Post on 11-Feb-2017
Proto LópezAño VI Nº 09 12/12/2016
Coordinación EditorialLic. Enriqueta NoriegaJefe de Información y PromociónRedacción y Montaje
Lic. Andrea Rodríguez
El Maestro Proto López es una de esas personas privilegiadas cuya vida se convirtió en su trabajo, la pasión yencanto que la música consiguió despertar en él ha dejado huellas en Guayana, especialmente en la UNEG, dondefue el creador de diversos grupos musicales, reconocidos en más de un festival. Medio siglo dedicado al arte aún nole es suficiente y cómo, si todavía tiene más que ofrecer a esta ciudad.
“Uno de los coros que dirige la profesora Irma (Iorio) cantó mi arreglo musical del Padre Nuestro y escucharlo, como
parte del público me causó una emoción que no puedo describir; casi todos estaban ahí, esos muchachos, quienes ahora
son unos hombres y mujeres profesionales, estaban haciendo lo que les enseñé, lo que a ellos les gusta hacer, música”,
recordó el Maestro Proto López sobre una de las presentaciones que lo homenajeaban en sus 50 años de vida artística,
celebrados en noviembre del 2016.
El Maestro Proto insiste en que es medio siglo de vida musical, aunque sus allegados argumenten que son muchos más,
pero López no lo ve así, para él su vida son las cuatro cuerdas de esa caja de madera con curvas de sirena, sin embargo.
su trabajo, su profesionalización, comenzó a los 13 años, cuando grabó su primer disco con la canción “Puerto Ordaz”,
acompañado de Marlene Arias, Zulay González y Argenis Cardozo.
Ese disco de 45 revoluciones, grabado con el sello disquero de
La Llovizna, marcó el antes y el después de este artista nacido
en Güiria (Edo. Sucre), el 26 de diciembre de 1952, en el seno
de una numerosa familia con excelente oído musical, un don
heredado de padre y madre por igual, el primero un violinista
de profesión y la segunda, una prodigiosa voz que se lucía en
los coros de la iglesias.
“Eramos 12 hermanos y todos tocábamos algún instrumento, en
la casa había de dónde escoger, pero creo que el cuatro llegó a
mí por casualidad, como algo espontáneo, un día simplemente
me puse afinar uno, para poder tocarlo, porque soy zurdo,
supongo que ese fue mi momento, comencé a practicar cuatro y
a cantar, me convertí en el cuatrista de la escuela, hasta
participé en un concurso de la radio y gané, aunque mi padrino
era el juez, entonces, no sé si me llevé el premio por eso”,
comentó Proto entre risas.
Los cierto es que ese primer concurso es uno de sus recuerdos más queridos, relata que por su triunfo le dieron el libro
Mantilla y un par de zapatos, la emoción de ese día aun lo acompaña, aunque bromeé sobre un posible arreglo del
concurso. A ese reconocimiento le siguieron muchos más, el Premio Bicentenario Natalicio del Libertador, Premio
Cultura mención Persona, ser nombrado Patrimonio Cultural Intangible del Municipio Caroní, entre otros, pero quizás el
más recordado y por el que más pregunten es el que recibió en 1974, el Nacional de Cuatro.
Una vida al son de cuatro cuerdas
Educador musical de varias generaciones, el Maestro Proto
celebró en noviembre 50 años de vida artística.
Proto LópezAño VI Nº 09 12/12/2016
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Lic. Andrea Rodríguez
La canción “Natalia” de Antonio Lauro, fue la pieza ganadora de aquel año y los intérpretes, Cheo Hurtado y Proto
López; “esa canción me encanta, le hice incluso un arreglo coral, pero no la he tocado más de dos veces, después del
premio”, reconoce el Maestro, quien aseguró no saber dar explicación a ese hecho, solo que quizás ya lo interpretó
bastante.
“No quería que fuera músico”Se podría decir que López comenzó a formalizar su educación musical
cuando llegó a Guayana, tenía solo 9 años; la familia se instaló en El Roble
Por Fuera en San Félix y la iglesia San Buenaventura fue su nicho cultural.
Allí conoció las primeras notas del piano de la mano de la profesora
Angeline Español, en la Academia de Música Santa Cecilia.
También vivió en el Campo A2 de Ferrominera, pero comenta que nunca se
desligó de El Roble, de la iglesia o de la música, de hecho participó en
diversos eventos y competencias durante su adolescencia; contó que en uno
de esos concursos tocó en grupos diferentes, la anécdota le causa mucha
gracia, el maestro relató que ambas agrupaciones llegaron a la final, la de su
liceo y la de San Buenaventura y él se presentó en las dos, ganó la segunda y
sus compañeros de escuela se molestaron con él, “me decían que era un
vendido”, recuerda López riéndose.
Las competencias y la instrucción musical dieron orientación al talento que
ya parecía innato en él, pero el Maestro aseguró que al principio no contó
con el apoyo de su padre, una figura demasiado fuerte en su vida. “Él decía
que dedicarse a esto no pagaba, él era violinista y supongo que lo decía con
cierta razón, en mi casa lo respetábamos mucho y mi relación con él fue muy
especial, éramos amigos”, comentó.
Tan grande era el respeto hacia el padre que ninguno de sus 12 hijos se
atrevió a tocar el violín, para ellos era el instrumento de su papá, un
artefacto sagrado que solo él podría tocar, “aún los conservo, yo soy el que
guardó sus violines, puedo tocarlos un poco, de hecho”, expresa el Maestro
Proto, con cierto dejo de nostalgia en la voz.
Así el padre se impuso, lo mandó a Caracas para alejarlo de la música y de la iglesia, porque también temió que su hijo
menor se fuera al seminario, “él me dijo que no sería ni cura ni músico, así que estudié para ser perito electrónico en la
capital, pero en secreto me iba también a la academia de música”, contó López, como quien confiesa una travesura de la
que no se arrepiente.
Su vida es la música, tuvo la suerte de convertirla
en su trabajo.
Proto LópezAño VI Nº 09 12/12/2016
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Lic. Andrea Rodríguez
La carrera como perito electrónico no duró mucho, al año ya estaba de
regreso en Bolívar y con una oferta de trabajo en la Corporación
Venezolana de Guayana (C.V.G), ahí comenzó a involucrarse en las
comunidades UD102 (Simón Bolívar), UD103 (Moreno de Mendoza),
UD104 (Antonio José de Sucre), UD112 (Manuel Piar), la enseñanza
musical se centró en San Félix y poco a poco se extendió a los sectores
de Puerto Ordaz.
La familia primeroSu trabajo como maestro musical y sus diversas presentaciones ya lo
habían hecho casi famoso; antes de obtener el preciado reconocimiento
de 1974, ya tenía un amplio currículo de conciertos en casi todos los
estados del país y luego de ganar el Festival viajó por Europa, primero fue a España como director invitado de la
Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), después junto con Cheo Hurtado y Roberto Todd llegó hasta Rusia, siempre
con el cuatro en la mano.
De esa experiencia solo conserva el buen recuerdo de dar a conocer la música venezolana en el Viejo Continente, donde
el cuatro no es tan conocido, mucho menos con el toque punteado y charrasqueado que le otorga el Maestro Proto. “Nos
llevaban flores al escenarios, me sorprendió que les gustara tanto, pero cuando llegó el momento de volver me alegré
más, extrañaba a mi familia, por eso cuando me pidieron seguir con el grupo, les dije que no”, relató.
López prefirió la familia a las giras y de eso tampoco se arrepiente, en total tiene seis hijos: Marcos, Saraí, Sairé, Siraí,
también un niño de 11 y una niña de 8 años, todos instruidos en la música. El maestro realmente disfruta estar rodeado
de los suyos, se pone en evidencia cada vez que los menciona, de hecho, contó que se inventó el Día de los Sobrinos en
su cumpleaños, así tiene la excusa perfecta para verse y compartir, pero con quienes siente más apego es con sus
hermanos o quizás ellos con él, por ser el menor, describió su relación con ellos como de admiración y confesó que “la
inspiración más grande para su carrera fue su hermano Gonzálo, "el mejor músico de la familia, hizó su vida en Valenci,
murió cuando a penas tenía 49 años”.
Música unegistaEl Maestro extraña a los que se fueron, de los 12 hermanos ya quedan solo 8, a todos los recuerda con amor y
admiración, especialmente a su padre, quien con el tiempo aceptó la pasión artística de su hijo menor y disfrutó sus
logros; “recuerdo siempre una jornada cultural de la C.V.G con Serenata Guayanesa como invitado, papá subió al
escenario con ellos, se preparó para tocar el violín, pero los nervios lo traicionaron, me vio y me dice que se le olvidó la
canción”, cuenta López sonriendo, pareciera que revive ese momento, “pero él no se quedó ahí sin saber qué hacer, me
dice '¿canto?' e inmediatamente comienza a cantar 'inquieto Caroní...'", continúa imitando lo mejor que puede a su
progenitor, esa canción no estaba en el programa, pero ver a su padre feliz por compartir escenario con esos íconos de la
región, aún lo alegra.
Brindar instrucción musical fue el estandarte de su
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Lic. Andrea Rodríguez
Proto LópezAño VI Nº 09 12/12/2016
Esa jornada no fue la única que organizó durante su época en
C.V.G, durante 16 años, trató de impulsar la cultura, incentivar el
estudio del cuatro, pero cuando salió de la corporación sintió
que quizás debía emprender en otras áreas, compró unos
autobuses y decidió incursionar en el sector trasporte, pero
siendo la música su vida, no lo dejó ir tan fácil, el Maestro no
recuerda quién lo llamó avisándole que en la Universidad
Nacional Experimental de Guayana (UNEG), necesitaban un
director musical.
Atendió el llamado, no dejó pasar la oportunidad y desde la
UNEG se puso manos a la obra en la creación de grupos
musicales, el primero el Experimental Caura, también creó y
dirigió a Simplemente Gaita, la Universidad del Bolero y la
Estudiantina Universitaria, que ahora lleva orgullosa su nombre.
Bajo la dirección de López la "Luz de Guayana" se llevó su primer premio nacional en Maracaibo y luego otro en
Cumaná, “me complace haber trabajado en la institución, porque colaboré con su crecimiento cultural”, expresó.
Fundación Proto López
Una de las cosas que más le gustaron al Maestro fue crear temas y arreglos para los grupos y corales que dirigió, uno en
especial le causa emoción, Gran Sabana, inspirada en una de las bellezas naturales que representan al estado Bolívar, “la
primera vez que vi esa inmesidad fue en 1974 y fue algo
indescriptible para mí, quise plasmarla en una canción y quizás me
quedé corto".
La música, sin duda, es su vida y hacer de ella su trabajo para
Proto es una bendición, por lo que ofrecer sus conocimientos a los
niños, enseñarles y ver como se apasionaban por el arte, como él lo
hizo en su juventud, es su mayor satisfacción, por eso ahora su
sueño está encaminado a continuar la enseñanza.
“Quiero hacer una fundación, una que ayude a los niños que no
pueden estudiar música por falta de dinero, porque viven muy
lejos, por lo que sea que los limiten, es mi meta hacer una
institución de la que esos niños puedan beneficiarse”, confesó el
artista, que después de medio siglo aún tiene mucho que dar a
Guayana.
La Estudiantina unegista ahora lleva su nombre.
Trabajar con niños fue su más grande satisfacción, por eso la
siguiente etapa de su carrera está dedicada a ellos.