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SECRETARIA DE EDUCACIÓN PÚBLICA
UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA NACIONAL
UNIDAD 098, D.F. ORIENTE
LA LEGITIMACIÓN DE LA EVALUACIÓN EDUCATIVA EN EL CONTEXTO NEOLIBERAL. EL CASO DE LAS ESCUELAS SECUNDARIAS EN MÉXICO
DURANTE EL GOBIERNO DE VICENTE FOX QUESADA (2000 – 2006)
T E S I S
QUE PARA OBTENER EL GRADO DE
MAESTRÍA EN EDUCACIÓN CON CAMPO EN PLANEACIÓN EDUCATIVA
P R E S E N T A:
MARÍA DE LA PAZ TERRONES MARTÍNEZ
DIRECTOR DE TESIS: DR. ALBERTO ESCAMILLA CADENA
MÉXICO, D.F. 2010
Agradecimiento
A mis lectores y asesor:
Dr. Enrique Cuna Pérez,
Dr. Luis Reyes García y
Dr. Alberto Escamilla Cadena
por sus consejos, enseñanzas y
cuestionamientos que me permitieron
enriquecer este trabajo.
A la vida por permitirme coincidir
en este espacio y tiempo para
iniciar y concluir un proceso
académico arduo, en momentos
tortuoso plagado de
enormes dudas.
Para mi dúo dinámico,
héroes de mi historia:
Centli y Tonatiuh.
“Cuando creíamos que teníamos
todas la respuestas, de pronto,
cambiaron todas las preguntas”
Mario Benedetti
“La utopía está en el horizonte.
Camino dos pasos, ella se aleja
dos pasos y el horizonte se
recorre diez pasos más allá.
¿Entonces para que sirve
la utopía?
Para eso, sirve para caminar”
Eduardo Galeana
ÍNDICE Págs.
INTRODUCCIÓN………………………….………………………………....…………..….….. 1
CAPÍTULO PRIMERO
ESTADO, EDUCACIÓN Y EVALUACIÓN EN EL CONTEXTO NEOLIBERA………………………………………………………………….…………..……… 8
1.1 El Estado de bienestar……………………………………………………….……....…... 8
Del liberalismo económico a la Teoría de Keynes (8) Función y desarrollo del Estado del bienestar (13) Génesis, desarrollo y legitimidad del Estado educador (16)
1.2 El Estado Neoliberal……………………………………………………........................ 23
La crisis del Estado del bienestar (23) Antecedentes y premisas del Estado neoliberal (25) América Latina: neoliberalismo y educación (31)
1.3 Crisis y neoliberalismo: escenario contemporáneo de la educación en México………………………..………………………………………...…..…………….…...... 37
Las crisis económicas en México: 1976–1994 (37) El neoliberalismo y su expresión en las políticas públicas mexicanas (44) La evaluación: instrumento de intervención estatal (48)
CAPÍTULO SEGUNDO
HACIA LA CARACTERIZACIÓN DE LA EVALUACIÓN EDUCATIVA……………….... 57
2.1 El Estado Evaluador…………………………………………………..………….……... 57
EL Estado evaluador estadounidense y la implementación de la actividad evaluativa (57) El contexto norteamericano (59) La evaluación y los enfoques administrativos oficialistas (62) La actividad evaluativa en el contexto latinoamericano (64)
2.2 La evaluación educativa. Algunas definiciones……………….……………………… 67
Evaluación (67) Calidad (71) Características teóricas de la evaluación educativa (76) Algunas perspectivas teóricas de la evaluación (77)
2.3 La evaluación en los sistemas educativos……………………………………….……. 80
Breve recorrido por las evaluaciones y sus finalidades (80) Los propósitos de la evaluación (82) Acreditación y/o certificación (83) Ordenamiento para la selección (84) Toma de decisiones de mejora ―blandas‖ (85) Toma de decisiones ―duras‖ (86)
Establecimiento de incentivos para individuos o instituciones (86) Rendición de cuentas y responsabilización (87)
CAPÍTULO TERCERO
LA EVALUACIÓN EDUCATIVA DEL SISTEMA BÁSICO EN MÉXICO
(2000–2006)……………………………………………………………………..............….…. 89
3.1 Origen y desarrollo del sistema nacional de evaluación educativa en México: del contexto a los discursos………………………………….…...……………………………... 90
El contexto: de ―los años felices‖ al ―oscurantismo tecnológico‖ (90) Instancias y actividades evaluadoras del Sistema Educativo Mexicano (93) Los discursos. Democracia y neoliberalismo: dos proyectos contrapuestos (98) Agenda educativa latinoamericana (103)
3.2 Calidad y sistema de evaluación de la educación secundaria en el gobierno de Vicente Fox Quezada (2000–2006)………………………………………....................…. 106
Vicente Fox y su proclamada ―revolución educativa‖ (107) El INEE: elemento clave del gobierno de Vicente Fox para evaluar la calidad del sistema educativo mexicano (114)
3.3 Resultado que arrojan las evaluaciones del INEE de las escuelas secundarias en México……………………………………..................................................................…… 119
La escuela secundaria y la evaluación de la calidad educativa (119) Sistema de indicadores del contexto socioeducativo del INEE: los datos duros (123)
CAPÍTULO CUARTO
LA LEGITIMIDAD DE LA EVALUACIÓN EDUCATIVA EN EL DISCURSO DEL GOBIERNO DE VICENTE FOX……………………………………………..…………..…. 135
4.1 La legitimidad de la evaluación educativa…………………………....………….….. 136
4.2 La evaluación como práctica política y el discurso educativo en el proyecto de Vicente Fox………………………………………………………...….………………...…… 148
Conclusiones……………………………………………………….…….………………… 164
Fuentes de consulta…………………………………………………..…...…………..….. 168
Siglario………………………………………………………...……………..…………....… 182
1
INTRODUCCIÓN
En la década de los años setenta se organizó lo que se llamó el Consenso de
Washington donde se establecieron las recomendaciones económicas que debía seguir
América Latina para reemplazar el agotado modelo de sustitución de importaciones. El
Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) encargaron cambios
sustanciales al Estado, el cual debía intervenir menos en los asuntos del mercado
ajustando el presupuesto, destinado a los sectores sociales: salud, vivienda, educación,
entre otros.
Las reformas se encaminaron a descentralizar y centralizar. Paradójicamente en el caso
de la educación se descentralizan los mecanismos de financiamiento y gestión del
sistema, pero se centralizó el control pedagógico a través de la evaluación que ―…se
convierte en el instrumento de intervención directa del Estado en los procesos
educativos‖.1
En México, a principios de los ochenta, se establecen las bases del modelo neoliberal y
los cambios al sistema educativo, principalmente en educación básica. Se introduce por
primera vez en el discurso el concepto de calidad. En el discurso neoliberal la
educación pública evidencia ineficiencia, baja calidad y pobre productividad debido a la
masificación del sistema, por lo anterior propone el cambio, la modernización y el
control de la calidad. El instrumento que se cree elevará dicha calidad es la evaluación
educativa, aquella que mide y evalúa al sistema en su conjunto a partir de los
resultados de los exámenes aplicados a los alumnos, en nuestro caso de secundaria.
En la secundaria se cimienta gran parte de lo que seremos o no de adultos y como
sociedad, además, es el último eslabón de la educación básica y punto de partida para
los estudios de nivel superior. Es este nivel educativo el que en la última década ha sido
cuestionado por los resultados tan pobres de las pruebas estandarizadas, a demás de
1 Coll Lebedeff, Tatiana. ―El INEE y su dilema: evaluar para cuantificar y clasificar o para evaluar y formar‖, en
Navarro Gallegos, César (coord.). La mala educación en tiempos de la derecha. Política y proyectos educativos del
gobierno de Vicente Fox, México, UPN/Miguel Ángel Porrúa, 2005, p. 49.
2
discutirse las reformas que a los planes y programas de estudio se han llevado a cabo y
que no han resultado en el mejoramiento de los aprendizajes y competencias de los
estudiantes. Se ha observado que el bajo aprovechamiento, la deserción, la
reprobación y la eficiencia terminal muestran un panorama poco halagüeño que es
necesario revertir e investigar.
A partir de 1995 se aplican en México pruebas internacionales por parte de diversos
organismos como el Estudio Internacional de Tendencias en Matemáticas y en Ciencias
(TIMSS, por sus siglas en inglés) coordinado por la Asociación Internacional para la
Evaluación del Rendimiento Educativo (IEA, por sus siglas en inglés); el estudio
realizado por el Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la
Educación (LLECE) ordenado por la Organización de las Naciones Unidas para la
Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO por sus siglas es inglés) y la Oficina
Regional de Educación para América Latina y el Caribe (OREALC), así como las del
Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés)
establecido por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE)
y pruebas nacionales como el Instrumento para el Diagnóstico de Alumnos de Nuevo
Ingreso a la Secundaria (IDANIS); la Evaluación de la Educación Primaria (EVEP); la
Evaluación de Estándares Nacionales (EEN), Centro Nacional de Evaluación para la
Educación Superior (CENEVAL) y Carrera Magisterial (CM). Se agregan a partir del
2003 las del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) y en últimas
fechas las de la Evaluación Nacional del Logro Académico en Centros Escolares
(ENLACE).
Por su parte, el INEE, se crea con la finalidad de proporcionar información válida y
confiable sobre el logro del aprendizaje que están obteniendo los estudiantes a partir de
los aprendizajes básicos (comprensión lectora y matemáticas) que ayude a la toma de
decisiones destinadas a mejorar la calidad del sistema educativo del país. Los
resultados de las primeras evaluaciones no se dan a conocer y a partir del 2000 los
resultados tan bajos del aprendizaje escolar son tanto una oportunidad para evidenciar
la crisis de la educación pública como justificación para introducir cambios al sistema de
3
educación básica, que ha traído aparejada una serie de problemáticas que deterioran
aún más la calidad educativa.
Ante el contexto descrito cabe plantearse la siguiente problemática: ¿cómo utiliza el
Estado neoliberal las evaluaciones de los logros educativos del sistema básico para
legitimar prácticas discursivas que favorecen de manera preferencial los intereses de
determinados grupos sociales en detrimento de las amplias mayorías? La hipótesis que
se sustenta en esta investigación y contesta el planteamiento anterior es la siguiente: El
Estado utiliza las evaluaciones de los logros educativos para afianzar un discurso que
legitime las políticas educativas tendientes a reducir la responsabilidad económica del
gobierno y acrecentar la intervención financiera, administrativa, técnico-pedagógica e
ideológica de los grupos de poder, con el consenso de aquellos actores que se verán
directamente afectados con su aplicación.
De la afirmación anterior se desprende el siguiente objetivo general: analizar las
fuentes, niveles y procesos de legitimación que el Estado implementa a través de la
evaluación para dar continuidad a su política educativa y coherencia a su discurso.
En los últimos tiempos la discusión sobre la naturaleza de la política educativa se ha
abordado desde dos rutas de interpretación, análisis y aplicación. Una de ellas es el
enfoque de la sociología o pedagogía crítica, cuyo sustento teórico incorpora conceptos
y categorías del materialismo histórico dialéctico, y la otra, representada por la teoría
anglosajona de las políticas públicas, apoyada en un cientificismo objetivo, racional e
instrumentalista. Es el primero de estos enfoques a través del cual la presente
investigación analiza ―La legitimación de la evaluación educativa en el contexto
neoliberal: el caso de las escuelas secundarias en México durante el gobierno de
Vicente Fox Quesada (2000–2006)‖.
La elección de este enfoque permite entender que la evaluación no sólo es una práctica
pedagógica, sino sobre todo una práctica política que se circunscribe a una formación
social dada en el tiempo y el espacio, producto de la intervención del individuo, que
construye cotidianamente el porvenir por medio de la praxis social. En esta
4
transformación histórica no intervienen hombres aislados: la construyen grupos cuyos
diversos y antagónicos intereses dan origen a la dinámica social. Lo anterior se expresa
en la presencia de una variedad de posiciones políticas ante el quehacer del hombre,
mismas que se organizan bajo la forma de un proyecto político, donde cada uno de
esos grupos o clases sociales manifiestan lo que pretende hacer respecto a la sociedad
en su conjunto.
Dentro de la formación social se encuentra una serie de mecanismos que permiten la
producción y reproducción de la organización existente, donde los criterios de dirección
y desarrollo del conjunto social son dictados por la acción hegemónica de una clase,
atendiendo a sus necesidades y la de los grupos subalternos. En esta reproducción
encontramos la presencia de acciones económicas, políticas, ideológicas, morales,
religiosas, culturales, educativas, etcétera, que utilizan desde recursos conocidos e
inmediatos hasta los más ocultos y subliminales.
Este trabajo sigue un proceso de investigación cualitativo empleando técnicas
documentales para la recopilación de la información tanto directas (documentos
oficiales, declaraciones, entrevistas, publicación de textos de los principales actores
sociales) como indirectas (análisis de libros, notas de periódico, ensayos, páginas de
Internet, etcétera). Si bien la búsqueda, en un mayor porcentaje se basó en
interpretaciones y análisis, también se hizo uso, cuando fue necesario, de datos
cuantitativos. A demás se hizo una revisión crítica de los antecedentes teóricos y
empíricos del problema desde dos ámbitos: el internacional (Red Iberoamericana de
Investigación sobre cambio y Eficiencia Escolar [RINACE]; UNESCO; Programa de
Promoción de la Reforma Educativa en América Latina y el Caribe [PREALC]; el Grupo
de Trabajo de Evaluación y Estándares [GTEE]; Red de Revistas Científicas de
América Latina y el Caribe [RedALyC]; OCDE, Banco Iberoamericano de Desarrollo
[BID] y FMI) y el nacional (Centro de Estudios sobre la Universidad [CESU];
Subsecretaria de Educación Básica [SEB]; INEE; CENEVAL, Universidad Autónoma
Metropolitana [UAM]; Revista Mexicana de Investigación Educativa [RMIE];
5
Observatorio Ciudadano de la Educación [OCE] y la Universidad Nacional Autónoma de
México [UNAM]).
A la investigación anterior se suma la lectura y análisis de teóricos como Michael
Foucault, Antonio Gramsci, Nicos Poulantzas, Ernest R. House, Jacques Delors, Pedro
Ravela, José Luis Coraggio, Adriana Puiggrós, Fernando Reimers, Juan Carlos
Tedesco, Alejandro Tiana, Sylvia Shmeikes, Margarita Zorrilla Fierro, Felipe Martínez
Rizo, Ángel Díaz Barriga, Pablo Latapí, Etelvina Sandoval, Carlos Muñoz Izquierdo,
entre otros que sirvieron para esclarecer aquello que existe en la realidad y sólo puede
ser visto con claridad cuando se está en un plano teórico-abstracto y se baja a un plano
práctico-concreto.
La presente investigación se estructura en cuatro capítulos. En el primero, se
recapitulan las teorías económicas que permiten definir las principales características y
funciones del Estado, tanto de bienestar (interventor) como neoliberal (mínimo). Se
reflexiona sobre cómo concibe cada uno la educación y los mecanismos que emplean
para a través de ellos legitimar un proyecto político. Se examinan las fuentes y
procesos que refuerzan su discurso, valores, lenguajes, culturas, símbolos que
permiten armar un cuerpo teórico que sustituya la visión del mundo que mejor ayude a
los propósitos de la clase en el poder. El apartado también describe la génesis,
desarrollo y crisis del Estado del bienestar que origina la aparición del modelo
económico neoliberal. El marco anterior sirve para introducir el contexto de la formación
social mexicana de finales de los años setentas y principios de los noventa, donde la
evaluación educativa se presenta incipientemente en nuestro país como un instrumento
de intervención estatal en el sistema educativo.
El segundo capítulo hace una caracterización de la evaluación educativa partiendo de
sus antecedentes, el Estado evaluador estadounidense que décadas después va a
influir en los sistemas educacionales latinoamericanos. En este apartado se definen los
principales conceptos que se ligan a la evaluación, sus finalidades y algunas
perspectivas teóricas.
6
El tercer capítulo, y después de un análisis contextual de la evaluación en
Latinoamérica, se hace una vinculación temporal de la evaluación educativa del sistema
básico en México durante el gobierno de Vicente Fox (2000–2006). Este apartado
realiza una triangulación entre el contexto, el discurso gubernamental y la agenda
educativa latinoamericana que va trastocando toda la región desde finales de la década
de los ochentas y de la cual México no está al margen. En este espacio se introduce
información cuantitativa que el INEE ha arrojado a partir de la aplicación de sus
Exámenes de la Calidad y el Logro Educativo (EXCALE). La pretensión es identificar el
manejo que de los datos hacen aquellos que pretenden legitimar una reforma o política
educativa. Se comparan resultados del logro educativo de alumnos de nivel secundaria
entre los años 2003 y 2005 y se complementa la información con el análisis que del
contexto la misma institución realiza, paralelamente al Instituto Nacional de Estadística,
Geografía e Informática (INEGI) y el Consejo Nacional de Población (CONAPO).
Por su parte, el cuarto capítulo da cuenta de cómo va legitimando el Estado neoliberal
las prácticas evaluativas que favorecen de manera preferencial los intereses educativos
de determinados grupos sociales en detrimento de las amplios sectores de la población.
Conceptos como hegemonía, coerción, consenso, ideología, poder, fuerzas
productivas, relaciones sociales, legitimidad, van tomando cuerpo y nos proporcionan
un marco teórico que nos permite identificar en la formación social mexicana de
principios de siglo XXI los símbolos, representaciones, valores, lenguaje, cuerpo teórico
y prácticas sociales del discurso que enuncia la clase gobernante para introducir en el
ámbito educativo la evaluación del sistema para mantener el consenso y la aceptación
de su proyecto económico, político y social.
Finalmente en las conclusiones se presentan propuestas que permiten visualizar los
requerimientos que la evaluación educativa tiene que poseer para evitar que ésta sólo
excluya, seleccione o discrimine al grueso de la población. Recordemos que evaluar no
es medir, sino contar con un instrumento que permita conocer lo que se enseña y
aprende. La evaluación, por sí misma, no resolverá los problemas sólo los señalará,
sirviendo entonces ésta como un instrumento para determinar ciertas acciones o
7
decisiones que impactaran en el mejoramiento del sistema educativo. La evaluación
educativa no tendrá sentido si no tiene consecuencias sobre la realidad evaluada.
Investigar, analizar y proponer líneas de acción que pueden ser fruto de este trabajo
justificaron en gran medida su realización. Además este trabajo pretende contribuir a
incrementar el acervo que sobre el tema se tiene, ya que son insuficientes y dispersos
los trabajos centrados en uno de los elementos que más comprometen en la actualidad
a la educación en México: la evaluación educativa. Es importante entender cuál es el
significado de los resultados de las evaluaciones y cómo sus resultados tienen impacto
en la opinión pública, en los sectores escolares y en las políticas educativas que hoy en
día se trazan con el fin de desacreditar a la educación básica pública.
8
CAPÍTULO PRIMERO
ESTADO, EDUCACIÓN Y EVALUACIÓN EN EL CONTEXTO NEOLIBERAL
“El único Estado estable es aquel en que todos los ciudadanos son iguales ante la ley”
Aristóteles
En este capítulo presentamos en principio algunas de las ideas que sustentaron las
escuelas económicas clásica, neoclásica y keynesiana que dieron origen al Estado de
bienestar. Dicho Estado no sólo se sustentó en teorías económicas, sino también en
supuestos políticos y sociales que legitimaron su permanencia y actuación. La
educación, en ese sentido, consolidó desde las aulas la conciencia colectiva de la
población, a través de la intervención estatal y el establecimiento de instituciones que
tienen su génesis en el proyecto liberal de la Revolución francesa. Se pensó a la
escuela, como una institución legitimadora del Estado que permitió entre otras cosas
confirmar la clase social, imponer una cultura y concepción del mundo desde arriba.
En este apartado también se analiza cómo el excesivo intervencionismo estatal en
Latinoamérica hace crisis en la década de los setentas, propiciando el impulso de un
―Programa de Ajuste Estructural‖ encaminado a establecer un modelo económico
neoliberal que pretende legitimarse a través del discurso político. El discurso en el
campo educativo se dirige a desacreditar a las instituciones públicas y los agentes
sociales que directamente intervienen (profesores y alumnos). Finalmente, este primer
capítulo ensambla el contexto de la crisis económica y el discurso propio del
neoliberalismo, con los escenarios contemporáneos de la educación en México y su
expresión en la evaluación.
1.1 El Estado de bienestar
Del liberalismo económico a la Teoría de Keynes
El conjunto de procesos que han transformado el espacio económico, político y social
en los últimos años nos da un marco en el que se hace factible destacar las
9
dimensiones centrales del fenómeno estatal. Entre tales notas no es difícil apuntar
como principio de articulación, para identificar las características y funciones del
Estado, la quiebra de la concepción tradicional que lo hacía agente autónomo y
racional.
Desde el Leviatán de Thomas Hobbes (1651) hasta el Minotauro de Bertrand de
Jouvenel (1945), las metáforas que intentaban expresar el carácter del Estado remitían,
de un modo u otro, a una instancia separada, con principios de acción y decisión
propios; aun en las formulaciones más tajantes de Karl Marx (1818), que veía en él un
instrumento de explotación de la clase oprimida o una suerte de comité ejecutivo de la
burguesía, encontramos un cuerpo unitario. El espacio nacional era el ámbito preciso
de la dominación: la soberanía, anhelada o denunciada, era el sustento irremplazable
de la noción misma del Estado.
Lo antes expuesto, nos permite entender que la nueva estructura de poder internacional
que pone en jaque la idea clásica de soberanía estatal es la condición original para
deslindar las pautas que rigen los Estados contemporáneos. A esto se unen por
supuesto, las nuevas tendencias económicas y su expresión política, así como los
cambios en la percepción social del Estado en particular y de lo político en general.
Resulta un hecho que la relación internacional de poder interviene de manera decisiva
en la configuración del Estado, definiendo sus características y funciones.
Desde la economía se identifican las doctrinas y teorías que sustentan la perspectiva de
un Estado pequeño con funciones mínimas y aquellas doctrinas económicas
intervencionistas: ―Las doctrinas económicas intervencionistas se distinguen por el
grado, el tipo y la naturaleza de la intervención estatal…‖.2 Es precisamente, esta
última, la que nos preocupa descifrar, sin embargo, metodológicamente partimos de los
fundamentos teóricos que sustentaron en su momento la perspectiva de un Estado
mínimo.
2 Vázquez Sánchez, Jorge. ―Neoliberalismo y Estado benefactor. El caso mexicano‖, en Aportes, México, BUAP, Año
X, número 30, Septiembre-Diciembre de 2005, p. 52.
10
En la Francia de finales del siglo XIX y al menos todo el siglo XX, se siguió la
perspectiva de un Estado mínimo. La escuela clásica que incluyó a ingleses, franceses
y alemanes tenía como principal preocupación entender la mejor forma en que una
nación podía incrementar su riqueza. En ese sentido, Adam Smith (1723–1790) fue el
teórico que le dio cuerpo a esta inquietud. En su texto La riqueza de las naciones, Smith
estableció las obligaciones y funciones del Estado. En relación a las primeras, señaló la
defensa del exterior, la administración interna de justicia y el mantenimiento de obras y
establecimientos públicos de un prohibitivo costo para los particulares. En relación a las
segundas, las reducía a la intervención mínima. La intervención del Estado, decía,
frustra los procesos de la vida, libertad y propiedad que son las condiciones para que
cada individuo haga el mejor uso de sus recursos y contribuya a maximizar el bienestar
total.
Para Smith, a un Estado con funciones mínimas le corresponde un gasto público
pequeño cuya estructura debe estar ligada a la estructura de los ingresos impositivos a
través del principio del beneficio recibido.3 Este principio funciona como un freno
automático a las demandas de bienes públicos que hacen los individuos, ya que se
sabe que aquel que se beneficie de un programa público deberá contribuir directamente
con el financiamiento de ese programa. Esa forma de funcionar se conoce como
economía de mercado, donde productores y consumidores coordinan sus planes
interactuando en el mercado, en tal situación las personas dependen unas de otras
interactuando entre sí.4
Además de Smith otros economistas clásicos proporcionaron argumentos diversos para
defender la libertad de las relaciones económicas privadas.5 Destacan Jeremías
Bentham (1748–1832) quién abogó por la educación y la salud pública para las masas;
Thomas Robert Malthus (1766–1834) que introdujo al análisis económico el tema de la
3 Smith, Adam. La Riqueza de las Naciones, 4ª ed., España, Alianza, 2004, 812 pp.
4 Al respecto el premio novel de economía Amartya Sen, señaló que nadie como Adam Smith había explicado la
dependencia que en una economía tienen las personas.
5 Vázquez Sánchez, Jorge. Op. cit., p. 53.
11
población; David Ricardo (1722–1832) expuso su Teoría del valor del trabajo en donde
afirmó que éste es el principal determinante del valor; John Stuart Mill (1806–1873)
aunque defensor del laissez faire6 aceptó la intervención del Estado en ciertos ámbitos,
por ejemplo, la educación elemental y por último Frédéric Bastiat (1801–1850) quien sin
hacer grandes aportaciones al campo de la teoría, fue capaz de lanzar un movimiento a
favor de una política económica concreta haciendo un análisis a partir de la ley.
En general los autores del liberalismo clásico se caracterizaron por proporcionar
argumentos diversos para defender la libertad de las relaciones económicas y privadas,
defendiendo a su vez la innecesaria intervención estatal, a no ser para garantizar los
derechos naturales de la vida, la libertad y la propiedad, tan necesarios para preservar
los incentivos a la asignación eficiente de los recursos. Empleando la lógica deductiva,
explicaron el comportamiento de los seres humanos bajo suposiciones derivadas de la
observación acerca de la naturaleza humana, con lo que su razonamiento resultó
demasiado abstracto.
El pensamiento del liberalismo clásico prevaleció un siglo aproximadamente, pero en su
interior se fue gestando la idea de que el Estado debía corregir algunas fallas del
mercado y preservar la estabilidad del crecimiento económico. Esta idea, por demás
conservadora, fue sostenida por los intelectuales de la escuela neoclásica, llamada así
porque amalgamó las viejas doctrinas clásicas y el enfoque marginalista.7 Los
neoclásicos, preferían que operaran los mercados competitivos a que hubiese una
intervención pública. Defendían los bajos impuestos, el ahorro en el gasto público y los
presupuestos equilibrados.
6 El francés Vincent de Gournay fue quien expresó su convicción de no intervención del Estado de la siguiente
manera: ―Laissez faire et laissez passer, le monde va de luiméme‖ (Dejar hacer y dejar pasar, el mundo va por si
mismo). Tomado del texto de Vázquez Sánchez, Jorge. Op. cit., p. 54.
7 Entre los pensadores clásicos y neoclásicos se ubicaron los marginalistas, que estructuran la determinación del
valor y los precios a partir del comportamiento del consumidor. Esta escuela quedó representada por: Gossen
Jevons, Marie Ésprit León Walras, Kart Menger, Friedrich von Wieser y Eugen von Bohm Bawerk, entre los más
destacados.
http://es.encarta.msn.com/encyclopedia_761569851/Valor.html
12
A los neoclásicos no les preocupa la causa de la riqueza, explican que la desigual
distribución de ésta y de los ingresos se debe en gran medida a los distintos grados de
inteligencia, talento, energía y ambición de las personas. Por lo tanto, el éxito de cada
individuo dependerá de sus características individuales, y no de que se beneficien de
ventajas excepcionales en el sentido que hablaba Marx. En las sociedades capitalistas,
la economía neoclásica es la doctrina predominante a la hora de explicar la formación
de los precios y el origen de los ingresos.
El principal representante de la escuela neoclásica fue Alfred Marshall (1842–1924)
considerado el padre de la economía moderna. Sus ideas fueron plasmadas en su obra
Principios de economía publicada en la última década del siglo XIX. En su libro
explicaba la demanda a partir del principio de utilidad marginal, y la oferta a partir del
costo marginal (costo de producir la última unidad). En los mercados competitivos, las
preferencias de los consumidores hacia los bienes más baratos y la de los productores
hacia los más caros, se ajustarían para alcanzar un nivel de equilibrio. Ese precio de
equilibrio sería aquel que hiciera coincidir la cantidad que los compradores quieren
comprar con la que los productores desean vender. Este equilibrio también se
alcanzaría en los mercados de dinero y de trabajo.
El modelo económico neoclásico fue insuficiente para dar respuesta a las fallas del
mercado que a la postre ocasionaron el crack de la Bolsa de Nueva York en 1929. La
crisis financiera que se desató, no sólo en Estados Unidos, sino en todo el mundo,
permitió el desarrollo de la teoría keynesiana.8 Los postulados sustentados por dicha
teoría hacen referencia a la situación de equilibrio con desempleo involuntario y la
necesidad de intervención del Estado a través de la política fiscal para compensar la
insuficiencia de demanda.9
8 La Teoría General de la Ocupación, el Interés y el Dinero es considerada la obra cumbre de John Maynard Keynes
con la que dio una respuesta definitiva a la grave depresión desatada en las primeras décadas del siglo XX.
9 Para analizar la diferencia existente entre la concepción marxista de la reproducción y los agregados keynesianos
del ingreso nacional neto, se sugiere la lectura del capítulo ―Comparabilidad con los agregados Keynesianos‖, en
Sweezy, Paul M. Teoría del desarrollo capitalista, tr. Hernán Laborde, 12ª reimp., México, FCE, 1984, pp. 403–406.
13
Tras vencer las resistencias conservadoras de la ortodoxia liberal, la ―revolución
keynesiana‖ fue penetrando en el mundo académico y en las políticas económicas de
los países. Su influencia se acentuó sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial
(1939–1945) cuando se extendió como un nuevo dogma, determinando las políticas
económicas de todo el mundo occidental durante más de tres décadas de crecimiento
sostenido. Los partidos conservadores y liberales se sumaron a esta política capaz de
devolver la estabilidad al sistema capitalista después de los sobresaltos del periodo de
entre guerras e incluso los socialdemócratas la aceptaron con entusiasmo, en la medida
en que justificaba la intervención del Estado en la economía y el crecimiento del sector
público.10
Función y desarrollo del Estado del bienestar
Al término de la Segunda Guerra Mundial aparece un cambio en la naturaleza de las
funciones del Estado. A las aportaciones de John Maynard Keynes (1883–1946) y
Arthur Cecil Pigou (1877-1959)11 basadas en que el Estado debe corregir los fallos del
mercado, se suma la garantía de asignar eficiente y adecuadamente la distribución de
los recursos al grueso de la población. De ahí que al modelo keynesiano de
intervención estatal se le reconozca como un importante antecedente del Estado del
bienestar.
El Estado del bienestar (Welfame State) fue adoptado entre 1950 y 1980 (aunque las
observaciones de un cambio en el entendimiento sobre el Estado son mucho más
antiguas) con diferentes variantes por la mayoría de los países industrializados de
10 Puelles Benítez, Manuel. ―Estado y educación en las sociedades europeas‖, en Revista Iberoamericana de
Educación, núm. 1, (Enero–Abril), 1993, pp. 1-7.
11 Pigou fue economista discípulo de Marshall. Es conocido por sus aportaciones a las teorías del bienestar
económico y por el desarrollo del llamado efecto Pigou, donde estudia las consecuencias que una variación del nivel
de precios tiene sobre la demanda del consumo privado mediante el cambio que se produce en la riqueza de la renta
real de los consumidores. Escribió el libro Riqueza y bienestar en 1912, que amplió considerablemente y volvió a
publicar con el título La economía del bienestar en 1920.
http://es.wikipedia.org/wiki/1877http://es.wikipedia.org/wiki/1959
14
occidente.12 Se caracterizó por pretender respetar la libertad del mercado
paralelamente a la libertad individual ya que optó por regular la defensa de los intereses
públicos, incluso sobre el propio mercado.13 Se puede decir, que el Estado del bienestar
―…se sustenta en el éxito de una cadena de eventos, que vinculados, llevan al
bienestar de las personas a través de la obtención de un empleo para la gran mayoría
de la población. Pero el éxito del modelo depende de ciertas condiciones políticas:
fuerza laboral con alto poder de negociación, seguridad social previsora de conflictos,
política anticíclica y política de integración mundial avalada por los diferentes sectores
sociales‖.14
Para Javier Torres la función de incluir a todos y regular directa e indirectamente las
aspiraciones de la población se sustenta en la opinión pública, ya que parte del
supuesto de que todo lo que se deduzca a favor del ciudadano repercutirá en su
bienestar. Mediante la evolución del Welfame State tanto la apertura como la restricción
se convierte en un problema permanente de la política.15
En este sentido, el Estado del bienestar no sólo interviene en las cuestiones políticas,
sino también sociales y económicas responsabilizándose de la plena ocupación, de
brindar a toda la población un sistema de seguridad social y la generación de un alto
nivel de consumo y la garantía de un nivel mínimo incluso para los más desfavorecidos.
Su estrategia para llegar a beneficiar al mayor número de individuos es posicionarse en
dos dimensiones una estática y otra dinámica.
Enrique Contreras cita a Gosta Esping–Andersen para señalar las dimensiones
anteriores. La dimensión estática –dice- se relaciona con la definición de las funciones o
sectores contemplados en su concepto de seguridad social, que se traduce en la
construcción de redes sociales de seguridad para los individuos y sus familias. La
12 Jorge Vázquez Sánchez nos refiere que en los años cincuentas en América Latina el Estado del bienestar tomó
las denominaciones de economía mixta y de capitalismo de Estado.
13 Vázquez Sánchez, Jorge. Op. cit., p. 57.
14 Ibidem, p. 57.
15 Torres Nafarrate, Javier. Luhman: la política como sistema, México, UI/FCPyS/UNAM/FCE, 2004, pp. 394–395.
15
dimensión dinámica -en cambio- tiende al aseguramiento del logro del proceso de
movilidad vertical ascendente tanto para una generación como para varias
generaciones. El Estado por consiguiente adquiere el compromiso público para ampliar
dinámicamente el acceso a oportunidades de vida y optimizar las capacidades
ciudadanas de la autoconfianza.16
Si bien las dimensiones del Estado no pueden separarse, lo mismo sucede con sus
funciones las cuáles son clasificadas por Guy Stading de la siguiente forma:
1. Abatimiento de la pobreza.
2. Prevención de la pobreza.
3. Preservación de la solidaridad social.
4. Provisión de la seguridad social.
5. Redistribución del ingreso.
6. Promoción de la movilidad laboral y
7. Promoción de la reestructuración y la productividad de la economía y del
mercado de trabajo.
Por su parte Esping–Andersen considera como componentes integrales del bienestar
las cuestiones del empleo, los salarios, las alianzas de clase, la negociación por
conflictos de interés y la regulación macroeconómica.17
Encontramos también que Antonio Ruezca señala que las funciones del Estado
moderno, sea del tipo que sea, obedecen a la realización de reformas políticas e
intervenciones activas directas en la vida económica, de acuerdo al modelo del Estado
desarrollado. Este tipo de Estado debe propiciar tanto el desarrollo estructural como el
desarrollo social, procurando los servicios de atención, ampliar el consumo, regular los
intereses encontrados, y reforzar el proyecto político. En las palabras de Ruezca ―…el
16 Contreras Suárez, Enrique. ―Reflexiones en torno a los retos que enfrentan actualmente los Estados de bienestar
en el mundo‖, en Acta Sociológica, México, FCPyS/UNAM, núm. 28–29, Enero–Agosto 2000, p. 22.
17 Tanto las funciones señaladas en el texto por Guy Stading, como los componentes de Esping–Andersen se citan
en el trabajo de Contreras Suárez, Enrique. Op. cit., p. 22.
16
correcto funcionamiento del Estado de bienestar reportaría ventajas no sustituyendo al
modelo capitalista, sino complementándolo‖.18 La posición de Ruezca difiere en mucho
del carácter crítico y liberador del marxismo que tiene su fuerza en las luchas de masas
contra el capital y el Estado: ―…sólo estos procesos reales podrán transformar la crisis
del capital en una crisis del capitalismo y en una nueva victoria del marxismo vivo‖.19
Génesis, desarrollo y legitimidad del Estado educador
La génesis del Estado educador (de bienestar) se sitúa en la Edad Moderna precursora
de cambios sociales importantes. En la última década del siglo XVIII Francia inicia un
movimiento a favor de una instrucción común a todos los ciudadanos: laica, gratuita y
obligatoria.20 El proceso de resistencia y deliberación que provocó la Revolución
Francesa desencadenó la confrontación de dos modelos educativos: el liberal o dual y
el jacobino o social ―…que originaron la antítesis entre las tendencias que ven la
educación como instrumento de control social y las que consideran factores de
emancipación y cambio social‖.21
El proyecto liberal o dual fue defendido por los ilustrados franceses encabezados por
Jean–Jacques Rousseau (1712–1778) y Denis Diderot (1713–1784) los que defendían
la idea de una educación que formara a la infancia y a la juventud en el modelo
nacional, homogéneo, de acuerdo a las necesidades de la sociedad y no de acuerdo a
los intereses de la Iglesia. Cuando los ilustrados piensan en la educación nacional sólo
la conciben como elemental, no popular. Corresponde a los jacobinos (revolucionarios
franceses) el mérito de haber elaborado la idea de la educación para todos. Para
Puelles Benítez entre estas corrientes que difieren en puntos medulares, sí va a existir
18 Ruezca Barba, Antonio. ―Estado, seguridad social y marginalidad‖, en Centro Interamericano de Seguridad Social,
México, Serie de Estudios 4, núm. 8, 1994, p. 216.
19 Brunhoff, Suzanne de. ―Teoría del Estado y Teoría del poder en Marx‖, en Aricó, José (comp.). Discutir el Estado.
Posiciones frente a una tesis de Louis Althusser, México, Folios Ediciones, 1982, p. 157.
20 La Revolución francesa supuso la formulación y el intento de llevar a la práctica una serie de reformas que no se
llegaron a consolidar hasta muchos años después, abriendo el camino al Estado de bienestar.
21 Puelles Benítez, Manuel. Op. cit., p. 1.
17
un punto en común: el nuevo sistema educativo debe ser un sistema público, es decir,
abierto a todos, atento a las necesidades de la sociedad, organizado y controlado por el
Estado.22
La revolución y la Ilustración en la Francia del siglo XVIII, fueron el contexto en el cual
se discutió el nivel de intervención que el Estado debía tener en la educación para
garantizar su legalidad. John Locke (1632–1704), por ejemplo, partiendo de la misma
concepción de Hobbes concluye que los hombres decidieron constituirse en sociedad
política para garantizar sus derechos, derechos que se consideran ahora naturales,
esto es, inherentes a la naturaleza de la persona humana, derechos que no se estiman
enajenados en modo alguno por el famoso contrato social. De esta manera el Estado
aparece como una organización política nacida para garantizar los derechos del
hombre, naturales, inalienables, imprescriptibles y anteriores al mismo nacimiento del
Estado.23
Desde esta perspectiva, esta nueva clase de Estado, surgida como antítesis del Estado
absoluto, va a ser concebida como un puro artificio, como un mecanismo que se opone
a la verdadera realidad que es la sociedad. Es decir, mientras que en el Antiguo
Régimen el Estado se confunde con la sociedad, la representa y actúa por ella, ahora la
sociedad se independiza del Estado afirmando la primacía de lo privado ante lo público.
Para moralizar el Estado, para limitar su poder, para evitar el abuso del poder político
se van a alzar los derechos naturales del hombre como límite infranqueable a ese poder
y se va a acotar un espacio (el mercado) donde el Estado no puede intervenir.24
Norberto Bobbio ha señalado con especial agudeza cómo el Estado y la sociedad van a
ser considerados como realidades abiertamente distintas y contrapuestas: de un lado,
el Estado, pensado como un régimen de relaciones de poder entre gobernantes y
gobernados, por tanto como un ámbito de relaciones entre desiguales, de otro lado, la
22 Ibidem, pp. 5–8.
23 Porkrovski, V. S. (et. al.). Historia de las ideas políticas, México, Grijalbo, 1996, pp. 186–188.
24 Bobbio, Norberto. Estado, gobierno, sociedad. Contribución a una teoría general de la política, Barcelona, Plaza y
Janés, 1987, [s. p.].
18
sociedad, conceptuada como un ámbito de relaciones entre iguales, de esta forma, el
Estado aparece como una esfera de poder que se ocupa de las instituciones políticas
que regulan la convivencia, mientras que la sociedad se contrapone como una esfera
privada que se ocupa de la riqueza de las naciones.25
Toda esta construcción teórica se impone a finales del siglo XIX y principios del XX.
Ahora bien, dentro de esta concepción podría esperarse que el nuevo Estado limitase
su intervención al mínimo también en educación, como lo estableció para la
construcción del mismo, sin embargo, esto no sucedió. Al contrario el Estado intervino
en proporciones desconocidas, la principal razón: la nacionalización de los bienes de la
Iglesia.
Antes de la desamortización la Iglesia era la encargada de asistir la caridad y la
educación; al no tener más recursos los abandona a su suerte y es entonces que el
Estado toma esa responsabilidad. Jacobinos y liberales se enfrascan en una lucha por
imponer sus ideas. Los primeros defienden la postura de una instrucción para todos,
antecedente de los derechos sociales, los segundos, una educación en donde el
individuo sea un elemento que posibilite el desarrollo y la acumulación de la riqueza en
el capitalismo. El proyecto que prevaleció casi un siglo fue el liberal.
En dicho proyecto la educación fue concebida como un factor de integración política y
de control social. El Estado impulsó y creó los sistemas educativos nacionales
asignándoles múltiples funciones públicas: como elemento de aculturación (asimilación
de las culturas de los inmigrantes y la integración de éstos en un cultural unificada);
como factor de consolidación (la imposición de una sola lengua en todo el territorio);
como unificadora de la conciencia colectiva (se construye su identidad); como
transmisora de valores (de acuerdo a la clase dirigente). Entre las funciones que se le
asignaron a la educación quizá la más importante fue la que permitió construir una
identidad nacional, principalmente porque se estaba conformando aún el Estado nación.
25 Según la tesis central de La Riqueza de las Naciones, escrita por Adam Smith, la clave del bienestar social está
en el crecimiento económico, que se potencia a través de la división del trabajo, a su vez, que se amplía la extensión
de los mercados y por ende la especialización.
19
Con el Estado liberal aparece el sistema educativo en sentido estricto, esto es, ―…un
conjunto de instituciones diferenciadas, de ámbito nacional, destinadas a la educación
formal, cuyo control e inspección corresponde al Estado y cuyos elementos y procesos
están relacionados entre sí‖.26 De esta forma los fines de la educación son
determinados por los representantes de la nación no como un derecho, sino como una
necesidad para legitimar al nuevo Estado. La concepción de la educación como un
derecho y no como una necesidad fue postulada al término de la Gran Guerra con lo
que dio inicio una política de servicios públicos centrada en satisfacer las necesidades
básicas de los habitantes de la nación. Es desde esta perspectiva que se consolida el
Estado de bienestar.
El Estado de bienestar se sustenta no sólo por teorías económicas, sino también por
supuestos políticos y sociales que legitiman su permanencia y actuación. ¿Cómo
legitimó el Estado su intervención a través de la educación? Ralph Miliband desarrolla
en el capítulo VII y VIII de su libro El Estado en la sociedad capitalista el análisis de las
―fuentes de legitimación‖ usadas por el Estado interventor para mantener su
hegemonía. Estas fuentes son: los partidos políticos, los grandes medios de
comunicación y la educación.27 Precisamente de ésta última es de la que hablaremos a
continuación.
Miliband, considera que las instituciones de educación juegan un papel importante
―…como agentes legitimadores en y para sus sociedades‖.28 Pero no hay que olvidar,
dice el autor, que la educación se mueve en dos planos: el adoctrinamiento político
(estricto, explícito y partidista) y de “sociabilización política” (general e implícito). En el
primer caso los profesores muestran en su gran mayoría una neutralidad política que en
las últimas décadas del siglo XX es cuestionable. En cuanto a la “sociabilización
política” es un hecho que las escuelas no pueden alejarse de ese ejercicio que puede
26 Puelles Benítez, Manuel. Op. cit., p. 10.
27 Miliband, Ralph. El Estado en la sociedad capitalista, 10ª ed., México, Siglo XXI, 1980, Cap. VII y VIII, pp. 173–
254.
28 Ibidem, p. 230.
20
ser consciente o inconsciente, contribuyendo así a mantener el orden social y político
predominante.
El grado en que se introyecta la “sociabilización política” es básicamente el grado de la
escala social a la que pertenece el alumno. Entre más cerca de la cúspide, más
compromiso con la función de adoctrinamiento y una mayor sumisión: ―Hoy como ayer,
las escuelas de la élite, deliberadamente, procuran inculcar en sus educandos una
filosofía conservadora cuyos temas siguen siendo los de la tradición y una concepción
muy estrecha del significado de la democracia, por no hablar de una acusada hostilidad
en contra de las ideas y de las finalidades socialistas‖.29
Las escuelas de la élite no sólo fueron concebidas como agentes de adoctrinamiento,
sino también como modelos para otras escuelas (las de los trabajadores, las ―comunes
y corrientes‖). Esa forma de pensar el sistema escolar recibió gran apoyo del Estado,
porque legitimaba el orden social que él estableció desde arriba. Miliband analiza tres
niveles en los que se presenta el proceso de legitimación: la confirmación de clase, la
imposición cultural y la concepción del mundo.30
Los tres niveles citados se relacionan entre sí y están dirigidos a la clase trabajadora,
pues es ésta el sostén del modelo económico que se sirve del proletariado para
acumular su capital y con ello potenciar su hegemonía. El primer nivel, la confirmación
de clase hace referencia al destino y posición que los hijos de los trabajadores deberán
tener en su edad adulta: el de asalariados poco calificados. Miliband sostiene que la
escuela ―…conspira para crear la impresión… de que las desventajas sociales son en
verdad consecuencia de una incapacidad personal, innata, dada por Dios e
insuperable‖.31 Empleando palabras de Pierre Bourdieu y Jean Claude Passeron,
Miliband transcribe: ―…la autoridad legitimadora de la escuela puede aumentar las
desigualdades sociales, ya que las clases más pobres, muy conscientes de su destino y
29 Ibidem, p. 231.
30 Ibidem, pp. 232–235. 31 Ibidem p. 232.
21
muy inconcientes de los caminos por donde se realiza, contribuyen a la realización‖.32
En conclusión, se les educa para creer que su condición es resultado del destino, no del
sistema social.
El segundo nivel, la imposición cultural, refuerza valores, lenguaje y cultura de la
burguesía. Al no nacer el sistema educativo de la comunidad se le imponen valores
desde arriba, de tal forma que se piense que el tener un rango superior en la escala
social acredita lo que se ha de inculcar: ―El objetivo es ‗integrar‘ al niño de la clase
trabajadora en la sociedad dada. A los ‗listos‘ se les ayuda a preparar su escapatoria de
la clase obrera; al resto se le ayuda a aceptar su subordinación‖.33
El tercer nivel, la concepción del mundo, es al parecer el que tiene una connotación
política e ideológica más fuerte en el proceso de legitimación del Estado. El sistema no
sólo inculca ciertos valores, sino arma un cuerpo teórico que sostenga la visión del
mundo que mejor ayude a sus propósitos. Se articulan ―principios esenciales‖ y ―valores
fundamentales‖ que guíen la conciencia del grueso de la población. Lanzan mensajes
que concuerdan con el orden social y económico predominante preparando la
aceptación de sus instituciones y valores. Miliband lo asienta así: ―Tal vez, no siempre
induzcan las escuelas la aceptación del sistema de poder predominante; pero sí la
enseñan… en todos los sistemas educativos, centralizados o no, quienes se encargan
de nombrar maestros y directivos procuran por lo común no contratar maestros, y
menos aún directores, que puedan ser muy agudos, ‗controvertidos‘… con ideas
subversivas‖.34
Finalmente podemos señalar que la educación en el Estado de Bienestar vivió, con
variaciones en intensidad y velocidad en los diferentes países, un proceso fabril, en el
que los alumnos pasan de grado en grado en un modelo casi único con un maestro que
habla y unos alumnos que escuchan, repetido en miles de grupos reunidos en escuelas,
32 Ibidem.
33 Ibidem, pp. 233–234.
34 Ibidem, p. 2.
22
que produjo la necesidad de contratar cientos de miles de maestros, supervisores,
administradores y ayudantes y de construir una infraestructura para alojarlos.35
Bajo el bosquejo de la fábrica se desarrollaron procesos repetitivos de organización
piramidal y jerarquización del personal. Paralelamente se gestó la Teoría del Capital
Humano. En los países en donde se iniciaron procesos de industrialización y
diversificación de la economía, la educación fue adquiriendo mayor importancia por su
contribución a la formación de la fuerza de trabajo. El término capital humano inventado
por Theodore William Schultz (1902–1998)36 y popularizado por Gary Stanley Becker
(1851–1914),37 reviste múltiples facetas en la literatura económica y abarca diferentes
tipos de inversión (salud, alimentación, recursos humanos, educación), en las teorías de
crecimiento y desarrollo económico basadas en la posesión de los seres humanos.
En la literatura económica sobre capital humano, generalmente se pone mayor énfasis
en la educación y se suele distinguir tres fases distintas a lo largo de la vida para
acumular capital humano por parte de un individuo: el adquirido en el hogar, el
acumulado por experiencia o sobre el terreno, y el adquirido en la educación formal.
Estos tres tipos de capital humano tienen como efecto incrementar la productividad
económica de los individuos y, por consiguiente, la producción de las naciones.
De acuerdo con la teoría del capital humano, la educación es fuente de crecimiento y de
bienestar. Definido como el conjunto de conocimientos y de competencias que poseen
los individuos, el capital humano ha venido ocupando un lugar privilegiado dentro de la
35 Díaz de Cossío, Roger. ―Los retos educativos del siglo XXI‖, en Solana, Fernando (comp.). Educación en el siglo
XXI, México, Limusa, 1999, pp. 127–148.
36 Theodore William Schultz es un economista estadounidense que obtuvo el Premio Nobel de Economía en 1979,
compartido con Arthur Lewis, por su investigación pionera en el desarrollo económico con atención particular a los
problemas de los países en desarrollo. Dio gran importancia en un proceso de desarrollo racional a lo que él definió
como capital humano.
37 El libro más famoso y leído del profesor Becker es Human Capital (1964), en el que desarrolla las bases teóricas
para las decisiones humanas de inversión en educación, aprendizaje profesional, migración y salud. En 1992 le fue
otorgado el premio Nobel de Economía, el segundo consecutivo concedido a un miembro de la Universidad de
Chicago.
http://www.eumed.net/cursecon/economistas/lewis.htm
23
literatura económica: en la mayoría de las veces es objeto de análisis en conferencias
mundiales, por ejemplo, en La Conferencia Mundial sobre la Educación para Todos,
efectuada en 1990 en Jomtien, Tailandia, y en La Quinta Conferencia Internacional
sobre la Educación de los Adultos, llevada a cabo del 14 al 18 de julio de 1997 en
Hamburgo, Alemania. Asimismo, el papel del capital humano se encuentra en
innumerables foros, por ejemplo, el Foro Mundial sobre la Educación llevado a cabo en
Dakar (2000) en donde asistieron más de 1000 participantes de 164 países entre
docentes, ministros, universitarios, dirigentes de organizaciones internacionales,
políticos, economistas, etcétera.38
Finalmente cabe mencionar que en todos los países donde el Estado de bienestar tiene
el encargo de administrar el sistema educativo ha visto crecer sus pirámides de
alumnos, maestros y burocracias, engendrando una serie de problemas, tales como la
saturación de grupos, la baja calidad de la educación, la deserción el bajo
aprovechamiento, entre otros que el sistema intentará resolver con nuevos proyectos
educativos que se van instalando en la última década del siglo XX.
1.2 El Estado Neoliberal
La crisis del Estado del bienestar
Como se mencionó en el apartado que antecede, el Estado de bienestar, según la
perspectiva neoclásica, justifica su intervención para neutralizar los fallos del mercado y
para mantener la estabilidad del crecimiento económico. Sin embargo, su orientación
benefactora siguió dependiendo del comportamiento cíclico de la producción, lo que
provocó, según Jorge Vázquez, a mediados de los años setenta del siglo pasado, una
crisis que puso en tela de juicio la viabilidad histórica del Estado de bienestar. 39
38 Ossenbach Sauter, Gabriela. ―Estado y Educación en América Latina a partir de su independencia (siglo XIX y
XX)‖, en Revista Iberoamericana de Educación, núm. 1, Enero–Abril, 1993, pp. 26–29.
39 Vázquez Sánchez, Jorge. Op. cit., pp. 60–61.
24
La crisis se manifestó en diferentes rublos: 1º económico: debido a la caída de la tasa
de beneficio. Los procesos de acumulación rápida de capital, de las décadas anteriores,
se vieron reducidos ante la incapacidad del Estado para poder mantener e impulsar la
producción de un mercado nacional, cada vez más condicionado por la globalización, y
que requería un mayor volumen de recursos para poder incidir en el mismo; 2º social:
incremento de los gastos de protección social y de carácter asistencial, derivadas de la
nueva situación demográfica que se produjo por la caída de la natalidad y el aumento
de la esperanza de vida; 3º organizativa: como consecuencia del final del taylorismo,40
como proceso y forma de organización del trabajo, a causa de la influencia que las
nuevas tecnologías tuvieron en el sistema productivo y distributivo, y su repercusión en
la estructura ocupacional; 4º política: debido a la crisis financiera del Estado, que no
dispone de los recursos suficientes para hacer frente a las exigencias del mundo
empresarial, que demanda una política económica que garantice beneficios, hay una
sobrecarga de demandas ciudadanas que reclaman una ampliación de las coberturas
de bienestar y las instituciones ven rebasadas su capacidad de respuesta,
especialmente en los momentos regresivos del ciclo económico, a fin de disminuir sus
efectos en los niveles de protección y calidad de vida; y 5º ideológicas: al producirse
una deslegitimación del orden político establecido, en la manera en que el Estado deja
de responder a las expectativas y demandas de los distintos grupos de presión, y de la
población en general.
Todo ello, ha supuesto que los Estados de las sociedades occidentales avanzadas
hayan tenido que desarrollar, durante los últimos años, una política económica basada
en inversiones públicas y bonificaciones fiscales, con el fin de garantizar, en primer
lugar, los beneficios empresariales y posibilitar los procesos de acumulación de capital,
y contribuir de esta manera a reactivar la economía; en segundo lugar, fomentar el
empleo, por medio de exenciones fiscales o de subvenciones, y evitar la destrucción
40 El deseo de aprovechar al máximo el potencial productivo de la industria llevó al ingeniero norteamericano
Frederick W. Taylor (1856- 1915) a realizar un estudio minucioso de las tareas fabriles. Su objetivo era eliminar los
movimientos inútiles y establecer por medio de cronómetros el tiempo necesario para realizar cada tarea específica.
A este método se le llamó Organización Científico del Trabajo o Taylorismo.
25
masiva de puestos de trabajo, derivada de los ajustes y reconversiones industriales; y,
por último, posibilitar unos niveles de ingresos, que permitan el mantenimiento del
consumo interior, contribuyendo a dinamizar el mercado y a reactivar la economía,
especialmente en los momentos recesivos del ciclo.
Pero, a su vez, han tenido que desarrollar, una política social y asistencial, cada vez
más amplia, para hacer frente a la desigualdad y marginalidad que el mismo mercado
ha ido creando. Una política social, por medio de la cual se desarrollan los derechos
ciudadanos reconocidos en las Constituciones de los distintos Estados democráticos, y
que afectan a áreas sociales, generadoras de bienestar y seguridad, como son la
educación, sanidad, pensiones, vivienda... Y también una política asistencial dirigida
hacia aquellos grupos que se ven más afectados en sus niveles de bienestar por las
fluctuaciones del mercado, y por la falta de recursos materiales y personales.41
La política prioritaria de generación de empleo, que constituyó el eje central de las
políticas de bienestar hasta mediados de los años setenta, se ve supeditada a las
exigencias monetarias y al funcionamiento del libre mercado, que como resultado del
desarrollo de la tecnología de la información, ha adquirido una dimensión sin límites, y
los intercambios se producen a escala mundial, dando origen a un movimiento
vertiginoso de intercambios de capital, mercancías y personas.
Antecedentes y premisas del Estado neoliberal
En 1973, en el contexto de un aumento sostenido de los precios del petróleo,42 se
produjo una crisis global del sistema capitalista. El diagnóstico neoliberal sobre esta
crisis, en lo general, fue que se debió a la excesiva intervención del Estado, su abultado
nivel de gasto orientado a la consecución de los fines económicos y sociales y al 41 Hernández Chávez, Guillermo (et. al.). El Estado como objeto económico. Los límites del intervencionismo,
México, UAMI, 1992, pp. 124–125.
42 En la década de los años setenta se presentaron dos shocks petroleros el de 1972–1974 y el de 1979–1980.
Estos dos eventos agravaron la inflación y la recesión económica en los países importadores de crudo, entre los que
se encontraban los veintiséis países miembros de la OCDE. De acuerdo con Roberto Solomon el fenómeno
característico de la época fue la estanflación, una combinación de inflación y crecimiento lento.
26
enorme poder de los sindicatos.43 En su libro Libertad de elegir (1980) Milton Friedman
(1912–2006) ve en la explicación básica de las crisis del mundo capitalista avanzado la
existencia de un supragobierno sobre el que se sustenta un gran centralismo, una
excesiva burocratización y una enorme reglamentación, fenómenos todos ellos, que
limitan la libertad de elegir de los individuos.44
En el mismo texto señala que la excesiva regulación fue la expresión de la fuerza de
movimientos que se opusieron al progreso generado por el capitalismo. La excesiva
regulación ha cargado altos costos a las actividades privadas, lo que ha obstaculizado
su sano desarrollo y su expansión. Friedman también plantea que el intento por
fomentar la igualdad originó un Estado grande y poderoso, capaz de limitar la libertad
de elección de los individuos. Lamentablemente la persecución de la igualdad y las
restricciones a la libertad son inconsistentes. El Estado debe garantizar la libertad de
elegir, para ello sus únicas funciones deben ser brindar protección interna y externa,
mantener un sistema de justicia como sustento de los contratos y la propiedad;
organizar el financiamiento para la producción privada de bienes públicos y brindar
cuidado social a los que carecen de capacidad para asumir responsabilidades.
Como respuesta a la creciente crisis del Estado interventor surge el proyecto neoliberal
que reivindicando la perspectiva clásica en contraposición del neoclasismo. Sus
estrategias básicas son la privatización y la instrumentación de un Estado con funciones
mínimas. El neoliberalismo surge con la sociedad de Mont Pelerin,45 organizada durante
la reunión a la que el economista austriaco Friedrich Von Hayek (1899–1992)46 convocó
43 Gentili, Pablo. ―El Consenso de Washington y la crisis de la educación en América Latina‖, en Álvarez–Uría,
Fernando (comp.). Neoliberalismo versus democracia, España, La Piqueta, 1998, (Genealogía del poder núm. 29),
pp. 105–111.
44 Friedman, Milton. Libertad de Elegir. Hacia un nuevo liberalismo económico, Barcelona, Orbis, 1983.
45 La sociedad Mont Pelerin rechazó la visión del Estado socialista–comunista que se había implementado en Rusia
en 1917 y después de la Segunda Guerra Mundial en Europa del Este, en China Continental, en África, en Asia y en
Cuba.
46 Friedrich Von Hayek desarrolló la teoría de las crisis y sostuvo tesis contrarias al intervencionismo del Estado en
la gestión económica y en favor del liberalismo capitalista. En 1974 compartió con Gunnar Myrdal (1898–1987),
27
y a la cual acudieron otros ideólogos entre los que destacan Karl Popper (1902–1994),
Friedman,47 Ludwig von Mises (1881–1973) y Walter Lippmann (1889–1992). Esta
sociedad se declaró enemiga de todos los formatos de organización económica en los
que el Estado asumía algún grado de intervención. Por ello se opusieron rotundamente
a la propuesta intervencionista de Keynes. Su crítica y su rechazo alcanzaron al Estado
benefactor que se desarrolló en los países de Europa Occidental después de la
Segunda Guerra Mundial.48
El neoliberalismo trata de ignorar todas las influencias que dieron origen, y han
consolidado, a la corriente neoclásica iniciada por Marshall. El enfoque teórico de
pensadores como Hayek y Friedman49 pertenece a la tradición individualista de
interpretación social.50 En su perspectiva, los verdaderos liberales sustentan la
imposibilidad de prever las consecuencias de las acciones individuales y por tanto,
economista sueco, el premio Nobel de Economía. Entre sus obras más conocidas pueden citarse: Teoría monetaria y
de la coyuntura (1929), Precio y producción (1931), Teoría monetaria y ciclo comercial (1933), Nacionalismo
monetario y estabilidad internacional (1937), Ganancias, intereses e inversión (1939), La teoría pura del capital
(1941), Camino de servidumbre (1944) su obra más famosa y discutida por su defensa del capitalismo en oposición
al socialismo, Individualismo y orden económico (1948) y La contrarrevolución de la ciencia (1952).
47 Milton Friedman considerado uno de los más grandes economistas del siglo XX, recibió multitud de honores,
incluido el Premio Nobel de Economía (1976). Entre sus obras cabe destacar Una teoría de la función del consumo
(1957), Historia monetaria de los Estados Unidos, 1867-1960 (1963), Teoría de los precios (1976) y varias obras
divulgativas escritas en colaboración con su mujer (Capitalismo y libertad, 1962; Libertad de elegir, 1980).
48 Durán, Víctor Manuel. ―Estado Social de Derecho, Democracia y Participación‖, en RELUITA,
www.Utal.orgmovimien.11e.htm (Consultado 14/IX/07)
49La relación de Friedman y Hayek fue antigua, va desde que trabajaron juntos durante muchos años en la
Universidad de Chicago, sin embargo, entre ambos pensadores existía una gran diferencia metodológica. Para
Hayek la ciencia debía sustentarse en el rigor del razonamiento, por ello llegó a despreciar el uso del método
matemático. Por el contrario, Friedman, sustentó su trabajo en los modelos matemáticos y el análisis estadístico.
Esas discrepancias impidieron el reconocimiento y apoyos mutuos.
50El individualismo es una teoría de la sociedad que sostiene que las instituciones humanas pueden desarrollarse
sin una mente directa o plan deliberado. Esta teoría fue establecida en general por los economistas clásicos. La
teoría opuesta es la teoría dirigida, colectivista o racionalista, que cree que la sociedad se realizará de una forma
más perfecta mediante la dirección central y la planificación, debido a que el hombre puede discernir y organizar el
interés público. Otros términos utilizados para referirse a estas dos teorías han sido evolucionismo y constructivismo
respectivamente, como origen de las instituciones humanas.
http://www.utal.orgmovimien.11e.htm/
28
creen que es inútil cualquier intento de reconstruir la sociedad de acuerdo a un plan o
modelo racional. Más bien ―…fincan sus premisas en ciertas ideas–fuerza que definen
dicho paradigma‖.51
Ideas–fuerza que son propias de una ortodoxia original que se remonta a 1947 cuando
se establece como tesis básica que el mercado constituye el mejor instrumento, el más
eficaz para la asignación de recursos y la satisfacción de necesidades. Un mecanismo
de autorregulación que conduciría al óptimo social y que, por ello, resultaría
intrínsecamente superior. Por eso, dicha ortodoxia exaltó, durante tres décadas, las
virtudes de un Estado mínimo e impugnó vivamente al Estado de bienestar y, en
general, al Estado como dispositivo de redistribución en beneficio de las clases
desfavorecidas.
El mercado como regulador de los procesos económicos y el Estado con funciones
mínimas, según Ana María Ezcurra, fueron la base del neoliberalismo originario que
planteó una agenda política con cuatro ideas-fuerza clave: 1) la promoción de un
máximo de crecimiento económico (de libre mercado) como objetivo prioritario; 2)
aumento de la tasa de ganancia del capital privado; 3) reducción de los costos
salariales y por consiguiente una merma en la fuerza de trabajo y 4) auspicio de una
firme contención del gasto público social.52
La propuesta neoliberal se implantó por primera vez en Inglaterra, en mayo de 1979,
con Margaret Thatcher: ―…Thatcher hizo campaña sobre una plataforma de
desregulación, privatización y reducción del poder de los sindicatos, además de
políticas monetarias y fiscales estrictas… Como dijo Nigel Lawson, su segundo ministro
de Hacienda, el objetivo fue introducir una cultura empresarial en el Reino Unido‖.53
Poco después, el neoliberalismo se estableció en los Estados Unidos, cuando en enero
51 Ezcurra, Ana María. ¿Qué es el neoliberalismo? Evolución y límites de un modelo excluyente, Buenos Aires,
Ideas, 1998, p. 14.
52 Ibidem, pp. 41–43.
53 Solomon, Robert. Dinero en Marcha. La revolución de las finanzas internacionales a partir de 1980, tr. Daniel
Zadunaisky, Argentina, Granica, 2000, p. 21.
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de 1981 Ronald Reagan (1911–2004) asumió la Presidencia de ese país: ―Al igual que
Thatcher –su espíritu gemelo–, quería reducir la intervención del gobierno, eliminar la
inflación y aplicar la desregulación…‖54
La etapa neoliberal que se inicia con Thatcher y Reagan es conocida como etapa
estatal y vivió dos cambios fundamentales. Primero, se fijan los parámetros de un
programa de política económica relativamente uniforme y de alcance mundial (llamado
Ajuste Estructural). Segundo, el neoliberalismo se articula con el pensamiento
neoconservador. Es decir, se desencadenó un proceso de reorganización ideológica tan
intenso que dio lugar a dos novedades centrales: a) ensamble del ideario neoliberal con
valores democráticos, típicamente neoconservadores, consolidando un proyecto de
sociedad integral que abarca el terreno político y económico y b) voluntad
internacionalista que incitó la expansión mundial para lograr una homogeneización de
alcance planetario. Integración y universalidad son las bases del programa neoliberal–
conservador.55
Neoliberalismo, o Estado neoliberal, son términos empleados para designar a un nuevo
tipo de Estado que surgió en las últimas dos décadas del siglo XX. Los gobiernos
neoliberales, recordemos, proponen nociones de mercados abiertos y tratados de libre
comercio, reducción del sector público y disminución del intervencionismo estatal en la
economía y en la regulación del mercado. Para Carlos Alberto Torres las premisas del
Estado neoliberal pueden sintetizarse como sigue: ―En términos de racionalidad política,
los Estados neoliberales constituyen una amalgama de teorías y grupos de intereses
54 Ibidem, p. 22.
55 Ana María Ezcurra señala que el neoconservadurismo–liberal constituye un proyecto, y no la expresión necesaria
de determinaciones históricas inexorables. Un proyecto cuya propagación mundial es incitada, básicamente, por
ciertas estructuras políticas. En particular, por aparatos estatales: los Estados del capitalismo avanzado y, sobre
todo, el de Estados Unidos de América (EE.UU.), por sí mismo (a través de su estrategia exterior) y, también, por
medio de instituciones económico–financieras internacionales (BM, FMI, Banco Iberoamericano de Desarrollo [BID],
etcétera).
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vinculados a la economía de la oferta y monetaristas, sectores preocupados por el
déficit fiscal, a cuya superación subordinan toda la política económica‖.56
Las premisas de reestructuración económica y ajuste estructural son compatibles con el
modelo neoliberal ya que implican reducción del gasto público; reducción de los
programas que son considerados gasto público y no inversión; venta de las empresas
estatales, paraestatales o de participación estatal y mecanismos de desregulación para
evitar el intervencionismo estatal en el mundo de los negocios. Junto con eso, se
propone la disminución de la participación financiera del Estado en el suministro de
servicios sociales (incluyendo educación, salud, pensiones y jubilación, transporte
público y vivienda popular) y su subsiguiente transferencia al sector privado
(privatización).
La noción de lo privado (y de las privatizaciones) es glorificada como parte de un
mercado libre, con total confianza en la eficacia de la competencia, ―…donde las
actividades del sector público o estatal son percibidas como ineficientes, improductivas,
antieconómicas y como un desperdicio social, mientras que el sector privado es visto
como eficiente, efectivo, productivo, pudiendo responder, por su naturaleza menos
burocrática, con mayor rapidez y prontitud a las transformaciones que ocurren en el
mundo moderno‖.57 Sin embargo, no se pretende privatizar todo y dejar sin
funcionamiento los programas asistenciales, más bien, por motivos prácticos, se
diferencian aquellos programas que ―…pacifican áreas conflictivas y explosivas en
materia de políticas públicas‖.58 En el caso de nuestro país, esas políticas implementan
becas y programas compensatorios para aligerar la carga de los sectores marginados
de la población y así evitar manifestaciones de descontento que pondrían en evidencia
las verdaderas intensiones del gran capital.
56 Torres, Carlos Alberto. ―Estado, privatización y política educacional. Elementos para una crítica del
neoliberalismo‖, en Valero, Ricardo (coord.). Globalidad. Una mirada alternativa, México, Porrúa, 1999, pp. 168–169.
57 Ibidem, p. 170–171.
58 Ibidem, 171.
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América Latina: neoliberalismo y educación
En América Latina el neoliberalismo ha constituido la respuesta al desgaste de los
modelos intervencionistas que surgieron y permanecieron vigentes desde la década de
los años cincuentas. Primero fue Chile en 1983, país en donde los Chicagos Boys
dirigidos por Milton Friedman implementaron el modelo neoliberal; le siguió Bolivia, país
en el que se aplicó la política neoliberal (1985) durante el gobierno de Víctor Paz
Estenssoro. En 1990 Carlos Salinas de Gortari fue reconocido, incluso por Margaret
Thatcher, por la escrupulosa aplicación de las recetas ortodoxas neoliberales en
México. También se puede completar la lista con Argentina, durante la presidencia de
Carlos Saúl Menem (1989), Venezuela, bajo el Gobierno de Carlos Andrés Pérez
(1989), Perú durante el mandato de Alberto Fujimori (1989) y Brasil, con Fernando
Collor de Melo (1989).59
En Latinoamérica el neoliberalismo ha tomado la forma de Programas de Ajuste
Estructural, recomendados y supervisados por el FMI y el BM, como condición para
proporcionar la ayuda necesaria ante las crisis en las que se han visto envuelto los
países latinoamericanos: ―…consistentes en un conjunto de políticas destinadas a
terminar con los Estados de bienestar latinoamericano de mediados del siglo XX. Para
ello, se recomiendan, el achicamiento del Estado, la privatización de las empresas y
sectores públicos, la liberación de los mercados, especialmente el mercado externo, la
eliminación de las políticas sociales, la privatización de la seguridad social, el
incremento de la recaudación tributaria mediante impuestos indirectos, la reforma del
mercado laboral y del Sistema educativo‖.60 Carlos Alberto Torres coincide con Vázquez
Sánchez y agrega que en el programa estructural se puede observar que se establecen
políticas que ―…buscan liberar el intercambio internacional, reducir cualquier distorsión
en la estructura de precios, terminar con las políticas de proteccionismo y
59 El liberalismo extremo o fundamentalista de mercado se ha convertido en el paradigma dominante en el mundo y,
en América Latina ha sido tal su penetración, que en muchos de estos países los estudiosos consideran que las
políticas neoliberales son insustituibles, olvidando que el tema del papel del Estado en la vida económica es un tema
relevante, no resuelto.
60 Vázquez Sánchez, Jorge. Op. cit., p. 63.
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consecuentemente, facilitar el predominio del mercado en las economías
latinoamericanas‖.61
El proyecto neoliberal62 se ha difundido lentamente en casi todos los países
latinoamericanos. Su racionalidad se cristalizó durante los años ochenta a partir de la
aplicación de un conjunto de reformas orientadas a garantizar un riguroso programa de
ajuste y regulación económico.63 Las reformas propuestas fueron adoptadas por las
élites políticas y económicas locales, como solución única a las problemáticas
financieras, legitimando su incorporación a través del discurso64 que los organismos
internacionales les marcaron.
En el ámbito educativo, el discurso inicial tuvo que ver con el señalamiento de que los
sistemas educativos enfrentaban una crisis de eficiencia, eficacia y productividad,
resultado de las políticas intervencionistas del Estado que priorizaron cantidad por
calidad: se construyó una escuela pública, gratuita de baja calidad, señalaron los
intelectuales bancomundialistas. De ahí que para la década de los noventa, los
neoliberales, siguieron ocupándose de diagnosticar la condición en que se encontraban
los sistemas educativos en América Latina, señalando como culpables de la crisis, no
sólo al modelo de Estado del bienestar, sino también a los sindicatos y a la sociedad.
61 Torres, Carlos Alberto. Op. cit., p. 169.
62 Para el argentino Pablo Gentili el neoliberalismo constituye un proyecto hegemónico. Esto es, una alternativa
dominante a la crisis del capitalismo contemporáneo mediante la cual se pretende llevar a cabo un profundo proceso
de reestructuración material y simbólica de nuestras sociedades.
63 Los principales organismos financieros internacionales propusieron las siguientes reformas económicas: disciplina
fiscal; mantenimiento de tasas de cambio competitivas; redefinición de las prioridades del gasto público; reforma
tributaria; liberalización del sector financiero y comercial; atracción de inversión de capital extranjero; privatización de
empresas estatales; desregulación de la economía, entre otras. Dichos cambios se sustentaron en el llamado
Consenso de Washington que no sólo tuvo que ver con el ajuste económico, sino también con reformas educativas
que se impulsaron.
64 Cuando en el texto se emplea la palabra discurso estamos haciendo referencia a lo que Michel Foucault define
como prácticas discursivas haciendo referencia a las reglas por las cuales se forman los discursos, las reglas que
gobiernan lo que puede ser dicho y lo que debe permanecer callado, quién puede hablar con autoridad y quién debe
escuchar. (Foucault, Michel. El orden del discurso, tr. Alberto González, 4ª ed., España, Fabula Tusquets, 2008, 76
pp.)
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Responsabilizaron al Estado, por un lado, por vincularse con los sindicatos que impiden
la modernización y reforma educativa y, por otro, al fomentar la pereza colectiva que
desplazó la ética individualista caracterizada por la educación meritocrática, por una
ética del menor esfuerzo, poco competitiva y de bajo rendimiento, convirtiendo al
individuo en irresponsable e incompetente.65
Como se observa, la argumentación neoliberal enfatiza que debe desconfiarse de la
capacidad del gobierno y de la sociedad para mejorar la calidad de la educación. La
mejora vendrá, dicen, cuando ―…cada uno haga lo que tiene que hacer y reconozca la
responsabilidad que ha tenido con relación a la crisis de calidad de las escuelas‖.66 Por
ello, proponen como uno de los principales objetivos del cambio y la modernización,
establecer mecanismos estatales de control de calidad. Este objetivo materializa los
principios éticos del mérito y la competencia, evaluando al sistema, a las