FRANCISCANOS Y JESUITAS EN EL JAPON. LOS MARTIRES DE … · deportación de todos los misionero....

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FRANCISCANOS Y JESUITAS EN EL JAPON. LOS MARTIRES DE

NAGASAKI

La llegada de las ordenes religiosas a Japón • En 1543 arriban los

primeros barcos portugueses y la actividad misionera de los primeros sacerdotes católicos en Japón se inició a comienzos de 1549, principalmente por jesuitas patrocinados por el Reino de Portugal. Muy poco tiempo después comenzaron a llegar sacerdotes pertenecientes a las órdenes mendicantes como la de los dominicos y los franciscanos, patrocinados por España.

San Francisco Javier en Japon

• El jesuita San Francisco Javier llega al Japón el 15 de agosto de 1549, junto a sus compañeros Cosme de Torres y Juan Fernández y el traductor Anjirō dando inicio a lo que se da en llamar el Siglo Cristiano del Japón (1549-1640).1 Desembarcan en Kagoshima, entonces capital del reino Sur del Japón. Permanecieron en esta ciudad durante un año y por tierras japonesas durante dos años y tres meses.

• En colaboración con su compañero Pablo de Santa Fe evangelizó por tierras niponas e hizo traducir la obra Declaración de los artículos de la Fe, que se aprendió de memoria y solía recitar en las esquinas. Para responder a las preguntas que los transeúntes realizaban se valía de un intérprete. Ante el fracaso de la misión, pensó en citarse con el rey de la zona con la esperanza de que si éste se convertía al catolicismo, el pueblo también lo haría. En 1550 se dirige al norte con esta intención. Funda una pequeña colectividad cristiana en Hirado. Llega a Yamaguchi, luego a Sakai y, finalmente a Meaco, donde intenta, sin conseguirlo, ser recibido por el emperador.

San Francisco Javier en Japon • Se traslada a Yamaguchi

de nuevo y obtiene del príncipe la garantía de respeto a los conversos al cristianismo. Ante esa perspectiva realiza, junto con sus dos compañeros, una intensa labor de predicación que da su fruto en la creación de una pequeña comunidad católica. Muchos de los convertidos son samuráis

Toyotomi Hideyoshi y las ordenes religiosas

• Nos situamos a finales del s. XVI, durante el gobierno de Toyotomi Hideyoshi. Las relaciones que había tenido Hideyoshi con los cristianos habían sido amistosas al principio pero en 1587 decretó el primer edicto oficial contra el cristianismo y expulsión de los jesuitas. Aunque su aplicación fue muy suave, la intención del decreto era más la represión que la persecución

Toyotomi Hideyoshi.

• El 8 de diciembre de 1596, en Kyoto se llevaron a cabo redadas en busca de cristianos que comenzaron en un convento franciscano. Así pues, fueron encarcelados y condenados 26 cristianos: 18 seglares (dos de ellos niños), 6 franciscanos y 2 jesuitas. De entre los religiosos encontramos a 5 españoles: Pedro Bautista Blázquez natural de Ávila, Martín de Aguirre de origen vizcaíno, Francisco Blanco procedente de Ourense, Francisco de la Parrilla natural de Valladolid y el mejicano Felipe de las Casas.

• La sentencia de Hideyoshi, que data del 31 de diciembre, decía:

• Quiero que les corten las narices y orejas, y los paseen en carromatos por las calles de Kyoto; luego los envíen a Osaka para exponerlos también allí a la vergüenza pública; luego, lo mismo en Sakai; y que esta sentencia sea exhibida delante de los carros. Taiko-sama. He ordenado que estos extranjeros sean así tratados porque han venido de las Filipinas a Japón llamándose embajadores, aunque no lo eran; porque han permanecido aquí demasiado tiempo sin mi permiso; porque, contraviniendo a mi población, han levantado iglesias, predicando su religión y causando desórdenes. Quiero que, después de ser expuestos a la irrisión pública, sean crucificados en Nagasaki

ELRELATO DEL MARTIRIO • En las primeras horas de la mañana

del 5 de febrero de 1597, ya estaban preparadas las cruces sobre las que iban a ser martirizados los misioneros. La amistad que unía a Hazaburo con el jesuita Pablo Miki, uno de los futuros mártires, permitió retrasar levemente la ejecución. Un momento que fue aprovechado por otros dos jesuitas, los padres Pasio y Rodríguez, atender a los condenados antes de que muriesen.

• Fue la única concesión. Pocos minutos después, comenzó la crucifixión de los veintiséis, que estaban clavados a sus respectivas cruces con unas anillas de hierro en las manos, los pies y el cuello y atados por una cuerda. Desde sus cruces, no dejaron de alabar a Dios con alegría. Cuando estaban todos listos, los soldados hicieron caer las cruces sobre las fosas previstas al respecto

• Los 26 mártires de Japón fue un grupo de cristianos ejecutados mediante crucifixión el 5 de febrero del año 1597 en Nagasaki, Japón. La ejecución se llevó a cabo por orden de Toyotomi Hideyoshi en el marco de la persecución del cristianismo promovida durante su gobierno, con objeto de granjearse el favor de las sectas budistas y evitar la influencia de las potencias extranjeras en la política interior. Los ejecutados fueron beatificados en 1627 y canonizados en 186

Toyotomi Hideyoshi

• El martirio de Nagasaki no es un tema muy recurrente en el arte hispánico. Encontramos pocas imágenes de este suceso. Podemos clasificar las representaciones en tres tipos: las que aparecen los mártires en grupo, en las que aparecen en grupos reducidos de tres o dos mártires y en las que aparece solo un mártir.

Los mártires de Japón de la Compañía de Jesús. San Pablo Miki.

• Pablo Miki nació en Japón el año 1566 de una familia pudiente; fue educado por los jesuitas en Azuchi y Takatsuki. Entró en la Compañía de Jesús y predicó el evangelio entre sus conciudadanos con gran fruto. El poder japonés temió la influencia de los jesuitas y los persiguió. Paulo Miki fue apresado junto con otros compañeros cristianos, conocidos como los 26 mártires de Japón; dos de ellos eran también j

Tres mártires jesuitas en Japón de Guido Cagnacci (siglo XVII).

Pablo Miki nació en el seno de

una familia rica. Fue bautizado

a los cinco años con el

nombre de Pauro (‘Paulo’).

Fue educado por los jesuitas

en Azuchi y Takatsuki. Entró

en la Compañía de Jesús y

predicó el evangelio entre sus

conciudadanos. El poder

japonés temió la influencia de

los jesuitas y los persiguió

«Martirio de Pablo Miki, Juan Gotó / Gotoo y Santiago Kisai», cuadro atribuido a Mosén Pedro García Ferrer, pintor aragonés de formación valenciana, pintado entre el 1600 y el 1650. Pertenece a la colección permanente del Museo de Bellas Artes de Valencia.

Darstellung von in Japan gekreuzigten Christen, Stich von

Raphael Sadeler, um 1630 | © Rijksmuseum Amsterdam

Darstellung von in Japan gekreuzigten Christen, Stich von

Raphael Sadeler, um 1630 | © Rijksmuseum Amsterdam

Laureano Atlas: Glorioso martyrio de los veinte

y tres SS Protho-Martyres de Japón. Pedro

Baptista y sus Compañeros pertenecientes a la

Orden Seraphica y Provincia Descalzos de San

Gregorio de Filipinas, grabado calcográfico.

Ilustración de la tercera parte de la obra de

Juan Francisc an Francisco de San Antonio: Chronicas de la apostolica provincia de S. Gregorio de religiosos descalzos de N.S.P.S. Francisco en las Islas Philipinas, China, Japon, &c., Sampaloc, 1744.

Convento

Franciscano de La

Recoleta, Cuzco.

1630.

Cuernavaca

Manuel Peleguer y Tossar. José Camarón. Protomártires del Japón. Finales del siglo XVIII

•LOS MARTIRES FRANCISCANOS

Martires franciscanos. Carreño de Miranda. Museo de Santa Cruz. Toledo

SAN FRANCISCO BLANCO.

Francisco Blanco nació en Tameirón

(A Gudiña, Ourense) en 1567. Años

más tarde profesó como

franciscano, siendo ordenado

sacerdote en México, hacia donde

había partido como misionero. En

1596 llegó a Japón, en un momento

difícil, pues el Emperador había

decretado, ya en 1587, la

deportación de todos los misionero

San Francisco Blanco. Catedral de Orense

San Felipe de Jesús

Nació en la ciudad de México en 1572 y fue

bautizado como Felipe de las Casas. Se dice

que era un niño inquieto y travieso. Una leyenda

cuenta que había en su casa una higuera

marchita y que en cierta ocasión su nana, harta

de las travesuras del niño, había dicho

«¿Felipillo santo? Sí, cuando la higuera

reverdezca, cuando la higuera reverdezca.»1 Así,

el día de la muerte de Felipe, la higuera

reverdeció. Por esta razón, otro de sus atributos

es el higo. Siendo joven entró al noviciado franciscano, el cual abandonó. Su padre lo envió a Manila en Filipinas, para que se dedicara al comercio. Allí encontró una vida mundana que lo deslumbró, sin embargo al poco tiempo reconsideró su vocación (sus amigos lo abandonaron cuando se quedó sin dinero) y regresó con los franciscanos de Manila.

San Felipe de Jesús Ante el ofrecimiento de terminar sus estudios en

México para ordenarse sacerdote, Felipe se

embarcó con otros frailes, pero una tormenta desvió

el barco hacia Japón, donde los franciscanos se

dedicaron a hacer misión, la cual tuvo al principio

mucho éxito, pero al poco tiempo se desencadenó

la persecución de Toyotomi Hideyoshi “Taikōsama”

contra los cristianos. Básicamente, temía que los

otros daimio (señores feudales) se enriquecieran al

comerciar con los extranjeros, amenazando su

creciente poder. Felipe, que no había sido ordenado

sacerdote aún, pudo haber evitado los tormentos y

la prisión, pero optó libremente por la misma suerte

que corrieron los misioneros. Murió mártir el 5 de febrero de 1597. Fue beatificado, junto con sus compañeros el 14 de septiembre de 1627 y canonizado el 8 de junio de 1862, convirtiéndose en el primer santo mexicano.

San Felipe de Jesús, primer santo mexicano

San Felipe de Jesús y su culto en México.

• El culto de San Felipe de Jesús está muy extendido en México.

• Los mártires de Nagasaki fueron beatificados en 1627 y de inmediato se inició la causa de canonización. En 1640 un encendido sermón del bachiller Miguel Sánchez, en la ciudad de México empezó a convertir a Felipe de Jesús en un símbolo del patriotismo que los criollos novohispanos empezaban a construir, Sánchez llamó a Felipe un “Jesús indiano”, un “lucero indiano” y lo calificó como “el más logrado de todos los criollos”.

• La canonización demoró más de un siglo, y los criollos culpaban a los españoles de la demora, pues, afirmaban, querían escatimarles a su santo novohispano. Por eso, aunque solamente fuera beato de la iglesia católica, el culto a Felipe de Jesús se robusteció, particularmente en la ciudad de México. La gente empezó a llamarlo “santo” sin que nadie se molestase por deshacer el equívoco.

• El culto creció: En 1638 le concedieron su capilla en la catedral y al año siguiente en el calendario ya se marcaba su fiesta. En 1665 nació el convento de San Felipe de Jesús, de monjas capuchinas, bautizado así por exigencia de la benefactora que financió la empresa.

San Felipe de Jesús,

protomártir mexicano. Iglesia

de San Antonio de Padua,

Puebla

En el siglo XVIII, San Felipe de Jesús ya

era un elemento de la iconografía

nacionalista criolla: se le representaba

sobre un águila posada en un nopal.

Cuando México se convirtió en una nación

independiente, no solo tenía a la virgen de

Guadalupe como patrona del país; tenía a

San Felipe como patrono de la Ciudad de

México y protector de los soldados, de los

plateros y de los comerciantes. Es decir, su

culto era muy sólido y estaba anclado en

las raíces más profundas de la nacionalidad

mexicana

Vida, martyrio, y

beatificacion del invicto

proto-martyr de el Japon

San Felipe de Jesus, patron

de Mexico, su patria,

imperial corte de Nueva

España, ...

Miguel Sánchez, Sermon of San Felipe de Jesús, 1640

Antonio era oriundo de Nagasaki, hijo de un chino

y una japonesa, ambos cristianos. El padre era

carpintero y en este oficio se preparó Antonio, a

la par que estudiaba con los jesuitas de Nagasaki,

donde aprendió a leer y escribir con rapidez,

mostrando aplicación, memoria y facilidad de

aprendizaje. Fray Jerónimo de Jesús, Padre

Guardián del convento franciscano de Osaka le

interesó en ser religioso franciscano, por lo que el

niño se trasladó a esta ciudad y aplicó en el

estudio y la perfección cristiana. San Martín de la

Ascensión y San Francisco Blanco le tuvieron

mucho cariño y, aun siendo tan niño, tenían

grandes esperanzas de que fuera un buen religioso.

• Sus padres, desmayados de dolor, fueron alejados por algunos asistentes. Antonio entonó el “Laudate, pueri, Dominum”, y enseguida murió. En la imagen, que he recortado para que lo veáis mejor, aparece vestido como franciscano, por su asociación a esta Orden y se ve la filacteria con el texto del Salmo.

SAN MARTIN DE LA ASCENSION.

• Las primeras noticias de la biografía de Martín de la Ascensión cuentan que ingresó en la Universidad de Alcalá para estudiar Artes (Filosofía) y Teología. Durante sus estudios teológicos descubrió su vocación franciscana e ingresó en dicha orden en 1585. Estudió en el noviciado de San Sebastián de Auñón en Guadalajara. Martín de la Ascensión no era su nombre real, sino el nombre religioso que adoptó cuando tomó los hábitos franciscanos el 17 de mayo de 1586. Nada se sabe a ciencia cierta de su vida anterior, salvo que era de origen vasco.

• Se sabe que a su muerte tenía unos 30 años de edad y tras llegar la noticia de su martirio a Europa, Martín de la Ascensión adquirió notoriedad y se comenzó a trazar su biografía. Se le atribuyeron varias identidades al santo, probablemente las de varios jóvenes vascos de nombre Martín, cuya fecha de nacimiento se ajustaba a la del santo, que partieron de su tierra natal para estudiar y que nunca regresaron a ella.

• Así según unos su nombre real era Martín de Loinaz y Amunabarro y habría nacido en Beasain (Guipúzcoa) el 16 de julio de 1566. Para otros se llamaba Martín de Aguirre y era natural de Vergara (Guipúzcoa) donde habría nacido el 11 de septiembre de 1567. Una tercera hipótesis, menos difundida, le da también el nombre de Martín de Aguirre, pero ubica su lugar de nacimiento en la localidad vizcaína de Ibarranguelua. El pleito sobre la identidad y lugar de origen del mártir se ha prolongado durante siglos, no siendo un asunto baladí, dado el prestigio que suponía en otras épocas ser la localidad natal de un santo.

Marcos de Alcalá - Vida maravillosa de San Martín de la ascensión y Aguirre, proto-martyr del Japón... - 1739

San Pedro Bautista, Ermita de San Pedr del Valle

San Pedro Bautista, Pedro Bautista Blázquez, hijo de Pedro y de María

Blázquez, nació en el castillo de San Esteban del

Valle el 29 de junio de 1542, en el seno de una

familia noble. Su formación fue muy completa pues aprendió latín y cosmografía en Mombeltrán, continuó sus estudios en la Compañía de Jesús de Oropesa y después en Ávila, donde sirvió en la catedral como niño de coro; en torno al año 1560 se trasladó a Salamanca donde cursó Filosofía y Teología durante seis años. En el año 1564 entró en la Orden de los Observantes y tres años después profesó como diácono en el Convento de Arenas (Ávila). Su carrera eclesiástica se completó al ser elegido superior de varias comunidades.

San Pedro Bautista, Fray Pedro Bautista sintió la llamada misionera y en

1580 marchó, en primer lugar, a México, donde

fundó varios monasterios franciscanos; en 1583,

siguiendo la estela del padre Antonio de San

Gregorio, se trasladó a las islas Filipinas y continuó

sus fundaciones, entre ellas, el Convento de San

Francisco del Monte y varios hospitales, llegando a

ser comisario de los franciscanos observantes. Durante aquellos años se habían ido abriendo al comercio hispano los mercados del Japón y, a la vez, se habían ido acrecentando los problemas entre el Imperio y la Iglesia. En el año 1587 el Emperador prohibió que se predicara el cristianismo; en 1590 comenzó la persecución a los cristianos y los jesuitas —quienes, por un breve del papa Gregorio XIII de 25 de enero de 1585, eran los únicos que tenían derecho al apostolado en Japón— recibieron la orden de expulsión.

Fray Pedro Bautista

• Fray Pedro Bautista, deseoso, con otros compañeros, de evangelizar esas tierras, acudió allí como embajador y agente comercial del rey Felipe II y en julio de 1593 consiguió el permiso de residencia en Nagoya, aunque durante un año estuvo prácticamente confinado y sin capacidad de acción. Obtuvo, poco después, el permiso verbal de predicar y fue recibido por el emperador Taicosama, con cuyo beneplácito fundó conventos, hospitales, leproserías y escuelas en varias localidades como Osaka y Nagasaki, realizando una gran labor apostólica y convirtiendo a muchas personas.

• Antes de la beatificación, en 1600, llegaron a España las reliquias de san Pedro Bautista y fueron confiadas a fray Pedro Campos, provincial de los Descalzos de San José, que las envió a Paracuellos de la Ribera (Zaragoza), de donde es patrono. Iconográficamente san Pedro Bautista aparece vestido de franciscano y tiene como atributos la cruz, las argollas y las lanzas con las que fue martirizado.

• Toda una serie de traiciones y maquinaciones hicieron virar la actitud favorable del Emperador y el 8 de diciembre de 1596 se dictó la orden de prisión a los franciscanos de los Conventos de Meaco y Osaka; ante este atropello de sus misioneros, los cristianos de la zona acudieron en tal número a presentarse al martirio que el Emperador restringió la sentencia a los frailes y catecúmenos. Fray Pedro Bautista permaneció en su Convento de Meaco hasta finales de diciembre y de allí fue conducido, con sus compañeros, a Nagasaki. Durante un tiempo sufrieron diversas torturas, les cortaron la oreja izquierda y fueron paseados en carro por las principales ciudades del imperio, Osaka, Sacay y Facata. El 5 de febrero de 1597, de nuevo en Nagasaki, Pedro Bautista fue conducido al monte Tateyama junto con otros veinticinco compañeros y todos ellos fueron crucificados y atravesados por lanzas. Con él murieron cinco religiosos de su Orden

SAN FRANCISCO BLANCO

Retablo cerámico con san

Francisco Blanco, en el

Convento de San Francisco

(Plazuela de San Francisco) de

Lima, Perú

San Gabriel Doxico

• Portada de la "Relación en las fiestas organizadas por la ciudad de Sevilla a los mártires del Japón" de Ana Caro Mallen.

Ama Caro Mallen Residió en Sevilla, según

atestiguan los pagos por los autos sacramentales

que compuso y las indicaciones en la portada de

algunos de sus textos. ha deducido que pudo mantener cierta vinculación con la nobleza sevillana; en cualquier caso, ofrece algunas composiciones a nobles, como la condesa de Salvatierra (Octava de San Miguel) o el conde-duque de Olivares (Segundo Discurso del Contexto). Fue citada y elogiada por escritores del siglo XVII: Rodrigo Caro, Castillo Solórzano, María de Zayas, Vélez de Guevara, Matos Fragoso. Escribió en el año 1628 una relación sobre las fiestas que se organizaron en honor a los martíres franciscanos.

Mártires del Japón. Convento de Santa Rosalía

Mártires del Japón. Convento de San

Zoido. Antequera.

Convento de los Terceros. Sevlla

Convento de los Terceros. Sevilla. Siglo XVIII

La iglesia de los Terceros Franciscanos de Sevilla cuenta con un gran número de composiciones de otros beatos franciscanos que murieron en el Japón.

Se trata de las mejores representaciones que conservábamos en Andalucía sobre estos mártires franciscanos.

LOS MARTIRES DEL JAPON EN LITERATURA