Post on 02-Aug-2015
HECTOR MAQUEDA SEGURA. CULTURA Y PEDAGOGIA AUDIOVISUAL3º B
La película “La Ola” está basada en hechos reales acontecidos en 1967 en un Instituto de Palo Alto en California, donde un profesor de historia, para responder la pregunta de sus alumnos de cómo pudo ser posible la pasividad del pueblo alemán ante las atrocidades del nazismo, llevó a cabo una ocurrente y dramática experiencia pedagógica en la que se ha basado esta película.
Comienza el experimento con sus alumnos instaurando un régimen disciplinario en su clase, restringiéndolos en sus libertades y haciéndoles formar como unidad. El nombre de dicho movimiento fue “La Ola”. A los pocos días se sentían parte de esta unidad, a acosar a aquellos que no deseaban participar y a espiar a otros. Al quinto día tal experimento se volvió una locura; al intentar disolver tal experiencia se vuelve un horror.
A lo largo de la historia de nuestros tiempos han aparecido figuras relevantes a nivel mundial las cuales llamados líderes han intentado organizar los Estados y Repúblicas conforme a los ideales o al Bien Común. Frente a estos cambios y modificaciones es que han nacido diversos regimenes característicos en organización de poderes y relevancia en el dominio de este.
Alemania un país característico que ha vivenciado diversas estrategias políticas. Entre estas se configura la idea de un Régimen Totalitario característico de países disciplinados. Son ideologías que se manifiestan a través de los partidos, buscando dominación total de la sociedad y comunicación, negando los que son independientes o contrarios. Niega a la persona en su carácter individual pero la considera como parte formadora de grupos y conjuntos pertenecientes a dicha sociedad, considerando al hombre en función de la sociedad.
El Totalitarismo a diferencia de Autoritarismo posee ideología, buscando apoyo de las masas y su objeto se fundamenta en realizar cambios. Por su parte el segundo Régimen nada plantea acerca de una ideología concreta, no busca apoyo de masas, busca a los disidentes evitando sus expresiones y como fin último solo busca detentar el poder.
HECTOR MAQUEDA SEGURA. CULTURA Y PEDAGOGIA AUDIOVISUAL3º B
En la película “La Ola” el profesor Rainer Wenger aplica caracteres
de aquellos regímenes a un grupo de estudiantes de su clase. El docente
propone su experimento como un juego y convoca la elección de un líder.
Tras un interesante tanteo de candidatos, es el profesor quien resulta
elegido. Una vez “en el poder legítimo”, el profesor cambia su actitud por
un papel autoritario e impone medidas disciplinarias: Silencio, postura
quieta y erguida en la silla, pedir permiso y ponerse en pie para hablar…
Con la simple explicación de que todo eso es bueno para el organismo,
acalla las protestas. Usando la misma bondadosa excusa exige comenzar
las clases haciendo un ejercicio: Marcar el paso al estilo militar, añadiendo
el astuto argumento de que, con el estruendo del pateo simultáneo,
molestan a “los de abajo”. No es casualidad que “los de abajo” sean otro
grupo que sigue un seminario sobre anarquía. Los alumnos, divertidos
y entregados al jueguecito, sorprenden al profesor tomando la iniciativa de
ponerse en pie y cuadrarse cuando entra en clase.
El líder electo, convertido ya en dictador populista, propone la necesidad de
escoger un nombre que identifique al grupo. Los alumnos hacen propuestas
y él va anotando las ideas en la pizarra. Todas menos la de una alumna que,
desde el principio, muestra señales de resistencia. Al final, queda fijado un
nombre: “La Ola”. El docente propone el uso de un “uniforme” que los
distinga -tan sólo camisa blanca y vaqueros- y designa a un alumno poco
aceptado, pero que sabe dibujar, para que diseñe el logo grupal.
Con toda esta parafernalia simbólica, el profesor-dictador consigue que se
sientan un nosotros en oposición a los otros. Cuando, en una situación de
acoso, se defienden entre ellos, todos, especialmente los más débiles,
saborean una sensación de seguridad que desconocían. Las reticencias
iniciales desaparecen. Los disidentes son expulsados del grupo y su libertad
de expresión entorpecida y secuestrada. Sin la camisa blanca y el saludo de
rigor, se está mal visto y excluido de fiestas y actividades. Llenan el
instituto y la ciudad de pegatinas y pintadas con su logo. Los alumnos de
otros grupos, incluyendo varios del seminario sobre anarquía, se apuntan a
La Ola. Los que no caben o son de otros cursos, se convierten en
“simpatizantes”. Muchos compañeros del instituto, aun sin comulgar con el
asunto, se adhieren a la movida, en cuanto se dan cuenta de que
“conviene”. El grupo ya se ha convertido en un movimiento, que arrastra
poco a poco a casi todo el alumnado.
HECTOR MAQUEDA SEGURA. CULTURA Y PEDAGOGIA AUDIOVISUAL3º B
El profesor, gracias a la ayuda de su esposa y de su alumna resistente,
verdadera y heroica protagonista de la historia, adquiere consciencia del
monstruo que ha creado, que ya amenaza con sobrepasar los muros del
instituto y convertirse en un nuevo movimiento neonazi a gran escala,
reconoce que su experimento se le ha ido de las manos y concluye que
debe detenerlo de inmediato. Ante el alcance de lo ocurrido, el arrepentido
profesor decide poner fin a la locura conduciéndola al máximo extremo, con
la esperanza de que los alumnos perciban hasta dónde son capaces de
llegar por la manipulación, se horroricen, se avergüencen, reaccionen y
aprendan la lección. Para ello, convoca una masiva reunión de miembros y
simpatizantes de La Ola, en la que los exalta al máximo con un
enfervorizado discurso, con el que consigue que el grupo se lance
literalmente al linchamiento físico de un “traidor” al glorioso proyecto.
En ese momento, el profesor detiene todo en seco, trata de hacer ver a sus
alumnos que el experimento ya ha contestado a sus dudas y les abre los
ojos a la barbaridad a la que se han dejado arrastrar. Todos parecen
confundidos, como despertando de un extraño sueño, y poco a poco, a
distintos ritmos, van asimilando la realidad. Unos ocultan su rostro con las
manos, otros niegan con la cabeza, otros lloran, otros miran sin salir de su
asombro. Pero el alumno más fanático, un chico que antes del experimento
era el hazmerreír de todos y que idolatraba a ese movimiento que le había
otorgado seguridad y autoestima, un desequilibrado muchacho que había
confiado todas sus esperanzas a aquella locura y a su líder, no puede tolerar
que su sueño se esfume de repente. El muchacho, enloquecido, saca una
pistola que lleva consigo, hiere a un compañero y finalmente se suicida,
pues no puede soportar la idea de que “La Ola” haya acabado. El profesor
finalmente es detenido como culpable de todo el movimiento.