Post on 10-Mar-2016
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PARA SABER MÁS
EXistenZ Patricia Kaiser1
"…lo real: aquello de lo cual es posible
dar una reproducción equivalente…
lo real … lo que ya está siempre reproducido…"
El intercambio simbólico y la muerte,
Jean Baudrillard
Allegra Geller (Jennifer Jason Leigh) es una diseñadora de
video juegos que llega a un pequeño poblado, en busca de
fanáticos que se presten a experimentar con su nueva
criatura: eXistenZ. Su intención es doble: por un lado, huir de
los anti- eXistenZialistas, que tienen una cruzada contra su
extraña arma de realidad virtual; y por el otro, testar su
creación, hasta los límites de lo posible.
Así, trece humanos se interconectan a través de cordones
umbilicales introducidos en los "bioplugs", agujeros de
entrada situados al final de la médula espinal. Esto hace que
tanto la energía eléctrica, como la base de datos de
eXistenZ, provengan del organismo humano. El juego y yo,
situados al mismo nivel de conocimiento. Yo formo parte de
él, y él forma parte de mí.
Pero la seguridad falla, los eXistenZialistas penetran en el lugar, hieren a Allegra, y por ende
hieren a eXistenZ. La búsqueda es entonces, reparar el daño causado al juguete mágico. La
única salida posible, es jugar con otro, alguien amigable, para encontrar dentro del universo
virtual del juego, su propia cura. Y ese escogido no es más, que el descuidado y tímido agente
de seguridad Ted Pikul (Jude Law), quien además en su vida ha participado en juegos
virtuales, por lo que ni "bioplug" posee.
La película es entonces, un recorrido por la imaginación de estos personajes, ya que la
memoria virtual del juego se alimenta de los deseos, miedos y frustraciones de la memoria real
de quien lo juega. Pero dentro de eXistenZ, es posible jugar a nuevos a eXistenZ, así que la
virtualidad de este mundo imaginario, es infinita. El yo que soy dentro de ese universo, tiene
libertad de entrar a jugar en nuevos universos, donde su Yo-réplica, también podrá
desdoblarse.
Al final, la pregunta de rigor: ¿estamos todavía dentro del juego?, ¿dónde comienza y dónde
termina lo virtual, y dónde comienza y dónde termina lo real? En fin, ¿lo real, existe?
1 www.venezuelaanalitica.com
One has to play the game to find out why they’re playing the game.
David Cronenberg
Esta inquietud no es nueva en Cronenberg. Así como tampoco
lo es, la iconografía presente en la película. Ya en Naked Lunch
(esa maravillosa versión libre de la novela de Burroughs, de
quien el director es un gran lector), estaba presente esa
búsqueda sobre el recorrido creador que debe hacer el artista,
para encontrar las respuestas a su imaginario. Allegra Geller no
es más, que una artista que debe internarse en su obra para
encontrar, junto a un lector virgen -Pikul-, las verdades del universo y los personajes por ella
creados. Y como en el universo de Burroughs, el principio de realidad, ese del que tanto hemos
alabado a lo largo de años de filosofía y ciencia, no nos sirve como guía. La realidad no está
afuera, en la "res extensa", sino adentro, en la "res cogitans", en donde sujeto y objeto,
representación y representado, son uno mismo. En este caso, el genio maligno no es la Matriz,
sino el propio creador, que no puede escapar de su imaginación.
En este sentido, eXistenZ se inscribe dentro de las propuestas en boga de la ciencia ficción
actual, como The Matrix, 13 floor, Johnny Mnemonic, Strange Days, y demás fantasías, que
tratan sobre el estatuto de la realidad, y del sujeto que la vive. Los nuevos medios tecnológicos,
han resquebrajado lo valores tradicionales con los que nos acercábamos a las
representaciones de la realidad, y por ende, han trastocado, las competencias de saber que
necesitábamos para comprender-nos.
Pero el universo de Cronenberg, difiere en su iconografía. Mientras que las películas antes
mencionadas, agregan tecnología a la realidad, para cuestionar ésta; en eXistenZ, no hay
monitores, no hay computadoras, no hay telefonía celular, no hay aparato tecnológico alguno.
El director, y su diseñadora de producción, Carol Spier (la misma de sus anteriores películas),
han restado, más que sumar. Lo que produce un universo visual, muy particular, en donde las
diferencias entre el mundo real y el mundo imaginario son menos notorias. Y en donde la
creación de un ambiente, es lo esencial.
La ausencia de todo aparato tecnológico, viene justificada, por la misma forma de jugar
eXistenZ. Él necesita del cuerpo humano, para poder funcionar. El diseño mismo del aparato,
da muestra de ello. Es una masa amorfa, color carne, con pezones, y que se conecta gracias a
un cordón umbilical. Nosotros, somos la madre que alimenta al feto en la placenta. Esto es un
planteamiento interesante, y que tiene sus raíces en Videodrome, una primeras películas de
Cronenberg. Ya que así como en (p.e.) The Matrix el cuerpo está separado de la mente, y es a
través de un doble virtual y codificado, que puedo acceder a la Matriz (y así acabar con ella);
aquí, cuerpo y mente son uno y el mismo. Lo que borra las diferencias físicas entre ambos
espacios. Ya no se tiene la certeza palpable, de que estoy en algún sitio. A lo que colabora, la
dirección de arte y fotografía.
"…un simulacro, es decir, el efecto de verdad
que oculta que ésta no existe…"
De la seducción
Jean Baudrillard
eXistenZ es la existencia misma. Es el medio que permite
que creemos y vivamos nuestras fantasías, nuestros
miedos y nuestros deseos. Más allá de él, no parece
haber nada. Más acá de él, tampoco. Es un simulacro,
pero el único simulacro que existe.
Forx Moulder lleva seis años buscado la verdad, y no la
ha encontrado. La razón, cree que la verdad está afuera.
Pero hay que empezar a dudar de ello: "…Garganta
Profunda dijo: en nadie confíes. Es difícil Scolly, el sospechar de todos y de todo es
desgastador. Empiezas a dudar de que lo que sabes sea verdad... " Y es en esa duda que se
funda ahora, todo el conocimiento que tenemos de nosotros y del mundo. Quizá ya no haya
una verdad, quizá tampoco la necesitemos.
Todos los que han querido acabar con eXistenZ, han fracasado. Todos aquellos que han
querido develar el efecto de realidad, han fracasado. Quizá porque después de todo, tenemos
miedo de ese vacío que se esconde detrás de él. Pero Cronenberg nos recuerda, que no es
detrás, sino adentro. Adentro de nosotros.