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IES” Leopoldo Cano” Departamento de Geografía e Historia GEOGRAFÍA DE ESPAÑA 2º Bachillerato 2010- 2011
Tema 10: “La diversidad de los paisajes agrarios españoles. La heterogeneidad del espacio rural en Castilla y León”
M .C García Chimeno Página 1
LA DIVERSIDAD DE LOS PAISAJES AGRARIOS ESPAÑOLES. LA HETEROGENEIDAD DEL
ESPACIO RURAL EN CASTILLA Y LEÓN
- LOS PAISAJES AGRARIOS DE LA ESPAÑA HÚMEDA.
Terrazgos reducidos y predominio de los prados y pastos.
La orientación eminentemente ganadera.
Importancia de las superficies forestales
Diversidad de matices regionales.
- LOS PAISAJES AGRARIOS DE LA ESPAÑA INTERIOR.
Las tierras cultivadas como elemento predominante del paisaje agrario.
El contraste secano-regadío como elemento significativo. La importancia de los espacios ganaderos y forestales.
La diversidad de los paisajes agrarios de Castilla y León.
- LOS PAISAJES AGRARIOS DE LA VERTIENTE MEDITERRÁNEA. La altísima significación del regadío como elemento esencial desde el punto de vista
económico y paisajístico.
Distintos tipos de aprovechamiento en regadío
-LOS PAISAJES AGRARIOS DE CANARIAS
Las transformaciones recientes vividas por las actividades agrarias en España han originado la aparición de nuevos paisajes agrarios, con prácticas agrícolas modernas y competitivas, sobre
todo en las tierras de mayor calidad y mejores condiciones medioambientales. Junto a ellos
conviven paisajes agrarios tradicionales, heredados de un antiguo pasado.
Los paisajes agrarios son el aspecto del espacio agrario. Resulta de la combinación del medio
natural y de la actuación humana.
Los paisajes agrarios españoles se caracterizan por su notable diversidad. Esta diversidad es el
resultado de la plasmación de distintos elementos (cultivos dominantes, organización del
terrazgo, hábitat...) en función de la interacción de diversos factores físicos y humanos: a) Factores físicos.
Los condicionamientos físicos influyen notablemente en los posibles cultivos de un territorio; la
agricultura se basa precisamente en la explotación económica del potencial ecológico. Los
factores físicos son muy variados: el clima (disponibilidad de agua, insolación, riesgo de heladas...), la topografía (la altitud, pendiente del terreno), los tipos de suelos (que ayudan a
comprender determinados usos que se le asignan: viñedos, forestales, cereales...), etc. Se
puede hablar de una clara asociación entre paisajes agrarios y regiones naturales, sobre todo
climáticas. b) Factores humanos.
Los factores socioeconómicos (población activa, propiedad de la tierra, explotación y el régimen
de tenencia, técnicas agrícolas, política agraria…) interfieren y modifican la incidencia de los
factores naturales e incluso de determinados factores socioeconómicos, puesto que, en definitiva, el espacio agrario es un sistema en el que la actuación sobre uno de sus elementos
repercute en el conjunto.
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En función de estos factores, se pueden distinguir en España cinco grandes tipos de paisajes agrarios: el atlántico, el de montaña, el mediterráneo interior, el mediterráneo costero y
el canario. Ahora bien, dentro de estos grandes dominios, y más aún en los de más extensión
(los mediterráneos) se pueden apreciar diferencias regionales e incluso comarcales y locales,
debidas tanto a factores físicos (variedad topográfica, de suelos o de recursos hídricos), como humanos (sobre todo, de evolución histórica).
EL PAISAJE AGRARIO DE LA ESPAÑA HÚMEDA
Medio físico accidentado,
escasa superficie llana,
clima oceánico
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Localización
Abarca el Norte y Noroeste peninsular (parte de la mitad occidental de los Pirineos, parte de
Navarra, gran parte del País Vasco, Cantabria, Asturias y Galicia).
Condicionamientos físicos.
Su clima oceánico conjuga la humedad constante a lo largo del año, con unas temperaturas
relativamente suaves, salvo en las zonas de montaña. A ello hay que añadir una topografía
accidentada que dificulta el laboreo de las tierras. En este espacio predominan las formaciones vegetales de los bosques caducifolios (hayas, roble, castaño) y las praderas naturales o
seminaturales.
Características Estas condiciones naturales imponen una doble vocación agraria
La ganadera principalmente de vacuno para leche, alimentada sobre todo con los pastos
naturales de las praderas e incluso con los cultivos de dedicación ganadera (alfalfa,
trébol, maíz…). La especialización ganadera permite el desarrollo de actividades
industriales de derivados lácteos (leche, mantequilla, quesos). La forestal. El aprovechamiento del bosque (roble, haya, etc.) está ligado a la
obtención de madera y a la elaboración de pasta de papel, que ha provocado la
introducción de nuevas especies de rápido crecimiento (eucalipto y coníferas).
Superficie cultivada, de secano (dada la importancia de las precipitaciones), ocupa poca
extensión, con unos terrazgos muy reducidos, en la mayor parte cercados (paisaje de bocage).
Esta superficie cultivada ha estado tradicionalmente dedicada al policultivo para autoconsumo
(frutales –manzana, peral–, vid, patatas…); en la actualidad este sistema se va sustituyendo por cultivos de huerta y plantas forrajeras (maíz, alfalfa...) para el ganado, pues se acusa una
clara tendencia a la ganadería semiestabulada.
Estructura agraria es minifundista, con pequeñas parcelas diseminadas y pequeñas
explotaciones ganaderas
Matices regionales
Las comarcas del interior de Galicia ofrecen unos rasgos más tradicionales, con una
mayor presencia del policultivo de autoconsumo (patata, hortalizas, maíz...) y una
mayor proporción de población agraria. La fachada cantábrica presenta una actividad agraria más tecnificada y moderna.
El poblamiento
Se aprecian dos modelos de poblamiento rural:
a) Uno responde al poblamiento concentrado de tipo aldea, que se extiende por el
conjunto de Galicia, Asturias y Cantabria. El poblamiento consta de pocas casas con
plano laxo.
b) Otro responde al modelo de poblamiento disperso, del tipo caserío, propio del País
Vasco; aunque también era propio de los vaqueiros de alzada de Asturias y de los
pasiegos de Santander, en zonas propiamente montañosas en estos dos casos.
En fechas cercanas se está extendiendo un poblamiento intercalar, pues en el seno del poblamiento de tipo aldea aparece otro de tipo disperso en las zonas más dinámicas
dotadas de buenas comunicaciones y dentro del espacio periurbano de las ciudades más
importantes.
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Perspectivas de futuro
El reducido tamaño y antigüedad de las explotaciones, y su excesiva dependencia de las industrias lácteas dificultan el futuro de la agricultura atlántica. Por otro lado, la incorporación a
la U.E. ha traído como consecuencia la necesidad de enfrentarse a la mayor competividad
comunitaria y problemas de excedentes de producción (cuotas lácteas). Ello ha provocado el
abandono de explotaciones (se han reducido más de un 30%) y una reorientación hacia el vacuno de carne.
EL PAISAJE AGRARIO DE LA ESPAÑA DE MONTAÑA
Emparentado con el anterior se puede considerar el paisaje agrario de montaña, ya que posee un clima lluvioso, aunque más frío, y un relieve de elevada altitud y fuertes pendientes.
Sus dedicaciones agrarias son diversas y complementarias, escalonándose en función de las
diversas condiciones climáticas.
Agricultura en el fondo de los valles, ganadería de vacuno de orientación cárnica (bovino y ovino), en régimen extensivo, basada en unas praderas o prados menos fértiles y explotación
forestal en las laderas de las montañas (haya, castaño, pino silvestre...) y la ganadera,
Recientemente han adquirido una nueva orientación económica, la turística o de ocio, a través de la práctica de los deportes de invierno (como los relacionados con la nieve) y también de
verano (senderismo y montañismo).
Localización un espacio más bien reducido en su conjunto y disperso, pues salpica todo el
territorio peninsular, con unas manchas relativamente amplias en los Pirineos, sobre todo en su mitad oriental, en la parte meridional de la Cordillera Cantábrica en continuidad con los montes
galaico leoneses y en la Cordillera Central; pero se reducen substancialmente en la Cordillera
Ibérica y, sobre todo, en las Montañas Béticas.
Población: Escasa con tendencia a la emigración.
Poblamiento: Disperso tradicionalmente actualmente tiende a concentrarse en los núcleos más
grandes
Explotación: Predomina la pequeña propiedad en bocages y muchas veces en abancalamientos. Convive con los montes y pastos de son propiedad comunal para el
aprovechamiento vecinal
Medio físico con condiciones
extremas relieve accidentado,
de elevada altitud, fuertes
pendientes, frío y
precipitaciones.
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LOS PAISAJES AGRARIOS DE LA ESPAÑA INTERIOR: contrastes secano-regadío
Localización
Comprende la Meseta y el valle del Ebro.
Condicionamientos físicos.
Se corresponde con el dominio del clima mediterráneo continentalizado, con fuerte contraste
estacional y elevadas oscilaciones térmicas, escasas precipitaciones, aridez estival y abundantes riesgos de heladas (lo que reduce el ciclo vegetativo para el desarrollo de los cultivos). En
cuanto a la topografía se caracteriza por sus grandes llanuras aptas para el cultivo, pero de
elevada altitud (500-800 m), excepto en el valle del Ebro (200-400 metros).
Características Domina la dedicación agrícola, siendo el contraste secano-regadío uno de los elementos
más significativos del paisaje agrario del interior. Los espacios más abundantes son los campos
abiertos de secano, en los que se extiende la típica trilogía mediterránea (cereal, vid y olivo).
En estos paisajes, principalmente de secano, aparecen sectores más o menos grandes y amplios de regadío –muy acusado en el valle del Ebro–, con cultivos de remolacha, patata, hortalizas...,
que resultan más ricos cuanto menor es la altitud. En la franja más occidental, en la raya con
Portugal se extiende el espacio singular de las dehesas, grandes fincas que integran una triple
dedicación: agrícola (cereal y pequeñas huertas), ganadera (ganado porcino, vacuno de carne y toro de lidia y ovino) y forestal (encina y alcornoque).
Junto al terrazgo agrícola –predominante en general–, alcanzan también importancia los
espacios dedicados a la producción ganadera. La ganadería ovina, tradicional en el interior,
sigue teniendo una gran importancia, que se ha incrementado gracias a las ayudas
comunitarias; también se detectan amplias extensiones orientadas al vacuno cárnico en zonas de montaña (Ávila) y en las dehesas. A ellas se ha añadido la ganadería estabulizada
–bovina, aviar (Valladolid) y porcina (Segovia) –.
Algunas zonas se caracterizan por su aprovechamiento forestal, como la tierra de pinares
soriana y segoviana.
Medio físico de superficie llana
elevada altitud media en la
meseta, clima mediterráneo
continentalizado
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Estructuras agrarias, predomina la pequeña y mediana explotación de tipo familiar,
aunque no falta la gran propiedad, muy importante en Castilla La Mancha y Extremadura.
Matices regionales
Castilla-León y Aragón presentan una clara ordenación paisajista desde el fondo de
sus valles hacia las vertientes de sus montañas colindantes: . En el centro de los valles del Duero y del Ebro, el regadío, dedicado en el
primer caso a la remolacha, los forrajes y las patatas, mientras que el segundo
ofrece un regadío de hortalizas y frutales (que han originado una importante
industria conservera). . En sus cercanías llanas se ubica el viñedo de calidad, con denominaciones de
origen (Rioja, Ribera del Duero, Toro, Rueda...), así como el cereal, sobre todo a
base de cebada, que adquiere una gran extensión en la Tierra de Campos, sin que
falten las dedicaciones ganaderas de ovino. . En las zonas montañosas están las tierras de prados y de bosques, dedicadas
a la producción de ganado para carne.
Castilla-La Mancha ofrece un gran equilibrio en cuanto a la proporción de los tres
elementos de la trilogía mediterránea, de forma que el viñedo y el olivar están más
presentes que en las otras regiones. Extremadura y Salamanca presentan en los materiales silíceos de las penillanuras el
peculiar paisaje de la dehesa. La primera ofrece también un regadío moderno de
hortalizas y tabaco en la vega del Guadiana.
El poblamiento
Los términos municipales se organizan basándose en el poblamiento concentrado de pueblos
pequeños o grandes.
De todos modos, no es raro que aparezcan ejemplos de poblamiento disperso complementario, sobre todo en las grandes explotaciones (por ejemplo, en las dehesas salmantinas y
extremeñas y en las alquerías manchegas).
Son características las bajas densidades, la despoblación y el envejecimiento de su población.
LOS PAISAJES AGRARIOS MEDITERRÁNEOS
Medio físico de superficie llana en la
costa accidentada en el área prelitoral
campiñas en el valle del Guadalquivir,
clima mediterráneo costero
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Localización Este dominio se localiza en el litoral mediterráneo y andaluz, con penetraciones interiores en el
valle del Ebro y en el valle del Guadalquivir. También pertenecen a este espacio los regadíos de
las Baleares.
Condicionamientos físicos.
Su clima mediterráneo costero ofrece la ventaja ecológica de su integral térmica (altas
temperaturas, gran insolación y ausencia de heladas). Presenta el grave inconveniente de su
aridez estival y escasez e irregularidad de las precipitaciones, por lo que son necesarios los regadíos.
Dispone de fértiles valles sedimentarios y terrenos litorales por debajo de los 200 metros de
altitud. También aparecen terrenos en vertiente en el interior, a los que se han extendido los
cultivos mediante “abancalamientos”.
Características
Este dominio se orienta a una agricultura intensiva de regadío, basada en producciones de
hortalizas, de frutales (cítricos y no cítricos) y de arroz (en los sectores aluviales más hundidos). Las condiciones ecológicas favorables y la modernización de las explotaciones con la
incorporación de alta tecnología (cultivos bajo plástico, selección de planteles...) y una fuerte
inversión convierten a la agricultura mediterránea costera en una actividad de elevada
rentabilidad.
Matices Regionales
Dentro de este dominio, caben diferencias paisajísticas internas, según las diferentes regiones
que integran este espacio plurirregional. En Cataluña destaca la actividad ganadera, aunque de tipo industrial y centrada en el
porcino, aviar y bovino. Dentro del regadío, orienta sus producciones hacia el cultivo
hortofrutícola en Lérida (perales, manzanos y melocotoneros), a las flores en el
Maresme, al arroz en el Delta del Ebro y en general al forraje para la ganadería.
En la región valenciana y la murciana el paisaje agrario más característico lo constituyen la huerta de hortalizas, así como de frutales cítricos y de arroz en la
Albufera. Predomina la pequeña explotación familiar, que convive con las grandes
explotaciones capitalistas.
Andalucía, por su parte, presenta: . un secano en el interior con su trilogía mediterránea (predominan el trigo y los olivares, sobre
todo en Jaén y Córdoba). Son características las grandes explotaciones ("latifundio"), con una
agricultura extensiva mecanizada y mano de obra temporal
. y un regadío que se ordena en diversas orlas que van desde la más tradicional del valle del Guadalquivir (Sevilla y Córdoba), a la más reciente de las hoyas litorales (como el campo de
Dalías, en Almería, con los "enarenados" y cultivos bajo plástico). Los cultivos del primer ámbito
son los más propiamente mediterráneos de hortalizas y frutales cítricos, así como forrajes y
cultivos industriales (remolacha), mientras que los regadíos más costeros se dan los más exóticos o subtropicales (las flores hidropónicas, los fresones, los aguacates y las chirimoyas) o
cultivos muy relacionados con las peculiaridades del medio, como los arrozales en las Marismas
del Guadalquivir. En el regadío conviven cortijos tradicionales con auténticas empresas agrarias
muy modernizadas, con mano de obra asalariada y técnicas de vanguardia.
También hay pequeñas explotaciones familiares. Zonas del interior (desde Cataluña a Murcia), más elevado, se orientan hacia cultivos
de secano, dominando el cereal y árboles frutales como el almendro, la higuera, el
olivo, el algarrobo... e incluso el olivo y el viñedo.
La ganadería no ha sido importante en la zona mediteránea costera, excepto en algunas áreas
de Cataluña y la ganadería ovina de los secanos del interior. En las últimas décadas han
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aumentado las explotaciones estabuladas avícolas, bovinas y porcinas (Murcia) destinadas al
consumo urbano y a la demanda del turismo. El poblamiento
El paisaje agrario se estructura a base de una mezcla de poblamiento concentrado ("agrovillas")
y de poblamiento disperso. Éste asume dos modalidades distintas, pues mientras que en las
zonas de regadío propiamente dichas la dispersión se basa en pequeñas explotaciones trabajadas intensivamente; en las de secano, sobre todo en Andalucía, se ordenan en torno a
grandes fincas cultivadas extensivamente (los cortijos).
LOS PAISAJES AGRARIOS DE LAS ISLAS CANARIAS
El archipiélago canario presenta un medio físico caracterizado por un relieve accidentado de
origen volcánico y un clima cálido todo el año, con precipitaciones escasas en las zonas bajas.
En las áreas litorales, la escasa proporción de tierras labradas –con suelos sobre lavas volcánicas con terrazgos “abancalados”– se utiliza de manera intensiva con cultivos de
regadío orientado hacia la exportación, aprovechando la posibilidad que ofrecen sus
condiciones climáticas para la obtención de primicias y un uso importante de cultivos bajo
plástico. Sobre todo se centra en el cultivo del plátano, así como del tomate y de la patata extratempranos, y nuevas plantaciones tropicales (papaya, aguacate, mango, piña).
En las zonas medias y altas predomina un secano interior con cultivos todavía destinados al
autoconsumo, como las patatas y el viñedo. Ganadería La ganadería ovina y caprina es escasa y está asociada a la agricultura.
Explotación forestal Aprovecha especies como el pino, el fayal, brezal y laurisilva para el carboneo, la construcción de varales y soporte para los cultivos
Propiedad existe un gran contraste entre la pequeña propiedad de las zonas altas de secano
del interior y las grandes explotaciones de los regadíos litorales. Poblamiento concentrado laxo, en aldeas y caseríos. La población agraria se halla en retroceso
ante la atracción del sector terciario (turismo).
Explotación: Contraste entre las pequeñas propiedades de las zonas medias y altas y las
grandes propiedades de los regadíos costeros.
Medio físico caracterizado por relieve
volcánico accidentado, clima cálido todo el
año con precipitaciones escasas e irregulares.
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LA HETEROGENEIDAD DEL ESPACIO RURAL EN CASTILLA Y LEÓN:
Los usos y paisajes del espacio rural
En Castilla y León las tierras de cultivo representan el 39,72%; los prados y pastizales, el
17,17%; el terreno forestal, el 25,16%; y otras superficies, un 15,95%
El 45% de la producción final agraria corresponde a producción vegetal y el 55% a producción
animal, aunque estos porcentajes oscilan dependiendo de la climatología anual (una buena
cosecha suele elevar la participación de la producción vegetal al año siguiente).
Los paisajes agrícolas
El aprovechamiento agrícola predomina en la cuenca del Duero y en los páramos, donde existen
comarcas en las que los cultivos ocupan casi el 100% del territorio (Tierra de Campos, Tierra de
Medina y La Armuña). Estos presentan características diferentes en función del agua que
reciben.
Secano afecta al 90% de las tierras de cultivo. En los Páramos y campiñas dominan los cereales, que en numerosas comarcas son monocultivo, debido a las dificultades naturales
para obtener otro tipo de productos. El sistema de cultivo tradicional era extensivo, de
rotación con barbecho o con barbecho y leguminosas para grano (lentejas, algarrobas,
garbanzos). El trigo predominó hasta la década de 1970, a partir de la cual comenzó a ser sustituido por la cebada, que ha experimentado un gran crecimiento. A su vez, las
leguminosas, por su delicada recolección, han tendido a reducirse en favor del girasol otros
cereales, como el centeno y la avena, que ocupan las tierras con peores condiciones,
permanecen estancados.
En menor medida, los secanos están ocupados por cultivos leñosos. El principal es el viñedo,
vinculado actualmente a comarcas muy concretas, y orientado al mercado debido a la
calidad de los caldos, especialmente los de la ribera del Duero y El Bierzo, El almendro y el
olivo se cultivan en bancales localizados en enclaves muy reducidos y abrigados, en las
vertientes de los Arribes del Duero, asociados a veces al viñedo. En las penillanuras del
oeste de la comunidad destacan las dehesas. En ellas, el cultivo de cereales alterna en
largas rotaciones con la explotación ganadera y forestal.
Regadíos ocupan el 10% de las tierras cultivadas y han ampliado su superficie, especialmente en León, Valladolid, Palencia y Zamora. En unos casos utilizan el agua de
embalses y ríos (Duero, Orbigo-Tera, Esla y Carrión-Pisuerga) y en otros, el agua de los
acuíferos (centro y sur de la región). En ambos casos han transformado el paisaje
tradicional, permitiendo una mayor diversificación de los cultivos, que ha colaborado a
incrementar las rentas de los agricultores y a frenar el éxodo rural.
No obstante, ha tenido también algunas repercusiones negativas, como la anegación de
pueblos por los embalses (Riaño) y el impacto medioambiental de estos.
El cultivo más arraigado en el regadío ha sido la remolacha azucarera, que comprende la
mitad de la extensión nacional, y se concentra en las vegas del sur del Duero y de los ríos
Orbigo y Esla. No obstante, la crisis del sector y las exigencias de la PAC han obligado a la
búsqueda de alternativas, centradas en los cultivos forrajeros, como la cebada y el maíz.
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En menor extensión se han desarrollado los cultivos hortícolas y el lúpulo que reúne en León
toda la producción española.
Los paisajes ganaderos
El aprovechamiento ganadero supera al agrícola en la producción final agraria. Predomina en las
penillanuras occidentales y en la orla montañosa, por la mayor disponibilidad de pastos
naturales. Esta actividad ha experimentado mejoras: se ha reducido la incidencia de las epidemias, se apoya a las razas autóctonas, se han introducido otras para aumentar la
producción de carne, leche y huevos, y se avanza en la transformación y comercialización de los
productos ganaderos.
El ganado ovino lanar predominó hasta la década de 1960, explotado de forma
extensiva, pues la trashumancia era imprescindible, dadas las condiciones físicas de la
región. Esta se realizaba desde el interior a las montañas cantábricas o ibéricas, desde
las penillanuras a los rastrojos o barbechos de las áreas cerealistas más próximas y desde los valles a los prados de montaña. En la actualidad, este sistema se restringe a
áreas muy concretas de Soria y de León, igual que la especie merina productora de lana,
que ha sido sustituida por otras destinadas a la venta de corderos y de leche para la
elaboración de queso. A pesar de la pérdida de importancia económica, la región
concentra el 22% de las cabezas de ganado ovino del país, debido al amplio desarrollo de los montes adehesados y de los rastrojos cerealistas, especialmente en las provincias
de Zamora, Salamanca y León.
El ganado caprino Se localiza en Ávila, Castilla y León es primer productor de Europa la producción está destinada a la carne, queso y yogures.
El ganado bovino ha ganado extensión y se orienta a la producción de carne y leche,
aunque la competencia de los países comunitarios ha hecho desaparecer las
explotaciones menos competitivas. La cabaña más numerosa se encuentra en Salamanca (carne y lidia), Ávila (carne) y León (leche).
El porcino ibérico ha crecido en las penillanuras salmantinas y zamoranas y también el
porcino intensivo estabulado (Segovia), orientados a la producción de embutidos y
carne. En cuanto al ganado menor, sobresale el avícola (Valladolid es la segunda provincia española en producción de huevos) y la cunicultura (Burgos).
El aprovechamiento forestal
El aprovechamiento forestal se centra en la explotación de la madera, que aporta el 8% de la
producción española (Tierra de Pinares); la leña; la resina, en fuerte retroceso por la
competencia de productos químicos (Burgos y Segovia); el piñón; la castaña, y otros, entre los
que se incluyen la caza y los pastos. Además, la elevada producción de biomasa de origen
forestal podría aprovecharse para la producción energética, aunque de momento no se lleva a
cabo porque su dispersión en el espacio forestal dificulta su utilización. Otro uso del monte con
gran potencial económico es el de ocio y recreo.
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Para garantizar el uso sostenible del bosque, el “Plan Forestal de Castilla y León” considera
de gran interés la realización de planes de ordenación de los montes que establezcan las
condiciones para su aprovechamiento por parte de sus propietarios y para su uso social,
necesario para una percepción social positiva. Con este fin tratan de regularse las talas (para
que no se produzcan simultáneamente) y se ha constituido una red de infraestructuras de
recreo de uso público.
Otros usos del espacio rural
En los últimos años se han difundido en el medio rural usos distintos de los tradicionales, como
la implantación de algunas industrias, el turismo rural, actividades terciarias, equipamientos y
segundas residencias. No obstante, la diversificación económica del espacio rural es aún muy
limitada.
Los problemas y la ordenación del espacio rural
El espacio rural de Castilla y León se enfrenta en la actualidad a diversos problemas que tratan
de solucionarse mediante una política de ordenación del espacio rural,
Los problemas pueden sintetizarse en los siguientes:
Población rural ha descendido como consecuencia del éxodo rural, la población
activa es de 9,2% cifra superior a la del resto del país que es de 7,67%. Muchos
pueblos sufren problemas de despoblamiento y otros han quedado ocupados por una
población envejecida. Esta población carece habitualmente de formación profesional específica.
Sistema de propiedad y explotación Predominan los tamaños medianos y
pequeños, y el régimen de tenencia directa.
La economía agraria está, en general, insuficientemente modernizada y diversificada.
La dotación de equipamientos y servicios no permite satisfacer las expectativas
económicas y personales de la población rural.
El deterioro medioambiental y paisajístico afecta a algunas áreas como
resultado del abandono de la actividad rural, de la realización de prácticas agrarias inadecuadas o de la presión urbana sobre el espacio rural próximo a las ciudades
(construcción de residencias, naves, basureros, canteras, etc.).
La política de ordenación del espacio rural, incluida en el Plan de Desarrollo
Regional y en las Directrices de Ordenación del Territorio de Castilla y León, intenta paliar estos problemas mediante los siguientes objetivos y actuaciones:
Fomentar las jubilaciones anticipadas para favorecer el relevo generacional y
la reestructuración de las explotaciones y Potenciar la formación profesional o la realización de cursos para incrementar
la cualificación de agricultores y ganaderos.
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Se aborda la mejora económica del espacio rural mediante líneas de
actuación: Se apoya la modernización de las explotaciones (incremento de su
tamaño, renovación de maquinaria, selección vegetal y animal, mejora de
la calidad de los productos y de la sanidad animal, producciones
alternativas en la agricultura -cultivos biológicos- y la ganadería -granjas cinegéticas, cunicultura, apicultura-, mejora de las infraestructuras rurales
-ampliación del regadío, acondicionamiento y promoción de los productos
e incremento del cooperativismo agrario).
Se fomenta también la diversificación productiva: la transformación industrial de los productos, la artesanía rural, actividades deportivas, de
ocio y esparcimiento (caza, pesca, montañismo, deportes de aventura,
golf, estaciones de esquí) y las segundas residencias.
Se dota al espacio rural de equipamientos y servicios adecuados a las exigencias de calidad de vida de la población rural (educativa, cultural, sanitaria).
Se potencia la salvaguarda de los valores medioambientales y
paisajísticos. Por una parte, se conceden ayudas para el mantenimiento de la
población rural y se favorecen las prácticas agrarias no agresivas para el medio
ambiente, divulgando el Código de Buenas Prácticas Agrarias elaborado con este fin. Por otra parte, se trata de evitar que la implantación de nuevas actividades
transforme el espacio rural en una mera prolongación del urbano, lo que
conllevaría la pérdida de su interés como elemento de diversificación territorial.
Por el contrario, deben aprovecharse sus diferencias, haciendo de él un espacio complementario del urbano. Con este fin se crean espacios protegidos en los que
se impiden las actividades que impliquen la pérdida de sus valores naturales o
paisajísticos y se controla la expansión urbana por el espacio rural inmediato,
procurando su mantenimiento como zona libre, destinada a actividades agrarias y de ocio.
Situación actual en el campo castellano leonés (Política agraria)
La concentración parcelaria, favorecida por la emigración, se ha extendido a más del
72% de la superficie agraria útil y ha reducido considerablemente el número de parcelas de cada explotación. En la cuenca del Duero afecta casi a la totalidad de las
explotaciones, menos a las más próximas a los núcleos urbanos; en cambio, las
penillanuras y las áreas de montaña han participado menos debido a los problemas que
ofrece el territorio y los escasos beneficios que reportaría. La concentración se ha acompañado de una mejora de los caminos e infraestructuras rurales.
La Política Agraria Comunitaria ha influido considerablemente en la región. Por una
parte, la mayoría de sus producciones agrarias son excedentarias en la Unión y están
sometidas a cuotas (cereales, viñedo, carne de vacuno) Además, las limitaciones
productivas (secano, reducido tamaño, escaso desarrollo tecnológico y comercial) suponen una desventaja competitiva frente a las agriculturas de otros países miembro.
Por tanto, su producción se ha reducido y en algunos casos se ha buscado la sustitución
por otros cultivos. Por otra parte, los agricultores y ganaderos son muy dependientes de
las ayudas comunitarias destinadas a compensar las reducciones de los precios, a subvencionar ciertos tipos de cultivos o de ganados o bien el cambio de cultivos y a
apoyar la modernización de las explotaciones.
La Política de Desarrollo Rural impulsada por la Unión Europea, y las actuaciones
propuestas en el Plan de Desarrollo Regional de Castilla y León pretenden afrontar los actuales problemas del espacio rural mediante la mejora de las explotaciones
agrarias, la diversificación productiva y el apoyo a prácticas agrarias encaminadas a la
conservación y mejora del medio ambiente.