Post on 02-Jun-2015
Muchas palabras sin palabraMuchas palabras sin palabraMuchas palabras sin palabraMuchas palabras sin palabra
En menudo cobertizo se ha convertido el grupo, por llamarlo de algún
modo, aunque su marquesina nunca haya sido auténtica. Una camarilla colmada
de caprichosas pendencias. Unas riñas aliadas con quienes no tienen algo que ver
en dicha contienda, pero prefieren intercambiar valores por pasiones, o
asentimientos de dudosa veracidad. Además, porque todo aquel que cómplice se
mantiene, obtiene en forma de recompensa macabra la oportunidad de crear su
propia reyerta contra un ausente, omitido y alejado. Siempre y cuando no haga
aparición, claro. Minutos de una engañosa reputación.
Con lo hacendoso que es tener comportamientos dignos que se ratifiquen,
la propuesta se convierte en una quimera si te encuentras tantas rencillas
escondidas, aquellas que asoman vertiginosas en el mismo minuto, ni culminado
fuese, desde que dejaste de estar presente y dejaste de ser futuro. Una
multiplicación de recovecos y rincones sobre la horizontal de su pureza. No más
que para depositar, aislada: la verdad, la sinceridad, la personalidad y la
urbanidad. Los embustes se convierten para algunos en la forma de crear
afinidades, de demostrar todo lo que guardan para ofrecer a los demás: _
increíblemente obtienen hasta rendimientos y galardones disimulados de sentido
del humor y equivocada inteligencia _.
Seguramente no quiera participar en un reducto inquietante de vulgaridad
y falsedad, donde ser compañero, amable o simplemente ser, es tratado de un
modo simplista con la actitud pretenciosa de poner en cuestión tu integridad
personal, tu hombría de bien e incluso la supuesta hombría biológica de la que se
presume. No existe mejor condición para demostrar los numerosos complejos
que invaden tanta interacción maquiavélica, engrandeciendo, a modo de careta
intangible, presuntas relaciones amistosas. Conjeturas para una vana e inexistente
amistad si no participas en tales hazañas. Los deber ser son incómodos, poco
confortables, provocan la molestia de tener que reflexionar con uno mismo, e
incluso rectificar en forma de involución urgente, mucho más, inaplazable.
Serían tantas recapacitaciones por minuto, para el espacio y el tiempo que limitan
nuestra realidad, que no sumarían sinergias en el contar de sus aspiraciones. El
tiempo sería cuento y nuestro lugar de referencia: un refugio. Porque aún así,
seguiremos teniendo todo por hacer en nuestras vidas, la responsabilidad de
fabricar un futuro de mejor calidad no se puede desensillar de los lomos de una
verdad individual infalible. Estoy de acuerdo, estimado Ortega.
Si hay cariño, destaca por su escapismo en tertulias de cariñosos donde
falta el perseguido amante. Si hay afecto, se utiliza la intimidad de los maliciosos
para enterrarlo a golpe de elocuencias mediocres, jactancia de los recientes. Si
hay proximidad, será para las baterías de risas indulgentes cuando se mancilla a
la víctima. “Jesusito de mi vida, tú eres niño como yo […]”, no cesaré de
agradecerte tu esfuerzo por querer involucrarme sin primas para mi adeudo. Sin
embargo debo realizar un acto de autodefensa de los principios que me llenan,
que sin ser mejores ni peores que los de los demás, creo que los guardaré para
cuando adquieran sentido, para donde no sean apilados por listezas de corto
recorrido.
Seguramente no haga bien, quizá tenga en mi esencia cualidades de las
que distraer correlaciones enérgicas, pero ni por un minuto, aunque culminado
fuese, aceptaré que se me escondan, que no se sinceren, no se compartan, sean
utilizadas para milongas humorísticas que arrancan carcajadas sobre la almena de
un castillo en el aire. Mientras tengas que pertenecer a este ceño tan hipócrita.
Desobedezco, continuaré manteniéndome en insurrección.
Mi conducta, expósita, se hará más clarificada si me retiro de tantas
sesiones donde la opinión está condicionada por todas aquellas peloteras
ocultadas, ocultas de propósitos, y a propósito. Donde no se habla libremente,
tienes asignados tus patrones, por integrante y no por íntegro, según el grupo
predominante que en ese momento haya instaurado su mafia grupal.
todos vamos y venimos, todos
única condición es la de estar
la honradez escamoteada cuando no hayáis podido acudir.
no se participa, las rajadas polvorientas de rastro eterno con las que se te
recuerda.
Lo que más siento es que se desaproveche, a un
para nuestra lingüística,
creencias a la convivencia,
del conflicto de variedades, entre tanta diversidad
apología de apegos si cada cual esconde sus miedos, dudas, recelos, deficiencias
y complejos atacando al más próximo de un modo constante. Intenciones de
dudosa victoria para quien las vive de la
defectos a los demás. Se trata del poder fáctico del tremendismo llevado a la
oquedad del trato entre supuestos iguales, entre fingidos
cubren totalidades debilitadas.
Verdad, estimado
más elemental, es decir, la
que transcurren en el tiempo
seguiré construyendo la mía a mi manera aunque sea el más recordado del
universo.
s tus patrones, por integrante y no por íntegro, según el grupo
predominante que en ese momento haya instaurado su mafia grupal.
, todos somos y estamos, todos hacemos y
única condición es la de estar presente dentro de la mayoría. Y así salvaguardar
la honradez escamoteada cuando no hayáis podido acudir. Son conocidas, cuando
no se participa, las rajadas polvorientas de rastro eterno con las que se te
Lo que más siento es que se desaproveche, a un grado tal como la aljamía
como el ethos a nuestra moral, como las ideas y las
creencias a la convivencia, lo mejor que cada cual tenga para un reposo necesario
del conflicto de variedades, entre tanta diversidad personal. De qué
apología de apegos si cada cual esconde sus miedos, dudas, recelos, deficiencias
y complejos atacando al más próximo de un modo constante. Intenciones de
dudosa victoria para quien las vive de la forma más superficial conocida:
Se trata del poder fáctico del tremendismo llevado a la
oquedad del trato entre supuestos iguales, entre fingidos velos de respeto que
cubren totalidades debilitadas.
Verdad, estimado Ortega. Si la vida es el proceso previo, predominante
la sucesión de hechos con alguna o bastante importancia
que transcurren en el tiempo, compuesto por acciones avante a to
seguiré construyendo la mía a mi manera aunque sea el más recordado del
s tus patrones, por integrante y no por íntegro, según el grupo
predominante que en ese momento haya instaurado su mafia grupal. Por tanto,
y deshacemos, la
así salvaguardar
on conocidas, cuando
no se participa, las rajadas polvorientas de rastro eterno con las que se te
grado tal como la aljamía
como las ideas y las
lo mejor que cada cual tenga para un reposo necesario
personal. De qué vale hacer
apología de apegos si cada cual esconde sus miedos, dudas, recelos, deficiencias
y complejos atacando al más próximo de un modo constante. Intenciones de
forma más superficial conocida: sacando
Se trata del poder fáctico del tremendismo llevado a la
velos de respeto que
previo, predominante, lo
sucesión de hechos con alguna o bastante importancia
avante a toda máquina,
seguiré construyendo la mía a mi manera aunque sea el más recordado del