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La Montaña, 28 de abril de 2015.
“Las Manos”
Mis queridas semillas,
Una vez, un vecino de un pueblo estaba desesperado y ya no sabía
qué hacer, dónde ir; y le dieron una dirección que fuese a ver un vidente,
fue a verlo, sacó el tarot y le dijo: “Va a tener mucha suerte en su vida,
encontrará el amor, tendrá mucho dinero y salud para
gastarlo”, el hombre se fue corriendo y feliz, cuando
bajó a la calle, oyó murmullos que otros que venían de
ese vidente estaban diciendo lo mismo, se quedó muy
decepcionado, sin saber de dónde le vendría el dinero,
el amor y tal como estaba, si tendría la salud. Le
aconsejaron de ir a ver una druida, leía muy bien las runas, y le dijo:
“Estoy desesperado y quiero saber toda la verdad, no soy feliz”, la druida
se instaló en el medio del bosque, había robles, muérdago, boj y mirando y
acariciando esas hojas tan verdes le dijo: “Las runas han hablado, tendrás
que luchar para ganarte la felicidad, al final
del camino serás feliz, se van a solucionar
tus problemas, tienes que profundizar y
tooodo te sonreirá”. El hombre salió después
de las runas de la druida y anduvo en la
calle un poquito perdido porque no sabía, ni
comprendía lo que le habían dicho. Continuaba a ser infeliz y a no tener
nada, ni dinero, ni amor. Alguien le llamó y le dijo: “Ven te voy a leer las
líneas de la mano, ¡Ay tendrás muchos hijos!”, él contestó: “Soy viudo”,
“Tu línea de corazón dice que vivirás muchos años”, y continuó
preguntando: “¿Seré feliz?”, “Esa palabra no está escrita en las líneas de
tu mano, pero tendrás suerte, muuucha suerte y mucha salud”. El hombre
bajó sus escaleras, de nuevo se encontró en la calle desesperado, infeliz y
no tenía nada, se alejó del pueblo y una vez más, encontró un camino, ese
camino era muy estrecho, era hecho de baldosas de barro, unas diferentes
de las otras, se encontró unas escaleras, continuó subiendo y arriba de la
montaña había un sabio, lo saludó: “Amado sabio y respetuoso, vengo a
pedirle que me dé el modo de empleo para ser feliz, pues no lo soy y busco
la felicidad”. El sabio estaba sentado en el suelo y le respondió “Tengo
dos manos”, el hombre tan preocupado continuó: “Yo tengo manos vacías,
no tengo nada en ellas”, el sabio lo contempló y miró sus manos “Pero
tienes dos manos” y continuó el hombre: “No tengo nada, no tengo casa”,
el sabio respondió “Yo tampoco tengo casa”, “Pero, es que me gustaría
tener casa y riquezas y la felicidad”, el sabio continuó: “Yo tampoco tengo
casa” “¿Cómo puedo ser feliz? Hace años que lo busco y continuó sin
encontrar”; el sabio con su sonrisa amable, le dijo:
“Buen hombre, mírate tus manos, en tus
manos está la riqueza, te sirven para
trabajar, te sirven para crear, te sirven
para acariciar, para aquellos que se están
cayendo darles ayuda, en tus manos tienes
una Energía Divina, transmítela,
compártela”.
El hombre se miró las manos y contestó: “No tengo casa, estoy en
la calle”, “Ya te he dicho que yo tampoco tengo casa, te recuerdo que tu
mejor casa es tu cuerpo, tu mejor casa es el templo que llevas, ese cuerpo
entero, de brazos, de piernas, tu cabeza, tu cuello y lo que hay dentro, ése
es el Templo Divino”; “¿Y la riqueza?” le dijo el hombre, “Está en el
templo, la riqueza es tu salud, la riqueza es tu Fe, la riqueza es reconocer
que tienes una casa con tu cuerpo, que tienes unas manos con Energía y
unas manos con la Creación ¿Qué más puedes pedir? Acariciar las flores,
acariciar los niños, tomar la cara de tu amada entre tus manos y decirle
¡Te quiero! Darle un beso, acariciarla, te quiero ¡Eso es la riqueza! ¡Ese
es tu tesoro! ¿Qué hay más fuerte que el cuerpo humano? ¿Quién lo puede
todo? ¿Quién resiste al frío, al calor, al viento, las guerras? ¿Quién resiste
a una noche de baile hasta la madrugada? ¿Quién resiste sin comer?
¿Quién resiste cuando se le muere un hijo, un padre o un hermano?
¿Quién resiste cuando le anuncia una desgracia, un tsunami, un avión
estrellado, la ciudad de Nepal destruida, quién resiste? El hombre como
tú, con la casa que es su Templo, con el Dios que lleva dentro y con el
Amor que comparte ¡¿Qué más puedes pedir?!”.
El hombre del pueblo se levantó, se inclinó hacia el sabio y se
alejó. Al llegar al pueblo, muchos lo miraron, vieron que había cambiado
algo, pero siempre era el mismo miserable que vivía del mendigar y de lo
que le daban, vio una señora que llevaba una carga muy grande de leña y
le dijo: “Permítame” le ayudó, aquella señora al llegar a casa le dijo:
“Buen hombre, se va a llevar usted la comida porque ya la tengo
preparada y le daré para la cena, venga usted cuando quiera siempre
estará la mesa puesta”, salió feliz y contento y se fue a comer su comida.
Por la tarde se encontró un gran ganadero que tenía vacas y ovejas y lo
llamó, “¿No buscarás trabajo por casualidad? Necesito un hombre que
pueda hacerlo todo con sus manos”, el hombre le respondió: “Nunca he
trabajado poca cosa se hacer” “Es muy sencillo, toma el pico y la pala y
trabaja la tierra, mañana lo agradecerás”. Se puso a trabajar hasta que el
sudor le empapó la camiseta, por la noche tenía una habitación, su agua
caliente para lavarse, ropa de aseo para cambiarse y su cena puesta.
Cuando terminó el mes, los meses, el año, tenía su salario, dinero y todo lo
que había pedido y que no había visto lo tenía en sus manos.
Mis semillas, no sois el ombligo del mundo, sois más grande, no
sois la única estrella que brilláis, sois el firmamento, mis estrellas que
ilumináis día tras día vuestras casa, en vuestro trabajo, con vuestros hijos,
con vuestros amigos, allá por donde estáis en
cada país, mis semillas, vuestras manos, que
transmiten ésa Energía tan grande y que
después de 5 minutos la persona está feliz, está
feliz ¿Qué deseáis más? Sólo nos queda un
detalle, darnos las manos tooodos alrededor de
la tierra por Nepal, abrazarnos muy fuerte y
creer en la Fe y darle fuerza para correr, si supierais qué felicidad tan
grande encuentra Servidora cuando os habla, cuando os ve y mirando la
grandeza de vuestras almas, eso es el Universo, eso es la Vida y esos sois
vosotros.
Con todo mi amor, vuestra Servidora,
La Jardinera