Post on 31-Jan-2018
INSTITUTO UNIVERSITARIO INTERNACIONAL DE TOLUCADOCTORADO EN EDUCACIÓN
Materia: Tecnologías de la Información
Docente:Doctor. Octavio Islas
Alumno:Sarmiento González Laura Maricela
Historia de Vida como Catedrática
Toluca, México, octubre de 2014.
Mi historia como docente comenzó cuando estudiaba la maestría, tenía cuatro
meses de haber entrado y ahí encontré a la Maestra Santa, ella me había dado
clases en la licenciatura y tenía la fama de ser una persona dominante. Cuando
nos impartía la clase de Fiscal, nunca se me va a olvidar cuando en la revisión del
examen del primer parcial me regañó y me dijo -esperaba más de ti-, con voz alta,
enfrente de todos y lanzó el examen al aire, para mi fortuna el examen cayó entre
mis manos, ya bastante era con el grito y regaño que me había dado en ese
momento como para que se cayera mi examen al suelo y se hiciera más grande
mi pena; desde ahí juré que jamás saldría mal en su materia y comencé a
estudiar.
Le preguntaba a la Maestra dudas, sin importar sus regaños; cuando fue el
segundo parcial obtuve la calificación integra al no tener ningún error en el
examen; en el momento en que dio revisión la Maestra, me dijo: - Laura yo sé que
puedes, no entiendo que te pasó en el primer parcial y no me gusta verte en final,
que esta sea la última vez que te vas a un final conmigo-.
Posteriormente en los siguientes semestres que me dio clase, logré obtener los
exámenes correctos en su totalidad dentro de la materia de Fiscal, la Maestra
Santa me observaba y yo notaba que le daba gusto informarme sobre
calificaciones satisfactorias, me parecía que ella sentía cierta estima por mí;
después egresé y entré a estudiar la Maestría en otra institución. Recuerdo que
estaba sentada el primer día de clases, lista para conocer a mi maestro, cuando vi
entrar al salón a la Maestra Santa, me impresioné demasiado al verla ahí. En ese
instante ella levantó el rostro y me miró fijamente a los ojos, se rio y comentó: -
Laura que sorpresa, no pongas esa cara-, mis compañeros me voltearon a ver y
les dijo en voz alta: -todo lo que les diga Laura, no es cierto, en la Licenciatura soy
mala pero en la maestría soy terrible- y soltó la carcajada y agregó: -no es cierto,
en maestría soy más light- y se rio nuevamente.
Pasaron los días y aquella historia que viví en la Licenciatura con ella se
materializaba cada día más. Un día se enojó demasiado y me gritó: -Laura párate,
te quiero aquí al frente-; me levanté y llegué a su lado temerosa, me preguntó: -
Laura ¿Qué es una amortización?, ¿Para qué te sirve un presupuesto?, ¿Cuál es
la base fiscal?- y así continuó, pregunta tras pregunta por más de quince minutos,
posteriormente dijo: -hasta ahí, vete a sentar-, llegué a mi lugar y le dijo a todos: -
así como Laura quiero que todos me contesten y si no pueden, váyanse de aquí,
porque no están al nivel de un posgrado-. Ella continuó dándonos clase después
del término del curso propedéutico y un día la encontré en el pasillo y me comentó:
-Laura ya soy la nueva directora de Administración y Contabilidad-, la felicité y le
dije que me daba mucho gusto por su nuevo cargo, a lo cual sonrió, y respondió: -
ahí estoy para lo que necesites, si gustas entra a dar clases- y di las gracias,
inmediatamente mi mente reflexionaba, si no tengo experiencia en docencia
¿cómo voy a dar clases en Licenciatura?, restándole importancia.
En la siguiente semana, en día sábado, la Maestra Santa subió a buscarme a mi
salón, me saludó y dijo: -ten-; pregunté: -¿qué es Maestra?-, contestando: -son los
papeles que me debes traer el lunes sin falta-, a lo cual respondí: ¿para qué son?;
objetó con voz alta: -para que entres a dar clase- y se fue; desde ese momento el
fin de semana se tornó una pesadilla, me preguntaba -¿cómo yo voy a entrar a dar
clase de licenciatura?-, -si no llevo los documentos que me pidió la Maestra Santa,
me va a regañar-, y como le tenía respeto, decidí recopilar los documentos y
llevarlos.
Llegué el día lunes a las 18:00 horas puntual a su oficina, ella tenía mucho trabajo
pero me hizo llenar algunos formatos, así lo hice y mencionó: -tus horarios son
martes y jueves de 19:00 a 21:00 horas, le vas a dar clase a los jóvenes de
décimo y la materia que vas a impartir es administración estratégica, pasa con mi
asistente Edgar para que te de los formatos que vas a llenar aparte de los que te
di, empiezas mañana-.
En ese momento llegué con su asistente y debido a que mi rostro expresaba
miedo y sorpresa, se empezó a reír y me explicó: -primero haz tu planeación,
después arma tu escala, investiga tus temas y así consecutivamente -, Edgar muy
amablemente me orientó, por lo cual le estoy muy agradecida aunque al paso del
tiempo nos hicimos, buenos amigos.
Esa noche recuerdo que no dormí, me la pase investigando, haciendo material,
presentaciones, llenando formatos, elaborando una escala y todo empíricamente,
recordando a los excelentes maestros que me daban clase y trataba de hacer lo
mismo, para dar una buena imagen. Pasaron las horas y llego el tiempo de estar
frente al grupo, recuerdo que me asomé por el vidrio y vi que eran muchos
alumnos; sentí un miedo impresionante, un hueco en el estómago, temblaba, vi
que tenían mi edad, 24 años, máximo dos años menos que yo. Respiré y entré, di
las buenas noches y comencé con el discurso, veía sus caras, esperando el
momento en que hicieran un comentario de mal gusto, los alumnos me
observaban, se mantenían callados, poniendo atención; les realicé un examen
diagnóstico, lo terminaron y se retiraron, fue cuando descanse y comencé a
esforzarme en preparar mis clases, investigar cómo enseñarles, leer artículos,
libros, revistas en caso que hubieran dudas, lo que me permitiría utilizar diversos
ejemplos y demostrar que yo era capaz para el puesto.
A las dos semanas encontré en Control Escolar a la Maestra Santa y se dirigió
hacia mí con voz fuerte y frente a todos los maestros que se encontraban en el
lugar: -ahí está mi gallo, yo sabía que podrías, yo sé de qué madera estas hecha,
yo no recomiendo a cualquiera- y se fue, solté a llorar, había logrado que mi
Maestra me admirará, reconociera mi trabajo, además, lo que más me preocupaba
era el hecho de fallarle o quedarle mal, y ver que no había sucedido lo anterior era
fantástico; el ver que todo estaba a mi favor, fue una noche mágica, llena de
satisfacción para mí.
Después siguió avanzando el cuatrimestre y el Coordinador de las Licenciaturas,
Maestro Pastor me abordó un día y mencionó: -que era mi compañero en la
Maestría, iba un semestre después de mí, estudiaba la Maestría en Educación
Superior y que le había causado una buena impresión mi trabajo; que él al
principio no estaba de acuerdo con mi ingreso como docente de Licenciatura
porque yo no tenía experiencia y no quería tener a los jóvenes formados
esperándolo para quejarse de mi trabajo, que de hecho la única que había firmado
mis documentos de ingreso había sido la Maestra Santa y que ella le dio su
palabra que no iba a tener ninguna queja mía y ella firmó mis documentos sin el
consentimiento de él y fue como entre a dar clases-; observó mi cara de sorpresa
y me comentó: -los alumnos están felices con su trabajo, así que no tengo nada
más que decir maestra-; yo quedé atónita con lo que había escuchado y desde ahí
comenzó una linda amistad con Pastor; ahora somos muy buenos amigos, incluso
fui yo quien le sugirió estudiar el Doctorado y ahora poder ver que nos faltan sólo
cuatro materias para terminar es asombroso y gratificante.
Al terminar mi primer cuatrimestre como docente me sentí feliz, lloraba de la
felicidad de ver los rostros de agradecimiento de alumnos que se acercaban, y
más aún al escuchar lo que decían: -la admiro maestra porque sabe mucho, si
usted nos hubiese dado desde primer cuatrimestre hubiese aprendido más, es
muy joven, tiene nuestra edad y está haciendo su maestría, es muy buena,
aprendí mucho con usted en este cuatrimestre, más de lo que aprendí en toda la
carrera- y así fueron agregando sus comentarios cada uno de ellos, ese día jamás
lo voy a olvidar.
Al finalizar el cuatrimestre me asignaron ocho horas en primeros cuatrimestres de
la licenciatura en administración, recuerdo que le pregunté a la Maestra Santa
¿por qué ahora asignarme el primer cuatrimestre? y contestó: -Laura necesito que
les des las bases y los formes, además qué te preocupa si pudiste con los de
décimo que no puedas con los de primero-. De igual forma fluyó el cuatrimestre y
la Maestra Santa me expresaba lo satisfecha que estaba con mi trabajo y
comenzó dentro de mí un gozo muy grande por dar clases.
Después cuando iniciaba el tercer cuatrimestre, la Maestra Santa me avisó que
renunciaría, despidiéndose de mí, empecé a llorar, le dije que no se fuera, que ella
me había dado la oportunidad de dar clases y que si se iba, yo me iba con ella, y
comenzó a llorar diciéndome: -Laura me hiciste llorar y yo no lloro, a nadie le digas
que yo lloré, además tú te quedas aquí a trabajar, no vas a renunciar y te vas a
quedar a dar clase porque eres buena, debes enseñar y demostrar que yo sólo te
di el empujoncito para entrar pero si sigues aquí es por ti, por lo que eres y sabes-.
Más tarde llegaron otros directores, me asignaron más clases, me recomendaban
en otras escuelas de la misma Institución; permitiéndome impartir cátedra en las
escuelas de Empresas Turísticas, Comercio Internacional, Mercadotecnia,
Contaduría y con ello fui obteniendo tiempo completo, las dieciséis horas que
máximo se le podían dar a un catedrático de esa Institución; después me
asignaron grupos ejecutivos (personas que estudiaban y trabajaban a la vez) y
más tarde, después de tres años de estar trabajando en esa Institución, terminé
dando clases en Posgrado en la Maestría que me dio el grado de Maestra en
Dirección de Negocios; de hecho recuerdo el ver el mismo grupo donde tomaba
clase como maestrante y después observar que mi nombre aparece en la cátedra
de posgrado fue algo maravilloso.
Así que esa es la historia de cómo inicie a dar clases y agradezco enormemente a
la Maestra Santa por haber creído en mí, por darme la oportunidad de integrarme
a la docencia y enseñarme a descubrir una vocación que desconocía, que me
gusta, apasiona y que me sirve para relajarme. Mis trabajos previos era muy
estresantes, eso ocasionaba que saliera de trabajar muy enojada pero llegaba a
mi salón de clases y no podía evitar sonreír al ver a mis alumnos, veía sus caritas
y se me pasaba todo aquel estrés, les daba la clase, y llegaba tranquila a la casa;
realmente soy feliz al haber descubierto mi vocación, por ello fue que decidí
estudiar el doctorado en educación ya que toda mi formación era empresarial y
debía tener un grado de estudio que me sustentará y ayudará a mejorar lo que me
gusta hacer.
Después de haber explicado cómo inicié dando clases, ahora contaré algunas
anécdotas que me han pasado en el transcurso de mis seis años como docente:
Recuerdo que la primera vez que me asignaron un grupo de Licenciatura
ejecutiva, me informaron que impartiría la materia de Comercio Internacional, la
cual nunca había impartido, el horario era los días sábados de 16:00 a 20:00
horas; los alumnos eran hasta treinta años más grandes, los más pequeños, que
eran dos, tenían mi edad veinticinco años; en su mayoría contaban con amplia
experiencia profesional, habían trabajado desde pequeños, muchos de ellos,
trabajaban en empresas trasnacionales en los que ocupaban puestos tácticos y
estratégicos; además que la mayoría de ellos eran aplicados, inteligentes, muy
buenos alumnos y su título era sólo un trámite administrativo, dados los
conocimientos y experiencias que tenían; cuando llegue y entré al salón de clases
recuerdo sus caras de ¿quién es?, yo los saludé; dejé mis cosas en el escritorio y
me presenté; en ese momento escuché a una alumna que se llama Guillermina
decir: -ha de ser una broma, cómo ella nos va a venir a dar clase a nosotros-, otro
alumno que se llama Carlos mencionó: -y el director ya no está Guille sale a las
dos de la tarde y ni como ir a quejarnos-, después otro alumno Omar les
respondió: -esta escuela va de mal en peor traen chavitos a explicarnos a
nosotros- y se rieron los tres; me molesté y les respondí que no me juzgaran por
ser joven, que si me habían colocado ahí para darles la clase era por algo, que no
sacaran conclusiones por que sí; que me dieran la oportunidad de enseñarles y
escucharme; fue cuando se quedaron callados; después hubo otra interrupción
cuando daba la escala evaluativa en ese momento pidieron la palabra Omar y
Guillermina, me indicaron: -pides que vengamos formales a exponer, no estas
tratando con niños, somos gente profesional, yo sé que si tengo una junta no voy a
ir como estoy vestido ahora, tengo que ir de traje sastre para la ocasión, que tal si
eso lo omites, ya que nosotros de lunes a viernes vamos formales a nuestro
trabajo; es cansado para nosotros y más sábado en la tarde estar de traje, lo que
más quieres en ese momento es ir a descansar- y reaccioné comentando: -tienen
razón, son gente de trabajo y saben qué vestimenta utilizar para asistir a una junta
en su trabajo; gracias por la observación, me parece perfecto así lo haremos;
expondrán como vengan vestidos ese día para su comodidad ya que salen a las
20:00 horas cansados- vi que su actitud de rechazo se alejaba y cambiaron su
postura por completo. Después cuando comencé a darles clase, a generar
diferentes dinámicas para que se les pasara el tiempo rápido y no se les hiciera
tediosa la clase; empecé a ver como se me acercaban y me preguntaban cosas,
comenzaron saludándome de beso, después algunos me presentaron a su familia,
llevando a sus hijos adolescentes a la clase y me los presentaban, comentando: -
ella es la maestra de quien he hablado-, con el tiempo algunos comenzaban a
narrar sus problemas personales y laborales solicitando mi opinión o consejo
respecto a ello.
Un día en clase, Erick, un alumno de los más extrovertidos, levantó la mano
cuando veíamos un tema de comunicación diciendo: -eso fue lo que pasaba
contigo Maestra, nosotros por sentirnos más que tú y ser más grandes, no
podíamos creer que una niña viniera a enseñarnos y sabes estamos muy felices
con tu trabajo porque nos enseñaste que no necesitas tener sesenta años para
saber mucho, que nos entiendes, apoyas, escuchas, te das el tiempo de ver los
temas y además nosotros traemos nuestros problemas, proyectos laborales y
traes material de apoyo, nos ayudamos entre todos; ve lo que hicimos con el
manual de Guille, se lo aprobaron y mejoró laboralmente-; y de forma general me
ofrecieron una disculpa; recuerdo que en mi trayectoria es el único grupo con el
cual hemos establecido una relación muy amigable, de cariño, respeto,
comunicación.
Pasado el tiempo llegó el primer parcial y un alumno que se llama Oscar sacó
acordeón en el examen, me enojé mucho y levanté la voz diciéndoles a todos: -
exigen que se les trate como gente profesional y actúan como niños-,
cancelándole el examen y asentando cuatro de calificación; valor que le
correspondía a su escala, una vez que se fue Oscar, sus compañeros se
acercaron a mí y me comentaron: -Maestra ese es el problema que tenemos a
nivel grupo y se llama Oscar, usted es la única que ha tenido el valor para ponerlo
en su lugar y reprobarlo, muchos maestros lo ven a él con el acordeón y lo dejan,
no se lo quitan, no dicen nada, actúan como si no vieran que está contestando el
examen con acordeón, que bueno que lo hizo-; yo les conteste que eso no era
ético y que sólo se engañaba y que jamás había permitido que copiaran o sacaran
acordeón en mi clase; llego el segundo parcial e intento hacer lo mismo Oscar
pero ahora justo cuando sacaba el acordeón de las bolsa de la chamarra se le
cayó y le dije: -es el colmo Oscar, si ya había visto que tengo habilidad para
detectar acordeones, cómo se le ocurre insistir y volverlo a sacar- en eso me
respondió: -que no lo quería, que era mala Maestra, que lo quería reprobar-, se
comportó como un niño y se levantó diciéndome: -le voy a poner mi nombre y lo
voy a dejar en blanco, no sé nada, es más engrápele mi acordeón, nos vemos en
el final-, se salió ofendido, quede atónita con su comportamiento, mis alumnos
Juan, Guille, Carlos, Erick, Edwin, Dany, Omar, Ruth me dijeron que no me
preocupara que dijera lo que dijera ellos habían visto lo que había hecho, y que
seguramente me reportaría; pasaron los días y Oscar no me reportó, o al menos
no me comentó nada él director, después llegó el día del examen final y obtuvo
siete de calificación aprobando con seis de promedio la materia; Oscar revisaba el
examen y me preguntaba cosas para hacerme enojar y me dijo al asentar su
calificación: -es la primera Maestra que me reprueba y me manda al final, tiene
agallas, yo soy muy rudo y nadie se mete conmigo, gracias y sabe que espero con
ansia, la próxima materia para irme a final nuevamente con usted y se rio-; reí con
sus palabras y no di importancia a sus comentarios.
Ese mismo grupo pedía que les diera clase y por reglamento no más de dos veces
seguidas se le puede dar clase a un mismo grupo, el director me decía: -estoy
contento Maestra con tu trabajo los alumnos de ejecutiva problemáticos que
siempre se enojan y están en desacuerdo de los maestros y hacen que se los
cambie, me vinieron a ver para pedirme que tú te quedes hasta que ellos salgan
dándoles mínimo una clase contigo que sino no entran a sus demás clases no
importándoles las consecuencias, les dije que yo no podía autorizar ello y me
brincaron y se fueron con la Coordinadora y ella aprobó que tú te quedes con ese
grupo para que egrese la generación contigo y que los grupos que están de
ejecutiva debajo de ellos, tú les des clase y pase lo mismo; estamos contentos con
tu trabajo-; sinceramente esas palabras me orgullecieron mucho.
Subsecuentemente mis alumnos organizaron una comida en una casa de campo
de otro de sus maestros rumbo a Taxco, recuerdo que yo salí tarde de la Maestría,
llevaba tres horas de retraso y ellos me llamaban para saber si iba a ir y les dije
que sí; ese día mi mamá me acompaño y ella se sorprendía de que me marcaban
uno y otro para ver donde estaba, si estaba bien, que no me pasara nada en la
carretera, fueron a buscarme para llevarme directamente al lugar y no me
perdiera, cuando llegamos nos calentaron de comer, atendiéndonos muy bien,
hacían bromas y uno de los primeros que me rechazó cuando ingrese al grupo
Carlos le dijo lo siguiente a mi mamá: -la verdad señora su hija nos caía mal, con
todo respeto, no la soportábamos; pero que cree, nos educó a todos, se ganó
nuestro respeto y nos enseñó que nunca debes de juzgar a alguien sin conocerlo,
hemos aprendido mucho de ella y la tenemos en alta estima, es muy inteligente su
hija y la respetamos-; mi mamá agradeció y después de regreso me lo comento,
se me llenaban mis ojos de lágrimas de ver lo que había logrado con mi esfuerzo;
de hecho ese día se iban a regresar mis alumnos a las 20:00 horas y tomando; el
Maestro dueño de la casa y mi mamá se quedaron sorprendidos de que les
quitaba las botellas de alcohol, les tiraba los vasos servidos con diferentes
bebidas, que no los deje subir al carro hasta que se les bajara su borrachera,
asignando quien manejaba y que todos decían si Maestra lo que usted diga; y que
en la siguiente clase me expresaran: -Maestra mejor usted, es más consiente que
nosotros a nuestra edad, gracias por cuidarnos y procurarnos-; son palabras que
guardo un preciado cariño. Es lindo el hecho de encontrarlos en la calle, recibir un
correo, mensaje de ellos saludando y ver en sus rostros el gusto que les da verme;
cuando egresaron sus palabras de cada uno fueron muy halagadoras, sus cartas
que me hicieron las guardo como un tesoro muy preciado.
Cuando llegó el tiempo de titularse, me escogieron de sínodos en diversos
exámenes recepcionales como los de Edwin, Dani, Ruth, Pedro, Juanito, entre
otros. Además me tocó darle clases nuevamente a Dani y Edwin en la Maestría;
ver su cara de felicidad al verme, su respeto, lo atentos, amables que siguen
siendo conmigo, que me preguntan diversas cosas entusiastas de saber y conocer
lo que les voy a decir es para mí algo que no puedo describir, en verdad cada uno
de ellos tiene mi respeto, afecto y cariño.
Otra anécdota bonita fue con mi alumno Víctor Manuel, veía a mi alumno en aula y
se notaba introvertido, vulnerable, tímido, no leía bien, se ponía nervioso,
tartamudeaba, exponía con la cabeza agachada y cuando hablaba no volteaba a
ver a las personas a los ojos; sabía que era una buena persona pero no entendía
por qué era así; hasta que un día platiqué con él y me conto que su mamá sufrió
un infarto y que le había pegado mucho que porque era el hijo más chico y estaba
mucho más apegado a su mamá que a su papá y hermanos, que estaba delicada
y en tratamiento; desde ahí empecé a ponerle atención y a preguntarle ¿cómo
seguía su mamá?, después dejaba trabajar en equipo al grupo y a Víctor lo dejaba
siempre como responsable de su equipo y sino hacia las cosas bien, me dirigía a
él para darle esa seguridad, autoridad, responsabilidad; con el propósito de que se
sintiera importante, reconocido y empezara a liderar a sus compañeros; recuerdo
que su equipo me eligió como asesor de un proyecto titulado DIPHI, les comenté
que soy muy exigente como docente y si veía que no sacaban el trabajo además
de hacer las cosas mal, los iba a reprobar; me contestaron todos: -si Miss lo que
usted diga-; entonces comencé a dejarles el trabajo y a decirles qué tenían que
hacer; y establecí una fecha de entrega en la cual no entregaron nada y
empezaron a incumplir, lo cual tuvo repercusión con un regaño muy fuerte y el que
termino por ser el más regañado fue Víctor, estaba agachado como siempre y le
dije: -Víctor yo confió en usted, es el que dirige a sus compañeros, entregue
resultados, dígales qué deben hacer lo que se les pide, organícelos y si no le
hacen caso dígame y yo tomo cartas en el asunto, no pueden estar como niños
chiquitos, va mi nombre en ese documento y a mí no me van a poner en mal con
las autoridades, así que lo hacen bien, ah y otra cosa véame a los ojos, no se
agache, debe ser seguro de sí mismo, hable bien no tartamudee, lea bien,
exponga de esta forma-; y así hice que reaccionara, me la pase siempre
corrigiendo y tratando de pulir muchas cosas en él que me preocupaban ya que
iba a salir al ámbito laboral y no quería que lo hicieran trizas, quería que se
defendiera e hiciera las cosas bien; después de ese regaño empezó sólo a
preguntarme dudas, a decirme que ya estaban trabajando sus compañeros, tuve
que dar más tiempo que el que me correspondía de clase para que realizaran una
excelente exposición y fueran uno de los mejores y más destacados equipos;
satisfactoriamente lo logré, de hecho al final del cuatrimestre Víctor me dio un
folder con una hoja carta, donde me dedicaba unas hermosas palabras y la cual la
sigo teniendo guardada por lo que significan para mí.
Nuevamente le di clase en el décimo cuatrimestre y seguí puliendo esa parte,
recuerdo que al ver la mejoría comencé a tenerle un especial cariño y confianza,
una vez llorando le enseñe mi boleta de calificaciones de la Maestría y le
enseñaba el promedio de diez que había obtenido y le decía: -mire hijo todo mi
sacrificio, el hecho de no dormir a veces, no comer, tener tres trabajos y además
estudiar mi Maestría mire mis resultados-; él lo observó y me comentó: -que me
admiraba mucho-, contesté: -no se lo enseño por presunción, en primera lo
comparto con usted porque lo aprecio y otra para demostrarle que si se puede
Víctor y que debe lograr todo lo que se proponga en su vida-; al pasar el tiempo de
que egresó me lo encontré en la escuela y me mencionó que quería que fuera su
directora de tesis yo le comente que sí, quedó de ir a verme y se desapareció;
hasta que después de tres años me contactó y fue a verme a la escuela para
comenzar con la parte de la tesis y platiqué nuevamente con él de lo que le
convenía y cómo íbamos a trabajar, comencé a dirigirle el protocolo
lamentablemente ya no pude seguir dando clases en esa Institución que me dio la
oportunidad de nacer como docente; por políticas de la Universidad sino eres
docente no puedes dirigir la tesis, así que decidí contactarlo y comentarle que me
daba mucha pena y nostalgia no poderlo apoyar directamente en la Institución
porque ya no pertenecía a ella, que si en algo lo podía apoyar que con mucho
gusto contaría conmigo siempre y tuve esta respuesta de su parte la cual les
comparto “Hola maestra disculpe si no le conteste, creo que no conocí el número
de teléfono, me entristece saber que no pueda seguir asesorándome, sin embargo
dónde quiera que esté le deseo mucho éxito, no sé si la vuelva a ver pero quisiera
decirle que ha sido una excelente persona conmigo, la admiro, la respeto, le estoy
muy agradecido, sin duda es una persona muy especial para mí, y le tengo un
cariño especial, le agradezco su atención y su amistad, consejos, enseñanzas,
etc. ES UNA MUJER ESTUPENDA, si usted lo permite y quiere aquí tiene un
amigo para lo que necesite. Hasta pronto¡”; palabras que me llenan los ojos de
lágrimas que me hacen llorar ya que logre mi objetivo, Víctor es un hombre
trabajador, que tiene puesto en una empresa de renombre internacional, es una
persona que habla ya con seguridad, que mira a los ojos al hablar, que ya no
titubea ni tartamudea que ocupa un lenguaje de profesionista propio y lo mejor de
todo sigue siendo el niño lindo, amable, tierno y educado que conocí; lo que me
llena de satisfacción como persona y docente.
Héctor uno de mis mayores aprendizajes en la vida, es un joven de veintiún años
que cuando nació le diagnosticaron pocos días de vida por las diversas
discapacidades que tiene su cuerpo; como el no poder caminar bien y para
poderlo hacerlo debe sostenerse de una andadera, el haber sido operado varias
veces de trasplante de córnea y aun así tener una visión mínima, el no poder
mover correctamente su mano derecha y presentar momentos de poca atención y
retención; pero aun así estudió la Licenciatura en Negocios con Énfasis en Inglés;
a pesar del esfuerzo que le ha implicado culminar sus estudios ha recibido el
apoyo de toda su familia al ver a su hermana, primos, mamá en el aula de clases
ayudándole a escribir, realizar los trabajos con el fin de que sea profesionista me
llena de mucha admiración hacia él y su familia.
Le di clases dos cuatrimestres y cuando lo vi entrar al aula lo primero que hice fue
preocuparme y me preguntarme: Laura es una persona con capacidades
diferentes, tienes que ver cómo le vas a enseñar-, en ese momento me di el
tiempo de platicar con él al final de la clase sin que sus compañeras estuvieran y
le pregunté cómo aprendía, qué herramientas necesitaba y fue cuando me
contestó: -que era la primera maestra que se había tomado la molestia en decirle
eso y me dijo que el sacar foto del pizarrón y grabar la clase era más que
suficiente; después se puso a platicarme su historia de vida, me lleno de nostalgia
y pensaba que con este niño tenía un reto muy importante, ya que debía realizar
con él el protocolo de tesis y posteriormente el plan de negocios de marketing;
implicando mucho trabajo, ya que debía darle a él y sus familiares clase,
explicarles, traer material para que le fuese más fácil su aprendizaje y
entendimiento. Así fui trabajando con él y a pesar de que era el último en terminar
lo que se reflejaba en las evaluaciones, acreditó la materia de protocolo de tesis y
cuando pasamos a la siguiente materia de plan de negocios marketing empezó a
flojear, a salir con sus primos, no llevar tareas, ni trabajos, lo que entregaba
estaba mal; hasta que un día me molesté mucho porque pensaba que estaba en
décimo, le faltaban cuatro meses para acabar la carrera y no se esforzaba en su
trabajo de casi tres años, todo lo estaba tirando por la borda y fue cuando lo senté
al final de la clase, solos y le hablé fuerte, tratando de hacerle entrar en razón
diciéndole: -aquella persona que me había hecho enorgullecerme ya no está, se
había vuelto irresponsable, sus trabajos son deficientes y que no me importaba si
tenía una discapacidad porque me había demostrado que podía y que era tratado
como un igual en mi clase, que si no hacía todo lo que estaba pidiendo que lo iba
a reprobar, que no iba a terminar la carrera por mi materia, además que no me
importaba, porque yo no solapaba flojeras y que él era capaz, que las
discapacidades se las ponen las personas y lamentablemente su conducta del
último mes le estaba generando esa discapacidad que nunca había tenido-. Él se
disculpó: me respondió -que iba mal en todas las materias porque estaba
trabajando en el Gobierno de Metepec, que estaba cansado, además de vender
tartas- y le comenté: -eso sé, lo lleva haciendo desde hace cuatro cuatrimestres,
no es nuevo para usted así que no hay pretexto-.
Pasaron los días y llego el día de darle calificación del primer parcial y le dije: -
Héctor tiene cuatro punto ocho de calificación fírmele, va muy atrasado debe
entregar esta información para regularizarse y pedí que me lo mandará por correo
electrónico-, me respondió que lo haría a la brevedad, lamentablemente la
información que me mandó estaba mal, a lo cual respondí enviando un correo con
las palabras similares de la primera vez que hablé con él y solicité el apoyo de su
familia, en eso, la siguiente clase comenzó a ir con su hermana y prima, después
con sus primos y al final con una prima que siempre estuvo con él y nunca lo dejo;
le explicaba a Héctor y a ella qué se tenía que hacer y me partía en dos, dando las
revisiones para el grupo y dirección de proyectos de los que iban al día y a él clase
personalizada e ir paso a paso revisando, corrigiendo para que fuera quedando
bien su trabajo, después llego el segundo parcial sacó siete de calificación y se fue
a final; su examen consistía en entregar todo el plan de marketing el cual tenía
algunas deficiencias y tuve que estar cuatro horas explicando, trabajando como lo
debían corregir para que me lo entregaran en ese momento veía el esfuerzo e
interés que tenía Héctor por terminar su cuatrimestre y él me decía: -Maestra no
se enoje ya me falta poco- y recuerdo que le respondía: -en efecto Héctor falta
poco, pero esto no hubiese estado pasando si usted no hubiese tomado las malas
decisiones que tomó, pero que le sirva de experiencia- y recuerdo que me
expresó: -Maestra mil gracias porque usted ha sido la única persona que me ha
visto como un igual, como una persona normal y me ha exigido como tal, siempre
ha visto por mí y le agradezco sus palabras y lo fuerte de cómo me ha hablado
porque sin ello no estaría aquí terminando la carrera-, le dije: -Hector tiene nueve
de calificación ya acreditó mi materia hijo-; respondió:- muchas gracias Maestra-,
de lo cual le respondí: -no hay nada que agradecer Héctor es sólo ver que en esta
vida con perseverancia se logran las cosas y cuando uno es indisciplinado, el
camino resulta complejo, así que espero haya aprendido la lección y vaya por
más-; me dijo: -Miss la admiro, es usted la persona más humana que he conocido,
y le doy las gracias por ser la persona que es conmigo sin usted yo no hubiera
logrado terminar-; en eso llego su mamá por él y su mamá me agradecía al igual
que su hijo la forma en cómo veía a Héctor y lo trataba eso me llenó de
satisfacción como ser humano ya que para mí implicaba un reto profesional ya que
debía acreditar mis materias; a pesar de todo, porque mi objetivo era demostrarle
a todos que sí se puede lograr todo lo que uno se proponga en la vida y que las
discapacidades nosotros las creamos.
Con todo lo anterior, resumo diversas anécdotas que podría seguir contando de
mis estudiantes en los diversos niveles de licenciatura, licenciatura ejecutiva, y
maestría; de las diferentes escuelas en las que he dado clase; sinceramente
comento que al escribir estas cuartillas y releerlas una y otra vez he derramado
lágrimas de alegría; son vivencias que guardo en lo más profundo de mi ser y el
hecho de compartirlas me llena de gusto y puedo decir con orgullo que la
profesión del docente es la más hermosa que puede haber, porque predicas con el
ejemplo, transmites conocimientos, aportas valores, realidades que hay en el
contexto social y que a tus alumnos les ayudas, contribuyendo a mejorar su
calidad de vida para que sean personas que aporten un granito de arena a la
sociedad y sean excelentes personas con un alto valor humano, profesional; que
en su momento donde trabajen les reconozcan su trabajo y que cuando les
pregunten ¿dónde estudiaste? se refieran orgullosos a su Universidad y
mencionen los nombres de los maestros que hayan tocado sus corazones y así se
reconozca el trabajo y la labor que día con día en cada aula de cualquier
Municipio, Estado o Nación se enseña.