Post on 09-Mar-2016
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Era el año de 1998, yo tenía 4 años de edad cuando mi mama
me ingreso a la guardería del barrio en aquel pueblo donde
pase mi niñez que fue en Ansemanuevo.
Allí solo dure 2 meses, porque mi mama le ponía muchas
condiciones a la madre comunitaria; y es que como yo era su
primera hija, pues mi mama era muy sobre protectora y sólo
quería tenerme ahí dos horas diarias y que yo no comiera
nada de lo que hacía la señora, mi mama llegaba al extremo de
llevarme mi propia comidita.
Según ella lo que quería era que yo me fuera relacionando con
mas niñas mientras entraba a la escuela.
Cuando cumplí mis 5 años, me ingresaron por fin a
estudiar, en una escuela cerca a la casa donde vivíamos.
En esta escuela que se llama PIO XII empecé desde el
grado transición hasta tercero.
Tengo muy gratos recuerdos alli tuve a mi mejor amiga
de la infancia y tambien para mi a la mejor profesora
del mundo.
La profesora Astrid Betancourt, nunca olvidaré su
nombre porque fue muy dulce y amorosa con todas en el
grupo.
Ella fue nuestra maestra desde transicion hasta
segundo, y en tercero nos la cambiaron, ese grado lo
recuedo con tristeza porque me dí cuenta que no todas
las profesoras eran dulces y enseñaban con amor, sino
que por el contrario conocí a aquella mujer que parecía
no tener vocacion alguna para tratar a los niños y
menos para impartirles conocimiento.
Todo eso hizo que siempre extrañara a mi querida
profesora Astrid.
Como tengo una mamá muy especial, para cuarto grado
me cambió de colegio, porque en ese año fue que
unificaron las escuelas para pertenecer a una sola
institución educativa, entonces cuarto y quinto grado
los tenía que estudiar en una escuela que no era del
agrado de mi mamá.
De inmediato ella me matriculó para cuarto en un
colegio privado, todo para que yo no estudiara en aquella
escuela “tan fea y cochina”
Ese año (2003) lo estudié en el Colegio Parroquial y me
fue muy bien con la profesora, con mis notas y mis
compañeros.
En ese año hice mi primera comunión.
Como soy la hija de un policía entonces a mi papá lo
trasladaron para el municipio de la Unión Valle y nos
llevó a vivir allá cuando se acabó el año lectivo.
En la Unión mi mamá me matriculó para grado quinto
en un colegio de mojas, también tengo gratos recuerdos
porque me fue muy bien y como me pagaban trasporte
pues ya me sentía grande.
Estando viviendo en la unión conocí unas amigas que
estudiaban en el colegio Grajales y yo quería estudiar
allá, pues me parecía hermoso y muy grande, para ese
entonces ya mi hermana tenía 2 años y estaba en edad
de estudiar porque era muy inteligente.
Le dije a mi mamá que me cambiara de colegio, pero
había un problema, éste era privado y muy costoso, no sé
como convenció a mi papá y le dijo que era mejor las 2
niñas estudiando en la misma institución y el acepto,
entonces para sexto grado (2005) estudié en el tan
anhelado colegio Grajales y mi hermanita también.
Cursando este año a mi papá lo trasladaron para
Palmira, mi mamá esperó que termináramos y para no
estar de un lugar a otro, mejor nos trajo a vivir a
Cartago, porque aquí tenemos la casa propia y debíamos
establecernos.
Mi mamá trato por todos los medios de conseguir los
cupos para mi hermana y yo en el colegio María
Auxiliadora y no le fue posible, entonces nos consiguió
cupo en el colegio Gabo del cual solo puedo comentar las
peores desdichas de mi vida.
Todavía recuerdo el día que mi mamá nos matriculó, a
mi hermana y a mí, yo casi me muerto de tristeza
cuando conocí aquel que sería el peor colegio por el que
he pasado. En mi mente lo comparaba con todos los
anteriores donde había estado y sólo puedo decir que me
embargaba la desilusión este era un completo claustro
encerrado, sin zonas verdes y no podía creer que en tan
poco espacio hubieran hecho tantos salones de clase y
prácticamente me sentía ahogada.
Allí estudié desde grado séptimo hasta grado décimo,
quedándome como repitente de este último.
Todo fue un proceso, aunque sea difícil de creer.
Desde el primer día de clases que estuve allí, creo que fui
la alumna más aburrida de todas, aunque hice algunas
amistades, yo nunca pude ser feliz en ese lugar.
Siempre me fue mal académicamente y durante todo el
tiempo le imploraba a mi mamá que me sacara de ese
espantoso lugar, pero no había podido ser posible porque
en el colegio que yo quería estudiar era muy difícil
conseguir el cupo.
Así pasaron cuatro largos años hasta que no fui capaz
de soportar más y ya no rendía nada con mis
obligaciones, entonces ocurrió la tragedia que se veía
venir inevitablemente desde el momento en que por
primera vez puse mis pies en esa institución; perdí un
año, a pesar que estudié ahí séptimo, octavo, noveno y
décimo ya no fui capaz de soportar más y fue más
fuerte el odio que le tenía a ese colegio que mis ganas de
superarme, y que el amor por mi mamá, porque aunque
la veía llorar día tras día por mi mal comportamiento y
mi irresponsabilidad, no fui fuerte para pasar por
encima de mis dificultades.
Ya habiendo perdido ese año sentí que mi mundo se
había derrumbado, que había defraudado a mi mamá
quien siempre a pesar de todo me apoyaba y creía en mí.
Por ironías de la vida, siendo que esta tragedia me sirvió
para que me hiciera fuerte y aprendiera a valorar las
cosas y luchar por lo que quiero, me di cuenta que uno
no puede ir por la vida pretendiendo que todo sea como
uno lo desea.
En todo este proceso estaba alguien que en mis momentos
buenos y no tan buenos siempre me apoyaba y nunca me
dejaría sola, aquella era mi madre, ella en medio de tanta
tristeza sacó valentía no sé cómo pero se empeñó todos los
días siguiente en conseguirme el tan anhelado cupo en
María Auxiliadora y para ella no fue obstáculo que siendo
repitente fuera más imposible que me aceptaran, todos los
días mi mamá luchaba por ese cupo hasta que lo consiguió
y es que sólo ella con su amor de madre conseguiría
hacerme tan feliz.
Yo creo que se cansaron de verla en el colegio y en la
secretaria de educación todos los días, decidieron que uno
de los cupos sería mío. Ah claro y otro para mi hermana.
Era el mes de enero del año 2011 cuando una mañana de
lluvia incontrolable, como presagio de un nuevo amanecer
en mi vida llegué acompañada de mi madre y mi
hermana al que sería el colegio de mis afectos, ese era mi
primer día de clases y aunque repitente yo llevaba la
frente muy en alto, porque sabía que me había levantado
de mi caída y lo importante es levantarse y sacar
enseñanzas de un error que nunca haber fracasado porque
así no le das el valor que las cosas y la vida se merecen.
Cursé décimo grado con notas excelentes y mi relación con
mi mamá está mejor nunca, ahora puedo decir que soy
muy feliz.
Todavía recuerdo cuando fui con mi mamá a la entrevista
con la madre Emperatriz, yo creo que fui una de esas
estudiantes que la madre nunca hubiera recibido, pero ahí
estaba mi mamá dándome fuerzas para recibir con
paciencia los regaños de la madre, aquellos que tanto me
han servido.
Yo ingresé con matrícula condicional pero gracias a Dios
hasta ahora no ha habido queja de mi comportamiento y
mi rendimiento académico.
Aún recuerdo con una sonrisa el momento en que en
medio de la entrevista mi mamá le dijo a la madre que no
sólo era mi cupo sino que también mi hermana iba a
pertenecer a la institución, la madre casi pierde los
estribos, pero al finalizar el año lectivo mi mamá como
todo un pavo real nos llevó a saludar a la madre con mis
excelentes notas y una medalla al mérito ganada por mi
hermana.
Creo que es la mejor anécdota de mi vida.
2011, Cuando éramos 10-1
En el año 2012, el año de las supersticiones y para
mí el mejor año de mi vida, porque estoy cursando
grado once, voy muy bien con mis notas y con la
expectativa de presentas mis pruebas del icfes, en
estos momentos mis proyectos futuros son en la
universidad y luego siendo una gran profesional.
Ahora me encuentro a las puertas de culminar con
éxitos mi bachillerato que es como un peldaño más de
los muchos que voy a subir.
Espero siempre contar con el amor incondicional de
mi madre y de mi familia…