Post on 20-Feb-2016
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INTRODUCCION
Durante los últimos años, las organizaciones han visto como la energía ha
pasado de representar un factor marginal en su estructura de costos a ser capítulo
importante en la misma. Debido al incremento paulatino en su precio, han tenido que
afrontar el reto de disminuir la participación de la energía en los costos, o por lo menos
mantener su mismo nivel. Para ello, es preciso conocer claramente el tipo y la cantidad
de energía que se utiliza en cada uno de los procesos que conforman la operación
industrial y determinar las acciones pertinentes para abaratar los costos de producción
por concepto de energía, sin afectar la calidad ni la cantidad de producción.
Para lograr lo anterior es necesario implementar u operar un programa de ahorro de
energía cuya estrategia central es el ahorro y uso eficiente de la energía. Estos
programas mejoran la competitividad, amplían el horizonte energético y liberan recursos
económicos para destinarlos a otras actividades productivas.
El concepto de administración se encarga de la planificación, dirección y seguimiento de
los esfuerzos individuales encaminados hacia el mejor uso de los recursos. Es por ello,
que la administración de la energía debe estar firmemente apoyada por un programa de
conservación de energía, encargado de reducir el despilfarro de la misma, la mejor
utilización por parte de los consumidores (uso racional) y la sustitución de fuentes
energéticas.
Así, la definición e implantación de un programa de ahorro de energía se inserta dentro
de un programa global de administración de la energía. Este programa de ahorro de
energía requiere de un soporte adecuado para identificar y evaluar las oportunidades
existentes en una organización.
El ahorro de energía no puede llevarse a cabo si no se conoce dónde y cómo sé esta
utilizando, para lograr la eficiencia en su consumo. En la mayoría de los casos, el
establecimiento de este punto de partida requiere de una inspección y de un análisis
energético detallado de los consumos y pérdidas de energía que generalmente se le
conoce como diagnóstico energético.
El diagnóstico energético es una herramienta técnica utilizada en la evaluación del uso
eficiente de la energía. Sin embargo, no se podría alcanzar ahorros significativos a largo
plazo sin el respaldo de un programa de ahorro de energía dentro de la empresa.
Para desarrollar eficientemente y con éxito un programa de ahorro de energía en una
organización debe cumplirse las siguientes condiciones:
Compromiso en recursos y tiempo, tanto de la gerencia como del personal de la
empresa, para implementar y desarrollar un programa energético con un
esfuerzo permanente.
Debe existir una base de datos consistente, sobre consumos energéticos de la
empresa.
Los proyectos viables deben ser evaluados de acuerdo con las normas y
técnicas financieras de la compañía.
Para abordar un plan de mejora de la gestión energética en nuestro lugar de trabajo,
debemos partir de un conocimiento previo de la situación energética de la organización,
tanto a nivel de equipamientos y consumos energéticos como de la disposición de los
trabajadores para aplicar diferentes medidas en los diferentes ámbitos de intervención.
Una vez contemos con esta información podremos empezar a fijarnos unos objetivos de
reducción y establecer las medidas más apropiadas de racionalización energética.