La droga del poder

Post on 14-Aug-2015

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LA DROGA DEL PODER

Tengo mucho tiempo pensando en lo siguiente, la humanidad entera a lo largo de la historia ha venido siendo afectada por un sinnúmero de sustancias químicas que han puesto a nuestra juventud de cabeza. Apenas hace unos años atrás, se podía escuchar de varias drogas, a quienes algunos incluso les conferían poderes curativos, milagrosos y espirituales. En la actualidad con una tecnología que supera límites para muchos increíbles, y con un consumismo tan adentrado en la conducta social, de aquí y de todas partes; no es de extrañar que las drogas se hayan multiplicado a tal punto, que se hallen en el mercado en distintas presentaciones, desde líquidas, pastillas, inyecciones, que se pueden consumir con alcohol, otras que no, para utilizarse en las discotecas, etc, etc, etc.

Entre los muchos efectos nocivos de las drogas que tanto escuchamos (y de los cuales no hablaré en su totalidad porque este artículo trata de PODER), están 2 básicos:

1) “LA DEPENDENCIA”, un adicto es alguien que depende de esa sustancia para “vivir”. 2) “TRASTORNO DE CONDUCTA”, me refiero con esto a la distinta forma en que actúa

una persona que está drogada, y las cosas que en ese estado puede llegar a cometer.

Considero que el “PODER” también es un tipo de droga, tomando en cuenta estos 2 efectos nocivos en el individuo que está drogado de poder.

Dentro de los muchos personajes que la historia nos presenta, encontramos a Nerón, El emperador del exceso: Asesinó a su madre, a su mujer y a todos los que le llevaban la contraria.

Atila, El azote de Dios: El líder de los hunos conoció por un momento el poder sin límites, llegando desde Mongolia hasta la mismísima Roma arrasando entre otras ciudades, Persia. La batalla de los Campos Cataláunicos contra los godos fue extremadamente sangrienta, se calcula que murieron 300.000 personas.

Adolf Hitler, Infierno nazi. Obsesionado por establecer una supremacía alemana, exterminó a seis millones de judíos, homosexuales, niños y discapacitados mentales.

Mao Tse-Tung, En nombre de la revolución. Su fatal gestión del país, su ambición, su falta de escrúpulos, su represión y su desprecio a sus enemigos arrasó con la vida de 70 millones de chinos.

Podemos incluir, José Stalin, Al Capone, Josef Mengele, Osama Bin Laden, y otros más.

Hemos visto también Presidentes de Repúblicas, moviendo decretos constitucionales a su antojo, con el anhelo de permanecer un “poquito más en el poder, <<perdón>>, trabajando por el pueblo”

Pero de aquello ya sabemos demasiado, hay otros personajes que están drogados de poder, que no están lejos, sino muy cerquita, miembros hasta hace poco normales de tu comunidad, ayer cuando no tenían su dosis de poder, saludaban con la más grande atención, y hasta te

pedían favores, los encontrabas en una fiestita disfrutando como todos, los podías ver en “bici” por la calle, o a “patarata” en el mercado.

Hoy están sentados en las oficinas, con un letrerito en el que llevan la marca de la droga que usan, en ellos puedes leer, “Gerente”, “Administrador”, “Jefe de Departamento”, “Director”, “Secretaria”, “Cajera”(Perdonen por favor no conozco todas las marcas).

Recuerdan los dos efectos de los que hablé, bien aquí describo los síntomas.

“LA DEPENDENCIA”

Han llegado a depender tanto de la posición, de un ego robusto, de comodidades financieras, y esa sensación en el estómago, de saber que pueden hacer la diferencia con una palabra salida de sus labios para el “pobre necesitado” que va hacia ellos en busca de ayuda; que no les importa, traicionar, pisotear, humillar, afirmar lo malo y negar lo bueno, con tal de mantener a su proveedor de “droga”, feliz y conforme. Su proveedor es uno que está un poco más arriba, que probablemente consuma una droga de otra marca (superior), pero que tiene síntomas muy parecidos. Sin embargo es el proveedor y hay que mantenerlo feliz, esa es la consigna para no perder la dosis.

“TRASTORNO DE CONDUCTA”

Ya no se divierten en las fiestitas, ahora solo van a las fiestotas, ya no los vemos en bici, ni a “patarata”, ahora no se bajan del carro del año, lo cual no está mal, lo que está mal es que ya no saludan, ya no se acuerdan de los favores que pedían cuando no estaban drogados de PODER, cuando llegas a su oficina te tratan con desprecio, atienden cuando quieren en la forma que quieren, primero ellos, segundo ellos, y al final si tienen tiempo entonces el “pobre necesitado” que está haciendo una fila larga, o que está sentado esperando a que lo llamen.

No me crees, hace unos días estuve en una entidad pública por una consulta, las palabras con las que me recibieron fueron éstas,<< espere turno (solo estaba yo)>>, <<siéntese(20 sillas vacías)>>, después de 15 minutos pregunté al guardia, <<quien me va a atender>>, la respuesta fue <<cualquiera (3 computadoras con sus “servidores públicos”)>>, 10 minutos más tarde, y habiendo preguntado yo unas cinco veces al guardia, uno de ellos me llamó, <<señor pase, dígame>>, hice mi consulta, y me respondió, <<para eso tiene que ir al frente>>. Yo

pensé “drogados de poder”

Si nunca te pasó algo parecido o al menos no escuchaste algo como esto, entonces eres una especie en extinción.

No me estoy refiriendo al 100% de las personas con un letrerito delante de su escritorio, sé que hay muchos de ellos que son formidables, y que a pesar de todo se mantienen en abstinencia, dignos de admiración, respeto y un monumento a su fidelidad y compromiso con el “pobre necesitado”. Pero también generalmente duran poco tiempo con el letrerito al frente, o ganan menos que el “barrendero”.

Estoy plenamente confiado en que es posible renunciar a esa adicción, porque también he estado allí, y gracias a Dios elegí una opción superior.

La opción de la humildad, y no por mis propios méritos sino por los méritos de Cristo, y saben que; se siente muy bien.

Dany Granda E.Sin letrerito al frente…