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1 Terapeuta del Lenguaje / Fonoaudiólogo, titulado por la Universidad Nacional de Colombia. 33 años de experiencia en los campos de Educación (regular, especial e inclusiva), Salud (prevención y rehabilitación), Promoción Comunitaria y Cooperación Internacional: 16 años en Colombia, en instituciones gubernamentales y privadas de nivel nacional, departamental y municipal y 17 años de experiencia internacional en Bolivia, Nicaragua y Perú.
ESTIMULACIÓN O TERAPIA: PAPEL DEL TERAPEUTA DEL LENGUAJE /
FONOAUDIÓLOGO EN BEBÉS Y NIÑOS CON POSIBLES RETRASOS EN EL
DESARROLLO DEL HABLA Y EL LENGUAJE
POR: Néstor Antonio Pardo Rodríguez1.
Terapeuta del Lenguaje / Fonoaudiólogo.
Titulado por la Universidad Nacional de Colombia.
Correo Electrónico: fonocol2016@gmx.es Whatsapp + 591 76501745 Cobija, Bolivia
Página web www.actiweb.es/fonoaudiologia_cobija/
INTRODUCCIÓN
Cada vez es más preocupante, sobre todo para los docentes, el incremento en la
cantidad de niños y niñas que ingresan al nivel inicial o preescolar y a primer grado, con
serias dificultades en habla y lenguaje que limitan su aprendizaje escolar y social,
además que a menudo presentan alteraciones en su comportamiento y socialización.
Por otra parte, se estima que un 10% a un 15% de niños entre el nacimiento y 5 años
de edad experimentan graves problemas sociales y emocionales, que pueden tener un
impacto significativo sobre su funcionamiento y desarrollo en las áreas de lenguaje, el
comportamiento, la cognición y la preparación escolar (Brauner y Stephens, 2006).
La discusión es: las dificultades en habla y lenguaje de estos niños, generadas en su
mayoría por nula o inadecuada estimulación por parte de sus padres, provocan estos
problemas sociales, emocionales y comportamentales, o las primeras son consecuencias
de los segundos…
La familia y la escuela, como toda institución social, son un sistema de comunicación. El
desarrollo intelectual, cognitivo, social y emocional del ser humano en sus primeros
años está mediado por procesos comunicativos, debido a que el hombre actúa dentro
de un contexto social.
De todo esto, surge la pregunta: ¿qué profesional puede contribuir para que se den
oportunidades de llegar al bienestar y a la excelencia comunicativa desde la familia y
la escuela? La respuesta puede estar en la afirmación de Flórez (2004, p. 136): “Toda
escuela debería beneficiarse de los servicios fonoaudiológicos escolares pues las
habilidades lingüísticas y comunicativas constituyen el fundamento de todo
aprendizaje y un prerrequisito esencial para un buen desempeño académico, para
desarrollar habilidades sociales, para llegar a ser ciudadanos responsables y
desempeñarse productivamente en el mundo del trabajo”.
En este artículo, por lo tanto, describiremos brevemente el papel del Terapeuta del
Lenguaje o Fonoaudiólogo en apoyo a la estimulación del habla y lenguaje en niños y
niñas, a la familia y al docente, así como definiremos hasta qué momento conviene un
programa de estimulación y cuándo iniciar la terapia formal.
I. SITUACIÓN ACTUAL Y PAPEL DE LOS PADRES Y DOCENTES.
Extractando algunos pasajes del documento del MEN (1994, p. 28), se indica que la
educación en cuanto a proceso social, hace referencia a la condición histórica de lo
educativo y por lo tanto a su carácter complejo, determinado por múltiples factores
que desbordan lo puramente estatal, para confundirse con otros aspectos que le
confieren la dimensión social.
Un ambiente de calidad educativa institucional se podría caracterizar por la presencia
de un clima organizacional democrático, participativo y comprensivo, donde los padres
de familia y la comunidad educativa intervengan activamente; una relación social
pedagógica en la que estudiantes y docentes encuentren mayores niveles de
comunicación con respecto al conocimiento; disponibilidad de materiales educativos,
condiciones de infraestructura apropiadas a la intencionalidad del proyecto
pedagógico, así como servicios especializados que complementen la atención integral
del estudiante.
De otro lado, el Ministerio de Educación Nacional de Colombia (Lineamientos, 1994,
p.32) expresa que la constitución de lo humano se da fundamentalmente gracias al
lenguaje, pues ambos están indisolublemente unidos como las dos caras de una
moneda... Así pues, lo humano sólo es posible en el ámbito de la cultura y no puede
darse sin el lenguaje. La importancia que cobra esta concepción para nuestras
reflexiones radica en la particular relación que tienen estos planteamientos con el
campo de la educación. La educación, en cualquiera de sus formas, incluyendo
obviamente la escolarizada, es un acto de comunicación que está mediatizado por el
lenguaje.
Algunos estudios han encontrado que muchos padres tienen un conocimiento limitado
acerca de los problemas en el desarrollo del habla y lenguaje, además de salud mental
en los niños pequeños (Alexander, Brijnath, y Mazza, 2013; Rescorla, Ross & McLure
2007). Como factores que afectan la percepción y el reconocimiento de los padres
acerca de tales dificultades se pueden incluir:
1. Dudas acerca de la edad de inicio: muchos padres creen que los niños aprenden
poco o casi nada en los primeros meses y años de vida, van a madurar y con el
tiempo van a superar los problemas de habla y lenguaje o comportamiento, por
sí mismos, o que en la escuela los maestros los van a corregir…..todo es cuestión
de tiempo…..(piensan ellos).
2. Mitos populares y recomendaciones inapropiadas de familiares y profesionales:
”es que le cortaron el cabello muy temprano”; “esperemos a ver….ya va a hablar:
yo me demoré en hablar hasta los 7 años y ya ven soy médico y no tengo
problemas”; “es que le dieron queso de pequeño y eso hace que no hablen
temprano”; “es el frenilllo, los niños con frenillo no hablan, hasta que se lo
corten”. Estas y otras expresiones por parte de profesionales, amigos y
familiares crean falsas expectativas, dilatando la hora en que consulten con el
Terapeuta del Lenguaje o Fonoaudiólogo.
3. La falta de conciencia acerca de la gravedad de los comportamientos
problemáticos “no es tan malo, de chiquillo yo era así y se me pasó "; “esas son
cosas de la edad”; “no va a pasar nada, se va a cansar y ya hablará, de
aburrido”; “pero es que él ES así”
A nivel de Latinoamérica, cerca del 50% de niños y niñas llegan a la escuela con
retrasos en habla y lenguaje. La edad temprana se constituye en un período de
atención de vital importancia, por los efectos que tiene en la vida futura. Está
comprobado que durante este periodo especialmente los primeros 4 años de vida se
desarrollan, capacidades cognitivas, afectivas, psicomotrices, comunicativas, sociales
y culturales que constituyen la base para la vida futura del niño, la formación y
participación social y el desempeño escolar.
Nuestra sociedad adultocéntrica, (con padres solo dedicados a traer a casa el
sustento diario y que están siempre cansados para dedicar algún tiempo a sus hijos),
donde el cuidado y la estimulación del niño pasan a ser acciones muy secundarias con el
consecuente abandono por negligencia u omisión, más que por acción, genera a futuro
inocultables consecuencias. Los primeros años de la vida son importantes porque el
daño temprano puede poner en peligro seriamente las perspectivas de vida de los
niños. La compensación de las oportunidades perdidas con frecuencia requiere una
intervención extensiva en etapas posteriores. Las primeras conexiones neuronales se
establecen tanto en una etapa sólida como en una frágil sobre la que se construye el
desarrollo subsiguiente (Shonkoff & Philips, 2000, p. 384).
Para algunos niños, el hogar puede ser sinónimo de seguridad, de un ambiente de
comprensión y amor; para otros puede ser totalmente lo contrario: representa
inseguridad al estar enmarcado por la violencia, la intolerancia y el abandono. Para la
segunda situación antes mencionada, la respuesta es sencilla y fácilmente deducible: la
calle puede ser la salida de su situación familiar, representa la oportunidad de
apartarse por lo menos parcialmente de aquel ambiente hostil.
El hogar no solo representa para el seguridad, comprensión y amor; ya que en un
momento de la infancia el hogar se toma monótono y aburrido al no producirle gran
cantidad de experiencias y sensaciones nuevas pues al no contar con unas buenas
relaciones se sienten deprimidos o simplemente no pueden lograr lo que desean hacer
La estimulación (p. ej., madres y niños que juegan con juguetes hechos en casa
orientados al aprendizaje y la exploración dirigidos) produce un efecto independiente
en los resultados en desarrollo motriz perceptual entre niños con retardo del
desarrollo, el cual va mucho más allá del suplemento nutricional (Grantham- McGregor
y otros, 1997). McArdle sugiere que “el juego está al margen de los planes de los
gobiernos y las autoridades locales” (2003, p. 512) al no considerarlo una actividad
“seria”. En potencia, una de las estrategias más eficaces para fortalecer el desarrollo
infantil consiste en hallar las maneras de convencer a padres y cuidadores de la
importancia del juego y cómo fomentarlo.
Bruner (1983) afirma que los juegos practicados con los bebes lo van formando e
integrando socialmente. A través de diversas actividades experimentales y / o
pragmáticas, explica la importancia que tienen estos juegos mencionados para que el
niño pueda acercarse progresivamente al uso del lenguaje.
Dentro de una serie de esas contribuciones del juego encontramos la comprensión de
los turnos de la conversación (el niño aprende esto a partir de la estructuración de las
partes del juego). También, el placer del juego que mantiene al niño concentrado en él,
le será útil para luego mantenerse en una actividad compleja, una “realidad
estructurada”, “una forma de vida”.
Es decir, que las estructuras de los juegos “…se imponen en formatos del tipo indicar y
solicitar, que, en efecto, son esenciales para el desarrollo y la elaboración de estas
funciones comunicativas. Ellos proporcionan el medio que hace posible su
convencionalización y, finalmente, su transformación de formatos en actos de habla
más flexibles y móviles…21
El siguiente paso consiste en la referencia. Una de las fases de la referencia es que
implica una interacción social que requiere de cierta reciprocidad o acuerdo entre
emisor y receptor. Puede existir un importante desacuerdo cuando el tema referido
tiene la posibilidad de variar de acuerdo con la interpretación asignada desde la
subjetividad del receptor.
21 Bruner, J. (1983): El habla de la persona. Paidós, Buenos Aires. p. 63).
Ante el surgimiento de dificultades de esta índole entre madre e hijo, aparece la
“negociación”. Mientras que el niño todavía no se expresa lingüísticamente, existen
ciertos balbuceos y gritos, o gestos, etc., que la madre logra interpretar y de este
modo satisfacer sus necesidades. Pero con el transcurrir del tiempo entre ambos
existen ciertas actividades en las que se negociará qué nombre se le dará a ciertos
objetos.
En cuanto a la lecto - escritura, la teoría de Vigotsky explica que la escritura deriva
del gesto, la imitación y el juego; y de manera natural el niño descubrirá que la
escritura es la representación de las cosas. Por ende, aprender no será costoso para él
ya que en su infancia hubo “métodos primitivos” (anteriores a las palabras escritas),
gráficos que realizaba en representación de algo o alguien.
II. CENTROS DE DESARROLLO INFANTIL O GUARDERÍAS
Para el BID*, “pese al crecientemente complejo entorno económico al que se
enfrentan los países de América Latina y el Caribe, sus gobiernos tienen una
oportunidad única de invertir en uno de sus más preciados recursos: sus niños. Hay
aproximadamente 50 millones de niños menores de 5 años en nuestra región que, con
el tiempo, constituirán el núcleo de nuestra fuerza laboral y de nuestro liderazgo
político y social. Asegurarse de que esos niños tengan las mejores oportunidades de
desarrollo es una cuestión de interés colectivo, ya que nuestro futuro depende de
ellos.
Sin embargo, continúa el BID, “los niños de América Latina y el Caribe siguen
sufriendo retrasos en áreas críticas como el lenguaje y las capacidades cognoscitivas.
El problema comienza en los primeros cinco años de vida porque muchos de esos niños
no reciben la estimulación requerida para asegurar el desarrollo adecuado. Las
pruebas muestran que los niños pobres conocen menos palabras que los más ricos, y
que los niños de nuestra región conocen menos palabras que los de los países más
desarrollados. La consecuencia de todo ello es que muchos — demasiados— niños y
niñas de la región sencillamente no están preparados cuando comienzan la escuela”
(Prólogo de Luis Alberto Moreno. Presidente BID).
El impacto de los jardines de cuidado infantil en el desarrollo del niño depende sobre
todo de su calidad, la cual es definida por Schochet y Meckstroth (1996), citados en
Blau y Currie (2006), con la siguiente descripción:
“Los cuidadores (en centros de alta calidad) estimulan a los niños para que
participen activamente en diversas tareas; tienen interacciones frecuentes y
positivas con ellos, como sonreír, tocar, sostener y hablar al nivel visual de los
mismos; responden con prontitud a las preguntas o demandas de los niños, y los
estimulan para que hablen de sus experiencias, sentimientos e ideas. (La negrita
es nuestra)
Para el BID* (p 103) “la dimensión de calidad estructural se refiere a la presencia (o
ausencia) de recursos que pueden facilitar las interacciones que deberían tener lugar
en un entorno de aprendizaje. Incluye considerar aspectos relacionados con la
infraestructura (el espacio, la iluminación, el mobiliario y los equipos); elementos
relacionados con la salud, el saneamiento y la seguridad (protocolos de salud,
procedimientos de emergencia); las características de los educadores y los cuidadores
(su formación laboral previa y en el puesto de trabajo, experiencia, salarios), y las
particularidades del grupo de niños bajo su responsabilidad (tamaño, rango de edad,
tasa cuidador/niños).
“La dimensión de calidad de proceso se refiere a los elementos de los jardines de
cuidado infantil que tienen un impacto directo en la experiencia cotidiana del niño, en
su aprendizaje y desarrollo. Esta dimensión abarca la implementación del currículo (si
este existe) y, sobre todo, la frecuencia, los tipos y la calidad de las interacciones
entre los niños y sus cuidadores, entre los niños y sus pares, y entre los cuidadores y
los padres”.
Lamentablemente, la presencia de “guarderías” sin una orientación técnica y carentes
de profesionales debidamente capacitados para atender a los niños, las cuales son el
refugio de los padres y madres “que no tienen tiempo”, puede ser más un riesgo que
una ventaja en la formación y desarrollo de los niños.
El objetivo principal de la “Guardería” (= guardar, almacenar), es retener a los niños,
tener dónde dejarlos, mientras los padres trabajan o estudian.
El niño debe ser sujeto y no objeto de cuidado. El estado de indefensión del niño hace
que sea el adulto quien deba velar por la satisfacción de sus necesidades
comprendiendo al niño como un “otro” que requiere atención y cuidados; ser mirado,
escuchado, hablado; sentirse seguro, poder moverse, tocar y jugar. El niño es sujeto
de derecho. Este reconocimiento implica que el adulto debe asumir la responsabilidad
de hacer valer esos derechos.
III. LENGUA Y COMUNICACIÓN
Bustamante y Guevara (2003, p. 65) explican que en los cursos tradicionales de
Español y Literatura, la enseñanza se suele reducir a enfatizar la importancia de la
gramática, en cuanto ésta permita alcanzar una buena redacción, es decir, la
construcción de textos “correctamente” escritos, según los cánones establecidos por
las autoridades del idioma.
Sin embargo, no hay que olvidar que comunicarse no es solo gramática. El proceso de la
comunicación consiste en la transmisión, hombre a hombre, de significados con cierto
contenido intelectual o cognitivo, para evocar en otra persona el mismo contenido, lo
cual implica que no es un simple envío de información con destino a una masa amorfa,
sino el intercambio conceptual entre dos o más interlocutores conscientes,
fundamentado en el análisis y orientado a la aparición o modificación de una conducta.
Habermas (1984, p. 393) complementa esto diciendo que un hablante escoge una
expresión lingüística inteligible es para entenderse con un oyente sobre algo y a la vez
darse a entender a sí mismo. La intención comunicativa del hablante comprende, pues,
a) el realizar un acto de habla que sea correcto en relación con el contexto normativo
dado, para poder con ello establecer una relación interpersonal con el oyente, que
pueda considerarse legítima; b) el hacer un enunciado verdadero (o presuposiciones de
existencia ajustadas a la realidad) para asumir que el oyente pueda asumir y compartir el saber del hablante; y c) el expresar verazmente opiniones, intenciones,
sentimientos, deseos, etc., para que el oyente pueda fiarse de lo que oye.
Ha de tenerse en cuenta que la lengua o idioma, fenómeno cultural históricamente
posterior al habla, es según Rojas (1989), el reino de las articulaciones de los signos, o
según Saussure (1982, p. 53), un sistema que combina una serie distinta de
significantes con una serie distinta de significados, de tal manera que esas
articulaciones convierten la facultad del lenguaje en pensamiento hablado y sirve de
mediadora entre el individuo y la sociedad.
De allí surge la idea de que es la palabra y no la gramática la que señala un objeto, un
fenómeno, una acción, o una relación. Las palabras nos da la posibilidad de analizar los
objetos, destacar de ellos las propiedades esenciales y situarlos en determinada
categoría. La palabra es un medio de abstracción y síntesis, refleja los nexos y
relaciones profundas que hay tras los objetos del mundo exterior (Luria, 1980, p.27)
Para Sawyer y Butler (1991) identificar lo que una palabra significa es un problema
complejo. Dentro de la memoria semántica hay un diccionario mental del hablante.
Este proporciona información acerca de las palabras, sus significados y pronunciación,
así como de sus contextos asociacionales. Como consecuencia, el significado de una
palabra es activado dentro del contexto en el cual se lee. En otros términos, el
contexto dispone de ayudas para elegir cuál de los significados es el apropiado,
siempre y cuando el niño tenga un suficiente conocimiento del mundo que lo rodea.
Según Miller (1979), sin comunicación, la organización social es imposible. El individuo
que no habla con ningún miembro de un grupo está necesariamente aislado y no puede
adquirir el conocimiento, ya que éste se construye mediante el intercambio dialógico
que permite negociar la interpretación del mundo.
Para Rossi - Landi (1970, p. 22 y 23), la lengua no es una creación del individuo, sino
producto de la comunidad: En ningún caso el aprendizaje individual del lenguaje dentro
de una lengua consistió en la producción de los instrumentos de los que cada lengua
hoy consiste; se cumplió socialmente a través de decenas o centenares de milenios y
sería totalmente absurdo pensar que pueda ser cumplido nuevamente por un solo
individuo. Sería como aprender a servirse de los instrumentos y procedimientos,
supongamos, de la extracción minera contemporánea, sino recorrer solo toda la
historia de tal extracción.
Esto también lo afirma Miller (1979) indicando que las 1500 lenguas existentes en el
mundo ofrecen un testimonio vigoroso de que implica un aprendizaje. Así, al niño no le
es posible construirla, ya que según Saussure (1982, p. 136), de hecho, ninguna
sociedad conoce, ni jamás ha conocido la lengua de otro modo que como un producto
heredado de las generaciones precedentes y hay que tomar tal cual es. Sencillamente
se aprende desde los primeros días de vida el modelo lingüístico que le proporciona la
sociedad donde nació, por medio del cual le es posible aprehender la realidad.
Con base en lo tratado anteriormente, se supone que tanto el emisor como el receptor
son individuos con un sustrato idéntico para la codificación o descodificación
(lenguaje). El emisor demuestra la intención de expresar sus sentimientos,
pensamientos, ideas o conceptos, y se supone que el receptor está en disposición para
reaccionar y apropiarse de los mismos, descifrándolos y comparándolos con las
experiencias previas que puedan concordar. El primero codifica su mensaje, el cual es
enviado por medio de un canal, y el segundo, lo descodifica. Si se da este proceso
ideal, el receptor podrá comprender lo que esperaba transmitirle su interlocutor, para
invertirse posteriormente los papeles, convirtiéndose éste último en emisor.
Una visión útil del proceso comunicador se ve como un conjunto de sub - procesos
dentro del cerebro de los interlocutores. El sub - proceso inicial se ubica con el
“hablante” en intención de comunicarse, e involucra una serie de etapas normalmente
jerarquizadas, desde el conocimiento implícito de los significados, la sintaxis, la
correspondencia palabra - sonido o palabra - signo manual o gráfico que se usan para
codificar un mensaje dentro de una señal acústica, kinésica o gráfica. El destinatario,
por su parte, utilizando en forma semejante un sub - proceso jerarquizado por etapas
de procesamiento perceptual inverso, comienza con una representación auditiva o
visual, y termina con la recuperación del mensaje. Cada etapa del proceso se asume
para transformar el mensaje de una representación interna a la otra, preservando la
información lingüística relevante (Bailey, 1983).
Por lo tanto, no es solo la enseñanza de la gramática lo que deben buscar los
programas de Español y Literatura o Comunicación Integral en los establecimientos
educativos, sino, con la participación del profesional en Fonoaudiología, orientarse
hacia el Bienestar Comunicativo de los estudiantes y la comunidad educativa en
general, el cual según Cuervo (1999, p. 45) se experimenta cuando una persona logra
desarrollar una capacidad óptima en el uso del lenguaje y la comunicación.
IV. ROL Y RESPONSABILIDADES DEL TERAPEUTA DEL LENGUAJE /
FONOAUDIÓLOGO ESCOLAR
Durante los años de escuela, el programa de estimulación para la comunicación, debe
tener como base las necesidades en la clase, la escuela y el currículo. También debe
considerar las necesidades de la persona en relación con las actividades de la
comunidad, tales como grupos religiosos y recreativos. La comunicación va más allá de
las sesiones de “terapia”. La inclusión y la participación de la comunidad promueven la
comunicación interactiva y proporciona los modelos de comportamiento social.
En el camino desde la infancia hasta la edad adulta, el niño puede necesitar una
atención especializada para optimizar su desarrollo del habla y lenguaje en diversos
momentos, pero lo más importante es que la familia obtenga la información necesaria,
así como los recursos y la orientación para estimular al niño en casa.
La base para la comunicación es la interacción social, y ciertas habilidades de
conversación, se pueden desarrollar desde una edad muy temprana a través del juego
(MacDonald, 1989). Los juegos de buscar, recibir y entregar un juguete o instrumento
musical por turnos de ida y vuelta son formas de desarrollar una comunicación
efectiva e intencional. Estas actividades de juego también son útiles para
incrementar el vocabulario y las habilidades pragmáticas, además de otros aspectos en
el conocimiento y uso de la lengua en general, así como para el desarrollo de
habilidades en reconocimiento de presencia y ausencia de estímulos auditivos.
(Schwartz y Miller, 1996).
Tomando en cuenta los aportes de la Asociación Colombiana de Fonoaudiología y
Terapia del Lenguaje (Álvarez y Sepúlveda, 2002), citada por Flórez (2004, p. 140 a
142) se transcriben a continuación algunos de los principales roles y responsabilidades
del Fonoaudiólogo Escolar:
Formar y educar a padres, maestros, administradores y a otros especialistas
sobre las necesidades de lenguaje, habla y audición que tengan los estudiantes,
las actitudes hacia la discapacidad, y demás aspectos que considere conveniente.
Planear y ofrecer formación a maestros en servicio sobre optimización de
habilidades comunicativas de todos los estudiantes, la prevención de los
desórdenes del lenguaje, habla y audición, y sobre los mecanismos utilizados para
el manejo de estudiantes con estos desórdenes en el aula, entre otros.
Realizar acciones dirigidas a que los estudiantes desarrollen las habilidades
comunicativas necesarias para participar en la vida democrática, los medios y el
mundo del trabajo.
El Fonoaudiólogo, al interior de un programa de educación inicial o preescolar, tiene
como responsabilidad diseñar y ejecutar programas de prevención, promoción,
diagnóstico e intervención a estudiantes con y sin desórdenes de comunicación, y
asesorar a maestros y padres entre otros (Flórez 2004), en conjunto con un equipo
transdisciplinario de apoyo. Esto contribuye a que los estudiantes puedan participar,
tanto como les sea posible, en todos los aspectos de su vida educativa, social y
vocacional; y los prepara para responder a las demandas comunicativas del mundo
del trabajo en el siglo XXI (American Speech and Hearing Association –
Asociación Estadounidense de Habla y Lenguaje).
Como el prefijo "trans" indica, la transdisciplinaridad trata con lo que está, al mismo
tiempo, entre las disciplinas, a través de las diferentes disciplinas y más allá de todas
las disciplinas. Su objetivo es la comprensión del mundo presente, y uno de los
imperativos para eso es la unidad del conocimiento. Así, el intercambio dialógico entre
profesionales y comunidad abre espacios de participación como un modelo de vida en
el cual todos los miembros pueden expresarse, disentir o estar de acuerdo y crear
una variedad de posibilidades frente al futuro del ser humano.
El Terapeuta del Lenguaje, Fonoaudiólogo asume por medio de este enfoque un papel
provocador para el análisis de los potenciales cambios que debe asumir una persona
que presente dificultades para comunicarse adecuadamente, teniendo como base las
necesidades en la clase, la escuela y el currículo. También debe considerar las
necesidades de la persona en relación con las actividades de la comunidad, tales como
grupos religiosos y recreativos.
Otro aspecto importante del rol del Fonoaudiólogo es el control de las condiciones
acústicas del aula. El ambiente sonoro tiene mucha influencia sobre la capacidad
de escuchar, porque el niño "se entrena" a escuchar los sonidos que percibe o sea a
enfocar su atención sobre lo que desea. Si las condiciones de ruido en el medio son
demasiado fuertes, el niño se ve obligado a protegerse y deja de escuchar,
bloqueando el acceso de información al Sistema Nervioso.
Observamos que los salones o aulas que dan a la calle o vecinos al patio de recreo
tienen un factor dispersante importante y los niños presentan una mayor inquietud,
incidiendo directamente en el área educativa, ya que se altera la comunicación, sobre
todo con los ruidos de impacto, tales como bocinas, tubos de escape libres,
propaganda callejera, gritos de otros niños, etc. Los estudiantes también elevan el
volumen de su voz, los maestros deben repetir reiteradas veces su mensaje, con el
consiguiente esfuerzo vocal y pérdida de tiempo.
El ruido parece interferir con la de atención, memoria y la capacidad de los niños para
discriminar entre estímulos auditivos significativos, sobre todo del campo del habla.
El ruido de fondo, en particular los murmullos, los gritos de otros estudiantes
jugando fuera del aula o en el aula vecina y el discurso irrelevante, interfieren en la
capacidad de los niños para comprender la palabra hablada. Esto puede tener serias
consecuencias para el rendimiento académico.
Pero igualmente muchos niños de nuestra actual era presentan limitaciones en sus
capacidades para aprehender la información auditiva, debido a la interferencia del
ruido en los hogares, las guarderías, los centros de estimulación y colegios.
Además de lo anterior, otra de las responsabilidades del Fonoaudiólogo es detectar
los niños y niñas que tengan dificultades en su audición. Uno de cada 6 niños en el aula,
puede presentar pérdidas auditivas leves, medias, severas o profundas.
Un resultado de esto puede ser el retraso en el habla. Es lo más típico y fácil de
reconocer por parte de padres, educadores o especialistas. El niño o la niña pronuncian
inadecuadamente ciertos sonidos, de una manera sistemática y repetitiva. Estos
errores tienen un origen fonético / fonológico / práxico: les falta dominio de las
praxias bucofonoarticulatorias, o pueden tener malos hábitos de masticación, deglución
y respiración. Se les dificulta encontrar el punto y modo de articulación de los sonidos
del habla, sin que esté afectada notoriamente la capacidad de reconocer los fonemas o
existan alteraciones significativas en la información que llevan los pares craneales a los
músculos de las estructuras fonoarticulatorias.
CONCLUSIONES
La constitución de lo humano se da fundamentalmente gracias al lenguaje, pues
ambos están indisolublemente unidos como las dos caras de una moneda. Así pues,
lo humano sólo es posible en el ámbito de la cultura y no puede darse sin el lenguaje.
La importancia que cobra esta concepción para nuestras reflexiones radica en la
particular relación que tienen estos planteamientos con el campo de la educación. La
educación, en cualquiera de sus formas, incluyendo obviamente la escolarizada, es un
acto de comunicación que está mediatizado por el lenguaje.
Todas las facultades originales del ser humano, que empiezan a partir de las primeras
relaciones sociales (intercambios etc.), son la ayuda básica y / o inicial para que el niño
aprenda a usar la lengua y las diversas modalidades comunicativas. Es decir, antes de
la comunicación lingüística, aprende otros sistemas funcionales de intercambio.
Las rutinas cotidianas constituyen uno de los que ayudan al niño a desenvolverse
lingüísticamente y conforman lo que se denomina “Sistema de Apoyo de Adquisición del
Lenguaje.
Durante los años de escuela, el programa de estimulación para la comunicación, debe
tener como base las necesidades en la clase, la escuela y el currículo. También debe
considerar las necesidades de la persona en relación con las actividades de la
comunidad, tales como grupos religiosos y recreativos. La comunicación va más allá de
las sesiones de “terapia”. La inclusión y la participación de la comunidad promueven la
comunicación interactiva y proporciona los modelos de comportamiento social.
En el camino desde la infancia hasta la edad adulta, el niño puede necesitar una
atención especializada para optimizar su desarrollo del habla y lenguaje en diversos
momentos, pero lo más importante es que la familia obtenga la información necesaria,
así como los recursos y la orientación para estimular al niño en casa.
Todo lo anterior implica la importancia que tiene el profesional de Terapia del
Lenguaje / Fonoaudiología al interior de la familia y la entidad educativa inclusiva, ya
que puede contribuir al replanteamiento del modelo de “aprehendizaje” de la realidad,
asumiendo en primer lugar las estrategias que favorezcan el normal desarrollo
del lenguaje y las habilidades comunicativas como base de las demás adquisiciones
académicas, comenzando por una significativa capacitación del equipo
transdisciplinario de apoyo, los docentes y la familia en estos aspectos, así como en la
generación de un programa que permita analizar el nivel comunicativo de los
educandos, detectar las dificultades que se presenten, prevenir en el futuro la
aparición de éstas, corregir las que se encuentren y lanzarse hacia la búsqueda de un
nivel de excelencia comunicativa entre todos los actores del proceso educativo y en
todas las modalidades.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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OTRAS LECTURAS COMPLEMENTARIAS:
http://www.bebesymas.com/desarrollo/que-pueden-hacer-los-padres-para-ayudar-a-
estimular-el-lenguaje-ii
http://www.guiainfantil.com/1357/como-estimular-el-lenguaje-verbal-de-los-
bebes.html