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Nación, identidad y pluriculturalidad: Pensar y repensar la crítica, caso
México.
Salvador Monsivais Marquez1.
Sumario: I. Ideas breves de los conceptos y evolución; II. La idea de nación mexicana: a)
Conformidad con lo dado, b) La negación de la construcción a priori; III. La
pluriculturalidad como composición de la nación; IV. Hacia un derecho de
autodeterminación: el ius episteme.
Resumen: El sentido de este breve ensayo, es en principio una revisión critica
pensando y repensando estas nociones que están implícitas en la base suprema
impero-atributiva del artículo 2º de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos cuando expresa que La nación mexicana tiene una composición
pluricultural sustentada en sus pueblos indígenas. (…).
Estas nociones de derecho, por si fuera poco son el fundamento de lo que ahora
se puede interpretar: “ciudadanos-plurales” de nuestro país, -una especie de
comunidad- pero aunque una comunidad supuesta. Para Benedict Anderson por
ejemplo, la nación es una comunidad imaginada por que aunque sus miembros no
se conocerán jamás entre sí, en la mente de cada uno vive la imagen de su
comunión.
Los conceptos nación, identidad y pluricultural en el caso de México y que no es la
excepción en Latinoamérica, ya que existen analogías sobre su conformación
histórica con algunos países de centro américa y sur américa debido a la
conquista española, han sido nociones encontradas que han formado parte
fundamental de los lenguajes con los que nuestras ciencias sociales han pensado
1 Estudiante del Doctorado en Ciencias Agrarias del Departamento de Sociología Rural de la Universidad
Autónoma Chapingo, en Texcoco, México.
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y piensan la nación mexicana como quedo expresada por el precepto
constitucional.
La lógica en que se a fundado nuestra historia ha sido desde la lógica de la
apariencia el puro arte sofistico en donde se encarga de dar a la propia ignorancia,
más aun, a las propias ilusiones voluntarias, el tinte de la verdad imitando el
método de la fundación que la lógica general prescribe y sirviéndose de sus
tópicos para colorear toda forma vacía de proceder.
Esto lleva a intentar iniciar y realizar un ensayo exhaustivo y profundo de conducir
nuestro análisis y propuesta a una única idea y definir la idea, de que se haga
comunicable a todos. La imagen de estas nociones tenemos que repensarla desde
un nuevo Ius episteme contemporáneo de la sociedad mexicana de otro modo, e ir
señalando que estos conceptos no solo son problemas del presente sino que esa
problematicidad constituye precisamente, el rasgo distintivo de su actualidad.
Palabras claves: nación, identidad, pluricultural, composición, historia, naturaleza
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Nación, identidad y pluriculturalidad: Pensar y repensar la crítica, caso
México.
I. Ideas breves de los conceptos y evolución
La idea en este punto no es dar definiciones o conceptos acabados, más bien es ir
rumiando el repensar críticamente la historia, y dar paso a un estudio más
exhaustivo con teoría y citas éticas de un pensamiento renovador, trascendental, y
plural que podemos rescatar de la historia antigua griega y mesoamericana
precolombina –claro si sabemos rescatarlas y utilizarlas- que aproximen a una
visión más compatible y habiliten para llevar a cabo una re-fundación e ir hacía
una sociedad cada vez más plural. Estas tres nociones o sellos que nos certifican
un tipo de sociedad, más no un tipo de cultura, que es ése el sentido de éste
apartado, la de valorar y cuestionar lo paliativo y ficticio de esas tres nociones que
fueron utilizadas e interpretadas desde el lenguaje de la clase política criolla a su
parecer y no al de la sociedad, principalmente los pueblos indígenas y actores,
intelectuales, especialistas, instancias gubernamentales con cierta autonomía 2
para actuar, y artistas en entre otros, cuando los mismos Acuerdos de San Andrés
Larrainzar de 1996 firmados entre el Gobierno Federal y el Ejercito Zapatista de
Liberación Nacional y de alguna manera el Convenio 169 de la Organización
Internacional del Trabajo para Poblaciones Indígenas y Tribales la lectura fue
2 En el marco de las mesas durante el periodo de 1994 a 1996 que se firmaron los acuerdos de
San Andrés Larrainzar, el Instituto Nacional Indigenista hoy (Comisión de Derechos de los Pueblos Indígenas), estuvo presente durante las mesas de negociación teniendo un papel significativo en la asesoría y mediación respecto a los derechos de los pueblos indígenas con aportaciones que quedaron en los acuerdos, a pesar de que después los mismos fueron enviados al Congreso de la Unión por el entonces presidente de la República Vicente Fox Quesada y fue modificada la Constitución en 2001 quedando plasmada nuestra identidad como nación en el artículo 2º primer párrafo.
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hecha a la medida de los intereses del sistema capitalista y de las clases
políticas3.
Se negó una vez más nuestra construcción de una nación con la posibilidad de
precisar una “cultura que pudo distinguirse de otras por ciertas creencias básicas,
compartidas por todos sus miembros, que son el supuesto tácito de todas las
demás. Una comunidad esta constituida por todos sus sujetos que comparten una
forma de vida fundada, en último termino, en la admisión de la superioridad de
ciertos valores. Son estos los que, en el seno de una comunidad cultural, dan la
pauta para juzgar de la validez objetiva de cualquier valoración particular. Estas
creencias básicas colectivas indican las líneas generales en que el mundo se
configura ante una cultura. Podemos denominarlas, por tanto, la “figura del
mundo” de una cultura”[Villoro Luis: 1997.p.180]
Al parecer la idea de nación-identidad nos remite a pensar que son unidad, la una
es la otra, sin una no hay condición de la otra. “La moralidad social cumple una
doble función los valores básicos de una cultura son aceptados en su vaguedad y
en generalidad por todos los miembros de la comunidad, aunque bajo diferentes
interpretaciones. En esta medida son valores de interés general. Su realización es
un bien común. Y puede dar por lo tanto a una ética fundada en razones
aceptadas por todos. Su orden normativo obligaría a todo miembro de la
comunidad cultural a compartir esos valores”. [Villoro Luis: 1997.p.180]
La moralidad efectiva, en la medida que reitera validez de los valores básicos,
permite su realización en el comportamiento social, su continuidad en tiempo y su
permanencia en un orden normativo valido para todos”. [Villoro Luis: 1997.p.182]
3 Se dio otra reforma al entonces artículo 4°, quedando expresado actualmente en el artículo 2° en
el año 2001 ; además del levantamiento armado de los indígenas Tzeltales y Tzotziles de Chiapas con la bandera del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y que dio a luz los Acuerdos de San Andrés Larrainzar que firmaron con el Gobierno Federal en 1996. Y en el ámbito internacional la firma y ratificación del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo para pueblos indígenas y tribales en 1990 y vigente en el año de 1991, México fue el segundo país en Latinoamérica en ratificar y firmar dicho documento.
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Pero en la interpretación que se ha ejercido de manera unilateral y hegemónica la
idea de nación, es la criolla, que se acuño precisamente en otro corte de nuestra
historia en el que se discutía nada mas y menos que nuestra forjación como
Estado-Nación en el Constituyente de 1917. Por ejemplo en e “las discusiones del
artículo 27, quedo claro el afán de organizar la distribución de la tierra y todos los
elementos que la contemplan, se requería de dar y construir quien y como, así que
se tenían que descifrar supuestos principios constitucionales que le otorgaran al
abstracto ente Nación un poder absoluto e ilimitado sobre la propiedad, raíz en
México.
En este sentido se argumento que el derecho de propiedad absoluto que en la
Colonia poseía el Rey, lo recuperaba ahora la Nación, aspecto que ha sido
compartido sin críticas por reconocidos juristas. Para ese entonces el diputado
Pastor Rouaix, la facultad de limitar a la propiedad territorial provenía de una
Revolución que construía un nuevo Estado que representaba a la sociedad y no al
derecho de Conquista”. 4
En este sentido, la noción identidad quedo sin condición de la primera, es decir, la
identidad como el “objeto que no es sino la contrapartida del sujeto, puesto que le
debe su unidad, su existencia como objeto idéntico, a aquella práctica configurada.
Apelando a las figuraciones históricas en que se ha concebido el pensamiento o la
idea que se tiene, sería posible decir que ambas nociones circunscriben la
cuestión de la problematicidad de lo real y la definición del conocimiento a un
ámbito configurado en torno a las metáforas de las miradas; metáforas que le
plantean pensamiento la exigencia de determinar la fuente de la que emerge,
como un haz de luz, el sentido”.[Catanzaro Gisela: 2011. p 51]
En Grecia antigua la ciudad democrática y el Estado Republicano moderno se
diferencian sustancialmente. En la Grecia antigua el pensamiento democrático es
4 Medevíl Ibarra Jorge, Propiedad agraria y sistema político en México, Porrúa, México, 1989.
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el fin último de toda esperanza y de todas las voluntades, mientras que en nuestra
doctrina moderna de derecho natural, el Estado es el medio la realización del
individuo. [François Câchetel: 2008. 169]. La dialéctica es clara hoy, se inscribe la
política como el fin, y no como tendencia moral. Estas reflexiones someras de
ambos conceptos nos llevan también a reflexionar éstas con otra, que les son
constitutivas del pensamiento emancipatorio latinoamericano como la
pluriculturalidad, entendiendo esta noción como diversidad y/o pluralidad.
Sin embargo también no siempre se ha planteado de manera explicita el carácter
relacional e histórico de estos tres conceptos. Nuestro repensar critico debería ser
en esta idea de la re-fundación de una nueva sociedad, debatir sobre el tema,
revalorizar el carácter relacional e histórico de nuestras identidades, destacar su
naturaleza contradictoria e incorporar con fuerza la cuestión de la refundación.
El reconocer la pluralidad de identidades convierte las generalizaciones abstractas
y homogeneizantes acerca de las identidades en procesos reales, heterogéneos, y
de múltiples determinaciones. Se trata además de posiciones epistemológicas que
sitúan el centro de las reflexiones el análisis de los actores sociales y sus prácticas
para comprender la lógica de las relaciones de poder y las posibilidades de
transformarlas.
La idea de nación-identidad y pluricultural tienen que ser críticamente revisadas ya
que no solo tiene una herencia que se puede observar en el paso de nuestra
historia y aun antes de la formación de estados o naciones, la refundación de una
nación esta en la idea de una identidad que se sustenta en la necesidad de
configurar cimientos, diversos y múltiples, de una realidad tangible. La
consolidación de una nacionalidad y una cultura propia que acompañe la
articulación de un todo unitario que exige determinadas realizaciones e impulsos
materiales y espirituales.
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II. La idea de nación mexicana: a) Conformidad con lo dado, b) La negación de la
construcción a priori;
Mis actuales experiencias, pensamientos, creencias deseos y rasgos de carácter deberían tener sucesores apropiados en el futuro. Mi estado mental total en el presente debería ser sólo un estadio momentáneo en una secesión continua de estados mentales. [David Lewis]
5
Si tuviéramos que evaluar cual es la idea que hasta ahora hemos tenido como
sociedad, creo que nuestra idea común se representa mutilada y cargada de
vacíos, manipulaciones e influencias que fueron borrando el carácter y espíritu de
nuestras formas de sentir, percibir y pensar el devenir en nuestras diferentes
conformaciones de nuestra historia.
En la imagen dialéctica benjamineana que permite al tiempo descubrir el pasado y
conocer el presente, exige un doble movimiento. Dice Bejamin que no “basta la
actitud del trapero, ni la mirada adecuada en descubrir historias vividas tras las
ruinas y calaveras. Hace falta también que el pasado se haga presente. Es decir,
la idea de que las nueva comprensión del pasado se produce por que éste arroja
una luz inédita sobre el presente o, viceversa, éste sobre el pasado. Es el
encuentro entre un sujeto necesitante y un pasado solicitante. Tras la imagen
dialéctica hay una teoría del conocimiento que consta de un sujeto –que se sabe
no-sujeto y que por eso busca su subjetividad no en referencia a grandes ideales
sino a grandes pérdidas, como el trapero– y de un objeto que no está ahí inerte,
aun que parezca historia natural, sino que, como las ruinas y las calaveras, es la
expresión de un proyecto frustrado que clama justicia”6.
Pensar y repensar la crítica con base en estas tres nociones, sería y ha sido hasta
este momento de nuestra historia como país, inicua y arbitraria. La inclusión de la
existencia de los pueblos indígenas como sujetos de derecho en la Constitución
5 Lewis David, Supervivencia e identidad, Ed. IIF-UNAM, Cuaderno de Crítica No. 27, México,
1984. p. 5. 6 Reyes Mate, Medianoche en la historia, comentarios a la tesis de Walter Benjamin , sobre el
concepto de historia, Ed. Trotta, España Madrid, 2006. p.112
8
Política de los Estados Unidos Mexicanos (CPEUM)7, es la referencia de nuestro
pasado y actualmente la composición como nación. En su texto se interpreta
además que los aproximados 56 grupos étnicos que viven en el territorio nacional,
hoy determinan nuestra composición e identidad como una nación pluricultural.
Se encuentra hoy en debate por algunos pensadores y especialistas, en espacios
de discusión y análisis, con el firme propósito, espíritu y esperanza de encontrar
interconectores o lazos donde nos reflejemos todos los que somos y todos los que
debemos ser, en un espacio y en diversos tiempos lógicos, como según desde
esta perspectiva se debería de haber reconfigurado nuestra idea de sociedad. “Lo
mas grave, por cierto, no es que se desconozca las sabidurías y artes nativas en
la mayoría de las universidades americanas. Sino esto refleja la persistente
colonización mental y cultural, que pretende hacernos creer que somos lo que nos
somos, y por lo tanto siempre menos de los que realmente los son”8
El filósofo David Lewis al respecto en su ensayo Supervivencia e Identidad,
menciona sobre la continuidad y las conexiones mentales9 y su relación con la
identidad de que al mismo tiempo, podemos, consistentemente, estar de acuerdo
con el sentido común, de que lo que importa es la cuestión de identidad personal
que tenemos de nuestra continuidad como nación y que ha sido sin “conexiones
mentales de uno-a-muchos y muchos-a-uno”. Con estas ideas solo quiero ir
poniendo algunas referencias críticas sobre nación-identidad, buscan colocar
críticamente los puntos esenciales para repensar nuestro ser y deber ser más
compatible que ayuden a construir conceptos más sólidos que pueden restablecer
esos cortes y huecos sin memoria que han permanecido y forjado en el tiempo la
7 Artículo 2º apartado A y B (CPEUM) que fue reformada en el año 2001.
8 Rocha Vivas Miguel, El héroe de nuestra imagen, Universidad Externado de Colombia 2004. p.p.
249-258. Véase Osorio Garcés Betty (comp), Construcción de la Memoria Indígena, Ed. Siglo del hombre , Universidad de los Andes, Colombia, 2007. 9 Cuasi-memoria: el proceso que es memoria cuando ocurre en una sola persona, pero puede no
ser llamado así, propiamente si ocurre en una sucesión de estados mentales que no pertenecen a una sola persona.
9
existencia de una sociedad contradictorias y envuelta en un estado mental sin
conexión y dicotómico.
Benjamin en su carta tesis de la diferencia entre historia y memoria nos hace una
clara diferencia de la pugna de ambos, aunque ambos tengan por objeto el
pasado. “La historia puede contar lo que pasó y cómo llegó a suceder aquello. Se
puede establecer la tesis de cómo se produjo el exterminio de los judíos, de que
fue un proyecto olvidado: no debía queda ni rastro para no dar pie a la memoria.
Lo que sin embargo, hace a la memoria es fijar esa historia posterior a la
catástrofe, llamando al atención, sobre cómo se construye sin rastro de los
desaparecidos. La historia lógicamente contara lo que hay, lo que queda,
partiendo del supuesto de que la realidad, mal que nos pese, es la que ha
quedado y no la que pudo ser si lo que quedó en el camino hubiera llegado hasta
nosotros. La memoria, sin embargo, se niega a tomar lo que hay en la realidad. De
esta realidad presente o aparente forma también parte lo ausente. La memoria ve
esos huecos como parte de la realidad que ha llegado a ser. Si la ciencia –también
la histórica– es de hechos, se entenderá la incomodidad que le resulta una
concepción del pasado que privilegie lo que pudo ser o lo que no ha llegado a ser.”
10
a) Conformidad con lo dado
Naturaleza e historia son formas singulares de abrir y proponer al pensamiento al
problema de nación-identidad-pluriculturalidad, y sabemos que nos son formas
arbitrarias de escogerlas. Los pensamientos sobre nación muchas veces se
situaron, entre la naturaleza y la historia, y lo que se trata de repensar son los
modos de ese “entre”. “Hoy la nación parecería ser conceptualmente pensable
sólo cuando la distancia entre estas categorías, y entre la lectura crítica y las
textualidades místicas, es garantizada. Pero esa garantía de critisismo ha
garantizar una proliferación de análisis en los que el pensamiento sólo se muestra
10 Reyes Mate, op.cit.,. p.p. 118-119
10
capaz de repetirse así mismo para demostrar una y otra vez su invulnerabilidad
frente a dilemas o paradojas planteadas en el pasado, y que no es tan seguro que
podamos considerar superados. ¿Lo estarían si el pensamiento tuviera que seguir
necesitando garantizar su invulnerabilidad para poder afirmar su libertad creadora
y su capacidad “crítica”?11
En México la identidad étnica les dio cohesión a las primeras sociedades humanas
como lo fue con los griegos durante miles de años, el grupo étnico fue el núcleo
alrededor de la cual se formaron las aldeas, los reinos, las confederaciones de
pueblos y los primeros estados (Olmeca, los reinos Zapotecos y Maya, Mixteca,
Mexica). Estados con ordenamientos jurídicos que tenían como finalidad general
ejercer el poder soberano sobre un determinado territorio y al que están
subordinados de manera necesaria los individuos que le pertenecen [Bobbio
Norberto] Esta organización política en fechas tempranas apareció en
Mesoamerica.
Pero al ocurrir la invasión española se implemento un Estado colonial de tradición
europea y es este el corte histórico al que he llamado la conformidad con lo dado,
por que a partir de aquí se crea el Estado-Nación como el tercer personaje cuyo
desarrollo con los dos anteriores, la idea de nación fue en la antigüedad la visión
de la existencia del grupo étnico.
Se ha señalado -Ernest Gellner- que un grupo humano se constituye como nación
cuando sus miembros se reconocen mutuamente y firmemente ciertos deberes y
derechos en virtud de su común calidad miembros. Es ese ejercicio de prójimo
como individuo de su clase lo que lo convierte en nación (…), no los demás
atributos comunes, cualesquiera que pueda ser. De esta definición se desprende
que la nacionalidad no es una característica innata, sino el resultado de un
proceso de aprendizaje social y de formación de hábitos. De ahí que se diga, así
11
Catanzaro Gisela, La nación entre naturaleza e historia, Ed. FCE, Buenos Aires, Argentina, 2011. p. 22
11
mismo, que el nacionalismo es el deseo de formar y sostener un Estado nacional,
ha sido anterior muchas veces al surgimiento de la nación”12.
La ambición de crear una nación de ciudadanos regidos por las leyes iguales,
unidos por valores comunes y animados por el propósito de crear un Estado
soberano, fue una aspiración obsesiva de los políticos mexicanos a lo largo de los
siglos XIX y que hoy se sigue manifestando. “El dogmatismo del progreso
confunde la marcha de la historia con la evolución de la naturaleza –dice
Benjamin– así mismo, esta concepción trae consigo consecuencia. En primer
lugar, confundir el progreso técnico con el moral, como si la creación de la bomba
atómica hiciera a la humanidad, –y sobre todo a quienes la fabrican– pacifistas de
estricta observancia. En segundo lugar pensar que el progreso, es un plan
generoso pues no tiene fin: no hay aspecto de la vida que no admita mejora, ni
meta que quede fuera de nuestro alcance. El progreso es inacabable por que ni la
inteligencia humana tiene límites ni tampoco los recursos naturales que
materializan nuestros proyectos. Finalmente el hecho de que esta benefactora
dinámica es imparable. Lo que subyace a todas las variantes del progreso es una
concepción “lineal y homogénea” del tiempo.”13
b) La negación de la construcción a priori
Tres temporalidades fueron entonces el referente obligado: el pasado anterior a la
llegada de los españoles, el pasado de conquista desplazado hacia la colonia y el
pasado a la independencia, todos bajo la proyección de un tiempo al cual referirse:
el de los otros, el de la tradición europea. “A mediados del siglo XIX existió un afán
por consolidar la nacionalidad por parte de los neogranadinos. Se trato no sólo de
proponer políticas y soluciones a las necesidades inmediatas, fue también
necesario sustentar los propósitos y las utopías en una realidad completa que se
justificara en su existencia, al hacer parte de una tradición”14.
12
Florescano Enrique, Etnia, estado, nación, Ed. Nuevo Siglo, México 1997. p.p. 15-24 13 Reyes Mate, op.cit.,. p.213 14 Rocha Vivas Miguel, op.cit., supra., p.p. 249-258.
12
Puesta en marcha la maquinaria colonial, los estados y reinos con estructuras
claramente definidas y diferenciadas unas de otras, el recorrido por los tiempos de
nuestra historia indica que cada una de ellos, existe una determinada concepción
de la nación que ha buscado imponerse sobre las demás, desplegando los artes a
su alcance para desarrollar los símbolos de identidad enarbolados por otros
grupos. México ejemplifica el caso del país que vivió la trágica experiencia,
colonial, padeció un proceso de dominación, rechazo, interacciones mutuas y
búsqueda irrefrenable de nuevas identidades.
“Tanto liberales como conservadores buscaron apropiarse de un pasado que se
vieron en la necesidad de reconstruir. Jugando con la memoria y el olvido,
asumieron los conservadores la certeza que les daba la historia sustentada en la
religión y en la lengua hispánica y segura para mantener las instituciones del
pasado. Los liberales, los otros, buscaron revisar la historia, asumir una nueva
lectura del tiempo, en la que permitían el ingreso de otras tradiciones. Vieron en el
relato de dicho pasado la manera de romper con una historia oficial y, sobre ella
sus fuentes, reconstruir el pasado, ése si que permitiera un cambio y una
representación nueva de la “nación.
Tanto una como la otra propuesta encontraron el espacio para apropiarse de los
recuerdos y de los sueños de todos, para crear una nueva memoria sobre lo que
había ocurrido antes de la independencia, aquel momento a partir del cual los
neogranadinos se consideraban dueños del presente”15.
Paradójicamente las identidades colectivas en nuestro país se dice -pluricultural
por que así lo expresa el artículo 2º constitucional- permiten advertir que uno de
los mayores obstáculos para explicarlas ha sido la presunción falaz de que haya
una sola identidad mexicana.
15 Rocha Vivas Miguel, op.cit., supra., p.p. 249-258.
13
Esta negación a priori es precisamente el legado de este pensamiento europeo
que desde el movimiento “insurgente se alentó el proyecto de construir una nación
soberana y un estado republicano, cuyos trazos se reflejaron en las constituciones
de la época (…). En primer lugar, el proyecto insurgente unión la idea nación
independiente con la concepción de una nación indígena anterior a la conquista.
En contraste con las otras colonias españolas del hemisferio, el movimiento
mexicano consumó la independencia bajo el supuesto de que antes de la invasión
europea existió una nación indígena”. 16
“La decisión de asumir la antigüedad indígena como raíz de las nación le dio a los
gobiernos surgidos de la independencia legitimidad ante los grupos nativos y
mestizos, dotó a la nación de un pasado remoto y alentó las ensoñaciones míticas
que acariciaban sectores muy amplios de la población. La creencia en el mito de la
nación indígena permitió imaginar una sociedad virgen de lo europeo y aspirar a la
realización del proyecto histórico que había sido truncado por la conquista
española. Por sumar estas característica, el mito de las nación indígena unió tres
convicciones: la creencia de restaurar un imaginario imperio mexicano, el repudio
de la dominación española y la definición de la guerra de independencia como una
venganza contra las injusticia de la conquista”17.
También no hay que dejar de apuntar que otra característica de negación a priori
de este nacionalismo como es el aspecto religioso. Enrique Florescano menciona
que “Servando Teresa de Mier y Carlos María Bustamante buscaron unir la
religiosidad tradicional con una nueva concepción política del Estado y la nación.
El catolisismo tradicional fue uno de los factores de cohesión criollo que se
prolongo con potencia en el surgimiento de la nación independiente. La nación a la
que aspiraban los ideólogos jefes y masas revolucionarias era fervorosamente
16 Florescano Enrique, op.cit.,. p.p. 334-335 17 Florescano Enrique, op.cit.,. p.p. 334-335
14
guadalupana: la misma declaración de independencia establecía la intolerancia de
otra religión que no fuera la católica” 18
Concluyendo este historia diacrónica, pasado-presente-, presente-pasado, en
donde cada paso de nuestra historia vemos como estas tres nociones que se
proponen como meros nudos críticos que tratan de resaltar nuestro repensar solo
otros momentos de cómo fue cambiando la idea de nación, es cierto que en el
análisis histórico se revela que las identidades son fenómenos que cambiantes,
sujetos a flujos internos maleables por las influencias del exterior, sin embargo,
siempre se rechazo por los liberales el pasado indígena como colonial, lo que
ahondo más la escisión. “José María Luis Mora resumió la idea de nación que
deseaban construir los liberales y explicó el papel que en ella tendrían los indios.
Decía que estos cortos y envilecidos restos de la antigua población mexicana no
pueden considerarse la base de una sociedad mexicana progresista”19
En las postrimerías del Constituyente de 1917, de esta inmensa realidad política no
podían desentenderse quienes quisieran construir un gobierno viable y alcanzar la
hegemonía y el consenso social. Quedó muy claro, como lo reflejan las opiniones
de los hombres de entonces y las discusiones del Constituyente de Querétaro, que
en el México de 1917 no podía gobernarse sin ofrecer algo a las masas y sin
recoger en el seno del Estado, en su discurso legal y político y en sus aparatos, las
demandas más sentidas de la población. Las direcciones burguesas de la
Revolución, con sus diferentes tendencias, fueron las más capaces para dirigir el
proceso de creación del nuevo Estado, pero en éste y en su estructura legal quedo
marcada hasta nuestros días, la presencia de las luchas populares que con sus
fuerzas y debilidades, ayudaron a conformarlo tal y como lo conocemos. Se sabe
que en ningún aspecto llamaba más la atención el tratamiento que había que darle
a la propiedad en el país y sobre toda la propiedad de la tierra. El Constituyente fue
más allá del problema de la tierra y recogió otros contenidos que tenían que ver
con diversas formas de expresión y regulación de la propiedad privada. En el
18 Florescano Enrique, op.cit.,. p.p. 334-335 19 Florescano Enrique, op.cit.,. p.p. 362
15
artículo 27 Constitucional se establecieron las reglas más importantes a las que se
sometería la propiedad privada en cualquier modalidad así como aquellos recursos
naturales que pasarían a formar parte del patrimonio nacional. Es decir la expresión
legal del tipo de propietario que se quiso existieran en el país y sus relaciones con
el estado.
III. La pluriculturalidad como composición de la nación
Para conceder valor a una sociedad democrática, tengo que creer en ciertas características de esa forma de gobierno y al mismo tiempo estimarlas. [Luis Villoro]
20
Sin duda una herencia de la conquista española fue la honda división entre los
grupos que adoptaron la los valores del mundo occidental, y los pueblos inmersos
en los valores y reivindicaciones de la cultura original. La escisión de 1521 ha sido
tan profunda, corrosiva y duradera que por un lado a puesto barreras a la
integración política del país, y por otro, ha impedido el reconocimiento del proceso
histórico realmente experimentado por los actores colectivos.
Sabemos y siempre lo hemos sabido que existieron estados-naciones antes que el
que hoy conformamos, pero a pesar de las luchas y rebeliones que entablaron los
pueblos indígenas con el Estado siempre por el reconocimiento no solo de su
situación de pobreza en que había quedado, sino por el reconocimiento de su
existencia como miembro y parte de la nación. Pero como vimos brevemente
capítulos anteriores de la intensa visión ideológica por anular ese pasado y
someterlo a su valores y fines comunes desde la clase política burguesa no como
una sola.
Una de los movimientos indígenas contemporáneos más importantes que dio un
viro a esta sola idea de la existencia de una diversidad de culturas venidas de un
pasado originario precolombino, fue el movimiento zapatista en los 90’ cuando se
20 Villoro Luis, El poder y el Valor, Ed. FCE, México 1997. p. 307
16
levanto en armas y enarbolando el mensaje de que “somos indígenas, pero
mexicanos también”, además de que era momento de decir que no podía haber un
México sin los pueblos indígenas. En este mismo marco dos año después se inicio
el proceso de inclusión de los pueblos indígenas después de varios siglos de
espera y se expreso en el entonces 4º de la Constitución con solo dos párrafos
que fueron redactados en el marco del texto del Convenio 169 de la Organización
Internacional del Trabajo para pueblos Indígenas y Tribales que firmo y ratifico
México en 1991 siendo este ley suprema y que fue uno de los instrumentos
internacionales de derecho que potencializo la idea de reconocer que en México
existen varias culturas con sistemas de orden social .
El concepto pluricultural no es nuevo de hecho, pero si es nuevo de derecho
-relativamente-, ya que para llegar a reconocer esta composición plural, se tuvo
que reconocer mucho que en el territorio nacional los pueblos indígenas co-
habitan más de 59 grupos étnicos21 y que son ese legado de lo que hoy decimos
ser. Pero en este ir y venir del pasado al presente los intereses para progresar,
hoy para el desarrollo, fue precisamente que en ese mismo contexto se daría todo
una paquete de cambios significativos que hoy ya están dando las primeras
reacciones de estos males, cuando en su memento se firmo el Tratado Libre
Comercio entre México, EE.UU y Canadá, se reformo el artículo 27 de la
Constitución, dando fin al reparto agrario y reformando el sentido del mercado de
las tierras liberándolas.
Uno de los últimos capítulos de nuestra historia más reciente fue como se fraguo
desde el gobierno panista en el año 2000 una nueva interpretación sumando
nuestros tres conceptos de análisis respecto a nuestra composición como Estado-
Nación, pero ahora con el adjetivo “social liberal” que se estableció en el sexenio
salinista y que hasta es la idea de nación que hoy prevalece22. Lo que es cierto es
21
La etnia ha sido definida como un grupo integrado por personas establecidas históricamente en un territorio determinado que poseen un lenguaje y una cultura común, reconocen ante otros grupos sus peculiaridades y diferencias, y se identifican con un nombre propio 22 El gobierno foxista inmediatamente inicio a dar instrucciones para lograr la paz y responder a las
demandas. Así envió los Acuerdos de San Andrés Larrainzar al Congreso de la Unión para que se diera
17
que nunca y no se ha querido dimensionar el tremendo vacío existente de las
consecuencias de haber sustituido el proyecto que idealizaba el que en México,
todos llegáramos a ser de la misma raza, habar el mismo idioma y creer en el
mismo Dios, por alcanzar la unidad nacional a partir de la diversidad histórico-
cultural de los pueblos indígenas de nuestro país.
La diversidad étnica da cuenta de pluralidad de configuraciones sociales,
culturales y políticas concretas que presentan entre si rasgos culturales,
instituciones sociales, concepciones de mundo formas lingüísticas y
organizaciones políticas distintivas entre si. Por otro lado, el reconocimiento es
una relación social entre dos o más individuos, colectivos o individuales, que
produce efectos de identificación, a partir de las cuales se general
comportamientos regulados entre las partes que se reconocen.
En este sentido las realidades sociales se originan mediante la interacción
permanente, el reconocimiento, como parte de tales interacciones, es una relación
social básica –estrictamente intercultural– para la reproducción diferenciada de la
sociedad y la cultura.
IV. Hacia un derecho de autodeterminación: el ius episteme
respuesta a la demanda de los pueblos indígenas he incluirlas en la Constitución con base en una Ley de Derechos Indígenas. Los trabajos que se llevaron a cabo por parte del Congreso entre diputados y senadores que representan en la cámara estos asuntos, fueron el de realizar consultas para discutir los conceptos que habían quedado asentados en los Acuerdos de San Andrés Larrainzar como eran: autonomía, libre determinación, pueblos, sistemas normativos y territorios. Como era de esperarse las posturas de
algunos legisladores y sectores de la sociedad, manifestaban la negativa de esos conceptos por que ponía en riesgo la soberanía nacional. Entre los partidos políticos el Partido de la Revolución Institucional Comandado por el senador Manuel Barrlett y Diego Fernández de Ceballos de Acción Nacional, fueron las dos personas más influyentes que han existido en este país, ya que fueron los que se opusieron a estas demandas. El Partido de la Revolución Democrática fue quien estuvo mas en la postura de llevar a cabo la puesta de esas demandas, pero fracasaron ya que pudo más los intereses de unos cuantos, pudiendo pasar de una constitución monoculturalista, a una multiculturalista. Nuestros flamantes congresistas después de haber sometido a consulta la situación de los pueblos indígenas en los diferentes sectores de la sociedad y de revisar tales Acuerdos firmados entre el Gobierno Federal y el EZLN, dieron a luz una serie de modificaciones a la Constitución en donde se supone están cumplidas las demandas de los pueblos indígenas. Estas reformas consistieron en adicionar un segundo y tercer párrafos al artículo 1º; se reforma el artículo 2º; se deroga el párrafo primero del artículo 4º; y se adiciona un sexto párrafo al artículo 18 y un último párrafo a la fracción tercera del artículo 115 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Sería de mucha utilidad saber cuales fueron los razonamientos de los legisladores, para dar cuenta que la historia de los antepasados de este sector de nuestra población –los indígenas- su concepción del territorio esta presente, lo que no esta presente por todas las peripecias que pasaron y siguen pasando, son sus tierras y territorios.
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Nadie es verdaderamente libre si los otros levantan obstáculos para que pueda llevar a cabo lo que decide.
La realidad de todos los días de la sociedad mexicana la que tiene pasado, la que
se define con una identidad nacionalista -pero como refiere Enrique Florescano-
ésta seguirá siendo entregada sin protección a las inmisericordias de las fuerzas
del neoliberalismo y de la modernización. Y misma suerte para los pueblos
indígenas pero aun más se extiende la paradoja, ya que desde la idea del
fundamento constitucional, son quienes definen nuestra composición pluricultural
como nación, sin embargo, son concebidos como menores de edad, el museo, las
ruinas arqueológicas, convirtiéndose en santuarios exaltadores del pasado
prehispánico, y el relato histórico pasó a ser uno más de los instrumentos de la
integración nacional.
“En al comunidad antigua, el individuo se atenía a las reglas heredadas (…) de
siempre; sólo en ellos se descubre así mismo. En ellas se toman las decisiones
generalmente después de la discusión y argumentación entre todos, en asamblea
pública. Por otro lado cada quien puede justificar por si mismo, en la practica, el
valor de la cooperación y la actitud comunitaria. Pero mientras la adhesión de
ideas impuestas mientras no pasen la prueba de esa justificación racional, no ha
surgido aun la ética. Cuando en cambio el individuo se percate de su valor objetivo
y asume su adhesión a ellos, fundando razones personales, alcanzan un primer
nivel de ética: una ética de orden. Concibe entonces su libertad como servicio
dentro de la vida comunitaria”23.
Por supuesto es una utopía en este contexto, por que el ideal sería esta actitud y
ciertos valores; por ello el pensamiento griego es valioso en este sentido ya que
para ellos la política y la moral son imprescindibles son uno mismo es su fin último.
Mientras que en los Estados modernos el individuo no tiene sentido y valor en esa
23 Villoro Luis, op.cit,. p. 372
19
totalidad. Tiene, por lo tanto, que descubrir su propia identidad de un proceso de
crítica y opción a las ideas heredadas. La idea de Estado-Nación moderno,
concebido como una asociación voluntaria de individuos libres e iguales, marca
una oposición a la idea de la comunidad tradicional. En el Estado homogéneo
todos los individuos son semejantes, no pueden admitir, por lo tanto, en su seno
comunidades distintas. Todos debemos ceder a la burocracia estatal, impersonal,
desgajada de su ámbito.
Pero ¿seriamos capaces de prescindir del pensamiento crítico, frente a la tradición
para volver a seguirla? Creo que frente a la destrucción de ese pensamiento cabe
una refundación. Refundar, renovar, la modernidad, nuestro futuro quiere decir
trazar nuevamente, recuperar el momento de la verdad del pensamiento y la vida
pre-modernos, sin renunciar a los valores fundamentales de una nueva relación
Estado-soiciedad para una libertad real. Esta libertad entendida como libertad de
elección: ser libre significa, en primer lugar, que a un hombre no le es impuesto
nada desde el exterior.
Cuando me refiero de un nuevo Ius episteme no es propiamente derecho, normas,
justicia, sino de una nueva forma de pensar de manera justa y ética de nuestra
sociedad, nuestro pacto, como una nueva idea de sociedad, es decir, “entender
que un mundo natural es un mundo histórico, un mundo social. Incluso como
negación de la sociedad agresiva y violenta, la naturaleza, pacificada, es la obra
del hombre (y de la mujer) la obra de su productividad” 24
El ius episteme busca imbricar y emancipar la diversidad de identidades que
cubre “cuatro dimensiones (la humana, naturaleza, sociedad y cultural) estas
resultan fundamentales, por ello el conflicto hombre-natura no es otra cosa que la
24 Marcuse Herbert, otros, Ecología y Revolución, Ed. Nueva Visión, Buenos Aires Argentina, 1972.
p.p. 79-84
20
manifestación de la identidad absoluta entre el hombre y la natura, debido a su
dependencia física, económica y psíquica del hombre con la naturaleza”25.
No es posible continuar con esta idea de nación desarrollista, incongruente y en la
contradicción absoluta entre la riqueza social y su uso destructor que esta
destruyendo la conciencia de los hombres, incluso en la conciencia y el
inconsciente manipulados y adoctrinados. “Cambiar la naturaleza del hombre y su
medio natural para “civilizarlo” -es decir- hacerlo sujeto-objeto de la sociedad de
intercambio, ha sido una de las funciones esenciales de la civilización: subordinar
el principio del placer al principio de la realidad, transformar al hombre en un
instrumento cada vez más alienado”. 26
El fortalecimiento de un pensamiento crítico que acompañe a las expectativas y
procesos de transformación de los sujetos sociales victimas de las diversas formas
de dominación vigentes estimula, también, la actividad reflexiva y valorativa de los
propios actores involucrados en las diversas formas de protesta frente a esta idea
que venimos arrastrando y, que es precisamente esa negación dada y a priori,
siempre en un ir i venir en el tiempo manifestándose permanentemente.
La proyección de este repensar crítico hacía una emancipación de nuestro
pensamiento, habla de nuevas etapas del pensamiento, de más maduración, de
concientización de nuestros potenciales y capacidades emancipatorias. Sabemos
que los movimientos sociales son la fuerza que esta de laguna manera pulsando
los cambios de esta país por lo menos el más importante, ha sido la guerra que
aun esta en pie del EZLN, otro movimiento más recientes el “yo soy 132”; ambos
movimientos han tenido el común denominador de cambiar nuestra actitud de que
el mundo para todas y todos. Cambiar los sentidos productivos y reproductivos de
la vida, la lógica cultural civilizatoria, los sentidos simbólicos discursivos,
comunicacionales e informativos y las formas tradicionales de acceso y ejercicio
25
Carral Torres Guillermo, Desarrollo compatible: nuevas ruralidades y nuevas urbanidades, Ed. UACH,/ Plaza y Valdez, México, 2012. p. 38 26 Marcuse Herbert, op. cit. p. 81
21
del saber y el poder. Cuando se habla de refundar es precisamente que el éxito de
un proyecto como el que se analiza, ésta en la definición de los objetivos sociales
comunes con participación real de todos, integrando y coordinando las fuerzas
diversas que puedan impulsar las nuevas alternativas.
El ius epistme es solo un referente a una invitación para una nueva forma de
reinterpretar y de crear un nuevo pensamiento que se capaz de realizarse desde
los valores del Derecho natural. Herencia del Derecho natural que desde el
pensamiento de Ernest Bloch, abre nuevas perspectivas desde que abrió la
categoría de los derechos del hombre más allá de la esfera del Derecho privado,
por que el “Derecho natural clásico invirtió justamente los términos, presentando
los derechos fundamentales como lo primario, y el orden jurídico-objetivo, en
cambio, como lo secundario”27.
La idea de Ernest Bloch sobre lo que considera como una utopía jurídica, y no
entendida como una ideología, sino esta utopía jurídica debe de actuar en la
conciencia con las utopías sociales. Estas deben actuar ambas funcionalmente,
todo ello –dice Ernest Bloch- en la certeza de que no hay dignidad humana sin la
eliminación de la miseria, pero tampoco ninguna dicha verdaderamente humana
sin la eliminación de toda servidumbre, tanto antigua como moderna. Utopías
sociales y utopías jurídicas, pertenecen ambas al mismo rasgo anticipador de algo
que aún no se a producido pero de lo que el hombre puede tener conciencia de
que puede llegar a ser: ambas tiene sus raíces en el reino de la esperanza”28.
Es descubrir y recuperar la esencia y la intención del Derecho natural. Ernest
Bloch es uno de los pensadores que por regla tendríamos que consultar para
construir con base en esa dialéctica una ius episteme que sea ese núcleo del que
Bloch insiste que dejo de herencia el derecho natural: la dignidad humana.
27
Sierra Francisco, Ernest Bloch, historia, política y derecho, Ed Trotta, Valladolid, España 1998, p.26 28
Sierra Francisco, op cit., p.27
22
Como diría el estudioso -Herber Marcuse- “tiene la responsabilidad de tomarse
todo esto en serio, es decir, de ir más allá de las palabras o, mejor, de
considerar este aspecto de las palabras en el universo dado de fuerzas,
posibilidades y tendencias que define su contenido.
La idea de la Gran Sociedad de Herbert Marcuse se resume en sus características
esenciales que pueden ser resu-
midas: 1) "crecimiento incontenible", basada en "la abun-
dancia y la libertad para todos", que exige "poner
fin a la miseria y a la injusticia racial"; 2) una so-
ciedad en la que el progreso es el "servidor de
nuestras necesidades"; 3) una sociedad en la cual
el tiempo libre es una "grata ocasión para construir
y reflexionar", y que satisface "no solamente las
necesidades del cuerpo y las exigencias del comer-
cio, sino el deseo de belleza y el anhelo comuni-
tario"29.
Existen elementos para una nueva teoría jurídica desde esta percepción blochiana
o Marcuseana, o Benjamineana, Hegeleana o Gramciana o pensadores mucho
más contemporáneos que utilizo en esta idea, así mismo la historia antigua griega
del Derecho Natural -claro- si sabemos rumiar en estas brillantes ideas que
alimentan y a la vez se establece de alguna manera como un conector con el
tiempo. Si es función utópica o función concreta el camino te lleva al mismo
punto, es decir, la crítica esta encaminada a justificar críticamente a un Estado de
Derecho que no a garantizado la máxima libertad y seguridad, y un Estado social
que instaure el mismo el bienestar y justicia para todos los que decimos que
somos, que serían los principios que estarían en la Constitución, que es en este
mismo contexto en el que nos encontramos bajo ese espíritu que se expreso en la
29
Marcuse Herbet, Ensayo sobre política y cultura, Ed. Planeta-Agostini, Barcelona, Madrid, 1986.
23
exposición de motivos de la misma cámara legislativa del artículo 2º apartado A y
B de nuestra vigente Carta Magna.
Bibliografía
Carral Torres Guillermo, Desarrollo compatible: nuevas ruralidades y nuevas urbanidades, Ed. UACH,/ Plaza y Valdez, México, 2012. p. 38
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Sierra Francisco, Ernest Bloch, historia, política y derecho, Ed Trotta, Valladolid, España 1998.
Villoro Luis, El poder y el Valor, Ed. FCE, México 1997. p. 307