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Población de Buenos AiresRevista semestral de datos y estudios demográficos
SECRETARÍA DE HACIENDA Y FINANZAS
Dirección General deEstadística y Censos
Población de Buenos AiresAño 1, número 1, diciembre de 2004
Los artículos, notas y comentarios bibliográficos expresan exclusivamente la opinión de sus autores. Se autoriza la reproduc-ción de los mismos con la única condición de mencionar al autor/es y la fuente.
Copyright by Dirección General de Estadística y CensosQueda hecho el depósito que fija la ley Nº 11.723ISSN 1668-5458Buenos Aires, diciembre de 2004
Los interesados en obtener datos y publicaciones de la Dirección General de Estadística y Censos del Gobierno de la CiudadAutónoma de Buenos Aires deben dirigirse a: Centro de Documentación: Avda. San Juan 1340 (1148), Buenos Aires. Tel. 4307-5661. Dirección electrónica: bibdgeyc@buenosaires.gov.ar Esta revista, así como las otras publicaciones, pueden consultarse en la página: http://www.estadistica.buenosaires.gov.ar
Tirada: 800 ejemplares. Costo unitario: $ 11,05 (Ley Nº 866)
DirectorMartín J. Moreno
AsesorAlfredo E. Lattes
Consejo académicoAlfredo Bolsi, CONICET. Universidad Nacional de Tucumán
Cristina Cacopardo, Maestría de Demografía Social. Universidad Nacional de Luján
Nora Clichesky, CONICET. Instituto de Geografía de la Universidad de Buenos Aires
Carlos de Mattos, Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales. Pontificia Universidad Católica de Chile
Gustavo Garza Villareal, Centro de Estudios Demográficos, Urbanos y Ambientales. El Colegio de México
Daniel Joseph Hogan, Núcleo de Estudos de População, Universidade Estadual de Campinas
Elsa López, Instituto de Investigaciones Gino Germani de la Universidad de Buenos Aires
Norma Meichtry, CONICET. Universidad Nacional del Noreste
Hernán Otero, CONICET. Universidad del Centro de la Provincia de Buenos Aires
Adela Pellegrino, Universidad de la República, Uruguay
Pedro Pírez, CONICET. Universidad Nacional de San Martín
Eric Weis-Altaner, Département d'études urbaines et touristiques. Université du Québec à Montréal
Comité técnicoLuciana DaelliVictoria Mazzeo (coordinadora) Micaela PerdomoCarolina A. Rosas
Diseño gráficoAdriana L. Costantino
Las fotografías incluidas en este número son de autoría de Zulma Recchini
Presentación 5
ArtículosCuando el caos caracteriza la división oficial del territorio del Estado.
A propósito de los municipios argentinos. César A. Vapñarsky 9
NotasLa transición de la fecundidad en la Ciudad de Buenos Aires.
Una aproximación. Edith Alejandra Pantelides 35
¿Qué pasó con la fecundidad de la Ciudad de Buenos Aires en los últimos
veinte años? Victoria Mazzeo 43
Comentarios yy rresúmenes bbibliográficosRodríguez Vignoli, Jorge, “Distribución territorial de la población de América Latina y
el Caribe: tendencias, interpretaciones y desafíos para las políticas públicas”. Rodolfo
Bertoncello 57
Escolar, M., G. Badía y S. Frederic (eds.), “Federalismo y descentralización en Grandes
Ciudades: Buenos Aires en perspectiva comparada”. Sabina Frederic 58
Ramos, Silvina, y otros, “Para que cada muerte materna importe”.
Micaela Perdomo 59
Revista dde rrevistas yy nnovedades aacadémicas 61
Normas dde ppresentación ppara llos ccolaboradores 65
Segunda eedición ddel cconcurso dde aartículos ccientíficos ssobre“Cambios ddemográficos een lla CCiudad dde BBuenos AAires” 66
Informes ttécnicosEl subsistema demográfico de la Ciudad de Buenos Aires. Alfredo E. Lattes
y Gretel Andrada 71
Cambios y continuidades en la Encuesta Anual de Hogares de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires. Carolina A. Rosas 83
Pizarrón dde nnoticias dde lla DDGEyC 105
Demo-ggráficas dde BBuenos AAires 111
Datos ee iindicadores ddemográficos 115
Índice
Año 1, número 1, diciembre de 2004 5
Presentación
Hace pocos meses, y con el entusiasmo de quienes abordan un nuevo desafío, salimos ala palestra con el número 0 de Población de Buenos Aires, revista semestral de datos yestudios demográficos de la Dirección General de Estadística y Censos del Gobiernode la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. De ese modo empezamos a delinear un canalde comunicación con los lectores.
Hoy, tras un fructífero intercambio de opiniones y por las sugerencias recibidas, noscomplace constatar que coincidimos con la idea que tuvimos al concebir la finalidadde la revista. En efecto, podemos reafirmar que Población de Buenos Aires es unmedio destinado a promover la investigación sobre la población de Buenos Aires, esti-mulando la preparación y difusión de artículos y notas que, desde distintas perspec-tivas teóricas, analicen e interpreten los cambios demográficos y otros cambios socialesinterrelacionados. Además, la revista contribuirá a incrementar y mejorar la vincula-ción entre productores y usuarios de datos, información y conocimiento demográfico.
Población de Buenos Aires se estructura en dos partes claramente diferenciadas. Laprimera incluye secciones que son habituales en revistas científicas de este tipo, comoartículos, notas, comentarios bibliográficos, revista de revistas y otras novedades aca-démicas, mientras que la segunda parte, con informes técnicos, pizarrón de noticias dela DGEyC, demo-gráficas y datos e indicadores demográficos, productos de la actividadregular de la Dirección General de Estadística y Censos, está especialmente dirigida alos investigadores y otros usuarios.
Destacamos que la reproducción en este número del último artículo que escribieraCésar Vapñarsky –quien falleció a principios de 2002– además de contribuir a su difu-sión en nuestro medio, tiene el expreso propósito de recordar a este eminente estudiosode las ciudades argentinas, Buenos Aires en particular.
Como revista de investigación científica con arbitraje, Población de Buenos Aires hacompletado la constitución de su Consejo Académico con una nómina de prestigiososcientíficos del país y del exterior. A todos ellos, les hacemos llegar nuestro reconoci-miento por la expresión de confianza que nos han otorgado.
Esperamos que la convocatoria a la Segunda edición del Concurso de artículos cientí-ficos sobre “Cambios demográficos en la Ciudad de Buenos Aires” tenga mayor res-puesta de la comunidad académica que en la primera ocasión y se logre la presenta-ción de varios artículos. Como se puede leer en el anuncio correspondiente, el marcode este concurso es el convenio de colaboración celebrado entre la Dirección Generalde Estadística y Censos del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y laAsociación de Estudios de Población de la Argentina (AEPA).
Finalmente, agradecemos a los colegas y amigos por los comentarios, las sugerencias yel apoyo recibidos. Asimismo, adelantamos el agradecimiento a quienes seguramentenos harán llegar otras sugerencias y comentarios para perfeccionar, entre todos, estanueva revista científica y técnica que se lanza en nuestro medio.
Martín J. Moreno
Año 1, número 1, diciembre de 2004 9
Propósito de este ensayo es poner de manifiesto lanaturaleza de las relaciones entre, por un lado, laconfiguración física del asentamiento humano enaglomeraciones y campo abierto y, por el otro, ladivisión del territorio estatal en porciones estable-cidas oficialmente. Se hará hincapié en las re-laciones entre la entidad de facto “aglomeración”y la entidad de jure “municipio”. Servirá de per-manente referencia un Estado federal, la Argen-tina. No tiene parangón en el mundo. Sólo en
algunos aspectos los Estados Unidos podríancomparársele: tan recónditas son en la Argentina,además de intrincadas, esas relaciones.
Abundarán en el ensayo las referencias a la geo-grafía política de la Argentina.
La mal llamada “base territorial delmunicipio”
Hay en Francia unas 36.000 communes. Hay enEspaña unos 8.000 municipios. En la Argentina,la maraña de denominaciones oficiales de susequivalentes es tal que sólo puede asegurarse quehay entre 1.500 y 2.500. Cumplir con el propósito
1 La reproducción del último artículo de César Vapñarsky en Poblaciónde Buenos Aires ha sido posible por la amable autorización otorgadapor GEO Crítica - Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía yCiencias Sociales de la Universidad de Barcelona, en cuyo vol. VIII, nº162, de abril de 2004, fuera publicado.
Artículos
ResumenLa división territorial de un Estado nunca es reflejoexacto de la distribución real de la población sobre elterritorio; en el caso de la República Argentina, es deuna extrema complejidad: en la división oficial se super-ponen e interfieren diversas escalas jurisdiccionales yadministrativas. Este hecho tiene influencia no sólo enlos mecanismos de ejercicio del poder, sino tambiénen los canales de acceso a la representación popular, elcenso y las circunscripciones electorales, entre otros.En este artículo se describen y analizan, desde unaperspectiva geográfica pero teniendo también encuenta las connotaciones jurídicas y sociológicas, lasdiversas categorías y entidades jurisdiccionales y susrelaciones con la distribución real de la población. Seproponen, al mismo tiempo, herramientas terminoló-gicas y metodológicas que facilitan la comprensión deesas interrelaciones.
Palabras clave: división territorial, censo, municipio,Argentina.
Cuando el caos caracteriza la división oficial del territoriodel Estado. A propósito de los municipios argentinos 1
César A.Vapñarsky
SummaryThe territorial division of the State is not an exactreflection of the real distribution of the populationon the territory. In the Argentina Republic case, thedivision is extremely complex since several juridic-tional and administrative divisions are superim-possed. This fact influences not only the powermechanisms but also the channels of popular repre-sentation, the census and the electoral constituencies.This paper describes and analyses from a geogra-phical, juridical and sociological perspectives the cate-gories and jurisdictional entities, and also their rela-tionships with the actual distribution of the population.It is also proposed terminological and methodologicaltools to facilitate the understanding of these relations-hips.
Key words: territorial division, census, municipa-lity, Argentina.
Imperdonable es la oscuridad de expresión, encomiable la expresión de oscuridad.Edgar Allan Poe
10 Población de Buenos Aires
CCééssaarr VVaappññaarrsskkyy,, falleció enmarzo de 2003, pero nos ha legadouna im-portantísima obra que recorrediversos aspectos teóricos, metodoló-gicos y operacionales de la produccióny aplicación del conocimiento cientí-fico a los procesos de asentamiento ydistribución territorial de las pobla-ciones, en particular de la Argentina. Como muchos estudiosos del tema nohan tenido oportunidad de acceder asus múltiples publicaciones –más denoventa–, pensamos que una formade introducir su último artículo y, almismo tiempo, de contribuir al conoci-miento de su obra, era escribir estoscomentarios acerca de los aportes quese desprenden de algunos de sus tra-bajos, los que, en nuestra opinión, bri-llan por encima de un conjunto dealto nivel científico y técnico.
En su tesis para la obtención delMaster of Arts en Sociología de laUniversidad de Cornell (1966), queluego daría origen a varios artículos(entre otros, Vapñarsky, 1969 y 1975)César Vapñarsky introdujo en la litera-tura especializada una categoría o tipode distribución por tamaño de las ciu-dades de un sistema urbano, que éldenominó inmmature, y que seagregó a otros que se utilizabanentonces como primate o rank-size.La discusión y el análisis comparativode distintas estructuras urbanas queefectuara Carol Smith (1990), un ver-dadero estado del arte sobre el tema,brinda la oportunidad de comprender yvalorar la importancia de aquella ori-ginal contribución que Vapñarskyhiciera hace casi cuatro décadas.
La crítica al concepto censal de “centrourbano” y a la forma no sistemáticacomo se aplicó en el censo nacionalde población de 1960 (Vapñarsky,1968) constituye el antecedente de sulínea más productiva y en la cuallograría, en la década siguiente, susaportes mayores. Una línea centradaen la revisión crítica de métodos yresultados censales y, por sobre todo,en la formulación de propuestas para elmejoramiento de la definición censal delocalidad. En otras palabras, Vapñarskypasa así del análisis de las estructurasurbanas, inmmature en el caso del sis-tema urbano argentino, al análisis delos elementos que las componen: lospuntos de concentración de pobla-ción, según la clásica definición deurbanización de Eldridge. En palabrasde Vapñarsky: “Necesitamos completarla definición de punto de concentra-ción de población con una dimensiónespacial de la que todavía carece. Todadefinición de ciudad, pueblo, centropoblado, área metropolitana, etc.,puede considerarse como un intento,exitoso o no, de convertir la defini-ción de punto de concentración depoblación en la definición de unárea…. Independientemente de sutamaño o importancia relativa, siemprese tratará de una unidad territorial aescala local, más brevemente, unalocalidad” (Vapñarsky, 1979 pp. 64).
Como fellow de la GuggenheimMemorial Foundation, César Vapñarskytuvo la oportunidad de visitar, a lolargo de 1972, direcciones nacionalesde estadística, organismos cartográ-ficos nacionales e instituciones de
investigación de América y Europa;así pudo conocer directamente cómo setrabajaban, en muy diversos con-textos, problemas afines a los de suinterés. En los años siguientes desa-rrolló una fecunda tarea de indagación ysíntesis teórica, al tiempo que puso apunto su propuesta para delimitar eidentificar las aglomeraciones en loscensos de población. A principios de 1977 Vapñarsky con-cluye su obra Primary Communitiesand Agglomerations: A Contributionto the Development of Methods forthe Determination of Local Units inPopulation Censuses, que presentócomo tesis para la obtención del Ph.D. en Sociología de la Universidad deCornell. La revista GENUS (Vapñarsky,1978) publicó como artículo una sín-tesis de aquel minucioso trabajo de casi500 páginas; desde entonces, dicho artí-culo ha sido citado en innumerablesocasiones y en los contextos másdiversos como, precisamente, se hizoen ocasión de la conferencia NewForms of Urbanization: Concep-tua-lizing and Measuring Human Settle-ment in the Twenty-first Century, rea-lizada en 2002 por el Grupo de Trabajosobre Urbanización de la IUSSP. Enefecto, a pesar de los años transcu-rridos, aquel “viejo” artículo de 1978volvió a estar presente en la discusión(véanse, las conclusiones de Hugo yChampion, 2004).
Otra línea de investigación desarro-llada por Vapñarsky es la que se puedeejemplificar con Pueblos del Nortede la Patagonia: 1779-1957, obra quedesde su aparición, en l983, se con-
menor. En pláticas que el presente autor sostuvocon gente que reside en la provincia de Buenos Airesy había leído la novela (o visto el filme basado enla novela), comprobó que nadie se había percatadode que el conflicto sólo habría podido tener lugaren ésa, la provincia donde nació Soriano.
Describe someramente esta configuración el geó-grafo francés Romain Gaignard, prominente estu-
planteado obligará a enfrentar múltiples obstá-culos. No es el menor el que esta maraña opone.
Osvaldo Soriano organiza la trama de su celebradanovela No habrá más penas ni olvido, que es-cribió hacia 1981, en derredor de un conflictoentre el “intendente municipal”, con despacho enel mayor núcleo de población concentrada de cierto“partido”, y su “delegado municipal” en un núcleo
César A.Vapñarsky
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virtió en la referencia ineludible paraquienes encaran estudios históricos, geo-gráficos y de población de la referidaregión. El libro, declarado de interésprovincial por la legislatura de la pro-vincia de Río Negro, fue menciónespecial en el certamen Nacional deArquitectura, Urbanismo y Diseño dela Secretaría de Cultura de la Nación(1990).
En 1990 Vapñarsky (en colaboracióncon Néstor Gorojovsky) publica Elcrecimiento urbano en la Argentina,retomando, según expresan los autores,la investigación de procesos antiguos“usualmente mal expuestos” y pro-cesos nuevos “todavía desatendidos”. Enrelación con estos últimos, el trabajose centra en describir y analizar losprincipales cambios ocurridos a lolargo del período 1950-1980 en laestructura urbana argentina. Previa-mente, la obra incursiona en la his-toria urbana argentina anterior y en lahistoria urbana del territorio que aúnno era argentino. Se trata de un textoconciso, claro y redactado en un len-guaje apto para todos los interesadosen el tema que no sean especialistas.El libro fue premiado por elMinisterio de Educación y Cultura dela Nación (obras en Geografía,período 1990-1993). En dos artículosposteriores Vapñarsky (1994 y 1995)expandió y profundizó aquelloshallazgos, tanto en relación con el creci-miento urbano diferencial y el posiblerol de las migraciones, como con lastransformaciones que experimentarael sistema de asentamiento humanoargentino desde 1950.
La división oficial del territorioargentino: ¿Un rompecabezas inso-luble?, publicado en 1997, es un tra-bajo muy elaborado y, a la vez,representativo de otra línea de tra-bajo de Vapñarsky. Esa línea secentró principalmente en una inves-tigación de tipo exploratorio que ledemandó muchas horas de lectura y dereflexión a lo largo de sus últimos añosde vida. De esa inquietud surgieronvarios trabajos, entre los que figura elúltimo artículo que escribiera y que sereproduce a continuación en estenúmero de Población de BuenosAires. Las múltiples y complejas inte-rrelaciones subsistémicas (ecológicas,sociodemográficas, políticas, etc.) queestos textos logran sacar a la luz cons-tituyen enormes desafíos para uncomplejo campo de la investigaciónsocial aplicada, bastante atrasado ennuestro medio y que se relaciona,entre otros, con las incongruenciaslegales-territoriales y las reformasconstitucionales que no las toman encuenta, con la desconcentración y ladescentralización de las políticaspúblicas, con el desarrollo y la planifi-cación local y regional, etcétera.
En 1998 el INDEC publicó la metodo-logía que se había seguido para opera-cionalizar la definición de localidadadoptada en el Censo Nacional dePoblación y Vivienda de 1991. Estetrabajo, una de las mayores contribu-ciones de Vapñarsky, contiene ademásdiez estudios de caso sobre la aplica-ción de la definición y una exposi-ción diáfana de sus fundamentosteóricos y metodológicos. Cabe des-
tacar que se necesitaron tres décadaspara que desde aquel análisis críticodel concepto “centro urbano” y suforma de aplicación en el censonacional de población de 1960, selograra dar en la Argentina una defini-ción de localidad (censo de 1991)capaz de explicar los dos interrogantesmás básicos que, en palabras deVapñarsky, son: “uno teórico: ¿a queclase de unidad espacial se refiere quiendice que la población de cierta loca-lidad es de tantos y tantos habitantes?y otro, metodológico: ¿qué requisitoshabría que cumplir para asegurar lacomparabilidad de las cifras de pobla-ción asignadas, sea a distintas locali-dades en una misma fecha censal, sea auna misma localidad en distintasfechas censales?”
Como se dice en la presentación deuno de sus dos últimos libros, LaAglomeración Gran Buenos Aires:Ex-pansión espacial y crecimientodemográfico entre 1869 y 1991 (rese-ñado en el nº 0 de Población deBuenos Aires), el trabajo brinda “unaexcelente oportunidad para aprender,en el estricto sentido de la palabra”.Otro tanto puede decirse de toda laobra y de la trayectoria docente deCésar Vapñarsky, un investigador ymaestro como pocos.
Alfredo E. Lattes
dioso de la región clave de la Argentina: la Pampa.Después de aclarar que (según él la define) laregión cubre partes de cinco provincias, agrega quecualquiera de las cinco “... se halla dividida en depar-tamentos (que se llaman partidos en el caso de lade Buenos Aires), encabezados por un concejo mu-nicipal y un intendente electos. No existe divisiónadministrativa menor, y el intendente es a la vez elalcalde de la localidad cabecera y el administrador
del espacio rural y de las otras localidades del depar-tamento, si las hay. Se produce, en consecuencia, unamarcada competencia por alcanzar, o conservar, lacategoría de cabecera o por constituir un nuevodepartamento en torno de la localidad que se hallaen ascenso ...” (1989, pp. 27-28; cursivas de C.A.V.).
La descripción vale exclusivamente –y no del todo–para Buenos Aires. Es ésta la única de las cinco
Nota: Los trabajos citados se encuen-tran luego de la bibliografía del artículo.
Cuando el caos caracteriza la división oficial del territorio del Estado
12 Población de Buenos Aires
2 Ya no en Córdoba, desde 1986. La última reforma de su constituciónprovincial quitó al departamento la única función política que cumplía:jurisdicción de un “jefe político” designado por el gobernador.
provincias donde 1) la jurisdicción –un muni-cipio– de las autoridades mencionadas porGaignard abarca exactamente la porción –departa-mento o partido– del territorio del Estado a la quese refiere Gaignard y 2), mal que le pese a Gaignard,pero en pleno acuerdo con Soriano, tienen su des-pacho en lugares alejados de la cabecera del partidofuncionarios a cargo de divisiones menores, lasdelegaciones municipales.
Antes de redactar este trabajo, sospechaba el autorque cuando él menos lo esperara se tornaríanperentorias las aclaraciones léxicas. Debe ya encararla primera. Se denominará AUTORIDAD ESPECÍFICA acualquiera cuya jurisdicción cubre cierto trozo dela superficie de la tierra y ese solo trozo.Gobernador, legislatura, tribunal superior sonautoridades específicas en una provincia argentina.También directores de organismos públicos pro-vinciales. También delegados en toda esa pro-vincia, y sólo en esa provincia, de organismospúblicos federales. Por “específica” entiéndase“específica y permanente”: hasta un radio estadís-tico tiene, en oportunidad de un censo, una auto-ridad específica transitoria.
En todas las provincias son elegidas por sufragiolas autoridades políticas específicas de cualquierjurisdicción cuya denominación oficial sea “muni-cipio”. Con competencias que conciernen a lasmismas cuestiones que las de aquellas autoridades,en algunas provincias son también elegidas porsufragio las de una jurisdicción de menor pobla-ción y con otra denominación oficial, pero queconceptualmente en nada difiere de un municipio.Sea cual fuere su denominación oficial, a cual-quiera se la denominará “jurisdicción de gobiernolocal elegido por sufragio de los vecinos”.Engorroso giro. Se lo abreviará JURISDICCIÓN ALEF.O aun JURISALEF.
En los partidos de la provincia de Buenos Airesefectivamente hay autoridades políticas específicas:con un partido coincide una jurisalef. Pero, ¿y enlos departamentos de las otras cuatro provinciasque Gaignard menciona? No en los de San Luis yLa Pampa. Solamente en mapas escolares la cabe-cera tiene algo de tal: los dos círculos concéntricos,
en lugar de uno solo, mediante los cuales porrutina se la representa. Las jurisalef abarcan, en SanLuis parte de uno, en La Pampa partes de dos omás departamentos. Conflictos como el imagi-nado por Soriano no tienen oportunidad de ocu-rrir. Por cierto, hay autoridades políticas específicasen los departamentos de las otras dos provincias,Santa Fe y Córdoba.2 Pero las competencias deestas autoridades, designadas por las de mayorrango de la provincia entera, son más modestas yde carácter muy distinto que las de las autoridadespolíticas específicas, elegidas por sufragio, de lasvarias jurisalef que hay dentro de cada departa-mento. Conflictos como el imaginado por Sorianotampoco tienen oportunidad de ocurrir.
Por lo visto, ni siquiera Gaignard, que conoce aldedillo esas cinco provincias, ha echado de vercuán propia de cada una es su división territorialoficial.
En la Argentina no hay sólo cinco provincias. Hayveintitrés. En cada una son diferentes los criteriospara crear, alterar o suprimir jurisalef. También loscriterios para delimitar oficialmente en el territorioprovincial porciones de muchos otros tipos.
Queda fuera de las provincias una porción suigeneris del territorio argentino. Es la Ciudad deBuenos Aires, Ciudad Autónoma de Buenos Aires,Capital Federal o Capital de la República. Loscuatro nombres son hoy de uso corriente. Aquí, amenudo se la llamará simplemente “Ciudad”.Tienen allí su asiento las autoridades máximas delos tres poderes del ESTADO federal. Estas autori-dades pueden crear, alterar o suprimir porciones deun crecido número de tipos, oficialmente deline-adas dondequiera que sea en el territorio argentino,sin que nada las obligue a tomar en cuenta por-ciones ya delineadas por autoridades provinciales.
Quien esto escribe considera sólidos sus conoci-mientos en algunas cuestiones que, en ciencias
César A.Vapñarsky
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sociales, se refieren al asentamiento humano. Encambio, en todas las que en derecho se refieren almismo objeto de estudio, los considera acogedoresoasis salpicados sobre un Sahara de ignorancia.Quizás por ello le asombró que, en el orden nor-mativo provincial de la Argentina, no se encuentreindicio alguno de las formidables contribucionesefectuadas desde antes de comenzar el siglo XX
–Meuriot (1897), Adna F. Weber (1899)– al conoci-miento de aquel multifacético objeto de estudioque, por lo demás, tanto se ha modificado duranteel transcurso del siglo XX. Quizás también por ello,cuando se sumergió en la lectura de tratados dederecho municipal argentino le asombró el des-cuido léxico y hasta la endeblez conceptual que susautores, espectables juristas, exhiben en los largosfragmentos que dedican a la “ciudad” y el “urba-nismo”. Incluso en los que dedican al “muni-cipio”. Así, la remanida frase hecha “base territo-rial del municipio” es redundante: en una de susacepciones, “municipio” es un territorio.3 Aunqueveniales, pecados como éste no condicen con lasexpectativas que obras de esa naturaleza despiertan.
Haberse asombrado lo indujo a olvidar sus inhibi-ciones para abordar temas jurídicos. También apersuadirse de que, para echar alguna luz sobre loque en derecho se expresa mediante la frase hechade marras, hay que recorrer un largo y tortuosocamino. Apenas algunos tramos se enderezaránaquí. Se dilucidarán unos pocos conceptos.También se introducirán términos precisos aunqueparezcan esotéricos: en parte no sirve, en parte sirvepero no alcanza, y en parte sobra el léxico jurídicosobre la materia.
Escalas institucionales y órdenes territoriales
Entre quienes, a diferencia del presente autor,saben derecho, hay acuerdo en distinguir dosESCALAS INSTITUCIONALES del Estado argentino:federal y provincial.4
No hay acuerdo entre gente de leyes acerca de unaeventual tercera escala: la municipal. No la admitela escuela de la Universidad del Litoral, encabezadapor Rafael Bielsa (1940): concibe a la entidad jurí-dica “municipalidad” como meramente adminis-trativa. Pero sí la escuela de la Universidad de LaPlata, encabezada por Adolfo Korn Villafañe(1941): la concibe como “república representativamunicipal” que reproduce, a su escala, la organiza-ción política a las escalas federal y provincial.
Reflexiónese ahora sobre la posición que ocupa unfuncionario que se desempeña a alguna de aquellasdos escalas. Está institucionalmente colocado enuna jerarquía interna a esa escala. Pero no en unaque atraviese escalas: un funcionario provincialnunca está subordinado a un funcionario federal,y viceversa. Por analogía, el autor tomará partidoen ese debate jurídico. Incluirá la municipal entrelas escalas del Estado.
Aclarada –algo– la noción de “escala institucional”,se hará lo propio con la de ORDEN TERRITORIAL.Aclararla es más difícil.
Considérense tres CONJUNTOS, Albinoni, Bellini yCorelli, de porciones oficialmente delimitadas enel territorio de un Estado mítico, Oz. Atendiendoa lo ilustrado en la figura 1, se notará que: a) lasporciones que integran cualquiera de esos con-juntos son mutuamente excluyentes, b) el conjuntoAlbinoni cubre en su totalidad el territorio de Ozy, c) los conjuntos Bellini y Corelli, en cambio,dejan en ese territorio un residuo.
3 He aquí, transcritas del Diccionario de la Real Academia Española (vigé-sima primera edición), algunas acepciones de cuatro selectas voces.Atiéndase especialmente a la última acepción de la última voz. 1) alcalde (Del ár. al-qãdi, el juez.) m. Presidente del ayuntamiento de cadapueblo o término municipal, encargado de ejecutar sus acuerdos, dictarbandos para el buen orden, salubridad y limpieza de la población y cuidarde todo lo relativo a la policía urbana. [...]. 2) ayuntamiento. (De ayuntar)m. 3. Corporación compuesta de un alcalde y varios concejales para laadministración de los intereses de un municipio. 3) municipalidad. f.Ayuntamiento de un término municipal. 4) municipio. (Del lat. munici-pium) m. 3. El mismo ayuntamiento. 4. El término municipal.
4 Pocos expertos usan el sustantivo “escala”. La mayoría prefiere “nivel”(v.g., Pírez, 1991, p. 19) u “orden” (v.g., Passalacqua, 1988, p. 64). Se des-cartará “nivel” porque ejerce indeseable atracción sobre el adjetivo“jerárquico”. Se descartará “orden” porque es otro su significado técnicoen el estudio del asentamiento humano (vid. IPGM, 1971).
Cuando el caos caracteriza la división oficial del territorio del Estado
Las porciones que en el territorio de Oz componenel conjunto Bellini pueden distribuirse entre sub-conjuntos, de tal modo que todas las porcionesque integren cierto subconjunto (ejemplo: las por-ciones 1, 2, 3, ..., 8) queden enteras dentro de unasola (en el mismo ejemplo: la porción A) de lasporciones que componen el conjunto Albinoni. Selo expresará diciendo: el conjunto Albinoni perte-nece a un orden territorial por encima del ordenal cual pertenece el conjunto Bellini. También lasporciones que en el territorio de Oz componen el
Lo que se dirá enseguida tendrá como referenteconcreto una sola porción del conjunto Albinoni:la porción A. Aunque valdrá también para cual-quier otra porción del mismo conjunto, obsérveseque las porciones de los conjuntos Bellini y Corellique quedan dentro de la porción A la cubren sindejar ningún residuo. Esta circunstancia facilita laexposición.
14 Población de Buenos Aires
conjunto Corelli pueden distribuirse entre subcon-juntos, de tal modo que todas las que integrencierto subconjunto (ejemplo: las porciones a, b, c,d, ..., i) queden enteras dentro de una sola (en elmismo ejemplo: la porción 8) de las que com-ponen el conjunto Bellini. Se lo expresarádiciendo: el conjunto Bellini pertenece a un ordenterritorial por encima del orden al cual perteneceel conjunto Corelli. Para adaptar el territorio argen-tino al esquema precedente, asimílense las provin-cias y la Ciudad de Buenos Aires a las porcionesque en el territorio de Oz componen el conjuntoAlbinoni (ejemplo: asimílese la provincia de SantaFe a la porción A), los departamentos (partidos, enla provincia de Buenos Aires) a las que componenel conjunto Bellini (ejemplo: el departamentoRosario, provincia de Santa Fe, a la porción 8 deesa porción A), y las jurisalef a las que componenel conjunto Corelli (ejemplo: el municipioRosario, en el departamento homónimo, a la por-ción b de esa porción 8 de aquella porción A). Lasprovincias argentinas pertenecen a un orden terri-torial por encima del orden del departamento:cualquier departamento queda entero dentro dealguna provincia. También pertenecen a un ordenpor encima del de la jurisalef: cualquier jurisalefqueda entera dentro de alguna provincia.
Los departamentos, en cambio, no pertenecen a unorden territorial por encima del de la jurisdicciónalef.
La mayoría de las jurisalef cubren, cada una en suintegridad, parte y sólo parte de algún departa-mento: ejemplo es el municipio Rosario (ya men-cionado). No la restante minoría. Ésta comprende,por un lado, jurisalef que cubren el mismo trozode la superficie de la tierra que un departamento:ejemplo es el municipio Córdoba, que abarca en suintegridad el departamento Capital, provincia deCórdoba. Por otro lado, jurisalef que quedan enparte en un departamento y en parte en otro uotros: ejemplo es el municipio Cipolletti, quequeda a caballo entre los departamentos GeneralRoca y El Cuy, provincia de Río Negro.
No hay correspondencia en la Argentina entre“escalas” institucionales y “órdenes” territoriales
Figura 1Tres conjuntos de porciones oficialmente delimitadasen el territorio del Estado de Oz
Límite de porción 8 del conjunto Bellini
Límite de porción i del conjunto Corelli
Límite de porción A del conjunto Albinoni
Límite del estado de Oz
L1L2L3L4
Estado de Oz
Porciones que integran el conjunto Albinoni
Porciones que integran el conjunto Bellini
Porciones que integran el conjunto Corelli
César A.Vapñarsky
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del Estado. Para fundamentar este aserto hay queproceder en dos pasos. Lo expuesto hasta ahorasolamente autoriza a dar el primero: jurisdiccionesa una misma escala, por ejemplo la provincial,pueden pertenecer a distintos órdenes, porejemplo el de la provincia y el del departamento.Antes de dar el segundo paso, habrá que decir algomás sobre las escalas del Estado.
La diferenciación en escalas arraiga en la consolida-ción definitiva del Estado argentino. Catorce pro-vincias preexistentes lo constituyeron a mediadosdel siglo XIX. En 1853, en el texto original de laConstitución Nacional, acordaron delegar ciertascompetencias hacia arriba, a la escala federal, yretener las no delegadas, que quedaron a la escalaprovincial. Pero también acordaron –entiende elautor– mantener las jurisalef que ya existían, crearotras y, habiendo constituido así la escala muni-cipal, delegar hacia abajo algunas de las competen-cias retenidas. A las catorce provincias “viejas”, apartir de 1951 se les fueron agregando las nueveprovincias “nuevas”: las que por largo tiempofueron territorios nacionales. Vale también paraéstas lo acordado por aquéllas.
La escala federal estuvo presente en todo el terri-torio argentino desde mediados del siglo XIX. Laescala provincial, sólo desde fines del siglo XX. Enla porción que hoy abarca la Ciudad de BuenosAires, la escala provincial estuvo ausente desde que,por cesión de la provincia homónima, en 1880 suparte contigua al Río de la Plata y en 1887 el restopasaron a la escala federal. A esta escala estuvo laCiudad hasta 1996: sus máximas autoridades polí-ticas específicas estaban subordinadas a lasmáximas autoridades políticas federales. Habién-dose sancionado en 1994 la reforma más recientede la Constitución Nacional, en 1996 se sancionóla constitución primigenia de la Ciudad. Desdeentonces, ésta “... es mucho más que un municipio,pero menos que una provincia, porque es laCapital de todos los argentinos”, para decirlo enpalabras del senador Antonio Cafiero. La Ciudadtiene hoy máximas autoridades políticas especí-ficas elegidas por sufragio y no subordinadas a nin-guna autoridad federal. ¿A qué escala institucionalquedó la Ciudad en 1996? No es ésta una pregunta
a la cual esté dispuesto el autor a aventurar una res-puesta con sus flacos conocimientos de derecho.Llegado el caso, al solo objeto de simplificar laexposición asimilará la Ciudad a una provincia.
La escala provincial también estuvo ausente en losya mencionados territorios nacionales: por ley quedata de 1862, todas las tierras que quedaran fuerade las catorce provincias fundacionales. Las má-ximas autoridades políticas específicas de un terri-torio nacional estaban designadas por, y subordi-nadas a, las de mayor rango a la escala federal delEstado. El primero (Chaco) fue creado en 1872.Otros dos (Patagonia y La Pampa) en 1879. Poradición de uno (Misiones) y seccionamiento de dos(Chaco y Patagonia) de los tres creados con ante-rioridad, en 1884 su número ascendió a nueve.Hubo idas y venidas ulteriores en número y límites.Al convertírselos en provincias prácticamente sevolvió a los límites que se les había fijado en 1884.En 1959 quedaba uno. Al igual que entre 1951 y1958 los otros ocho, fue convertido en provincia en1990. Desde entonces no hay territorios nacionales.
Pese a tantos avatares, la Ciudad de Buenos Airesy, entre 1872 y 1990 en cantidad fluctuante, pro-vincias y territorios nacionales han pertenecidosiempre a un mismo orden.
En cuanto a la escala municipal, todavía estáausente en una parte sustancial del territorio argen-tino: en el residuo que en buen número de provin-cias dejan sus jurisalef. Viene ahora una vuelta detuerca.
Dentro de ese residuo puede haber jurisdiccionescon máximas autoridades políticas específicasdesignadas por, y subordinadas a, las de mayorrango de la provincia. Las limitadísimas compe-tencias de estas autoridades designadas atañenempero a los mismos asuntos que las de las autori-dades elegidas de las jurisalef. Al escribir estaslíneas, a una jurisdicción así caracterizada se ladenomina oficialmente: en la provincia deTucumán, “comuna rural”; en la de Santa Cruz,“comisión de fomento”; en la de Chubut,“comuna rural” o “villa”, según el caso. Etcétera.No existe en algunas provincias, incluida la más
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5 Nótense aunque sólo sea las siguientes selectas diferencias de terminologíaoficial entre selectas provincias. En Catamarca, “comuna” es la denomina-ción de una jurisdicción sublocal, pero en Santa Fe la de una jurisdicciónlocal (alef) de menor población que la denominada “municipio”. En LaPampa, “comisión de fomento” es la denominación de una jurisdicciónlocal alef, pero en Río Negro era hasta 1988 la de una jurisdicción localbet. También en Río Negro, “junta vecinal” es desde 1957 la denominaciónde una jurisdicción sublocal, pero en Chubut era hasta 1994 la de las auto-ridades políticas específicas de una jurisdicción local (bet). En esta pro-vincia la propia jurisdicción local (bet) tenía otra denominación oficial:según el caso, comuna rural (de residencia “permanente”) o villa (de resi-dencia “temporaria”).
son elegidas: en la de Río Negro, la “junta ve-cinal”. Es suficiente este segundo ejemplo para jus-tificar la propuesta denominación genérica “juris-dicción sublocal”.
Quien reside en la mítica provincia argentina deNaymé suele ignorar que son peculiares a esa pro-vincia los tipos de jurisdicciones locales, la escala delEstado a la cual está cada tipo, las competencias delas autoridades específicas de las de cada tipo, etc.Suele también ignorar que, aunque en ciertas juri-salef de Naymé hay en efecto jurisdicciones sublo-cales, puede no haberlas en ninguna jurisalef deotra particular provincia, o haberlas con otra deno-minación oficial, incluso con una que en Naymése aplica a jurisdicciones locales, alef o bet.5
Se comprende la confusión que hasta un Gaignardpadece. No se comprende que poco o nada le ha-brían permitido evitarla tratados de especialistas enderecho municipal, como Hernández (1997), Losa(1998), Rosatti (1988-1991) o Zuccherino (1992).
El inapreciable concepto de “áreaoficial”
Ha quedado firme el doble aserto antes formulado:1) jurisdicciones a una misma escala institucionaldel Estado pueden pertenecer a distintos órdenesterritoriales, y 2) jurisdicciones a distintas escalaspueden pertenecer a un mismo orden.
Ámbitos territoriales oficiales: jurisdiccionesy precintos
Sobre una misma porción del territorio estatal–sobre jurisdicciones idénticas–, puede ocurrir que
extensa y poblada, Buenos Aires. Pero, paraesquivar el caos de denominaciones oficiales quereina en las provincias donde en efecto existe, senecesita una denominación genérica. Lo es “juris-dicción de gobierno local designado por lasmáximas autoridades políticas específicas de la pro-vincia”. Giro más que engorroso. Se lo abreviaráJURISDICCIÓN BET. O aun JURISBET.
Al igual que la jurisalef a la escala municipal, lajurisbet a la escala provincial es “jurisdicción degobierno local”. Este giro, genérico, se abreviaráJURISDICCIÓN LOCAL.
Llegado ha el momento de dar el segundo de aque-llos dos pasos: jurisdicciones a distintas escalasinstitucionales pueden pertenecer a un mismo or-den territorial. Así, en una provincia donde hayjurisbet, a la escala provincial, ellas pertenecen almismo orden territorial que las jurisalef, a la escalamunicipal.
Sobre el intento de deshacer aquella maraña termi-nológica se cierne a esta altura la amenaza de otra,generada precisamente por el léxico que de a pocose está introduciendo para deshacer la ya señalada.Aunque el autor estará atento a la amenaza, nogarantiza que logrará aventarla. Viene ahora unasegunda vuelta de tuerca.
En algunas de las provincias donde existe, la juris-dicción local bet lleva la denominación oficial de“delegación provincial”. Ahora, ¡atención! Dentrode algunas jurisalef (pero de ninguna jurisbet),existe la jurisdicción cuya denominación oficial es“delegación municipal”. Queda por dentro de unajurisalef. Pertenece entonces a un orden pordebajo del de ésta. En suma: no es jurisdicción degobierno local. Es “jurisdicción sublocal degobierno”. Este giro se abreviará JURISDICCIÓN
SUBLOCAL. Como en el Estado argentino no hayescala institucional por debajo de la municipal,una jurisdicción sublocal está a la escala muni-cipal. Sus máximas autoridades políticas especí-ficas están subordinadas a las de la correspondientejurisdicción local alef. En ciertas provincias, estasautoridades subordinadas son designadas: en la deBuenos Aires, el “delegado municipal”. En otras,
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Figura 2Posibles relaciones espaciales entre dos ámbitos territoriales, Épsilon y Omega
diferentes autoridades específicas ejerzan sus disí-miles competencias. En la Argentina, ello amenudo sucede si esas autoridades operan a dis-tintas escalas: pueden coincidir en un mismotrozo del territorio argentino las jurisdicciones delos delegados de un organismo público provincialy uno federal. Más a menudo sucede si esas auto-ridades operan a la misma escala. Así, a la escalaprovincial es lo normal que coincidan las jurisdic-ciones de un juez en lo civil y un juez en lo penal.
A cada escala institucional de casi cualquier Estadohabrá una cantidad ponderable de jurisdiccionespolíticas y una grande de jurisdicciones adminis-trativas. Habrá, además, una cantidad apabullantede otros ÁMBITOS TERRITORIALES: catastrales (v.g.,“parcela”), estadísticos (v.g., “radio”), electorales(v.g., “circuito”). La enumeración no pretende sercompleta. Son también porciones oficialmentedelineadas en el territorio estatal. No son “jurisdic-ciones”: carecen de autoridades específicas (¡ypermanentes!). Se los llamará PRECINTOS.
En casi cualquier Estado, sólo una pequeñaminoría de los ámbitos territoriales son jurisdic-ciones. La abrumadora mayoría son precintos.
Áreas oficiales
Sean ellos jurisdicciones o precintos, distintos ám-bitos territoriales oficiales pueden estar: a) apartadosentre sí, b) yuxtapuestos, c) superpuestos en parte,o d) superpuestos por completo. Véase la figura 2.
Este último ítem lleva de la mano al conceptomedular de ÁREA OFICIAL. Sin menoscabo de su uti-lidad para sistematizar la división territorial oficialde cualquier Estado, no podría exagerarse la quetiene para abrirse paso en la inextricable del Estadoargentino. Un área oficial consiste en uno o másámbitos oficiales; si éstos son más de uno, seránidénticos territorialmente aunque distintos institu-cionalmente.6
6 El concepto de “área oficial” permite al autor avanzar sobre otros intentosde clasificar porciones oficialmente delimitadas en el territorio del Estado:v.g., Helin (1967), Honey (1981), Paddison (1983, pp. 28-33 et passim).
En otras palabras, un área oficial puede cumpliruna sola o dos o más entre diversas FUNCIONES: lasde 1) jurisdicción política, 2) jurisdicción admi-nistrativa, 3) precinto catastral, 4) precinto esta-dístico, 5) precinto electoral. Habiéndosela des-provisto de funciones que alguna vez cumplió, unárea oficial seguirá siéndolo si continúa cumpliendootras. Hay una que no puede perder, so pena deextinguirse en tanto área oficial. Es 6) la funcióntoponímica: identificar un trozo concreto del terri-torio estatal. Aunque por obvia suele pasar inadver-tida, es la única que en la Argentina subsiste engran número de áreas oficiales. Ejemplo son los“partidos” en la provincia de San Luis, donde unmosaico de partidos compone cada departamento.
No todas las funciones que cumpla un área oficialnecesariamente estarán a una misma escala institu-cional. Determinada área oficial cumplirá una fun-ción política a la escala provincial y además di-versas funciones administrativas, algunas a la escalaprovincial, otras a la escala federal. Otra área oficialcumplirá dos funciones políticas, a una misma o adistintas escalas: por ejemplo, jurisdicción de un
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7 En la Argentina, la variedad de denominaciones oficiales de las máximasautoridades políticas específicas de jurisdicciones locales no es menor quela de las jurisdicciones locales mismas. Ahora bien, “alcalde” y “ayunta-miento” (vid. nota 2, supra), dos vocablos que cualquier hispanohablanteconoce, no integran la terminología oficial de ninguna provincia argentina.Se prestan por lo tanto a ocupar el lugar de eventuales pero siempre fasti-diosos neologismos en la terminología aquí introducida. 8 Quienes suministran una cifra de cuatro dígitos pretendidamente exactosno aclaran si la cifra abarca solamente las jurisdicciones que llevan la deno-minación oficial de “municipio”, o además otras jurisalef y aun todas, oademás algunas jurisbet y aun todas. Tampoco aclaran (con alguna excep-ción) de qué fuente la obtuvieron. Ni siquiera aclaran a qué fecha corres-ponde; sin embargo, basta leer titulares de matutinos de Buenos Aires parapercatarse de que, poco o mucho, la cifra varía de año en año.
ejemplo, un delegado de la Dirección Nacional deVialidad, 2) a la escala provincial, la de jurisdicciónpolítica de un juez de paz, 3) a la escala municipal,la de jurisdicción política alef.
Esta última situación irritará a quien pretenda estu-diarla, caso del presente autor. Exasperará a quientenga que soportarla, caso, en la mítica jurisalefSelene, de su ALCALDE: su máxima autoridad polí-tica específica ejecutiva. O hasta de su AYUNTA-MIENTO: ese alcalde junto con las correspondientesautoridades deliberativas.7
Se lo ha dicho al comienzo: no se sabe cuántas sonen la Argentina las jurisalef.8 Cabe agregar: tam-poco se sabe cuántas son las jurisbet. Sería porende ocioso todo intento de averiguar cuántas delas jurisdicciones locales argentinas son, cada una,única jurisdicción en un área oficial.
Ejemplo extremo es la mencionada jurisalef Selene.Véase la figura 3. Queda por dentro de otras cuatroáreas oficiales parcialmente superpuestas entre sí,todas unijurisdiccionales: cada una cumple sólouna función, administrativa, a las escalas federal oprovincial. Las máximas autoridades específicas deestas jurisdicciones administrativas, por operar a al-guna otra escala del Estado pueden coordinar o nosus actuaciones con el alcalde de Selene. Además,sus correspondientes despachos quedan fuera deSelene, dejando por lo tanto obstaculizada hasta lafluidez de comunicación informal con dicho al-calde (¡no se diga que el e-mail obvia el problema!).Pero el mentado alcalde, elegido por sufragio, esuna autoridad política. Se ve compelido a coor-dinar sus actuaciones con esas cuatro autoridades
juez de paz provincial y de un concejo municipal.Cualquier combinación imaginable puede darse.
En suma: pueden coincidir con (¿sería mejor decir“coincidir en”?) una misma área oficial dos o másámbitos territoriales, de uno solo o de distintostipos, estén a una misma o a distintas escalas insti-tucionales.
Áreas oficiales unifuncionales y multifuncionales
Las áreas oficiales pueden clasificarse de tantasmaneras como se desee. Al clasificarlas no tendríasentido considerar la omnipresente función topo-nímica, inherente a la existencia misma de un áreaoficial. Una primera clasificación posible es en UNI-FUNCIONALES y MULTIFUNCIONALES. Ejemplos deunifuncionales hay en la Argentina a granel entrelos precintos catastrales y estadísticos. Casi todosson áreas oficiales de por sí: unifuncionales.
Ejemplo sobresaliente de multifuncional es el “par-tido” en la provincia de Buenos Aires (no se la con-funda con el área oficial de igual denominación enla de San Luis). Coinciden normalmente con unpartido tres jurisdicciones políticas: de una muni-cipalidad, de un consejo escolar y de un juez depaz. También una cantidad, variable según el par-tido, de jurisdicciones administrativas provincialesy federales. También tres precintos: uno electoral,uno catastral y uno estadístico.
Áreas oficiales jurisdiccioneles y nojurisdiccionales
Una segunda clasificación posible es en JURISDIC-CIONALES y NO JURISDICCIONALES, según que conun área oficial coincidan, respectivamente: 1) unao más jurisdicciones (políticas o administrativas) o2) ninguna jurisdicción (y asimismo ninguno, obien cualquier cantidad de precintos). Las áreas ofi-ciales jurisdiccionales pueden subclasificarse enUNIJURISDICCIONALES y MULTIJURISDICCIONALES.
Abundan en la Argentina las unijurisdiccionales.Suelen serlo las que cumplen: 1) a la escala federal,la función de jurisdicción administrativa de, por
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administrativas designadas. Recae sobre él una car-ga mucho más pesada que 1) si al menos alguna oalgunas de aquellas cuatro jurisdicciones estuviesena la escala, municipal, de Selene, y 2) si en torno aSelene, las restantes jurisdicciones, las que no puedenestar sino a las escalas provincial o federal, hubisensido delineadas en forma no tan deplorable.9
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Figura 3Relaciones espaciales entre la jurisdicción local alef Selene ycuatro jurisdicciones administrativas federales o provinciales
9 El municipio Selene, una jurisalef mítica, es la idealización de un muyreal municipio argentino que rondaba los 80.000 habitantes en 1991:San Carlos de Bariloche.
Copertenencia de distintos conjuntosde áreas oficiales a un mismo ordenterritorial
En el TERRITORIO de cualquier Estado, unitario ofederal, siempre se destacan unas pocas áreas ofi-ciales, multijurisdiccionales, que componen unmosaico sin residuo. En la Argentina: las veintitrés
provincias y la Ciudad pertenecen al primerorden. Cada una puede contener áreas oficiales desegundo orden, cada una de las cuales puede con-tener las de tercer orden, y así de seguido.
La Paz de Westfalia, de 1648, puso fin a la Guerrade los Treinta Años. El acontecimiento se consi-dera piedra basal del concepto de SOBERANÍA:“Poder fundamental del Estado, fuente legal de suderecho exclusivo a ejercer coacción física en [...] suterritorio” (Taylor, 1994, p. 318). Se parte de esteconcepto para entender que el territorio entero decualquier Estado está por encima de cualquierorden: es el área oficial suprema.
“Orden territorial” en sentido estricto
Conjetura: es posible clasificar en órdenes, dentrodel territorio de cualquier Estado, todas sus áreasoficiales. Pregunta: ¿es verdadera la conjetura?Asegurarse de que lo es exigió un penoso esfuerzoal autor. En efecto, si ese territorio es el del Estadoargentino, ¿cómo clasificar en órdenes sus áreas ofi-ciales? Por suerte, para responder a esta segundapregunta nada se altera conceptualmente si el uni-verso a indagar se reduce a las áreas oficiales juris-diccionales.
Considérense, por de pronto, las áreas oficiales(jurisdiccionales) del territorio de un Estado,Ruritania, tan mítico como Oz:
1) existen cuatro órdenes territoriales de áreasoficiales jurisdiccionales, todas multijurisdiccio-nales: de la “provincia”, del “departamento”, del“cuartel” y del “municipio”;
2) cualquiera sea el orden territorial, las áreas ofi-ciales jurisdiccionales que le pertenecen abarcan demanera mutuamente excluyente y sin residuo elterritorio del Estado; y
3) cualquiera de las áreas oficiales jurisdiccio-nales que pertenecen a cierto orden territorial(excepto el más bajo, como se verá) está dividida,de manera mutuamente excluyente y sin residuo,en áreas oficiales también jurisdiccionales que per-tenecen al orden inmediatamente inferior.
Cuando el caos caracteriza la división oficial del territorio del Estado
Los tres rasgos pueden expresarse concisamente envarias formas. Cualquiera sea el orden territorial,puede optarse por decir que las áreas oficiales juris-diccionales de Ruritania: 1) componen unMOSAICO sin residuo, o 2) conforman una PARTI-CIÓN, o 3) son COLINDANTES. Hay una cuartaforma, 4) gráfica: véase la figura 4. Nada más quea la primera se recurrirá aquí.
Lo dicho vale no sólo para el territorio entero deRuritania. Vale para cualquiera de sus áreas ofi-ciales jurisdiccionales en los tres primerosórdenes. No en el cuarto orden. Tendría que haberun quinto orden y (de áreas oficiales jurisdiccio-nales) no lo hay en Ruritania.
La división oficial del territorio argentino:“orden territorial” en sentido laxo
Acaba de explicitarse el SENTIDO ESTRICTO de“orden territorial” (IPGH, 1971). Válido paraRuritania –con módicos retoques, para Francia,Venezuela, Mozambique, …–, no lo es para laArgentina. ¿Por qué? Porque, en contraste con elterritorio ruritano, en el territorio argentino:
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Figura 4Cuatro únicos ordenes territoriales de áreas oficialesjurisdiccionales en el Estado de Ruritania
1) entre las áreas oficiales jurisdiccionales, además demultijurisdiccionales las hay unijurisdiccionales;
2) a un mismo orden territorial pueden –y suelen–pertenecer, no uno solo, sino dos o más conjuntosde áreas oficiales jurisdiccionales; y
3) cualquiera sea el orden del que se trate, en elterritorio del Estado cierto conjunto de áreas ofi-ciales jurisdiccionales puede componer unmosaico sin residuo, otro un mosaico que dejaun residuo, otro aún consistir en porciones de eseterritorio apartadas entre sí.
A continuación, cinco ejemplos concretos.
Primero. Obsérvese el fondo del mapa en las figu-ras 5, 6, 7 y 8: las provincias y la Ciudad Autó-nomade Buenos Aires son áreas oficiales multijurisdic-cionales que componen un mosaico sin residuo.
Segundo. Véase la figura 5: áreas oficiales uniju-risdiccionales que también componen unmosaico sin residuo.
Tercero. Véase la figura 6: áreas oficiales unijuris-diccionales apartadas entre sí. Fuera de estas áreasoficiales queda un residuo descomunal.Determina como tal al conjunto la única funciónque estas áreas oficiales cumplen: jurisdiccionesadministrativas, a la escala federal, de laAdministración de Parques Nacionales.
Cuarto. Véase la figura 7: áreas oficiales unijuris-diccionales que componen un mosaico. A dife-rencia del segundo, antes comentado, este mosaicodeja un residuo. Cada “zona” es a su vez unmosaico de áreas oficiales multijurisdiccionales deprimer orden: de provincias enteras o de provinciasy Ciudad de Buenos Aires. (También el residuo esun mosaico de provincias: nada menos que lasdoce que carecen de costas sobre el Atlántico oalgún río navegable.)
Quinto. Véase la figura 8: áreas oficiales unijurisdic-cionales que en el territorio del Estado componen,como las de los conjuntos primero y segundo, unmosaico sin residuo. Al igual que una “zona” del
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Figura 5Argentina. Distritos judiciales federales (1993)
Figura 6Argentina. Parques nacionales (1994)
Figura 7Argentina.Zonas del Consejo Portuario Argentino (1992)
Figura 8Argentina. Regiones operativas de la DirecciónNacional de Vialidad (1992)
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riamente por debajo del área oficial suprema, elterritorio entero del Estado. Se lo llamará ceroorden (nada poética licencia, reconoce el autor).
También el quinto conjunto pertenece al ceroorden: véase la figura 8.
Descentralización y desconcentración,institucionales y territoriales
Suele creerse erradamente que las voces “eficiencia”(del latín efficientia) y “eficacia” (del latín efficacia)son intercambiables. No lo son. En la Argentina:1) erradicar la evasión del impuesto legítimo –men-surable en dinero– sin agregarle un impuesto ilegí-timo –mensurable en tiempo requerido para cum-plir con normas tan laberínticas como volátiles–sería EFICIENCIA del Estado; y 2) sería EFICACIA delEstado que el impuesto recaudado tuviera siempreel destino que por la Ley le corresponde.
Descentralización territorial
Desde posiciones políticas distintas cuando noantagónicas, en Europa primero, en AméricaLatina después, durante el último cuarto del sigloXX la vía propuesta para incrementar la eficiencia yla eficacia del Estado se consolidó en una con-signa: “descentralización”. Esta voz tiene dos sen-tidos: institucional y territorial. Aquí se comentarásólo el segundo.
En la Argentina, DESCENTRALIZACIÓN TERRITORIAL
sería transferir competencias políticas: 1) desdejurisdicciones a la escala federal hasta jurisdic-ciones a la escala provincial, o 2) desde jurisdic-ciones a la escala provincial hasta jurisdicciones ala escala municipal (Borja, 1987). Las instanciasson dos: de lo federal a lo provincial y de lo pro-vincial a lo municipal. Algo se dirá sobre cada una,en la búsqueda de una respuesta a la intrigante pre-gunta: ¿se presta la división oficial del territorioargentino a la descentralización territorial?
En cuanto a “de lo federal a lo provincial”, laescala provincial está hoy presente en todo el terri-torio argentino, incluida la Ciudad de Buenos Aires.
cuarto conjunto, una “región” de éste, el quinto, esa su vez un mosaico de provincias enteras (o deprovincias enteras y la Ciudad de Buenos Aires).
Sólo el primero de estos cinco conjuntos se adecuaal sentido estricto de “orden”. No los otros cuatro:prueba palmaria de que ceñirse rígidamente al sen-tido estricto impediría clasificar en órdenes lacolosal diversidad de áreas oficiales –aun cuandosólo las jurisdiccionales se tomen en cuenta– quecontiene el territorio argentino. Pero “orden” tam-bién puede entenderse en SENTIDO LAXO. Es el sen-tido que, sin explicitarlo, con toda intención se ledio antes, cuando se lo introdujo, al concepto de“orden territorial”.
Incluso en sentido estricto, el primer conjunto per-tenece al primer orden. Al menos en sentido laxo,¿pertenece a algún orden el segundo? Sí: véase lafigura 5. En su mayoría, las provincias quedan,cada una entera, dentro de alguno de los doce otrece “distritos judiciales federales”. En la restanteminoría, cada una queda en parte en un “distrito”y en parte en otro u otros. El conjunto de los dis-tritos no pertenece entonces a un orden porencima del de las provincias y la Ciudad. Perteneceal mismo orden: el primero.
También en sentido laxo, ¿pertenece a algún ordenel tercer conjunto? Sí: véase la figura 6. No todos losparques nacionales quedan, cada uno entero,dentro de una sola provincia. Uno –uno–, el famo-so Nahuel Huapi, queda en parte en una provinciay en parte en otra. Esta sola excepción es decisiva.El conjunto no pertenece a un orden por debajodel de provincias y Ciudad de Buenos Aires. Perte-nece al mismo orden: de nuevo, el primer orden.
Recapitulando, ora en ambos sentidos de “orden”,ora en sentido laxo solamente, los conjuntos pri-mero, segundo y tercero pertenecen a un mismoorden territorial: el primero.
No el cuarto conjunto. Cada una de sus “zonas”(así como el residuo) es un mosaico de provincias(o de provincias y Ciudad de Buenos Aires): véasela figura 7. El conjunto pertenece entonces a unorden: 1) por encima del primero, pero 2) necesa-
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(Recuérdese: cuando ello contribuya a simplificar laexposición, la Ciudad –“menos que una provincia”,pero “mucho más que un municipio”– se asimi-lará a una provincia.) Sin necesidad de retenerlas ala escala federal en parte del territorio argentino, sepueden descentralizar competencias políticas hastala escala provincial. La división territorial oficial esen esta instancia jurídicamente apropiada.
En cuanto a “de lo provincial a lo municipal”, hayque diferenciar dos clases de provincias. En las deuna clase las jurisalef componen en el territorioprovincial un mosaico sin residuo. También enestas provincias la división territorial oficial es, enesta instancia, jurídicamente apropiada. Pero en lasprovincias de la otra clase las jurisalef cubren sola-mente porciones apartadas entre sí del territorioprovincial. Dejan en éste un residuo, poco pobladopero por lo común inmenso –en algunas provin-cias, ¡más de 90 por ciento de la superficie total!–,donde la escala municipal está ausente. En estasprovincias, la división territorial oficial es, en estainstancia, jurídicamente inapropiada. No se puedendescentralizar por completo cualesquiera compe-tencias políticas hasta la escala municipal (Pírez,2001). En el residuo que queda en cada provincia deesta clase hay que retenerlas a la escala provincial.
Desconcentración territorial
No es lo mismo “descentralización” que “descon-centración” (González y Tomic, 1983). Tambiénesta última voz tiene dos sentidos: institucional yterritorial. También se comentará aquí solamenteel segundo.
En la Argentina, DESCONCENTRACIÓN TERRITORIAL
sería transferir competencias administrativas que,a determinada escala institucional, se ejercen sobreáreas oficiales que pertenecen a cierto orden terri-torial, a áreas oficiales que pertenecen a un ordenmás bajo, todo sin desplazar esas competencias auna escala más baja. Así, sin abandonar la escalaprovincial: dadas ciertas competencias de lamáxima autoridad específica administrativa decierta repartición de cierta provincia, desconcentra-ción territorial sería transferirlas a autoridadesespecíficas, subordinadas a aquélla, de jurisdic-
ciones en un orden más bajo que el de la provinciaentera.
Obstáculos ocultos a la descentralización y la desconcentración territoriales
Sean cuales fueren la escala y el orden de los que setrate, cuando en la Argentina las autoridades aquienes ello compete toman la decisión, ya decrear, modificar o suprimir jurisdicciones, ya dedejarlas intactas, raro es que procedan con acierto.Suele darse por sentado que, tanto en el cambiocomo en la persistencia de lo que fundados argu-mentos aconsejarían cambiar, los factores que máspesan son poderosos intereses, espurios más bienque legítimos. El autor conjetura que por locomún no son los que más pesan: ¿por qué tam-bién ha de “atribuirse a la malicia lo que puedeexplicarse por la torpeza”? Sinnúmero de ejemplosconcretos reforzarían la conjetura, pero todos sonlargos de exponer. Se los reemplazará con un soloejemplo ficticio, idealización de un ejemplo real.
Imagínense, en el territorio argentino, dosmosaicos sin residuo de jurisdicciones administra-tivas a la escala federal. Componen uno las delega-ciones del organismo a cargo de la salud pública:“fragmentos”. Componen otro las del organismo acargo de la educación: “segmentos”. A la buenaventura, límites de fragmentos atraviesan límitesde segmentos, y tanto los unos como los otros atra-viesan límites de provincias. Vale decir: 1) tantofragmentos como segmentos son áreas oficialesunijurisdiccionales, y 2) los mosaicos que respecti-vamente componen pertenecen, ambos, al mismoorden, el primero. (Cabe agregar: el asiento de lasautoridades específicas de un fragmento nuncacoincide con el de las de un segmento.) Esta confi-guración imposibilita coordinar actuaciones entrelos sectores salud y educación, salvo desde lacapital de la República. Es incompatible con la des-concentración territorial; más todavía con la des-centralización territorial. Si el ejemplo fuera real,por mucho que aquellos intereses hubieran pesadopara tomar las decisiones pertinentes, ¿se habríaarribado a esta configuración sin la contribucióndecisiva de la torpeza?
Cuando el caos caracteriza la división oficial del territorio del Estado
Dentro del campo de las ciencias sociales, endiversas disciplinas se recurre irreflexivamente a untérmino, “localidad”, al que la vaguedad le esintrínseca. En su sentido demográfico-geográfico–por descontado, nada se dirá sobre, por ejemplo,su sentido astronómico o su sentido microbioló-gico–, en la Argentina esa vaguedad por fortuna seredujo cuanto fue posible al diseñarse el censo de1991. Haciendo caso omiso de cualesquiera otroslímites oficiales, “localidad” se concibió como con-centración de edificios y calles: como AGLOMERA-CIÓN. Sobre esta base se elaboró la definicióncensal oficial (Vapñarsky, 1998). En la termino-logía aquí adoptada, “aglomeración” es un ámbitoterritorial: un precinto estadístico.Alternativamente, es un área oficial de por sí: uni-funcional. En consecuencia, cumple también lafunción toponímica. En efecto, toda aglomeraciónconcreta tiene un nombre oficial.
En la nómina del censo de 1991 figuran 2.871aglomeraciones de no menos de 50 habitantes.11
Figuran otras de población todavía menor, perosostiene el autor (Vapñarsky, 2001) que sin másdeberían excluirse de la nómina. En su inmensamayoría, esas 2.871 se desplegaban, cada una en suintegridad: a) muy pocas por fuera de cualquierjurisdicción local (alef o bet), b) casi todas pordentro de una sola jurisdicción local y hasta pordentro del núcleo poblado original (un trazadointencional, si lo hubo). ¿Y la restante minoría? Seconcentran en ella los problemas más difíciles queestudiar las relaciones entre aglomeración y juris-dicción local plantea. En 1991, esta minoría abar-caba tal vez dos centenas de aglomeraciones, lasque caían dentro de un amplio espectro de magni-tudes de población: todas las aglomeraciones queestaban en alguna de las tres fases que es útil distin-guir en un proceso de EXPANSIÓN espacial.12
11 El más reciente censo nacional de población data de fines de 2001.Los únicos resultados publicados antes de terminarse este ensayo sonprovisionales. Se prefirió recurrir aquí a los resultados definitivos delcenso anterior, que data de fines de 1991 (INDEC, 1994). Son más dignosde fe. Son mucho más ricos y completos. Están desactualizados, peroello en nada afecta lo que se pretende decir en este ensayo. 12 En el siguiente análisis se adopta el supuesto de que tanto el númerocomo los límites de las jurisdicciones locales argentinas nunca sealteran. Ostensiblemente falso el supuesto, sin afectar la argumentaciónpermite simplificar la exposición, y esto es invalorable.
Este sencillo ejemplo muestra cómo, a la escalafederal del Estado, la torpeza en el trazado here-dado de ciertas áreas oficiales obstaculiza planearde manera eficiente y eficaz una política intersec-torial. Se podrían dar ejemplos que ilustren cómosimilar torpeza también obstaculiza planear demanera eficiente y eficaz políticas intrasectoriales.
Mutatis mutandi, lo dicho podría repetirse conrespecto a la escala provincial. También con res-pecto a la escala municipal, pero sólo para unaminoría de jurisdicciones Alef: las “grandes”. Nopara la inmensa mayoría: las “pequeñas”.10 Aunquesólo fuese abogar para éstas por la descentraliza-ción o la desconcentración territoriales no seríamera torpeza. Sería garrafal despropósito.
La prudencia aconseja no extender sin más a otrosEstados una conclusión que, en la Argentina, seimpone por sí misma. Para que la descentraliza-ción y la desconcentración territoriales sean exi-tosas, condición prioritaria no es cambiar la com-plicadísima y sorprendentemente oculta –nuncafue secreto de Estado– división oficial. Condiciónprioritaria es ponerla en evidencia. Sin ello, lasmás de las veces la torpeza llevará a que cualquierremedio prima facie apropiado agrave la enfer-medad. Ahora, reléase el final del párrafo anterior.Y medítese: si el autor hubiese tomado como eje desu argumentación la centralización y la concentra-ción territoriales, la misma conclusión se le habríaimpuesto. “Optarás siempre por la descentraliza-ción y la desconcentración” no es mandato divino.
Críticas a la tipología canónica de la“base territorial del municipio” en laArgentina
Firmemente anclados en la génesis de este trabajoestán dos conceptos: “aglomeración” y “jurisdic-ción local”. Después de haber sorteado con mayoro me-nor éxito severos problemas conceptuales yléxicos –y antes de abocarse a sortear otros–, es horade vincularlos.
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10 ¿Qué jurisalef integran esta mayoría? Quizás no valga la penaemprender la minuciosa investigación que responder cumplidamente aesta pregunta exigiría. Ello no justifica dejar en el olvido la pregunta.
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Figura 9Cinco situaciones típicas en la evolución de las relacionesentre aglomeración y jurisdicción local
Aglomeración que queda fuerade cualquier jurisdicción local
Primera fase:Expansión simple
Antes del proceso de expansión Fases del proceso de expansión
Aglomeración que queda dentro dealguna jurisdicción local y no se ha
expandido fuera de su núcleo original
Segunda fase:Sobreexpansión
Núcleo original de la aglomeración
Envolvente actual de la aglomeración
Límite de la jurisdicción local
La flecha apunta al ejemplo en cuestiónTercera fase:Coalescencia
Son cinco, como se ve, las “situaciones típicas”. Selas ilustra en la figura 9. Tres –esas tres fases– seespecificarán a continuación.
Primera fase: EXPANSIÓN SIMPLE. La aglomeraciónde referencia se ha expandido sobre lo que antesera campo abierto. Tal vez se ha aglutinado con loque antes eran una o más aglomeraciones sepa-radas, cercanas y mucho más pequeñas. Pero noha excedido los límites de la jurisdicción local quecontiene su núcleo original.
Segunda fase: SOBREEXPANSIÓN. La aglomeración dereferencia se ha expandido también por fuera deaquella jurisdicción local, pero solamente sobre loque antes era campo abierto.
Tercera fase: COALESCENCIA. Por fuera de aquellajurisdicción local, no sólo la aglomeración de refe-rencia se ha expandido sobre lo que antes era
campo abierto. De igual modo se han expandidootra u otras aglomeraciones cercanas, pequeñas ograndes. Desde luego, las distancias, medidas deborde a borde, entre cada par de aglomeracionesafectadas inmediatamente vecinas se han ido acor-tando hasta anularse. Separadas entre sí al comienzo,todas han recorrido una misma trayectoria, deno-minada “coalescencia”, hasta confluir en una aglo-meración única, denominada CONURBACIÓN.13
El moderno proceso de expansión de aglomera-ciones comenzó en la Inglaterra de la segundamitad del siglo XVIII. Al principio sólo en unaspocas aglomeraciones cuya población aumentaba aritmo más y más enérgico: rápidamente pasaban dela primera a la segunda fase y de la segunda a la ter-cera. Similar secuencia se dio luego en aglomera-ciones de otros Estados europeos y, también, deEstados Unidos. Luego aún, de Estados del restodel mundo. Antes que cualquier otra aglomeraciónde América Latina, Buenos Aires entró de lleno enla fase de sobreexpansión antes de la última décadadel siglo XIX, y en la de coalescencia durante la pri-mera década del siglo XX (Vapñarsky, 2000).
Cuando algunas (o aunque sea una) aglomera-ciones de determinado Estado ingresan en la fasede sobreexpansión, a menudo se desencadena unaMUTACIÓN en las relaciones espaciales entre aglome-ración y jurisdicción local. Durante los veinte añosinmediatamente anteriores a la Primera GuerraMundial, perspicaces expertos cayeron en la cuentade que estaban asistiendo a un rápido aumento decasos de esa transformación sin precedentes: de esamutación. Propusieron criterios –por ciertoburdos– para compilar información comparableacerca de las aglomeraciones mismas, no acerca delas jurisdicciones cuyos límites, que antes siemprecircundaban aglomeraciones, ahora cada vez enmayor número de casos atravesaban aglomera-ciones.14
13 Sobre cinco expresiones que se acaban de usar se dirán unas palabras.Tres están expresamente estipuladas para este trabajo. A “expansión” se leda carácter genérico; a “expansión simple” y “sobreexpansión”, carácterespecífico. No las otras dos. “Coalescencia” es término técnico consagradoen el estudio del asentamiento humano. También lo es “conurbación”, delinglés conurbation, neologismo introducido hacia 1915 por el célebreurbanista escocés Patrick Geddes.
Cuando el caos caracteriza la división oficial del territorio del Estado
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14 Ni atisbos de terminología técnica había al respecto en esa época.Para describir esos procesos se llegó a pergeñar el giro “ciudad querebasa sus propios límites”, curioso por absurdo: recuerda la amenaza“me como mi propia cabeza”, que solía esgrimir un memorable perso-naje de Dickens. También curiosos, pero por toscos, fueron los primeroscriterios pergeñados para captar la superficie y computar la poblaciónde aglomeraciones. Por ejemplo: trazar un círculo de radio prefijadocon centro en el emplazamiento de la municipalidad de la “ciudad cen-tral” de determinada aglomeración. Éste y otros criterios propuestoscon el mismo fin se describen en obras de Meuriot (1911) y Giusti(1915), entre otros. Conviene agregar los aplicados en los censos deEstados Unidos de 1910 (vid. Murphy, 1966, pp. 8-34) y de Australia de1911 (vid. Linge, 1965). Todavía hoy, hasta en Estados avanzados enmateria estadística, con igual propósito se aplican criterios que, ademásde carecer de fundamentación sólida en las ciencias sociales, apenas sehan modificado desde mediados del siglo XX. La mejor selección de artí-culos sobre el asunto sigue siendo Gibbs (1961); la mejor publicación deorganismos internacionales, United Nations (1969).
15 Hans Blumenfeld, eminente urbanista alemán-canadiense, no habríavacilado en considerarlas instancias de lo que él definía como “metrópoli”.El concepto había venido a confundirse con el de “área metropolitana”(vid. Vapñarsky y Pantelides, 1987, pp. 235-244). Según Blumenfeld (1967),“metrópoli” es un tipo de asentamiento emergido a fines del siglo XVIII,tanto más grande y complejo que el tipo “ciudad” emergido hace cinco mile-nios, como éste lo había sido del tipo “aldea” emergido hace doce mile-nios (Childe, 1950).
Aplicaron esos primitivos criterios solamente aaglomeraciones incuestionablemente grandes ycomplejas.15 Es de lamentarlo. Contribuyeron asía que al problema afrontado se le estampara elrótulo “fragmentación del gobierno metropoli-tano”. El rótulo induce a descuidar que en aglome-raciones no tan grandes y complejas, y hasta deci-didamente pequeñas y simples, puede haber“fragmentación del gobierno local”. Rótulo, éste,superior.
Cualquiera de ambos rótulos conviene, en laArgentina actual, a Gran Buenos Aires, aglomera-ción que supera con holgura los diez millones dehabitantes. O a Gran Mendoza, que tiene cientosde miles. Ninguno conviene a Mar del Plata, quetambién tiene cientos de miles: ejemplo impecablede que no en toda aglomeración grande el gobier-no local está fragmentado. Sólo el segundo con-viene a La Falda-Huerta Grande-Valle Hermoso-Villa Giardino-Casa Grande (nombre que laidentifica en la nómina censal de 1991), una co-nurbación paradigmática que está sin embargolejos de alcanzar cuatro decenas de miles de habi-tantes. Desde luego, tan sólo el segundo rótuloconviene a Espartillar, en la provincia de BuenosAires (a ambos lados del límite entre los munici-
pios Saavedra y Adolfo Alsina), que apenas llega aalgunos cientos: ejemplo impecable de que hastaen aglomeraciones a tal punto menudas puedeestar fragmentado el gobierno local.
Desconcierta que tan inexorable mutación nuncahaya repercutido sobre el orden normativo enmateria de gobierno local de ninguna provinciaargentina.
Tampoco sobre la doctrina jurídica en la mismamateria. Imbuidos de ideas que estaban tambale-ando años antes de terminar el siglo XIX, hayjuristas que ni siquiera ya en el siglo XXI parecenhaberse enterado de la mutación. Sin desacuerdosmayores, siguen adhiriendo a una misma sedicenteclasificación de “bases territoriales del municipio”.Se la llamará TIPOLOGÍA CRÓNICA. Comprende trestipos: 1) “municipio-ciudad” o, en la terminologíaaquí adoptada, jurisalef compuesta por una aglo-meración y sólo por una aglomeración; 2) “muni-cipio-distrito”, o jurisalef compuesta por una ysólo una aglomeración, pero también por elcampo abierto que la circunda; y 3) “municipio-partido”, o jurisalef compuesta por dos o más aglo-meraciones –incluida la que es asiento de lasmáximas autoridades políticas específicas de lajurisalef– y el campo abierto que a todas las rodea.Como ejemplos de cada tipo, esos juristas seremiten a los “municipios” (a las jurisalef oficial-mente denominadas “municipios”) de las provin-cias de Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires, respecti-vamente.
Ambición vana sería siquiera esbozar todas las crí-ticas que a la tipología canónica podrían hacerse.Aquí se esbozarán tres. En la tipología: 1. Seignoran las jurisbet –y vaya que las hay en laArgentina–; sólo las jurisalef cuentan, y aun sólolas jurisalef que oficialmente se denominan “muni-cipios”. 2. Se echa mano de vocablos vagos o ambi-guos, sin estipularlos con estrictez y luego atenersea lo estipulado (Guibourg, Ghigliani y Guarinoni,1985, pp. 61-63). He aquí un ejemplo. Se deno-mina “municipio”, a veces a cualquier jurisalef, aveces sólo a una que exhiba ese marbete comodenominación oficial. He aquí otro. Por lo comúnse denomina “ciudad” a una aglomeración en su
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un área oficial. En todas, además, son precisa-mente los departamentos las áreas oficiales quesiempre han compuesto un mosaico sin residuo.Sea por éstas u otras razones, cuando en cualquierprovincia se crean o modifican jurisdicciones lo-cales sigue teniéndose presente al departamento,aunque sea para ignorarlo deliberadamente.
Aun así entendida y siempre con aquel propó-sito en la mira, en la Argentina una tipologíajurídica de provincias se queda corta. Sólopodría desempeñar el papel que le cabe si a ellale siguiera una tipología fáctica de jurisdic-ciones locales, cuyo fundamentum divisionisfuera: las relaciones independientes de la Leyentre jurisdicción local y aglomeración.
A título tentativo, se bosquejarán enseguida dostipologías. Una, de provincias. Otra, de jurisdic-ciones locales. Se ilustra en la figura 10 la TIPO-LOGÍA JURÍDICA DE PROVINCIAS que aquí se propone.Para construirla, el primer paso es separar las pro-vincias argentinas en dos clases. Tanto en dichafigura como en lo que enseguida se expresará enpalabras, a título de ejemplo de cada tipo se espe-cifica el nombre de una provincia. En la clase A lasjurisdicciones locales componen en el territorio pro-vincial un mosaico sin residuo. Se distinguen en laclase tres tipos de provincias, según que cada unade sus jurisdicciones locales: 1) coincida con un par-tido (Buenos Aires) o departamento (Mendoza); o2) componga, junto con otra u otras jurisdiccioneslocales, un submosaico que coincide con un depar-tamento (Santa Fe); o 3) componga en el territorioprovincial, junto con las demás jurisdiccioneslocales, un mosaico sin residuo de trama distintaque la del mosaico de departamentos (La Pampa).
En la clase B las jurisdicciones locales abarcan sola-mente porciones apartadas entre sí del territorioprovincial. Se distinguen en la clase dos tipos deprovincias, según que, entre sus jurisdiccioneslocales: 4) cualquiera quede dentro de un solodepartamento (Chubut); o 5) alguna o algunasqueden, cada una, en parte dentro de uno y enparte dentro de otro u otros departamentos, perolas demás queden, cada una, dentro de un solodepartamento (Río Negro).
integridad, aunque sólo sea minúsculo agrupa-miento de casas. Si el gobierno local está fragmen-tado, sin embargo, se suele denominar “ciudad” altrozo de aglomeración que queda en cada una delas jurisdicciones locales cuyo mosaico incluye a laaglomeración entera. 3. Se le pone como encabeza-miento “base territorial del municipio”. La frase,además de inherentemente repetitiva, así usada esengañosa: sugiere que la tipología canónica lo es dejurisdicciones locales. Encandilados por tan des-venturado encabezamiento, quienes adhieren a latipología canónica no advierten que lo es de pro-vincias. Supóngase empero que lo advirtieran.Advertirían también que no lo es según la confi-guración de las jurisdicciones alef en cada pro-vincia. En la provincia de Buenos Aires (recuér-dese: en ella no hay jurisbet), según esa tipología lasjurisalef responden, todas, al tipo “municipio-par-tido”. Pero en esa sola provincia hay jurisalef quecalzan mejor en alguno de los otros dos tipos, ytambién las hay que no calzan en ninguno.Hipólito Yrigoyen, que contiene, además de una ysólo una aglomeración, vasto campo abierto, res-ponde más bien al tipo “municipio-distrito”.Pinamar, que también contiene una sola aglomera-ción pero casi nulo campo abierto, responde másbien al tipo “municipio-ciudad”. Las jurisalef quecontienen, como Cañuelas, o hasta coinciden con,como Lanús, un trozo pequeño o grande de laaglomeración Gran Buenos Aires, no responden aninguno de los tres tipos.
Hacia una tipología apropiada de las relaciones entre aglomeración y jurisdicción local
Teniendo en la mira el propósito del presenteestudio, nada autoriza a concluir que una tipologíade provincias argentinas salga sobrando. Pero, conese mismo propósito en la mira, una tipología jurí-dica de provincias tendría que tener, como funda-mentum divisionis, las relaciones fijadas por laLey entre jurisdicción local y departamento. Hacemucho que en algunas provincias el área oficial“departamento” dejó de cumplir cualquier fun-ción salvo la estadística y, desde luego, la toponí-mica. En todas mantiene esta última: sigue siendo
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ciones y, además, campo abierto. En contraste conla clase I, en esta clase se pueden distinguir cuantostipos se desee. Amparándose en el carácter tenta-tivo de esta tipología, sólo por parecerle conve-niente el autor decidió distinguir cinco. Además decampo abierto, entonces, una jurisdicción local deesta clase comprende: b) una sola aglomeraciónentera, o c) dos o más aglomeraciones enteras, o d)parte de una sola aglomeración, o e) una aglome-ración entera y parte de otra, o f) dos o más aglo-meraciones enteras y parte de cada una de otrasdos o más.
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Figura 10Clases y tipos posibles de provincias argentinas, segúnlas relaciones, fijadas por la Ley, entre departamento yjurisdicción local
Figura 11Clases y tipos posibles de jurisdicciones locales argentinas según sus relaciones, independientes de la Ley, con aglomeraciones y campo abierto.
La tipología vale para jurisbet tanto como parajurisalef. Que las jurisalef estén a la escala muni-cipal del Estado y las jurisbet a la escala provincialno la afecta.
Se ilustra en la figura 11 la TIPOLOGÍA FÁCTICA DE
JURISDICCIONES LOCALES que aquí se propone. Paraconstruirla, el primer paso es separar las jurisdic-ciones locales argentinas en tres clases.
En la clase I, una jurisdicción local comprendecampo abierto solamente. La clase se agota en unsolo tipo, puesto que una jurisdicción local de estaclase no puede sino comprender: a) campo abierto,y nada más que campo abierto.
En la clase II, una jurisdicción local comprendeuna o más aglomeraciones o partes de aglomera-
En la clase III, una jurisdicción local comprendeuna aglomeración o parte de aglomeración, perono campo abierto. En esta clase se pueden distin-guir solamente dos tipos. Una jurisdicción local deesta clase no puede sino comprender, o bien g) unay sólo una aglomeración entera, o bien h) parte deuna y sólo una aglomeración.
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Reflexiones finales
En el territorio de cualquier Estado se puedeencontrar una insospechable variedad de rela-ciones espaciales entre aglomeraciones y jurisdic-ciones locales. Se entiende como “aglomeración” auna localidad concebida como concentración deedificios y calles. Se entiende como “jurisdicciónlocal” a cualquier municipio o, también, cualquierjurisdicción que oficialmente no se denomine asípero, por las competencias de sus autoridades polí-ticas específicas, equivale a un municipio.
A lo largo del trabajo se hace permanente refe-rencia al territorio de un particular Estado, laArgentina, en el cual aquellas relaciones son tanherméticas como tortuosas. Para patentizarlasantes hay que internarse en sus vericuetos, y elloobliga a insertarlas en la división territorial oficialentera. Ésta, además de aquellas jurisdiccionesabarca otras, políticas o administrativas, por com-pleto distintas. También abarca porciones oficial-mente delimitadas que, por carecer de autoridadesespecíficas permanentes, sería impropio calificar dejurisdicciones: circuitos electorales, fracciones cen-sales, lotes catastrales, etc. Aquí se las demomina“precintos”, y se denomina “ámbito territorial ofi-cial”, genéricamente, tanto a una jurisdiccióncomo a un precinto. Por fin, se denomina “áreaoficial” a un trozo concreto de la superficie de latierra con el cual coinciden uno solo o dos o másámbitos territoriales. “Área oficial” designa al con-cepto clave para analizar la división oficial delterritorio de cualquier Estado.
No se pretende en el estudio proponer cambios. Sepretende sacar a la luz un problema importante ypeliagudo, agravado con el tiempo y sin embargotodavía descuidado, marginado más bien.Sorprende que políticos, funcionarios, y hasta pro-fesores o investigadores de disciplinas donde a cadarato se tropieza con el problema, desconozcanincluso lo elemental sobre la diversidad de rela-ciones espaciales que en el territorio argentinopueden darse entre aglomeración y jurisdicciónlocal. Más sorprende que desconozcan incluso loelemental sobre la división oficial del territorio decualquier Estado. Conocer aunque sea los rudi-
mentos de esta división es condición necesaria–desde luego, no suficiente– para imbuir ciertadosis de racionalidad en multitud de decisionespolíticas. En la Argentina, un Estado federal, laignorancia al respecto es palpable cuando conánimo crítico se comparan entre sí las reformasconstitucionales sancionadas en casi todas las pro-vincias entre 1986 y 1996. También cuando se com-paran entre sí las “leyes orgánicas municipales”que, una en cada provincia, están hoy en vigencia.
La división oficial del territorio estatal es en losEstados Unidos aún más complicada que en laArgentina. Pero allí quien tiene que conocerla laconoce; si por excepción no la conoce, sabe quetendría que conocerla y averigua adónde recurrirpara aprenderla. Explayarse en este otro asunto, sinembargo, desbordaría los severos límites autoim-puestos a este ensayo. Es mucho más compacto delo que al lector pueda parecerle.
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Cuando el caos caracteriza la división oficial del territorio del Estado
Año 1, número 1, diciembre de 2004 35
ResumenA través de un análisis de indicadores de fecundidadrealizado entre 1869 y 1947 se estudia la trayectoriadel proceso de transición de la fecundidad ocurridoen la Ciudad de Buenos Aires. Se concluye, en pri-mer lugar, que el nivel de fecundidad de la Ciudadde Buenos Aires en el siglo XIX era menor que el deltotal del país y, probablemente, menor que el decualquier otra de las jurisdicciones. En segundolugar, que ello se debía a un control de la fecundidadpor algún método distinto al del celibato o la poster-gación del matrimonio, es decir, según el momentohistórico, por abstinencia, coito interrumpido o a-borto. En tercer lugar, que ese nivel de control semantuvo constante en el tiempo durante la últimaparte del siglo XIX, ya que la fecundidad de la Ciudadde Buenos Aires sólo comenzó a descender en algúnmomento después de 1914.
La transición de la fecundidad en la Ciudad deBuenos Aires. Una aproximación
Edith Alejandra Pantelides1
1 Investigadora independiente del Conicet. Investigadora titular delCentro de Estudios de Población - CENEP.
SummaryThe trajectory of the process of fertility transitionsis shown through an analysis of fertility indicatorsfor the City of Buenos Aires from 1869 to 1947. Thefollowing conclusions are arrived to: First, that thefertility level of the City of Buenos Aires in the XIX
century was lower than that of the country as awhole and, very likely, than the fertility level of allthe provinces. Second, that such level was achievedthrough a method other than celibacy or delayedmarriage, that is, given the historical moment,through abstinence, abortion or withdrawal. Third,that the level of fertility control stayed constantduring the last years of the XIX century, given thatBuenos Aires City's fertility started to decline some-time after 1914.
Introducción
Dentro del estudio de la transición de la fecun-didad en la Argentina, el de la Ciudad deBuenos Aires reviste particular interés. Ello esasí por la importancia que la ciudad tuvo tem-pranamente desde el punto de vista económico ypolítico y también, como trataremos de mostrar,por ser pionera en el descenso de la fecundidadocurrido en el país. La fecha inicial del estudioestá marcada por el primer censo nacional depoblación y la final por el cuarto; este últimofue elegido por ser el primer censo posterior almomento en que la fecundidad de la ciudadalcanzaba valores postransicionales.
Diversos investigadores coinciden en que a partirde finales de la década de 1880 comienzan a
registrarse cambios en la tasa bruta de natalidad(TBN) del total del país (Collver, 1965; Lattes,1975; Rothman, 1973; Torrado, 1970). Como essabido, esta medida de la fecundidad es afectadapor cambios en la estructura de la población, enparticular, en este caso, por la masiva entradade inmigrantes europeos. Éstos, que eran predo-minantemente personas solteras o que migrabansolas y eran en su mayoría hombres, “ingresan”al denominador de la tasa, pero no contribuyen(con nacimientos) al numerador de la mismamientras no se establecen, se casan (o traen a susesposas) y tienen hijos. Entre tanto, el efecto esun descenso de la TBN, más notable a partir de laúltima década del siglo XIX. Los datos disponi-bles no permiten efectuar estimaciones de seriesde otras medidas de la fecundidad menos afec-tadas por la estructura de la población, perouna fuerte indicación de que la fecundidad to-davía no cambiaba cuando las TBN sí lo hacían,surge de la observación de la mediana y el número
Notas
36 Población de Buenos Aires
El registro de nacimientos bajo un régimen civil(y no religioso) se generalizó para el total delpaís en 1914, aunque en algunas jurisdicciones sehabía implementado con anterioridad. LaCiudad de Buenos Aires aprobó la ley corres-pondiente en 1884, pero ello no quiere decir quela implementación completa se hiciera esemismo año; en efecto, hasta 1887 los datos quese publicaban eran bautismos. En 1888 y 1889se advierte un aumento considerable de lascifras, superior al que se venía registrando enaños anteriores, posiblemente debido a unamejora del registro, por incluir nacimientos deno bautizados y nacimientos cuya inscripción sehabía postergado.
Múltiples fuentes, a veces superpuestas, proveeninformación de estadísticas vitales de la Ciudadde Buenos Aires (véase anexo), lo que permiteconstruir series más completas, pero obliga a vecesa decidir entre cifras diferentes para el mismoaño. Las estadísticas de nacimientos fueron eva-luadas y corregidas por Recchini de Lattes (1967)y por Recchini de Lattes y Lattes (1969) y esosnacimientos corregidos se utilizaron en este tra-bajo luego de separarlos para años individuales4 y haciendo promedios trienales alrededor de lafecha censal.
Las poblaciones que intervienen en el cálculo delos indicadores de fecundidad provienen de loscensos nacionales y municipales antes mencio-nados. Los tres primeros censos nacionales fueronevaluados por Lattes (1968), quien también rea-lizó una evaluación preliminar del censo de 1947.5
Por lo general, este último censo se considera debuena calidad (Camisa, 1964: 3; Somoza, 1968: 3;Lattes, 1968: Cuadro 2). Los porcentajes de sube-numeración calculados son bajos y nunca superanel 7% de la población total. Si bien ciertas sub-poblaciones están peor enumeradas que otras, laexperiencia indica que la de las mujeres en edadfértil no figura entre las que presentan pro-blemas especiales. Los censos de la Ciudad de
Metodología y fuentes
La investigación en que se basa este artículo fue decarácter demográfico e histórico, utilizando datossecundarios. Como fuentes se usaron las estadís-ticas vitales y los censos de población, tantonacionales como de la Ciudad de Buenos Aires.
Los censos nacionales de población que nosinteresan fueron levantados en 1869, 1895, 1914 y1947. Por su parte, la Ciudad de Buenos Aires,como sucedió con otras jurisdicciones, levantóademás censos locales en 1887, 1904, 1909 y 1936.Los mismos servirán no sólo para proveer el deno-minador de las tasas de fecundidad, sino tam-bién –en algunos casos– para calcular algunasmedidas alternativas basadas en la pregunta sobrelos hijos tenidos por las mujeres censadas. Sinembargo, todos los censos de este período quehicieron una pregunta de este tipo, sólo se laefectuaron a las mujeres que habían estado algunavez casadas. La categoría “unión consensual” noexiste en los censos que nos ocupan y, aparente-mente, la mayoría de las mujeres en ese tipo deunión se clasificaron como solteras (Pantelides,1984a).
4 Alfredo Lattes y colaboradores han elaborado nuevas series de naci-mientos y de población (inéditas), pero éstas no cubren todo el períodoaquí analizado.5 Véase nota 2.
2 Recién se pudo volver a calcular esta medida en 1947, por lo cual nosabemos qué pasó en el período intermedio.3 El artículo se basa en gran medida en la tesis de doctorado de la autora(Pantelides, 1984).
medio de hijos y de la estructura por paridez delas mujeres no solteras, que prácticamente nocambiaron hasta, por lo menos, 1914 2 (Pantelides,1982). En efecto, en 1895 el número medio dehijos era de 4,7 y de 4,6 en 1914, mientras que lamediana tenía en ambas fechas el mismo valor: 3,4.
En tal contexto, este artículo se centra en lo queocurría en la Ciudad de Buenos Aires, utili-zando diversos indicadores y toma, comopunto inicial, el primer censo nacional depoblación y, como punto final, el censo depoblación de 1947, fecha en la cual la transiciónde la fecundidad de la ciudad de Buenos Aires yahabía ocurrido.3 No conocemos otros estudiosque se dediquen al mismo tema, salvo los deRecchini de Lattes (1963 y 1971).
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Buenos Aires a partir del de 1895 fueron eva-luados por Recchini de Lattes (1971: Cuadro 2.10)mediante el índice de Myers. Este índice no per-mite calcular el porcentaje de subenumeración,pero una comparación de sus valores obtenidospara todo el país y para la Ciudad de BuenosAires permite afirmar que, antes de 1947, loscensos de la Ciudad eran de mejor calidad quelos nacionales.
Todas las evaluaciones mencionadas se refierena la población total y no a la calidad de la res-puesta a preguntas particulares, como por ejemplola de hijos tenidos y la de situación conyugal,que influyen en el cálculo de algunos indica-dores de fecundidad. En este artículo no podemosextendernos sobre este tema, que ha sido anali-zado en detalle por Pantelides (1984a y 1984b).
La trayectoria de la fecundidad
Cuando se trabaja, como en este caso, coninformación que se sabe defectuosa, los resul-tados deben tomarse como aproximaciones,aun si se han corregido las cifras. Diferentesautores pueden aplicar criterios diferentes enlas correcciones y no existe un estándar contrael cual comparar los resultados. Quien deseecomparar los resultados aquí presentados, encon-trará algunas diferencias con los calculados porRecchini de Lattes (1971), diferencias atribui-bles a diferentes criterios de corrección, o a ladecisión de no corregir parte de la informaciónbásica. Sin embargo, los niveles de los indica-dores y la tendencia general encontrados en esostrabajos y en éste son similares.
Presentamos primero las medidas de fecun-didad más simples: la tasa bruta de natalidad(TBN) y la tasa de fecundidad general (TFG).Como sa-bemos, y ya lo adelantáramos, la TBN
es afectada por la estructura por edad y sexo dela población. Por su parte, la TFG no se ve afec-tada por la estructura por sexo, ni por la pre-sencia relativa de niños y ancianos, pero sí porcambios en la estructura por edad de la pobla-ción femenina en edades fértiles.
Cuadro 1Ciudad de Buenos Aires.Tasa bruta de natalidad y tasade fecundidad general, 1869-1947
1869 46,0 36,81887 40,7 37,71895 43,9 40,91904 35,5 34,61909 33,1 34,81914 27,6 31,01936 13,6 16,81947 14,8 19,2
Añocensal
Con nacimientoscorregidos
Con nacimimientossin corregir
Tasa bruta de natalidad (por mil habitantes)
1869 187,1 149,71887 167,7 155,61895 172,4 160,51904 138,1 135,21909 115,9 121,81914 104,8 117,71936 44,3 54,81947 47,0 60,8
Tasa de fecundidad general(por mil mujeres de 15-49 años)
Fuentes: Elaboración propia a partir de datos de Recchini de Lattes(1967); Recchini de Lattes y Lattes (1969); censos nacionales ymunicipales de población de los años respectivos.
Puede advertirse que, al igual que para el paíscomo un todo, la TBN y la TFG descienden despuésde 1895, y lo hacen en forma continuada, conun leve repunte que se registra en 1947; esterepunte, que probablemente se inició un pocoantes (Recchini de Lattes, 1971), es paralelo alque sufrieron estas tasas en todo el país en lasegunda mitad de la década de 1940.
Si se comparan los niveles de las tasas, las de laCiudad de Buenos Aires son siempre inferioresa las del país (véase Lattes, 1975). Ésta es la pri-mera característica de la fecundidad de laCiudad de Buenos Aires que queremos señalar:aun antes de que allí se registrara un descenso dela natalidad o de la fecundidad, el nivel de lastasas era más bajo que el del país como un todo.En otro trabajo (Pantelides, 1984b) señalamos quetambién era más bajo que el de las provincias deBuenos Aires, Santa Fe, Catamarca, Mendoza yTucumán (y, por tanto, casi seguramente, quetodas las demás provincias argentinas).
La transición de la fecundidad en la Ciudad de Buenos Aires
38 Población de Buenos Aires
Duración del matrimonio (en años)
En los censos a los que recurrimos, sólo se lespidió información sobre hijos tenidos a las quellamaremos “mujeres alguna vez casadas”, esdecir a las legalmente casadas y a las viudas decasamientos legales. Como puede observarse enel Cuadro 2, el número medio de hijos, tanto noestandarizado como estandarizado, no sufrecambios hasta 1909. Para confirmar esta estabi-lidad del nivel de la fecundidad, examinemos elnúmero medio de hijos en distintas duracionesde matrimonio (Cuadro 3). Recién en 1914 seadvierten cambios, con un descenso de laparidez media, cualquiera sea la duración delmatrimonio. En 1936 el cambio ya es radical.
Si nos detenemos en la duración 25 años y más,que puede considerarse como el tamaño final de ladescendencia al que arriban las mujeres censadasalguna vez casadas, ésta se mantiene alrededor de6 hijos y medio por mujer hasta 1914 inclusive.
Cuadro 3Ciudad de Buenos Aires. Número medio de hijos pormujer alguna vez casada según duración del matrimonio,1895-1947
1895 1,1 2,5 3,8 4,9 5,7 6,61904 1,0 2,5 3,8 4,8 5,5 6,31909 1,0 2,5 3,8 4,8 5,5 6,61914 0,9 2,3 3,4 4,5 5,3 6,41936 0,6 1,5 2,2 2,8 3,5 5,11947 0,7 1,5 1,9 2,2 2,9 4,7
Año0 - 4
Claro está que estas cohortes matrimoniales refle-jan una fecundidad en su mayor parte pasada. Sila fecundidad estuviera descendiendo, deberíahaber alguna indicación en las cohortes de matri-monios de menor duración (es decir, entre lasmujeres que, ceteris paribus, son más jóvenes),pero ello tampoco sucede hasta 1914, cualquierasea la duración matrimonial que se observe y aunentonces los cambios son todavía incipientes.
Como lo adelantáramos en la introducción alreferirnos a la transición de la fecundidad en eltotal del país, creemos que la tendencia marcadapor las TBN y TFG es, en parte, consecuencia dela entrada masiva de inmigrantes a los denomi-nadores de las tasas (población) sin un correlatocontemporáneo equivalente en los numeradores(nacimientos). Por ello buscamos otros indica-dores que pudieran iluminar este punto. Unaposibilidad está dada por la información censalsobre hijos tenidos por las mujeres (Cuadro 2).
Cuadro 2Número medio de hijos por mujer alguna vez casada,1869-1947
1869 46,0 36,81887 40,7 37,71895 43,9 40,91904 35,5 34,61909 33,1 34,81914 27,6 31,01936 13,6 16,81947 14,8 19,2
Año Sin estandarizar
Nota: Se utilizó como población estándar la de las mujeres algunavez casadas de la Ciudad de Buenos Aires en 1936.Fuente: Elaboración propia a partir de censos nacionales y municipales.
5 - 9 10 - 14 15 - 19 20 - 24* 25 y más**
Notas: * Para 1947= 20-29; ** para 1947= 30 y más.Fuentes: Elaboración propia a partir de censos nacionales y muni-cipales de población
Paridez
Cuadro 4Ciudad de Buenos Aires. Estructura por paridez de lasmujeres algunas vez casadas. 1895-1947
1895 14,0 14,0 26,4 18,9 19,4 7,3 0,0 100,01904 16,6 12,3 23,0 17,9 19,6 6,6 4,0 100,01909 15,9 12,0 22,3 18,6 22,0 7,5 1,7 100,01914 16,8 15,2 25,2 17,1 18,3 6,7 0,7 100,01936 18,2 20,2 31,4 14,6 11,8 3,3 0,5 100,01947 17,6 23,1 34,3 11,7 8,1 2,1 3,1 100,0
Año0 1 2 y 3 4 y 5 6 a 9 10 y
más
Nota: En 1895 las mujeres con paridez sin especificar fueron clasi-ficadas en el censo como sin hijos.Fuentes: Censos nacionales y municipales de población.
sinesp. Total
Un análisis de la estructura por paridez de lasmismas mujeres tampoco muestra señales de undescenso en la fecundidad antes de 1914; de existir,éste se manifestaría como un descenso de la pro-porción de parideces altas y una concentración envalores bajos de número de hijos, por efecto delstopping o control de los nacimientos una vezque se ha alcanzado el número deseado y/o del
Estandarizado
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espaciamiento o ampliación de los intervalosintergenésicos. Ello recién comienza a advertirseen 1914 y ya es absolutamente obvio en 1936(Cuadro 4). Para llegar a conclusiones más firmesa partir de este indicador, que está además algoafectado por diferentes porcentajes de nacimientosde orden no especificado, es necesario efectuarun análisis por cohortes.
El control de la fecundidad
Una aproximación diferente a la pregunta sobresi en la Ciudad de Buenos Aires se practicaba elcontrol de la fecundidad y en qué medida, ladan los llamados “índices de Coale” (1967).Estos índices comparan los nacimientos obser-vados con los que ocurrirían si la población secomportara como las hutteritas casadas en losaños 1921-1930. Los hutteritas son una sectaprotestante en la cual, si bien el matrimonio esalgo tardío, es casi universal; dicha secta,además, no practica ninguna forma conscientede control de la fecundidad. Así, el patrón defecundidad de las hutteritas, que daría comoresultado una tasa global de fecundidad de másde 10 hijos por mujer al finalizar el períodofértil, puede considerarse como el más alto queuna población puede llegar a tener.
De los distintos índices que se calculan, aquíutilizaremos dos:If: índice de fecundidad general. Es igual a larazón entre el número observado de naci-mientos y el número de nacimientos que ocurri-rían si todas las mujeres experimentaran el patrónde fecundidad por edad de las hutteritas casadas.Ig: índice de fecundidad marital. Se diferenciadel anterior en que sólo se calcula con lasmujeres casadas.
Para juzgar el grado de control de la fecundidad,debe compararse el valor obtenido en los índicescon el valor que dichos índices tienen entre lashutteritas: If = 0,70 e Ig = 1,00. Para el año 1895,en el que es dable calcular ambos índices, seobserva una alta fecundidad marital pero uníndice comparativamente más bajo de fecundidad
Cuadro 5Ciudad de Buenos Aires. Índice de fecundidad total (If)e índice de fecundidad marital (Ig), 1869-1947
1869 0,481895 0,42 0,631904 0,381909 0,291914 0,261936 0,111947 0,13 0,23
Año If
Fuentes: Elaboración propia con datos de Coale (1967), Recchinide Lattes (1967) y Recchini de Lattes y Lattes (1969)
Ig
total. Ello se debe a que una parte de los naci-mientos ocurren fuera del matrimonio legal. Yaen 1895, en la Ciudad, la diferencia entre el Igobtenido (0,63) y 1,00 muestra el control neo-malthusiano de la fecundidad (es decir, un con-trol por medios diferentes al celibato o a unapostergación del matrimonio). Sin embargo,como hemos visto por otros indicadores, esenivel de control parece haber permanecido cons-tante hasta la segunda década del siglo XX.
Conclusiones
Las conclusiones que pueden extraerse son sen-cillas. En primer lugar, que el nivel de fecundidadde la Ciudad de Buenos Aires era menor que eldel total del país y, probablemente, que el de cual-quier otra de las jurisdicciones. En segundolugar, que ello se debía a un control de la fecun-didad por algún método distinto del celibato o lapostergación del matrimonio, es decir, dado elmomento histórico, por abstinencia, aborto ocoito interrumpido. En tercer lugar, que esenivel de control se mantuvo constante en eltiempo durante la última parte del siglo XIX, yaque la fecundidad de la Ciudad de Buenos Airessólo comenzó a descender en algún momentodespués de 1914.
Esperamos que otros estudios arrojen más luzsobre el proceso que hemos analizado.
La transición de la fecundidad en la Ciudad de Buenos Aires
40 Población de Buenos Aires
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ANEXO
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Edith Alejandra Pantelides
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La transición de la fecundidad en la Ciudad de Buenos Aires
Año 1, número 1, diciembre de 2004 43
Introducción
El objetivo de este trabajo es aportar algunoselementos a la discusión acerca de los cambiosde la fecundidad en la Ciudad de Buenos Aires du-rante los últimos veinte años, bajo el supuestogeneral de que, tanto las nuevas modalidades deformación y disolución de parejas y familias comolas migraciones, afectaron a la fecundidad.
¿Cuáles son algunos de los antecedentes? Ya en elsiglo XIX el nivel de la fecundidad de la ciudad eramenor que el del total del país y, probablemente,menor que en el resto de las jurisdicciones.Según Pantelides “no se trataba al principio de unafecundidad en descenso, sino de una fecundidadde nivel más o menos constante, pero siempreinferior al de las otras áreas” (1989:7). Al menosen parte, la autora encuentra la explicación en el
patrón de la nupcialidad; la ciudad presentabaen aquel momento una edad media en el momentodel matrimonio superior al resto de las jurisdic-ciones. Con respecto a los cambios en el nivelde la fecundidad total entre 1947 y 1980, Pantelidessostiene que un genuino aumento de la fecundidaddel país ocurrió en la década de 1970 y, además, quelos ascensos más importantes se registraron en lasjurisdicciones que tenían un nivel previo de la tasaglobal de fecundidad por debajo del promedio.
Torrado, por su parte, al abordar para la ciudadel análisis de la relación bivariada entre la clasesocial y la nupcialidad-fecundidad en 1980, señalaque “Los índices de nupcialidad-fecundidad deesta jurisdicción siguen la misma pauta que suestructura social, es decir son totalmente dife-rentes al total del país. La nupcialidad es tardíacon muy baja incidencia de consensualidad, yla fecundidad es muy baja (por debajo del reem-plazo generacional) con muy baja incidencia de losnacimientos extramaritales.” (Torrado, 1993: 202).
1 Demógrafa social, responsable de la Unidad de Análisis Demográficode la DGEyC del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
¿Qué pasó con la fecundidad de la Ciudad de BuenosAires en los últimos veinte años?
Victoria Mazzeo1
ResumenLas nuevas modalidades de formación y disoluciónde parejas y familias, así como las migraciones, hanafectado la fecundidad. Este trabajo avanza en la des-cripción y el análisis transversal de la fecundidad enla Ciudad de Buenos Aires entre 1980 y 2001. El aná-lisis partió de constatar las limitaciones de lasfuentes de datos y su comparación; luego, se acotópara determinar el comportamiento del patrón de lafecundidad, diferenciando el origen y la situaciónconyugal de las mujeres. Para estudiar la magnituddel cambio se usa la tasa global de fecundidad,medida no afectada por las diferencias en las estruc-turas por edad. En conclusión, se observa que, sibien la fecundidad ha descendido entre 1980 y 1991,experimenta un leve repunte entre 1991 y 2001.
SummaryThe formation and dissolution of couples andfamilies, as well as migration have affected fertility.This article advances in the description and cross-sectional analysis of the fertility in Buenos AiresCity between 1980 and 2001. The analysis coversthe limitations of the sources of data, a comparisonof them, and the pattern of fertility, differentiatingby the origin and marital status of the women. Thetotal fertility rate is the tool for studying the mag-nitude of the change, because the measure is notaffected by differences in age structures. In conclu-sion, it is observed that, although the fertility hasdescended between 1980 and 1991, it experienced alight increase between 1991 and 2001.
Notas
44 Población de Buenos Aires
En un trabajo posterior, la misma autora ana-liza, para un universo de mujeres casadas deentre los 20 y 24 años, la trayectoria procreativaen la ciudad a partir del tamaño medio de lafamilia según duración de la unión. Afirma quela generalización de la regulación de la fecun-didad en la ciudad “se tradujo en la paulatinapero drástica disminución de las mujeres de altaparidez (4 o más nacimientos), y en su concen-tración en las parideces 2 y 3. De suerte que ladescendencia final promedio de las parejas for-madas hacia 1915 se acercaba ya a los 3 hijos.”(Torrado, 2003: 331).
Giusti analiza la fecundidad diferencial porregiones para 1980 (Giusti, 1993) y Sana aportaresultados posteriores y afirma que “pasado elaumento de la fecundidad de los setenta, desde1980 en adelante la tendencia mostrada por laTGF resulta uniformemente decreciente, auncuando las distintas regiones puedan encontrarseexperimentando diferentes transiciones (…) y quepara el estudio de la fecundidad argentina delfin de siglo es necesario incorporar al análisislos cambios ocurridos en los patrones de forma-ción y disolución de la familia.” (2001:67).
Hay también algunos antecedentes de que lamigración internacional que llegó a BuenosAires, así como a otras ciudades importantesdel país, contenía mujeres con una fecundidaddistinta que las nativas (Pantelides, 1997).
¿Qué evidencias se pueden destacar respecto deestos cambios en la ciudad? A partir del análisistransversal se observa que en la década de losaños ochenta la edad media a la primera uniónde las mujeres era de 26 años, mientras que enla década del noventa se incrementó a 28 años(Mazzeo, s/f) y, para la década de 2000, superalos 30 años. A esta evidencia se debe agregar elcrecimiento sostenido de la proporción deunidas en la población total (Cuadro 1), asícomo el incremento de los hijos extramatrimo-niales (Mazzeo, 2001 y Torrado, 2003) (Cuadro2). Este corrimiento de la edad a la primeraunión se corrobora al examinar la edad pro-medio de las madres que dieron a luz por pri-
mera vez, que osciló entre los 26 y los 28 añosdurante las décadas de 1980 y 1990, y supera los29 años a partir del año 2000.
A partir del análisis longitudinal, también seconfirma la postergación al matrimonio.Binstock (2004), en su investigación sobre lastrayectorias en la formación y disolución de lafamilia que realizara con datos de la EncuestaAnual de Hogares 2002, muestra una posterga-ción del matrimonio, que no es enteramentecompensada por la consensualidad, con lasmujeres de la generación del sesenta como susprecursoras, “tendencia que se acentúa aún másen las generaciones subsiguientes, hecho que seevidencia a partir de fines de la década delochenta y sobre todo en los noventa ycomienzos del siglo XXI” (Binstock, 2004:14).
Utilizando como fuente las estadísticas vitales,se registra un notorio incremento de la pro-porción de nacimientos de madres no nativas.
Cuadro 1Situación conyugal de las mujeres de 14 a 49 años.Ciudad de Buenos Aires. 1980, 1991 y 2001
Total 100,0 100,0 100,0Casada 50,4 42,8 33,5Separada/divorciada 4,2 7,0 7,1Soltera 38,3 39,4 43,8Unida de hecho 5,5 9,4 14,7Viuda 1,6 1,3 0,9
Situación conyugal 1980 1991 2001*
* Para 2001 la categoría “casada que no convive” fue incluida en“separada/divorciada”.Fuente: Elaboración sobre la base de datos censales.
Cuadro 2Proporción de nacimientos extramatrimoniales.Ciudad de Buenos Aires, 1989 a 2000
1989 30,31990 30,11991 30,11992 31,91993 32,71994 32,5
Año %
Fuente: Elaboración sobre la base de estadísticas vitales.
1995 39,31996 40,91997 42,01998 43,81999 44,72000 47,5
Año %
Victoria Mazzeo
Año 1, número 1, diciembre de 2004 45
Los nacimientos de no nativas más que duplicaronsu proporción entre 1991 y 2000 (Cuadro 3).
Con el objeto de indagar cuáles fueron los paísesde origen que incidieron en dicho incremento,se tabuló el lugar de nacimiento de las madres paraalgunos años del período 1991-2000. Los resul-tados obtenidos (Cuadro 4) permiten afirmar quelos países limítrofes más Perú, representaron cercadel 90 por ciento de los nacimientos de no nativasy que su participación en el total de nacimientosse ha incrementado, pasando de 8,8 por cientoen 1991 a 19,2 por ciento en 2000 (Cuadro 5). Sedestacan Bolivia, que ha cuadruplicado su parti-cipación en el total de nacimientos y Perú, quela ha aumentado en quince veces.
Cuadro 3Proporción de nacimientos de madres no nativas.Ciudad de Buenos Aires, 1991 al 2000
1991 10,31992 12,61993 13,01994 15,21995 16,8
Año %
Fuente: Elaboración sobre la base de estadísticas vitales.
1996 17,21997 18,41998 19,01999 21,02000 22,6
Año %
Cuadro 4Principales nacionalidades en el total de nacimientosde madres no nativas. Ciudad de Buenos Aires, 1991,1993, 1995, 1997 y 2000
1991 20,6 2,8 8,0 26,31993 26,0 2,5 6,3 26,41995 30,9 2,0 3,6 23,51997 32,5 2,1 3,1 21,11999 35,2 2,0 2,2 19,52000 37,9 1,6 1,9 18,5
Año Bolivia Brasil Chile Paraguay
Fuente: Elaboración sobre la base de estadísticas vitales.
1991 2,5 25,5 14,3 100,01993 6,4 20,4 12,0 100,01995 13,9 13,9 12,2 100,01997 16,8 11,2 13,2 100,01999 20,9 7,9 12,3 100,02000 21,5 6,7 11,9 100,0
Año Perú Uruguay Resto Total
Cuadro 5Principales nacionalidades en el total de nacimientos.Ciudad de Buenos Aires, 1991, 1993, 1995, 1997,1999 y 2000
1991 2,1 0,3 0,8 2,7 0,31993 3,3 0,3 0,8 3,3 0,81995 5,1 0,3 0,6 3,9 2,31997 5,5 0,3 0,5 3,5 2,81999 7,3 0,4 0,5 4,0 4,32000 8,3 0,3 0,4 4,0 4,7
Año Bolivia Brasil Chile Paraguay Perú
Fuente: Elaboración sobre la base de estadísticas vitales.
1991 2,6 1,5 89,7 100,01993 2,6 1,9 87,0 100,01995 2,3 2,3 83,2 100,01997 1,9 3,9 81,6 100,01999 1,6 2,9 79,0 100,02000 1,5 3,4 77,4 100,0
Año Uruguay Resto no nativas Nativas Total
(conclusión)
(conclusión)
Estos valores serían un primer indicio de que laparticipación de los nacimientos de las mujeresno nativas habría afectado la fecundidad de laciudad.
Si bien el nivel de la fecundidad de la ciudad semantiene estable desde comienzos de la décadade 1980, con un leve repunte en su segundoquinquenio (Dirección General de Estadística yCensos, 1992), interesa analizar lo ocurrido eneste fenómeno según la edad, el lugar de naci-miento y la situación conyugal de las mujerespara las tres últimas fechas censales.
¿Por qué estas tres variables? La edad porque,debido a factores biológicos y culturales, lafecundidad es muy diferente, precisamente,según la edad. La situación conyugal, porque lamayoría de los nacimientos se da dentro deuniones (legales o no) y un cambio en estaestructura también afecta el nivel. Lugar denacimiento, porque las migrantes pueden tenerpautas de fecundidad distintas de las nativas yun cambio en esa estructura (proporción demigrantes entre las mujeres) puede afectar lafecundidad.
La fecundidad de la Ciudad de Buenos Aires en los últimos veinte años
46 Población de Buenos Aires
Por otra parte, se ha comprobado que el incre-mento de las uniones de hecho y otras modifica-ciones de la nupcialidad inciden en la evolucióndel nivel de la fecundidad y en la modificaciónde su estructura (Mazzeo, 2001). Por lo tanto, espropósito de este trabajo no sólo indagar acercade los cambios de la fecundidad en la ciudad enlas dos últimas décadas, sino también obser-varlos según lugar de nacimiento y situaciónconyugal de las mujeres.
Por último, cabe destacar que la composiciónporcentual de la población femenina de 15 a 49años según lugar de nacimiento y situación con-yugal (Cuadro 6) se ha modificado: se incrementóla proporción de inmigrantes a la ciudad (41,2por ciento en 1980 a 46,4 por ciento en 2001) y lade las mujeres sin unión (44,1 por ciento en 1980a 51,6 por ciento en 2001), especialmente entre lasnativas del resto del país y las no nativas.
de población y las estadísticas vitales, cada unade las cuales capta la información de formadiferente y presenta inconvenientes de distintaíndole para la investigación.
Los censos de población sólo indagan la fecun-didad de todas las mujeres, sin importar suestado civil o situación conyugal, a partir de1970 (Mazzeo, 1997) y lo hacen preguntandosobre: a) la cantidad de hijos tenidos hasta elmomento del censo (fecundidad acumulada) yb) los hijos tenidos durante el último año porlas mujeres con edades comprendidas entre los14 y 49 años (fecundidad reciente).
La pregunta sobre fecundidad reciente, cuyosresultados se analizan en este trabajo, ha modifi-cado su formulación a través de los censos. En loscensos de 1980 y 1991 se indagó sobre los hijostenidos en el último año, en el primero pregun-tando por una fecha fija y en 1991 durante los úl-timos 12 meses. Las categorías de respuesta fueronlas mismas (no; sí: uno y sí: 2 o más). En el censo2001 se indagó sobre la fecha de nacimiento delúltimo hijo o hija nacido vivo, es decir se perdióla captación directa de los nacimientos múlti-ples.2 Esta modificación ha respetado la pro-puesta de especialistas de la temática, quienesafirmaron que las omisiones de nacimientos sereducen al preguntar la fecha (López, 1996).
Con respecto a la calidad de la informacióncensal, el bloque de preguntas sobre fecundidad,tanto en los censos de 1980 y 1991, para los quese hicieron evaluaciones cuali-cuantitativas, acusaniveles de “no respuesta elevados”, especialmentea la pregunta referida a los hijos nacidos en elúltimo año.3 Lamentablemente, no se conoce lano respuesta y el ignorado para el censo 2001,lo que impidió hasta el momento, evaluar lacalidad de las preguntas de dicho bloque.
Se ha afirmado (Goldberg y Massé, 1997) que elcenso de población puede constituir un instru-mento válido que contribuya al estudio de los
Cuadro 6Población femenina de 15 a 49 años según lugar denacimiento y situación conyugal.*Ciudad de Buenos Aires, 1980, 1991 y 2001
Total 100,0 55,9 44,1 100,0 52,2 47,8Nativas 90,8 49,7 41,1 90,8 46,5 44,3De la Ciudad 58,4 31,9 26,6 63,1 31,2 31,9Del resto del país 32,3 17,8 14,5 27,7 15,3 12,4No nativas 9,2 6,1 3,1 9,2 5,7 3,5
1980
* En unión incluye casadas y unidas para censos 1980 y 1991 ycualquier estado civil, pero en convivencia para censo 2001.Fuente: Elaboración a partir de las bases censales.
En Sinunión unión
Lugar denacimiento Total
En Sinunión uniónTotal
1991
Total 100,0 48,4 51,6Nativas 86,8 40,7 46,1De la Ciudad 53,7 23,3 30,4Del resto del país 33,2 17,5 15,7No nativas 13,2 7,7 5,5
2001
En Sinunión unión
Lugar denacimiento Total
(conclusión)
Limitaciones de las fuentes
Para cumplir con los objetivos enunciados sepuede recurrir a dos tipos de fuentes: los censos
2 Para la ciudad en el 2001 representaron el 2,1 % de los nacimientos.3 En la ciudad fue del 37,9% en 1980 y 12,6% en 1991.
Victoria Mazzeo
Año 1, número 1, diciembre de 2004 47
diferenciales socioeconómicos de la fecun-didad, pero que para el estudio de su estructuraresulta más confiable utilizar las estadísticasvitales. Para estas últimas, el registro continuo denacimientos incluye, entre otros datos, la edad yel lugar de nacimiento de la madre, que se ana-lizan en este trabajo.4 Dichos datos tuvieronuna calidad aceptable para los tres momentosque se presentan5 y la formulación de las pre-guntas no se modificó en los tres modelos deformularios que se usaron en el período anali-zado. Sí es necesario destacar que en el últimocambio de formularios desapareció la preguntasobre lugar de nacimiento de la madre y, poresta razón, para los cálculos del año 2001 se uti-lizan los nacimientos de 2000.
Las comparaciones que se efectúan más adelantepresentan algunos inconvenientes, por ejemplo,el hecho de que no se realicen a partir de unacoincidencia temporal de los acontecimientos.En efecto, los nacimientos declarados corres-ponden a períodos distintos. Para el censo es elaño anterior a la fecha de su realización,6 mientrasque los nacimientos provenientes de las estadís-ticas vitales corresponden a los registrados durantelos doce meses de cada año calendario, que para2001 es el anterior al censo.
Existen evidencias empíricas sobre la omisiónde nacimientos obtenidos de la pregunta “hijosnacidos vivos en el último año” respecto de losnacimientos registrados por las estadísticasvitales (Goldberg y Massé, 1997). A fin de cuan-tificar esta posible omisión se efectuaronalgunos cálculos con los resultados de ambasfuentes que permiten concluir que no siemprefue igual la omisión y que se agudizó en elúltimo censo (Cuadro 7).
Estos resultados podrían contener sobrerregistrode nacimientos (estadísticas vitales) o subre-gistro de hijos nacidos vivos en el último año(censo). Este último caso, es ocasionado por elolvido de las madres, por problemas de fecha,por la no indagación de los censistas a gruposespecíficos (jóvenes y solteras), por no respuestay/o la omisión censal diferencial de mujeressegún cantidad de hijos nacidos vivos.8
4 La situación conyugal no se analizará utilizando las estadísticas vitalesdebido a la mala calidad de las respuestas: pesos relativos de ignoradosuperiores al 6 por ciento e inconsistencias entre situación conyugal yfecha de matrimonio o comienzo de la unión (Mazzeo, 1997).5 El peso relativo del ignorado en edad de la madre ha sido: 1980(0,1%), 1991 (1,3%) y 2000 (1,2%) y en lugar de nacimiento de la madre:1980 (0,3%), 1991 (1,3%) y 2000 (1,1%).6 A saber: entre el 22 de octubre de 1979 y el 21 de octubre de 1980;entre el 14 de mayo de 1990 y el 13 de mayo de 1991 y entre el 17 denoviembre de 2000 y 16 de noviembre de 2001.
* Se trata de mujeres que tuvieron hijos en el último año.Fuente: Elaboración a partir de las bases de estadísticas vitales ycensos nacionales.
Nacimientos - N (vitales) 44.100 40.553 42.171Hijos nacidos vivos - HNV (censo) 44.498 38.231 38.029*Relación (N-HNV)/N*100 -0,9 5,7 8,0
Fuente 1980 1991 2001
Cuadro 7Relación entre el número de hijos nacidos vivos y elnúmero de nacimientos.Ciudad de Buenos Aires, 1980, 1991 y 2001
8 Cabe mencionar que una importante cantidad de mujeres residentesen la ciudad fueron empadronadas en oportunidad del Censo 2001fuera de la misma (46.596). El 53 por ciento eran mujeres en edadesreproductivas, y de ellas 1.591 había tenido hijos nacidos vivos en elúltimo año. Los valores para el Censo 1991 fueron mucho más bajos,las mujeres apenas superaron las diez mil, de las cuales el 56 por cientocon edades entre 15 y 49 años y 425 hijos en el último año. Se efectuóel ejercicio de calcular la tasa global de fecundidad sumándolas y seobservó que para ninguno de los dos censos, este empadronamientofuera del lugar de residencia habitual afectó el nivel ni la estructura dela fecundidad de las residentes.
* Se trata de mujeres que tuvieron hijos en el último año.Fuente: Elaboración a partir de las bases de estadísticas vitales ycensos nacionales.
NativasNacimientos - N (vitales) 39.949 36.392 33.756Hijos nacidos vivos - HNV (censo) 40.255 34.298 31.068Relación (N-HNV)/N*100 -0,8 5,8 8,0
No nativasNacimientos - N (vitales) 4.151 4.161 9.831Hijos nacidos vivos - HNV (censo) 4.243 3.933 6.961Relación (N-HNV)/N*100 -2,2 5,5 29,2
Lugar de nacimiento madres/Fuente 1980 1991 2001*
Cuadro 8Relación entre hijos nacidos vivos y nacimientos segúnlugar de nacimiento de las madres para cada fechacensal. Ciudad de Buenos Aires, 1980, 1991 y 2001
La fecundidad de la Ciudad de Buenos Aires en los últimos veinte años
48 Población de Buenos Aires
Como se observa en el Cuadro 8, la omisióncensal y/o sobrerregistro de vitales se habría agu-dizado en el último censo y, especialmente, entrelas no nativas. Lo que lleva a formularnos variosinterrogantes: ¿la omisión censal en la ciudad 9
fue diferencial por grupo de edad, sexo y lugarde nacimiento?, ¿la fecundidad de las no nativasaumentó su participación en el total de la ciudad?,¿algunas no nativas al inscribir sus hijos declaranuna residencia habitual que no es la verdadera?Este trabajo intenta aportar algunos datos paracomenzar a discutir estos interrogantes.
Los resultados según los datos de lasestadísticas vitales
En primer lugar cabe efectuar una aclaracióngeneral sobre el análisis que se presenta a conti-nuación. Dado que es intención, no sólo mostrarel comportamiento de la fecundidad, diferen-ciando el origen de las mujeres y su situaciónconyugal,10 sino también comparar los resultadosque se obtienen desde ambas fuentes, se tendránen cuenta tres mediciones distintas de la fecun-didad (tasas global y específicas por edad). Laprimera, que se denomina “vitales a)”, relacionalos nacimientos obtenidos de las estadísticasvitales con la población relevada por el censo deese año. La segunda, “vitales b)”, se diferencia dela anterior en su denominador, dado que se usala población de los censos corregida.11 La ter-cera, “censo”, estimada a partir de los datos dela pregunta sobre fecundidad reciente, es decir,con la cantidad declarada de hijos tenidos en elúltimo año y la población obtenida por el censo.Para las tres mediciones se efectuó la diferencia-ción entre nativas y no nativas. La fecundidaddiferencial según situación conyugal y lugar denacimiento, diferenciando en esta oportunidad alas nativas “de la ciudad” y a las “del resto delpaís”, se estimó a partir de los resultados obte-nidos de la pregunta sobre hijos nacidos vivosdurante el último año.
Como se observa en el Cuadro 9, cualquiera seala versión, el número medio de hijos por mujer alfinal del período fértil 12 descendió entre 1980 y1991 y experimentó un leve repunte entre 1991y 2001. Con respecto a la estructura de la fecun-didad, sobresale el hecho de la postergación de lacúspide, que pasa del grupo 25-29 años a 30-34años, entre 1991 y 2001.
9 Que fue del 7 por ciento y la más alta del país.10 Esta variable se analizará sólo a través de los datos censales.11 La población de los censos corregida es la población que se utilizacomo base para las proyecciones posteriores a cada censo.
Fuente: Elaboración a partir de estadísticas vitales, censos de poblacióny estimaciones (correcciones).
15-19 24,9 24,4 23,2 23,5 31,7 28,020-24 87,7 85,3 69,0 68,6 69,5 69,025-29 128,8 127,1 117,9 115,5 106,6 106,430-34 96,9 98,0 99,8 97,5 112,4 108,135-39 45,5 45,3 48,9 48,5 63,7 59,140-44 11,6 10,6 11,4 11,8 15,4 14,645-49 1,2 1,1 1,2 1,2 1,1 1,1TGF 2,0 2,0 1,9 1,8 2,0 1,9
Versión Versión Versión Versión Versión Versióna) b) a) b) a) b)
Cuadro 9Tasas de fecundidad por edad (por mil) del total demujeres. Ciudad de Buenos Aires, 1980, 1991 y 2001
1980 1991 2001Gruposde edad
¿Qué sucedió con la fecundidad según el lugar denacimiento de las mujeres? La fecundidad de lasnativas (Cuadro 10), en ambas versiones, mantuvo
12 Es decir la tasa global de fecundidad.
Fuente: Elaboración a partir de estadísticas vitales, censos de poblacióny estimaciones (correcciones).
15-19 24,0 23,8 22,3 23,0 26,1 23,420-24 85,8 84,6 66,2 67,3 55,9 55,625-29 128,7 129,9 116,0 116,0 96,3 96,230-34 97,3 100,7 99,5 99,8 108,4 105,935-39 45,2 46,6 48,6 50,1 61,3 58,440-44 11,6 11,6 11,1 11,9 14,0 13,645-49 1,2 1,2 1,1 1,2 1,1 1,0TGF 2,0 2,0 1,8 1,8 1,8 1,8
Versión Versión Versión Versión Versión Versióna) b) a) b) a) b)
Cuadro 10Tasas de fecundidad por edad (por mil) del total demujeres nativas. Ciudad de Buenos Aires, 1980, 1991y 2001
1980 1991 2001Gruposde edad
Victoria Mazzeo
Año 1, número 1, diciembre de 2004 49
el mismo nivel que en 1991 y en ambas descendiócon respecto a 1980. Por otro lado, se ha poster-gado, ubicándose la cúspide para 2001 en el grupo30-34 años. Para las mujeres entre los 20 y 29 añosdescendió paulatinamente la fecundidad, ocu-rriendo lo contrario entre los 30 y 39 años. Nohay diferencias notables entre las dos versiones.
comprendidas entre los 30 y los 39 años y dismi-nuyeron las tasas entre los 20 y los 29 años.
¿Cómo se diferencia la fecundidad según el lugarde nacimiento de las mujeres? La fecundidad delas nativas (Cuadro 13) descendió con respectoa 1980 pero se mantuvo igual que en 1991 (1,7hijos por mujer). Teniendo en cuenta las tasaspor edad, se incrementó para las adolescentes ydescendió entre los 20 y los 29 años. Por su parte,las no nativas incrementaron su fecundidad(2,3 hijos por mujer en 2001) y modificaron suestructura. En 2001 se incrementó notablementeel nivel de las menores de 25 años y de las quetenían edades de entre los 35 y los 44 años.Evidentemente, la fecundidad de las nativas,por su peso en el total, influyó en el nivel y laestructura de la fecundidad de la ciudad.
Fuente: Elaboración a partir de estadísticas vitales, censos de poblacióny estimaciones (correcciones).
15-19 44,2 34,3 39,1 29,2 105,0 75,120-24 116,0 93,1 102,3 80,7 172,9 169,125-29 129,6 103,4 136,6 111,4 166,6 165,730-34 94,2 80,6 103,9 78,9 131,9 118,035-39 47,5 37,3 52,3 37,8 76,9 62,340-44 11,9 6,2 13,7 11,0 24,4 21,145-49 1,1 0,7 2,1 1,6 1,7 1,5TGF 2,2 1,8 2,3 1,8 3,4 3,1
Versión Versión Versión Versión Versión Versióna) b) a) b) a) b)
Cuadro 11Tasas de fecundidad por edad (por mil) del total demujeres no nativas. Ciudad de Buenos Aires, 1980,1991 y 2001
1980 1991 2001Gruposde edad
Por su parte, la fecundidad de las no nativas harejuvenecido su cúspide y se ha incrementado,especialmente la fecundidad adolescente, si biense registran diferencias entre las versiones a) y b)(Cuadro 11). Para este grupo etario la tasa defecundidad de la versión a) es bastante mayorque la b), lo que estaría indicando una subenume-ración censal importante de mujeres entre 15 y19 años o sobrerregistro de sus nacimientos porparte de las estadísticas vitales. El resto de losgrupos no presentan diferencias significativas.
Los resultados según los datos censales
La tasa global de fecundidad en el 2001 –ahorasegún los datos censales– mantiene el mismonivel que en 1991 y ambas han descendido conrespecto a la tasa de 1980 (Cuadro 12). En cuantoa las tasas por edad, se postergó la cúspide y, aligual que en las estimaciones provenientes delas estadísticas vitales, se incrementó la fecun-didad adolescente y la de las mujeres con edades
Cuadro 12Tasas de fecundidad por edad (por mil) del total demujeres. Ciudad de Buenos Aires, 1980, 1991 y 2001
15-19 17,6 16,8 25,820-24 72,7 56,3 53,825-29 124,7 107,2 84,530-34 102,8 101,2 105,435-39 55,0 51,4 62,540-44 18,8 13,0 18,645-49 9,1 5,3 2,2TGF 2,0 1,8 1,8
Grupo de edad 1980 1991 2001
Fuente: Elaboración a partir de los datos censales.
Cuadro 13Tasas de fecundidad por edad (por mil) de las mujeresnativas y no nativas. Ciudad de Buenos Aires, 1980,1991 y 2001
Fuente: Elaboración sobre la base de datos censales.
15-19 16,9 34,3 16,1 28,3 23,7 52,620-24 71,4 91,1 53,7 82,1 47,1 104,725-29 123,5 137,6 106,6 111,0 79,5 113,730-34 103,8 95,1 100,5 108,3 105,8 103,435-39 55,1 53,4 50,7 57,9 61,4 68,740-44 19,6 13,1 13,8 7,3 18,1 22,245-49 9,0 9,6 4,9 8,7 2,0 3,6TGF 2,0 2,2 1,7 2,0 1,7 2,3
Nativas Nativas Nativas
1980 1991 2001Gruposde edad No No No
nativas nativas nativas
La fecundidad de la Ciudad de Buenos Aires en los últimos veinte años
50 Población de Buenos Aires
La fecundidad según las distintas fuentes
Al comparar las versiones “censo” y “vitales a)” 13
(Cuadro 14) se observan diferencias de nivelentre los dos últimos censos, y más notorias enel caso de las no nativas.
Por otro lado, se observa un ligero desfase entreambas curvas derivado, seguramente, de la subes-timación de hijos en el censo y/o sobrerregistrode nacimientos en vitales. Para las mujeresmenores de 25 años, este hecho es más evidenteen el año 2001 (Gráficos 1 a 3).
En cuanto al origen de las mujeres ¿cómo sediferencia la fecundidad? La tasa global defecundidad de las nativas presenta, práctica-mente, el mismo nivel en los tres momentos.En cuanto a las tasas por grupo de edad, las doscurvas tienen la misma forma, si bien la delcenso posee menor nivel en las edades másjóvenes y más alto en las edades mayores(Véanse Gráficos 4 a 6). En 2001 es más evi-dente el menor nivel de la fecundidad, medidoa través del censo, de las mujeres de entre 20 y29 años.
Cuadro 14Tasa global de fecundidad a partir de los datos censalesy de las estadísticas vitales según lugar de nacimiento.Ciudad de Buenos Aires, 1980, 1991 y 2001
Fuente: Cuadros 9 a 13.
Total 2,0 2,0 1,8 1,9 1,8 2,0Nativas 2,0 2,0 1,7 1,8 1,7 1,8No nativas 2,2 2,2 2,0 2,3 2,3 3,4
Censo Censo Censo
1980 1991 2001
Vitales Vitales Vitalesa) a) a)
Gruposde edad
Gráfico 1Tasas de fecundidad por edad del total de mujeres.Ciudad de Buenos Aires, 1980
13 Ambas tienen la misma población de denominador.
Gráfico 2Tasas de fecundidad por edad del total de mujeres.Ciudad de Buenos Aires, 1991
Gráfico 3Tasas de fecundidad por edad del total de mujeres.Ciudad de Buenos Aires, 2001
Fuente: Cuadros 9 y 12.
Victoria Mazzeo
Año 1, número 1, diciembre de 2004 51
Gráfico 4Tasas de fecundidad por edad de las mujeres nativas.Ciudad de Buenos Aires, 1980
Gráfico 5Tasas de fecundidad por edad de las mujeres nativas.Ciudad de Buenos Aires, 1991
Gráfico 6Tasas de fecundidad por edad de las mujeres nativas.Ciudad de Buenos Aires, 2001
Fuente: Cuadros 10 y 13.
Gráfico 7Tasas de fecundidad por edad de las mujeres no nativas.Ciudad de Buenos Aires, 1980
En las mujeres no nativas el nivel de la fecun-didad es claramente diferente según la fuente demedición (véanse Gráficos 7 a 9). En los tresmomentos censales, especialmente en 2001, lasestadísticas vitales indican que las menores de25 años registran mayores niveles de fecundidad.Por otro lado, sólo en 1980 se obtiene igual tasaglobal de fecundidad con ambas fuentes (2,0hijos por mujer), en 1991 hay una diferencia afavor de las estadísticas vitales (2,3 y 2,0 hijos pormujer) y en 2001 el censo capta 1 hijo menospor mujer que las estadísticas vitales (3,4 y 2,3hijos por mujer).
Gráfico 8Tasas de fecundidad por edad de las mujeres no nativas.Ciudad de Buenos Aires, 1991
La fecundidad de la Ciudad de Buenos Aires en los últimos veinte años
52 Población de Buenos Aires
15-19 162,2 143,5 264,7 63,2 18,9 15,4 21,2 12,120-24 188,0 212,1 213,2 13,4 23,6 17,9 27,3 15,825-29 197,6 163,1 160,9 -18,6 20,8 27,2 35,4 70,130-34 120,7 133,4 135,8 12,6 21,0 36,2 32,8 56,235-39 61,1 73,0 91,4 49,8 29,0 13,0 19,2 -33,540-44 16,3 7,1 29,3 79,7 0,9 7,8 9,0 885,845-49 11,8 12,1 4,3 -63,6 2,2 0,0 2,3 2,8TGF 3,8 3,7 4,5 18,4 0,6 0,6 0,7 16,7
VR% VR%1980 1991 2001 2001/ 1980 1991 2001 2001/
1980 1980
Grupode
edad
No nativas
En unión Sin unión
* En unión incluye casadas y unidas para censos 1980 y 1991 y cualquier estado civil pero en convivencia para censo 2001.Fuente: Elaboración sobre la base de datos censales.
15-19 171,8 253,5 305,4 77,7 6,6 5,5 12,7 93,620-24 196,0 191,1 200,0 2,1 14,0 10,4 13,5 -3,325-29 193,2 173,6 157,6 -18,5 15,4 15,4 14,7 -4,830-34 137,5 138,8 151,1 9,9 13,6 16,6 19,0 39,935-39 70,8 66,6 85,2 20,2 10,2 12,2 13,2 29,640-44 23,2 16,3 24,9 7,0 6,1 5,0 5,8 -4,645-49 11,5 7,1 2,7 -76,6 2,3 1,2 1,2 -48,9TGF 4,0 4,2 4,6 15,0 0,3 0,3 0,4 33,3
VR% VR%1980 1991 2001 2001/ 1980 1991 2001 2001/
1980 1980
Grupode
edad
Total
En unión Sin unión
¿Qué ha sucedido con los diferen-ciales de la fecundidad?
Para responder este interrogante se han calcu-lado las tasas de fecundidad por edad y la tasaglobal de fecundidad según situación conyugaly lugar de nacimiento para los tres momentoscensales (Cuadro 15).
Se destaca que, si bien en casi todos los casos, conexcepción de las nativas del resto del país nounidas, se ha incrementado la fecundidad, son lasnativas de la ciudad y las no nativas en unión
Gráfico 9Tasas de fecundidad por edad de las mujeres no nativas.Ciudad de Buenos Aires, 2001
Fuente: Cuadros 11 y 13.
Cuadro 15Tasas de fecundidad por edad (por mil) según situaciónconyugal* y lugar de nacimiento. Ciudad de Buenos Aires,1980, 1991 y 2001
15-19 172,6 266,4 316,0 83,1 6,0 5,0 12,1 101,720-24 196,7 188,5 196,2 -0,2 13,4 9,9 12,2 -9,025-29 192,8 174,8 156,8 -18,7 15,0 14,4 12,2 -18,730-34 139,8 139,4 154,3 10,4 12,7 15,0 16,5 29,935-39 72,0 65,9 84,0 16,7 8,3 12,1 12,2 46,540-44 24,2 17,6 24,2 0,1 6,7 4,7 5,3 -19,945-49 11,5 6,4 2,5 -78,2 2,3 1,4 1,0 -55,5TGF 4,0 4,3 4,7 17,5 0,3 0,3 0,4 33,3
VR% VR%1980 1991 2001 2001/ 1980 1991 2001 2001/
1980 1980
Grupode
edad
Nativas
En unión Sin unión
15-19 161,5 289,3 304,7 88,7 3,2 5,0 8,9 181,120-24 190,6 188,6 204,8 7,4 6,2 7,9 10,9 75,925-29 198,0 173,7 163,5 -17,4 9,2 12,0 10,5 13,930-34 141,4 142,4 162,7 15,1 8,8 9,9 14,6 66,035-39 69,2 60,1 83,8 21,1 4,4 11,3 10,2 133,940-44 22,5 17,3 23,6 4,6 5,9 4,7 4,0 -31,745-49 10,9 6,5 2,2 -80,1 2,5 0,9 0,6 -75,3TGF 4,0 4,4 4,7 17,5 0,2 0,3 0,3 50,0
VR% VR%1980 1991 2001 2001/ 1980 1991 2001 2001/
1980 1980
Grupode
edad
Nativas de la ciudad
En unión Sin unión
15-19 188,1 242,5 293,6 56,0 14,3 10,4 14,1 -1,920-24 207,8 188,6 188,9 -9,1 27,6 15,7 14,8 -46,225-29 182,7 176,9 148,3 -18,8 23,7 19,6 14,9 -37,230-34 136,4 133,0 143,6 5,3 18,1 24,9 19,3 6,635-39 77,0 78,1 83,4 8,3 13,5 13,6 13,6 1,140-44 27,1 18,1 25,6 -5,4 7,7 4,6 6,5 -14,945-49 12,5 6,2 2,8 -77,4 2,1 2,2 1,6 -25,0TGF 4,2 4,2 4,4 4,8 0,5 0,5 0,4 -20,0
VR% VR%1980 1991 2001 2001/ 1980 1991 2001 2001/
1980 1980
Grupode
edad
Nativas del resto del país
En unión Sin unión
(continúa)
Victoria Mazzeo
Año 1, número 1, diciembre de 2004 53
las que registraron los mayores aumentos. Conrespecto al nivel de la fecundidad, entre lasunidas los grupos de edad que más contribu-yeron a su incremento fueron las adolescentes,tanto nativas como no nativas, y las mujeres delgrupo 35-44 años entre las no nativas. Por suparte entre las mujeres no unidas, son las ado-lescentes y las mujeres de 35 a 39 años nativasde la ciudad y las del grupo 40-44 años nonativas, las que más contribuyeron.
Primeras conclusiones
¿Qué pasó entonces con la fecundidad de laCiudad de Buenos Aires en los últimos veinteaños? La tasa global de fecundidad, obtenida apartir de los datos de las estadísticas vitales ycensales sin corregir, descendió levemente ente1980 y 1991 pero recuperó esa caída entre 1991y 2001. Por su parte, la estimación “vitales b”indica un descenso un poco mayor entre 1980y 1991 y una recuperación parcial entre 1991 y2001. Por otro lado, en el último período inter-censal se observa una postergación en su cús-pide, ubicándose para 2001 en el grupo 30-34años.
Al profundizar el análisis según lugar de naci-miento, se observa que la fecundidad de lasnativas se mantuvo similar a 1991 y postergó sucúspide. Por su parte, la de las no nativas seincrementó, especialmente la adolescente, yrejuveneció su cúspide. Si se tienen en cuenta ellugar de nacimiento y la situación conyugal sedestaca que, si bien la fecundidad se incre-mentó, son las nativas de la ciudad (en unión osin ella) y las no nativas en unión las que regis-traron los mayores aumentos.
Los resultados obtenidos constituyen unprimer acercamiento a esta temática y seránprofundizados con un análisis longitudinal delas distintas promociones a partir de los datosdel último censo de población.
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La fecundidad de la Ciudad de Buenos Aires en los últimos veinte años
54 Población de Buenos Aires
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Victoria Mazzeo
Año 1, número 1, diciembre de 2004 57
Este documento aborda la temática dela distribución territorial y las formasde asentamiento de la población enAmérica Latina, con una mirada com-prensiva que incluye diversos ejes rele-vantes para su tratamiento. Representauna excelente actualización y puestaen común de estas cuestiones, reali-zada a partir de una exhaustiva siste-matización del conocimiento acu-mulado, un sólido análisis de lainformación empírica disponible(proveniente en gran medida de labase de datos DEPUALC generada en lainstitución), y una interesante inter-pretación a la luz de perspectivasconceptuales muy pertinentes.
Los temas se analizan a nivel nacionaly subnacional, lo que permite un tra-tamiento pormenorizado y rico delas especificidades; si bien se con-centra en el estudio de las transforma-ciones ocurridas durante la segundamitad del siglo XX, coloca el períodoen el contexto de procesos más am-plios. El texto está estructurado encapítulos temáticos, claramente redac-tados; un número significativo decuadros, mapas y gráficos ofreceninformación sistemática y útil. Lainclusión de recuadros de textos espe-ciales permite, asimismo, abordartemáticas puntuales con un altogrado de especificidad.
El primer capítulo aborda las fuerzasque modelan la distribución espacial
de la población. Se expone aquí unconjunto de fuerzas socioeconómicas,ecológicas, tecnológicas, culturales ypolíticas que permiten comprenderlas especificidades que adquiere la di-námica demográfica en las diversassubdivisiones territoriales. Constituyeuna guía general de interpretación delos fenómenos que se abordan en eltexto.
El capítulo siguiente aborda la locali-zación y redistribución de la poblaciónde la región, constatando el mante-nimiento, a lo largo de la segundamitad del siglo XX (específicamenteentre 1950 y 1990), del patrón deintensa ocupación de la costa o dezonas cercanas al litoral, donde seubica la mayoría de las grandes ciu-dades y se detectan las más altas den-sidades de población. El análisislongitudinal permite reconocer dostendencias contrastantes en el marcode esta situación. Por una parte, seconstata un aumento de densidad dealgunas áreas (divisiones administra-tivas mayores) costeras e interiores yaintensamente pobladas al inicio delperíodo. Por otra, se incrementa nota-blemente la densidad de algunas áreasinteriores, notablemente por la ocu-pación de espacios vacíos del corazóncontinental (Amazonas y Orinoco).Se consolida así una polarización entredivisiones administrativas mayoresdinámicas –metropolitanas, de coloni-zación y fronterizas– y aletargadas–tradicionales, pobres y densas–.
En relación con la urbanización, eltexto reconoce el rápido crecimientoque la misma tuvo en la región; enla segunda mitad del siglo XX, laurbanización consolidó a AméricaLatina como la región más urbani-zada del mundo en desarrollo. Elanálisis por países muestra que losmás urbanizados son los que se urba-nizaron antes (Uruguay, Argentina yChile); que los países más poblados(Brasil, México, Colombia) aumentansu porcentaje urbano desde 1930,ubicándose en las dos categorías más
Jorge Rodríguez Vignoli.Distribución territorial de la poblaciónde América Latina y el Caribe:tendencias, interpretaciones y desafíospara las políticas públicas. Santiagode Chile, CEPAL-CELADE (Serie Poblacióny Desarrollo, 32), diciembre de 2002.
Rodolfo Bertoncello1
avanzadas de la transición urbana, ydefiniendo el alto índice de urbani-zación de la región; que los paísesubicados en las primeras etapas de latransición urbana muestran ritmosde urbanización mayores que lospromedios regionales. Es importanteseñalar, sin embargo, que el textomatiza estas tendencias generalescon el tratamiento de las heteroge-neidades que se presentan en laregión, las que no son menores.
A continuación, el documento carac-teriza los sistemas urbanos nacio-nales de la región, indicando que losmismos sobresalen por sus ciudadesenormes (en 2000 la región contabacon tres de las diez ciudades máspobladas del planeta: San Pablo,Ciudad de México y Buenos Aires).Otro atributo destacado de estossistemas urbanos es el alto grado deconcentración demográfica en laciudad principal, destacándose la pre-sencia de altos índices de primacía encomparación con el resto del mundo.La evolución de la primacía en losúltimos 50 años muestra una situa-ción compleja; si bien se reconoce que,en general, los niveles de primacíahan comenzado a disminuir en lospaíses de transición urbana avanzadamientras que los que se encuentranen transición incipiente, mode-rada y plena siguen aumentando,la gran heterogeneidad y cantidad deexcepciones hacen difícil formulartendencias generales. También eneste tema el texto ofrece excelentesanálisis de esta heterogeneidad.
Por otra parte, el texto aborda lacomplejización de la trama urbana,analizando el comportamiento delas ciudades intermedias. Reconoceque, si bien el peso de éstas en el sis-tema urbano regional sigue siendobajo (en comparación con los paísesdesarrollados), representan el com-ponente más dinámico en términosdemográficos, lo que lleva a que estegrupo de ciudades concentre una cre-ciente proporción de la población.
1 Geógrafo. Profesor de la UBA e investigadordel CONICET.
Comentarios y resúmenes bibliográficos
58 Población de Buenos Aires
Nuevamente, la cantidad y hetero-geneidad de ciudades intermediasdificultan el análisis del conjunto.
También se aborda la dinámicainterna de las ciudades y áreas metro-politanas, reconociéndose que hay unatendencia general al paulatino des-poblamiento de las zonas centrales,junto a una progresiva ocupaciónde la periferia. En esta ocupaciónperiférica, normalmente por pobla-ción pobre, se asiste en las últimasdécadas al incremento de modos espe-cíficos de asentamiento de poblaciónde altos ingresos. También se observanindicios de policentrismo, intensifi-cación de la segregación residencial yampliación del área de influencia delas zonas metropolitanas, que se con-vierten en extensiones vinculadasfuncionalmente y conectadas física-mente; estos fenómenos vienen con-citando interés creciente y exigiendonuevas formas de conceptualizacióny observación, que implican tambiéncambios en las escalas de análisis; eltexto revisa las evidencias aportadaspor diversos estudios para lasgrandes ciudades de la región, quedan cuenta de estas nuevas formasde definición metropolitana.
En relación con la población rural, semuestra que la tendencia de lento cre-cimiento e incluso de despoblamiento
rural que ha caracterizado a la regiónen la segunda mitad del siglo XX nomuestra signos de revertirse. Sinembargo, se advierte que la nociónde despoblamiento rural no tieneasidero empírico, ya que elvolumen de población rural de laregión se mantiene estable desde1970. El texto plantea también unconjunto de cuestiones interesantesvinculadas con la denominada“nueva ruralidad”, que permiteninterpretar las nuevas realidades quese observan en los ámbitos rurales ylas tendencias de su población.
Por último, el texto aborda el temade las migraciones, mostrando que laregión presenta una transformaciónradical del panorama migratoriopor: a) declinación sistemática eirreversible de los traslados del campoa la ciudad; b) consolidación de lamigración entre ciudades como elprincipal flujo interno; c) emergenciade la migración intrametropolitanacomo asunto relevante en términoscuantitativos y cualitativos; d) per-sistencia de la migración itineranteen zonas rurales; e) creciente relevanciade la ambigüedad o alternancia coti-diana entre condición urbana y ruraly de fenómenos como las denomi-nadas zonas “rururbanas” asociadasa la suburbanización de grupos dealtos ingresos; f) diversificación de
los flujos entre ciudades en funciónde coyunturas y políticas públicas.
El documento concluye con un con-junto de orientaciones respecto de lastendencias previsibles en materia dedistribución espacial de la población,en relación tanto con las tendenciasdemográficas como con las perspec-tivas socioeconómicas, relevandolas consecuencias probables de talestendencias y proponiendo opcionesde políticas para influir sobre ellas.
Para concluir, puede decirse que laapretadísima síntesis que se pre-senta en esta reseña permite ver laamplitud y profundidad del trata-miento que el texto realiza sobre eltema de la distribución y asenta-miento poblacional en AméricaLatina. La riqueza de la informa-ción que se presenta lo convierte enun texto de consulta obligada paraquienes estén interesados en estascuestiones. Pero su aporte va másallá de este aporte de información,en la medida en que los marcosconceptuales que se presentan parainterpretarla, así como la exposiciónde las discusiones establecidas entorno a estas cuestiones, constituyenuna excelente plataforma desde lacual seguir avanzando en la pro-ducción de conocimiento sobre lamateria.
El libro reúne un conjunto de artí-culos que buscan iluminar la comple-jidad del proceso de descentralizaciónde la Ciudad de Buenos Aires, a laluz de su inscripción en un régimen
federal y su comparación con pro-cesos semejantes en otras grandesciudades del mundo. Considerandola amplia brecha temporal abiertaentre la autonomización de la Ciudadde Buenos Aires y la implementacióndel régimen de Comunas, últimaetapa constitucional del proceso dedescentralización, queda plenamentejustificado un tipo de tratamientomultidimensional y exhaustivo delfenómeno. Así pues, la selección delos trabajos ofrece una cobertura detemáticas y de perspectivas lo másamplia posible, reuniendo aportes
concebidos desde y hacia las prác-ticas de gestión pero también desde lavisión académica. En líneas generales,el libro realiza aportes; por un lado,al desarrollo de criterios de compa-ración de experiencias de descentra-lización internacionales y los modelosefectivamente producidos y, por otro,a ajustar las preguntas y las perspec-tivas de abordaje para la comprensiónde un proceso concreto aún en desa-rrollo, como es el de Buenos Aires.
Entre las experiencias europeas seprivilegió la realizada en la Ciudad
Escolar, Badía y Frederic (eds.).Federalismo y Descentralización enGrandes Ciudades: Buenos Aires enperspectiva comparada; Buenos Aires:Editorial Prometeo/Banco Ciudad; 2004.
Sabina Frederic
Año 1, número 1, diciembre de 2004 59
de Barcelona, aunque no se enmarcaen un régimen estrictamente federal,el sistema español de autonomías ygobierno central plantea desafíossimilares. Por otra parte, sucarácter de leading case, y elenorme caudal de conocimientorecogido y sistematizado, la con-vierten en un hecho al que se mirapermanentemente. En cuanto aAmérica Latina el libro discute elcaso del Distrito Federal de Méxicoy algunas experiencias de Brasil,países con regímenes federales que,con matices distintos, transitan otransitaron de manera similar a laArgentina los procesos de descen-tralización de algunas de sus princi-pales ciudades.
Concretamente, los artículos de lacompilación abordan un conjuntode temas agrupados de la siguientemanera: las condiciones que losregímenes federales imponen a ladescentralización de gobierno ensus dimensiones jurídicas y polí-ticas; las tensiones entre gobernabi-lidad y participación ciudadana, deun lado, y entre gobierno y gestión,del otro; y los problemas territorialesy urbanos que derivan de la delimi-tación futura de las comunas. Losautores que la integran son: GustavoBadía, Quim Brugué, Hugo Cormick,Celina de Souza, Marcelo Escolar,Sabina Frederic, Joan Font, RicardGomà, Mónica Lacarrieu, ManuelLudueña, Ignacio Marván Laborde,
Eduardo Passalacqua, Pedro Pírez,Héctor Poggiese, Alberto Porto,Horacio Rosatti, Christian Scaramella,Joan Subirats, Claudio Tecco, JoanVintró Castells y Alicia Ziccardi.
Claramente, si el juego de la descen-tralización de la Ciudad Autónomade Buenos Aires permanece abiertose debe a la complejidad del pro-ceso que supone. En este sentido,los temas analizados en este librocubren, en su conjunto y especifi-cidad, el amplio abanico de dimen-siones, que la instrumentación delrégimen de Comunas requerirá enel camino de la reconstrucción ins-titucional de la Ciudad iniciadouna década atrás.
Se trata de la investigación realizadapor el Centro de Estudios de Estado ySociedad (CEDES), con la colaboracióndel CLAP/OPS, y el apoyo de laComisión Nacional de Programas deInvestiga-ciones Sanitarias (CONAPRIS)del Minis-terio de Salud, el Fondo dePoblación de Naciones Unidas y laOrganización Panamericana de laSalud/Organización Mundial de laSalud, publicada por CEDES en for-mato electrónico. Sus autores son:Silvina Ramos, Mariana Romero,Ariel Karolinski, Raúl Gerardo Mercer,Iván Daniel Insúa, Cynthia Anahídel Río Fortuna, con la colaboraciónde Gustavo Edgardo Agolti, FernandoAlthabe, Sofía Amenábar, CarlosEnrique Cardillo, Oscar Rogelio Federico
Damoli, Mónica Cora Molinas,Fernando José María Romano,Marisa Juana Sotelo y Zulma Ortiz.
La finalidad de esta investigaciónconsistió en abordar en forma integral“el camino de la muerte materna”:desde la dinámica de los factorespersonales, familiares y comunitariosdonde ocurre el embarazo y elparto, la accesibilidad a los servi-cios de salud y la calidad de lasprestaciones que el sistema de saludbrinda a la mujer, hasta la moda-lidad de notificación, codificacióny registro de las muertes maternas.
El trabajo aborda este proceso tancomplejo y dinámico, como es el dela mortalidad materna, manifestandocon claridad que, junto con el hechoen sí mismo de estas muertes tanparticulares, se entrecruzan factorestales como la inequidad social, lasituación de ilegalidad y, por lo tanto,de clandestinidad, en que ocurrenlos abortos inducidos (una causa deimportancia en estas muertes), asícomo la precariedad, incluso sani-taria, que atraviesa a una parte de lapoblación. Por cierto, esto defineuna problemática de carácter social.
El trabajo afirma, asimismo, que latasa de mortalidad materna se esta-bilizó en la última década, pero quea pesar de ello las asimetrías entrejurisdicciones y dentro de éstas sontodavía muy pronunciadas. Más aún,toda esta situación se suma a lasdificultades comunes que existen enlos informes estadísticos de lasdefunciones, deviniendo un subre-gistro de las causas de estas defun-ciones, convirtiendo a estas mujeresen doblemente muertas. Y éste esprecisamente uno de los ejes de tra-bajo que proponen los autores.
En términos formales, el texto estádividido en ocho capítulos y un anexode recursos web especializados ensalud materna. A lo largo de los capí-tulos los autores explicitan, por unlado, los procedimientos seguidos encada uno de los componentes y, porotro lado, los resultados obtenidos ylas fuentes que se consultaron, inclui-das transcripciones de algunas “autop-sias verbales” tomadas en campo.En estos capítulos se aportan revela-dores análisis sobre las causas y el com-portamiento de la mortalidad maternay su impacto diferencial según los dis-tintos escenarios socioeconómicos.
Silvina Ramos y otros.Para que cada muerte maternaimporte. Buenos Aires, CEDES, 2004.
Micaela Perdomo 1
1 Socióloga, Unidad de Análisis Demográfico dela DGEyC del Gobierno de la CiudadAutónoma de Buenos Aires.
Comentarios y resúmenes bibliográficos
60 Población de Buenos Aires
1 Fallecido en 2003. En el momento de escribireste artículo era Investigador del CONICET yProfesor-Investigador de la Facultad de Arqui-tectura de la UBA.
Durante la década de 1990 BuenosAires experimenta transformacionessocioterritoriales de trascendenciaque pueden relacionarse de manera
directa o indirecta con las estudiadasen la literatura que enfoca el fenó-meno de la “ciudad global”, mos-trando, sin embargo, característicasespecíficas que son analizadas en eltrabajo. El análisis se centra enaquellos procesos que provocanfuertes cambios en el “mapa social”metropolitano, tanto en aquellos pro-ducidos en su casco central comoen su extensa región metropolitana,prestando especial atención al fenó-meno que se ha denominado“suburbanización de las elites”, queen Buenos Aires se produce demanera importante y acelerada
durante los años noventa, pero quecronológicamente resulta un pro-ceso tardío si lo comparamos confenómenos de características más omenos similares producidos en otrasmetrópolis tanto de los EstadosUnidos como de América Latina.
Palabras cclave: Buenos Aires;Subur-banización; Segregación resi-dencial; Barrios Cerrados.
Fuente: Revista eure (vol. XXVII,nº 80) pp. 33-56, Santiago de Chile,mayo de 2001.
Horacio A.Torres 1
Cambios socioterritoriales en BuenosAires durante la década de 1990
Al mismo tiempo la investigaciónarticula, de manera precisa y clara, di-mensiones empíricas con reflexionesconceptuales, aportando importanteselementos para indagar en las rela-ciones que vinculan el rol de la mujer,las políticas de salud y el nivel de efi-ciencia en la regulación de los distintosfactores (económicos, sociales, fami-liares, comunitarios, educativos) concapacidad de incidir, entre otras cosas,en las muertes por causas maternas.
En primera instancia los autores reali-zaron un diagnóstico de las provinciascon elevadas tasas de mortalidadmaterna (Chaco, Formosa, Mendoza,San Juan, San Luis y Tucumán) ysobre éstas concentraron su trabajo.Entre las fortalezas de la metodo-logía utilizada pueden observarse lacombinación de abordajes cualita-tivos y cuantitativos y una ampliadiversidad de dimensiones anali-zadas. La investigación se organizóen cuatro componentes:
Componente II: “Revisión de In-formes Estadísticos de Defunción eHistorias Clínicas” (IED/HC) desti-nado a conocer la tipología de lasmuertes maternas (nivel de subre-gistro y estructura de causas).
Componente III: “Estudio de CasoControl” (ECC) destinado a analizar
los factores de los servicios de salud quepueden afectar a las muertes maternas.
Componente IIII: “Autopsiasverbales” (AV) destinado a conocerla historia familiar y social que pre-cedió a la muerte de la mujer. Estecomponente permitió identificarlos factores de riesgo para la muertematerna en el momento en que seatendió la emergencia obstétrica.
Componente IIV: “Indicadoresde contexto” (IC) destinado a pre-sentar un conjunto de indicadoressociodemográficos y sociosanita-rios que contribuyan a dar un marcocontextual al problema de la morta-lidad materna en cada jurisdicción.
Completan y enriquecen la obra larevisión y el análisis de informaciónbibliográfica nacional e internacional,que informan acerca del estado desituación de la muerte materna enel mundo y, particularmente, enAmérica Latina y el Caribe.
Sus aportes se plantearon desde dosplanos: el epidemiológico brinda undiagnóstico de la mortalidad maternaen las provincias de alcance, anali-zando la dinámica de los determi-nantes sociales e institucionales delas muertes maternas y fortale-ciendo las actividades del sistema
de vigilancia epidemiológica de lamortalidad materna. El plano polí-tico propone formular recomenda-ciones, a partir del diagnóstico, paramejorar las políticas sanitarias ensalud reproductiva y desarrollar losequipos locales de investigación.
Al mismo tiempo, el trabajo instalala necesidad de conocer la estructurade las causas de las muertes maternas,de identificar los factores vinculadosal proceso de atención asociadoscon las muertes maternas en esta-blecimientos del sector público, deindagar los factores socioculturales,familiares y personales que incidenen el acceso de la mujer a los serviciosde salud, de describir la percepción delas familias acerca de la actuaciónde los servicios de salud frente a lasituación que desembocó en lamuerte de la mujer y, finalmente, lanecesidad de estimar el nivel desubregistro de las muertes maternasen las provincias seleccionadas.
Resumiendo, el estudio evidencia uncomplejo y creativo trabajo de rele-vamiento, consulta y evaluación dediversas fuentes. Al mismo tiempoinserta, de manera explícita, reflexio-neso conclusiones de otros autores, quelogran enmarcar eficientemente lamortalidad materna dentro de uncontexto social, jurídico y político.
Comentarios y resúmenes bibliográficos
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Revista de revistas y novedades académicas
62 Población de Buenos Aires
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SUMARIO
ARTÍCULOS
La urbanización y otros modos de asentamiento de la población: desafíos para lareflexión conceptual y la producción de datos demográficos. ALFREDO E. LATTES
Reconocimiento científico del viaje de Alexander von Humboldt por los trópicos latino-americanos (1799 - 1804) desde una perspectiva geográfica. GERD KOLHEPP
El programa trabajar en Jujuy: una mirada posible. LAURA GOLOVANEVSKY; GABRIELA SALA
Un ciclo de desarrollo agrario capitalista en una provincia tradicional argentina,ALBERTO TASSO
NOTAS Y COMUNICACIONES
Desarrollo sostenible y estructura agraria en la Quebrada de Humahuaca. MARIANA ARZENO; HORTENSIA CASTRO; CARLOS REBORATTI
¿Son las “ciudades cerradas” una forma importante de la urbanización y suburbanización?GÜNTER MERTINS
El bussismo: una reformulación de la identidad territorial. 1987 - 1995. ANA MARÍA COSSIO
RESEÑAS
PRESENTACIONES DE LIBROS ORGANIZADAS POR POBLACIÓN Y SOCIEDAD
POSGRADO (RESÚMENES DE TESIS)
Nº 10/11 - 2003/2004Director: Alfredo Bolsi
Editada por Fundación Yocavil - Tucumán
Revista de revistas y novedades académicas
64 Población de Buenos Aires
Asociación de Estudios de Población de la Argentina (AEPA)
¿Qué ees AEPA?
La Asociación de Estudios de la Población de la Argentina(AEPA) es una asociación científica de derecho privado,sin fines de lucro, con autonomía administrativa yfinanciera fundada en 1991. Forman parte de ella pro-fesionales de todas las áreas del conocimiento (demó-grafos, geógrafos, historiadores, sociólogos, economistas,biólogos, etc.) que convergen en el estudio de la población.
En la actualidad, cuenta con más de 200 socios en todoel país y mantiene activos contactos con los orga-nismos productores de datos; con centros de investiga-ción científica de universidades nacionales, delCONICET y de organismos privados; y con las carrerasde posgrado en demografía que se dictan en laArgentina. En estrecha colaboración con las asocia-ciones hermanas del resto de América Latina, la AEPA
colabora activamente en el desa-rrollo de la AsociaciónLatinoamericana de Población (ALAP).
El principal objetivo de AEPA es el de promover losestudios de las disciplinas vinculadas a la temática dela población en la Argentina, para lo cual: a) fomenta,amplía y fortalece el intercambio científico entre losestudiosos de esta problemática en el país y en el extran-jero, b) organiza, colabora en la organización yfomenta encuentros, conferencias, jornadas y cursos;edita publicaciones, mantiene contacto con entidadessimilares, tanto nacionales como extranjeras, y lleva acabo toda otra actividad tendiente al desarrollo de losestudios de la población en la Argentina.
Desde su fundación, la AEPA ha organizado en estrechacolaboración con grupos de investigadores de las res-pectivas universidades nacionales las JornadasArgentinas de Estudios de Población.
Además de las Jornadas, la AEPA tiene en funciona-miento permanente seis Comisiones Científicas, confor-madas por especialistas de distintos centros de investi-gación, abocadas al estudio de problemáticas específicas.
La AEPA ha publicado los principales trabajos pre-sentados en las Jornadas Argentinas de Estudios dePoblación, gracias a la colaboración, entre otros orga-nismos, del Senado de la Nación Argentina, delInstituto Nacional de Estadística y Censos y de las uni-versidades organizadoras.
• I Jornadas de Estudios de la Población de laArgentina (Universidad Nacional de Córdoba, 26-28de septiembre de 1991), Universidad Nacional deCórdoba, 1992, 304 pp. • II Jornadas Argentinas de Estudios de la Población(Buenos Aires, 4-6 agosto de 1993), Honorable Senadode la Nación, Buenos Aires, 1995, 516 pp. • III Jornadas Argentinas de Estudios de la Población(Santa Rosa, La Pampa, 11-13 octubre de 1995),Senado de la Nación, Buenos Aires, 1998, 735 pp.• IV Jornadas Argentinas de Estudios de la Población(Resistencia, Chaco, 17-19 septiembre de 1997), Institutode Investigaciones Geo-Históricas, Facultad de Humani-dades, Universidad Nacional del Nordeste,Resistencia, Chaco, 1999, 669 pp.• V Jornadas de Estudios de la Población de laArgentina (Universidad Nacional de Luján, 6-8 deoctubre de 1999), Instituto Nacional de Estadística yCensos, Buenos Aires, 2001, 813 pp.• VI Jornadas de Estudios de la Población de laArgentina (Universidad Nacional del Comahue, SedeNeuquén, 14-16 noviembre 2001), Instituto Nacionalde Estadística y Censos, Buenos Aires, 2003, 683 pp. • VII Jornadas de Estudios de la Población de laArgentina (Universidad Nacional de Tucumán. Tafídel Valle, 5-7 de noviembre de 2003), InstitutoNacional de Estadística y Censos, Buenos Aires, 2tomos, 1400 pp. En preparación.
Cuenta además con un Boletín electrónico de aparicióntrimestral, distribuido a todos los socios. La páginaweb de AEPA, por su parte, tiene entre sus objetivos esta-blecer un canal de comunicación y participación entrelos socios de AEPA, la Comisión Directiva, las ComisionesCientíficas y el público en general. Además de la infor-mación institucional relativa a la historia de AEPA seencuentran allí, entre otros datos, los últimos Boletinesde AEPA e informaciones de actualidad relativas a lasJornadas Argentinas de Estudios de Población.
DIRECCIÓN
Sede LLegal: CENEP, Corrientes 2817, 7º Piso. (1193). Capital Federal.Sede aactual, pperíodo 22003-22005: Instituto de Estudios Históricos y Sociales (IEHS). Facultad deCiencias Humanas. Universidad Nacional del Centro de laProvincia de Buenos Aires. Pinto 348 (7000). Tandil. Provincia de Buenos Aires.Web Site www.redaepa.org.ar
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Año 1, número 1, diciembre de 2004 65
posible e ir numeradas correlativamente. Las mismas no reem-plazan a las citas bibliográficas.
7.Las citas bibliográficas deberán integrarse en el cuerpo delartículo de la siguiente manera: (Autor/es, año: páginas). En elcaso de haber varias referencias de un autor correspondientes almismo año de edición se procederá del siguiente modo:
Bourdieu, P. (1989 a)... etcétera.Bourdieu, P. (1989 b)... etcétera.
8.La bibliografía correspondiente a las citas bibliográficas seincluirá al final del texto respetando el siguiente formato.
Libros:Vapñarsky, César A. (1999), La aglomeración Gran BuenosAires. Expansión espacial y crecimiento demográfico entre1869 y 1991, Buenos Aires, Eudeba.
Artículo en una revista:Torres, Horacio (2001), “Cambios socioterritoriales en Buenos Airesdurante la década de 1990”, en EURE, vol. 27, nº 80, mayo, pp. 33-56.
Ponencias o Documentos:Landstreet, B. y A. Mundigo (1981), “Internal migration and changingurbanization patterns in Cuba”, Documento presentado al AnualMeeting of the Population Association of America, Washington, D. C.
Binstock, Georgina P. (2003), “Transformaciones en la formaciónde la familia: evidencias de la Encuesta Anual de Hogares de laCiudad de Buenos Aires”, Ponencia presentada a las VII JornadasArgentinas de Estudios de Población, Tafí del Valle, Tucumán.
Libro editado por un organismo:United Nations (1981), Modalidades del crecimiento de la pobla-ción urbana y rural, Nueva York, United Nations; nº S.79. XIII.9.
Artículo incluido en un libro editado o compilado por otrou otros autores:Castillo, M. A. y S. Palma (1999), “Central American InternationalEmigration: Trends and Impacts”, en R. Appleyard (ed.), EmigrationDynamics in Developing Countries, vol. III: Mexico, CentralAmerica and the Caribbean, England, Ashgate Publishing Ltd., pp.285-331
9.La bibliografía sólo incluirá los trabajos citados.
10. La Dirección de la Revista se reserva el derecho de encargarla revisión editorial de los artículos y de incluir los cambiosnecesarios, así como de adecuar los cuadros y los gráficos, enconsulta con los autores.
La revista Población de Buenos Aires, de la Dirección Generalde Estadística y Censos de la Ciudad Autónoma de BuenosAires, acepta colaboraciones que aborden cuestiones relacio-nadas con el campo de la demografía referidas a la CiudadAutónoma de Buenos Aires y/o la Aglomeración Gran BuenosAires (siempre que se individualice a la Ciudad Autónoma); asícomo estudios comparados de la Ciudad y/o Aglomeracióncon otras jurisdicciones y/o ciudades del país o del extranjero.Los trabajos pueden ser:
• Artículos de investigación empírica o teórica• Notas de reflexión sobre un problema o tópico particular• Notas de crítica bibliográfica
El Comité Técnico de la Revista determinará si los trabajos, quedeben ser inéditos y no sometidos a la consideración de otraspublicaciones, se ajustan a las normas de presentación. Una vezaceptados se enviarán para su revisión crítica a dos evaluadoresanónimos quienes determinarán la viabilidad o no de su publica-ción. Los requisitos formales a los que las colaboracionesdeberán atenerse son los que enumeramos a continuación:
1.Las colaboraciones deberán contener los siguientes datos:título del artículo, nombre completo del autor, institución a laque pertenece, cargo que desempeña, número de teléfono, direc-ción electrónica.
2.La extensión total de las contribuciones, incluyendo biblio-grafía, cuadros, gráficos, etcétera, será la siguiente: para los artí-culos científicos hasta 30 páginas; para las notas sobre pro-blemas o tópicos particulares hasta 20 páginas y para las notasde crítica de libros hasta 8 páginas.
3.Deberá ser escrito en Word versión 97 o posterior, a espacioy medio, en Times New Roman, cuerpo 12, en hoja tamañocarta y márgenes de 2,5 cm. Todas las páginas deberán estarnumeradas en el margen inferior derecho, incluyendo la biblio-grafía y anexos si los hubiera.
4.Deberá indicarse claramente en el texto el lugar en el que seinsertarán los gráficos y cuadros que se elaborarán en Excel ver-sión 97 o posterior.
5.Se deberá incluir un breve resumen (en español y en inglés) de12 líneas como máximo, donde se destaquen los más impor-tantes aportes del trabajo. Asimismo se incluirán hasta cincodescriptores (en español e inglés) que permitan identificar elcontenido del artículo.
6.Las notas al pie de página deberán reducirse al máximo
Normas de presentación para los colaboradores
66 Población de Buenos Aires
La Dirección General de Estadística y Censos del Gobierno de la CiudadAutónoma de Buenos Aires y la Asociación de Estudios de Población de laArgentina (AEPA) convocan a la segunda edición del Concurso de artículoscientíficos sobre “Cambios demográficos en la Ciudad de Buenos Aires”.
Bases y condiciones
1. Objetivos
Este Concurso tiene como objetivos: a) promover la investigación científicasobre la población de la Ciudad de Buenos Aires; b) estimular la preparacióny difusión de artículos científicos sobre cambios demográficos en la Ciudadde Buenos Aires, y c) contribuir al desarrollo de una mayor y mejor vinculaciónentre los productores de datos e información demográfica, los estudiosos de loscambios de la población y los diversos usuarios de este conocimiento científico.
2. Premios
Han sido establecidos cuatro premios, cuyos montos son los siguientes:
Un primer premio: $ 2.000Un segundo premio: $ 1.000Dos menciones: $ 500 cada una
Tanto los trabajos premiados como los que se hagan acreedores a una men-ción por parte del Jurado serán publicados en Población de Buenos Aires.Revista de datos y estudios demográficos, que publica la Dirección Generalde Estadística y Censos del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Los autores de los trabajos premiados obtendrán además un año de inscrip-ción gratuita a la Asociación de Estudios de Población de la Argentina(AEPA), sean o no socios de la misma.
3. Condiciones de participación en la segunda edición del Concurso
3.1.El concurso está abierto a todos los estudiosos de la población queresidan en la Argentina, con la única excepción de los que son miembros dela Comisión Directiva de la AEPA y los que trabajan en la Dirección General deEstadística y Censos del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
3.2.Los artículos deberán ser originales y se admitirá solamente una pre-sentación por autor o autores.
Segunda edición del
Concurso de artículos científicos sobre “Cambios demográficos en la Ciudad de Buenos Aires”
Año 1, número 1, diciembre de 2004 67
3.3.Los artículos deberán abordar problemas propios del campo de lademografía, referidos a la población de la Ciudad Autónoma de BuenosAires o bien estudios comparativos, siempre que se individualice a laCiudad Autónoma como parte de ellos. El período de análisis de los cam-bios de la población y/o componentes de los mismos podrá tener cualquierextensión entre los años límites 1800 y 2020.
4. Plazos, normas y formas de presentación y entrega del artículo.
4.1. El plazo de entrega se extenderá desde el 1 al 29 de abril de 2005.
4.2. Las normas y formas de presentación de los artículos son las que se detallanen los puntos 2 a 10 de Normas de presentación para los colaboradores.
4.3. El artículo, en disquete y tres copias en papel por separado, se podráenviar por correo certificado o entregar personalmente (en el horario 10 a16 horas) dentro de un sobre cerrado dirigido a:
Concurso de artículos científicosDirección General de Estadística y CensosAv. San Juan 1340 (1148), Buenos Aires
4.4. El artículo deberá ser firmado con seudónimo, evitándose todaposible identificación del autor o autores. Dentro de un segundo ssobre,contenido en el anterior, y perfectamente cerrado, se incluirán los datoscompletos del autor o autores (Nombre y apellido, Institución de perte-nencia, Documento de identidad, Domicilio, Teléfono y Dirección decorreo electrónico). Este segundo sobre será abierto una vez producido eldictamen del Jurado.
5. Jurado
El Jurado estará integrado por tres científicos reconocidos del campo de losestudios de la población. Dos serán designados por la Asociación deEstudios de Población de la Argentina (AEPA) y el restante por la DirecciónGeneral de Estadística y Censos del Gobierno de la Ciudad de BuenosAires. El dictamen del Jurado será inapelable y se dará a conocer dentro delos 30 días siguientes al día de cierre del plazo de presentación. El Juradopodrá declarar desiertas una o varias de las categorías si así lo estima con-veniente.
Año 1, número 1, diciembre de 2004 71
De acuerdo con los resultados del cuarto censonacional de población, la Ciudad de BuenosAires alcanzó en 1947 la cifra total de 2.982.580personas. Los siguientes cuatro censos nacionalesde población (levantados en 1960, 1970, 1980 y1991) arrojaron cifras cercanas, de manera quelos totales de los cinco censos quedaron dentrodel rango 2.923 - 2.983 miles de personas. Esascifras, una vez revisadas y corregidas por laomisión que comúnmente afecta a los censos, semantuvieron en un rango de 2.952 a 3.012 milesde personas. En pocas palabras, entre los años1947 y 1991, la población total de la Ciudadmantuvo un tamaño estable, cercano a los 3millones de personas. Al inicio del nuevo siglo yantes de levantarse el censo nacional de poblacióndel año 2001 se contaba, además de las cifrasreferidas, con una proyección de la población dela Ciudad que estimaba para mediados de 2001 untotal de poco más de 3 millones de personas.
Con estos antecedentes, cuando se conocieronlos resultados del censo de 2001 (2.776.138 per-sonas) la sorpresa fue bastante general. De inme-diato algunos “expertos” salieron a explicar lasrazones por las cuales era normal que la Ciudadhubiera perdido tanta población mientras queotros, destacando los muchos problemas polí-ticos, sociales y, finalmente, operacionales quehabían afectado al levantamiento del censo, sim-plemente pusieron en duda los resultados. Hacepoco concluyeron las tareas de evaluación y ajustede dichos resultados y la nueva cifra estimada(resultado censal corregido) nos dice que al 17de noviembre de 2001 la población de la Ciudad
era bastante mayor que la censada: 2.995. 805personas. Este total, colocado en la secuencia delas cifras de los censos anteriores, extiende hasta elaño 2001 esta particular característica demográficade la Ciudad de Buenos Aires: la de mantenerse,a lo largo de más de cinco décadas (1947-2001),con una población total de alrededor de los 3millones de personas.
Esta característica, vale decir, el hecho de que lapoblación total –y su tasa de crecimiento– semantengan sin variaciones mayores a lo largode medio siglo, no debe inducir la idea de quelas otras dimensiones o características demográ-ficas de la población de la Ciudad se hayanmantenido también estables. Muy por el con-trario, como más adelante se ilustrará, la pobla-ción de la Ciudad de Buenos Aires modificó sig-nificativamente casi todas sus característicassociodemográficas, tanto las de tipo estructuralcomo las de los individuos, las familias, los ho-gares y otros grupos sociales que la componen.
Para describir e interpretar los cambios demo-gráficos que afectan a la población de la Ciudad,a lo largo del tiempo y sobre el territorio, se dis-pone de una conocida y aceptable batería dedatos provistos, principalmente, por los censosde población y vivienda, los registros continuosde hechos vitales, la encuesta permanente de ho-gares (EPH) desde 1974 y la encuesta anual dehogares (EAH) desde 2002. A partir del ajuste, laintegración y el análisis de muchos de los datosque proveen estas fuentes, se han acumuladotrabajos de muy distinta índole: reconstruccionesdemográficas del pasado, proyecciones a corto ymediano plazo, y una importante cantidad deestudios sobre temas específicos (mortalidad,fecundidad, migraciones, nupcialidad, población
1 Asesor de la DGEyC del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.2 Actuaria. Unidad de Análisis Demográfico de la DGEyC del Gobiernode la Ciudad de Buenos Aires.
El subsistema demográfico de la Ciudad deBuenos Aires
Alfredo E. Lattes 1 y Gretel Andrada 2
Informes técnicos
72 Población de Buenos Aires
económicamente activa, formación y disoluciónde la familia, etcétera). En general, se trata detrabajos realizados para momentos o períodosdistintos, con enfoques y métodos diversos,con diferente desagregación de variables, etcé-tera; por lo tanto no permiten una visión máscompleta y sistemática de la dinámica demográ-fica de la Ciudad, del rol que jugó cada uno desus componentes y, por sobre todo, de las muchasinteracciones que se producen y actúan dentrode la dinámica del subsistema.
Dada esta situación general, la DGEyC delGobierno de la Ciudad de Buenos Aires inició,dentro del marco de las actividades regulares desu Unidad de Análisis Demográfico, la cons-trucción de un modelo 3 que pueda ir repli-cando, en sucesivas versiones de creciente comple-jidad, la dinámica del subsistema demográficode la Ciudad. Se trata de una tarea permanenteque tiene, como propósito principal, articular eintegrar los avances del conocimiento que se vanlogrando en los distintos ámbitos de la investi-gación demográfica sobre Buenos Aires.
La construcción de modelos para representar ladinámica del subsistema demográfico es unrecurso bastante común. De hecho, todos losestudiosos o interesados en la dinámica de laspoblaciones los usan, implícita o explícitamente,para la lectura de los datos, el cálculo de medidas,la interpretación de los cambios pasados o lapredicción de los futuros. Estos modelos vandesde simples elaboraciones mentales a cons-trucciones más complejas, que requieren forma-lizar los procesos y contar con el auxilio decomputadoras. La idea básica es que la intui-ción no alcanza cuando se abordan interac-ciones más complejas porque, en general, sepiensa en términos de relaciones unidireccio-nales dejando de lado, por ejemplo, los efectosde la retroalimentación.
La construcción del modelo CABA II
La construcción de este modelo se orientó endos sentidos: a) selección y evaluación de lasseries de datos básicos y estimaciones demográ-ficas que cubrían total o parcialmente elperíodo 1947-2001 –muy diversas en cuanto atemas y alcance–, adoptando aquellas que apare-cían como aceptables, corrigiendo o re-esti-mando otras que aparecían como menos plau-sibles y estimando los datos inexistentes, y b)integración dinámica –a través del tiempo– delos datos básicos obtenidos de las actividadesantes referidas y los datos que genera el propiosistema demográfico, mediante la aplicación deuna serie de relaciones que permiten vinculardimensiones globales de la dinámica de lapoblación, con cambios estructurales y con laocurrencia de los hechos demográficos indivi-duales. Todo esto con el objeto de lograr unareconstrucción aceptable, entre muchas otrasposibles, de la evolución demográfica de laCiudad Autónoma de Buenos Aires a lo largo delperíodo 1950-2000; que denominamos CABA II.4
De manera resumida, los pasos para construirel CABA II fueron los siguientes: en primer lugar,se procedió a “estimar” la población de cadasexo y lugar de nacimiento (nacidos en laArgentina, de ahora en adelante nativos, o en elexterior, de ahora en adelante no nativos) porgrupo quinquenal de edad al 1 de enero de1950, obteniéndose así la denominada pobla-ción base. En segundo lugar, se procedió acargar los distintos componentes demográficos5 que actuarán sobre la población base de 1950y sobre los sucesivos estados de la población, alo largo de los diez períodos quinquenales quellegan al año 2000 (así se obtuvieron los suce-sivos stocks de población al 1 de enero de cadaaño terminado en 0 y en 5). Los componentesdemográficos básicos de la dinámica recons-truida por CABA II, son los siguientes:
3 El concepto modelo es un objeto construido para que, representandoa otro objeto, en este caso la dinámica de la población de la ciudad deBuenos Aires, posibilite responder a distintas preguntas acerca del com-portamiento del sistema y de sus componentes.
4 El modelo CABA I no incluyó la variable lugar de nacimiento. 5 Matrices de tasas de fecundidad por grupos de edad, probabilidades desobrevivencia por grupos de edad, sexo y lugar de nacimiento, tasas demigración por grupos de edad, sexo y lugar de nacimiento, etcétera.
Informes técnicos
Año 1, número 1, diciembre de 2004 73
Fecundidad. Se adoptaron las tasas especí-ficas de fecundidad por edad, por quinquenioentre 1950 y 2000, que se detallan en el Anexo.Estas tasas, aplicadas al stock de poblaciónmedia femenina por grupo de edad, entre 15 y49 años, fueron generando los nacimientostotales para cada quinquenio a los que se lesaplicó, en las primeras corridas del modelo, uníndice de masculinidad constante de 104, paraluego, dadas las evidencias empíricas de lasúltimas décadas, permitirle que fluctúe dentrodel rango 104 -106. Cabe aclarar que las tasasespecíficas de fecundidad por edad que se utili-zaron fueron para el total de las mujeres, esdecir, no se introdujo diferencial alguno defecundidad entre mujeres nativas y no nativas,dejándose para próximas versiones del modelola introducción de este diferencial.
Mortalidad. Las relaciones de supervivenciapor grupos quinquenales de edad y sexo, obte-nidas de las diversas tablas abreviadas de morta-lidad por sexo disponibles (véase Bibliografía),fueron abiertas en dos juegos de relaciones, unopara nativos y otro para no nativos, atendiendoa las evidencias de mortalidad diferencial entreestas dos subpoblaciones. Para efectuar la refe-rida apertura, se estimó en primer lugar la mor-talidad de los no nativos, calculando ésta comoel promedio ponderado de la mortalidad deinmigrantes limítrofes e inmigrantes no limí-trofes.6 La mortalidad de nativos, en tanto, seajustó de forma tal que la mortalidad resultantepara la población total fuera igual a la morta-lidad medida en las distintas tablas. Finalmente,sobre estas estimaciones de mortalidad se efec-tuaron algunos ajustes puntuales en grupos deedades más avanzadas.
Migración. Éste fue el componente querequirió mayor elaboración, pues no sólo se cal-culó para nativos y no nativos, sino que tambiéndebieron ajustarse sus valores y sus respectivasestructuras por sexo y edad. Para esta tarea seutilizaron las diversas estimaciones disponibles,
se efectuaron estimaciones nuevas y se tuvieron encuenta indicios provenientes de otras fuentes y/otrabajos publicados. Los parámetros empleadospara obtener la migración neta fueron las estima-ciones obtenidas por el método de las relacionesde sobrevivencia (fórmula promedio), ajustadas porsexo y grupo de edad de los nativos y no nativos.
Algunos resultados del CABA II
A continuación se comentan algunos resultadosdel CABA II, centrando la atención en los cambiosdel conjunto (el sistema) y mostrando algunasinteracciones sencillas ocurridas entre 1950 y2000. Todos los datos e indicadores referidospueden encontrarse en los tres cuadros que se in-cluyen a continuación. Concretamente, el Cuadro1, que contiene los valores absolutos de la pobla-ción, desagregados por sexo y lugar de nacimiento,al inicio de todos los años terminados en 0 y 5;el Cuadro 2, que muestra los valores absolutos delos cambios quinquenales de la población –creci-miento o decrecimiento– desagregados, a su vez,en los distintos componentes demográficos que losgeneraron a lo largo de los quinquenios del período1950-2000, y el Cuadro 3, que presenta las dis-tintas tasas brutas medias anuales para los diezquinquenios (crecimiento total, natalidad, mor-talidad, crecimiento vegetativo, migración denativos y de no nativos) y una selección de algunosindicadores de cambios estructurales estimados alinicio de los años terminados en 0 y 5.
Si recorremos de manera rápida el medio sigloque va desde 1950 hasta 2000 se puede apreciarque el tamaño de la población total de la ciudadde Buenos Aires no experimentó cambios de impor-tancia. De quinquenio en quinquenio las oscila-ciones de ese total fueron menores (siempre semantuvo dentro del rango: 2.987 - 3.064 milesde personas) y, consecuentemente, lo mismosucedió con las tasas de crecimiento total (osci-laron por quinquenios entre un máximo posi-tivo de 1,2 por mil y un mínimo negativo de -2,1por mil). La pequeña disminución del tamaño dela población total (1,6 por ciento) tras un lapsode medio siglo esconde la importancia alcanzadapor los distintos factores demográficos. Por ejemplo,6 Véase el procedimiento en Lattes, Comelatto y Levit (2003)
El subsistema demográfico de la Ciudad de Buenos Aires
74 Población de Buenos Aires
Años
Cuadro 1Población total por sexo y lugar de nacimiento según el modelo CABA II. Ciudad de Buenos Aires, 1950-2000
Total 3.045.369 3.049.654 3.063.642 3.032.384 3.008.491 2.993.296 2.987.288 3.003.431 3.021.165 3.001.854 2.996.951Nativos 2.187.128 2.257.752 2.331.896 2.371.060 2.410.259 2.460.391 2.511.801 2.563.146 2.613.547 2.621.407 2.625.133No nativos 858.241 791.902 731.746 661.324 598.232 532.905 475.487 440.286 407.618 380.448 371.818
Varones 1.484.540 1.463.359 1.449.236 1.418.460 1.393.489 1.373.570 1.360.057 1.366.082 1.373.757 1.367.516 1.369.360Nativos 1.008.491 1.038.239 1.069.491 1.084.730 1.100.001 1.120.622 1.141.917 1.168.632 1.195.180 1.200.286 1.204.284No nativos 476.049 425.120 379.745 333.730 293.487 252.948 218.141 197.450 178.577 167.231 165.075
Mujeres 1.560.829 1.586.295 1.614.406 1.613.925 1.615.002 1.619.726 1.627.231 1.637.349 1.647.408 1.634.338 1.627.592Nativas 1.178.637 1.219.513 1.262.405 1.286.330 1.310.258 1.339.770 1.369.885 1.394.513 1.418.367 1.421.121 1.420.849No nativas 382.193 366.782 352.001 327.594 304.744 279.957 257.346 242.836 229.041 213.217 206.742
Población1950 1955 1960 1965 1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000
Fuente: Dirección General de Estadística y Censos (G.C.B.A.).
Quinquenios
Cuadro 2Componentes demográficos de la dinámica de la población total, por sexo y lugar de nacimiento según el modeloCABA II. Ciudad de Buenos Aires, 1950-2000
Población totalCrecimiento total 4.285 13.988 -31.257 -23.893 -15.195 -6.008 16.143 17.734 -19.311 -4.903Nacimientos 232.581 221.495 199.291 218.568 258.265 267.822 227.575 229.387 200.953 203.051Defunciones 145.045 139.309 144.567 163.265 175.911 179.192 184.486 191.758 192.190 183.568Migración neta de nativos -95.530 -82.567 -89.820 -93.002 -108.106 -108.897 -59.148 -49.155 -51.117 -53.855Migración neta de no nativos 12.280 14.368 3.839 13.806 10.558 14.259 32.202 29.260 23.043 29.469
Población masculinaIncremento neto total -21.181 -14.123 -30.776 -24.971 -19.919 -13.513 6.025 7.676 -6.241 1.843Nacimientos 118.571 112.919 101.599 111.427 131.727 136.858 116.504 117.643 103.245 104.194Defunciones 8.497 79.674 83.323 92.551 96.952 95.140 93.799 93.285 90.829 85.674Migración neta de nativos -55.494 -48.309 -49.359 -50.728 -59.365 -61.124 -32.059 -28.827 -31.351 -32.616Migración neta de no nativos -2.760 941 307 6.882 4.672 5.893 15.379 12.144 12.694 15.940
Población femeninaIncremento neto total 25.466 28.110 -481 1.077 4.724 7.504 10.119 10.058 -13.070 -6.746Nacimientos 114.010 108.576 97.692 107.141 126.538 130.964 111.071 111.744 97.708 98.857Defunciones 63.548 59.635 61.243 70.714 78.959 84.052 90.687 98.473 101.361 97.894Migración neta de nativos -40.036 -34.258 -40.461 -42.274 -48.742 -47.773 -27.089 -20.329 -19.766 -21.239Migración neta de no nativos 15.040 13.427 3.532 6.924 5.886 8.366 16.823 17.116 10.349 13.530
Componentesdemográficos 1950-54 1955-59 1960-64 1965-69 1970-74 1975-79 1980-84 1985-89 1990-94 1995-99
Fuente: Dirección General de Estadística y Censos (G.C.B.A.).
a lo largo de esas cinco décadas ocurrieron2.258.988 nacimientos y 1.699.291 muertes, loque arroja un crecimiento vegetativo positivo de559.697 personas; al mismo tiempo, la ciudadexperimentó la migración neta negativa de791.197 nativos y la migración neta positiva de183.084 no nativos.
La acción combinada de los componentes demo-gráficos antes indicados fue transformando la
estructura de la población por sexo, edad y lugarde nacimiento. Veamos un ejemplo: la composi-ción de la población total según las dos subpobla-ciones: nativos y no nativos, cambió notoriamenteentre 1950 y 2000. En efecto, la proporción de nonativos pasó de 28,2 por ciento (858.241 per-sonas) a 12,4 por ciento (371.818 personas). Estanotable caída relativa y absoluta de la poblaciónno nativa fue, a su vez, mucho más pronun-ciada entre los varones que entre las mujeres: los
Informes técnicos
Año 1, número 1, diciembre de 2004 75
Años y períodos quinquenales
Cuadro 3Indicadores demográficos seleccionados de la dinámica de la población según el modelo CABA II. Ciudad deBuenos Aires 1950-2000
Población totalTCT 0,3 0,9 -2,1 -1,6 -1,0 -0,4 1,1 1,2 -1,3 -0,3 .TBN 15,3 14,5 13,1 14,5 17,2 17,9 15,2 15,2 13,3 13,5 .TBM 9,5 9,1 9,5 10,8 11,7 12,0 12,3 12,7 12,8 12,2 .TCV 5,7 5,4 3,6 3,7 5,5 5,9 2,9 2,5 0,6 1,3 .TBMig -5,5 -4,5 -5,6 -5,2 -6,5 -6,3 -1,8 -1,3 -1,9 -1,6 .IM 95,1 92,3 89,8 87,9 86,3 84,8 83,6 83,4 83,4 83,7 84,1Proporción 0-14 18,8 18,8 18,7 18,6 18,3 18,7 19,0 18,9 18,8 17,6 17,4Proporción 15-64 75,5 73,9 72,5 71,2 70,3 68,3 66,4 65,7 65,1 65,4 65,2Proporción 65 y + 5,8 7,3 8,7 10,2 11,4 13,0 14,6 15,4 16,2 17,0 17,5Proporción no nativos 28,2 26,0 23,9 21,8 19,9 17,8 15,9 14,7 13,5 12,7 12,4
Población masculinaProporción 0-14 19,3 19,6 19,9 20,1 20,2 20,7 21,1 21,1 21,1 19,7 19,3Proporción 15-64 75,5 73,7 72,0 70,7 69,7 68,1 66,6 66,4 66,1 67,0 67,3Proporción 65 y + 5,2 6,7 8,0 9,2 10,1 11,2 12,3 12,5 12,8 13,3 13,4Proporción no nativos 32,1 29,1 26,2 23,5 21,1 18,4 16,0 14,5 13,0 12,2 12,1
Población femeninaProporción 0-14 18,3 17,9 17,7 17,2 16,7 17,0 17,2 17,1 16,9 15,9 15,7Proporción 15-64 75,4 74,2 72,9 71,7 70,7 68,5 66,3 65,2 64,2 64,0 63,4Proporción 65 y + 6,3 7,9 9,4 11,0 12,6 14,5 16,5 17,7 19,0 20,1 20,9Proporción no nativos 24,5 23,1 21,8 20,3 18,9 17,3 15,8 14,8 13,9 13,0 12,7
Indicadores 1950 1955 1960 1965 1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000
Aclaraciones: Tasa de crecimiento total (TCT).Tasa bruta de natalidad (TBN).Tasa bruta de mortalidad (TBM).Tasa de crecimiento vegetativo (TCV).Tasa bruta de migración (TBMig). Índice de masculinidad (IM).Fuente: Dirección General de Estadística y Censos (G.C.B.A.).
(tasas por mil y proporciones en porcentaje)
primeros disminuyeron del 32,1 al 12,1 porciento de la población total masculina, mientrasque las segundas pasaron del 24,5 al 12,7 porciento. En otras palabras, la población de nonativos disminuyó a menos de la mitad ycambió drásticamente su composición porsexo. Las cifras que emergen del modelo CABA II
ayudan a comprender éste y otros cambiosdemográficos ocurridos entre 1950 y 2000.
Los cambios comentados de la composiciónpor sexo de los no nativos resultaron de la inter-acción de procesos simultáneos y diferenciales porsexo, que actuaron sobre una situación inicial(1950) de la población no nativa por sexo.Partiendo de aquella situación, en la cual los nonativos mostraban un alto predominio mascu-lino (IM = 124,6) se llega al año 2000 con unasituación opuesta: un IM = 79,8. La transformaciónfue generada por la combinación de tres com-ponentes: i) una determinada situación inicial
de la población no nativa por sexo y grupos deedad; ii) la mortalidad diferencial por sexo (elIM total de las muertes superó, para todo el mediosiglo, los 135 varones por cada 100 mujeres) quese encargó de bajar el IM de la población nonativa, tanto de la población inicial como de laque se fue agregando por migración neta, y iii)la migración neta de no nativos del medio sigloque hizo bajar el IM (los saldos fueron 77.612varones y 110.993 mujeres, o sea un IM = 69,9).Este ejemplo sencillo sirve para ilustrar las inte-racciones de tres componentes del cambio de lacomposición por sexo de la población no nativa.
Pero si nuestro interés estuviera puesto en ladescomposición de los factores que produjeronel cambio del peso de los no nativos sobre lapoblación total de cada sexo, también tendríamosque prestar atención a los componentes de ladinámica demográfica de la subpoblación nativa.La dinámica de la misma también fue diferencial
El subsistema demográfico de la Ciudad de Buenos Aires
76 Población de Buenos Aires
por sexo porque sobre una determinada situacióninicial (IM = 85,6) actuaron tres componentesque lo hicieron de manera diferencial por sexo ycon signos distintos: entre los nacimientos na-cieron más varones que mujeres, entre las muertesmurieron más varones que mujeres y en la migraciónneta negativa, emigraron más varones que mujeres.
Otro cambio demográfico mayor que experimentóla población de la Ciudad de Buenos Aires a lolargo del referido medio siglo, fue la modificaciónde su estructura por sexo y edad, en particular,conteniendo un proceso que habitualmente sedenomina envejecimiento de la población. Una
manera sencilla, aunque limitada, de mostrar elproceso de envejecimiento de una población esregistrando el aumento de la proporción delgrupo de 65 años y más. En el caso particularde Buenos Aires y para el período considerado,la proporción del referido grupo de edad prác-ticamente se ha triplicado pasando de 5,8 porciento en 1950 a 17,5 por ciento en el 2000. Esteimportante envejecimiento de la población fuemucho más pronunciado entre las mujeres queentre los varones: las primeras pasaron de 6,3 a20,9 por ciento, mientras que los segundos lohicieron de 5,2 a 13,4 por ciento. La imagen deestos cambios puede observarse con toda nitidez
Gráfico 1Población por sexo, lugar de nacimiento y grupos de edad. Ciudad de Buenos Aires,1950
Informes técnicos
Fuente: Dirección General de Estadística y Censos (G.C.B.A.).
Año 1, número 1, diciembre de 2004 77
en las pirámides de población que correspondena los años 1950 y 2000 (Gráficos 1 y 2). El refe-rido fenómeno se muestra particularmente conel enorme incremento absoluto y relativo de lascuatro barras (grupos de edad que van desde 65-69 hasta 80 y más) ubicadas en las cúspides delas pirámides. En estos mismos grupos de edad,cabe distinguir la importante disminución de lapoblación no nativa entre una y otra pirámide.
Además de pronósticos o proyecciones los demó-grafos suelen efectuar retrognosis y el modeloCABA II, como otros similares, son instrumentosútiles para efectuarlas. Básicamente, se trata de un
ejercicio de historia contrafáctica: consiste enefectuar una nueva estimación del cambio demo-gráfico de un período pasado pero introduciendomodificaciones en uno o más componentes.Luego, la comparación de la historia demográfica“real” con la imaginaria ayuda a entender el rol quecumplieron los componentes modificados. Estaclase de ejercicio es muy común cuando se efectúanproyecciones de población; por ejemplo, cuandose adoptan distintas hipótesis sobre el curso po-sible de la fecundidad, de las migraciones, etcétera.
En este caso, los Cuadros 4, 5 y 6 presentan lascifras de la evolución de la población de la Ciudad
Gráfico 2Población por sexo, lugar de nacimiento y grupos de edad. Ciudad de Buenos Aires, 2000
El subsistema demográfico de la Ciudad de Buenos Aires
Fuente: Dirección General de Estadística y Censos (G.C.B.A.).
78 Población de Buenos Aires
de Buenos Aires entre 1950 y 2000 bajo elsiguiente supuesto: desde el inicio del año 1950 lamigración de no nativos fue totalmente nula, esdecir, no hubo emigración o inmigración algunade personas nacidas en el exterior. Los restantescomponentes: la fecundidad, la mortalidad y la
migración neta de nativos mantienen los mismosniveles estimados y utilizados en la versión yacomentada del CABA II. El Gráfico 3, nos brinda laimagen que habría tenido la pirámide de la pobla-ción en el año 2000 si, efectivamente, no hubieraocurrido migración alguna de no nativos.
Años
Cuadro 4Población total por sexo y lugar de nacimiento según el modelo CABA II, bajo la hipótesis de migración de nonativos nula a partir de 1950. Ciudad de Buenos Aires, 1950-2000
Total 3.045.369 3.033.464 3.019.924 2.962.614 2.892.165 2.826.422 2.763.481 2.707.486 2.655.558 2.572.520 2.491.498Nativos 2.187.128 2.253.808 2.316.963 2.340.879 2.359.503 2.383.362 2.405.755 2.428.830 2.445.914 2.418.447 2.378.859No nativos 858.241 779.656 702.961 621.734 532.662 443.060 357.726 278.657 209.643 154.073 112.639
Varones 1.484.540 1.463.962 1.441.723 1.398.731 1.349.193 1.303.501 1.262.348 1.232.670 1.207.356 1.167.471 1.129.497Nativos 1.008.491 1.036.233 1.061.894 1.069.374 1.074.188 1.081.454 1.087.973 1.100.274 1.109.817 1.096.889 1.078.822No nativos 476.049 427.729 379.829 329.356 275.005 222.047 174.375 132.397 97.540 70.582 50.675
Mujeres 1.560.829 1.569.502 1.578.201 1.563.883 1.542.972 1.522.921 1.501.133 1.474.816 1.448.202 1.405.049 1.362.001Nativas 1.178.637 1.217.576 1.255.069 1.271.505 1.285.315 1.301.908 1.317.782 1.328.556 1.336.098 1.321.558 1.300.037No nativas 382.193 351.927 323.132 292.378 257.657 221.013 183.351 146.260 112.104 83.491 61.964
Población1950 1955 1960 1965 1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000
Fuente: Dirección General de Estadística y Censos (G.C.B.A.).
Quinquenios
Cuadro 5Componentes demográficos de la dinámica de la población total, por sexo y lugar de nacimiento según el modeloCABA II, bajo la hipótesis de migración de no nativos nula a partir de 1950. Ciudad de Buenos Aires 1950-2000
Población totalCrecimiento total -11.905 -13.540 -57.311 -70.449 -65.743 -62.941 -55.995 -51.929 -83.038 -81.022Nacimientos 228.486 210.114 183.470 197.097 230.906 237.888 198.484 195.011 164.398 158.319Defunciones 144.860 141.088 150.961 174.543 188.542 191.932 195.331 197.785 196.319 185.486Migración neta de nativos -95.530 -82.567 -89.820 -93.002 -108.106 -108.897 -59.148 -49.155 -51.117 -53.855Migración neta de no nativos 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
Población masculinaIncremento neto total -20.578 -22.239 -42.992 -49.538 -45.692 -41.153 -29.677 -25.314 -39.885 -37.974Nacimientos 116.483 107.117 93.534 100.481 117.772 121.561 101.611 100.013 84.464 81.240Defunciones 81.566 81.048 87.167 99.290 104.100 101.591 99.230 96.501 92.999 86.598Migración neta de nativos -55.494 -48.309 -49.359 -50.728 -59.365 -61.124 -32.059 -28.827 -31.351 -32.616Migración neta de no nativos 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
Población femeninaIncremento neto total 8.673 8.699 -14.318 -20.911 -20.051 -21.788 -26.317 -26.615 -43.153 -43.048Nacimientos 112.003 102.997 89.936 96.616 113.134 116.327 96.873 94.998 79.934 77.079Defunciones 63.294 60.040 63.794 75.254 84.443 90.341 96.101 101.284 103.321 98.888Migración neta de nativos -40.036 -34.258 -40.461 -42.274 -48.742 -47.773 -27.089 -20.329 -19.766 -21.239Migración neta de no nativos 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
Componentesdemográficos 1950-54 1955-59 1960-64 1965-69 1970-74 1975-79 1980-84 1985-89 1990-94 1995-99
Fuente: Dirección General de Estadística y Censos (G.C.B.A.).
Informes técnicos
Año 1, número 1, diciembre de 2004 79
Destacamos algunos resultados del referidoejercicio. En primer lugar comprobamos que laausencia de la migración neta de no nativos(que había contribuido al crecimiento total de lapoblación con un saldo neto de 183.084 migrantes)genera una importante disminución de lapoblación esperada al 2000. En cifras totales, lapoblación total pasaría de 2.996.951 a 2.491.498personas, o sea, 505.453 menos o una disminucióndel 16,9 por ciento. En otras palabras, mostramos(cuantificamos) que los efectos indirectos de lamigración de no nativos sobre el crecimiento
vegetativo de la población total produjo una con-tribución mucho mayor que la contribución propiade la migración.
El Gráfico 3 (comparado con el Gráfico 2) sor-prende al mostrar cuánto más envejecida seríala población de Buenos Aires si entre 1950 y 2000no hubiera ocurrido migración alguna de nonativos. Del Cuadro 6 extraemos las cifras quecuantifican este efecto: en ausencia de migraciónde no nativos la proporción de éstos sobre lapoblación total se habría reducido de 12,4 a 4,5
El subsistema demográfico de la Ciudad de Buenos Aires
Gráfico 3Población por sexo, lugar de nacimiento y grupos de edad, bajo hipótesis de migración nula de no nativos a partir de1950. Ciudad de Buenos Aires, 2000
Fuente: Dirección General de Estadística y Censos (G.C.B.A.).
80 Población de Buenos Aires
Informes técnicos
Años y períodos quinquenales
Cuadro 6Indicadores demográficos seleccionados de la dinámica de la población según el modelo CABA II, bajo la hipótesisde migración de no nativos nula a partir de 1950. Ciudad de Buenos Aires 1950-2000
Población totalTCT -0,8 -0,9 -3,8 -4,8 -4,6 -4,5 -4,1 -3,9 -6,4 -6,4 .TBN 15,0 13,9 12,3 13,5 16,2 17,0 14,5 14,5 12,6 12,5 .TBM 9,5 9,3 10,1 11,9 13,2 13,7 14,3 14,8 15,0 14,7 .TCV 5,5 4,6 2,2 1,5 3,0 3,3 0,2 -0,2 -2,4 -2,1 .TBMig -6,3 -5,5 -6,0 -6,4 -7,6 -7,8 -4,3 -3,7 -3,9 -4,3 .IM 95,1 93,3 91,4 89,4 87,4 85,6 84,1 83,6 83,4 83,1 82,9Proporción 0-14 18,8 18,5 18,1 17,4 16,8 17,0 17,2 17,2 17,2 16,0 15,5Proporción 15-64 75,5 74,1 72,8 71,5 70,1 67,6 65,6 64,9 63,8 63,7 63,5Proporción 65 y + 5,8 7,4 9,1 11,2 13,1 15,5 17,2 17,9 19,0 20,3 21,0Proporción no nativos 28,2 25,7 23,3 21,0 18,4 15,7 12,9 10,3 7,9 6,0 4,5
Población masculinaProporción 0-14 19,3 19,2 19,1 18,7 18,4 18,7 19,0 19,2 19,3 18,0 17,3Proporción 15-64 75,5 74,0 72,6 71,3 69,9 67,7 66,3 66,0 65,3 65,8 66,3Proporción 65 y + 5,2 6,7 8,3 10,0 11,7 13,6 14,7 14,8 15,4 16,2 16,5Proporción no nativos 32,1 29,2 26,3 23,5 20,4 17,0 13,8 10,7 8,1 6,0 4,5
Población femeninaProporción 0-14 18,3 17,8 17,2 16,2 15,4 15,5 15,6 15,5 15,4 14,4 14,0Proporción 15-64 75,4 74,2 72,9 71,6 70,2 67,5 65,1 63,9 62,6 61,9 61,2Proporción 65 y + 6,3 8,1 9,9 12,2 14,4 17,1 19,3 20,5 22,0 23,7 24,8Proporción no nativos 24,5 22,4 20,5 18,7 16,7 14,5 12,2 9,9 7,7 5,9 4,5
Indicadores 1950 1955 1960 1965 1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000
Aclaraciones: Tasa de crecimiento total (TCT).Tasa bruta de natalidad (TBN).Tasa bruta de mortalidad (TBM).Tasa de crecimiento vegetativo(TCV).Tasa bruta de migración (TBMig). índice de masculinidad (IM).Fuente: Dirección General de Estadística y Censos (G.C.B.A.).
(tasas por mil y proporciones en porcentaje)
por ciento, mientras que la proporción de personascon 65 años y más habría aumentado del 17,5 al21 por ciento. En otras palabras, la migración netade no nativos tuvo el efecto de atenuar el procesode envejecimiento de la población de la Ciudad.
En próximas notas profundizaremos el análisisde los resultados de ésta versión del modelo CABA,
afinando las estimaciones de los parámetros uti-lizados; por ejemplo, incluyendo tasas de fecun-didad diferencial entre nativas y no nativas, ytasas de in- y emigración de la población nativay no nativa. También se trabajarán otras variablestales como la actividad económica de las per-sonas, para construir otro modelo sistémico de ladinámica de la población económicamente activa.
Año 1, número 1, diciembre de 2004 81
BBiibblliiooggrraaffííaa
Instituto Nacional de Estadística y Censos (1975), Tablasde mortalidad para la Ciudad de Buenos Aires 1970,Buenos Aires, INDEC, Serie Investigaciones Demográficas 4.
————— (1988), Tablas de mortalidad 1980-1981. Totaly Jurisdicciones, Buenos Aires, INDEC, Estudios 10.
————— (1995), Tablas abreviadas de mortalidad pro-vinciales por sexo y edad, 1990-1992, Buenos Aires,INDEC, Serie Análisis Demográficos 4.
————— (2004), Tablas abreviadas de mortalidad porsexo y edad 2000-2001, Buenos Aires, Documento inédito.
Lattes, A. E., P. Comelatto y C. Levit (2003), “Migracióninternacional y dinámica demográfica en la Argentina,durante la segunda mitad del siglo XX”, en EstudiosMigra-torios Latinoamericanos, nº 50.
Ministerio de Salud (1984 al 2003), Estadísticas vitales,Buenos Aires, Programa Nacional de Estadísticas deSalud.
Müller, M. S. (1974), La mortalidad en Buenos Airesentre 1855 y 1960, Buenos Aires, Editorial del Instituto.
Pantelides, Edith A. (1989), Fecundidad argentina desdemediados del siglo XX, Cuadernos del CENEP nº 41, BuenosAires, CENEP.
Recchini de Lattes, Zulma (1971), La población deBuenos Aires: componentes demográficos del creci-miento entre 1855-1960, Buenos Aires, Editorial delInstituto.
El subsistema demográfico de la Ciudad de Buenos Aires
Quinquenios
ANEXO
Tabla 1Tasas de fecundidad específicas por grupos de edad, utilizados por el modelo CABA II. Ciudad de Buenos Aires, 1950-2000
15-19 0,01285 0,01323 0,01694 0,02758 0,03476 0,03237 0,02422 0,02543 0,02478 0,0268520-24 0,08012 0,08237 0,07785 0,08606 0,10199 0,10467 0,08570 0,08252 0,06630 0,0633925-29 0,12364 0,12136 0,10632 0,11690 0,14473 0,15499 0,13276 0,13375 0,10961 0,0994730-34 0,07195 0,07570 0,07420 0,08159 0,09979 0,11053 0,10200 0,10300 0,09635 0,0993635-39 0,03300 0,03432 0,03534 0,04055 0,04882 0,05414 0,04916 0,05281 0,04832 0,0539640-44 0,01071 0,01020 0,00916 0,01034 0,01258 0,01407 0,01133 0,01277 0,01157 0,0127445-49 0,00175 0,00154 0,00109 0,00131 0,00162 0,00158 0,00129 0,00130 0,00092 0,00083
Gruposde edad 1950-54 1955-59 1960-64 1965-69 1970-74 1975-79 1980-84 1985-89 1990-94 1995-99
Fuentes: 1950 -1959: Recchini de Lattes (1971); 1960-1979: Pantelides (1989); 1980-1999: Ministerio de Salud y Acción Social (1984 al2003), Dirección de Estadísticas de Salud, Estadísticas Vitales.
Año 1, número 1, diciembre de 2004 83
En el año 2002 la Dirección General deEstadística y Censos levantó la primera EncuestaAnual de Hogares (EAH) de la Ciudad de BuenosAires. Con ella se dio comienzo a la tarea deobtener datos anuales sobre la población y loshogares conformados por dicha población. Lostres relevamientos realizados proveen datos eindicadores para el conjunto de la Ciudad ypara los Centros de Gestión y Participación.
El diseño muestral, el instrumento de recolecciónde datos (cuestionario) y las temáticas abordadashan sido revisados y mejorados a lo largo de lossucesivos relevamientos, manteniendo siemprela comparabilidad en el tiempo. En este sen-tido, el objetivo de esta nota es dar a conocer losprincipales cambios que se introdujeron entre lostres relevamientos de la EAH (2002, 2003 y 2004)en la composición del hogar y las característicasdemográficas de sus miembros, así como en elcuestionario individual. Además de los comen-tarios generales sobre los principales cambios,entre los cuales también se considerarán aspectosdel diseño muestral y de los cuestionarios, se anexaun Cuadro en el que se detallan los cambios ylas continuidades registrados en cada tema y varia-ble a lo largo de los tres relevamientos. Finalmente,se acompaña el cuestionario individual y laspartes referidas a la composición del hogar y lascaracterísticas de sus miembros, de la EAH 2004.
Diseños maestrales. Para las EAH 2002 y 2003se realizó un diseño de muestreo (de viviendasparticulares) replicado, bi-etápico y estratifi-cado. Las unidades primarias (UP) de selecciónfueron los segmentos censales dentro de cada
CGP. Se realizaron dos submuestras: una para eldominio villa y otra para el no-villa.Para la EAH 2004, aunque se utilizó el mismo tipode diseño muestral, se realizó una nueva muestra,en la cual las UP fueron manzanas o partes deellas. Por otro lado, y con el objeto de una mejorcaptación de la heterogeneidad estructural, cabemencionar que la submuestra del dominio no-villa se subdividió en “inquilinatos, hoteles ypensiones” y “resto de viviendas particulares”.
Cuestionarios. Tanto en la EAH 2002 como2003 se utilizaron dos tipos de cuestionarios: elde vivienda y hogar y el individual. Para la EAH
2004 se mantuvo el cuestionario individual pero sediseñaron dos formularios para vivienda y hogar:uno dirigido al dominio villa y otro para el no-villa. A este último se adjuntó un bloque espe-cialmente diseñado para inquilinatos, hoteles ypensiones.
Temas abordados. Entre los temas habitual-mente contenidos en los relevamientos de la EAH
se destacan vivienda y hábitat, hogares, familiase individuos, trabajo y empleo, ingresos, saludy educación. Sin embargo, la EAH es flexible,tanto en lo que respecta a la profundización delos temas que investiga habitualmente como ala incorporación de nuevos módulos temáticos.
A lo largo de los tres últimos años se ha avan-zado en el refinamiento de los temas que la EAH
investiga habitualmente, lo cual redunda enuna mejor captación de datos. Para ello se hantomado diferentes decisiones, entre las queresaltan la adecuación de la formulación de laspreguntas y categorías de respuesta, así comoun mejor ordenamiento de las mismas, y lainclusión o exclusión de preguntas, como se
1 Demógrafa, Unidad de Análisis Demográfico de la DGEyC delGobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Cambios y continuidades en la Encuesta Anual deHogares de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Carolina A. Rosas1
Informes técnicos
84 Población de Buenos Aires
puede observar detalladamente en el Cuadroanexo. En términos comparativos, los cuestiona-rios de la EAH 2004 muestran mejores ordena-mientos de preguntas y formulaciones másclaras. En cuanto a la exclusión de subtemas omódulos temáticos en cada EAH, los mismospodrían ser nuevamente incorporados en pró-ximos relevamientos, al tiempo que otrospodrán ser integrados.
Entre los principales cambios contenidos en elmódulo sobre trabajo, en las EAH 2003 y 2004se excluyeron algunas variables, tales como eltamaño del establecimiento en el cual el des-ocupado tuvo su última ocupación y la razónpor la cual no cobra el seguro de desempleo.Por otro lado, el módulo sobre ingresos ha per-manecido igual, con la única salvedad de queen la EAH 2004 no se pregunta sobre el montode los ingresos de cada ocupación (si el encues-tado tenía más de una), sino que se indaga elmonto total percibido.
En el módulo educación, en las EAH 2003 y2004 no se indagó sobre el pago de cuotas o aran-celes en los establecimientos educativos, nisobre la recepción de útiles de forma gratuita,alimentación y otras. También se excluyó elsubtema sobre formación y capacitación para eltrabajo.
El módulo salud es el que más variaciones pre-senta. En primer lugar, se agregaron preguntasque permiten estimar indicadores más refi-nados de la fecundidad. En la EAH 2003 seagregó la pregunta sobre el año y mes de naci-miento del último hijo nacido vivo, a fin deposibilitar el cálculo de indicadores sobre
fecundidad actual, tal como la tasa global defecundidad. En la EAH 2004 se agregó la pre-gunta sobre el tipo de embarazo del que nacióel último nacido vivo, con el objeto de captarlos nacimientos múltiples, y así obtener unamejor estimación de la fecundidad. En segundolugar, se destaca que cada EAH incluye distintossubtemas específicos además de los habituales;por ejemplo, sólo la EAH 2002 indagó sobre lasvacunas recibidas en los niños de entre 0 a 9años, mientras que la EAH 2003 es la única queindagó acerca de la lactancia en los niños deentre 0 y 24 meses, el control del embarazo enmujeres de hasta 59 años y la realización deltest de VIH-SIDA. La EAH 2004 preguntó sobre laautopercepción del estado de salud en adultosmayores.
En cuanto al módulo de migración, cabe des-tacar que las EAH 2002 y 2004 enfocan la pobla-ción total inmigrante, independientemente delaño de arribo a la Ciudad. La EAH 2003, encambio, sólo tomó a la población inmigranteque había llegado a la Ciudad durante ese año.Por otro lado, en la EAH 2004 se agregó unapregunta sobre emigración en el cuestionariode vivienda y hogar, con el fin de captar a losresidentes de la Ciudad que se han ido a vivirfuera de ella. Sobre los mismos se indaga el sexo,el lugar de nacimiento, la edad, el año en que sefue del hogar y el lugar donde reside en elmomento de la encuesta.
Finalmente, otros módulos temáticos fueronincorporados sólo en la EAH 2002. Éste es elcaso de los módulos sobre convivencia (trayec-torias conyugales), tiempo libre, participaciónsocial y seguridad pública.
Informes técnicos
Año 1, número 1, diciembre de 2004 85
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Cambios y continuidades en la Encuesta Anual de Hogares
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Informes técnicos
Año 1, número 1, diciembre de 2004 95
Cambios y continuidades en la Encuesta Anual de Hogares
96 Población de Buenos Aires
Informes técnicos
Año 1, número 1, diciembre de 2004 97
Cambios y continuidades en la Encuesta Anual de Hogares
98 Población de Buenos Aires
Informes técnicos
Año 1, número 1, diciembre de 2004 99
Cambios y continuidades en la Encuesta Anual de Hogares
100 Población de Buenos Aires
Informes técnicos
Año 1, número 1, diciembre de 2004 101
Cambios y continuidades en la Encuesta Anual de Hogares
102 Población de Buenos Aires
Informes técnicos
Año 1, número 1, diciembre de 2004 103
Cambios y continuidades en la Encuesta Anual de Hogares
104 Población de Buenos Aires
Informes técnicos
Año 1, número 1, diciembre de 2004 105
Anuario Estadístico 2003
El Anuario Estadístico 2003 ya se encuentra disponible. Este año el Anuario hasalido antes que en otras oportunidades. De esta manera, la Dirección General deEstadística y Censos (DGEyC) responde a las demandas de información actualizada.
Publicaciones sobre la Encuesta Anual de Hogares 2003
En el Centro de Documentación y en la página de Internet de la de la DGEyC
se encuentran a disposición de los interesados los primeros análisis derivadosde la Encuesta Anual de Hogares (EAH) 2003. Distintas áreas de la DGEyC hancolaborado en la elaboración de estos informes de resultados sobre la pobla-ción de la Ciudad, en los cuales se abordan aspectos referidos a las caracterís-ticas de las viviendas y hogares y de la población (salud, educación, trabajo yestructura por edad y sexo). Además, a la brevedad se publicarán análisis másamplios sobre los aspectos mencionados.
Relevamiento de la Encuesta Anual de Hogares 2004
Entre los meses de octubre y diciembre del año 2004 la Dirección llevó adelanteel tercer relevamiento de la EAH. Al igual que en las dos EAH anteriores se esperauna importante demanda de información, por lo cual el desafío actual es pro-cesar rápidamente los datos a fin de obtener resultados lo antes posible. Seestima que la base de datos estará depurada para fines de marzo del año 2005.
Página web
La DGEyC cuenta con acceso directo en Internet a través de la siguiente dirección:www.estadistica.buenosaires.gov.ar Si bien la página de la DGEyC continúateniendo entrada por la página del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, elacceso directo facilita el contacto y agiliza la búsqueda por parte de los usuarios.
Pizarrón de noticias de la DGEyC
106 Población de Buenos Aires
00002 1980-2002Argentina. Dirección de Estadística e Información de Salud;Programa Nacional de Estadísticas de Salud (Argentina)Estadísticas vitales: información básica. Buenos Aires: PNES,2003. 20 v.; 3 archivo zip: tbls.(Serie 5: Estadísticas vitales, N° 23; 27-29; 31-46)2003 Impreso; electrónico Es=== Solicitar a/por: H-37 ARGENTINA; CIUDAD DE BUENOS AIRES; TASA DE NATALIDAD; MORTALIDAD; MORTALIDAD INFANTIL; MORTALIDAD MATERNA;CAUSAS DE MUERTE; TASA DE MORTALIDAD; MORTALIDAD FETAL; DISTRIBUCIÓN POR EDAD Y SEXO; MORTALIDAD MATERNA; MORTALIDAD FETAL;DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA; NACIMIENTOS VIVOS;PROVINCIAS
00160 1999-2004Argentina. Dirección de Estadística e Información de Salud.Boletín de la Comisión Nacional de Clasificación deEnfermedades: CNCE. Buenos Aires: MS, 2004. 8 v.(Serie 3. Conclusiones y Recomendaciones de Congresos yComité de Expertos, N° 31; 32; 34; 36; 38; 40; 42; 43)2004 Impreso General Es=== Solicitar a/por: H-35 CLASIFICACIÓN DE ENFERMEDADES; ARGENTINA; CAUSAS DE MUERTE
00405 Argentina. Dirección de Estadísticas de Salud; ProgramaNacional de Estadísticas de Salud (Argentina); Ministerio deSalud y Acción Social (Argentina)Egresos de establecimientos oficiales. Buenos Aires: PNES,2003. 8 v.; 2 archivos zip(Serie 4: Estadísticas hospitalarias, N° 14; 16; 17; 18; 19; 20)2003 Impreso; electrónico General Es
=== Solicitar a/por: H-36ARGENTINA; CIUDAD DE BUENOS AIRES; PROVINCIAS; DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA; PROGRAMAS DE SALUD; ESTADÍSTICAS VITALES;CLASIFICACIÓN DE ENFERMEDADES; DISTRIBUCIÓNPOR EDAD Y SEXO
00434 1980-2000Argentina. Dirección de Estadísticas de Salud; ProgramaNacional de Estadísticas de Salud (Argentina)Mortalidad por tumores malignos. Buenos Aires: PNES, 2002.1 v.; 1 archivo zip: tbls.(Serie 8: Análisis de datos, N° 12)
Publicaciones recibidas
2002 Impreso, electrónico General Es=== Solicitar a/por: H-40 ARGENTINA; MORTALIDAD; CÁNCER; CAUSAS DE MUERTE; DISTRIBUCIÓN POR EDAD Y SEXO; DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA; CIUDAD DE BUENOS AIRES; PROVINCIAS
00442 1989-2003Argentina. Dirección de Estadísticas de Salud; ProgramaNacional de Estadísticas de Salud (Argentina)Encuesta sobre utilización y gasto en servicios de salud.Buenos Aires: PNES, 2004. 10 v.; 1 archivo pdf; 3 archivo zip:tbls.(Serie 10: Encuesta a población, N° 1(a); 1(b); 2(a); 2(b); 3; 7;8; 9; 11; 12; 15; 17; 18)2004 Impreso; electrónico General Es=== Solicitar a/por: H-42ADOLESCENTES; SERVICIOS DE SALUD;DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA; PROVINCIAS; CIUDAD DE BUENOS AIRES; ARGENTINA; GRAN BUENOS AIRES; CUESTIONARIOS; ENCUESTASDE SALUD; SISTEMA DE SALUD; DISTRIBUCIÓN POREDAD Y SEXO; INGRESO PER CÁPITA; ENFERMEDADES CRÓNICAS
00221 1999-2003Argentina. Ministerio de Salud; Organización Mundial de laSaludSITUACIÓN DE SALUD EN ARGENTINA. Buenos Aires:El Ministerio, 1999-20032003 Impreso; Electrónico Es=== Solicitar a/por: H-44ARGENTINA; SERVICIOS DE SALUD; INDICADORES DE SALUD; MORTALIDAD INFANTIL;MORTALIDAD MATERNA; MORTALIDAD; MORBILIDAD; INDICADORES DEMOGRÁFICOS; INDI-CADORES SOCIALES; INGRESO PER CÁPITA; ANALFA-BETISMO; CAUSAS DE MUERTE; DISTRIBUCIÓN PORSEXO; DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA; POLÍTICA DESALUD; SIDA; ENFERMEDADES CONTAGIOSAS
02165 Argentina. Dirección de Estadísticas de Salud; ProgramaNacional de Estadísticas de Salud (Argentina)Clasificación estadística de problemas de salud en atenciónprimaria CEPS-AP, etc. Buenos Aires: PNES, 2003. 7 p.(Serie N° 3: Conclusiones y Recomendaciones de Congresos yComités de Expertos; N° 40 -o- (Boletín de la ComisiónNacional de Clasificación de Enfermedades CNCE; N° 7)
Año 1, número 1, diciembre de 2004 107
2003 Impreso Es=== Solicitar a/por: H-35 ARGENTINA; SERVICIOS ESTADÍSTICOS;RECOPILACIÓN DE DATOS; ESTADÍSTICAS VITALES;CLASIFICACIÓN DE ENFERMEDADES; ATENCIÓN PRIMARIA DE LA SALUD; MORBILIDAD;MORTALIDAD MATERNA; CAUSAS DE MUERTE
02169 2003-2003Buenos Aires. Dirección General Adjunta de AtenciónPrimaria de la Salud Atención primaria de la salud: año 2003. Buenos Aires:DGEyC/DGAPS septiembre 2004. 142 p.: cuadros; maps.; grafs.2003 Impreso Es=== Solicitar a/por: 660ARGENTINA; CIUDAD DE BUENOS AIRES; SALUD; SALUD DE LA COMUNIDAD; ATENCIÓN PRIMARIA DE LA SALUD; SALUD PÚBLICA; INDICADORES DE SALUD;ESTADÍSTICAS DE SALUD; HOSPITALES; ÁREAS PROGRAMÁTICAS DE SALUD; ACTIVIDADES GRUPALES DE POBLACIÓN
02172 Samaja, JuanEpistemología de la salud: reproducción social, subjetividad ytransdisciplina. Buenos Aires, 2004. 245 p.: grafs.ISBN: 950-892-189-72004 Impreso General Es=== Solicitar a/por: 666CIENCIAS MÉDICAS; SALUD; REPRODUCCIÓN HUMANA; CONDICIONES DE VIDA;METODOLOGÍA EPIDEMIOLOGÍA; TEORÍA SOCIAL;GLOSARIOS
01261 1989-2002Instituto Nacional de Estadística (Uruguay)ANUARIO ESTADÍSTICO DE URUGUAY. Montevideo:INE, 2003 Anual2003 impreso; cd-rom Es=== Solicitar a/por: H-23URUGUAY; INDICADORES SOCIALES; INDICADORES ECONÓMICOS; CLIMA; TIPOS DE SUELO;POBLACIÓN; EDUCACIÓN; CULTURA; SALUD; SEGURIDAD SOCIAL; DERECHO; VIVIENDA; DESARROLLO URBANO; SECTOR AGROPECUARIO;PESCA; INDUSTRIA; COMERCIO; SERVICIOS PÚBLICOS;TRANSPORTE; TELECOMUNICACIONES; ENERGÍA; FINANZAS PÚBLICAS; TURISMO;
CUENTAS NACIONALES; PRECIOS; SALARIOS01287 1997-2003Comisión Económica para América Latina y El Caribe(Chile)ANUARIO ESTADÍSTICO DE AMÉRICA LATINA Y ELCARIBE. Santiago de Chile: CEPAL, Mayo 2004 AnualISSN: 1014-06972004 impreso; electrónico Es; In === Solicitar a/por: H-3AMÉRICA LATINA; ARGENTINA; BALANZA DE PAGOS; INFRAESTRUCTURA DEL TRANSPORTE; COMERCIO EXTERIOR; POBLACIÓN; RECURSOS NATURALES; PRODUCTO INTERNO BRUTO; ENDEUDAMIENTO;EMPLEO; FINANCIAMIENTO EXTERNO; CONDICIONES SOCIALES; CUENTAS NACIONALES; DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCIAL
02174 1870-2000Torrado, SusanaHistoria de la familia en la Argentina moderna: 1870-2000.Buenos Aires: De La Flor, 2003. 701 p.: fotos; grafs.; tbls.ISBN: 950-515-265-52003 Impreso General Es=== Solicitar a/por: 135HISTORIA; FAMILIA; CLASES SOCIALES; DEMOGRAFÍA;POBLACIÓN; CRECIMIENTO DEMOGRÁFICO;COMPOSICIÓN DE LA POBLACIÓN; MATRIMONIO;HIJOS; HOGAR; HÁBITAT; DIFERENCIACIÓN SOCIAL;MOVILIDAD SOCIAL; POBREZA; DINÁMICA DE LA POBLACIÓN; ESTADO; ASISTENCIA SOCIAL; SALUD PÚBLICA; ARGENTINA
02176 2001Buenos Aires. Dirección General de Estadística y CensosHogares, población en hogares particulares, población total ypoblación total por sexo según distrito, fracción y radiocensal. Buenos Aires: DGEyC, agosto 2004. 1 archivo excel(87 p.; 371 KB): tbls.; mapas2004 Impreso; electrónico General Es=== Solicitar a/por: 836CENSOS; CENSOS DE POBLACIÓN; DATOS CENSALES; ESTIMACIONES POST-CENSALES; POBLACIÓN;POBLACIÓN URBANA; HOGARES; COMPARABILIDAD DE LOS DATOS; DATOS ESTADÍSTICOS; DISTRITOS ESCOLARES;ARGENTINA
Pizarrón de noticias de la DGEyC
Año 1, número 1, diciembre de 2004 111
Gráfica 1. Esperanza de vida de la población total a edades seleccionadas. Ciudad de Buenos Aires. 1947 a2000-2001.
Fuente: Dirección General de Estadística y Censos sobre la base de Müller (La mortalidad en Buenos Aires entre 1855 y 1960, Buenos Aires,Editorial del Instituto, 1974), INDEC (Tablas de mortalidad, Buenos Aires, 1975, 1988 y 1995) e INDEC, 2004 (inédito).
Demo-gráficas de Buenos Aires
Demo-gráficas de Buenos Aires
112 Población de Buenos Aires
Gráfica 2. Esperanza de vida por sexo a edades seleccionadas. Ciudad de Buenos Aires. 1947 y 2000-2001.
Fuente: Dirección General de Estadística y Censos sobre la base de Müller (La mortalidad en Buenos Aires entre 1855 y 1960, Buenos Aires,Editorial del Instituto, 1974), INDEC (Tablas de mortalidad, Buenos Aires, 1975, 1988 y 1995) e INDEC, 2004 (inédito).
Año 1, número 1, diciembre de 2004 113
Gráfica 3. Proporción de población adulta mayor según dos grupos de edad. Ciudad de Buenos Aires. 1947a 2001.
Fuente: Dirección General de Estadística y Censos sobre la base de datos censales.
Gráfica 4. Proporción de población adulta mayor por sexo. Ciudad de Buenos Aires. 1947 a 2001.
Demo-gráficas de Buenos Aires
Año 1, número 1, diciembre de 2004 115
Signos Convencionales
* Dato provisorio.- Dato igual a cero absoluto.0 o 0,0 Dato igual a cero por redondeo de cifra positiva.-0 Dato igual a cero por redondeo de cifra negativa.… Dato no disponible a la fecha de presentación de resultados de la publicación... Dato no significativo estadísticamente con un coeficiente de variación mayor al 30%.. Dato no existente.00 Dato estimado con coeficiente de variación mayor al 10%./// Dato que no corresponde presentar debido a la naturaleza de las cosas o del cálculo.s Dato confidencial por aplicación de las reglas del secreto estadístico.e Dato estimado.
Tablas
Datos e indicadores demográficos
Año 1, número 1, diciembre de 2004 117
Índice de Tablas*Población de Buenos Aires, año 1, número 1
Tabla 1. Nacimientos anuales por Centro de Gestión y Participación. Ciudad de Buenos Aires, 1979 a 2003 119
Tabla 2. Nacimientos anuales por Circunscripción Electoral. Ciudad de Buenos Aires, 1979 a 2003 120
Tabla 3. Defunciones anuales totales por Centro de Gestión y Participación. Ciudad de Buenos Aires, 1979 a 1983 - 1985 a 2003 122
Tabla 4. Defunciones anuales totales por Circunscripción Electoral. Ciudad de Buenos Aires, 1979 a 1983 - 1985 a 2003 123
Tabla 5. Defunciones anuales de menores de un año por Centro de Gestión y Participación. Ciudad de Buenos Aires, 1979 a 2003 125
Tabla 6. Defunciones anuales de menores de un año por Circunscripción Electoral. Ciudad de Buenos Aires, 1979 a 2003 126
Tabla 7. Defunciones fetales anuales por Centro de Gestión y Participación. Ciudad de Buenos Aires, 1979 a 2003 127
Tabla 8. Defunciones fetales anuales por Circunscripción Electoral. Ciudad de Buenos Aires, 1979 a 2003 129
Tabla 9. Población estimada por sexo según grupos de edad.Ciudad de Buenos Aires. 1 de julio de 2001 131
Tabla 10. Población estimada por sexo según Circunscripción Electoral. Ciudad de Buenos Aires. 1 de julio de 2001. 131
Tabla 11. Población estimada por sexo según Centro de Gestión y Participación. Ciudad de Buenos Aires. 1 de julio de 2001. 132
Tabla 12. Población estimada por sexo según Distrito Escolar. Ciudad de Buenos Aires. 1 de julio de 2001. 132
Tabla 13. Población estimada por sexo según Barrio. Ciudad de Buenos Aires. 1 de julio de 2001. 133
* El índice de las tablas publicadas en el número 0 figura al final.
Datos e indicadores demográficos
Año 1, número 1, diciembre de 2004 119
Tabl
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145
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144
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1.93
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1.69
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1.79
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1.92
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33.
747
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63.
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3.70
33.
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Tablas
Año 1, número 1, diciembre de 2004 131
Tabla 9. Población estimada por sexo según grupos de edad. Ciudad de Buenos Aires. 1 de julio de 2001
Total 2.995.397 1.371.857 1.623.540 84,50-4 173.862 88.416 85.446 103,55-9 171.648 86.981 84.667 102,7
10-14 179.940 91.202 88.738 102,815-19 204.449 102.037 102.412 99,620-24 238.561 117.007 121.554 96,325-29 237.311 115.237 122.074 94,430-34 213.341 104.699 108.642 96,435-39 197.045 95.066 101.979 93,240-44 189.105 89.249 99.856 89,445-49 183.684 84.850 98.834 85,950-54 175.371 78.792 96.579 81,655-59 164.769 71.664 93.105 77,060-64 149.106 62.227 86.879 71,665-69 141.545 57.829 83.716 69,170-74 132.962 50.920 82.042 62,175-79 119.667 40.343 79.324 50,980y+ 123.031 35.338 87.693 40,3
Fuente: Dirección General de Estadística y Censos (G.C.B.A.) e Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC).
Gruposde edad Total
Sexo
Varones MujeresÍndice de
masculinidad
Tabla 10. Población estimada por sexo según Circunscripción Electoral. Ciudad de Buenos Aires. 1 de julio de 2001
Total 2.995.397 1.371.857 1.623.540 84,51 102.351 47.075 55.276 85,22 86.280 40.927 45.353 90,23 71.087 33.063 38.024 87,04 54.099 25.486 28.613 89,15 168.354 76.319 92.035 82,96 127.384 57.197 70.188 81,57 136.572 60.712 75.861 80,08 59.170 26.917 32.253 83,59 92.735 42.159 50.576 83,410 46.320 20.783 25.537 81,411 50.576 22.650 27.926 81,112 49.056 22.560 26.496 85,113 47.744 22.295 25.449 87,614 33.374 15.725 17.649 89,115 120.662 55.808 64.854 86,116 132.312 59.894 72.419 82,717 192.591 87.096 105.495 82,618 185.310 83.217 102.093 81,519 178.656 77.499 101.157 76,620 76.127 34.129 41.998 81,321 117.150 54.067 63.083 85,722 174.937 83.772 91.165 91,923 135.316 64.330 70.986 90,624 101.731 47.327 54.404 87,025 109.802 51.504 58.298 88,326 119.387 55.118 64.269 85,827 93.660 43.135 50.525 85,428 132.653 61.094 71.559 85,4
Fuente: Dirección General de Estadística y Censos (G.C.B.A.).
C.E. TotalSexo
Varones MujeresÍndice de
masculinidad
Datos e indicadores demográficos
132 Población de Buenos Aires
Tabla 12. Población estimada por sexo según Distrito Escolar. Ciudad de Buenos Aires. 1 de julio de 2001
Total 2.995.397 1.371.857 1.623.540 84,5Distrito Escolar I 271.106 120.811 150.295 80,4Distrito Escolar II 260.221 116.150 144.071 80,6Distrito Escolar III 135.584 61.673 73.911 83,4Distrito Escolar IV 91.828 43.134 48.693 88,6Distrito Escolar V 104.422 49.591 54.831 90,4Distrito Escolar VI 163.344 74.685 88.659 84,2Distrito Escolar VII 170.846 77.176 93.670 82,4Distrito Escolar VIII 145.877 65.906 79.971 82,4Distrito Escolar IX 260.221 117.338 142.883 82,1Distrito Escolar X 233.770 106.025 127.744 83,0Distrito Escolar XI 109.646 50.334 59.312 84,9Distrito Escolar XII 116.073 52.978 63.095 84,0Distrito Escolar XIII 118.429 55.368 63.061 87,8Distrito Escolar XIV 101.655 47.232 54.423 86,8Distrito Escolar XV 109.546 50.558 58.988 85,7Distrito Escolar XVI 88.145 40.950 47.195 86,8Distrito Escolar XVII 129.112 60.190 68.922 87,3Distrito Escolar XVIII 104.525 48.395 56.130 86,2Distrito Escolar XIX 104.267 50.121 54.146 92,6Distrito Escolar XX 93.896 43.835 50.061 87,6Distrito Escolar XXI 82.883 39.404 43.479 90,6
Fuente: Dirección General de Estadística y Censos (G.C.B.A.).
D.E. TotalSexo
Varones MujeresÍndice de
masculinidad
Tabla 11. Población estimada por sexo según Centro de Gestión y Participación. Ciudad de Buenos Aires.1 de julio de 2001
Total 2.995.397 1.371.857 1.623.540 84,51 206.302 94.710 111.592 84,92N 178.656 77.499 101.157 76,62S 189.631 85.592 104.039 82,33 125.186 58.549 66.637 87,94 145.450 67.844 77.606 87,45 135.316 64.330 70.986 90,66 263.956 117.908 146.048 80,77 270.705 123.393 147.311 83,88 174.937 83.772 91.165 91,99 117.150 54.067 63.083 85,710 211.533 98.831 112.702 87,711 240.049 110.926 129.122 85,912 226.313 104.229 122.084 85,413 132.312 59.894 72.419 82,714E 185.310 83.217 102.093 81,514O 192.591 87.096 105.495 82,6
Fuente: Dirección General de Estadística y Censos (G.C.B.A.).
C.G.P. TotalSexo
Varones MujeresÍndice de
masculinidad
Tablas
Año 1, número 1, diciembre de 2004 133
Tabla 13. Población estimada por sexo según Barrio. Ciudad de Buenos Aires. 1 de julio de 2001
Total 2.995.397 1.371.857 1.623.540 84,5Agronomía 34.580 16.134 18.446 87,5Almagro 139.262 62.153 77.108 80,6Balvanera 152.198 68.742 83.456 82,4Barracas 77.474 36.406 41.067 88,7Belgrano 138.942 62.354 76.588 81,4Boca 46.694 22.104 24.590 89,9Boedo 48.520 22.497 26.023 86,4Caballito 183.396 82.087 101.309 81,0Chacarita 27.440 12.824 14.616 87,7Coghlan 19.177 8.839 10.338 85,5Colegiales 56.998 25.420 31.578 80,5Constitución 45.860 21.075 24.784 85,0Flores 150.484 69.061 81.423 84,8Floresta 39.473 18.079 21.395 84,5Liniers 44.234 20.271 23.963 84,6Mataderos 64.932 30.135 34.797 86,6Montserrat 43.560 20.341 23.218 87,6Monte Castro 34.584 16.059 18.525 86,7Nueva Pompeya 63.276 30.257 33.019 91,6Nuñez 53.005 24.367 28.638 85,1Palermo 252.312 113.283 139.029 81,5Parque Avellaneda 54.191 25.484 28.707 88,8Parque Chacabuco 59.239 27.591 31.648 87,2Parque Patricios 40.885 18.970 21.915 86,6Paternal 20.053 9.440 10.613 88,9Puerto Madero 526 284 243 116,9Recoleta 188.780 82.033 106.746 76,8Retiro-Z. Portuaria 45.002 20.336 24.666 82,4Saavedra 51.723 24.034 27.689 86,8San Cristóbal 49.986 22.673 27.313 83,0San Nicolás 33.305 15.688 17.617 89,0San Telmo 25.969 12.200 13.769 88,6Vélez Sarsfield 35.963 16.467 19.497 84,5Versalles 14.178 6.621 7.557 87,6Villa Crespo 89.859 41.251 48.608 84,9Villa Del Parque 58.573 26.793 31.781 84,3Villa Devoto 71.013 33.711 37.302 90,4Villa General Mitre 36.090 16.630 19.459 85,5Villa Lugano 114.253 54.548 59.705 91,4Villa Luro 33.058 15.392 17.666 87,1Villa Ortúzar 22.591 10.372 12.218 84,9Villa Pueyrredón 40.235 18.640 21.595 86,3Villa Real 14.278 6.674 7.604 87,8Villa Riachuelo 14.960 6.982 7.979 87,5Villa Santa Rita 33.700 15.516 18.184 85,3Villa Soldati 41.228 19.950 21.278 93,8Villa Urquiza 89.360 41.090 48.270 85,1
Fuente: Dirección General de Estadística y Censos (G.C.B.A.) e Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC).
Barrio TotalSexo
Varones MujeresÍndice de
masculinidad
Datos e indicadores demográficos
134 Población de Buenos Aires
Índice de TablasPoblación de Buenos Aires, año 1, número 0
Tabla 1. Matrimonios por sexo y lugar de nacimiento de los contrayentes.Ciudad de Buenos Aires, 1979 a 2003
Tabla 2. Matrimonios por sexo y estado civil anterior según grupo de edad de los contrayentes. Ciudad de Buenos Aires, 1979 a 2003 (*)
Tabla 3. Matrimonios por sexo y lugar de nacimiento según grupo de edad de los contrayentes. Ciudad de Buenos Aires, 1990 a 2003
Tabla 4. Nacimientos anuales según sexo. Ciudad de Buenos Aires, 1979 a 2003
Tabla 5. Nacimientos anuales según grupo de edad de la madre. Ciudad de Buenos Aires, 1979 a 2003
Tabla 6. Nacimientos anuales según grupo de edad por lugar de nacimiento de la madre. Ciudad de Buenos Aires, 1979 a 2000 (*)
Tabla 7. Nacimientos anuales según filiación. Ciudad de Buenos Aires, 1979 a 2000
Tabla 8. Nacimientos anuales según orden de nacimiento. Ciudad de Buenos Aires, 1984 a 2003
Tabla 9. Defunciones anuales por sexo según grupos de edad. Ciudad de Buenos Aires, 1979 a 2003
Tabla 10. Defunciones anuales por lugar de nacimiento y sexo según grupo de edad. Ciudad de Buenos Aires, 1990 a 2000
Tabla 11. Defunciones anuales de menores de un año por sexo según edad. Ciudad de Buenos Aires, 1979 a 2003
Tabla 12. Defunciones anuales de menores de un año según grupo de edad de la madre. Ciudad de Buenos Aires, 1984 a 2003
Tabla 13. Defunciones fetales anuales por sexo y tiempo de gestación. Ciudad de Buenos Aires, 1984 a 2003
Tabla 14. Defunciones fetales anuales según grupo de edad de la madre.Ciudad de Buenos Aires, 1991 a 2003
Tabla 15. Población por lugar de nacimiento según sexo y grupo de edad. Ciudad de Buenos Aires, 1980
Tabla 16. Población por lugar de residencia habitual según sexo y grupo de edad. Ciudad de Buenos Aires, 1980
Tabla 17. Población por lugar de nacimiento según sexo y grupo de edad. Ciudad de Buenos Aires, 1991
Tabla 18. Población por lugar de residencia habitual según sexo y grupo de edad. Ciudad de Buenos Aires, 1991
Tabla 19. Población por país de nacimiento según sexo y grupo de edad.Ciudad de Buenos Aires, 2001
Tabla 20. Población por lugar de residencia habitual según sexo y grupo de edad. Ciudad de Buenos Aires, 2001
Tablas
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