Post on 13-May-2020
GENARO DE EGILEOR AROSTEGI:
PERIODISTA DEL EXILIO
Merche Acillona (*)1
Genaro de Egileor Arostegi2 fue uno de los muchos personajes de la cultura vasca
cuya actuación política en los acontecimientos de la Guerra Civil le llevó al exilio
americano. Su labor como periodista, que se había iniciado en los años de la República,
le vinculó con la prensa oficial del Partido Nacionalista durante el año del Gobierno
autonómico vasco y más tarde sería continuada en Venezuela durante los años de su
exilio político. Su muerte temprana, con cincuenta y cinco años, en este país americano
dejó en el olvido de ultramar su activo trabajo sindical, político y periodístico. Sin
embargo, Egileor fue una figura destacada tanto por las estrechas relaciones políticas
mantenidas en momentos cruciales de la historia de aquellos años como por el
desempeño de delicadas responsabilidades encomendadas en el desarrollo de su
profesión periodística. De algunas muestras de ello nos ocuparemos en las páginas que
siguen.
Genaro nació en Galdakao en 1908 en el seno de una familia euskaldun y
originaria de esa localidad. Su padre, Domingo Egil[l]eor Oleaga, nacido en 1869 era el
tercero de nueve hermanos y era un hombre recordado por su extrema educación,
cortesía y espíritu conciliador. Su madre, Martina Arostegi Goikoetxea, nacida en 1872,
procedía del mismo lugar aunque la familia paterna venía de Nabarniz. Se habían
casado el 3 de noviembre 1894 para formar una familia numerosa. Genaro era el
pequeño de una familia de ocho hermanos, de los que vivieron siete, Teresa, la mayor,
José, María Nieves, Domingo, Jesusa y Libe. A los tres meses del fallecimiento del
primer varón, José, los padres bautizaban con el mismo nombre al nuevo hijo que
llegaba al mundo.
1 Profesora de Filología Hispánica. Univesidad de Deusto. 2 La grafía de los nombres euskéricos ha sido adaptada a la normativa actual.
La familia Egileor estaba fuertemente arraigada en Galdakao como mostraban las
noticias locales del ayuntamiento que le mencionaban con frecuencia. Los hermanos de
Genaro pronto mostraron su afinidad con la causa nacionalista; especialmente Domingo,
pocos años mayor que él. Domingo, nombre que se venía perpetuando durante
generaciones entre los varones de la familia Egileor, fue un gudari destacado por su
actitud heroica y tenaz al que fusilaría el ejército franquista al negarse a abjurar de sus
principios abertzales. El Ayuntamiento de Galdakao le ha recordado y reconocido como
vecino dilecto poniendo su nombre a una destacada calle del pueblo, la calle Txomin
Egileor.
Comprometido también con el Partido Nacionalista Vasco y adherido al sindicato
nacionalista, Genaro se inició en el periodismo al tiempo que trabajaba activamente en
las tareas por la promoción de la cultura vasca. En 1936, las noticias locales se referían
a él de la siguiente manera: “Para Donostia con objeto de asistir a los cursos de verano
que organiza la Sociedad de Estudios Vascos salió ayer el periodista galdakanotarra don
Jenaro de Egileor, con el mismo objeto y a la misma capital la señorita Monika de
Lekunberri maestra de las escuelas vascas de esta localidad”. Los contactos políticos y
culturales de Egileor para esas fechas están plenamente consolidados, su firma se
inscribe entre las que serán destacadas figuras culturales del exilio vasco y su
compromiso en los primeros momentos de la guerra le hacen merecedor de la confianza
de los más destacados dirigentes del Partido y más tarde del Gobierno.
LA GUERRA CIVIL: DIRECTOR DE LAN DEYA
En los primeros momentos del levantamiento militar, Egileor se encontraba en
San Sebastián y los acontecimientos le obligarían a permanecer allí. Se hallaba en unos
cursos sobre lenguas minoritarias a los que también habían acudido patrocinados por el
partido nacionalista sus amigos Manu Sota y Polixene Trabudua. Asistían a los actos
culturales pero al estallar la guerra el servicio de trenes entre Donostia y Bilbao se vio
interrumpido y los jeltzales no pudieron regresar. Polixene buscó los medios para llegar
a casa de modo accidentado unos días más tarde. Toda esta situación propició la primera
colaboración periodística de Egileor con motivo de la guerra en el Diario de la
República aparecida en su número 48 del sábado 12 de septiembre de 1936. Esta
publicación se ubicaba en San Sebastián en la calle Garibay número 34. En este artículo
Egileor firma ya como “Atxerre”, el sobrenombre periodístico que le acompañará en
adelante y por el que será conocido entre sus compañeros de partido entre los que se
encuentra el propio Lehendakari. En medio de las noticias del frente guipuzcoano y
frente norte, sur y occidental, escribe en la Sección “Apuntes del Día. Revoloteos” un
trabajo titulado “Fruto de Educación”. Egileor no alude a las circunstancias de la guerra
ni a los acontecimientos que se están sucediendo sino que hace un elogio de la
encomiable ética que rige el comportamiento del pueblo vasco y sus aspiraciones así
como sus valores heroicos tras los años de opresión que no han mermado su voluntad de
lucha. Contrasta en este número con el tono de otras firmas, como la de Cecilia G. de
Gilarte, que escribe en un tono exhortativo e inmediato haciendo referencia a su
experiencia de los controles de salida y las órdenes de mando que deben ser acatadas.
Egileor explica el presente desde el pasado del pueblo vasco. Su afición por la historia y
el papel que ésta juega en los acontecimientos le acompañarán en sus empresas
culturales posteriores. En este tono de loa moral y admiración de los valores seculares
de la raza se construirá todo el pensamiento vertido en su actividad periodística. La otra
constante que le acompañará para siempre será la fusión de creencias cristianas y praxis
política, vistas ambas como una misma misión de idénticas virtudes. El estilo de Egileor
será ya reflexivo y su pensamiento sostendrá un idealismo de sello ético y religioso
acorde en todo con el discurso nacionalista de aquellos años tanto en lo relativo a la raza
vasca y sus valores como en lo referente a los motivos que le empujan a la lucha. Su
exaltación de los comportamientos modélicos del pueblo vasco se acercará siempre a la
veneración por las creencias religiosas que los inspiran.
APUNTES DEL DIA REVOLOTEOS
FRUTO DE EDUCACION
El pueblo vasco, una vez más, ofrece al analizar las circunstancias
que venimos padeciendo, un ejemplo maravilloso en su conducta
intachable. Sin alharacas, sin ejercicios alocados, antes todo lo contrario,
con una serenidad digna de su educación cívica y con toda seriedad
edificante, actúa en defensa de los derechos imprescriptibles de los
ciudadanos.
La postura del pueblo vasco no puede conceptuarse de una manera
sino la de mantener incólume y sin detrimento lo que es hoy ley divina y
de derecho humano obtenga cada individuo, todo ciudadano consciente
de sus deberes.
En esta postura, tan digna y noble, nuestro pueblo demuestra una
capacidad política superior a todos, y su gallardía e intrepidez, y su
organización y desenvolvimiento, y su reciedumbre y austeridad, hacen
prorrumpir en exclamaciones de alabanza y aplauso a los políticos más
destacados de las más dispares ideologías cuando admiran cómo marcha
este pueblo, este gran pueblo, que se encontró a sí mismo, que se educó a
sí mismo y que, padeciendo continuamente de la incomprensión de
muchos gobernantes, supo llevar a la conciencia ciudadana estos
sentimientos inteligentes, que hay se nos aparecen fructificados.
Una idea generosa encendida entre nosotros, el amor, que se
bifurca, y, elevándose hacia las Alturas, conduce a Dios, y, localizado en
este suelo, nos mueve a rendir todo nuestro afecto a esta tierra de
promisión, ha producido el milagro que tanta admiración está
produciendo en todas las latitudes.
La buena semilla cayó en buen campo y nos otorgó este hermoso
fruto.
No ha sentido el pueblo vasco, en circunstancias tan propicias para
el desvarío, necesidad de dar expansión a los malos humores que destila
la venganza. Quizás como ninguno fue agraviado. Tal vez los perjuicios
morales y materiales que se le irrogaron continuamente le alcanzaron en
intensidad e importancia superior a todos los demás juntos. Y en estas
horas, que por muchos podrían considerarse favorables para vengar
tantos males, nuestro pueblo, viril y generoso, muestra un grado de
civilidad que obliga a los extraños a ensalzarle y aplaudirle.
La conducta colectiva es aleccionadora individualmente. Que en
este proceder veamos la norma que nos está trazada a cada ciudadano.
A veces es dura la contienda, porque las ofensas recibidas fueron
muchas y graves.
Sin embargo, ¡qué gran acto el vencerse y perdonar!
Un buen amigo mío, asazmente castigado con la persecución y el
agravio, me ha repetido en muchas ocasiones:
-Nunca me he arrepentido de hacer bien. Jamás he lamentado el
devolver el bien por el mal. En cambio... ¡cuántas satisfacciones he
logrado de esta conducta! Y esta misma satisfacción, intensamente
sentida, proporcional al agravio recibido y al bien otorgado, me ha
enseñado esta dulce filosofía de la vida que emana, tan cautivadora, de la
doctrina cristiana. Nunca respondas al agravio con el agravio.
Respóndele con el perdón y, por añadidura, un favor.
¡Cuánto de esto estamos presenciando estos días de guerra!
Hombres que públicamente fueron objeto de insultos groseros, de
persecuciones sañudas, a los que hoy vemos devolviendo aquellos
infortunios suyos con actos plenos de generosidad. Esos hombres,
olvidando el daño recibido, prodigan ahora el bien.
¿Puede esto llamarse quijotismo, como algunos lo llaman? ¿Es
acertado chancearse de los que así proceden?
No es quijotismo, y nadie se chancee de conducta tan edificante.
Somos seguidores de Aquél que, sufriendo los mayores dolores, befado,
escarnecido, murió entre dos ladrones una tarde histórica, y que en los
estertores de la agonía, cuando más inaguantables eran sus
padecimientos, sacó fuerzas para dirigirse a su Padre, pidiéndole perdón
para los que tal martirio le causaban.
Somos seguidores de Cristo. Seámoslo con la práctica de su
ejemplo.
En nuestra tierra no corren los torrentes de venganza, y el pueblo
vasco enseña un curso de civilidad. No sólo de su generosidad hay que
aprender, sino también de su capacidad política. Nuestro pueblo, que
siente también y practica la doctrina generosa de su religión.
Por eso es admirable y por eso logra el aplauso de los más
destacados políticos que sustentan ideales tan dispares con el suyo.
¿Cuándo se le reconocerá ese derecho indiscutible que le asiste y que lo
reclama con el problema vivo que tiene planteado, y podrá gozar de
aquella libertad necesaria para encauzar definitivamente su genio
peculiar?
¿Cuándo se le comprenderá a nuestro pueblo?
ATXERRE FRENTE POPULAR
Teléfonos del diario 14.634 y 4.621
Cinco meses más tarde, en febrero de 1937, durante el primer año de la Guerra
Civil, Egileor ocupará ya la dirección del diario Lan Deya, órgano de prensa oficial de
Solidaridad de Trabajadores Vascos, ELA – STV. Era ésta una responsabilidad de
cometido político asumida desde el proyecto constructivo del gobierno del lehendakari
Agirre. El boletín sindical de ELA- STV había comenzado a publicarse en Bilbao el 30
de diciembre de 1933, durante la República. Su aparición se realizaba con una
frecuencia semanal, pero su duración fue muy corta pues unos meses después de su
nacimiento, los temores surgidos a raíz de los episodios revolucionarios del 34
provocaban la censura de algunas de estas actividades editoriales de signo
reivindicativo, lo que hizo naufragar temporalmente la publicación. Sin embargo, la
situación surgida durante el primer año de la guerra permitió la aparición de una
segunda etapa de Lan Deya que vio la luz nuevamente el 16 de febrero de 1937,
cambiando el régimen y frecuencia anterior pues se reconvirtió en diario.
Salió
regularmente cada día durante cuatro meses, hasta el 12 de junio, en vísperas de la caída
de Bilbao el día 17.3 La razón social del diario en aquella etapa se ubicaba en Bilbao en
la calle Henao y la impresión se realizaba en Mungia. El director de esta segunda etapa
fue Genaro de Egileor que reorientó el espíritu inicial para conducir el diario hacia los
principios que regían la política sindical y laboral del Gobierno del Lehendakari Agirre.
En su número 1 hay ya una declaración de principios en la que se hace una referencia
expresa a la relación entre catolicismo y progreso, quedando nuevamente ligados los
3 José Larrañaga Zubizarreta analiza la evolución del movimiento a través de sus publicaciones. “La evolución de Solidaridad de Obreros Vascos en la II República. Análisis de las publicaciones El Obrero Vasco, Lan Deya y Euzko Langille”, VIII Congreso de la Asociación de Historiadores de la Comunicación (AHC), "República y republicanismo en la Comunicación", Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla, 30-31 de marzo de 2006.
principios religiosos y políticos pese a su declaración de independencia: "Siendo
católicos, todos nuestros esfuerzos están dirigidos a prestigiar la Religión y a impedir
que el sacerdote se entrometa en funciones que sean propias del ciudadano libre".4
Expresará también una apertura a todos los cambios que lleven al desarrollo “porque
aceptamos y deseamos todas aquellas innovaciones que procuren encaminarse hacia la
verdad, la justicia y la libertad".
Los principios promulgados bajo la directiva de Egileor no son originales sino que
responden con precisión escrupulosa a los que venían inspirando al sindicato desde el
amparo tutelar del Partido Nacionalista. Egileor muestra así nuevamente total fidelidad
a los principios sabinistas sobre la raza vasca y la esencia católica de ésta. Estas dos
referencias impregnarán los criterios rectores de su sindicato que ejecutarán igualmente
tanto la selección racial de sus afiliados en función de sus apellidos como la propaganda
sindical a través de las conferencias organizadas por la Iglesia católica. El sindicato era
católico, antimarxista y promovía la justicia cristiana.
Si bien esta etapa del diario duró sólo unos meses pues se cerró nuevamente en
junio con la toma de Bilbao por el ejército de Franco, no acabaron allí sus días pues
protagonizó aún algunos eventos periodísticos entre las actividades mantenidas en el
exilio, primero en Francia y posteriormente en Venezuela, donde se desarrollarían las
actividades editoriales más intensas del Gobierno Vasco. En abril de 1950 se publicó un
número extraordinario y posteriormente se han publicado varios boletines con este
mismo título.5
Egileor se movió desde el periodismo en una conexión perfecta entre el Sindicato,
el Partido y el Gobierno, pero con ello sólo respondía a las exigencias que se venían
imponiendo desde la época de la República e, incluso mucho antes, en el seno del
nacionalismo vasco. En esa etapa, los nombres de Robles Arangiz, Heliodoro de la
Torre, Leizaola, Jauregi, Lasarte, etc. se relacionan tanto con ELA como con el PNV,
ocupando cargos políticos en los momentos de la guerra. Algunos de ellos estrecharán
4 La vinculación religiosa del sindicato se produjo desde el primer momento, a través de la Agrupación Vasca de Acción Social Cristiana (AVASC) en la que juega un importante papel Joaquín Azpiazu, un jesuita que lidera las actuaciones formativas donde la conciencia laboral se potencia desde el espíritu formativo católico. Otro sacerdote de destacada presencia en la actuación sindical nacionalista fue Policarpo Larrañaga cuya conciencia laboral fue profunda y comprometida. Su obra Contribución a la Historia Obrera de Euskalerria, San Sebastián, 1976, resume la historia sindical vivida durante años. 5 Más tarde, desde 1971, se edita Lan-Deya en Caracas. Una de las figuras relevantes en esos momentos fue Insausti. La vida de Egileor e Insausti se cruzó en varios momentos.
lazos con Egileor y volverán a cruzar sus caminos en el exilio de Venezuela. Lo cierto
es que Egileor aseguraba la perfecta fidelidad de Lan Deya a las consignas del
Lehendakari Agirre y que Agirre no olvidó esta fidelidad.
Esta lealtad política condujo a Genaro hasta la colaboración directa con el equipo
del Lehendakari José Antonio Agirre, trabajando en el gabinete de comunicación,
creado por el gabinete de Justicia y Cultura del Gobierno Vasco, que emitió diversos
programas de radio y publicó varias documentaciones nacionalistas con motivo de la
guerra. Coincidió entonces con Jesús Insausti que desempeñaba las tareas de traductor
del B.O. del Gobierno Vasco y a quien esperarían largos años de cárcel, condenas y
exilio hasta que en 1985 pasó a ocupar la presidencia de EBB.6 Con la derrota y la
entrada del ejército franquista, el ejército vasco se replegó a Santoña y el Gobierno
Vasco intentó negociar con los italianos. Pero al fracasar, el gobierno de Agirre tuvo
que salir en barco hacia Francia y de allí hacia Barcelona donde permanecieron de
octubre de 1937 a enero de 1939. En la Ciudad Condal se sumaron a la delegación vasca
allí residente. Desde allí se orquestaron diversas actuaciones de todo tipo, hospitaliarias
(Hospital Euzkadi y Hospital Gernika) y religiosas, abriendo el culto en el Ensanche
barcelonés para los vascos residentes, con la aceptación por parte del Gobierno de la
Generalitat. Genaro permaneció con el Gobierno Vasco del exilio catalán durante este
período anterior a la derrota republicana; de aquellos años recordaría tiempo después las
favorables condiciones de las que gozaba la población vasca que allí residía frente a las
duras circunstancias que pesaban sobre la ciudad en aquellos momentos difíciles.
Durante ese tiempo asumió nuevamente tareas comunicativas relacionadas con la radio
que el Gobierno Vasco dispuso en Barcelona.7 Pocos días antes de la caída de Barcelona
dejaba de imprimirse el diario Euzkadi. El 5 de febrero de 1939 Agirre, en compañía de
Irujo y los dirigentes catalanes Companys y Tarradellas tuvieron que atravesar la
frontera francesa. Egileor había salido ya con el grupo de la delegación de Barcelona
6 El testimonio de Insausti sería uno de los pocos que quedaban durante el gobierno de la democracia para reconocer oficialmente las responsabilidades políticas asumidas por Egileor durante aquellos meses del primer gobierno vasco. La mayoría de los compañeros de aquella época habían perecido ya antes de ver el nuevo gobierno de Euskadi. 7 La Delegación en Barcelona creó un servicio de Propaganda dirigido por E. Díaz de Mendivil, asumiendo Ramón Auz la dirección de Euzkadi en Cataluña. La emisora se llamaba “D.E.C.1”. José Ramón Zabala, “Aproximación a la hemerografía del exilio vasco. 1936-1960”, La cultura del exilio vasco II, (José Ángel Ascunce, ed.), Eusko Jaurlaritza, San Sebastián, 1994, pág. 77.
hacia Francia en donde seguiría activamente su tarea periodística.8 Los acontecimientos
de la guerra obligaron a toda su familia a escapar del País Vasco huyendo a Francia. Las
duras condiciones de los refugiados en Francia amenazaban a la familia Egileor con los
temidos campos de concentración, por lo que Genaro dispuso su acomodo en una
vivienda particular para evitar el destino que esperaría a miles de refugiados vascos que
en el mes de abril eran llevados al campo de Gurs. Poco después la familia se vería
nuevamente rota, Genaro partía hacia el largo exilio venezolano en el que le
acompañaría una hermana y del que tardaría años en regresar.
FRANCIA. COLABORACIÓN EN EUZKO ENDA
El gobierno de Agirre había creado ya en el extranjero la estructura de una serie
de publicaciones periódicas. Entre 1936 y 1940 se editaba en Francia un boletín de
información Euzko Deya. La voz de los vascos. La voix de Basques para la justificación
y promoción de la imagen vasca en el extranjero ante el debate surgido por su pacto con
la izquierda revolucionaria. Escrito en francés, se publicaba en París con frecuencia
semanal y mantuvo un tono de difusión y apología durante los números que
aparecieron. El mismo boletín Euzko Deya se imprimió en Londres en 1938 , en Buenos
Aires en mayo de 1939 y en México en 1943. La firma de Atxerre no aparece en
Londres ni París pero sí ofrecerá más adelante un testimonio pionero de los primeros
momentos del exilio venezolano en el boletín de Buenos Aires. Además, su
colaboración será crucial a la hora de sostener otro de los esfuerzos periodísticos del
Gobierno Vasco en el extranjero, Euzko Enda. Euzko Enda (“Bulletin mensuel dédié à
l’union de la RACE basque. Boletín mensual dedicado a la unión de la raza vasca”) fue
una revista cultural de publicación mensual que se editó en Francia, en Bayonne-Anglet
(sede en “Villa Endara”, Anglet- B.P.), escrita básicamente en castellano, aunque con
textos en francés y euskera, y publicada desde 1939 hasta 1940. El “Agur” bilingüe que
abre la revista corrobora el sentimiento de derrota y la amenaza que se siente sobre la
supervivencia del pueblo vasco ante la diáspora en que se encuentra. La colaboración
temprana de Egileor con estas primeras publicaciones del Gobierno Vasco en el exilio
fue muy significada y refleja un esfuerzo por mantener las empresas editoriales del
gobierno en el extranjero en los momentos más delicados. Su periodismo debe
8 La importancia que tuvieron los periodistas en las tareas de dar a conocer la causa nacionalista en Europa se constata en la “república de los periodistas”, en “Villa Argizabal”, de la que habla Anasagasti. Citado por Zabala, Ibidem, pág. 78.
entenderse como un ejercicio de fidelidad y colaboración con las empresas oficiales del
gobierno, participando desde él en todas las iniciativas tomadas por el gabinete de
Agirre. En el primer número de Euzko Enda, fechado en enero de 1939, interviene dos
veces, una con su propio nombre, Genaro de Egileor,9 escribiendo un extenso trabajo
sobre “Pedro de Renteria”,10
y otra con el pseudónimo Atxerre reflexionando sobre “El
genio filosófico vasco”.11
Junto a su firma otras históricas, como la de Barandiaran,
encabezan el número. Inicia así la serie de colaboraciones en la columna “Los vascos en
América” en una política de reconocimiento hacia los pueblos americanos, acusación a
la colonización española y descargo de la intervención vasca. El ejemplo de Renteria
sirve como caso paradigmático de los valores morales diferentes que caracterizaron la
aventura vasca en América. “Para orgullo santo, para satisfacción nuestra, los vascos
ocuparon el plano de vanguardia, sirviendo de guía en la colonización moral, humana y
edificante que fue posible realizar en medio de la charca inmunda de apetitos que allí se
manifestaban”, afirma Egileor. Renteria es un ejemplo de los valores de la raza vasca,
que se afirman , como ya había manifestado en anteriores ocasiones, en sus cualidades
morales y espirituales. “Las cualidades de la raza vasca tenían un firme y claro
exponente en Renteria y el genio sanamente liberal y comprensivo del vasco estaba bien
reflejado en él”. Semejantes ideas se dejan ver en “El genio filosófico vasco”, donde
hace una amplia mención de los nombres de pensadores, estudiosos o eruditos vascos,
su presencia en universidades europeas o su obra escrita. Esto asegura para Atxerre la
existencia de lo que denomina una filosofía vasca propia, que no es sino una expresión
cultural, nuevamente basada en principios morales y cristianos.
La característica de la filosofía vasca –dice el P. Alzo- es la
penetración, la profundidad, la sutileza, la intuición y la practicidad.
Predomina el elemento metafísico, cultiva también el aspecto crítico de
los valores morales, religiosos y de los lógicos y estéticos. La filosofía
vasca es predominantemente y fundamentalmente cristiana. Los
estudiosos vascos se esfuerzan actualmente por recoger la rica herencia
9 Zabala transcribe su nombre como “Juan de Eguileor”, periodista dedicado a las biografías. Evidentemente se refiere a Genaro de Egileor y es cierta su preferencia por los temas históricos y biográficos. Ibidem, pág. 81. 10 J. de EGILEORR [sic] , “Pedro de Renteria”, Euzko Enda, núm. 1, enero 1939, págs. 6 y 7. 11 ATXERRE, “El genio filosófico vasco”, Ibidem, pág. 10.
del genio intelectual vasco para poder aumentar espléndidamente el
patrimonio de los hijos de Euzkadi, tarea noble y plausible que merece el
elogio de todos.12
Esta presencia intensa vuelve a repetirse en el número 3 del mes de marzo donde
vuelven a aparecer dos contribuciones, la primera parte sobre la Roseraie (texto que
documentó por primera vez y de primera mano este centro de acogida para heridos,
refugiados y mutilados vascos en Francia) y otro trabajo sobre “La banca privada en el
porvenir de Euzkadi” en el que anuncia una serie de reportajes sobre el tema, promesa
que ya no se cumplirá. La última parte sobre la Roseraie se publicó en el número 7 del
mes de julio cuando Genaro se hallaba ya en Venezuela. En Francia, algunos miembros
del gobierno vasco refugiados allí habían creado un lugar para la atención de los
refugiados y heridos vascos; la atención sanitaria para los heridos de guerra se realizaba
en el famoso centro de Biarritz (un hotel espacioso comprado por el Gobierno Vasco)
que se habilitó para ello. El día 19 de febrero de 1939 el modélico funcionamiento
hospitalario culminó en el homenaje de los propios heridos rindieron al médico director
de la institución, el Dr. Gonzalo de Aranguren. Egileor fue uno de los asistentes y
presenció emocionado la intensidad de los sentimientos vividos. Todo ello dio pie a los
artículos sobre esta acción hospitalaria del gobierno vasco que será tomada como
ejemplar y representativa del espíritu que anima al pueblo vasco. El primer testimonio
del funcionamiento y espíritu de la Roseraie es precisamente la descripción firmada
nuevamente por “Atxerre” en la serie de colaboraciones realizadas para Euzko Enda. La
extensa crónica de todo ello la seccionó en los números 3, 5 y 7. La primera parte
agudiza el sentido testimonial de la experiencia vivida con motivo del homenaje al Dr.
Aranguren y es una introducción a los trabajos sanitarios allí desarrollados. La segunda
parte, con voluntad más histórica, ofrece estadísticas sobre la Escuela de Reeducación y
las diversas enseñanzas, actividades y formación profesional ofrecidas. En su última
parte se relatan otras actividades como las exposiciones, música y frontón en las que
valora - parece que con conocimiento de causa- extraordinariamente el sentido musical
y el repertorio vasco del orfeón. El tono final contrasta con la desolación de artículos
12 Ibidem.
anteriores. Egileor ha pasado ya la frontera del océano y el horizonte de una victoria
moral se abre sobre el negro panorama de muerte y dolor.
La peregrinación de los vascos por países extraños, como secuela
del resultado de la guerra de España, ha redundado en exponente del
valor cívico, creador y moral de la raza más antigua de Europa, que aun
huérfana de tutelas ha logrado ganarse las simpatías de todos los pueblos.
Euzkadi, el pueblo vasco, ha sufrido cual ninguno, los sinsabores
amargos de esta monstruosa guerra, pero su sacrificio no ha resultado
estéril, porque hoy día el mundo conoce Euzkadi, el mundo conoce las
virtudes del pueblo vasco, el mundo admira la entereza de esta raza que
no pierde la conciencia de su personalidad y que conserva la herencia de
valor inapreciable que le legaron los “aitonas” venerables con su fe
cristiana, sus sentimientos democráticos y su sana moral.
Euzkadi ha sufrido, pero ha triunfado ante el mundo.13
Pero especialmente significativa sería su aportación en el número 4 del mes de
abril de 1939, un extraordinario dedicado al bombardeo de Gernika, donde tiene una
importante colaboración sobre el tema. El artículo es lamento pero sobre todo
enaltecimiento del simbolismo sagrado que Gernika encierra para los vascos. Un
sentido religioso equipara el lugar con las santas ciudades de todas las creencias y hace
de él cuna y resumen de los valores de la raza vasca. Egileor alaba igualmente el sentido
cristiano de sus habitantes al no acudir a la venganza y enaltece los valores morales y
religiosos de los vascos.
Gernika! La fuerza significativa de esta simple palabra no conoce
límites. Encierra la Historia entera del pueblo más viejo de Europa, de la
lengua más peregrina, de nuestra raza isla, de la democracia más pura, de
la altivez de un pueblo íntegro en su religiosidad, en su honradez y en su
laboriosidad.
13 ATXERRE, “La Roseraie. Cultura del mutilado”, Euzko Enda, núm. 7, julio de 1939, pág. 15.
Gernika tiene el encanto místico de los lugares sagrados que en el
mundo existen. Lo que Jerusalén es para los Judíos, Roma para los
Romanos y la Meka para los Mahometanos; lo que tienen de santo el
Ganges para los Hindúes y el Jordán para los fieles de la Iglesia Católica;
lo que fue el Foro para los romanos y el Ágora de Atenas para los
griegos, lo que encierran de unción y respeto sobrenatural cuantos
símbolos existen en los pueblos, es Gernika para los vascos.
Gernika constituye una evocación de cuanto el solar
consuetudinario supone y en ella tienen puestos los vascos sus ojos
enamorados, atraídos por el hechizo de su simbolismo arrobador. Es una
cuna amorosa en que se mecen arrullados por los primeros ecos de sus
tradiciones milenarias; santuario de los peregrinos de la libertad, símbolo
de la singularidad del genio vasco.
[...]
Gernika! Gernika! Lo encierras todo, lo contienes todo, nada de lo
vasco te es ajeno y por eso puedes ser nido simbólico donde germinaron
nuestras peculiaridades étnicas y sociales y cabeza de nuestre cuerpo
político y faro de nuestra luminosidad.
Esa palabra simple, ese concepto singular que supone Gernika,
puede compendiar nuestro genio y nuestra personalidad individual y
colectiva. Gernika con su Casa de Juntas, con su árbol de la Libertad, es
el alma de nuestra tierra y la devoción de nuestros fervores. Ciudad santa
y ciudad mártir. Ciudad profundamente amada por todos los hijos del
noble y antiquísimo solar vasco.
Su última colaboración en la columna de “Los vascos en América” está dedicada a
la figura de “Fray Juan de Zumarraga”, franciscano y obispo en México en la época del
Emperador. Cumple Egileor, con estos trabajos, uno de los objetivos de
internacionalización y lazos con América que la revista se propuso desde el principio.
Junto a su perfil biográfico, la loa de sus actuaciones por la libertad de los indios sirven
para una extrapolación a la actual circunstancia. La desesperanza y la amargura de los
momentos de la diáspora aparecen en las últimas palabras del artículo.
Nos obligamos a hacer punto final, con la emoción que trasciende
de la egregia figura de Zumarraga, emoción fortalecida en nosotros en
estas horas en que tantos vascos como él, gimen en las prisiones por una
guerra de tiranías, visten el luto o viven errabundos por tierras
extranjeras, sin un cobijo firme y seguro, sin un norte de esperanza y con
duelo profundo en su amargo corazón.
Si como los mejicanos oprimidos de los ambiciosos, gozáramos los
vascos, hermanos en raza e ideales de Zumarraga, del influjo de su
sombra protectora; si como ellos topáremos con un adalid de los justos y
un amparador de los infortunados...
Las horas de angustia flagelan nuestra carne y nuestro espíritu,
mientras hambrientos de pan y de justicia elevamos nuestra mirada –
hacia dónde, sino hacia Dios y hacia nuestros hermanos de raza en
América? – avizorando un haz lumínico de esperanza para poner término
a nuestro dolor. Esa es nuestra fe.14
Esta vez, como en su primera colaboración, la firma aparece con su nombre “J. de
Egileorr”.
La temática abordada en estas colaboraciones ha sido amplia y variada, pero
adivinamos ya claramente una tendencia por los temas históricos y su documentación
detallada. Sus intereses son culturales y su punto de vista se emplaza siempre en su
compromiso político teñido de valores morales. Genaro se acerca hacia realidades y
circunstancias presentes con voluntad testimonial y documentalista e igualmente se
remonta a biografías pretéritas iluminando la historia actual con la pasada. Una idea se
reitera en cualquier caso y es la voluntad de encomiar el talante, trabajo, psicología y
valores de la raza vasca en todos sus momentos históricos. El estilo creado descubre la
intensidad emocional con que narra, exhorta, lamenta o sostiene la esperanza. Ese estilo
apasionado le acompañará años después.
14 J. de EGILEORR [sic], Ibidem, pág. 12.
EL EXILIO VENEZOLANO. DIRECTOR DE EUZKADI
Formando parte de la delegación del PNV en la diáspora, marcha con las primeras
partidas de exiliados negociadas con el Gobierno de Venezuela. Uslar Pietri había
favorecido la acogida de vascos en ese país en condiciones ventajosas para sus
iniciativas personales. La negociación se llevó a término en París e intervinieron los
representantes del Gobierno Vasco, Leizaola y el director de Inmigración, Julio
Jauregi.15
Allí les abrían también camino los primeros exiliados vascos del año 36.
Mientras tanto, el Lehendakari Agirre, separado de su familia, iniciaba una difícil fuga
por una Europa invadida por los nazis y convulsionada por la guerra mientras otros
grupos partían hacia la República Dominicana de Trujillo. Desde Le Havre partieron
tres barcos rumbo a Venezuela.16
La travesía duraba quince días y fue compartida con
grupos de judíos fugitivos de la guerra europea. El primer barco fue el paquebote
francés “Cuba” y viajaba en él otro periodista, uno de los más prestigiosos, José
Olivares Larrondo “Tellagorri”, así como el arquitecto Miguel Salvador, con quienes
Egileor compartiría los años de Caracas.17
Un mes más tarde, el 28 de julio de 1939,
entre los 139 vascos que transportaba el “Flandre” se encontraba Genaro de Egileor. En
la misma travesía se embarcaron Juan Olazabal (Interventor General de Hacienda del
Gobierno Vasco), que encabezaba la delegación oficial del PNV, y Eusebio Barriola
Irigoyen, de ELA-STV. Genaro figuraba en las listas como “periodista”. Llegaban a La
Guaira a primeros de agosto. Todavía un tercer buque, el “Bretagne”, llevaría desde
Burdeos a otro grupo de 53 exiliados a tierras venezolanas. Faltaban aún por llegar dos
pequeños pesqueros.
El 30 de diciembre de 1939 Egileor colaboraba en Euzko Deya de Buenos Aires,
donde enviaba un artículo sobre la situación de los recién llegados a Venezuela. La
revista había nacido sólo unos meses antes como voz de la diáspora al lado del
Atlántico. A él debemos nuevamente esta información de primera mano que es uno de
los primeros testimonios escritos de la llegada de los exiliados a Caracas. En Caracas,
15 Miguel Salvador Cordón, “La ciudad que compartimos”, Encuentros con Martín de Ugalde, (Xabier Apaolaza, José Ángel Ascunce, Marien Nieva, coord..), San Sebastián, Saturraran, 2002, págs. 105-114. 16 Koldo San Sebastián y Peru Ajuria, El exilio vasco en Venezuela. Vitoria-Gazteiz: Servicio Central de Publicaciones del Gobierno Vasco, 1992. 17 Miguel Salvador proyectó en sus primeros años de exilio en Venezuela más de un centenar de edificaciones con estilo y nombre vasco, entre las que figuraba el famoso Centro Vasco de cuya inauguración da cumplida noticia la revista Euzkadi.
ya para agosto de 1939, antes de la llegada del “Flandre”, se había constituido la
“Asociación Vasca de Socorros Mutuos” para la ayuda a los refugiados. A ésta
seguirían otras muchas actuaciones de carácter organizativo y financiero en las que
participaron los primeros en llegar dando acogida a las nuevas expediciones, como la
denominada “Comisión de Inmigración” dirigida por Juan Olazabal desde 1940.
Olazabal mantendrá el contacto con las otras delegaciones del Gobierno Vasco en el
extranjero, así como con el Gobierno Vasco de París. Genaro Egileor prestó a Olazabal
una estrecha colaboración al ser de hecho el gestor de la corresponsalía de todo esta
actividad comunicativa.18
El primer Centro Vasco se crea en 1941. El 31 de julio de
1942, por necesidad de expansión, se crea el segundo centro, en el que empieza a
reunirse el grupo cultural Ekin. Allí se mantendrá durante años esa tertulia de
escritores.19
A partir del apoyo de Agirre a la causa aliada, Olazabal organizó en
Caracas grupos de propaganda y la colaboración con la CIA. También desde Venezuela
se orquestarían las principales actuaciones para la comunicación y propaganda del
Gobierno Vasco así como para el fomento y divulgación de la cultura vasca. En todo
ello Egileor iba a participar activamente con su actividad periodística.
El 5 de octubre de 1942 Agirre visitó por primera vez este Centro Vasco y entre
sus múltiples reuniones, conferencias y celebraciones, tiene una serie de encuentros con
políticos y con periodistas. Egileor vive así un primer encuentro con el lehendakari. En
la primavera de 1954 y de 1959 volverá a hacerlo. En esa segunda ocasión el
matrimonio Egileor tendrá un encuentro amistoso y personal con Agirre. Lo cierto es
que la importancia de la prensa en Venezuela será crucial durante los próximos
cincuenta años. Se editan treinta publicaciones de diversa índole a cargo de periodistas
de altura y dedicación total. El nombre de Egileor se une a otros entre los que se
significan especialmente los nombres de Martín de Ugalde, Xavier de Leizaola o Javier
Olivares “Tellagorri”.20
El Centro Vasco de Caracas ha sido considerado como un hervidero social,
político y cultural. En Caracas se creó la primera emisora de Radio Euzkadi, una
18 Según testimonio de Fernando Carranza recogido en Caracas, en Ibidem, pág. 93. 19 Cita Miguel Salvador a Ugalde, Urreiztieta, José Estornes, Iñaki Pelay, Jon Oñatibi, Bitor Elgezabal, etc. 20 Otros nombres que comparten con Egileor el espacio periodístico serán Luis Ibarra Enciondo “Itarko”, Bernabé Orbegozo “Otarbe”, Andoni de Astigarraga, Manuel Fernández Exebarria “Matxari”, Jose de Abasolo Mendibil, Alberto Elosegi, Xavier de Leizaola, etc. Ibidem, pág. 142.
emisora clandestina en la selva que sería recordada por todos los exiliados de Venezuela
con especial nostalgia de sus difíciles orígenes. Allí Egileor retomó sus anteriores
trabajos en la radiocomunicación. También se créo la revista cultural Euzkadi,
dependiente del PNV, en un pequeño formato de pastas y edición cuidadosa y en la que
se alternaban las noticias locales con los artículos de fondo; eran asiduas las
colaboraciones de Galíndez, Manu de Sota, Tellagorri21
, Killikupe, etc. También se
organizaron desde ella premios literarios que luego se convirtieron en importantes
ejemplos de la literatura vasca de la diáspora, y se daban noticias de lo que sucedía en el
gobierno en el exilio y de los vascos peninsulares y sus condiciones bajo la represión
franquista. Hubo una permanente campaña de recogida de fondos que se anunciaba
sistemáticamente para la ayuda de los vascos que vivían en condiciones penosas, se
daban noticias sociales, se organizaban distintos grupos de actuación (jóvenes, mujeres,
danzas...) y se anunciaban los propios vascos con sus negocios (hoteles, restaurantes y
empresas de todo tipo, claro signo de su actividad y prosperidad). Las visitas de Agirre,
Irujo o Leizaola al Centro Vasco de Venezuela son recogidas con todo detalle así como
sus discursos o los transmitidos por la propia radio Euzkadi. Se traducían o se
transcribían artículos recogidos de la prensa extranjera y se estaba al tanto de las
noticias llegadas de la delegación vasca de Nueva York, consagrada a arrancar medidas
internacionales contra el régimen de Franco. Una de las firmas más asiduas fue la de
Galíndez, que fielmente durante años enviaba sus artículos desde Nueva York y que
acudiría a los actos solemnes del nuevo centro que se celebrarían con todo rango.
En el año 1948 las celebraciones del Aberri Eguna son detallamente relatadas y se
percibe en ellas la vitalidad que invade a la comunidad vasca. La masiva afluencia a los
eventos conmemorativos hace recordar la necesidad imperiosa de cambiar la sede; ya no
se cabe en el primer Centro Vasco y es imprescindible acelerar las obras del nuevo.
21 Presidente de ANV, promovió unos años más tarde la publicación aeneuvista Tierra Vasca.
Tercero por la derecha, creemos reconocer en ese perfil la figura de Genaro de Egileor.
En ese año la firma de Genaro reaparece así como su protagonismo en los actos
del Centro. Con su firma de siempre, “Atxerre”, escribirá en el número 59 “Un año más
...y es lo mismo que fue”,22
en el 60 “El nacionalismo vasco nació en Larrazabal el 3 de
junio de 1893”23
y en el 61 “Los contrasentidos de la historia vasca”.24
Los tres trabajos
son una apología de la causa nacionalista y de su partido en particular. Rememora en el
primero el aniversario de la huelga de los trabajadores contra Franco como señal de su
valor secular. En el segundo se rememora históricamente el nacimiento del
nacionalismo en la exposición del mismo por Sabino Arana. Y en el tercero justifica la
participación de los vascos en la guerra carlista y en la Guerra Civil anulando esta
contradicción al interpretarla desde el mero amor a sus libertades. El tono es de un
encendido nacionalismo no mermado sino incrementado por la distancia y la derrota.
22 Euzkadi, Caracas, núm. 59, 1948, págs. 15 y 16. 23 Euzkadi, Caracas, núm. 60, 1948, págs. 33-35. 24 Euzkadi, Caracas, núm. 61, 1948, págs. 21-24.
El constante empeño de la revista Euskadi fue el más relevante de todas las
publicaciones aparecidas en Venezuela. Su compleja andadura se manifiesta, entre otras
cosas, en sus varias etapas y directores. Tras la dirección de Bengoa, se sucede una
crisis y un paréntesis que interrumpe la secuencia entre el número de julio de 1948 y el
número de enero de 1949. La numeración de la revista sostiene la secuencia pero se
aluden a dificultades ajenas a la propia publicación. Lo cierto es que “Genaro de
Egileor” asume la dirección a partir de enero de 1949, parece que en difíciles
circunstancias o adversas condiciones económicas pues sólo figura como director en los
números 62, 63, 64 y 65 que corresponden a los cuatro trimestres de 1949. Le toca pues
la tarea de hacer balance a los diez años de exilio y de reajuste ante los cambios que la
consolidación del régimen franquista imponen. Nuevamente el trabajo de Egileor es
expresión de lealtad hacia su partido. El sentir de la nueva tarea y del nuevo momento
aparece en una nota inicial que toma conciencia de la nueva situación y sus propósitos.
El giro hacia planteamientos universales sin romper con sus objetivos de siempre quiere
dar un tono más actual y dinámico, más abierto al mundo, según imponen los nuevos
tiempos. Así lo había proclamado en el mensaje de fin de Gabon el propio Lehendakari:
“¡Termina el año 1948 en circunstancias que invitan a hacer un balance de hechos, tanto
sobre la situación real del franquismo como de nuestras propias posiciones nacionales y
políticas!”
Este es un primer número de la revista EUZKADI en 1949. Una
nueva etapa que aspira a cumplir una finalidad de organización, de
remozamiento. Ninguno de ambos aspectos ha sido abordado a fondo al
imprimirse este número. Tal vez se aprecie en algo cierto aspecto de
universalidad, dentro de nuestro concreto marco ideológico, con que
pretendemos caracterizar en el futuro a nuestra publicación.
No hemos querido pecar de precipitados, EUZKADI irá poco a
poco alcanzando la nueva faz que para ella soñamos como cosa que ha de
satisfacer a sus lectores. Si sus lectores quieren que se les brinde una
revista interesante, su dirección anhela confeccionar un vehículo de
divulgación que a todos complazca y a todos proporcione satisfacción.
Y nada más. Callemos y trabajemos
“La esperanza alienta” reza el editorial con que Egileor comienza la nueva etapa.
Se siente claramente en él un tono exaltado y eufórico que vive los momentos con que
el Gobierno Vasco aborda la nueva situación política internacional y el futuro del
régimen franquista. Genaro, con la dirección de la revista Euzkadi, alienta y participa de
ese nuevo horizonte que mueve la política y la cultura vasca del exilio en un momento
muy concreto de inflexión y transformaciones.
En el ciclo de nuestra resurrección aparece el año 1949. [...]
Aparece ante nosotros mientras marchamos en nuestra carrera
ascensional iniciada muchos años antes y de la que sólo destacamos dos
hitos: el principio y el fin. El comienzo del apostolado de quien despertó
nuestra alma y el fin de la consecución de lo que es dorado sueño de todo
patriota: la liberación espiritual y política.
Por ese camino vamos cuando el nuevo año asoma en el calendario
y no nos encuentra ni cansados ni desfallecidos, sino con el corazón más
ardiente en la fe de nuestros ideales y la esperanza más robusta que jamás
estuvo. Todo nos anuncia el triunfo próximo. La victoria irremediable. La
conquista suspirada, el sueño de todos hecho realidad. [...]
Tiembla ya el tirano porque siente o presume los estertores de su
próxima agonía. Tiemblan los enemigos porque aprecian que frente a sus
afanes vence un anhelo más bello y plausible. El alborear del día
venturoso para Euzkadi no ha de tardar. Antes de ahora las acechanzas
quisieron ahogar el vital aliento de nuestra raza, pero la obra de Dios es
imperecedera y el hombre no podrá mutarla. Como cayeron los romanos
y los visigodos y los sarracenos, caerán los modernos tiranos con sus
sueños imperiales desvanecidos, y en el concierto de la sociedad seguirá
ocupando su legítimo y natural puesto el más antiguo de los pueblos, la
Euzkalerria milenaria curada del espanto de las convulsiones y testigo
sereno de las zozobras que angustiaron a los ambiciosos.
Durante los meses de dirección suponemos igualmente procedentes de su pluma,
aunque anónimas, las colaboraciones y distintos editoriales (“Sentido de libertad y
democracia”, “El nuevo centro”, “Aberri Eguna”,25
“Pues vamos a polemizar”, “Valores
nacionales”,26
etc.). Por el estilo y contenido muy bien podrían también ser suyas las
anotaciones históricas “Guipúzcoa aprueba el Reglamento de su Diputación” o las notas
de redacción sobre noticias del mundo vasco en la diáspora. La última intervención de
Egileor en la revista Euzkadi viene sin firma y se identifica por las reiteradas alusiones a
su cargo de director. Consternado y dolido, Genaro rechaza la intolerancia expresada
por algunos lectores ante las opiniones vertidas en números anteriores así como por sus
intervenciones radiofónicas. Todo parece indicar que la revista y su nueva orientación
han vivido momentos de zozobra y que se han desatado opiniones contrarias. Egileor
defiende la lealtad a lo esencial de su credo político y patrio y la necesidad de adaptarlo
a los nuevos tiempos. Este difícil ambiente parece ser motivo para el cese en la
dirección y la sustitución tres meses después por Martín de Ugalde.
Por eso tengo esta opinión de que cada día es más difícil escribir y
más peligroso opinar. Porque si cada vez que abro la boca o cada ocasión
en que escribo he de estar temiendo que el primer lector u oyente de “mis
cosas” ha de salirme con unas expresiones calificadoras que deprimen mi
personalidad, que desprecian mi labor y que insultan mi nombre porque
no opino como ellos quieren que yo opine, si eso ha de ocurrir
irremediablemente, váyase la pluma al carizo y quédense los temas de
esa índole olvidados en un rincón, que yo no tengo gana de que me
25 El tono apasionado y sacralizante de Egileor se reconoce en este editorial: ”Ni el tiempo, con su poderosa influencia, ni la distancia que nos separa del añorado lar, nada ha hecho que olvidemos lo que es tan querido. Y esta fecha que recordaremos dentro de pocos días viene a ser un testimonio de que es así. Aberri-Eguna vive en nuestros corazones porque la patria vive como viven los recuerdos y afectos más acendrados. Un año tras otro manifestamos esta consagración. [...] Añorando los días de ventura, pero haciéndolos en espíritu presentes. Como si fueron ya, como si Jaungoikua escuchara las voces de los hijos del solar vasco, en días de libertad que serán reales porque los hombres no han podido ni podrán aherrojar los espíritus de los patriotas”. 26 La insistencia en los valores de la raza insiste en expresiones utilizadas por Egileor en otras ocasiones. “Conservar la raza, difundir, purificar y enriquecer la lengua, mantener nuestras tradiciones y vigorizar nuestro carácter con sus signos de bondad, honradez, laboriosidad, todo esto y cuanto informe el genio vasco deben constituir anhelo vivo de cada uno de nosotros”. Se inicia así el número 65.
insulten ni busco menosprecios ni peleas ni enemistades con nadie. [...]
Nosotros y por nosotros la revista EUZKADI, es un estandarte de la
libertad, de la democracia, del derecho y de la justicia. Y en nosotros y en
la revista EUZKADI, ha de imperar el derecho, la justicia y la
democracia hasta el punto en que nadie tenga que sentirse en inferioridad
de condiciones y circunstancias con nadie. EUZKADI tiene un marco del
que nadie puede salirse. Una doctrina que nadie puede rechazar. Algo
esencial que cumplir, ese algo es Jaungoikoa eta Lagi Zarra, es la libertad
de Euzkadi, es el bienestar de los vascos, dentro del espíritu tradicional
de la raza y del pueblo vasco. [...] Si en la revista EUZKADI se admiten
opiniones diversas no es porque la dirección de la revista está
identificada absolutamente con ellas. [...] Se edita la revista EUZKADI
para mantener la comunión de los vascos, para revivir lo que por influjo
del tiempo puede adormecerse, para señalar rutas encaminadas a la meta
señalada. Y se edita con el sentido de tolerancia hacia todas las opiniones
que se basan en nuestro lema patrio.
No cabe duda de que hay una crispación en el ambiente y que Egileor asume con
convicción la tarea de la pacificación: “De la violencia no sale nunca la comprensión”.
Lo cierto es que en el número 66, enero de 1950, el director es ya Martín de Ugalde,
llegado a Caracas unos tres años antes. Nada se explica de lo sucedido pero Martín de
Ugalde escribe una nota de agradecimiento a la labor desarrollada por Genaro con cuya
ayuda espera contar para el futuro. Si los artículos de “Atxerre” han sido abundantes en
estos números así como en algún número anterior a su cargo de dirección (su
protagonismo se desarrolla desde el 59 al 65), la realidad es que a partir de la dirección
de Ugalde su nombre desaparece para siempre de la publicación. Cuando Martín de
Ugalde asume la dirección de la revista, exactamente un año más tarde de la fecha en
que lo hizo Egileor, escribe en enero de 1950 el editorial que abre el número 66, “Nueva
Etapa”:
Nuevas esperanzas, nuevos horizontes, nuevos caminos se
descubren al superar la pendiente de un año, que el hombre ha creado,
para iniciar otro nuevo...
A nosotros trajo el trabajo de hacer Euzkadi. Lo iniciamos con la
esperanza de hacer Patria. Algunos lo hicieron antes que nosotros y otros
lo harán después: tampoco tiene importancia para Euzkadi que ahora
seamos nosotros.
Sentimos, sin embargo, la responsabilidad de quien cumple un
relevo deportivo, recogiendo el testigo de quien lo ha cumplido bien, y la
de que podamos desmerecer en el esfuerzo que representa hacer Patria.
Genaro de Egileor ha sorteado obstáculos que acaso nosotros no
podamos superar y reconocemos de veras su esfuerzo para ofrecerlo a
quienes tocará reanudarlo en una nueva etapa y justificar lo que
iniciamos ahora.
En nada altera el cambio el objetivo de Euzkadi, ni los medios
sufrirán modificaciones. Pero contaremos con una ayuda más que nuestro
antecesor: la suya propia. Quien conoce tan bien como Egileor los
problemas que comporta la regular aparición de una revista como la
nuestra y está templado en tareas de interés patrio, no dejará de guiarnos
y prestar ayuda. Sin esta seguridad no hubiéramos iniciado nuestro
trabajo.
Vaya unida a estas palabras de reconocimiento por la labor
realizada, nuestro cordial saludo al excelente patriota.27
Los artículos de colaboración de Egileor fueron fundamentales en esos momentos
de dificultades y sostuvieron un tono apasionado que intentaba crear un clima
emocional de recuerdo, unidad y esperanza. Los actos inaugurales del nuevo Centro
Vasco, tan promovido y anunciado en la etapa de dirección de Egileor, se llevarían por
fin a término en 1950 (relatados en el número 68) y contaron con la presencia del
Lehendakari, y de Rezola, Galíndez, Zabaleta y otras personalidades del exilio vasco
con las que Egileor se encontró tras años de separación y correspondencia.
A partir de entonces Egileor se dedicó con más atención a la nueva vida
emprendida en Venezuela, entregada a los negocios con su socio, otro exiliado de
Gernika, y su hermana María Nieves -Miren- Egileor. La familia se había situado 27 Euzkadi, Caracas, núm. 66, 1950, págs. 5 y 6.
económicamente en Caracas con un negocio de industrias cárnicas, suministros y
explotaciones ganaderas que contaban con sus propios latifundios en el campo
venezolano. Egileor formaba así también parte de las prósperas actividades comerciales
que los vascos emprendían en Venezuela. Paralelamente, su dedicación a la vida
familiar se consumó al casarse en 1957 con una vasca, Concha de Partearroyo, de
familia bilbaína, recién llegada de Bilbao a Caracas, con quien tuvo una hija, Begoña
Chiquinquirá. La vida de Genaro se limitó entonces a su hogar y su pequeño círculo
familiar y rechazó las nuevas invitaciones a una participación activa en la política más
agitada de esos años.
Alejándose de las actividades explícitamente políticas, que se iban involucrando
más y más en la acción directa contra el régimen franquista, y tras el regreso de su socio
al País Vasco, también él quiso regresar a Bilbao con su familia, visitando primero en
La Palma de Gran Canaria a la familia de su esposa. Antes de que Genaro hubiera
arreglado los trámites políticos para su regreso a España, su esposa se había adelantado
en el viaje a Bilbao para atender problemas de salud de la familia de Genaro. El padre
de Genaro, sin embargo, falleció pronto. El matrimonio Egileor llegó a montar un piso
en la Alameda de Mazarredo de Bilbao con la idea de regresar e instalarse
definitivamente en su tierra natal. Nuevas voces de la política actual le llamaron a la
participación activa pero él deseaba tan solo una vida familiar. Contratiempos en los
negocios venezolanos le llevaron nuevamente a América. Poco tiempo después sufrió
un primer infarto y, estando ingresado en el Hospital, un segundo ataque le quitó la vida
cuando ya había sido dado de alta. En su entierro, la ejecutiva del Centro Vasco de esos
días le negó la sepultura en el famoso cementerio creado años atrás para el
enterramiento de los vascos fallecidos en el exilio. Esta situación dio lugar a la
indignación de sus antiguos compañeros y amigos que reivindicaron su sacrificado
patriotismo y quisieron exhumarlo para darle sepultura con los suyos. Pero la familia no
deseó el traslado de sus restos sino que pidió que se le dejase descansar en paz. Falleció
en San Juan de los Morros, Venezuela, el 24 de febrero de 1963 a los 55 años, tras casi
veinticuatro años de exilio.