Post on 08-Sep-2015
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RolandoAstaritaLasmentirasdeunministro,estigmatizacinytica
Las mentiras de un ministro, estigmatizacin y
tica
En el da de ayer, 27 de marzo, en un reportaje radial, le preguntaron al ministro de
Economa, doctor Axel Kicillof, cuntos pobres hay en Argentina. El ministro respondi
que se trataba de una pregunta complicada y reconoci que ltimamente no tengo el
nmero de pobres, para culminar con que le parece una medida un poco
estigmatizante. Tambin seal que hay 500 mediciones de la pobreza y que hay un
ndice que por los problemas de hacer homognea la serie y hacerla nacional lleva ms
tiempo, y cuando est, se va a publicar. Sostuvo adems que el Gobierno no oculta a los
pobres, y que cualquier ndice que se publique ser cuestionado desde la oposicin,
por lo que se trata de una discusin un poco bastardeada.
Vale la pena detenernos un minuto en este despliegue de ocultamientos y mentiras, ya
que desnuda la naturaleza social de lo que trata de presentarse como izquierda
transformadora, la Cmpora y el gobierno K. Aqu van algunas reflexiones.
En primer trmino, el doctor Kicillof miente cuando dice que el INDEC no publica
las cifras de pobreza porque hay un problema de empalme para hacer homognea la
serie, que lleva tiempo. Tengamos presente que en abril de 2014 el INDEC emiti un
comunicado en el que informaba que discontinuaba la publicacin de la serie histrica
de la medicin de pobreza e indigencia por contar con severas carencias
metodolgicas; a lo que se sumaba la discontinuacin del ndice de Precios al
Consumidor basada en los precios del Gran Buenos Aires y la imposibilidad de
empalme con el nuevo IPC-NU (NU: ncleos urbanos que abarcan todo el pas). Sin
embargo, no explicaba cules eran esas severas carencias metodolgicas, ni tampoco
por qu exista imposibilidad de empalme de las series. Y desde entonces no volvi a
informar el nmero de pobres e indigentes.
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Pero la verdad es que no se trata de un problema tcnico, sino poltico. Es que en el
primer semestre de 2013 el ndice de pobreza era, segn el INDEC, del 4,7%. Y la
indigencia afectaba al 1,4% de la poblacin, o al 1,5% de las familias (INDEC, octubre
2013). Cifras extraordinariamente bajas para cualquier observador siquiera superficial.
Cmo se haba llegado a ellas? Pues manipulando los ndices de la inflacin, de manera
que los precios de las canastas de pobreza e indigencia no reflejaron, durante aos, los
aumentos reales de precios. Por esta va se lleg a que una familia compuesta por dos
mayores y dos menores poda adquirir, en septiembre de 2013, la Canasta Bsica
Alimentaria (nivel de caloras mnimas) con 25 pesos diarios. La cifra era tan
ridculamente baja que el propio INDEC tuvo que aclarar que estaba convencido de que
nadie poda satisfacer en Argentina sus necesidades alimentarias con 6 pesos por da.
No obstante, esa cifra se tomaba para medir la indigencia. En cuanto a la pobreza, el
INDEC calculaba la Canasta Bsica Total (incluye luz, gas, transporte y otros bienes
necesarios, adems de alimentos), tambin para una familia tipo, en 1784 pesos
mensuales. Otra cifra ridculamente baja, que nadie tomaba en serio.
Por lo tanto, el ministro Kicillof tambin miente cuando dice que el Gobierno K no quiso
ocultar la pobreza y la indigencia en Argentina. Lo cierto es que, con el Ministerio de
Economa a la cabeza (de quin depende si no el INDEC?), se manipularon los datos de
la inflacin hasta un grado tal que no hubo manera de seguir manteniendo la farsa de las
estadsticas sobre pobreza. Es por esta razn, y no por ningn problema de empalme
(que habitualmente hace cualquier estadstico), que desde hace ms de un ao el INDEC
dej de publicar los datos de la pobreza y la indigencia. Y la cuestin se solucionara
midiendo la CBT o la CBA con los precios reales de hoy, y en base a las necesidades que
tiene cualquier familia, que son mayores de lo que generalmente se calcula (por caso,
hay que incorporar los gastos de alquileres).
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En segundo lugar, en esta cuestin est implicado un derecho democrtico, que es a
estar informado. Es que los burcratas se consideran por encima de la sociedad
encarnan al sacrosanto Estado- y se creen con el derecho de decidir qu se informa y
qu no se informa. Y como el burcrata-ministro-K-progresista ha decidido que no es
progresista informar las cifras de la pobreza e indigencia, pues no se informa.
Parecera que los organismos pblicos de estadsticas tienen que someterse a su
particular y miserable inters de faccin. Mxime porque sabe que en algn momento
tendra que defender las cifras que presente frente a otros investigadores sociales que lo
interpelarn con otros datos y presentarn otras conclusiones (que tampoco son
quinientas). Naturalmente, en el estrecho horizonte mental del burcrata, esto no tiene
cabida siquiera.
Pero lo cierto es que la informacin veraz (o lo ms acercada a la realidad) sobre la
pobreza, la indigencia, la desocupacin y las diferencias de ingresos y riqueza, para citar
solo algunos tems, ayudara a echar luz sobre la naturaleza de la sociedad, sobre sus
tendencias y contradicciones. Animara entonces a estigmatizar a una civilizacin
sustentada en la explotacin del trabajo, que genera miseria en un polo; y riqueza y
poder en el otro, y de manera creciente. Y ayudara tambin a estigmatizar como
vulgares impostores (que se presentan a s mismos como "izquierdistas") a los que,
usando su poder y su riqueza, quieren ocultar los datos que pueden ayudar a entender el
porqu de la manera de actuar de los que tienen poder.
Subrayo que no estoy hablando de una reivindicacin ultraizquierdista, sino de un
derecho democrtico elemental, que afecta al conocimiento de una realidad que no se
puede construir en base al discurso, y menos, en base al engao y el cinismo.
En tercer lugar, en todo esto est imbricada una perspectiva tica. Aqu hay que tener
presente que en cualquier afirmacin, hiptesis de trabajo o tesis referida a la economa
de una sociedad, lo fctico y lo tico-normativo estn indisolublemente entrelazados. Se
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trata, por supuesto, de una perspectiva opuesta a la que defiende la economa
neoclsica, influenciada por el positivismo (al menos, desde Lionel Robbins en
adelante). Es que para la economa neoclsica positivista, por un lado estn los hechos,
los nicos pasibles de ser estudiados cientficamente, y por otra parte, los valores. As,
segn este enfoque, un economista no puede decidir, cientficamente, si es mejor
otorgar un subsidio de $100 a un nio de una villa, o a uno que es hijo de un millonario
(las utilidades interpersonales no son comparables). La decisin de qu es mejor solo
puede tomarse a partir de una escala de valores que es subjetiva, nos dice el neoclsico.
De la misma manera, no habra manera de determinar cientficamente qu es un pobre
en esta sociedad; a lo sumo, se podra decir qu ingreso recibe determinado grupo social
(hecho fctico), pero no meterse con una cuestin tan valorativa como definir qu es
pobreza. Todo un subterfugio para que el burcrata-ministro eluda incursionar en el
resbaladizo terreno de las condiciones reales en que viven la vida real millones de
personas que estn sumergidas en la indigencia o en la pobreza (por eso el hay 500
mediciones, es muy relativo, no se puede saber, etctera, etctera).
Pero esa dicotoma no la encontramos en la economa clsica ni en Marx (sobre la tica
en Marx, vase aqu). Tampoco existe en los economistas heterodoxos, por ejemplo, de
la corriente poskeynesiana de Cambridge; ni est en Amartya Sen (influenciado por
Aristteles y Smith). Qu tiene que ver esto con el tema de la nota? Muy simple: est
ntimamente vinculado con los focos de atencin y los silencios tericos. Como explican
Howard y King, refirindose a la concepcin de Marx, en ella no existe la dicotoma
entre descripcin y valoracin, ya que ambas siempre se dan dentro de ciertas
estructuras que se ubican en un marco cultural de referencia. Pero por eso existe una
parcialidad que es inherente a toda elaboracin conceptual, ya que no puede dejar de
haber seleccin de cualquier informacin. En otros trminos, toda dicotoma entre lo
normativo y lo positivo est limitada al foco terico que se emplea, y siempre habr
silencios determinados por ese mismo foco terico (Howard, M. C. y J. E. King (2001):
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Where Marx was right: Towards a more secure foundation for heterodox economics
Cambridge Journal of Economics, vol. 25, pp. 785-807).
Retengamos: silencios determinados por ese mismo foco terico. Es elemental
aunque se pasa por alto en las facultades de Economics- y ha sido reafirmado hace
pocos aos por la crtica de Vivian Walsh y Hilary Putnam al positivismo neoclsico en
economa (The End of Value-Free Economics). Pero hay que precisar que el foco es
tambin poltico. Por eso, el silencio acerca de la pobreza por parte del ministro
camporista es tan revelador de su naturaleza social como lo es esa alta funcionaria K
dicindole a un inundado que lo ha perdido todo que "tengo diez mansiones y vos sos un
vago sinvergenza". Por eso tambin, el funcionario burcrata (ministro, jefe de
gabinete, y similares altos dignatarios) que afirma que conocer la cifra de la pobreza
no es de su inters, est poniendo de relieve una concepcin que es marco conceptual y
razn ltima de su (desde lo tico) nauseabundo silencio.
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