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Primera edición facsimilar, 1981Primera edición facsimilar
en libro electrónico, 2018
Contemporáneos X, abril-junio de 1931 -- XI, julio-diciembre de 1931 [recurso electrónico]. – México : FCE, 2018 [293] p. : ilus. -- (Colec. Revistas Literarias Mexicanas Modernas)Notas: edición facsimilar de la de 1981 ISBN 978-607-16-5926-2 (pdf) 1. Literatura Mexicana – Publicaciones periódicas - Siglo XX I. t.:
Contemporáneos XI, julio-diciembre de 1931 II. Ser.
LC PQ7230 Dewey M860 C239 Vol. 10-11
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ISBN 978-607-16-5926-2 (pdf)
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REVISTAS LITERARIAS M.EXICANAS MODERNAS
CONTEMPORANEOS
X
Abril de 1931-Junio de 1931
XI
Julio de 1931- Diciembre de 1931
FONDO DE CULTURA ECONóMICA MÚICO
Primera edición faaimilar, 1981
D. R. © 1981, FONDO DE CULTURA ECONÓMICA.
Av. de la Universidad 975, México 12, D. F.
ISBN 968-16-0653-1 (edición completa) ISBN 968-16-0693-0 (volt'•menes X y XI)
Impreso en México
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Ortiz de Montellano: P R [ ... MF;RO SUENO.-'-DfB U,JOS DE M A N U l.t,L RODRTGUEZ.LOZANO.JuanMarinéllo: VllJJWO Y ALUB[ON . - P.ablo N emda; ~1R1' l!}. POET IC>! -DIURN O DOLIENTE.~ POTOG10-if?l A$ DJJJ ENllUO AMEltO. - lff. A lm.!u Gómez-.: SIEIW~l O' RJULL Y, Y LA NO V HL~l. MOTIVOS: Diar<o de P<>;L de Carotte(J. T.l3.) .-Supc<vidlc poeta del altu mar (B. O. de M.).-
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La Vida Literaria Critica
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Revista Internacional del Cinema Educativo
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Publicación únlea en su 8'!ncro, desll· nada a Informar a cducadoru. dl'rcc ... lores sociales. ole., s obre la aplicación del Cine a la educación en coda uno de sus romos (unlversllorfa, prfmar1a, u· cundar1o. arrteola), asl a la clcnllftca como a la popular y o lo hlg!ono aoclol. Se publica en cinco ediciones: lnrl .. a . francesa. Italiano, cspaftolo y 1lomana.
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PRIMERO SUE~O
m u e
g n r t
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Suben oku de polvo. El poeta andaluz y yo, caminamos por la orilla del Río del Consulado. En
un jacal- caja de juguetes-cubierto por enramadas de flores, descubrimos un velorio indígena: tres niñas, sentadas, giran al rededor de la niña muerta, cantando copla$ alusivas a la flor del romero-(causa probable de la muerte de la niña).- Suena, en la canción, el nombre de López Velarde.
Reanfmase en mi mano la niña muerta. Crece como una flor, o una ciudad, rápidamente. Después vuelve a quedar dormida.
1
Primero Sueflo
Seguimos caminando. El poeta andaluz repite entre malas palabras, como, si tratase de no olvidarlo, un estribillo musical, medida para encargar la fabricación de una guitarra.
Formados, en grupo, aparecen algunos indios. Cada tres hombres conducen una guitarra, larga como remo, compuesta de tres guitarras pintadas de colores y en forma cada una de ataúd:
( ) ( Y r r j C • 3iu A 7
Todos tocan y bailan.
Llega otro grupo de indios congregantes, surianos por el traje, armados, portando estandartes e insignias de flores y, con ellos, tres o cuatro generales montados en caballos enormes (¡enormes caballos de madera!). Mi amigo y yo, confundidos y confusos entre los indios, sentimos-ángeles de relablo-el gesto duro, de máscara, con que uno de los generales ordena a sus soldfulos: ¡fuego!
Y desperté.
(Apuntes de un sueño.)
2
1
Polvo de los bolsillos de la tierra,
polvo de siglos descalzos
por escalar pirámides
y abrir el corazón a los magueyes;
barro de los apuestos puntos cardinales, lodo para el jacal, el jarro, el aire, seis meses afinado, cuando llueve.
Canal de aguas obscenas, desconsolado río,
lava sucia que rinde la jornada,
agua amarilla, verde lavadero,
lodazal de niños, gritos y pedradas.
Manzanar de nubes
y frutos podridos nivel a la espalda,
distantes los pasos, manos trajineras
por puentes atadas.
8
Primero Sueño
Río desconsolado,
primer viajero que recorre un mundo
de geográficos lagos sin pescado,
a minerales pechos adherido,
más ligero que el aire
y al peso de montañas asfixiado.
Río del Consulado,
por tus orillas vamos
el indio, el andaluz, el mexicano,
entre nubes a pájaros,
apenas en tacones apoyados,
que en el nublado foro de los sueños
se confunden las huellas con los pasos.
(Nos detiene un jacal,
y en él la niña
que el lápiz de la muerte ha dibujado.)
4
11
J acal de tres juguetes,
arco de flores,
la ofrenda del cadáver
cuatro amarillas velas
de sempasochil.
¡Ay! tres niñas sentadas
de falda larga,
con rebozos de trenzas,
baila que baila.
Las tres tejen la ronda
siempre sentadas!
Tonada desen tonada
-entre piedras grito de agua
tonada de falda larga
y de list6n amarillo
sobre la cabeza lacia
6
Primero Saeiio
-ti~ti-tioo-tico
dice y no acaba:
Para el romero mortal veneno de tres olores,
el manzano es hospital
de flores.
Tallo de mano hechicera
grano del ajonjolí,
para el mal de ojo
gusano de seda
abrojo reptil.
Contra la sombra viruela mañana del alfiler,
cerilla de la luc~émaga
ojo de pez.
1 1
Orti~ de Monldlon•
Aroma de la llonédula para vértigos de ver,
medulas de hierba nueva
para querer.
Mal anturio de Jalapa, veneno que mira al mar.
La azalea de zonas frías perfecta de voluntad.
Contra el aire de otros climas los amarantos del valle,
color del sombrero negro de Ramón López Velarde:
herbolario del romero
justicia de la palabra, ora cabellos de arcángel. . .
(El aroma del clavel en aquel aire sonaba
7
Primero Su~iío
a monótona tonada,
que ha muchos siglos cuidara
para a su medida hacer:
el tono de la guitarra.)
- Pero el romero mortal ...
111
Como en la uña de la tierra el pez
en mi mano germina la figura
de la niña que no supo crecer.
Milagro de listón labrado en plata:
gigante es el clavel en la palmera
como la niña que nació en mi palma.
8
Ortiz de Monte llano
La vi pasar la frente de lo frío,
armar ciudades que derriba un pájaro
en la época de lluvia de los ríos,
ocultas las ventanas y los senos,
siniestros los portales y los labios,
vestida de ciudad hasta los huesos.
Milagro de listón labrado en cera, en la mirada punto el horizonte
como la niña entre mis dedos muerta.
IV
Romeros de tres en tres,
blancos de manta los cuerpos
roja la piel,
remeros, todos mortales,
9
Primero Sueño
cantan y bailan
con un ritmo arquitecto,
de cuerpo recto
sin pies.
Remos altos,
monótonos laúdes:
tres guitarras unidas
como tres ataúdes.
Del árbol muerto casa de ladrillo
sones de trajinera colectiva,
en concha de madera de armadillo
muertos festones sobre carne viva.
Sudor distinto en sombra de canales, ojos ciegos cosidos con espinas,
llanos secos de sed verdes nopales,
alero de montañas bailarinas.
10
Orl i: de M onlellano
Un solo remo de guitarra alcanza ineludible ritmo bailador,
los pies conciertan invisible danza que empieza, dura, acaba, con el sol.
El secreto sin árboles despierta en nguas, por inmóviles, azules:
Vivos festones sobre carne muerta
Tres guitarras como tres ataúdes.
V
Canal de aguas obscenas,
ojos de la carabina, amarillas cananas entre dientes - lava sucia que rinde la jornadaen caballos de Troya, relucientes,
máscaras serpentinas, las estatuas ecuestres.
11
Primero Sueño
Polvo de los bolsillos de la tierra,
polvo de siglos descalzos
por escalar pirámides
y abrir el corazón a los magueyes.
Acompañan la voz de los jinetes
oraciones con letra de retablo,
densas nubes de polvo, que los siguen
como la sombra de los fusilados.
Feria de ojos de niño entre gestos de máscara,
los cohetes desdoblan su paraguas, el agua siega nudos y gargantas
¡llueve angustia y milagro! . . .
¡Fuego! ¡Fuego!
Y despierto
a horas que son ¡nieve!
ORTIZ DE MONTELLANO
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DIBUJOS DE MANUEL
RODRIGUEZ LOZANO
VERBO Y .ALUSION
ESTE libro, T r ó pi e o de Eugenio Florit, que ha resignado su rumor marino y su brisa guajira a
los estruendos civiles de la hora, viene a revivir, en la soledad impaciente, la vieja cuestión-vieja en mí--de la esencia de lo lírico. Sigamos, sobre estas décimas bruñidas con sol y agua, el largo monólogo del preso a quien la forzada quietud agrava la otra prisión. Diálogo, mejor que monólogo, porque entre las puntas verdes-ola y yerba bruja--de estos versos nuevos, está padeciend!o, y gritando su padecer gozoso, lo mejor de Eugenio Florit. Dialoguemos a mañana traviesa.
El maestro en chabacanerías, que quiso enseñarme preceptiva literaria, repetía con escolástico deleite a cada paso--a cada mal paso--que esencia es lo que
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Verbo y Aluti6n
no cambia en las cosas. Toda definición es, como se sabe, un guante henchido de viento de vigilias que nos regala la cómoda ilusión de que la mano está dentro. Y la mano-los pintores no me dejarán men· tir-es cosa captable cuando estamos provistos de atención ahincada, larga y amorosa. Pero un guante puede entregarnos el contorno infiel de lo real. En advertir la deslealtad, en aislar el reflejo mendaz, está el camino hacia la realidad.
Hay en todas las cosas, innegablemente, como quería el dómine villareño, algo que permanece-que vive-y algo que acompaña a bien vivir. En todas las cosas, pero no en la lírica. El inmensurable error en la explicación de lo poético ha residido en no haberse identificado a .tiempo la esencia con la existencia. En la crítica puede distinguirse entre el andamiaje animador y las volutas adyacentes. Será todo crítica. En la lírica, no. Lo que no sea esencia-existenci~será vehículo, nunca complemento. Lloremos a caño abierto el tiempo malgastado en tomar medidas a los poemas. Lamentemos la energía derrochada por la estimativa que aplicó su ministerio a precisar la calentura de los ropaje.s impermeables.
Eugenio Florit, con quien hablo, sabe que nos morimos sin vaciar nuestra entraña lírica y que nunca tocamos en su intimidad la de los otros. Sabe el poeta de T r ó pi e o que la palabra es una moneda falsa con la que hay que comprar-engañando con
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Juan Marinello
astucia israelita-la comunicac10n con los hombres. No ignora Florit que la pureza lírica absoluta sólo puede darse en un gran poeta a quien, en castigo de su grandeza, hubieran de niño cortado las manos y cegado la voz. Ese cantor trágico vengaría, en su pureza desesperada, a todos los "forzados ·del conso·· nante" y daría, a los que tuviesen oídos para oírlo, esa plenitud que corre delante de la pluma y queda junto a la pluma, inseparable como la sombra y, como la sombra, sin libre existencia.
Como se dieran la voz y las manoa al gran poeta mudo, le nacerían vías de derramamiento por donde vería correr aguas hasta entonces desconocidas de él. Las aguas se contaminarían del cauce y llegaría al poeta la conciencia de su dón al verlo manchado. Entonces, el dilema : o disolver el cauce en la corriente, para que todos vean el dón a distancia, o debatirse en busca de ~a pureza perdida caminando hacia el manantial, hacia la mudez.
Racionalidad. Inefabilidad. He ahí los dos cables que tiran en opuesto sentido del hecho lírico. Es la voz, la palabra, lo que da racionalidad--dice Miguel de Unamuno. Lo poético ha de ser visto por el ojo de la palabra, por la hendedura de la voz. Y como lo poético es inefable--en el sentido raiga! del vocablo--, el accidente de traducirlo comporta traición. A diario se repite que toda traducción lo es. Toda versión supone, en efecto, una pugna callada por la lealtad que
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