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8/22/2019 Romance brazilense en la heterogeneidad de la literatura mexicana del siglo xix
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UNIVERSIDAD AUTNOMA DENUEVO LENFACULTAD DE FILOSOFA Y LETRAS
ELROMANCE BRAZILENSEEN LA HETEROGNEA LITERATURAMEXICANA DEL SIGLO XIX
por
Carlos Lejaim Gmez Hernndez
como requisito para obtener el gradode Licenciatura en letras hispnicas
AsesorMtro. Jos Luis Martnez Canizlez
Ciudad Universitaria, San Nicols de los Garza, Nuevo Len,noviembre de 2011
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A Icpitl y Xochitlquetzal, por su luz y belleza
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AGRADECIMIENTO
Concluir una investigacin literaria en Monterrey exige para quienes contribuyeron a
hacerlo posible, un extenso agradecimiento, el cual aventuro reconociendo de antemano
la imposibilidad extenderlo hacia cada uno de quienes de alguna manera apoyaron esta
investigacin.
En primer lugar a Jos Luis Martnez Canizlez y a Tere Villarreal, quienes
dentro y fuera del mbito acadmico no slo apoyaron este trabajo, sino que ofrecieron
importantes puntos de vista que lo alentaron y detonaron. A Vctor Barrera Enderle y
Mara Dolores Hernndez por sus valiosas observaciones. A Minerva Margarita
Villarreal, quien no slo ha sabido apoyar y fomentar esta investigacin, sino que
tambin su profunda y crtica comprensin de la literatura regional ha sido muy
significativa en la elaboracin de la conclusin del trabajo. A Mara Belmonte y
Gildardo Gonzlez, quienes desde el Cripil Noreste contribuyen a la mejor difusin y
entendimiento de la literatura regional. Y a mi familia, gua, soporte y mecenas.
Tambin a Sara Luz Snchez Chvez, Frank Blanco e Israel Martnez por sus
comentarios en la primera etapa de redaccin.
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I. INTRODUCCIN
La literatura, como discurso emitido en un contexto social, cultural y geogrfico,
pasa por los mismos filtros de exclusin que el resto de la produccin discursiva.
Esta situacin conduce a la marginacin de obras literarias que han quedado
olvidadas por aos Romance brazilense por ms de un sigloen estantes. El rescate
de Romance brazilense es el propsito del presente estudio, identificando las causas de
su marginacin y revalorndolo como una obra fundamental en el estudio histrico de la
narrativa mexicana del siglo XIX, aunque, como se expondr, la reivindicacin histrica
est necesariamente imbricada con una apreciacin esttica.
Romance brazilense es una novela publicada en Matamoros, Tamaulipas, en
1883, por el editor Len A. Obregn. Firmada con el pseudnimo Un Brazilense, cuenta
con 182 pginas de 12 x 18 cm y con una caja de impresin de 9 x 13 cm. A pesar de la
bsqueda que se ha realizado en los catlogos electrnicos de las bibliotecas ms
importantes del noreste mexicano, as como de la biblioteca de la Universidad de Texas,
la Biblioteca Nacional de Mxico y la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, no se
ha localizado otro ejemplar. Tampoco se han encontrado referencias en las bibliografas
o historias de la literatura mexicana, del noreste, ni de Tamaulipas. Al ser la novela del
noreste ms antigua de la que se tiene conocimiento, es fundamental para el estudio
histrico de la narrativa mexicana del siglo XIX.
El ejemplar localizado puede ser ledo en su totalidad, aunque se encuentra
deteriorado, adems de que las deficiencias tipogrficas, lingsticas y de edicin, en
ocasiones dificultan su lectura.
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Este estudio se divide en tres apartados: a) Marco terico. Aqu se exponen los
argumentos metodolgicos en los cuales se fundamenta la propuesta de reivindicacin
de Romance brazilense, principalmente los defendidos por el crtico peruano Antonio
Cornejo Polar; b) Marco histrico-cultural. En este apartado se presenta la crtica
situacin de intercambio cultural que viva Matamoros en la segunda mitad del siglo
XIX, as como el desarrollo que presentaba la novela en el noreste mexicano durante los
ltimos aos del mencionado siglo; tambin se esboza el perfil de un grupo de activistas
y revolucionarios al que se puede vincular con elBrazilense; c) Anlisis de la novela. En
esa parte se busca interpretar el texto desde su propio contexto cultural, por lo que secontrasta conEl Zarco,una de las novelas ms representativas del canon narrativo de la
poca en Mxico, y se analiza en funcin de las propuestas de Ignacio Manuel
Altamirano enRevistas literarias de Mxico.
Es importante destacar, antes de iniciar, la orientacin metodolgica de la
investigacin, la cual, en una primera instancia, pareciera privilegiar lo historiogrfico
sobre lo esttico por el intento de reivindicar un material que en su tiempo fue ignorado
por la crtica y que a lo largo de los aos pas totalmente desapercibido. La tradicin de
investigacin literaria de reivindicacin no es nueva en Mxico; la construccin del
canon literario nacional se realiz a partir de un proceso complicado, en el que la
produccin literaria del pas reclamaba su derecho a existir como expresin de un
pueblo que iniciaba la elaboracin de una identidad. Ignacio Manuel Altamirano en su
Revista literaria de Mxico intenta ordenar en el contexto de lo nacional la literatura
publicada en el pas despus del movimiento de independencia, pero es enAntologa del
Centenario, de Luis G. Urbina, Nicols Rangel y Pedro Henrquez Urea, donde se
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pondera la literatura nacional sin apelar a los modelos estticos europeos, sino que se
propone dar una muestra cabal de las formas y los gneros literarios cultivados en
Mxico durante el siglo XIX y lo que va del XX.1 Lo que pareciera una visin ajena a
la esttica, en realidad no lo es, ya que al desentraar las motivaciones extraliterarias del
fenmeno de formacin del canon, se vislumbra la posibilidad de distintas estticas que
conviven en un mismo espacio y tiempo, y no solamente de una esttica inamovible.
Tambin es importante sealar la dificultad que implica acercarse a una novela
que no ha sido estudiada con anterioridad y de la que no se tienen referencias exactas
con respecto a su autor y al contexto cultural en la que fue escrita y publicada. Estopuede motivar en la investigacin inexactitudes y especulaciones no siempre deseables,
pero que son inevitables para el avanceo detonacinde la investigacin en torno a
Romance brazilense y la literatura del noreste mexicano.
1 Luis G. Urbina, Pedro Henrquez Urea y Nicols Rangel.Antologa del Centenario. Mxico: Imprentade Manuel de Len Snchez, 1910. p. I.
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II. MARCO TERICO
En el estudio de la literatura del noreste mexicano uno de los aspectos ms complicados
pero tambin ms apasionantes es la teora, ya que exige una profunda reflexin sobre
con qu metodologas es conveniente analizarla. En las investigaciones que dan cuenta
de la labor crtica en Monterrey (Salazar, 1995; Barrera Enderle, 2005), se aprecia que la
tendencia es valerse de las propuestas tericas europeas en los trabajos crticos de la
capital nuevoleonesa (revisar este aspecto de la crtica literaria en los estados de
Coahuila y Tamaulipas resultara ms complejo por el hecho de que, aunque sin duda
existen valiosos trabajos de crtica literaria en ambos estados, no conocemos algn
anlisis histrico de tal produccin). Si resulta apasionante en s misma la definicin de
una lnea terica para los estudios literarios del noreste, con mucha mayor razn cuando
se trata de textos como Romance brazilense, el cual, por sus condiciones histricas,
geogrficas y sociales ha pasado totalmente desapercibido para la crtica (como muchas
otras novelas, no slo del noreste sino del resto del pas). Es estimulante enfrentarse al
anlisis de esta obra, ya que es abrirse camino en un periodo de la historia de la
literatura mexicana que no ha sido explorada ms que por slo unos cuantos estudiosos,
como Carlos Gonzlez Salas,2 Rafael Garza Cant,3 Hctor Gonzlez,4 Alfonso Rangel
Guerra5 e Israel Cavazos6. Es importante destacar que quienes se han involucrado en los
2 Principalmente con la Historia de la Literatura en Tamaulipas. 3 vols. Universidad Autnoma deTamaulipas: Ciudad Victoria, 1980-85. Bibliografa bsica de los estados del noreste de la RepblicaMexicana. Mxico: SEP, 1987.
3 EnAlgunos apuntes acerca de las letras y la cultura en Nuevo Len en la centuria de 1810 a 1910.Monterrey: Imprenta Moderna. J.P. Cueva y Ca, 1910.
4 Con la Bibliografa del Estado de Nuevo Len y Siglo y Medio de Cultura Nuevo Leonesa. Mxico:Editorial Botas, 1946.
5 Novela y Narrativa de Nuevo Len. Apuntes para su historia en Miguel Covarrubias (Coord). Desdeel Cerro de la Silla. Monterrey: Universidad Autnoma de Nuevo Len, 1992.
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estudios de la literatura del noreste, aunque han cubierto el periodo que comprende la
publicacin de Romance brazilense, todos lo han hecho volteando slo hacia la
produccin de las lites culturales las cuales privilegiaban la produccin en verso y
oratoria sobre la narrativa, por lo que la novela aqu estudiada y, en general, la novela
norestense del siglo XIX y principios del XX, han permanecido prcticamente como un
campo de investigacin virgen.
Al no haberse localizado ningn texto donde se analice o siquiera se haga alguna
referencia a Romance brazilense, y solamente haberse encontrado unas breves notas
sobre la novela decimonnica del noreste mexicano, la construccin del aparato crticopara esta investigacin se ha tenido que realizar sin un referente y ms bien basado en la
adaptacin de teoras formuladas para otros campos de la literatura.
La presente investigacin, en la que se pretende resaltar la parcialidad de la
historiografa mexicana, de corte centralista, se vale de las propuestas que crticos
latinoamericanos han generado para abordar literaturas marginales, como la propuesta
de Antonio Cornejo Polar de literatura heterognea, y ciudad letrada y literatura
transculturalde ngel Rama. Tambin se abordar a Romance brazilense partiendo del
concepto de la novela del siglo XIX como alegora nacional, de Doris Sommer.
LITERATURA Y PODER
Cornejo Polar, en la introduccin a su obra fundamental Escribir en el aire. Ensayo
sobre la heterogeneidad socio-cultural en las literaturas andinas, identifica que el
6 Sobre todo en Escritores de Nuevo Len. Diccionario biobibliogrfico. Monterrey: UniversidadAutnoma de Nuevo Len, 1996.
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proceso crtico latinoamericano de las ltimas dcadas se ha desplazado principalmente
hacia tres grandes agendas problemticas: 1. la del cambio, va la revolucin, el tiempo
de la nueva narrativa, de la poesa conversacional, del teatro de creacin colectiva; 2.
la de la identidad, nacional o latinoamericana, donde se puso nfasis en la valoracin del
realismo mgico y del testimonio y se produjo el gran debate sobre la pertinencia de
construir una teora especficamente adecuada a la ndole latinoamericana; 3. la de la
reivindicacin de la heterclita pluralidad que definira a la sociedad y cultura nuestras,
aislando regiones y estratos y poniendo nfasis en las abismales diferencias que separan
a los diferentes universos socioculturales, incluso dentro de los espacios nacionales(Cornejo Polar, 2003. p. 6) En esta tercer agenda es donde sita Cornejo Polar su
investigacin y es donde tambin se localiza la presente.
Cornejo Polar parte de la teora literaria de Bajtn y de los estudios de Maritegui
sobre la cultura peruana para resaltar el carcter heterogneo de las literaturas andinas.
En stas, como en gran parte de las literaturas latinoamericanas, se localiza la temtica
del mestizaje como una constante. Sin embargo, mientras la mayora de los autores
identifican en la mezcla racial la base de la identidad nacional, Cornejo Polar evidencia
en el discurso del mestizaje la imposicin de la cultura hispnica sobre la indgena, con
la justificacin de la bsqueda de una identidad nacional. El concepto de heterogeneidad
se opone al de identidad nacional en el sentido de que mientras ste busca homologar los
valores culturales, lingsticos, literarios, etc., de una porcin geogrfica con fines
poltico-econmicos, aqul celebra la diversidad no slo de los individuos sociales, sino
de los discursos literarios, donde se refleja la heterogeneidad de los individuos, que se
encuentran constantemente en conflicto entre diversas dicotomas: indio-espaol,
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oralidad-escritura, tradicin-modernidad. Escribir en el aire, mediante un riguroso
anlisis denuncia que:
el asunto de identidad est demasiado ligado a las dinmicas del poder: despus
de todo es una lite intelectual y poltica la que convierte, tal vezdesintencionadamente, un nosotros excluyente, en la que ella cabe con
comodidad, con sus deseos e intereses ntegros, en un nosotros extensamente
inclusivo, casi ontolgico, dentro del cual deben apretujarse y hasta mutilar sus
aristas todos los concernidos en ese proceso en el que, sin embargo, no han
intervenido (Cornejo Polar, 2003, pp.14-15).
En La formacin de la tradicin en el Per, Cornejo Polar resalta cmo esta
actitud homogeneizante de los sectores hegemnicos influye en la historiografa literaria
del Per, fenmeno anlogo a la historiografa mexicana.
Nuestra historiografa literaria no ha dado casi ningn tratamiento a esta
problemtica [la del carcter internamente complejo y ambiguo del sujeto
social]. Su tendencia a comprender el proceso literario como secuencia
unilineal, cancelatoria y perfectiva le impide captar la coexistencia de sistemas
literarios diferenciados, cada cual con su propia historia, y le dificulta
comprender que incluso dentro del sistema hegemnico se producen
simultaneidades contradictorias (Cornejo Polar, 1989, p. 14).
En Escribir en el aire, Cornejo Polar expone la dicotoma oralidad-escritura
como factor determinante en el conflicto desarrollado en Cajamarca, donde Atahualpa
el monarca inca que recibe a Pizarro, arroja al suelo un texto sagrado al no
comprenderlo. Cornejo Polar analiza en su obra las diferentes versiones del eventolas
de cronistas espaoles e incas, revisando en cada una su visin del mestizaje y
denunciando sus mviles poltico-sociales. Tambin hace una revaloracin de los
wanka, representaciones andinas sobre la muerte del Inca, las cuales identifica como
transculturales porque conservan mltiples voces y horizontes culturales al haber pasado
por el proceso de ser creaciones orales, que despus fueron escritas, para regresar a la
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oralidad para su representacin; y que adems fueron traducidas en mltiples ocasiones
entre el espaol y el quechua antes de modificarse en ocasiones hasta la ilegibilidad.
Para la presente investigacin, se habrn de forjar las dicotomas centro-periferia
para explicar el fenmeno de cancelacin impuesta desde la capital del pas hacia el
resto de los estados; y el de compatriota-extranjero, donde el mxicoamericano quedaba
siempre catalogado en la segunda categora, independientemente de qu lado del ro
estuviera. Romance brazilense queda en medio de ambos conflictos, por lo que se vio
totalmente silenciado, pero su mismo aislamiento le permite tratar el problema de la
identidad no desde el punto de vista nacional, sino regional y de exclusin.
LITERATURA E INTERCAMBIO CULTURAL
El antroplogo cubano Fernando Ortiz, con la intencin de ofrecer una alternativa al
trmino de aculturacin, propone en su obra Contrapunteo cubano del tabaco y el
azcar, publicada en 1940, el concepto de transculturacin, del cual explicaba que:
el vocablo transculturacin expresa mejor las diferentes fases del proceso
transitivo de una cultura a otra, porque ste no consiste solamente en adquirir
una [nueva y] distinta cultura, [que es lo en rigor indicado por la voz inglesa
acculturarion,] sino que el proceso implica tambin necesariamente la prdida o
desarraigo de una cultura precedente, lo que pudiera decirse una parcial
desaculturacin, y, adems, significa la consiguiente creacin de nuevos
fenmenos culturales que pudieran denominarse neoculturacin. Al fin, como
bien sostiene la escuela de Malinowski, en todo abrazo de culturas sucede lo que
en la cpula gentica de los individuos: la criatura siempre tiene algo de ambos
progenitores, pero tambin siempre es distinta de cada uno de los dos. En
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conjunto, el proceso es una transculturacin, y este vocablo comprende todas las
fases de su parbola (Fernndez Ferrer, p. 118).7
ngel Rama, en Transculturacin narrativa en Amrica Latina (1982), adapta el
concepto de Ortiz al referirlo especficamente a la literatura. En su obra analiza el
conflicto universalidad-localismo en novelas de autores latinoamericanos como Rulfo,
Arguedas y Gabriel Garca Mrquez, de quienes resalta su hazaa antropolgica y
esttica al convertirse en mediador de dos orbes culturales anteriormente desconectados
(Fernndez Ferrer, p. 123).
DeRomance brazilense se analizar el aspecto transcultural al considerar al libro
no slo como canal de la obra literaria, sino como objeto culturalen el sentido de que
sus caractersticas editoriales y tipogrficas tambin son portadoras de sentido y nos
conduce a identificar en el individuo social un conflicto cultural ya no relacionado con
el mestizaje, sino ms bien con la dicotoma mexicano-americano.
7 Cita por Fernndez Ferrer del ensayo de Ortiz: El fenmeno social de la transculturacin y suimportancia en Cuba. Revista bimestre cubana, vol. XLVI, segundo semestre, nm. 2, septiembre-octubre 1940. P. 273. Adiciones entre corchetes de Fernndez para sealar lo que Ortiz omiti alpublicar el artculo en el libro Contrapunteo cubano del tabaco y el azcar. La Habana: Editorial deCiencias Sociales, 1983. P. 86.
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III. MARCO HISTRICO-CULTURAL
En tierra ajena me arroj la vida
Al sacarme del limbo de la Nada.Ajena digo? Tierra enajenada!Que ha tiempo fuera de mi patria herida.Amrico Paredes Manzano
El doctor Ignacio Martnez, intelectual y militar tamaulipeco, discpulo de Jos Eleuterio
Gonzlez y primer graduado de la escuela de medicina fundada en Monterrey por el
clebre filntropo tapato, al regresar a Mxico en noviembre de 1875 de su viaje por
Norte Amrica, el Caribe, Europa y frica, hace una descripcin de Matamoros apenas
ocho aos antes de la publicacin deRomance brazilense:
La poblacin tiene calles cortadas en ngulos rectos, algunas de ellas
adoquinadas. Y cosa curiosa, est rodeada de un foso y una muralla en tres
cuartas partes de su circunferencia, y abierta en el resto, precisamente en la parte
que mira al Ro Grande, y por consiguiente al extranjero.
Esta circunstancia indica perfectamente la ceguedad de las pasionespolticas; preocupados los defensores de este pueblo de los ataques que en las
revueltas intestinas le pueden venir de las dems poblaciones de Mxico, se han
olvidado de los norteamericanos, vecinos que tienen a su frente (Martnez, 2008,
p. 697).
La descripcin del doctor Martnez refleja las circunstancias de Matamoros en la
segunda mitad del siglo XIX: al sur, amenazado por las constantes revoluciones ya
que se apreciaban los territorios fronterizos para stas por la lejana con respecto al
poder central del pas y por la posibilidad de huir hacia Estados Unidos en caso de ser
necesario; y al norte, abierto a la influencia norteamericana aunque no una
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influencia unilateral y pasiva, sino un proceso como el descrito por Ortiz:
problemtico.
La frontera an no era en el imaginario colectivo una divisin completamente
definida, sino una herida en pleno proceso de cicatrizacin, donde habitantes de origen
latino en ambos lados del ro Bravo iniciaban un proceso de autodefinicin como
sociedad, tambin influidos por el proceso anlogo que se llevaba a cabo a nivel
nacional del establecimiento de una identidad nacional, a la que stos no sentan
pertenecer, pero a la que representaban frente a los norteamericanos. Lo cual queda en
evidencia en el Diario de Catarino Garza, quien en tierras estadounidenses tiene queemprender un movimiento por defender los derechos de los mexicanos, y en tierras
mexicanas se le reprocha su desarraigo con lo nacional: sin antes haber tenido que
romperle las narices a un abogado y a un oficial del ajrcito [sic] ambos mexicanos y de
Matamoros, por elsimple motivo de que haban dado en llamarme texano; renegado de
mi pas y no s qu otro calificativo (Garza Guajardo, p. 85).
La frontera, cualquier frontera, es por s misma heterognea y problemtica:
La frontera, ese sitio de fisin y fusin cultural simultneas, se convierte en un
lugar convocante para pensar una geografa que representa en s misma un
smbolo de posesin, pero cuyos elementos caractersticos, as como sus
personajes, desafan, por su marginalidad el poder hegemnico del centro,
siendo, al mismo tiempo representantes simblicos de ese centro. La frontera as
concebida como terreno de interpretacin y de separacin a la vez, como lucha
continua entre elementos en unin y desunin, otorga una especial dinmica yuna significativa vitalidad a una zona de acceso y de invasin, de obstculo y de
proteccin (Hernando, pp. 111-112).
La regin de la actual frontera Mxico-Estados Unidos, desde antes de la
divisin establecida por medio del tratado Guadalupe Hidalgo en febrero de 1848, ya
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manifestaba su carcter conflictivo por la diversidad socio-cultural al compartir el
mismo espacio mexicano, tribus indgenas que no haban logrado ser sometidas, y
colonos angloamericanos. El colapso de la repblica federal y la implantacin del
centralismo en 1835, constituyeron los detonantes que aceleraron la separacin de
Texas. Al tomar Samuel Houston el mando de los pronunciados angloamericanos, se
defini la va de la independencia, la cual se termin declarando el 2 de marzo de 1836 y
nombraron a David L. Burnett como presidente y a Lorenzo de Zavala como
vicepresidente (Herrera, p. 135) y fue reconocida por el presidente estadounidense el 3
de marzo de 1837. Finalmente, al intervenir Estados Unidos (a quien ya se habaanexado Texas en 1845) en el conflicto, Mxico se ve obligado a ceder el territorio de
Texas, as como California y Nuevo Mxico.
Con la ocupacin norteamericana el noreste mexicano se vio positiva y
negativamente marcado: se activ la economa, sobre todo en el complejo portuario
Matamoros-Bagdad (Herrera, p. 143); sin embargo, quebrant anmicamente a la
poblacin y la prdida econmica fue en general mayor:
Perdi [Tamaulipas] una tercera parte de su territorio. En sta tenan sus ranchos
y agostaderos los habitantes de las villas del norte, y haba adems una
poblacin, situada a la izquierda del Bravo: Laredo. Segn clculos de la poca,
la franja del Nueces comprenda 3743 leguas cuadradas, en las que se perdieron
siete millones de pesos en bienes pecuarios (Herrera, pp. 145-146).
La situacin fronteriza de Matamoros, lugar de impresin de Romance
brazilense, ubica a la novela en medio de conflictos sociales, entre los que resalta el de
identidad y en medio de influencias culturales diversas.
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EL BRAZILENSE Y SU RELACIN CON EL PROGRESISMO MXICO-AMERICANO
Mi alma que en tinieblas fu indecisaespera una palabra que la aliente;quiere ser quisiera una serpiente
que hiere al presuntuoso que la pisa!Amrico Paredes Manzano
El estado actual en los estudios de la literatura decimonnica del noreste mexicano no
brinda las herramientas necesarias para especular sobre la identidad del Brazilense, ya
que gran parte de las publicaciones de la poca se encuentran perdidas o son de difcil
acceso al investigador literario. Adems que no se tiene un inventario detallado de los
intelectuales matamorenses de la poca. Sin embargo, la relacin de personajes nos
permite identificar alBrazilense en un grupo de pensadores y activistas fronterizos.
En el ejemplar conservado deRomance brazilense no se encuentran ms que dos
referencias claras de personajes reales: el exlibris que consigna: Jos M. Martnez. H.
Matamoros Tamps., del que podemos deducir la pertenencia original del ejemplar; y
Len A. Obregn, el tipgrafo de la novela.
De la carrera de Len A. Obregn, aunque difcil de rastrear por no tratarse de
una personalidad reconocida a nivel nacional, es posible identificar, principalmente por
el diario de Catarino Garza, algunos rasgos. Sabemos que Len A. Obregn emigr a
Brownsville, Texas, en el ao de 18798 y que inici su vida laboral en Estados Unidos
como tipgrafo en una imprenta mexicana.
Indica Catarino Garza que poco tiempo despus de su instalacin en
Brownsville, Obregn not la deplorable situacin de los mexicanos en Estados Unidos,
y las pobres condiciones en la poltica de aquella ciudad (para esas fechas Catarino
8 Catarino Garza duda de recordar con exactitud el ao: Al siguiente ao o sea el ao de 1819 si no meequivoco, emigr a Brownsville el inteligente mexicano Len A. Obregn (Garza Guajardo, p. 78)
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Garza ya haba tenido diversos conflictos por tratar de revertir ambas situaciones), por lo
que unindose con Antonio P. Trevio, fundaron la sociedad Jurez, con lo que se
cristaliz el activismo de los tres. Catarino Garza expone en su diario las ideas del
grupo:
No slo se trataba de salvar a un solo individuo, nuestro objeto fue engendrar el
espritu de sociabilidad y el amor a la patria, as como tambin a bandera
desplegada los abusos que se cometan con nuestros compatriotas que en lo
absoluto carecan de representacin (Garza Guajardo, p. 78).
Habiendo fundado la sociedad Jurez, Obregn seal a Garza la necesidad de
un peridico que sirviera como rgano de dicha sociedad, por lo que adquirieron una
imprenta con la que publicaron El Bien Pblico, del que lamentablemente, de acuerdo a
lo que menciona Nicols Kanellos, enHispanic Periodicals in the United States, Origins
to 1960, no se conserva ningn ejemplar. Esta publicacin, como era de esperarse,
provoc mltiples disgustos en la ciudad, incluso Obregn sufri un asalto que, por la
importancia que Catarino Garza le da en su diario, podramos interpretar como un acto
de intimidacin hacia el grupo: Obregn es atacado con un pual en el pecho, pero se
salva gracias a unos peridicos que tena en la bolsa del saco. En enero de 1880 Garza y
Obregn, unindose con Juan Maza y Francisco Larraquita, organizan la sociedad
Hidalgo.
En el ao de 1880 Catarino Garza se traslada por motivos personales a
Matamoros, y desde ah se pierde el rastro de Obregn a travs de su diario. La siguiente
referencia que tenemos del citado tipgrafo es la publicacin de Romance brazilense, en
1883, en la ciudad de Matamoros, Tamaulipas. Aunque la referencia de Garza sobre su
relacin con Obregn es tan breve que pareciera limitarse a las sociedades Jurez e
Hidalgo, en ese momento exista una red de progresistas y revolucionarios en el noreste
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mexicano y sur de Texas,9 como algunos participantes de la revolucin de Tuxtepec,
entre ellos el Doctor Ignacio Martnez, quien resultara fundamental en la vida
revolucionaria de Catarino Garza.10
El estado incipiente de las escuelas literarias en el noreste mexicano del siglo
XIX, as como la falta de documentacin sobre las mismas, complica el acercamiento a
la literatura decimonnica de esta regin, por lo cual es prioritario trabajar en los
aspectos ms bsicos de la bibliografa e historia literaria del noreste para poder
comprender las expresiones literarias de la regin en su propio contexto. En el caso de
Romance brazilense, afortunadamente se han encontrado las referencias necesarias parapoder ubicarla en un crculo intelectual especfico, del que es posible destacar algunos
aspectos fundamentales como son el sentimiento de desarraigo propio de los migrantes,
la actitud beligerante ante la actitud antimexicana en Estados Unidos, una adelantada
idea progresista civil, el desacuerdo contra el poder central mexicano y por lo tanto el
desencanto por el ltimo de los movimientos revolucionarios de su poca: la Revolucin
de Tuxtepec, movimiento al que convoca Porfirio Daz contra el gobierno de Lerdo de
Tejada y por medio del cual Daz inicia su dictadura. Aunque es posible identificar estos
aspectos en torno al grupo donde surgeRomance Brazilense, definitivamente quedan sin
resolver aspectos importantes como la identidad delBrazilense.
9 Algunos investigadores identifican la red de revolucionario a nivel panamericano, como CsarMorado lo expres en la mesa redonda Catarino Garza y la revolucin de 1981, organizada por laCtedra Celso Garza Guajardo el da 10 de noviembre de 2010 a las 7:00 hrs en el Colegio Civil CentroCultural Universitario.
10 Al regresar de su segundo gran viaje alrededor del mundo, el cual narra en Ignacio Martnez. ViajeUniversal. Visita a las cinco partes del mundo. Nueva York:Jos S. Molins, 1886. p. 270.
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EL ESPLENDOR ECONMICO DEL NORESTE
A pesar de que desde el siglo XVII D. Alonso de Len, el Mozo, despus de sondear el
ro Bravo, comunic a la Corona la recomendacin de construir un puerto en el punto
donde este ro desemboca en el Golfo de Mxico, fue hasta 1820, siendo el alcalde D.
Jos Ma. de Chapa, cuando se recibieron Reales rdenes de la Corona Espaola para
que se construyera el Puerto del Refugio en la desembocadura del Ro Bravo del Norte
(Canseco Botello, p. 70). Sin embargo, dos factores, ms relacionados con la poltica
nacional de los Estados Unidos que la de Mxico, contribuyeron al desarrollo
econmico del complejo portuario Matamoros-Bagdad: la Guerra Civil en Estados
Unidos y la invasin norteamericana al noreste mexicano. La primera por el hecho de
que durante la guerra civil norteamericana, la Unin bloque todos los puertos
Confederados del Atlntico en suelo estadounidense, por lo que se vieron obligados a
valerse del puerto de Bagdad para su abastecimiento (Canseco Botello, p. 70) y la
segunda porque al ser invadido el noreste de Mxico por los Estados Unidos durante la
guerra, desaparecieron los duros aranceles mexicanos y se aplicaron bajas tarifas a las
importaciones y a las extracciones de plata, lo que signific que Matamoros comenzara
a funcionar como un puerto libre (Herrera, p. 143).
La rpida transformacin del noreste mexicano, gracias al prspero comercio
durante la Guerra Civil estadounidense, se puede apreciar en la descripcin que de esta
zona hace Melinda Rankin, misionera evanglica estadounidense del siglo XIX.
Obligada en 1862 por las altas rentas que se cobraban en Matamoros (debido a que el
enorme flujo de mercancas motivaba a utilizar todos los espacios posibles para este fin),
Rankin toma la decisin de volver por agua a Nueva Orleans mientras las condiciones
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polticas de ambos pases mejora, por lo que se dirige a Bagdad para tomar un barco,
pero un banco de arena en el puerto la oblig a pasar algunas noches en la ciudad, donde
no pudo encontrar ms alojamiento que algunas goletas; sin embargo, tres aos despus,
en 1865, al regresar a Bagdad, hace una descripcin totalmente distinta:
Cruc el ro Bravo y hall Bagdad muy mejorado desde el tiempo en que no se
poda hallar otro alojamiento adems de una goleta. Se haban erigido negocios
de todo tipo, y su apariencia general indicaba que era un pueblo comercial de
primera clase. Vastas cantidades de bienes de todas partes del mundo haban
pasado por Bagdad, por el que todo el Sur haba recibido sus suministros
(Rankin, p. 180).
Tambin Rankin recoge el testimonio de los habitantes de Bagdad, quienes, al
enterarse de la posibilidad de que la Guerra Civil terminara, teman por la continuacin
de esa pujanza econmica:
Si estas noticias son verdaderas no se embarcar por Bagdad ms algodn ni
bienes dijo un habitante de Bagdad a RankinMuchos como l hubieran
estado contentos de que la guerra y el derramamiento de sangre continuara
indefinidamente, si con eso podan continuar ganando dinero (Rankin, p. 181)
Jos Ral Canseco Botello (p. 71) hace referencia a la hiptesis que sealan que
Bagdad desapareci en octubre de 1867 al ser barrido por un cicln; sin embargo, l
menciona que es posible demostrar con documentos que sigui funcionando como
puerto hasta el ao de 1889, mientras que el poblado que se trasladara de la
desembocadura del ro Bravo a Las Lomas despus del cicln, permanecera hasta 1913,
pero ya con muy contados habitantes.
A pesar de que para la fecha de publicacin de Romance brazilense, 1883, la
situacin econmica en Matamoros y Bagdad ya se encontraba en franca decadencia, el
vigor de su comercio y economa en aos anteriores les permiti tener una arraigada
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relacin cultural con otras naciones, principalmente Estados Unidos; adems de gozar
del servicio de importantes instituciones culturales como el Instituto Literario de San
Juan, abierto en 1858 por un decreto del entonces Gobernador del Estado, Lic. y Gral.
Juan Jos de la Garza (Canseco Botello, p. 138), donde se formaron importantes
personalidades de la cultura del noreste como Jos Mainero, Guadalupe Mainero, Lucas
de la Garza, Manuel Romero, Adalberto Argelles, Celedonio Junco de la Vega, adems
de que permiti ofrecer ctedra a personalidades como Juan Luis Tercero, Guadalupe
Mainero, Manuel de la Cruz, Miguel Barragn, Jos C. Mainero y Jos Arrese (Canseco
Botello, p. 140). La fundacin del Colegio de San Juan de Letrn se anticipara a la delColegio Civil en Monterrey, el cual, aunque fue aprobado por la Legislatura de Nuevo
Len desde el 4 de noviembre de 1857, sera creado hasta el 30 de octubre de 1859,
iniciando sus cursos el 5 de diciembre (Gonzlez, p. 57). El establecimiento de ambos
institutos vendra a fortalecer la educacin superior en Nuevo Len, lo que, aunque no
llegara a fomentar la creacin de un mercado cultural que permitiera la publicacin de
novelas con fines comerciales, s permitira expresiones como el Romance brazilense,
que por no nacer en el seno de una escuela literaria y por no ajustarse a los modelos
nacionales, son consideradas de bajo valor.
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ALGUNAS PROPUESTAS PARA LA PERIODIZACIN DE LA LITERATURA MEXICANA
DEL SIGLO XIX
Despus de consumada la Independencia, se iniciaron en Latinoamrica esfuerzos por
forjar en los diversos pases una identidad nacional,11 que les permitiera estabilizar la
complicada estructura sociocultural, proceso en el que la literatura jug un papel
fundamental: en ella se vieron reflejadas las propuestas de ideales nacionales, y a la vez,
al llegar a los lectores, propiciaron el sentimiento nacional.
De los intentos de periodizar la literatura mexicana del siglo XIX se pueden
distinguir claramente dos lneas distintas: en una se identifican las manifestaciones
literarias mexicanas como un reflejo de lo que suceda en Europa, donde se denominan
los periodos de la literatura mexicana con el nombre de las grandes escuelas europeas,12
y en la otra se utilizan los nombres de escuelas literarias, publicaciones o sucesos
histricos que se desenvolvieron en la Ciudad de Mxico en el siglo XIX. 13 Ambas
posturas consideran para sus propuestas de periodizacin exclusivamente la vida cultural
11 Sobre la relacin del nacionalismo con las historias de las literaturas nacionales, menciona BelemClark de Lara:
George G. Gervinus, en 1833, al elaborar una historia literaria, plante sustituir ladescripcin por la reflexin, explicando que el historiador, para investigar su objeto,debera encontrar una nica idea central que incorporara la serie de hechos que l sepropona estudiar, as como las necesidades de manifestarse en ellos y de relacionarloscon los acontecimientos mundiales. En sus trabajos, Gervinus recogi, como hiloconductor de su manera ideal de explicar la historia, el supuesto de idea histricaque Whilhem von Humboldt puso al servicio de la ideologa nacional. A partir de esemomento, la idea de filosofa ilustrada de la historia se desintegr en una multiplicidadde historias nacionales (Clark de Lara, p. 25).
12 Dentro de esta clase de periodizacin se podran ubicar, entre otras, las propuestas de Alicia PeralesOjeda [Neoclasicismo, Romanticismo, Nacionalismo y Modernismo (Clark de Lara, p. 72)] y la quepropone Belem Clark de Lara siguiendo con la misma nomenclatura a Alicia Perales, nicamentemodificando las fechas en las que cada quien propone el inicio y fin de cada periodo literario.
13 La ms actual es la propuesta generacional de Fernando Tola de Habich [Generacin de la Arcadia,Generacin de la Independencia, Generacin de la Academia de Letrn, Generacin del Liceo Hidalgo,Generacin del Renacimiento, Generacin de transicin, Generacin del modernismo, Generacin dela Revolucin (Tola de Habich, p.216)].
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que las lites desarrollaron en la Ciudad de Mxico, de manera que la historia de la
literatura mexicana se convierte en una suerte de historia de la literatura de la Ciudad de
Mxico. Sobre todo la segunda postura resalta el aspecto de parcialidad geogrfica al no
slo limitar su estudio a la literatura capitalina, sino incluso utilizar como nomenclatura
las escuelas que, aunque tuvieron gran repercusin en la vida cultural de la capital, en
realidad no trascendieron a nivel nacional, al grado que resultara inconveniente
clasificar la obra de autores decimonnicos del noreste en algunos de los periodos
propuestos por estos tericos.
La historiografa de la literatura mexicana, al abordar un campo de estudioheterogneo desde una visin homogeneizante basada en la bsqueda de una identidad
nacional, omite en su estudio mltiples tradiciones. No slo la limitacin geogrfica
impide a la historiografa de la literatura mexicana lograr un anlisis no cancelatorio de
algunas expresiones literarias, sino tambin motivos sociales, tnicos, de gnero,
etctera; sin embargo (aunque no por ello se tenga la intencin de manifestar que no es
necesario un estudio que aborde la heterogeneidad de la literatura mexicana desde una
perspectiva ms amplia), en la presente investigacin se tomar en cuenta
principalmente la omisin por cuestiones geogrficas y lo que esto implica: influencias,
lenguaje, desarrollo editorial, condiciones socioeconmicas.
BREVE REPASO DE LA NOVELA EN EL NORESTE DEL SIGLO XIX
Las condiciones sociales y culturales de la Nueva Espaa, as como la prohibicin
mediante la Real Cdula del 4 de abril de 1531 hac ia los libros de romances, de
historias vanas o de profanidad (Mata, p. 23), retardaron considerablemente el
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nacimiento de la novela en Mxico el cual se logra hasta 1816 con el Periquillo
Sarnientoe hicieron ms difcil que este gnero adquiriera prestigio.
En el noreste la historia de la novela es mucho ms tarda, ya que las ms
antiguas son relativamente recientes. Alfonso Rangel Guerra en Novela y narrativa de
Nuevo Len, apuntes para su historia, comienza su repaso de la narrativa en Nuevo
Len con lasMemorias de Fray Servando Teresa de Mier, la que aunque no considera la
primera novela del noreste, s la primer obra narrativa de Monterreylo que valdra la
pena revisar considerando la ignorada produccin colonial. La primera novela de la
que se ha encontrado referencia esEl Conde de Grevy, de J. Agustina Baur de Wantiez,citada por Hctor Gonzlez en Siglo y Medio de Cultura Nuevoleonesa; de la escritora
menciona el mismo autor que form parte de las colaboradoras de El Jazmn, editado
por Miguel F. Martnez en 1874, el ao y lugar de edicin de la novela no son
mencionados, tampoco ningn dato biogrfico adicional; sin embargo, se puede inferir
que su publicacin fue en la segunda mitad del siglo XIX, ya que El Jazmn fue
publicado entre el 1 de marzo al 14 de junio de 1874. Es despus de El Conde de Grevy
(o antes considerando la inexactitud en la fecha de publicacin de sta), donde podemos
ubicar a Romance brazilense, novela que, aunque probablemente no sea la primera del
noreste mexicano, s es la ms antigua de la que se conoce un ejemplar. En Algunos
apuntes acerca de las letras y la cultura de Nuevo Len Rafael Garza Cant hace
referencia a Jos Elizondo como escritor de novelas cortas: Jos Elizondo, que ya ha
sido laureado como autor de cuentos o novelas cortas, ha escrito buenas odas, elegas,
madrigales, composiciones descriptivas (Garza Cant, pp. 598-599). Tambin
Gonzlez menciona de Felipe Guerra Castro que tena en preparacin algunas pequeas
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novelas, que nunca se resolvi a publicar, porque a pesar de haberlas retocado bastante,
nunca le parecieron suficientemente acabadas (Gonzlez, p. 214) y hoy conocemos un
fragmento de su novela La nica mentira, la cual Florencia Romo se dio a la tarea de
editar a partir de un manuscrito autgrafo del autor y recortes del peridico La voz de
Nuevo Len, donde la novela fue publicada por entregas a principios del siglo XX.
Tambin vale la pena considerar en este breve repaso la novela en el sur de Estados
Unidos, ya que desde tiempos en los que en Mxico no haba produccin novelstica en
torno al noreste, ya se produca en otros lugares del mundo novelas que trataran el
conflicto entre Mxico y Texas, comenzando con la novela en francs L'Hrone duTexas: ou, Voyage de madame * * * aux tats-Unis et au Mexique, publicada en Pars en
181914bajo el pseudnimo a Texian (Graham). Una de las grandes lneas temticas de
la novela que aborda la situacin texana es justamente el espritu anti-mexicano, como
Mexico versus Texas, publicada en 1838 y en la cual se incorporan eventos histricos
como la Masacre de Goliad y la Batalla de San Jacinto (Graham). Tambin dentro de
esta lnea temtica se pueden ubicar las obras que tratan la batalla del lamo como Inez:
A Tale of the Alamo (1855), de Augusta Evans Wilsons o Remember the Alamo (1888)
de Amerlia E. Barr (Graham).
De las novelas escritas y publicadas en el noreste mexicano en el siglo XIX, la
nica de la que se conserva un ejemplar es de Romance brazilense, por lo que es
fundamental para el estudio de la evolucin de la narrativa en el noreste mexicano. De
su anlisis se puede identificar en la novela decimonnica del noreste mexicano una
falta de madurez tcnica tanto en el dominio de los recursos narrativos, como de los
editoriales y tipogrficos; caractersticas que se pueden extender a novelas norestenses
14 Ao en el que Texas an era territorio mexicano.
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de principio de la primera dcada de principios del siglo XX, como la de Felipe Guerra
Castro y las de Eusebio de la Cueva.
El estudio en torno a la literatura del noreste que abarca la referencia ms antigua
a una novela es el de Siglo y Medio de Cultura Nuevoleonesa, de Hctor Gonzlez,
quien se refiere a la ya citada novelaEl Conde de Grevy; sin embargo, su juicio sobre la
misma es muy pobre, ya que de ella slo menciona que es una novela de incoloros
trazos europeos (Gonzlez, p. 206). Alfonso Rangel Guerra en Novela y narrativa de
Nuevo Len, apuntes para su historia, aunque comienza su repaso de la narrativa del
Nuevo Len con las Memorias de Fray Servando Teresa de Mier, como se hamencionado antes, considera que la primer novela publicada en Nuevo Len es La nica
mentira, de Felipe Guerra Castro, de la que menciona que carece
De un adecuado desenvolvimiento narrativo, los personajes no alcanzan una
slida configuracin y la historia misma no conduce a un conflicto o desenlace,
de manera que el ritmo de la novela se abate por momentos y el texto mismo no
logra erigir la atmsfera adecuada para la presentacin de los sucesos narrados
(Rangel Guerra, p. 231)Otro de los estudiosos de la literatura del noreste que tratan la cuestin de la
novela en su obra es Carlos Gonzlez Salas, quien en su Historia de la Literatura en
Tamaulipas, la primera novela que menciona es Nati Pat. Los indios brbaros de
Yucatn en 1853 y episodio de la Guerra de Castas, publicada en 1893.
Federico Gonzlez Naez en Crnica de la cultura en Coahuila inicia su lista de
narradores coahuilenses con Jos Garca Rodrguez, nacido en 1872 y de quien slo se
public el libroRelatos, misterio y realismo en 1948 por la Editorial Jus.
El limitado tratamiento de la novela decimonnica del noreste revela la falta de
prestigio que este gnero ha tenido ante la crtica no slo de sus contemporneos, sino
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tambin del siglo XX; las pocas referencias que en la crtica del noreste aparece sobre la
novela de esta regin, son desfavorables, y no ser hasta que El hombre de barro, de
Adriana Garca Roel, obtenga el premio nacional Miguel Lanz Duret que la crtica
regional, al tener una obra narrativa legitimada por la capital del pas, comience a tomar
en cuenta la narrativa regional.
El carcter semitico de la obra literaria y del libro como objeto cultural le
confiere a la novela decimonnica del noreste mexicano la posibilidad de interpretarse
en trminos distintos al que los crticos literarios del siglo XX han utilizado al acercarse
a este corpus literario, ya que las mismas deficiencias tipogrficas, estilsticas ylingsticas son significativas ubicadas en su contexto sociohistrico, de manera que el
desprestigio y la falta de inters de la crtica por la novela decimonnica del noreste se
debe ms al deficiente enfoque terico-metodolgico que a la falta de importancia de las
obras estudiadas. Adems, la falta de un estudio bibliogrfico riguroso en torno a la
literatura decimonnica del noreste y la total divisin de los estudios en entidades
federativas, dificultan el trabajo del investigador.
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IV. ANLISIS DE LA NOVELA
Romance brazilense versa sobre la relacin romntica entre Emilia y el doctor
Amaral. La estructura formal simula una largusima carta donde el mismo Amaral
refiere a un amigo suyo, El Brazilense, la historia. Se perciben claramente en la
novela dos unidades espacio-temporales divididas por el viaje que Amaral realiza a
Europa. En la primera los personajes son jvenes: Amaral recin egres de la carrera de
medicina y Emilia apenas tiene catorce aos. En la transicin de una unidad a otro en
Amaral no operar ningn cambio sustancial, sin embargo, en Emilia la transformacin
ser evidente. En la primera Emilia, adems de fea, es una nia tmida y recatada;
tambin se enfatiza la manera en que constantemente busca ocultarse: ya con el vestido
al cubrirse excesivamente, ya con su proxemia al siempre encogerse y
esconderse; al grado que su padre, el seor Duarte, le deca que mandara hacer para
ella un saco de lana con dos agujeros que sirvan de ojos, para que as te ocultes mejor
(Brazilense, p. 4).
La accin determinante de la primera unidad espacio-temporal es la repentina
enfermedad de Emilia: La nia arda en fiebre desde la vspera, quejndose de fuertes
punzadas al corazn. Todo indicaba una afeccin pulmonar (Brazilense, p. 5). Jeraldo,
hermano de Emilia, busca a Amaral ante el desesperado encargo de su padre de buscar
un mdico. A pesar de que el novel mdico le advierte al joven sobre su inexperiencia,
Jeraldo insiste en que asista a su hermana.
El extremo recato de Emilia dificulta el trabajo del mdico, ya que se niega a ser
auscultada. La insistencia de toda la familia ser intil, ya que de ninguna manera
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accede a que Amaral desabroche su vestido para revisar su respiracin y ritmo cardiaco.
Al final de cuentas, Emilia sana, por lo que el doctor se gana el aprecio de la familia.
La segunda unidad espacio-temporal comienza al regresar Amaral de Europa. El
cambio ms evidente lo presenta Emilia, quien pasa de ser una fea y sin gracia
(Brazilense, p. 4) a una hermosa joven en quien ha actuado un sublime trabajo de
eflorecencia (Brazilense, p. 19). No slo cambia fsicamente, sino que tambin deja
de ser tmida, se desenvuelve en la elitista sociedad sobre todo durante los bailes
que organizan en la casa de su ta o de su mismo padrey es asediada por un squito
de pretendientes. En este cambio fsico y psicolgico, opera en Emilia unatransformacin del arquetipo ms comn en la literatura romntica mexicana,15 el de la
mujer frgil,16al arquetipo de la mujer fatal.17
Amaral, deslumbrado por la belleza de la muchacha, se enamora; sin embargo,
ella muestra un profundo resentimiento por la indiscrecin que considera que el doctor
tuvo al tratarla durante su enfermedad. Aprovecha cada oportunidad que tiene para
hacerlo sentir mal, pero tambin, al sentir que el doctor se cansa de su actitud le da
15 Haciendo un recuento de la narrativa mexicana del siglo XIX anterior a Romance brazilense, es fcillocalizar ejemplos emblemticos de mujeres frgiles, como en La sensitiva de Daz Covarrubias, enBotn de rosa de Florencio M. Del Castillo, pero muy pocas mujeres fatales, como pudiera ser el casode Euclea o la griega de Trieste del Conde de la Cortina.
16 Belleza, bondad y pureza se entrelazan para conformar el tipo de lafemme fragile, que tuvo suorigen en los prerrafaelitas ingleses de mediados de siglo, muy en consonancia, por otra parte, con elculto burgus a la monja domstica (Chaves, p. 56), Quedan fuera de tal modelo la salud, la fuerza,que son mal vistas en una mujer, cuya virtud se comprueba en una constitucin enfermiza [...] puedeapreciarse en las innumerables moribundas, tsicas que pueblan los cuadros , versos y prosas de finde siglo, en las que se entrelazan virtud y enfermedad, y cuya mxima prueba de amor es morir por elamado (Chaves, p. 50).
17 rika Bornay, con respecto a lafemme fatale, o mujer fatal, menciona que En sntesis, podemosafirmar que en su aspecto fsico han de encarnarse todos los vicios, todas las voluptuosidades y todaslas seducciones. En lo que concierne a sus ms significativos rasgos psicolgicos, destacar por sucapacidad de dominio, de incitacin al mal, y su frialdad, que no le impedir, sin embargo, poseer unafuerte sexualidad, en muchas ocasiones lujuriosa y felina, es decir, animal (p. 115)
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sutiles esperanzas de ver cristalizado su amor, con lo que logra mantenerlo entre sus
pretendientes.
Despus de diferentes disgustos provocados, principalmente, por la actitud de
Emilia, ella accede a la amistad de Amaral con quien tiene citas, pero ante la
sociedad mantienen la amistad en secreto y durante los bailes la joven sigue
mostrndose indiferente ante el doctor.
Amaral, cansado de que Emilia siga aceptando el halago de otros hombres y que
evite la demostracin pblica de su amistad, ste se lo reprocha y ella, aunque reacciona
en una primera instancia con disgusto, finalmente accede a desdear el cortejo de otroshombres. Pero no durara mucho tiempo la promesa de Emilia de no salir sin l a los
bailes y salones. Das despus de la promesa, llegando Amaral a casa de la joven a
visitarla, la encuentra preparndose para salir. Ante el reclamo del doctor, Emilia le
refiere la imposibilidad de que ella acte como l se lo solicita, por lo que Amaral se
desilusiona y dice no amarla ms.
Fiel a su actitud, Emilia aprovecha el quedarse sola con Amaral en la casa de la
ta, y le pregunta con maliciosa ternura: Ya no me ama Por qu huye entonces de m?
Tiene miedo? (Brazilense, p. 164), a lo que el doctor responde con mpetu brutal
(Brazilense, p. 164) tomndola con fuerza del brazo, imprimindole una marca en las
muecas. Ella, lejos de quejarse, Posaba en sus labios una sonrisa de mrtir
(Brazilense, p. 164). La relacin violenta que se dibuja desde ese momento, se concreta
con la agresin que al final de la novela Amaral le inflige a Emilia, con la que ella
cambia de actitud de manera definitiva, convirtindose en una mujer recatada y
convencida de su destino marcado por la violencia. Amaral conceptualiza su amor
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sdico al discutir con Emilia, cuando establece una relacin semntica entre el amor y
lexemas vinculados con la violencia: es el amor brutal, hambriento, repasado de odio
(Brazilense, p. 174), y Emilia confirma su ingreso a la relacin de sometimiento al
escribirle una carta a Amaral donde le expresa lo imprescindible que para ella resulta el
dolor que l le provoca:
Qu suprema delicia, Dios mio! Fue para m el dolor que me causaban mis
pulsos lastimados por tus manos! Cmo bendije este sufrimiento!... Era alguna
cosa de ti, un mpetu de tu alma, de tu clera indignacin que habia quedado
en mi persona y penetraba para tomar posesion de lo que te perteneca. Ped
Dios que conservase indeleble ese vestigio de tu ira, que me beatificase comouna cosa tuya (Brazilense, p. 178).
Lo expuesto arriba muestra a Romance brazilense como una novela que resulta
problemtica correspondiendo a su conflictivo contexto: un punto geogrfico donde
convergen unindose y repelindose dos culturas la angloamericana y la
mexicana, trfico internacional por la pujanza del puerto de Bagdad, un grupo de
intelectuales progresistas opositores al rgimen mexicano pero a la vez defensores de
lo que hasta el momento se haba definido como lo mexicano y una incipiente
tradicin narrativala del noreste mexicano. Al igual que los wankas estudiados por
Cornejo Polar, donde la imperfeccin formal de la obra literaria refleja la manera en que
el discurso literario se ve atravesado por diversas culturas, Romance brazilense se ve
permeada por la situacin cultural del Matamoros de finales del siglo XIX.
En la tradicin hispnica decimonnica, el trmino romance alude a la acepcin
vinculada con la lrica. O sea, la composicin lrica que consiste en un nmero ms o
menos extenso de octoslabos, de los cuales los impares son sueltos y los pares
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asonantes bajo una misma rima. Los romances populares, antiguos y modernos, admiten
la mezcla de asonancia y consonancia (Navarro Toms, p. 152). A pesar de que el
trmino proviene de la poesa heroica medieval de carcter narrativo, el escaso
empleo del mismo para referirse a novelas decimonnicas en hispanoamrica, revela su
poca aceptacin para referirse a los trabajos novelsticos durante el periodo estudiado.
La definicin basada en la tradicin angloamericana y en la propuesta de
Richard Chase en The American Novel and Its Tradition (1957)que Doris Sommer
ofrece de romance, est orientada a la comprensin de obras narrativas, donde adems
se hace una distincin muy clara entre la novela y el romance: By romance here I meana cross between our contemporary use of the word as a love story and a ninteenth-
century use that distinguished the genre as more boldy allegorical than the novel18
(Sommer, p. 5). A pesar de que en la narrativa latinoamericana del siglo XIX no se logra
percibir una diferencia entre el romance trmino que es inusualy la novela, como
Sommer lo demuestra en Fundational Fictions, la novela latinoamericana tena al
modo del romance angloamericanoun carcter alegrico. Ignacio Manuel Altamirano
enRevistas literarias de Mxico (1821-1867) reconoce el carcter simblico-ideolgico
de la novela, sin embargo, l no establece categoras partiendo de esto como Chase y
Sommer, sino que identifica a este gnero como una expresin simblico-ideolgica:
La novela hoy ocupa un rango superior, y aunque revestida con las galas y
atractivos de la fantasa, es necesario no confundirla con la leyenda antigua, es
necesario apartar sus disfraces y buscar en el fondo de ella el hecho histrico, elestudio moral, la doctrina poltica, el estudio social, la predicacin de un partido
18 Por romance, entiendo una interseccin entre nuestro uso contemporneo del vocablo comohistoria de amor y el uso del siglo XIX, que distingua el gnero como ms alegrico que la novela.Traduccin de Sonia Jaramillo y Adriana de la Espirella en Doris Sommer. Ficciones fundacionales. Lasnovelas nacionales de Amrica Latina. Bogot: Fondo de Cultura Econmica, 2004. p. 22.
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o de una secta religiosa: en fin, una intencin profundamente filosfica y
trascendental en las sociedades modernas (Altamirano, 2002, pp. 17-18)
EnRomance brazilense, desde el empleo del trmino romance en el ttulo con la
acepcin angloamericana del siglo XIX es del gnero narrativo y no lrico, se
revela como una obra transcultural, donde convergen elementos de tradiciones distintas,
adems, desde ambas tradiciones la angloamericana y latinoamericana, de acuerdo
a lo comentado por Sommer y Altamirano, como una narracin simblica.
En el siglo XIX, mientras Ignacio Manuel Altamirano iniciaba la bsqueda de
una literatura nacional en la que se privilegiara el paisaje, las costumbres, tradiciones y
personajes tpicos del pas; Romance brazilense se mantiene totalmente al margen del
sello nacional que Altamirano le imprime a la novela, mas no del carcter ideolgico
que, como el autor deEl Zarco sealara, posea la novela mexicana en el siglo XIX:
He aqu que hemos llegado al tiempo en que la novela, dejando sus antiguos
lmites, ha invadido todos los terrenos y ha dado su forma a todas las ideas y a
todos los asuntos, hacindose el mejor vehculo de propaganda. (Altamirano,
2002, p. 28).
Sin embargo, lo que ofrece ms dificultades, pero a la vez riqueza en una lectura
de la transculturalidad en Romance brazilense es el nivel formal del texto: los extraos
errores ortotipogrficos de sustitucin de unos tipos por otros y algunas estructuras
gramaticales que parecieran verse permeadas por el ingls.
Con fines prcticos, se dividir el acercamiento a la novela en un nivel
semntico, y en uno formal.
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SEMNTICA DE LA NOVELA
El anlisis semntico en este estudio parte de la lnea de interpretacin aplicada por
Doris Somer a la novela hispanoamericana del siglo XIX en Fundational Fictions, y la
empleada por Evodio Escalante a El Zarco enLas metforas de la crtica; as como de
la propuesta de una novela ideolgica que Ignacio Manuel Altamirano plantea en su
Revista literaria de Mxico. En los textos de Sommers y Escalante se conciben el
paisaje y los personajes como signos de las propuestas ideolgicas de la poca, o como
funciones semiticas; de acuerdo a lo expuesto por Umberto Eco en el Tratado de
semitica general, existe funcin semitica, cuando una expresin y un contenido estn
en correlacin, y ambos elementos se convierten en FUNTIVOS de la correlacin (Eco,
p. 83), sta es constituida siempre por uno (o ms) elementos de un PLANO DE LA
EXPRESIN colocados convencionalmente en correlacin con uno (o ms) elementos
de un PLANO DEL CONTENIDO (Eco, p. 83).
La metodologa de esta investigacin no se relaciona con la Semntica
estructural de Greimas y su modelo actancial, sino con las lecturas que los crticos
arriba citados hacen de los personajes y paisajes en la novela hispanoamericana
decimonnica. El trmino semntica, a pesar de que no es utilizado por Sommer ni por
Escalante, se emplea porque en la interpretacin que ambos hacen de los personajes y el
paisaje en la novela, se ha identificado como elemento comn la lectura de estos
elementos como una funcin semitica. Tampoco se utiliz semitica porque la exgesis
que se busca est ms relacionada con el plano del contenido que con el de la expresin
de la funcin semitica. Para Umberto Eco, en un sistema hidrulico en el que luces
indican el nivel del agua en una presa, la
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serie de estados del agua considerados como serie de NOCIONES sobre los
estados del agua, y que pueden convertirse (como ocurre en el ejemplo
propuesto) en serie de contenidos de una posible comunicacin. Como tales,
pueden ser transmitidos por seales elctricas (lamparitas), pero son
independientes de ellas: de hecho, podran ser transmitidos por cualquier otrotipo de seal, banderas, silbidos, hilos de humo, palabras, redobles de tambor,
etc. A esa serie de contenidos la llamamos un SISTEMA SEMNTICO (p. 64).
Tambin es conveniente antes de iniciar el anlisis, sealar que la intencionalidad
no es condicin para la funcin semitica: No requiere, como condicin necesaria para
la definicin del signo, que ste se emita INTENCIONALMENTE ni que se produzca
ARTIFICIALMENTE. La triada de Peirce puede aplicarse tambin a fenmenos que no
tienen emisor humano, como ocurre, por ejemplo, en el caso de los sntomas
meteorolgicas o de cualquier otra clase de ndice (Eco, p. 33). Esta caracterstica de la
funcin semitica es importante para la investigacin porque desliga al autor del
dominio total de la significacin de la novela, y legitima una exgesis de contenido
introducido mediante la influencia del contexto social e histrico.
Semntica del paisaje
Para la literatura mexicana decimonnica, el uso del paisaje resulta fundamental en su
bsqueda de la mexicanidaden dos sentidos: en la eleccin del paisaje mexicano como
escenario, y en el plano simblico del empleo del paisaje.
La definicin de paisaje como la copia de un espectculo de la naturaleza a
travs de las tcnicas del dibujo, la pintura o pginas del libro. No en el espectculo de
la naturaleza. El paisaje nace cuando el espectculo natural transita de la retina al alma
del observador para volcarse en tela o papel (Castagnino, p. 89), dentro de la lnea de
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anlisis seguida en esta investigacin, resulta insuficiente en su interpretacin simblica
en cuanto a la importancia de la ideologa en la descripcin paisajstica en la novela
decimonnica latinoamericana; en ella, el paisaje no slo se ve motivado por la
interioridad del autor en funcin de sus valores estticos, sino tambin ideolgicos.
Una de las novelas mexicanas donde mejor se aprecia la bsqueda de lo nacional
emprendida en el siglo XIX es El Zarco, de Ignacio Manuel Altamirano. Evodio
Escalante menciona que ElZarco, aunque se adentra mucho mejor en los terrenos de lo
novelesco [a diferencia de Navidad en las montaas], con la lucha entre buenos y malos,
entre hroes y villanos, no es un libro ajeno a lo que podramos llamar la configuracinarcdica. Tambin El Zarco propugna una situacin de equilibrio ideal,
cuasipedaggica (p. 169). En ella, la descripcin del paisaje y la botnica nacional,
aparecen desde el inicio de la novela con un sesgo ideolgico:
De cerca, Yautepec presenta un aspecto original y pintoresco. Es un pueblo
mitad oriental y mitad americano. Oriental, porque los rboles que forman ese
bosque de que hemos hablado son naranjos y limoneros, grandes, frondosos,
cargados siempre de frutos y de azahares que embalsaman la atmsfera con sus
aromas embriagadores. Naranjos y limoneros por dondequiera, con
extraordinaria profusin. Dirase que all estos rboles son el producto
espontneo de la tierra; tal es la exuberancia con que se dan, agrupndose,
estorbndose, formando speras y sombras bvedas en las huertas grandes o
pequeas que cultivan todos los vecinos, y rozando con sus ramajes de un verde
brillante y obscuro y cargados de pomas de oro los aleros de teja o de blago de
las casas. Mignon no extraara su patria, en Yautepec, donde los naranjos y
limoneros florecen en todas las estaciones.
Verdad es que este conjunto oriental se modifica en parte por la mezcla
de otras plantas americanas, pues los bananos suelen mostrar all sus esbeltos
troncos y sus anchas hojas, y los magueyes y otras zapotceas elevan sus
enhiestas copas sobre los bosquecillos, pero los naranjos y limoneros dominan
por su abundancia (Altamirano, 1964. pp. 9-10).
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Por el hecho de comenzar la novela con la descripcin del paisaje mexicano, ste
se privilegia sobre otros elementos de la narracin, presentndolo en cierta medida como
otro personaje que juega un papel importante en su retrica nacionalizante. Sin embargo,
ms all de la eleccin del paisaje mexicano, en un plano simblico, su descripcin
sugiere la sntesis de dos razas mediante la presentacin de dos botnicas distintas: una
extranjera naranjos y limoneros y una autctona bananos, magueyes y
zapotceas.
La sntesis que sugiere la descripcin de los campos de Yautepec es
problemtica, ya que se logra mediante una agrupacin en la que se estorban unos
elementos a otros y el resultado termina siendo spero. Tambin, el elemento
extranjero, por su abundancia, llega a parecer autctono (Dirase que all estos rboles
son el producto espontneo de la tierra), y finalmente, se reconoce su dominio (los
naranjos y limoneros dominan por su abundancia). Al final del captulo, la alegora se
aclara al expresar literalmente el dominio extranjero sobre el autctono en la propuesta
nacional: La poblacin toda habla espaol, pues se compone de razas mestizas. Lo s
indios puros han desaparecido all completamente (Altamirano, 1964. p. 11).
Todas las ediciones de El Zarco excepto la de Jos Luis Martnez y la de
Mara del Carmen Milln, proceden de la edicin de Barcelona, hecha sobre una
copia, no sobre el originalsegn dice el editor(Sol, p. X), sin embargo, gracias al
rescate de Manuel Sol, quien public un facsmil del manuscrito conservado en la
Coleccin Nattie Lee Benson de la Universidad de Texas en Austin, es posible no slo la
restitutio textus de El Zarco, sino revisar las enmendaduras que el mismo Altamirano
realiz a su manuscrito. Esto resulta ilustrativo en el pasaje citado arriba, ya que con el
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facsmil del manuscrito a la mano, observando las correcciones hechas por Altamirano,
se percibe cmo se suaviza el carcter de confrontacin que aun as es identificable en
cualquier edicin de la novela. En la primer variante se modifica cubriendo por
rozando; en la siguiente donde es an ms evidente este fenmenose sustituye
disputar por mostrar; ms adelante, elimina es evidente que cuando se refiere al
dominio de los naranjos y limoneros sobre la flora autctona. Con las palabras
empleadas en la forma original enmendadas en el manuscrito, es ms claro el carcter
ideolgico de estas lneas.
Yautepecque a partir de su descripcin se antoja un lugar paradisiaco, idealdentro de sus caractersticas paradigmticas se encuentra su vinculacin con el centro y
el buen trmino del proceso de mestizaje en su poblacin: Una de las prendas que
hacen que Yautepec sea Yautepec es su integracin mestiza. Yautepec no es un (vulgar)
pueblo de indios. En dado caso, y esto confirma su distincin, es el centro a donde
confluyen 'numerosos pueblecillos indgenas'. [...] l ocupa un escaln superior
(Escalante, p. 173).
EnRomance brazilense, la eleccin del escenario no tiene criterios nacionalistas,
ya que la narracin se desarrolla fuera del pas, con lo que se aportan elementos de un
cosmopolitismo incipiente:
Gozbase all de una vista magnfica, de buenos aires y sombrajes delicioso. El
arrabal era en aquel tiempo menos cultivado de lo que es hoy. Aun la guadaa
exterminadora de la civilizacin no escamondara los bosques que vestan losflancos de la montaa. La calle, ese brazo mil del centauro ciudad, solo aos
despus extendindose por las faldas clav las garras en las cspides frondosas
de las colinas.
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Ellas fueron en otros tiempos la verde corona de la jven Guanabra,(1)
hoy vieja regatona, pelada de sus matas, desnuda de sus prados.
Caminos pendientes y sinuosas veredas, serpenteaban entonces por las
faldas sombras de la montaa y prendian como un abrazo, las raras habitaciones
que blanqueaban de distancia a distancia entre el arbolado. Lmpidas corrientes,que la sed febril del gigante humano aun no estacara, rodaban tpidas por la
escarpa, saltaban de cascada en cascada iban huyendo y gorjeando al acercarse
las blancas bacas jaspeadas de csped.
Las palmeras en flor meneaban, con la dulce brisa de la tarde, los
brillantes plumajes como en una fiesta de campo las mas bellas muchachas
soberbias de sus adornos, balancean airosas al sonido de la msica las frentes
tocadas de cintas.
Crecan all bosques entupidos de bambs, que ceceaban blandamenteen cuanto los abanicos de las palmeras, vibrados por el viento, arpejeaban como
flauta rstica.
En aquellos sitios naciera Emilia y se creara.
Ellos fueron el molde de su alma, formada el contacto de esa fragosa
naturaleza llena de asperezas y umbrosas espesuras (Brazilense, pp. 58-60).
Al igual que enEl Zarco, en la descripcin paisajstica deRomance brazilense se
distinguen dos polos en pugna, pero mientras en aqul la lucha es entre elementos
autctonos y extranjeros, ste es entre naturaleza y modernidad. Tambin, mientras en la
novela de Altamirano la sntesis parece haber sido completada, al grado que los rboles
extranjeros pareciera que son el producto espontneo de la tierra; en Romance
brazilense la sntesis sigue en un proceso inacabado, del cual los personajes son testigos:
Cuando yo la conoca, y aun despus de mi regreso de Europa, era un viejo predio, feo,
irregular y construido en las faldas de la montaa (Brazilense, p. 58).
(1) Hija del Cacique que dominaba aquella regin del Brazil antes de la conquista, y que habitaba esecerro que conserva an su nombre [nota del texto original].
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Adems en Romance brazilense el paisaje trasciende por el vnculo simblico
que se establece entre la naturaleza y Emilia, quien encontr en los sitios naturales en
los que creci el molde de su alma. Se fortalece el vnculo al utilizar elementos
naturales en la construccin de tropos empleados para referirse a estados de nimo de
Emilia: Hay una parte del alma que pertenece a la familia y vive en ella, como las
races de esta planta en el seno de la tierra que la produce (Brazilense, pp. 81 -82); Te
has fijado en la dulce pubescencia de que la naturaleza visti ciertas frutas? Si nuestra
mano las alisa, experimenta una sensacin aterciopelada, si al contrario las eriza, el tacto
es spero. As era el pudor de Emilia (Brazilense, p. 100).Pero Emilia, a la vez representa la modernidad, ya que es por su influencia que la
casa familiar se transforma: Dijo entonces una palabra. De repente el feo edificio surji
de las ruinas mas grande y suntuoso entre jardines, mrmoles y juego de aguas; fu
cubierto de vasos, pinturas y tapiceras; llenose de ricos moblados; tuvo gran tren,
numerosa servidumbre y servicio magnfico la europea (Brazilense, p. 65). De modo
que en el personaje de Emilia subyace una dualidad: la pugna entre la modernidad y la
naturaleza en el paisaje, lo que corresponde con su psicologa: Habia en ella la
trasfusion de dos almas, una de criatura y otra de heroina (Brazilense, p. 64); Soy... un
espritu en duda, un corazn que vacila! (Brazilense, p. 81).
El simbolismo del paisaje encarnado en Emilia en Romance brazilense
representa la dualidad y la dificultad para ajustarse a un modelo; pero tambin establece
la narracin en un conflicto vigente de identidades, el cual, al presentarse en un contexto
histrico-cultural en el que el mestizaje y la bsqueda de una identidad nacional no eran
una problemtica que tuviera la importancia para trascender en la literatura, podra
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identificarse con el conflicto cultural fronterizo. Los personajes que se han identificado
cercanos al crculo donde se gest Romance brazilense: Catarino Garza, Ignacio
Martnez, Len A. Obregn, bien pudieran ser representados con la dualidad de Emilia,
quienes en suelo norteamericano eran considerados la inculta raza mexicana, y por otro
lado, en tierras mexicanas, la indeseable modernidad norteamericana. Con Emilia,
lograron plasmar una fusin entre ambas fuerzas, donde se seleccionan los aspectos que
se consideran positivos de cada uno: de la modernidad el embellecimiento y la
construccin inteligente, como la propuesta por Emilia en la casa; y de la naturaleza la
conservacin de los elementos naturales.
Semntica de los personajes
En el siglo XIX, despus de las independencia de los pases latinoamericanos, era
imperativo modernizar y uniformar la vida social hispanoamericana nation-building
(Bors, p. 225); la novela es uno de los signos mayores de la modernidad
hispanoamericana en el XIX (Cornejo Polar, 2003, p. 109) y era fundamental en el
desarrollo de este proceso: en tal empresa juega un papel esencial el idioma como
productor de la imagen socializada de la comunidad nacional y como espacio que en s
mismo puede realizar la homogeneidad que requiere la nacin para existir como tal
(Cornejo Polar, 2003, p. 99).
La novela decimonnica latinoamericana, al abordar conflictos de familia y
relaciones interpersonales, es, en realidad, como si en aquella y en sta se ventilaran
asuntos que en distinta escala fueran los que agobiaban a las naciones, pero
tambin como si la nacin misma tuviera una consistencia homloga, y una
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problemtica paralela, a la de sus organismos menos complejos (Cornejo Polar, 2003,
p. 111). Para Doris Sommer, the amorous overtones of 'conquest' are quite appropriate,
becouse it was civil society that had to be wooed and domesticated after the creoles had
won their independence19 (Sommer, p. 6). En este proceso de cortejo de la sociedad
civil, la novela juega un papel fundamental.
Los conflictos familiares y de relaciones personales son empleados en la novela
latinoamericana de manera simblica al representar las relaciones de mestizaje
homologacinnecesarias para la concrecin nacional:
The coherence comes from their common project to build through
reconciliations and amalgamations of national constituencies cast as lovers
destined to desire each other. This produces a surprisingly consistent narrative
form that is apparently adequate to a range of political positions; they are moved
by the logic of love20 (Sommer, p. 24).
En la narrativa mexicana, el mejor ejemplo de la narracin con fines ideolgicos
es la obra de Ignacio Manuel Altamirano, quien establece una diferencia entre la novela
histrica y sentimental. La primera tena fines didcticos, morales y polticos, mientras
que la segunda era escrita simplemente para esparcimiento. Sin embargo, tambin
reflexiona en la posibilidad de reunir el encanto y la moral para influir ideolgicamente
en una parte ms amplia de la poblacin: En el cuento de amores el ingenio puede
19 Las resonancias amorosas de la conquista son absolutamente apropiadas, porque era la sociedadcivil la que deba ser cortejada y domesticada despus de que los criollos conquistaron suindependencia. Traduccin de Sonia Jaramillo y Adriana de la Espirella en Doris Sommer. Ficciones
fundacionales. Las novelas nacionales de Amrica Latina. Bogot: Fondo de Cultura Econmica, 2004.p. 23.
20 La coherencia nace de su proyecto comn de construir un futuro mediante las reconciliaciones yamalgamas de distintos estratos nacionales imaginados como amantes destinados a desearsemutuamente. Esto produce una forma narrativa consistente que puede asimilar distintas posicionespolticas que est impulsada por la lgica del amor. Traduccin de Jos Leandro Urbina y ngelaPrez en Doris Sommer. Ficciones fundacionales. Las novelas nacionales de Amrica Latina. Bogot:Fondo de Cultura Econmica, 2004, p. 41.
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hacer lo que quiera; y ya que lo puede todo, por qu no reunir el encanto a la moral?
(Altamirano, 2002, p. 38)
Una de las novelas ms acabadas en la sntesis del cuento de amor y la
ideologa, esEl Zarco; en sta la funcin simblica no slo echa mano de las relaciones
personales, sino que tambin como se demostr arriba carga de significado la
descripcin paisajstica.
Dos crticos han hecho aportaciones importantes en la interpretacin simblica
de los personajes de El Zarco: Doris Sommer, quien analiza la relacin entre los
personajes en trminos de mestizaje, y Evodio Escalante, quien se centra en la relacinsubordinante capital-provincia.
Sommer revisa las caractersticas de los personajes a partir del discurso
descriptivo del narrador, vinculndolos con ciertos estereotipos raciales. Para la autora,
Nicols indio honesto y trabajador, dueo de una herrera, quien se mantiene
indiferente al amor de la mestiza Pilar, puede representar a the Mexican masses who
continued to defer to ecclesiastical and economic elites (Sommer, p. 225), mientras que
la madre de Manuela, quien intenta persuadir a su hija de relacionarse sentimentalmente
con el herrero, representa a los liberal intellectuals (Sommer, p. 226), a una
vanguardia republicana que su hija abandona por pretensiones aristocrticas. Manuela
rechaza al indio y prefiere al personaje que da nombre a la novela; un bandido con
aspecto extranjero su color blanco impuro, sus ojos de ese color azul claro que el
vulgo llama zarco, sus cabellos de un rubio plido y su cuerpo esbelto y vigoroso, le
daban una apariencia ventajosa (Altamirano, 1964, p. 44), con lo que sta representa
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a the monarchist Creoles who pine after a European prince when they have an Indian
prince for president (Sommer, p. 226).
De acuerdo a la interpretacin de Sommer, en El Zarco los responsables de la
prostitucin del pas ante los extranjeros son Manuela Mexico whose self-defeating
opportunism mistakes dazzle for elegance (Sommer, p. 226), y Nicols, quien dirige
su deseo a la persona equivocada. Es la mestiza Pilarenamorada desde un principio
de Nicolsquien termina rescatando al indio Nicols del fracaso sentimental y de las
corruptas fuerzas armadas federales, por lo que, para Sommer , sta representa a
Mexico's new mestizo ideal (Sommer, p. 226). De este modo, la unin entre Nicols y
Pilar, simboliza la concrecin del proyecto nacional.
Por otro lado, Evodio Escalante resalta la forma en que El Zarco propugna una
situacin de equilibrio ideal, cuasipedaggica (Escalante, p. 169). En la novela se
distingue la bsqueda del equilibrio entre centralismo y federalismo, entre el poder
central y la regin:
El juego ideolgico consiste en que la existencia de la regin justifica la
existencia del poder central. Para que el equilibrio de la regin autnoma,
alterado por el artero funcionamiento de una banda de salteadores, pueda
restablecerse, tiene que intervenir, como si se tratara de un recurso ideado por la
Providencia, la autoridad del seor presidente (Escalante, pp. 169-170).
Escalante distingue en el Yautepec de El Zarco un pueblo que representa la
bsqueda de su estabilidad: estabilidad entre lo forneo y lo local como se seal enel anlisis del paisaje, y entre la regional y el centro. Esta caracterstica es sostenida
por los elementos hegemnicos: los naranjos y limoneros, que no slo dominan sobre
la flora local, sino que sostienen la economa del pueblo al ofrecer su fruto a la capital; y
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el centro con su intervencin en los conflictos con los bandidos, al brindarle poderes
extraordinarios a Martn Snchez paraencima de la legalidadacabar conEl Zarco.
Sobre esto reflexiona Escalante, ya que es mediante un procedimiento ilegal, en el que
Benito Jurez otorga poderes fuera de la legalidad, como se logra controlar a los
bandidos. Sin embargo, la situacin pasa desapercibida por la relacin simblica que se
establece entre los personajes involucrados y elementos axiolgicos de carcter positivo:
Martn Snchez deja de ser Martn Snchez, se convierte as, en abstracto, en la
honradez. El presidente Benito Jurez tambin trasciende su nombre y su circunstancia:
se convierte, gracias a la magia de unos enunciados, en la ley de la salud pblica
(Escalante, p. 177).
El carcter simblico de la narrativa decimonnica del siglo XIX, es tambin
evidente en expresiones muy cercanas a Romance brazilense, como en la novela La
nica mentira de Felipe Guerra Castro, publicada por entregas en el peridico La voz de
Nuevo Len y rescatada gracias al trabajo de crtica textual que efectu Florencia Romo
sobre un manuscrito autgrafo y algunos recortes del peridico. En la novela, la relacin
entre Serafina y Apolonio representa la relacin entre la democracia y la aristocracia,
simbolismo que es manifiesto:
Entr, pues, Finita, en el dcimo ao de vida y entonces, cuando Cumplido tena
ya casi treinta, fue cuando ocurri el ya relatado encuentro ent re la
democracia, representada por Serafina, y la aristocracia, representada por
Apolonio (Guerra Castro, p. 445).
Lamentablemente, de la novela de Guerra Castro, por conservarse incompleta, es
difcil aventurar interpretaciones de orden ideolgico ms complejas, y mereciera un
estudio aparte hacer alguna hiptesis al respecto.
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EnRomance brazilense el primer aspecto a considerar en torno a sus personajes
es su complejidad: a pesar de que no dejan de ser caricaturescos en funcin de la
rep