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8/13/2019 Hugo Beck y Enrique Schaller La Revolucin de Mayo y el Chaco Argentino
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LA REVOLUCIN DE MAYO Y LA FRONTERA DEL CHACO ARGENTINO
Hugo Humberto BeckEnrique Csar Schaller
Resistencia- Universidad Nacional del NordesteInstituto de Investigaciones Geohistricas
Introduccin
En el momento en que se inici el movimiento de independencia, la regin del
Chaco constitua una vasta frontera interior fuera del control de las autoridades
coloniales. Los aborgenes de la comarca haban resistido exitosamente los intentos de
conquista y llegaron a ser peligrosos adversarios para las poblaciones hispano-criollas
situadas en los bordes del territorio. Durante la segunda mitad del siglo XVIII, sin
embargo, los efectos destructivos de la lucha y el dinamismo de la sociedad colonial
abrieron una nueva etapa caracterizada por una disminucin de la confrontacin blica y
un avance paulatino de la ocupacin blanca sobre las tierras marginales de la regin.
Esta limitada progresin territorial se afianz a travs de un sistema defensivo de
fuertes y reducciones que, pese a sus limitaciones, cumpli un papel fundamental en
ese avance. El ciclo de luchas iniciado a partir de la revolucin de Mayo tuvo engeneral un impacto negativo para esta poltica de fronteras y provoc un debilitamiento
de la organizacin heredada de la etapa colonial. En esta comunicacin se busca
presentar una visin de conjunto de la crisis del sistema defensivo en la regin del
Chaco Argentino y sus consecuencias en la ocupacin territorial.
La lnea de fronteras a fines de la etapa colonial
Durante la etapa colonial la ocupacin hispano-criolla de nuestro pas se haba
estructurado a lo largo del eje fluvial Paran-Paraguay, principal va de penetracin en
las llanura rioplatense, y de la ruta terrestre que comunicaba el Litoral con el centro de
explotacin minera del el Alto Per. La cadena de fundaciones establecida bordeaba
por el Oeste y el Este la inmensa planicie del Chaco.Debido a su falta de atractivos, las
limitaciones tcnicas y los escasos recursos humanos la ocupacin de esta comarca se
redujo a los bordes ms inmediatos de las zonas de asentamientos estables. En el sector
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occidental los centros poblados que bordeaban la regin eran Salta, Santiago del Estero
y Crdoba, en el Sur se encontraba Santa Fe mientras que en el borde oriental las
localidades en contacto ms directo con el Chaco eran Corrientes y Asuncin. En
relacin con la frontera chaquea cada uno de estos centros desarroll una accin
defensiva que slo permiti un limitado aprovechamiento de los recursos de la regin
Tras el fracaso de los primeros intentos de penetracin a partir del siglo XVII las
ciudades debieron librar una dura lucha defensiva contra las parcialidades indgenas.
Las ms belicosas pertenecan al grupo lingstico de los guaycures. Del mismo, en el
sector del Chaco oriental se encontraban los tobas, entre los ros Pilcomayo y Bermejo;
los abipones y mocobes, entre el Bermejo y el Norte de Santa Fe, los payaguaes en la
cercana del eje Paraguay-Paran y los mbays al Norte del Pilcomayo. Un segundo
grupo, el mataco-mataguayo predominaba en el Chaco occidental rido, en la cuenca
superior del Bermejo. Finalmente entre el Bermejo y el Salado era el hbitat del grupo
de las tribus que pertenecan al grupo lule-vilela. Desde fines del siglo XVII se las
ciudades se vieron amenazadas principalmente por los abipones y mocobes. Estos
pueblos cazadores y recolectores con la adopcin del caballo adquirieron una
extraordinaria movilidad que les permiti efectuar fructferas incursiones de saqueo
contra los asentamientos hispano-criollos. Por su parte las poblaciones en torno a
Asuncin sufran ataques desde el norte y oeste de los payaguaes y particularmente de
los mbays. 1
La etapa ms dura de este enfrentamiento se desarroll entre fines del siglo XVII
y el primer tercio de la centuria siguiente. A partir de la dcada de 1740 comenz a
disminuir en forma paulatina la violencia de la lucha fronteriza. Esta transformacin
result de los cambios que estaban experimentando tanto la sociedad colonial como las
comunidades aborgenes. La vida en la frontera adems de las confrontaciones blicas,
inclua tambin relaciones de comercio, prstamos lingsticos y conocimiento mutuo.Los efectos robados en las incursiones eran objeto de un activo comercio en el que
participaban los mismos vecinos de las ciudades espaolas. Estos vnculos
favorecieron con el tiempo la transicin hacia una relacin ms armnica entre ambas
sociedades. Por otra parte, la lucha continua pese a sus ventajas materiales tambin
significaba un fuerte desgaste para los grupos atacantes. As tras varias expediciones de
1Ernesto J. A. Maeder, Historia del Chaco, Buenos Aires, Plus Ultra, 1997, cap. I
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represalia los jefes aborgenes se hallaban ms predispuestos establecer pactos
convivencia con las autoridades espaolas y aceptar la labor misional de los jesuitas.2
La sociedad hispano criolla haba intentado desde largo tiempo atrs que los
indgenas chaqueos se incorporasen como mano de obra productiva colonial, aunque
sus logros fueron escasos ante la resistencia de estos pueblos nmadas a fijarse a un
territorio, y a someterse a un trabajo totalmente ajeno a su universo cultural y su mundo
vivencial. Los espaoles pretendieron tambin someterlos a la fuerza, realizando
numerosas expediciones al Chaco, y aunque lograron que un buen nmero de indgenas
-ante la presin de las armas y la imposibilidad de replegarse al encontrarse con otros
chaqueos tradicionalmente enemigos- se avinieran a firmar paces y aceptar vivir en
reducciones, nunca consiguieron pacificar totalmente la frontera. Adems, el alto costo
econmico de estas expediciones, sumado a su relativa utilidad, hicieron que se optase
por una frontera defensiva cerrada, compuesta por reducciones, que actuaran como
centros de fijacin de la poblacin indgena; fuertes, fortines y presidios con dotacin
fija de hombres para la defensa; y estancias o haciendas que iran aumentando a medida
que se estabilizaran las instituciones fronterizas.
La preocupacin por establecer misiones para cristianizar a los indios del Chaco
que vena manifestndose desde considerable tiempo atrs, cristaliz en la zona
santafesina a partir de una lnea vertical de reducciones jesuticas -Paran arriba- desde
San Javier (1743) en el sur hasta San Carlos y Rosario del Timb (1763) en el norte,
pasando por San Pedro, San Jernimo del Rey y San Fernando. Otra lnea oblicua se
estableci sobre el ro Salado constituida por las reducciones de San Jos de Petacas
(1735), Nuestra Seora del Buen Consejo u Ortega, San Juan Bautista de Valbuena,
Nuestra Seora del Pilar de Macapillo, Nuestra Seora de La Paz o Bartolom, y San
Jos de Petacas. Algo ms al oeste y al norte las reducciones de San Esteban de
Miraflores y San Ignacio de Ledesma. Completaban la labor fundacional las misionesestablecidas en el Chaco Boreal (actual Bolivia). Es conocida la positiva labor de los
sacerdotes jesuitas en el mejoramiento de la convivencia de indios y blancos
desarrollada en el corto perodo de su actuacin en el rea chaquea, lo cual nos exime
de mayores detalles. S es necesario reiterar que tras la expulsin de la Compaa de
Jess acaecida en 1767, los pueblos, defectuosamente atendidos, desaparecieron o
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Julio Djenderedjian, Del saqueo corsario al regalo administrado. Circulacin de bienes y ejercicio de laautoridad entre los abipones del Chaco oriental a lo largo del siglo XVIII,Folia Histrica del Nordeste,n 15, Resistencia, 2001-2002, pp. 175-196
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decayeron en la mayora de los casos. Las misiones chaqueas del norte santafesino y
las del Salado fueron encomendadas a los frailes franciscanos y mercedarios, y a
algunos miembros del clero secular, pero la falta de experiencia y los conflictos entre
diferentes tribus, conspiraron contra una evolucin favorable de los pueblos.
En 1785 en el pago de San Lorenzo los frailes franciscanos fundaron el
convento de San Carlos, y desde all tomaron a su cargo las estropeadas reducciones de
San Javier y San Pedro, y fundaron la nueva misin de Jess Nazareno de Espn.
Aunque en el Chaco occidental el panorama tampoco era alentador, el gobernador del
Tucumn Jernimo Matorras, junto al cannigo Lorenzo Surez de Cantillana, habran
de fundar an la reduccin de Santa Rosa de Lima y propiciar la fundacin de dos
nuevas reducciones en el Bermejo medio: Nuestra Seora de los Dolores y Santiago de
La Cangay y San Bernardo el Vrtiz (1781). En Jujuy, el coronel Gregorio de Zelada
sum en 1779 la reduccin de Nuestra Seora de las Angustias de Zenta.3
Pese a todos los problemas, la creacin de reducciones de indios tuvo una
importancia fundamental para la pacificacin de la conflictiva frontera. La radicacin
favoreci un contacto ms fluido con los pobladores de hispano criollos, permiti
establecer un vnculo ms o menos regular con las autoridades coloniales. As los jefes
de las parcialidades reducidas pudieron asumir el papel agentes del Estado para el
mantenimiento del orden y la defensa contra los grupos no sometidos. Estos contactos
implicaban tambin la intervencin en los conflictos que afectaban a ambas sociedades.
Las fuerzas coloniales con frecuencia debieron mediar en las endmicas luchas entre
mocobes y abipones.
Otro factor de gran importancia en el afianzamiento de la frontera con el indio
fue el extraordinario crecimiento econmico, demogrfico y territorial que
experimentaron las diversas comarcas de la regin rioplatense. Esta notable expansin
permiti la ocupacin de las zonas ms amenazadas y brind los recursos humanos ymateriales el establecimiento una barrera defensiva ms eficaz. El perodo comprendido
entre mediados del siglo XVIII y la revolucin de mayo se caracteriz en el extremo sur
3En la cartografa que acompaa este trabajo se sitan slo las reducciones o pueblos nacidos a partir deellas que resultan indispensables para la comprensin del texto. La correcta ubicacin de todas lasreducciones puede verse en la obra de Ernesto Maeder y Ramn Gutirrez. Atlas Histrico del NordesteArgentino. Resistencia, 1995 y un completo informe de estas reducciones en Edberto Oscar Acevedo. LaIntendencia de Salta del Tucumn en el Virreinato del Ro de la Plata. Mendoza, Universidad Nacionalde Cuyo, 1965. En 1778 el gobernador de la Provincia del Tucumn Andrs Mestre emprendi una visita
a los fuertes y reducciones de su jurisdiccin, y encontr a stas carentes de lo ms indispensable parahacer vida civilizada. An as, a pedido de los indios mataguayos, comision a Gregorio de Zegada paraque fundara la reduccin de Zenta.
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de Amrica por una fiebre pobladora, resultado de la accin de gobernadores,
militares y frailes que con empeo buscaron formar nuevos pueblos como sinnimo de
progreso y quiz de ascenso en el escalafn administrativo. La orden de congregar a los
pobladores en ncleos urbanos fue impartida en reiteradas reales cdulas, medida
tambin sugerida por los pastores de la Iglesia, que vean en la concentracin de
personas la nica forma de acometer una labor catequstica eficaz entre los indios y el
modo de vigilar la conducta de los espaoles en lo referente al cumplimiento de las
leyes de encomienda y de los deberes religiosos..4
Un dato relevante del crecimiento poblacional y de la densificacin urbana en
las Intendencias de Crdoba y de Salta lo constituye el notable aumento del nmero de
parroquias ocurrido en los ltimos aos del siglo XVIII, segn puede constatarse en la
valiosa obra de Barbero, Astrada y Consigli.5
De las comarcas que rodeaban al Chaco, posiblemente el desarrollo ms
espectacular tuvo lugar en la jurisdiccin de Asuncin. A lo largo del siglo XVIII y
particularmente en la segunda mitad de la centuria a partir del ncleo de asunceno
diversos frentes de avance permitieron la ocupacin territorial de la mayor parte del
Paraguay oriental. Una de las lneas de expansin progres por la ribera izquierda del
Paraguay inferior en el espacio despoblado entre Asuncin y Corrientes. A lo largo de
la costa surgieron las localidades de Villa Franca (1777), Pilar (1779) y los centros
poblados de Humait y Curupait. La formacin de estos ncleos permiti vigilar la
navegacin de Paraguay al sur del ro Pilcomayo y las entradas de los indios.6
En el caso de Corrientes la ocupacin de las tierras en la vertiente oriental del
Paran frente a la costa chaquea experiment avances y retrocesos de acuerdo con las
alternativas de lucha fronteriza. A principios del siglo XVIII se hallaban poblados los
pagos rurales entre la ciudad cabecera y el ro Santa Luca. Este avance paulatino tuvo
un fuerte retroceso hacia la dcada de 1740 pero luego se reanud con gran dinamismohacia 1760. A fines de la centuria el lmite sur de la jurisdiccin correntina alcanz el
ro Mocoret. Sin embargo, inicialmente las poblaciones del sector oriental como
Saladas, Ca Cat y San Roque, se ubicaban en reas alejadas de la costa. Sobre la
4 Hugo Humberto Beck. Distribucin territorial de la conquista. Red de urbanizacin y vas decomunicacin.En: Academia Nacional de la Historia. Nueva Historia de la Nacin Argentina.Tomo II,2 parte; Buenos Aires, Planeta, 1999.5Santiago Barbero, Estela Astrada y Julieta Consigli.Relaciones ad Limina de los Obispos de la Dicesis
del Tucumn (s. XVII al XIX).Crdoba, Prosopis, 1995.6 Jan M. G. Kleinpenning,Paraguay 1515-1870. A thematic Geography of its Development, Frankfurt,2003, tomo I, cap 9.
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misma hacia 1770 los nicos centros existentes eran las reducciones de Santa Luca y
Las Garzas. Recin hacia 1790 se conformaron en forma espontnea las poblaciones
de Goya (frente a la reduccin de San Jernimo del Rey) y Esquina.7
En el caso de Santa Fe su jurisdiccin se hallaba constreida en el norte y el sur
por la amenaza indgena. La expansin se desarroll en los campos de la comarca
entrerriana. De todas formas durante las dcadas de 1780 y 1790 se adelant y mejor
la lnea de fortines lo que permiti un a limitada expansin de las estancias hacia el
Norte
Finalmente, la pacificacin paulatina de la frontera result tambin de una
mayor eficacia de la accin del Estado. En este aspecto fue de gran importancia la
creacin del virreinato del Ro de la Plata en 1776 y posteriormente la Real Ordenanza
de Intendentes de 1782. Con esta ltima disposicin, de los antiguos centros cabecera
que rodeaban al Chaco, las ciudades de Asuncin, Crdoba y Salta pasaron a ser
capitales de intendencia .Por su pare Corrientes y Santa Fe integraron a la Intendencia
de Buenos Aires, mientras que Santiago del Estero pas a formar parte de la
Intendencia de Salta del Tucumn.8
Con estos cambios se instauraba una autoridad de la mxima jerarqua colonial
en el rea rioplatense en tanto que el sistema de las intendencias se trat de una
administracin ms eficaz y centralizada. Este cambio se manifest claramente en el
mejoramiento del sistema defensivo. El esfuerzo evangelizador, no siempre acertado ni
fructuoso, fue acompaado por la consolidacin de la frontera chaquea con una lnea
ms nutrida de fortines, fuertes y presidios.Las autoridades locales pusieron en prctica
varias iniciativas para el establecimiento de un sistema ms o menos permanente
fortificaciones. En lo que respecta a los virreyes, su atencin prioritaria estuvo
concentrada en la frontera de la zona pampeana, pero en general apoyaron los proyectos
locales y a veces aportaron recursos.
7Ernesto J.A. Maeder,Historia econmica de Corrientes en la etapa virreinal, Buenos Aires, AcademiaNacional de la Historia, 1981, cap. II8Hernn F. Gmez. Los Territorios Nacionales y lmites interprovinciales hasta 1862 (Patagonia, GranChaco, Misiones, Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ros y Corrientes). En: Academia Nacional de laHistoria.Historia de la Nacin Argentina (desde los orgenes hasta la organizacin definitiva en 1862),2 ed. Buenos Aires, El Ateneo, Vol. X. Al margen del grado de incidencia que tuvo el conflicto con losaborgenes en la decisin de reformar la administracin colonial es conveniente afirmar que la
modificacin introducida poco afect a la poltica seguida en la frontera, donde como se ver-continuaron considerndose a las reducciones y a los presidios las instituciones ms capacitadas parallevar adelante la ansiada conquista del Chaco.
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Hacia fines de la etapa colonial la lnea defensiva bajaba desde la ciudad de San
Ramn Nonato de la Nueva Orn del Valle de Zenta (ltima ciudad espaola del Ro de
la Plata, fundada por el intendente Garca Pizarro el 30 de agosto de 1794) siguiendo el
curso del ro Salado hasta el norte de Santa Fe. En rea santafesina se hallaban los
fuertes Culul y Esquina Grande, Saladillo, Feli, Nuestra Seora de la Soledad o
Arredondo, San Nicols o La Pelada, Melo y Virreina o Sunchales; en Crdoba y
Santiago, la extensa frontera se hallaba defendida por los fuertes El To (o Villa
Concepcin del To o San Carlos del To), Morteros, Los Porongos (en cercanas del
complejo Laguna de los Porongos, como se conoca entonces a la Laguna Mar Chiquita,
Los Porongos y del Salado), Las Higuerillas, Abipones (la vieja reduccin transformada
en presidio) el Bracho, Salavina y Matar, pasando a slo 75 Km. al norte de la ciudad
de Santiago del Estero. Todo ello con largos intervalos de desierto y escasas
poblaciones. Hacia el norte la lnea continuaba con los fuertes de San Luis de Pitos, El
Piquete o Tunillar, San Fernando del Ro del Valle, Santa Brbara, San Bernardo,
Nuestra Seora de los Dolores del Ro Negro, San Andrs de Zenta (1779), Nuestra
Seora del Rosario de Ledesma, Pizarro (1794) y San Jos de Carapar, ya en las
proximidades de Tarija. Los lmites orientales del Chaco, determinados por los grandes
ros, tambin haban sido reforzados, y desde el Alto Paraguay vigilaban la frontera
algunos fuertes9 En la jurisdiccin correntina a lo largo del Paran existan puestos
defensivos en Goya, Las Garzas y el Rubio, cerca de Santa Luca. Con respecto al
Paraguay, hacia 1806 el tramo del ro Paraguay entre Asuncin y Paran, denominado
Costa Abajo, estaba protegido por trece fortificaciones situadas sobre la orilla
izquierda: Lambar, San Antonio, Villeta, Angostura, Macalpinam, Ibioc, Lobato,
Remolinos, Herradura, San Fernando, Tacuaras, eembuc y Boquern. Sobre la banda
derecha en la regin del Chaco existan las pequeas fortificaciones de Naranjay,
Orange, Formoso y Monte Claro.10
Aunque los fortines tuvieron por objeto la defensa de la frontera y muchas veces
tambin la proteccin de las reducciones que se fundaban bajo su amparo, en ciertas
oportunidades stas avanzaron y contuvieron a los indios ms que los mismos fuertes, y
9 Ernesto J. A. Maeder. Historia del Chaco y de sus pueblos. En: Academia Nacional de la Historia.Historia Argentina Contempornea. 1862-1930.Vol. IV, 2 seccin; Buenos Aires, El Ateneo, 1967. Lavida en los fuertes en el Noroeste Argentino extensible en gran medida a los otros bordes del Chaco-, elsostenimiento econmico de los mismos a travs de la Sisa, las condiciones de sus comandantes y de lospartidarios, el entorno de los presidios, y el avance de los colonos puede leerse con gran provecho en la
obra de Alberto Guilln Abao. La frontera del Chaco en la gobernacin del Tucumn (1750-1810).Cdiz, Universidad de Cdiz, 1993.10Jan M. G. Kleinpenning,Op. Cit. tomo I, pp. 438-441
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tambin era frecuente que ambos resultaran rebasados por pobladores, quienes en
bsqueda de ms y mejores tierras para sus ganados y sus cultivos, arriesgaban sus
vidas y sus bienes, establecindose varias leguas ms al interior del Chaco.
En efecto, junto a soldados y oficiales, sus mujeres y nios, presos y desertores
transformados en renegados, se agruparon numerosas familias en tierras cercanas para
refugiarse en caso de peligro, peones y capataces de estancias, puesteros, meleros y
cazadores, quienes incrementaron considerablemente el nmero de pobladores del
frontera interna. Citemos como ejemplo que en 1794 se estim que alrededor del fuerte
de San Luis de Pitos haba tal cantidad de personas que era del todo indispensable un
capelln que los atendiese; y en 1805, la poblacin en torno del fuerte de San Bernardo
haba aumentado tanto que se poda formar una compaa reglada auxiliar del fuerte,
con un total de 81 hombres, como desde haca tiempo se vena haciendo en los
presidios.11
La precariedad de los fortines, provocada por la falta de recursos econmicos y
humanos, tambin se relacionaba con la movilidad de la frontera, de acuerdo con la
poltica estatal de adelantarla hasta el siguiente accidente geogrfico (ros, lagunas).
Esta situacin motiv reiterados movimientos de los fuertes, como aconteci con el
traslado de Ledesma a Santa Rita, y la unificacin de San Bernardo y Santa Brbara en
La Puerta, extendindose ms de 30 leguas la frontera de la intendencia de Salta del
Tucumn, donde tambin el fuerte de San Andrs de Zenta se traslad al de Pizarro
despus de fundada Orn. Al comenzar el siglo XIX el fuerte del Ro del Valle se
traslad a San Bernardo, constituyendo ste uno de los ms avanzado hacia el interior
del Chaco occidental.
En general, el peso de la defensa inicialmente recay exclusivamente en la
accin de las milicias integradas por los vecinos movilizados que deban acudir a
cumplir su obligacin con sus propios recursos. Este sistema se mostraba inadecuadopara una accin eficaz por ello se establecieron cuerpos permanentes reclutados entre la
poblacin local. La primera formacin de este tipo fue el cuerpo de blandengues creado
en 1726 para atender la frontera norte de Santa Fe. Hacia 1790 esta formacin se
sostena con los propios de la ciudad. Ms tarde, en 1739, se cre el cuerpo de
partidarios para la defensa de en la zona de Salta, Crdoba y Santiago del Estero. De
todas formas tanto la formacin militar como el equipamiento de estas tropas dejaban
11Alberto Guilln Abao. Op. Cit.
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mucho que desear. Se pusieron de manifiesto con frecuencia la indisciplina de sus
componentes, la falta de armamentos y la imposibilidad del vecindario de soportar el
mantenimiento de una compaa o de un escuadrn de campaa. 12
Durante la etapa virreinal se efectuaron varias reformas para perfeccionar la
organizacin militar. Los cambios esbozaron en la regin el sistema dual de defensa
formado por un ejrcito permanente de soldados profesionales y las milicias de
pobladores movilizados. El principal obstculo era la obtencin de los recursos para
sostener a las tropas. Una medida de gran importancia fue la Real Cdula del 14.I.1801
sobre la organizacin de milicias. En base a las mismas se crearon en algunas
comarcas regimientos de voluntarios de caballera para las operaciones militares de
mayor envergadura y la defensa permanente de la frontera. Una novedad muy
importante fue que los jefes de estos cuerpos recibieron una paga sus servicios con
fondos de la Real Hacienda con cual se cre una oficialidad semiprofesional.
An con las limitaciones anotadas, durante la administracin espaola la frontera
con el indio chaqueo ofreca una cierta seguridad, basada en aos de experiencia, en
lneas de fortines recostados sobre defensas naturales y administrados por autoridades
de las Intendencias sin importar a cual de ellas correspondiera.
La crisis del sistema defensivo
Pese a los logros en la pacificacin de la frontera del Norte a fines de la etapa
colonial, la regin del Chaco constitua un rea marginal fuera el control efectivo de las
autoridades. El relativo equilibrio alcanzado se mantena mientras continuara la
vigilancia de los grupos belicosos y el apoyo de las reducciones. A partir de la
revolucin de Mayo el sistema defensivo construido durante dcadas experiment una
rpida desarticulacin. La guerra de la independencia oblig a los primeros gobiernosde las Provincias Unidas a movilizar un mximo de efectivos militares para enfrentar a
los realistas. A esta guerra, que consumi muchas y valiosas energas, casi
inmediatamente se sum la guerra civil que dividi al pas en bandos polticos
irreconciliables y encarnizados. La lucha iniciada en 1814 entre el Directorio de
Buenos Aires y la Liga de los Pueblos Libres encabezada por Artigas concluy a
principios de la dcada de 1820 con la desaparicin de ambas entidades y la formacin
12Juan Beverina,El Virreinato de las Provincias del Ro de la Plata. Su organizacin militar, BuenosAires, Crculo Militar, 1992, pp. 216-221.
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de las provincias autnomas. Los enfrentamientos internos y la fragmentacin del poder
poltico limitaron las posibilidades de una accin coordinada en relacin con la frontera
chaquea.
Los efectos de la movilizacin y las luchas, sin embargo, no fueron similares en
toda la frontera del Chaco. En el extremo occidental, los indios de las fronteras de Salta
y Jujuy vivieron en paz con los criollos. Grandes contingentes de ellos acudieron
anualmente como lo hacan de antao- a los establecimientos de campo a trabajar,
especialmente en la zafra azucarera. Las haciendas de San Pedro, Ledesma y San
Lorenzo empleaban alrededor de 1.500 aborgenes mayoritariamente wichis (matacos)
y chiriguanos13. Asimismo en sector nordeste, la franja comprendida entre el Pilcomayo
y el Bermejo vigilada desde Asuncin, se mantuvo sin mayores alteraciones. El
Paraguay se independiz de la autoridad de Buenos Aires en las etapas iniciales de la
Revolucin. Con ello se mantuvo al margen de las luchas contra los realistas y tambin
se vio libre de serios enfrentamientos internos. Hacia fines de 1813 ya se haba
consolidado de manera indiscutible el poder de Gaspar Rodrguez de Francia. La paz
interna y la continuidad poltica y administrativa permitieron concentrar los recursos
militares en la defensa de las fronteras. El sistema defensivo heredado de la colonia se
afianz con la formacin, a partir de 1819, de una fuerza veterana controlada por el
Dictador. En realidad las mayores amenazas fronterizas para el Paraguay no provenan
del Chaco sino del norte donde los mbays, a veces instigados por los portugueses,
atacaban las estancias y las comitivas de yerbateros que ingresaban en sus tradicionales
zonas de caza.14
La frontera ms conflictiva del Chaco argentino se ubicaba en el sur de la regin
en el rea que se extendan desde el Paran hasta la lnea de los ros Salado y Dulce. En
esa rea donde convergan las jurisdicciones de Santa Fe, Crdoba y Santiago del Estero
los indios mocobes y abipones slo parcialmente reducidos realizaron peridicasincursiones de las que tambin participaron los indios tobas. La inestabilidad de la
frontera santafecina tambin repercuti en la vecina provincia de Corrientes donde se
produjeron varias alarmas
La reanudacin de los ataques result fundamentalmente del debilitamiento de
la lnea defensiva con la incorporacin de las tropas de la frontera a los ejrcitos
13Esta situacin se mantuvo inalterable hasta el siglo XX y ha sido ampliamente documentada.14
John Hoyt Williams, Desde la mira del fusil: Algunas observaciones acerca del Dr. Francia y elmilitarismo paraguayo; Thomas Whigham y Jerry W. Cooney,El Paraguay bajo el doctor. Francia.Ensayos sobre la sociedad patrimonial (1814-1840). Asuncin, 1996, pp. 45-50;
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revolucionarios. Las dos compaas de blandengues de Santa Fe pasaron a integrar el
contingente que al mando de Belgrano se dirigi al Paraguay y luego a la Banda
Oriental. Asimismo, parte de las fuerzas que vigilaban los fortines de Santiago del
Estero y Crdoba se incorporaron a la Expedicin del Alto Per.15
En Santa Fe los blandengues fueron reemplazados por una fuerza ms reducida
que mantuvo el orden por un tiempo. En 1812, sin embargo, se intent movilizar a los
indios chaqueos en la lucha contra las incursiones realistas que atacaban las costas del
Paran. Se inici as la participacin de algunas parcialidades en los conflictos que
afectaban a la sociedad blanca. Los aborgenes constituan grupos aguerridos pero muy
difciles de controlar y al ser llamados a las armas comenzaron a aprovechar los
recursos del terreno es especial el ganado vacuno. Asimismo en ese mismo ao se
produjo la rebelin de las reducciones de San Javier, San Pedro y Jess Nazareno en
respuesta a una dura medida represiva tomada por un jefe militar. Ante el
recrudecimiento de los ataques se organiz una expedicin militar de represalia dirigida
por Mariano Vera. La misma fue, sin embargo, totalmente vencida. Desde 1814 los
malones se volvieron endmicos y afectaron no slo el norte de Santa fe sino tambin el
Sudeste de Santiago del Estero y el Nordeste de Crdoba. En ese ao tambin fue
vencida una expedicin de las milicias santiagueas dirigida contra una incursin de
abipones en la zona de Sumampa.16
El aumento de la conflictividad en la frontera y la creciente inhabilidad del
aparato defensivo para establecer un orden estable se vinculaba tambin
recrudecimiento de la guerra civil en Litoral. El conflicto entre Artigas y el Directorio
se inici en forma abierta en 1814. En Santa Fe la prdica artiguista logr un fuerte
apoyo local y en abril de 1815 se destituan a las autoridades porteas y se designaba un
gobierno local. En este movimiento las fuerzas artiguistas reclutaron a grupos indgenas
de San Javier. El desorden de la campaa se extendi y las incursiones depredadorasalcanzaron las cercanas de la ciudad cabecera. El movimiento localista, como es
sabido provoc la reaccin del Directorio quien remiti un importante contingente al
mando de Viamonte y ocup la nueva provincia (VIII.1815-IV.1816). Una de las
15Los acontecimientos en la frontera de Santa Fe se basan en Jos Emilio Buruca, La frontera norte(1810-1820), Comando General del Ejrcito,Poltica seguida con el aborigen (1750-1819), BuenosAires, Crculo Militar, 1973, tomo II; Manuel M. Cervera,Historia de la provincia de Santa Fe 1573-1853, Santa Fe, 1907, tomo II caps. XII-XV; Cayetano Bruno,Historia de la iglesia en la Argentina,
Buenos Aires, don Bosco, 1974, vol 9, pp. 117-121.16Ramn A. Leoni Pinto. La frontera santiaguea con el indio del Chaco (1810-1825)Folia Histricadel Nordeste, N 12, Resistencia, IIGHI-UNNE; 1995. pp. 99-140
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primeras preocupaciones de este jefe fue la de restablecer las frontera norte con cuerpos
veteranos. Pero el dominio porteo era dbil y pronto fue expulsado por otra reaccin
dirigida por Mariano Vera quien tambin moviliz a fuerzas irregulares indgenas
(III.1816). Poco tiempo despus, en agosto de 1816, se produjo un nuevo ataque al
mando de Daz Vlez que fue rechazado hacia el mes de octubre.
La crisis de la frontera norte de Santa Fe acentuaron los ataques de contra
Santiago del Estero y Crdoba. Tambin provocaron en la vecina Corrientes una fuerte
alarma ante los rumores de una posible invasin de abipones fomentada por Buenos
Aires. Ms tarde en 1816, el Cabildo de la provincia, en ejercicio del gobierno, recibi
a un pedido de Artigas para que un grupo de unos 300 abipones emigrara al territorio de
la provincia. Esta solicitud buscaba probablemente proteger a un grupo que le era
adicto del ataque de otras parcialidades y tambin contar con una fuerza disponible para
su prxima lucha contra los portugueses. Pese a que Corrientes integraba la
confederacin que encabezaba caudillo oriental se neg a aceptar el ingreso de una
poblacin que considera potencialmente peligrosa.17
Para fines de 1816 la frontera santafecina haba retrocedido 50 leguas al sur
hasta las proximidades de la capital provincial. Con ello se perdieron valiosos terrenos
de pastoreo y vio afectada la ruta terrestre hacia el interior. Tambin las reducciones
faltas de proteccin y de apoyo econmico entraron en una etapa de desorganizacin y
no pudieron cumplir un papel moderador para frenar las incursiones. La atencin
religiosa de los habitantes que permanecan en los pueblos se realiz en forma
espordica hasta que los franciscanos las abandonaron por completo. Por otra parte los
indios mansos asentados en estos parajes eran amenazados por los ataques de otras
comunidades enemigas. Finalmente, debe sealarse que el resurgimiento del peligro
indio, tambin era una manifestacin del desorden de la campaa que afect al Litoral
como resultado de la movilizacin de la poblacin rural. Las zonas no controladasfueron el refugio de desertores y ladrones quienes en gran medida fueron los
instigadores de muchas de las acciones depredadoras.
Mariano Vera se mantuvo en el poder entre octubre de 1816 y julio de 1818.
Este lapso constituy un breve interregno en la lucha civil. El gobernador se preocup
por restablecer la seguridad en la frontera con fortines y destacamentos. Por su parte el
Directorio tambin tom noticia del empeoramiento de la seguridad en la frontera del
17Hernn F. Gmez,Historia de la provincia de Corrientes. Desde la revolucin de Mayo hasta elTratado del Cuadriltero, Corrientes, 1928, pp. 184-186
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Chaco que amenazaba no slo a la provincia artiguista de Santa Fe sino tambin a
distritos de la Intendencia de Crdoba que respondan a su autoridad. Por ello en 1817
decidi a poyar un plan concebido inicialmente por el gobernador de Tucumn Bernab
Aroz para realizar una expedicin coordinada con Crdoba y Santiago del Estero bajo
la direccin del gobernador de Crdoba. Tambin se invit a Manuel Vera para
participar en la campaa pero este se neg a colaborar pues tema, con fundadas
razones, que la presencia de fuerzas directoriales podra ser el preludio de una nueva
invasin a la provincia. La expedicin qued finalmente bajo la responsabilidad del
ejrcito del norte al mando de Manuel Belgrano, quien encarg la tarea a Alejandro
Heredia. La incursin termin en un rotundo fracaso y como consecuencia de ella
qued desmantelado gran parte del sistema defensivo de Crdoba y Santiago del Estero.
Durante los aos 1818 a 1821 se desarroll la etapa ms crtica de la lucha del
Litoral y, con ello, una multiplicacin de las incursiones de los aborgenes. A principios
de 1818 el Directorio reanud sus esfuerzos por recuperar la autoridad sobre las
provincias controladas por Artigas. Este proyecto se inici con una expedicin a Entre
Ros y el apoyo a un movimiento separatista de Corrientes (mayo de 1818). Para
consolidar el frente interno una de las primeras del jefe militar correntino que encabez
la asonada fue la ordenar la matanza de la mayor parte de los habitantes de Las Garzas,
poblado con indios chaqueos, porque se los consideraba partidarios de la causa de
Artigas (julio de 1818).
En Santa Fe desde enero de 1818 se multiplicaron los ataques indios a tal punto
que los pobladores teman salir del recinto de la ciudad. Asimismo en febrero un asalto
de los indios tobas destruy el pueblo de San Jernimo de Rey. Los sobrevivientes se
refugiaron en San Javier. Con razn o sin ella se sealaba al gobierno de Buenos Aires
como el principal instigador de estos ataques. Se realizaron operaciones de represalia a
cargo de Estanislao Lpez y en ellas tambin participaron indios adictos. Poco tiempodespus (julio de1818) Lpez asumi el gobierno de la provincia en reemplazo de
Vera. En septiembre de ese ao el nuevo mandatario logr establecer una precaria
tregua con los caciques aborgenes. En noviembre Santa Fe se vio sometida a una doble
invasin fuerzas directoriales. Una provena desde Crdoba y otra desde Buenos
Aires. Las luchas se prolongaron hasta la celebracin de un armisticio en abril de 1819.
En ese lapso tambin aument el desorden de la campaa. Las fuerzas de Estanislao
Lpez contaron con el apoyo de las milicias guaranes del lugarteniente de artigasAndrs Guacurary o Andresito, quien ese momento ocupaba Corrientes tras sofocar la
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rebelin local. Muchos de los soldados guaranes desertaron y juntos con los abipones
de San Javier amenazaron con una invasin a Corrientes. Los ataques contra diversas
poblaciones santafesinas se multiplicaron. La gravedad de la amenaza motiv que el
gobernador ordenara en julio de 1819 se comenzara a construir un foso desde Laguna
Grande hasta el Salado para proteger a la ciudad capital. Esta obra de largo aliento se
complet recin en 1822.
El fracaso de la invasin directorial afianz el poder y el prestigio de Lpez
pero no trajo una paz estable. La lucha contra Buenos Aires se reanud entre octubre de
1819 y febrero de 1820 y nuevamente entre junio y noviembre del mismo ao.
Concluido el enfrentamiento con la ciudad portea, en mayo de 1821 tuvo lugar la
invasin de Francisco Ramrez quien trat de reclutar, sin xito, a los pobladores de San
Javier. Recin tras la muerte del caudillo entrerriano se logr un nuevo equilibrio
poltico caracterizado por el afianzamiento de las autonomas provinciales.
La frontera chaquea a principios de la dcada de 1820
Con el retorno de la paz a las autoridades locales estaban en condiciones atender
con mayor eficacia la seguridad interior y es por ello que a mediados de la dcada de
1820 se establecieron una serie de acuerdos con los jefes aborgenes que permitieron al
menos por un tiempo el establecimiento de relaciones pacficas en las zonas ms
conflictivas.
En 1821 se registraron ataques en varios parajes santafesinos al tiempo que
entre enero y abril de 1822 los indios de San Javier incursionaron sobre la costa
correntina. Estanislao Lpez trat de organizar una expedicin en forma conjunta con
Corrientes. Sin embargo, las autoridades de esta provincia prefirieron organizar su lnea
de defensa y pactar con los incursores (junio de 1822). Este acuerdo era una simpletregua disgust mucho a Lpez porque consider que el mismo dej a los indios
hostiles para que realizaran libremente sus ataques en Santa Fe. En III de 1823 el
gobernador firm la paz con los indios de San Javier y en abril efectu una entrada
contra los indios del norte. Al ao siguiente los abipones reanudaron sus ataques
Corrientes. Pero la provincia, una vez restablecida la paz haba logrado organizar una
fuerza militar integrada por tropas veteranas y milicias. Los jefes aborgenes optaron
por firmar un acuerdo (9 de octubre de 1824). Este acuerdo tuvo efectos ms duraderosy favoreci la tarea llevada adelante por Lpez quien logr reducir a los ltimos jefes
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rebeldes y aprovech la oportunidad para trasladar a los habitantes de San Jernimo del
Rey y otros parajes para concentrarlos en una nueva reduccin denominada San
Jernimo del Sauce. Esta poblacin, situada al Oeste de la ciudad de Santa qued
organizada a partir de 1826.18
De esta manera, tras el retroceso de la etapa revolucionaria a mediados de la
dcada de 1820 se haba logrado un nuevo equilibrio en la frontera chaquea que se
mantendra sin modificaciones fundamentales hasta mediado de la dcada de 1850. La
fragmentacin del pas limit las posibilidades de una poltica defensiva conjunta. No
obstante, la consolidacin de las fuerzas locales implico tambin una mayor atencin a
las relaciones con los aborgenes. Entre las preocupaciones fundamentales de los
nuevos Estados se encontraba la creacin de un cuerpo de fuerzas veteranas. Por otra
parte la rudimentaria estructura administrativa de las provincias se organiz en base a
las necesidades del reclutamiento militar. Como es conocido la mayor parte de sus
limitados recursos se destinaron a la defensa. Por otra parte los contactos entre las
sociedades criolla y aborigen que se haban desarrollado desde la etapa colonial
permitieron que los gobiernos pudieran poner en prctica una poltica de pactos y
alianzas que regulaban las relaciones con algunos grupos y eventualmente podan
garantizar su apoyo contra las incursiones de otras tribus hostiles.
En el sector occidental, en le tramo de la frontera que corresponda a Salta en
general se mantuvo en paz y sin grandes modificaciones. Los matacos sobre el curso
superior del Bermejo tenan en general buenas relaciones con los criollos de Orn y
Esquina Grande. Su presencia en el oeste del Gran Chaco contena la expansin de los
tobas. De esta manera, concluidas las luchas por la independencia se renovaron los
proyectos para lograr un mayor control de la cuenca del Bermejo a travs de una
navegacin regular que ligara el noroeste con el litoral y el poblamiento de sus
mrgenes mediante pactos con las tribus locales. Estos designios estuvieron lejos deconcretarse pero revelaban un nuevo dinamismo en el avance de la ocupacin criolla
hacia el Chaco salteo. En la zona ms conflictiva del norte de Santa Fe, nordeste de
Crdoba y sudoeste de Santiago del Estero, la frontera haba un experimentado un
sensible retroceso. En la dcada de 1820 se abandon la ruta directa de Santa Fe a
Santiago por Sunchales y desde Santa Fe a Crdoba por Quebracho Herrado y la laguna
Mar Chiquita. Tras el fracaso de la expedicin de 1817 los fortines cordobeses que
18Jos Emilio Buruca, La frontera Norte (1820-1852), Crculo Militar,Poltica seguida con elaborigen (1820-1852), Buenos Aires, Crculo Militar, 1974, Tomo II
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guardaban esta ltima ruta fueron abandonados, del sistema defensivo de Crdoba slo
subsisti el puesto del To. Por su parte, en Santiago del Estero de los fuertes del
perodo colonial slo permanecieron Bracho sobre el Salado y Abipones sobre el Dulce.
En los que respecta a Santa Fe, tambin quedo desorganizado el sistema de fortines y
reducciones del norte. Los centros para defensa y reubicacin de pobladores indgenas
que se instalaron durante las dcadas de 1820 y 1830 ((San Jernimo del Sauce, San
Pedro Chico, Santa Rosa de Calchines, San Jos del Rincn) se ubicaron en las
cercanas de la ciudad capital para cubrir sus accesos septentrionales y occidentales.
En el sector oriental las condiciones eran mucho ms favorables. Tanto
Corrientes como el Paraguay no experimentaron mayores amenazas desde el Chaco en
gran medida porque ambos Estados se mantuvieron alejados de los conflictos civiles y
lograron crear un aparato militar eficaz para las necesidades de defensa. En Corrientes
el gobernador Fernndez Blanco, ante los ataques que se haban producido en 1822
trat de cubrir las rutas de ingreso ms frecuentemente utilizadas por los aborgenes.
Reforz la guarnicin de Goya y cre un fortn a cuatro leguas de la localidad.
Estableci el cuartel general de las tropas regulares (creadas ese ao) en Las Garzas y
organiz una flotilla de vigilancia. Tras el acuerdo de 1824 la amenaza de nuevos
ataques desde el Chaco disminuy mientras que otros problemas ms urgentes se
presentaron en el sector oriental de la provincia. Por ello el gobernador Pedro Ferr
desmantel parte del sistema defensivo establecido por Blanco y decidi aumentar la
presencia correntina sobre la costa del Paran mediante una activa poltica de
poblamiento. As sobre la ribera izquierda se fundaron las localidades de Bella Vista
(1825) y Empedrado (1826). De igual manera en 1825 se suprimi el rgimen comunal
en la antigua reduccin de Santa Luca (al norte de Goya) y las tierras pertenecientes al
pueblo fueron vendidas a particulares. Tambin sobre la margen derecha, en la regin
Chaquea comenzaron a establecerse numerosos obrajes madereros que ocasionalmenteutilizaban mano de obra indgena.19 En lo que respecta al Paraguay, tambin las
relaciones entre criollos y aborgenes de la regin oriental del Chaco fueron en general
pacficas. De todas formas, el dictador Gaspar Rodrguez de Francia se preocup por
afianzar el sistema defensivo sobre la costa del Paraguay. En 1819 fueron suprimidos
los cuerpos de caballera creados por la reforma de milicias de 1801 y fueron sustituidos
por un ejrcito veterano supervisado estrictamente por el Dictador. Un contingente
19Hernn Flix Gmez, Historia de la provincia de Corrientes. Desde el Tratado del Cuadriltero aPago Largo, Corrientes, 1828, pp. 37-40.
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importante se ubicaba en la localidad de Pilar, centro que a partir de 1820 haba
adquirido un particular valor estratgico y econmico porque era el nico puerto
habilitado para el trfico fluvial. La lnea de defensa sobre la ribera izquierda del ro
Paraguay en el tramo que corre del Pilcomayo a la desembocadura del Paran estaba
integrada por aproximadamente por una decena de guardias y fortificaciones. Asimismo
el gobernante se preocup en mantener en buenas condiciones los fortines de Orange,
Monte Claro, Formoso y Reduccin, erigidos en el Chaco. En general las guarniciones
de estos puestos estaban abastecidas por las estancias que el Estado posea en las
inmediaciones. 20
Consideraciones finales
La movilizacin militar de la etapa revolucionaria en general debilit el sistema
de fortificaciones y reducciones erigido en la frontera del Chaco durante la etapa de
expansin econmica y territorial del siglo XVIII. La crisis del sistema defensivo, sin
embargo, no fue similar en los diversos tramos de la frontera. En el sector oriental, por
ejemplo, en la zona controlada por Asuncin, la continuidad administrativa entre el
perodo colonial y la etapa independiente contribuy a que el sistema de fortificaciones
se mantuviera y an se perfeccionara. Por otra parte, en Corrientes, pese al desorden
interno que prevaleci en las ltimas etapas del ciclo artiguista, la amenaza de
incursiones desde el Chaco slo fue espordica. Cuando stas recrudecieron a principios
de la dcada de 1820 la provincia haba iniciado una etapa de estabilidad y
organizacin por lo que estuvo en condiciones de responder con mayor eficacia. Por su
parte en la zona occidental, en particular en la zona de Salta, la guerra por la
independencia posiblemente debilit la dinmica del avance territorial que se haba
notado a fines de la etapa colonial pero no implic un aumento de los enfrentamientosen la frontera. Los grupos mataco-mataguayo ms inmediatos a las poblaciones criollas
tradicionalmente haban establecido relaciones pacficas que no se modificaron
sustancialmente en la etapa de la independencia. La crisis ms grave se produjo en la
frontera de Santa Fe y, en menor medida en Santiago del Estero y Crdoba. En ella los
abipones, mocoves y tobas haban opuesto una fuerte resistencia al avance hispano-
criollo. La organizacin militar y reduccional haba contribuido a limitar la
20Jan Kleinpenning,Op. Cit,, pp. 499-501-
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conflictividad de las relaciones entre ambas sociedades. El debilitamiento de esta
estructura por el retiro de las fuerzas y el abandono de la atencin de los pueblos cre
nuevamente las condiciones para reanudacin las incursiones de saqueo en las zonas
ms desguarnecidas. Tambin contribuy a ello la prctica de incorporar guerreros
aborgenes entre las fuerzas que intervenan en las luchas civiles. En general, el
recrudecimiento de los ataques constitua una manifestacin del desorden general de la
campaa en la zona de Litoral como consecuencia del debilitamiento de los mecanismos
de control social. A principios de la dcada de 1820 la frontera de las provincias ms
afectadas haba experimentado un importante retroceso. En ese lapso, sin embargo, el
retorno de la paz interna por un tiempo permiti a los gobiernos locales prestar una
mayor atencin al sistema defensivo. En el caso de Santa Fe en ese lapso se reanud la
poltica de formacin de pueblos de indios y fortificaciones. A diferencia de la etapa
colonial, estos no apuntaban a extender la frontera hacia el norte sino a establecer un
cinturn que guarneciera los accesos cercanos a la ciudad capital.
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