La Pintura Neoclasica Francesa

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Las bases éticas y formales del clasicismo en

la pintura francesa.

Tomado del libro de Walter Friedlaender: “De David a

Delacroix”.

A partir del siglo XVII aparece en la pintura

francesa dos corrientes principales: la racional y la

irracional.Lo racional propende a ser moralizante y didáctica. Lo

irracional esta libre de esas tendencias.

La tendencia racional tiene su origen en la

época clásica de Francia, el siglo XVII y continua a lo largo de el

siglo XVIII.

La corriente irracional presenta su mayor

esplendor en la primera mitad del siglo XVIII.

Ambas pueden reconocerse en la

complicada estructura de la pintura francesa del

siglo XIX.

A comienzos del siglo XVII surge en Francia una actitud primordialmente interesada

en el contenido ético y didáctico de la obra de arte,

que ejerce también una influencia especifica sobre la

forma. Su iniciador fue Nicolás Poussin.

Debido a estos factores éticos y didácticos, la

pintura religiosa también adquirió un típico

carácter sobrio muy distinto de la brillantes

imaginativa de los cuadros religiosos en

Italia y España.

En Francia se concedió importancia nueva a la

vida espiritual y la salvación efectiva del individuo, por lo que las preocupaciones éticas y didácticas

predominaron mas que nunca.

En oposición a esta actitud moral y racional se encuentra la segunda corriente principal de la pintura francesa, la irracional, que no aspira a erigirse sobre el fundamento de la verdad o la razón humana o sobrehumana, sino sobre el gusto.

Apareció a comienzos del siglo XVIII. Movimiento tendente a hacer del sentimiento el criterio del juicio artístico.

Mentalidad artística liberada de la tradición moral o académica. Intentaban capturar la superficie atractiva de la realidad, en sentido objetivo y psicológico, se interesaba por los fenómenos de la vida fáciles y chispeantes, tratándolos de forma alegre.

Sus suaves colores y su atractivo erotismo,

cubrieron las paredes y techos de rocaille de los

hotels parisinos en la primera mitad del siglo

XVIII.

Este arte sensual y decorativo fue tolerado simplemente como un fenómeno pasajero; al menos para los intelectuales y juiciosos franceses del siglo XVIII, pertenecía a la petit manieré.

Watteau estuvo activo durante las primeras dos décadas del

siglo, y sus seguidores no sobrepasaron la mitad del

siglo.

El predominio de la pintura galante duro solo un tiempo

relativamente corto.

Boucher vivió hasta 1770, pero no fue muy apreciado en sus últimos años.

Solamente Fragonard prosiguió en esta línea y

trabajo en el estilo mas libre dentro del nuevo siglo.

El espíritu del siglo XVIII se limito a su primera mitad extinguido completamente hacia 1750. Tendencias severas y moralizantes reaparecieron, limitándolo y forzándolo a su repliegue.

Hay una vuelta a la tónica racional y moralizante del arte francés. Hacia

mediados del siglo XVIII reaparecía la corriente neoclásica, neopoussiana, y

el gran goüt era una ves mas dominante.

El clasicismo ético asumió un carácter eminentemente político y junto con la literatura y la filosofía moralizante preparo el terreno a la revolución.

Jacques Louis David con su Juramento de los Horacios

alcanzo la cima de esta evolución cuatro años antes de la toma de la Bastilla y se convirtió en el gran pintor de la Revolución.

Influencia de las ideas de Winckelmann y su concepto

de “quietud” como condición propia de la belleza, este

concepto tenia una carácter ético y casi religioso.

La sencilla grandiosidad y la belleza de los “ciudadanos de Esparta” se buscaba en

las nobles figuras de la Republica romana.

Se resucito el “laconismo” de Poussin y los pintores empezaron a seguir su regla de la rareté, que requería la colocación del menor numero posible de figuras en la escena pictórica.

Las vistas en perspectiva se abandonaron a favor de un

escenario para la acción principal mediante planos espaciales

paralelos, situados unos tras otro. Se evitaban escorzos, accesorios y

cualquier otra cosa que pudiese distraer la vista de la esencia del

cuadro, de la acción.

Estas reglas técnicas clasicistas con David llegaron a una realización

neta, clara y directa. David fue una primera figura.