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8/7/2019 Ferlosio Cuando la flecha está en el arco, tiene que partir
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,/
C U A N D O L A F L E C H A E S T A
E N E L A R C O , T I E N E Q U EP A R T I R '
1 .Cuando hable aqui de "sfntesis de
1a fatalldad" debe entenderse sin-
tests en la acepclon que se aplico
en su dla al designer la operacion
empfriea llamada "slntesis de la
urea", Hasta entonces, al parecer.
se habra supuesto -y qulza hasta
negado dogmaticamente por algu-
nos 0, en cambro. simplemente
dudado 0temido por los mas pru-
dentes- que las sustancias quimi-
cas llamadas "organicas", por en-
contrarse solo en seres vivos, si
bien eran susceptibles al andlisis-
esto es. a su descomposicion en
eomponentes simples-. no 10 eran.
en cambio a la operacion inverse.
a la Ilamada sintesis -esto es. a su
recornposlclon a partir de esos
mismos cornponentes individua-
dos y reconocidos mediante el
anallsis-. La experiencia hasta en-
tonees a1eanzada hacfa temer que
si bien Dios 0 La Naturaleza habi-
an concedido a los hombres el
doble poder de haeer y deshaeer
en el lnerte mundo de las mate-
rias inorganrcas 0mineraies. por
el contra rio pareeian haberse re-servado para sf solos el sumo p n-vilegio de construir las sustancias
de la vida. Al hombre del labora-
torte Ie era ciertamente dado des-
eomponer estas sustancias en sus
ingredientes minerales. pera Ie
era negado reconstituirlas. La sin-
tesis de la urea. primera recompo-
sicion artificial de una sustancia
organica. fue la senal de que el la-
boratorio habra logrado rabar a
Dios 0 a La Naturaleza tambien
este ultimo poder. Poder que. te-
nido hasta entonees por divino. amuchos asusto ver puesto ahora
2
R A F A E L S A N C H E Z F E R L O S IO
en las manos de los hombres, y
de modo notorio a Mary Shelley.
que. con su obra "EI doctor Fran-
kenstein 0el Prometeo moderno.
no solo expreso su susto sino
que. de paso. invento un genero
literario destinado a a lc an z ar u lte -riormente el mayor predicamento:
la ctencia-flccion.
2 .Vulgarmente solemos llamar "fata-
lidad" a la categaria de aquello
que pretendidamente sobrevieneat margen y a despecho de toda
intervencion de voluntad humana.
Tal contraposiclon a la voluntad
del hombre queda express en el
hecho de que Ia fatalidad sea re-
putada por algunos -y no importa
en que grado de personificaclon 0
alegorta- como "voluntad del
cielo". 10 que. consiguienternente.
les lleva a escudrifiar su signo en
las estrellas. Iustarnente por tan
enfatizada inmunidad frente a
cualquier posible intervencion hu-
mana, 10 mas que han pretendido
nunea los astrologos es que. me-
diante el analisis de esta 0aquellaconfigura cion astrologica dada. 0
sea, a traves de la descornposi-
cion en relaciones simples -y de
un valor ya prefilado- de una com-
binaclon astral compleja. puede
llegar a leerse la signlficacion pre-
monitoria de ta l conjunto astrolo-
gico determinado y conocer el
destine fatal que prefigura. La que
iamas han pretendido los astrolo-
• Conferencla letda en la 5" Semana de
e ti cc+ y f il os o fi a p o li tt ca en el Instituto de fi·
losofia del CSIC.e l 25 de marla de 1988.
gos es que la fatalidad -para ellos.
como vengo diciendo. cognosci-
ble mediante el analisis de la com-
posicion estelar en que se anun-
cia- pueda tarnbien fabricarse a
voluntad, 0 sea. por sintesis. 10
que irnplicarta un poder equiva-
lente a la facultad de distribuir y
disponer sobre la superfieie ne-
griazul del firmamento. como
quien hace crueecitas de tiza en la
pizarra total mente vacra. aquf un
planeta. allf otro en coniuncion
con el. alia un tercero- en oposi-
cion con el segundo. y asf sucesi-
vamente hasta eompletar la confi-
guraclon astral correspondiente a
tal 0 cual destine elegido a su al-
bedrio y con arreglo a los deseosdel diente. A ningun astrologo se
Ie ha pasado nunca por las mien-
tes pretension tan contraria a la In-
dole misma de 10 que tiene por
obieto propio de su ciencia: la fa-
talidad. La nocion de esta se ha
definido siempre justamente par
contraposicion al albedrfo. 10 que.
del modo mas directo. irnpllca la
negacion de cualquier posibilidad
de construccion sintetica. vinien-
do asr a oeupar la fatalidad. enesa especie de ciencia del aconte-
cer de la que la astrologfa preten-
de formar parte. un lugar homolo-
go al que hasta la sfntesis de la
urea hablan ocupado las sustan-
etas organicas en la ciencia de la
naturaleza.
3 .La frase que he puesto por titulo
de estes papeles, "Cuando la fle-
cha esta en el arco. tiene que par-
tir', no es solo un enuneiado deltema .. sino el tema mismo. Es un
CLAVES
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refran chino que lIeg6 a mi cone-
cirniento hace bastantes afios por
una recopilaci6n paremiol6gica
barata que compte en un quiosco
de peri6dicos. Al punto, por arbi-
trio. par ley 0 par azar de reso-
naneias. se me antolo como unareplica de la maxima latina "S i uis
pacem para bellum" (cuya nece-
dad. por cierto. no ha tenido em-pacho en consagrar hasta unamarca de pistolas: las tristemente
famosas Parabellum), contrapo-
niendo a tan univoca tosquedad
la sabia circunspecci6n de quien
acierta a decir y ensenar mucho
mas precisarnente aconsejando
menos. Ya el paso arras que com-porta pasar, frente a la maxima la-
tina. de la segunda persona a la
tercera y del imperativo al indica-
tivo. renuncia a la forma expresa
del conseio. ya que 1 0 propio de
este es dictar directamente la con-
ducta util para un designio dado.
Pero veremos como entre las di-reeciones de sentido del refran
del arco queda implfeitamente en-
vuelto no s610 un consejo. sino
hasta un imperative.
4 .Pero suprima facies, su presenta-
cion explfcita. es una descripcion
de la condicion que afecta a las
cosas nombradas en el trance
expuesto; en efecto. "tener que
partir" es lacondicion que afecta a
la flecha "cuando esta en eJarco",
La direeci6n descriptiva es la di-
recci6n de senti do formalmente
explfcita. di recta, del refran, Dire
par adelantado que las otras dos
direcciones de sentido. esta vez
implicitas e indirectas, que rnl ana-
Iisis va a considerar son la norma-tiva y la admonitoria. La descrip-
ci6n nos dice que el arquero que
tiende el area transfiere a este y
aeumula en ella fuerza de sus bra-
zos.Tensadoe! arco. la fuerza que
dara impulso a [aflecha hadejado
de estar en los brazos del arquero
y esta ya en el arco mismo. La
fuerza se ha separado del cuerpo
del sujeto y se ha obietivado en su
lnstrurnento. No importa ahara la
peculiar naturaleza de las protesis
y los instrumentos ni segun que
supuestos puede ser legitimo ailegitimo inc1uirlosen el sujeto hu-
CLAVES
mano a excluirlos de el. que en
principia ambas cosas pueden ser
plausibles. Mas, si 1afuerza de los
brazos del arquero ha sido trans-
mitida al arco tenso y ha pasado.en verdad, a ser fuerza del arco.
ya no podemos negarle algtln sen-
tide valido a quien ose decir que
tarnbien la voluntad que ha regido
el movimiento de los brazos quehan tensado el area ha pasado a
ser. en la forma que fuere. volun -
tad del arco. Una voluntad que se
revuelve, urgiendo y aprerniando,
contra el propio sujeto que 1aha
emancipado y generado. que nopor estar sujeta es menos vol un-
tad, como no por estar sometida
aI freno y a la brida del jinete deja-
ra de serlo la del caballo anstosode correr. Voluntad que el arquero
ha de sentir tal vez a traves de la
pluma de la f1echaque cosquillea
los dedos con los que todavia la
retiene. cual si les susur rase : "De-
[adrne ya partir". As! pues. ya la
mera descripcion. que se limita a
afirmar ese apremiante "tiene quepartir", nos hace parar mientes en
el heche de que el arquero que
tiende el arco bien podria ser con-
cebido, en cuanto tal sujeto, no
s610 como fuerza que embarga
fuerza. sino tarnbien como volun-
tad que delega voluntad y libertad
que enajena libertad.
3
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GUANDO LA FLECHA ESTA EN EL ARGO
5 .A t mismo trance de fuerza ernbar-
gada. voluntad delegada y liber-
tad enajenada rernlte. aun mas di-
rectamente. el refran castellano.
no menos descriptive. que rezacomo sigue: "Puestos a renir, el
cuchillo es el que rnanda'. La dife-
rencia ret6ricamente relevante.
frente a la impasibilidad del re fran
chino. esta en el erudo cheque de
[untar un predicado tan humane
como "rnandar" con un sujeto ina-
nimado como "el cuchillo". Pero
de ningun modo creo que el refra-
nero quiera aquf divertirse a nues-
tra costa inventando truculencias
para amedrentamos: si la figura
del cuchillo que manda hace vio-lencia -corno, por definicion. toda
metafora- a los usos reconocidos
como proplos y eongruentes del
acervo es para dar expresion a
una experiencia que violenta en
medida semejante los supuestos y
las expectatlvas en cuya constan-
cia queremos y creemos poder
descuidadamente confiar. La que
tan agresivamente resulta puesto
en entredicho par la experiencia
que el refran sefiala no es, obvia-
mente, sino la confiada presun-
cion de que el sujeto humano es -aI menos en los termlnos y dentra
de los ltrnites que la cotidianidad
reputa suficientes-, como suele
decirse, "duefio de sf mlsmo.
"dueno de sus actos". El refran re-
mite. pues, a la larga experiencia
de los casas en que los hombres
se han vista de pronto frente a
una tragedia que nadie prevefa ni
deseaba y que. una vez sobreve-
nida, se les impone can los ras-
gos propios de cualquier fatali-
dad, pero que elias sienten dife-
rente de las fatalidades que l1egan
c1aramentedesde fuera. como los
rayos que les caen del cielo. La
tragedia del refran es una fatali-
dad que ellos han vista originarse
en sus propias voluntades. que
han tenido a han cretdo tener
entre sus manes. pero en la que
las arrnas. puestas por gestoras
de su asunto y su querella. al
arrebatarles, como sacandoselo
de entre los dedos. el dominio de
los hechos, se han arrogado el
poder de decidir par ell as el tra-gico final.
4
6 .Yahe dicho que entiendo par "fa-
talidad sintetica" esta clase de "fa-
tal tdades" en las que. por haber
intervenido de uno u otro modo la
subjetividad hurnana. el caracterfatal aparece a posteriori comoproducido de artificio. Par muy en
entredicho que podamos poner la
presuncion cotidiana de que el
hombre es. como suele decirse.
..duefio de sf rnismo". por mucho
que los supuestos tacitarnente vi-
gentes en tome a l a lb ed rio rn ere z-
can toda la desconfianza y el des-
credito que pueda acarrearles su
concomitancia can una tradici6n
puesta al servicio de las necesida-
des de legitimaci6n de las institu-ciones de justicia - un a lb edr io . partanto, que, supeditado a la fun-
cion de sustentar la plausible apa-
riencia de un castigo ajustado a la
medida del culpable. en realidad
permite inventar culpables capa-
ces de ajustarse a la medida del
castigo-, par grande. en fin. que,
sabre esta cuestion del albedrio.
haya podido hacerse. al cabo de
tantas y tantas desazones. el al-
cance de nuestras vacilaciones y
rese rvas . me cuesta, sin embargo.
imaginar a alguien realmente dis-puesto a entregar el ultimo bas-
tion de resistencia frente a un de-
terminismo tan desesperado que
haga tabula rasa de cualquier di-
ferencia capaz de hallar mas moti-
va de queja a de protesta ante fa-
talidades en que el suieto huma-
no ha jugado algun papel. que
ante Jasque. como el terremoto
de Lisboa de 1750, hicteron. en
carnbio. sentir contraria al buen
sentido una actitud distlnta de laresignacion,
7 .EI refran del cuchillo nos previene
contra la particular capacidad de
las armas para erigirse en fautoras
de las fatalidades que llama aquf
"sinteticas". pero de paso nos
!leva de la mana a la reflexion ge-
neral sabre como los instrumen-
tos no s610potencian y especiali-
zan las acciones de los hombres,
sino que tambien pueden desviar-
las de sus propios designios. abien condieionarlas y hasta conn-
gurarlas de muy diversas formas.
Yendome ahora a otro extrema
muy remota de esta misma rela-
cion general entre los hombres y
sus instrumentos. me importa se-
nalar c6mo la historia misma de
las invendones parece que recha-zana una representaci6n unidirec-donal. en la que el instrurnento in-
ventado se limitase a servir pasi-
varnente a la estrieta intencion de
su inventor. sino que mas bien
abundan los datos que hacen
rnucho mas verosfmilla imagen de
un movimiento de vaiven, en la
que el instrurnento -natural mente.
en muy diverso grade segon que
mstrumento- revela, puesto al usa.
virtualidades imprevistas que ex-
ceden las funciones asignadas parel inventor, reactuando sobre este.
como si solicitase su inventiva con
la sugerencia de una nueva aplica-
cion. Por 1 0 dernas , nada tiene de
nuevo esta manera de represen-
tarse la historia de las invenciones
-quiero decir como un proceso de
tnteraccton entre el inventor y 10
inventado-, sino que es la mas co-
rnunmente aceptada. La que ya
no es tan cornun es la considera-
cion complernentaria de que el re-
flejo del instrumento sobre la in-
ventiva del usuario no tiene porque ser siempre unfvocamente
alumbrador de posibilidades nue-
vas, sino que a menudo puede
estar aeompafiado por un efectocondicionante en sentido restrlcti-
va. Por ilustrarlo'con el que es tra-
dicionalmente usado como arque-
tipo de todos los inventos. el
torno de alfarero. nadie duda del
impulse enorme con que su inven-
ci6n pudo reactivar la inventiva de
los alfareros. pero basta can repa-
rar en el muestrario que la historia
mundial de la ceramics nos puede
presenter para advertir en que ex-
trema medida la'ceramica de revo-
lucian hecha posible par el torno
privilegi6 las formas de seccion
circular, unicas accesibles al em-
pleo del torno. La absoluta impo-
sibilidad de averiguar el significa-
do y el valor que esto haya podi-
do tener para la historia de la ce-
rarnica nos impide tambien saber
hasta que punta el eiernplo es va-
lida como tal ejernplo. pero me
basta can que se 1 0 de par buenoen cuanto simple llustracion del
CLAVES
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modo en que estimo que los in"
ventos no tienen siernpre par que
abrir un abanico incondicionado
de posibilidades. sino que tam-bien pueden sercornprometedo-
res para el inventor. en el sentido
de comportar un condlcionamlen-
to restrictivo .. Y ahora ya puede
verse como este rodeo par la his"
toria de los inventos ha sido urdi-
do ad hoc: se trataba de prospec-
tar la posibilidad de apJicar el re -
fran del cuchillo a la historta
misma de las armas y correlative-
mente a la de los antagonisrnos
humanos. Ese cuchillo que de
pronto manda. en la rifra lnterin-dividual y tabemaria del refran. y
suplanta a los hombres en el do-
minio de los hechos, hasta ilevar-
los a una fatalidad que nadie pre-
vela nl deseaba. queda propues-
to aqul por paradigma de todas
las armas. panoplias y arsenaJes
que los hombres han inventado.
fabricado y ernpleado como ins-
trumentos de sus antagonismos.
8 .La hip6tesis sena: par 1 0 tanto. la
de que la relacion tanto sincroruca
como diacronka entre las armas y
los antagonisrnos a los que sirven
de instrumento puede considerar-
se sometida a un proceso de inte-
raccion analogo al que he supues-
to entre los fines iniciales del arte-
sana y el reflejo de sus propios in"
ventos. Pero aceptar que los anta-
gonisrnos humanos puedan verse
condicionados 0 alterados por la
interferencia de repercusiones
emitidas desde las armas en sf
mismas es nada menos que reco-
nccer la poslbllldad de un ingre-
diente exogeno y. por tanto. gra-
tuito respecto de cualquier rnoti-
vacion posible del antagonisrno.
1 0 que pondria inmediatamente
en entredicho la presuncion de
una iniclativa totalmente engen-
drada y configurada en el sene
del sujeto. Pero Homero ya dijo:
"E l hierro por sf solo atrae al horn-
bre". Ya habra podido advertirse
claramente cual es la teoria mas
direetamente afectada por tal su -
posicion: la que hallo su expre-
sian mas celebre. mas inequfvoca
y a la vez mas pedestre en el pan-fleto -integrado. par cierto. en el
CLAVES
corpus escriturario canonico de la
ortodoxia t ra d ic io nal ma r xi s ta - in-
titulado "Antiduhring", debido.
como es notorio. a la pluma deEngels. Pero la facil hazana de de-
sacreditar un texto tan vulnerable
no puede hacerse pasar por la
confutaclon definitiva de una tea-
rla que padrfa h al la r d ef en se en
una argurnentacion mucho mas in"
teligente y mas circunstanciada. Si
recurro. por tanto. al "Antiduh-
ring' es porque me permite sefia-
lar el punto de lncldencia en que
la aceptacion de un factor de gra-
tuidad como ingrediente del anta-gonismo pone en cuestion la con-
cepcion general -e n modo alguno
exclusiva de Engels" que da por
descontada la racionalidad sub le -
tiva de la guerra. ya que va a ser
echando a renlr directamente al
"Ant iduhr ing" con la "Teor la de la
dase ociosa", de Thomste in Ve"
bIen como voy a intentar que el
publico yea sal tar las chispas que
denuncian eJ conflicto.
9 .Engels necesitaba que la guerra y
las relaciones de dominacion no
contuviesen factores de irraciona-
lidad total mente irreductibles al
cuadra general de una teoria fun-
dada en el supuesto de una rado-nalidad economica que no podia
permitir cosa aJguna de que ella
fuese incapaz de dar explicacio-
nes. y 1 0 que torpemente preten-dio en el •Antiduhring" fue 1 0 que
ya muchos h ab ta n h ech e antes y
aOn otros m uchos habrlan de
hacer despues: racionalizar la gue-
rra y la dorrunacion. pero en el
sentido psicoanalftico. 0sea. frau"
dulento. de la palabra "racionali-
zar". En nombre del autor, pi do
disculpas por 10 burdo de la
prosa. pero ahora no tengo mas
remedio que citar del "Antiduh-
ring". en donde dice asf: "EI eiern-
plo pueril inventado expresarnen-
te PO I el senor Duhring para pro-
bar que la violencia es el factor
'historlcamente fundamental' de"
muestra en realidad que la violen-
cia no es mas que e l medio y que
el fin es. en cambio. el proveeho
econornico. Y del mismo modo
que el fin es 'mas fundamental"que los medios utiJizados para 1 0 - II
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CUANDO LA FLECHA ESTA EN EL ARCO
grarlo. en la historia esmas funda-
mental el aspecto econornico de
las relaciones que et politico
(h asta a cu i Engels), Pero el esqui-
nado Veblen no acerto aver por
parte algona un mundo tan sensa-
to como el que, sin mirar. por
pura exigencia teorica. dio POI' su-
puesto el autor del "Antiduhring",
La motrvacion emulative y la fun-
cion ostentatoria que Veblen sena-
io en la adquisicion y la posesion
de la riqueza rernitian a algo in-
trtnsecarnente generadoen eJpro-
pia eiercicio del antagonismo: el
trofeo. La historia de la riqueza se
manifesto en gran medida como
la historia del trofeo. No hace ob-[ecion a esto el heche de que Ve-
blen se centre en el luio. puesdonde quiera que se haya rebasa-
do la economia de consumo y seh aya e st ab le ci do ia de mereado ~
con 1 0 que podemos remontarnos
hasta los sumerlos-. el Iuio no
puede considerarse. en modo al-
guno. como "el chocolate del
lora', esto es, un item marginal
en el resto de Ia economIa. y aun
su influencia ha podido ser la do-minante, pues sin necesidad de
que, en cifras absolutas, tuviese
un valor preponderante en el total
de los trances. el pequefio paque-te de acetones que el control de la
purpura representaba fue decisive
en la economfa del Mediterraneo
y permitio a los fenicios cinco si-
glos de hegemonfa mercantil, Fue.
pues. fundamentalmente el papel
de "cornadrona" de las sucesivas
prefieces de la racionalidad eco-
nomica que habra sido asignado ala violencia en el mundo bien ere-
ado de Engels y de Marx el que
se via puesto en entredicho por la
irreductible y autoctona gratuidadque el trofeo presentaba en reIa-
cion con semejante cuadro. Pues
el caracter de trofeo. que !a verti-
ginosa rotacion de la violencia
habia dejado escapar por la tan-
gente. sustrayendolo a cualquierposible intento de reconduccion
al contexte de la racionalidad eco-
norntca. es. sin embargo, una con-
notacion prehistor icarnente impli-
cada en la concepcion misma del
valor y una dimension fundamen-
tal de su actuacion y su vigencia.
Asf. el puro ejercicio del antago-nisrno engendra y da a luz un
6
valor enterarnente nuevo: el valor
de trofeo. Este valor no 10 tiene
por st ninguna cosa inerte. por
preciosa que sea. sino que le es
conferido unicamente por Ia haza-
fia predatoria que llevo a su ad-
quisicion y dela que es tehacientetestimonio. La violencia en sf
misma se revela de pronto creado-
ra de valor: l a p ar te ra de Marx re -
sulto ser parturienta. la cornadro-
na se nos hizo madre.
1 0 .No es sino repetir un topico que
goza hoy de la mayor circulacion
decir que nada pudo nunca otre-
cerles a los hombres la menor ga-
rantfa de inrnunidad frente al usode instrumentos; inmunidad. que
significaria poder servirse de elias
como protests que potencian y es -
pecializan al cuerpo en una u otra
actividad, pero a salvo del riesgo
de que. como tales medics, reac-
nien sobre los fines, desviandolos
de la intencion originaria y recons-
tituyendolos a su propia rnedida.Y la posibilidad de semejante ga-
rantfa parece revelarse tanto mas
remota respecto de las armas. en
cuanto instrumentos que confie-
ren al cuerpo el que es senti docomo el mayor de todos los pode-
res: el poder de vida 0 muerte.Asf. las armas. como protests del
cuerpo,' inducen y suscitan el sen-
tlrniento y Ia concepcion instru-
mental del cuerpo rnisrno. La es-
p ad a co mu nica y extien de su in s-
trumentalidad a la mana que la
empufia y al brazo que la esgrime:el hombre entero acaba por ser
remodelado par las armas y con-
vertido en organa del antagonis-
mo. Pera una talespecializacionestainevitablemente abocada a la
hipertrofia: ya apenas puede decir-
seque haya hombres que s e s ir van
de las armas, sino tan solo arrnas
que usan a lo s hombres. Th.lOrga·
no hipertrofiado demanda gratui-
tamente su e je rc ido y da lugar a 18
autcestimulacion inrnotivada del
antagorusmo. E l antagonismo se
r nu estra , a sl. c ap az d e c on stitu irse
en un contenido plene y autosufi-ciente, y la victoria lIega a emanci-
parse como fin en sf rnismo. El tro-
feo es la cred en cial d e gratutdaden que cobra expresion la redun-
dante autocornplacencia del suieto
en tanto que organa del antagonis-
mo. El culto al cuerpo. en el que
los Helenos. y de modo especial
los Espartanos. se pradigaron
hasta el mas repugnante extrema
de abyeccion. guarda, probable-mente, la mas estrecha conniven-
cia con el descomedido predomi-nio que, en la autoconcepclon del
hombre, alcanzo el caracter de or -
gana del antagonismo. La entera
ciudadanfa espartana era, casi ex-
clusivamente. matri z. ca maday
niche ecol6gico de la falange ho-
plita. T h J desarrollo va configuran-
do. en tomo suyo, un mundo a su
medida: relaciones de extraordina-
ria proyeccion historica -figuras de
poder. de dominacion. de frontera.de terri tori ali dad. en amplia vane-
dad de concreciones- pueden no
haber surgido, en un principia.
mas que como algo analogo a las
rayas que van apareciendo sobre
las canchas de tal 0 cual deporte,
conforme se perfecciona el siste-
ma de reglasque 10 configura.
1 1 .lnvirtiendo el senti do de la rela-
cion que acabo de insinuat puede
apelarse a la mera existencia deldeporte competitivo como un dato
diffcilrnente contestable en cuanto
muestra fehaciente de la capaci-
dad, ya indicada mas arriba, del
mero antagonismo para convertir-
se en un contenido plene y auto-
suficiente, dotando a la victoria deigual capacidad para erigirse. a suvez, en un fi n en sfmismo. Antago-nismo y vlctoria son bienes deconsume que gozan de la deman-
da mas acrisolada en el mercado
humane universal. Parapoder ex-plicitar hasta que punta el alcance
dela cuestion no es baladf. nada
mejor que citar las palabras can
que. en su ExCUTSO sobre Hegel y
ba]o el epfgrafe inquietantemente
interrogativo "~Es contingente elan tagorusrno?" , de su .Dial ecticanegative", nos 10 plantea Theodor
W . Adorno (version castellana de
JoseMarfa Ripaida. Taurus Edicio-
nes, Madrid, 1984) :
"No son supertluas las especula-
clones sobre si el antagonismo
originario de la sociedad humanaes un pedazo de historia natural
CLAVES
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prolongadaque hemos heredado
segun el principio homo berninilupus, 0 si ha sido producido.
zesei; 0 tarnbien. si, en caso de
ser un producto, surgio de las ne-cesidades de la supervivencia de
la especie 0, par el contrarlo.
cuasi-contlngentemente, a partir
de arcaicos actos arbitrarios con
que rue asumido el poder. Cierta-mente en este ultimo caso Ia
construccion del Espiritu universal
se desrnoronaria, Lo universal his-
toricamente, la logtca de las cosas
que se condensa en la necesidad
de la tendencia de coniunto. se
basaria en alga casual y externo a
ella, no se habrtaoriginado nece-
como inrnanente a ella: e l p ro ce s o
economico produce segun eso las
relaciones pollticas de domina-
ci6n y las derriba hasta llegar a la
liberacion coactiva de la imposi-cion de la economla . Sin embar-go, la intransigencia de Ia doctri-
na, sabre todo en Engels, era a su
vez precisamente politica".
A tenor de 1 0 cual, considero abo-
cada a la impotencia cualquier po-
JemoJogfaque no tome ya como
punta de partida, aun entre signos
de interrogacion si 1 0 prefiere. Ia
cuestion de la contingencia del
antagonismo. Huele que apesta ya
toda la flora de las explicaciones
sobre la necesidad. la racionali-
RAFAEL SANCHEZ FERLOSIO
f1echa que esta en el area tense
tiene en sf misma fuerza y vol un -tad mortal, ello no es sin detri-
mento de tu propio aJbedrio y vo-
luntad: ya no seras enteramentetV el que la dispare, sino que ella
pondra en la decision Ia parte devoluntad que Ie has cedido".
Mientras este sentido adrnonitorio
se dirige todavla al sujeto que
quiere seguir siendo. como sueIe
decirse, "duefio de sf rnismo" yle
advierte como, por la objetivaci6n
que entrana el arco tenso. deja deserlo en mayor 0menor grado, elsentido normativo atane a circuns-
tancias, en que, par la naturaleza
de las casas, el hombre ha de-
sariamente. No solo Hegel. sino
tambien Marx y Engels -segura-
mente en nada tan idealistascomo en la relaci6n con la totali-
dad- habrtan rechazado cualquier
sospecha de fatalidad respecto de
Ia historia, por mas que la inten-
cion de cambiar el mundo no
pueda sacudirsela: en ella habrian
visto no un ataque mortal al siste-
ma dorninante. sino al suyo pro-
pio. ( ...) De la divinizacion de la
historia era de 10 que se trataba
incluso en los hegelianos ateos
Marx y Engels. El primado de la
econornia tiene que fundamentar
can rigor hist6rico el final feliz
CLAVES
dad, la justicia 0 iniusticia de la
guerra: un run run cada vez mas
parecido a un gimoteo de pedir
perd6n. Y asi, aunque no fuera
mas que por aquello de excusatio
non petita..., la reflexion tendra
que proyectarse del modo mas
provocattvamenteindistinto. cual
si de una rnisma cosa se tratara.
sobre la guerra y el deporte,
1 2 .Del mismo sentido descriptivo del
refran de la flecha se desprende.
de la forma mas llana, su inten-
ci6n adrnonitoria: "Mna. que si la
puesto toda pretension de seguir
siendo arbitro de cada una de susacciones. a circunstancias. en que
el hombre ha entregado. por asldecirlo, su voluntad al destino y
se ha resuelto a ser c6mplice de
la fatalidad.
1 3 .La intencion nonnativa del refran
se refiere al supuesto de la hostil i-
dad 0 la guerra ya aceptada, deci-
dida 0 entablada; el "tiene que
partir" ignora ahara todo hiato de
discontinuidad entre el arco y el
arquero. los aproxima hasta fun-
7
8/7/2019 Ferlosio Cuando la flecha está en el arco, tiene que partir
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CUANDO LA FLECHA ESTA EN EL ARCO
dirlos. y es un imperativo dirigido
al sujeto convertido en guerrero y
en tanto que guerrero: este no
puede ya montar el arco en vano,
porque ha renunciado a su subje-
tividad y la ha ernpenado en la
conseeuci6n de Ia victoria. Ahorala objetividad del area se h a a pro -
piado del arquero mismo y no
puede haber lapso entre tensar el
area y disparar. porque el arquero
es el arco y el arco es el arquero.
La guerra es e l dominio del Yo.
que ya no es el sujeto en cuandol ibertad, sino el sujeto en euanto
identidad. A la accion de tensar el
arco tiene que seguir la decisionde dispararlo, porque esta es la
secuencia en que el Yo cumple su
ley de mantenerse identico a simismo. Si tras haber tensado el
arco. el guerrero. en lugar de dis-
parar, aflojase de nuevo la ten-
sion. haciendo retroceder el areo
a su repose, habria heche suce-
derse dos acetones de intenci6n
inversa. siendo la segunda de
elias contradlccion de la primers.
a sea una sucesion de acciones
que cornportarta la mas flagrante
negacion de la identidad del Yoconsigo mismo. Naturalmente.
esta intencion normativa dirigida
al guerrero no deja de remitir denuevo al senti do descriptivo del
refran. pues al encarecer como
condicion inexorable del guerrero
el imperativo de permanecer en-
cadenado a su propia identidad,
pone vfvidamente ante los oios lainmunidad de la guerra frente a
cualquier lntervencion de vol un-
tad 0 libertad h um an a, su c ara cte rde acontecer sustrafdo a toda sub-ietlvtdad. 0sea. plenarnente obie-
tivado como fatalidad. Y hay que
notar hasta que punta los dias a
las horas que preceden inmediata-mente al trance de trabar una ba-
talla son. en la tradici6n, el mo-menta mas caracteristico de la
atencion a cualquier serial prerno-
nitoria y de la intervenci6n de au-
gures y adivinos. es decir; de los
que tienen justamente a la fatali-
dad par objeto de suciencia.
1 4 .Pero si en la tragedia del refran
castellano. el "cuchillo que
rnanda" salta de pronto banado
8
en sangre ante los oios. como la
mas inesperada y fatal aparicionello no excluye que haya habido
infinidad de casos en que los tau-
tores hayan tenido la mas clara
conciencia del acto por el que de-
sencadenaban el proceso de la fa-
talidad y del momenta exacto en
que 1 0 hacfanirreversible. Nada
mas expresivo de una tal clase de
conciencia que la Frase..Alea iacta
est": que la leyenda de Cesar Ie
atribuye haber dicho al pasar el
Rubicon. Con esa Frasedemostra-
ba saber en que preciso instante
su libertad de acdon cedia irrever-siblemente el puesto a los desig-
nios de la fatalidad. y hasta que
punta quedaba echado al tablero.
de forma irrecuperable. el dado
del destino. Perosi esto era. efec-
tivamente, asl. ello se debe al
hecho de que a Cesar ni siquiera
se Ie pasara por las mientes la
idea de poner en cuesti6n la com-
ponente subjetiva de la slntesis de
la fatalidad (0 sea. precisarnente
aquella componente par la que talo cual fatalidad recibe. frente a
otras..el caracter de sintetica): lainamovilidad absoluta del prtnci-
pie>de identidad consigo mismo.como la propia ley del ser del Yo.
Si remotamente Ie hubiese sido
posible imaginar, en cambro.
como una facultad existente en el
como sujeto, la opci6n de rescin-
dir. en cualquier momenta dado,
el compromiso de identidad del
Yo consigo mismo. se le habrfa
mostrado -a traves de tal desen-
mascaramiento de Jacomponente
subjetiva- como no natural. sino
como sintetica la fatalidad can la
que se enfrentaba. Pero al estar ladicha
componente subjetivaobje-
tivada en el, ya en cuanto convic-
cion. ya en cuanto voluntad. no Ie
era dado distinguirse a sf mismo.
de entre las concurrentes fuerzasde la naturaleza y la fortuna. en el
seno de la fatalidad que desenca-
denaba. La fatal irreversibilidadque se expresaba en el ••Alea
iacta est- nos lleva, en conclusion.
a preguntarnos como ha Ilegadoel Yo,0sea, el sujeto humano en
manto identidad -por contraposi-
ci6n al sujeto en cuanto l ibertad- a
objetivarse de modo tan imponen-temente constrictive como para
esconderse a Ia conciencia -0. a la
postre, al sujeto en cuanto liber-
tad- hasta el extrema de no ser ya
reconocido como tal componente
subjetiva de la fatalidad. quedan-
do equiparado y confundido con
cualquier fuerza de la naturaleza.
1 5 .EI pragma de la arnenaza. como
antiqulsima formula de relacion
hostil interhumana, es quiza el pa-radigma en que mas nftidamente
quedan dibuiados los resortes deacclon y de reaccion capaces de
producir la sintesis de la fatalidad.
Me refiero, naturalmente. al prag-
rna entero, y con su doble alterna-
tiva y conclusion: no a la amena-
za. segGnsuele entenderse. como
el solo acto inicial de proferirla.
En este simple y estereotipado
drama entran en juego dos partes
antagonicas y tres turnos de ac-
cion en que se alternan: de mane-
ra que la primera parte tendra
CLAVES
8/7/2019 Ferlosio Cuando la flecha está en el arco, tiene que partir
http://slidepdf.com/reader/full/ferlosio-cuando-la-flecha-esta-en-el-arco-tiene-que-partir 8/16
para sf dos de esos tres tumos -el
primero y el tercero-, y la segunda
tendra para sf s6lo el segundo.Pero todo esto es obvio. EI arne-
nazador profiere la amenaza. que
es un anunclo de hostilizacion
condic ionado: si el amenazado se
doblega a cump!ir la condlcion
impuesta por el otro para desistir
de la hostilizacion. el amenazador
corresponde a su vez, conforme a
1 0 anunciado, can el desistimien-
to. S610 el conocimiento del so-
brehumano e irrenunciable com-
promiso de la identidad del Yo
consigo mismo constituye la pre-
sunci6n que hace posible el prag-
ma de la arnenaza. La indefectibi-
lidad del nexo entre la amenaza
proferida y su eventual curnpli-
miento eiecutivo se constituye en
criterio y credencial del Yo y en
instrumento de su autoafirmac'on.
Perc 1 0 que mas de rn uestra la in-
dole de necesidad y no libertad
del principia de la identidad del
Yo consigo mismo es la conocida
proyecclon sobre el amenazado
que no se doblega de la respon-sabilldad del cumplimiento de la
amenaza par el amenazador: esteparece sentir como tan necesaria.
tan inexorable su propia acci6nde cumplir 1 0 amenazado. que la
hace ajena a su propia responsa-
bilidad y la remite a la del arnena-
zado. como sile dijese: " T O . eres
el responsable ante la Hlstoria.
porque tenias en tu m ano la facul-
tad de cumplir mis condiciones. y
no curnpliendolas me has obliga-
do a hacer ejecutiva mi arnenaza'.
EI amenazador rechaza hacerse
responsable de su propia accion.
proyectando la responsabilidad
sabre el amenazado. porque una
vez proferida la a rn e na za . s us te n -tandose esta sobrela imponente
fuerza de la identidad del Yo con-
sigo rnlsmo. el ya se tiene por tan
poco libre ante cualquier accion
que ta l identidad pueda exigirle.
por tan irresponsable con respec-
to a ella. como si de una fuerza de
la naturaleza se tratara. Pero 1 0que ya toea el colma del absurdo
es que el amenazado mismo se
muestre comprensivo con el arne-
nazador. reconooendole la inde-
fectibilidad del nexo de amenaza
que 10obliga y asumiendo la res-ponsabilidad del cumplimiento de
CLAVES
la amenaza que sobre el proyecta
el propio elecutor, aviniendose aponer a cargo de su conciencia la
acclon violenta que sobre sf
mismo ha tenido que sufrir. Elamenazado. heche ya victima de
la violencia que ha dado curnpll-
miento a la amenaza. acepta asu-
r r u r la responsabilidad que el pro-
pia ejecutor de la violencia pro-
yecta sobre el. acepta hacerse res-
ponsabJe de una accion ajena per-petraea contra el. porque recono-ce que -segun la ley de hierro delYo de identidad-, una vez proferi-
da la amenaza. ya solo su res-
puesta. la del amenazado -estoes. ceder 0resistir-, es libre. pues-
to que el amenazador ha encade-
nado su propia identidad a la in-
defectibilidad del nexo de arne-
naza. Esta tan extraordinaria cir-
cunstancia de que la victims
misma lIegue a legitirnar, can su
consentimiento en hacerse res-
ponsable. la propia ley que ciega-
mente abate su sana sobre e L yen que una ceguera voluntaria in-
flige tan solo otra mas ciega vo-
luntad. pone escandalosamente
de relieve hasta que punto el Yo
de identidad confuta cualquier
confianza sobre el albedrfo. El Yode identidad, en cuanto organa
animico del antagorusmo. sale
porgarante de la indefectibilidad
del nexo de amenaza: perc. a la
vez. la indefectibilidad del nexo
de arnenaza se constituye en ere-
dencial del Yo de identidad y en
instrumento de su autoafirmacion.
1 6 ,Considerar la suposlcion de que
alguien no curnpla la amenaza
como alga casi tan impensablecomo que una piedra se detengaen el aire en mitad de su caida y
no llegue hasta el suelo. 0 sea.
conceder a la fatalidad sintetica -y
a la constriccion de la identidad
del Yo. que. como componente
subietiva, la sustenta- un estatuto
de necesidad equiparable al de la
ley gravitatoria. pretende ser alga
mas que una amarga e hiperbolica
ironia sobre la presuncion de ll-
bertad del ser humane, Ha habi-
do..probablemente. mas casos de
amenazas que no se hayan cum-plido que de piedras que havan
RAFAEL SANCHEZ FERLOSIO
9
8/7/2019 Ferlosio Cuando la flecha está en el arco, tiene que partir
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GUANDO LA FLEGHA E S T A EN EL ARGO
dejado de caer. pero eso no es
obiecion bastante, a mi entender.
contra la legitimidad de tratar la
configuracion antropol6gica del
Yo -que no es 1 0 mismo que decir
"del hombre>, yen cuanto funda-
mento de la slntesis de la fatali-dad. con algo asf como can pinzas
de biolcgo y una mirada formal-
mente ann a la del naturalista.
'Ianto menos recomendable es. en
determinados cases. la confianzacuanto mas familiar nos sea el ob-
jeto. LY que hay mas familiar que
la soberbia? Nos 10 es hasta tal
punto, que el celebre ortegajo:
·Yo soy yo y mi circunstancia' de-
berra sin mas ser corregido y re-
novado can la formula: "Yo somas
un servidor y su soberbia", pues atanto como eso -quiero decir a
tanto como para quedar explicita-
da en su definicion- "ega el grado
en el que la soberbia. como pa-sion e impulse de la identidad, se
ha hecho un solo cuerpo con el
sujeto humane. El imponentepoder de la presion que el Yo -y
de modo particular si es colecti-
vo-. como el hipertrofiado 6rgano
animico del antagonismo. puede
Ilegar a ejercer sobre el sujeto hu -
mana, en la tupida red de relacio-
nes y trances antag6nicos -queaquella misma hipertrofia rnultipli-
ca-, es algo que rebasa par com-
pleto los alcances de la psi cologia ,
o sea, cualquier forma de inter-
pretacion y examen bajo el su-puesto de "deformaclones' indivi-
dual mente reductibles y localize-
bles. Sefialar como una deforrni-
dad 0 como un sindrorne patolo-
gieo un rasgo constitutivo del mo-
delo mismo a partir del eual la
eiencia ha conformado sus ideas
de salud y enfermedad es incurrir
en un equfvoco analogo al del
cuento del patito feo.
1 7 .EI Yo -siernpre en la referida carac-
terizacton como el sujeto humane
en cuanto identidad- ha podido
surgir filogeneticarnente como el
organo anfmieo del antagonismo;
0, mas expllcitamente. el organo
destinado a la funei6n de concen-
trar y de regir las fuerzas puestas
en juego en toda suerte de situa-
clones antag6nicas. De ahf que se
to
haga un solo cuerpo con el instru-
mento y que conciba como instru-
mento el cuerpo mismo. Como
quieta que la venganza y su furor
(terna, por 10 dernas . carac te rts t ico
de la Iiteratura del destino y la fa-
talidad). aunque modernamentenos suela ser representada -por
eiernplo, en el decimon6nico tea-
tro de tesis contra el duelo- en re -
Iacion can la pasi6n personal de la
soberbia. que es el afecto y el irn-
pulso de la ley de identidad del Yo
consigo mismo. tiene, sin embar-
go. origen. en cuanto debet no en
una relacion del individuo aislado
respeeto de si mlsmo. sino del in-
dividuo en cuanto miembro de un
linaje como un deber hacia el lina-
je entero (yen sociedades acefa-las, en las que los vinculos de san-
gre eiercian una funci6n de cohe-
si6n y pertenencia analoga a la
que mas tarde elercena la ordena-
cion [erarquica). uno se siente ten-
tado a preguntarse si 10 imperioso
de la ley del Yo, 0 sea. el implaca-
ble imperativo de ser identico a sf
mismo. que hoy suele manifestar-
se como una autoconstriccion del
lndividuo aislado, no sera la reli-
quia 0 el estigma de 10 que no
rue. en principio. sino l a cons t ri c-
ci6n difusa del linaie sobre cadauno de sus miembros; Jo que, al
fin, equivale a preguntarse si el Yo
mismo. como sujeto en cuanto
identidad (y n6tese que al examl-
nar la identidad, incluso lndivt-
dual, es bien diffci1 y suele resultar
artificioso soslayar el camino que
acaba remltiendola de un modo u
otro a la pertenencia). no ha de
heber side una instituci6n colecti-
va antes que individual. tal como
se ha corroborado que 10 era una
de sus manifestaciones: la vengan-
za. La identidad del yo. a la que,
como en la ley de honor, el sujeto
ha de sacrificar su propia Vida,
sena testigo de esa pertenencia al
linaje. La venganza era eJ deber
de restauracion autoafirmativa de
un linaje. 0, segun mi supuesto.
de un "Yo colectivo". puesto en
cuestion por cualquier agravio re-
cibido. (Que la constricdon del Yo
colectivo del linaje sobre cada
uno de sus miembros, en eJ deber
de la venganza, haya podido con-
vertirse en autoconstricci6n inter-
na del individuo aislado. generan-
-do el que hoy nos aparece como
Yo individual. no sena un fenorne-
no mas extrafio que el de que el
Yo, como organa animico del an -
tagonisrno, haya podido hipertro-
fiarse mas alia: de la medida ajus-
tad a a los antagonismos digamos"motivados' y haya dado lugar al
quid pro quo de suscitar antago-nisrnos gratuitos, como situacio-
nes funcionalmente Idoneas para
descargar el excedente ocioso de
su potencial; conforme a 10 ya
dicho mas arrlba.) Como quiera
que sea, el mencionado caracter
autoafirmativo, 0 sea, de reaflrrna-
cion de la identidad del Yo consi-
go rnismo. que conserv6 la ven-
ganza incluso en su ulterior forma
individual hizo que la renuncia ala venganza, como renuncia a la
autoafirmaci6n. fuese sentida
como autonegacion, De ahi, que
quien osase proponer la renuncia
a la venganza tenia que saber que
proponia a los hombres nada
menos que la autonegaci6n del
Yo, y quien de hecho se atrevio a
predicar esa renuncia, 0 sea, el
perdon, no usa, en efecto. otra
formula menos categorica que
"Niegate a ti rmsrno". Estas pala-
bras de Jesus de Nazaret han sido
casi siempre oidas como una invi-tacion a la abstinencia y a la auto-
rrepresion -y aun aplicadas por los
administradores oftciales del men-
saie de Jesus a la represion de
otros afectos , enteramente aienos
a la unica pasi6n propia del Yo,
como suieto en cuanto identidad.
o sea, la soberbia- .. cuando. por el
contrario. justamente al quebran-
tar las cadenas de la identidad
consigo mismb. que hacian al
hombre fatal mente escJavo de un
destine. venian a abrir de par en
par las puertas al sujeto humano
en cuanto Iibertad.
1 8 .La autoconstricci6n moral que
Kant llarnaba voz de la conciencia
y Freuddesign6 como superego
ha sido reconocida como asun-
cion y apropiacion de la constric-
cion social por parte del individuo
en el proceso de su crianza y edu-
cacion. EI parentesco entre el lla-
mado superego y la soberbiapuede estar en que mientras los
CLAVES Cl
8/7/2019 Ferlosio Cuando la flecha está en el arco, tiene que partir
http://slidepdf.com/reader/full/ferlosio-cuando-la-flecha-esta-en-el-arco-tiene-que-partir 10/16
mandatos del prirnero se refieren
al interior social. como c6digo de
conducta para' con los propios.los mandatos de la segunda sur-
gieron como referenda al exte-rior. al extrario. y de ah f que sea
un sentimiento antagonlco, pues-
to que el Yo colectivo de una co-
munidad de peitenencia esta ne-gativa y antag6nicamente defini-do respecto de otro aieno, S610la
pertenencia conferta a los Indivi-
duos. como una marca carisrnati-
ca. la identidad, sin la cual no ad-
quirfan en toda supJenitud la con-
dicion humana de persona. Al pa-
trorurnico y eJgentilicio. como de-terminaciones de pertenencia
segun el ius sanguinis, tal vezvino a afiadirse el toponimico
solo cuando el lugar. la ciudad,
cobr6 alguna vigencia en cuanto
componente del estatuto de per-
sona (y digo "alguna vigencia".
porque. por cuanto se me alcan-
za, eI eiernplo de un ius loci total-
mente suficiente can independen-
cia del ius sanguinis para conferir
al individuo la ciudadania. esto
CLAYES
es. la condicion plena de persona,
es solo un caso extreme, tal como
se da en la formaci6n de la bur-
guesia medieval. amen de que el
propio ius loci se ha mostradobien capaz de generar una nueva
pertenencia, que incluso se busca
o inventa rakes 0 identidades en
todo afines a las del ius sangui-
nis). Sea de ello 10que fuere. en
la comunidad de pertenencia la
funclon del antagonismo se con-
centraba en el Yode identidad. La
soberbia era el musculo anfmico
del Yo de identidad. y en ella
tenia la comunidad la garantfa deque el guerrero afrontarta la rnuer-
te ftsica antes que sufrir la muerte
civil de ser excluldo de la comuni-
dad de pertenencia. EI estado
puro de tal clase de comunidades
puede estar representado par
aquellas en las que la moral de
honor bastaba como unlca cons-
tricci6n que sujetase al individuo.
es decir aqueJlas sociedades de
que habla Iouvenel en las que.
segun cita de Hannah Arendt
("'Sabre la violencia". apendice
R AF AE L S AN CH EZ F ER LO SIO
Xl). el Cmicocastigo para el delin-
cuente era la proscripcion. 0 seala separaci6n de Japertenencia, y
par tanto la perdida de la identi-
dad y de la propia condicion depersona. Por muchas aventuras y
desventuras que. desde est a
prehlstorta, hayan podido sufrir la
sociedad y el individuo. se dina
que. en 1asoberbia -corno en el
superego-, el Yo indivldualizedo
conserva 1ahuella de esta acuna-
ci6n originaria par el Yo colectrvo,
como 10 muestra el heche de que
carezca de un signo moral univo-
co. Pues. en efecto. la soberbia
que, emancipado el individuo.puede hoy revolverse antag6nica-
mente contra los propios. tan soloraramente es en tales casas apro-
bada como dignidad a sentido del
honor. rnientras que en las moder-
nas. artificiosas y abstractas re-
constituciones del Yo colectivo,
como es el caso actual de la na-
cion. es encomiasticamente enca-
recida como patriotismo. De
modo. pues, que la ultima forma
de aparicion de la soberbia -lfcita.
II
8/7/2019 Ferlosio Cuando la flecha está en el arco, tiene que partir
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GUANDOLA FIEGHA ESTA EN ELARGO
por ser colectiva- es 10 que puede
distinguirse. con ldenticos rasgos.
en el nacionalismo y en el auge
extraordinarto de los llamados de-
portes de masas. cuyo desarrollo
se ha caracterizado tambien como
"narcisismo colectivo".
1 9 .Del heche de que por la pertenen-
cia se adquirlese la tdentidad. queconferta al individuo. en toda su
plerutud, la condicicn de persona.
se deriva probablemente el que la
transacci6n iundtca que se repre-
sentaba -fuese 0 no par ficcion-
como subyacente a1estatuto de la
esdavitud fuese la de la conrnuta-
ci6n de una muerte de hombre
por una supervivencia de animal.
Ouien elegia la muerte conserva-
ba su entera condicion de perso-
na. con su identidad y su perte-
nencia. A ello responde la que se-
guramente es la mas primitiva
forma del suicidio: el suicidio de
honor: el clasico suicidio del gene-
ral romano derrotado. y asf
mismo. en el busbido, el c6digo
de honor del samurai. ,1 0 que este
llamaba "el honroso camino de sa-lida", esta es. el jara-klr i. En la co-
lonizacion espanola de America.el hecho de que de los indios de
las encomiendas que. de la forma
que fuere. perdfan a su encornen-
dero espanol se diiese que queda-
ban "uacos", 0 sea. vacantes (si-
tuaci6n en Ia cual quedaban a dis-
posicion de otro encomendera
que los rec1amasepara s1).no sig-
nifica otra cosa sino que los indiosen general habian perdido la mera
capacidad de constituir pertenen-
cias que confiriesen a sus mlern-
bros la identidad vinculada a la
condicion de persona. La disolu-cion de las unidades dernograficas
por los repartos de la encornienda
primuiua, a de trabajos forzados.
que en algunas partes. como en
Venezuela. sobrevivi6 junto a la
encomienda cldsica (segun la ter-
minologfa de Silvio Zavala). mate-
rializaba. incluso. tal capitidlsmi-
nucion. La institucton de la enco-
rnienda se instaura. casi autornati-
camente. ya al comienzo de la do-
minacicn espanola. de modo que
el efecto de esta sobre los indios
fue la transformaci6n de su habi-
1 2
tat en territorio y de los habitantes
en poblaci6n. Por "poblacion ' y
"territorto" entiendo el resultado
de la accion abstractiva de la do-
rninacion sobre los habitantes y el
habitat. La poblaci6n es la abs-
tracci6n de los habitantes, defini-dos par vtnculos de pertenencia y
de asentamiento. en puro censo
total fungible y desplazable. Nadie
expreso mejor esta abstraccion
que Napoleon en el campo de ba-
talla de Eylau. cubierto. pese a su
Victoria. de cadaveres de france-
ses: "Iodo esto 10 remedia una
noche de Parls'. donde los france-
ses son concebidos como meras
unidades censitarias de la pobla-
cion. En cuanto a la terrttorialize-
cion del habitat. ya se puede en-
tender que es la correlativa des-
concreci6n del pais descriptive-
mente caracterizado par cualida-
des ffsicas y biologicas que son
sustituidas por factores de control
par la dominacion, como son la
determinacion de encruciiadas es-
trategicas. por las que se rige
ahara la red de caminos y la pred-
sa determinacion de fronteras y el
ajedrezado lnterno en unidades
de adrrunistracton y guamici6n mi-
Iitar. En America. el desnivel que
habla entre el grado de individua-ltzacion burguesa de los espana-
les y el grado en que. especial-
mente los talncs. permanecfan
configurados ba]o una forma muy
estable y vivaz de sociedad de
pertenencia debio de agigantar la
desventaja. La disolucion del habi-
tat y la dispersion de las pertenen-
cias fueron. en las Antillas. casi
instantaneas, de modo que la for-
zada individualizaclon impuesta
par las encorniendas debio de re-
sultar para los tainos una pesadilla
incomprensible. EI mensaje "Nie-gate a ti rnismo", que trafan los
misioneros. rara vez ha podido serun sarcasmomas sangriento,
2 0 .La soberbia.. Ia fuerza f6sil del V A
colectivo nace. de la pertenenciay querria volver a ella, Los actua-
les intentos de reconstruccion de
la identidad y. par 10 tanto. de la
pertenencia comportan -por muy
comprensibles que aparezcan en
cuanto movimientos defensivos
frente a la mala universalidad de
un mundo que. como el de hoy.
ofrece. en efecto. mucho de que
defenderse- un c ar ac te r d e s ca rr ia -
do. imposible y regresivo. par la
inoportunidad historica de inten-
tar prosperar: 1o. despues de laindividualizaclon del Yo a. como
dicen los filosofos, de la constitu-
cion del individuo emancipado: y
2". en media de l a a noni rn a multi-
tud metropolitan a, que no es sino
la disolucion de todos los vinculos
en la fungibilidad y la equidlstan-
cia unlversal, La pertenencia, que
quiere restablecerse como funda-mento organico de identidad bajo
el principle "Los buenos son los
nuestros' es tan malignamente re-
gresiva porque arrasa con su en-yosamiento 10 Cinko habitable que
ha dejado la temtoriallzaoon uni-
versal: un concepto de Ia bondad
desvinculado de toda relatividad
de pertenencia.
(EI Cristianismo debi6 de desple-
garse en una situaci6n parecida a
la nuestra: la producida par la te-
rritoriallzacton. la dispersion y la
desnaturalizactcn iniciadas por el
imperio macedonia y coronadas
por el romano: gracias a elias
pudo llegar a concebirse una etica
como la cristiana. comun y. sobretodo. indistintamente vigente para
todos los humanos. Si bien. el
exito del "Nlegate a ti rnisrno" po-
dna tambien atribuirse maliclosa-
mente al heche de que convertia
en principia etico y en vfa de sal-
vacion 10 que ya la universal terri-
torializaclon. desnaturalizaci6n y
fungrbtllzaoon rnacedonico-rorna-
na habfan perpetrado contra los
hombres de todas las maneras. V
del heche' de haber edificado
sobre tan mal solar pod nan venir
tarnbienlos gennenes de mala unl-versalidad que. ya desde Nfcea 0
desde antes. corrompieron al Cris-
tianismo. 'Iarnbien podria ser inte-
resante buscar aver si en eJcos-
mopo!itismo surgido de la domina-
cion macedoruco-rornana nacieron
igualmente movimientos de regre-
slon hacia la pertenencia, GLosze-
lotes. tal vez? Hay. ciertamente.
mucho de que defenderse en este
mundo de hoy. pero 10 ultimo que
uno querria tener que orr como
defensa esiese grito. que ya no
puede ser masque consigna de re-
CLAVES
8/7/2019 Ferlosio Cuando la flecha está en el arco, tiene que partir
http://slidepdf.com/reader/full/ferlosio-cuando-la-flecha-esta-en-el-arco-tiene-que-partir 12/16
gresion a la barbarie: "Los buenos
son los nuestros")
2 1 .La afirmaci6n de Engels. en el
Antidubring, de que "la introduc-cion de Ia polvora y las armas de
fuego no rue en modo alguno un
acto de violencia. sino un progre-
so industrial Y. par 10 tanto, eco-
nornlco" es un ejemplo ideal de
[alsedad par uniuocidad; ya el
mero esquema "no fue A . sino B"
se p re sta a ella. por c ua nto p re su -
pone ya determinada la relaci6n
logico-conceptual entre A y B.
Pero tal falsedad se ha ida multi-
plicando conforme se ha agiJizado
la posibiJidad de los rearmes, in-
crementando su funcion de gesto.
acentuando la movilidad de su
CLAVES
____.-....--~j..-;
valor comparative. acrecentando
extraordinariamente su peso di-
plomatico: rnlentras par su costa-
do tecnologico. ha alterado y
hasta descabalado las condicio-
nes de obsolescencia de las
armas. en la medida en que todorearme apareja hoy a lg un s in ve rt -
cion superadora y. en consecuen-
cia, innovaclon comparative. La
obsolescencia individual. a sea, el
desgaste de cada cacharro singu-
lar pierde irnportancia en benefi-
cia de la obsolescencia especifica.
La experiencia de otros campos
econornicos no es aplicable a la
industria de armamentos. La ace-
leracion de l a ob so le sc e n ci a deli-
beradamente promovida per las
productores. tal como en el clasi-
co campo de la vestimenta,
donde las arbitrarias mutaciones
RAFAEL SANCHEZ FERLOSIO
de la moda sirven de acelerador
de una obsolescencia que sena
mucho mas lenta 5i se supeditase
al desgaste material de las pren-
das singulares, no es apIicable a laindustria de armarnento: aqui no
tienen cabida, en principio, los ca-
prichos. aunque una cierta golosi-
nerta infantil de los militares ante
los nuevas juguetes tecnologicosda tarnbien que pensar. Pero.
valga 1 0 que valiere este factor. laaceleraci6n de la obsolescencia
en el armamento consiste. delirios
al margen, fundamental mente en
perfeccionarnlentos tecnologicos
efectrvos. dada la enorme prepon-
derancia alcanzada par la obso-
Iescencia especffica sobre la indi-vidual. Una innovaclon en tal 0
cual artilugio lograda por una in-
dustria armamentfstica extranjera
puede poner fuera de combate.
sin disparar un tiro, el 60 % de la
escuadra de un pars. La obsoles-
cencia de las armas propias
puede caerle a un parsen la cabe-
za como una repentina catastrofedesencadenada desde Ia imagina-
cion de un ingeniero de un pals
remoto. EI fabricante de arrna-mentas tampoco se alegra 0 se
entristece al unisono con su pro-pia pars; a veces 1 0 que es una ca-
tastrofe para el pais puede ser .
una autentica fortuna para el fa -
bricante, que ve abrirse ante sus
ojos Ia ocasi6n de un contrato
multimillonario para renovar ese
60% de la escuadra. obsolescido
de un goIpe por la invencion ex-
tranjera de un nueva misil. A
veces. inversarnente, otro rnisil, en
estado de puro prototipo, hace
volar de un sopio de encima de la
mesa del magnate industrial otro
contrato multlmlllonarlo, La pre-venci6n. la propia necesidad de
prevision. que exige la antelaci6n
can que ha y que poner en marcha
los proyectos. se muestra como elfactor mas activo para la s intes is
de la fatalidad. Y en este punta.como en ningun otro. encaja la
restriccion complementaria. sena-
lada respecto de la histone de las
invenciones. como condiciona-
miento negativo, can eI ejemp!o
de como la lnvencion del tome,
privilegiando inmensamente la ce-
ramica de revoluclon. puede
haber supuesto el mas grave detri-
!3
8/7/2019 Ferlosio Cuando la flecha está en el arco, tiene que partir
http://slidepdf.com/reader/full/ferlosio-cuando-la-flecha-esta-en-el-arco-tiene-que-partir 13/16
CUANDO LA FLECHA ESTil. EN EL ARGO
mento para otras formas de cera-mica posibles. EI "tiene que par-
tir" seria bajo este aspecto, la vo-
luntad delegada y la libertad ena-
[enada referentes a la obletivaclon
de 1afuerza del sujeto por el ern-
bargo de fuerzas que ha constitul-do el arsenal: perc hay que consi -
derar el efecto retroactive tanto
del arsenal existente como del
proyectado a comenzado. en
cuanto voluntad delegada y liber-
tad enajenada. conforme a 10 yadicho mas arriba en relacion can
la cerarnica. perc aqui no solo
hacia el futuro, sino ta rn bie n h ac ia
el pasado. 0 sea. hacia hoy
mismo, que es pasado en relacion
can el dia en que se hayan curnpli-
do los proyectos. La actual indus-tria de armamentos deja al desnu-
do toda la falsedad y la indigencia
conceptual de la citada afirmaci6n
de Engels.
2 2 .Veamos ahora, par fin. el ejernplo
mas conspicuo de empecinarnien-
to consciente y voluntario en la
sintesis de la fatalidad. ejemplo alque Ie vendrfa como de rnolde
aquella expresion orteguiano-fa-
langista de "voluntad de destine".Se trata de un texto del New York
Times reproducido par el ABC del
20 de diciernbre de 1985. del que
entresaco 10 siguiente: "La idea
que ahora prevalece es que cada
vez sera mas dificil dar marcha
arras. incluso a pesar de que las
autoridades norteamericanas y
los legisladores son conscientesde que existe una enorme confu-
sion en tome a cuales son los
propositos y las consecuencias de
la lniciatlva de Defensa Estrategi-
ca tal y como ahara se conoce (...)Altos cargos Norteamericanos
creen que eI programa n o ba al-
cartzado aun el punta de no re-torno (subrayado mro). Dicen que
estan esperando la ocasion paraconseguir que _elpresidente auto-
rice las meaidas que comprome-tan aun mas elproyecto (subraya-do rnfo) antes de que abandone
el cargo en 1989. de forma que su
sucesor quede mas 0 rnenos obli-
gada a seguir adelante can 181."
(hasta aquf el New York Times).
Supongo que e l "punto de no re-
14
torno" que se desea alcanzar es-
tara determinado POf el volumen
del capital invertido en el proyec-to. en el sentido de que a partir
de una determinada citra la re -
nunda al proyecto no pueda ser
economicarnente reabsorbida. almenos can un grado todavla so-
portable de perdidas a no ganan-
cias. sin conllevar una mayor 0
rnenor catastrofe economica.
Mientras el interes del capital in-
versor noeste comprometido con
el proyecto IDE hasta ese "punta
de no retorno" en que cualquier
desistirniento comporte una arne-
naza sustancial de ruina, las dis-
tintas ideas. teorfas. obsesiones,
doctrinas. caprichos. u opiniones
pollticas0
geoestrategicas sabreel asunto tendran todavfa alguna
fuerza en el porvenir del proyec-
to. Es decir. mientras el ilusorio 0
real fin objetivo del proyecta ID E
en cuanto tal pueda tenet; de un
modo u otro. apasionada a desa-pasionadarnente, etcetera. la ulti-
ma palabra. el porvenir del pro-
yecto en cuestlon no esta asegu-
rado. Cuanda. como propugnan
los mas puras principios del libe-
ralismo econornico. no sea ya el
interes publico y objetivo del pro-
ducto final (Iade fe n s a e s tr at e gi ca )10 que, como beneficio colectivo
de la entera sociedad. tenga la
primacfa en las consideraciones
decisorias. sino eI in te re s p riv ad o
de los inversores rnaxirnizadores
comprometidos con el proyecto,
entonces este estara plenamenteasegurado Asi. cualquiera que
fuese el origen de la lniciativa de
Defensa Estrategtca (la paranoica
obsesi6n de un sector de opinion
polftica, la busqueda de un au-
menta en el sentimiento narcisista
del propio poder, una preocupa-
ci6n mas 0menos delirante par Ia
defense nacional, 1adeformacionfuncionalista de los expertos en
tecnologfa armarnentista 0 en ge-
oestrategia, que les hace buscar
ludicarnente complacencies aie~
nas a cualquier ponderaci6n de
verosimilitud), una vez que reba-
sado ese "punto de no retorno",
su rnotivacion quedase desplaza-
da de modo dominante al interes
particular. can arreglo a las ext-
gencias del mercado. habrfa que-
dado definitivamente excluido
cualquier cambia de opcion. Si es
un determinado partido. una ide-
ologla. una doctrina. una interpre-
tacion de la situacion del mundo.
etcetera. 10 que defiende la con-
veniencia de la IDE. el deseo de
lIegar 8 1 "punta de no retorno" se
apoya en una denodada voluntad
de hacer prevalecer esa doctrina
sobre sus contradictores y se vale
del expediente oblerivador de l le-
gar a comprometer 8 1 mercado y
al capital hasta que estes mismosse yean forzados -cualquiera que
sea su opinion sobre JaIDE. que
mas bien suele no ser ninguna- a
excluir, por economicamente ca-
tastrofica, cualquier otra opcion.
Cuando e l mercado y el capital
esten tan cornprornetidos por las
inversiones avanzadas y las ex-
pectativas concebidas. que cual -
quier otra opcion se haya vuelto
ruinosa .. toda discusi6n sobre la
necesidad. la conveniencia. la
oportunidad de la defensaestra-tegica habra quedado excluida
del discurso por contemplar alter-
nativas que se han vuelto econo-
micamente inaccesibles, Llegar a
ese "punta de no retorno'. que
apareja perder la libertad de op-
ci6n. viene a ser un modo de
hacer triunfar par fuerza la propiaopinion, al hacer inviables las res-
tantes: es un modo de tenet
razon par elirninacion de las con-
diciones de posibilidad para cual-
quiet opcion de los contradicto-
res. y, en fin, de producir una ro-
tunda fatalidad slntetica,
2 3 .De las dos direcciones en que,
aparte de la admonitoria, que es
cornprensiva. puede moverse el
analisis del refran de la f lecha, lanormative nos !leva. como hernos
vista. a la petrificacion del suietoen el compromiso consigo mismo
del Yo de identidad. tal como ha
podido conternplarse sobre todo
en el pragma de la amenaza. y la
descriptiva es la que estoy desa-rrollando a ho ra . S eg un esta direc-
cion descriptive, eJsujeto objetiva
su intenclon, a I transferir su fuerza
muscular a la tension del arco y
acumularla en este, pero esta ob-
iettvacion puede retroceder a1
acto de emputiar el arco. al de 11e-
CLAVES
8/7/2019 Ferlosio Cuando la flecha está en el arco, tiene que partir
http://slidepdf.com/reader/full/ferlosio-cuando-la-flecha-esta-en-el-arco-tiene-que-partir 14/16
varia. poseerlo y hasta fabricarlo.
de tal suerte que ya los arsenales
de armas son intencion humana
objetivada; Y 1 0 son hasta el punta
de que las buenas intenciones in -
temacionales de apaciguamiento,o. como suele decirse. "disten-
sion" (Y . por cierto, en interesante
coincidencia can la imagen del
arco). necesitan cumplirse en la
destruccion material de los arse-
na tes . demostrando con ello
hasta que punto estes son depo-srtarios reales de intenclones hu-
rnanas. Y si la destruccicn de las
arrnases un acto de paz. su cons-
truccion y aun la invencion que
hoy general mente la acomparia
son virtualmente. en contra de la
afirrnaclon de Engels. aetas de
guerra. Tambien. por supuesto.
sirnultanearnente. hechos econo-
rrucos. sobre todo considerados
a la luz de la diabolica arnbiva-
lencia de 10 que Eisenhower
llarno "el complejo rnilitar-indus-
trial". Y , a este respecto. convie-
ne subrayar la maligna divergen-
cia connivente al heche de que el
futuro proyecto IDE busque deli-
beradamente convertirse. ya
desde el estado de mero proyec-
to, en subjetividad humana o bie -tivada y. por 10 tanto. en fatal ldad
sintetica, precisamente a traves
del mercado, 0 sea. a traves de
intereses y fines en principio aje-
nos a su propio, intrinseco. fin. al
tratar de comprometer. taJcomo
ya he descrito. el interes particu-lar de los magnates industriales
en un grade de inversiones anti-
cipadas suficiente para que cual-
quier posible suspension del pro-
yecto apareje una catastrofe eco-
nomic a de tales' proporciones
que toda la nacion se yea obliga-da a aeeptar y hasta apoyar la
continuaclon. Asi, el empefio en
la objetlvacion. al movilizar como
instrumento objetivador intere-
ses y fines ajenos a los especffi-
cos del proyecto. pone. mediante
una deliberada falta de transpa-
rencia entre el designio y su ins-
trumento. fuera de juego cuales-
quiera consideraciones sobre el
contenido propio del proyecto.
La espontanea presion del inte-
res particular. que el llberalisrnotradiciorial consideraba la invo-
luntaria pero a la vez mas certera
CLAVES
promotora del beneficio publico,
es solicitada y puesta en juego
aqui para destruir las simples
condiciones de posibilidad de
cualquier otra opcion que no sea
la ya decidida de antemano, porsoberano arbitrio del poder.
como la mas beneficiosa para el
interes publico de la entera 50-
eiedad.
2 4 .Visto, pues. hasta aqul. adondehemos ido y adonde todavia po-
drtarnos lr a dar, a traves de las
arnplificaciones institucionales y
hasta estatales por la que vengo
Ilamando direccion objetiva de
sentido del refran de la flecha,
esbozare tan siquiera una v is lum-
bre de 10 que pareee asomar par
la que lIamo. a su vez; direccion
de sentido subjetiva. si, paralela-
mente. refiriesernos cosas como
la amenaza a la venganza. can suterrible lema "Identldad obliga",
no ya a suietos personales -uni-
cos sujetos vivos y verdaderos-sino a sujetos que, en principio.
tan s610 10 serlan. 0 deberian
ser lo. en e l sentido gramatical de
la palabra. como. por ejemplo. elEstado, Lo primero que eJ cam-
bio me suscita es la impresion de
que 1 0 que el arquero individual
enaiena y objetiva en el arco y la
fle ch a, a un sin deiar de ser gene-
tica y flsonomicamente relaciona-
ble. es. sin embargo. no solo
cuantitativa sino tambien cualita-
tivamente incomparable can 1 0
que -aun dando por buena la de-
sacreditada figura de un contra-
to- el conjunto de subjetividades
vivas y verdaderas de una colec-
tividad humana enajena y objeti-va en el arco tenso de un Estado.Conv iene, sin embargo. intercalar
en este punto la advertencia de
que, por mucho que, desde cier-
to punta de vista. el Yo del Esta-
do sea, en cuanto sujeto. una fie-
cion gramatical , un idolo del tea-
tro. tan s6lo la miopfa de un no-
minalismo obstinadarnente inge-
nuo puede desderiar la realidad
autonorna operante de esa per-
sonalidad subjetiva meramente
atribuida. y -corno si tal atribu-cion pudiese ser inmune a inde-
seables consecuencias- volver a
R AF AE L S ANCHEZ F ER LO SIO
15
8/7/2019 Ferlosio Cuando la flecha está en el arco, tiene que partir
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CUANDO LA FLECHA ESTA EN ELARCO,
remitirla sin residua a los sujetos
humanos en quienes pretendida-
mente se encarna. Para tal clase
de norninalistas. el Estado tan
solo tomarfa atribuciones grama-
ticales de sujeto como abstrac-
cion de los sujetos humanos que.segun ellos .. realmente 10 encar-
nan. cuando. por e l c on tr ar io .mas bien seria suieto iustamente
en cuanto plasmacion aut6noma
virtualmente resultante de lavampi resca -des-encarnacidn de
esos mismos suietos en quienes
se pretende encarnada. La subie-tividad del Estado. lejos de rerni-
tir a nada que 10 encarne en cada
sujeto singular. denota, a pesar
suyo, 1 0 que lncluso en las entra-
rias de esos sujetos esta desen-
carnado. EI gran Yo del Estado
vive. como un vampire. de 1 0 1 de-
sencamacion de los sujetos enlos que se pretende legitimamen-
te subrogado. Dicho esto. consi-
derese ahora que, si parece bas-tante verosimil que. pongamos
1 6
por case. la indefectibilidad con
que el Yo del Estado necesita
hacer caer el peso de su aparato
de [usticia sobre la cerviz del de-
Iincuente tenga por tundarnentoun principia analogo al del Yo in-dividual' la identidad. por el con-
trario. mientras can respecto O I l
Yo individual todavfa podia caber
la duda sabre la suficiencia de la
psicologfa y no disonaban pala-
braspsicologicas.
como "sober-bia", en cambia. can respecto al
Yo del Estado resultaria totalmen-te risible tan solo conieturar laeventual aplkabilidad de la psi-
cologta a manifestaciones como
la necesidad de indefectibilidad
de su justicia.
2 5 .La indefectibilidad de 1 0 1 [usticla
estatal reside en esa actuacion
constante que Ilamamos "vigen-
cia" y que consiste en estar ymantenerse operando aun fuera
de ocasion y al margen de cual-
quier positiva solicltacion par el
agravio. Su indefectibilidad nada
tiene que ver can la ven ganza de
parte. a la que ha desencarnado.a la que ha desposefdo. y en
quien se hOIsubrogado, sino quees la indefectibilidad de alga es-
tatuido en forma de curnplimien-
to perrnanente: algo que. como
la turbina del molino. no deja de
estar girando noche y dia, haya a
no haya grana que rnoler, Y, a
este respecto. me viene a la me-
moria cierto pasaje que mi inolvi-
dable y rnalogrado amigo don Ja-
cinto Batalla y Valbellido deja es-
crito en e l original inacabado de
su libroinedito. "Estarnpas meii-
canas". y que dice as]: "En la feriade Queretaro. en 1938. tuve oca-sion de ver un insolito automata
de barraca: una figura alga mayor
que el natural. en t al la po li cr or na-
da. que tenia vendados ambos
oios, queriendo indudablemente
representar a la lusticia. y la es-
pada ernpufi ada can las dos
manos: algun resorte oculto.
euyo eje se dejaba entrever en
las axilas, alga manchadas de lu-
brificante negro y oleoso. le
hacfa bajar los brazos de modo
que la espada fuese a dar sobreel taluelo que tenia delante, para
luego volver a Ievantarse pesada-mente y repetir el golpe, todo
ello a intervalos regulates. Este
automata debra de estar. par en-
tonees. incomplete, porque. logi-
carnente. uno se habrfa esperado
hallar otro rnuneco. igualmente
autornatico.' que representase alreo. can e l Cuello apoyado en e l
tajuelo y que par resortespro-
pios separase la cabeza del tron-
coa cada tajo de1 0 1
espada. paravolverlos a juntar en espera del
siguiente: pero a esta perdida del
personate que sin duda habracompletado en un principio el
coruunto del juguete supllan
ahora. en cierta manera. los chi-
quillos que. cuando el dueiio de
Ia barraca no miraba. jugaban aponer un brazo. y a lguno incluso
el cuello, encima del taiuelo.
como desaftandose aver quien
aguantaba mas antes de que la
espada 10 alcanzase. aunque. al
ser esta de' madera. por muy re -pintada de purpurina irnitacion-
ClAVES
8/7/2019 Ferlosio Cuando la flecha está en el arco, tiene que partir
http://slidepdf.com/reader/full/ferlosio-cuando-la-flecha-esta-en-el-arco-tiene-que-partir 16/16
acero que estuviese. tampoco
podria haberles heche dernasia-
do daiio ". A sernejanza de este
automata de feria que no escape
a la mirada siempre atenta delrnalogrado Don Jacinto, la inde-
tectibil idad de la justicia parece
consistir en un automatismo quehace cae r sob re el ta] uelo el
golpe de la espada con interva-
los mrntrnos y siernpre identicos
e independientemente de que
halle 0 no u n cu ello de reo ba]o
su fila, La ceguera de los ojos
vendados can que la traditional
alegoria la representa es rnucho
mas que la ceguera ante laparticularidad decada reo; es la
ceguera de la antictpaciort, paraIacual no hay ya nada nuevo: nin-
guna nueva pasion de vengador
ante cada nuevo agravlo. sino I a
anticipada desencarnacion de
todas las pasiones vengadoras en
una unica. virtual venganza ya
curnplida en vacio y para siempre
.y par tanto, sin trauma ni pasien-
par la sola instauracron de un
aparato de [usticia, que. anterior
acualquler posible agravio. se li-
mita a repetir la ejecucicn de
aquella u n ic a s en te nc ia ya falla-
da, y en la que el ejecutado essiempre el mismo reo; el que apa-
rece mentado una vez sola y de
una vez par todas en el codigo.
2 6 .La justitia codificada del Yo esta-
tal. 0 sea. el derecho. anticipa la
relation entre delito y castigo (in-
cluso puede decirse que el deli to
esel agravio retrospectivamente
considerado desde el juicio 0
desde la sentencia), y en esta re-
laci6n anticipada tiene que consi-derarlos como s imul tanearnente
dados. reduciendo Ia sucesion al
orden meramente logtco. Esta
justitia es desencarnacion de la
venganza. entre otras cosas, par
hacer caso omiso del orden tem-
poral. y con es te . de los sule tosanirnados. Pues, si bien puede
decirse que el nexo de necesidadque unla la venganza con el agra-
via cornportaba t arnbien un
orden logico, este orden logico
mismo e s ta ba inme rs o y canfun-
dido en el orden temporal en elque se fundaba y del que no
CLAVES
podia ser desglosado, pues a1
tener la relaci6n de 13 v engan za
can el agravio el caracter de re -accion, tal relacion permanecfa
inmanente al orden temporal.pues obviamente el proplo con-
cepto de reaccion ni tan siquiera
pude ser pensado al margen del
orden temporal, Casi como ilus-
tracion escolar de ello, puede de-
cirse que la necesidad de que
toda reaccion suceda a una pro-
vocacion solo quiere decir que
ese es el orden logico en que, a
causa de su inmanencia al orden
temporal, habran de sucederse,
pero no quiere, evidentemente.
decir que a toda provocacion su-
ceda necesariamente una reac-cion, La no necesidad de que
aquf goza el segundo de los ter-
minos es el privllegio caracteristi-
co del orden temporal que llama-
mos contingencia. Peroa! consl-
derar tan solo el orden iogico de
la relacion -donde ambos correla-
tos, delito y castigo, han .de con-siderarse como simultaneamente
dados-. el derecho desencarna a
la venganza, de la que se preten-
de sucesor, despojandola del ca-racter de reacdon, EI derecho no
es provocado por el delito. no re-acciona frente a el , sencillamente
aetna. al tener permanenternente
en iuego la relation logica prees-
tablecida, EI derecho no tiene
tampoco la inexorabilidad activa
y pasional de la venganza, sin o la
inexorabilidad inerte y ciegade
un organismo inanimado. como
la del automata de feria que via
en Queretaro el !lorado Don Ja-
cinto; aunque a primera vista pa-
rezca 10 contrario, a su actuacion
no escapa nunca ningun reo,
pues el que alguno se sustraigade heche al cumpltmlento ejecu-
tivo, ello no es sino una contin-
gencia relegada aI campo de la
facticidad. que. para el punto de
vista del derecho. no es. a su vez
mas que una servidumbre de
orden tecnico .. respecto de Ia
cual no ha lugar a hacer cuestion
de que el derecho rnismo pueda
haber fallado. como 1 0 prueba el
que este no precise la presencia
del reo, ni tan siquiera su deter-
minacion. para llevar a cabo sus
propias actuaciones. Par el con-trario. que el autor de un agravio
R AF AE L sA NCHE Z F ER LO SIO
acreedor a la venganza acabasehurtandose de heche a la perse-cucion del vengador suponla un
fallo de la venganza rnisrna. un
verdadero incumplimiento. porcuanto la venganza era inrnanen-
te al orden temporal y solo podia
cumplirse en su facticidad, La in-
manencia al orden temporal. can
la consiguiente necesidad de en-
carnaci6n en la subjetividad. su-
peditaba el nexo de necesidad
entre el agravio y Ja venganza a
las contingencias de la facticidad;
contingencias entre las cuales no
esta dicho que no puedan incluir-
se la compasi6n sobrevenida y elperdon El derecho ha codificado
como relaciones logicas las co-rrespondencias entre delitos y
castigos, por cuanto la mmanen-
cia al orden temporal de la reac-
cion. como trance intermedi aria.
abria una grieta por la que las
contingencias podrian interferir
el cumplimiento. En el derecho,
el 'gran Yo del Estado querrla de-liberadarnente haber elaborado
uri sistema de fatalidad sabre las
cabezas de los reos: un organapreventivo contra Ia dellncuencia,
pero no para impedir el delito
antes de que se cumpla sinopara tener al reo. aun antes de
delinquir, fljado a su destine. EI
derecho, amasado can el produc-
to de la desencarnacion y expro-
piacion de todos los lmpulsos
vengativos ..compensa a los des-
pojados garantizando la fatalidad
para los reos. Por eso el pueblo
que acude a las elecuciones pu-blicas no aplaude porque en la
fatalidad que el derecho culmina
sabre la cerviz del reo sienta
cumplido su propio poder. sino
porque siente vengada su im po-tencia. Si la venganza de parte
tenia que produclr activamente,en cada caso, la slntesis de la fa-
talidad, el derecho esya fatalidadsintetizada en el automatlsmo an-
ticipado de sus prescripclones,
Madrid. febrero de 1987 y enero
de 1988 0
Rafael Sanchez Ferloslo. Escrltor,
Auror de Industria: y cmd(jrlZCIsde AI-
[anbui, Mientras no cambieri los dioses
nada cambiarii, Testimonio de Yarfoz.
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