Post on 29-Nov-2015
Síntesis:
Daniela Pasquet fue la primera egresada misionera de la carrera de Diseño
Gráfico de la Universidad de Buenos Aires. Actualmente reside en la ciudad de
Posadas, donde se destaca por ser una las pocas diseñadoras gráficas de la provincia que
se maneja en el ámbito del arte, y con un perfil contemporáneo.
Esta artista nació en Buenos Aires, el 26 de septiembre del 1967. Es hija de
Isabel Acasuso y Agusto Daniel Pasquet. Realizó la primaria en el colegio Santa María
y la secundaria en la escuela Industrial, egresando así con el título de Maestro Mayor de
Obras. Más adelante estudió Diseño Grafico en la Universidad Nacional de la provincia
de Buenos Aires, donde pasó seis años de su vida.
Tras recibirse, Daniela fue contratada para trabajar en el diario El Territorio, por
lo que volvió a la ciudad de Posadas. Al poco tiempo, se reencontró con un ex novio de
la secundaria: Alejandro Ignacio Raimondi, con quien se casó y compartió los
siguientes 15 años de su vida; años durante los cuales tuvieron tres hijos: Camila, Juan
Ignacio y Josefina.
Actualmente Daniela es profesora de una de las materias troncales de la carrera
de Diseño Gráfico en la Facultad de Artes de la cuidad de Oberá. Además, participa de
diferentes proyectos de diseño gráfico, y presenta sus obras en diferentes muestras
fotográficas. Comprometida con el movimiento cultural artístico de la provincia, su
nombre es uno de los más destacados al hablar de diseño gráfico en Misiones.
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Prólogo: Paradas
Todo lugar, todo espacio, por más cotidiano y ordinario que sea, esconde un
relato. Por ejemplo, la infinidad de historias que pueden haber tomado lugar en una
parada de colectivo es incalculable, un gran universo. Un cementerio, un gran pastizal,
un camino que lleva a algún lugar. Paradas, de colores, texturas y construcciones
diversas, con inscripciones y marcas del paso del tiempo, estáticas y estéticas, que tal
vez ya no sean paradas y ahora sean solamente posibles refugios.
Por la vida pasamos lugares, recorremos, nos detenemos, estamos en un
constante estado de espera: al taxi, a un amigo, colectivos, etc. Detrás de esas pausas y
personas hay un antes y un después; un presente, sentimientos y entornos que
construyen nuestra experiencia vivida.
Todos tenemos una historia. Así lo intentó reflejar Daniela Pasquet en las obras
de su muestra “La Parada”, donde retrató distintos momentos de espera. Fue en uno de
esos pausas cotidianas que la vi a ella, sentada tomando un té en el Bar Español,
aguardando mi llegada. Ella me esperaba, y con ella una historia familiar que ya
conocía, porque otros me la habían contado. Pero me faltaba oír una versión, una voz, la
suya.
Un soñador dijo una vez “La vida es lo que pasa mientras estás ocupado
haciendo planes”. Yo pienso, desde mi punto de vista, que la vida pasa también
mientras esperamos. Al igual que yo esperé este momento -desde el día en que me
designaron a Daniela, para escribir su historia de vida- hoy ella me esperó a mí. Voy a
ver por fin su mirada, su vida desde los ojos que la presenciaron, los ojos de Daniela
Pasquet.
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Introducción:
¿Ya viste una foto suya?; ¿viste que linda que es?; Es una mujer hermosa…
Malena López.
Ojos celestes, tés blanca, bien parecida, un buen semblante cual burguesa.
Mi primer acercamiento a esa mujer hermosa fue gracias a mi compañera de
clase, la típica estudiante que sabe mucho, para variar sabía cómo llegar a mi personaje
de historia de vida. Fue un alivio. Me dijo que podía entrevistar a una amiga suya,
Malena López, que fue alumna de una materia que Daniela dicta en la Facultad de Artes
de la ciudad de Oberá.
Al llegar a mi casa esa mañana inicial, lo primero que hice fue googlear su
nombre. Un verbo extraño y joven este último, pero muy útil; con esto de las nuevas
tecnologías todo es mucho más fácil. Entre varios datos -notas en periódicos, artículos
en páginas web, menciones artísticas- encontré su cuenta de Facebook. Una gran ventaja
y un aliento saber que ella tenía esta cuenta, ya que por este medio sería un poco más
sencillo lograr entablar un vínculo y además identificar quienes eran sus amigos, hijos,
familiares; de la misma forma, desde ahí pude ver una foto suya, y finalmente ponerle
un rostro a su nombre.
De cualquier manera, las imágenes además de su significado superficial, tienen
una interpretación subterránea. Por lo tanto no podía quedarme con la imagen del perfil
de su red social; era necesario ir más allá y seguir investigando. En ese momento le
mandé un mensaje a mi primer entrevistada –Malena López- y empecé a armar el
rompecabezas.
Mis primeras preguntas eran: ¿cómo es Daniela?; ¿qué es aquello que la
destaca, como para que hoy yo tenga que escribir su historia? No es solamente una
diseñadora gráfica. Ella va más allá de lo simple, “marca una diferencia” -como me
dijeron muchos de los primeros entrevistados-. Un antes y un después, que podremos
comprobar más adelante a través de relatos que me contaron las personas que
transitaron y transitan la vida junto a ella.
Al principio, en la clase donde me asignaron reconstruir la historia de Daniela,
nos dijeron que sería muy bueno escribir en primera persona -de esta forma nos estamos
haciendo cargo de lo que escribimos-. En mi caso, para lograr narrar desde un “Yo”,
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primero tuve que establecer ciertas comparaciones. ¿Cómo podría compararme con una
persona con tan largo curriculum y, más allá de eso, con tanto prestigio?
Sin embargo, tras indagar en la vida de Daniela, me sorprendí al ver las
similitudes que pude encontrar con mi personaje. Pero no nos adelantemos todavía.
Vuelvo sobre una de mis principales interrogantes al comparar mi vida con la de
Daniela: ¿Qué estudiante universitario no quiere lograr recibirse y trabajar en aquello
para lo que estudió? Disfrutando al hacerlo, sobre todo. Algunas veces me pregunto
“¿cómo voy a hacer para terminar el ciclo lectivo?”. Cursar tantas materias, y al mismo
tiempo intentar tener vida social, hizo que me repitiera a mí misma miles de veces esta
pregunta. Esta fue una de las tantas inquietudes que me dieron pie para seguir
investigando sobre la vida de Daniela.
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Capítulo uno: Infancia.
“No viví en una caja de zapatos, aunque intentaron hacerme vivir en una…”
Daniela Pasquet
Esta historia comenzó en Buenos Aires, el 26 de septiembre del 1967. Isabel
Acasuso se encontraba en trabajo de parto en el hospital militar Cosme Argerich,
esperando la llegada de su primer hijo. Solamente diez minutos pasaron desde que entró
a la sala, cuando la mujer recibió a una niña de piel rosa, sin cejas ni pestañas y de ojos
casi transparentes. Lo primero que pensó Isabel fue que su hija sería albina. Sin
embargo ese no fue el caso de la niña, quien durante su infancia fue rubia y, al llegar a
la adultez, su pelo se oscureció.
Su padre, Augusto D. Pasquet, reconoció en los ojos de su beba una mirada
familiar. Esa mirada transparente que la distinguió toda su vida, era la misma que tenía
su bisabuelo paterno, Daniel Pasquet. Es por esta razón que encontrar un nombre para la
recién nacida no fue una tarea difícil: la niña casi albina se llamó Daniela.
La pareja era originaria de Posadas, se mudaron a Buenos Aires ya que Augusto
comenzó a estudiar la carrera de Arquitectura en la Universidad Nacional de la Plata, y
su esposa decidió acompañarlo. Isabel Acasuso, fue docente durante más de 20 años en
el Colegio Santa María, la misma institución en donde realizó sus estudios primarios.
Posteriormente, trabajó en la Asociación de Disciplina del Consejo General de
Educación, y se desempeñó como Jefa Administrativa en el Superior Tribunal de
Justicia durante dos años.
Augusto -más conocido como “Tito”- Pasquet fue uno de los primeros nombres
que surgieron cuando me dispuse a preguntar por su hija. El famoso “Tito Pasquet” fue
militante peronista durante la última etapa del proceso militar argentino. En la época en
que nació Daniela, se encontraba estudiando Arquitectura en la Universidad de La Plata,
carrera que se vio interrumpida tras la llegada del bebé a la familia. Además fue
profesor de la cátedra de Comunicación Audiovisual de la carrera de Comunicación
Social, en la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la UNaM. Trabajó en
diversos diarios y publicaciones, y logró hacerse un nombre como un fotógrafo
reconocido. Al entrevistarlo y enterarme de estas cosas, supe claramente que la fruta no
cae muy lejos del árbol. Ambos padre e hija, son hoy artistas.
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“Daniela no fue hija única”…
Isabel Acasuso.
Debido a que Tito no lograba conseguir un empleo en Buenos Aires, la pequeña
familia decidió regresar a la ciudad de Posadas. No pasó mucho tiempo hasta que el
matrimonio tuviera una segunda hija: Betina –que nació seis días antes de que Daniela
cumpliera un año-. Hasta aquí todo parecía marchar bien, la pareja de recién casados
tenían dos hermosas hijas y conservaban una excelente relación.
Betina Iliana, fue el mejor regalo de cumpleaños que la pequeña Daniela podría
haber tenido; desde un principio, las niñas eran inseparables. A diferencia de su
hermana mayor, los ojos de Betina eran oscuros y grandes.
Durante la charla que tuve con Isabel, ella me mostró un álbum de fotos en el
cual pude apreciar varias imágenes de las dos hermanitas. Nostalgia pude notar en la
mirada de esa madre mientras hojeaba el álbum, explicando cada foto. Fue cuando
Daniela tenía tres años y medio aproximadamente, cuando falleció Betina. A la pequeña
le habían detectado un cáncer, del cual no logró recuperarse e inevitablemente, lo peor
sucedió.
Este lamentable acontecimiento, marcó la vida de la pequeña familia. Fue ese el
punto de quiebre del matrimonio entre Isabel y Tito. La mujer me confesó que en ese
momento no pudo soportar un golpe tan duro, por lo que la joven pareja decide
separarse.
Esta madre sufrió la perdida durante muchos años, conservando un profundo
resentimiento hacia su ex-marido, quien no estuvo muy presente durante tan difíciles
momentos. Resentimiento que solamente logró superar tras el paso de los años, después
de todo, Tito no dejaba de ser el padre de sus hijas.
Para Daniela no fue nada fácil tener que sufrir la ausencia de su compañerita, su
cómplice, su mimada; y además tener que entender obligadamente en qué consiste la
muerte desde tan pequeña. ¿Cómo explicarle a una niña de tres años que su hermana se
fue al cielo y que ya no a volverían a verla? Por otra parte tener que sobrellevar la
separación de sus padres: los conflictos entre grandes, sus dolores y el porqué su papá
ya no dormía en la misma casa.
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Más adelante, tanto Isabel como Tito vuelven a formar sus vidas con otras
personas. Isabel con Julio Ruso quien ya tenía una hija anterior matrimonio, Gabriela.
Ambos comienzan a formar parte de la vida de Daniela cuando ella ya tenía diez años.
Por su parte, Tito se casó con Elena, con quien tuvo dos hijos más. El más grande
Ignacio –que nace cuando Daniela tenía 6 años, con quien lleva una relación muy
fraternal- y Nicolás.
Durante la etapa de crecimiento de Daniela, su padre hizo notar su ausencia; no
sólo por el hecho de no vivir con su hija, sino por sus responsabilidades, que lo
mantenían ocupado gran parte del tiempo.
No pude más que sentirme identificada con ello, ya que mis padres también se
separaron cuando yo tenía 3 años. Desde entonces viví esa ausencia de la figura paterna,
cuestionándome tal vez las mismas cosas que ella a medida que fui creciendo. Cuando
le pregunte a Daniela como fue su infancia, podía entender que tal vez era una pregunta
un tanto incómoda. “No fue en una nube de pedo como debería ser cualquier infancia”
fue la respuesta de Daniela. En esas palabras noté el sarcasmo que hoy la caracteriza.
Creo que habrá sido complicado para ella entender los nuevos cambios que iban
surgiendo. También supongo que los valores propios de la época, con ideales de
familias un tanto más estructuradas que las de hoy, fueron factores importantes en el
proceso. La relación con su padre tampoco fue la ideal, el mismo Tito me lo confesó:
“Yo la trataba como a todo el mundo. Como padre estaba
permanentemente desorientado acerca de cómo tratarla, cuando ella
era chica la trataba como si fuese un par mío, como una amiga. Al no
vivir juntos yo estaba permanentemente desorientado con respecto a
esta relación”.
Sin embargo, también me contó que la situación no permaneció siempre así. Con
el tiempo lograron entenderse, mejorar estas cuestiones. Si bien su padre no vivía bajo
el mismo techo, no dejaba de visitarla. También lo veía en la casa de sus abuelos
paternos, que se constituyó como un punto de encuentro para ambos, ya que allí estaba
el estudio de su padre. Cuando le pregunte a Isabel como vivió Daniela la ausencia de
su padre, me dijo:
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“tardó mucho tiempo en superarlo, porque el padre no le prestaba la
atención que ella esperaba. Pero ella creo que con los años recuperó a
su padre. O sea su papá se recuperó como padre, esa es la realidad”.
La madre de Daniela, además de contarme algunos de las cosas que mencioné,
mostró mucha fascinación por su única hija:
“…fue la luz que me ilumino toda la vida. Sin ella yo estaría perdida,
totalmente. Sigo todo su transitar por la vida, o sigo en detalle, me
encanta hacerlo, aunque ella no se entere yo estoy ahí”.
“Daniela era muy terrible”…
Isabel Acasuso.
El barrio donde vivían sus abuelos paternos, fue también donde logró formar un
lindo grupo de amigas. La “barra brava” es como las llamó Tito al grupo de amigas de
su hija, eran alrededor de diez niñas las que se juntaban a jugar. Con esta junta, Daniela
comenzó a manifestar los primeros rasgos de su personalidad, tal como lo ejemplifica la
siguiente anécdota acerca de la simpática travesura de una niña.
En ese momento, en el país, había una producción importante de juguetes. Los
niños empezaban a tener en sus manos juguetes que simulaban ser lo más real posible:
juegos de cocina, de muñecas, de doctor, herramientas, etc.
Una tarde mientras Daniela jugaba con sus amigas, una de ellas muestra a las
demás su nuevo juego de cocina; entre los elementos del set había una cafetera, que
simulaba funcionar como un electrodoméstico real. Intrigada, Daniela se la pide
prestada a su dueña, y –junto con su amiga Sonia- parte hacia la casa de sus abuelos
para examinar en detalle la novedad.
“Y bueno a mí me mataba la curiosidad de saber cómo funcionaba
eso. Entonces abrí la cafetera y obviamente empieza a perder todo el
líquido, en ese momento me dije ‘la rompí, rompí la cafetera de mi
amiga’. Entonces agarré el juguete y le dije a mi amiga vos no te
preocupes la cargue con agua, le puse tierra para simular que fuera
café, la tape y le dije ‘tomá, andá y llévale’”.
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O sea, no solo que le rompí el juguete a una de mis amiguitas, si no
que lo rearme mal y le mande a la otra a que la devuelva.”.
Daniela Pasquet
Desde chica, esta mujer demostró tener un gran poder de decisión y un carácter
muy frontal, incluso imponente e intimidante. Personalidad que solo fue creciendo con
el paso de los años, y que determinaría las decisiones que tomó de allí en adelante.
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Capitulo dos: Formación académica
“De chica fue muy habilidosa con las manos”
Tito Pasquet.
La muerte del más reciente miembro de la familia, tuvo como consecuencia una
crisis emocional muy importante entre sus integrantes, siendo la más vulnerable la
pequeña Daniela. Luego de lo que pasó, una de las monjas del colegio Santa María
ofreció a su madre cuidar a la niña durante las clases de los niños del jardín. Debido a
que era la institución más cercana a su casa, y sumado a que en aquel entonces no
existían las guarderías, Isabel aceptó la propuesta de la monja.
De esta forma, teniendo tan solo tres años y medio de edad, Daniela había
comenzado el colegio prematuramente. Era un modo de ayudar con la situación, en la
que la niña terminó sorprendiendo a todos con su buena adaptación y habilidades para
aprender. Lo que empezó siendo una especie de guardería por su temprana edad terminó
siendo el inicio de sus estudios.
Al crecer, Daniela comenzó a tomar sus propias decisiones, haciéndose cargo de
las mismas. Decide dar un gran cambio en su educación, pasando de un colegio
religioso, a una escuela industrial.
“la secundaria fue otra cosa…. Yo, elijo ir al industrial, entonces lo
tomaba como una especie de desafío a eso Porque me parecía muy
singular, algo distinto y tenía como una especie de desafío. Llamame
ridícula porque aparte eran seis años, pero tenía como una cosa que
no planteaba una escuela secundaria común.”
Daniela Pasquet
Fue un cambio radical, no solamente porque ahora iba a tener más carga horaria
que los demás colegios secundarios, sino que también era posible que le toque hacer
trabajos un tanto más pesados, ya que eran varones los más acostumbrados a las tareas
que implica una institución de este tipo. Pero lo que posiblemente otros veríamos como
dificultad, ella lo vio como un nuevo desafío. Y así lo tomo. De esta escuela egresó con
el título de Maestro Mayor de Obras. No solo representó una etapa importante de
formación sino que además la disfrutó mucho, me contó Daniela.11
La fruta no cae muy lejos del árbol
Generalmente, al momento de elegir una carrera, uno tiende a seguir –de manera
consciente o no- los pasos de sus padres. Sin embargo, si bien Daniela no quería
estudiar Arquitectura, por el hecho de que no le gustaba la idea de diseñar casas -
además de ser una carrera bastante estructurada-; tampoco le atraía la idea de ser
docente como su madre.
Lo que si le gustaba, era la cuestión del diseño, por lo cual se inscribe para la
carrera de Publicidad en la Universidad del Salvador de Buenos Aires. No obstante,
cuando viajó a la ciudad en la que nació, y tras ver el programa de la carrera, descubrió
que Publicidad no encuadraba con lo que estaba buscando. Entonces su padre la llevo al
departamento vocacional de la Universidad de Buenos Aires en donde le mostraron otra
opción: Diseño grafico.
Se trataba de una carrera naciente, que empezaba ese mismo año, y que a su vez
conserva mucha relación con la arquitectura, ya que uno de sus creadores justamente era
un arquitecto conocido de su padre. A pesar de que DG – diseño grafico- era una carrera
muy nueva, Daniela lo tomó como otro de sus desafíos y se inscribió, dejando de lado
los planes de estudiar Publicidad.
Como reto en la vida de Daniela, lo superó. De esta forma, logró ser una de las
primeras egresadas de la carrera. El martes 13 de diciembre de 1991, día en el que
rindió su última materia, recibe una llamada de uno de los representantes del diario
misionero “El Territorio”, ofreciéndole ser la encargada de diseñar la nueva imagen del
diario. Ante tal oferta, decide volver de capital Federal. Si bien su idea era venir a
Posadas, aprovechar este trabajo para ahorrar y poder luego seguir formándose, su
destino tenía otros planes.
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Capítulo tres: Amor y familia
El amor puede más…
Ya estando en Posadas -y con un buen trabajo- comenzó a vivir con una amiga,
Mónica Millán, una talentosa pintora que serviría de gran soporte por estar insertada en
el ámbito del arte. Daniela puso su propio estudio y así arrancó la vida laboral. Con su
primer sueldo se compró una moto. Entonces iba a trabajar al diario con la moto. Su
madre me admitió que ella vivía con el corazón en la boca.
Más adelante, luego de trabajar tres años en el diario, Daniela renunció. En un
principio, ésta me pareció una decisión poco lógica; es decir, tenía un buen puesto,
gente a su disposición y hasta un muy buen sueldo. Entonces me pregunté: “¿Cuál
puede ser el motivo para tomar esta medida?”
La razón –luego descubrí- tiene nombre, apellido y apodo: Alejandro Ignacio
Raimondi. “Laco” – como le decían- había sido novio de Daniela en la secundaria. Al
volver a Posadas, se reencuentra con él, la persona con quien compartiría los siguientes
quince años de su vida.
Una tarde, Daniela se presentó a la casa de su madre para contarle que se casaría,
y que junto a su esposo viajarían a Europa. Tras esta espontanea decisión, la joven
pareja inició su viaje, dejando en esta aventura casi todos sus ahorros. Un giro de ciento
ochenta grados en su vida.
Luego de haber disfrutado de su larga luna de miel- como jóvenes
bienaventurados- volvieron a Posadas, para comenzar juntos una nueva etapa. Daniela
dejó de vivir con su amiga Mónica, para así irse junto a su esposo y compañero de
aventuras.
“la verdad es que con Laco nos llevábamos excelente, teníamos una relación
muy fraternal, además de ser pareja éramos muy buenos amigos, creo que
eso lo que ayudó a que hoy nos relacionemos tan bien”
Diseñando una familia:
Al año de estar casada, Daniela sugirió a su esposo la posibilidad de tener un
bebé. Tras sólo una semana de haber mencionado la propuesta, nuestra protagonista
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descubre que estaba esperando un hijo. Y la manera de comunicar a su madre que sería
abuela fue una particular y propia de Daniela.
Una tarde Daniela condujo su moto hacia la casa de Isabel para darle la noticia.
“Vino y me dejó la moto ahí. Entonces me dice: ‘pueden hacer con la
moto lo que quieran’. ‘Pero, ¿por qué? Le pregunté’. ‘Porque estoy
embarazada y no voy a manejar más la moto’, y ese fue el ultimo día
que tocó la moto”
Isabel Acasuso
Una vez más, demostró así ese carácter decisivo – informando, no preguntando-
al igual que cuando decidió casarse. De esta manera Isabel supo que sería abuela y
nueve meses después, el 20 de abril de 1995, recibieron con los brazos abiertos a la
nueva integrante de la familia: Camila Raimondi.
Luego de su primera beba, Daniela y su esposo siguieron buscando más hijos.
Lograron concebir otro bebé, pero lamentablemente perdió el embarazo. Algo muy
doloroso para cualquier madre. Es entonces que, acompañada por su familia, viaja a
Estados Unidos de vacaciones. Estando allá, una tarde se sentía un poco mareada y le
molestaban los olores, por lo cual su madre le compró un test de embarazo.
“Estábamos Camila, Laco y yo esperando en la habitación. Cuando
salió del baño pegó el grito de felicidad: ‘¡Estoy embarazada!’ Estaba
esperando a Juan Ignacio, a nuestro querido Juani”.
Isabel Acasuso
Este viaje terminó siendo más que significativo para la familia: la noticia de la
llegada de Juan fue una bendición. El 6 de septiembre de 1998 año nació el único hijo
varón de Daniela.
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Capítulo cuatro: Aprender a enseñar a pensar el diseño
“La mina es muy inquieta, muy activa, interesante y tolonga”.
Un ex alumno.
Una década atrás, el campo del Diseño era una noción novedosa, que comenzó a
instalarse hasta el punto de llegar a estar muy de moda. Las posibilidades de negocio
que esta tendencia ofrecía no pasaron desapercibidas; un grupo de diseñadores creó un
instituto privado de diseño llamado “Idear”. Para la nueva institución, era necesario
conformar un equipo docente sólido y el nombre de Daniela surgió inmediatamente.
“…fuimos convocados aquellos que ya estábamos trabajando. Yo
nunca había dado clases, esa cosa de pensarme ahí, de pensar y de
armar, además de que siempre le tuve mucho respeto a ese otro que
está sentado del otro lado. Entonces, cuando a mí me llaman para dar
un taller, yo digo ‘no, yo no puedo dar clases’. Y me dicen ‘pero,
¿cómo que no?, si vos sos diseñadora gráfica’…”
Daniela Pasquet
Esto es algo que me llamó mucho la intención: hablando con mi personaje,
descubrí que al principio ella no se creía capaz de enseñar a pensar el diseño. Marcando
así una paradoja, ya que sus alumnos relatan que esa es justamente su característica
como docente. Lo que en un principio era algo de lo que ella no se creía capaz, hoy es lo
que la destaca.
“Parecía una profesora de humanidades, porque teorizaba al diseño.”
Florencia Aguirre, ex - alumna
Tras la experiencia como docente en el instituto privado Idear, Daniela comenzó
a trabajar desde 1997 como profesora en la Facultad de Artes de Oberá. Según los
testimonios de alguno de sus ex – alumnos, el particular método de instruir de la
diseñadora gráfica llegaba a ser en algunos momentos bastante complejo.
Creo que solemos cuestionar -o no entender como me dijo Florencia, quien fue
su estudiante- a los profesores que más nos hacen trabajar, quienes parecen hacernos el
camino más complicado. Todas las personas que la tuvieron como profesora a las que
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consulté, coinciden en el mismo punto: de que su materia en particular se caracteriza
por hacer pensar. Su cátedra, -hoy por hoy- es la troncal de la carrera de Diseño Gráfico.
La principal herramienta a la que recurre Daniela para poder saber enseñar, es la
semiótica. Para especializarse en dicho campo, comenzó a cursar una maestría
especializada en esta área. A pesar de que todavía no la finalizó, al perfeccionarse más
en esta área, Daniela se consideró satisfecha, sintiéndose más segura acerca de aquella
inquietud inicial de no creerse capaz de enseñar a pensar el diseño.
Creo también, que hoy en día, uno de los desafíos académicos que más cuesta es
aprender a pensar. Es que vivimos en una sociedad donde consumimos imágenes e
interpretaciones de otros; pensamos lo ya pensado por otros. Es una lucha constante de
lo original y diferente en un mundo donde la pólvora ya se creó, y donde estamos
acostumbrados a esa comodidad de leer imágenes y quedarnos con lo que nos dan.
Entonces, cuando alguien quiere hacernos pensar con nuestras propias cabezas -
inmersas en el cómodo acostumbramiento- nos desequilibra. “Ella te vuela la cabeza”,
dicen sus estudiantes. Se trata de hacernos un poco cargo del rol y el papel que nos toca,
de saber hasta dónde podemos llegar desde el lugar donde estamos parados y las metas
que aspiramos alcanzar. Para lograr que sus alumnos comprendan esto, Daniela estudia
constantemente, se sigue especializando.
Esto me hace reflexionar nuevamente sobre las palabras de mi personaje de
historia de vida, cuando me dijo que -en un inicio- se planteó si verdaderamente estaba
preparada para enseñar. En este comentario encontré el por qué de tanta exigencia hacia
sus alumnos: ella se autoexigió en su momento para llegar al hoy, y saber qué decir y
cómo.
Entonces retomé las preguntas que me plantee al principio, sólo que esta vez se
lo pregunté cara a cara. ¿Cómo hace Daniela? ¿Cómo sobrelleva miles de roles?
Pareciera que funciona como un reloj Suizo. Creo que sobre todo hay que disfrutar, ella
misma lo dijo: “siempre disfruté”. Más allá de ser “hija de”, Daniela supo ganarse su
lugar en el mundo del diseño, del arte, la cultura y hasta las humanidades y ser
reconocida por sí sola. Es verdad que su padre tuvo una gran trayectoria, pero en la vida
real, el éxito o el fracaso depende de uno mismo.
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Capítulo cinco: Seguir creciendo.
“La más chiquita vino de contrabando”.
Isabel Acasuso.
Como mencioné anteriormente, Daniela nunca dejó de perfeccionarse. En el año
2001 fue becada por la Fundación Antorchas para el programa de "Jóvenes Artistas del
Nordeste" y por el Centro Metropolitano de Diseño para asistir a los talleres sobre
Identidad. Fue una etapa de formación importante, que trajo consigo también la sorpresa
de ser madre una vez más: Josefina, estaba en camino.
El 30 de mayo del 2002 nació su última hija. “La más chiquita es un Sol”, me
dijo Isabel, mientras me contaba sobre su última nieta. Josefina es la más compañera, la
que sigue a Daniela a todas partes. Fue inesperada, pero muy bien recibida.
En esta etapa, además obtuvo el primer premio en el concurso de fotografía
latinoamericana "Juanito Laguna" de la Fundación Volpe Stessens, sumando así cosas
en común con su padre, quien es reconocido en este campo.
Más adelante, obtuvo el primer premio del concurso para la Identidad Visual del
MACUNaM (Museo de Arte Contemporáneo de la UNAM). Justamente, este concepto
–Identidad- es una de las nociones que más recalca Daniela en su cátedra -El taller tres
de la carrera de Diseño Gráfico-. Según la docente, a partir del desarrollo de sus
contenidos mínimos establece su línea de pensamiento y búsquedas de conocimientos
sobre los conceptos de identificación, identidad, construcciones de significaciones.
Todo ello enmarcado dentro de múltiples culturas, y por consecuencia se trata también
de entender que a partir de allí, el hombre/mujer es un ser de interpretación y a igual
tiempo productor de sentidos.
Actualmente, es miembro de concursos docentes, de extensión e investigación
de la Universidad Nacional de Misiones. Dirigió proyectos editoriales como
“Emboyeré: Proyecto Experimental” y “Agenda Curiosa”. Este último proyecto surgió
a partir de un programa de radio que tenían unas amigas suyas. Una sección del show se
llamaba “Agenda Curiosa”, y las conductoras solían mencionar que sería bueno hacerla
gráfica. Pero no pasaba de eso, comentarios de una posibilidad.
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La situación continuó así, hasta que un día, llegó Daniela y –fiel a su carácter-
tomó las riendas del proyecto, haciendo realidad lo que hasta entonces fueron solamente
ideas.
“…yo les digo a las chicas, ‘¡hagámoslo!’ Entonces armé la estructura
y el diseño. Con eso listo, les dije, bueno ahora salgamos a vender y
así empezamos.”
Daniela Pasquet.
“Siempre en algún lugar pones el piloto automático”
Daniela Pasquet.
A pesar de que anteriormente utilice la metáfora del reloj suizo, Daniela confesó
que ha llegado más de una vez al desborde, por el hecho de que abordar tantas cosas
juntas es abrumador. “Siempre en algún lugar pones el piloto automático. La facultad
ha tenido el piloto automático, Tipas Gráficas -uno de los proyectos en los que
trabajó- , y hasta mis hijos”, me contó Daniela durante nuestra charla.
“…Siempre fui como muy extrema, y aparte me metía en todo.
Entonces cuando llegaba la situación de desborde, bajaba la persiana
y decía: ‘bueno, se terminó acá’ (…) Pero claro, eran tantas las cosas
que hacía que, bueno, entonces con muchos años de terapia me di
cuenta que en realidad uno puede disminuir y sumarse y decir ‘bueno
de esto yo no me hago cargo y de esto si me hago cargo’…”
Finalmente, a mediados del 2007 su vida da un giro nuevamente. Además de ser
el año en que Daniela decide hacer una pausa de muchas de sus actividades; fue cuando
decide distanciarse de su marido, dando fin al matrimonio. “Mientras vos vas creciendo,
vas formando diferentes intereses, y es como que de alguna manera u otra los caminos
comienzan a separarse”, expresó Daniela acerca de su relación con Laco. Si bien
siempre tuvieron un trato muy fraternal, decidieron tomar distancia, lo que resultó
beneficioso para ambos.
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“Quiero soluciones, no problemas”
Como ya mencioné, Daniela tiene un carácter frontal y una irónica forma de
abordar las situaciones. “Quiero soluciones, no problemas”, esta fue la frase que causó
la impresión definitiva acerca de Daniela, para Gabriel, un ex alumno y actual ayudante
de cátedra.
“…creo que esa fue el día que deje de llamarla profesora. Cuando me
preguntó por qué yo no la llamaba como el resto de mis compañeros le
dije que partir de sus tercer frase irónica deje de hacerlo. Es así tiene
un humor sarcástico y directo creo que es eso la que la define”
Gabriel González
Quienes la conocen, dejan en claro que no llega a ser avasallante tampoco, sino
que lo usa como estrategia y en medida justa. Ella misma me confesó que la ironía la
utiliza como divertido juego entre amigos, y hasta como arma para así decir las cosas
que no le gustan.
Ella misma se define como una mujer un tanto obsesiva, y, si bien no lo quiere
aceptar, llega a ser bastante perfeccionista. Es consciente de que su personalidad no le
agrada muchos. También me confesó que una de las cosas que más la inquieta, es la
comodidad, el conformismo. Esa curiosidad que la mueve, combinado con su no
conformismo, es lo que no le permite pasar por alto hasta el más mínimo detalle. La
suma de estas características fue lo que muchas veces la llevó a la confrontación con los
demás.
De todas maneras, es increíble lo bien que sabe desenvolverse en su vida, en
cuanto a relaciones se refiere. Amigas del barrio de su abuela, compañeras de la
secundaria, continúan formando parte de las diferentes etapas de su vida. Además de los
amigos que le van quedando de los diferentes trabajos y proyectos en los que tuvo la
oportunidad de participar.
“Tener amigos es un laburo, lleva tiempo, pero creo que sobre todo
hay que aprender a disfrutar, y yo siempre disfruté (…) Se trata de
aceptar al otro. Con los años te vas dando cuenta de a quien poner las
fichas y a quién no. Todo depende si es de buena madera, sabes que
con ese sí.”
Daniela Pasquet
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Capítulo seis: Daniela hoy.
Hoy en día, ella continúa participando en sus diferentes proyectos y tareas, y
además acompaña a sus hijos en los suyos. Su hija más grande, Camila, se está
preparando para comenzar la carrera de Psicología en la provincia de Buenos Aires; y
Daniela la apoya en el proceso. Entre los proyectos personales de la diseñadora gráfica,
están finalizar su formación en semiótica y participar en la edición de un libro en
alusión al Museo de Arte Contemporáneo de la UNaM -institución que se cerró en
2008-.
En cuanto a lo sentimental, Daniela se encuentra de novia con Javier Chemes,
actual vocalista de la emblemática banda de rock Posadeña: Los Pie. Si bien es una
relación reciente – por lo cual Daniela eligió no entrar mucho en detalles- tanto su
madre como sus amigos me contaron que se los ve muy bien juntos. Javier fue un
compañero de la secundaria de Daniela, y hace alrededor de seis meses que la vida los
reencontró y decidieron formalizar en una relación.
A lo largo del trabajo, me iba acercando cada vez más a las respuestas que me
movilizaron en un principio. ¿No será que muchas veces nos ahogamos en un vaso de
agua? Creo que todas las cosas cumplen sus ciclos. Entre errores, gustos y disgustos
Daniela aprovechó de cada una de estas cosas que en su vida supieron cumplir su ciclo,
como ser su ex marido con el cual aun lleva una buena relación. Como una frase que
escuche una vez, “la vida se trata de confiar en nuestros sentimientos, enfrentar retos,
encontrar felicidad, valorar los recuerdos y aprender del pasado.”
La espera llegó a su fin:
Mezclemos colores como nos enseñan en primaria
Nuestra conversación estaba llegando a su fin, cuando recibió una llamada
telefónica de una de sus hijas, pidiéndole que compre temperas. “¿No te conviene
comprar una roja y otra blanca para armar el rosa?, me era imposible no escuchar lo
que decía mientras hablaba por teléfono.
En ese momento aproveché, y mire la hora en mi celular: eran las siete y media
de la tarde. El tiempo pasó volando, habían pasado dos horas desde que la entrevista
comenzó. Y así, el día, el momento que tanto esperé -desde hacía casi un mes- estaba
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llegando a su fin. Me llevó más de lo que pensaba, pero la charla se sintió como algo
muy natural. Es decir, no existieron esas tensiones e incomodidades propias de conocer
a alguien nuevo. De hecho, todas las personas de su entorno mostraron ser muy
colaboradoras, incluso cálidas.
Fue así como nos despedimos. Ella pagó su té, y yo apague mi grabador. Nos
levantamos, fuimos hasta la puerta de ese bar, y nos despedimos. Cada una siguió su
camino, ella se fue a seguir cumpliendo uno de sus tantos roles, en este caso, él de
madre. Yo volví a la facultad a seguir pensándola, y me llevé conmigo la posible clave
de ese equilibrio del ser y como ser: “Sobre todo siempre disfrutar”. Así fue como
conocí a Daniela Pasquet.
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Epílogo: Una utopía
Tengo que ser sincera: al elegir narrar esta historia en primera persona, debo
mencionar también mis impresiones durante el proceso de trabajo. Por ello, creo
pertinente confesar que es probable que si hubiese conocido a Daniela en otro momento
de mi vida, no la hubiese comprendido. Es decir, sin tener la perspectiva de un
estudiante universitario, no habría entendido la cuestión del equilibrio entre quienes
somos y quienes queremos ser, esa lucha constante con nosotros mismos, por ser y
sobre todo cómo ser.
Es un puente existencial en el que nos solemos encontrar, y Daniela no sólo
pudo pasar esta barrera dificultosa y enriquecedora que es la Universidad; sino que
siguió más adelante, sobrevivió y vive bien. Por mi parte, todavía me encuentro en esa
búsqueda.
Es así, que a lo largo de mi trabajo, logré encontrar una motivación para escribir
sobre esta mujer. Creo que somos quienes somos también a partir de nuestros defectos y
errores. Por eso creí oportuno jugar con esta cuestión del equilibrio del ser y cómo ser.
Se trata algunas veces de entender que somos a partir de esos otros, nos
construimos a partir de aquel otro. Desde mamá, papá, hermano, amigo, vecino, hijo,
vamos formando diferentes roles junto a nuestro entorno a lo largo del tiempo.
Daniela es también a partir de otros, y los otros a partir de ella; y así podríamos
seguir jugando con diferentes idas y vueltas de palabras. Es admirada por su padre, la
bendición de una madre, educadora y amiga de sus tres hijos; es ex mujer, novia actual
y muchas veces incomprendida por las características de su personalidad.
Muy apreciada también por esos amigos que la vieron crecer, que transitaron
este camino con ella, y esos ex alumnos que transformaron esa incomprensión -si se
quiere- en admiración. Incluso, algunos hoy la eligen como modelo a seguir.
Recordemos que somos a partir de esa confrontación con el otro. Es así que somos, es
así que soy, es así que sos y es ella hoy.
Es infinita la trama de relaciones que hacemos a largo de nuestras vidas; la
historia será contada diferente según dónde estemos. Elegí hablarles desde el lugar de
estudiante que está atravesando el puente que Daniela ya pasó. Desde ese lugar me paré
para contarles un poco más de Daniela, su historia, sus otros, su mirada.
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Entrevista a Isabel Acasuso:
Elegí la entrevista de su madre, porque me pareció ser la más allegada de
Daniela. Isabel no solamente sabe mucho sobre su hija, sino que además tiene un
profundo amor hacia ella. Amor que me interesó reflejar.
¿Cuando nació Daniela?
Daniela nació el 26 de septiembre del 1967 en Buenos Aires.
¿Por qué volver a vivir en Posadas?
Estábamos de paso en Buenos Aires y después nos establecimos en Posadas
porque el papá de Daniela no tenía trabajo en Buenos Aires y acá si consiguió trabajo.
Ahí nos instalamos en la casa de mis abuelos, y nació su hermana, que fallece
lamentablemente a los tres años de un cáncer. Daniela no era única hija y después de esa
contingencia -que fue dura para mí- nos separamos con Tito. Y yo tuve mucho
resentimiento hacia él. Fue una cosa que ahora pasó y bueno hoy tengo mucho cariño
por Tito y por Elena, que es su señora. Con los hijos de ella también, que son unos
divinos y por su puesto Daniela es lo principal para mí.
¿Cómo vivió Daniela la muerte de su hermanita?
Ella al principio sintió un poco su muerte. Pero un día me dijeron, ‘¿y por qué no
la llevas a la escuela ya?’ y fue en el Santa María en la única escuela que me la
recibieron. Las monjas me dijeron ‘tráemela que la voy a tener en el jardincito’.
¿Cómo fue en su infancia?
Era muy terrible. Tenía un grupo de amigas cerca de la casa de la abuela de la
madre de Tito que -al igual que ella- eran terribles. Eran como diez, pero vaguísimas
eran, sólo que ella era estudiosa.
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Y le digo: ¨mi hija, ¿vas a hacer los deberes conmigo?¨
Y me dice: ¨no, me voy a hacer con Canca¨. (Era una señora a la que todos le
tenían miedo, porque era mala la mujer, pero ella le tenía amor a la mujer).
Y le digo: ¨ ¿por qué te vas a lo de Canca?¨
- ¨Porque yo le quiero a ella¨.
Y un día le pregunto a Canca ¨ ¿Cuándo naciste vos?¨ Y me dice: ¨el 26 de
septiembre¨.
Canca era una vecina del barrio -una señora de setenta y pico de años- y ella iba
a hacer la tarea con esa señora. Daniela tenía como 6 o 7 años pero después ya enganchó
sola, salvo en una oportunidad que no andaba bien en física y que tuvo un apoyo. Pero
en general, siempre fue muy dedicada a todo lo que hizo.
Después ella tenía su habitación acá, pero ella dormía con la abuela. Tenía su
pieza con todas sus cosas, mas ella se iba a dormir con la abuela.
¿Con quienes vivía Daniela?
Con mi esposo, mi mamá y yo. La abuela andaba atrás de ella. Ella dejaba una
cosa acá y la abuela la recogía. Es su primera nieta, su amor.
¿Tuvo alguna enfermedad?
Nunca tuvo enfermedades infantiles. Sólo una alergia a todo lo que tenía
vitamina C y el médico que nos atiende hasta ahora -que ya tiene 87 años- fue el que le
descubrió, entonces le ponía vacunas. Pero enfermedad, no.
¿Cuáles son sus gustos respecto a la comida?
A Daniela le gusta comer bien, le gusta la frutilla. Todo lo que le hacía mal es lo
que más le gusta.
¿Cómo vive el tema de los padres separados?
Ella escuchaba una campana de mi mamá y escuchaba la campana de la abuela,
de la otra abuela. Entonces un día ella tenía trece años y nos encerramos en la 25
habitación y le dije: esta es la única vez que te voy a hablar de la situación y nunca más
vamos a hablar sobre esto, porque esto nos hace daño. Y esa fue la única vez que yo
hable con ella y le conté toda la historia. Y bueno ella lloro mucho, tardó mucho tiempo
en superarlo porque el padre no le prestaba la atención que ella esperaba, o sea mi
esposo fue el que más la atendió y bueno así fue su vida. Pero ella creo que recuperó
con los años a su padre. O sea su papá se recupero como padre, esa es la realidad.
¿Cómo fue la secundaria?
Ella salía de la escuela industrial a las 11 de la noche. Entonces en el intermedio
entre las 6 y ocho venia con sus compañeros acá yo les preparaba pizzas y se iban otra
vez.
Ella fue un poco complicada porque había elegido este colegio un poco más pesado que
los demás. Cuando estaba en tercer año quiso dejar y nosotros le dijimos, ¨no, lo que se
empieza hay que terminar¨ y siguió y se recibió de maestro mayor de obras. Y ella no
era una chica rebelde. Un día una amiga la invita y ella le dice que no, y su amiga le
dice: ¨insístile¨ y ella dice, ¨no, cuando mi mamá dice no, es no¨. Era muy respetuosa,
siempre lo fue.
¿Alguna otra característica de su carácter?
Ella puede ser muy dulce, cariñosa o sino todo lo contrario. Cuando se enoja es
muy explosiva. Yo no me enojo nunca, ella sí, porque ella tiene una actividad y tiene
tres hijos y con tres hijos tenes que estar.
¿Cuándo se recibió?
Ella se recibió un martes 13, rindió su última materia un martes 13, vino a
posadas y ya empezó a trabajar en El Territorio. O sea que ella trabajo desde el primer
día que se recibió hasta ahora y es un poco excesiva con su trabajo. Le gusta, le gusta de
alma. Ella cuando fue a Buenos Aires se inscribió en la carrera de publicidad y la única
Universidad que dictaba la carrera de publicidad era la Universidad de
Salvador .Pagamos la inscripción y cuando ella vio los programas dijo: ¨no, esto no es
lo que yo quiero¨. Entonces mi esposo la llevo y le hicieron un test vocacional.
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Entonces le dijeron, ¨vos querés estudiar diseño grafico¨. Fue ahí cuando perdimos la
inscripción del Salvador y se anotó en la UBA.
¿Cómo viven esta etapa?
Cuando se fue, a mi me costó mucho. Había noches que no dormía, porque no es
fácil cuando uno perdió un hijo y le queda uno sólo que encima se va. Pero yo decía, ¨yo
tengo que asumir que ella se vaya y ella se tiene que ir, cortar el cordón¨. Y lo cortó
muy bien. Y bueno íbamos algunas veces con mi mamá y también iba mi esposo, así
como nos turnábamos para buscarla de los bailes cuando era chica: un fin de semana mi
esposo y un fin de sema yo.
¿Cómo la ve como madre?
Fue lo más lindo, fue realmente emocionante cuando tuvo su primera hija,
Camila. Y después la forma en que atendió a sus demás hijos, tan dedicada, con tanto
amor. Les pone sus límites, pero también les tiene mucho amor, y los malcría un poco
también.
¿Cómo hija?
No tengo quejas, para mí es un ser maravilloso. Fue la luz que me ilumino toda
la vida. Sin ella yo estaría totalmente perdida. Sigo todo su transitar por la vida, lo sigo
en detalle, me encanta hacerlo -aunque ella no se entere yo estoy ahí-.
Yo entre la sala de parto a las 1 y a las 1 y 10 nació ella, por parto natural.
Aumente 6 kilos nada más en mi embarazo. Cuando nació era color rosa, todo el cuerpo
rosa, no tenía cejas, no tenía pestañas, no tenía pelo. Entonces yo decía: ¨esta va a ser
albina¨. Además sus ojos eran transparentes. Y el médico me decía: ¨usted está loca, su
hija no va a ser albina¨. Entonces fue rubia y tenía el pelo rubio, así como el hijo de ella.
Y bueno después cuando se fue a Buenos Aires se le empezó a oscurecer.
Y si tiene algún problema, algún drama siempre viene y consulta. En su trabajo
es autosuficiente, pero en la vida alguna veces le cuesta tomar decisiones y bueno
entonces consulta ¨ ¿qué te parece mamá?¨. Eso es muy lindo también en la persona. No
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es orgullosa. Para mí no tiene defectos, que queres que te diga. Otros le verán los
defectos, pero yo no le veo.
Y cuando me dijo ¨yo me quiero comprar una moto¨
-¨No hija, yo no te voy a comprar¨
- ¨Me la voy a comprar con mi primer sueldo¨.
Y se compró la moto y se iba al diario El Territorio con la moto y yo vivía
asustada. Y bueno después se casó.
Al año y medio, vino, dejó la moto y dijo:
- ¨Pueden hacer con la moto lo que quieran¨
-¨ ¿Por qué Daniela?¨
-¨Porque estoy embarazada y no voy a manejar mas la moto¨.
Y ese fue el último día que tocó la moto. Y bueno mi esposo vendió la moto y
listo.
¿Cómo se lleva con sus hijos Daniela?
Ella entre Camila y Juan – su único hijo varón- perdió un embarazo. Entonces
fuimos a Estados Unidos los 5: Camila, mi esposo, Daniela, su esposo y yo. Ella paso
muy mal ese tiempo. Cuando fuimos a los parques ella se descompuso, entonces le digo:
¨vamos a una farmacia¨. Le compré un test de embarazo y estaba embarazada. Camila
tiene 17, él tiene 14 y la más chiquita tiene 10 años. Ella medio que vino de
contrabando. Pero tomaron la decisión de tenerla y es una belleza. Igualita a la madre.
Esa sí, cuando nació yo dije: ¨esta nena va a ser igual a vos Daniela¨, porque así era
Daniela cuando nació.
En su vida laboral, ¿Cómo la ve usted?
El otro día que dio una conferencia en el Montoya, vino y me la dio antes y me
pareció bárbaro.
¿Usted estudió arquitectura?28
No, soy maestra y trabaje en la justicia durante 32 años.
Me acuerdo que lo más importante que me paso con Daniela, fue que ella a los
16 años me escribió una carta. Porque yo después que me quede sola empecé a estudiar
en el Montoya Letras, y entonces ella un día me dijo: ¨mamá yo no te veo nunca, yo
quiero estar con vos¨. Entonces ella cuando cumplió 16 años en el día de las madres, me
hizo una carta, donde me decía que me había recibido y me había sacado diez en todas
las materias, pero como madre. Hasta hoy la leo y me emociono, esa es Daniela. Dejé de
estudiar porque ella se sentía sola.
¿Tenía algún juguete preferencial?
Tenía muchos juguetes, pero le encantaba más los corchos que yo le pintaba de
colores.
Una vez fuimos a la plata y ella me dijo: ¨yo agradezco todo lo que ustedes me
dan, porque ustedes me dieron todo a mí¨.
¿Cómo se ve Daniela a sí misma?
Duda mucho de ella. Ella se pregunta siempre ‘¿qué dirán?, ¿cómo me verán?’
Le vivo diciendo que es una persona totalmente realizada. Ella tiene sus inquietudes de
cómo la verán. Ella es muy humilde. Por eso, al ser tan humilde entonces piensa que no
la ven como lo que es en realidad.
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Lista de entrevistados:
Aquí se encuentra la lista de las personas que entrevisté para reconstruir la
historia de Daniela Pasquet:
Daniela Pasquet- personaje de la historia de vida.
Isabel Acasuso- madre de Daniela.
Augusto Daniel Pasquet- padre de Daniela.
Florencia Aguirre- ex alumna y actual amiga.
Gabriel Gonzales- ex alumno, actual ayudante de cátedra y amigo.
Malena Lopez- ex alumna.
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