarde nos vamos a juntar dos días a
la semana a clases‟, de primera el entusiasmo, todo bien, después ya
comenzaba a mermar, a mermar. Al último ya no había nadie. Pero
no es que el gobierno no se hubiera preocupado de eso […] no me
pueden decir a mí de que el gobierno no tenía en sus planes preparar
a la gente: sí los tuvo. […] Dar charlas, y decirles „esto y esto, y
ustedes son los que van a tener que hacerse cargo de todo, y
edúquense, prepárense‟. […] En eso no podemos echarles la culpa a
las autoridades.”
No puede, sin embargo, obviarse el hecho de que durante la administración
de Allende las expropiaciones se hacen de forma acelerada y con bastante
agitación social, pero esto es a causa de la polarización ideológica que fue
sufriendo el país en esos años, y las reacciones de violencia bien vendrían a ser la
reivindicación de las desigualdades históricas que sufrió el campesinado a lo largo
de varios siglos. Por supuesto, defender el uso de la violencia a tal extremo, que
no puede negarse sin embargo, pues la hubo, sería la opinión de un necio. Nada
justifica tales acciones, como nada justifica la ofensiva de la clase patricia, la élite
chilena venida a más, que acaeció hacia fines del tercer año del mandato de
Allende.
Considérese, sin embargo, que el proceso en los fundos que son objeto de
este estudio, que actualmente conforman el sector rural Oro Verde, fue
sumamente calmado, y no se presenciaron hechos que pudiesen sugerir siquiera
una presión de parte de los campesinos para acelerar la expropiación. Así lo
atestiguan tanto don Emilio como don Fidel, ambos, como ya señalé,
protagonistas y beneficiados de la Reforma Agraria:
“… no, no hubo resistencia. Aquí no hubo peleas, ni parar banderas.
No hubo policías, ningún tipo de desorden.
Yo me acuerdo que la cosa aquí fue tan pacifica, que llegó mi
padre un día a las 12 del día, y dijo “vieja, el patrón nos entregó el
fundo”. Pareciera que estoy escuchando lo que dijo mi papa. Así,
nada. “Llegó la CORA, y mañana nosotros empezamos a trabajar sin
patrón”.
Así lo expresa el primero, en tanto que el segundo dice:
“… este [fundo] no, porque este fue en vida de Frei viejo, y además
que el dueño quiso entregar, y por eso no tuvimos oposición, que nos
estuviera atacando alguien, no. Porque fue cosa de don Lucho.”
Son estas sólo muestras de la diferencias de percepción que parecen tener
los beneficiados, bastante distintas de las de los dueños expropiados, los cuales
parecieran querer extender características de un periodo posterior todo el proceso.
Al respecto de las tomas violentas a los fundos durante los primeros años
de la década de los ‟70, Arturo Fontaine presenta muchos casos que atestiguan
tales hechos7, sin embargo no los referiré aquí para no alargar innecesariamente
este informe. Sólo he de decir que, pese a la veracidad o no de los testimonios
recogidos, encuentro poco atinadas sus interpretaciones de los hechos,
pareciendo más los pueriles intentos de blanquear la imagen que dejó en miles de
chilenos las arbitrariedades del Gobierno Militar, esos mismos chilenos que vieron
en los gobiernos de Frei Montalva y Allende una manera de salir de la
marginalidad y ser participes de ese cambio.
A continuación presento un extracto de la obra de Fontaine, que bien puede
resumir su pensamiento, y del sector ideológico y social que representa:
“Como escribe Gonzalo Vial en tres de sus artículos en el diario La
Segunda [publicados el 3 y 10 de marzo de 1998], la reforma agraria
fue una sola, fue injustificada y fue una agresión social. El Gobierno
de la Unidad Popular se excedió en atropellos a las personas y a los
bienes de la agricultura, introdujo mayor violencia y llevó al campo a
una situación caótica, pero la teoría y planificación de aquel hecho
revolucionario, así como el estilo persecutorio e intolerante para
llevarlo a cabo provienen del Gobierno, los legisladores y los
burócratas demócratas cristianos, desde noviembre de 1964 hasta
septiembre de 1970.”8
Huelga decir a qué sector de la sociedad representan tanto Gonzalo Vial
como el diario “La Segunda”. No es sino al conservadurismo recalcitrante y
reaccionario que siempre se ha creído dueño del país. Además los términos
empleados por Fontaine (“persecutorio”, “intolerante”) más bien parecen
expresiones reflejo del freudiano mecanismo de defensa conocido como
proyección, ya que ¿quiénes fueron los persecutores e intolerantes? Dejo esta
pregunta abierta al lector, y además como pie al siguiente subcapítulo.
7 Cf. Fontaine, Arturo. La Tierra y el poder. Reforma agraria en Chile (1964-1973). Ed. Zig-Zag. Santiago,
Chile. 2001. Pg. 135 y ss. 8 Fontaine, Arturo. La Tierra y el poder. Reforma agraria en Chile (1964-1973). Ed. Zig-Zag. Santiago,
Chile. 2001. Pg. 130.
Parte 2: Arbitrariedades y despojo.
(1973- ca. 1978)
“Ante estos hechos, sólo me cabe decir
a los trabajadores: yo no voy a renunciar.
Colocado en un transito histórico, pagaré
con mi vida la lealtad del pueblo.”
(Salvador Allende,
11 de septiembre de 1973)
A inicios del año 1973, en el mes de enero, se vio constituida la Cooperativa
Asignataria Oro Verde Ltda., con lo cual iniciaba una nueva etapa en cuanto a la
posesión de la tierra y rol de los campesinos. Seis años habían pasado desde la
expropiación de los fundos y la instauración del Asentamiento Oro Verde, y por
tanto ya era hora de que este nuevo paso fuera dado. La CORA ya había actuado
instruyendo al campesinado respecto del uso y manejo rentable de la tierra, y
ahora era el turno de estos de demostrar que podían autogestionarse.
En este escenario, con cooperativas ya constituidas y asentamientos recién
formados, se produjo el Golpe de Estado que derrocó al democráticamente
elegido gobierno de Salvador Allende. Mientras en los campos de Oro Verde, el
día despuntaba llamando a la faena diaria, en Santiago la Moneda era
bombardeada por aviones de la FACH y era sitiada por efectivos del ejército,
mientras que al interior de la casa de gobierno el presidente Allende se quitaba la
vida. Así se puso fin al Estado de Derecho en Chile por un periodo de 17 años.
Serian después, parafraseando al depuesto mandatario, las mujeres y hombres
que caminaron por las anchas alamedas quienes darían sustento al retorno de la
democracia.
Respecto del Golpe de Estado y su reflejo en Oro Verde, don Fidel nos da
pocas luces de lo acontecido, siendo más bien escueto:
“No se notó gracias a Dios. No pasó nada. Claro que nos entraron en
las casas, al mes o más tiempo. Me acuerdo que anduvieron policías
trajinando por acá. Y nosotros qué, no teníamos nada.”
Don Emilio detalla más tales hechos:
“Obviamente se sintió, porque la información llegó de lo que había
sucedido. […] Me acuerdo que vinieron unos 10 o 12 y se juntaron
aquí, aquí en Oro Verde. Y ahí vino Pedro Guzmán, que era teniente
en esos años, y luego fue alcalde de Chillán, con los militares
armados, y ahí nos hicieron una reunión y ahí nos trataron bien
malito. […] uno lo sintió el cambio brusco de vocabulario y de todas
esas cosas, porque uno se acostumbra que las cosas se estaban
haciendo de una manera, y después le dice „no, ustedes son una pila
de tatatatata‟”
Ambos campesinos nos informan, además, de que al poco tiempo de
acaecido el Golpe de Estado y de haberse instaurado el Gobierno Militar, fue
enviado un administrador para, según nos dice don Emilio, “producir mucho más”
porque “éramos flojos… lo que no era cierto”. Él ve en esta medida un intento de
subvertir el proceso reformador. Sin embargo, esto no pudo prosperar debido a lo
avanzada que estaba la aplicación de la Reforma en el sector, por cuanto la tierra
ya no estaba a nombre de CORA, o sea el Estado, sino que al ser Cooperativa
esta se encontraba inscrita a nombre de los trabajadores, no pudiendo disponer de
ella los funcionarios enviados. Y a buena hora que fue hecha cooperativa, a tan
sólo nueve meses del Golpe.
Apoyados en el temor que infundían y en la fuerza de las armas, estos
funcionarios comenzaron entonces a despojar de insumos y animales, aparte de
derechos, a los asociados. Esta situación bien se resume en las palabras de don
Emilio cuando dice:
“… con el gobierno de Frei teníamos 2 hectáreas los casados, 1
hectárea los solteros. Teníamos talaje, los casados 12, nosotros
teníamos 6. Y que después te quiten los talajes, te quiten el pedazo
de tierra, lo que vas a comer, la plata. ¿Qué significa eso? ¿‟Y si te
gusta, bueno…‟? O sea, yo creo que la idea era de „estos rotitos
sacarlos de aquí, y nosotros quedarnos con esta cosita‟.”
Este despojo duró hasta el año 1978 aproximadamente, en los cuales las
posesiones de la cooperativa fueron diezmadas. En ese año se envió desde
Santiago la orden de liquidar la cooperativa, en base a que, a causa de la ley de
aparcelamiento, esta debía ser disuelta o continuar de acuerdo al deseo de los
propios campesinos. Esta orden llegó bastante atrasada en realidad, y no demoró
más debido, según me han llegado voces, a la gestión de la Srta. Patricia
Troncoso, tía de quien escribe, que en calidad de ex-funcionaria de CORA conocía
los estatutos y estaba al tanto de las arbitrariedades cometidas.
Fue así que ese año se procedió a liquidar los bienes de la cooperativa y a
repartir las parcelas a los asociados. Ambos entrevistados concuerdan en que la
asignación de dichas parcelas fue de acuerdo a una cartilla de puntajes, aunque
ellos desconocen el sistema por el cual este puntaje se regía.
Pero esta parcelación no significó el fin del sufrimiento de los campesinos, o
del abuso de los funcionarios corruptos. Algunos de los campesinos beneficiarios
fueron obligados a renunciar a sus derechos de posesión, los menos, y los otros,
la mayoría, vendieron casi inmediatamente sus parcelas, presionados sin duda por
estos funcionarios. Don Emilio lo explica así:
“Yo pienso que quedaron traumados con todo lo que vimos. Porque
me enteré de personas que se les metió miedo de que no éramos
dueños, si hay gente que no creía que era suyo eso, y ante de que se
lo quitaran ellos vendieron. Quedaron choqueados, porque veían que
a otros habían apaleado por ahí, que había gente que las llevaron
presa cuando fue el golpe militar porque reclamaban cuando les
quitaban el talaje, iban a parar a los carabineros y ahí seguramente
no los trataban muy bien. Y todas esas cosas a la larga a usted le
van creando un miedo. Entonces yo escuché de dos o tres personas
que ellos habían vendido porque les iban a quitar la tierra. Y
cometieron el error de que otro también les dijo “no, si eso no va a
ser nunca de ustedes”
Durante esta época hubo quienes se aprovecharon de esta situación de
“paranoia” descrita por don Emilio, y pudieron comprar barato tierras con un valor
comercial bastante más alto. Uno de estos personajes que aprovecharon la
oportunidad irónicamente llama a sus tierras “Pichin Mapu”, utilizando la lengua
mapuche, etnia a la que evidentemente no pertenece y ni siquiera debe ser
simpatizante, que significa “Poca Tierra”, siendo evidente que “poca” no es. Don
Fidel lo grafica de la siguiente forma:
“… aquí usted ve que no faltó el que agarró, agarró y agarró. Y esa
persona menos mal que chantó hasta por ahí porque no le han
vendido más. Quizá se hubiera quedado con todo, y es que él decía
que del camino [a Portezuelo] para acá [el norte] tenia que ser todo
de él. Menos mal que no pasó así.”
Así tenemos como el campesinado de Oro Verde quedó en la más completa
indefensión, con un régimen de gobierno que en cualquier momento podía aplicar
prácticas de terrorismo de Estado en ellos, con escasos bienes a causa del
saqueo que sufrió la cooperativa, y siendo además rondados por oscuros
personajes que esperaban el menor atisbo de debilidad para comprar a precios
irrisorios grandes cantidades de tierra.
Epílogo:
Oro Verde, treinta años después, o el derecho de vivir en paz.
(Acerca de la situación actual de las parcelas)
Consultados ambos campesinos sobre como ven ellos la situación actual en
cuanto a producción en Oro Verde, ambos concuerdan en que es bastante buena.
A fin de cuantas, la tierra es fértil y lo único que pide es buen manejo y empeño.
Como reflexión final dejo las palabras de don Emilio al respecto:
“… encuentro que hasta hoy, las personas que todavía tenemos la
parcela, cuando ahí ya se empezó a desgranar el fundo, son gente
responsable. Y se ha ido progresando. De que quedamos muy mal
parados con el gobierno militar, muy mal parados. […] con lo poco y
nada que nosotros alcanzamos a adjudicarnos, yo encuentro que se
le ha hecho cototo, y ha habido gente que ha salido adelante. Esa es
mi opinión.”
Conclusiones y/o reflexiones
Tanto a nivel nacional como local la Reforma Agraria trajo una mejora
significativa en cuanto a la calidad de vida de los habitantes rurales, brindándoles
mayor integración a la sociedad en su conjunto, ya que dejaron de estar sujetos a
los latifundistas, verdaderos señores feudales a la chilena.
Pese a que hubo situaciones estructurales que quisieron y aun quieren
restarle importancia al proceso reformador, y que en parte lo lograron, la Reforma
Agraria ha sido un hecho trascendental en la historia chilena. Las reivindicaciones
y justicia social nunca han estado de más, y si estas ayudan a mejorar la vida de
miles de chilenos, más bienvenidas han de ser.
Enmarcada en los ideologizados años ‟60 y ‟70, la importancia de esta
Reforma ha de ser igual a otras reformas acaecidas en la época actual: las de tipo
previsional, que han cambiado la situación de otro de los grupos tradicionalmente
excluidos o mirados en menos de la sociedad chilena: las mujeres.
Bibliografía y Fuentes
Concha, Juan Manuel et al. “Evolución de la Estructura Agraria en Ñuble.
„Tenencia de la tierra, comuna de Chillán‟”. 1984, Chillán, Chile.
Echeñique, Jorge y Rolando, Nelson. “La Pequeña Agricultura. „Una reserva
de Potencialidades y una Deuda Social‟”. Ed. Agraria. 1989, Santiago,
Chile.
Fontaine, Arturo. La Tierra y el poder. Reforma agraria en Chile (1964-
1973). Ed. Zig-Zag. 2001, Santiago, Chile.
Garrido R., José et al. “Historia de la Reforma Agraria en Chile”. Ed.
Universitaria. 1990, Santiago, Chile.
Bengoa, José. El campesinado chileno, después de la reforma agraria. Ed.
Sur. 1983, Santiago, Chile.
Bengoa, José. Haciendas y campesinos. Historia social de la agricultura
chilena. Tomo II. Ed. Sur. 1990, Santiago, Chile.
República de Chile. “Ley de la Reforma Agraria N° 16.640”. Ed.
Universitaria. 1967, Santiago, Chile.
Conservador de Bienes Raíces, “Libros de Registro de Propiedad: 1967
Tomos 1 y 2, 1973 Tomo 1”. 1967-1973, Chillán, Chile.
CORA, “Asignación de Tierras. Testimonio del Acta de Asignación de
Tierras de la Corporación de la Reforma Agraria a Domingo Mora Parra”.
1973, Santiago, Chile.
CORA, “Proyecto de Asignación de Derechos de Aprovechamiento de
Aguas de la Cooperativa Asignataria „Oro Verde‟”. Chillán, Chile.
Relatos orales de los señores Emilio Mora y Fidel San Martín.