Post on 30-Jun-2015
HUNDSTAGE / SIMCITIES Una película de Ulrich Seidl, Un texto de Edward Soja
EL IMAGINARIO URBANO, UN LENGUAJE PERDIDO EN LA NUEVA CIUDAD.
Hundstage se sitúa como una película llena situaciones desagradables y morbo
que plantea en paralelo cada uno de los personajes. El individualismo, las
problemáticas de convivencia, cuestiones de género y los status que se viven hoy
en la ciudad.
El discurso personal de cada uno, si bien, no llegan a un punto de unión en el
transcurso de la película, si tienen en común el vivir un día o más al puro estilo
hundstage, un momento típico que se vive en Austria cuando se intensifican los
grados de calor, y la gente vive como ‘día de perros’.
El dialogo demente, incoherente y desvirtuado entre los personajes deja al
descubierto la vida de un conductor, un viejo, una pareja divorciada, una tipa con
problemas siquiátricos, un cuidador de aparcamiento, un cafiche y un subordinado.
Las historias de visualizan desde una atemporalidad exacerbada, aquella que se
vive hoy en la ciudad donde las políticas de desarrollo, con la construcción de
nuevas edificaciones, el concebimiento de las redes masivas viales, no dejan más
que un entorno que al parecer, no tiene envejecimiento, una posmodernidad que
se refleja de manera caótica sin resguardar ningún discurso y que poco a poco
borra la historia de la ciudad.
Gracias a por esto, que podemos descubrir un carácter actual de ‘simcities’ donde
lo único que es necesario entender es cómo se desarrollan los imaginarios
urbanos en esta nueva sociedad que se construye a partir de los malls, las redes
tecnológicas de comunicación y vialidad.
Un imaginario perdido, donde el negativismo relacional, se inclinan en el fracaso y
el escape del hombre por el mismo. Un personaje importante, que vive en su
propio imaginario es la tipa demente, los diálogos que se oyen de un par de
extraños al recorrer la ciudad en auto, a simple vista, no parecen más que un
dialogo incoherente y entrometido de la mujer que adquiere ese personaje, pero a
fin de cuentan logramos escuchar que la voz hace de subconsciente entre los
otros personajes, recordando problemáticas comunes y cotidianas del individuo
urbano, conflictos como la vejez, la sexualidad, la religión y la moral, son los temas
principales dentro de estas conversaciones. Con respuestas negativas que
terminan por desvincular al personaje entrometido del auto. Lo paradójico sucede
cuando visualizamos todas las historias y nos damos cuenta que aquella es la
única que siempre recorre la ciudad, ya sea caminan o en auto, parece en una
búsqueda permanente y demente de un algo. Siempre con el mismo vestuario, el
mismo peinado, y el mismo rostro de él sol que pega en la cara, el tránsito
constante y la atemporalidad son dos hechos latentes.
Mientras que el resto de los personajes, los cuerdos, vive una vida agobiada,
digno de una ‘simcities’, una falsificación de las relaciones interpersonales,
aquellas que poco constructivas, no relatan ningún tipo de discurso de
convivencia. Más bien los diálogos son tensos, subordinados por el poder, por la
ira y la agresividad. 1. Un abuelo que prefiere escuchar el ruido de una cortadora a
los ruidos de discusiones domésticas. Que suplanta el personaje de su mujer
fallecida y vive del recuerdo, con una desvirtuó completa de la realidad; 2. Una
mujer joven que baila en una disco y soporta las agresiones físicas y psicológicas
de su novio; 3. Una mujer vieja prostituta que pierde completamente su integridad,
dignidad, y amor por las cosas. 4. Una pareja de separados que vive en el
recuerdo de una hija fallecida, una separación corporal y relacional, con una
proximidad increíble al vivir en el mismo lugar.
Un eje de modelos relacionales que dejan en evidencia las problemáticas
constantes de la sociedad por degradación de los mismos que habitan la ciudad.
No se reconocen tiempos ni espacios de diálogo, pero si se reconoce la ciudad
postmoderna, la cimcities.