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SEMINARIO INTERNACIONAL
LOS ROSTROS DE LA DEMOCRACIA
Formas de organización política y políticas públicas en América Latina
LA PAZ, COCHABAMBA, TARIJA, REPÚBLICA DE BOLIVIA
(26 – 28 de Julio de 2011)
Mesa 2: EXPERIENCIA DE CONSTRUCCIÓN PARTIDARIA
FORMAS DE ORGANIZACIÓN POLÍTICA EN AMERICA LATINA: EXPERIENCIA DEL
FMLN
Norma Guevara de Ramirios
Diputada y Secretaria de Asuntos Electorales del
FRENTE FARABUNDO MARTÍ PARA LA LIBERACIÓN NACIONAL FMLN
EL SALVADOR, C.A.
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FORMAS DE ORGANIZACIÓN POLÍTICA EN AMÉRICA LATINA:
EXPERIENCIA DEL FMLN
“…tarde o temprano en cada época histórica, cuando las condiciones objetivas maduran, la
conciencia se adquiere, la organización se logra, la dirección surge y la revolución se produce”
Fidel Castro Ruz, II Declaración de La Habana, 4 de febrero de
1962
I-
1. Antecedentes históricos.
El pasado 10 de Octubre se cumplieron 30 años de la fundación del Frente Farabundo Martí para la
Liberación Nacional FMLN. El primero de Junio recién pasado se cumplieron dos años de inicio del
mandato presidencial de Mauricio Funes Cartagena y Salvador Sánchez Cerén, las primeras dos
personas electas a propuesta de un partido de izquierda en los 190 años de vida independiente. De
los primeros 30 años de lucha del FMLN, 12 transcurrieron en un proceso de guerra civil y
negociación de Acuerdos de Paz; uno en el más intenso esfuerzo por el cumplimiento de los
Acuerdos pactados en Chapultepec el 16 de Enero de 1992, y debieron pasar 15 años para ganar una
elección presidencial en un proceso de crecimiento del respaldo popular obtenido a pulso
acompañando la organización y lucha social, la gestión municipalista con enfoque efemelenista y
lucha parlamentaria.
Uno de los acuerdos firmados al final del conflicto bélico era justamente, la conformación del
FMLN en partido político. 18 años han transcurrido bajo lucha social, política y electoral, que
unidos al proceso de formación del FMLN y a las conquistas logradas en beneficio de sectores
populares y sus aspiraciones democráticas permiten afirmar que en El Salvador, el FMLN es la
fuerza de cambio más sobresaliente, el partido más comprometido con las transformaciones
políticas, sociales y culturales que la sociedad requiere y demanda. Es una fuerza revolucionaria
madura que ha iniciado un cambio y avanza.
El Salvador está lejos de ser un país con antecedentes democráticos en los que la existencia de
partidos políticos exprese en cualquier sentido, la conformación de las inflexiones de su azarosa
vida nacional. En el pasado, fueron los poderes fácticos, y no legítimos representantes del pueblo,
los que instrumentaron la sucesión de gobiernos bajo formas de dinastías en las que sucedía una a
otra como solución temporal de contradicciones dentro de las clases dominantes; fue la fuerza de
los golpes de Estado, la dictadura militar, el gobierno sometido a una estrategia geopolítica de
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Estados Unidos, la que estuvo detrás de decenas de gobiernos y de la mayor parte de reformas
constitucionales que existieron antes de 1991.
En esas condiciones, la representación y defensa de intereses populares desde una perspectiva
progresista y revolucionaria abrió y transitó su propio camino: conciencia y necesidad de cambio,
organización popular, organizaciones políticas clandestinas, organizaciones políticas legales con
restricciones, organización político militar, formas de lucha que variaron de acuerdo a la época, a la
fuerza propia del pueblo, hasta alcanzar un desenlace que en 1992 abrió espacio a la democracia y
los cambios.
Ese es el contexto del cual se debe partir para valorar la experiencia y el aporte del FMLN como
partido al análisis que ahora se nos presenta en este importante foro latinoamericano.
B) Experiencia Organizativa del FMLN
Podemos distinguir al menos tres etapas organizativas en la construcción del FMLN
1. La formación ideológica, política y organizativa de cada una de las organizaciones que le
dieron vida. (1930 – 1979).
2. La integración de las organizaciones revolucionarias político militares y el despliegue de la
guerra popular revolucionaria hasta la firma de los Acuerdos de Paz en 1992.
3. La inserción en la vida política institucional como partido político.
Un recorrido pasajero de estas tres etapas se presentan a continuación.
1. La fuerza de las ideas.
En el contexto de una crisis internacional del capitalismo a finales de los años 20, las
ideas de la revolución mexicana y la revolución bolchevique se extendieron y llegaron a
Centro América incorporando en la visión de artesanos, intelectuales y trabajadores en
general la idea de que “es posible otra forma de vivir en la que los trabajadores puedan
ser artífices de su destino” Testimonios orales dan cuenta de la forma en que líderes
campesinos como Modesto Ramirez, trabajador en un Ingenio de Soyapango, tomaron
conciencia de que era posible un gobierno de trabajadores; a ese convencimiento
llegaba de escuchar en una barbería la noticia del triunfo de los trabajadores en Rusia.
Modesto Ramirez se convirtió en un revolucionario ejemplar, sobrevivió a la matanza
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de más de 30 mil personas en 1932. Su nombre fue asumido por el FMLN para designar
uno de los cuatro frentes de guerra revolucionaria (Frente Central).
2. La organización de trabajadores por sectores, las federaciones de organizaciones sindicales,
campesinas, de maestros, los movimientos estudiantiles, movimientos de profesionales,
organizaciones de mujeres, surgieron con o sin reconocimiento legal, libraron luchas que
permitieron desarrollar la conciencia en miles de patriotas. Desde 1930 hasta 1970, el
Partido Comunista de El Salvador, organizado clandestinamente mantuvo el horizonte de
la revolución, incidiendo en organizaciones abiertas principalmente sindicales,
estudiantiles, campesinas y de mujeres; pero la evidencia de la revolución cubana en 1959
puso en cuestionamiento las formas de lucha y la vía de acceso al poder; del debate sobre
estos aspectos fundamentales en cualquier movimiento revolucionario sobrevinieron
decisiones de incursionar en nuevas vías, pero al mismo tiempo en la constitución de
nuevas organizaciones revolucionarias, clandestinas que se afincaron en la defensa de la vía
armada de la revolución
1. un recorrido común de quienes dieron vida al FMLN y del desarrollo de proceso en su
construcción no puede entenderse sin recordar que en 1977, con un fraude electoral, el
viraje de apoyo a la lucha armada se configuró y la última organización en reconocerla
como vía y forma de lucha apropiada para aquél momento, el PCS, así lo manifestó; de ese
modo se cerró una diferencia sustantiva, la unidad era posible en el seno de la izquierda, sin
que fuera la única que luchara, porque lo hacían otras fuerzas políticas no armadas que
conformaron el Frente Democrático Revolucionario, y luchaban también sectores
progresistas de la iglesia católica y de otras iglesias cristianas.
2. En 1979, en medio de un golpe de Estado, último intento de sectores militares y civiles por
cambiar sin abrir paso a la revolución, se conformó el primer núcleo revolucionario entre 3
de las cinco organizaciones, y en enero de 1980 se crea la Coordinadora Revolucionaria de
Masas, con un planteamiento programático que generó entusiasmo y desencadenó decenas
de huelgas, manifestaciones y expectativas insurreccionales.
3. En 1981 se lanza una ofensiva militar con la idea de que era final, y a esas alturas la Junta
de Gobierno contaba con apoyo estadounidense con la intensión de derrotar al potente
movimiento de masas, las banderas democráticas fueron asumidas por la Junta como la
reforma agraria, la nacionalización de la banca, pero el sentido que tenían era quitar
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motivos de apoyo popular al FMLN. La ofensiva no fue final, nada estaba previsto como no
fuera la consecuencia con las ideas, y allí la Comandancia General afianzó la divisa de
resistir, desarrollarnos y avanzar.
4. El desarrollo militar de la guerrilla que vino después, correspondió al escalamiento que la
dictadura apoyada por EEUU había impuesto, la creatividad se desarrolló en todos los
campos, incluso el de la creación de armamento popular y la sofisticación de las
comunicaciones, la creación de las fuerzas concentradas, los frentes como retaguardia, el
trabajo internacional y diplomático. A la par el golpeado movimiento popular resurgió
enfrentando las más brutales formas de represión.
5. A la altura de 1984, el desarrollo del FMLN y de su unidad requirió de nuevas medidas más
allá de la coordinación en líneas de acción y cooperación, el desarrollo de un pensamiento
propio surgió así: Es la guerra de todo el pueblo, lo que se hace en distintas trincheras es un
mismo combate. La guerrilla salvadoreña escribió páginas de heroísmo, audacia,
creatividad y de respaldo popular; su estrategia se sofisticó y apareció como parte de ese
pensamiento la idea de que el día que finalizara el conflicto, estarían coexistiendo ambos
bandos, uno vencería, pero la forma de la victoria fue visualizada como negociación
política.
6. En el seno de la sociedad, la guerra agotaba, se visualizó así intensificar la lucha para lograr
una negociación que en la práctica duró muchos años, y en negociación plena bajo el
auspicio de las Naciones Unidas -dos años-; la agenda incluyó seis temas: Fuerza Armada,
reformas constitucionales, derechos humanos, sistema electoral, seguridad pública entre
otros. Se alcanzaron los acuerdos sin parar los enfrentamientos. Se modificó la constitución
en 38 artículos y 8 disposiciones para su vigencia y aplicación gradual. Se dio el salto de
reducir a dos las misiones constitucionales de la Fuerza Armada, y vino además el
momento de hacer que el ejercito renuncie a jugar a la política; el FMLN dejara de ser
ejercito paralelo, esto es la conversión del FMLN en partido político legal, que vino a la
vida institucional, a luchar en este otro escenario por las transformaciones sociales.
La acción de los movimientos políticos de masas en huelgas, y acciones casi insurreccionales
fueron el antecedente de la construcción en forma del FRENTE FARABUNDO MARTÍ PARA LA
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LIBERACIÓN NACIONAL el 10 de octubre de 1980, una integración que de ninguna manera fue
orgánica, sino de visión estratégica, de planificación de la lucha en común y de concertación de las
acciones militares y políticas, más adelante diplomáticas, de relaciones y solidaridad internacional.
II. El FMLN partido político en lucha por las transformaciones sociales.
Es necesario subrayar que los Acuerdos de Paz modificaron al Estado salvadoreño, y estaban
llamados a propiciar en la sociedad salvadoreña una transición revolucionaria, en ella se ha
empeñado el FMLN minuciosamente. En esta nueva fase fue ejemplar luchador, nuestro lider
histórico, Compañero Schafik Hándal, Compañero Vicepresidente de la República, Salvador
Sánchez Cerén y una enorme cantidad de hombres y mujeres forjados en la larga lucha del pueblo.
Prácticamente la lucha por su aplicación consumió la dedicación de los más valiosos militantes de
nuestro partido, dejando para su preparación como fuerza electoral menos energía, sin embargo el
futuro de aquéllos acuerdos y las posibilidades político electorales irían de la mano.
Pero nuestro país en estos 18 años transitó entre el empeño por que se desplegara la aplicación de
los Acuerdos (transición revolucionaria), y la transición neoliberal que el primer gobierno de Arena
con el que se negoció y los que le siguieron, nos colocaran objetivamente. Desnacionalización de la
Banca, reforma fiscal regresiva, privatización de la refinería de petróleo, de los ingenios azucareros,
de las telecomunicaciones, de la distribución de energía, de las pensiones y de los puertos.
La paz serviría a la derecha para hacer negocios más rentables, nuevos mercados y para mantener
sistemáticamente su intento de dividir al FMLN, de incidir en su conformación política y de retardar
la democracia real. A esto es necesario agregar que el control de medios de comunicación de
manera monopolizada ha sido un instrumento adicional para envolver como modernidad y cambio,
su esquema neoliberal y como peligro la existencia misma del FMLN.
En esa contradicción, entre transición neoliberal y transición democrático revolucionaria, se ha
desplegado la lucha en el terreno electoral, alentada además por los logros que ella arroja en países
suramericanos como Venezuela, Bolivia, Ecuador, Brasil y otros.
Pasar de ser un movimiento clandestino, a un partido abierto y legal; pasar de organización
centralizada en su diseño estratégico pero desconcentrada en su organización a un partido integrado;
de desconocer la formalidad propia de un estado burgués a procurar la legitimación de las
instituciones y procurar su fortalecimiento, todo esto no pasa sin problemas y traumas, que en lo
fundamental han sido resueltos situando la lealtad a los ideales y a la confianza en el pueblo.
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No menos de 7 veces hemos reformado estatutos, los períodos de duración de los organismos de
dirección eran inicialmente escasos; militantes antiguos abandonaron y crearon proyectos fallidos,
la fuerza del pueblo vio y sigue viendo al FMLN como su referente para alcanzar aspiraciones
postergadas.
Electoralmente el recorrido es de ascenso y se explica en los siguientes datos.
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Fuimos creciendo desde 21% de respaldo electoral en 1994, hasta el 51.8% con el cual ganamos las
presidenciales en primera vuelta el 15 de marzo.
El FMLN ha aportado conciencia social y política en el pueblo. En su acceso a la función pública,
ha aportado participación de mujeres y jóvenes, ha aportado nuevas maneras de gestionar los
municipios promoviendo la participación ciudadana, la defensa del medio ambiente, la equidad de
género, la transparencia y la transformación cultural desde abajo, desde lo popular. El FMLN en la
Asamblea Legislativa ha aportado dignidad, y por eso han sido evidentes las lesiones que desde el
primer día nos causaran con el flagelo de la fragmentación, de 21 diputaciones ganadas en 1994, se
fueron 7 el primer día de Mayo de ese mismo año. Desde ese espacio se ha contribuido a la
aprobación de leyes con sentido de protección a las personas, y modernidad en los procesos.
Participación de sectores en el conocimiento y defensa de sus intereses, y desde allí se han
cultivado las alianzas y la concertación social.
Se entiende ahora que existe un finiquito moral, como requisito para ejercer en los niveles más altos
de la administración pública, esto es que un funcionario cumpla sus responsabilidades paternas y
maternas asegurando la alimentación de los hijos. Se ha trabajado por nuevos sistemas crediticios
para la reactivación productiva especialmente agrícola y forestal, se modernizaron los
procedimientos de justicia, se lograron transferencias hasta del 7% de los ingresos tributarios netos
para los municipios; todo esto estimula a saber que, pueblo que lucha, triunfa y que es necesario
organizarse.
Queda mucho por hacer, pero lo logrado nos permite afirmar que esas cosas se han obtenido con
lucha social, parlamentaria, política y electoral, por eso hemos procurado entender las reglas del
juego electoral, este es el aprendizaje menos acabado, este es el campo de reformas más rezagado,
pero está allí sin que sea abandonado.
Hemos vivido momentos críticos, por errores, por introducir mecanismos a nuestra vida interna con
todo y los resabios de la vida electoral del sistema, cuando impulsamos la elección de dirigentes y
candidaturas a cargos de elección popular mediante primarias, introducimos factores de
confrontación interna, la derecha aplaudía nuestros litigios propios y los estimulaba calificando a
unos y otros mediante su maquinaria de desinformación; esto lo cambiamos y pusimos en marcha
conceptos diferentes de democracia a lo electivo, probamos que es más profundo lo participativo, el
debate, y en este marco definimos anticipadamente la estrategia de victoria que resultó un éxito.
Se han tenido dificultades para atender adecuadamente las expectativas de nuestros ex
combatientes, lisiados y familiares de víctimas caídos en conflicto, no sólo en sus necesidades
materiales, lo que es comprensible, pero sobretodo me refiero a la capacidad de mantener la
valoración de su papel y la adecuación de su desempeño a las circunstancias presentes. También ha
sido dificultosa la formación política ideológica de la nueva militancia, la que conoce el pasado de
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nuestra lucha por referencias y no por vivencias, este desarrollo es necesario, pero requiere y
requerirá esfuerzos importantes en la formación política ideológica.
Desde que en 2004, postulamos al Compañero Schafik Hándal como candidato a la Presidencia,
reconocimos que el alcance de los cambios posibles en nuestro país son de naturaleza democrática,
porque en un país atrasado, con 41% de familias en pobreza, las tareas democráticas solamente
pueden ser realizadas por fuerzas revolucionarias; sin abandonar nuestra definición como partido
democrático, revolucionario y socialista, entendemos que está maduro el período histórico para ese
cambio, y para pasar de la lucha por la revolución democrática a la democracia revolucionaria,
entendida como el protagonismo popular en las transformaciones sociales, económicas, políticas y
culturales.
El programa de gobierno actual, se plantea “sacar al país de la crisis en que le sumieron los
gobiernos de la derecha, situar al país en el camino del desarrollo incluyente y fortalecer la
democracia”. A 2 años de gobierno el acento en la primera parte de este objetivo fue evidente. La
gente está consciente que heredamos un descalabro en las finanzas públicas: deuda externa e interna
que ronda el 50% del PIB, déficit fiscal del 6%, remesas, empleo, exportaciones caídas por los
impactos de la crisis capitalista, y aún en medio de ese cuadro, al segundo día de junio de haber
tomado el poder, los Hospitales y Unidades de Salud dejaron de cobrar a los pacientes, por las
consultas y por la entrega de medicinas, como había ocurrido por años. Para impulsar la educación
se proyectó la entrega de uniformes, zapatos y cuadernos a los niños y las niñas de primero a
noveno grado; se da alimentación en las escuelas donde vive la gente más pobre, se disponen de
medidas de protección social en 100 de los 262 municipios, con más pobreza. Se potencia la
producción agrícola y se acordó un programa de construcción de vivienda social que es considerado
en su doble dimensión como oportunidad de resolver el déficit de vivienda en los sectores menos
favorecidos, y como medida de generación de empleo. Un gobierno de amplia participación impulsa
un conjunto de medidas anticíclicas y el programa ofrecido a la gente.
Nos sacude como a toda Mesoamérica, el flagelo de la violencia, del crecimiento del crimen
organizado, del narcotráfico que busca penetrar, y penetra instituciones del Estado llamadas a
brindar seguridad a la sociedad, este es uno de los mayores desafíos que enfrentamos, y pese a la
costumbre de ver ese fenómeno como un simple pulso de fuerza en la mano del gobierno, sabemos
que es más complejo y que debemos tratarlo con inteligencia. De la eficacia alcanzada en este
particular, dependerán otros avances sustanciales en los cambios culturales dentro de este proceso
revolucionario.
En 2001, habiendo operado una reforma estatutaria que transformó los mecanismos para definir la
integración de organismos de dirección y de candidaturas a cargos de elección popular; el partido
tuvo dos rumbos, que le marcaron su carácter, la definición de su naturaleza revolucionaria,
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democrática y socialista, pero también la elección directa en primarias en las que todo afiliado
independientemente de la edad de ingreso asumía iguales derechos.
Esta segunda definición metió al partido en problemas internos y en contraposición a su definición
ideológica, asumió un rasgo de aparato de correlaciones para la lucha interna, no aparato para la
competencia con la derecha. El resultado fue negativo, de formas de escisiones sin que se llegara a
ruptura. Las escisiones estuvieron más en el lado de opciones políticas y de apartarse por algunos
cuadros o funcionarios electos, de los acuerdos institucionales en temas importantes. Esos cuadros
escindidos se inclinaron por definiciones requeridas por la derecha y no por el compromiso
programático de partido.
Se analizó esta experiencia, sacamos las conclusiones y se tomaron decisiones en 2005 y 2006 que
permitieron focalizar el empeño partidario en sacar al partido de la oligarquía de la Presidencia de la
República, con mucho esfuerzo lo logramos. La estrategia planteaba como objetivo fundamental:
Lograr en el pueblo un estado de ánimo a favor de los cambios, en el sentido de darle un giro a la
correlación de fuerzas y con ella sacar a Arena de la Presidencia. Se definieron ocho ejes de trabajo
que se cumplieron bastante bien y el primero era en el plano interno, “ser un partido organizado,
fuerte, disciplinado y respetado. Nos planteamos que la militancia y los simpatizantes habrían de ser
comunicadores directos con el pueblo para sacar su pensamiento y compartir nuestra visión y
nuestro proyecto, nos planteamos buscar alianzas amplias en lo nacional y lo local, nos planteamos
una relación respetuosa con el pueblo estadounidense y buenas relaciones con las fuerzas políticas y
gobiernos progresistas.
Ese esfuerzo requirió de mayores empeños para conocer la opinión de la ciudadanía, de trabajo
directo, de formación elemental de la militancia y colaboradores, de un dominio de los mecanismos
de fraude y de su denuncia, de un aparato para el aseguramiento de la victoria (más de 50 mil
personas voluntarias capacitadas y conducidas por militantes, mujeres y hombres experimentados).
III Conclusión:
Partido sujeto, más que partido instrumento.
En el debate que la experiencia impone, estuvo siempre la dicotomía de ser instrumento para
canalizar los intereses políticos de la ciudadanía o de ser sujeto con personalidad, ideas y
compromisos que se correspondan con parte de la sociedad. La respuesta siempre fue somos sujeto
influido por su propia historia, por su compromiso popular, con un proyecto y una visión de país
que quiere avanzar en esa dirección encausando y recibiendo los aportes de la gente. La
metodología participativa, el análisis de los problemas para optar por un enfoque de solución
aunque ella parezca ser minoritaria caracterizó la solución de momentos críticos. Eso nos permite
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asegurar que reconocemos la importancia de la construcción ideológica, política y organizativa de la
militancia; que requerimos de un aparato fuerte; más no de simple maquinaria electoral.