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7/26/2019 Puede Hablar El Mosquito Mitchell
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PUEDE HABLAR
EL
MOSQUITO? *
Timothy itchell
En
el
verano de 1942 dos fuerzas invadieron Egipto, provocando cada una
de ellas una batalla decisiva. Solo una de las dos era hum ana, motivo por
el
cual
es la
nica que se recuerda, si bien las bajas de la otra batalla fue
ron mayores.
En
la costa noroccidental,
el
Afrika Korps de Erwin Rommel
cruz
la
frontera con Libia y fue detenido en al-Alamein, en su marcha
hacia El Cairo, por el Octavo Ejrcito Britnico. Cuatro meses ms tarde, los
britnicos contraatacaron. Despus de dos semanas con los tanques en el
c
ampo
.de batalla,
derrotaron
a las fuerzas alemanas e italianas, a las que
sobrepasaban en nmero de hombres y tanques por ms del doble. AI-Aia
mein fue la primera victoria terrestre decisiva de los aliados en la Segunda
Guerra Mundial y junto con la victoria un mes ms tarde de los soviticos
en Stalingrado, pareci cambiar el sentido de
la
contienda. Dada
la
escala
de la violencia y el caos reinante entre las fuerzas derrotadas
no
fue posible
contar
la
s bajas.
El
nmero de soldados muertos, heridos o desaparecidos
es fcil que estuviera entre cincuenta y setenta mil Edwards 2000: 41)
1
.
Pero, adems, mucho despus de que los ejrcitos hubieran abandonado
el
campo de batalla, siguieron producindose vctimas. AI-Aiamein fue
la
primera ocasin en que se utilizaron minas terrestres como arma de guerra
importante. En esta zona se sembraron las tres cuartas partes de los vein
titrs millones de minas no retiradas acumuladas en suelo egipcio dur ante
Can rhe
Mos
quiro Speak? en
T.
Mirchell, Rule o Experts. Egypt, Techno-Politics Mo
dem ity,
California
Uni
ve rsicy Press, Berkel
ey
, 2002, pp. 19-53 . Traduccin de Ca
rl
os Martn Ramrez.
El
libro del que esre r
exto
es el primer caprulo es un ambicioso y
mu
y
bi
en documentado
es
rudi o
sobre el p royecto de la modernidad en el Egipro del siglo xx. Se compone de una se
ri
e de
cap
rulos
independientes aunque interrelacionados, que ab
or
dan remas rales como las prcricas de produccin
de una economa nacional la consrruccin acadmica de una determinada imagen d el campesi
nado eg ipcio o e l modo en que
la
guerra,
la
mala
ri
a, la ag
ri
culrura y el naciona lismo se combinaro n
en el desarrollo de una recnopolri ca caracrer
s
rica del
Es
rado eg ipcio mode rno. El rema lrimo es la
produccin d e la modernidad com o proyecto po lri co e intelecrual y de paso, el modo en que
las ciencias soc iales han esrado y esrn implicadas en ese proyecro N. de la E.
l. Es
pos
ibl
e que a
i-
Aiamein fuese menos un
punt
o de inflexin decis
iv
o que un indicador de
camb ios en las
fu er
zas de los dos bandos, determina
do
s por facrores ex re rnos a l ca
mp
o de baralla.
/bid. :
55-98.
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300
TIMOTHY
MITCHELL
el siglo
xx
el mayor nmero d e las que existen en cualquier otro pas del
mundo
2
Entre tanto, otro extremo del pas lleg otro invasor, descendiendo
~ o r el va le ?el N do des ?e Sudn: el Anopheles gambiae un mosquito na
tivo del Afnca subs ahanana pero desconocido hasta entonces en Egipto.
El m o s q ~ I t o llevaba en_ u
e s t ~ a g o
una variedad maligna del parsito de
la malana: el Plasmodtum falctparum
3
En Egipto existan otras especies
de _mosquitos de
la
malaria, pero eran portadores de una forma de roa
lana
ms benigna, y estaban confinados en pequeas bolsas en el
norte
del p a ~ s donde la_p?blacin l o c ~ l haba desarrollado un cierto grado de
m m ~ m d d No existian, en cambw, defensas locales contra
el
Plasmodium
f a l c t p ~ r u m . Los primeros informes de la aparicin de una epidemia de
malana delAn?phele7?am_biae llegaron en marzo de 1942, procedentes de
aldeas de Nu?Ia?
r e g w n
s l t u ~ d a en la zona fronteriza de Egipto y Sudn.
En mes de juho, la ~ ~ I d e m i _ a alcanz Asun, en agosto llegaba a Lxor,
contmuando su extenswn hacia el nort e hasta Asiut, la ciudad ms poblada
del sur. Como en
el
caso de ai-Alamein, no se conoce
el
nmero de vctimas
que resulta i m p ~ s i b l e de determinar. Se estim que tres cuartos de m i l l ~
de
p _ e r s o n ~ s
pu?Iero_n haber contrado la enfermedad en los tres aos que
duro la epidemia, mientras que el nmero de muertos pudo oscilar de cien
a doscientos mil
4
O hablar por primera vez de
la
invasin de la malaria de 1942 en 1989
a _un hombre llamado ~ lbrahim, que viva en un pueblo cercano
Luxor, donde estuve algn tiempo
5
Era por entonces a sus ochenta aos
el ? a r r ~ d o r mejor . n f o r r ~ a d o de la historia del p u e b l ~ y la historia de
epidemia de malana era Siempre
la
parte ms vvida de su exposicin. Mat
a la t e r c _ e r ~ p ~ r t e del pueblo, sola decir, y
no
quedaron suficientes hombres
sanos m siquiera para llevarse a los muertos. Transportaban a la gente a la
tumba a lomos de dromedario.
La guerra y la epidemia interactuaron con
la
tercera gran amenaza a la
que se enfrent el pas: una grave escasez de alimentos propia de tiempos
de ~ u e r r a . Esta escasez tena sus propias y complejas causas. En 1933, se
hab1a ~ u m e _ n t a d o la altura de la presa construida hacia el cambio de siglo
en el no Nilo, en Asun, con lo que se completaba una red de pantanos
presas Ycanales comenzada a mediados del siglo XIX que convirti a g r a ~
2. Al-Alamein fue
el
campo de prueba para los nuevos mtodos de utilizacin de minas
terrestres a gran escala, que a menudo fueron impredecibles, sobre todo porque las minas no queda
ban bao el control de quienes las haban enterrado. Cada uno de los bandos incorpor en diversas
ocasiones a sus p r o p 1 ~ s defensas los c a ~ pos minados por el orro bando.
U
.
S.
Department of Sra
re, 1995). Sobre
el
numero de mmas, vease http://www.icbl.org/resources/mideasr4 y
Middle Easl
Times 20 de agosto de 1999; sobre su Impacto en la co munidad vase Abu-Lughod 1993: 56-65.
3. Los
especialistas malaria distinguen cuatro formas de la enfermedad, causadas por cuatro
especies de protozoos del genero Plasmo tum: el Plasmodium gambiae con frecuencia lera , y los
menos peligrosos
P vmax P m artae
y P
ovale. El
parsito plasmodio lo transmiten a
Jos
humanos
cerca de sesenta de las trescientas ochenta especies conocidas del mosquito Anopheles.
4.
He
tomado la h ~ s r o n a de la epidemia principalmente de la exposicin informativa de
Gallagher 1990: 20-95.Mi mters en la cuestin de la malaria se ampli despus de leer el estudio
de Sufian sobre esta enfermedad y
la
poltica sionista en Palestina (Sufian 1999).
5 . He modificado los nombres de rodas l
as
person
as
del
lu
gar.
PUEDE HABLAR l
MOSQUITO
301
parte del suelo agrcola del pas en regados durante todo ao
6
. Solo
u ~ a
quinta part e del valle del Nilo se irrigaba ahora
c
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\
, . ,
original de Asun, entre 1898 y 1902, contribuy a inaugurar en todo el
mundo una era de _obras de ingeniera a una nueva escala. Los planes de
bloqueo de
la comente ?e
los g ~ a n d e s ros iban a constituir
los
mayores
proyectos de construccwn del siglo. Los pantanos resultaron nicos en
cuanto a la medida y manera en que alteraban la distribucin de los recur
sos en el espacio Y
el
tiempo, entre comunidades y ecosistemas enteros.
~ f r ~ c a n algo ms que la simple promesa de desarrollo agrcola o progreso
t e c m c ~ Para muchos gobiernos poscoloniales, esta capacidad de reordenar
el
medw
natural y social se convirti en una forma de demo strar la fuerza
del Estado moderno como poder tecnoeconmico
10
. l segundo elemento
e ~ a n
l s
~ o d u c t o s qumicos sintticos. La fabricacin de nitratos artifi
Ciales
ICIO
una transformacin an mayor que la de las presas. Partiendo
de un mundo en su mayor parte libre de productos sintticos hacia 1925
la p r ~ d u c c i n de n ~ e v o s p_oductos qumicos, encabezada por los nitratos:
c ~ e c w un t ~ o Impreswna:1te. En Estados Unidos se multiplic
por
diez, d ~ c a d a a decada.
En los
anos ochenta se producan cuatro millones de
sustancias qumicas sintticas, sesenta
mil
de las cuales eran de uso comn.
Esta transformacin tuvo
en
_as clulas y en los organismos
un
impacto equi
parable
al
que las presas tuvieron sobre la nacin (Samuels y Bennett, 1985).
El
t e r c ~ r elemento fue la malana, que aprovech los planes de irrigacin, los
movimientos de poblacin y los cambios
en la
agricultura para convertirse
en
la e ~ f e r m e d a d infecciosa con mayor mortandad del mundo.
El
Plasmodium
falctparum
representaba nicamente el treinta por ciento de
los
casos clni
cos de malaria, pero fue responsable de hasta
el
noventa por ciento de los
fallecimientos. Se _hallaba tan _extendido que no era siquiera posible calcular
en
millones)
el
numero
de
vidas que costaba al aoll_ Por ltimo estaba
la
guerra. Al-Alamein
se
recuerda como
la
primera gran batalla mecanizada
en
la
~ u e los tanques alemanes, utilizados en nuevas combinaciones tcticas con
aviOnes
y caones antitanques,
se
enfrentaron a
los
tanques Grant y Sherman
de_
m ~ y o r tamao. No obstante,
el
frente de batalla era tan estrecho, y
maqmnas alemanas e Jta Ianas disponan de combustible y municiones tan
escasos, que la batalla dur dos semanas y se libr en formacin muy cerrada,
al estilo de b a t a l l a ~ ?e
la
Pnmera Guerra Mundial. Fue el eptome de una
nueva y letalmteraccwn entre hombre y mquina.
. ~ a s presas, los parsitos portado s por la sangre, los productos qumicos
s u ~ t e t J C ? s la guerra mecanizada y el hambre provocada por
el
hombre
comCidieron e interactuaron.
No
es sorprendente encontrarnos con una
e n ~ e r m e d ~ d
prpiciada por
la
transformacin medioambiental, la qumi
ca mdustnal sueta a
las
necesidades blicas, o la guerra acompaada de
hambre. Srn embargo, resulta difcil establecer la interaccin de todos estos
factores. c ? ~ o se
~ f e c t a r o n
mutuamente
los
tanques,
los
parsitos
y
los
mtratos smtetlcos? cQu clase de explicacin permite combinarlos?
. 10:
So
br
e el impa
cto
de las grandes
pre
sas, vase la World Commission on Dams
2000)
dJspon1ble en http://www.damsrc
port.org.
'
11. .
La
_estimacin es que a b a de uno a dos millones de muertes anuales, y que era un factor
que contrlbUia a provocar otro mdl n de muertes m
s.
La guerra y la epidemia interactuaron a varios niveles. Al estallar las
hostilidades, Gran Bretaa impuso de nuevo la ley marcial en Egipto, des
pu s de que el pas hubiera disfrutado de casi dos dcadas de independen
cia parcial de la ocupacin colonial establecida en
1882.
Las autoridades
censuraron la informacin sobre la epidemia de malaria, con la esperanza
le contenerla en el sur. En plenos preparativos para evacuar El Cairo,
en el caso de que Rommel se abriera camino en al-Alamein, los britnicos
no estaban dispuestos a derivar hombres y recursos del norte para hacer
frente a los invasores procedentes del sur, lo cual facilit el avance del
mosquito. Se enfrentaban asimismo a una escasez de quinina, nico trata
miento de la infeccin, porque
el
mismo mes en que se detect la malaria
en Nubia, los japoneses haban ocupado Java, aislando las plantaciones de
quinos que servan a los holandeses para suministrar la quinina a Europa
(McNeil 1976: 279-280)
12
. En consecuencia, se dej al Ministerio de Sa
lud egipcio que lanzara su propia campaa antimalaria. Los equipos de
erradicacin atacaron al vector del mal
e l
mosquito en vez de atacar
al parsito mismo, esparciendo Malariol, gasleo mezclado con un agente
dispersor, sobre las balsas y las aguas estancadas. l aceite formaba una
pelcula sobre la superficie del agua, lo que impeda la incubac in de las lar
vas.
Pero
el
Malaria tenda a escasear, ya que las bombas de riego usaban
el gasleo como combustible, cuya obtencin, adems, era difcil debido a
la
guerra. Los equipos de erradicacin lo sustituyeron por verde de Pars,
mezcla de polvo de arsnico con acetato de cobre, que originalmente se
utilizaba como pigmento de pintor y que result ser un larvicida ms fiable,
o que por lo menos no se utilizaba para otros fines.
Puede que fuera tambin la guerra la que trajo la epidemia. El mosqui
to Anopheles tiene un lmite de desplazamiento de unos tres kilmetros,
de manera que para llegar a Egipto necesitaba sus propios vectores. Segn
algunas opiniones tuvo que haber llegado
por
avin, un modo de viajar
que no
es
inhabitual para estos insectos. Los ataques alemanes mediante
aviones y submarinos haban hecho que el Mediterrneo resultara poco
seguro, de modo que los b r i t n i c o ~ estaban utilizando una ruta area de
suministros a El Cairo a travs del Africa occidental y Sudn. Pero las hos
tilidades pudieron tambin facilitar la llegada del mosquito a Egipto por
barco. La guerra haba incrementado
el
trfico fluvial con Sudn, y la
construccin y elevacin de la presa de Asun haba creado lugares de
reproduccin del insecto a lo largo de la ruta. Una vez en Egipto, sigui
desplazndose hacia el norte, por barco, tren y vehculos automviles. Para
impedir su propagacin,
se
trataban estos vehculos con una nueva tcnica,
la fumigacin con piretro, que se haba desarrollado en
la
dcada anterior
para combatir un importante bro te de malaria en la provincia de Natal, en la
costa oriental de Sudfrica, una regin productora de caa de azcar como
el
lto Egipto.
El
polvo de piretro, hecho a base de flores desecadas de
una variedad de crisantemo que contiene pe itre, y que a veces se quema
para fumigar las casas contra los insectos, se mezclaba con jabn verde
12.
La prdida de Java estimul
el
desarro llo de alternativas sintticas a la quinina .
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T IMOTHY
MITCHELL
y glicerina, y se aplicaba hacindolo salir a presin a travs de la boquilla
difusora de una bomba de mano, con lo que se formaba una mezcla fina
venenosa para los mosquitos adultos
B.
Las enfermedades suelen desplazarse con los cambiantes movimien
tos de las personas, y la guerra moderna es causa de que un gran
nmero
de gente
encuentre
rutas fuera de las redes existentes de comercio y mi
gracin. Pero, tras haberse aprovechado de las nuevas clases de tran sporte
Yde las nuevas rutas de trfico,
el
insecto necesita t ambin establecerse
c o l o n i z a n d ~
otros
t e r ~ i t o r i o s
y poblaciones. Los
patrones
de guerra ;
t r a n ~ p o . r t e
tienen que _mtersecarse con
otros
cambios, especialmente los
hidraul,JCos. En los m1smos aos en que los gue el
mosquito
gambiano
empezo a desplazar_e haCJa el norte, desde el Africa ecuatorial, a lo largo
del valle del Alto Nilo, cruz tambin el Atlntico hasta las costas de Bra
sil. Tanto en Brasil como en el Alto Nilo obtuvo ventaja de las recientes
obras de irrigacin y de los cambios en los patrones de uso del agua. En el
caso del Nilo, los britnicos haban extendido
el
control del ro en Asun
c o n s ~ r u y e n d o
otros
reservorios en
el
ocupado
Sudn
angloegipcio.
Se
termmaron las presas del Nilo Azul en Sennar, a trescientos kilmetros
al sur de _Jartum,
l
capital sudanesa, en 1925, y en el Nilo Blanco, en
Jabal Aulla, a unos cmcuenta kilmetros por encima de Jartum, en
1937.
A estos proyectos siguieron informes de nuevos niveles
de
enfermedad
e n d m i c ~
incluidas la esquistosomiasis (infeccin produ cida
por
un gu
sano paras1to del que es portador un caracol acutico, que acabara por
e x t e n ~ ~ r s e po: todo Egipto, y cuyo tratamiento introdujo despus otra
mfecc10n endemica, Ja hepatitiS C, en lo que posiblemente ha sido la
mayor transmisin del
mundo
de patgenos
portados
por la sangre subse
c u e n t ~ s a la intervencin mdica) y la propia malaria (Ludwig
1937)1
4
La
con
exwn de los d1stmtos proyec tos de control del ro permiti al mosqui
to tr saltando de una regin a la siguiente. Los cultivos basados en la irri
gacin
permanente crearon
muchos lugares de reproduccin entre una
poblacin ms densa de huspedes humanos, que
con
frecuencia vivan
1 ~ 1 s cerca d
_e
l g ~ a ahora que la inundacin ya no se produca en muchas
areas. Los mgen1eros que construyeron las obras de riego no tuvieron
en cuenta
la
posibilidad de que los caracoles o los mosquitos utilizaran
sus obras para desplazarse, ni que ciertos parsitos se trasladaran con
e ~ t o s huspedes, ni las devastadoras consecuencias que siguieron a esto.
Sm embargo, en un informe privado de 1942, los britnicos reconocan
que la manera ms segura de restablecer la salud de la poblacin egipcia
13. La fumigacin con pirerro como insecticida la invent y prob un cientfico alemn,
G: G1emsa, en 1910-1913, pero se ignor e n el tratamiento de la malari a hasta la epidemia en Sud
fnca de los aiios 1929-1935 Gordon Harrison 1978: 209-211)
. 14 La esqui stosomiasis estaba extendida y por el Bajo Egipto, debido al anterior desarrollo de
la _ r n g a c permanente. La pre sa de Asun llev la enfermedad al Alto Egipto, donde los ndices
de mfecc1on alcanzaron_ ms del ochenta por ciento de la poblacin. A partir de los a
1
os veinte, las
a u t o n d ~ d e s
sa mtanas m1c1 aro n campaas de inyecciones masivas contra la esquistosomiasis. Las aguj as
que
ut1hzaron,
aunque sedesmfectaban con procedimientos que
se crean s
ufi
cientes,
extend
i
ero
n
la
hepatitis C, una mfecc1n v1ral que puede producir el fallo hept
ic
o . En la dcada de los aiios
noventa, hasta un veinte p
or
ciento de la poblacin era portadora de esta en fermedad crnica The
Lancet,
11
de marzo de 2000).
I UEDE HABLAR EL MOSQUITO
305
ons istira
en
destruir las presas y volver
al
riego estacional
de la
cuenca
(Gallagher 1990:
18)
.
Las obras de irrigacin tuvieron otros efectos inesperados. Las represas
del ro alteraron la distribucin y la periodicidad de su caudal, as como
la temperatura y la qumica del agua. Esto afect al lecho y a las orillas, y
:dter a su vez el medio ribereo. Microrganismos y plantas que dependan
del
equi librio del descenso y la subida del ro d e s a p a r e c i e r ~ n
m i e n ~ r a s
que otras especies ms agresivas sacaron provecho del cambto. Los nzos
de
agua, o
Potamogeton crispus,
una de las plantas acuticas
ms
invasi
vas comenzaron a formar grandes islas de hierba que el ro
arrastraba
en
g r a ~ d e s masas corriente abajo. Un experto egipcio_ en malaria estableci
que, a
su
vez, el Anopheles gambiae
se
serva de los nzos o espigas de
~ ~ u a
que transportaban las larvas del mosquito de una zona de reproduccwn a
la siguiente ibid.:
24).
Si el mosquito se beneficiaba de los cambios en
el
caudal y
en
la qu
mica del Nilo, el parsito, que necesitaba cuerpos humanos para su repro
duccin, tambin pudo sacar ventaja. Como parsito formador de esporas,
el Plasmodioum
no
atacaba a sus vctimas humanas para matarlas, sino que
se introduca en su cuerpo nicamente para completar su inusual ciclo de
vida. Transferidas
por
la picadura de la hembra del mosquito, las jvenes
es poras se hospedan durante una semana en _as clulas del ~ 1 g a d o de l a
vctima. Cada una de estas esporas se abre y tbera en la
cornente sangUJ-
nea hasta cuarenta mil descendientes. Estos se
nutren
de la hemoglobina
de las clulas de la sangre y se multiplican en nuevos descendientes, que
:1doptan la forma masculina o femenina. Esta reproduccin explosiva no
se
dirige a matar a la vctima, sino que tiene por finahdad asegur ar que,
con la picadura de otro mosquito, vuelva al estmago del insecto un n
mero suficiente de esporas, para ser all fertilizadas y comple tar el Ctclo
reproductivo. Sin embargo, la forma maligna del parsito
que
los nuevos
invasores llevaron hasta
el
sur de Egipto hace que las clulas sanguneas
de sus vctimas se vuelvan especialmente pegajosas, obstruyan las arterias
y priven al cuerpo de oxgeno.
La
mayor parte de las vctima_s sobrevive_n
despus de una fiebre muy alta, lo que asegura que el paraslto todavta
tiene un husped donde vivir. Pero,
si
el cerebro u
otro
rgano
vital
se ve
privado de oxgeno, el involuntario husped puede falleceL
En el Alto Egipto, el Plasmodium encontr una poblaCIn carente de
respuesta inmunitaria que interrumpiera el ciclo de la infeccin, debido
a que se trataba de un recin llegado. Tambin ha_l una poblacin
c ~ y o s
cuerpos haban sido transformados por la
m ~ u s t n a
~ z u ~ a r e r a . A partir de
los aos veinte
el
nuevo gobierno independtente egtpcw fue por pnmera
vez
capaz de
p;oteger
la fabricacin local, en particular, la produccin de
azcar, la ms antigua y mayor industria moderna del pas. La proteccin
'15. Este reco nocimiento no se haca en serio, ya que el informe aada que, au nque mejorara
In sn lu d de los supervivientes,
la
mitad de la poblacin morira de hambre. Sin emb a rgo,
la
finalidad
princi
pn
l
de
las presas
era
servir
de
base para los cultivos
~ n d u s t r i a l e s
al
godn
y
ca1
a
de azcar) ,
en vez de n produccin de alimentos, por lo que no h
abna
s1do la poblac1n rural la que hub1 ese
suf
1
ido n
co
nsecuencia de una vuelta al riego
por
inundacin
y
al cultivo de m s trigo, judas Y
1\rll'bnnzos.
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6/23
de los precios frente al mercado global,
durante
las dcadas de los aos
treinta y cuarenta, en combinacin con las obras de irrigacin, favoreci la
extensin del cultivo. El riego permanente y
el
cultivo de la caa redujeron
la
fertilidad del suelo y la tierra disponible para la produccin de alimen
tos. Cuando la guerra interrumpi el suministro de fertilizantes artificiales,
estos factores se combinaron para hacer que la gente del sur de Egipto
resultara mucho ms vulnerable al parsito. En contraste con los desnu
tridos residentes de la regin, ninguno de los funcionarios del Gobierno,
de los trabajadores de la Sanidad, ni de los miembros de los equipos de
erradicacin, y tampoco ninguna de las adineradas mujeres de
El
Cairo que
lanzaron una operacin de alivio caritativo en el sur, perdieron la vida en
la
epidemia
ibid.:
33). Lo que es ms, informes brasileos indican que el
jugo de la caa de azcar, que los trabajadores de las plantaciones consu
man
in situ,
rompiendo la caa
y
masticndola, puede agravar los efectos
de la
malaria
16
As, a varios niveles, el parsito encontr que el azcar
haba disminuido la capacidad de los cuerpos para resistir
la
infeccin. La
qumica de la epidemia operaba al nivel de la nacin, y de la clula.
La escasez de fertilizante que contribuy a la desnutricin tambin re
presentaba la interaccin de fuerzas a varios niveles. Despus de que se in
terrumpieran los suministros alemanes de nitratos
por
causa de la guerra,
haba una mayor razn para que no pudieran encontrarse fuentes alterna
tivas de fertilizantes qumicos. El suministro de nitrato de amonio natural
provena de un solo lugar en el mundo el desierto de Atacama en Chile,
y las compaas norteamericanas que lo explotaban solo podan suminis
trar a Egipto pequeas cantidades. Conjuntamente con los fabricantes de
nitratos artificiales, estaban utilizando sus fbricas de fertilizantes para un
propsito ms urgente. El nitrato de amonio era el principal ingrediente
de dos procesos qumicamente semejantes pero socialmente diferentes,
que concernan a la vida a
la
muerte:
la
fertilizacin de los cultivos la
fabricacin de explosivos de gran potencia. Europa Amrica haban
transformado sus plantas de fertilizantes para la fabricacin de municin
de guerra. La falta de nitratos para
la
agricultura egipcia, y la consiguiente
crisis alimentaria que dejaba desnutrida a gran parte de la poblacin, no se
debi nicamente a
la
prdida de una de terminada fuente de suministro .
Las fuerzas qumicas de los nitratos influyeron en el curso de los aconteci
mientos.
Finalmente, la guerra
proporciono
el
mtodo utilizado para vencer la
epidemia, ya que las fumigaciones con piretro y con verde Pars no basta
ban. Despus del primer invierno de epidemia, el Gobierno declar erra
dicado el mosquito
gambiae,
pero en
1943-1944
sobrevino un segundo
y ms grave brote. En parte, el problema consisti en que la campaa de
erradicacin, bajo la influencia de las preocupaciones que a la sazn tenan
las autoridades de la salud pblica sobre lo insano de las aguas estancadas,
16
. Luis
Ca
margo, Re. Sugar cane juice du ring malaria
tr
ea
tment
>
mensa
je
enviado
el 20
de mayo de
199
7 a
la
Lista de Discusin s
obr
e la Mal a ria, l
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//www.wehi.edu .au/MaiDB-www/
discuss/ li
stserv.hrml. Las propiedades farmaco lgicas de la caa de azllcar en relacin con el
fluj
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sanguneo se in vestigaron en Cuba, donde
la
industria farmacutica des
arr
o ll un medicamento a
partir de la caria, el policosanal (PPG), para co mbatir la arte rioes
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, l '
haba centrado
en las
grandes balsas que a menudo
se
formaban
en
los
:rgen
es
de los pueblos de man.era permanente, m i ~ ~ t r a s que este m_?s-
q11ito en particular tena querencia para su .repro_duccwn por los p e q u e ~ ? s
osos y los canales de riego, y por las zanJaS a b t ~ r t a s por la construccwn
d los terraplenes del ferrocarril, que
no se
asoctaban con la enfermedad
y solan pasarse por alto (Gallaghe.r
.1990: 25, 38).
El
Gobierno egipciO pudo sohCltar la ayuda de una nueva forma de
t:
ntidad secular transnacional, la sociedad sin nimo de lucro. A o m 1 e ~ z o s
d
L
siglo,
la
expansin militar norteamericana en
el
Caribe,
y
en espeCial la
construccin del canal de Panam, haba estimulado grandes esfuerzos para
ontrolar a los mosquitos, que eran portadores de la.n;alaria y de la ?ebre
amarilla. (Ferdinand de Lesseps, el hombre que orgaruzo la
c ? ~ s t r u c c w n
del
ca
nal
de Suez haba sido el primero en inten tar la construccwn de un canal
a travs del i s ~ m o de Panam, pero en
1889
se vio obligado a a?andonar un
es
fuerzo de diez aos, debido en parte a la mortandad produc1da
p ~ r
estas
dos enfermedades). En
1915,
el ao en que se termin la c o n s t r u ~ e t n del
canal de Panam la recin establecida Fundacin Rockefeller se hizo cargo
de la campaa hasta entonces haba desarrollado el E rcito de Estados
Unidos e inici un pro grama a escala mundi al par a estud1ar y controlar las
dos enfermedades de las que eran vectores los mosquitos.
De
esta m a n e r ~
los desplazamientos globales del mosquito configuraron una filantrop1a
corporativa transnacional. . , , . . .
La fiebre amarilla era una preocupac wn mas mmedtata que la malana,
porque afectaba al uso del nuevo canal
~ a r ~
cruzar al Pacfico. Rockefeller
estableci un programa en Brastl para ehmmar
la
e n f e r ~ e d a d en las zonas
costeras de Sudamrica (McNeill 1976: 280-282).
El Jefe
de
la
campa
a, el
doctor
Fred Soper, desarroll mtodos de e r r a d i c a c i ~ 1 basados
en la guerra moderna, con los que
b r i g a d a ~
de h?mbres um_formados
y
armados de pistolas pulverizadoras cumphan
miSIOnes
de busqueda
destruccin.
La
enfermedad tena que ser derrotada, no med1ante la
t?eJO-
ra de las condiciones sociales o mediante la intervencin mdtea, smo a
travs de la destruccin fsica de
la
especie enemiga.
En
mapas detallados
Y
fichas se registraba la ubicacin de cada casa que deba
i n s p e c c i o n ~ r ~ e
el
descubrimiento de cada mosquito,
y
las rutas
y
calendanos de las mlSlones
para pulverizar o rociar con Jos productos qumicos. Dado tena cen
trada su atencin en la fiebre amarilla,
la
central de
la
fundac10n en N u e v ~
York no puso inters en los informes que anunciaban la llegada a Brastl
del mosquito
gambiae.
Sin embargo, Soper .viO en la
l l e g a d ~
del nuevo
relativamente bien acotado Anophelesgambtae una oportumdad real para
demostrar sus mtodos tcnicos. Organiz una campaa en 1938 que ter
min por erradicar la malaria a principios de los aos cuarenta.
El
xito
convirti a Soper en el experto en malaria ms influyente del m u n d ~ c a ~ ~ z
de ref ormar las tcticas
y
de establecer los nuevos mtodos de e r r a d t c ~ c . t ~ n
total de especies, mtodos que no se pusieron seriamente en tela de
JUICIO
durante los siguientes cincuenta aos
17
.
17. So
br
e
la
camparia de Soper en Brasil,
v
a
se
Packard y Gad elha 1 994: 197-213 .
7/26/2019 Puede Hablar El Mosquito Mitchell
7/23
308
T IMOTHY
MITCHEL
En noviembre de 1942, en combinacin con la ofensiva britnica en
al-Alamein, Estados Unidos
se
incorpor ,a
la
guerra en el Mediterrneo
mediante el desembarco de tropas en
el
Africa septen trional francesa. La
enfermedad volvi a ser una preocupacin, pero esta vez se trataba del tifus,
que haba matado a decenas de miles de soldados durante la Primera Guerra
Mundial. Para desarrollar modos de proteger a sus tropas, Washington esta
bleci una Comisin del Tifus con sede central en El Cairo. Fred Soper, de
la
Fundacin Rockefeller, era el segundo jefe de la comisin y fue enviado
a Egipto. Como en Brasil, su llegada para esa otra misin coincidi con el
brote de malaria (Gallagher 1990: 27). Las redes entrecruzadas del poder fi-
lantrpico y militar norteamericano pusieron de nuevo en contacto a Soper
y al mosquito. Soper traz un plan para una campaa de erradicacin del
mosquito de estilo militar, pero las autoridades britnicas, que se
oponan
a esta introduccin de la influencia norteamericana en
la
poltica egipcia,
obligaron
al
Gobierno a archivar el plan.
Cuando en 1943-1944
resurgi la
epidemia, los britnicos empezaron a temer que amenazara los centros de
poblacin y las concentraciones de tropas del norte. Estuvieron de acuerdo
en que los egipcios nombrara n una especie de dicta dor para la malaria>>
que organizase una campaa contr a el mal
la
palabra dictador>>estaba de
moda por aquellos das) (Killearn, entrada del 14 de enero de 1944). Se
vieron obligados a abandona r sus objeciones previas y a permiti r que el Go
bierno egipcio siguiera el modelo brasileo de erradicacin recomendado
por Soper
Harrison1978:
220-222;
Gallagher 1990: 28-31, 77-95). Los
equipos egipcios consiguieron finalmente detectar y destruir las ltimas
larvas del mosquito
g mbi e
en febrero de
1945,
a unos kilmetros
al
sur
del pueblo de Amm lbrahim, cerca de Lxor.
La
cadena de acontecimientos que tuvieron lugar en Egipto parece crear
un tringulo formado por
la
interconexin de
la
guerra,
la
enfermedad y
la
agricultura. La guerra en
el Mediterrneo
desvi
la
atencin y los recursos
que necesitaba una epidemia que llegaba del sur trada por un mosquito que
aprovech el trfico debido a la guerra.
El
insecto se desplaz asimismo
con la ayuda de proyectos de regado anteriores al conflicto blico, y de
las transformaciones ecolgicas que estos trajeron consigo . Las obras de
irrigacin hicieron que pudiera utilizarse el agua
para
cultivos industriales,
pero dejaron a la agricultura en situacin de dependencia de los fertilizan
tes artificiales. El nitrato de amonio que se aplicaba al suelo era el princi
pal componente de los explosivos, y se desvi para las necesidades de la
guerra. Privados de fertilizante, los campos producan menos alimentos,
de manera que el parsito portado por el mosquito hall a sus huspedes
humanos mal nutridos y los
mat
a razn de cien diarios.
La
cadena tiene, de hecho, ms lados que un tringulo. Las conexiones
entre la guerra,
la
epidemia y el hambre dependan de conexiones entre los
ros, las presas, los fertilizantes, los alimentos y tambin, como veremos,
de varios vnculos e interacciones adicionales ms. Lo que se nos antoja
notable es el
modo
en que interactuaban las propiedades de estos diver
sos elementos. No eran meros acontecimientos histricos independientes
entre
s
que
se afectasen unos a
otros
a nivel social. Los lazos
entre
ellos
i U I DE
HABLAR
EL MOSQUITO
n :111 de ndole hidrulica, qumica, militar, poltica, etiolgica y mecnica.
N
in
guno de los autores que escribi sobre Egipto en e ~ t e y e r i o d ~ describe
tsras
interacciones. Existen estudios en
torno
a las tacncas m1htares, los
mtodos de riego, las relaciones angloegipcias, la ingeniera
h i d r u l ~ c a
los
p:1rsitos,
la
industria azucarera y los campesinos. Pero no hay m n g ~ n
1
x posicin que tenga en cuenta seriamente la manera en que
m ~ ~ r a c t u a n
tstos elementos. Es como si, de algn modo, no guardasen relacwn entre
s. Parecen implicar muy distintas fuerzas, agentes, elementos, escalas espa
ciales y factores temporales (Latour 1993: 1). Se conforman unos a otros,
pero su heterogeneidad ofrece resistencia a la explicacin.
Esta resistencia puede que tenga algo que ver con la mezcla de los
lllundos natura l y social. Los procesos qumicos y biolgicos son sin duda de
n orden diferente del de las fuerzas militares y polticas. Cada uno de estos
procesos y cada una de estas fuerzas tiene su propia
c i ~ n c i a
que identifica
los
agentes, las lneas temporales, las escalas geoespac1ales y_los mo_os de
interaccin adecuados a su anlisis,
todo
lo cual tiende a deJarlos atslados
dentro de su respectiva ciencia. El aislamiento puede resultar_
a ~ r o ~ i a d o
para
la
tarea de una ciencia o tcnica determinada, pero sus h m 1 t a c 1 ~ e s
son clamorosas en cuanto empezamos a preguntarnos por las clases de m
reraccin que he expuesto. Dado que estas interacciones
f o r m a ~
parte, tal
como he sugerido, de algunas de las ms profundas transformaciOnes de la
E
ra Moderna,
esto presenta un problema para las ciencias s ~ c i a l e s . vez
de desarrollar los tipos de anlisis que podran
abordar esas mteraccwnes,
en respuesta a las transformaciones tecnocientficas del siglo
XX,
la teora
social est todava en gran medida atrapada en los mtodos y la divisin
del trabajo del siglo
XIX.
Hay dos caractersticas de la explicacin social relevantes para ~ s t e pro
blema. En primer lugar, la teora social opera tpicamente r e l a c 1 0 1 ~ a n d o
casos particulares con patrones o procesos generales. Los acontec1m1entos
que se dan en un lugar como Egipto se explican como el caso local de
algo ms general, o en trminos de
una
excepcin a lo que
g e n e r a l ~ e n t e
ocurre o de una variacin particular en el mbito general de las postbihda
des. algunas de las ciencias sociales, esta intencin
e_s
?:stante explcita;
se
expresa en reglas de
mtodo
y en
e s ~ i l o s
de exposiCln .En o:ras esta
implcita, pero acta. Ocurre as,
por
eJemplo, en
la ~ l s t o n o g r a f l a
en la
que la exposicin puede centrarse en un con texto espeetfico, pero extrae
su
estructura y pertinencia de una implcita comparacin con otros ~ a s o s ms
generales. Inevitablemente, el caso genrico de tales relatos es
la h 1 s ~ o n a
de
Europa o de Occidente, y las particularidades de lo que ha a c o n t e o d ~ fue
ra
de Europa se explican como rplicas de la historia europea, vanacwnes
de ese patrn histrico o alternativas a J
8
.
Por ejempl?, en los estudios de
Egipto, acontecimientos como los que he venido d e s c n b 1 ~ n d o encaJan en una
variedad de relatos ms generales:
la
historia de
la
nac1n y
su
desarrollo,
el crecimiento de nuevas clases sociales y de otros actores nacionales, y la
18. Europa, como dice Dipesh Chakrabarty (1992: 1-26, vase l.-3),
es
el tema terico so
berano de todas las historias. Vase tambin Chakrabarty 2000: 47-71; Prakash 1992: 168-184,
y
Spivak 1988: 271-313.
l
[
1
1
I
1
1
1
1
1
1
7/26/2019 Puede Hablar El Mosquito Mitchell
8/23
ll
construccin del Estado
moderno
que suele situarse en el
contexto
del
desarrollo
?el c a p i t a l i s m ~
~ ~ e x p a n s i n de Europa o la historia global d
la
Modermdad.
La expos1c10n
adopta
su forma a
partir
del
modo
en que
enca_1a
de.ntro de un
r ~ l a t o s o b ~ ~ a n o
que
se
cuenta acerca de casi cada lugar,
la
h ~ s t < ; > n a
de
la
r a c w n a i J Z a ~ w n del progreso tecnolgico y social, del
crecimiento y l transformacin de la produccin, y de la universalizacin
de la cultur a y el
poder
de Occidente. Este supuesto de una
armadura
uni
versal es el fundamento que hace posible la teora social. El desarrollo de
formas de explicacin que colocan los acontecimientos particulares dentro
de un marco umversal ha coi.ncidido, desde luego, con una expansin bas
tante palpable poder,
la nqueza
y el conocimiento tcnico occidentales.
El
tema no es
SI
tal expansin ha ocurrido, sino
su
relacin con las bases
sobre l_s que se construido la teora social. La universalidad a la que
la teona
social
aspua es
una categora fundamentada dentro de la historia
particular de Occidente y expresada
por
ella.
La segunda caracterstica de la explicacin social se sigue de la primera:
todos los actores son humanos. Los protagonistas de la historia de
la
nacin
de la Modernidad, del capitalismo, son personas. Los seres humanos son l o ~
agentes
en
torno a los cuales
se
escribe
la
historia. Este
es
necesariamente el
caso, puesto que
.la
i n t e n c i o n a l i ~ ~ d o
la
racionalidad de los agentes buma
~ o s
la
que da su ~ o g i c a a
la
exphcacwn, y
la
que permite encajar los casos par
t l ~ u l a ~ e s c o ~ o
e e m p l ~ s de ~ l g o general.
El
aspecto general o universal que
la
histona
soc1al
trata de 1dennficar
se
produce, precisamente, como
la
difusin
de esta razn humana, conocimiento tcnico o conciencia colectiva. Por
el
contrano, aunque el ro Nilo
es
transnacional y los
mosquitosAnopheles
son
?astante global;s, su generalidad no es la misma que la del capitalismo, la
1dea de nac.wn o de cienCia moderna . l Nilo no se lo considera una
abstraccwn, n se e ~ p e n m e n t a el mosquito como expresin de lo universal.
La c o n s e ~ ~ e n c 1 a de estas ds ~ a r a c t e r s t i c a s de la teorfa social es que,
en la exphcacwn ?e los
a c ~ n t e c u r u e n ~ o s se
conoce
por
anticipado quines
son
os
protagomstas. Em le Durkhenn describi en una ocasin la resis
t e n c ~ a
que la naturaleza ofrece a la comprensin, en comparacin con la
f a c 1 h ~ a d con la que explica la sociedad. Mientras que el cientfico que
estud1a
la
naturaleza
fiSlca
ttene
~ g u d a
conciencia de la resistencia que esta
le ofrece, y que tanta dificultad nene
para
superar, el socilogo parece mo
verse en una esfera perfectamente transparente a su visin, basta tal
punto
es
g r a n d ~
la facihdad con la que se resuelven las cuestiones ms oscuras
(Durkheun
1938:
x1vi
19
Qu es esta facilidad , esta transparencia? Surge
en
parte ~ e l
e c b ~ de haber decidido
ya
quin cuenta
como
agente.
No
es
que el
a n a l ~
s o ~ J a l l g n o r e necesariamente la enfermedad, la agricultura,
las sustancias quumcas o la tecnologa, sino que estas son externas - na
n t r ~ l e z a herramientas, obstculos, recursos- y su papel es esencialmente
pas1vo. In.cluso en las ocasiones
en
las que se les reconoce una fuerza ms
mdepend1ente, sigue existiendo una divisin fundamental entre
lo
s agentes
humanos y los elementos
no
humanos.
19.
S o ~ r
la cuest
i
n de los agenres no humanos y l conoc
imi
ento por anricipado de los pro
tago
ni
stas, veanse Larour 1988 y Haraway 1997.
La ciencia social se asienta siempre sobre una distincin categrica entre
1:
id
eal.idad de las intenciones y propsitos humanos y el mundo objeti
vo sobre
el
que estos operan, y que a su vez puede afectarlos.
Hay
poco
spacio
para
examinar
los modos
en los que emergen conjuntamente en
1111:1
variedad de combinaciones, o
cmo
la llamada accin humana extrae
s 11 fuerza intentando esquivar o vincularse a otras clases de energa o de
lgica. Ninguna explicacin que se base en
la
fuerza universalizadora de los
proyectos e intenciones humanos puede explora r si la posibilidad misma de
lo humano, de
la
intencionalidad, de la abstraccin, depende de elementos
no humanos, al mismo tiempo que los pasa por alto. Estos aparecen como
meramente fsicos, secundarios y externos.
Si
la red de acontecimientos en el Egipto en guerra ofrece cierta resis
te ncia a la explicacin,
la
razn puede deberse en parte a que incluye una
diversidad de acciones que
no
son exclusivamente humanas:
el
mosquito
Anopheles, el parsito Falciparum, las propiedades qumicas del nitrato de
amonio, los caones de 75 mm del tanque Sherman, la fuerza hidrulica
del ro, y una o dos ms que introduciremos en breve. Estas acciones
no
se limitan a interactuar con las actividades de los agentes humanos. Hacen
posible un mundo que de algn modo parece el resultado de la racionali
dad y la programacin humanas. Configuran una diversidad de procesos
sociales, acordes a veces con los planes humanos, pero con la misma fre
cuencia discrepantes, o al menos
no
del
todo
convergentes. De qu modo
-hemos de preguntarnos- surgen como efecto de estos procesos formas
de racionalidad, de planificacin, de conocimiento
experto
y
de beneficio?
En
la
teora social hay una importante excepcin a la regla de que
la
accin humana se sita
en
el centro y el mundo exterior
se
trata como un es
cenario para tal accin,
en
vez de
como
una fuente de las formas de accin
y de poder. Se encuentra
en
la
obra
de Marx. Para Marx los capitalistas
individuales han de entenderse,
no
como
agentes
por propio
derecho, sino
como
quienes personifican el poder del capital.
El
resorte principal que
impulsa el movimiento de la historia capitalista
no
es la intencin huma
na, sino la expansin del valor a travs del intercambio de mercancas, en
especial, del intercambio de
la
fuerza de trabajo. Un individuo que posee
dinero, dice Marx se vuelve capitalista cuando esta expansin del capi
tal mediante el intercambio se convierte para
l
en propsito subjetivo.
Entonces, el individuo funciona como capitalista, es decir,
como
capital
personificado y
dotado
de conciencia y voluntad (Marx 1906: 170). As
pues, Marx entiende el capital
como
algo que tiene dos aspectos: surge
de
la
circulacin del dinero, del desarrollo de los procesos tcnicos y de
determinados patrones de intercambio de mercancas y de relaciones de
poder. Pero estos procesos materiales adquieren un poder cuasi
humano
.
A travs del intercambio,
los
poderes de
los
objetos
adoptan
una con
ciencia y una voluntad.
La
mayor parte de los analistas que se basan en
Marx
pasan bastante rpidamente sobre esta idea. La capacidad de ciertos
actores histricos de personificar la fuerza del capital se da fcilmente por
consabida. Puede haber desacuerdo respecto a qu actores determinados
adquieren este papel y con qu grado de xito lo desempean. Pero qu
significa para el capital ser personificado? cmo exactamente cosas o pro-
7/26/2019 Puede Hablar El Mosquito Mitchell
9/23
cesos no humanos forman este hbrido con la conciencia de los humanos?
Qu significa pensar en el capital como algo cuyo poder depende de ser
simultneamente humano y no humano? Marx, como dice Derrida, fue
,
el
primero en lidiar con los
hbridos del hombre-mquina, capital-conciencia, automatismo-voluntad
(Derrida 1994: 170). En
su
obra concibe
la
conciencia human a como un
rgano artefactual [construido], aunque en definitiva quera basar su cr
tica de la conciencia en distinciones absolutas entre lo real y lo abstracto,
la
presencia y la representacin, el objeto y el valor, el trabajo y las ideas.
Es la aparente estabilidad de estas distinciones la que debemos explorar.
cmo se constituye la relacin ambivalente entre lo
no humano
y lo hu
mano, o lo real y lo abstracto?
cmo
es que ambos quedan dispuestos,
en la poltica moderna, en una simple oposicin?
Para iniciar esta tarea tenemos que encont rar a un capitalista, a alguien
que pueda funcionar en nuestra historia como capital personalizado. Afor
tunadamente, disponemos de uno, y de uno importan te. Sucede que tena
una gran casa en la misma plantacin en Armant que hemos mencionado
anteriormente, en la que moran de malaria ochenta o noventa trabajado
res cada da. Era, no nos sorprender saberlo, el dueo de la plantacin.
Ahmad Abbud tambin controla ba el ingenio existente quinientos metros
ro abajo, junto con las otras dieciocho grandes fbricas de azcar de
Egipto que constituan la industria azucarera del pas, y era una de las ms
poderosas figuras de la poltica y los negocios egipcios
.
Con
estudios de
ingeniera por la Universidad de Glasgow, haba trabajado en programas
de irrigacin en el lraq
otomano
antes de la Primera Guerra Mundial, y
en el sistema ferroviario de Siria y Palestina durante la guerra. Empez sus
negocios en Egipto en 1924, obteniendo un contrato
para
dragar y man
tener los nuevos canales de riego, financiados
por
el Gobierno.
Su
fortuna
creci conforme se expanda el sistema de irrigacin pblico
2
. Su empresa
constructora trabaj en
la
elevacin de
la
presa de Asun en 1929-1933 y en
otros grandes proyectos estatales. Como
un
puado de otros emprendedores
con xito, Al1mad Abbud utiliz estos lucrativos contr atos y concesiones
gubernamentales para entrar en otros sectores de negocio, entre ellos,
el
transporte
por
barco, el transporte pblico, bienes races, comercio y
banca. Se uni a la nueva clase egipcia de grandes terratenientes al adquirir
la
plantacin de caa de Armant, que tena 2 .
500
hectreas, y en
1939
se
hizo con el control de la Egyptian Sugar Company, la empresa industrial
mayor y ms antigua del pas, que disfrutaba de un monopolio, protegido
por
el Estado, para
la
elaboracin de la caa y
la
venta y exportacin del
20. Mi exposicin sobre Abbud
se
apoya en gran parte en el excelente estudio de Vitalis acer
ca de la poltica y los negocios egipcios de este periodo, basado en el caso de Abbud.
El
Gobierno
tom
el
control de su imperio econmico en una serie de nacionalizaciones entre los aos 1955
y 1963.
El
resto de los bienes que posea en Armant los confisc en 1961, cuando se embargaron
las propiedades de 168 capitalistas reaccionarios. Abbud muri en Londres en octubre de 1963
(Vitalis 1995: 210-214). Visit la hacienda en 1997, poca en la que se haba revertido el ltimo
embargo y se haba devuelto parte de los bienes.
, 21.
En
Lraq, Abbud trabaj con
s
ir William Willcocks en la construccin de
la
presa del
Eufrates en 1913 (Davis 1983: 152-153).
1
1
.car22. Al estallar la Segunda Guerra Mundial, cuando traslad la s ~ d e de
imperio econmico al primer a s c a c i e ~ o s q u e se ~ o n s t ~ u a en El Catro, el
lmmobilia Building, una estructura de dtecwcho ptsos,_ b b u d c o n t r o l ~ b a
1111 0
de los otros dos grupos empresariales de tipo famtltar qu.e compettan
por monopolizar grandes sectores de las finanzas, el c o m e r ~ 1 0 , los t ~ a n s -
portes y la industria del pas. Despus de
la
guerra, la prensa mternacwnal
inclua entre los diez hombres ms ricos del mundo
23
. . .
El
crecimiento del imperio de Abbud dependa de hacer y rehacer ctrcut
tos de poder poltico y social. En febrero de 1942, los britn.icos forzaron el
11ombramiento de un gobierno egipcio lideradopor el parttdo :afd
2
\ que
:lllteriormente ha ba negoc iado la independenCLa parctal.del pats respecto
a Gran Bretaa, y que pareca su aliado ms fiable en .ttempo guerra.
Mediante una asociacin econmica con
la
familia Wakil, c o m e r C L a n t ~ s de
algodn y terratenientes cuya hija, Zaynab, est_aba casada con
el pnme:
ministro wafdista, Abbud restableci lazos amenores el Wafd, empe zo
a financiar sus actividades, y ayud a sus aliados y asoCLados a tomar el co?
trol. Tres meses despus de que el partido tomara el p o d e ~ ,
~ b d
al-Waht?
al-Wakil hermano del socio de Abbud, fue nombrado mmtstro Sam
dad, j u s ~ a m e n t e en el momento en que llegaron al ministerio las p r m ~ e r a s
noticias de la malaria g mbi e (Gallagher 1990: .29, 89, 188). Al ~ u s m o
tiempo, Abbud logr la destitu_cin del n ~ e v o mmistro E c o n o m t ~ (del
Wafd) que haba intenta do raciOnar el azucar (y persegm r a los Wakil P?r
el c o n ~ r a b a n d o con textiles de algodn en tiempo de g u e r r a ~ El cambw
de ministro dej al monop olio azucarero de Abudd manos ltbres par.a ne
gociar con los britnicos un lucrativo contrato. Cuando las.
e g o C L ~ c ~ o ~ e s
estaban a punto de concluir, en febrero de 1943,
el
em?apdor .bntamco
hizo una visita de seis semanas a Abudd y su esposa Jasmme, nacida e n Es
cocia, en
su
espaciosa
v i l ) ~
de teja roja
c o n ~ t r u _ i d a
en
la
hacien?a a z u c a r e ~ a
(un viaje largamente prevtst? que se c o ~ v t r t t o en una pesadtlla d e ~ p u e s
de que
el
embajador contraJera una peltgrosa fiebre y Abudd estuviera a
punto de matarse por dos veces, la primera en un a c C i d ~ n t e de
a e r ~ p l a n o
y la segunda cuando su caballo
se
desboc a c ~ n s e c u ~ n C J a de un
acCLdente
de automvil y le lanz contra un muro de ladnllo [Ktllearn, ~ o t r a ~ ~ fecha
da 19 febrero-30 marzo de 1943; Vitalis 1995: 122]). A contmuacwn. la
estancia del embajador, Abbud concluy el trato, que era un
7/26/2019 Puede Hablar El Mosquito Mitchell
10/23
.
segn confes en privado
el
contrariado b
ri
tnico,
por
el que se acordaba
la
venta a las autoridades militares britnicas de los excedentes de azcar de
su compaa (en un
momento en que haba hambre
en
la hacienda azuca
con un considerable beneficio . El
trato
tambin permita que 'Abbud
utilizara en las plantaciones de caa los escasos suministros de fertilizantes
que oficialmente estaban destinados a otros cultivos (Vitalis
1995: 121).
En los meses siguientes, mientras la epidemia de malaria
se
extenda de
nuevo, 'Abbud se embarc en un audaz programa que utilizaba sus beneficios
en
e
l contrato del azcar y
la
expansin del cultivo de
la
caa
par
a con
vertirse. en 9ue un funcionario britnico llam una especie de dictador
c o m e r ~ I a l zbzd.:
126).
Maniobr
para
hacerse con el banco y las empre
s a ~ afiliadas del
otro
gran conglomerado de negocios del pas, el grupo
M1sr, que ocupaba una posicin dominante en las manufacturas textiles
el c o m e r ~ i ~ algodonero, el transporte areo, el cine, los seguros y o t r o ~
call p,os zbzd
.: 119-128;
Ramadan
1978: 108-110).
Al mismo tiempo re
u c i t o el plan del mayor
program
a industrial de Egipto de los aos treinta:
11_1Stalar turbinas elctricas
en
la presa de Asun, que recientemente haba
1 d ~ ~ l e v a d a 'Abbud
propuso
que se utilizara la electricidad para fabricar
fertilizantes que cubrieran toda
la
demanda del pas.
Los aos de entreguerras haban
pre
senciado una creciente lucha
entre
los
g r u p o ~ e ~ o n m i c o
rivales
por
ocupar la posicin dominant e en lo que
R o b ~ ~ t
VItahs e n o m m ~ los Circuitos de la renta
>>
de
la
poltica egipcia,
refi.nendose a los beneficiOs que podan conseguirse gracias
al
control privi
legtado de los recursos econmicos que circulaban por
el
pas: Ahora bien
el
o t ~ t r o l
de
la
circulacin de
las
rentas dependa del control de recursos
~ u e
teman otras formas tnterconectadas de circulacin. Entre estas estaban las
complejas redes de poder familiar y de afiliacin colonial, cuya importancia
ya he sugerido. Pero en el centro de estas luchas, que se desarrollaron desde
la dcada de los aos vei
nte
has ta la de los cincuenta, estaba el esfuerzo
por ~ o n ~ r o l a r o por lo menos convertir en beneficio,
una
particular clase
de c1rcmto:
el
fluJo de
la
s aguas del Nilo
26
La presa de Asun ofreca la
oportunidad
de reorganizar y concentrar en menos manos una serie de
~ t r a s circulaci?nes: hidrulica, elctrica, poltica, qumica y agrcoJa27.
Abbud y s us nvales competan
por
los lucrativos derechos de construir
una estacin h i d r o
l c t r i c a
en Asun y convertir
la
fuerza del flujo flu
vJal en la potenCia unpulsora de
la
industria, que a
su
vez alimentara
la
agncultura. G:randes cantidades de energa
el
ctrica se utilizaran para
convertu el mtrgeno en fertilizantes artificiales. Del mismo
modo
que
26. T i ~ n o r 1977: 185-208, examina las luchas sobre
el
control de la irri gacin y los progra
mas h1droelecmcos en el Egipto de entreguerras.
. 27. Me rece la p e ~ a mencionar aqu cmo en la tradicin de la a ntropologa pol tica, han
s do
e ~ t e s a ~ teonas
que han r e ~ a c n a d o la gest1n
de
los grandes ros
co
n los procesos de
centrahzac1 on pohtlca y la constl
tliCIOn
de la forma estataL Por ejemp
lo
, algunas teoras sobre
el
ongen del Estado v1ncul an el control humano y tecnolgico. de las crecidas de los ros en algunos
p u n t ~ s del
(y
el caso del Ndo en Eg1pto es paradigmtico), co n los procesos de centra
hzaclon polmca
que
condujeron a
la
aparicin de la forma esraral. Un resumen de esras teoras
puede consu ltarse en Lewe
ll
en
2009: 69-95. En
esre sentido, esrc trabajo de Mirchell retoma en
Ce rro
modo
y en relacin con la poltica del siglo
XX
y el Esrado
moderno
un rema cl sico
le
la
antropologa poltica
N. de la
E.). ' '
los lodS
aluvi ales haban sido una vez acarreados y depositados
por
las
n
c
id a' del Nilo, l
as
sustancias qumicas sintticas se transportaran en
tl futu1o en sacos, desde la planta de
nitratos
en Asun, y
se
depositaran
vn los campos del pas para revitalizar un poco la perdida fertilidad del
su lo. Los complejos flujos de las
crecidas
que, canalizados hacia balsas
de alnucenamiento, se mantenan durante varias semanas y permitan el
d psito de lodo y nutrientes antes de ser liberados y volver al caudal del
ro,
ib
an a reorganizarse y transform
arse en
flujos de agua
m
s limitados
susceptibles de pasar a travs de turbinas estos en altos voltajes transpor-
11dos
por cables; la energa elctrica en
nitratos, en
sacos de fertilizante
que atravesaran el pas, y el amonio en las protenas de las plantas de caa
y algocn. La lucha poltica
por controlar
los circuitos de la renta era una
ha ralla para co nstruir y co ntrolar
estos
circuitos interconectados. Y era a
1
avs :le estos circuitos -presas riego, cultivo del
azcar- por donde
haba entrado
el
mosquito
en
Egipto.
Deberamos explicar el poder y la riqueza de 'Abbud como su habilidad
para personificar
>>
el capital y convenirse
en
representante
con scie
nte
del po:ler de reproduccin y expansin de este? Esto parece preferible
a la al:ernativa de decir que su
xito
era simplemente consecuencia de
calcular mejor que sus rivales y conseguir un beneficio siempre may
or
.
Es
ta ltima explicacin atribuye
todo
el xito
al
propio 'Abbud. Ni siquiera
pregunta qu circunstancias (legales,
de
propiedad, de economa poltica,
de ingeniera, de irrigacin, y otras muchas) hicieron posible tal clculo,
ni
qu agencias mantenan aquel
estado
de cosas. La primera explicacin
atribu
ye al menos parte del logro a
otro
poder: la fuerza circulante del
capital.
El
capital puede circular
y,
combinndose con otras fuerzas, pasar
por metamorfosis y adquirir otras formas
p
sar de dinero a
propiedad
y trabajo, de propiedad y trabajo convertirse en caa de azcar, de caa
en azcar elaborada o alcohol, sustancias que vuelven a convertirse en di
nero- utilizando recursos y estados de cosas que
no
proceden nicamente
de 'Abbud
28
. Claramente, sin embargo, los movimientos y metamorfosis del
capital
no
eran las nicas circulaciones que intervenan
en
el xito de
A
budd. Su lucha por desviar los circuitos de renta en
su
propio inters era
al mismo tiempo
una
lucha por
desarrollar
y dirigir toda
una
serie de
circuitos interconectados: agua, electricidad , nitratos, requisas militares,
caa, azcar elaborada, algodn y
otros
ms.
Y,
claramente tambin,
la
idea de que estas circulaciones y fuerzas las
personifican y representan las acciones de determinados individuos es
demasiado simple. Los individuos pueden a veces mantener el control de
ciertos elementos, e incluso
pueden
afirmar que representan a esos elemen
tos en el mundo social. Pero
no
hay ningn individuo que los domine o
que someta el
mundo
a sus intenciones. Es ms frecuente que se produzca
una
serie de
preten
siones, afinidades e interacciones todas las cuales ex
ceden
la
comprensin o la intencin de los agentes
hum
anos implicados.
28. Existe una importante literatura
antropo
lgica que abre el concepto de mercanca para
exam inar su participacin en circu laciones ms amplias que las que define la economa. Yansc
Appaclurai 1986 y Thomas 1991.
7/26/2019 Puede Hablar El Mosquito Mitchell
11/23
3 1 6
TIMOTHY MIT HE l l
La
agencia humana o la intencin son producto s parciales e incompletos
de estas interacciones. Este carcter incompleto, como veremos, significa
que no hay ninguna simple lnea que divida lo humano de lo
no
humano,
ni las intenciones y planes del mundo objetivo al que se refieren.
Pero por qu insistir en todas estas agencias, circulaciones y fuerzas adi
cionales? Sin duda, la tarea de las ciencias sociales, como la de toda ciencia,
es simplificar, identificar un nmero limitado de los agentes ms decisivos.
Por qu
no
aceptar una exposicin ms sencilla pero ms poderosa, una
historia que pueda pintar
el
gran cuadro e incluso identificar determinados
patrones o predicciones? Hay una vieja respuesta a esta pregunta: si el
mundo es un lugar complejo e indeterminado, en el que actan mltiples
agencias y fuerzas, una representacin exacta de ese mundo sera una
representacin compleja e in determinada
29
.
Pero la respuesta que quiero
proponer aqu tiene que ver con el papel del conocimiento experto y de
la razn, de la explicacin y la simplificacin, en la poltica del siglo XX. La
propia poltica se esforzaba
por
simplificar el mundo intentando hacerse
con los poderes del conocimi
ento
y la prctica experta descomponindolos
en simples fuerzas y oposiciones.
No se trata, por lo tanto, de introducir un determinismo natural o hi
drulico para sustituir el determinismo de la innovacin tecnolgica mo
derna o de la expansin capitalista. Si las redes sociales y econmicas
estaban conectadas con
la
cambiante ecologa de
uno
de los ros ms largos
del mundo, esto no significa atribuir consecuencias sociales a cambios en la
naturaleza. Mucho antes de la presa de Asun, antes de todas las obras de
irrigacin que se hicieron en el siglo XIX, el ro era ya tanto un fenmeno
tcnico y social como un fenmeno natural. Sus aguas se canalizaban, se
embalsaban, se elevaban, se distribuan y se drenaban mediante la interac
cin de fuerzas mecnicas, humanas, animales e hidrulicas. William Will
cocks, director de reservorios del Gobierno egipcio, cuyos estudios de la
hidrulica del Nilo sirvieron de base para determinar
la
ingeniera de
la
presa de Asun, consideraba que el viejo sistema de canalizar secuencial
mente las aguas de la crecida hacia cientos de balsas o pozas en los cam
pos, retenindola durante un cierto periodo y soltndola de nuevo
al
cauce
del ro, nuevamente de manera secuencial, era un mecanismo de irrigacin
mucho ms complejo que la enorme pero singular barrera que lo haba rem
plazado Willcocks y Craig 1913: 677-678)
30
. Los viejos mtodos haban
fabricado una geografa que no era ms natural que humana, y tampoco
menos. Antes bien, haba sido siempre ambas cosas.
La naturaleza no era
la
causa de los cambios que estaban teniendo lugar.
Era
su
consecuencia.
La
propia escala de las obras tcnicas e ingenieriles del
siglo XX produjo una nueva experiencia del ro Nilo exclusivamente como
una fuerza de la naturaleza. Una visita a la presa de Asun inspir a un es
critor europeo a publicar el primer relato popular del ro, al que denomin
una biografa, un relato de su vida. Cuando a finales de 1924 vi
por
29. Un a a
firm
acin cl s ica de este argumento se encuentra en Geertz 1973.
30. Willcocks ampli este argumento en Willcocks 1917, donde compara l sistema de irri
gaci n por balsas con los nu evos mtod os de presas y rese rvori os de embalsamienro.
PUEDE H BL R El MOSQUITO
primera vez la gran presa de Asun -escribe Emil Ludwig- estall ante
m con tal fuerza su significado simblico que cre comprende r el ro Nilo,
hacia adelante y hacia atrs, desde este punto crucial de su curso.
Se
haba
domado, gracias al ingenio humano, un poderoso elemento, que hara que
el desierto diese fruto, un logro que el centenario Fausto haba intentado
como el ms alto alcanzable por el hombre al servicio de sus semejantes
Ludwig 193 7: 7).
La
referencia a Fausto resulta bastante apropiada.
La
gran
novela goetheana de la transformacin colonizadora de la naturaleza fue
inspirada por conversaciones con los sansimonianos, sacerdotes seculares
de la ingeniera que haban viajado a Egipto en
el
siglo XIX, y que iniciaron
los proyectos de irrigacin que se completaran y se transformaran con
la presa de Asun. La nueva escala de la ingeniera del siglo xx de la que
Asun es uno de los primeros y ms espectaculares ejemplos, convirti la
extraa religin de los sansimonianos en creencia cotidiana:
el
ingenio
humano poda ahora dominar los poderosos elementos de la naturaleza.
Al fabricar la presa, los ingenieros fabricaban tambin naturaleza.
Varias caractersticas de la nue va construccin contribuan a producir
el efecto de un mundo dividido en pericia humana, por un lado, y naturale
za por otro.
En
primer lugar, haba una concentracin de los mecanismos de
control del ro en uno solo. Los viejos mecanismos de irrigacin
se
distribuan
a lo largo del valle, formados por cientos de canales, desages, diques, balsas,
compuertas, bombas y norias, as como el canal del propio ro, y se servan
de la fuerza del vapor, hidrulica, animal y humana. Habra sido difcil,
al describir todos estos dispositivos y elementos, decir dnde terminaban
las fuerzas de la naturaleza y dnde empezaba la tecnologa, o trazar una
lnea entre el ingenio y la naturaleza. Por el contrario, la presa construida
en Asun reuna toda la ingeniera en un solo lugar, y proporcionaba un
punto de observacin desde
el
que escritores como Ludwig podan
7/26/2019 Puede Hablar El Mosquito Mitchell
12/23
3 1 8
TIMOTHY
MITCHE l l
plano, objeto o idea.
Sin
embargo, tal como indica el ejemplo de Asun, este
dualismo era un artefacto fruto de determinados proyectos y polticas.
Como
todos los dualismos, y todos los artefactos,
no
era original ni com
pletamente estable. Lo artefadual [el carcter de artefacto] es el efecto de
un proceso
31
. Si volvemos hacia atrs el efecto creado por la ingeniera
en
Asun, la fuerza de lo simblico que Ludwig pudo experimentar estando
delante de la presa acabada, y recuperamos el proceso mismo, la distincin
entre naturaleza y ciencia,
entre
albailera y smbolo,
entre
el ro
al
que
se quiere domar y el saber experto que posteriormente proclama haberlo
hecho, podemos
si
tuar una serie de episodios, elementos y fuerzas que
perturban el efecto creado por el artefacto final. La ingeniera de la presa
fue un proyecto desordenado, incierto, lleno de conflictos y azaroso. Las
finanzas pblicas estuvieron controladas por la International
Debt
Com
mission, que oblig a hacer cambios
en el
alineamiento de la presa.
El plan
original permita
7/26/2019 Puede Hablar El Mosquito Mitchell
13/23
de Asun como alternativa al control del Nilo desde Sudn la asumi d
movimiento ~ a c i o n a l i s t a
durante
el
levantamiento contra los britnicos
de 1919. A
d l c o ~ k s
se le juzg acusado de sedicin y de libelo crimi..na l''
Las s p u t ~ s c o n t m u ~ r o n , sobre
todo
despus de que las comisiones de
m v e s t 1 g a c w ~
descubneran que el programa del ministerio contena otros
errores de calculo ms graves.
El propsito de quienes tomaban parte en las disputas era, por as decir
lo,
p e r s o ~ u f i c a r
las fuerzas de la naturaleza en la poltica, es decir, traducir
su potencial en proyectos humanos. Como aconteci con el intento tardo
de ~ ? b u d de
p e r s o ~ i ~ c a r
ciertas circulaciones de capital, de fertilizantes
qUJmJcos Yde electnc1dad, las fuerzas que
se
ponan a trabajar,
aunque se
las
p r e s e n t ~ a
como
recursos naturales o materiales
y,
por
tanto, sometidas
al
c o n o c J m J e n t ~
experto y el planeamiento humanos, nunca aceptaron este
p ~ p e l
secundano. Hubo siempre ciertos efectos que iban ms all de los
calculas, Ciertas fuerzas que sobrepasaban la intencin humana. El saber
experto ?,e la ciencia y las polticas nacionales se produjeron a partir
esta tenswn.
El ?'losquito gambiae como sabemos, no figuraba en ningn sitio en
estos disputados planes y clculos para la presa ni en las batallas tcni
cas Y polticas que s guieron. Sin_ mbargo, c u a ~ d o el insecto aprovech
los nu,evos reservonas y movumentos del ro y lleg inesperadamente
a Asuan, se desarroU una lucha similar para involucrado en diversas
alianzas p o l t i c a ~ . En El Cairo de entreguerras, los problemas polticos
del campo, asoCiados con la expansin del riego
permanente
el desarro
llo de la cultura comercial, el crecimiento de los grandes latiundios, y el
aumento de pobreza, del endeudamiento, de la carencia de tierra, el
hamb_e Y las mfeccwnes parasitarias entre los fellahs o campesinos, los
t r a d ~ e r o n quienes detentaban el poder en lo que se llam salud pblica.
D e b 1 a ~
resolverlos los programas del Gobierno de mejora social e higiene.
l g?b1erno
~ e l
Wafd de 1936 cre un Ministerio de Salud
y,
cuando el
partid?
volvw al poder, con ayuda britnica, en 1942, una de sus primeras
actuacw.nes a p r o b ~ laLey para la Mejora de la Salud de los Pueblos.
Un
econ?mista poht1co eg1pcw escnbe en 1940, refirindose
al
periodo desde
la Pnmera Guerra Mundial:
El aumento
del
espritu nacional y democrtico
en
Egipto despus de
la
guerra
ha
~ e c h ?
consciente a
la
nacin
de
que
ayudar a
los fellahs no
es solo
una
o b l i g ~ c o n , sino un seguro contra el descontento social [ . .] La creacin de
un Mu11Steno de Salud en
1936
y de una Seccin del Ministerio del Interior
e_pecial, dedicada a la planificacin y ejecucin de reformas rurales, es un
s 1 g ~ o afortunado del aumento del inters pblico por
el
campesinado (Kamel
Se
lrm 1940: 66-67)38.
37. Cerca de cu.mplir los serenra aos, Willcocks evit ir a la crcel , permirind osele volver
a
Beng
ala _
d o n d ~
_
abo
a na
co
do, c recodo
y
es rudiado
Jn
genier
a,
para trabajar como asesor del Go
boerno en orngac
oon
. Gold
sc
hmodr
2000
: 225.
38. El autor era
vic
edecano de la Facultad de Co me
rci
o de la Universidad
Fu
'ad 1
1.;1 ll
egada de la malaria la interpretaron quienes ocupaban el p ~ d e r
c?m O
evidenci a que confirmaba la necesidad de este programa de mgemena
111 oal e hidrulica. Los problemas de Egipto eran los de la limitacin de los
1 ' l
iii'
SOS
naturales y
la
deficiente salud pblica, y haba que superarlos por
' d o s de la tecnociencia. En diciembre de 1942, el nuevo ministro de
-l. d11d ,
'
Abd
ai-Wahid al-Wakil, ech
la
culpa de
la
epidemia de malaria a que
:111teriores gobiernos no haban llevado adelante
el
plan hidroelctrico
Jl'olfllovido por su amigo ~ b b u d y los restantes_proyectos de regado, argu
'' '"d o que estos proyectos habran elevado elmvel de
v1d
_ el su _y a C l } ~ -
l.odu que la poblacin gozara de suficiente salud para resistir la epidemia .
Antes de
la
guerra,
l
programa de salud pblica y de obras pbliCas no
dejaba sitio para discusiones ms radicales sobre
la
cuestin de
la
propiedad
rivada en el campo. Advirtiendo de que la poblacin rural,
e1_1
el lenguaje
de la salud pblica, estaba muerta por lo que respecta a una vtda naciOna
li sta sana
, una serie de figuras polticas haba
demandado
modestas med1-
d:
1s
que aliviasen las crecientes dificultades
c r e a ~ a s por la a g r i ~ u l t u r a co:
rnercial y la propiedad de la tierra a gran escala; mcluso el Gobierno trato
de introducir controles de la renta agraria. Pero el tema de los derechos de
propiedad nunca se discuti (Boutros Ghali 1953: 102)
40
Fue sintomtico
de la actitud que prevaleca hacia la propiedad el que, cuando la cnsis del
fertilizante en tiempo de guerra condujo al racionamiento de los alimentos,
se
asignasen los suministros a distintos grupos de acuerdo con la renta. Los
grupos de ms ingresos obtenan raciones mayores (Warriner 1948: 44).
Mas el impacto de la llegada del mosquit o no fue tan fcil de controlar.
Si los asociados de
~ b b u d
tradujeron
la
epidemia
de
malaria en renovados
argumentos en favor de proyect os de salud pblica y de ob_as pblicas, el
mosquito poda ser tomado por otros grupos en otros sentidos . Un grupo
de mujeres de familias ricas, estrechamente relaciOnadas con la familia
real egipcia, que se oponan al gobierno del Wafd y a l_os britnicos, orga
nizaron cocinas para pobres y otros proyectos de
c n ~ d
en
el
sur, ~ a ~ a
ayudar a las vctimas de la malaria. Al llama_la atenctn sobre
la ~ n s i s
proporcionaron al Palacio Real una
oportumdad
de colocar al Gob1erno
en una situacin embarazosa (Gallagher 1990: 40-55). Pero, a
su
vez, el
mosquito las pondra en una situacin delicada ~ b i n a
e l l ~ s
.. Las
a d i ~ e -
radas damas invitaron a un joven periodista a VISitar y descrrb1r los sitiOs
en los que centraban sus esfuerzos por aliviar a los pobres. El periodista,
que ms tarde
se
convertira en un escritor
importante,
dijo en su
a r t c ~ l o
que aquellas mujeres eran ellas mismas como los mosqurtos.
P e r t e n e c ~ a n
a la clase de egipcios que chupaban la sangre del pueblo y la
c o n v e ~ t J a n
en pasteles, caviar y champn . Los ricos eran los verdaderos mosquitos,
y sus palacios opulentos
no
eran mejores que las aguas estancadas donde
se criaban los insectos
4
39.
AI-Ahram
1 de diciembre de 1942, citado en Gallag her 1990: 26.
40 . No se tra;a en absoluro sobre la reforma agraria en un a serie de libros publicados a finales
de los aos treinta dedicados a los problemas del Egipro rural, tales como Ayrout 1938; 'Abd ai
Rahman 1936; Afifi 1938. Vase tambin Baer 1962: 201-222 ; Mitchell1991 y 2002: cap. 4.
41. lhsan 'Abd
ai
-Qaddus,
R
z
ai-Yusuf
2 de marzo de 1944, comentado en Gallagher
1990
:
49-50 .
7/26/2019 Puede Hablar El Mosquito Mitchell
14/23
Los crt cos del orden t a b l e ~ i d o pusieron a trabajar al mosquito pnm
alterar los termmos del debate nacwnal. Cuando la epidemia de mala
ri
a dl'i
sur lleg a ser de conocimiento pblico en
El
Cairo, un grupo de r e f o r m i
transform
la
crisis en un argumento en favor de un cambio m
s
radi al.
Rechazando la opinin del Gobierno de que la alta tasa de mortandad ra
un reflejo de las malas condiciones sanitarias en el campo y de que ra
necesano segu1r adelante con las obras pblicas, relacionaron la crisis con
la des1gual distribucin de la tierra. Un diputado afirm en el Parlame
nto
que el nivel de vida en la Unin Sovitica,
donde
la tenencia de la ti erra
era comunal, era mucho ms elevado, y
otros
llamaron la atencin sobre 1
xito de los programas de reforma agraria en Europa oriental. Desde
1944
hasta 1947, y de nuevo en 1951, se
pre
sentaron en
el
Parlamento
pro
yectos
de le y
que
ton1_aban c o ~ o modelo estas reformas, y
proponan
prohibir
a losyrorletanos_de mas de ms de
21
hectreas
(50
acres egipcios) la
adqulSlc On de mas suelo (Baer
1962: 210-215)
42
.
Las medidas quedaron
bloqueadas en el Parlamento, y ningn partido hizo d e la reforma agraria
tema debate (Disuqi
1976:
306
-316)
43
. En
su lu
gar, en marzo de
1948,
el Gob1erno puso en marcha un programa de distribucin del suelo res
catado del desierto parcelas de dos hectreas destinadas a pequeos
agncultore
s,
.que rec1b1eron tambin
Casa
s higinic
as>>
agrupadas en cuatro
pueblos, eqmpados cada uno de ellos con una escuela, mezquita, centro de
salud y bmio pblico
44
.
Con medidas semejantes, que la construccin de
la
presa de Asun hizo posibles, no pareca existir amenaza inmediata
para
el
P
o_
der
d: o m b r e c?m_o h ~ a d
'Abbud, que pudiero n consolidar
su
posi
cwn
polltlca
y
ec?nomJCa. Sm embargo, gracias a la epidemia de malaria
y
a la e s ~ a s e z de alimentos
y
pobreza que aquella haba hecho visibles, la
cuestwn de la reforma
agrana
estaba ahora en circulacin.
. Los
p l ~ n e s
de 'Abbud relativos a la electricidad y el fertilizante se vieron
1nterrump1dos en octubre de
1944,
cuando sus rivales polticos consiguie
ron dernbar al gob1erno del Wafd. Pero cinco aos ms tarde form una
alianza con el grupo rival Misr, logrando que en
1950
el Wafd volviera al
poder y quedasen garantizadas las posiciones econmicas monopolsticas.
El
imperio de 'Abbud
se
expandi, hacindose con el turismo y la fab rica-
42. El proyecro de ley de 1944 fu e enmendado por el
Co
mir de Asunros Socia
le
s del Senado
(C mara Alta legislatura), en el senrid o de situar el techo
propuesto
en 42 hectreas
(o
100
acresegpc10s), llm
1t
e
por
el que
se
abogaba en el
inAu
yeme plan de reforma agrar
ia
de
Mirrit
Butros
Gha ll (GhaJ'
1945).
Este arga
que
los latifundios ex istentes mayo res de cien acres se dividiran
por
here nc1a a l cabo
de
dos o tres generaciones.
. 43. Fuera del Pa
rl
amento, la izqui erda socia lista vio en estas prop uestas de reforma agraria
Simplemente un
es
fuerzo, por parte de la burguesa, de limit
ar
la monop o lizacin de la
ti
erra,
que
provocaba el a}
za
de los precios y reduca el consumo.
No
obstante, se arg a, las propuestas
tli
VIero
n,el efec
to
un]
?e
evelar al pueblo
que
la
propie
d ad privada no era algo sagrado.
Ah
mad
Sad1 q,Sa 1d , e n el pen od1co
l
-Fa ad
td
del 16 de JUli o y el 16 de agosto de 1945, comentado
en Sa 1d 1977: 130-131..
44.
Recibi
ero
n
ti erra
unas
575
familias en m
arzo
de
1948; 597
en febr
ero
de
1951
y
240
en
mayo de
1 9 5 1 ~
United States Na
ti
onal Archives, R
ecor
d
Gro
up
59, Deparrment of t a t ~
Central
Files, Egypt 19.)0-1954,
874.
16, /2-1951, U.S. Embassy Cairo toS ate, Feb. 19, 1951, Prese ntation of
Land to Peasant
s,
and 874.16/5-1851, U.
S.
Embassy Cairo to State, May 18, 1951, Distribu ti on
of Land at Kafr Saa
d.
M1croform (University Publications of America, 1985). En adelante nos referi
mos a este
documento
como USRG 59.
1
11
d ~ : text
il
es, y con nuevas empresas para f a b r i c ~ r p.apel y perfumes,
lt
11 1111
1
J
subproductos de la mdustna azucarera (Vnahs
1 9 ~ 5 : 179-180),
' hh
d abandon
la
propues ta de construir una planta de mtratos en Asuan
11
, 1v
ida por fuerza hidroelctrica, que haba de convertirse proyect.o del
,
11
hil-rno. En su lugar, aprovech las ventajas de los crd1tos
al
cap .tal Y
,
1
1111
va
tecnologa para fijar el nitrgeno, procedente de Estados Umdos,
.
1
r:
1
o nstruir una fbrica de fertilizantes en Suez, propulsada, no por l ~ s
1 11 :1s del Ni lo, sino por los gases de desecho del cercano campo
petroh-
ltro de Shell.
l.a fbrica de fertilizantes la financiaron los Estados Unidos c o ~ o em-
ltlr 111a lel papel que desempearon en el pas en la posguerra: el e.1emplo
1
1
.1S sustancial y tangible de la asistencia econmica
n o r t e a m e n ~
a
:
1
i
pto , como recordaba la embaJada en El Cau? a l u n g t o n . Los
11111'1 camericanos
planeaban aumentar su mfluencw
pohuca
Y al m1smo
1it
'
111p
o subvencionar su propia tecnologa i n d u s t r ~ a l mediante un progra-
111:1de as istencia tcnicaque organizara las relacwnes
mt:rnacwnales
l11posguerra en torno a polticas de desa rrollo ~ e c n o e c o n o r m c ? d e ~ a s
dr la fbrica d