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PRESENTACIÓN
“El pueblo Armenio fue sujeto a deportaciones, expropiaciones, secuestros, tortura,
masacre e inanición. La gran mayoría de la población Armenia fue forzosamente removida
desde Armenia y Anatolia a Siria, donde una gran parte de la población fue enviada al
desierto para morir de hambre y sed. Gran número de Armenios fueron masacrados
metódicamente a lo ancho y largo del Imperio Otomano. Mujeres y niños fueron raptados
y brutalmente abusados.”
-genocidioarmenio.org
Las atrocidades cometidas contra el pueblo Armenio por el Imperio Otomano y el Estado
de Turquía durante el transcurso de la Primera Guerra Mundial y años anteriores y
posteriores a ésta, son llamadas en su conjunto el Genocidio Armenio. Se le conoce como
Genocidio a cualquiera de los actos perpetrados con la intención de destruir, total o
parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso
¿Cómo fue posible que ocurriera una masacre de semejantes proporciones? ¿Por qué
ocurrió? ¿Y porque ha permanecido como una de las grandes historias no contadas del
Siglo XX? ¿Por qué no reconocerlo?, ¿Por qué atacar de manera tan atroz a la población
armenia?, ¿Quiénes son realmente los responsables?
Actualmente solo 22 países a nivel mundial reconocen esta gran masacre; es el segundo
más estudiado después del Holocausto
Creemos que es indispensable hablar desde sus inicios para poder comprender con mayor
exactitud el porqué de la gran masacre, del presente que viven, y de algunas posiciones
que toman algunos países extranjeros
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ANTECEDENTES
Armenia, es un pueblo antiguo
proveniente de Anatolia hace
aproximadamente 2.500 años;
inventando su propio alfabeto y,
adoptando el cristianismo como religión
en el siglo IV, fue lo que los unió y los
ayudo a resistir la asimilación con otros
pueblos.(1)
La identidad religiosa fue el blanco de
numerosos ataques e invasiones con el
objeto de dominarlos y convertirlos. La
fuerza de sus convicciones y la tenacidad
de los armenios determinaron la
resistencia a todo tipo de dominación
cultural y religiosa.
No fue hasta 1453, que tras la conquista
de Mohamed II, se convirtiesen en la
capital al Imperio Otomano; este imperio
estaba organizado de una forma poco
peculiar, el sistema “Millet”, estaba
presidido por un Patriarca, al cual se le
concedía un cierto grado de autonomía
en la metrópolis, dentro de ciertos
límites como: ser leal al sultán, pagar
impuestos, no revelarse y obedecer las
leyes.
Las funciones específicas que se le
determinaban a los Patriarcados, daba al
sistema Millet un carácter eclesiástico;
mientras que en el oriente próximo del
Imperio Otomano una iglesia constituía
el aspecto más destacado de la
nacionalidad. Podría decirse que los
Millets eran cuerpos autónomos
relacionados con la religión, la cultura y
la vida social; sin embargo, se trataba de
una autonomía mutilada, estaba
suspicazmente desprovista de cualquier
tipo de expresión política, además de ser
discriminatorio, desigual, jerárquico;
pero, si estos obedecían podían vivir en
paz, y así lo hicieron durante varios
siglos. Los musulmanes solían tener más
derechos que las minorías cristianas, y
estas eran legalmente consideradas
infieles, teniendo que vivir bajo una
estructura social y política diferente.
“Dhimmi” fue el nombre con el que se
conoció en el mundo islámico a los judíos
y cristianos que vivían en Estados
islámicos, y cuya presencia era tolerada,
tal y como establece la “Sharia” (ley
musulmana), a cambio del pago de
ciertos impuestos y de la aceptación de
una posición social inferior, sin embargo,
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el tratado es inseguro e inestable y
condena a una gran condición precaria a
los no musulmanes, ya que es suficiente
con una decisión unilateral de la
autoridad islámica para que el pacto
pueda suspenderse en cualquier
momento, imponerse nuevos impuestos
de forma injusta, secuestrar a los jefes
espirituales de los dhimmis y pedir
rescate por ellos, o practicar el
“devşirme” (impuesto de sangre),
consistía en el reclutamiento forzoso de
niños para integrarlos a las tropas,
separándolos de sus padres. Los sultanes
del Imperio otomano practicaron durante
tres siglos contra los cristianos de los
Balcanes, lo que suponía en principio una
franca violación de la dhimmah.
Teniendo así para finales del siglo XIX,
como consecuencia de recibir menos
derechos en las cortes islámicas, altos
pagos, secuestros e impuestos de sangre,
comenzaran a exigir un cambio; tal vez el
pueblo Armenio forzó limites políticos
preguntando en repetidas ocasiones al
Imperio Otomano “¿Puede un cristiano
ser igual que un musulmán?”, lo que la
respuesta fue un contundente “No”.
El sultán Abdul Hamid, estaba
completamente obsesionado con el tema
de la Reforma Armenia y decidido a
aplastar a los armenios, entre 1894 y
1897 produjo las llamadas “masacres
hamidianas”, llamadas así por el nombre
del sultán, también conocido como
“Sultán Rojo”. Las masacres hamidianas
segaron las vidas de más de 200.000
armenios; 50.000 armenios huyeron
traspasando las fronteras y en la década
siguiente 100.000 armenios huyeron de
Europa hacia los Estados Unidos. El
sultán declaró su inquebrantable decisión
de seguir una severa política de terror
contra los armenios hasta su
aniquilamiento. Ordenó evitar
absolutamente toda negociación con el
fin de conducirlos a la sublevación, de
modo de poder justificar sus medidas
finales.
En ningún momento se produjo alguna
intervención por parte de países
exteriores; en vez de esto, lo que se dio
fue una constante acumulación de
protestas en voz alta, de notas y
memorandos diplomáticos que contenían
amenazas veladas, así como una
agitación pública que se volcaba sobre el
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ángulo del enfrentamiento entre
musulmanes y cristianos en el conflicto.
Los armenios otomanos no tenían una
Madre Patria con la que los Otomanos
pudieran, o debieran, tratar, ni se
consideraba que tuvieran una superior
significación estratégica o económica en
relación con los intereses nacionales de
estas potencias.
El oportunismo de la política de equilibrio
de poderes y la maquiavélica diplomacia
del Sultán, Abdul Hamid, se habían
convertido en un perfecto adepto al
juego de enfrentar a una gran potencia
contra otra, tuvieron como resultado que
la cuestión armenia se archivara en un
momento en que la agitación política en
la isla de Creta iba a conducir muy pronto
a una corta guerra entre Grecia y Turquía
que llevó a las fuerzas turcas hasta
Atenas. Las preocupaciones europeas
iban a dar un giro. Había caído la cortina
sobre el primer acto del drama armenio.
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TEMA CONCRETO
En 1908, se llevó a cabo un golpe de
estado por el partido Unión y Progreso
("Ittihad ve Terakke"), también llamado
“Jóvenes Turcos”, que predicaban las
doctrinas de la Revolución Francesa
(tolerancia religiosa, abolición de los
privilegios de casta, igualdad de todos los
ciudadanos ante la ley, gobierno
constitucional a través de un gobierno
representativo). Suscitaba nuevas
esperanzas entre la población armenia
del Imperio Turco. Este movimiento
nacionalista se había compuesto
inicialmente en reacción al Sultán, con la
finalidad de arrancar el Imperio de las
injerencias extranjeras y comenzar su
modernización. Su objetivo principal es la
conservación de un imperio multiétnico
gracias a la representación parlamentaria
del conjunto de los componentes de
éste, y una constitución (Recuperado el
15 de marzo del 2015 en
http://laculpaesdelotro.blogspot.mx)
Para en 1912 y 1913 las zonas de los
Balcanes, Grecia, Serbia y Bulgaria
ganaron la batalla final, pudiéndose así,
liberarse del imperio y volverse
independientes; en menos de 2 semanas
el imperio perdió más de la mitad de su
territorio, por lo que al entrar en una
etapa de colapso por no perder lo que les
quedaba, creyeron que todo lo que
llegaran o llegaban a ser, era totalmente
justificable.
El haber sido derrotado en los Balcanes y
el tener que irse de ahí después de haber
ocupado el territorio por cientos de años,
los hacía sentir que Anatolia era el último
lugar que les quedaba, y que debían
conservarlo a toda costa. Después de las
dos guerras balcánicas, en el verano de
1912, se produjo una decisión conjunta
de los líderes armenios, religiosos y
políticos, para reactivar la durmiente
cuestión de las reformas armenias que
resultó en la formación de una
delegación especial que trataría de
buscar la intervención de las potencias
europeas para la realización definitiva de
dichas reformas. A medida que miles de
refugiados y turcos musulmanes volvían
de las batallas perdidas en los Balcanes
el nacionalismo turco y las tensiones
religiosas crecían, esto intensifico la
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animosidad hacia los cristianos dentro
del imperio. La desesperación prevaleció
en la capital en el otoño de 1912, cientos
de miles escaparon de Grecia, Bulgaria, e
invadieron Estambul, la gente describía
las condiciones de cómo estos refugiados
estaban en miseria, destitución,
amargura. Habían perdido todos sus
bienes, morían de hambre, el Estado
Otomano no podía asistirlos a todos. Se
convirtió el paso intermedio de los
refugiados provenientes de los Balcanes,
que contaban lo que los cristianos les
habían hecho, esto alimento la noción
popular de que los cristianos perseguían
a los turcos y a los musulmanes, y esto,
explica cómo se va de masacres estatales
al genocidio, porque el Genocidio no
puede perpetrarse sin el apoyo popular.
De 1909 a 1914, el nacionalismo de
"Ittihad" opera una mutación ideológica
que pasa por la expansión del Imperio,
no sobre una base multiétnica, sino por
una "unión sagrada de la raza turca",
comprendiendo a todos los pueblos de
lengua turca del Ural al Asia Central
(panturanismo). En este contexto, los
armenios por su ubicación geográfica y
sus reivindicaciones sociales son
percibidos como una amenaza. En 1915
el gobierno pone en práctica el genocidio
planificado en 1910, la cual se puede ver
organizada en fase.
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TEMA
LA CUESTIÓN ARMENIA
En el siglo XIX, Armenia estaba dividida
entre el Imperio Turco (la mayor parte) y
el Imperio Ruso.
Los armenios de la parte rusa llevaban
una vida relativamente tolerable, en
cambio los de Armenia turca debieron
soportar una vida mucho más difícil. La
discriminación étnica y religiosa, la
expoliación hasta límites inconcebibles,
el pillaje, la violencia y olas matanzas
periódicas constituyen el trato constante
del Imperio Turco. La humillación, las
carencias y la inseguridad se cernían
constantemente sobre los armenios
como una pesadilla, avaladas por un
sistema legal y jurídico según el cual, el
armenio no tenía prácticamente ningún
derecho frente al turco. Esto provocó el
nacimiento de la Cuestión Armenia. Se
originó en la necesidad de poner fin a la
tiranía y de acordar a los armenios
condiciones de vida más humanas,
introduciendo reformas en las provincias
armenias. Las ansias de libertad y la toma
de conciencia de lo impostergable que
era el tema de las mejoras empezaron a
tomar forma mientras se registraban
avances intelectuales y culturales.
La Cuestión Armenia fue utilizada como
factor de presión contra el gobierno
turco para conseguir todo tipo de
concesiones (económicas, financieras,
territoriales, etc.).
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1º FASE: MASACRE DE INTELECTUALES.
El gobierno turco hizo un recuento de los
armenios notables, ejecutivos e
intelectuales. En el atardecer del sábado
24 de abril de 1915 la policía fue
acuartelada; al anochecer se procedió al
arresto simultáneo de 235 insignes
intelectuales conforme a la lista
previamente confeccionada.
Pronto el número de detenidos ascendió
a 800. Eran escritores, poetas,
publicistas, intelectuales de las más
diversas ramas del saber. Cayeron
numerosos científicos, juristas,
conferenciantes, docentes universitarios,
figuras prominentes de la cultura y el
arte. El mismo destino siguieron
intelectuales de otras ciudades.
En realidad fue una medida general
previa para privar al pueblo armenio
de sus jefes y órganos directivos y
cumplir la deportación sin ruido ni
resistencia. Se quería también
impedir que las noticias del interior
llegasen a conocimiento público en
Europa (Recuperado el 15 de marzo del
2015 en armeniangenocide.org)
2º FASE: MASACRE DE LOS HOMBRES
En agosto de 1915 el gobierno bajo
pretexto de la conscripción dictó un
decreto en el que dispuso la movilización
de los varones de 16 a 60 años, aunque
hubieran pagado la tasa de exención
legal, fueran único sostén de familia
numerosa o si eran inaptos para el
servicio.
El gobierno turco organizó con los
soldados armenios inermes, las así
llamadas “brigadas de trabajo” (amelé
taburü), no quedaron soldados armenios
en los frentes de batalla y este personal
militar fue destinado a construir caminos
y trincheras y después se les condujo a
diversos lugares y se les dio muerte sin
informarle siquiera cuál era la causa.
El medio de masacrar a los hombres fue
exterminarlos mediante trabajo físico.
Los obligaban a llevar a cabo tareas
absurdas bajo condiciones extremas.
Esto, junto a la falta de alimento,
pésimas condiciones higiénicas, la
brutalidad y los arbitrarios castigos a que
eran sometidos por parte de los guardias
el mínimo “descuido” conllevó enormes
pérdidas humanas entre los prisioneros
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en miles de campos de concentración y
de trabajo (Recuperado el 13 de marzo
del 2015 en www.historyplace.com/
worldhistory/ genocide/armenians.htm)
3º FASE: DEPORTACIÓN DE MUJERES, NIÑOS Y
ANCIANOS.
A mediados de 1915 comenzó la tercera
etapa del plan, consistente en empujar a
las mujeres, los niños y los ancianos hacia
el desierto de Arabia, al sur de la
Mesopotamia, sin límites precisos.
En algunos pueblos se pusieron carteles
ordenando a toda la población armenia
que se presentara en la plaza pública en
un momento señalado, normalmente
uno o dos días después, y en otros
lugares el vocero de la ciudad iba por las
calles gritando la orden. Hubo otros sitios
en los que no se dio el más mínimo aviso.
Los gendarmes se presentaban ante el
hogar armenio y ordenaban a todos los
residentes que les siguieran. Tomaban a
las mujeres ocupadas en las tareas
domésticas sin darles la oportunidad de
cambiarse de ropa. La policía caía sobre
ellos como la erupción del Vesubio sobre
Pompeya; las mujeres eran arrancadas
de los lavaderos, los niños sacados de sus
camas, el pan quedaba a medio cocer en
el horno, la comida de la familia quedaba
abandonada a medio comer, los niños
eran sacados de las escuelas dejando los
libros abiertos en la tarea del día, los
hombres eran obligados a abandonar su
arado en los campos y su ganado en la
montaña. Incluso las mujeres que
acababan de dar a luz eran forzadas a
abandonar sus lechos y unirse al
aterrorizado grupo, con sus pequeños
dormidos en los brazos. Todo lo que
podían llevarse de sus pertenencias
domésticas eran las pocas cosas que
conseguían coger al vuelo, con las prisas
del momento, un chai, una manta, quizás
algunos trozos de comida. Fue el método
más efectivo de provocar su
desaparición: el traslado a centenares de
kilómetros de multitudes en su mayoría
descalzas, en estado semidesnudo,
hambriento, sediento, aterrorizados y
arreados como rebaño hacia los desiertos
de Mesopotamia.
4º FASE: ELIMINACIÓN DE SOBREVIVIENTES.
La última etapa consistió en la liquidación
de los sobrevivientes en los desiertos
sirios. Esencialmente mujeres y
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jovencitas secuestradas y retenidas por
familias turcas o niños reagrupados en
los orfelinatos (Recuperado el 35 de marzo
del 2015 CausaArmenia.org)
Una de las características más destacadas
de muchos de los informes, enviados a
Berlín y a Viena, desde distintos puestos
diplomáticos y militares en la Turquía del
período bélico, es su recurrente uso del
tema de la “cuestión armenia”. En estos
informes la suerte de los armenios se
explica, no tanto en términos de
“provocaciones armenias” en tiempos de
guerra y de contraofensivas otomanas, si
no en cuanto a términos que hablan de
resolver la cuestión armenia. En lo que se
refiere a su origen y evolución, los
informes se apoyan más en el contexto
de preguerra que en el relacionado con la
situación bélica.
Después de la revolución bolchevique las
tropas rusas estaban sumidas en sus
asuntos internos y el ejército turco
aprovechó la oportunidad del vacío
militar para marchar sobre la Armenia
rusa. A pesar de su superioridad
numérica no pudieron derrotar a la
Armenia Caucasiana. El ejército irregular
armenio presentó una resistencia heroica
y detuvo el avance de las tropas turcas y,
el 28 de mayo de 1918, declaró la
independencia de Armenia. Esta entidad
independiente tuvo una corta vida de dos
años, y fue derribada por los soviéticos
en 1920. Después del armisticio así como
de la derrota de Turquía y Alemania los
aliados dividieron los restos del
desintegrado Imperio Otomano. Gran
Bretaña consiguió su mandato sobre Irak
y Palestina mientras Francia obtuvo el
suyo sobre Líbano, Siria y Cilicia (Armenia
Menor, actualmente el sur de Turquía). El
gobierno francés, con el fin de contar con
una población leal en Cilicia, repatrió a
200.000 refugiados armenios,
supervivientes del genocidio, a los que
prometió un Estado. En 1922 el mismo
gobierno francés llegó a un acuerdo
secreto con Ataturk, que estaba entonces
dirigiendo una guerra de guerrillas contra
los aliados, y evacuó precipitadamente a
los 200.000 armenios. En el proceso
25.000 armenios murieron a manos de
los turcos en Hadjin, Marash y Aintab.
En la historia de Oriente Próximo, el año
1924 marca el establecimiento de un
nuevo orden político y la sustitución del
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Tratado de Sévres por el Tratado de
Lausana, que marca el último capítulo
conocido de los armenios de Turquía, dos
millones y medio en 1915. Hoy hay en
Turquía unos 50.000 armenios, la
mayoría vive en Estambul.
Todavía hoy, después cien años, la
Turquía moderna niega el hecho del
genocidio. Sus argumentos son los de la
deportación y reasentamiento. Sostienen
que el número de pérdidas de armenios
fue el resultado de las serias penurias
derivadas de la mala administración de
las medidas de deportación, incluyendo
el agotamiento, la enfermedad, el
hambre y las epidemias; por lo tanto, el
trágico destino de los armenios ha de ser
entendido en el contexto de las extremas
condiciones de la Primera Guerra
Mundial.
Está luego el argumento de que si se
produjeron atrocidades éstas fueron
recíprocas. Los armenios mataron a los
turcos, y viceversa: una especie de guerra
civil. En cualquier definición 'guerra civil'
supone el colapso de la autoridad central
y el consiguiente vacío de poder. Como
resultado, las facciones comienzan a
luchar unas contra otras en ausencia de
una autoridad central. Antes de que el
genocidio fuera puesto en práctica las
autoridades de los Jóvenes Turcos
Otomanos disolvieron el Parlamento
otomano. Después declararon la ley
marcial, lo que significó un control total
de los movimientos, una censura que
aislaba las provincias unas de otras, un
control total de la comunicación, y la
amenaza de un rápido y severo castigo
militar y, por supuesto, la movilización
del Servicio Secreto. La característica más
importante de la futilidad del argumento
de la 'guerra civil' es el siguiente hecho:
el 2 de agosto de 1914, tres días antes de
que estallara la Primera Guerra Mundial,
las autoridades otomanas decretaron la
movilización general y, como resultado,
todos los armenios ciudadanos de
Turquía, comprendidos entre los 20 y los
45 años, fueron llamados a filas por el
ejército otomano. Uno puede imaginar la
agonía y los sentimientos petrificados de
la población armenia restante, formada
por ancianos, mujeres y niños, muy
conscientes de las recientes masacres de
1909 en Adana y que todavía podían
recordar las terribles masacres de 1894-
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1896. Había terror en la población y no
cabe imaginar que este conjunto
pudieran ni siquiera pensar en
enfrentarse con el ejército otomano.
Una característica común en la negación
del genocidio es la manipulación y el
cuestionamiento de las estadísticas. Sus
asimétricos cálculos están destinados a
minimizar las cifras de las víctimas
potenciales. En el caso de los armenios la
cifra avanzada por los turcos es de
300.000, que en su mayor parte habrían
muerto de frío, agotamiento y epidemias.
Los negacionistas y racionalizadores se
presentan a sí mismos como los
campeones de la verdad, como quienes
se encuentran fuera de la estructura del
poder establecido pero que tienen el
coraje de desafiar a las influyentes
fuerzas que durante decenios han
desfigurado la realidad histórica. Apelan
a un sentido de juego limpio y ponen el
énfasis en lo importante y justo que es
intentar entender y conocer el «otro
lado» dentro de un legítimo debate. Su
objetivo es atribuir al genocidio la
categoría de una controversia. Este ha
sido el objetivo de los revisionistas
turcos.
A pesar de los persistentes intentos
turcos, sus argumentos y sus motivos
siguen siendo transparentes y
superficiales. En febrero de 1996, más de
un centenar de académicos y de figuras
literarias suscribieron un manifiesto
denunciando la negación del genocidio
armenio en el que se afirma:
“Cuando los estudiosos niegan el genocidio su mensaje es: los asesinos realmente no mataron; las víctimas no fueron realmente asesinadas; el asesinato masivo requiere que no haya confrontación, pero debe ser ignorado. Los estudiosos que niegan el genocidio prestan su considerable autoridad a la aceptación de este crimen humano extremo. La negación del mismo es el estadio final del genocidio: asesina la dignidad de los supervivientes y destruye la memoria del crimen. La negación del genocidio se esfuerza por re-escribir la historia con el fin de rehabilitar a los perpetradores y demonizar a las víctimas. La negación del genocidio armenio por el gobierno turco estimula —por su misma naturaleza— los actuales programas que niegan el Holocausto judío y el genocidio de Camboya; estimula los episodios genocidas que están ocurriendo actualmente en África, los Balcanes y otros lugares. Las tácticas del gobierno turco preparan el terreno para una negación, patrocinada por el Estado, del genocidio y el Holocausto en el futuro.” (El texto completo del manifiesto se publicó en el Chronicle of Higher Educa-ñon, del 2 de febrero de 1996. El párrafo citado en ibíd., A30)
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Testimonios
Leslie Davies, que sirvió como cónsul estadounidense en Karpert escribió en sus
Memorias:
“Comenzamos hacia las 4 de la mañana un día de finales de septiembre. Tomamos
la carretera de Diarbekir y tratamos de escaparnos sin que se dieran cuenta. Había
cadáveres incluso en las afueras de la ciudad y seguimos viéndolos a lo largo de la
carretera. Habían sido cubiertos con unas pocas paladas de basura, en vez de ser
enterrados, ya que a los policías les era más fácil esto que cavar fosas. El resultado
es que casi en todos los casos se podían ver, asomando por encima del suelo,
brazos, piernas e incluso cabezas. Muchos habían sido parcialmente devorados por
los perros. Luego giramos hacia el norte y seguimos rodando unas dos horas a lo
largo del lago. En muchos de los valles había cadáveres y desde la cima de las
colinas que se extendían entre ellos vimos cientos de cuerpos y muchos huesos en
el agua. Se rumoreaba que mucha de la gente que había sido llevada allí había
muerto tras ser arrojada por los policías desde lo alto de la cima. Lo que vimos
confirmó el rumor. En algunos valles había sólo unos pocos cuerpos, pero en otros
había más de mil. Uno de los primeros cadáveres que vimos fue el de un anciano
con una blanca barba, cuyo cráneo había sido aplastado por una gran piedra que
aún permanecía en él.../ En otros muchos de los valles que cruzamos había
cabezas sobresaliendo de la arena de la orilla del lago y cuerpos sin enterrar por
doquier.../ Una cosa notable acerca de los cuerpos que vimos era que casi to-dos
estaban desnudos. Se me informó que la gente fue forzada a quitarse la ropa antes
de ser asesinada, ya que los musulmanes consideran que las ropas de un cadáver
están contaminadas. Muchos cuerpos presentaban heridas de bayoneta,
generalmente en el ab-domen o el pecho, a veces en la garganta. Otra cosa
notable era que casi todas las mujeres estaban tumbadas de frente y mostraban
bárbaras mutilaciones por la bayoneta de los policías, heridas que probablemente
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habían sido hechas en muchos casos después de que las mujeres murieran” (Davis,
1989: 80-81).
En el desierto de Dir Zior Eitan Bel-kind, un soldado judío del ejército otomano:
“Un soldado circasiano ordenó a los armenios que juntaran cardos y espinos y que
los apilaran en una gran pirámide. Después ataron por las manos a todos los
armenios que estaban allí, casi 5000 al-mas, cercándolos como un anillo en torno a
la pila de cardos y espinos y prendiéndoles fuego en una llamarada que subió
hasta los cielos junto con los gritos de los desdichados que fueron quemados hasta
la muerte. Hui del lugar porque no podía soportar semejante visión. Azoté al
caballo para que galopara con todas sus fuerzas y después de una loca carrera de
dos horas todavía podía seguir escuchando sus lastimosos gritos, hasta que volví al
lugar y vi los cuerpos abrasados de miles de seres humanos.” (Auron, 2000: 183)
Los turcos niegan que fuera un genocidio,
pero admiten que las matanzas entraban
dentro de la estrategia de la guerra. Lo
cierto es que cientos de miles de
armenios y unos 30.000 kurdos, fueron
asesinados por el ejército turco que
consideraba que los armenios hacían
causa común con los rusos.
Los historiadores occidentales en
general, consideran probado el genocidio
armenio. Los países que lo han
reconocido oficialmente son: Armenia,
Argentina, Austria, Bélgica, Canadá,
Chipre, Francia, Alemania, Grecia, Italia,
Países Bajos, Noruega, Líbano, Lituania,
Polonia, Portugal, Rusia, Eslovaquia,
Suecia, Suiza, Uruguay, Ciudad del
Vaticano y Venezuela.
Estados Unidos, Gran Bretaña e Israel no
lo aceptan oficialmente, aunque admiten
las matanzas, debido a que ambas
potencias tienen relación estrecha con
Turquía, quién acordó que prestaría sus
bases aéreas a cambio de que ambas
naciones negaran los sucesos del
genocidio.
En octubre de 2006 el parlamento
francés presentó un proyecto que
preveía condenar hasta con un año de
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prisión y 45.000 euros de multa, a los que
negaran la existencia del genocidio
armenio.
Turquía critica las semejanzas con el
Holocausto indicadas por ciertos
sectores, indicando que, a diferencia de
los armenios, la población judía de
Alemania y Europa no hizo campaña en
pro de una separación, ni se
rebeló enemistándose con potencias
extranjeras. Aquellos que apoyan las
tesis del genocidio, indican que
Turquía está legando su pasado y la
acusan de impedir tentativas
internacionales para reconocer un
genocidio. Para apoyar sus posturas
señalan el hecho de que la sola
mención de un genocidio armenio en
cualquier parte del mundo, puede
encontrarse con una queja formal de los
embajadores turcos, mientras que la
mención de la misma en Turquía, puede
acarrear la posibilidad de la apertura de
un procesamiento judicial y la condena a
prisión.
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CONCLUSIONES
El genocidio armenio no fue un accidente; fue la culminación de siglos de discriminación y
persecución. Lo único que hizo la Primera Guerra Mundial fue proporcionar la
oportunidad más adecuada para resolver lo que se conocía como la 'cuestión armenia' y
para despoblar la tierra histórica de Armenia por la exterminación.
Pudimos responder a varias de nuestras preguntas:
* ¿Realmente existió el Genocidio Armenio?
Sí, hay pruebas contundentes, documentos históricos, artículos, libros, testimonios que lo
justifican
* ¿Por qué se perpetraron tales atrocidades contra los armenios?
Básicamente, porque el Imperio Otomano se sintió amenazado al ver que el número de
armenios estaba sobrepasando a los turcos en tierra turca, y porque había una guerra
religiosa entre los musulmanes (turcos) y los cristianos (armenios)
* ¿Por qué Turquía se empeña en negar y alegar de falsas acusaciones a este evento con
pruebas contundentes?
Con esa negativa pretenden no verse en el predicamento de pagar por sus crímenes a las
víctimas o a sus descendientes. Tienen la excusa de que esto ocurrió cuando seguían
siendo el Imperio Otomano, y como ya no lo son, se quieren quitar cualquier culpa sobre
este suceso.
* ¿Por qué tantos países, al igual que Turquía, niegan este suceso histórico?
Porque ven afectada seriamente su relación con Turquía (como es el caso de Estados
Unidos y Gran Bretaña), y porque argumentan que no fue un genocidio, puesto a que las
cifras de muertos y hechos han sido tergiversados para beneficencia de Turquía.
Andrea Guerra Segura y Brenda Artemisa Valencia Montiel. ENP 5, 401 Página 18
* ¿Por qué en pleno siglo XX, sigue siendo un tema muy poco relevante en la historia
mundial?
Porque fue un hecho que se mantuvo, y se ha mantenido en secreto, pues se piensa que si
este hecho vuelve a salir a la luz, se va a armar una guerra terrorista entre los países
árabes
* ¿Por qué es importante el conocer y reconocer el genocidio?
El reconocimiento del genocidio armenio tiene por dueña a la humanidad en su conjunto.
Es la misma humanidad su beneficiaria. Pero tiene un enemigo concreto: la barbarie, el
salvajismo y la irracionalidad encarnadas en aquellos Jóvenes Turcos que mutilaron,
exterminaron, usurparon y blandieron su hacha contra la razón misma. A pesar de todo,
no es venganza lo que reclamamos, porque estamos a salvo de las ínfimas pasiones. Pero
si nuestros antepasados sufrieron la fuerza irrefrenable de la brutalidad criminal y sin
embargo siguieron predicando el amor…, nuestra obligación es no olvidar.
Andrea Guerra Segura y Brenda Artemisa Valencia Montiel. ENP 5, 401 Página 19
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