Post on 19-Sep-2018
Importanciade las primeras
relaciones madre-hijo en lapsicopatología de la 'depresión
Francisco Palacio Esposa
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Como se me ha pedido una conferencia sobre las interacciones madre-hijo en la psicopatología de la depresión, voy a tratar de abordareste tema.
Hablar de la importancia de la interacciónmadre-niño en la psicopatología de la depresión, plantea más preguntas, en realidad, de loque nos está permitido aportar respuestas. Estaspreguntas están ligadas fundamentalmente ados elementos: el primero y el más arduo, el másdifícil, es definir qué es lo esencial en la psicopatología de la depresión para, una vez definido esto, tratar de precisar el tipo de interacciónmadre-niño que contribuyen, sea a generarla,sea a reforzarla, sea a entretenerla. Esta es la
cuestión más difícil. Después, es precisar la depresión en quién: ¿en el niño, en el bebé, en losprimeros años de vida, en el que presentará unadepresión en la edad adulta? Recuerden ustedeslo que hablé el primer día y que no quiero repetir para evitar cansarlos monótonamente: que ladepresión, o las manifestaciones depresivas, noticnen una continuidad en los diversos estadios
del desarrollo y en los diversos momentos de laedad; más bien todo da a pensar que hay una discontinuidad entre los diversos cuadros depresi-
vos y que tenemos un gran enigma en lo que respecta a la psicopatología infantil de lo que seráncuadros depresivos en la edad adulta.
Un tercer problema, ligado al anterior, alque acabo de abordar, es: ¿en quién centrarnuestro interés? ¿En la madre, deprimida puesto que se habla de psicopatología de la depresión-? ¿En el niño, deprimido? ¿A quéedad? Probablemente ustedes me pidan que enel bebé. Y voy a tratar de centrarme en este aspecto clínico, es decir, en el segundo y tercerproblema (depresión en la madre, depresión enel bebé), para después tratar de hablar de los elementos esenciales en la psicopatología de la depresión y tratar de abordar el difíci Iproblema dela contribución o contribuciones que las intcracciones madre-niño pueden tener en esta psicopatología.
Los estudios epidemiológicos nos diccnEmde nos lo ha recordado- que del 20 al 50%de los hijos de padre maníaco-dcpresivos van aprescntar, o ticncn más posibilidadcs dc prcscntar una psicosis maníaca-dcprcsiva. Esto hace aque la psicosis maníaca- depresiva es la mástransmisible de las enfermedades mentales, de
2 a 5 veces más que la esquizofrenia.
¿Cómo se hace esta transmisión? Ustedes,por el tema que me han encomendado, me hanperm itido hacer la sal vedad de hablar de los elementos orgánicos que han estado abordadosmuy brillantemente por el Dr. Lajas y otroscompañeros, y no vaya entrar en detalle, pues,en estos elementos. También Emde habló de la
genética.Frente a este problema, frente al problema
de cómo se hace esa transmisión, hay multitudde trabajos que estudian el devenir de los niñosde padres deprimidos, el tipo de interacción madres deprimidas con sus bebés o el tipo de interacciones que llevan a la depresión en el bebé.El hecho importante de esta óptica -que hasurgido estos últimos quince o veinte años-esde estudiar las manifestaciones depresivas delbebé fuera del contexto de pérdida o separación, que como ustedes saben y es ampliamente conocido, es en este contexto dramático de
pérdida o de separación que han sido puestas enevidencia por múltiples autores a partir de la segunda guerra mundial (Burlingan, Roberson,etc.),las depresiones agudas del bebé y que handado lugar al cuadro clínico famoso de la depresión anaclítica de Spitz, a los trabajos de Bolvysobre los cuales mucho se ha hablado y sobrelos cuales no vaya volver. Quiero decir que loque va a seguir no va a tratar de las depresionesagudas, relativas a la separación o a la pérdidade la madre, va a tratar de las depresiones crónicas de las cuales se ha hablado, es decir la de
presión vacía o la depresión fría del bebé. Depresiones crónicas, insisto, dentro de la interacción madre-niño.
Estoy obligado a citar a ciertos autores clásicos que se han ocupado del problema de la interacción madre-bebé desde el punto de vistapsicoanalítico, particularmente Benedet,lo queella llamó el cuadro de la constelación depresiva en tres generaciones, que todos ustedes conocen, donde el niño frustrado está frustrado
por su madre, hija a su vez, habiendo estadofrustrada por la abuela. Frente a las demandasdel niño -dice Benedet- la madre reacciona
en modo agresivo hacia el niño, como lo habíahecho en el pasado respecto de su propia madre.
A su vez el niño, frente a la frustración de la ma
dre, proyecta su agresión sobre ella y reintroyecta -dice Benedet- la pulsión agresiva enuna ecuación self-malo madre-mala, que se encuentra a la base de su problemática depresiva.
Margaret Malher, en la descri pción de su fase de separación-individuación, señala la importancia de la sub-fase de reacercamiento hacia el15avo a 1Savo mes, en la cual-dice Mal
her- la falta de aceptación y comprensiónemocional de las vivencias de pérdida que el niño vive, por parte de la madre y en particular deuna madre depresiva, pueden conducir al niño avivencias depresivas. Es harto conocido, y nome voy a tardar sobre ello,los llantos (dice Malher que no pueden ser consolados por la madreen este período) conllevan vivencias de desamparo que pueden estar a la base de cuadros depresivos en el niño, o ulteriores.
Otros autores en esta misma línea de pensamiento señalan que, en las madres depresivas,los niños tienen tendencia a identificarse con la
depresión materna o bien, frente a las vivenciasde desfallecimiento de la madre, aparece lo queMargaret Malher llama lo que se podría traducir en castellano como "afecto apagado", consentimientos de vacío de tipo depresivo. El niño, pues, desarrolla en estas condiciones unsentimiento de irrelevancia por no haber llegado a obtener una respuesta por parte de la madre.
Con una óptica distinta de la psicoanalítica,del tipo de la observación naturalista al modoetológico, es decir comportamental, propio alos estudios recientes de las interacciones ma
dre-niño, Fil señala que los bebés de tres a cuatro meses de madres deprimidas, presentan expresiones faciales positivas menos frecuentemente que los niños de madres normales, y presentan menos vocalizaciones en todas las circunstancias.
Vaya describirlcs una experiencia mu y bonita, que está en el seno del tema. Se trata de unainteracción de tres minutos, frente a frente, en
tre la madre y el bebé. Le piden a la madre quebruscamente simule una expresión depresivade tristeza durante tres minutos. Mirando al ni-
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ño, la madre habla de modo monótono, con unacara inexpresiva, con un mínimo de movimientos corporales y de contacto físico con el bebé.Los recién nacidos, en esta situación presentanmás manifestaciones negativas. Al principiohacen breves solicitaciones positivas, protestas, y progresivamente empiezan a mostrarseprecavidos, cautos, desconfiados. Presentanmás manifestaciones negativas que bebés de ungrupo control.
Estas manifestaciones se mantienen incluso
durante un lapso de tiempo ulterior a la experiencia, de lo cual concluyen los autores, comolo ha hecho el Dr. Emde ampliamente en estoscursos, que el bebé es capaz de participar en laregulación de la interacción de la madre y quemodifica -<:omo se ve en esta experienciatanto su afecto como su comportamiento, comorespuesta al cambio afectivo de la madre quedetecta.
Les vaya señalar que ellos aflfman que elbebé, frente a estas distorsiones, tal como se venen el laboratorio, se puede concluir que en casode distorsiones crónicas de esta misma índole,
concluyen ellos, es decir en el caso de madresdepresivas, el bebé desarrolla sentimientos dedesamparo y sentimientos sobre todo de ineficiencia. En la palabra ineficacia, ineficiencia,vale la pena pararse porque, como ven ustedes,Emde ha puesto mucho énfasis en la noción deactividad. Yo prefiero Ilamarle iniciativa desdemi óptica de estudios, digamos de trabajo parano ser pomposo, con los niños psicóticos. Lapalabra iniciativa me parece reflejar más unaactividad organizada y el sentido de eficienciao ineficiencia desarrollado por algunos autoresme parece que tiene un interés particular en loque respecta a los intercambios padres deprimidos o madre deprimida-bebé.
Hay estudios que señalan que es muy importante para el bebé sentir la capacidad -lo hadicho Emde de hecho ampliamente-, sentir lacapacidad de regular la cualidad de la interacción emocional con la madre. Lo cual significaque el bebé no es un simple recipiente pasivo delas emociones maternas, no es simplemente unreflejo pasivo en espejo, que es una de las pre-
guntas que habíamos planteado previamente,sino que trata activamente de modelar el aporte emocional de la madre y cuando lo consiguese siente efectivo, eficaz, es decir es algo que vaa formar o preformar, diría Emde, en el núcleodel self. Cuando no lo consigue surgen sentimientos de desamparo, de malestar, semejantesa los de la madre, que no son un reflejo en espe;\jo del estado de ánimo de ésta sino que son unproceso activo que ha fracasado dando lugar asentimientos de ineficacia.
Las emociones que se generan durante estosintercambios emocionales y sociales madre-niño, el niño las internalizará en pattern de in te
racción que van a dar lugar a pattern también dehumor emocional. Esto ya plantea más problemas: ¿cómo se internalizarán las experiencias?Plantea más problemas porque el bebé no es unser pasivo, el bebé tiene una actividad y en tanto que psicoanalista y como psicoanalistas queson muchos de ustedes, nosotros siempre nospreguntamos en qué consiste la actividad psíquica de transformación de la experiencia real.Luego abordaré este punto que me parece fundamental para no concluir que lo que el bebé hace es internalizar fotográficamente o videoscópicamente el resultado de lo ocurrido o acontecido durante la infancia.
Los bebés que tienen madres sensibles enlas interacciones normales, entre la edad de seismeses y un año hacen grandes esfuerzos cuando la madre les presenta el rostro inexpresivo,se esfuerzan, insisten y persisten y consiguenmodificar el rostro inexpresivo de la madre. Esdecir, son bebés que tienen una tenacidad, unaconfianza en su eficacia que hace que cuentencon la idea de que van a conseguir transformarel mundo externo.
Estos niños desarrollan un apego seguro, enel sentido en queEmdenos habló. Sin embargo,los bebés de madres hipercontroladoraso hipercontrolantes no consiguen mantener sus esfuerzos a fin de cambiar la actitud inexpresiva de lamadre, abandonan rápidamente, es decir quetienen sentimientos de ineficiencia que paran suactividad. Esto ha sido llamado por muchos autores microdepresiones.
De ahí el postulado del que han oído hablaresta mañana del desarrollo de un núcleo afecti
vo del self, self pre-representacional dice Emde, que permite la tenacidad de estos niños quetienen confianza en sus esfuerzos.
Este núcleo afectivo deviene de tipo depresivo o ansioso cuando el niño a fuerza de in
teractuar con una madre deprimida, sus esfuerzos repetidos de interacción posi tiva con ella sesueldan por ausencia de respuesta, por tristezao por rabia por parte de la madre. S us esfuerzosdan lugar a menudo a sentimientos de tristezaque lo empujan más bien a retirarse, retirada ligada a la falta de confianza en sí mismo, que vaa presentar en otras situaciones sociales, es decir con otros niños por ejemplo, de modo que elniño queda atrapado, puede decirse, en un estado depresivo tanto interna como extemamente.
Estas ideas encuentran confirmación en tra
bajos de tipo epidemiológico del devenir de niños de padres maníaco depresivos sobre loscuales vaya pasar rápidamente. Algunos autores encuentran que estos niños a los dos añostienen dificultades, tienen menos reacciones
que los niños de padres normales, tienen dificultndes para mantener relaciones amistosas,tienen dificultndes para gestionar su agresividad, se pueden mostrar agresivos o inapropiados frente a los extraños, después de la separación de la madre pueden agredir a sus compañeritos de juego o pueden responder a la agresiónde estos compañeritos por una respuestn de pasividad más bien que por autodefensa.
Cuando llegan a la edad escolar los resultados de estos niños son muy malos, inclusive peor, según los estudios epidemiológicos, que losniños de padres esquizofrénicos. 0, paradoja, yun elemento primordial en los malos resultadosescolares (insisto, son estudios epidemiológicos), ligado al hecho de un elemento variablepertinente, es el número de hospitalizacionesque sufre la madre. Es una variable considerada por determinados autores, que si a alguno leinteresa la citn se la diré posteriormente.
En lo que concieme a las madres deprimidas, una palabrita más. La mayor parte de losautores subrayan el déficit de atención de esta
madre -de hecho lo que decía Emde esta mañana en este sentid~, tienen dificultades pararecoger los índices útiles de las iniciativas delbebé, no sonríen al niño o menos que las madresnormales. Tienen un menor contacto ventroventral, etc., etc. Es decir, la calidad de la res
puesta materna está muy limitada.En el caso de las madres con un trastorno bi
polar, Antony dice que tienen tendencia, estadísticamente, a encontrar a sus niños difíciles,coléricos y simultáneamente encontrarse malasmadres o sentirse inadecuadas. Generan tam
bién, según Antony y otros autores, un apodoansioso o inseguro.
Esta revisión un poco larga -pero creo quees lo que se me pidió- de la literatura, nos lleva a planteamos dos problemas clínicos. Esencialmente dos problemas clínicos que me parece se echan en falta a la hora de leer la literatu
ra. Uno es precisar el grado de depresión materna. Cuando se habla de interacción madre-niño
en la depresión, no se precisa si se trata de unadepresión neurótica, véase una depresión reactiva, o si se trata de una depresión melancólicade tipopsicótico. Nosotros sabemos que el abismo psicopatológico es inmenso entre las unas ylas otras y estamos por consiguiente en derechode esperar que el grado de conflictualidad psíquica 10 sea también mayor o menor.
Es por esta razón que personalmente, siguiendo nuestros trabajos que ayer les presenté de modo somero y esquemático sobre las intervenciones terapéuticas breves, tenemos tendencia a pensar, a abordar el problema de la patogenia y en particular el de la depresión que estamos estudiando, con una óptica no solamente clínico diagnóstica sino del tipo dinámico.
Es decir que nos parecen menos pertinenteslos criterios basados sobre los elementos clíni
cos de los padres que los criterios dinámicos basados sobre el tipo de proyecciones, como dijeayer, que los padres hacen sobre los niños y eltipo de contraidentificaciones o complementarias, como dije ayer, que los padres hacen a esasproyecciones puesto que la visión inconscienteque el padre tiene del niño, la contraidentificación que adopta va a damos un reflejo más fiel
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y más matizado de la calidad y la naturaleza madre-nifio o padre-niño que va a tener lugar.
Lo que estoy diciendo me ha llamado laatención encontrarlo reflejado en lo que decíaEmde de los estudios de apego en tres generaciones, transgeneracional, digo esto de pasada.
Esto que digo no invalida en absoluto los estudios más bien interactivos que he citado hasta el moméhto. Pienso que nos permitiría de al
guna manera complementados y matizarlos. Eslo que voy a tratar de hacer. Por ejemplo, si tomamos el grado de inhibición y de indiferenciadel que acabainos de hablar en la madre depresiva hacia su bebé, va a depender de la intensidad, de la ambivalencia de esta madre hacia suniño, lo cual va adepender del tipo de conflictualidad psíquica en las proyecciones que hacesobre el niño y en las contraidentificaciones quehace.
y les dije, si ustedes recuerdan el primer día,que cuando esta confJktualidad no es muy importante en madres de prematuros por ejemplo,estas madres tienen tendencia a hacer frente a su
ambivalencia, formaciones reactivas y a adoptar comportamientos hiperprotectivos excitantes que generan trastornos funcionales del recién nacido. Un ejemplo, en las reacciones máso menos normales con cólicos, de las madres
que generan cólicos en los n~ños recién nacidospor hiperansiedad o hipersolicitud ligada a lafantasía ambivalente de daño posible del cual elniño sería portador. A medida que la madre setranquiliza de estas fantasías, la actitud compensatoria hiperprotectora disminuye.
Si la ambivalencia es más importante, puede dar lugar a tendencias a la inhibición en el bebé, de las cuales he hablado ampliamente citando la literatura anterior, y generan una problemática propiamente dicha de tipo depresivo,sobre lo cual explicaré algo más ulteriormente.
Pero si la conflictualidad de la madre ligadaa su ambivalenciaes demasiado importante, lasfantasías de destrucción proyectadas sobre elniño son a su vez muy importantes y recuerdenustedes, aquellos que entre ustedes estuvieronel primer día, que en esos casos cuando hablé delas psicosis arcaicas, las psicosis infantiles, en
esos casos las reacciones maternas son más ex
tremas' reacciones de desapego, reacciones importantes con grandes fallas en la atención y enla solicitud frente a las actividades o afectos
manifestados por el bebé, véase distorsiones einadecuaciones tales hacia el bebé que lo empu
jan más frecuentemente a un trastorno psicótico, véase hacia una disarmonía evolutiva grave.
Razón por la cual no se puede simplificar cuando se habla simplemente en términos descriptivos de interacción, se debe poder matizar y analizar microscópicamente la interacción y creoque el reflector que nos hecha más luz sobre lamicroscopía de la interacción es el cuanto de información intensísimo. Por eso empleo la ima
gen de reflector, que implican las fantasías maternas con gran carga de información.
Algunos autores han descripto las interacciones precoces de los padres de niños que hanpresentado ulteriormente trastornos psicóticos,que han podido recoger bandas magnetoscópicas y videoscópicas y señalan que estas madrestienen actitudes frustrantes frente a las conduc
tas de apego del bebé, tienen una especie de desapego con respecto al niño, tienen manifestaciones de desapego al estudio de los comportamientos interactivos con el bebé que provocanel desinterés del bebé y la caída de su engancheafectivo en la relación, de ese enganche que va
mucho más lejos que la simple inhibición, queva hasta el evitamiento de la mirada, la expresión sistemática, la expresión temerosa, la adversión a las interrelaciones, es decir que vanhacia la retirada de tipo autístico o de tipo psicótico.
Véase la gradación y la dificultad a establecer, de ahí que les he dicho que les plantearémás problemas que respuestas, las manifestaciones, las fronteras netas entre las manifesta
ciones depresivas en el bebé cuando vienen aser más severas y las manifestaciones psicóticas de tipo arcaico, así como la dificultad dedescribir las interacciones específicas que conduzcan a manifestaciones depresivas propiamente dichas.
Así pues, qué es o qué podríamos pensar quees en la interacción madre-niño aquello que
afecta el sentimiento de eficacia del bebé a es
tablecerrelaciones positivas, aquello que le lleva a limitaciones, véase a inhibiciones de susiniciativas frente al mundo exterior, a la ausen
cia de sentimientos positivos, a la predominancia de afectos negativos de desamparo. ¿Quées?, ¿cuáles son las interacciones que lo generan?, ¿y cuáles son las interacciones que lo hacen perdurar en el tiempo? Porque falta que perdure en el tiempo para que se genere un trastorno depresivo a largo término.
Yo no les vaya responder a esto pero vayatratar de darles mi punto de vista. Para podérselo dar tengo que decirles dos palabritas sobrecuales son los elementos esenciales de la con
f1ictualidad depresi va en los niños mayores. Esquemáticamente, evidentemente, se puede decir que los sentimientos de ineficacia del bebé sicontinuidad haya si la hubiere, si no dan lugara trastornos más graves, porque como he dichomuy frecuentemente conducen a trastornos másseveros, se van a encontrar ulteriormente bajola forma, en niños más mayores, de sentimientos de inseguridad, de falta de confianza en símismos, sentimientos de incapacidad, véaseauto-reproches aumentando en gravedad.
Evidentemente que las experiencias de separación, de privación y de pérdida van a reforzar este tipo de pérdida, puesto que el niño essensible a los acontecimientos del mundo exte
rior. Sin embargo, en los niños más mayores estas limitaciones de las iniciativas, vamos a to
mar este térm ino que me parece cen tral en la depresión, porque se recorta con lo que se ha dicho, y no vaya repetir todo lo que se ha dichoaquí que ha sido interesantísimo, como lo que seha probado en una experiencia muy bonita, enla cual se ha mostrado que el elemento esencialde la depresión es un tiempo de lactancia entrela orden del sujeto a hacer una iniciati va y la ejecución de la iniciativa. Lo cual es responsabledel enlentecimiento psicomotor, del enlentecimiento del pensamiento, etc., y se consideraque se encuentra a la base de la mayoría de lasmanifestaciones depresivas. Es una experiencia muy bonita, pero evidentemente la clínicapsicoanalítica nos muestra que estas Iimitacio-
nes están ligadas a vivencias del niño en las cuales él vive su actividad como portador de unapeligrosidad, de ser una destructibilidad potencial en cuanto a los objetos.
La tendencia a la inhibición, a la limitación
de la iniciativa de los sujetos deprimidos, estáíntimamente ligada al conflicto, como es clásico decir, de integración de la agresividad, de laagresión. De la intensidad de este conflicto vana depender los diferentes modos de depresión,según las posibilidades del yo, a recursos a defensas de tipo neurótico o a la identificación conobjetos atacados o destruídos que son defensasde tipo psicótico melancólico como Freud lo hadescripto.
Es decir, y aquí no me puedo evi tar decir dospalabritas, algo más teóricas desde el punto devista psicoanalítico, que retornan algo de lo quedije el otro día a modo de interrogación, que sonlas diferentes respuestas frente, que es el enig
ma que tenemos planteado de las diversas calidades de afectos depresivos, calidades que están ligadas a la vivencia del sujeto según su estructura, de su personalidad y que según esa estructura van a generar diferentes respuestas defensivas Quiero decir una palabrita porque lasposibilidades defensivas de un niño neuróticofrente a las vivencias de pérdida y de destrucción del objeto son la capacidad de simbolizarestas vivencias de pérdida que vienen representadas en juegos, dibujos, ete., ete., sin que afecte el funcionamiento yoico, que quede indemney se enriquece por la capacidad simbólica.
Sin embargo en los niños de organizacionesparadepresivas, de las que hablé el primer día,la defensa fundamental y no es una defensa esmás bien un síntoma, como saben ustedes, para Frcud lo equiparó a un síntoma de inhibición,en el niño chico el resultante de la represión masiva aparece como una defensa, la tendencia, digámoslo así, es a la inhibición de estas fantasías lo cual se acompaña de algo que nosotros calificamos, hablando de estos niños paradepresivos, de depresión del funcionamiento yoico sepuede decir, porque el funcionamiento yoico yaempieza a estar afectado; inhibición equivalente a un síntoma amplio que refleja la idea de des-
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fallecimiento de la estructura y del empobrecimiento simbólico que nos presentó en su trabajo la Dra. Casas de Pereda. Creo que en este sentido coincidimos en ese desfallecimiento del
yo, resultante del empleo de una represión masiva que provoca la inhibición.
En los niños borderline la intensidad de es
tas angustias depresivas catastróficas, si ustedes recuerdan, les lleva los trastornos de la simbolización, de los cuales les hablé en el funcio
namiento de la manía clínica. Pero quiero deciruna pahlbrita que no les hablé el otro día, es larespuesta de la psicosis arcaica que provoca unhundimiento masivo del funcionamiento yoico,demasiado confundido con el objeto con lo cualel funcionamiento yoico se hunde no solo a nivel simbólico sino a nivel de ,la representación.
Considerando el simbolismo en el sentido
más lato, se puede considerar el simbolismo lacapacidad de poder representar a la representación, mientras que la pura representación estátrastocada, profundamente trastornada en laspsicosis arcaicas de los funcionamientos augsticos, es lo que nosotros hemos llamado funcionamiento deficitario. Los diversos grados deafectación del funcionamiento yoico más o menos masivo en función de las calidades defensi
vas frente a la conflictiva depresiva. En la depresión el conflicto queda interiorizado y así seevita el derrumbe hacia el empleo de las defensas de tipo psicótico, es decir del tipo proyectiva, que caracterizan al niño borderline.
Después de esta descripción, ya sistemática,
ya podemos algo más dar una palabrita o precisar algo más el tipo de proyecciones paternasque pueden generar, reforzar o hacer perduraren el tiempo. Esta problemática depresiva quehe definido así como la limitación de las iniciativas más o menos importantes en función de la
conflictiva de destrucción y pérdida del objeto.Se trata de madres que proyectan sobre su bebéaspectos infantiles de ella misma que vive comoagresivos, la agresividad difícil de integrar enestas madres es un elemento muy común en laproblemática de las madres depresivas, la dificultad de integrar la agresión, sin embargo frente a estas proyecciones el tipo de contraidenti-
ficaciones de tipo complementarias va a serfundamental, que va a ser la madre, frente a lamadre porque la problemática que van a generar va a ser muy diferente. Y por consiguientepodemos definir a groso modo tres tipo de contraidentificaciones: cuando frente a la
proyección de la agresión se contraidentificacon su propio superyo, riguroso e intolerante,esta madre deviene fácilmente y rápidamentefrente a los costos más banal es del niño, particularmente los gestos motores, puesto que labrusquedad del bebé la va a vi vir como agresióny violencia, hecho señalado por Winnicott, entre otros autores psicoanalistas. Otras madres,segundo tipo, entran más bien en colisión con laagresión que proyectan en el niño estimulandomás bien comportamientos agresivos, esta madre tiene tendencia, algunas de ellas, a contraidentificarse con una madre del pasado que havivido como incapaz, como indigna, el ejemplode la Dra. Mablarino de la madre cuya leche noservía es un ejemplo, estas vivencias de indignidad de la madre tienen tendencia a justificar,véase a estimular respuestas agresivas del niñocon respecto a ellas, es decir la agresión queellas mismas hubieran tenido tendencia a desa
rrollar y no desarrollaron con respecto a suspropias madres que vivieron o pudieron habervivido o fantaseado como indignas o incapaces.
Este tipo de conflictiva es menos rápidamente conflictiva pero la tiranía del niño genera sobre todo a la llegada del Edi po conflictos deculpa de tipo depresivos más ligeros.
Otras madres, de las que hablé ayer, queabrigan enormes sentimientos de culpa con respecto a los propios padres porque se han sentido ellas mismas niños difíciles porque se hansentido agresivos, reexigentes, turbulentos, pormalos comedores, malos dormidores, ete., proyectan esta imagen de niño difícil en el niño y lanecesidad de espiación que tienen promuevenla agresión del niño y necesariamente la culpabilidad o la actitud victimosa y de mártir frente al niño difícil.
En el segundo y sobre todo en el tercer añode vida, cuando no son depresiones muy intensas, lo que vemos surgir son defensas frente a
las vivencias depresivas. Esto está ligado a loque Emde ha subrayado en sus escritos, que esque el bebé tiene tendencia a mantener las interacciones positivas y los afectos negativos, asostenerlos o hacerlos perdurar. Sin embargolos afectos negativos busca de transformarlos,véanse ustedes que ese es el problema con elcual nos enfrentamos continuamente en el psicoanálisis, con afectos negativos que buscantransformación y raramente afcctos positivosque buscan perdurar. Entonces, ¿cuáles son lasinteracciones madre-niño que permiten las formaciones de los afectos negativos? Nosotrossabemos que las interacciones positi vas refuerzan el sentimiento de eficacia del niño, el sen
timiento de confianza en sí mismo, promuevensu iniciativa, etc.
Sin embargo nos es muy difícil todavía precisar y debe ser objeto de la investigación, cuáles son las interacciones que atenúan los afectospenosos transformándolos en experiencias positivas, diferenciándolas de qué otras no sirvenmás que para negar la conciencia del afccto penoso reemplazándolo este afecto doloroso poruna experiencia defensiva que en el consciente
se traduce por una interacción satisfactoria, pero que deja una traza dolorosa en el inconscien
te no modificada. Insisto, esto sobre lo que nosrompemos la cabeza todos los días en la teoría,en la investigación psicoanalítica, qué elementos, qué situaciones, qué modalidades de inte
racción producen transformaciones psíquicaspor tomar un término debido.
El bebé deprimido pues a partir del segundoaño de vida va a tratar de emplear también suspropios recursos psíquicos y es esto sobre lo
que el psicoanálisis ha puesto mucho énfasis yque no debemos dejar de lado.
Yo diría que él tiene tendencia a hacerrecur
so de mecanismos primiti vos del tipo de los queFreud ha descripto como propios a la organización narcisista del yo en las diferentes visicitudes, es decir la transformación en su contrariodesde que puede trata de transformar en su contrario las experiencias penosas bajo dos formas:transformación de los afectos, de la tristeza yeuforia de lo que aquí nos concierne y transfor-
mación de pasivo en activo para las experiencias e interacciones penosas y negativas que vive, donde se trata de identificarse en mayor omenor grado con el que inflige la frustración.
Así pues es por eso que en el niño chico lasproblemáticas depresivas tienen frecuentemente tendencia a expresarse por su opuesto, es decir por cuadros clínicos de tipo hipomaníaco,frutos de los esfuerzos defensivos del niño chi
co. A partir del período de latencia, como les dije, y sobre todo a partir de la pubertad las manifestaciones de tristeza y las manifestaciones clínicas ya más semejantes a las de la depresióndel adulto comienzan ya a manifestarse en loscuadros clínicos de tipo depresivo y a tomarmás similitud entre los cuadros clínicos del púber y del adolescente con los cuadros clínicosdepresivos del adulto.
Estas experiencias depresivas son el producto del peso, esto no hay que olvidarlo, de experiencias particularmente penosas a lo largodel desarrollo, de todo el desarrollo pueden encualquier momento venir a pesar en la organización psíquica del niño para desencadenar uncuadro depresivo o para contribuir a él, en particularexperiencias de pérdida de objetos y particularmente interacciones con los padres queprovocan las sobrecargas conflictivas del tipode las proyecciones que enumeré previamente.
Sin embargo no puedo terminar sin subrayar que el aporte psicoanalítico ha sido el demostrar sobre todo en los niveles más tardíos
del desarrollo psíquico, pero creo que se encuentra desde el primer momento de la vida psíquica y ahí tenemos el gran interrogante del conocimiento que no lo tenemos de la vida fantas
mática del bebé y de la organización psíquica ydefensiva particularmente del bebé frente a suvida fantasmática, tenemos una laguna y una interrogante que no debemos sin embargo saltarnos a la torera.
Estas experiencias de pérdida, las experiencias ligadas a interacciones negativas van a estar siempre filtradas cuanto más grande sea elniño por la organización de personalidad enfunción de las capacidades defensivas del niñoo del adulto.
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