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8/3/2019 Medicina psiquica
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YOGI RAMACHARAKA
LA MEDICINA
PSIQUICAVERSION CASTELLANA DE
ARTURO MONTESA NO DELCHI
BUENOS AlRES
AGENCIA GENERAL DE LIBRERIA Y PUBLICACIONES-RIVADAVM 1573MCMXXI
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PRLOGO DEL TRADUCTOR
HACE algunos aos que tenemos en preparacinuna obra que pensamos titular, segn ya lo hemosmanifestado, MEDICINA HIPERFSICA. Estaobra, lo hemos anunciado tambin, vendra aconstituir la 2a parte del TRATADO COMPLETO
DE MEDICINA NATURAL, publicado en 1917.Creemos superfluo repetir aqu lo quedijimos en el prlogo de nuestro ltimolibro. Slo agregaremos que la importanciaque tienen las fuerzas que recin ahora laciencia experimental empieza a estudiar y entre las que prima el pensamiento ofuerza mentalson tan grandes y tan eficaces,que la curacin de mu-
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chas enfermedades slo puede realizarse
mediante su adecuado empleo. El pensa-miento ha dicho el Dr. Nicols Gentile,de la Facultad de Medicina de Roma, en laedicin italiana de este mismo libro noes uno de los factores ms importantesen la moderna terapia, sino el msimportante de todos.
Cuando lleg a nuestras manos el libro LA MEDICINA PS QU ICA (1) del maestro
Yogi Ramacharaka, tan conocido entre losestudiosos de Sud-Amrica, sea cualquierala escuela a que pertenezcan, suspen-dimos nuestro propio trabajo yempeza-mos la traduccin que aqu presentamosde dicho libro. Creemos as realizar una
obra doblemente meritoria: ofrecer a nues-tros lectores sud-americanos un sistemamdico del ms alto valor cientfico y ren-dir un homenaje al divino maestro quetanto ha contribuido a nuestra orientacinintelectual.No podemos juzgar cmo ha salido la
traduccin. Pero, aseguramos al lector que
(1) El ttulo en ingls es: PSYCHIC HEALING.De l se han hechouna edicin en Chicago en 1906 y otra en Londres en 1918.
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hemos puesto en ella todo nuestro cora-
znytodos los recursos intelectuales deque disponemos. Respetando siempre elpensamiento del autor, hemos hecho unatraduccin, por lo que a la letra se refie-re, bastante libre, a fin de presentarla clara2 comprensible a la mentalidad del lectortud-americano, cuyo lenguaje es algodistitto del ingls, idioma en que el autor
ha escrito dicho libro.Quin es Ramacharaka?Muchas veces hemos hecho nosotros
tambin esta pregunta ; pero poco es loque hemos podido averiguar. Slo sabe-mos qte es uno de los tantos mensajerosde pazyde luz que la vieja ysesuda
India, Directa o indirectamente, enva devez en cuando al mundo occidental parallevarle una palabra de instruccin ydefraternidad. Este libro, como todos los an-teriores de Ramacharaka, fue enviado auna Logia Norteamericana, en forma de co-rrespondencias peridicas. Despus, poco a
poco, van siendo traducidos a muchos
idiomas ,7 se esparcen por el mundo en-tero.Recbanlo, pues, los sud-americanos, co-
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mo se reciben las buenas obras : con los brazos
y la mente abiertos. A los hombres de ciencia, alos mdicos que han salido de las Facultades yque creen que slo en ellas se encierra la verdad,les rogamos que, despus de haber ledo el libro,apliquen sus enseanzas antes de abrir juiciosobre su valor. Estarn as de acerdo con losmismos principios de la ciencia experimental, queno quiere sentencias u opiniones, sino hechos.
Tenemos la firme conviccin que podrn hacermucho bien a sus enfermos, cada vez que sehallen impotentes para realizar su -risin dedevolverles la salud con los medios conocidos,aprendidos en las Facultades.
Posiblemente, algunos lectores dirn que no haynada nuevo en la presente obra. Se loconcedemos. En cambio, cuando se haya ledo, se
convendr que todo lo que sabamos sobre lamateria era confuso y fragmentario; mientras queaqu 'laamos expuestos con un mtodo perfecto yuna claridad admirable los conocimientos y lasdoctrinas ms slidas de la verdadera psiquiatra.
Otro mrito no menos grande de Rama-
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charaka estriba en su amplio espritu de
libertadytolerancia . El no se circuns-cribe al sistema que trata ; no dice quees exclusivo, ni siquiera afirma que es elmejor. Advierte sencillamente que es efi-caz, pero que deben usarse tambin losdems sistemas curativos, pues todos sonigualmente buenos.
El autor sigue en esta obra su mtododidctico favorito, empleado en todos susdems libros. Repite muchas veces losdetalles ms importantes, pero siempreoportunamente ycon el deliberado prop-sito de fijarlos bien en la memoria delque lee; pues l sabe que, a veces, unosolo de sus detalles olvidado o mal apli-
cado por haber sido mal comprendido, essuficiente para hacer fracasar todo un sis-tema. Adems, pone ciertas doctrinas oenseanzas de prcticas importantes, co-mo perdidas en medio de otras doctrinasque aparentemente nada tienen que vercon aqullas, casi como si quisiera ocul-tarlas a los ojos del lector superficial o
curiosoyslo hacerlas visibles para elinvestigador paciente.
Podramos citar muchos de estos casos.
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Preferimos silenciarlos ydejar que el lec-tor interesado lo haga por s mismo. Asse ver obligado no slo a leer sino a es-tudiar la obra entera, lo cual redundaren su provecho, se lo aseguramos.Nos place declarar que la traduccin de
ese libro no nos hace renunciar a lapublicacin del nuestro. Al contrario: nossentimos ms estimulados que nunca pararealizar nuestra obra, que oportunamente
ver la luz.
ARTURO MONTESANO DELCHI
Mayo de 1921
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PRLOGO DE LA EDICIN ;AMERICANA
ESTE no es un libro de teoras, sino de hechos,
porque el autor considera a las mejores teoras como
simples hiptesis de trabajo, admisibles hasta tanto no se
conozca una mejor.
El hecho es lo principal, lo esencial. La teora
slo es el instrumento para descubrirlo. Los ms ex-
celsos pensadores, los mejores investigadores no tienen
una sola teora por cara que le sea de la que no
estn dispuestos a desprenderse, apenas llegue a su
conocimiento una mejor, sea sta el resultado de sus
propios estudios o de estudios ajenos. Ycreemos queen eso estriba el verdadero espritu filosfico.
Debido a esta causa, el presente libro aparecer
ms dogmtico que argumentativo. Sin embargo, elautor no conoce mejor sistemapara presentarlos he-
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chos de que trata concisa y demostrativamente, libres
de las teoras y de la elasticidad o sutilezas de losrazonamientos. As pues ha preferido ser tachado de
dogmtico basta de poderos enviar su mensaje en la
forma que l ha credo ms asequible a la mayor
parte de los estudiosos y ser, al mismo tiempo, de
una positiva utilidad.
Los hechos expuestos en este libro son indiscutiblemente
verdaderos y pueden ser reconocidos como tales por la
prctica de cualquiera que desee comprobarlo, siempre
que se observen con cuidado las instrucciones que en l
se imparten. Lo cual vale mucho ms que todas las
pruebas argumentativas que, por lo general, no
prueban nada.
El mejor mtodo para obtener los beneficios que
este libro presenta es el de poner en prctica sus en-
seanzas. No os conformis con slo aceptar intelec-tualmente sus postulados, poneos a trabajar y haced
algo. Es lo que ms os conviene.
El autor os ensea la manera de usar una poderosa
fuerza de la Naturaleza; pero el verdadero esfuerzo
debis realizarlo vosotros. El os muestra el camino,
pero ese camino debis recorrerlo con vuestros propios
pies. El os abre la puerta; toca a vosotros entrar.
Rogamos al lector quiera familiarizarse con todos ycada uno de los diversos mtodos de cura que es-
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te libro ensea antes de dar la preferencia a cual-
quiera de ellos. Lo ms oportuno sera tomar algode cada mtodo, ms bien que seguir exclusivamente
uno slo. Todos son buenos, aunque no todos son
adaptables a una misma persona. En efecto, el
autor, despus de haber hecho resaltar eso, ensea
cmo elegir el mtodo ms conveniente.
Los mtodos descritos en este libro pueden ser em-
pleados en la auto-curacin aun cuando eso no se
especifique claramente en el texto. Porque, proba-
blemente, la auto-curacin es la idea favorita del
autor, que tiene mucha confianza en aquellas per-
sonas que saben ayudarse por s mismas transformn-
dose, hasta donde sea posible, en libres e independientes.
SOCIEDAD PARA LAS PUBLICACIONES YOGIS
Chicago, Abril de 1906
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CAPITULO I
OBJETO DE LA OBRA
DESEAMOS que este libro resulte una exposicinllana, sencilla y prctica de varios mtodos en
cura psquica. Hablaremos en l lo menosposible de todo lo que es teora, lo cual nosignifica que dejemos de echar una ojeadageneral sobre las doctrinas fundamentales a finde que el estudioso pueda fcilmente
comprender la naturaleza del trabajo quedebe ejecutar. Hemos tratado de escribir el
libro de manera que indique cmo el trabajodebe ser ejecutado.Al presentar el tema que vamos a desarro-
llar, deseamos hacer presente que no hemos
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buscado hacer de la cura psquica una reli-
gin porque tal proceder nos habra parecidouna locura. No vemos ningn motivo porel cual la cura mediante el pensamiento debaser una religin ms de lo que lo son la curafarmacutica, el masage, las curas fsicas ocualquier otro sistema teraputico. Cada mtodo
curativo es el resultado de la aplicacin de lasleyes naturales y el poder que se usa es a
su vez una ley tan natural como lo es laelectricidad. Desde este punto de vista,todas las leyes naturales son de esenciadivina y todas son igualmente dignas derespecto y veneracin.En el mundo occidental, ha habido una
gran tendencia a crear un culto religioso o semi-religioso respecto a la fuerza curativa delorganismo. Cada culto o secta proclamaque sus mtodos y sus curas son el re-sultado de una religin especial o de unadeterminada orientacin metafsica, aunquetodas las dems sectas obtengan curaciones mso menos en la misma proporcin.
En Oriente no se cometen estos errores.
All se ensea, desde la infancia, que laNaturaleza tiene muchas fuerzas sutiles ymuchas formas de energa de las que el
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hombre puede obtener provecho. Entre los
orientales existe el mismo misterio y el mis-mo temor respecto de la electricidad quede la fuerza psquica, puesto que las conside-ran como varias formas emanadas de lamisma fuente y las respetan a ambas. Unapequea reflexin persuadir fcilmente de locorrecto que es ese criterio. Cualquier fuer-za o energa no es otra cosa sino la mani-
festacin de Prana (palabra hind que in-dica el principio de la Energa.) Las ense-anzas orientales agregan que Prana, tienesu Mente dentro de s, cuya mente manadel principio mental del Universo. No po-demos aqu extendernos mucho sobre estasteoras. Aconsejamos a los estudiosos que
las ignoran y que desean conocerlas, lean elCURSO ADELANTADO DE FILOSOFIA YOGI, en elque hemos dado muy amplias explicaciones.
S los principios expuestos son exactos, laconsecuencia es que el terapeuta psquicooriental no conoce los celos ni tiene pre-
juicio alguno respecto a los dems mtodoscurativos, fenmeno que no acontece con
mucha frecuencia entre los occidentales.El oriental cree que cualquier forma de cu-ra, que da resultados eficaces, usa las mis-
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mas fuerzas y los mismos poderes, aun si-
guiendo mtodos distintos. Por eso mismolos respeta a todos. Naturalmente, l prefieresu propio mtodo, pero no critica a los queemplean otro. Adems, el terapeuta oriental haaprendido, desde el principio que hay leyesnaturales que se refieren al cuerpo humano quedeben ser siempre respetadas si se deseamantener la salud o recuperarla cuando se haperdido. El cree que las mismas fuerzas quemantienen al hombre sano pueden sanar alhombre enfermo. Con esto nos referimos a lasmismas leyes naturales que conciernen a lanutricin, a la eliminacin, a la respiracin, etc.
Hemos expuesto detalladamente estas leyes ennuestro libro HATHA YOGA, pero nos ocuparemos
otra vez, aunque con brevedad, de ellas en elcaptulo que sigue, al que a propsito hemostitulado Las leyes naturales del Cuerpo. A esecaptulo deben acudir los lectores y les avisamos
que, mientras no se hayan familiarizado con lacomprensin y el manejo de esas leyesnaturales, su progreso en la terapia
psquica ser muy poco. Sabemos muy bien
que muchas escuelas occidentales de curaspsquicas descuidan el estudio de estas le-
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yes naturales, por estimarlas demasiado
materiales.; pero es suficiente considerar unsolo instante que las leyes de la naturaleza nopueden ser nunca violadas impunemente, paracomprender la sinrazn de ese criterio.Estamos muy convencidos que si se siguiera
con todo el cuidado debido las enseanzasde HATHA YOGA todas las otras teraputicasseran innecesarias, pues todos viviran sanos.
Por no hacerlo as es que los sistemasteraputicos se han hecho indispensables. Es-tamos convencidos que la terapia por mediodel pensamiento sea la mejor y la ms altaforma de cura conocida por el hombre; asmismo, ella no podr nunca obtener una cu-racinpermanente, si el enfermo no cambia suscostumbres de vida y no se esfuerza para vivir de
acuerdo con las leyes de la naturaleza.Por eso, insistimos en aconsejar al tera-
peuta para que ensee a sus pacientes lasleyes naturales a que obedece el organis-
mo (HATHA YOGA). Por eso, al mismo tiempoque aconseja o practica el tratamiento, se es-forzar en hacer comprender la importancia yla manera de obrar de las leyes naturales enel cuerpo, de modo que, cuando el enfermo yaestar sano, observar aquella deter-
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minada conducta que es la nica que puede
mantener su salud, conservarle las ventajasobtenidas, sin recada alguna en las prece-dentes condiciones patolgicas.Creemos, pues, que estos dos libros me-
llizos, HATHA YOGAy el presente, darn atodo el mundo la clave de la salud.Este libro no es un tratado de patologa;
bien al contrario, en l se habla lo menosposible de enfermedades. Preferimos ponerante los ojos del lector el estado de buenasalud y los medios necesarios para obtener-la, por esa misma razn, hablaremos lo me-nos posible tambin de los sntomas de lasenfermedades. Estos no son otra cosa queindicaciones variadas de una causa que est
detrs de ellos. Nosotros vamos aun ms all ycreemos que hay una nicacausa general deenfermedad, es decir, el mal funciona-miento celular.Dicho de otro modo, nosotros creemos
que cada enfermedad no es ms que enfer-medad de la clula. Creemos, por lo tanto,que un tratamiento general, adoptado en
conformidad con los principios expuestos enHATHA YOGA, remover las causas de los dis-turbios cuyos sntomas debern entonces des-aparecer.
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No queremos abusar de la atencin de
los lectores exponiendo las ventajas de lossistemas de cura enseados en el presentelibro, pues estamos convencidos que la mejorconstatacin de la bondad del pudding es probarlo(
1 ) Decimos entonces al lector que pruebe.
Tened confianza en vosotros mismos y en elpoder teraputico que es innato en vosotros,puesto que l es vuestra herencia divina y
no una ddiva concedida a unos cuantos. El esun don general y un poder general quepuede ser desarrollado con la prctica y laconfianza y que, en vez de disminuir con eluso, se desarrolla proporcionalmente almismo. Viene a ser como un msculo que sedesarrolla con la prctica y se debilita con lainaccin
Os recomendamos que, cuando empecis arealizar curaciones y a constatar los mara-villosos resultados que obtendris y que pare-cern casi milagrosos a los que no conocen ono comprenden estos mtodos, no os enor-gullezcis y no os volvis vanidosos creyendoque sois poseedores de algn don o poder
especiales. Conducindoos as, harais(1) Refrn ingls, en cuyo idioma el autor ha escrito sus libros.
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una locura, pues todos los terapeutas no
son ms que canales de expresin por losque fluyen las fuerzas y las energas espiri-tuales. Vosotros slo seris un instrumentode las leyes naturales. No lo olvidis, porque este
pensamiento puede ser transmutado en unasurgente de fuerzas slo si consideris elotro lado de la cuestin, recordando quetenis las fuerzas del universo detrs de vosotros.
Formulamos nuestros ms sinceros votos afin de que el estudioso se compenetre y sefamiliarice con todos los mtodos enseadosen este libro. nicamente despus de haberhecho esto, podr elegir, guiado por su intuicin,el mtodo que mejor se adapte a sutemperamento y a su criterio. Que tome, si
eso est ms de acuerdo con su personalidad, unpoco de cada sistema y haga con esos materiales
un sistema propio. Es decir, que busque lobueno donde lo halle. No crea que sea
indispensable vincularse a un sistema oesclavizarse a una determinada escuela. Hayque evitar eso, porque en el terreno de lamente ante todo se debe ser unomismo.
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CAPTULO II
LAS LEYES NATURALES DEL CUERPO
Como ya hemos dicho en el captulo anterior,estamos convencidos que el verdadero secretode la salud est en la estricta, observacin delas leyes naturales del cuerpo. Estas leyes
pueden ser resumidas en los axiomas siguientes:vivir rectamente;pensar rectamente. En nuestro libroHATHAYOGAhemos explicado con muchaprolijidad nuestra concepcin respecto deesas leyes.
Nos permitimos repetir aqu formalmente quetodo terapeuta y toda persona que va en buscade salud debe familiarizarse con las
instrucciones contenidas en ese libro. Si no secomprenden bien aquellas leyes fundamentales,cualquier forma de cura no resulta ms que
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un expediente temporneo, pues el enfermo,
en cuanto vuelve a sus anteriores condiciones devida y de pensamiento, tambin vuelve a caeren las condiciones patolgicas de antes, apenasel tratamiento psquico se suspende. Ningnxito puede ser duradero si no es el resultado deuna armona entre nuestra vida y las leyesnaturales que la gobiernan.
En este captulo daremos una rpida ojeada a
las leyes principales descritas en HATHAYOGA, para mayor comodidad de aquellos lec-tores que aun no tuviesen conocimiento delcontenido de dicho libro. Advertimos, sin em-bargo, que este captulo no puede contenertodas las instrucciones de HATHA YOGA, por-que sino volveramos a escribir el mismo libro.
Ante todo, debemos observar que no puedehaber salud sin una conveniente nutricin;y nopuede haber apropiada nutricin sin la relativaasimilacin.Establecido con claridad esteaxioma, se comprender fcilmente que elprimer cuidado del terapeuta debe ser el derestablecer las condiciones normales re-lativas a la nutricin, con el fin de obtener
una buena asimilacin. Es este el motivo por elque estimulamos al terapeuta para que empiecetodas las curas, sea cualquiera la en-
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fermedad, con un tratamiento del estmago,
a fin de restablecer
las funciones digestivas.El estmago debe ser cuidado antes que
cualquier otro rgano, pues en l est el se-creto para dar el primer paso en el caminode la curacin. En efecto, la mayor parte delas enfermedades traen su origen directamentedel estmago, es decir, de la imperfecta nutricin
y asimilacin. El hombre no puede prosperar con
un alimento insuficiente o imperfectamenteasimilado, como no lo pueden las plantas y losanimales. Una nutricin imperfecta empobrece ydebilita la sangre y por consiguiente empobrece ydebilita las clulas, comprendidas las clulascerebrales, que se vuelven incapaces para enviaradecuadas corrientes de fuerza y energa a lasotras partes del cuerpo.
Empezad pues con cuidar siempre y eficaz-mente el estmago, sea cualquiera el mtodo que
adoptis. Insistid para que se tenga el mayorcuidado en la seleccin del alimento que se leda, a fin de que lo asimile y lo convierta ensangre rica que afluir a todas las partes delcuerpo llevando consigo la salud y la
fuerza. E insistid para con vuestros pacientes
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para que tomen una alimentacin nutritiva
y en cantidad suficiente.La mejor manera de obtener el mayor provecho
del alimento es la de practicar una perfectamasticacin. El alimento perfectamentemasticado, da el mayor rendimiento de la partenutritiva que contiene; mientras que, si sedeglute masticado a medias, pierde la mayorparte de sus propiedades nutritivas. Llama-mos vivamente la atencin del terapeuta so-bre este hecho importante, pues conocemosuna gran cantidad de enfermedades de la nu-tricin sanadas en un tiempo muy breve, ni-camente adoptando un cambio en la forma demasticar. Cada bocado debe ser masticadohasta que est reducido a una masa homo-
gnea.El segundo punto importante es el de la irri-gacin del cuerpo, como ya lo hemos expuestoen HATHA YOGA, es decir, el uso convenientedel agua como bebida. Nuestro sistema requierediariamente cierta cantidad de lquido til paramuchas de sus funciones. La cantidad normalpara un adulto es casi de dos litros diarios. Sin
una suficiente cantidad de agua, el cuerpo nopuede funcionar con regularidad y todo elsistema se resiente. Una per-
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fecta secrecin y excrecin requieren una
cantidad normal de lquido; de otra manera,las glndulas de la secrecin son incapacesde segregar los jugos y los fluidos necesarios ala digestin, a la absorcin y a la asimila-cin; del mismo modo, las glndulas de la ex-crecin son impotentes para la expulsin delos residuos del sistema por las vas renal eintestinal. El hgado tampoco puede cumplir
sus funciones sin una suficiente cantidad delquido y todos los dems rganos se resien-ten de la misma dficiencia.El tercer requisito necesario para mante-
nerse sano es una correcta respiracin. Cuandohayis reconocido de una manera decisiva,que hasta tanto un enfermo no cumpla el acto
de una respiracin apropiada, su sangre nopuede oxigenarse perfectamente, entoncesempezaris a comprender porqu una per-sona que respira impropiamente sea -incapaz paragozar de buena salud. Tomad vosotros mismosla costumbre de respirar profundamente,hasta que lo hayis aprendido bien y despusensead su tcnica y su importancia a
vuestros pacientes. Nuestro librito Cienciade la Respiracin Hindu-Yogi da indicacionescompletas para aprender una
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correcta respiracin. Os aconsejamos pone-
ros al corriente de su contenido.El ejercicio fsico, la hidroterapia, etc., son
tambin costumbres importantes que debenser observadas y el terapeuta debe llamarsobre ellas la atencin del enfermo. El sueoes unanecesidad natural. Sin un reposoconveniente, el cerebro se sobrecarga y pue-de dar lugar a complicaciones cerebrales
serias.En fin, el paciente debe ser educado de
manera que vuelva a ser una persona nor-mal, sana, natural. Obedeced todo lo que po-dis a la Naturaleza y ella har el resto. Elobjeto de las leyes naturales es hacer progre-sar la salud y si no se les opone obstculos,
ellas cumplirn su misin y mantendrn alhombre en un estado normal. El inconvenientemayor, para nosotros, es que la civilizacinnos ha alejado demasiado de la Naturaleza,de manera que nuestros impulsos y nuestrastendencias naturales han sido ahogadas yhan enmudecido. Hemos cesado de prestarodo a la voz de la Naturaleza y ella, desa-
nimada, ha cesado de hacernos oir sus con-sejos. El nico programa sano es pues el devolver a la Naturaleza, acercndonos a ella
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lo ms que sea posible. Vivid una vida na-
tural lo ms que podis, y obtendris larecompensa que la Naturaleza prodiga a to-dos los que se le conservan fieles.Nuestro libro HATHA YOGA es la concep-
cin Yoga de la vida natural. En l se enseaesta forma de vida en cada pgina. Los Yo-gis estiman que una Gran Inteligencia pene-tra toda la vida y que cada ley natural sea
ley divina y como tal debe ser considerada yobservada.Insistimos para que todo terapeuta com-
prenda bien que su deber, y al mismo tiemposu privilegio, es el de educar e instruir a suspacientes en estas leyes de vivir rectamente ypensar rectamente.
El presente libro no est destinado a re-petir las enseanzas contenidas en HATHAYOGA, sino que es su complemento. Su fin esintegrar lo ms pronto posible en sus con-diciones normales a todos los que han vio-lado las leyes naturales y estn sufriendolas consecuencias de esta violacin, hacin-doles volver otra vez hacia el camino de lavida.
El mdico tiene que ser algo ms que unsimple terapeuta; l debe ser un enseante
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y un educacionista. As las visitas a sus pa-
cientes resultarn divinas y sagradas y noser un simple ajustador de piezas desarti-culadas. Tened siempre este ideal delante delos ojos y veris cmo vuestro trabajo servuestro mayor placer y obtendr el mayor yel mejor de los resultados. Acordos siemprede la fraternidad que debe unir a todoslos hombres y sabed que vuestra obra en el
mundo es la de difundir ideas de salud yfuerza y la de conducir a vuestros hermanos alregazo de la Madre Naturaleza del que sehan alejado.
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CAPTULO III
MENTE INSTINTIVA
EN nuestro libro CATORCE LECCIONES DE
FILOSOFA YOGI ,hemos llamado vuestraatencin sobre los varios planos de la mente y,
entre otros, tambin sobre el de la mente
instintiva. Esta parte de nuestra mente, con-jo os dijimos, es la que controla y dirige el
desarrollo, la nutricin y las dems funciones
del cuerpo fsico, puesto que la accin de
nuestro cuerpo fsico y la de las clulas
estn bajo el control y la direccin de dicho
plano mental. Esta parte de nuestra mente
no descansa jams, porque atiende al
cumplimiento de sus deberes, aun cuando las
facultades razonadoras estn adormecidas o
en descanso.
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La obra constante de reparacin de nues-
tros tejidos, de sustitucin, digestin, asimi-lacin, eliminacin, etc., es efectuada por estaparte de la mente, pero debajo del plano dela conciencia. La accin maravillosa rea-lizada por el cuerpo se desarrolla sobre esteplano mental sin que nuestra conciencia seentere de ello.La obra inteligente que cumplen nuestras
clulas, los grupos celulares, los ganglios ylos rganos de la inteligencia, est puestabajo la direccin de este plano mental.En nuestro prximo captulo os daremos
una breve explicacin acerca de este mundomaravilloso de la vida celular que se mani-fiesta en todo organismo humano. Os invita-
mos a leer con mucha atencin ese captulopues l arrojar mucha luz sobre una infi-nidad de cuestiones oscuras y os pondr encondiciones de dirigir inteligentemente vues-tros poderes teraputicos.La mente instintiva no est confinada al
cerebro como su lugar de accin, sino queest distribuida sobre el entero sistema ner-
vioso, siendo la mdula espinal y el plexosolar centros importantsimos de esa accin.
Uno de los hechos fundamentales que en
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este libro debemos tomar en consideracin,
respecto a la mente instintiva, es que ellaes susceptible de ser influenciada por nuestramente conciente. Esta influencia puede desa-rrollarse tanto en el bien como en el mal,segn la naturaleza de las sugestiones trans-mitidas por la mente conciente.
En nuestro captulo sobre la sugestin, he-mos citado muchos ejemplos que ilustran elefecto de la mente sobre las funciones cor-porales. Esta accin del pensamiento es pro-ducida por la mente conciente que transmite ala mente instintiva las sugestiones sobre lasque sta realizar su trabajo. Son muchaslas personas que se han enfermado por haberacogido y despus transmitido a la menteinstintiva sugestiones adversas y dainas,
como muchas son las personas que hanrecuperado la salud por haber hecho locontrario, es decir, por haber acogido y trans-mitido a la mente instintiva sugestiones defuerza y de salud. En ambos casos, bueno esrecordarlo, las condiciones de salud y las deenfermedad haban sido establecidas por unproceso perfectamente natural de la mente
instintiva la que haba transmitido las rde-nes recibidas a sus subordinadas: partes,clulas, rganos, etc, ,,,,,
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No estimamos oportuno entrar en la dis-
cusin de las varias teoras formuladas parademostrar la existencia y la manera de obrarde la mente instintiva. El objeto del presentelibro es deciros cmo se hacen las cu-ras y toda la teora que creemos til expo-neros es la de una simple ojeada generalque os haga comprender el proceso de lasmismas. Extendernos en una minuciosa dis-
cusin sobre las teoras que ataen a la mentey acerca de las consideraciones que serefieren a la vida y lo que est detrs deella, sera aqu superfluo. En cambio, cree-mos que ser ms til tratar cada tema se-paradamente; de este modo facilitaremos laconcentracin del estudioso sobre el temaparticular que ser tomado en consideracin.
La accin de la mente instintiva se os re-velar, a medida que prosigis en el estu-dio de los mtodos de cura, En el prximocaptulo, que trata de la vida de la clula,arrojaremos an mayor luz sobre este pro-blema.
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CAPITULO IV
MENTE CELULAR Y COMUNIDADESCELULARES
PARA poder compenetrarse bien de la terapiapor medio del pensamiento, es necesario, antetodo, conocer la naturaleza de nuestra mente.No slo nuestra mente central tiene diversosplanos de manifestacin, sino que cada unode nuestros rganos posee algo que puedeser llamado mente orgnica, compuesta deuna mente de grupo de un determinadonmero de clulas, cada una de las cuales,adems, tiene una mente celular suya especial.Esta afirmacin parecer algo atrevida a los
que no estn al corriente de lasparticularidades de este asunto. Pero, queella est basada sobre los hechos, no es sabidoslo por los
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Yogis, sino por todos los que estn al co-
rriente de los progresos realizados por laciencia occidental. Demos, pues, una rpidaojeada a esa vida celular.Segn hemos expuesto en nuestras CA-
TORCE LECCIONES, la filosofa Yoga enseaque nuestro cuerpo fsico est compuesto depequeas vidas, es decir, de vidas celula-res, y que cada clula tiene una accin inde-
pendiente adems de la que tiene con la co-munidad celular a la que pertenece. Estas pe-queas vidas en realidad son mentes decierto grado de desarrollo, lo suficiente paraponerlas en condiciones de cumplir comodeben el trabajo que les est asignado. Estaspequeas mentes estn, por supuesto,subordinadas al control de la mente ins-tintiva del individuo y obedecern con ra-pidez a las rdenes que les llegarn de di-cha fuente, como tambin a las que procede-rn de nuestro intelecto.
Estas mentes celulares manifiestan unaadaptacin especial que est en armona conel trabajo que se les exige. Su trabajo de
seleccin, que consiste en extraer de la san-gre los elementos nutritivos que le son ne-cesarios y en rechazar lo que no le es til, es
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una prueba de esta su inteligencia. Los pro-
cesos de digestin, asimilacin, etc. muestran lamente de las clulas, sea individual sea delgrupo. La cura de la .s heridas, la presenciade las clulas all donde se hace indispensablesu obra y muchos otros fenmenos que losfisilogos conocen, atestiguan esta vidacelular y la verdadera accin mental que ellasdespliegan.
Nuestro organismo todo entero est cons-titudo por el conjunto de estas clulas de-licadas, desde los . tejidos blandos y los ms-culos hasta las partes duras, seas, com-prendido el esmalte de los dientes. La formade estas clulas est de acuerdo con el tra-bajo especial que deben realizar y que, cornoes natural, vara segn los rganos y las
funciones. Cada clula es, prcticamente, unindividuo, separado de los otros y ms omenos independiente, si bien est siempre sujetoal control de la mente del rgano al quepertenece y al otro, ms elevado an, de lamente instintiva.
Las clulas trabajan sin cesar y cada una
cumple la labor especial que le ha sido en-cargada, como si fueran soldados bien ins-truidos y disciplinados de un ejrcito. Algu-
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nas de estas clulas son trabajadores activos;
otras forman parte de las fuerzas de reserva, ala espectativa de responder a cualquierllamado imperioso y de urgencia. Algunaspermanecen estacionarias, otras estn de con-tinuo en movimiento atendiendo a sus traba-
jos y a sus deberes especiales. Algunas obrancomo barrenderos del sistema, expulsandolos detritus y los residuos, mientras otras
transportan los elementos nutritivos de la sangrehasta los ltimos rincones del cuerpo.
La vida celular ha sido comparada a la deuna vasta y bien ordenada comunidad enla que cada individuo cumple su particulartrabajo en beneficio de todos. Y esta comunidadcelular es una de las ms extendidas que se
conoce, pues bastar recordar que secalcula en 75 mil millones slo la cantidadde las clulas de los glbulos rojos de lasangre. Estas clulas-glbulos rojos de lasangre corren por todo el sistema, yendo atravs de las arterias y de las venas, seapara llevar su carga de oxgeno del que sehan provisto en los pulmones y que distri-
buyen a los varios tejidos del cuerpo, dandovida y fuerza, sea para transportar, en suviaje de regreso, los desechos del sistema,
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comportndose as como un verdadero barco
mercante, que lleva una determinada cargaen su viaje de ida y otra muy diferente ensu viaje de vuelta.
Otras clulas cumplen una verdadera obra depolica, protegiendo al organismo de lasbacterias, etc. que puedan introducirse en l ydaarlo. Y estos guardianes. son muysalvajes, pues por lo general se libran del
intruso devorndolo; y cuando aisladamente sonincapaces de hacer eso, se reunen entremuchos al rededor del enemigo y lo expulsandel sistema en forma de fornculos, pstulas,etc.
Las clulas ponen al cuerpo en condicin decumplir con su trabajo de constante re-generacin.Todas las partes de nuestro organismo sonrenovadas continuamente con material nuevo,siendo las clulas las encargadas de cumplir estaimportante misin. Millones de estas pequeasobreras estn en continuo movimiento a lo largode nuestro cuerpo o trabajan en algn puntofijo para renovar los tejidos desgastados por el
uso, sustituyndolos con material nuevo, almismo tiempo que expulsan del sistema losmateriales gastados y apar-
tados.
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Cada clula de nuestro organismo, por humilde
que puedan ser sus funciones, posee unconocimiento instintivo de lo que es esencial asu trabajo, como a su misma existencia.Nuestras clulas se nutren y se reproducendesarrollndose en tamao y separndosedespus. Parecen tener tambin una memoria yen algunos casos hasta manifiestan unaaccin mental. No creemos oportuno avanzar
ms profundamente en este examen por ahora ysi citamos estos hechos es para que el lectorpueda comprender que estas clulas son seresvivientes provistos de accin mental.
Estas clulas se constituyen en rganos,msculos, tejidos, etc. y forman lo que se conoce
con el nombre de comunidades celulares en
las que sus mentes parecen combinarse enuna accin comn, adems de la que cadauna de ellas ejecuta independientemente delas otras, Por ejemplo: los millones de clulasque componen el hgado tienen una mentecomn que podra llamarse mente del hgado,que opera como una entidad, pero siempresujeta a la mente instintiva. Y este es un
hecho muy importante que debe ser recordadoen la terapia psquica., pues el principiofundamental de sta est basado pre-
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cisamente sobre el hecho que estos rganos,
por medio de su mente, puedan ser llevadosde nuevo bajo el control y la direccin de lanuestra.
Como ya hemos dicho, cada clula perte-nece a un grupo celular; cada grupo formaparte de otro grupo ms amplio y as siguiendohasta que el conjunto forme un grupo
grande o la entera comunidad de clulas bajo el
control de la mente instintiva; las pequeasmentes de la comunidad entera se agrupanbajo el control de la gran mente instintiva; y almismo tiempo, hay combinaciones menores quevan siempre disminuyendo en cantidad hastallegar a la simple clula. El organismo mental dela clula, todo entero, constituye un hechomaravilloso y sorprendente.
El control de estas comunidades celulares esuno de los deberes de la mente instintiva yella, por lo general, realiza su obligacinmuy bien, a no ser que medien las interferencias
.del intelecto, el que, a veces, le enva
representaciones mentales de temor, preocupa-cin, duda, ansia, etc. ocasionando de ese modo
desrdenes en su trabajo. Cuando el in-telecto insiste en querer intervenir en el or-den ya establecido del cuerpo y pretende
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introducir costumbres y hbitos anormales,
termina por desmoralizar las comunidadescelulares y llevar el desorden en sus filas.Algunas veces, algo as como una rebelin
estalla en estos grupos o comunidades celu-lares; entonces ellos se niegan a ejecutar untrabajo excesivo o a obedecer a rdenes queno tienen razn de ser. Creemos til, a fin deaclarar mejor este concepto, reproducir al-
gunos prrafos de nuestro libro HATHA YOGA,que da una idea muy clara de estas rebeliones.
Parece, en ciertas ocasiones, que algunos de
los grupos menores (y en otras ocasionestambin de los mayores) se declaren en huelgarebelndose a la imposicin de un trabajo nohabitual, impropio o excesivo, a la falta de
una nutricin conveniente o por otras causassemejantes. Estas pequeas clulas se com-portan como lo haran los hombres en circuns-tancias similares, siendo a veces la analoga,para el observador, en realidad, sorprendente.Estas huelgas y estas rebeliones siempre tienden
a extenderse si las condiciones normales noson pronto restablecidas ;y hay ms todava:
cuando han vuelto al estado normal, pareceque las clulas ejecutan el trabajo de malagana, sin desplegar el celo anterior y
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en vez de realizar su trabajo lo mejor que
pueden, hacen lo menos posible y slo cuandoles gusta. El restablecimiento de condicionesnormales, derivadas de una nutricin mejor, deuna atencin ms cuidadosa, etc., har quetambin las funciones vuelvan gradualmente alestado normal, lo cual podr ser facilitado porlas rdenes de la voluntad enviadasdirectamente a los grupos celulares. Es en
verdad maravillosa la rapidez con la quepuede ser restablecida la disciplina medianteestas rdenes de la voluntad.
La ciencia ha constatado la verdad de laantigua teora de los Yogis que sostiene sercada enfermedad la consecuencia de la en-fermedad de la clula. De aqu se sigue
que si nosotros podemos llegar a obtener elcontrol y la cura del trastorno celular,seremos dueos del problema entero. Estecontrol lo podemos adquirir por medios nu-merosos. La manera de aplicar estos mediosconstituye el objeto de este libro.
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CAPITULO V
LAS TRES FORMAS DE TERAPIA
PSIQUICA
SEGN hemos dicho al terminar el captulo
anterior, el control de las clulas quemanifiestan alteraciones fsicas puede efec-tuarse por diversas formas de curas psquicas.Todas ellas pueden agruparse en las tres siguientes:
1. CURA PRNICA, es decir, envo de Prana ofuerza vital a las partes enfermas, con elobjeto de estimular las clulas y los tejidos, afin de que vuelvan a su actividad normal,
obteniendo, de ese modo, la expulsin delos materiales gastados del organismo y lavuelta a las condiciones normales. Esta for-ma de cura es conocida en el mundo occi-dental con el nombre de cura magntica
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y numerosas curaciones se han obtenido por
este medio, aunque muchos de los que lasefectan, si bien poseen excelentes conoci-mientos prcticos, ignoran por completo losprincipios fundamentales de la cura.
2 0. CURA MENTAL, con la que se obtiene elcontrol sobre las mentes celulares, sea direc-tamente sea por intermedio de la mente ins-tintiva del paciente. Esta forma de cura com-
prende la que en el mundo occidental es co-nocida con el nombre de -cura mental di-recta o a distancia, cura por sugestin, curapsquica, etc. y comprende tambin muchasde las as llamadas curas religiosas ' , que,en el fondo, no son ms que formas de curamental con la etiqueta de enseanzas y teo-
ras religiosas.3 0.CURA ESPIRITUAL, es decir, una formade terapia ms elevada, que slo pueden ob-tener aquellos terapeutas que poseen un altogrado de desarrollo espiritual y que sabentransmitir la luz de su elevada mentalidaden las mentes de los enfermos, sumergindolos,por as decir, en ondas de pensamiento
elevado y levantndolos, temporneamente, a unplano de existencia ms alto. Esta forma deterapia no es, por cierto, tan
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comn, como hacen sospechar los relatos de
los mdicos y de los enfermos. Ella en cam-bio, es muy rara y nicamente la poseentaumaturgos de primer orden. Muchos quecreen poseerla en realidad no usan ms quelos mtodos ordinarios de la cura mental yno poseen la menor idea de lo que realmentees una verdadera cura espiritual. Sin embargo,con eso no se obra mal, siempre que los re-
sultados sean satisfactorios; y si nosotrosmencionamos aqu el hecho es nicamentepara que el lector pueda formarse una ideaclara de toda la cuestin. Cada una de estastres 'formas de terapia psquica ser exami-nada en particular en los prximos captulos.El hecho principal que debe recordarse a
este respecto es que, en ltimo trmino, to-das las formas de curas psquicas no sonms que formas de curas mentales. Tambinlas duras prnicas son curas mentales, puestoque Prana es manejado por la mente y noes ms que el poder de la mente misma co-mo ahora veremos. La enfermedad o el dis-turbio se llama fsico porque se manifiesta
en las clulas del cuerpo fsico; pero si no-sotros consideramos el caso atentamente, ve-remos que en realidad slo se trata de un
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trastorno mental de las clulas enfermas. Por
consiguiente, la nica cura racional que debeemprenderse es la que obra sobre la partemental de las clulas a fin de reintegrarla asu actividad normal. Este resultado puedeobtenerse por vas diferentes, aunque todasellas, en resumida cuenta, no son ms quevas mentales, no siendo la va la que rea-liza la cura, sino la mente que es alcanzadapor esa va. Estas afirmaciones sern
examinadas con cuidado en el curso de laobra.En el prximo captulo hablaremos de la
terapia psquica llamada terapia prnica..
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CAPTULO VI
PRINCIPIOS DE LA TERAPIA PRAN 1 CA
ANTES de poder comprender los principios de la
terapia prnica es necesario comprender lo quees Prana. Este nombre ha sido dado por lafilosofa Yogi a la fuerza vital, es decir a laEnerga que satura el cuerpo de todo srviviente. Pranayana y Fuerza Viradson la mismacosa. Adems, se ha reconocido que Pranaes de naturaleza mental y representa por lomismo la energa de la Mente del Universo.
Sin embargo, a fin de evitar toda discusinmetafsica en este libro, seguiremos la costumbrede considerar Prana como algo independiente,segn hemos hecho ya para la Mente y parala Materia. Los Yogis ensean que Prana es unprin-
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cipio universal, algo que penetra todo el es-
pacio y que junto a la Mente y a la Materiaforman la triple manifestacin del Absoluto.Dejando a un lado las manifestaciones dePrana en su aspecto de Energa, conocidascomo electricidad, calor, luz, etc., lo conside-raremos en sus manifestaciones de fuerza vital,que es el nico aspecto que interesa en estelibro. Se debe a Prana si nuestro cuerpo puede
cumplir todas sus actividades, si son posiblestodos sus movimientos y si estas actividadesvitales pueden manifestarse con-- funciones.Hemos descrito ya acabadamente lo que esPrana en nuestros otros libros; a que nodeseamos aqu repetirnos y perd tiempo yespacio, que deben ser empleado para otras
cosas.Pero, de una manera muy breve, podemosdecir que Prana es el principio vital que sehalla en el aire, en el agua, en el alimento,etc., de los que el organismo viviente lo ab-sorbe para usarlo en la obra realizada por elcuerpo.
Invitamos a los estudiosos a que lean nuestros
dos libros LA RESPIRACIN Y LA SALUDyHATHA YOGAa fin de que se formen unaidea exacta de lo que es Prana. En dichos
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37libros hemos indicado muchos ejercicios por
medio de los cuales Prana puede ser absorbido yalmacenado, y hemos enseado tambin cmopuede ser utilizado.Los principios generales de la cura prnica
estn basados sobre el hecho de que Pranapuede ser transmitido o transferido de diferentes
modos. El mtodo usual y de mayor eficacia es el
que usa las manos y los pases magnticos
hechos sobre el enfermo, dirigiendo almismo .tiempo una corriente de Prana a laparte enferma, con el fin de estimular laactividad de los grupos celulares perezosos oinertes. Prana, transmitido de ese modo, obracomo tnico sobre el paciente, infundindolefuerza y vigor extraordinarios, al mismo tiempoque tiende a producir una mejora en lascondiciones locales del rgano enfermo.
Prana puede ser tambin enviado al pacienteen forma de pensamientos de energa que ledirige el terapeuta. Este hecho no ha sidotomado en la debida consideracin en lasobras que tratan del tema; pero nosotros lotrataremos con una atencin especial cuando, en
el prximo captulo, hablemos de la terapiaprnica; y os aseguramos que el punto
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es muy interesante, pues con este solo medio,
sin hablar de las otras fases de la cura pr-nica, se han obtenido muchas y maravillosascuraciones.El lector habr notado que no nos detene-
mos en largas discusiones tericas. Esto lohacemos intencionalmente, porque deseamosque el presente libro resulte un manual dehechos prcticos y de instrucciones. Supo-nemos que la mayor parte de las teoras lesson ya familiares a todos los que han ledonuestros otros libros, pues, aunque ellos noestn especficamente dedicados a las curasmentales, tratan de las teoras generales queson las bases de los fenmenos psquicos.
La cura de los enfermos con la imposicin de
las manos era conocida desde los comienzosde la raza humana. Por ms que nos re-montemos en la historia de los tiempos, ha-llaremos siempre rastros de estas curas. Espues perfectamente lgico suponer que estacostumbre exista an antes que se empezara aescribir la historia. La hallamos en todas lasrazas existentes, comprendidos los salvajes, yella parece haber surgido de unaconviccin instintiva del hombre, quien siem-
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pre ha credo que la curacin de las enfer-
medades deba obtenerse por este medio.Los hindes, egipcios, hebreos y chinos de
los tiempos ms remotos estaban perfec-tamente familiarizados con esta forma de terapia.En Egipto, antiguos bajo-relieves esculpidos enlas rocas representan a terapeutas quecuran a sus pacientes imponindoles unamano sobre el estmago y otra sobre el
dorso. Los primeros exploradores de laChina cuentan que estas prcticas eran allmuy comunes.
El Antiguo Testamento est lleno de casosde esta forma de terapia ; y tambin en elNuevo Testamento se hallan citaciones alrespecto. Se cuenta que en Irlanda San Pa-
tricio san a un ciego ponindole las manossobre los ojos; que S. Bernardo san del mis-mo modo a once ciegos y dieciocho estro-peados en un solo da, y a otros doce estro-peados tres mudos y diez sordos en la ciu-dad de Colonia, usando siempre la imposi-cin de las manos sobre las partes enfermas.La historia de los primeros tiempos de la Igle-
sia est llena de ejemplos de esta naturale-za, y an haciendo las debidas taras a losrelatos fantsticos que siempre surgen en es-
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tos casos, podemos quedar persuadidos que
muchos resultados buenos y reales obtuvie-ron aquellos personajes con estos medios.Nos cuenta la historia que Pirro, rey deEpiro, tena el poder de sanar los clicos ylas enfermedades del bazo tocando a laspersonas enfermas. Se dice que el Empera-dor Vespasiano curaba las enfermedadesnerviosas, a los estropeados, ciegos, etc., con la
imposicin de las manos. Adriano curaba alos que sufran de hidropesa con la
aplicacin de la punta de los dedos. El reynoruego Olaf sanaba instantneamente cual-quier clase de sufrimiento con la imposicinde sus manos sobre las partes enfermas. Losprimeros reyes de Francia e Inglaterra sa-
naban el bocio y los males de garganta con eltoque de sus reales manos. En Inglaterraexista una enfermedad conocida con el nombrede mal del rey., pues se crea que slo eltoque real pudiese sanarla.
Tambin se dice que los reyes de la casa deHabsburgo fuesen capaces de sanar latartamudez con un beso. Plinio nos cuenta
casos de hombres sanados de la mordedurade serpientes; y muchos religiosos, de reconocidasantidad, han curado las enfermeda-
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des con la imposicin de sus manos. Has-
ta ha habido charlatanes que han curadopor las calles y con este medio toda clasede enfermedades. Los xitos de estos
ltimos obtenidos en enfermedades que secrea pudiesen sanar slo con el toque realcostaron a algunos de ellos muchaspersecuciones, pues se sospech que eranpretendientes al trono. En el siglo XVII,
un jardinero llamado Loret obtena maravi-llosas curaciones en las calles de Londrespercutiendo con Sus dedos las partes enfermas del paciente. Y en el ao 1817 un sicilianollamado Richter cur a millares de enfermosnicamente con la imposicin de sus manos.Como podis ver, la cura prnica ha sido
practicada en todas las edades y entre todoslos pueblos ; y siempre aquellos que tenansuficiente confianza en s mismos para reali-zar curaciones fueron considerados como per-sonas que posean dones especiales. Pero laverdad es que el don especial es comn anuestra raza y puede manifestarse en cual-quiera que tenga la suficiente confianza en
s mismo, como para ponerlo en prctica, ybastante decisin para realizar la obra contoda su alma.
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Los viejos maestros Yogis de hace vein-
ticinco siglos elevaron esta forma de cura ala categora de ciencia, esparcindose rastrosde sus conocimientos por todas las partes delmundo,
Los egipcios obtuvieron sus conocimientos delos grandes maestros Yogis; despus instituyeronsus propias escuelas. A su vez, los griegosaprendieron estos conocimientos de la India
y del Egipto. En cuanto a los hebreos y alos asirios, se cree que los obtuvieron
tambin de Egipto. Los primitivos mdicosgriegos realizaban sus ms importantescuras con la imposicin de las manos y con lamanipulacin de las partes enfermas. Enaquella poca, el ejercicio de la profesin de
curar era prerrogativa del sacerdocio y elpblico grueso no era admitido a los
misterios del templo. Hipcrates escribi: Elalma ve perfectamente con los ojos cerrados,las enfermedades que sufre el cuerpo. Entre losantiguos, haba mdicos muy sabios, queconocan perfectamente, los beneficios querecaba la sangre mediante ligeras fricciones
dadas con las manos sobre la piel. Muchosmdicos experimentados creen que el calorque se desarrolla en las
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manos es til y saludable para las partes
enfermas del cuerpo, y este remedio es apli-cable lo mismo a los males agudos que a loscrnicos y a las diferentes especies de debi-lidad, pues estas curas tienen un gran poderde renovacin y vigorizacin. A menudo, mien-tras estaba curando a mis pacientes, me pa-reca como si mis manos tuviesen la curiosapropiedad de extraer los productos de rechazo
y las diversas impurezas recogidas en laspartes enfermas, cuando ellas y mis dedosestaban tendidos hada esas partes. As apren-dieron los sabios que la salud puede ser co-municada a los enfermos con algunos ges-tos y con el contacto, del mismo modo quealgunas enfermedades pueden ser comunica-
das por los enfermos a las personas sanas.Esculapio curaba las enfermedades soplandosobre las partes enfermas y percutindolascon las manos. Los antiguos Drudas (clasesacerdotal) realizaban las curas con losmismos medios, que formaban parte de susceremonias religiosas y de sus ritos. Tcito,Vopisco y Lampridio hablan de estas facul-
tades de los Druidas y ofrecen testimoniosindiscutibles de sus virtudes.
La historia de la Edad Media est llena
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de los relatos de curas maravillosas obtenidas
con la imposicin de las manos, siendo lasiglesias los sitios donde ellas habitualmente seefectuaban. Van Helmont, que vivi en laprimera mitad del siglo XVII, parece que conocalos principios de la cura prnica, pues escribi lo
siguiente: El magnetismo ejerce su accin portodas partes, y lo nico que hay de nuevo en les el nombre. Constituye una paradoja slo para
aquellos que todo lo ponen en ridculo y que atri-buyen al poder de Satans lo que ellos sonincapaces de explicar.
Hacia la misma poca, un escocs, llamadoMaxwell, enseaba esos mismos mtodoscurativos. El crea en un espritu vital quellenaba el universo entero y que el hombre poda
atraer hacia s, con el fin de sanar sus males. Enel ao 1734, el Padre Hehl enseaba laexistencia de un fluido universal que poda serutilizado para curar las enfermedades. Realizcuras maravillosas, hasta que fu expulsado dela Iglesia porque se le crey dueo de poderessatnicos y en ejercicio de brujera. Mesmerenseaba la teora del magnetismo animal y
realizaba con l sus curas, empleando siempre laimposicin de las
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manos. Dej muchos partidarios y discpulos,
algunos de los cuales llegaron a gran altura. Elmarqus de Puysegur fu uno de ellos.En Alemania, las doctrinas de Mesmer y de
sus correligionarios obtuvieron mucha po-pularidad y nombrada. La ciudad de Bre-men fu el centro ms importante de lasdoctrinas del magnetismo animal; de allse difundieron por toda Alemania. El gobierno
prusiano se interes vivamente por estas teorasy fund un hospital para curar las
enfermedades con el tratamiento magnti-co. Otros gobiernos del continente europeopromulgaron leyes severas para que los tra-tamientos magnticos no fueran usadossino por la clase mdica.Y as las nuevas doctrinas se difundieron
rpidamente de un pas a otro. A veces fue-ron tambin reprimidas por la intervencinde los gobiernos a causa de la presinque ejercieron los mismos mdicos; peroellas siempre volvan a brotar en variasformas y bajo teoras distintas. Durante losltimos diez aos del siglo pasado, estas teo-
ras se difundieron mucho en Norte-Amrica yen Inglaterra, debido a la accin eficaz y a laintensa propaganda de varias escuelas
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de terapia magntica, instituidas en ambas
naciones, y debido tambin al gran desarrolloque tom la escuela americana llamada ElNuevo Pensamiento.
Se han elaborado muchas teoras para de-mostrar la eficacia de esos principios tera-peutas, desde los puramente metafsicos hastalos que se elevan a concepciones religiosas.Lo ms importante de la cuestin consiste en
que, al mismo tiempo que las teoras, sedesarroll el lado prctico de la cuestin y serealizaron muchas curas. La imposicin de lasmanos ha tenido siempre una parte principal encasi todas esas formas de terapia seancualesquiera los nombres y las teoras usadaspor las diferentes escuelas.
Mucha gente cree todava que estas for-mas de cura son el resultado de algn donespecial con que han sido favorecidos de-terminados individuos. Mientras que el donde curar es propiedad de todos, si bien mu-chos adquieren ms habilidad que otros, co-mo consecuencia de la peculiar adaptabilidad de
su temperamento a esta clase de trabajo.
Todos, sin excepcin, pueden desarrollar dichafacultad.No podemos dedicar aqu mucho espacio
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tituyen la base de la cura prnica, porque todaslas varias formas de cura que usan la imposicinde las manos se fundan sobre este conceptofundamental, a despecho de los nombres y de lasteoras contradictorias. Podemos slo recorrerbrevemente las ideas fundamentales que son labase de este tema. Talvez lo mejor seraidentificar la palabra Prana con lo que nosotros
conocemos con el nombre de fuerza vital. Poreso, nosotros usaremos las palabras fuerzavital en este captulo, con el fin de que secomprenda bien la verdadera naturaleza dePrana. La fuerza vital es aquella forma de ener-
ga de la que dependen todos los actos fsicos del
cuerpo. Ella es la que permite la circulacin de lasangre, el movimiento de las clulas, y todos los
movimientos de los que depende la vida delcuerpo fsico. Sin esta fuerza vital no habra nimovimiento ni accin. Algunos autores la llaman
fuerza nerviosa pero ella es siempre la misma y
el nombre con que se la llame no tiene impor-tancia alguna. Ella es la fuerza que e] sistemanervioso pone en accin mediante un esfuerzo de
la voluntad cuando deseamos mo-
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ver algunos de nuestros msculos; y es esa
fuerza la que pone al msculo en condicio-nes de moverse.
No es necesario entrar aqu en mayoresdetalles sobre la verdadera naturaleza y esenciade esta fuerza vital, porque eso nos llevaraal terreno de otras fases de la cuestin.Para nuestro objeto nos bastar constatar,por ahora, que el hecho existe realmente ypuede ser empleado en la cura de las
enfermedades. El electricista lo mismo que elhombre ms sabio no conocen nada de laverdadera naturaleza de la electricidad y sinembargo hacen de ella un uso maravilloso ycomprenden muy bien sus leyes de manifes-tacin. Lo mismo sucede con la fuerza vital,
pues para conocer su verdadera naturaleza ysu origen sera necesario conocer la ver-dadera naturaleza y origen del universo. Sinembargo, el hombre puede usar, y en reali-dad la usa, esa fuerza en cualquier momentode su vida y emplearla para fines distintos,entre otros, el de curar a los enfermos.El hombre absorbe su provisin de fuerza
vital del alimento que ingiere, del agua quebebe y particularmente del aire que respira.El posee adems una fuente mental de ener-
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ga por cuyo intermedio atrae hacia s ener-
ga de las grandes reservas de la Mente Uni-versal. En nuestros libros LA RESPIRACIN YLA SALUDyHATHA YOGA nos hemos ocupadoextensamente de este punto y todos losestudiosos de terapia psquica deberan conocerestos libros si an no los conocen. Esa energavital est almacenada en el cerebro y en losgrandes centros nerviosos del cuerpo, que la
atraen y conservan para las siemprecrecientes necesidades de nuestro sistema,siendo distribuida por medio de los filamentosdel sistema nervioso a todas las partes delorganismo. En efecto, cada nervio estconstantemente cargado de fuerza vital quees repuesta apenas se agota. Cada nervio esun hilo viviente a travs del cual corre lafuerza vital. Y, lo que es an ms importante,cada clula de nuestro cuerpo, sea
cualquiera el sitio en que se halle colocadao sea cualquiera el trabajo que desempee,contiene siempre una mayor o menor cantidadde energa vital.
Si una persona goza de buena salud es porque
posee una gran provisin de fuerza vital queviaja por todas las regiones del cuerpo,reparando, estimulando, promoviendo por do-
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quier actividad y energa. No se limita a esolafuerza vital: ella rodea al organismo de unaespecie de aura que es sentida por los que estnen contacto con tales personas. En cambio,aquellas que no estn provistas de esta fuerzavital, tendrn una mala salud, falta de vitalidad,de energa y slo volvern a sus condicionesnormales cuando habrn llenado sus almacenes
de vitalidad. Mientras muchas escuelas mdicasestn perfectamente de acuerdo sobre laexistencia de la fuerza vital aunque discutensobre las teoras que se refieren a su naturaleza --insisten en afirmar que ella no puede sertransmitida ms all de los lmites del sistemanervioso que la produce o la manifiesta. Peroesta creencia est desautorizada por los numero-
sos experimentos hechos por miles de personasque conocen que esta fuerza vital, este Prana omagnetismo (llamadla como queris) puede ser yes transmitida al cuerpo de otras personasquienes, por ese medio, han obtenido fuerza yvigor.
Muchos defensores y practicantes de estaforma de terapia han ocasionado una verdadera
confusin en el pblico llamndola
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magnetismo o cura magntica. La .ver-
dad es que nada hay de magntico enesta fuerza vital, puesto que ella proviene decausas completamente distintas, aunque se-pamos muy bien que cualquier clase de fuerzao de energa deriva de la misma causa
primordial. La fuerza vital es una fraccinde la energa universal que desempea surol en la economa de la naturaleza, rol que es
completamente distinto del que representa elmagnetismo. Ella es algo diferente de cualquierotra cosa y slo puede ser comparada a smisma.
Cada individuo posee ms o menos su dosis defuerza vital, pero cada uno tiene el poder deaumentar su reserva o el de transmitir esa
fuerza a los dems, curando, de ese modo, lasenfermedades. Dicho de otra manera, cadaindividuo es, potencialmente, un terapeuta.Mucho se ha hablado de personas que poseen eldon de esta forma de cura; pero la verdades que todos tenemos ese don y podemosaumentarlo o desarrollarlo con la confianza
y la prctica. Es precisamente este
desarrollo lo que constituye el objeto deesta parte del presente libro.
El principio de la cura prnica consiste
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52en proveer de fresca y abundante fuerza vital
o prana cada clula de las partes enfermas,consiguiendo, de ese modo, que las clulasrecuperen sus normales condiciones de fun-cionamiento y de trabajo; porque cuando lasclulas funcionan regularmente la consecuen-cia es que los rganos recuperan su primi-tiva actividad y el sistema nervioso todo en-tero recupera la salud. Salud que al fin y
al cabo no es sino el normal funcionamientodel organismo.
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CAPITULO VII
PRACTICA DE LA CURA PRANICA
EL uso de la imposicin de las manos,como mtodo de cura, parece ser el resultado deuna tendencia instintiva de la raza. La madre
pone naturalmente las manos sobre lacabeza de su hijo cuando este corre a suregazo para contarle de alguna cada o dealgn dolor que ha experimentado; y, como todoel mundo ha observado, el nio se calmadespus de recibidas las caricias maternales.Cuantas veces no hemos visto a las madresaliviar los dolores de sus nios con ese
medio y cuantas veces no las hemos oidodecir: vamos, queridito; ya no tienes msnada; ya se ha ido la nana; anda, corre y vuelvea tus juegos.
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Y el nio enjuga las lgrimas y nuevamentevuelve a sus juegos. Y cuando nosotros nosgolpeamos contra algn objeto o nos
ocasionamos por cualquier medio una contusin,acaso no llevamos naturalmente la mano sobrela parte dolorida buscando de ese modo aliviar el
sufrimiento? La cura del dolor de cabeza, con laimposicin de las manos, es muy comn, de la
misma manera que el contacto de la mano deuna bondadosa enfermera alivia al enfermo.Estos movimientos tan sencillos, tan instintivosen nuestra naturaleza, son la base de la prctica
de la cura prnica. El procedimiento es tansimple que raramente necesita ser enseado; demanera que en este libro nosotros slo queremos
presentar a vuestra atencin algunos de los
mejores mtodos, adoptados por aquellos quehan alcanzado los ms altos grados en la cienciade esta forma de cura. Los mejores mtodos para
transmitir la fuerza vital o Prana con finescurativos son los siguientes:
1 Mirada o transmisin de Prana por me-dio de los ojos;
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2 0 Pases o transmisin de Prana por medio
de las manos;3 0 Respiracin o transmisin de Prana por
medio de la respiracin.Todos estos mtodos son eficaces y todospueden ser usados al mismo tiempo, puessiendo la transmisin de la fuerza vital prin-cipalmente un hecho mental y siendo los ojos un
excelente canal de transmisin de la Fuerza
Mental, resulta que ellos pueden ser empleadoscon gran ventaja para la transmisin de laFuerza Vital con fines curativos. En el
proceso curativo, cuando se emplean lospases magnticos sobre las partes enfermas,el operador ver que puede aumentarmuchsimo ms el efecto si mira intensa-mente la parte que est curando y concen-tra, al mismo tiempo, su mente con la vo-luntad., a fin de que este poder sea trans-mitido a la parte afectada y se d a las c-lulas enfermas la fuerza necesaria para quepuedan cumplir regularmente su trabajo.Muchos terapeutas usan una respiracin
especial durante la cura, con resultados ex-
celentes. Por lo general, ellos obran echando elaliento directamente sobre las partes enfermas y,segn parece, el calor de este
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aliento surte maravillosos efectos estimulan-
tes. Tambin se usa echar el aliento sobreun pedazo de franela, que despus se aplicasobre las partes enfermas. El calor del aliento,acumulado sobre la franela, acrecientamucho el beneficio que el terapeuta da alenfermo con sus pases. Estas prcticas se-rn reconsideradas a medida que prosiga-mos en nuestra exposicin.
Pero, la mejor manera de transmitir laFuerza Vital, en esta clase de terapia, es ladel uso de las manos, usando lospasesy elmasaje. Examinaremos primero el sistema delospasesy despus el de las otras diversasformas de manipulaciones.La posicin de las manos, cuando se hacen
los pases, es la siguiente :Tened las manos bien desunidas, con losdedos extendidos y separados; si el pa-ciente est sentado, levantad vuestras ma-nos por encima de su cabeza y bajadlasdespus por delante de l, despacio y
gradualmente, con un movimiento comode barrido, hasta cerca de las rodillas. Con-
cluido el pase, sacudid los dedos lateral-mente, como si quisirais desprenderos dealgunas gotas de agua; despus llevad
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otra vez las manos por encima de la cabeza
del paciente, teniendo cuidado, en este mo-vimiento ascendente de las manos, de tenerbien unidos los dedos, pasndolas a lo largo delos costados del paciente con las palmasvueltas hacia afuera.Despus, cuando las manos han llegado
encima de la cabeza, reabrid los dedos yrepetid el movimiento indicado con los de-
dos extendidos y abiertos. Tened bien pre-sente la idea que estis regando al pacientecon un fludo de Fuerza Vital que brota devuestros dedos y as aprenderis bien prontoel movimiento ms apropiado, pues cadaterapeuta tiene su mtodo favorito, que po-see casi instintivamente. El descenso de las
manos aporta al paciente una sensacin decalma y de reposo, mientras el movimientoascendente, hecho de frente, despertara unasensacin de vivacidad y de actividad.Hay varias formas de hacer estospases.
Las mencionaremos brevemente. Invitamos alestudiante a dominar bien los diversosmovimientos, para que obre con soltura cuando
los practique sobre alguna persona necesitada.La familiaridad con los movimientos da unaconfianza y una seguridad que no
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pueden ser adquiridas de otro modo, y ade-
ms, ella deja a la mente del terapeuta libre paraconcentrar todas sus actividades sobre laaccin curativa sin preocuparse de losfastidiosos detalles de la tcnica.
Los pases longitudinales son los que sehacen de arriba abajo, a lo largo del cuerpo,como los indicados antes. Ellos se hacen a lolargo de la parte enferma, sea sta la cabeza, el
pecho, los miembros o cualquier otra regin delcuerpo. Estos pases se hacen siempre haciaabajo y nunca hacia arriba. Como ya hemosdicho, la idea que debe tenerse siemprepresente es la de estar vertiendo una co-rriente de fuerza vital desde la punta delos dedos. Estos dedos deben estar abier-
tos (como hemos indicado ya)ylas palmasvueltas hacia abajo. Los movimientos haciaabajo deben ser hechos con los dedos abier-tos y extendidos; pero los movimientos haciaarriba hay que hacerlos a lo largo de los cos-tados del paciente, con los dedos reunidos ylas palmas vueltas hacia afuera. No es in-dispensable una distancia determinada desde las
manos del terapeuta hasta el cuerpo del paciente; queda esta distancia librada al instinto de cada
uno, el que sugerir en el acto
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cual debe ser esta distancia, que ser ms o
menos pronunciada, segn los casos.Cuando sintisque la distancia es la con-veniente, estad seguros que esa es la queproducir los mejores efectos,Sin embargo, y de una manera general, se
puede afirmar que un movimiento lento, eje-cutado a una distancia de 8 a 10 centmetros del
cuerpo del paciente, produce una sensacin
de bienestar, de reposo y de alivio. Un
movimiento ms rpido, ejecutado a la dis-tancia de 30 ctms, parece tener una accinms estimulante y procurar una renovacinde actividad y energa en todo el organismo.Un efecto an ms estimulante se puede ob-tener haciendo los pases con ms vigor yms rpidamente a una distancia de casi 60centmetros del cuerpo. Estos pases sirvenpara estimular la circulacin y para despertar laactividad en los rganos entorpecidos.
Los pases transversales son los que sehacen transversalmente al cuerpo o a laregin que se quiere curar. Se ejecutan dandovuelta a las manos, de manera que las
palmas sean dirigidas lateralmente y haciaafuera ms bien que hacia adentro. Estorequiere un movimiento especial de la mu-
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fieca que se adquiere con facilidad. Cuando
las manos estn en su debida posicin, reti-radlas hacia afuera delante del cuerpo o dela parte tratada y, al llevarlas hacia atrs,colocad las palmas de manera que ellas semiren la una a la otra en vez de estar dorsocontra dorso. Se ha comprobado que estospases son muy tiles para descongestionarlas partes enfermas cuando estn con-
gestionadas. Con frecuencia, es til tambinaplicar esta forma de tratamiento antes deaplicar los pases regulares longitudinales.Una forma muy eficaz de tratamiento, en
algunos casos, es la que se llama presenta-cin palmar.. Se efecta presentando la pal-ma de la mano a la parte enferma, a unadistancia de cerca 15 ctms., o algo menos y
tenindola as durante algunos minutos. Estetratamiento, por lo comn, se hace con unamano sola y tiene un efecto estimulante yvigorizador.
Un tratamiento parecido al anterior es elconocido con el nombre de presentacin di-gital., que consiste en extender y presentar
los dedos de la mano derecha hacia la parteenferma a una distancia de 15 ctms., tenindolaas durante algunos minutos, tanto como
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para permitir a la fuerza vital fluir desde el
vrtice de los dedos hacia la parte enferma.En algunos casos, con este mtodo, se ob-tienen los mejores resultados.
Como variante de la presentacin digital sepuede ejecutar la presentacin rotativa, queconsiste en tener la mano en la forma quese ha dicho antes durante un momento, ydespus empezar un movimiento rotativo de
la misma (siempre a la distancia de 15ctms.) de izquierda a derecha, en la direc-cin que siguen las esferas del reloj. Estaaplicacin es muy estimulante.
Tambin se usa la forma conocida con elnombre de perforante, que se obtiene im-primiendo a un dedo un movimiento de ba-rrena, como si se quisiera hacer algunos agu-
jeros en el cuerpo del paciente (siempre a ladistancia de 15 ctms.) Este movimiento re-sulta muy estimulante y despierta la activi-dad de las partes entorpecidas o congestio-nadas, y produce una sensacin de calor enla parte sometida a dicho tratamiento.
Deseamos ahora llamar vuestra atencin
sobre el hecho de que en la ejecucin de estostratamientos, las diversas formas varan defuerza y eficacia. La presentacin palmar,
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por ejemplo, es la forma ms blanda; sigue
despus la presentacin digital, que es con-siderablemente ms fuerte. Viene luego lapresentacin rotativa, , que desarrolla ungrado de energa muy elevado; y tenemospor fin la presentacin perforadora que es,la ms fuerte de todas.Magnficos resultados se pueden obtener,
en algunos casos, con la prctica conocida
con el nombre de imposicin de las manos,mtodo que consiste en poner sencillamentelas manos (claro est que se ponen las pal-mas) directamente sobre la parte que se quieretratar, tenindolas all algunos minutos. Despusse levantan las manos, se frotan vigorosamentelas palmas una contra otra y se colocan
nuevamente sobre las partes. Reptase elprocedimiento varias veces y se ver quelos resultados son bien manifiestos. Estetratamiento se indica sobre todo en los doloresde cabeza; pero puede ser usado en casi todaslas formas de disturbios, cambiando la posicinde las manos, a fin de adaptarlas a lascircunstancias del caso. En todas las neuralgias,
estas prcticas han sido reconocidas muy tilespara calmar el dolor.
El desfloramiento es una forma de tra-
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tamiento muy benfico para dirigir la circu-
lacin y para normalizarla cuando se noteque tienda a alterarse. Tiene una accin se-dativa, calmante y constituye un excelentemtodo para usarse al principio o al finalde cada tratamiento.El desfloramiento se efecta estableciendo
un ligero contacto entre la punta del dedo yel cuerpo del paciente, sea sobre las partes
enfermas, sea sobre la entera superficie delorganismo. Debe ser ejecutado siempre endireccin de arriba abajo y del centro a laperiferia, y nunca en direccin hacia arriba ohacia el interior; debe hacerse siempre en unasola direccin y nunca de un lado a otro.Las puntas de los dedos deben ser movidas
con delicadeza sobre el cuerpo, con un ligerocontacto de manera que el peso de la manono grabe sobre el paciente. Ligereza, gentileza,delicadeza son las palabras ms exactas paradescribir estos movimientos. Una pequeaprctica ensear al estudioso el verdaderomovimiento.Si deseis aplicar el desfloramiento a todo el
cuerpo del paciente, ser bueno dividir eltratamiento en dos partes distintas, es decir:1 . 0 de la cabeza hacia abajo, hasta la cintura;
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2. de sta hacia abajo hasta los pies. En la
aplicacin general al cuerpo entero ser con-veniente dedicar especial atencin al pecho ya la regin abdominal, con el objeto deestimular los rganos internos y equilibrarsu magnetismo.
Es conveniente recordar aqu que el anti-
guo y eficaz mtodo de cura llamado fric-cionamiento no es otra cosa sino una ma-nera de transmitir fuerza vital o Prana. Estemtodo es viejo como la raza humana y hasido practicado en todos los tiempos y entretodos los pueblos. Alpini, en su obra 'De Me-dicina AEgyptiorum cuenta que los sacerdotesegipcios eran conocedores de ciertas formas
msticas y curativas de fricciones con las quesanaban las enfermedades crnicas. Hipcra-tes daba a las fricciones una gran importan-cia y evidentemente las usaba con muchafrecuencia. Dej escrito lo que sigue: Unmdico debe conocer muchas cosas; entreotras, no deben resultarle desconocidos losbeneficios que derivan de las fricciones. Conestas aplicaciones se pueden obtener dife-
rentes resultados ellas puede: soltar las ar-ticulaciones rgidas, lo mismo que puedenvigorizar a las relajadas. Celso, hace cerca
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de dos mil aos, fu un gran defensor de
estos sistemas de cura. En sus libros, concedesiempre una gran importancia a todas lasformas del tratamiento vital .e incidentalmentedemuestra que ellas eran conocidas y prac-ticadas en pocas anteriores a l.
En la antigua Roma, el friccionamiento era una
forma favorita de cura y se usaba habitualmente
para conservarse en buenas condiciones desalud. Tambin en la actualidad todos losque desean mantenerse sanos y vigorosos sesometen a estas prcticas que hoy se conocencon el nombre de masajes.
Alejandro de Tralles, mdico griego delsiglo VI, era un iniciado en las friccionesmsticas y haca gran uso de ellas en su
prctica mdica. Declaraba que ellas erande mucha ayuda para expeler del organismolas materias mrbidas, para calmar el siste-ma nervioso y facilitar la respiracin. Elafirmaba tambin que esas fricciones podancalmar las convulsiones y eran eficaces enmuchas otras dolencias. Escribi mucho so-bre este tema y estaba de acuerdo con Hi-
pcrates, sosteniendo que estas fricciones se-cretas>, deban ser ejecutadas slo por personassagradas y no permitir que ellas fue-
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sen del dominio de los profanos. Pedro Borel,
mdico de Luis XIII de Francia, cuenta queun tal Degoust, empleado en la corte de Ni-mes, sanaba a una infinidad de personas fric-cionndolas las articulaciones.
En nuestra poca, el masaje ha llegado a seruna forma muy popular de cura y las modernasescuelas de fisioterapia. adquieren cada damayor importancia. En ambas curaslas
fricciones y el masajepor encima de lasvirtudes especiales que les atribuyen susrespectivos partidarios, existe el hecho realde un gran beneficio que el enfermo obtiene aconsecuencia de la fuerza vital que le
transmite el terapeuta, an cuando ste nolo admita o no lo sepa.
En las fricciones hechas con el objeto deestimular las partes enfermas por medio dela Fuerza Vital, el terapeuta debe procedercon mucha suavidad en sus movimientos. Lapresin excesiva no es necesaria y a veceshasta es perjudicial. Los buenos efectos seobtienen transmitiendo la vitalidad a las par-tes enfermas y no con las manipulaciones.
Cuando se aplica esta clase de tratamiento,debe usarse la palma de la mano y la parteinferior de los dedos. La punta de los
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dedos y el pulpejo del pulgar deberan es-
tar dados vuelta hacia atrs; sin embargo,los practicantes que tienen la parte inferiordel pulgar carnosa, pueden usar su super-ficie en este tratamiento; el movimientodebe ser ejecutado hacia abajo. Hay tera-peutas que usan un movimiento algo distintodel que acabamos de describir, pues hacenuna presin especial con la parte plana de la
ltima falange de los dedos, en seguidadespus de la presin de la palma de lamano. Pero, cada cual podr seguir el m-todo por el que tiene preferencia.
Hay quien afirma que se obtiene mejoresresultados con el empleo de las ltimas fa-langes de los dedos ; mientras otros evitan
este procedimiento. Talvez, en cada caso, lapreferencia por un mtodo u otro dependadel hecho que el terapeutasienteque la FuerzaVital se transmite mejor en la forma detratamiento por l escogida. Esto induce acreer que debe tratarse de una sensacinespecial por parte del operador, siendo di-cha sensacin particular una regla segura a
la que es necesario obedecer y que se revelaen cualquiera despus de haber adquiridocierta experiencia.
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Otra forma de tratamiento, conocida con el
nombre de movimiento circular, ha sidoreconocida como muy eficaz por muchos te-rapeutas. Consiste en una friccin circularhecha con la mano y con los dedos (en laforma descrita precedentemente) sobre laspartes enfermas. El movimiento debe hacersesiempre en la misma direccin de las esferasdel reloj y nunca en la direccin contraria.
Este movimiento produce actividad en lasclulas y es til en los casos de relajamientode las funciones.Otra forma de tratamiento es la conocida
con el nombre de amasamiento ; ella esmuy til para tratar msculos entorpecidos,en el reumatismo, etc, cuando la enfermedad
es local y no orgnica. El amasamiento seejecuta apretando entre los dedos el msculoo el tejido que se desea tratar y -traba-
jndolo contra las superficies adyacentes.Puede ser de tres formas distintas: amasa-miento superficial, amasamiento palmar yamasamiento digital.
El amasamiento superficial es una especie
de pellizcamiento y consiste en tomarfirmemente la piel de la parte que se deseatratar, entre el pulgar y el ndice y tirndola
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algo hacia arriba; despus, abriendo los de
dos, se deja que tome otra vez su posicinnormal. En este mtodo, se usan ambas ma-nos alternativamente: una tira la piel haciaarriba y otra la deja caer, tratando as
sistemticamente una determinada superficie.Este tratamiento es muy estimulante y de muchautilidad en los casos de circulacin defectuosa
El amasamiento palmar se ejecuta contoda la mano. El operador debe tomar lacarne o el msculo con la palma de la ma-no, teniendo los dedos unidos y el pulgarhacia afuera. No se debe hacer uso del pul-gar, sino apretar la carne entre la palma de lamano y los dedos, porque en estos movimientosse usan especialmente la parte inferior de la
palma, llamada taln de la mano, y la partecarnosa del pulgar. Sujetad firmemente lacarne o el msculo, tratando que no seescape. Amasad profundamente de maneraque penetris bien entre los msculos y lacarne. Msculos y carne deben ser bientrabajados con energa, pero no hasta elpunto que cause dolor. No usis. demasiada
fuerza, pero obrad suavemente aunque confirmeza. Usad las manos alternativamente. Haymuchas variantes de este
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movimiento que se le ocurrirn al operador
a medida que avance en la prctica. Estesentir que sus manos se vuelven vivas ytambin sentir instintivamente cul es elmejor medio para transfundir vitalidad. Elamasamiento digital se ejecuta tomando lacarne entre el ndice y el pulgar y fro-
tndola contra la carne adyacente al hueso.
En los casos en que se requiera una ac-
cin estimulante, se puede usar el tratamientode la percusin del que indicaremos aquvarias formas. Cuando se usa este tratamiento,el pulso debe quedar suelto, flexible y relajado,tratando que no est nunca rgido. La
percusin debe ser elstica y suelta, evitandotoda accin ruda y contundente.
El primer mtodo de percusin que puedellamarse aporreamiento, consiste en gol-pear el cuerpo con la superficie palmar delpuo semicerrado, ponindose as en contactola parte que se desea tratar con el taln dela mano y la punta de los dedos reunidos.El segundo mtodo de percusin consiste
en tajar, es decir, golpear con el borde
interno de la mano (lado del meique) te-niendo sta abierta y los dedos unidos. Losdedos no deben estar rgidos a fin de que
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puedan entrar en movimiento vibratorio cuando
la mano da el golpe.El tercer mtodo se puede llamar de pal-
moteo ; en l la mano abofetea o aplica ungolpe vigoroso teniendo los dedos rgidos.El cuarto mtodo puede llamarse de batir
de manos. En l, la mano debe estar lige-ramente cncava, como para producir un so-nido hueco parecido al que producen en el
teatro los que aplauden con la intencin dehacer mucho ruido. Con una pequen prc-tica se perfecciona este movimiento.El quinto mtodo puede ser llamado del
golpe liviano y consiste en tener la puntade los dedos de cada mano unidos y percu-tiendo despus el cuerpo con ambas manos
alternativamente.Otro mtodo favorito para suministrar Pranao fuerza vital es el conocido con el nombre detratamiento vibratorio que consiste en una seriede movimientos vibratorios producidos por lamano del operador. En este tratamiento seemplean por lo general los dedos que se apoyanfirmemente sobre la parte que se desea curar,
transmitiendo despus a la mano, con losmsculos del brazo, un ligero temblor omovimiento vibratorio. Este movimien-
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to se adquiere con la prctica pues al prin-
cipio es un poco difcil ejecutarlo. Constituye unaforma de tratamiento muy poderoso y elpaciente lo percibe como una corriente elc-trica. No se debe hacer presin sobre el cuerpocon la mueca y el paciente no debe sentirms que el peso de la mano. Cuando eltratamiento vibratorio se ejecuta con cuidado,las vibraciones deben penetrar la regin tra-
tada, tanto que si se coloca la otra mano de-bajo del cuerpo sta debe sentirlas. Algunosmaestros ensean a sus discpulos sta forma detratamiento colocando un vaso de aguasobre la mesa y haciendo ejecutar por stosdichos movimientos vibratorios aplicando losdedos sobre la mesa. Cuando los movimien-tos se ejecutan en debida forma, el agua delvaso debe temblar en el centro de su super-ficie y no ondular de un lado al otro. Ro-gamos al lector quiera acordar el tiempo y laatencin necesarios a ste tratamiento vi-bratorio porque una vez bien aprendido ybien ejecutado resultar de una eficacia ma-ravillosa.
El tratamiento respiratorio ha sido tambinusado por muchos terapeutas con resultadossorprendentes. Lo mismo que muchos de los
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anteriores, este tratamiento era conocido ya
en los tiempos prehistricos. Arnobe nos diceque los egipcios usaban este mtodo con muchoxito en la curacin de las enfermedades yalgunos lo han considerado superior al mtododel amasamiento y al de la imposicin de lasmanos. Mercklin en su Tractatus physicomedicushabla de un caso en que un nio, aparentementesin vida, fue reanimado y vigorizado por la
respiracin de una anciana. Borrell habla deuna secta hind que curaba lasenfermedades ' con este sistema. Hoy
mismo existen en la India sacerdotes queechan su aliento sobre los enfermos y, segnparece, con este mtodo infunden nueva vida ynuevas energas a sus pacientes. El mismoBorrell cuenta el caso de un sirviente quevolvi en vida a su amo, quien pareca muerto,echando el aliento sobre l; y agrega jo-cosamente: Puede causar. extraeza que larespiracin del hombre produzca tales resul-tados sabiendo que Dios ech su aliento so-bre el cuerpo de Adn para darle vida? Esuna f