Post on 23-Jul-2015
Origen de los pueblos Indoeuropeos
Los primeros arqueólogos concibieron la prehistoria de los indoeuropeos en términos de
tribus migratorias cuyos movimientos explicarían los cambios en la cultura material observables en distintas áreas. Hoy se piensa menos en términos difusionistas o migracionistas. De todos modos es
evidente que existen cambios en el registro material que reflejan grandes transformaciones en
la forma de vida, que todavía no han sido explicadas satisfactoriamente.
Con el final de la última glaciación, hacia el 8000 a C. y el retroceso de las capas de hielo hacia el norte, la Europa
septentrional presentaba un panorama muy distinto, exigiendo una estrategia de explotación diferente por
parte de los distintos grupos humanos, llamados también a veces pueblos “mesolíticos, que ya poseen una
economía basada en la explotación de los recursos marinos y fluviales, además de la caza y la recolección. El
complejo lítico característico de estos cazadores-recolectores incluía numerosas pequeñas hojas llamadas
“microlitos”. El conjunto material difiere muy claramente en sus detalles de un área a otra, por lo que es posible
hablar de “culturas” distintas en la Europa de esta época.
En todas estas áreas tuvo lugar un cambio enormemente importante, más temprano en el sur que en el norte: el
desarrollo de las actividades agrícolas y ganaderas, basadas fundamentalmente en el cultivo de cereales y en la cría de
ganado.El desarrollo de la agricultura-ganadería en Europa es todavía objeto de debate. Los primeros asentamientos
agrícola-ganaderos de Europa se constatan en Grecia hacia el 6500 a C. y muy poco después en el Mediterráneo
occidental. Hacia el 3000 a C. casi toda Europa, excepto el extremo más septentrional, aparece poblada por una gran
diversidad de comunidades, todas ellas dedicadas fundamentalmente a la agricultura-ganadería.
Estas comunidades diferían unas de otras en sus prácticas agrícola-ganaderas, en su organización social, en sus
monumentos (si los tienen), en su cerámica y en su utillaje.
Uno de los desarrollos más amplios y evidentes que tuvieron estas comunidades fue la construcción de impresionantes monumentos
funerarios colectivos de piedra, las tumbas megalíticas; especialmente notables en partes de la Europa occidental y
noroccidental.Hacia fines del período Neolítico en Europa, es decir, hacia la época en que empieza a utilizarse el bronce, poco después del
3000 a C., aparecen nuevas formas cerámicas asociadas a nuevas costumbres funerarias. En el norte y el este de Europa se
encuentran enterratorios individuales (que contrastan con los anteriores enterramientos colectivos) bajo montículos de tierra o túmulos, acompañados de nuevos tipos de cerámica y muchas
veces de hachas de piedra muy bellas provistas de un orificio de enmangue, llamadas hachas de combate. La cerámica viene decorada normalmente con impresiones de cuerda, y se la
denomina “cerámica cordada”.
En Europa central y occidental, desde el 2600 a C., se encuentran conjuntos funerarios bastante diferentes,
también con inhumaciones individuales cubiertas por túmulos circulares. Los objetos funerarios más
característicos son un vaso profundo de cerámica sin asas o “campaniforme”, un puñal de cobre, casi siempre
con empuñadura de lengüeta, y otras formas características.
Una visión reciente y alternativa es que la distribución de estas sepulturas, con sus objetos funerarios de prestigio,
se debe a la presencia de redes sociales de contacto, que a veces también servían de redes comerciales, en las que la
posesión y uso de tales objetos por parte de individuos prominentes eran reflejo de un status elevado. En la edad del bronce inmediatamente posterior se encuentran por lo
general sepulturas aún más ricas, lo que evidencia la aparición de un nuevo principio social de rangos, expresado en el uso ostentoso de objetos de lujo.
Más o menos contemporáneamente a esta evolución en la Europa central y nórdica, se producen en el Egeo
extraños cambios, aunque de índole diferente. En Creta, en torno al 2000 a C., aparecía una sociedad palaciega,
con una burocracia culta y letrada, que se suele asociar a las sociedades con Estado: la civilización minoica. A ella le siguió, cuatro o cinco siglos más tarde, la civilización micénica en Grecia. Ambas constituyeron las primeras civilizaciones europeas, y a partir de entonces, salvo un
breve lapso de tiempo, el Egeo se convirtió en la cuna de unas sociedades urbanas con escritura, al menos en parte.
Esta época, que conoce el desarrollo del bronce pleno en Europa, representa una continuidad con relación a la fase campaniforme anterior, pero en el bronce final
aparece una nueva costumbre funeraria en gran parte de Europa central e incluso más allá. Se trata de la práctica de la incineración, con el enterramiento de las cenizas y de algunos objetos funerarios en un gran vaso o urna. A
las comunidades que desarrollaron este sistema funerario se las ha llamado colectivamente la cultura de
los campos de urnas, del mismo modo que a su predecesora se la conoce por lo general como cultura de
los túmulos.
En torno al 1000 a C. se realiza por primera vez a una escala significativa la producción del hierro tanto en
Grecia como en el sureste europeo, y poco después en gran parte del resto de Europa. Es la época en que
aparecen las sociedades de jefatura en el sur de Francia y en Alemania durante el período de Hallstatt de la
edad del hierro, con individuos prominentes enterrados en tumbas principescas. Hacia el 600 a C. se funda la
primera colonia griega en Francia, en Massalia (Marsella), y a partir de entonces aparece una mayor cantidad de bienes importados en estas sepulturas.