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7/25/2019 Las Mximas Polticas Del Mar de Salvador Gallardo Cabrera
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L S MXIM S POLTIC S
EL M R
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COLECCIN T R YECTOS Y
EVE
NIRES
S LV DOR G LL RDO C BRER
oordinador e la coleccin
CONSEJO
EDITORI L
VCTOR B C
M NUEL QUIJ NO
7/25/2019 Las Mximas Polticas Del Mar de Salvador Gallardo Cabrera
6/70
L S MXIMAS POLTICAS
EL
MAR
Salvador alla
rdo abrera
COLEGIO NACIONAL DE CIENCI
AS
POLiTICAS
Y ADMINISTRACIN PBliC A
C
e tu r a
p o t i e a
ec on om a
7/25/2019 Las Mximas Polticas Del Mar de Salvador Gallardo Cabrera
7/70
Primera edicin 1998
No
pu
ede reproducirse, almacenarse en un sistema de recuperacin,
o transmitirse en forma algcm a
por
medio de cualquier procedimiento,
sea ste mecmco, electrnico,
de
fotocopia, grabacin o cualquier
otro, sin el previo
permiso
del editor.
D erechos reservados 1998 resp ,cto a la primera edicin de Las
mx imas poltm del
mar por: Sa
lvador
Ga
llardo Cabrera
IS N 968-5007-00-4
IS N 968-5007-01 -2
Ilustracin
de portada
Ism
ael Guardado
Editores:
Guido Pea
Hctor
aca
Diseo
Editorial. Liliana viaya
Composicin: Edicion es Cuadr ivio.
Mariano
Escobedo
724-102, co
l. \nzur
es,
c.p. 11590. l\'lxico, D. F. TeL 254-85-30
Impreso
en
Mxico
Printed in Mexico
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NDICE
Las mximas polticas del
mar
Arte
de
la
navegacin
1 11
Morfologa de los ocanos 1 15
Morfologa de los ocanos
11
16
Digresin sobre los reinos sin distancia 19
La poca de la imagen del
mund
o 20
Arte de
la
navegacin n
21
La representacin rota: cuatro puntos de quiebra
de la modernidad 23
Morfologa de los ocanos 111 32
Digresin sobre
las
mquinas El tonel 34
Caleidoscopio de espacios
El litoral vertical
41
Pau
l Viriiio
El pacfico
57
erman M
e vil e
Morfologa de
la
isla flotante del mar del
norte
Jonathan
t t
59
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Marco Antonio Luis
ernando
y Ernesto
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LAS MXIMAS POLTI
C S
D
EL M R
ARTE DE
LA NAVEGACIN 1
U
x
i
I
U
TIEMP
O en
qu
e los marineros
acostumbra-
ban al encontrarse con
una
ballena arrojarle un tonel vaco para
que
le
sirviera de distraccin y le hiciera
abandonar
la
int
encin
de atacar el
bar
co. De esto hace mucho tiempo. Fue en otro
en antes de que la aceleracin de las velocidades quebrara el
viejo orden martimo;
la
metfora martima del gobierno y la
poltica de los espacios fueran sustituidas
por
la interrogacin
del tiempo. Antes de que la velocidad como escribe Paul Virilio
desmoronara
el tiempo y ya no s
ignificase
nicamente la
supresin de distancias o la negacin del espacio. Es decir antes
de que el asfalto se convtrtiera en el territ
orio
poltico por
excelencia.
En
ese entonces el smbolo del barco y la ballena tena dos
referentes claros:
l
ballena se
interpretaba
como
la
repre
senta-
cin del Estado absolutista; su nombre era
evi tn
El barco en
peligro era la Repblica.
Del tonel
en cambio nadie saba qu
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SAL
VA
DOR
GALLARDO C R E R ~
significaba, salvo el den de la catedral de San Patricio,Jonathan
Swift.
El
smbolo de Swift parta,
como
muchos otros, del navo en
aprietos. Desde que el problema de
cmo gobernar
se genera
liza en el siglo
XV
I, los tratados sobre el arte de
gobernar
apa
recen ilustrados frecuentemente con la imagen simblica de
un
barco que surca los mares. E n esos tratados se buscaba aclarar
los nuevos hechos que comenzaban a abrir la modernidad occi
dental: la concentracin estatal y la dispers
in
religiosa.
En
esa
apertura
creda
la pregunta sobre cmo gobernar, quin deba
hacerlo y hasta qu
punto
y, a la vez, mediante qu estratgias
habra que
gobernar
. Ah se desenvolva el smbolo: haba que
planear cuidadosamente la ruta, sopesar el cargamento y poner
lo
en
relacin con la resistencia del barco, y a ste, en relacin
con
los vientos y las vicisitudes del viaje. Sin olvidar relacionar
el
barco
con
los marineros,
para que
la ruta, el cargamento y el
barco mismo cobrasen sentido
en
relacin con
un
puerto: punto
acrecentado del sentido del viaje, smbolo indudable del buen
gobierno
del barco, meta cumplida.
D Gobernar
significaba disp oner adecuadamente las cosas.
Y desde el siglo
XVI
hasta finales del siglo
XVIII
esto implicaba
una cierta continuidad; partir
delgobierno
de s mismo ha
st
a as
cender al gobierno
de la familia, del patrimonio, para finalizar
en el
peldao
del Estado. Foucault escribi
una
s pginas muy
bellas sobre ese desenvolyimiento ascendente que remite a la an
tigedad grecorromana. Paul Veyne ha explicado que el gran
principio de casi todo el pensamiento poltico antiguo enseaba
que slo era digno de mandar a los dems el que saba dominar
se a s mismo; era indigno tener que obedecer a
un
libertino. La
disciplina poltica y social reflejaba la disciplina interior. A par
tir
de
ese principio, Cicern justific el imperialismo
romano
Quienes
rechazan la
p x romana son
seres
moralmente
indis-
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LAS MXIMAS POLTICAS
DEL
MAR
3
ciplinados, naturalezas rebeldes , deca, por ejemplo.
En
el rei
no donde la dicha ondula en el vaco, en la fortaleza vaca del
estoicis
mo
, la poltica se reduca a
un
modo
de vida autodisci
plina
rio
.
Pero
Foucault no distingui
con
fuerza que la continuidad as
cendente
tena como desembocadura virtual
una
estrategia de
representacin
descendente: en un Estado bien gobernado el
padre
sabra conducir a su familia, cuidar su
patrimonio
, ten
dra la oportunidad de conducirse adecuadamente a
s
mismo.
As, el plano ideal del gobierno podra ser fijado por la continui
dad
ascendente-descendente
con una comprensin
clara de los
medios
una conciencia recta
de
los fines. Todo ello
debido
a
que
en la antigedad gobernar no era una funcin especializa
da, sino el ejercicio de un derecho natural.
Por
qu, entonces, algo que pareca tan natural resultaba
tan
complicado? Si la Providencia
nunca ha
tratado hacer del
ma-
nejo de los asuntos pblicos un misterio , de dnde surge, pre-
gunta Swift, esa insensatez desmesura de los edictos, esa falta
de proporcin en los eptetos? Qu se ha hecho para convertir
la disposicin natural del gobierno en usos ornamentales, en
prcticas enrarecidas?
Cmo puede
estar puesta la gloria de los
asuntos pblicos
en
tantas banalidades?
Swift
pensaba
a travs de alguien ul l iver que
observa
compara
los usos costumbres de reinos de la Terra gnota con
los
de Europa. Pero
el sustento
de
sus observaciones, el espe
sor real de su mirada irnica, es una idea
con una
clara filiacin
occidental. Radica en la certeza del derecho natural: lo justo est
inscrito en la naturaleza de la razn en la razn de la natura
leza.
De
ah que
el
quiebre de la continuidad ascendente-descen
dente del gobierno, en tanto disposicin adecuada de los asun
tos, sea vista
como
una falta.
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S A J . \ . ~ D O R G ALLARDO CI BRERA
Para trascender esa situacin el derecho deba dejar de ser una
mera falta en el orden jurdico del Estado policial. Deba dejar de
ser una excepcin de la esfera
de
dominacin y convertirse
en
re-
gla central: la
f cult s
agendi debera
quebrar
la anterior norma
agendi y poner en su lugar normas jurdicas democrticas. Es el
nacimiento del derecho natural ilustrado.
De
la Edad de la Dig-
nidad. La misma
que Sv rift
ve encarnada en
un
viejo anticipo ,
la Repblica,
la
cual piensa amenazada
por
el egosmo desenca-
denado que practica
el
engendro absolutista
evia tn
soa-
do
por
Thomas
Hobbes,
el
monstruo de Malmesbury. Para dis-
traer al
monstruo
Sv rift escribe su Cuento de un Tone l
MORFOLOG
A DE LOS OCANOS I
La
gran
mxima poltica del
mar
dice
que
ste nunca
es
el mis-
mo, en l forma de lmite extremo de la tierra o espacio estria-
do diagonalmente, sino lo que resta del orden de un
mundo
to-
talmente inundado. D ah la intensa artificialidad de los usos
martimos, los ocanos reglamentados y humanizados. Una mi-
rada til sobre los imperios de la antigedad no estara fija en
los tramos cclicos de recurrencia y uniformidad ni en
el
tiem-
po desigual de la grandeza y la decadencia.
Se
fijara, mejor, en
su inteligencia oculta: en las jerarquas y aparatos para
no
termi-
nar,
para no
sucumbir, para
prolongar
su dominio. Esa mirada
podra
empujar tan atrs que del tiempo no quedara otra cosa
que
el
movimiento del mar. Perseo y
no
los emperadores adop-
tivos; la Atlntida o el Leteo y no la ciudad? Y aun cuando no
fuese necesario empujar hasta el
mundo
mtico, podra desen-
cajarse
al
mar
como
el vnculo
de unin
en la Grecia micnica?
El
mar, la primigenia
erra
incognita, el pilago estril ,
como
lo
llam Herodoto. Para esos griegos, el mediterrneo era el ro que
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LAS
M. CIMA S POLTICAS
DEL MA
R
15
en s mismo termina borde del agua. Desde la superficie: rizo
exterior de los profundos vrtices o lnea del mar observable ;
hacia
un
lado: playa de aprovisionamiento perfil costero de loca-
lizacin geogrfica y apertura a la conquista. El ocano en cam-
bio era el gran mar exterior que rodeaba las tres partes del ecu-
mene ms all de las columnas de Hrcules.
En
los fragmentos
que se han conservado del V iajealrede
dor
del mundo es posible
observar que Hecateo de J:vfileto situaba al mediterrneo
como
su centro. En este centro convergan las tres partes del
mundo
habitado: Europa Asia y Libia
Libia
era el nombre genrico
con
que se designaba el frica situada
al
oeste de Egipto. Final-
mente el ocano rodeaba por completo esas tres partes. Exis-
te en esta descripcin un movimiento doble de crculos y de
fuerzas de atraccin y repulsin. En el primer crculo el centro
de agua atrae a los tres cortes de tierra; stos estn ordenados
hacia
dentro
por
la
fuerza de atraccin del centro lquido
pero
jalados hacia afuera
por
la presin del ocano catico. Una pre-
sin ejercida paradjicamente en la forma de apertura total
fuera de los crculos del ecumene fuera tal vez de los paisajes
que
se
acomodaban
a la morfologa humana. Sucede como
con
los estratos en la tierra. Un estrato va del centro a la periferia
pero la periferia presiona tambin
al
centro y forman un nue-
vo
centro
para
una
nueva periferia.
Ceuta y Gibraltar las columnas
con
que Hrcules marc la
frontera del mediterrneo eran tambin el umbral del archipi-
lago de la Atlntida. Una vez nueve mil aos antes de que Pla-
tn escuchara entre el rumor del
mar
la orden de suspender el Cri-
tias o
La
Atlntida tuvo lugar una batalla entre los atenienses y
los atlantes entre los pueblos que habitaban ms all de las co-
lumnas del mediterrneo y los que habitaban
al
interior de
las
mis-
mas. Esa batalla haba sido referida por Soln quien a su vez
supo de ella por algunos sacerdotes egipcios. Los reyes antiguos
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16 SALVADOR GALLARDO C B RERA
del tica eran solemnes hroes ctnicos hijos de
la
tierra figu-
ras del orden continental en lucha con
las
jerarquas marinas. La
genealoga de los reyes atlantes se remontaba a Poseidn que en-
gendr con Clito
una
mortal diez hijos varones en cinco pa-
rejas de dos gemelos.
Del desarrollo de la batalla sabemos muy poco. Pla tn inter-
rumpi
su descripcin en los preliminares geopolticos: las rela-
ciones de fuerza las ventajas que ofrecan las respectivas posi-
ciones geogrficas los diferentes sistemas de organizacin social
y de gobierno. Nueve
m l
aos despus no quedaba otra cosa
que un recuerdo difuso azul
plomo como
el color de las tni-
cas que los reyes atlantes vestian en sus ceremonias noc turnas.
Azul
plomo como el
color del ocano que permaneca amena-
zante e inexplorado.
Nueve m l
aos despus de la batalla en
el
tiempo de
la
narracin de Platn los griegos posean sobre
el occidente
menos
que retazos de informacin: hebras de mi-
tos visiones basadas en razones tericas de simetra y equilibrio.
mo
se hizo para potenciar a
un
poderoso enemi
go
prove-
niente del imaginario marino siendo que
el propio
ncleo de
afirmacin de
la
Grecia micnica su vrtice
primordi
al de co-
municacin e intercambio era el mar y no la tierra? Quiz por-
que para ellos
el
mediterrneo era justo
el
borde del mar la fron-
tera
entre
el ro que en s
mismo
termina ni
el
terrible
ocano
Atlntico sin forma y medida.
MORFOLOG
A
DE
LOS OCANOS
II
Roma
y Bizancio haban
hecho
del mediterrneo
la
base geo-
poltica de sus imperios pero a partir de la expansin rabe la
unidad mediterrnea se rompi. El ncleo de afirmacin del me-
dioevo estaba dispuesto a partir de la tierra de membranas y
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LAS
MXIII> AS
POLTI CAS DEL MA R
17
pliegues terrestres. Jacques
Le Goff
ha trazado el largo cami
no
que
se recorri
en
la
Edad
Media para volver a
encontrar
,
ms all del teln del simbolismo que abarcaba todo, la realidad
fsica del mundo. La navegacin participaba de ese
umbral
sim
blico. Una de sus figuras ms socorridas era la de la nave en
la tempestad; incidente que aparece con
asombrosa
regularidad
en
la vida de
numerosos
santos y que prefigur mltiples mila
gros para
apaciguar
una tempestad
o resucitar a un nufrago.
Sin embargo, era el
bosque
o el camino, y
no
el mar, lo
que
formaba
el inquietante
horizonte
del mundo medieval. Tristn
dice a Isolda
en el bosque
del Morois: Volvamos al bosque, que
nos protege
y
nos
guarda ... .
El progreso en
el occidente
me
dieval
parti
de la roturacin de la tierra, en la lucha sobre la ma
leza y los arbustos-; la
s
elva
oscura
de Dante
y
el bosque vir
gen.
Dentro
de la esfera simblica,
el
bosque representaba
tinieblas o el siglo con sus ilusiones.
El
mar era el mundo y sus
tentaciones. En un
grabado
que ilustraba
a
n ve
de
los loros
de
Sebastin
Brant
(1457-1521) se muestra cmo se confinaba den
tro de un
barco
a quien estaba afuera para apartarlo de la mira
da de los
cuerdos
. Con todo, el horizonte geogrfico de ese
mundo era
mu
y restringido; se limitaba a la cristiandad. Adem
s,
el tonelaje de las flotas y el
nmero
de
buques
an
en
la era
mercantil veneciana y genovesa que
repuso
e
parte
la
unidad
mediterrnea-'-- eran
muy
pequeos.
El estrato rural medieval, reino de la madera y la piedra, asen
tado en un ncleo territorial
difuminado
pues la propiedad
no estaba generalizada- , sin
potencia
martima ni comercial,
donde se practicaba la regresin al
pasado
como arma contra
la decadencia; ese estrato poblado
por
las ruinas de las antiguas
estructuras del
Estado e l
derecho romano, las vas continenta
les, las grandes concentraciones
urbanas-,
no cesaba de agi
tarse por
una
errancia aniquiladoramente larga, desesperada-
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SALVADOR GALLARDO CABRERA
mente lenta, en una especie de movimiento browniano, a la vez
perpetuo
e inconstante ,
como
lo
ha
descrito Marc Bloch. La
errancia medieval utilizaba el bosque y los caminos como una
red de trayectos plegados sobre algunos puntos fijos: ciertos lu-
gares de peregrinacin, ciudades
con
ferias, puentes.
Slo a partir del siglo
XIV
la errancia fue considerada activi-
dad de hombres malditos, de vagabundos.
Esto
se logr
por
me-
dio de
una
transferencia del estatuto de normalidad a la vida se-
dentaria.
El
sedentarismo medieval del
mar
trasladado a la tierra.
Entre
el 800 y el 1100, las naves longas y los knorrs
de
los
vikingos tenian el dominio naval del atlntico. Descubrieron tres
veces Islandia, la Tierra de Hielo, mientras
como un
torrente se
apoderaban de Burdeos, de Prigueux, Angers, Tours y Orlcans.
Odin, el de un solo ojo, dios de la sabidura rnica y de los ahor-
cados, los acompa con su lanza Gungnir, su caballo de ocho
patas y sus dos cuervos:
mente
y memoria. Sus descendientes
medievales navegaron a ambos lados del estrecho de Davis.
En
su avance hacia el oeste fueron construyendo
un mapa
de se-
alizaciones para esa regin del atlntico que poco despus se
perdera.
Erick l qjo parti exiliado de Islandia en el ao 982. Regre-
s
tres aos despus
con
un
relato acerca de los
contornos
de
la Tierra Verde (
Gronland
).
Los
groenlandeses
no
se detuvie-
ron: Leif Eriksson realiz cinco travesas hasta dar con una tie-
rra
que
nombr Vnland la tierra de vino, situada en lo que mu-
cho ms tarde se llamara Amrica. Segn algunos historiadores,
el descubrimiento de Amrica fue posible gracias a que las tcni-
cas martimas se fueron perfeccionando en las travesas del me-
diterrneo.
Pero
los escandinavos medievales haban empujado
la navegacin justo fuera del mar dormido. Los logros de esta
sombra magnificencia marina no fueron integrados a la
pos
: rior conquista occidental del Atlntico. Antes de 1400
Groen-
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LAS MXI
MAS
PO LTIC
AS
DEL MAR
9
landia era casi una leyenda una saga oscura para los propios
islandeses. La gran lnea de despliegue martimo de los escan
dinavos medievales se cerrara
sobre
s misma
como
un espe
jismo sin testigo. Memoria uno de los cuervos de Odn regre
s muy
pronto
de su viaje exploratorio; lo que significaba que
no haba tierra cercana. As los escandinavos quedaron atrapa
dos en el ocano abierto.
DIGRESIN SOBRE LOS REINOS SIN DISTANCIA
Hace siete eones
al
occidente del mundo mediterrneo exista
el reino de
la
madera y la piedra de las aguas estancadas con sus
flores de turba. No haba flores de turba pero cualquier extran
jero lo hubiese credo. Slo que ese reino tan perseguido y per
dido tan alcanzado y abandonado era
un
reino sin muchas ven
tanas: sus caminos reales haban sido olvidados el Mar
Tenebroso golpeaba el ms frtil-por abierto e inexplorado-
de sus costados. Fuera del limes al norte del reino exista un
pueblo adorador del dragn rojo enre ado o no a la colum
na vertebral de .cada hombre; dios de
una
era y principio ma
ligno del final de
la
misma.
Ese
pueblo
adoraba navegar. Siem
pre hacia el oeste sobre el camino de
la
ballena se dice
que
navegaron hasta confJ.gUrar un nuevo litoral merced
al
matrimo
nio anacronstico de
un
mexica convertido en islands llama
do Bjorn
Kukulcan quien se cas con
la
reina de Saba y
gober
n Yucatn. Los pueblos de
la
madera y la piedra - el pueblo
lanzado hacia el
Atlntico-
tan diferentes distantes entre s
vivan sin embargo en
un
mundo
comn.
Un
mundo
sin dis
tancia donde las travesas los viajes se medan en trminos de
tiempo
transcurrido ardes lunas atados de das- no en
distancia porque no contaban con un
modo
o instrumento para
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SALVADOR GALLARDO
B R E R
expresarla. Esto no supora algo as
como
una falta tcnica, una
carencia. Para ellos la distancia
no
era una modalidad espacial
sino temporal.
El
pueblo del dragn, por ejemplo, tuvo que in
ventar
una
orilla en pleno
mar
abierto cuando no tera un lito
ral que
le
sirviese
como
referencia espacial. Esa qrilla
la
constru
y a partir de la caligrafa que se puede leer en el mar, entre los
cambios en el color del agua,
la
profundidad y consistencia del
fondo marino observadas des
de
la
proa o medidas con
una
son
da,
el
desplazamiento y
la
configuracin de los hielos flotantes,
la
fluctuacin de los astros y el vuelo de las aves Bajo unos ban
cos de bruma casi consistente, perdida
la
cuenta de los das, c
mo
saber
la
distancia que lo separaba de su meta?
Esa
pregun
ta jams fue
formulada
as. Nunca nadie pregunt as en los
reinos de la Edad Media.
LA
POCA DE LA IMA
GE
N DEL MUNDO
.1
uno
de los seminarios del
Thor,
propiciados por Ren Char,
Heidegger expuso la
frmula siguiente: Para los griegos
lasco-
sas aparecen. Para Descartes y el hombre de la edad moderna,
las cosas
m
aparecen . Heidegger recrea
el
recorrido de la cien
cia moderna utilizando su procedimiento retorno ro arriba
con
el
fm de alcanzar la fuente de
la
ruptura que signific el pen
samiento de Descartes: su determinacin de lo real
como
ob
jetivacin del representar y de la verdad
como
reduccin,
como
certeza del propio representar. Lo existente
ya
no es lo presen
te
como
en
el
mundo griego, siDo lo que en el representar se po
ne
en
frente, lo objtico.
Lo
decisivo de este viraje
no es
que el
hombre
se emancipa
ra de las ataduras medievales l emanciparse a s mismo, siDo que
se transformara absolutamente la esencia del
hombre
, l conver-
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L
AS M.:
GM
AS
PO LTICAS
DEL
MAR
21
tirse ste en sujeto. Y ser sujeto quiere decir que el hombre se tor-
na en el punto de referencia de lo real
como
tal, es decir, en l se
funda todo lo existente a
la
manera de su ser y su verdad. Medi-
da de todas las medidas, garante de lo representado, dador de
sentido, el suijectum conquista al mundo como imagen. Es,
como
escribi Descartes, el amo y poseedor de la naturaleza .
Por imagen del
mundo ,
Heidegger no entiende
una
ima-
gen del
mundo
cualquiera, sino el
mundo
comprendido como
imagen en
el
sentido de que lo existente slo
es
si
es
colocado
por
el
hombre,
que representa. La imagen del mundo no pasa
de
una
medieval a otra
moderna; el
hecho decisivo es que el
mundo
pasa a ser imagen y ste es exactamente el mismo proce-
so que hace que
el hombre
se transforme en suijectum dentro de
lo existente.
Este pro
yecto doble es el que caracteriza a la
Edad
Moderna.
ARTE DE
LA
N}
,
VE
GACIN
Uno.
El arte de
gobernar contempl
en
el
curso de los siglos
XVII
y
XVIII
unas lineas paralelas a la de la justicia.
Contar
y
Me-
dir
la linea bicfala de mensurabilidad.
N otar
y
Anotar
linea de
identificacin o control de la apariencia. Se trata de lineas empo-
tradas
en una
relacin: se cuenta y se mide, se
nota
y se anota.
Esta relacin establece
una
diferencia entre los trminos: lo que
se
nota
importa para la accin disciplinaria del Estado y por tan-
to se anota. Las leyes suntuarias y la revisin de las listas de
no-
bles tenian
como
fm
no
slo eliminar a los usurpadores, n eran
meros
censos para trazar diagonales de identificacin.
Ser
un
censo , se deca de una cosa que proporcionaba molestias a su
dueo. Ms bien, se buscaba redimir
el
censo; imponer las obli-
gaciones, los impuestos, las condiciones de gobierno, derivar del
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23/70
5.\LV,\DOR G.\LLARDO CABRER.\
censo al censor.
Pero
lo decisivo
es
que estas lneas excedan sus
funciones de control restrictivo. Como se sabe,
la
secularizacin
del
poder
corra al parejo de
la
formacin de la sociedad disci-
plinaria que modific el
orden
de lo pblico y lo privado, a la
vez
que
invirti
la
funcin restrictiva de las disciplinas en utili-
dad
positiva.
Apresar
esta utilidad positiva de los controles gu-
bernamentales -entender cmo se rizan las disposiciones de
gobierno al interior del b rco no
es
un
dato que
se siga
na
turalmente" de los propios mecanismos de gobierno.
No
es
una
evidencia. Significa ms bien
una
reorganizacin del anlisis que
rompe
las familiaridades admitidas,
una
mirada nueva
que
gra-
cias a Nietzsche adqmri 1mportane1a. "Tras los nombres ms
sagrados encontr las tendencias ms destructivas", escribi una
vez.
Casi un siglo antes,Johann G Herder -quien a pesar de re-
frenar las tendencias racionalistas de
la
Ilustracin comparta sus
objetivos- entenda an el
barco
como la imagen primigenia
de un sistema de
gobierno
especial y riguroso. Como un peque-
o
estado
al que en todas
partes rodean
enemigos: cielo, tor-
mentas, vientos, corrientes, arrecifes y
otros
barcos. Se trataba
de un orden casi ritual que ejerca una accin intencional, defi-
nida: "Cunto hubiera dado
por
leer a Orfeo o
la
Odisea estan-
do embarcado ",
anota con
nostalgia triple. La del alemn que
no
se
acostumbra
a sustituir Repblica por Estado, la del escri-
tor que
ve los costos de
la modernidad
ah
donde la
mayora s-
lo distingue ganancias y la del viajero que constata en todos la-
dos la supresin de los vnculos objetivos de su poca.
Dos Para
cuando
comenzaron a
mutar
los
conceptos
e institu-
ciones
~ l
siglo
XIX
la imagen del
Estado monstruo
marino
haca
agua: la primera guerra mundial acab con una buena parte de
las monarquas y lo que parecan conflictos locales se haban ex-
tendido, al
mostrar
la inoperancia
conceptual
que
sustentaba
a
7/25/2019 Las Mximas Polticas Del Mar de Salvador Gallardo Cabrera
24/70
LAS
X P
OL
iTIC.\S
DEL
M.\R
23
los E stados nacionales liberales. Adems, la velocidad del movi
miento
y
la
descomunal ampliacin del espacio, tenian ya como
eje a
la
s ciudades y su estridencia tcnica. E l
nomos
hereditario
y los esta
ment
os campesinos se disolvan apresuradamente. La
tcnica modificaba las compe tencias individuales, la ndole del
trabajo y de su
eth
os Un ltimo coletazo del imaginario marino
marcara, segn E rnst Jnger, el advenimiento de la
nue
va po
ca: el hundimiento del
Titanic en
1912. En esa fractura aparecan
juntos
la
f ybnj
del
mundo
tcnic
o,
el automatis
mo
y la ca
tstrof
e.
Eran
l
as
marcas del nuevo orden.
LAREPRESENT,\CJN RCH,\ :
U\TRO
PUN TOS
D E QU IEBR \ L \ 1\fODER ' ID,\D
Uno
He
inrich v
on
Kleist era
un
kantiano consecuente, casi
do
g-
mtico. E n 1801, despus de un largo estudio de la escritura kan
tiana y atormentado por la idea de
l
imposibilidad de una ver
dad exter
ior
a los cuerpos humanos, escribi a su hermana: si
todos los hombres en vez de ojos llevasen gafas verdes, juzga
ran que los objetos que miran
so
n verdes, y nunca podran sa
ber si sus ojos ven las cosas tal como
son
o si es
propio
de los
ojos lo que ven . Aqu, el si condicional no deviene en una su
posicin; es ms bien la constatacin de un esta
do
de hecho: to
dos llevamos puestas las gafas verdes, por ello no pode
mos
de
cidir
si lo que llamamos verdad es la verdad autntica , la
verdadera verdad, o si
so
l
amente nos
parece
que
es as. O al
guien se atrevera a decir: yo tengo ojos y no gafas verdes?
Cmo
lo probara? Se dice
con
facilidad que estas lneas de
Kleist slo dan cuenta de
una
estrategia romntica que consis
ta
en
llevar al extremo, a su lmite, un
pen
samiento que seal
el inicio emancipado de la filosofa.
Pero no es
as. Kleist
no
re-
7/25/2019 Las Mximas Polticas Del Mar de Salvador Gallardo Cabrera
25/70
24
SALVADOR GALLARDO CABRERA
duce d bsurdum el pensamiento kantiano; su escritura y su vida
estn ah como testimonios de un rigor desesperado y
puro
.
Si
Kant
haba puesto los lmites a
la
razn, nadie poda hacer
como
si las gafas no existiesen. Mis gafas son rojas o amarillas , se
entiende. Pero no se entiende: soy un ilustrado, no llevo gafas .
El
primer punto de quiebra de la modernidad deviene justa
mente de
uno
de sus ms fuertes bastiones: la idea de la relati
vidad del conocimiento y las culturas. Se trata de un dis
po
sitivo
que utilizaron Montesquieu, Voltaire, Adam Ferguson y Rous
seau, derivado de distintas necesidades y dirigido a
mu
y diferen
tes fine s Prinopalmente, lo utilizaron en relacin
con la
diversi
dad de corte tnico, histrico o geogrfico-climtico, al enfatizar
la fragilidad de los presupuestos totalizadores occidentales.
Georg
Hamann
y Johann G
Herder
ampliaron este dispositivo
para realizar el desmontaje
del
tribunal de
la
razn kantiana. Si
tuaron
a la
razn
en
un
contexto
lingus tico, histrico y social,
como un modo de hablar y actuar en una cultura y un lenguaje
especficos, y no en tanto una facultad que existe en algn do
minio mental o noumnico. E l corte ms profundo y duradero
lo practic
Herder al
sealar que\el tribunal crtico-ilustrado
propuesto por
Kant
solamente universalizaba los valores e in
tereses del siglo XVlll europeo.
Con
ello,
Herder
relativiz el pinculo ms alto de
la moder
nidad ilustrada. l contrapona a la perfectibilidad moral e inte
lectual una diversidad irreductible de aspectos concretos. El sen
tido de
la
relatividad termin destruyendo los cimientos de
la
misma modernidad que dicho sentido haba contribuido a en
gendrar. Ni el tribunal de
l
razn pudo escapar a
la
visin de
las gafas verdes.
Dnde est el punto central de la tierra? ; es la ms alta
pregunta geogrfica. Ah, donde t ests , es la respuesta de la
relatividad. Pero esa respuesta variable slo sirve a tal
pregun-
7/25/2019 Las Mximas Polticas Del Mar de Salvador Gallardo Cabrera
26/70
L>\S M.. UMAS POLTICAS
DEL
MA R
25
ta general.
Si
se pregunta, en cambio, quin est ms cerca o lejos
del punto central de la tierra, entramos en el reino de la geopol-
tica. Su respuesta
es
ya
una
cuestin de escalas.
Por su visin diferenciada de las sociedades, a Swift se le ve
casi siempre como parte de esta genealoga ilustrada. Los via-
jes de Gulliver vendran a ser, segn esta lectura,
un
alegato que
mu
estra la relatividad de los valores culturales europeos
y
casi
s
iempre
su descomposicin.
La
cuestin no
es
de poca
monta.
De
ser un ndice geogrfico y tnico, al
concepto
de relatividad
se le fue incorporando valores morales o posturas ticas. Recur-
dese el
th
n de
Le
ssing.
En
Swift no sucede esto.
La
ensean-
za moral est siempre oclosionada
por
el estallido de la
impo-
sibilidad de su trascendencia.
Cuando
Gulliver viaja a Luggnagg,
la isla de los inmortales, dice
que
de ser l uno de ellos servira
como orculo para sealar las diversas gradaciones en las cua-
les se desliza la
corrupcin
del
mundo.
Sin embargo,
en
ningn
sitio del pasado encuentra un modelo a seguir; lo nico
cons-
tante es la perversin, el
engao
y la utilizacin del
poder
co-
mo modo de consecucin de los fmes ms aviesos. Ante la in-
t
r s
c
end
e
nci moral, queda la irona. En la irona, como escribi
Emilio
Uranga, hay
una
amargura incurable. Implica el uso de
la irona una enseanza moral?
Si
la irona deja de ser un grano
de sal, se convierte en
un
paraso del
absurdo
o en
una
prdi-
ca moral?
Swift es un maestro de las relaciones, no de la relatividad. Una
cosa es ms
grande
o pequea
que otra
slo si media una rela-
cin:
el
destino puede complacerse en
permitir que
los lilipu-
tienses descubran alguna nacin cuya gente sea tan diminuta res-
pecto
a ellos
como
stos lo
fueron
para
m.
..
La amargura
tuerce la figura de un hombre que trata de hacerse honor
entre
aquellos
que
estn fuera de
todo grado
de
comparacin
o equi-
valencia con
l.
7/25/2019 Las Mximas Polticas Del Mar de Salvador Gallardo Cabrera
27/70
6 SALVADOR GA
LLARDO
CABRERA
La
moral no tiene,
en
el terreno de las relaciones, nada que
ver. El r o l e m ~ es ms bien de escalas; toda
una
estrategia geo-
poltica.
Qu
sucede
cuando
dos escalas diferentes se
encuen-
tran?
Un
caballo
puede
ser el
sinnimo
de la perfeccin de la
naturaleza desde
una
escala distinta a la del cuerpo humano.
Los
partidos
polticos, en una escala real, nicamente se distinguen
por
los tacones, altos o bajos,
de
sus calzados. Queequeg, el ar-
ponero del Pequod, era George Washington con desarrollo de
canbal.
Por
el contrario,
en un
sistema de relatividad
no
hay re-
laciones, sino presupuestos. Por ello, las distinciones que se esta-
blecen desde.este sistema dan cuenta de un ideal, nunca de la
diferencia irreductible que escapa a cualquier regla de juicio. Slo
una
poltica de las relaciones puede
mostrar
por qu existen le-
yes y ordenanzas para prohibir romper un huevo por la mitad.
Lo
que est en juego en ltima instancia es la continuidad del
pensamiento
representativo.
Desde
el
mundo
mtico, la
enorme
magnitud
del mar es una cuestin de escalas o perspectivas: un
sorbo de agua para un sediento es ms grande que los siete ma-
res. Cuando el mundo mtico se retir, el mar se volvi opaco;
un espacio indestructible que no necesita mantenimiento y don-
de todos los puntos pueden unirse.
Dos El segundo punto de quiebra de la modernidad lo complet
Nietzsche al colocar a la verdad fuera del mbito de la epistemo-
loga. La
verdad
es un ejrcito mvil de metforas , una cues-
tin de estilo vinculante , es una convencin.
El
reposiciona-
miento de la
verdad
en la arena del
poder
signific la quiebra
de la pretensin moderna por establecer un mundo verdico,
autosuficiente y redondo, desde el cual era posible crear un nexo
de derecho entre la verdad y el pensamiento. Tal pretensin, se-
gn Nietzsche, signific el instante ms mentiroso y
arrogante
de la historia universal. Cuando los filsofos relacionaron la ver-
dad con el
pensamiento
y la verdad con la libertad, trataban de
7/25/2019 Las Mximas Polticas Del Mar de Salvador Gallardo Cabrera
28/70
L S MXI
M S
POLTICAS DEL
M R
27
evitar
relacionar la
verdad
con una
voluntad
concreta la
suya- con un flujo de fuerzas o
una
cualidad de la voluntad
de
poder
.
Juntar
v
erdad
con
libertad seala esa estrategia;
una
estrategia vinculante. Los filsofos expandieron a tal grado sus
pretensiones que crearon un mundo verdico en donde como
ha visto
Deleuze
queran la verdad no en nombre de lo que es
el
mundo
sino en nombre de lo que el
mundo
no es . Tan grande
es
el
poder
de ilusin de un estilo.
Tr
es
A comienzos del siglo xx el tiempo de duracin de las ins
talaciones ms recientes era ya muy reducido. Comenzaban a su
cederse breves pocas tcnicas generaciones subsecuentes de
materiales e instrumentos. Aunque la lgica especfica del espa
cio tcnico era
la
recomp0sicin infinita no poda asimilarse esa
lgica a la del progreso tal como haba sido pro
ye
ctado en la
modernidad. N o poda porque en un proceso de recomposicin
infmita la distincin representacin-realidad que se describi
en
la pom de
la
imagen del mundo resulta irrelevante: se intensifica la
representacin todo deviene representacin entonces la ten
sin desde la que lo real era
representado
est rota.
Es
en esa
representacin
rota donde aparece la ~ p o c de la radiacin. El
tercer corte en el espectro de la modernidad.
Cuatro
Para dar cuenta del
cuarto
corte el
punto
de quiebra
de
la
modernidad
democrtica es necesario contar
una
pequea
historia: los acuerdos de la postguerra de 1914 mostraron clara
mente
que los principios del Estado nacional liberal no basta
ban para acceder a la identidad del poder y el derecho prevista
en el discurso moderno-democrtico.
En
ese discurso exista
una consideracin que haca de la democracia el nico sistema
donde
l
modernidad
se desenvolvera
adecuadamente.
Esta
consideracin supona dos lineas en busca de circularidad: la in
completud de la modernidad y la perfectibilidad de la democra
cia. As los estatutos bsicos de la
modernidad -progreso
su-
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29/70
8
SALVADOR GALLARDO CAB RERA
peracin, crtica o problematizacin de todos los presupuestos
y valor de lo nuevo- que por
su propia
configuracin perma
necan siempre incompletos, encontraban en
un
sistema abierto
y plural, como la democracia, un territorio firme para que la cir
cularidad desembocara en-la constatacin de su necesidad; de
que
no
era posible una lnea sin la otra.
Se trataba de una desembocadura virtual pero siempre
en
ac
to ya, real sin ser actual, mediante un juego de lneas que seco
rroboraban
a
s
mismas. Una falta alargndose mediante
la
pers
pectiva de su cumplimiento. Mediante ,
es
decir, a partir de
la
puesta
en marcha de una maquinaria de representacin
poten
ciada al infinito. La modernidad democrtica requera ampliar
e impulsar los espacios de representacin para generar escalas
de logros progresivos: la democracia debera ser el misterio re
suelto de las constituciones. Las lineas de
la
democracia y
la
mo
dernidad
alcanzaran
una
circularidad virtuosa
en
la
medida
en
que se pudiese apelar a un desenvolvimiento y a unos progre
sos ms o menos mensurables. Pero la circularidad fue quebrada
al fin de la guerra de 1914. El vrtigo patritico, la inflamacin
nacional de esa guerra, mostr paradjicamente el fin del ideal na
cional, de los conflictos lcalizados, de las guerras caseras. De ello
es
ejemplo
la
Sociedad de
Naciones
cuyos objetivos, sus metas
y cumplimiento se asentaban en una
desproporcin:
vigilar
unos espacios enormes de derecho a partir de una potestad eje
cutiva mnima. Ah comienza a gestarse la crisis de la democra
cia representativa.
La idea de nacin, el
modelo del individuo propuesto por las
constituciones liberales y las disposiciones de
la
democracia libe
ral,
no
parecan sincronizarse
con
l
velocidad del nuevo siglo;
parecan trazos creados para una poca ms lenta y socialmen
te menos compleja. En adelante,
la
incompletud constitutiva del
movimiento modernidad-democracia ser conceptualizada en
7/25/2019 Las Mximas Polticas Del Mar de Salvador Gallardo Cabrera
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L\S
M.\XJMAS
POLT
IC. 15 DEL
M. I
R
29
un sentido negativo: la distancia para alcanzar la realizacin de
mocrtica, los requerimientos para h c e ~ coincidir la moral y
el
derecho, etctera. De ah que el plano gubernamental se esta
blezca como una suma de carencias
por
cubrir o como un
pro
ceso gradual ms o menos coherente.
E l ideal democrtico escamote la exigencia de su cumpli
miento por medio de un aplazamiento que se ofreca, desde las
estrategias gubernamentales,
como
algo inherente a su configu
racin. La democracia fue neutralizada desde sus propias dis
posiciones. Pero lo ms notable es que gran parte de los anli
sis crticos enderezados contra las entidades gubernamentales
participaban de dicha conceptualizacin
en
negativo : lo
que
falta para alcanzar x o z, lo
que no
se hizo o se hizo mal, las
correcciOnes.
An hoy, decenas de analistas polticos escriben y
opinan
a
diario sobre nuestra actualidad . Pero en realidad esos analistas
y opinadores profesionales nunca escriben para pensar nuestro
presente, nunca ven sus positividades. Observen cmo siempre
anclan su mirada desde un terreno ya construido: la democra
cia soada por los liberales decimonnicos o los rasgos consti
tutivos, los tempos de la idea civilizatoria inscrita en el proyecto
moderno
burgus. Los opinadores siempre tienen ideas justas
cuando de lo que se trata es tener, como dice
Godard,
justo
ideas. Ideas de vida, no grandes, ni decisivas, sino renglones de
resistencia a nuestro presente. No
es
gratuito que Hegel viera
en la moderna lectura de los peridicos
el
medio desacralizado
as
equivalente- de la antigua lectura de la
Biblia.
Y no tanto
porque
la
lectura de los peridicos reemplazara la lectura cotidia
na de la
Bib
ia
sino porque leer los peridicos
comporta
la mis
ma disposicin a buscar ideas preformadas.
Cmo pasaba esto? Cmo se hizo para convertir el discur
so liberal-democrtico en
una
gran redundancia? Ah estn los
7/25/2019 Las Mximas Polticas Del Mar de Salvador Gallardo Cabrera
31/70
30
SALVADOR GALLARDO CABRERA
archivos, las hemerotecas donde se puede constatar el desplaza
miento de l
Gran
Redundancia, el discurso de l Aproximacin
Sucesiva, de los
Logros
Sumndose.
Quien
est
dispuesto
a
mancharse los dedos y los ojos con el gris nietzscheano c o n
el
gris de lo efectivamente existente y lo realmente
comproba
b l e
puede
encontrar los cientos y los cientos de miles
de
dis
cursos, decretos, anlisis, informes, proyectos y crticas redun
dando
unos
con los otros, letra con letra, convalidndose unas
a otras,
como
en
una
cadena
de
transmisin. Y si en ese trn
sito de lo Mismo, se tropieza con una reivindicacin que se ca
lific a s misma de independiente, hay que ver
cmo
el ms sutil
de los sobornos practicados siempre fue declarar tal reivin
dicacin
como una
manifestacin externa del propio concep
to
de
libertad y
en
legitimarla
de
ese modo ante
el
tribunal de
l constitucin democrtica liberal,
es
decir, en hacerla inocua.
La
desincronizacin entre las disposiciones de las democra
cias liberales
-votacin
representacin, contienda pluriparti
dista, separacin de poderes- y la realidad
cotidiana
, fue
acrecentndose.con el transcurrir del siglo. La democracia neu
tralizada:
todo
ocurra
dentro de
l democracia
pero
fuera de la
realidad. An antes de l guerra de 1939,
muchos
criticaban
el
va
lor
de las doctrinas de los gobiernos representativos libera
les, yen varios
Estados
stos haban desaparecido ante formas
polticas que los negaban. Sin embargo, esto signific otra coar
tada para que los impulsores de
l
redundancia capitalista-libe
ral minimizaran los temores producidos por una nueva poca
que abola las rutinas y suprima los vnculos objetivos. Se trata,
de nuevo, de un desarreglo provocado por los alemanes; esos
malos
europeos que
no
lograron
hacer crecer, desde la
unidad
nacional lograda por Bismarck,
una
nacin civilizada, democr
tica-liberal . Y necesariamente, toda la mquina fascista - y de
paso la comunista- fue presentada como algo exgeno a la
7/25/2019 Las Mximas Polticas Del Mar de Salvador Gallardo Cabrera
32/70
LAS
MXJMAS POLTICAS
DEL
MAR
3
evolucin poltica occidental, como
un
monstruo que sin tener
casilla alguna en
el
continuo ascendente de las formas de gobier-
no modernas -pues no poda tolerarse l idea de un hijo mons
t ruoso- permita hacer aparecer tal continuidad
como
el or-
den
de
la
semejanza y extraer diferencias
que
cupiesen
en
la
taxonoma del orden poltico de la postguerra.
Con base en esas diferencias,
al
restablecimiento del ideal de-
mocrtico, se instaur entonces el nuevo orden del
mundo ,
una frmula quiz demasiado
pomposa
para hablar del reparto
diferente de
la
explotacin.
Los
desarreglos, el
desacomodo
entre la virtualidad y el acto
se agudizaron. Era
ya
muy dificil ocultar que mediante
la
redun-
dancia extendida,
la
representacin democrtica haba degene-
rado en
comedia:
la
propaganda sustitua a la moral, los dere-
chos individuales se fundaban en el poder, no en su propiedad,
como
conceda
el
estatuto constitucional. La igualdad en trmi-
nos
de
participacin ciudadana devino igualdad pasiva frente a
las
enormes
diferencias de funcin - todos podan or y dar
respuestas pero los temas sujetos a discusin estaban determina-
dos, en ltima instancia, por
unos
pocos actores polticos. Las
instituciones gubernamentales eran utilizadas
como
instrumen-
tos de perpetuacin del poder.
Una
perpetuacin atenuada
por
el rejuego partidista donde la oposicin serva, en el extremo,
como estmulo para los dueos de la violencia.
Gobernar no signific ya, en a d e l a n ~ e disponer adecuada-
mente
las cosas sino,
como
escribe Foucault, estructurar el posi-
ble campo de accin de los otros.
De
ah que a nosotros no nos
quede
otra salida que intentar inventariar esas formas guber-
namentales partiendo de sus
positivid des
y
ya
no,
como
quera
la
ciencia poltica liberal, desde lo que falta,
un
trnsito o una correc-
cin,
donde
en realidad los poderes se corroboran a
s
mismos.
Si un sistema poltico se mide
no por
lo que deja de hacer, sino
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33/70
3
SALVADOR GALLA
RDO
CABRERA
por lo que hace efectivamente es necesario enderezar un pensa
miento poltico que escape a las formas contractuales y la lgi
ca positivista de los
consensos
.
MORFOLOGA DE LOS OCAN
OS
III
Herder deca que la morfologa de Amrica facilit su conquista.
Amrica era
un
continente cuy
os
pliegues protuberancias y bra
zos se abran hacia la conquista. A pesar de ello el arte de la na
vegacin y de la guerra pueden transformar en una ventaja hasta
un
destino
morfolgico. Los
pueblos
del sol mesoamericanos
saban
por
ejemplo aprovechar
una
curvatura de un -cerro para
que deviniese en linea de transformacin mediacin y balance.
Esa linea serva a la vez como recinto de aprovisionamiento
o
curva
defensiva.
Trabajando desde Melville Charles Olson
mostr
que el es
pacio era el hecho central para los nor teamericanos. Si la lgi
ca y la clasificacin haban llevado a la civilizacin occidental al
hombre
y entre hombres lejos del espacio la aventura que se ini
ci en los Estados Unidos estaba ligada profundamente a la geo
grafa. La nomadologa de las grandes praderas la macropolitica
de los ocanos la micropoltica de las mquinas. U
na
de las m
quinas ms bellas precisas y sanguinarias era el
buque
ballene
ro. Mquina
que
serva como
nexo entre
la industria y un espa
cio
empujado
ms all de las fronteras nacionales.
Sobre esos mares as
entendidos
sobre
ese espacio privado
de dimensiones se fue
gestando
el dominio total de los oca
nos.
La
tctica sin obstculos
y
sin contingencias de la
moder-
na guerra sobre el mar ciment el modelo para las nuevas estruc
turas de colonizacin e industrias
terrestres
urbanizaciones
vas frreas. Todo lo que significaba una contingencia o
un
obst-
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34/70
L-\5 MXIMAS POLTICAS DEL MAR
culo l o s indgenas, su hbitat- deba ser destruido. La nove
dad resida en que este modelo parta de
un
pas que funcionaba
como
un objeto en movimiento con
un
potencial y una veloci
dad inditos. Un pas que barra. los espacios con
una
velocidad
mxima.
La
pesca norteamericana de la ballena sirvi
como
uno de los
detonantes para el reacomodo martimo.
Desde el
espacio de la
pesca;
el
Pacfico apareca misterioso, divino, cie
al mundo
en
tero, hace que todas las costas
le
sirvan de entrada, parece
el
co
razn palpitante de toda la tierra . . . se agita con las aguas ms
centrales del mundo, el Atlntico y el ndico no son ms que sus
brazos . Para Melville, el Pacfico tambin era la confu:macin
del futuro: hasta los descubrimientos del siglo xv, el mediterr
neo
segua siendo
el
centro del mundo. Coln hizo del Atlnti
co el
mar
central y activ
el
mercantilismo de 1500 a 1800.
El
despegue ingls se debi a
la
eclosin del Atlntico y
al
reposi
cionamiento del mediterrneo
como una
mera
zona
de paso.
Inglaterra se hallaba
en el
centro de
todo
este recambio: a me
dio camino entre
el
Bltico y
el
Mediterrneo y lanzada hacia el
Nuevo Mundo.
Melville pensaba que la Nueva Historia, la del dominio de los
Estados Unidos, se iniciaba en el Pacfico.
Era
el
futuro, una oda
procedente de las praderas, algo nuevo, profetizado hace
mu
cho, venido de muy lejos.
En
ese despliegue, el
buque
ballene
ro aventajaba morfolgicamente a los barcos mercantes, a los
de guerra y a
o ~
oiratas.
Estos
tres tipos eran,
por
su composi
cin y comportamiento, fragmentos del
orden
terrestre, exten
siones de ese
orden mar
adentro. Los barcos mercantes eran
puentes
de extensin; los de guerra, fortalezas flotantes, y los
piratas se movan como salteadores de caminos. El buque balle
nero, en cambio, haca de la linea ocenica
una
linea de avance,
buscando los embates del
mar
lejos de la tierra.
Como
en
todo
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34
SALVADOR GALLARDO CABRERA
lo que carece de tierra, reside alli la ms alta verdad se algo
sin
costa
e indefinido como dios .
A Melville,
como
escribe
Olson
este
buque
le
recordaba
la
tragedia de la democracia, ya desde la primera configuracin de
la Gran Noche Americana.
La
democracia no se haba deshe-
cho de los seores y la linea de transmisin entre el hombre co-
mn po r ms libre
que
fuera- y los lideres t a n dedicados
como
parecan-
se encontraba asentada en
una
hebra de paja.
DIGRESIN
SOBRE
LAS
MQUIN
AS
. EL TONEL
Uno Una mquina forma casi siempre un dispositivo ms com
plejo. En ese dispositivo caben piezas, materias, personales
maquinados, lineas de dominacin y resistencia, unos haciendo
engrane
con
otros,
potenciando
bandas sin fin, crculos de
pro
duccin
o apuntando hacia duetos de entrada y salida.
Hay
mquinas que funcionan como ndices de un dispositivo sin
separar
o desmontar. Hay dispositivos maqunicos sin ndices
visibles:
un
camarote y un crepsculo formaban
una
terrible m-
quina de pensar para Ahab. Tambin las hay con ndices simila-
res,
como
la llamada cuerda del mono
Por
medio de una cuerda
el organillero sujeta a un mono danzarn.
El
remero del bote est
unido igualmente al
arponero que
faena un cachalote. Esa cuer-
da es el ndice de un dispositivo mayor.
La
mquina que forman
el remero y el arponero se potencia simblicamente debido a los
cdigos de honor martimos. Si el arponero tropieza, cae y se
hunde
el
remero
no
debe cortar la cuerda, sino seguirle al fon-
do
del mar.
Entre
el
mono
y el organillero
no
existe esta rela-
cin
que convierte a la cuerda en una ligadura simblica don
de, se haga lo que se haga, slo
es
posible
dominar
uno de los
extremos.
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LAS MX
IMAS
POLTICAS DEL
MA
R
35
Melville saba mucho de los personales
maquinados
. Los
hombres forman
una
multitud de duplicados innecesarios, con-
temporneos o hereditarios. Su condicin de duplicados
no
tie-
ne que ver con su mayor o menor humanidad ni
con
su gran-
deza de alma, esos parmetros liberales.
El
carpintero del
quod
por ejemplo, era
un
tipo indiferente y sin respeto por nada. Sin
alma, posea
un
algo
indefinido
que haca sus veces : esencia
de mercurio o gotas de amonaco, nadie lo saba. Paradjicamen-
te, esa
inhumanidad
lo convirti en
un
no
duplicado. E n rela-
cin con las mquinas, l carpintero era un mltiple; como esas
navajas con hojas de varios tamaos, destornilladores, sacacor-
chos, punzones, pluma, reglas y
hasta
brjula.
Maquinaba,
abrindose o cerrndose, por una especie de proceso literal es-
pontneo,
sordo
y mudo.
Era
manipulador exclusivamente. Su
cerebro, si lo tuvo alguna vez, debi escurrrsele muy pronto a
los
msculos
de los
dedos
.
Cuando
el capitn
Ahab
le pide reemplazar su pierna de mar-
fil de cachalote,
y
cuenta l enigma de su miembro fantasma, el
carpintero aleja
rpidamente
l sombra del enigma y prefiere
considerarlo
como
un problema difcil .
Con
su respuesta; es-
tablece una de las pruebas ms altas de la funcin del personal
maquinado. La
prueba
de ser
no
tanto
un
diente del engranaje,
sino
un
ndice para
conocer
exactamente cmo funciona
l
dis-
positivo en su totalidad.
Dos.
Swift supo inventar varias
de
las mquinas ms bellas E l
cuerpo de Gulliver sujeto a la arena
por
cientos de fmsimas liga-
duras,
es
una mquina de clculo: la medicin de su cuerpo arro-
ja toda una poltica econmica que en sus lneas generales nos
hace
saber
cmo
la economa
no responde
al reino de la necesi-
dad,
sino
al de la estrategia y el dominio.
Tambin supo
extraer mltiples enseanzas espaciales de las
mquinas oratorias. Del plpito
conoci
que
nunca
es
tan per-
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36
SALVADOR G LL RDO CABRERA
fecto, en forma y dimensiones,
como
cuando es extremadamen-
te estrecho, con
muy pocos motivos ornamentales.
Nada
deba
cubrirlo. Al igual que la picota, debera ser la nica mquina des-
cubierta en todo
el
escenario.
El plpito, la escalera
por donde
suben los condenados y
el
tablado de los feriantes, juntos, formaban la mquina de elo-
cuencia de ese tiempo. Para atraer l atencin del pblico, esta-
ban diseadas
como
si fueran a gravitar sobrepuestas, slo que
el tablado de los feriantes constitua
un
engranaje frontal
en
tan-
to que abasteca a los dos
otros
ndices de material, es decir, de
temas para desatar la elocuencia.
El barco, la ballena y
el
tonel conforman otra mquina, no
una
alegora. Es
una
expresin del pensamiento simblico y
Swift comparte, con quienes consideran el poder como el Gran
Anhelo, la caracterstica de pensar en smbolos. on las imge-
nes de la alegora es imposible maquinar algo. La descripcin del
plpito del padre Mapple que hace Melville utiliza imgenes para
expresar
c u ~ l i d a d e s
forja
una
alegora. As, el mundo deviene
un barco en plena travesa que nunca completa su viaje y el pl-
pito
es su proa: desde all se divisa primero
la tormenta
de la
rpida clera divina, y la proa debe soportar
el
primer embate
..
.
Sin embargo, Moby Dick no es una alegora del drama demo-
crtico
como
muchos han querido hacernos ver. ''Llegar a con-
siderar a Moby Dick como infundio
o
an peor y ms detesta-
ble,
como
a una
odiosa
e
intolerable
alegora , se
quejaba
Melville.
D
H. Lawrence, quien saba todo lo que hay que saber so-
bre la alegora,
el
mito y los smbolos, escribi: desde nio odi
la
alegora: el que la gente tuviera
nombre
de cualidades,
como
este alguien montado en un corcel blanco, llamado Fiel y Verda-
dero pero
tambin desde nio aprend de Euclides que el todo
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LAS MXIMAS POLTICAS
DEL MAR
7
es mayor que las partes, lo cual me resolvi
el problema
de la
alegora .
En
la alegora se pone en marcha una descripcin donde cada
imagen significa algo y es un postulado
en
el argumento,
con
un
propsito
moral o didctico. Los smbolos,
por
el contrario, no
significan algo ; ms bien configuran unidades de experiencias.
Un
barco y una ballena son ms que la repblica y un estado to
talitario, tal como un jinete y un caballo blanco deben ser ms
que l Fe y la Verdad.
Se podra intentar pensar-escribir en
el
tonel olvidndonos
un momento
de la ballena y
el
barco? Sobre todo
ho
y que
el Es
tado ha devenido en
un
espacio sin tarea histrica y las bases
de sustentacin de l accin poltica,
el
meollo de lo pblico, dan
muestra del grado de oxidaci
n
que
corroe
a las democracias
occidentales.
Hoy
que simulacro y realidad parecen ser equiva
lentes en
el
tiempo de
la
recomposicin infinita.
l
tone
maquina
la representan
rota La ruptura del gozne repre
sentacin que en
el
estrato poltico parece colocar, en su lmi
te ltimo,
la
propuesta poltico-social del liberalismo occidental.
Por ello Richard Rorty ve en la sugerencia de J S. ili acer
ca de que los gobiernos deben dedicarse a llevar a un grado p-
timo el equilibrio entre el dejar en paz
la
vida privada de las per
sonas e impedir el sufrimiento, la ltima revolucin conceptual
que requerira el pensamie
nto
poltico y social de Occidente.
Es-
to quiere decir que lo que estaba pensado
como
mnimos nece
sarios o posibles
son
ofrecidos ahora
como
los mximos o to
pes. El
todo
sigue siendo mayor que las partes? No significa
esto que
el
navo
dem
ocrtico
cargando
en sus bodegas a su
propia ballena totalitaria- est destinado a navegar
por
los ma
res de
la
esterilidad?
Hay relatos donde
la
primera historia, lo representado o vis
to
de golpe, siempre encierran
una
segunda historia
m
o lle-
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38
S.
IIX.-IDOR G.\LL-IRDO
CIBRER. 1
g hasta all tal personaje, por qu se
acomod
de tal
manera
,
qu necesidad tuvo de decir
todo
eso.
Algunos otros para quedar completos, deben escribirse con
un
trozo de
un
relato nuevo: tiempo atrs a
rr me
intrig a me
nudo qu se podra sentir ante
un
camino cortado.
Ho
y s que
en todas partes
ya
ha estado alguien. Y an as,
sobre
la tierra
no
hay medida alguna .
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C LEIDOSCOPIO
E
ESP CIOS
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EL LITORAL VERTICAL
PAUL VIRILIO
~
LTITUD CERO ; ESTAS PALABRAS
pronunciadas por el piloto
del
LM
mdulo lunar)
al
fmal de las maniobras de alunizaje de
la misin Apolo XI, son ms histricas que cualesquiera otras.
Sealan que en ese instante la altitud se volvi
una
pura distancia
para
nosotros . A partir de ahora, existe otro suelo, un suelo en
lo alto: la superficie de la tierra se convirti en
un
entresuelo.
Durante el
verano de 1969, contemplar una isla de cierta ribe-
ra o
la
Luna
se volvi lo mismo.
El
acontecimiento
no
era tan-
to la retransmisin de imgenes televisadas a ms de 300
mil ki-
lmetros de la Tierra, sino la visin simultnea de la Luna en
la
pantalla y
la
Luna a travs de
la
ventana.
El
cielo se volatilizaba
y
el descenso en
otro
planeta nos situaba,
como en
un balcn,
sobre
el
vaco, desencadenando la superficie de las cosas como
referencia; de pronto, los confines se volvan un litoral sideral.
El
umbral negro sobre el que se destacaban las siluetas de los
astronautas
ya
no era un horizonte. Muy de cerca, su curvatura
situaba netamente la finitud del astro:
Armstrong
y Aldrin esta-
ban menos sobre la Luna que al borde del espacio. Pero esta
[4 ]
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4
PAUL VIRILIO
gran importancia dada a los lmites era comparable con
una
de
sapropiacin, con una devaluacin del interior ;
el
valor se des
plazaba desde
el
centro hacia
una
ulterior periferia,
el
objeto ce
leste tena por tanto
meno
s inters que
el
intervalo espacial y sus
paredes.
De hecho, el gran vuelco, que eriga
l
longitud y que disper
saba las distancias en
un continuum
descompona simultnea
mente
un orden de percepcin y un orden de utilizacin; incita
ba a que los dos grandes bloques ideolgicos
-quienes
ya
no
se combatan verdaderamente desde el final de
l
guerra
r -
disiparan en
el
tiempo y el espacio
un
a geopoltica carente, no
obstante
de perspectiva.
Aunque
se desterritorializaban no
renunciaban a sus esfuerzos totalitarios, de ah las vacilaciones
de la poltica de Kennedy l
dud
ar sobre
l
eleccin del enemi
go, oscilando entre
l
baha de Cochinos y la guerilla urbana, el
exterior y
el
interior. Pero desde las campaas Lunares,
tanto
americanos
como
soviticos, saben bien que
y no
existen otras
tierras para
una
sola humanidad. El mundo, desapareciendo co
mo
horiz
onte
infinito de toda experiencia posible, reapareca
como campo
teleolgico, y von Braun, el trnsfuga del
sueo
sideral alemn, renunciaba a l NASA.
Una
vez que cuantificar y cualificar infinitamente los conteni
dos se volvi imposible, se sustrajeron los continentes al des
calificar su contenido: las naciones y los ciudadanos. Esta nue
va forma de accin capitalista (de social-imperialismo) devolvi
la paz a los
campus.
La institucin cientfica, profundamente minada por las in
certidumbres polticas del poder, volv a ser el instrumento de
l
obra, retomaba su lugar
como
informante privilegiada del Es
tado, a travs de
l
inmensa tarea de inventariar y cuestionar nue
vamente los contenidos; tal era el sentido nuevo de los contra
tos
pasado
s
con
la
armada
y
en
el cual las ciencias humanas
7/25/2019 Las Mximas Polticas Del Mar de Salvador Gallardo Cabrera
44/70
EL LITORAL VERTIC
AL
43
mantenan un buen lugar. Es un hecho sin precedentes el que
uno de los miembros de la institucin, H. Kissinger, fuera ascen
dido al puesto de jefe de relaciones exteriores, en el ncleo mis
mo de la nueva empresa americana-sovitica. Un ao despus
se realizan los trabajos confidenciales de la
OT N
sobre la plani
ficacin mundial de la circulacin de personas y de mercancas,
en el momento mismo del ixon Round de la conferencia de Gi
nebra
... paralelamente
el
carcter cerrado del sistema soviti
co era pblicamente criticado
por
el fsico Sakharov
en
Mosc;
los intelectuales rusos los judos tenan ms libertades en el
mundo
y
la Unin Sovitica declaraba la renuncia a sus circui
tos protectores en materia de radio televisin.
De
pronto los
habitantes de los dos grandes bloques ideolgicos podran com
partir las mismas ficciones gracias a la mundo-visin.
Desde
el
abandono de las misiones Apolo, por ejemplo, la
imagen televisada del suelo Lunar, en las pantallas americanas,
se reemplaz por las imgenes de los efectos especiales de agi
gantamiento, que
son
a los objetos demasiado grandes lo que
el microscopio es a los objetos demasiado pequeos. As, los
operadores se divierten combinando continuamente
macro y
micromateria, dndole a los telespectadores, en pocos segundos,
la
ilusin de viajar desde
la
estructura gigante de
una rama
de
hierba hasta
una
tierra en miniatura perdida en el cosmos.
En el siglo XIX, el totalitarismo histrico
Oa
historia intrnse
ca haba instruido a los pueblos europeos que estaban fuerte
mente
territorializados a pensar en milenios;
la
teleobservacin
permanente
de perspectiva espacial de perspectiva temporal
adiestra ahora a
la
poblacin planetaria a pensar en aos-luz
o
de preferencia, a
no
situarse en ninguna parte, lo que estara con
forme
con aquello que se habra convertido en
un
totalitarismo
histrico extrnseco.
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PAUL
VIRILIO
Un
doble litoral poltico e histrico se dibuja: tanto una ma
cropoltica nacida de la fuga vertical, capaz de resolver tcnica
mente desde arriba los problemas ms vastos en
el
marco de un
ecosistema global,
como
una micropoltica de la institucin hu
mana, prisionera horizontal de los litorales tcnicamente peri
midos, limitada por su lugar y forzosamente incapaz de
poner
se a la altura de l solucin de los problemas ms difundidos.
Cuando
Edward Fox nos muestra nuestro pas dividido (des
de
los carolngeos hasta
l
v Repblica)
por
el conflicto
perma
nente
de dos sociedades irreconciliables
una
continental, con
servadora, rural, belicosa, y la
otra
litoral, urbana, la Francia de
los negocios y los puertos, favorable a
la
iniciativa privada, paci
fista y deseosa de un control oligrquico del Estado- y cuan
do al
mismo
tiempo nos invita a cumplir en nuestro territorio
nuestra segunda revolucin
contra
la Francia centralista de los
campesinos, lo hace aplicando
un
esquema a la vieja usanza del
modelo anglosajn en nuestras realidades. Esta Francia ligera
que l desea ya
no
es solamente aquella del progreso y de la
prosperidad, sino aquella de
la
micropolitica y de
la
poltica sub
alterna, porque si -
al
igual que la geografa que
es
aquello que
se produce en el espacio (Sauer)- la historia volviera a ser
efectivamente aquello que se
produjo
en el espacio, entonces el
cambio de posicin del sujeto . .. La historia occidental preten
da cualificar, por medio de unidades sucesivas,
un
conjunto
geogrfico inerte; ahora
no
ser lo contrario, sino la descalifica
cin de ambas partes
por
la nueva teleobservacin espacio-tem
poral
o
cobertura
vertical de la tierra, por medio
de un recono
cimiento
visual gue permite
ocasionalmente
descubrir y
reconstruir de
un
solo vistazo el conjunto total de proyectos hu
manos y naturales a menudo milenarios. Con el reconocimien
to de los recursos planetarios, de los sitios arqueolgicos, ba
ses de cohetes
cobertura
meteorolgica
etctera
nuestra
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EL LITORAL VERTICAL
45
civilizacin se volvera efectivamente l situacin en el espacio
de un conocimiento razonado de una geometra tal que la
po-
blacin mundial no podra esperar ms que sus repercusiones.
Al eliminar primeramente al determinismo geogrfico Fox
trabaja tanto en
l
sobredeterminacin del campo de
l
humani
dad por los grandes bloques como en
l
cobertura del conjun
to del campo por su definicin geomtrica; el litoral lineal que
l pretende oponer l interior de Francia y no est solamente
sobre nuestras costas sino tambin sobre nuestras cabezas.
La
edicin norteamericana de
The
Other
rance
es
de 1971 y
en aquel entonces el fracaso vietnamita
es
duramente resenti-
do
en
Estados Unidos porque es justamente aqul de todo el
sistema frente a
una
pequea unidad nacional y campesina. l
armamento
estaba estipulado por
l
conducta tradicional
~
la
poltica norteamericana ese imperialismo lineal que necesita el
cuidado permanente de unidades potentes de intervencin ma
rtimas y areas que alcanzan blancos tan vulnerables tanto al
chantaje econmico como a las acciones militares y a los gran-
.des ejes litorales y portuarios de fcil acceso donde vienen a
.concentrarse de vez en cuando la totalidad de la produccin
de los recursos y de las poblaciones de continentes enteros. La
gran diseminacin del pueblo vietnamita en guerra
l
interior
del territorio se revel ms eficaz que toda esta tcnica nortea
mericana y este
armamento
pesado no pudo llevar a buen
trmino un ligero combate continental. Cuando la guerra
en
el
medio se volvi imposible tuvo que ser reemplazada por la gue
rra hecha en el medio en el hbitat natural en la fauna
en
la
flora en la atmsfera. Tal era l escala de l poltica norteameri
cana
y
de sus medios.
Los diferentes modos de ocupacin del espacio civil reapare
cieron entonces como fuerza de disuasin popular poder ya no
ideolgico
sino
fisiolgico de los pueblos.
n
un complejo
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46
P
AU
L VIRILIO
hbitat
continental siempre hay
una
fuerza de conservacin, y
en la ocupacin lineal de un espacio inerte, o vuelto inerte, hay
una fuerza de decisin y por tanto, de cambio; existe entonces una
fuerza continental que rechaza a una fuerza litoral, pero en tr
minos del conflicto esencial entre el acto de ser y el acto de exis
tir As aparece, ms all del acontecimiento, una poltica de ne
gacin de
la
vida, de desaparicin de lo viviente a travs
de
la
modificacin radical de la economa continental de en
medio
.
El
carcter
indeterminado
del
conflicto vietnamita
haba
puesto en jaque al principio mismo de la macropoltica, el chan
taje en el aprovisionamiento de los grandes
p ~ o t e c t o r e s
Por el
contrario, cuando al final se necesita en ambos lados un arma
mento
pesado, la presin litoral es inmediatamente ejercida; esto
ser el bloqueo, el minar el puerto de Haiphong, y una conclu
sin
aparece rpidamente.
Aftrmar
hoy que el comercio reemplaza a la guerra abierta es
entonces,
un
viejo eufemismo; lo que reemplaza a la guerra
es
la reparticin econmica de los territorios. Esta reparticin eco
nmica debe impedir que la quincallera tecnolgica de paz y de
guerra entre inmediatamente en el museo o termine prematura
mente
en
la basura omo fue el caso reciente del prototipo
norteamericano
SST
(Supersonic
transport)-,
e impedir
que
el
conjunto del litoral vertical se fulmine desde el interior. Una
amenaza tal forzosamente fue resentida
por
los Estados quepo
seen una tecnologa avanzada y la poseen como poder militar,
econmico y poltico absoluto. De ah
la
tentacin, o ms bien
la necesidad, de hacer del conjunto del campo de
la
humanidad
.el campo de la tcnica.
Sin embargo, si slo los dos grandes bloques van a reencon
trarse sobre el nuevo litoral poltico
es porque
slo ellos van a
poseer
el
poder
tcnico de ste. Ellos se apresuran a reglamen
tar los conflictos territoriales perimidos de los Estados-naciones,
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L
LIT
O
R L
V
ERTIC L
47
que los dividen siempre en el nivel subalterno, puesto
que
el
esfuerzo que ellos van a tener que proporcionar ser gigantes
co: descalificar al conjunto total del hbitat planetario, despojan
do a los pueblos de su calidad de habitantes.
Pero
justamente, a
causa de su gigantismo, este nuevo proyecto
es
el nico que parece
estar a la medida del progreso tecnolgico que
conocemos
.
As, en los aos que vengan, asistiremos, en el nivel de la mi
cropoltica, a la mayor asociacin de los intereses econmicos
y militares
en
l
gran remodelacin geogrfica de los territorios.
De
esta manera, vemos desde algn tiempo a las armadas
dirigir-
se hacia lo que ellas denominan las tareas aptridas Q J Antier,
Ch roniqu des Armes verano de 1973), as como a los grupos fi-
nancieros orientarse hacia la produccin imponderable . Pues,
hace falta subrayarlo,
si
el nuevo espacio dominante
puede
pa
sar
an
por poltico, tiende
no
obstante a
no
ser ya civil, y el
asunto
Watergate muestra suficientemente cunto es
que
la alta
esfera de los irresponsables se volvi frgil, quiz amenazada,
y rpidamente barrida. A pesar de sus
esfuerzos
, el
sistema
transparente
del capitalismo no sobrevivir tampoco a
su
nue-
va desterritorializacin
puesto que
la endocolonizacin tecno-
lgica rebasar rpidamente el umbral de lo soportable, lo cual
no
ocurrir sino slo
por
sus necesidades ilimitadas de energa.
Desde
1947, frases como las de Henry Wallace muestran que
la poltica de asistencia econmica, dictada ms por las nece
sidades de
petrleo
de la
marina
norteamericana que por la ne
cesidad alimentaria de los nios griegos o turcos , son ricas en
porvenir. El proceso
y
est extendido: las fronteras estn absor
bidas por l dominacin ortogonal; siendo extranjeros en nues
tras ciudades
pronto
lo seremos
en
nuestro pas entero, al igual
que 40 millones de trabajadores norteamericanos se bambolean
entre la costa
Oeste
y la costa
Este
de los Estados Unidos, ex-
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48 PAUL V RILIO
tranjeros del interior en un endoterritorio inutilizable porque
ya no es el suyo, porque ya no es civil.
El
diagnstico de Fox no puede sernas,
por
tanto, indiferen
te.
l
nos aclara,
por
ejemplo, que
la
nueva habilitacin del litoral
francs llevada a cabo
por la
SESAME y la Delegacin para la ha
bilitacin del territorio y la accin regional), tambin puede con
ducirnos a interrogarnos sobre la preparacin de este vn Plan.
Este plan, bautizado como Regina (regional-nacional), pon-
dr el acento sobre los factores espaciales, pudiendo esto tener
como
resultado, segn
R.
Courbi, Director de
GAMA,
una reno
vacin completa de la problemtica del plan .
Si
la
tecnologa occidental aportada por
el
complejo militar
industrial est ocupada en realizar una idealidad geomtrica uni
versal, una teleologa de la razn, sta se separa
no
obstante de
manera radical de su punto de partida factual e histrico, y ha
bra una perspectiva geogrfica de
la
historia: la sobredetermi
nacin geomtrica de su campo
por
la
tcnica occidental. Este
vuelco del campo histrico es un hecho que implica
la
ruina del
fenmeno que lo fundaba, el ideal de un
mundo
esencialmente
igual, esencialmente comn
como
proto-fundacin de
la
forma
cin del sentido SinnbilduniJ, denominada geometra .
La
ciencia occidental